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ElMovimientoDeTrabajadoresEnVenezuelaRoberto LopezSanchez.

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© Roberto López Sánchez
© Fundación Editorial El perro y la rana 2014

Centro Simón Bolívar


Torre Norte, piso 21, El Silencio,
Caracas - Venezuela, 1010.
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Diseño de colección
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Dileny Jiménez

Imagen de portada
© Bernardo Londoy. “Marcha del Frente de Trabajadores”

Edición
Lenin Brea

Corrección
Juan Pedro Herraiz

Diagramación
Yeibert Vivas

Hecho el Depósito de Ley


Depósito legal lf lf4022015300335
ISBN 978-980-14-3006-3

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El movimiento de
trabajadores en
Venezuela
durante la Revolución
Bolivariana: 1999-2012

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Serie
Pensamiento Social
Caracas, Venezuela 2014

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La Colección Alfredo Maneiro, Política y sociedad, publica obras
puntuales, urgentes, necesarias, capaces de desentrañar el
significado de los procesos sociales que dictaminan el curso del
mundo actual. Venezuela integra ese mundo en formación, de allí
la importancia del pensamiento, la investigación, la crítica, la
reflexión, y por ende, de las soluciones surgidas del análisis y la
comprensión de nuestra realidad.
Firmes propósitos animan a esta colección: por una parte, rendir
homenaje a la figura de Alfredo Maneiro, uno de los principales
protagonistas de los movimientos sociales y políticos que
tuvieron lugar en Venezuela durante los duros y conflictivos años
sesenta, y por la otra, difundir ediciones de libros en los cuales se
abordan temas medulares de nuestro tiempo.
Pensamiento Social: es un espacio para el debate teórico en torno al
ideario económico, político y social que ha perfilado el devenir
histórico latinoamericano y caribeño. Igualmente sirve para la
exposición y profundización del espíritu emancipador de nuestro
continente.

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Dedico el presente trabajo
a mi esposa Carmen Alicia Hernández Rodríguez, a mis hijas María Antonieta
y María Valentina, soportes invalorables de mi compromiso
de lucha revolucionaria.
A los trabajadores y todo el pueblo venezolano, a quienes está dirigido
el contenido de esta investigación, esperando que sirva para orientar mejor la
lucha por superar el capitalismo.

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Nota editorial

La presente obra es una versión resumida del trabajo de grado


presentado y defendido por el autor en enero del año 2013 para
optar al título de doctor en Ciencias Políticas. Si nuestra casa edito-
rial ha decidido publicarla a pesar de que, por la fecha en que fue
escrito, no toma en cuenta acontecimientos políticos que afectaron
de forma dramática y decisiva tanto la vida nacional como el ámbito
del movimiento de los trabajadores –en particular la partida física
del presidente Hugo Chávez y la posterior victoria del actual presi-
dente, Nicolás Maduro– esto se debe en primer lugar a la calidad
académica de la investigación desarrollada por el autor, pero
además a que puede servir a la comprensión del momento político
actual y en particular a la de los retos y desafíos que enfrenta el
movimiento obrero. A propósito de la posición política del autor
en el debate en torno al destino que deben tener los movimientos
de trabajadores de Venezuela, resalta el hecho de que dicha posi-
ción está clara desde el inicio de la investigación, por ende, el lector
podrá decidir por sí mismo sobre las observaciones y propuestas
por él realizadas.

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LISTA DE ABREVIATURAS MÁS FRECUENTES

AD Partido Acción Democrática


Copei Partido Popular Socialcristiano
MAS Movimiento al Socialismo
MIR Movimiento de Izquierda Revolucionaria
MEP Movimiento Electoral del Pueblo
MVR Movimiento Quinta República
PSUV Partido Socialista Unido de Venezuela
PPT Partido Patria Para Todos
GAR Grupo de Acción Revolucionaria
EPA El Pueblo Avanza
Causa R Partido Causa Radical
PCV Partido Comunista de Venezuela
PRV Partido de la Revolución Venezolana
CTV Confederación de Trabajadores de Venezuela
CVT Confederación Venezolana del Trabajo
CBST Central Bolivariana Socialista de Trabajadores
(también designada como CST)
Unete Unión Nacional de Trabajadores
CUTV Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela
Codesa Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela
CGT Confederación General de Trabajadores
FCT Frente Constituyente de Trabajadores
FSBT Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores
(también designada como FBT)
Fadess Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y
el Sindicato
Freteco Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas
Recuperadas y Ocupadas
FUT Frente Unitario de Trabajadores
MS Marea Socialista
CTR Colectivo de Trabajadores en Revolución

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Ccura Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma


CCV Corriente Cruz Villegas
CMR Corriente Marxista Revolucionaria
TPP Trabajadores por la Patria
Sinafum Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial
Futpv Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela
VOS Voz Obrera Socialista
PNA-M13A Proyecto Nuestra América-Movimiento 13 de Abril
GPP Gran Polo Patriótico
OIT Organización Internacional del Trabajo
CRBV Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
LOT Ley Orgánica del Trabajo
Lottt Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores
Lopcymat Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo
LEAC Ley Especial de Asociaciones Cooperativas
ANC Asamblea Nacional Constituyente
Inaesin Instituto de Altos Estudios Sindicales
Sidor Siderúrgica del Orinoco

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Introducción

El estudio del movimiento de trabajadores venezolano durante


el período de la llamada “Revolución Bolivariana” (1999-2012)
cobra gran significación para entender la vinculación de los movi-
mientos sociales tradicionales con el proceso sociopolítico de
transformación que se inició en Venezuela a partir de 1999. La
Revolución Bolivariana, que dice tener el socialismo como norte
del proyecto gubernamental y de la acción del Estado venezolano,
avanza en medio de no pocas dificultades, con un movimiento de
trabajadores atravesado por las divisiones y las disputas acerca de
los mecanismos organizativos y los principios políticos que deben
servir a la clase trabajadora para convertirse en protagonista deci-
sivo de esa nueva sociedad que aspira a construirse.
En este proceso, los trabajadores han conquistado reivindica-
ciones expresadas en diversas leyes (Lottt, Lopcymat) y en proyectos
ejecutados por el Estado que condensan un escenario favorable al
crecimiento del movimiento sindical y del resto de organizaciones
laborales que han aparecido en este período (consejos de trabaja-
dores, delegados de prevención). Analizar esta realidad en profun-
didad es el objetivo de la presente investigación1, intentando dar

1 El presente trabajo constituye una versión resumida de la tesis para op-


tar al título de doctor en Ciencias Políticas que defendí en la Universidad
del Zulia en enero de 2013. El veredicto del jurado fue: “Este trabajo

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explicaciones a todo el proceso vivido por el movimiento de traba-


jadores en la última década, con las diferentes implicaciones del
mismo en la nueva realidad política que se abre paso en Venezuela
desde 1999.
•  La investigación es motivada por inquietudes básicas que se
derivan de la misma realidad del proceso bolivariano:
•  ¿Qué rol ha cumplido el movimiento de trabajadores durante esta
década de transformaciones sociopolíticas denominadas Revolu-
ción Bolivariana?
•  ¿Qué papel deben jugar los movimientos sociales en un proceso de
cambios revolucionarios?
•  ¿Los movimientos sociales deben subordinarse al partido, al Estado,
o mantener la independencia y autonomía de sus organizaciones?
•  ¿Satisface el proceso bolivariano las reivindicaciones históricas del
movimiento de trabajadores?
•  ¿Cuál es el alcance de las transformaciones al interior del movi-
miento de trabajadores en Venezuela?
•  ¿Realmente ha surgido un nuevo movimiento de trabajadores que
ha desplazado en términos de actor político al viejo liderazgo de la
CTV?

Muchas interrogantes que pudieran resumirse en una: ¿cómo ha


sido el desempeño del movimiento de trabajadores venezolano como
actor político en el marco de la Revolución Bolivariana (1999-2012)?
Por movimiento de trabajadores entendemos a los trabaja-
dores y trabajadoras asalariados del campo y la ciudad, sindica-
lizados o no, incluyendo a los que se encuentran desempleados, y
considerando igualmente a los que asumen formas organizativas
que trascienden la tradicional relación salarial (obrero-patronal),
y participan en consejos de trabajadores o en cooperativas de
producción y de servicios.

constituye un importante aporte a la Ciencia Política y al estudio del


movimiento obrero venezolano en la presente coyuntura, en razón de lo
cual se considera APROBADO con mención SOBRESALIENTE y reco-
mendamos su PUBLICACIÓN”.

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Introducción

La condición de “movimiento” viene determinada por su nivel de


organización, de acuerdo a lo que hemos establecido cuando estu-
diamos en el pasado el sector estudiantil2. Los trabajadores que no
cuentan con organización alguna no pueden ser considerados como
“movimiento obrero”. Sólo deben ser considerados como movimientos
de trabajadores los que trascienden su rutina laboral y asumen formas
organizativas con objetivos reivindicativos, en función de luchar por
mejoras en sus condiciones laborales, o con objetivos políticos de
revolución social, para intentar construir un marco alternativo de
relaciones de trabajo que vaya más allá del capitalismo.
En esa dirección, estudiaremos los movimientos de trabaja-
dores que intentan asumirse como actores políticos a partir de su
respaldo a un programa de acción específico. Asumiéndonos como
coprotagonistas de este proceso de lucha en que la clase trabaja-
dora venezolana intenta recorrer un camino que la conduzca a libe-
rarse de las cadenas con las que la oprime el capitalismo mundial,
no pretendemos realizar un análisis “neutral” ni mucho menos
objetivo. Investigamos para aportar a la lucha de clases de los
trabajadores contra la explotación capitalista, lucha que hoy, con
los Indignados y Ocupas, se despliega por todos los centros funda-
mentales del capitalismo global.
Desde 1989 se abrió una época de revolución en Venezuela,
similar a la que se abriera entre 1810 y 1812. La hemos caracteri-
zado como proceso de insubordinación popular generalizada3. Este
proceso de insurgencia popular tiene sus altos y sus bajos (como
lo tuvo en su momento el período anterior entre 1812 y 1863), y en

2 Roberto López Sánchez. Movimiento estudiantil de LUZ y proceso político


venezolano, 1958-1989, Universidad del Zulia, Maracaibo: 2007, p. 170.
3 Idea que hemos desarrollado en varias publicaciones: “Raíces históricas
del proceso de cambios en Venezuela”, Revista Minius, Departamento de
Historia, Arte e Xeografía, Universidade de Vigo. Ourense, España: 2004;
“El protagonismo popular en la historia de Venezuela”, Unica. Revista de
Artes y Humanidades, Universidad Católica Cecilio Acosta. Maracaibo:
Año 4, N° 7. Enero-Junio de 2003; “Movimientos sociales y crisis de la
sociedad colonial”, Anuario de Estudios Bolivarianos, Instituto de Inves-
tigaciones Históricas Bolivarium, Universidad Simón Bolívar, Caracas,
Venezuela: 2000, Año VIII, Número 9.

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algún momento va a concluir. La insubordinación popular, el espí-


ritu revolucionario del pueblo, decaerá y dará paso a un período de
pasividad social. Nuestro interés se orienta a contribuir para que
esta época de revolución se prolongue lo más posible, de manera
que permita avanzar en el camino de las profundas transforma-
ciones sociales que necesita Venezuela y toda América Latina.

Sobre el método científico utilizado para el presente trabajo

Esta investigación reivindica a las grandes mayorías sociales, a


las masas populares como protagonistas de un proceso que gene-
ralmente ha sido hegemonizado por minorías explotadoras. Valo-
ramos la acción consciente y organizada de los dominados, aunque
sus actos no hayan significado triunfos políticos concretos. La capa-
cidad de resistencia popular generalmente tiene repercusiones
culturales, socioeconómicas y políticas que a simple vista son difí-
ciles de visualizar pero que a largo plazo inciden significativamente
en un sistema social dado.
Se enmarca la investigación en la perspectiva general de recu-
perar la experiencia de las luchas populares, y su influencia en
la realidad actual de la sociedad venezolana. Esta investigación
persigue que sus conclusiones sirvan al movimiento de trabajadores
en Venezuela, a sus procesos de organización y de intervención social,
a la mejor elaboración de sus programas de acción y al avance de sus
logros reivindicativos y políticos.
Como afirmara en su época el propio Carlos Marx:

Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de


las armas, que el poder material tiene que ser derrocado por medio
del poder material, pero también la teoría se convierte en poder
material tan pronto como se apodera de las masas.4

4 Carlos Marx, Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel,


Universidad Central de Venezuela, Caracas: 1965, p. 75.

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Introducción

La investigación, enmarcada en la ciencia política, se desarrolla


sin embargo con un criterio interdisciplinario, superando el parce-
lamiento especializado del conocimiento que el paradigma positi-
vista introdujo en la ciencia. Reconocemos que existen diferentes
niveles de la realidad gobernados por diferentes tipos de lógicas, lo
que justifica que en la elaboración del conocimiento científico se
plantee abrir todas las disciplinas a lo que tienen en común y a lo que
existe más allá de sus fronteras. En esta perspectiva, consideramos
que la ciencia política debe considerar aportes de otras disciplinas
(sociología, antropología, economía, etc.) para lograr alcanzar expli-
caciones satisfactorias y pertinentes sobre la realidad estudiada.
Partimos de la premisa de que toda investigación responde a un
interés social específico, a una ética particular, a una época y coyun-
tura determinadas. Se considera la totalidad social en sus dife-
rentes manifestaciones, y se analizan los fenómenos particulares
en su imbricación con dicha totalidad y en su propia especificidad
temporal, espacial y social.
En otro lugar hemos afirmado lo siguiente:

La ciencia tiene un carácter histórico, responde a cada época deter-


minada y al tipo de sociedad que la desarrolla. También tiene la
ciencia un carácter de clase o de grupo social, pues responde a uno
u otro de los distintos y contradictorios intereses de clase que están
en conflicto en una sociedad determinada. En lo personal, siempre
he pensado que en las ideas de Marx sobre la totalidad concreta
está implícita una visión del conocimiento científico más integral
que la conocida división en disciplinas que introdujo el positivismo.
Sobre este punto, las nuevas tendencias que promueven la inter-
disciplinariedad, la multidisciplinariedad y la transdisciplinariedad
apuntan a cuestionar la manera como hasta ahora se produce el
conocimiento científico en nuestras sociedades.5

5 Roberto López Sánchez. “La historiografía venezolana ante los nuevos


paradigmas”, revista Projecto Historia, revista do programa de estudos
pos-graduados em historia e do departamento de Historia, Pontificia
Universidade Católica de Sao Paulo, Brasil: Junio 2006, Nº 32, p. 39.

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Marx, al referirse al “método científico correcto” afirmó:

Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determina-


ciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento
como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida,
aunque sea el verdadero punto de partida, y, en consecuencia, el
punto de partida también de la intuición y de la representación.6

Defendemos una perspectiva, compartida por muchos investi-


gadores en Latinoamérica, que establece que la ciencia social debe
orientarse principalmente a dar respuestas y explicaciones a los
procesos de conflicto y cambio que hoy estremecen a nuestras socie-
dades. Los científicos sociales deben cumplir la función de clarificar
a la sociedad sobre los procesos económicos, políticos y sociocultu-
rales que han conducido a la crisis actual (nos referimos a la crisis
del capitalismo mundial), a fin de facilitar tanto su comprensión
como la determinación de nuevos rumbos al desarrollo nacional y
latinoamericano.
La actual crisis mundial permite replantear desde una perspec-
tiva latinoamericana y popular la función de los estudios sociopolí-
ticos. Nuestra propuesta implica una ruptura con la ciencia positivista
implícita o explícita en casi todas las tendencias teóricas presentes en
nuestro medio. En cierta forma, proponemos la redefinición del papel
de la ciencia y de los intelectuales dentro de la sociedad.
El método general de análisis es el mismo que Carlos Marx
formuló en los Grundrisse: comenzar por lo real y lo concreto,
avanzar hasta las abstracciones y determinaciones más simples,
para luego reelaborar la síntesis de la totalidad sobre la base de
múltiples determinaciones y relaciones.7

6 Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política


(Grundrisse) 1857-1858, tomo I, Siglo XXI Editores, México: 1980, p. 21.
7 Ibídem, p. 21.

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Introducción

A este respecto Marx expuso en la obra citada el método de


investigación mediante el cual llevó a cabo su estudio del sistema
capitalista:

Cuando se estudia la economía de un país se analiza en primer


lugar la estructura de su población: cómo está dividida en clases
y cómo está distribuida entre la ciudad y el campo; se analiza la
hidrografía, las distintas ramas de la producción, la exportación y
la importación, la producción y el consumo anuales, los precios de
las mercancías, etc.
Puede parecer un buen método comenzar por la base sólida de lo
que es real y concreto; en una palabra, enfocar la economía a través
de la población, la cual constituye la raíz y el motivo de todo el
proceso de la producción. Sin embargo, bien mirado este método
es erróneo. La población resulta una abstracción si, por ejemplo,
paso por alto las clases de que se compone. A su vez, estas clases no
tienen sentido si ignoro los elementos sobre los cuales descansan,
por ejemplo: el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos
suponen el cambio, la división del trabajo, los precios, etc.
Si, en consecuencia, comenzara sencillamente por la población,
tendría una visión caótica de conjunto. Pero si procediera mediante
un análisis cada vez más penetrante, llegaría a nociones cada vez
más simples: partiendo de lo concreto que yo percibiera, pasaría a
abstracciones cada vez más sutiles para desembocar en las cate-
gorías más simples. En este punto, sería necesario volver sobre
nuestros pasos para arribar de nuevo a la población. Pero esta vez
no tendríamos una idea caótica del todo, sino un rico conjunto de
determinaciones y de relaciones complejas.
Históricamente, tal es el primer paso de la economía en su naci-
miento. Los economistas del siglo XVII, por ejemplo, comenzaban
siempre por un todo viviente: la población, la nación, el Estado,
varios Estados, etc. Pero terminan siempre por descubrir, mediante
el análisis, cierto número de relaciones generales abstractas que
son determinantes, tales como la división del trabajo, el dinero, el
valor, etc. Desde el momento en que estas categorías han sido más

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o menos elaboradas y abstraídas, hilvanan los sistemas económicos


que, partiendo de nociones simples -tales como el trabajo, la divi-
sión del trabajo, la necesidad, el valor de cambio-, se elevan hasta
el Estado, el intercambio entre las naciones y el mercado mundial.
Evidentemente éste es el método científico correcto.8

Según Miguel Martínez esta referencia al método cientí-


fico propuesto por Carlos Marx tiene una relación directa con las
raíces epistemológicas en que se apoya la metodología cualitativa.9
Como se desprende de la larga cita anterior, Marx expone cómo el
investigador debe partir de una visión general del conjunto social
sobre el cual realizará su trabajo, para luego ir descomponiendo
esa perspectiva general en los elementos específicos que la consti-
tuyen, estableciendo conceptos, abstracciones, categorías. A partir
de ese análisis concreto, Marx plantea que se debe reelaborar la
visión de conjunto de la cual el investigador partió, pues ya tiene el
conocimiento de “un rico conjunto de determinaciones y relaciones
complejas”.
Marx parte de considerar la realidad social como un todo inte-
rrelacionado, un conjunto de relaciones complejas, en el que cada
aspecto particular (lo concreto) expresa “la síntesis de múltiples
determinaciones”. Siguiendo la explicación que nos suministra
Martínez, las partes sólo pueden ser entendidas en su relación con
el todo, pero a su vez el todo sólo puede explicarse en la medida en
que se explica cada una de sus partes. De esta forma se logra “la
unidad de la diversidad” que propone Marx en lo que él denomina
“el método científico correcto”.
Estamos en definitiva comprometidos con los resultados de esta
investigación, puesto que somos parte de los actores sociales orga-
nizados, de los movimientos de trabajadores que intentan recorrer

8 Ibídem.
9 Miguel Martínez, Ciencia y arte en la metodología cualitativa, Editorial
Trillas, México: 2004.

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Introducción

la senda que conduce a una sociedad que trascienda la explotación


capitalista. Nuestra teoría no es para saber más, sino para actuar mejor.
La presente investigación no pretende afirmar verdades defi-
nitivas ni posiciones absolutas al considerar el movimiento de
trabajadores en el período considerado. Constituye un esfuerzo
que parte de las mismas trincheras de la lucha obrera y está desti-
nado a fortalecer la organización y las formas de intervención de
los trabajadores. Su lectura invita a la vez a un amplio debate sobre
la misma, en el entendido de que la discusión democrática en esce-
narios académicos debe vincularse necesariamente a espacios
concretos de la lucha social, siendo ésta la mejor forma de valorar
la pertinencia de los análisis y la aplicabilidad de las propuestas
realizadas.

