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DE LA PALABRA A LA VIDA
La semana pasada comenzábamos el tiempo de Adviento, las cuatro semanas
previas a la fiesta de Navidad, en la que nos preparamos para celebrar y actualizar
el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la
Navidad. Y nos hacíamos el propósito de aprovechar los medios que tenemos y
se nos ofrecen durante este tiempo para que la Navidad no nos encuentre
adormecidos, despistados con otros temas, y podamos salir al encuentro de Cristo
En este II domingo de Adviento, el evangelista Marcos nos habla
del comienzo de la Buena Noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y al comienzo,
lo que resuena no es la voz de Jesús, sino la voz de los profetas, cuya misión es
roturar -arar como hacían nuestros antepasados con la tierra para preparar la
cosecha-, la aridez de los corazones. Jesús no llega al corazón de las personas así
por así. Necesita precursores, alguien que le prepare el camino. Juan Bautista
recoge las palabras de Isaías y predica y prepara... "Una voz grita en el desierto".
¿Acaso nuestros oídos están taponados? ¿No oímos? O lo que es peor, ¿no hay respuesta?
Pedía el Señor que se hablase al corazón de Jerusalén, al corazón del pueblo. Ese Jerusalén somos hoy
nosotros, la Iglesia. ¿Quién es quien habla con profundidad al corazón? Jesús. Sus palabras fueron siempre
de vida y de gracia y llegaban al corazón de la gente, especialmente a los que más sufrían. Hablar al
corazón, es decir palabras sinceras y sentidas, palabras vivas: la palabra que el hermano necesita y espera.
Es hablar desde la comprensión y la empatía (de percibir lo que el otro puede sentir). Es proyectar un
haz de luz en la noche del que sufre. Es encender la esperanza. Es hablar desinteresadamente. Es hablar
desde, y para el amor.
Hoy NO HABLAMOS AL CORAZÓN. Hablamos más al cerebro, para convencerle de nuestras ideas
o ideologías. Hablamos a las pasiones, para despertarlas o comerciarlas. Hablamos a los sentidos, para
provocar en ellos necesidades y apetencias. Hablamos al bolsillo, para sacar el dinero, para obtener un
beneficio. Pero… al corazón no llegan nuestras palabras. Pensemos ahora en los medios de comunicación,
pensemos en los discursos de los políticos, en los mensajes de todos esos famosos y famosillos que
deambulan por la vida social, en las enseñanzas de los educadores, en nuestros diálogos en familia o
nuestras conversaciones cotidianas... Hemos de confesar que la mayoría de las veces nuestros diálogos
pecan de superficiales. Hablemos, pues, al corazón: que los padres hablen al corazón de sus hijos; que los
educadores hablen al corazón de sus alumnos; que los gobernantes hablen al corazón de su pueblo; que
los artistas hablen al corazón del mundo.
"Preparad el camino al Señor..." cantamos y escuchamos repetidamente en este tiempo de Adviento.
¿Qué pasos ha de dar el hombre? ¿Qué caminos tiene que preparar? ¿Cómo ha de preparar su corazón?
Todos podemos dar pequeños pasos, que uno tras otro, son un gran trecho que podemos recorrer con la
ayuda de Dios. El primer paso es creer, es decir, fiarnos de Dios, creer porque Él (Dios) nos ama.
Un segundo paso para preparar ese camino sería dejarnos limpiar mediante Sacramento de la
Reconciliación, experimentamos el perdón con Dios y el encuentro con los hermanos que, más o menos,
también andan como nosotros.
Compartamos. No tendríamos tantas cosas si supiéramos compartir. Recordemos las palabras del
Precursor: "El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga
lo mismo". Otro paso a dar es hacer crecer el deseo de Dios, que eso es Adviento. Desear a Dios por
encima de todo.
Y, por último: Amemos. Amemos a Dios que tanto nos ama, y al prójimo como a nosotros mismos.
Preparar la Navidad es llenar de espumillón y de flores de pascua nuestras casas, es “darse” por los demás.
Esto es lo que llamamos conversión. Y toda conversión es un proceso que debemos recorrer en pequeños
pasos. Hoy la Palabra de Dios nos invita a convertirse o cambiar totalmente nuestra vida, a empezar a vivir
de nuevo, a ser el hombre o la mujer nuevos: el de la fe, la esperanza y el amor en todas sus dimensiones.
