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Razón y Revolución nº 17 Razón y Revolución nº 17 21

No muy diferente es la reacción, la ideología y la sensibilidad de la


D OSSIER: EL ESCRITOR AUSENTE...
gran mayoría de los intelectuales españoles de su tiempo y de los tiem-
pos por venir: una constante reacción contra el cambio que sugería la
larga decadencia del imperio español, casi tan larga como la llamada
La poesía de Roque Dalton, Reconquista. Como fue casi una constante de la generación del '98, el
militante del PC salvadoreño, rechazo a un presente marcado por la decadencia y la derrota se traduce
demuestra que el artista que en la mirada hacia la naturaleza y hacia un pasado estático o hacia una
férrea interioridad defensiva, como en Unamuno o en Maeztu. Aunque
asume conscientemente un
Roque Dalton: ética y programa político no aban-
en la misma actitud de reacción contra los cambios de la historia moder-
na, será Ortega y Gasset quien comience a articular un pensamiento al-
estética de la liberación dona por ello la metáfora, ni ternativo a esta actitud esencialista que llevaba a los intelectuales, como
lesiona su estética. El texto Manuel García Morente, a afirmar que “la hispanidad es aquello por lo
revolucionaria que presentamos es una selec- cual lo español es español”.
Semejante y diferente es la obra de los latinoamericanos: en 1900,
ción y adaptación que el con Ariel, el uruguayo José Enrique Rodó impone la reivindicación de
Jorge Majfud* autor escribió para RyR de su España y de un pretendido espíritu latino en América. 1898 no sólo ha-
prólogo a��: Los testimonios, de bía significado el fin simbólico de España como imperio sino, sobre todo
Roque Dalton (Tenerife, Baile para los latinoamericanos, la confirmación de la nueva amenaza im-
del Sol, 2007). perial: Estados Unidos. Rodó le reprochará a Darío su torre de marfil
modernista. Por esta razón o por cualquier otra, el poeta nicaragüense
El marco histórico bajará a tierra y encarnará su talento en la reivindicación política hasta
convertirse en uno de los primeros íconos intelectuales de la nueva lu-
Cien años antes que Roque Dalton fuera expulsado de su país para cha social de los pueblos oprimidos. Tal vez el compromiso político lo
repetir el eterno viaje iniciativo del héroe por tierras lejanas, Adolfo tomó tan desprevenido como a Julio Cortázar. No fue el caso de otros
Bécquer se adentraba en la España íntima de las leyendas populares. escritores como Ernesto Che Guevara, Roque Dalton, Rodolfo Walsh,
Aunque la pluma del español no estaba libre de implicaciones políticas, Haroldo Conti, Juan Gelman, Osvaldo Dragún, Griselda Gambaro,
bien podríamos decir que su mirada hacia el pasado fantástico era la mi- Érico Verísimo, Pablo Neruda, Ariel Dorfman, Nicolás Guillén, Heberto
rada de un romántico tardío que salía de su yo atormentado. En su más Padilla, Ernesto Cardenal, Elena Poniatowska, Mario Benedetti y
famoso poema, “Rima LIII”, no sólo nos presenta un marco natural que Eduardo Galeano.
se repite eterno e indiferente a las pasiones humanas, sino que dentro En casi todos, la primera condición de la sensibilidad estética es la
de ese marco pone la historia del hombre y la mujer como individuos implicación ética. Esta estética de la ética casi siempre se tradujo al len-
que sólo pueden esperar la pérdida de la vida en un tiempo lineal que guaje más claro pero también más simple de la política partidaria. Es
no puede volver. Como en las cosmogonías más conservadoras desde decir, la gran reivindicación política del margen, de los oprimidos de
Hesíodo, todo cambio sólo podría agravar la corrupción, la pérdida de todo género, que en el fondo es una continuación del humanismo euro-
la armonía. “Porque, no hay duda -anotó el poeta-, el prosaico rasero de peo, se traduce en una toma de partido, en un compromiso concreto: la
la civilización va igualándolo todo. Un irresistible y misterioso impulso pertenencia a un partido político o la militancia revolucionaria.