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Capítulo 1.
Los trabajadores como clase social, como actores
políticos y su ubicación ante los nuevos
movimientos sociales

Para abordar la cuestión de los trabajadores en su condición de


clase y como actores políticos en la sociedad contemporánea, así
como la relación existente entre la clase trabajadora y los nuevos
movimientos sociales, es imprescindible partir de los conceptos que
aportaron los clásicos del marxismo, para ir incorporando luego las
nuevas categorías que han sido necesarias acorde a la evolución
del capitalismo en todo el mundo y al rico debate suscitado en las
últimas décadas.

Sobre el concepto de clase social

Las clases sociales no constituyen una creación teórica del


marxismo. La existencia de clases sociales fue reconocida desde la
misma Grecia antigua por autores como Aristóteles, quien dividía
la sociedad entre esclavos y hombres libres. En su obra La política,
Aristóteles establece incluso una relación entre el predominio de
determinadas clases sociales y las formas de gobierno existentes.
En la obra de Carlos Marx no encontramos una definición deta-
llada sobre las clases sociales. En el capítulo LII del tomo tercero

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de El capital, titulado “Las clases”, Marx inició el proceso de definir


las clases sociales, pero el manuscrito nunca fue culminado por el
autor.10
En ese manuscrito, Marx se refiere a los obreros asalariados,
los capitalistas y los terratenientes, como las tres grandes clases de
la sociedad capitalista moderna. De lo expuesto por Marx en esa y
otras obras, podemos deducir que su concepto de clases sociales
consideraba un nivel de abstracción que partía del análisis del
modo de producción de una sociedad determinada (en este caso,
del modo de producción capitalista).11
Como los modos de producción tienen una dinámica propia
derivada de las relaciones contradictorias que se desarrollan en
su seno, (tanto a nivel de las fuerzas productivas como de las rela-
ciones de producción que asumen los seres humanos en el proceso
de producción social), el concepto o la definición de las clases
sociales en un modo de producción determinado va ligado al desa-
rrollo de la lucha de clases.
Las clases sociales son resultado de las relaciones antagónicas
presentes en cada modo de producción, y el estudio de las mismas
va ligado a la comprensión del concepto de lucha de clases. Para
Marx la lucha de clases es “el motor de la historia”, el mecanismo
que origina los cambios en las sociedades. Más específicamente,
Marx hizo énfasis en que la lucha de clases conducía a que una
formación social determinada fuera sustituida por otra.12
De las ideas formuladas por Marx sobre las clases sociales
rescatamos la referida a la constitución de las clases a partir de
su enfrentamiento con otras clases, es decir, en la misma lucha de

10 Carlos Marx. El capital, tomo 3, Editorial de Ciencias Sociales, La Haba-


na (Cuba): 1980, pp. 888 – 889.
11 Theotonio dos Santos. Concepto de clases sociales, Editorial Galerna,
Buenos Aires (Argentina): 1976, p. 24.
12 Una formación económico-social estaba constituida, según Marx, por
la estructura económica (el modo de producción) y la superestructura
jurídico-política y cultural (las formas de gobierno y de pensamiento).

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Capítulo 1

clases13. También la que considera la existencia de clases “medias”,


y su aumento creciente en el desarrollo de la producción capitalista.
Esta última idea ha sido rescatada por Cardoso y Pérez14 refi-
riéndose a escritos poco conocidos de Marx y publicados en Teorías
de la plusvalía, los cuales echan por tierra las muy difundidas inter-
pretaciones de la teoría marxista a la cual le achacan haber predicho
la polarización cada vez mayor entre la burguesía y el proletariado.
El reconocimiento por Marx del “constante crecimiento de la clase
media, de los que se encuentran entre el trabajador por un lado y
el capitalista y el terrateniente por el otro”15, permite considerar
la realidad actual en la que el desarrollo de sectores medios, dife-
renciados de la clase obrera industrial, caracterizaron el desarrollo
socioeconómico del capitalismo a lo largo del siglo XX.
Los marxistas del siglo XX utilizaron la conceptualización de las
clases sociales que propusiera el principal teórico y dirigente de la
Revolución soviética,Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin:

Las clases son grandes grupos de hombres (y mujeres, agregamos


nosotros) que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en
un sistema de producción social históricamente determinado, por
las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de
producción (relaciones que en gran parte quedan establecidas y
formuladas en las leyes), por el papel que desempeñan en la orga-
nización social del trabajo, y consiguientemente, por el modo y la
proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que
disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede
apropiarse del trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un
régimen determinado de economía social.16

13 Carlos Marx. Miseria de la filosofía, Editorial Progreso, Moscú: 1979, p. 142.


14 Ciro Cardoso y Héctor Pérez. El concepto de clases sociales, Editorial
Ayuso, Madrid (España): 1977, p. 51.
15 Carlos Marx. Teorías sobre la plusvalía, tomo 2, Editorial Cartago, Buenos
Aires (Argentina): 1975, p. 490.
16 V.I. Lenin. “Una gran iniciativa”, Obras escogidas en tres tomos, tomo 3,
Editorial Progreso, Moscú: 1971, p. 228.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Esta definición implica una serie de aspectos básicos que aún


hoy siguen definiendo el papel de los trabajadores dentro del capi-
talismo globalizado:
1. Las clases sociales responden a épocas históricas determinadas.
Cada formación económico-social genera sus propias clases
sociales. La clase obrera, o clase trabajadora como preferimos
denominarla hoy en día, ha tenido su desarrollo fundamental en el
sistema económico capitalista. Aunque no dejamos de reconocer
que en términos históricos se pueden haber identificado relaciones
salariales en otros sistemas productivos distintos al capitalismo,
sólo que en los mismos esa forma de relación productiva no estaba
generalizada.
2. La existencia de clases sociales presupone la desigualdad entre
los miembros del colectivo humano específico. Implica un reparto
inequitativo de la riqueza social. Los hombres y mujeres de la
sociedad estudiada se involucran en el sistema productivo de dife-
rentes formas. Cada una de esas formas de relación con la produc-
ción implica ventajas o desventajas para cada uno de esos grupos
humanos. Las profundas diferencias sociales que genera el capita-
lismo, tanto en la época de los clásicos marxistas (mediados del siglo
XIX a inicios del siglo XX), como en estas primeras décadas del siglo
XXI, son la constatación más contundente de la existencia de clases
sociales.
3. Estas distintas formas de relacionarse con el sistema productivo se
establecen en las leyes y normas de la sociedad específica.
4. El aspecto fundamental que establece esas diferencias sociales es
la relación con los medios de producción. Más específicamente, son
las relaciones de propiedad sobre esos medios de producción. En
el capitalismo, los trabajadores no poseen la propiedad sobre los
medios productivos, sólo cuentan con su propia fuerza de trabajo, la
cual tienen que vender para poder subsistir, empleándose al capita-
lista, quien es propietario de los medios de producción (las fábricas,
las tierras).
5. La existencia de clases sociales implica también que las mismas
participan de diferentes formas en la “organización social del

26

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Capítulo 1

trabajo”. La burguesía, propietaria de los medios de producción en


el capitalismo, es la que organiza, dirige y administra las fábricas y
centrales agrícolas. El trabajador, aún hoy en día, poco o nada incide
en esa labor de “organizar el trabajo”.

Esta concepción de Lenin sobre las clases sociales ha sido


enfrentada recientemente por una serie de autores marxistas que
interpretan de forma diferente el pensamiento de Marx y que cali-
fican las definiciones del tipo de Lenin como “sociológicas”.
Richard Gunn establece que el pensamiento de Marx consi-
deró las clases como una relación social17. Esto implica oponerse
al criterio “sociológico”, que define las clases como grupos de
personas, pues eso sería absolutizar las relaciones sociales cuando
en la realidad del sistema capitalista una misma persona o un grupo
de individuos en particular, pueden estar sometidos (incluso a lo
largo del día) a diferentes tipos de relaciones sociales.
Para este autor la sociedad burguesa (la relación capital-
trabajo) está presente, totalmente presente, aunque de manera
cualitativamente diferente, en cada uno de los individuos que
forman los momentos o partes de la sociedad18. Apoyándose en
Lukács, considera fundamental recurrir al concepto de totalidad,
en el sentido de que para entender el concepto de clase social hay
que considerar la totalidad de las relaciones sociales existentes en
el capitalismo.
La definición de clase social va implícita en la noción misma
de lucha de clases. Marx habla de que la clase obrera se convierte
propiamente en una clase cuando es “clase para sí”, y que eso se
logra sólo a través de la lucha política.19

17 “Notas sobre clase”, Clase = lucha. Antagonismo social y marxismo crítico,


Vadell Hermanos Editores, Caracas (Venezuela): 2005, p. 19.
18 Ibídem, p. 29.
19 Carlos, Marx. Miseria de la filosofía, Editorial Progreso. Moscú: 1979, p. 142.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Las condiciones económicas transformaron primero a la masa de


la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha
creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así
pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero aún no es
una clase para sí. En la lucha,… esta masa se une, se constituye como
clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses
de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política.20

Por ello insiste Gunn en que la clase obrera no puede ser vista
como un lugar específico –así como igualmente serían erróneas
las consideraciones del “marxismo sociológico” referentes a la
clase obrera como “clase dirigente” del proceso revolucionario– y
en la necesidad de alianzas con otras clases sociales (las llamadas
clases medias, pequeña burguesía, etc.). Hasta el mismo concepto
de partido de la clase obrera queda en entredicho y Gunn termina
considerándolo como “variación de un modelo burgués”. Para este
autor, “la política auténticamente marxista equivale a una política
de tipo anarquista”21.
En un sentido similar Werner Bonefeld argumenta que la revo-
lución socialista implica el final del concepto de clase, diferencián-
dose de quienes la consideran como el triunfo de la “clase obrera”.
Puesto que la clase obrera se deriva de una relación social, la rela-
ción entre el trabajo asalariado y el capital, al desaparecer dicha
relación desaparece la clase obrera como tal22. Para este autor, más
que establecer en nombre de quién se actúa, hay que definir en qué
lado de la división de clases se encuentra uno.
El triunfo revolucionario y la instauración del socialismo impli-
carían la desaparición de las relaciones de producción capita-
listas, es decir, la desaparición del trabajo asalariado y del capital,
y con ello, la desaparición misma de la clase obrera en tanto su

20 Ibídem.
21 Richard Gunn. Op. cit., p. 26.
22 Werner Bonefeld. “Clase y constitución”, Lucha. Antagonismo social y
marxismo crítico, Vadell Hermanos Editores, Caracas (Venezuela): 2005,
p. 39.

28

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Capítulo 1

consideración anterior como “clase” propia del sistema capitalista.


Sin capitalismo, sin explotación del trabajo asalariado, dejaría de
existir también la clase obrera como tal.
En la misma dirección, autores como Michael Hardt y Toni
Negri proponen repensar las tradicionales ideas sobre las rela-
ciones de clase, propias de la izquierda comunista y socialista23.
Reconocen que con el término “clase obrera” generalmente se ha
hecho referencia sólo a los trabajadores industriales, excluyendo a
los trabajadores precarios, a las mujeres del trabajo doméstico, a los
trabajadores de la agricultura, etc. En contraposición proponen la
categoría de “multitud”, concebida como la suma de la singularidad
y la cooperación, como una realidad en la que colectivos sociales
diferentes se organizan de forma autónoma, pero que son capaces
de colaborar entre ellos.

Lo que nosotros afirmamos es que existe la posibilidad de una


concepción mucho más tolerante y común del trabajo y, por lo
tanto, de una organización política abierta y horizontal del mismo,
basada en esa noción de singularidad y cooperación que da cuerpo
al concepto de multitud24.

Hardt y Negri identifican a los nuevos movimientos antigloba-


lización como expresión de esa “multitud”. Y lejos de concebirse
como una propuesta teórica acomodaticia, los autores engranan
este concepto de multitud en una perspectiva teórica general que
se identifica con la transformación revolucionaria del capitalismo
globalizado: “El único camino para realizar la democracia de la
multitud es el de la revolución”.25
Otro autor de recientes participaciones en la política latinoa-
mericana, como Heinz Dieterich, a quien se atribuye el término

23 Michael Hardt y Antonio Negri. La multitud y la guerra, LOM Ediciones,


Santiago de Chile: 2008, p. 89.
24 Ibídem.
25 Ibídem, p. 79.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

“Socialismo del siglo XXI”, también defiende una perspectiva


ampliada de “sujeto de cambio” en el actual capitalismo globalizado.
Dieterich reconoce que la clase obrera seguirá siendo un “desta-
camento fundamental” de la lucha transformadora, pero probable-
mente no constituirá su “fuerza hegemónica”26. Lo que él denomina
la “comunidad de víctimas del capitalismo neoliberal” es más
amplia, es multicultural, pluriétnica, policlasista, de ambos géneros
y global, integrada por todos aquéllos que coincidan en la nece-
sidad de democratizar a fondo la economía, la política, la cultura y
los sistemas de coerción física de la sociedad mundial.
Entre esa comunidad de víctimas que son potenciales sujetos
de cambio, Dieterich ubica a los sectores precarios, los indígenas,
las mujeres, los intelectuales críticos, los cristianos progresistas,
las ONG’s independientes27. En términos generales, Dieterich
comparte los criterios de concebir una visión ampliada del concepto
de clase trabajadora, del concepto de sujeto social protagonista de
las luchas por la transformación del capitalismo global.
Para el objetivo del presente trabajo, nos interesa tener presente
este concepto de la clase obrera en un sentido amplio, como una
relación social, superando la visión anterior que la entendía como
un lugar específico, como un grupo de personas claramente delimi-
tado. Esta concepción implica asumir un concepto sobre las clases
sociales más amplio, complejo y flexible que el que anteriormente
impuso la “sociología leninista”. Por clase trabajadora se entiende
entonces a los diversos grupos sociales que de una u otra forma sufren
la opresión del capital, y no sólo a los obreros fabriles. En esta visión
amplia de la clase trabajadora, entran las amas de casa, los desem-
pleados, los movimientos indígenas, ecologistas, pacifistas, de diver-
sidad sexual, de afrodescendientes, los movimientos estudiantiles,
campesinos, de profesionales, los cooperativistas, e incluso los
sectores de pequeños productores y pequeños comerciantes.

26 Heinz Dieterich. El Socialismo del siglo XXI, Editorial FICA, Bogotá


(Colombia): 2007, p. 149.
27 Ibídem, p. 150.

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Capítulo 1

Los trabajadores como actores políticos

El sociólogo francés Alain Touraine expone que para que se


constituyan actores políticos debe desarrollarse primero una
“conciencia colectiva” que les permita reconocerse como miem-
bros de un sistema social con intereses particulares que necesitan
ser defendidos y negociados ante el Estado u otros actores. Para
Touraine la sociedad es un sistema de relaciones, una red de inte-
racciones entre diversos actores. La toma de conciencia implica
reconocerse como parte de un grupo que cumple funciones sociales
similares o compartidas, y que necesitan ser defendidas ante otros.
También es necesario que esos otros actores reconozcan a quienes
intentan actuar como tales. Un actor político, para ser tal, debe ser
reconocido por otros actores.
El siguiente paso, una vez asumida la conciencia colectiva, es
constituirse como movimiento social, y actuar en función de hacer
valer las propias reivindicaciones, las cuales no necesariamente
implican la toma del poder político, sino influir en las decisiones de
los gobernantes o simplemente incidir en la opinión pública28.
Más recientemente, este autor reflexiona sobre la necesidad
de modificar las perspectivas de análisis sociológico de los últimos
dos siglos. Del paradigma político se pasó al paradigma econó-
mico-social, y hoy en día considera necesario asumir el paradigma
cultural y la valoración de los sujetos. Las antiguas colectividades,
vueltas hacia el exterior y hacia la conquista del mundo, han sido
reemplazadas por otras vueltas hacia el interior de sí mismas y de
cada uno de los que viven en ellas29. El sujeto del siglo XXI aban-
dona las filosofías de la historia y se encuentra consigo mismo. No
obstante, este sujeto, para poder actuar como actor político, sigue
teniendo la necesidad de reconocimiento en base a una serie de

28 Alain Touraine. Hacia una sociología de los actores, Universidad Inter-


nacional Menéndez Pelayo, Santander (España): 1998. www.//hedatuz.
euskomedia.org/2405/1/07205208.pdf
29 Alain Touraine. Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy,
Editorial Paidós, España: 2005, p. 16.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

derechos contemplados en el marco de los sistemas democráticos


liberales, y actúa en su relación con el mercado y con la comunidad,
y sólo lo puede hacer como parte de un movimiento social.
Ana Julia Bozo expone cómo dentro del Estado como sistema
político se produce la lucha de los sujetos sociales por consti-
tuirse en actores políticos y alcanzar la hegemonía30. Al considerar
al Estado como el actor político hegemónico, que administra las
relaciones dominantes referidas a la producción y reproducción
del capital, y las relaciones de trabajo en general, el escenario del
sistema político implica la actuación de la sociedad civil y su rela-
ción-mediación con ese Estado hegemónico.
Entendiendo por sociedad civil el escenario de intervención
social que está fuera del marco del Estado, consideramos que es
imprescindible trascender dicho concepto y utilizar el de clases
sociales del modo analizado anteriormente. Pues dentro de la
sociedad civil caben tanto las organizaciones de los empresarios
como las de los trabajadores, y por tanto las “actuaciones” de la
sociedad civil pueden responder a intereses de clase abiertamente
contrapuestos. El término “sociedad civil” no determina si los actores
específicos respaldan y promueven el capitalismo o por lo contrario
luchan contra sus efectos e intentan transformarlo o superarlo. En
cambio, al hablar de clases sociales específicas sí se identifica “de
qué lado de la barricada” se encuentran sus protagonistas.
El concepto de hegemonía que utiliza Bozo, “hegemonía es una
relación de fuerza política predominante”, trasciende lo concep-
tualizado por Gramsci y se relaciona con el concepto de hegemonía
utilizado por otros teóricos marxistas como Lenin. A este respecto
preferimos quedarnos con el concepto gramsciano que indica que
la burguesía no sólo domina, mediante órganos institucionales y
de coerción (el Estado, las policías, cárceles, el ejército), sino que
también dirige en el plano de las ideas (mediante el sistema educa-
tivo, la propaganda, los valores, tradiciones, costumbres), y esto

30 Ana Julia Bozo. “Teorización explicativa del Estado en América Latina”,


revista Frónesis, vol. 12, Nº 3, Maracaibo (Venezuela): 2005.