El Dios que se nos hace presente, el Dios de las promesas y de la gracia, está y viene a nuestra vida.
Pidamos hoy, con fe, que venga a nosotros su reino; que pase este mundo; que todo se renueve; que venga
Jesucristo, nuestro Señor. Que así sea.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA: tarde en cumplir su promesa, como creen
Preparadle un camino al Señor algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha
Lectura de libro de Isaías 40, 1-5. 9-11 paciencia con vosotros, porque no quiere que
«Consolad, consolad a mi pueblo, ⸻dice nadie perezca, sino que todos se conviertan. El
vuestro Dios⸻; hablad al corazón de día del Señor llegará como un ladrón.
Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su Entonces el cielo desaparecerá con gran
servicio, y está pagado su crimen, pues de la estrépito; los elementos se desintegrarán
mano del Señor ha recibido doble paga por sus abrasados, y la tierra con todas sus obras se
pecados.». Una voz grita: «En desierto consumirá. Si todo este mundo se va a
preparadle un camino al Señor, allanad en la desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa
estepa una calzada para nuestro Dios; que los ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la
valles se levanten, que montes y colinas se venida del Señor, cuando desaparecerán los
abajen, que lo torcido se enderece y lo cielos, consumidos por el fuego, y se
escabroso se iguale. Se revelará la gloria del derretirán los elementos. Pero nosotros,
Señor, y la verán todos los hombres juntos confiados en la promesa del Señor, esperamos
⸻ha hablado la boca del Señor⸻.» Súbete a un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite
un monte elevado, heraldo de Sión alza fuerte la justicia. Por tanto, queridos hermanos,
la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, mientras esperáis estos acontecimientos,
di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro procurad que Dios os encuentre en paz con él,
Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y inmaculados e irreprochables.
su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, Palabra de Dios.
y su recompensa lo precede. Como un pastor Te alabamos, Señor.
que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos y hace recostar a ALELUYA Sal, 84, 8
las madres.» Preparad el camino del Señor, allanad sus
Palabra de Dios. senderos. Todos verán la salvación de Dios.
Te alabamos, Señor.
EVANGELIO
SALMO RESPONSORIAL 84 Allanad los senderos del Señor
R. MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU † Lectura del santo evangelio según
MISERICORDIA Y DANOS TU san Marcos 1, 1-8
SALVACIÓN. Comienza el libro de Jesucristo, Hijo de
Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo
anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La envío mi mensajero delante de ti para que te
salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria prepare el camino. Una voz grita en el
habitará en nuestra tierra. R. desierto: “Preparad el camino del Señor,
La misericordia y la fidelidad se allanad sus senderos”» Juan bautizaba en el
encuentran, la justicia y la paz se besan; la desierto; predicaba que se convirtieran y se
fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira bautizaran, para que se les perdonasen los
desde el cielo. R. pecados. Acudía la gente de Judea y de
El Seño nos dará la lluvia, y nuestra tierra Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los
dará su fruto. La justicia marchará ante él, la bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel
salvación seguirá sus pasos. R. de camello, con una correa de cuero a la
cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel
SEGUNDA LECTURA: silvestre. Y proclamaba: ⸻«Detrás de mí
Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva viene el que puede más que yo, y yo no
Lectura de la segunda carta del apóstol merezco agacharme para desatarle las
san Pedro 3, 8-14 sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero
Queridos hermanos: No perdáis de vista él os bautizará con Espíritu Santo.»
una cosa: para el Señor un día es como mil Palabra del Señor.
años, y mil años como un día. El Señor no Gloria a ti, Señor, Jesús.
CANCIONES LITÚRGICAS
D IO S N O S HA B LA CA D A D ÍA
Lun 11-12: Is 35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26. Mar 12-12: Eclo 24, 17-22 (o bien: Rm 8, 28-30)
Sal: Lc 1, 46-55; Lc 1, 39-48. Mie 13-12: Is 40, 25-31; Sal 102; Mt 11, 28-30. Jue 14-12 (San
Juan De la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia): Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15. Vie
15-12: Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 11, 16-19. Sáb 16-12: Eclo 48, 1-4.9-11; Sal 79; Mt 17, 10-13.
Dom 17-12 (Domingo III de Adviento): Is 61, 1-2a.10-11; Sal: Lc 1, 46-54; 1Ts 5, 16-24; Jn
1, 6-8.19-28