tiende a unificar los pueblos con los pueblos, las provincias con las pro- Ya en Pablo Neruda nos encontramos con esta insistencia: el primer
vincias, las naciones con las naciones, y quién sabe si las razas con las romántico, perdido en las turbulencias existenciales de su individuali-
razas. A medida que las palabras vuelan por los hilos telegráficos, con el dad, baja de su tormentosa torre de marfil y pone los pies en la calle.
ferrocarril se extiende, la industria se acrecienta y el espíritu cosmopolita Al igual que Rubén Darío, Neruda encontrará en este descenso en la
de la civilización invade nuestro país, van desapareciendo de él sus ras- sociedad la verdadera transformación del individuo. Éste es el momento,
gos característicos, sus costumbres inmemoriales, sus trajes pintorescos entiendo, en que el humanismo, iniciado en el siglo XV con su dedo en
y sus rancias ideas”. el hombre como individuo, descubre su plena realización en su aparente
opuesto: la sociedad. Así surgirá la idea del Hombre Nuevo de Ernesto
Che Guevara, el romántico que murió con un libro de Pablo Neruda en
*
Jorge Majfud es un escritor uruguayo. Actualmente enseña literatura latinoameri-
cana en la Universidad de Georgia, EEUU.

Bécquer, Gustavo Adolfo. Desde mi celda. [1864] Edición, introducción y notas de 
Manuel García Morente, Idea de la hispanidad. Madrid: Espasa Calpe, 1947, pág.
Darío Villanueva. Madrid: Editorial Castalia, 1985, pág. 138. 201.
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su mochila, mezcla de utopía europea y mitología americana. Del carác- oficial, de la barbarie de la civilización europea y de la insaciable sed del
ter tormentoso y oscuro del romanticismo decimonónico, aislado y per- Próspero americano.
dido en su yo, los intelectuales revolucionarios descubren la alegría del No obstante, como José Mariátegui, Pablo Neruda, Mario Benedetti
compromiso social. Palo Neruda recuerda y poetiza este cambio así: o Eduardo Galeano, Roque Dalton encontrará un apoyo ideológico só-
lido en una tradición europea: el marxismo en algunos casos y el huma-
Cuando yo escribía versos de amor, que me brotaban nismo implícito en casi todos. Es decir, el derecho a la utopía, aunque
todas partes, y me moría de tristeza esa utopía sea el regreso al orden original, aunque esa utopía no sea el
errante, abandonado, royendo el alfabeto futuro soñado por los humanistas europeos sino el pasado destruido por
me decían: ‘Qué grande eres, oh, Teócrito!’ […] este mismo sueño con las armas ciegas de la ambición.
y luego me fui por los callejones de las minas
a ver cómo vivían otros hombres. […] Roque Dalton, un hombre de su tiempo
me dejaron de llamar Teócrito, y terminaron
por insultarme y mandar toda la policía a En 1956 los militares incendiaron la Universidad de El Salvador,
encarcelarme “una vieja casona donde cabían todas las manifestaciones científicas y
porque no seguía preocupado exclusivamente culturales”, según recuerda Danilo Argueta. “No se iba a permitir una
de asuntos metafísicos. casa de subversión en pleno centro de San Salvador” había dicho un
Pero yo había conquistado la alegría. funcionario militar que se vanaglorió de la acción vandálica. “De ese
fuego, entre esos humos, vaticinadores de lo que llegaría después, co-
En “¿Por qué escribimos?”, Roque Dalton lo formuló así, con un mienza a surgir la persona de Roque Dalton.”