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Capítulo 1

último es lo que Gramsci denomina hegemonía. Bozo en cambio


habla de que hegemonía sería la suma de mecanismos de presión
o de consenso que permiten que una alianza de actores políticos
asuma la conducción de una formación social específica, sin dife-
renciar los elementos institucionales-coercitivos de los factores
culturales-ideológicos, como sí lo hace Gramsci: “La supremacía de
un grupo social se manifiesta de dos modos, como ‘dominio’ y como
‘dirección intelectual y moral’”.31
Rescatamos en cambio la propuesta de Bozo sobre cómo se
constituyen los actores sociales en actores políticos, a partir de su
vinculación con proyectos sociopolíticos específicos.

Un proyecto sociopolítico articula intereses particulares de varios


actores sociales. Los intereses particulares compartidos de los
actores sociales producen que actores e intereses se vinculen en una
práctica política transformadora de los sujetos en actores políticos.32

Bozo considera que los sujetos sociales, una vez constituidos en


actores políticos, se ubican en el sistema político imperante buscando
colocarse en posiciones organizacionales e institucionales que les
permitan promover y realizar el proyecto sociopolítico que liderizan.
Al respecto pensamos que los actores políticos no necesariamente
tienen que sumarse a las reglas del sistema político imperante, sino
que su actuación en pro del proyecto que defienden puede intentar
imponer al propio sistema político nuevas reglas de juego.
Sin entrar a analizar los casos en que algunos actores polí-
ticos recurren a formas de lucha armada (lucha guerrillera, alza-
mientos militares, etc.), sí mencionamos en cambio las formas
innovadoras de lucha social que han desarrollado los movi-
mientos populares de la última década en Latinoamérica. Por
ejemplo, las prácticas de los piqueteros en Argentina o del MST

31 Antonio Gramsci. “El problema de la dirección política en la formación


y el desarrollo de la nación y del Estado moderno en Italia”, Antonio
Gramsci. Antología, Siglo Veintiuno Editores, México: 1978, p. 486.
32 Ana Julia Bozo. Op. cit.

33

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

en Brasil, las rebeliones indígenas en Ecuador y Bolivia, y los alza-


mientos populares espontáneos en Venezuela y otros países de la
región. Todas estas expresiones de lucha social trascendieron los
marcos “permitidos” por las instituciones estatales, superaron el
marco del propio sistema político, y obligaron a las élites domi-
nantes a reformulaciones diversas de su accionar, que van desde
la modificación o eliminación de determinadas medidas neoli-
berales (consideradas antipopulares), hasta la transformación
misma de las instituciones del Estado buscando su remozamiento
y mayor aceptación entre las clases subalternas (como la reforma
del Estado emprendida en Venezuela luego del Caracazo en 1989).
En el límite de esta realidad, algunos de los actores políticos
protagonistas de estas rebeliones populares (una parte de los
movimientos sociales que desarrollaron formas de representación
partidista) triunfaron en procedimientos electorales aceptados por
el propio sistema político, para proceder luego a la profunda trans-
formación del sistema como tal, como ocurrió con las asambleas
constituyentes en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Culminando con esta caracterización sobre la forma en que,
según Bozo, se constituyen los sujetos sociales en actores políticos,
pensamos que el movimiento de trabajadores se constituyó desde el
siglo XIX en actor político fundamental dentro de los Estados libe-
rales de Europa, los Estados Unidos y el resto del mundo capitalista.
Sus herramientas de intervención social fueron los sindicatos y los
partidos políticos. Con el advenimiento de la ofensiva neoliberal de
las últimas décadas, y la simultánea crisis en los países socialistas,
que culminó con la desintegración de la URSS en 1991-92, tanto
los sindicatos como los partidos considerados “de la clase obrera”
perdieron considerable influencia mundial.
Pero en el contexto del resurgimiento de la protesta social desde
finales del siglo XX y particularmente en la primera década del nuevo
milenio, la clase trabajadora, considerada en su acepción amplia que
ya hemos explicado antes, ha vuelto a asumir papeles significativos
como actor político que interviene en los procesos de conflicto social
que se vienen suscitando en América Latina y el resto del mundo.

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Capítulo 1

Las recientes y masivas protestas suscitadas a partir de 2011


en Europa occidental y en los Estados Unidos han traído a la
escena del llamado “mundo desarrollado” nuevos actores políticos
que habían permanecido en silencio por décadas. Una diversidad
integrada por jóvenes que nunca han obtenido trabajo, trabaja-
dores desempleados, jubilados a quienes les recortan sus benefi-
cios, estudiantes y profesores que defienden la educación pública,
ciudadanos que han perdido su vivienda o corren el riesgo de
perderla, y asalariados propiamente dichos que también ven
mermados sus derechos laborales y sociales, todos juntos están
coincidiendo en movimientos como el de los Indignados en España
o de Ocupa Wall Street (Ocuppy Wall Street) en numerosas ciudades
de Estados Unidos. Es una clase trabajadora (en sentido amplio
como ya hemos definido), que se constituye en un actor político no
considerado hasta ahora como tal por los factores del poder capi-
talista global, pero que augura un considerable protagonismo en
esta década, en la medida en que la crisis económica que sacude
principalmente a las grandes potencias siga sin encontrar vías de
solución en el corto y mediano plazo.
Concluyendo en este punto, consideramos que los actores polí-
ticos se constituyen como tales en la medida en que se cumplan las
siguientes condiciones:
1. La existencia de una identidad colectiva que les permite recono-
cerse como actores dentro de la sociedad. Esto no implica por sí
mismo que sean actores políticos, pero es una condición necesaria.
Igual ocurre con el punto siguiente.
2. La capacidad de organizarse de forma autónoma para actuar dentro
de la sociedad.
3. Cuando sus actuaciones logran influir en las decisiones que se
toman desde el Estado. Por ejemplo, lograr un aumento general de
salarios, aprobar o impedir la aprobación de determinada ley (o
proyecto de ley).
4. Cuando su capacidad de movilización genera conflictos sociales
que impactan en el desenvolvimiento cotidiano de la sociedad.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Por ejemplo, el desarrollo de huelgas que paralicen determinados


sectores productivos de gran relevancia económica.
5. Cuando su capacidad de movilización repercute en la opinión
pública e influye tanto en las decisiones del Estado como en los
valores culturales predominantes.
6. Cuando su acción propagandística incide en la opinión pública
generando conductas favorables hacia los intereses defendidos,
aunque los mismos no sean reivindicados por el Estado.
7. Considerando el desgaste progresivo que organizaciones tradicio-
nales como los partidos y sindicatos han sufrido en las democra-
cias liberales del mundo occidental, organizaciones que sirvieron
a lo largo del siglo XX como vehículos para la intervención social
de los actores políticos provenientes de la clase trabajadora, en los
momentos actuales la constitución de nuevos actores políticos se
desarrolla a partir de la aparición de nuevos movimientos sociales,
los cuales en casi todos los casos al principio de su intervención
social no poseen partidos ni sindicatos-gremios que los representen
(aunque después puedan constituir organizaciones equivalentes).

En el caso particular de Venezuela durante el período de Gobierno


Bolivariano, la clase trabajadora se ha constituido como actor político
por medio de procedimientos no tradicionales. Las viejas formas de
representación que utilizaron los trabajadores venezolanos para
intervenir en el sistema político puntofijista, la Confederación de
Trabajadores de Venezuela (CTV) y el partido Acción Democrática
principalmente, fueron desplazadas a partir de 1999 por la aparición
casi espontánea de frentes políticos laborales y nuevas agrupaciones
sindicales que poco a poco coparon la escena política y se constitu-
yeron en la representación fundamental de la clase trabajadora.
Aunque tanto la CTV como Acción Democrática conservaron
todavía cierta influencia dentro del movimiento de trabajadores,
ejemplificado en su desempeño durante las huelgas realizadas
en 2001 y 2002, particularmente en la semana del golpe de Estado
del 11 de abril de 2002 y en el paro patronal-petrolero ejecutado
entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, esa influencia terminó

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Capítulo 1

de esfumarse luego de la derrota de las acciones mencionadas.


Todavía en 2012 la CTV no logra recuperarse de la derrota política
sufrida en esos años y la representación política de los sectores
sindicales que hacen oposición al Gobierno ha venido confluyendo
en otro tipo de organizaciones como el denominado Fadess (Frente
Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato).
Las dudas sobre la representatividad de las organizaciones
sindicales “bolivarianas”, tanto del FCT, como de la posterior FBT
(Fuerza Bolivariana de Trabajadores), y de las centrales sindi-
cales Unión Nacional de Trabajadores (Unete, creada en 2003) y la
Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST, creada en
2011), no han impedido que actúen como las expresiones mayo-
ritarias de la clase trabajadora venezolana. La Unete representó
a Venezuela en todas las asambleas anuales de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) desde el 2004 hasta el 2011, pese a
no contar desde el 2006 con el visto bueno de la dirigencia sindical
mayoritaria del partido de gobierno. En 2012 la representación de
Venezuela recayó en un dirigente de la nueva CBST.

Los trabajadores: conductores de su liberación o tutelados


por vanguardias. Una polémica entre marxistas

Los clásicos marxistas consideraron a la clase trabajadora


como la que estaba destinada, por su condición mayoritaria, por
su condición de clase explotada, y por ser la protagonista de un
sistema productivo industrial que requería del trabajo de miles y
miles de obreros, a conducir una revolución político-económica
que acabaría con el capitalismo y conduciría al comunismo, del cual
el llamado socialismo sería un período de transición. Al respecto
decía Carlos Marx en el Manifiesto Inaugural de la Asociación
Internacional de Trabajadores: “La conquista del poder político ha
venido a ser, por lo tanto, el gran deber de la clase obrera”.33

33 Carlos Marx. “Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de


Trabajadores”. Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas en dos
tomos, tomo 1, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú: 1951, p. 353.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Esta revolución política contra el capitalismo implicaba para


Marx el papel protagónico de la clase trabajadora, sin que existieran
de por medio “representantes de los trabajadores” provenientes de
las clases medias o de la propia burguesía. En los Estatutos Gene-
rales de la Asociación Internacional de Trabajadores, creada con la
participación determinante de Marx y Engels en Londres, 1864,
ellos establecieron claramente que “la emancipación de la clase
obrera debe ser obra de los obreros mismos”.34
En 1879, Marx y Engels polemizaron con parte de la dirección
del Partido Socialdemócrata Alemán (PSDA), del cual ellos eran
representantes en el extranjero, al cuestionar con firmeza sus
intentos por colocar al frente del partido a representantes de “las
capas altas de la sociedad”. Estos directivos del PSDA, C. Hoch-
berg, Eduard Bernstein y C. Schramm, sostenían que era deseable
y necesario que las credenciales para representar al partido en el
Reichstag (Parlamento alemán) fueran entregadas a “personas que
tengan tiempo y posibilidades de estudiar a fondo los problemas.
Los simples obreros y los pequeños artesanos … sólo muy excep-
cionalmente pueden disponer del ocio necesario”35
Marx y Engels, en una célebre carta de septiembre de 1879 diri-
gida a Augusto Bebel, pero extensible a todo el resto de la directiva
del PSDA, pusieron los puntos sobre las íes en cuanto a su concep-
ción sobre el papel de los trabajadores en la lucha por alcanzar el
socialismo:

Durante cerca de cuarenta años hemos venido destacando la lucha


de clases como fuerza directamente propulsora de la historia, y parti-
cularmente la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado
como la gran palanca de la revolución social moderna … La eman-
cipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos. No

34 Carlos Marx. “Estatutos Generales de la Asociación Internacional de


Trabajadores”. Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas en dos
tomos, tomo 1, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú: 1951, p. 355.
35 Citado por Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas en tres tomos,
tomo 3, tomo 1, Editorial Progreso, Moscú: 1976, p. 92.

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Capítulo 1

podemos, por consiguiente, marchar con unos hombres que declaran


abiertamente que los obreros son demasiado incultos para emanci-
parse ellos mismos, por lo que tienen que ser liberados desde arriba,
por los filántropos de la gran burguesía y de la pequeña burguesía.36

Esta polémica de finales del siglo XIX resume una cuestión que
todavía se debate en el seno del movimiento de trabajadores, y que
como veremos en el desarrollo del presente trabajo, constituye uno
de los centros de la lucha política dentro del movimiento bolivariano
de trabajadores durante el gobierno de Hugo Chávez. En el pasado
reciente venezolano, autores como Pedro Bracho37 y Steve Ellner38 han
incursionado sobre la disputa entre el Estado y los partidos hegemó-
nicos por mantener bajo control y subordinación política al movimiento
obrero, y los esfuerzos de éste por conservar su autonomía de clase.

La comuna39 como instrumento para la construcción del


socialismo

Marx extrajo su concepción del socialismo de la experiencia


concreta que suministraba la lucha revolucionaria de los obreros
europeos. Entendió el socialismo como un período de transición
entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado, y el comunismo
ya nacido, pero muy débil aún. La forma concreta que adoptaba ese
período de transición la denominaba Dictadura del Proletariado40.

36 Ibídem, p. 97.
37 Pedro Bracho. El partido contra la sociedad. La relación Estado-partido-
sindicato. Venezuela 1958-1964, Universidad del Zulia, Maracaibo (Vene-
zuela): 1992, p. 20.
38 Steve Ellner. Los partidos políticos y su disputa por el control del mo-
vimiento sindical en Venezuela, 1936-1948, Universidad Católica Andrés
Bello, Caracas (Venezuela): 1980, p. 98.
39 El concepto de comuna es análogo al de soviet o consejo.
40 Esta idea la expuso Marx por primera vez como resultado de su análisis
de la revolución europea de 1848, particularmente del proceso francés,
en sus obras “La lucha de clases en Francia: 1848-1850” y “El 18 Bruma-
rio de Luis Bonaparte”. Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas
en tres tomos, tomo 3, Editorial Progreso, Moscú: 1976.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Posteriormente, al acontecer la Comuna de París, en 1871, identificó


esa experiencia concreta con su propuesta de Dictadura del Prole-
tariado, y así lo expuso en su obra La guerra civil en Francia:

Últimamente las palabras ´dictadura del proletariado´ han vuelto a


sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caba-
lleros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad la
Comuna de París: ¡He ahí la dictadura del proletariado!41

Federico Engels también consideró la Comuna de París como


una expresión política concreta de sus propuestas socialistas:

Era una forma política perfectamente flexible, a diferencia de las


formas anteriores de gobierno que habían sido todas fundamen-
talmente represivas. He aquí su verdadero secreto: la Comuna era,
esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de
la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al
fin descubierta para llevar a cabo, dentro de ella, la emancipación
económica del trabajo.42

Como resultado del análisis hecho sobre la experiencia parti-


cular de la Comuna de París43, Marx expuso en la obra ya citada
(La guerra civil en Francia) las bases fundamentales sobre las que
debería erigirse la sociedad socialista:44

41 Carlos Marx. La guerra civil en Francia, Ediciones en Lenguas Extranje-


ras, Pekín: 1978, p 18.
42 Federico Engels. Introducción a La guerra civil en Francia. Ediciones en
Lenguas Extranjeras, Pekín: 1978, p. 14.
43 De marzo a mayo de 1871, los obreros de París asumieron el poder políti-
co por medio de La Comuna, en medio de una profunda crisis del poder
burgués debido a la guerra franco-prusiana. A fines de mayo, la bur-
guesía logró derrotar militarmente a los comuneros, y desató una brutal
represión contra ellos, asesinando a miles de hombres y mujeres. La Co-
muna fue la primera experiencia en el mundo en la cual la clase obrera
tomó el poder político. P.O. Lissagaray. Historia de la Comuna, Editorial
Estela, Barcelona (España): 1971.
44 Roberto López Sánchez. Los consejos comunales y el Socialismo del siglo XXI,
Editorial de la Universidad del Zulia, Maracaibo (Venezuela): 2009, p. 10.

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Capítulo 1

1. El antiguo Estado burgués centralizado debe dar paso a un régimen


federativo basado en la autonomía local y regional. Este régimen,
más que un Estado, venía siendo la negación del Estado, y preferían
denominarlo comuna.
2. Las comunas locales, regionales y nacionales estarían conformadas
por delegados electos por sufragio universal, responsables ante sus
electores, revocables en todo momento, y obligados por el mandato
imperativo de dichos electores.
3. Todos los que desempeñaran cargos públicos debían recibir sala-
rios iguales a los salarios de los obreros.
4. La comuna no era un organismo parlamentario, sino una corpo-
ración de trabajo, con funciones ejecutivas y legislativas al mismo
tiempo.
5. El ejército permanente y los cuerpos policiales eran sustituidos por el
pueblo armado, por milicias populares organizadas en cada localidad.
6. Desaparecía el aparato burocrático estatal.
7. La producción en las fábricas se organizaba cooperativamente por
los mismos obreros, sin necesidad de los patronos capitalistas, y las
cooperativas unidas regularían la producción nacional mediante
un plan común, que acabaría con la anarquía en la producción y con
las crisis periódicas propias del capitalismo.
8. La Comuna, al destruir el poder del Estado, no destruía la unidad
de la nación, sino que la organizaba mediante un poder popular
basado en la autogestión local.
9. Todos los funcionarios públicos, incluso los jueces y los educadores,
eran electos por sufragio universal.
10. Se establecía que con respecto al Estado, la religión era un asunto
de incumbencia privada.
11. La educación se sustraía tanto del control de la iglesia como del
control del Estado, quedando en manos de las comunidades orga-
nizadas (comunas).
12. La comuna representaba el interés de los obreros, de los campe-
sinos y demás capas sociales explotadas por el capitalismo. Igual-
mente representaba el interés de los pueblos del mundo que luchan
contra la dominación del capital.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Marx entendía que las transformaciones políticas derivadas del


poder de los obreros, lo que él llamó la reabsorción de la sociedad
política en la sociedad civil, debían servir para extirpar las bases de
la explotación capitalista, expropiando a los expropiadores, elimi-
nando la propiedad privada sobre los medios de producción.

