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Buscando la paz

Por Rubén A. Dalby, F.R.C.


Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.

En la actualidad se habla mucho de buscar la Paz, de acabar con todos los conflictos del
mundo y vivir armoniosamente; pero, ¿qué es la Paz? Es el estado en que se halla un país
que no está en guerra con ningún otro. Desde el punto de vista de la tranquilidad, es la paz
de la conciencia. No perturbar, no molestar, la igualdad; en fin, un estado armonioso.

Pero, ¿dónde encontramos Paz? Sólo puede lograrse internamente, así que quien no pueda
hallarla en su interior, no podrá encontrarla en ninguna parte.

La Paz no mora en el mundo exterior, sino que reside en nuestra propia alma. Aunque la
busquemos por diversos caminos y por todos los rincones del mundo exterior, quedará
siempre muy lejos de nuestro alcance, puesto que la buscamos en donde no está. Por ello,
hasta que subordinemos las exigencias materiales o mundanas, alcanzaremos los más
anhelados planos de felicidad y de Paz.

Estar en unión con Dios es estar en Paz; por eso es importante que el hombre o la mujer
estudie y medite en el concepto de su Dios, pues dependiendo de sus estudios y reflexiones
cambiará su idea de lo infinito. Al ampliar nuestro horizonte mental somos más
comprensivos con los demás, nos hacemos conscientes de que todos formamos parte de
Dios, porque en cada uno de nosotros se refleja su vibración de vida y amor.

En síntesis, somos una gran familia y estamos más unidos de lo que pensamos, pues para
recibir el oxígeno necesario para el proceso de oxigenación de la sangre todos respiramos
del mismo aire si estamos en un mismo lugar.

Así, por medio del estudio y la meditación, llegaremos a convencernos de que Dios es
ilimitado y por ello no podemos enmarcarlo en conceptos de tiempo y espacio, pues lo
infinito no tiene límites; lo es TODO.

En el interior de cada cual reside la causa de cuanto pueda acontecerle, así que cada cual
tiene el poder de determinar lo que ha de sucederle. Todas las cosas del universo material y
visible tienen su origen en el mundo espiritual e invisible, en el mundo de los pensamientos.
Este es el mundo de las causas; aquél, el de los efectos. La naturaleza del efecto depende de
la naturaleza de la causa. Aquello que uno viva en su mundo invisible del pensamiento, se
realizará continuamente en su mundo material y visible.

De manera que, si queremos cambiar nuestras condiciones actuales, debemos cambiar


nuestros pensamientos; la modificación debe tener efecto en el mundo invisible de nuestra
mente. Si estamos conscientes de esto podremos vivir dentro de la verdad, salir de la
desesperación y el negativismo, atraer salud, vigor y abundancia, y obtener Paz y Armonía.
Recordemos que el secreto del poder supremo consiste en unir los agentes manifestados en
el exterior con el poder que reside en nuestro interior.

En el grado en que abran su ser a la acción de las fuerzas interiores, dependerá si llegan a la
celebridad o si no pasarán de la mediocridad. Si uno de ustedes es pintor, no puede dar
forma estable ni tener inspiraciones más elevadas que las de su propio espíritu. Así pues,
debe de abrirse a la Fuente Suprema de toda inspiración.

Quien entre en el reino de este elevado conocimiento no ha de llevar consigo las insanas
superfluidades que muchos se disputan hoy por considerarlas un sostén más firme en este
mundo, sino que las evitará por ser indeseables. Cuando reconozcamos las fuerzas
superiores, buscaremos con más diligencia la verdadera riqueza de la vida, en vez de
dedicarnos sólo a atesorar cosas materiales que no elevan nuestro nivel espiritual. El
fundamento para alcanzar la verdadera Paz en todas las fases de la vida, es encontrarla
primero internamente y luego intentar obtenerla a nivel mundial.

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