tono festivo y provocador que recuerda al persa Omar Kayyam: Seis años después, en el libro de poemas El turno del ofendido, Dalton
introduce una dedicatoria al general Manuel Alemán Manzanares: “Para
Uno hace versos y ama conseguir fuertes sanciones en mi contra, hizo el mejor elogio de mi
la extraña risa de los niños vida, muy exagerado, a decir verdad…” El informe del militar, del 10 de
el subsuelo del hombre octubre de 1960, hacía referencia a un allanamiento donde le incautaron
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda, al bachiller Roque Dalton “varios libros de ideología puramente comu-
la instauración de la alegría nista, tales como El Materialismo Histórico, El materialismo dialéctico,
que profetiza el humo de las fábricas. Sóngoro Cosongo de N. Guillén, y otros”. El informe describe al poeta
Y en otro poema: como alguien que “constantemente vive agitando a la masa obrera, cam-
la alegría es también revolucionaria, camaradas, pesina y estudiantil”, incitando a los campesinos “para que protesten o
como el trabajo y la paz. empleen la violencia contra los terratenientes […] Es uno de los princi-
pales dirigentes intelectuales de todo este movimiento subversivo que ha
En Los testimonios leeremos el verso tradicional y el antipoema -técnica alterado la paz y la tranquilidad de la nación”. Seguidamente, el mismo
y poética que experimentaron Nicanor Parra y Mario Benedetti- para Dalton recuerda, considerando la modestia de sus propias obras: “El
terminar en una serie de viñetas en prosa que nos recuerda a Memorias general Manzanares actuaba de rectificación del verdadero vacío de mi
del Fuego y otros libros de Eduardo Galeano, tal vez sin la perfección vida. E hice un juramento solemne: a partir de entonces yo mismo me
que alcanzarán en este último. Pero no sólo es la forma: el tema de fondo encargaría de proveer de materiales en mi contra al juez. Por eso escogí
será, como en todos los anteriores, la historia frustrada, la ruptura de la mi profesión actual”.
memoria y el pecado original de la Conquista, la reivindicación de unos En estas palabras no sólo destaca la ironía sino lo que entiendo es la
dioses en los que no cree pero con los cuales el poeta se solidariza. Una dinámica histórica del intelectual comprometido: el individuo es trans-
historia indígena, una anti-historia -es decir, una mitología- americana formado por su espacio social, por los valores culturales y dialécticos que
que resulta una obligación ética y estética ante la injusticia de la historia cuestiona. Al punto de agradecer al propio enemigo por el favor. La re-
acción (y la confirmación) es una respuesta al contexto concreto, no un
simple idealismo individual, no un misticismo centrado en el yo -como

Pablo Neruda. Antología esencial. Selección y prólogo de Hernán Layola. Buenos el de Buda o el de Santa Teresa- que actúa en la sociedad, en la sociedad-
Aires: Losada, 1971, pág. 126.

Roque Dalton. Poesía escogida. San José: Editorial Universitaria Centroamericana,
1983, pág. 22. 
Dalton, Roque. Poesía escogida. Selección del autor. San José, Costa Rica: Editorial

Dalton, Roque. Taberna y otros lugares. [1966] San Salvador, UCA Editores, 1983, Universitaria Centroamericana, 1983, pág. 8.
pág. 116. 
Ídem, págs. 106 a 108.
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objeto, sin ser cambiado por ésta, sin intentar cambiarla como sujeto. Al El descubrimiento del yo en los ensayistas del siglo XVI (hombres y
igual que en los escritos de Ernesto Che Guevara, de Eduardo Galeano mujeres sin título de nobleza y por lo general conversos o bastardos) se
y de tantos otros, Los testimonios de Dalton marcan un periplo (1962- acentúa en el romanticismo del siglo XIX. Quizás haya una línea his-
1968) posterior al exilio: México, La Habana, Praga y vuelta a Cuba. tórica que une a los románticos de ese siglo con los existencialistas de la
En la tercer y última parte de Los testimonios, Dalton inicia con una segunda posguerra y los rebeldes de los años sesenta que protagonizan
cita de Bernal Díaz: “Después que a Dios, debemos nuestra victoria a la primavera del 68. En los tres casos se trata de la rebelión del individuo,
los caballos”. Especulando con la muerte de ese dios, reflexiona: “Los pero en los dos últimos es un individuo que se va descubriendo al des-
creyentes inconformes podrán pasarse al culto del caballo basados en la cubrir la sociedad. Al redescubrir el yo, el humanismo descubre el otro.
