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Roque Dalton. Poesía escogida. Selección del autor. Prólogo de Manilo Argueta. San 10
Roque Dalton. Poesía escogida. San José: Editorial Universitaria Centroamericana,
José, Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana, 1983. 1983, pág. 70.
José Ortega y Gasset. Misión de la universidad, Kant, La deshumanización del arte. 11
Roque Dalton. Taberna y otros lugares. [1966] San Salvador, UCA Editores, 1983,
Madrid: Galo Sáez, 1936. pág. 92.
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observaciones de este tipo: “Debemos reconocer que al aceptar que hay no, el amor de la amada muerta -que es el amor a sí mismo, el amor
palabras que no se pueden decir de ninguna manera establecemos un romántico- por el amor de la amada en el pueblo oprimido, el amor
hecho gravísimo”.12 multiplicado, integrado, finalmente trascendido. También la recurren-
Esta rebelión no puede descansarse en la complacencia del esteticis- cia a la muerte, al sacrificio, a un más allá que no es el Paraíso de las
mo. El arte ya no puede ser la pluma que adorna el sombrero, el paisa- grandes religiones sino la memoria de los hombres y mujeres que deben
je que embellece la pared del individuo alienado (sea el oprimido o el sobrevivirlos pertenece al linaje romántico. Elementos que encontramos
opresor), sino el hacha del leñador que golpea el bosque, el martillo del reunidos todos en otro poeta de la generación: Ernesto Che Guevara.
obrero que golpea el hierro y no la herramienta que mueve el brazo, el “En la lengua del sueño” es ese tipo de poesía en prosa que como
fusil del hombre masa que se revela contra su categoría social de masa nadie ensayará Eduardo Galeano en su trilogía Memoria del fuego. Pero
informe al servicio de un orden heredado. Dalton todavía incluye el narrador poético en primera persona. El noso-
tros de la poesía crítico-revolucionaria es reconocido antes que nada por
Yo llegué a la revolución por la vía de la poesía. Tú puedes llegar (si lo deseas, sus individuos, por sus grandes nombres. Pero el yo todavía predomina
si sientes que lo necesitas) a la poesía por la vía de la revolución. Tienes por lo tanto en los versos aunque ya no en el mundo poético de sus autores.
una ventaja. Pero recuerda, si es que alguna vez hubiese un motivo especial para que
te alegre mi compañía en la lucha, que en algo hay que agradecérselo a la poesía.13 Mito y utopía en la literatura comprometida latinoamericana
La poesía crítico-revolucionaria y la antipoesía renuncian a la rima Una constante que podemos observar en la literatura y el pensamien-
como recurso fundamental. Pero no renuncia al ritmo de las palabras, al to latinoamericano desde la Conquista hasta nuestros días es la aspira-
verso que nos recuerda el inevitable y necesario diálogo con la tradición. ción de Liberación. Esta necesidad nace con la percepción de un pecado
Aunque desparejo, no renuncia al metro del verso, a las aliteraciones. original que se renueva al mismo tiempo: Liberación de las amenazas
Los escritores comprometidos saben que el arte no es política pero no cíclicas del cosmos precolombino; la liberación de la furia de los dioses;
conciben un arte libre de sus implicaciones políticas. la liberación del conquistador; la liberación del colonizador; la libera-
En cierta forma, la poesía revolucionaria rechaza la aparente aliena- ción del despojo y la esclavitud; la liberación del caciquismo primero y
ción de la estética en un mundo que se sirve de ella para reproducirse, y del caudillismo después; las sucesivas liberaciones de los imperios espa-
procura la integración de ética y estética como resultado de un mundo ñol, británico y norteamericano; la liberación de la opresión de clases; la
que procura romper los límites establecidos por un orden social injusto. liberación de la Iglesia Católica; la liberación de la teología y la teología
Es decir, el arte del rebelde será la reivindicación no sólo de otra realidad de la liberación; la liberación de la pedagogía del oprimido, etc.
sino que confirmará la existencia de la realidad más allá de los reflejos. Esta aspiración de liberación se articula de dos formas diferentes, a
Será, en su integración de ética y estética, una declaración ontológica veces en un proceso de mestizaje y sincretismo y otras veces de formas
y epistemológica: existe el mundo, un mundo doloroso que debemos conflictivas y contradictorias: la utopía humanista y el regreso a los va-
cambiar, un mundo que ha estado deformado por el diamante cuando lores comunitarios de la América indígena. Una, como continuación de
no oculto por sus propios brillos de colores. los ideales europeos de progreso de la historia; la otra, como regreso a un
Las metáforas siguen siendo las del romanticismo del siglo XIX. estado ideal, americano, interrumpido por esa misma historia.