Lenin: una vanguardia que dirija a los obreros

Las ideas de Marx y Engels contrastaron posteriormente con


lo desarrollado en Rusia bajo la conducción de Lenin. Los diri-
gentes del Partido Bolchevique, con Lenin a la cabeza, repitieron
los mismos argumentos utilizados por los directivos del PSDA en
1879 para justificar que el partido estuviera dirigido o representado
por integrantes de las “clases cultas” y no por simples obreros cuya
característica principal, para ellos, era su ignorancia política y su
escasa cultura.
Pero Marx nunca propuso un partido único, de “vanguardia”.
Para Marx, el concepto de partido comunista se refería a todas las
tendencias obreras que luchaban por emanciparse del capitalismo
(fácilmente comprobable con una revisión de sus textos fundamen-
tales). En una carta a Freiligrath, decía que “bajo el vocablo partido
entiendo el gran sentido histórico”45, es decir, la causa del conjunto
del proletariado y no de una fracción particular de la clase.
Desde 1848, en el famoso Manifiesto del partido comunista, Marx
dejaba claro que: “... el movimiento proletario es un movimiento
independiente de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa
mayoría” y que “los comunistas no forman un partido aparte,
opuesto a los otros partidos obreros. No tienen intereses distintos
de aquéllos del proletariado en conjunto”.46
En 1866 Marx establecía que “la obra de la Asociación Interna-
cional es la de generalizar y unificar los movimientos espontáneos

45 Ivon Bourdet. Teoría y práctica de la autogestión, El CID Editor, Buenos


Aires: 1978, p. 46.
46 Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas en dos tomos, tomo 1,
Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú: 1951, pp. 32-34.

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Capítulo 1

de la clase obrera, pero no de prescribirles o imponerles un sistema


doctrinario, cualquiera que sea”47. En 1868, decía que la Interna-
cional “no es hija de una secta ni de una teoría, es el producto espon-
táneo del movimiento proletario”48. En 1871, luego de la Comuna
de París, afirmaba que “la Internacional no es el gobierno de la
clase obrera, es un lazo, no es el poder”49. En resumen, una serie
de afirmaciones que aparecen a lo largo de su obra, que indican su
defensa de una clase trabajadora que se autodirigiera, que conser-
vara su autonomía de clase, y no se subordinara a una vanguardia
de intelectuales iluminados.
Las ideas de Lenin, en cambio, terminaron justificando un
aparato de especialistas, el partido de vanguardia, que terminó
sustituyendo a la clase en la lucha contra el capitalismo. Según la
teoría leninista, la vanguardia del proletariado, el partido inte-
grado por los especialistas poseedores de la teoría “científica”, eran
quienes podían determinar el rumbo correcto de la lucha de clases. A
partir de allí, la revolución ya no se construía en las calles, como hizo
Marx cuando teorizó sobre la Comuna de París, sino que se elabo-
raba previamente en las oficinas del partido.Y los obreros quedaban
reducidos a simples seguidores de las directrices del partido.
El socialismo que se consolidó en la URSS luego de la Revolu-
ción bolchevique en 1917, incorporó elementos que no figuraban
en el programa socialista propuesto por Marx en el siglo XIX, a la
vez que excluyó aspectos vitales del mismo. Uno de esos aspectos
“nuevos” fue el papel del partido dentro del proceso revolucionario.
Vladimir Ilich Lenin, teórico y líder fundamental de la Revolución
bolchevique, introdujo en el marxismo algunas tesis que no sólo
no tenían ningún tipo de continuidad con el pensamiento de Marx,
sino que se oponían directamente a los criterios marxistas rela-
cionados con el desarrollo del movimiento obrero. Lenin pensaba

47 Carlos Marx. “Instrucción sobre diversos problemas a los delegados del


Consejo Central Provisional”, Carlos Marx y Federico Engels. Obras es-
cogidas en tres tomos, tomo 2, Editorial Progreso, Moscú: 1973, p. 82.
48 Ivon Bourdet. Op. cit., p. 46.
49 Ibídem.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

que la conciencia socialista era introducida en el proletariado por


la intelectualidad burguesa (concepción que expuso en su famosa
obra ¿Qué hacer?, publicada en 1902):

Hemos dicho que los obreros no podían tener conciencia social-


demócrata50. Ésta sólo podía ser traída desde fuera. La historia
de todos los países atestigua que por sus solas fuerzas la clase
obrera no puede llegar más que a la conciencia tradeunionista51, es
decir, a la convicción de que hay que unirse en sindicatos, luchar
contra los patronos, reclamar del gobierno tales leyes necesarias
a los obreros, etc. En cuanto a la doctrina socialista, ha nacido de
teorías filosóficas, históricas, económicas, elaboradas por los repre-
sentantes cultivados de las clases pudientes, por los intelectuales.
Los mismos fundadores del socialismo científico contemporáneo,
Marx y Engels, son por su situación social intelectuales burgueses.
También en Rusia la doctrina socialdemócrata surgió absoluta-
mente independiente del crecimiento espontáneo del movimiento
obrero, como el resultado natural del desarrollo del pensamiento
entre los intelectuales revolucionarios socialistas52.

Téngase en cuenta que Lenin está utilizando los mismos argu-


mentos ya criticados y rechazados por Marx y Engels en 1879 al
responderles a los dirigentes del Partido Socialdemócrata Alemán.
Para justificar esa opinión, Lenin se apoyó en Carlos Kaustky, quien
fuera posteriormente un célebre renegado de las ideas revolucio-
narias marxistas, cuestionado fuertemente por el mismo Lenin53:

Pero el socialismo y la lucha de clases surgen juntos, aunque de


premisas diferentes; no se derivan el uno del otro. La conciencia

50 En la época de Lenin, el movimiento comunista marxista se autodenomi-


naba socialdemocracia.
51 Es decir, conciencia sindical o gremial.
52 V.I. Lenin. ¿Qué hacer?, Editorial Progreso, Moscú: 1981, p. 35.
53 Al respecto consúltese la obra de Lenin La revolución proletaria y el
renegado Kautsky. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín: 1972.

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Capítulo 1

socialista moderna sólo puede surgir de profundos conocimientos


científicos ... Pero el portador de la ciencia no es el proletariado, sino
la intelectualidad burguesa ... De modo que la conciencia socialista
es algo introducido desde fuera en la lucha de clase del proleta-
riado, y no algo que ha surgido dentro de ella espontáneamente54.

A partir de esta tesis kautskyana, Lenin desarrolló su concep-


ción de “partido de vanguardia”, integrado por “revolucionarios
profesionales”, predestinado a dirigir a los obreros y al pueblo en
general durante el proceso revolucionario. Esta propuesta de Lenin
no tenía relación alguna con lo planteado por Marx, quien, como ya
dijimos antes, siempre dejó claro que la emancipación de la clase
obrera sólo podía darse por obra de la propia clase obrera.
El mismo Federico Engels enfatizó en 1888 la capacidad de los
trabajadores por desarrollar una teoría propia destinada a orientar
su lucha por la emancipación del capitalismo. Las palabras finales
de su conocida obra Ludwig Feuerbach así lo demuestran:

Los representantes oficiales de esta ciencia se han convertido en


ideólogos descarados de la burguesía y del Estado existente …Sólo
en la clase obrera perdura sin decaer el interés teórico alemán... El
movimiento obrero de Alemania es el heredero de la filosofía clásica
alemana55.

Para Engels los trabajadores no eran ignorantes consumados


ni incapaces de alcanzar un pensamiento teórico. Por el contrario,
considera a la clase obrera con plena capacidad de tener un pensa-
miento filosófico que dé continuidad a los desarrollos intelectuales
que la filosofía clásica alemana había tenido con teóricos como
Hegel y Feuerbach. Para Carlos Marx y Federico Engels la clase

54 Estas afirmaciones de Carlos Kautsky fueron publicadas en la revista


Neue Zeit, 1901-1902, XX, I, p. 79. V.I. Lenin. ¿Qué hacer?, Editorial Pro-
greso, Moscú: 1981, p. 45.
55 Carlos Marx y Federico Engels. Obras escogidas en tres tomos, tomo 3,
Editorial Progreso, Moscú: 1976. p. 395.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

trabajadora de la Europa que ellos vivieron era capaz de liberarse


a sí misma mediante la lucha revolucionaria por alcanzar el poder
político. Los obreros ni eran demasiado incultos ni era necesario
que vinieran personajes ilustrados a dirigir sus organizaciones y
representarlos en los parlamentos.
La liberación de la clase obrera sería obra de la propia clase
obrera. Así nació la primera Asociación Internacional de Trabaja-
dores en 1864. Esa premisa constituyente del marxismo fue dejada
de lado posteriormente por los revolucionarios bolcheviques,
siendo sustituida por la propuesta leninista de construir un partido
de revolucionarios profesionales, que en su mayoría provenían
de clases medias y altas de la población, y que estaba destinado a
dirigir tanto la lucha por alcanzar el poder político como el proceso
posterior de construcción de una sociedad socialista.

Rosa Luxemburgo reivindica el protagonismo obrero y


el espontaneísmo en las luchas

Esta concepción de los bolcheviques rusos fue enfrentada por


Rosa Luxemburgo en fecha tan temprana como 1904, cuando acusó
a Lenin de trasplantar los métodos de los conspiradores blan-
quistas franceses del siglo XIX, al separar a los dirigentes de las
masas trabajadoras y crear estructuras centralizadas que impe-
dían que los obreros tomaran decisiones sobre la conducción de sus
propias luchas:

El establecimiento de la centralización en la socialdemocracia


sobre estos dos principios –sobre la ciega subordinación de todas
las organizaciones de partido, hasta los más mínimos detalles de su
actividad, a un poder central que piensa, crea y decide por todos, así
como la drástica separación del núcleo organizado del partido del
medio revolucionario que le rodea- tal como lo defiende Lenin, nos
parece, por consiguiente, una trasposición mecánica de los princi-
pios de organización del movimiento blanquista de los círculos de
conspiradores al movimiento socialdemócrata de las masas obreras

46

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Capítulo 1

… pero en realidad la socialdemocracia no está “ligada” a la orga-


nización de la clase obrera, sino que ella misma es el propio movi-
miento de la clase obrera.56

En esa misma época, Rosa Luxemburgo se distanciaba de las


ideas predominantes en los partidos socialdemócratas, al glori-
ficar la huelga de masas como un mecanismo de lucha de las clases
trabajadoras que podía conquistar tanto victorias económicas como
políticas, de la misma forma en que hasta ese entonces lo había
hecho la lucha parlamentaria.
Basándose en la experiencia histórica concreta de la Revolu-
ción rusa de 1905, Luxemburgo enfatiza el carácter relativamente
espontáneo de las masivas oleadas de huelgas obreras en deter-
minadas coyunturas de crisis, justificando esa espontaneidad como
parte necesaria del proceso de educación política que las masas
obreras deben atravesar en su lucha por avanzar hacia una revolu-
ción social: “El elemento espontáneo juega un papel tan predomi-
nante en las huelgas de masas (…) no porque el proletariado esté
‘insuficientemente educado’, sino porque las revoluciones no se
enseñan ni se aprenden en ninguna escuela.57
Nuestra autora profundiza acerca del papel del partido social-
demócrata en estos procesos de lucha social. Considerando que los
períodos de crisis no permiten planificar previamente las acciones
de lucha, y descartando la posibilidad de que el partido y los sindi-
catos puedan planificar en frío una “huelga de masas demostrativa”
del poder de los socialistas, insistía en la necesidad de enfrentar
la realidad de un verdadero movimiento popular “surgido con
fuerza debido a la agudización extrema de los antagonismos de
clase y de la situación política”, es decir, en la necesidad de asumir
la dirección de huelgas masivas de carácter espontáneo, derivadas

56 Rosa Luxemburgo. Escritos políticos, Editorial Grijalbo, España: 1977, p. 532.


57 Ibídem, p.189. [Subrayado del autor].

47

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de profundas crisis políticas y económicas propias del sistema


burgués imperante.58
Luxemburgo alerta ante los escenarios de burocratización que
por fuerza de las circunstancias se van generando en las estructuras
sindicales, enfatizando la importancia de preservar la capacidad de
decidir democráticamente por parte de las “masas proletarias”, por
encima de las cúpulas de las direcciones de sindicatos y federa-
ciones59. En todo momento esta autora toma partido por la concep-
ción marxista ya expresada antes, de que los trabajadores deben
ser los principales protagonistas de su lucha política y económica,
en contraposición a los escenarios en los cuales la dirigencia, tanto
del partido como de los sindicatos, termina sustituyendo a la clase.
Su destino vital la condujo a estar al frente de las luchas de los
trabajadores alemanes que enfrentaban la derechización de la diri-
gencia socialdemócrata (que había respaldado la guerra en 1914) y
pugnaban por abrirle paso a la revolución socialista60.

Ya es hora de que las masas obreras socialdemócratas aprendan


a manifestar su capacidad de discernimiento y su capacidad de
acción, demostrando así su madurez para afrontar épocas de
grandes luchas y de grandes tareas, en las que ellas, las masas, serán
el sujeto activo y la dirección no recaerá tan sólo en las ‘personas
que hablan’, en los intérpretes de la voluntad de las masas … el
movimiento sindical no es lo que se refleja en las ilusiones (…) de
una minoría de dirigentes, sino lo que está vivo en la consciencia de
las grandes masas de proletarios ganados para la lucha de clases.61

Estas diferencias de concepciones presentes entre los marxistas


europeos al comienzo del siglo XX, que como ya dijimos repetían la

58 Ibídem, p. 205.
59 Ibídem, p. 233.
60 Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht. La Comuna de Berlín, Editorial
Grijalbo, Colección 70, Nº 97, México: 1971, p. 75.
61 Ibídem, p. 234.

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Capítulo 1

polémica sostenida por Marx y Engels con los dirigentes del Partido
Socialdemócrata Alemán treinta años antes, se saldaron histórica-
mente a favor de las tesis leninistas, respaldadas estas últimas por
la fuerza arrolladora del triunfo revolucionario de los bolcheviques
rusos en 1917. De esta forma la concepción profundamente demo-
crática (en el sentido de democracia obrera o popular) implícita
en las ideas de Carlos Marx sobre la revolución proletaria, quedó
desplazada por las tesis de Lenin que postulaban la existencia de
una vanguardia esclarecida que condujera a los obreros en la lucha,
tanto antes como después de tomar el poder político.
A partir de la Revolución rusa de 1917, se propagó por el mundo
la supuesta concepción marxista del partido dirigente, que impli-
caba las siguientes premisas:
•  Para que haya revolución es imprescindible la existencia de un
partido.
•  Ese partido debe dirigir a todas las organizaciones obreras, tanto las
de carácter reivindicativo como los sindicatos, cuanto las destinadas
a ejercer el poder político territorial, como los consejos de trabaja-
dores o soviets.
•  También debe dirigir el partido todas las estructuras del Estado
socialista, cuando se haya tomado el poder.
•  El partido a su vez se organiza en una estructura vertical, en cuya
cúspide está el comité central, quien a su vez tiene un buró político y
un secretario general.
•  Sobre la base del llamado “centralismo democrático”, la cúpula diri-
gente termina dominando todo el proceso de lucha “revolucionaria”.

La democracia socialista con la que soñó Marx terminó histó-


ricamente en su negación leninista divulgada e implementada
por los revolucionarios rusos. Las deformaciones y aberraciones
en el sistema político que se suscitaron en el llamado “socialismo
real” en la Unión Soviética y los países de Europa Oriental fueron
originadas por esa concepción leninista que desdeñaba la capa-
cidad de las masas para decidir su propio destino y hacía énfasis
en la necesidad de una vanguardia esclarecida, los “revolucionarios

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profesionales”, como los que debían dirigir y tomar las sabias deci-
siones que conducirían el proceso socialista al comunismo.

Gramsci y los consejos de fábrica

Ya durante el período de la Revolución rusa, otros teóricos


marxistas como Antonio Gramsci introducen elementos para este
debate, al catalogar a los consejos de fábrica como el fundamento
del nuevo Estado obrero que surgirá del período revolucionario62.
Distanciándose de los partidos y sindicatos, a los cuales cataloga
como organizaciones propias de la democracia burguesa, que
en su accionar político no rebasan los límites del Estado burgués,
Gramsci otorga su pleno respaldo a los consejos de fábrica como
expresión de la conciencia alcanzada por la clase obrera en su lucha
contra el capital, como nuevas organizaciones propias de esa lucha
obrera por acabar con la explotación capitalista: “El nacimiento de
los consejos de fábrica representa el comienzo de una nueva era de
la historia del género humano […] la era de los Estados obreros que
confluirán en la formación de la sociedad comunista”.63
Para Gramsci el consejo de fábrica es la primera célula de un
proceso histórico que tiene que culminar en la Internacional
Comunista, entendida no sólo como una expresión política orga-
nizada del proletariado revolucionario, sino como una reorganiza-
ción general de la economía mundial en nombre de la humanidad
entera. Es decir, el consejo de fábrica no es simplemente una nueva
forma de organización de los trabajadores, sino precisamente la
forma de organización que sirve para que la clase trabajadora acabe
con el sistema capitalista, expropie a los expropiadores, y construya
el socialismo sobre la base de reorganizar la economía mundial.
Para ello, la relación entre el partido y los sindicatos con el
consejo de fábrica no debe ser nunca de tutela o imposición, sino

62 Antonio Gramsci. “El consejo de fábrica”, Antología, Siglo Veintiuno Edi-


tores, México: 1978, p. 79.
63 Ibídem, p. 80.

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Capítulo 1

que debe actuar como agente consciente para propiciar el proceso


de lucha revolucionaria obrera, en el marco del cual el surgimiento
de los consejos de fábrica permitirá dar los pasos necesarios para
comenzar a concretar la nueva sociedad socialista.64
Es de resaltar que estas posiciones teóricas de Gramsci respon-
dieron a sus reflexiones sobre el período revolucionario vivido a
partir de la crisis originada por la Primera Guerra Mundial (1914-
1918). Gramsci posteriormente dejó de enfatizar sobre la impor-
tancia de los consejos de fábrica (que prácticamente se disolvieron
cuando sobrevino un período de reflujo o retroceso de la lucha
obrera debido al ascenso del fascismo) y se concentró en valorar
la función del partido revolucionario, apoyándose para ello en la
consolidación del socialismo en la URSS y en la lectura que los
teóricos bolcheviques (tanto Lenin como Stalin y Trotski) difun-
dieran sobre su experiencia, colocando la existencia previa de un
partido revolucionario como clave para el triunfo político de la
clase trabajadora.