poca distancia que la Historia dejó establecida entre ambos. Por mi parte No es casualidad que la literatura del siglo XX -y en particular la poesía-
declaro que no pienso creer en el caballo”. De la poesía en verso pasa a repita el mismo proceso en cada individuo: del romántico alienado al
la poesía en prosa, a la viñeta fraccionada, decontructiva de la historia revolucionario social, del yo al otro, de la conciencia individual, solitaria
oficial. Con esta tercer y última parte de Los testimonios, Roque Dalton y desolada, a la conciencia social, colectiva, siempre amenazada por la
ha madurado y completado el perfil del intelectual comprometido, que propaganda; de la angustia metafísica del existencialismo a la alegría
es la consecuencia y la continuación de un espíritu humanista que se de la aventura colectiva. En “Hablan los exquisitos”, Dalton expresa la
desarrolla en Occidente a lo largo de varias centurias. Será este héroe conciencia de del revolucionario que aspira al hombre nuevo a través
dialéctico, quien reúna en una sola manifestación lo que el Occidente de una nueva sociedad, después del sacrificio del revolucionario que ha
capitalista separó: ética y estética. alcanzado la conciencia pero no la liberación de la moral anterior:
La literatura comprometida Supongo que somos un par de personas marcadas por el veneno de nuestra fas-
tuosa educación, por las mariposas negras de los templos, por los vampiros de las eli-
No podemos hablar de “literatura comprometida” ya que la litera- tes. Nos gusta el whisky, Maribel, nos gusta quedarnos demasiado tiempo desnudos
tura es un fenómeno social, cultural e histórico, por lo cual cualquier […] Nos fascina además el arrepentimiento.10
hipotético compromiso depende, en última instancia, de las interpre-
taciones que haga el lector de cada texto. Por otra parte, en América La forma de la ética, el deber de la estética
Latina no existió un fenómeno artístico de importancia que adhiriese a
los preceptos del “realismo socialista”, aunque en ocasiones los dirigen- Si fuese por la creatividad formal, hoy Sor Juana Inés de la Cruz no
tes más influyentes de la Revolución cubana se manifestaron a favor de sería Sor Juana: algunos versos suyos no tienen nada de originalidad,
este principio: “Dentro de la revolución todo, fuera de ella, nada”. pues su arte radica en una reivindicación, en su valor ético-estético de
Por lo general, los intelectuales resistieron o reaccionaron contra la observación crítica, en su lucidez y en su coraje dialéctico. Diferente,
los preceptos stalinistas del “realismo socialista” y adhirieron a corrien- la poesía revolucionaria se resiste a los prodigios de la forma en su bús-
tes estéticas y de pensamiento de Europa occidental, especialmente de queda de la rebelión del significado. Dalton es en parte consciente o
Francia y del existencialismo de postguerra. Incluso Ernesto Guevara sospecha la vanidad de los prodigios estéticos
(que paralelamente criticó la burocratización del bloque socialista) to- Como decía Enrique Muiño, cuando mueren las palabras comienza
mará una posición a favor de la libertad de la creación artística. la música, y eso es muy grave para quienes no somos inmunes a los dolo-
Sin embargo, al separar la ética de la estética, nuestra cultura alienó res de cabeza de 70 amperios. Uno de los crímenes más abominables de
y privatizó el referente trascendente a uno: la ética. Es decir, hizo de la la civilización occidental y la cultura cristiana ha consistido precisamen-
estética el mundo de la forma y lo superfluo, de la belleza descarnada, te en convencer a las grandes masas populares de que las palabras sólo
de lo prescindible, del lujo. El arte alienado se vanaglorió de “la intras- son elementos significantes. Que la palabra cebolla sólo tienen sentido
cendencia del arte”. El arte comprometido, por el contrario, realizó la por la existencia de la cebolla.11
conmovedora experiencia de la reunificación. El compromiso personal En la misma tradición filosófica que se continúa con el psicoanálisis
ha creado lo que llamamos aquí una “estética de la ética”. Es en ese sen- (la realidad existe y se encuentra oculta detrás de los símbolos) y en la
tido que nos referimos cuando hablamos de “arte comprometido”. renovación siguiente que pone en los símbolos mismos una categoría
de lo real, Dalton encuentra un indicio de la existencia de la realidad en


Roque Dalton. Poesía escogida. Selección del autor. Prólogo de Manilo Argueta. San 10
Roque Dalton. Poesía escogida. San José: Editorial Universitaria Centroamericana,
José, Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana, 1983. 1983, pág. 70.