Desde Pablo Neruda hasta Roque Dalton las palabras preferidas son las En ninguna de las dos variaciones observamos la opción oriental de
que nombran a la naturaleza. Salvo el futurismo que se propuso cantar la salvación mística del individuo apartado de la sociedad, como en el
a la máquina, la antipoesía de Nicanor Parra que procuró bajar al poeta budismo o en el misticismo cristiano. En ambas -la variación utópica y
del Parnaso y subir la voz del hombre común a los libros, la poesía revo- la mítica- el individuo, poseedor de una conciencia social, sólo se pro-
lucionaria no le canta a las ciudades ni a la máquina ni a la abstracción. yecta como un ser liberado luego del proceso de inmersión en los proble-
Si le canta al obrero no le canta a la industria. Si le habla al dinero, como mas sociales, políticos a través de la revolución o la purificación social.
Nicolás Guillén, le habla con burla, le habla con la ironía de la firma del El llamado escritor comprometido no puede centrarse en el “fenóme-
Che en los nuevos billetes cubanos de los años sesenta. no literario” como una manifestación aislada e independiente de la so-
La literatura comprometida o crítico-revolucionaria es el romanti- ciedad por varias razones: primero, porque, como fenómeno, no existe
cismo que ha encontrado al otro colectivo, que ha cambiado la soledad una literatura indiferente a su contexto, aunque cierto tipo de lectura
por la sociedad, el egoísmo por el altruismo, el autismo por el dolor aje- reclame el lícito derecho a ejercitarse sin el contexto original de donde
surgió el texto (Roland Barthes); segundo, porque el factor principal de
escritura de este tipo de literatura es el contexto, especialmente los con-
Ídem., pág. 93.
12
flictos de ese contexto.
Dalton, Roque. Taberna y otros lugares. [1966] San Salvador, UCA Editores, 1983,
13
pág. 11.
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Podemos advertir un factor central y fundacional de los escritores sino adversarios que han hecho la opción contraria, evitando el cambio,
comprometidos que aparece negado -ya que no totalmente ignorado- la revolución, la igualdad, la justicia y, finalmente, la liberación.
en los escritores “no comprometidos”: la relación particular del creador La temática de Roque Dalton, su tono lírico, recuerda a otros poetas
individual y la sociedad de su época. Veremos que el escritor comprome- comprometidos como Pablo Neruda. En la misma dirección pero por
tido se reconoce como individuo, como yo, en un mundo en crisis. Es caminos diferentes seguirá Eduardo Galeano: los mitos autóctonos, las
la angustia existencialista -el individuo y su libertad- y es la conciencia leyendas que nutrieron la literatura latinoamericana y la historia de la
del revolucionario como “denunciador del presente”. Esta denuncia del Conquista europea narradas desde la otra voz. Es la visión de los venci-
presente será realizada casi siempre desde una perspectiva histórica que dos: los dioses autóctonos perdieron porque eran ingenuos. La crueldad
revela una decadencia y una injusticia. Una conciencia que es producto es requisito del vencedor, de la conquista y de la liberación (“Matar un
de la modernidad y de su desilusión. tigre”).
Una vez producida esta conciencia crítica, el escritor comprometido En “El duende” recrea una leyenda americana que recuerda a las
no vuelve su mirada hacia su yo sino para expresar el conflicto social, leyendas de Neruda y del más lejano Adolfo Bécquer en Desde mi celda:
histórico. No se refugia en la torre de marfil, en la literatura solipsista; es el romántico que no cree pero mira hacia el pasado en busca del tiem-
no reivindica la fantasía como mero juego de la imaginación, como ejer- po perdido, del tiempo desgarrado por la historia, por la violencia de la
cicio de evasión, como única posibilidad ética, sino que la concibe como historia. También Octavio Paz vuelve su mirada a los mitos americanos,
fin y como medio. Como fin, según la filosofía estética predominante a las leyendas y a las piedras del antiguo México. Pero no toma la voz de
que reconoce un universo de reglas que le son propias al arte, que son los vencidos sino la del antropólogo que escribe en verso.