El triunfo socialista en la URSS y la deformación del


marxismo

El triunfo de los bolcheviques y la consolidación de la URSS


como el primer Estado Socialista del mundo contemporáneo,
permitió a Lenin y luego a Stalin propagar sus ideas políticas a
nivel mundial, dándoles la categoría de “teoría marxista de la revo-
lución”, con el carácter de principios generales de la lucha revo-
lucionaria del proletariado, aplicables en cualquier sitio y en toda
circunstancia. Las ideas de Marx se transformaron de esta manera
en una receta manualesca que no podía cumplir ninguna función
efectiva en la orientación de la lucha de clases de los trabajadores
en el mundo capitalista.65

64 Ibídem, p. 82.
65 Roberto López Sánchez. Los consejos comunales y el Socialismo del siglo XXI.
Editorial de la Universidad del Zulia, Maracaibo (Venezuela): 2009, p. 17.

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La mejor expresión de este marxismo de manual fue la obra


El materialismo histórico, de F.V. Konstantinov, publicada por la
Academia de Ciencias de la URSS. Este libro suplantaba el análisis
riguroso de los procesos históricos específicos, por la instauración
de un esquema de desarrollo predeterminado, inexorable, al cual
se ajustaban todas las sociedades del mundo. En ese sentido, el
marxismo soviético se emparentó directamente con el positivismo66.
Lenin y Stalin obviaron, muy probablemente en forma cons-
ciente, las características muy particulares que rodearon al proceso
revolucionario ruso, características que lo diferenciaban total-
mente de la lucha de clases que se suscitaba en los países capi-
talistas desarrollados (la Europa occidental y los Estados Unidos
de América). Mientras que Rusia era un imperio zarista, con
una economía feudal en el campo, en donde había más de 100
millones de campesinos contra unos 8 millones de habitantes de
las ciudades, donde nunca había existido un régimen republicano-
parlamentario burgués (es decir, no había ocurrido la revolución
burguesa), y donde la sociedad seguía siendo grandemente influida
por la iglesia, los países del occidente de Europa y los Estados
Unidos tenían un largo desarrollo capitalista y republicano que
necesariamente obligaba a los revolucionarios a plantear la lucha
por el socialismo desde otra perspectiva.
Todas las revoluciones que a lo largo del siglo XX se denomi-
naron socialistas se realizaron en países en los cuales el campe-
sinado era la mayoría de la población, con una economía agraria
predominante, donde no existía ni un proceso de industrializa-
ción capitalista desarrollado (salvo en algunas ciudades rusas) ni
un régimen parlamentario burgués. Tal fue el caso de las revolu-
ciones en Rusia, China, Vietnam, Yugoeslavia, Albania y Cuba.
En todos estos países la revolución cumplió básicamente tareas
democrático-burguesas, fue dirigida por partidos integrados por
intelectuales de la clase media que se hacían llamar partidos comu-
nistas, que utilizaban un discurso de ropaje marxista, y en los que

66 F. V. Konstantinov. El materialismo histórico, Editorial Grijalbo, México:1957.

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Capítulo 1

la fuerza social fundamental fueron los campesinos. Todavía no se


ha presenciado una revolución socialista triunfante en los países
capitalistas de mayor desarrollo, como pensó Marx que ocurriría.
Un ejemplo del oportunismo político practicado por Lenin
se observa al analizar su obra La enfermedad infantil del izquier-
dismo en el comunismo, del año 192067. Dicha obra sirvió a Lenin
para teorizar sobre la necesidad de la participación de los comu-
nistas en los parlamentos y sindicatos burgueses de la Europa
occidental, basándose en argumentos extraídos de la experiencia
de los bolcheviques en Rusia. Pero sucede que lo que en la Rusia
zarista constituía una novedad –los sindicatos y el parlamento–, en
la Europa occidental constituían por el contrario unas instituciones
bastante experimentadas en el mantenimiento del orden burgués.
La gran enseñanza surgida de la Revolución rusa no era la nece-
sidad de participar en los parlamentos y los sindicatos burgueses. El
surgimiento de los soviets o consejos obreros como forma de organiza-
ción autónoma de la clase obrera, que permitía hacer realidad el poder
de los trabajadores en la revolución, era la gran enseñanza del triunfo
de los bolcheviques, sobre la que era necesario profundizar en lo
teórico para asimilar esa experiencia y transmitirla al movimiento
revolucionario mundial (algo que intentó hacer Gramsci, como
dijimos antes, y también Lukács, como expresaremos más adelante).
Pero extrañamente Lenin no realizó ningún escrito de impor-
tancia que teorizara sobre los soviets. Se limitó a utilizarlos como
medio práctico para que su partido se hiciera con el poder, y una vez
conseguido, se ocupó de quitarle el poder a estos soviets y trasladár-
selo al partido. Lenin obvió a los soviets, y se puso a teorizar sobre
las instituciones burguesas, que de paso ya habían sido derrocadas
en la propia URSS. Esto se puede considerar un intento oportunista
por congraciarse con la burguesía europea, con el fin de permitir la
consolidación del gobierno bolchevique en Rusia.

67 V.I. Lenin. “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”,


Obras escogidas, tomo 3, Editorial Progreso, Moscú: 1971, p. 349.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

El momento político que se vivía en Europa cuando es publi-


cado el libro La enfermedad infantil... era de efervescencia revo-
lucionaria, como lo atestiguaban el poder de los consejos obreros
en varias ciudades de Alemania en el año 1919, la revolución en
Hungría encabezada por Bela Kun ese mismo año, y el surgimiento
de consejos obreros en otros países como Italia y Polonia.
El hacer caso omiso de la experiencia de los consejos obreros,
y el recomendar a los comunistas europeos la participación en los
parlamentos y sindicatos burgueses, en momentos en que el movi-
miento obrero europeo se organizaba autónomamente en consejos
con el fin de llevar adelante el derrocamiento de la burguesía y
ejecutar la revolución socialista, y en que la propia burguesía utili-
zaba a sus parlamentos y sindicatos para oponerlos al poder de
los consejos, se puede considerar como un acto de inconsecuencia
política para con el movimiento obrero europeo.
Stalin fue sencillamente un seguidor consecuente de las ideas de
Lenin; en todo caso, llevó algunas de las ideas de Lenin a ciertas apli-
caciones extremas, pero sin abandonar nunca las ideas básicas del
leninismo. Las aberrantes purgas realizadas por Stalin, que llevaron a
una verdadera cacería de brujas y al asesinato de miles de dirigentes
comunistas, cuyo único delito fue el de discrepar de la opinión oficial
del partido, tuvieron su embrión en las purgas que el propio Lenin
encabezó a comienzos de los años 20, con el visto bueno de Trotsky.
Los bolcheviques concibieron desde un comienzo a los sindi-
catos como organizaciones en las cuales debía influir el partido con
su propaganda y su labor de formación68, pero no consideraron que
los sindicatos pudieran expresar niveles de autonomía de clase. La
tendencia conocida como la “oposición obrera”, surgida dentro del
Partido Bolchevique y encabezada por Alejandra Kolontai, S. Medvé-
diev y A. Shliápnikov, que planteaba que los sindicatos de producción
–el Congreso de Productores de Rusia– debían dirigir la economía
soviética, fue despiadadamente combatida por Lenin, y aplastada en

68 Jorge Plejanov. Sindicalismo y marxismo, Grijalbo, Colección 70, N° 19,


México D.F.: 1968, p.105.

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Capítulo 1

el X y el XI Congresos del Partido Bolchevique (realizados en 1921 y


1922, respectivamente). Esta tendencia fue completamente desman-
telada, sus dirigentes excluidos de todo cargo de dirección en el
partido y en el Estado, y nunca volvieron a figurar sus nombres en los
registros soviéticos (salvo la Kolontai, que por su gran renombre no
pudieron desaparecerla, pero siempre se mantuvo aislada del poder).
Basta con revisar las actas de esos congresos, para conocer la
fiereza de Lenin al atacar las discrepancias de sus propios cama-
radas de partido. Lenin enfatiza en todo momento la necesidad
de “la cohesión del partido, la inadmisibilidad de una oposición
en su seno”. Las discrepancias dentro del partido las conceptua-
liza Lenin como una enfermedad. Esa enfermedad era propia de
la “ideología pequeñoburguesa”, del “desclasamiento del proleta-
riado”. Repetía que “la dictadura del proletariado sólo es posible a
través del Partido Comunista”, para rechazar la propuesta de que
los sindicatos jugaran un papel dirigente. Y finalmente, llamaba no
tan veladamente a fusilar a quienes discrepaban:

... hemos invertido bastante tiempo en discusiones, y debo decir que


ahora es mucho mejor “discutir con los fusiles” que con las tesis
presentadas por la oposición. ¡Ahora no hacen falta oposiciones,
camaradas, no es el momento! O aquí o allí, con el fusil, pero no con
la oposición. […] Creo que el congreso del partido deberá llegar a
esta conclusión, deberá decidir que le ha llegado su fin a la oposi-
ción, que esto se acabó, ¡que basta ya de oposiciones!

Expulsión, extrañamiento a provincias remotas, o fusilamiento,


ésas fueron las alternativas formuladas por Lenin durante sus
intervenciones en el X Congreso del Partido Bolchevique para
resolver las discrepancias con la tendencia de la oposición obrera:

Si siguen jugando a la oposición, el partido deberá expulsarlos


de su seno […] A quienes hacen acusaciones de esa índole se les
expulsa del partido o se les dice: te mandamos a recoger patatas a la

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

provincia tal; ya veremos si se te pudren menos que en las provin-


cias que dirigía Tsiurupa.69

Los bolcheviques, entre ellos Lenin y Stalin, impusieron un


modelo de sociedad donde el partido era el grupo dirigente, y el
Estado era el que controlaba todos los procesos económicos, polí-
ticos y socioculturales. Ese modelo aplicado en la URSS y en el resto
de los países socialistas, fue el que colapsó entre 1989 y 1992. A este
respecto resulta importante valorar la opinión de Carlos Lanz:

En el marxismo soviético existió un esfuerzo teórico por justificar


la existencia de la división social del trabajo, dándole una carta de
‘naturalidad’, de ‘normalidad’. De tal manera que las consecuen-
cias de esta relación de producción tuvieron que racionalizarse en
nombre de la especialización, del avance de las ciencias, es decir,
en nombre de la ‘realidad objetiva’ se impuso la hegemonía de los
técnicos, gerentes y especialistas. En síntesis, se aplicó un modo de
producción de conocimiento que calca todos los aspectos básicos
del Paradigma Positivista, que está en correspondencia con el modo
de vida capitalista, que refuerza su lógica. (…) la división social
del trabajo es una de las raíces histórico-sociales de la aliena-
ción, de las clases y sus luchas. En tal sentido, en el socialismo real
nunca se atacó este aspecto definitorio del capitalismo, sino, como
ya dijimos, se modificaron algunos aspectos que tienen que ver
con las relaciones de propiedad desde un punto de vista jurídico
(nacionalización, estatización) (…) Por ello cuando examinamos
la preeminencia de los ‘jefes’, especialistas y caudillos, o cuando
condenamos los crímenes de la burocracia, la pedagogía pater-
nalista, la manipulación informativa, hay que romper la tradición

69 Todas las citas de esta sección son extraídas de los discursos de Lenin en
el X Congreso del PC de Rusia, celebrado del 8 al 16 de marzo de 1921.
Lenin V.I. 1976. Discurso de resumen de la discusión sobre el informe del
CC. X Congreso del PC (b) de Rusia. V.I. Lenin. Discursos pronunciados
en los congresos del partido 1918-1922, Editorial Progreso, Moscú: 1976,
p. 229.

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Capítulo 1

acomodaticia de culpar de ello a Stalin u otro personaje, y no ubicar


que se trata del conjunto de relaciones sociales…70.

La reivindicación del protagonismo obrero

Varios teóricos marxistas que fueron críticos ante la expe-


riencia rusa, además de los ya mencionados (Luxemburgo y
Gramsci) como Antón Pannekoek71, Herman Gorter72, Karl Korsch73
y Paul Mattick74, entre otros, defendieron la acción autónoma de la
clase obrera, oponiéndose a las tesis que subordinaban a los traba-
jadores a la dirección de una élite que controlaría todo el proceso de
cambio social. Para ellos, la verdadera lucha de los trabajadores por
su emancipación del capital aún no había comenzado. Las revolu-
ciones campesinas75 del siglo XX sólo fueron “escaramuzas precur-
soras”, como dijo Pannekoek hace unos 50 años:

Cuando se habla de fracaso de la clase obrera, se habla de un fracaso


ligado a unos objetivos demasiado restringidos. La verdadera lucha
para la emancipación todavía no ha empezado... Lo que se ha

70 Carlos Lanz. Presupuestos teóricos y metodológicos de la organización alter-


nativa, Editorial Primera Línea, Mérida (Venezuela): 1992, p. 3. [Subrayado
del autor]
71 Serge Bricianer. Anton Pannekoek y los consejos obreros, Editorial Ana-
grama, Barcelona (España): 1976.
72 Herman Gorter y V.I. Lenin. Jefes, partido y masas, N° 101 de la Colección
70, Grijalbo, Mexico: 1972.
73 Karl Korsch. ¿Qué es la socialización? Un programa de socialismo prác-
tico, Cuadernos de pasado y presente, N° 45, Buenos Aires: 1973.; Teoría
marxista y acción política, Cuadernos de pasado y presente, N° 84, Mexi-
co: 1979.
74 Paul Mattick. Rebeldes y renegados. La función de los intelectuales y la
crisis del movimiento obrero, Icaria editorial, Barcelona (España): 1978.
75 El historiador norteamericano Eric Wolf ha considerado las revolucio-
nes comunistas en Rusia, China, Vietnam y Cuba como parte integrante
de las “luchas campesinas del siglo XX”, enfatizando en que fueron los
campesinos la principal fuerza social de dichas revoluciones. Eric Wolf.
Las luchas campesinas del siglo XX, Siglo XXI Editores, México: 1980.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

convenido en llamar movimiento obrero de estos últimos cien años,


no ha sido más que una sucesión de escaramuzas precursoras.76

Uno de los puntos centrales de discrepancia con los bolchevi-


ques fue la concepción leninista del partido, así como la tesis de la
construcción del socialismo en un solo país77. La corriente denomi-
nada “consejista” reivindicó las experiencias de los consejos obreros
durante el período revolucionario sucedido en Europa al término de
la Primera Guerra Mundial. Pero el fracaso histórico de esas expe-
riencias revolucionarias europeas, y la consolidación del socialismo
soviético como único Estado socialista del mundo, debilitó y sumió
en el olvido las ideas de estos teóricos (que además eran inicial-
mente dirigentes de los partidos comunistas europeos, de los cuales
fueron expulsados por sus discrepancias con la política soviética).
La reivindicación de la autonomía de clase y de las formas de
organización consejistas cobró auge luego del Mayo francés de
1968. Algunos autores hacían énfasis en la importancia de tras-
cender los “mecanismos de integración del capital”, es decir, el
Estado, los partidos “obreros”, los sindicatos, la democracia repre-
sentativa e incluso las llamadas “democracias populares” exis-
tentes en el bloque soviético, para que el movimiento obrero
construyera sus “propios organismos de lucha” como las asambleas
y los consejos, ya sea en los barrios o en las fábricas, en las cuales
no existe delegación de poder ni representación “a plazo fijo”, sino
permanentemente revocable78.
A pesar de su ataque hacia la democracia representativa, acla-
raban que el sistema expresado en La Comuna de París y luego en
los soviets y consejos de fábrica no anulaba el principio del sufragio
universal ni el de la democracia representativa en beneficio exclu-
sivo de una democracia directa. Para estos teóricos, los consejos

76 Serge Bricianer. Op. cit., p. 376.


77 Karl Korsch. Op. cit., 1979, p. 27.
78 Fernando Ariel del Val. Autonomía de clase y crisis del marxismo, Caste-
llote Editor, Madrid (España): 1977, p. 10.

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Capítulo 1

obreros implican un nuevo uso del sufragio universal y una nueva


red de instituciones representativas que realizan, de un modo
distinto al parlamentarismo burgués, el principio de la representa-
ción política79.
Le salían al paso a las críticas que provenientes de la jerarquía
partidista tanto de la URSS como de los partidos comunistas de
Europa occidental se le hacían al modelo consejista. Estas críticas
se pueden resumir en que las experiencias de los soviets y consejos
de fábrica eran experiencias históricas “perimidas” que “no se
habían podido adaptar a una sociedad compleja como la occidental,
que además al negar las alianzas de clase y la acción política en las
instituciones del Estado conducían fatalmente a la derrota, y que
finalmente, de concretarse como opción de poder, el consejismo
tendía a imponer un modelo de dominación autoritario y represivo,
traicionando los objetivos de liberación obrera hacia los cuales iba
dirigido80.
Los partidarios del consejismo formulaban su propuesta como
una estrategia destinada a revitalizar la lucha por alcanzar el comu-
nismo ante la evidente “postergación” reformista que ocurría en la
práctica de los partidos europeos occidentales. Insistían en que la
opción consejista no se oponía al sufragio universal sino que se
diferenciaba en las formas de aplicación de ese sufragio universal,
en el tipo de organismos a elegir y en los mecanismos para controlar
la acción de dichas organizaciones81.
Dado que el objetivo de los trabajadores no era el de afirmar
su dominio sino el de suprimir toda forma de dominio, mal podía
acusarse al consejismo de querer imponer una dictadura sobre el
resto de la sociedad.