José Ortega y Gasset. Misión de la universidad, Kant, La deshumanización del arte. 11
Roque Dalton. Taberna y otros lugares. [1966] San Salvador, UCA Editores, 1983,
Madrid: Galo Sáez, 1936. pág. 92.
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observaciones de este tipo: “Debemos reconocer que al aceptar que hay no, el amor de la amada muerta -que es el amor a sí mismo, el amor
palabras que no se pueden decir de ninguna manera establecemos un romántico- por el amor de la amada en el pueblo oprimido, el amor
hecho gravísimo”.12 multiplicado, integrado, finalmente trascendido. También la recurren-
Esta rebelión no puede descansarse en la complacencia del esteticis- cia a la muerte, al sacrificio, a un más allá que no es el Paraíso de las
mo. El arte ya no puede ser la pluma que adorna el sombrero, el paisa- grandes religiones sino la memoria de los hombres y mujeres que deben
je que embellece la pared del individuo alienado (sea el oprimido o el sobrevivirlos pertenece al linaje romántico. Elementos que encontramos
opresor), sino el hacha del leñador que golpea el bosque, el martillo del reunidos todos en otro poeta de la generación: Ernesto Che Guevara.
obrero que golpea el hierro y no la herramienta que mueve el brazo, el “En la lengua del sueño” es ese tipo de poesía en prosa que como
fusil del hombre masa que se revela contra su categoría social de masa nadie ensayará Eduardo Galeano en su trilogía Memoria del fuego. Pero
informe al servicio de un orden heredado. Dalton todavía incluye el narrador poético en primera persona. El noso-
tros de la poesía crítico-revolucionaria es reconocido antes que nada por
Yo llegué a la revolución por la vía de la poesía. Tú puedes llegar (si lo deseas, sus individuos, por sus grandes nombres. Pero el yo todavía predomina
si sientes que lo necesitas) a la poesía por la vía de la revolución. Tienes por lo tanto en los versos aunque ya no en el mundo poético de sus autores.
una ventaja. Pero recuerda, si es que alguna vez hubiese un motivo especial para que
te alegre mi compañía en la lucha, que en algo hay que agradecérselo a la poesía.13 Mito y utopía en la literatura comprometida latinoamericana
La poesía crítico-revolucionaria y la antipoesía renuncian a la rima Una constante que podemos observar en la literatura y el pensamien-
como recurso fundamental. Pero no renuncia al ritmo de las palabras, al to latinoamericano desde la Conquista hasta nuestros días es la aspira-
verso que nos recuerda el inevitable y necesario diálogo con la tradición. ción de Liberación. Esta necesidad nace con la percepción de un pecado
Aunque desparejo, no renuncia al metro del verso, a las aliteraciones. original que se renueva al mismo tiempo: Liberación de las amenazas
Los escritores comprometidos saben que el arte no es política pero no cíclicas del cosmos precolombino; la liberación de la furia de los dioses;
conciben un arte libre de sus implicaciones políticas. la liberación del conquistador; la liberación del colonizador; la libera-
En cierta forma, la poesía revolucionaria rechaza la aparente aliena- ción del despojo y la esclavitud; la liberación del caciquismo primero y
ción de la estética en un mundo que se sirve de ella para reproducirse, y del caudillismo después; las sucesivas liberaciones de los imperios espa-
procura la integración de ética y estética como resultado de un mundo ñol, británico y norteamericano; la liberación de la opresión de clases; la
que procura romper los límites establecidos por un orden social injusto. liberación de la Iglesia Católica; la liberación de la teología y la teología
Es decir, el arte del rebelde será la reivindicación no sólo de otra realidad de la liberación; la liberación de la pedagogía del oprimido, etc.