propias de una dimensión humana que no puede ser abarcada por otras La poesía crítico-revolucionaria ha sido, sucesivamente, la poesía de
disciplinas, como la psicología o el pensamiento abstracto; como me- la esperanza, de la lucha, de la resistencia y, finalmente de la derrota. Es
dio, según su filosofía social, que generalmente lo llevará a asumir un el camino trágico del héroe. La derrota, la muerte es la suspensión del
compromiso, una necesaria conexión -ética- entre ese universo artístico, triunfo final, como la noche procede al día. Podría resultar incompren-
individual, y el universo político, social. Como fin y como medio, en el sible que la literatura crítico-revolucionaria no se haya caracterizado por
entendido de que la obra de arte es salvadora, es reconstituyente de la el naturalismo europeo y, por el contrario, haya optado por la re-mitolo-
humanidad y la unidad perdida, la ética y la estética reunidas otra vez gización americana. Pero la poesía críticorevolucionaria, en cambio, no
para una obra de arte integral. abandona el tiempo y el espacio mítico. Por el contrario, lo revindica en
Si para el marxismo la conciencia de “los hombres” es un produc- nombre de una revolución que es hija de la historia y, más precisamente,
to de un orden económico, de una infraestructura, de un momento de de la modernidad. En la América conquistada, en la América margi-
la historia, para el revolucionario esa conciencia comienza por una ex- nal, la modernidad nunca es completa sino contradictoria. Los poetas
cepción: la vanguardia (no el pueblo) alcanza la conciencia, provoca el revolucionarios ensayan su originalidad como regreso al origen; no es
cambio estructural mediante una necesaria violencia y, finalmente, este la adopción de lo nuevo que le fue largamente impuesto sino la perma-
cambio hace posible la nueva “conciencia de los hombres”, el hombre nente adopción de unos dioses en los cuales no cree pero con los que se
nuevo. Podemos advertir aquí una superposición: el revolucionario -el solidariza. Dalton adopta a un espectro de Quetzalcoatl como metáfora
guerrillero, el intelectual comprometido- es el individuo que alcanza pero no como dios.
una conciencia crítica en un estado de crisis de la sociedad.14 Pero ni Pocas religiones hubo más socialistas que el cristianismo primitivo.
él ni mucho menos el resto de los individuos alienados por la sociedad Pocas, sino ninguna otra, fundaron y representaron el capitalismo y al
decadente podrán alcanzar la liberación sin antes cambiar la sociedad. vencedor como el cristianismo tardío. Los poetas crítico-revolucionarios
Aunque poseedor de la conciencia crítica inicial, el revolucionario se como Neruda, como Dalton, como Galeano no creen en los antiguos
reconoce impuro y necesariamente infeliz debido a que no hay hombre dioses americanos sino en el alma de los pueblos que creyeron en ellos y
nuevo, hombre liberado en una sociedad corrupta, doliente, decadente por ellos cayeron vencidos. Es un acto de desafío, entonces, adoptar o re-
sin una Nueva Sociedad. La plenitud debe armonizar ambos aspectos cuperar los cadáveres de la violencia y volverlos a la vida, como un gesto
del ser humano: el individual y el social. El divorcio de éste -el caso de del rebelde americano que se representa como revolucionario europeo.
los intelectuales no comprometidos, burgueses, esteticistas- produce in- Bécquer todavía es un romántico cristiano. En un país orgulloso y en
dividuos alienados, reproductores y legitimadores de un presente injusto. derrota, podía admirar el progreso y lamentarse por el tiempo perdido.
Para el intelectual comprometido no existe intelectual no comprometido Del otro lado del océano, el romanticismo había sido la novedad europea
que importaron los intelectuales americanos para legitimar ante el arte la
independencia de las nuevas naciones. En el siglo XIX todavía Esteban
Echeverría lo asociaba al espíritu cristiano y a la liberación (humanista)
José Martí: “Los tres héroes” (liderazgo moral entes que el pueblo) [1889].
14
de los individuos y de los pueblos. En el siglo siguiente, católicos como
Bombona? Cita de Bolívar en la independencia cuando el pueblo no quería, etc.
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