79 Valentino Gerratana. “Temática consiliar y extinción del Estado”, Conse-


jos obreros y democracia socialista, Cuadernos de pasado y presente, N°
33, Siglo XXI Editores, México: 1972, p. 9.
80 Lucio Magri. “Parlamento o consejos obreros”, Consejos obreros y democra-
cia socialista, Cuadernos de pasado y presente, N° 33, Siglo XXI Editores,
México: 1972, p. 16.
81 Lucio Magri. Op. cit., p. 34.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Algunos autores enfatizaban en el carácter “transitorio” de los


consejos obreros. La consolidación de un congreso de consejos
obreros en el poder “tendería a estabilizar el carácter de clase del
proletariado”, y con ello de una nueva forma de dominación, cuando
el objetivo de la revolución socialista es más bien la desaparición de
la sociedad de clases y, por consiguiente, la supresión del proleta-
riado82. Los consejos obreros no debían considerarse como un mero
cambio de papeles en la organización de la producción, sino como
un mecanismo de lucha contra las formas de opresión del capital.
La estrategia de los consejistas de los años 70 no negaba tajan-
temente a los partidos y sindicatos. En todo caso recomendaba la
necesidad de crear nuevas estructuras y de adecuar estas organi-
zaciones a la visión de lucha por una democracia más participativa,
basada en colectivos de base, en el control real de las decisiones, y
en el carácter anticapitalista de los consejos (como embriones de
nuevas relaciones de producción).
Pannekoek asignaba tareas diferentes y complementarias a
los consejos obreros y a los partidos. Para él, los consejos obreros
son los órganos de acción práctica y de lucha de la clase obrera. Los
partidos, en cambio, tienen la misión de elaborar su poder espi-
ritual, de estudiar, discutir y difundir las ideas sociales entre los
trabajadores por medio de la propaganda83.
Pero el papel de las organizaciones tradicionales como los
partidos y sindicatos que concebían los consejistas no era posible
si aquéllos no se modificaban radicalmente. El viejo movimiento
obrero se encontraba totalmente integrado al sistema capitalista,
y no podía hacer otra cosa que declinar junto al capitalismo mismo.
Un renacimiento del movimiento obrero debía desarrollarse como
“una rebelión de las masas contra sus organizaciones”84. Por tanto,
los partidos y sindicatos que jugaran un papel en esta rebelión

82 Adler Max. Consejos obreros y revolución, Grijalbo Colección 70, N° 114,


México, D.F.: 1972, p. 56.
83 Serge Bricianer. Op. cit. p. 346.
84 Paul Mattick. Op. cit., p. 129.

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Capítulo 1

debían concebirse de manera radicalmente distinta al modelo que


antes había predominado (el vanguardismo-leninismo, en lo que
respecta al partido, y el reformismo justificador del capitalismo en
lo que toca a los sindicatos).
La estrategia consejista se resumía en la necesidad de dar un
carácter permanente a los grandes movimientos de masas que
habían surgido espontáneamente. La organización consejista debía
extenderse a otros sectores de la sociedad y construir sus propias
instancias de unidad y coordinación, creciendo como una alterna-
tiva social al sistema.
Diferenciándose de quienes aprovechaban el distanciamiento
abierto entre los movimientos sociales por un lado y los partidos
y sindicatos por el otro, para simplemente proceder a constituir
nuevos sindicatos y nuevos partidos, los partidarios de la auto-
nomía de clase insistían en la necesidad de construir en las fábricas
consejos obreros que asumieran tareas sindicales y políticas a
la vez, y que conservaran su autonomía con respecto a los sindi-
catos y los partidos85. Los consejos, en resumen, se concebían como
órganos de un nuevo Estado en formación.
Los consejistas no llegaron a trascender completamente la
visión de una estrategia concebida exclusivamente para la clase
obrera industrial, aunque atisbaron la necesidad de vincular los
consejos obreros con formas similares de organización social en
las comunidades. El hecho de que la experiencia de los consejos
obreros no se haya podido desarrollar como práctica política domi-
nante entre los movimientos de trabajadores del mundo occidental
no deslegitima sus aportes como formas de organización alterna-
tivas a los partidos y los sindicatos (que no eran considerados nece-
sariamente como antagónicos). El colapso posterior de la URSS y el
decaimiento general de la influencia política tanto de los partidos
comunistas y socialdemócratas como de los sindicatos, ha colocado
de nuevo en el siglo XXI el debate en torno a las formas de organiza-
ción consejista, sobre todo a la luz de la crisis económica que sacude

85 Lucio Magri. Op. cit., p. 36.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

al capitalismo global y la aplicación de medidas que suprimen los


derechos históricos conquistados por esos partidos y sindicatos a lo
largo del siglo XX.
La reivindicación de la autogestión de los trabajadores en la
actividad productiva también fue reivindicada por el gobierno de
Yugoslavia a partir de su ruptura con el estalinismo en 1948. Desa-
rrollando un tipo particular de comunismo, al que denominaron
de “autogestión”, los dirigentes de Yugoslavia, encabezados por su
presidente Josip Broz Tito, implementaron mecanismos de partici-
pación democrática de los trabajadores que incluían la existencia
de consejos obreros en las fábricas y unidades de producción. Si
bien partían de cuestionar el papel dirigente del partido (o de los
partidos), defendiendo un “pluralismo autogestor” que permi-
tiera la manifestación de los intereses de las comunidades86, en la
práctica la autogestión yugoeslava no fue más allá de las formas de
“cogestión” obrera ensayadas en la misma época en el capitalismo
occidental.

Estado de la cuestión luego de la desaparición de la URSS

Es imprescindible hacer aquí un recuento teórico sobre las


diferentes concepciones que en el seno del marxismo se han desa-
rrollado con relación al papel de la clase trabajadora en el proceso
de lucha de clases en procura de alcanzar la revolución socialista:
•  Carlos Marx y Federico Engels, de cuya obra se desprende lo funda-
mental de la teoría marxista y de la teoría general relacionada con la
lucha de la clase trabajadora por liberarse de la explotación capitalista,
sostuvieron siempre que la liberación de la clase obrera sería obra de
ella misma, sin necesidad de subordinarse o ser dirigida por grandes o
pequeños burgueses, intelectuales, personajes ilustrados, etc.
•  En oposición a estas ideas de Marx-Engels, los líderes del Partido
Socialdemócrata Alemán defendieron, a fines del siglo XIX, que los

86 Eduard Kardelj. Fundamentos del sistema político autogestionario, El CID


Editor, Argentina: 1978, p. 33.

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Capítulo 1

obreros debían ser representados por integrantes de las clases cultas,


que tuvieran tiempo y recursos para formarse intelectualmente.
•  Este debate se repitió luego, a comienzos del siglo XX cuando Lenin,
dirigente del Partido Bolchevique ruso y posterior líder de la Revo-
lución soviética en 1917, asume las mismas tesis “dirigentistas” o
“vanguardistas” de los socialdemócratas alemanes, exponiendo su
concepción sobre lo que debería ser el partido proletario, integrado
por revolucionarios profesionales provenientes en su mayoría de
las clases burguesas y pequeñoburguesas.
•  La concepción de Lenin va a ser enfrentada por diferentes teóricos
marxistas, como Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci y Anton
Pannekoek, que defendían la acción autónoma de la clase obrera y
se negaron a aceptar que tuviera que existir un partido “dirigente”
que sustituyera el poder de decisión de la clase obrera en el proceso
revolucionario. Estas ideas permanecerán en expresiones muy
minoritarias dentro de las organizaciones obreras en todo el mundo.
•  El modelo leninista terminará imponiéndose finalmente a nivel
mundial, impulsado por el prestigio de la URSS como experiencia
socialista triunfante y exitosa durante más de medio siglo.
•  El derrumbe del socialismo en la URSS en 1991, unido a la degene-
ración burocrática de esa experiencia histórica durante las décadas
inmediatamente anteriores, implicó el surgimiento de posiciones
críticas que teorizaron sobre los errores del leninismo y volvieron a
reivindicar las ideas originarias de Marx sobre la revolución conce-
bida como un acto democrático de la clase trabajadora, tomando
colectivamente sus decisiones y políticas en procura de expropiar a
los expropiadores y alcanzar el socialismo.

Esta última consideración se desarrolla en el marco de una


hegemonía absoluta del capitalismo neoliberal globalizado, y en un
contexto socioeconómico que ha modificado la composición misma
de las clases sociales, en donde el proletariado industrial ya no
figura como la clase mayoritaria oprimida y explotada por el capital.
Grandes movimientos sociales urbanos y rurales, distintos a la
tradicional lucha de clases entre obreros y burgueses que caracterizó

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

a las sociedades industrializadas durante el siglo XIX y la primera


mitad del XX, insurgieron arrolladoramente desde la década de 1960
y configuraron una realidad algo distinta a la que tuvo por objeto
de análisis la teoría marxista de los clásicos. Dado que la lucha de
clases en el capitalismo globalizado se ha manifestado en las últimas
décadas principalmente a través de las acciones de estos movi-
mientos sociales, es imprescindible conceptualizarlos teóricamente
y relacionar estas nuevas categorías con el concepto mismo de clases
sociales y de lucha de clases que antes hemos analizado.

El estudio de los movimientos sociales

En el estudio de los movimientos de trabajadores conside-


ramos las teorías sobre los movimientos sociales surgidas en las
últimas décadas. Al respecto valoramos los trabajos recopiladores
de Ángel Calle87, Álvarez Junco88, Pérez Ledesma89, Rubio García90,
Aranda Sánchez91, Gianfranco Pasquino92 y Di Marco93, los cuales
suministran una visión de conjunto sobre los aportes investiga-
tivos que en las últimas décadas se han desarrollado desde Europa

87 Ángel Calle. Nuevos movimientos globales. Hacia la radicalidad democrá-


tica, Editorial Laboratorio Educativo, Caracas (Venezuela): 2005.
88 José Álvarez Junco. “Aportaciones recientes de las ciencias sociales al
estudio de los movimientos sociales”, Historia a debate, Carlos Barros
Editor, Actas del Congreso Internacional: “A historia a debate”. Santiago
de Compostela (España): 1995.
89 Manuel Pérez Ledesma. “Cuando lleguen los días de la cólera (Movimientos
sociales, teoría e historia)”, Problemas actuales de la historia, España: 1993.
90 Ana Rubio García. Perspectivas teóricas en el estudio de los movimientos
sociales, Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Madrid.
2004.
91 José María Aranda Sánchez. “El movimiento estudiantil y la teoría de los mo-
vimientos sociales”, Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, México: 2000.
92 Gianfranco Pasquino. “Participación política, grupos y movimientos”,
Manual de Ciencia Política, Alianza Universidad Textos, Salamanca: 1996.
93 Graciela di Marco y otros. Movimientos sociales en la Argentina, Univer-
sidad Nacional de San Martín, Buenos Aires (Argentina): 2003.

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Capítulo 1

y los Estados Unidos. Igualmente, los trabajos de Alain Touraine94 y


Makram Haluani95, que teorizan en general sobre las nuevas formas
de acción y conflicto social que se presentan en el capitalismo
contemporáneo. También los trabajos de Luis Gómez Calcaño, que
analizan los nuevos movimientos sociales en la Venezuela de los
8096, y su relación con los procesos vividos en América Latina97, y de
Luis Salamanca, que estudia el movimiento obrero venezolano de
las últimas décadas del siglo XX98.
El estudio de los movimientos sociales sufrió un cambio de
paradigma a raíz de los grandes movimientos de protesta de la
década de 196099. Este cambio de paradigma tuvo mucho que ver
con los movimientos estudiantiles de esos años, pues los investiga-
dores que abordaron dichos análisis o habían participado directa-
mente en dichos movimientos, o por lo menos habían sido testigos
de primera fila100.
Las primeras teorías que intentaron explicar los movi-
mientos sociales se ubicaron desde una perspectiva psicológica
de los mismos, considerándolos como producto de la alienación,
la ansiedad, la frustración y la atomización social, es decir, como
formas de conducta desviada. Por ejemplo, el estudio de Gustave

94 Alan Touraine. Los movimientos sociales, Hacer Ediciones, México: 1991.


95 Makram Haluani. Estrategia e impacto de los movimientos de protesta so-
cial, Fondo Editorial Tropykos, Caracas: 1994.
96 Luis Calcaño Gómez. Crisis y movimientos sociales en Venezuela, Edito-
rial Tropykos, Caracas: 1987.
97 Luis Calcaño Gómez. “Los movimientos sociales en la discusión actual
sobre democracia en América Latina”, revista Comunicación, Caracas:
Primer trimestre 1991.
98 Luis Salamanca. Obreros, movimiento social y democracia en Venezuela,
Universidad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias Jurídicas y Polí-
ticas, Caracas (Venezuela): 1998.
99 Ana Rubio García. Perspectivas teóricas en el estudio de los movimientos
sociales, Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Ma-
drid: 2004, p. 3.
100 Roberto López Sánchez. Movimiento estudiantil de LUZ y proceso políti-
co venezolano, 1958-1989, Universidad del Zulia, Maracaibo (Venezuela):
2007, p. 25.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Le Bon, Psicología de las masas, de 1895101 ; y los sociólogos de la


llamada Escuela de Chicago: Ralph Turner, Lewis Killiam, Talcott
Parsons102, Neil Smelser y Robert Merton103. Estas teorías fueron
desplazadas progresivamente, luego de los grandes movimientos
de la década de los 60, por dos grandes tendencias que inten-
taban buscar las raíces sociales de la protesta colectiva: la teoría
de la movilización de recursos, desarrollada principalmente en los
Estados Unidos, y la teoría de la construcción de la identidad colec-
tiva, desarrollada en la Europa occidental.
De manera general, las teorías sobre los movimientos sociales
tienen su referente en las sociedades de Europa occidental y los
Estados Unidos, y su aplicabilidad en las sociedades latinoameri-
canas es relativa, como veremos más adelante. Además, hay que
considerar que dichas teorías fueron formuladas en un período
histórico de relativa estabilidad política en los centros del capi-
talismo mundial, particularmente en el período de la llamada
posguerra, durante el cual los sistemas representativos y los meca-
nismos de participación no estaban sometidos a las presiones que
hoy día, en el contexto de la profunda crisis económica, estamos
presenciando sobre todo en los países de la Unión Europea.
Luego de los 60, ya no se podía aceptar que los participantes
en las protestas fueran individuos anómicos e irracionales, como
habían defendido los seguidores de las teorías sobre la sociedad de
masas; los nuevos investigadores habían descubierto que se trataba
de individuos racionales, bien integrados a la sociedad, miem-
bros de organizaciones, y que en sus acciones de protesta estaban

101 Manuel Pérez Ledesma. “Cuando lleguen los días de la cólera (Movi-
mientos sociales, teoría e historia)”. M. Montanari, E. Fernández y otros.
Problemas actuales de la historia. Ediciones Universidad de Salamanca,
España: 1993, p. 149.
102 Talcott Parsons. El sistema social, Revista de Occidente, Madrid (España):
1976.
103 José María Aranda Sánchez. “El movimiento estudiantil y la teoría de
los movimientos sociales”. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales,
Universidad Autónoma del Estado de México, México: 2000, p. 227.

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Capítulo 1

impulsados por objetivos concretos, valores generales, intereses


claramente articulados y cálculos racionales de estrategia104.
La teoría de la movilización de recursos, formulada por autores
como Charles Tilly, John McCarthy105, Mayer Zald, Doug McAdam y
Sidney Tarrow106, plantea que para que surja un movimiento social
no basta con las razones para la protesta (privaciones, etc), sino que
es fundamental disponer de recursos y de oportunidades para la
acción colectiva, haciendo énfasis principal en la existencia de la
organización como recurso fundamental para la movilización.
Por tanto, no es la privación o el malestar social, sino la pros-
peridad lo que facilita la aparición y el auge de los movimientos
sociales, pues la prosperidad es la que permite disponer de mayores
recursos. Tanto de mayores recursos personales, debido a la adhe-
sión de individuos por razones de conciencia, es decir, de indivi-
duos que al tener resueltos sus problemas vitales básicos, disponen
de recursos excedentes en tiempo y energía para dedicarlos a las
actividades del movimiento, como de recursos materiales más
abundantes.
En cuanto a la organización se hace énfasis en la diferencia
entre la organización de los movimientos sociales de protesta y las
organizaciones burocráticas tradicionales (partidos, sindicatos,
etc.). Las organizaciones de los movimientos sociales contienen
grupos diversos, sin un mando único, con multiplicidad de lide-
razgos y de objetivos, y con canales de comunicación entre sí. En
algunos casos, dichas organizaciones evolucionan hacia su insti-
tucionalización burocrática, pero ello ocurre sólo cuando el mismo
movimiento social ha perdido su potencia movilizadora inicial.

104 Pérez, 1993: 162.


105 Doug Mc Adam, John D. Mc Carthy y Mayer N. Zald. Comparative Pers-
pectives on Social Movements: Political Opportunities, Mobilizing Struc-
tures and Cultural Framing, Cambridge University Press, Cambridge/
New York: 1996.
106 Sidney Tarrow. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la ac-
ción colectiva y la política, Alianza editorial, Madrid: 1997.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

En cuanto a las oportunidades para la acción colectiva, la teoría


de la movilización de recursos plantea que los movimientos sociales
son una forma de hacer política por otros medios, y más en concreto,
por los únicos medios con que cuentan los grupos desprovistos de
poder y que por ello no consiguen acceder a las formas institucionali-
zadas de acción política.
Los cambios en el sistema político permiten que surjan movi-
mientos sociales: uno de ellos es la mejora en la situación habitual-
mente poco favorable de los grupos de oposición. Un segundo factor
es la aparición de crisis políticas, cuando la posición hegemónica de
los grupos o coaliciones dominantes se debilita a consecuencia de
la crisis, generando una ampliación de las oportunidades políticas
para los grupos opositores. Un tercer elemento sería la ausencia o
el uso restringido de la represión estatal, lo cual suele ocurrir en
conexión con los dos factores ya citados.
Otro aporte teórico a considerar para esta investigación está
representado en la teoría de la construcción de la identidad colec-
tiva, cuyos principales representantes son Alberto Melucci107, Alain
Touraine108 y Claus Offe109.
Esta teoría presta especial atención a los cambios estructurales
del sistema capitalista que han dado origen a los nuevos movi-
mientos sociales. En ruptura con el paradigma tradicional que veía
a los movimientos sociales como expresión del enfrentamiento
entre empresarios y trabajadores, o de manera más general, como
una lucha de clases cuyo principal protagonista era el movimiento
obrero, plantea la novedad de los movimientos estudiantiles, femi-
nistas, ecologistas y pacifistas, para poner algunos ejemplos, los
cuales tienen poco o nada que ver con la clase obrera. Hay nuevos
actores, nuevos objetivos, y nuevas formas de acción social. La

107 Alberto Melucci. “La acción colectiva como construcción social”, revis-
ta Estudios Sociológicos, vol. 9, núm. 26, Mayo-Agosto, México: 1990, pp.
357-364.
108 Alain Touraine. Movimientos sociales hoy, Hacer Ed, Barcelona:1990.
109 Claus Offe. Partidos políticos y nuevos movimientos sociales, Editorial
Sistema, Madrid: 1988.