sino que confirmará la existencia de la realidad más allá de los reflejos. Esta aspiración de liberación se articula de dos formas diferentes, a
Será, en su integración de ética y estética, una declaración ontológica veces en un proceso de mestizaje y sincretismo y otras veces de formas
y epistemológica: existe el mundo, un mundo doloroso que debemos conflictivas y contradictorias: la utopía humanista y el regreso a los va-
cambiar, un mundo que ha estado deformado por el diamante cuando lores comunitarios de la América indígena. Una, como continuación de
no oculto por sus propios brillos de colores. los ideales europeos de progreso de la historia; la otra, como regreso a un
Las metáforas siguen siendo las del romanticismo del siglo XIX. estado ideal, americano, interrumpido por esa misma historia.
Desde Pablo Neruda hasta Roque Dalton las palabras preferidas son las En ninguna de las dos variaciones observamos la opción oriental de
que nombran a la naturaleza. Salvo el futurismo que se propuso cantar la salvación mística del individuo apartado de la sociedad, como en el
a la máquina, la antipoesía de Nicanor Parra que procuró bajar al poeta budismo o en el misticismo cristiano. En ambas -la variación utópica y
del Parnaso y subir la voz del hombre común a los libros, la poesía revo- la mítica- el individuo, poseedor de una conciencia social, sólo se pro-
lucionaria no le canta a las ciudades ni a la máquina ni a la abstracción. yecta como un ser liberado luego del proceso de inmersión en los proble-
Si le canta al obrero no le canta a la industria. Si le habla al dinero, como mas sociales, políticos a través de la revolución o la purificación social.
Nicolás Guillén, le habla con burla, le habla con la ironía de la firma del El llamado escritor comprometido no puede centrarse en el “fenóme-
Che en los nuevos billetes cubanos de los años sesenta. no literario” como una manifestación aislada e independiente de la so-
La literatura comprometida o crítico-revolucionaria es el romanti- ciedad por varias razones: primero, porque, como fenómeno, no existe
cismo que ha encontrado al otro colectivo, que ha cambiado la soledad una literatura indiferente a su contexto, aunque cierto tipo de lectura
por la sociedad, el egoísmo por el altruismo, el autismo por el dolor aje- reclame el lícito derecho a ejercitarse sin el contexto original de donde
surgió el texto (Roland Barthes); segundo, porque el factor principal de
escritura de este tipo de literatura es el contexto, especialmente los con-
Ídem., pág. 93.
12
flictos de ese contexto.
Dalton, Roque. Taberna y otros lugares. [1966] San Salvador, UCA Editores, 1983,
13

pág. 11.
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Podemos advertir un factor central y fundacional de los escritores sino adversarios que han hecho la opción contraria, evitando el cambio,
comprometidos que aparece negado -ya que no totalmente ignorado- la revolución, la igualdad, la justicia y, finalmente, la liberación.
en los escritores “no comprometidos”: la relación particular del creador La temática de Roque Dalton, su tono lírico, recuerda a otros poetas
individual y la sociedad de su época. Veremos que el escritor comprome- comprometidos como Pablo Neruda. En la misma dirección pero por
tido se reconoce como individuo, como yo, en un mundo en crisis. Es caminos diferentes seguirá Eduardo Galeano: los mitos autóctonos, las
la angustia existencialista -el individuo y su libertad- y es la conciencia leyendas que nutrieron la literatura latinoamericana y la historia de la
del revolucionario como “denunciador del presente”. Esta denuncia del Conquista europea narradas desde la otra voz. Es la visión de los venci-
presente será realizada casi siempre desde una perspectiva histórica que dos: los dioses autóctonos perdieron porque eran ingenuos. La crueldad
revela una decadencia y una injusticia. Una conciencia que es producto es requisito del vencedor, de la conquista y de la liberación (“Matar un
de la modernidad y de su desilusión. tigre”).
