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Introducción

Entendiendo que, desde sus orígenes, nuestra especie ha intentado entender el mundo que nos
rodea apelando para ello a diversas interpretaciones, hemos de intentar apegarnos a una
estructura lógica más formal que nos permita abordar el tema que motiva el presente trabajo.
Para ello ,los conocimientos adquiridos en clases y la información concebida por los autores
sugeridos para leer han destacado reiteradamente la inexistencia de una específica definición que
encasille en todos sus términos y significantes tanto en el pasado como en el mundo
contemporáneo al mito.
MITO SEGÚN BARTHES

El escritor, filósofo y semiólogo francés explica, en su texto “Mitologías”, que el mito se entiende
como una forma, un concepto o una idea de dar significado a algo, de dar un sentido. Es la forma
que adapta el lenguaje del ser humano para comunicar algo. Por tanto, todo puede ser mito. En
palabras de Barthes “el mito es un habla” pues el simple hecho de hablar acerca de un objeto (o
elemento de la realidad) constituye ya a un mito.

El mito no es exclusivamente una representación verbal, sino que también puede ser visual,
porque cualquier objeto se puede transformar en lenguaje, como por ejemplo la pintura, la
fotografía, la escultura, entre otros medios, El sentido e interpretación de este lenguaje
generalmente dependen del momento histórico en el que el mito se sitúe. De ello, se desprende
que el mito comprende varias manifestaciones del intelecto humano, no es exclusivamente verbal
pues va mucho más allá: pertenece al campo de la semiología, Es decir, los objetos pasan a
adquirir diferentes significados determinados por el contexto, el tiempo, el contexto social en el
que se sitúan aquellos objetos.

Para comprender la definición de mito propuesta por Barthes es necesario conocer previamente el
significado y relación que tiene este con la semiología, ciencia que en palabras generales se aboca
al estudio de la relación entre dos términos; un significante y un significado los que abrirán paso a
un tercer término, el signo.

Se entiende por significante al objeto literal presente en la realidad, el objeto en sí, sin sustancia,
sentido ni interpretación. El significado es aquel que le da intencionalidad al significante, lo hace
entendible y por tanto es subjetivo ya que va a depender del análisis personal o colectivo de
quien/es lo presencien. El significado hará entendible el significante y a su vez lo transformará en
un signo, es decir, en una interpretación que permite que el significante adquiera vida y por lo
tanto, que este se convierta en un mito.

Las formas de habla mítica (ya sean verbales y/o visuales) pasan a tener siempre una función
significante cuando son convertidas en lenguaje, es decir, en un signo. Cabe señalar que el
significante consta de una ambigüedad, puesto que se puede dar a interpretar según el sentido
que tiene el mito (interpretación psicológica) y su forma (interpretación del objeto físico), los
cuales estructuran el signo.

Los objetos descritos en el mito pasan a adquirir diversos significados determinado por el
contexto, el tiempo, la sociedad, aquellos factores externos que rodean y dan lugar a dichos
objetos y al mito en sí. Es en este punto en donde aparece la importancia del tiempo histórico en
el que el mito se sitúa. El mito no es fijo: evoluciona a medida que el tiempo transcurre y la
sociedad, la cultura, el mundo en el que ser humano se sitúa, avanza y se transforma; es mito es
contingente y objetivo. Además, al situarse en un tiempo histórico, este concepto puede permitir
crear historias nuevas y da origen a una función, la cual puede explicar alguna conducta/
razonamiento y acción humana.

El momento histórico no sólo afecta el contenido del mito, sino que también el concepto del mito
en sí. Por ello, este se llega a convertir en un término abierto y se logra definir a partir de su
contenido. Así, el contexto del mito, sus circunstancias, son puestos en el lugar de significante y es
interpretado de diferentes formas según la era histórica en el que éste se sitúe.

En cuanto a su estructura formal, el mito se entiende como un lenguaje robado, pues así como
el lenguaje parte como una recreación de signos, el mito debe valerse de este para llegar a ser
inteligible para todo el mundo. En este contexto, la utilización del lenguaje puede originar
vertientes de interpretación que se adaptan a diferentes instancias creativas. En particular, el
mito científico, utiliza un lenguaje que da a los signos una interpretación específica entendible en
el concierto de la comunidad a la que se dirige. En esta perspectiva, el mito lírico, trata de
entregar signos propios de un metalenguaje para terminar creando el espacio para estructurar
nuevas interpretaciones acerca del mito original y su significado,

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