68

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Capítulo 1

explicación radica en que el desarrollo del capitalismo, en los


países industrializados fundamentalmente, fortaleció a un impor-
tante sector de clases medias que suministró la base social para los
nuevos movimientos.
Enfatizan los europeos en las diferencias entre las organiza-
ciones de los nuevos movimientos sociales y las organizaciones
formales tradicionales. Las primeras están caracterizadas por la
actividad, la participación, el compromiso y la acción consciente;
las segundas, en cambio, están jerarquizadas, con división de tareas
y pasividad de la mayoría de sus miembros.
En los movimientos, el líder es un activista, la legitimidad se
basa en el carisma, las relaciones entre los miembros tienen fuertes
componentes emocionales, la lucha se dirige a objetivos ideales y se
plantea en forma de rupturas radicales, y el público al que el movi-
miento atrae es joven en su mayoría. En cambio, las organizaciones
formales tienen como dirigentes a administradores o gestores,
su legitimidad es de carácter burocrático, las relaciones internas
están dominadas por la racionalidad, y la lucha se dirige a la reali-
zación, aunque sea parcial, de los objetivos y a la consolidación de
los logros alcanzados, predominando en las mismas las personas de
mediana edad.
La espontaneidad, la informalidad y el bajo grado de diferencia-
ción, tanto horizontal como vertical, son los rasgos definitorios de
los nuevos movimientos sociales en el terreno de la organización.
Esto explicaría la falta de continuidad característica en estos movi-
mientos. Esta discontinuidad se plantea como la presencia vincu-
lada de dos etapas en la existencia de los movimientos sociales: una
etapa de “latencia”, en la cual se experimentan los nuevos modelos
culturales, opuestos a los códigos sociales dominantes, y se forta-
lecen los recursos y el entramado cultural para la movilización
posterior; y la etapa de movilización propiamente dicha.
Alberto Melucci distingue tres tipos básicos de movimientos
sociales: los movimientos reivindicativos, los movimientos políticos

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

y los movimientos de clase110. El primer caso busca imponer cambios


en los procedimientos de asignación de los recursos socio-econó-
micos. El segundo busca incidir en el acceso a los canales de parti-
cipación política y modificar las relaciones de fuerza. El tercer tipo
de movimientos tiene por objetivo volcar el ordenamiento social,
transformando el modo de producción y las relaciones de clase.
Tanto la teoría de la movilización de recursos como la de iden-
tidades colectivas, coinciden en valorar la acción de los movi-
mientos sociales por medios organizados no tradicionales, es decir,
al margen de los partidos políticos hegemónicos y de los sindicatos
y gremios mayoritarios.
Autores como Cohen111 y Di Marco112 consideran que ambos
enfoques no son incompatibles y elaboran una síntesis de los
mismos. Los movimientos pueden luchar por la defensa y democra-
tización de la sociedad civil, y por su inclusión dentro de la sociedad
política. Ambos acercamientos forman parte de una mirada
compleja acerca de los movimientos sociales: tanto la construcción
de identidades colectivas como la interacción con las instituciones
del Estado, son aspectos del fenómeno que deben ser abordados
simultáneamente113. El aporte de las dos teorías ya mencionadas114,
se puede resumir así:
•  Para que surja un movimiento social no basta que existan priva-
ciones, sino que es fundamental disponer de recursos y de oportu-
nidades para la acción colectiva. La organización es una condición
básica de la movilización.

110 Gianfranco Pasquino. “Participación política, grupos y movimientos”,


Gianfranco Pasquino y otros. Manual de Ciencia Política, Alianza Univer-
sidad Textos, Salamanca (España): 1996. p. 208.
111 J. L. Cohen. “Strategy or Identity: New Theoretical Paradigms and Con-
temporary Social Movements”, Social Research, Vol. 52. Nº 4. (Winter),
1985.
112 Graciela di Marco y otros. Op. cit., 2003.
113 Ibídem, p. 39.
114 La teoría de la movilización de recursos y la teoría de las identidades
colectivas.

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Capítulo 1

•  Los movimientos sociales se desarrollan al margen de las organiza-


ciones burocráticas tradicionales, como los partidos y sindicatos.
•  Son una forma de hacer política por medios no convencionales, por
parte de los grupos desprovistos de poder y que no tienen acceso a
las formas institucionalizadas de acción política.
•  Surgen en medio de crisis políticas, o en el marco de procesos de
apertura política que favorecen la acción de los grupos de oposición.
•  Los cambios estructurales en el sistema capitalista han permitido la
insurgencia de movimientos sociales distintos al tradicional enfren-
tamiento burguesía-proletariado o terratenientes-campesinos. La
aparición de importantes sectores de clases medias favoreció el
desarrollo de movimientos estudiantiles, profesionales, feministas,
pacifistas y ambientalistas, entre otros.
•  Los códigos culturales (la identidad colectiva) entre los miembros
de los movimientos sociales contribuyen a la permanencia de los
mismos.
•  La espontaneidad, la informalidad y el bajo grado de diferenciación
son los rasgos definitorios de la organización de los movimientos
sociales. Los líderes de estos movimientos se basan en su carisma
y en la relación directa con todos sus miembros. Estos últimos
participan en la toma de decisiones y expresan un alto grado de
conciencia y compromiso, en contraste con las jerarquías y la pasi-
vidad existentes en las organizaciones tradicionales.

En fecha más reciente autores como Doug Mc Adam, Charles


Tilly y Sidney Tarrow han propuesto perspectivas de análisis de los
movimientos sociales que intentan abordar la complejidad de los
mismos. En su obra Dinámica de la contienda política115, presentan
un enfoque “sincrético” que enfatiza en la relación entre actores,
instituciones, y el flujo de las políticas de enfrentamiento, que se
refieren a la lucha política colectiva116. Este enfoque busca aspectos

115 Doug Mc Adam, Sidney Tarrow y Charles Tilly. 2005. Dinámica de la con-
tienda política, Editorial Hacer, España: 2005.
116 Graciela Di Marco y otros. Op. cit., 2003, p. 37.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

comunes en diferentes formas de lucha y procesos de movilización


social, considerando incluso las políticas institucionales y las no
institucionales.
Superando la anterior división que dejaba el estudio de los movi-
mientos sociales en manos de la psicología social, mientras la ciencia
política se encargaba de la política “normal”, estos autores consi-
deran que en las últimas décadas se ha superado esa división del
trabajo, y que las coaliciones, la interacción estratégica y las luchas
por la identidad suceden tanto en las políticas de instituciones esta-
blecidas como en las rebeliones, huelgas y movimientos sociales.
Finalmente diferencian las políticas de confrontación entre
inclusivas y transgresoras. En las primeras las partes en conflicto
son consideradas como actores políticos constituidos, y en las
segundas al menos una parte emplea acciones colectivas innova-
doras y adopta medios de lucha inusuales e incluso prohibidos.
Los resultados generados por la acción de los movimientos
sociales se ubican en un terreno poco estudiado y menos definido
por los investigadores. Autores como Francesco Alberoni afirman
que los resultados históricos y las consecuencias de la acción colec-
tiva no necesariamente se relacionan con el proyecto inicialmente
formulado por los movimientos sociales. Este autor analiza los
mecanismos por medio de los cuales el Estado busca controlar a
los movimientos sociales, mencionando entre estos: la canalización
institucional del movimiento; los impedimentos para reconocer
legalmente al movimiento e impedir su generalización; forzar al
movimiento a competir con los medios más favorables al Estado;
los métodos de infiltración; la cooptación de sus líderes o su sustitu-
ción; y la represión violenta117.
A manera de conclusión, todos los autores de las diversas
teorías contemporáneas sobre los movimientos sociales coinciden
en afirmar que son un camino de participación política muy influ-
yente, y que representan una de las formas modernas de incidir sobre
las élites gobernantes y las políticas que estas élites desarrollan.

117 Gianfranco Pasquino.Op. cit., 1996, p. 208.

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Capítulo 1

Britto García enfatiza las características básicas de los movi-


mientos sociales surgidos en América Latina en los últimos años:
•  Surgen de problemas reivindicativos específicos (la tierra, el agua,
las mejoras laborales, los derechos humanos, contra la represión,
cuestiones de género, igualdad étnica).
•  Preponderancia de estructuras organizativas horizontales y consen-
suales.
•  Colaboración entre movimientos diversos y de objetivos diferentes.
•  Empleo de una gran variedad de formas de lucha: redes de solida-
ridad social, cooperativas, usos de medios alternativos, manifesta-
ciones, protestas, cortes viales, sin excluir la participación electoral
e incluso la lucha armada, pero sin limitarse a ellas118.

Di Marco enfatiza en la particularidad de los movimientos


sociales de Latinoamérica, distanciándose de los autores norteame-
ricanos y europeos (como Tilly y Touraine) que vinculan los movi-
mientos sociales a los regímenes democráticos, a luchas urbanas
orientadas a obtener más ciudadanía, mejor consumo, defender
culturas y conquistar autonomías comunitarias. Los movimientos
sociales surgidos en Latinoamérica en los años 70 y 80 se generaron
en presencia de gobiernos autoritarios y en el marco de condiciones
de vida cada vez peores (generalización de la pobreza como resul-
tado de las políticas neoliberales)119.
En otras palabras, muchos movimientos sociales de América
Latina no surgieron en un contexto de abundancia de recursos,
como sostienen los teóricos norteamericanos, sino en el marco de
grandes penurias socioeconómicas, como serían por ejemplo los
movimientos indígenas de Bolivia, Perú y Ecuador, los movimientos
campesinos representados en el Movimiento de los Sin Tierra en
Brasil, y los desempleados expresados en el Movimiento Piquetero
en la Argentina.

118 Luis Britto García. “El Estado y los movimientos sociales: democracia
participativa y protagónica en Venezuela”, revista Comuna. Nº 2. Centro
Internacional Miranda. Caracas (Venezuela): 2010, p. 48.
119 Graciela di Marco y otros. Op. cit., 2003, p. 40.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Los movimientos sociales de América Latina son procesos


surgidos en la sociedad civil que se dirigen a producir transforma-
ciones ante situaciones que se hacen intolerables para un amplio
sector de la ciudadanía, con dinámicas que exceden el orden insti-
tucional establecido, incluyendo la desobediencia civil y la lucha
violenta de calle. Buen ejemplo de ello son los movimientos de
madres y familiares de víctimas de la represión surgidos durante las
dictaduras militares en Argentina y Chile, las organizaciones indí-
genas surgidas en Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, las comuni-
dades eclesiales de base y el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil.
Di Marco enfatiza en que los movimientos latinoamericanos
han trascendido los episodios de protesta y han originado nuevas
formas de organización social que se mantienen en el tiempo. Su
continuidad y permanencia ha permitido que las nuevas organiza-
ciones se hayan implantado en las sociedades respectivas, más allá
de su irrupción original e innovadora en el espacio público120.
En este punto de la continuidad y permanencia de los movi-
mientos sociales, conviene considerar las reflexiones de Carlos
Gadea121, al recordar que muchos de los nuevos movimientos
surgidos en los años 60 y 70 terminaron sufriendo mutaciones al
promover acciones menos radicales en espacios tolerados por el
Estado y a partir de la constitución de las organizaciones no guber-
namentales (ONG). Gadea va más allá y plantea que muchos de
los nuevos actores sociales han terminado convirtiéndose en una
especie de “nueva clase”, cuya presencia permite el control del
conflicto por parte de las autoridades, al aparecer sometidos a una
estrategia de acción meramente institucionalizada.
Gadea enfatiza en que a pesar de toda la retórica sobre demo-
cratización y fortalecimiento de la sociedad civil, las verdaderas
relaciones de poder en el nuevo universo de las ONG se parecen
mucho al clientelismo tradicional de los partidos, surgiendo una

120 Ibídem, p. 41.


121 Carlos Gadea. “Violencia y experiencias colectivas de conflicto”, Espacio
Abierto, vol. 19. Nº 2 (Abril-Junio 2010). Maracaibo (Venezuela).

74

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Capítulo 1

evidente burocratización y desradicalización de los movimientos


sociales urbanos122.
Pensamos por nuestra parte que la reflexión de Gadea no se
ajusta al desarrollo cumplido por los movimientos sociales latinoa-
mericanos, por lo menos en la mayoría de los casos. Las modifica-
ciones en la relación movimientos sociales-Estado ha venido más
por los cambios ocurridos en las formas políticas de gobierno (es
decir, en el tipo de instituciones estatales y en la conducta asumida
por ellas) que por cambios provenientes de los propios movi-
mientos sociales.
Es el caso de las Madres de Plaza de Mayo, movimiento iniciado
durante la dictadura militar argentina y mantenido en gobiernos
posteriores; en la medida en que el sistema político argentino se ha
ido democratizando cada vez más, las Madres de Plaza de Mayo han
adquirido un estatus diferente, aunque mantengan en desarrollo
muchas de sus reivindicaciones enarboladas por décadas (como el
castigo a los represores, búsqueda de los hijos y nietos de los desa-
parecidos, etc). El hecho de que aún en 2012 se estén efectuando
en Argentina juicios y condenas contra los militares represores de
la dictadura de los 70-80, con la presencia de las Madres y Abuelas
de Plaza de Mayo como una de las organizaciones centrales que
impulsan dichas acciones por parte del Estado, demuestra clara-
mente que un movimiento social surgido en las peores condiciones
de represión política puede mantenerse a lo largo de décadas y
seguir influyendo considerablemente en las políticas estatales, sin
perder la esencia política formulada en su origen.
También ocurre con los movimientos indígenas en Bolivia;
de una lucha de calle que terminaba generalmente en confronta-
ciones violentas (con el saldo de detenidos, heridos y, en no pocas
ocasiones, muertos), han pasado a ocupar cargos en el Estado (el
propio presidente de la República es un indígena líder de uno de
esos movimientos: Evo Morales). Y aunque la lucha de los movi-
mientos indígenas se mantiene, como ha ocurrido en 2011 con

122 Ibídem, p. 204.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

la protesta contra la construcción de una carretera que atrave-


saba territorios ancestrales, la misma no discurre con la violencia
represiva del Estado de hace 9-10 años, pero es debido a la demo-
cratización del propio Estado boliviano, a que las anteriores élites
“blancas” y pronorteamericanas han sido sustituidas por gobiernos
cuyos componentes étnicos, sociales y políticos los acercan más a
las grandes mayorías populares.

Los trabajadores como clase y como movimiento social

Sobre la validez de la lucha de clases y el concepto mismo de


clase social, consideramos los debates que se suscitan actualmente,
a partir del auge del conflicto social en Latinoamérica durante
las dos últimas décadas. Lo que se puede llamar la rebelión de
los pueblos latinoamericanos contra el neoliberalismo, produjo
el derrocamiento de numerosos gobiernos neoliberales, como
resultado de grandes sublevaciones populares o como colofón de
las crisis políticas derivadas de dichas sublevaciones. Ésa fue la
historia de Fernando Color de Mello en Brasil (1992), Carlos Andrés
Pérez en Venezuela (1993), Alberto Fujimori en Perú (2000),
Gonzalo Sánchez de Lozada (2003) y Carlos Mesa (2005) en Bolivia,
Fernando de la Rúa en Argentina (2001), Abdalá Bucaram (1997),
Jamil Mahuad (2000) y Lucio Gutiérrez (2005) en Ecuador123. Estas
revueltas populares dieron origen a gobiernos de corte izquierdista
que configuran situaciones inéditas en América Latina124.
De manera general, los reiterados triunfos electorales de
fuerzas de izquierda en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay,

123 Como dice James Petras: “Desde comienzos de la década de 1990, se


produjeron en toda América Latina movimientos extraparlamentarios
sociopolíticos masivos, acompañados por alzamientos populares a gran
escala que llevaron al derrocamiento de diez presidentes neoliberales
clientes de EEUU/UE: tres en Ecuador y Argentina, dos en Bolivia y uno
en Venezuela y Brasil”. James Petras. 2006. Petras, Evo, Chávez y el impe-
rialismo. http://www.voltairenet.org/article139664.html#article139664.
124 David Brooks. La Jornada. 2008. “Se acabó la hegemonía de EEUU en
América Latina”. 15/05/08 - www.aporrea.org/tiburon/n114150.html.

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Capítulo 1

Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Chile125, Paraguay, El Salvador y Perú,


y el crecimiento electoral de las mismas en países como México y
Colombia, constituyen una circunstancia sin precedentes en la
región. En ese contexto, y probablemente como generadores de
esas transformaciones políticas, diferentes movimientos sociales,
como los Sin Tierra en Brasil, los Piqueteros en Argentina, los
pueblos indígenas en los países andinos, los movimientos estu-
diantiles en Chile, Perú y Colombia, las organizaciones populares
en Honduras, México y Venezuela, han surgido con fuerza relevante
y actúan como elementos de definición de los procesos políticos en
sus respectivos países.
Considerando también los grandes movimientos de protesta
que surgieron en 2011 en los países centrales del capitalismo
(Europa y los Estados Unidos), a partir del movimiento de los Indig-
nados o 15-M en España, protesta que se ha extendido por toda
Europa y luego por los Estados Unidos, con el movimiento Ocupa
Wall Street, unido a la llamada Primavera Árabe que derrocó dicta-
duras como las de Egipto y Túnez y ha estremecido en general a
todos los países del llamado Medio Oriente, se puede concluir que
son los movimientos sociales de protesta la expresión más actual de la
lucha de clases dentro del capitalismo globalizado.
A este respecto consideramos los aportes de John Holloway. El
autor se hace la pregunta de si se puede o no considerar lucha de
clases las protestas sociales ocurridas en Latinoamérica y el mundo
en los últimos años, incluyendo aquí las rebeliones antineolibe-
rales en varios países suramericanos, las protestas contra la guerra
en Irak, y los movimientos antiglobalización. La respuesta a la que
llega es que sí existe lucha de clases, pero en la medida en que el
concepto de clase no es ya un grupo de personas en términos socio-
lógicos, sino que clase se interpreta como un polo de antagonismo
social (sobre ese concepto de clase ya expresamos las tesis simi-
lares que sostienen Richard Gunn y Werner Bonefeld).

125 Aunque en 2010 haya vuelto a ganar la derecha en ese país, los períodos
de gobierno de la “izquierda socialista” chilena quedan como referencia
importante de los cambios que se suscitan en Latinoamérica.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Respondiendo a quienes sostienen que el análisis marxista del


capitalismo como lucha de clases ha perdido relevancia, Holloway
afirma que el concepto de lucha de clases es importante para
entender las luchas sociales actuales, y que sería un error teórico y
político abandonarlo. Para ellos, todas las luchas sociales actuales
deben ser entendidas como lucha de clases, y no sólo las luchas de
la clase trabajadora126.
Holloway insiste en que al hablar de clase se enfatiza la capa-
cidad de los trabajadores por construir un mundo alternativo a
su propia actividad como trabajadores sujetados a la explotación
del capital. La “clase” permite la unidad que subyace bajo la rica
diversidad de las luchas sociales, a la vez que permite trascender
las luchas particulares de cada grupo, y el propio carácter refor-
mista de la lucha, para resaltar que la lucha es por la creación de
una sociedad radicalmente diferente.
El mismo Holloway responde a la pregunta: ¿dónde está la
lucha de clases hoy? La respuesta es que la lucha de clases no
sólo se sigue manifestando en todas partes del mundo, sino que el
capital ha sido especialmente violento en los últimos años. Reme-
morando a Marx, recuerda que el capital se mueve constantemente
por su “hambre insaciable de trabajo excedente”, que está perma-
nentemente impulsado hacia adelante para intensificar la explota-
ción del trabajo127.
El autor parte del análisis marxista primigenio sobre el carácter
mismo del capital y de sus formas de explotación, haciendo
énfasis en que el capitalista, al apropiarse del producto del trabajo,
destruye el flujo social del hacer, y genera las dicotomías sociales
como la separación de la gran mayoría de las personas con respecto
a los medios de producción, la separación del producto de los
productores, la separación de las personas de su vida genérica, la

126 John Holloway. Clase = Lucha. Antagonismo social y marxismo crítico,


Vadell Hermanos Editores, Caracas (Venezuela): 2005, p. 127.
127 Ibídem, p. 98.