Una vez producida esta conciencia crítica, el escritor comprometido En “El duende” recrea una leyenda americana que recuerda a las
no vuelve su mirada hacia su yo sino para expresar el conflicto social, leyendas de Neruda y del más lejano Adolfo Bécquer en Desde mi celda:
histórico. No se refugia en la torre de marfil, en la literatura solipsista; es el romántico que no cree pero mira hacia el pasado en busca del tiem-
no reivindica la fantasía como mero juego de la imaginación, como ejer- po perdido, del tiempo desgarrado por la historia, por la violencia de la
cicio de evasión, como única posibilidad ética, sino que la concibe como historia. También Octavio Paz vuelve su mirada a los mitos americanos,
fin y como medio. Como fin, según la filosofía estética predominante a las leyendas y a las piedras del antiguo México. Pero no toma la voz de
que reconoce un universo de reglas que le son propias al arte, que son los vencidos sino la del antropólogo que escribe en verso.
propias de una dimensión humana que no puede ser abarcada por otras La poesía crítico-revolucionaria ha sido, sucesivamente, la poesía de
disciplinas, como la psicología o el pensamiento abstracto; como me- la esperanza, de la lucha, de la resistencia y, finalmente de la derrota. Es
dio, según su filosofía social, que generalmente lo llevará a asumir un el camino trágico del héroe. La derrota, la muerte es la suspensión del
compromiso, una necesaria conexión -ética- entre ese universo artístico, triunfo final, como la noche procede al día. Podría resultar incompren-
individual, y el universo político, social. Como fin y como medio, en el sible que la literatura crítico-revolucionaria no se haya caracterizado por
entendido de que la obra de arte es salvadora, es reconstituyente de la el naturalismo europeo y, por el contrario, haya optado por la re-mitolo-
humanidad y la unidad perdida, la ética y la estética reunidas otra vez gización americana. Pero la poesía críticorevolucionaria, en cambio, no
para una obra de arte integral. abandona el tiempo y el espacio mítico. Por el contrario, lo revindica en
Si para el marxismo la conciencia de “los hombres” es un produc- nombre de una revolución que es hija de la historia y, más precisamente,
to de un orden económico, de una infraestructura, de un momento de de la modernidad. En la América conquistada, en la América margi-
la historia, para el revolucionario esa conciencia comienza por una ex- nal, la modernidad nunca es completa sino contradictoria. Los poetas
cepción: la vanguardia (no el pueblo) alcanza la conciencia, provoca el revolucionarios ensayan su originalidad como regreso al origen; no es
cambio estructural mediante una necesaria violencia y, finalmente, este la adopción de lo nuevo que le fue largamente impuesto sino la perma-
cambio hace posible la nueva “conciencia de los hombres”, el hombre nente adopción de unos dioses en los cuales no cree pero con los que se
nuevo. Podemos advertir aquí una superposición: el revolucionario -el solidariza. Dalton adopta a un espectro de Quetzalcoatl como metáfora
guerrillero, el intelectual comprometido- es el individuo que alcanza pero no como dios.
una conciencia crítica en un estado de crisis de la sociedad.14 Pero ni Pocas religiones hubo más socialistas que el cristianismo primitivo.
él ni mucho menos el resto de los individuos alienados por la sociedad Pocas, sino ninguna otra, fundaron y representaron el capitalismo y al
decadente podrán alcanzar la liberación sin antes cambiar la sociedad. vencedor como el cristianismo tardío. Los poetas crítico-revolucionarios
Aunque poseedor de la conciencia crítica inicial, el revolucionario se como Neruda, como Dalton, como Galeano no creen en los antiguos
reconoce impuro y necesariamente infeliz debido a que no hay hombre dioses americanos sino en el alma de los pueblos que creyeron en ellos y
nuevo, hombre liberado en una sociedad corrupta, doliente, decadente por ellos cayeron vencidos. Es un acto de desafío, entonces, adoptar o re-
sin una Nueva Sociedad. La plenitud debe armonizar ambos aspectos cuperar los cadáveres de la violencia y volverlos a la vida, como un gesto
del ser humano: el individual y el social. El divorcio de éste -el caso de del rebelde americano que se representa como revolucionario europeo.
los intelectuales no comprometidos, burgueses, esteticistas- produce in- Bécquer todavía es un romántico cristiano. En un país orgulloso y en
dividuos alienados, reproductores y legitimadores de un presente injusto. derrota, podía admirar el progreso y lamentarse por el tiempo perdido.
Para el intelectual comprometido no existe intelectual no comprometido Del otro lado del océano, el romanticismo había sido la novedad europea
que importaron los intelectuales americanos para legitimar ante el arte la
independencia de las nuevas naciones. En el siglo XIX todavía Esteban
Echeverría lo asociaba al espíritu cristiano y a la liberación (humanista)
José Martí: “Los tres héroes” (liderazgo moral entes que el pueblo) [1889].
14
de los individuos y de los pueblos. En el siglo siguiente, católicos como
Bombona? Cita de Bolívar en la independencia cuando el pueblo no quería, etc.
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Roque Dalton ya habían perdido la fe, si no en Dios por lo menos en la


religión de los opresores. Si en España los intelectuales se identificaron
e identificaron un país -hecho de diversos países- con una sola religión D OSSIER: EL ESCRITOR AUSENTE...
-la católica- en América los crítico-revolucionarios no podían hacer la
misma opción. Aún con un pueblo mayoritariamente convertido, sus Paco Urondo y Maximia-
intelectuales se volvieron incrédulos, cuando no simplemente laicos. liano Kosteki. Dos con-
Creo que Los testimonios no sólo es una obra fundamental en el textos históricos diferentes
mundo poético y revolucionario de Roque Dalton; además es una de sus
obras más recomendables para aquellos que entran por primera vez en
Relaciones: entre la y el mismo problema: el
silencio del artista como
su mundo y pretenden acercarse al conocimiento -si no a la experiencia vida, el arte y la política complicidad. El compro-
plena- del mundo del intelectual comprometido, del rebelde marginal;
del mundo donde ética y estética, para bien o para mal, alcanzaron uno miso militante como la
de sus grados máximos de comunión. Pero la poesía, aún la poesía más mejor opción estético polí-
popular, si es poesía, conserva siempre un grado mínimo de hermetis- tica en una Argentina que
mo. No todos los aprendices sobrevivirán. Ésta, como cualquier gran Vicente Zito Lema*
poesía, no es una puerta universal: para unos será la vertiginosa entrada aguarda su transformación
a una revelación; para otros, sólo será el ojo de la aguja del que hablaba revolucionaria.
el Maestro.
¿Qué busco con el arte?
que ocurra la poesía.
¿Qué busco con la poesía?
Que resucite la verdad de la vida.
¿Qué busco con la vida?
que el temor de la muerte
no oscurezca la conciencia.

I. Una vuelta de tuerca


Para lograr ser lo que es en el deseo, y todavía más en el devenir de la
necesidad, el arte -que busca la verdad de la vida y del ser en la belleza-,
también se define desde su no ser, con sus rechazos a un orden social
perverso y en su negativa a la parodia o al camuflaje de su esencia. (Ya
abundan en el campo de la realidad social los bufones y alcahuetes de
la Parca).
Por ello, con balbuceos y a dentelladas, marginada y entre silencios,
traída y alejada de puerto por un mar siempre cambiante que esconde
los rostros y los destinos, en un viaje que se acepta dramático pero nun-
ca trágico, obligada por la relación de fuerzas y el espíritu de la época al
uso y el abuso de la blasfemia y el lenguaje atroz para no menguar su
eficacia, la creación artística encara –quemando sus naves– a un poder
tan cruel como implacable (hablamos, finalmente, de la personificación
metafórica de un imperio y a la par de una multiplicación de acciones
dominantes que cubren toda la trama social), que se sostiene sin temblor
en un sistema de reproducción material de la existencia cuya naturaleza
*
Poeta, editor de diversas revistas culturales, entre ellas Crisis. El texto que aquí pub-
licamos fue elaborado para este dossier, pero los acápites “La cuestión de histórica”
y “La cuestión estética” pertenecen a su obra: La pasión del piquetero, Buenos Aires,
Ediciones Patagonia, que próximamente llegará a las librerías.
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