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Capítulo 1

separación del “trabajo” de otras formas de actividad social, la sepa-


ración de las personas entre sí128.
El capital sólo puede lograr esto a través de la lucha de clases.
En esta perspectiva de Holloway, que compartimos plenamente, el
intento generalizado del capital por transformar las relaciones de
trabajo y las relaciones sociales en general que estamos presen-
ciando en los países de la Unión Europea, como recetario ante la
profunda crisis económica que atraviesan esos países, es de manera
visible una manifestación de la lucha de clases, de su plena vigencia
en el contexto de la sociedad capitalista globalizada.
La lucha de clases implica por una parte el esfuerzo permanente
de los capitalistas por lograr que el resto de la población se doblegue
en su condición de asalariados y a partir de allí poder obtener jugosas
ganancias apoderándose de la plusvalía creada por los trabajadores,
o simplemente se resigne a morir de hambre como desempleados129.
Por la otra, el esfuerzo de los trabajadores en general por construir
una “manera diferente de hacer”, una forma diferente de relaciones
sociales, o simplemente por conquistar paliativos a las formas de
explotación imperantes. La existencia del capital implica la exis-
tencia de la lucha de clases, no puede existir el uno sin el otro.
Holloway no cae en el determinismo marxista de creer que
es inexorable el triunfo de los trabajadores y la conquista de una
sociedad socialista. Estableciendo que no existen certezas acerca
de las posibilidades de que la humanidad sobreviva a los ataques
del capital, sin embargo sí existe la certeza de que los trabajadores
son necesarios para que el capital exista, y que por tanto existe la
esperanza de que son los trabajadores los que pueden convertirse
en sujetos de la superación del capitalismo130.

128 Ibídem, p. 92.


129 Eduardo Sartelli. La cajita infeliz. Un viaje a través de la sociedad capita-
lista. Editorial El Perro y La Rana, Ministerio del Poder Popular para la
Cultura, Caracas (Venezuela): 2010, p. 176.
130 John Holloway. Op. cit., 2005. p. 102.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

En esta misma tendencia teórica, Sergio Tischler131 sostiene que los


movimientos sociales de la última década están reinventando la revo-
lución en el actual momento histórico. Este autor establece una pers-
pectiva crítica con relación a los efectos de la Revolución rusa sobre
la lucha de clases (ideas similares a las expresadas en el pasado por
Luxemburgo, Gramsci y otros autores mencionados en este trabajo).
Para Tischler, la Revolución bolchevique terminó instaurando una
nueva forma de dominación sobre los trabajadores, al instituciona-
lizar “la forma Estado y la forma partido”, haciendo énfasis en la toma
del poder como objetivo de la lucha de clases de los trabajadores.
En realidad, la lucha de clases de los trabajadores no tiene por
objetivo el cambio del dominio de una clase por otra (como ocurrió
en la URSS), sino el fin de la dominación capitalista y de la clase como
formas de existencia del poder132. Este canon “leninista” impuesto por
la Revolución rusa entró en crisis a partir del derrumbe del socialismo
en la URSS y demás países de Europa oriental, y con ello se dio pie a
la redefinición del concepto mismo de revolución y de lucha de clases.
Esta crisis del canon clásico de la lucha revolucionaria se ha
profundizado en la medida en que la ofensiva del capitalismo neoli-
beral ha combatido abiertamente las formas de organización social
y política de la clase obrera, logradas mediante grandes y largas
luchas en el contexto de la resolución de la crisis de 1914-1945 y la
derrota del fascismo.
A partir del advenimiento de la ofensiva neoliberal a mediados
de la década de 1970, el capitalismo afirmó que la “lucha de clases”
había sido superada y que desaparecían las contradicciones
sociales que antes habían amenazado al capitalismo. El proceso de
reorganización del trabajo global emprendido por el capital impli-
caba no sólo la desaparición del horizonte revolucionario socialista,
y con ello de la vigencia de los partidos revolucionarios, sino que

131 Sergio Tischler. “La crisis del canon clásico de la forma clase y los movimien-
tos sociales en América Latina”, Clase = Lucha. Antagonismo social y marxis-
mo crítico, Vadell Hermanos Editores, Caracas (Venezuela): 2005, p. 121.
132 Ibídem, p. 114.

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Capítulo 1

implicaba también la destrucción de los sindicatos y formas simi-


lares de resistencia obrera a la explotación.
Es en este marco que las luchas populares recientes en América
Latina han evidenciado que el capitalismo neoliberal es la negación
de un mundo incluyente y justo. La realidad misma de los movi-
mientos sociales que se han constituido en el enfrentamiento a las
políticas neoliberales es reflejo de la vigencia de la lucha de clases
y la profunda contradicción existente entre la democracia liberal
burguesa y los sujetos colectivos133.
Reactivando la corriente histórico-social de resistencia popular
a distintas formas de opresión en este continente, los movimientos
latinoamericanos de la primera década del siglo XXI han creado un
ambiente de actualización de la cuestión de la clase y la lucha de
clases. Al realizar en el plano político una crítica radical al concepto
de Estado como lugar central de la política revolucionaria, los movi-
mientos sociales han replanteado la forma “soviet”134 como crítica
de todas las formas de dominación135.
Rememorando a Georg Lukács, Tischler valora su reconoci-
miento del soviet como la forma de organización del proletariado
que permite superar “política y económicamente la cosificación
capitalista”136, aunque deja claro lo limitado de su reflexión al dejarse
influenciar por el canon leninista y aceptar que el partido sea el que
asuma la iniciativa en esta lucha por imponer a los soviets.
La respuesta teórica a esta perspectiva limitada de Lukács, la
expone John Holloway con su obra “Cambiar el mundo sin tomar el
poder”137. En esta obra Holloway plantea que no se puede cambiar

133 Ibídem, p. 112.


134 Soviet es una palabra rusa que se traduce en “consejo”. Los soviets rusos
eran consejos de trabajadores organizados en las fábricas, zonas campe-
sinas y en el mismo ejército, tanto en la revolución de 1905 como en 1917.
135 Ibídem, p. 116.
136 Georg Lukács. Historia y conciencia de clase, Editorial Grijalbo, Barcelo-
na (España): 1975, p. 87.
137 John Holloway. Cambiar el mundo sin tomar el poder, Vadell Hermanos
Editores, Caracas: 2002, p. 27.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

el mundo por medio del Estado, pues el fracaso de las revoluciones


en el siglo XX así lo demuestra. Como la revolución anticapitalista
sigue siendo una necesidad, cómo hacerla es el desafío revolucio-
nario del siglo XXI.
Definiendo la política revolucionaria como “antipolítica”, Holloway
establece que se debe pasar de una “política de organización” a una
“política de eventos”, en el sentido de que la lucha de clases no debe
establecer formas predeterminadas de organización de los trabaja-
dores138. Para este autor, el problema de la lucha de los trabajadores
es desplazarse hacia una dimensión diferente de la del capital, no
comprometerse con el capital en sus propios términos (por ejemplo
recurriendo a la forma Estado o la forma partido) sino avanzar hacia
modos en los que el capital no pueda existir.
Tischler termina enfatizando que los actuales movimientos
sociales han creado un lenguaje y una práctica que intenta avanzar
hacia un cambio que no será más otra trampa del poder vertical-
mente construido, sino la autoorganización y la autodeterminación
de los explotados y los dominados. Para él, la lucha de clases en nues-
tros días es la fragua de una nueva forma de pensar la revolución, y
vivimos un tiempo de liberación de la imaginación revolucionaria.
Volviendo a Holloway y su obra sobre cambiar el mundo sin
tomar el poder, plantea la conocida frase del movimiento zapa-
tista en México: “Somos gente común, es decir, rebelde”. Esta tesis
zapatista, dice el autor, se contrapone a la tesis leninista de que los
obreros no pueden por sí solos tomar conciencia revolucionaria, y
que esa conciencia debe ser introducida desde afuera, por los revo-
lucionarios profesionales del partido. Pero los obreros de Lenin, dice
Holloway, son muy diferentes a la gente común de los zapatistas.
Para los zapatistas, la revolución no es dar una serie de pasos,
sino expresar la rebeldía contenida. No hay pasos intermedios.
El problema no es llevar la conciencia desde fuera, sino sacar el
conocimiento que ya está presente, aunque en forma embrionaria,
reprimida y contradictoria. El proceso revolucionario es un proceso

138 Ibídem, p. 307.

82

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Capítulo 1

colectivo. En el capitalismo, basado en el antagonismo clasista,


todos estamos marcados por ese antagonismo; no hay nadie que se
pueda elevar por encima de estos antagonismos para mostrarnos
el camino. La única forma de avanzar es a través de la articulación
colectiva. El consejo es la forma de organización que mejor expresa
la sentencia de que somos gente común, es decir, rebeldes. En el
enfoque consejista no hay ningún modelo que se pueda aplicar. Es
cuestión de hacer el camino al andar139.

Sutherland y la reivindicación actual del leninismo

En la acera de enfrente de esta perspectiva que pudiéramos


llamar “neomarxista”, analistas como Manuel Sutherland escriben
recientemente sobre la viabilidad del espontaneísmo o de la direc-
ción revolucionaria en el desarrollo de las luchas populares, con
motivo de cumplirse 23 años del “Caracazo”140. Este autor acude
al expediente del “complot golpista” entre organismos policiales,
representantes del empresariado y algunos medios de comunica-
ción privados, para explicar la envergadura de las protestas popu-
lares suscitadas en febrero-marzo de 1989 en Caracas y otras
ciudades cercanas. El objetivo de ese complot sería propinar a la
población una dosis considerable de represión que impusiera el
terror como mecanismo de dominación para seguir ejecutando las
medidas neoliberales que comenzaba a aplicar el gobierno de Carlos
Andrés Pérez. No obstante, este autor no aporta prueba alguna para
demostrar tan audaz interpretación de esos acontecimientos.
Sutherland despotrica de los teóricos que han valorado el
espontaneísmo de protestas populares como el 27 de febrero,

139 Frase o consigna usada por los zapatistas: “preguntando caminamos”.


Ibídem, p. 260.
140 En artículo publicado en la página web aporrea.org: “27 de febrero de
1989 en Venezuela. ¿Anarquía o insurrección obrera contra el capital?
¿Espontaneísmo o dirección revolucionaria?”. 27/02/12 - www.aporrea.
org/ddhh/n139329.html. Consultado el 09/03/12.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

argumentando que desarrollan un análisis equivocado de lo que


considera fue una contundente derrota de las fuerzas populares.

Contrabandistas ideológicos, anticomunistas de “izquierda” y tráns-


fugas como Negri, Hardt, Holloway y los postmodernos “filósofos” se
aprovecharon de estos hechos para fundamentar fruslerías como:
cambiar el mundo sin tomar el poder, la inutilidad o caducidad del
sindicato y del partido.141

Este autor regresa a las tesis leninistas que reivindican el papel


del partido como necesidad para conducir a buen puerto las luchas
del pueblo. Para Sutherland el “movimientismo” y el “autonomismo”
no son más que aventuras pequeñoburguesas, pues sólo la construc-
ción de un partido y la organización “leninista” rigurosa constituyen
la “única estrategia comprobada” para conducir a la victoria las luchas
contra el capital. Pero deja de mencionar cuál es la experiencia histó-
rica que permita “comprobar” la validez de sus afirmaciones.
Podemos decir en contrapartida que todos los procesos de lucha
armada en Latinoamérica durante los años 60, 70 y 80, y más ejem-
plarmente la lucha armada sostenida en Colombia por casi medio
siglo, ha contado con fuertes y sólidas estructuras leninistas, con
verticales partidos comunistas, que sin embargo han estado bastante
distantes de la toma del poder político (salvo el triunfo de la guerrilla
sandinista en 1979, el cual se produjo por factores más amplios que
la sola existencia del FSLN como estructura política centralizada).
De igual manera, todas las expresiones de lucha legal desa-
rrolladas en los últimos 50 años en América Latina también han
contado con grandes partidos marxistas de fuerte organización
centralizada (como lo fueron, por ejemplo, el Partido Socialista y
el Partido Comunista en la época de Allende), lo que no impidió
que la izquierda sufriera por décadas una derrota tras otra, no

141 Manuel Sutherland. 27 de febrero de 1989 en Venezuela. ¿Anarquía o


insurrección obrera contra el capital? ¿Espontaneísmo o dirección revo-
lucionaria? 27/02/12 - www.aporrea.org/ddhh/n139329.html Fecha de
consulta: 09/03/12.

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Capítulo 1

sólo electorales, sino también en su capacidad para impedir que


la burguesía cercenara los espacios democráticos e impusiera las
prolongadas dictaduras militares que oprimieron por décadas a
los pueblos latinoamericanos.
En contrapartida, la llegada al poder por mecanismos electo-
rales de fuerzas de izquierda en América Latina en lo que va del
siglo XXI no responde a un esquema político-organizativo único.
Hemos presenciado desde el triunfo de un sector militar naciona-
lista representado por Chávez, hasta la victoria de movimientos
indígenas como el encabezado por Evo Morales. Desde expre-
siones radicales de movimientos nacionalistas tradicionales, como
el peronismo de los Kirchner, hasta líderes provenientes de movi-
mientos obreros como Lula da Silva. Incluyendo a antiguos líderes
de las guerrillas rurales y urbanas, como Daniel Ortega y José
Mujica, pasando por representantes de las corrientes religiosas de
la Teología de la Liberación, como sucede con Fernando Lugo en
Paraguay, y expresiones de las clases medias intelectuales que se
vinculan a movimientos sociales, como Rafael Correa en Ecuador y
Manuel Zelaya en Honduras.
No ha existido un “modelo” latinoamericano para el accionar de
la izquierda y la conquista de victorias políticas electorales. Pero
por sobre todo, no es posible deducir de esta diversidad de expe-
riencias que el “modelo leninista” de organización haya triunfado
en las últimas décadas de la lucha popular nuestramericana. Ha
sucedido una combinación de múltiples factores, en los cuales no
aparece casi nunca la existencia de partidos fuertemente centrali-
zados como “clave” de las victorias políticas de la izquierda en este
subcontinente.
Para Sutherland el 27 de febrero fue una catástrofe, un episodio
de arrojo popular que terminó en tragedia. Según él, no se puede
beatificar el espontaneísmo que condujo a una derrota histórica
que todavía pesa142. Pero no considera en su análisis que las razones
por las cuales las organizaciones populares no estaban preparadas

142 Ibídem.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

para afrontar una crisis como la del 27-F radican en la propia


izquierda leninista. Como afirmamos hace dos décadas, el levanta-
miento popular del 27 de febrero de 1989 demostró la incapacidad
de toda la izquierda venezolana, la cual había estado por décadas
“preparándose” para tomar el poder, y resulta que el pueblo se
lanzó a conquistar el poder sin avisarles a los revolucionarios.
Las centralizadas organizaciones de la izquierda venezolana,
con su férrea disciplina, su centralismo democrático, sus teoriza-
ciones eurocéntricas, nada pudieron hacer para detectar que se
avecinaba una situación revolucionaria. No se percataron de que la
población estaba a punto de estallar en insurrección. Demostraron
estar totalmente desconectadas de la realidad política nacional y
del sentir de los movimientos populares. Revelaron crudamente
su propia precariedad política y organizativa, al mirar desde las
barreras un proceso de insurrección popular que les pasó por
encima como gigantesca avalancha.
Ciertamente el levantamiento insurreccional del 27-F terminó
en derrota. Pero las culpas de esa derrota no hay que buscarlas en
los teóricos del espontaneísmo, que surgieron una década poste-
rior a esos acontecimientos (como el caso de Holloway o Negri, y
en el caso particularmente venezolano, de Roland Denis o Rubén
Alayón). La culpabilidad de esa derrota hay que buscarla en la
inexistencia de una verdadera política de preparación revolucio-
naria por parte de las distintas organizaciones de la izquierda vene-
zolana. Todos son culpables. Toda la izquierda. Todos los partidos,
tanto los que sólo actuaban legalmente, como el MAS, el MEP, el
PCV, como los que actuaban en la ilegalidad, como Bandera Roja.
Ninguno de ellos fue capaz de preparar, de formar, de organizar
al pueblo para afrontar una situación de insurrección espontánea
como la que se presentó en febrero de 1989.
Sencillamente, esa forma de lucha que asumieron espontánea-
mente centenares de miles de venezolanos durante varios días, no
había sido considerada en las estrategias políticas de las organiza-
ciones de izquierda. Ni siquiera en los que decían prepararse para

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Capítulo 1

la lucha armada. El 27 de febrero es simplemente la constatación de


un fracaso histórico para la izquierda venezolana.
Pero al mismo tiempo el 27 de febrero tiene una lectura posi-
tiva según hemos afirmado en otro momento143. La espontaneidad
y anarquía de la protesta del 27-F reflejaron el debilitamiento del
tradicional control que tenían los partidos sobre el movimiento
popular, como expresión del desprestigio que las estructuras parti-
distas habían alcanzando en los últimos años144 . El 27 de febrero
permitió la irrupción en la política nacional de sectores populares
que hasta ese momento, y desde el proceso de conformación de la
Venezuela moderna, habían estado mediatizados por la acción
de los partidos políticos. Aún sin organización y sin propuestas
claras, los desposeídos entraron en escena para intentar equilibrar
la balanza en un juego en el que hasta ahora sólo intervenían los
poseedores, los dueños del poder político y económico.
Al echar por tierra las tácticas parlamentarias y las tácticas
foquistas desarrolladas por la izquierda, el 27-F colocó en el tapete
a los nuevos movimientos sociales que surgieron a lo largo de la
década de los 80 y cuyas plataformas políticas partían de modelos
autogestionarios. El debilitamiento de los partidos dio paso a un
crecimiento organizativo por la base, creándose nuevas organiza-
ciones, nuevos liderazgos, recreando las formas de lucha y formu-
lando propuestas de participación que rompían con el férreo
control partidista ejercido durante más de treinta años.
Las características más importantes en estos movimientos
sociales eran las siguientes:

143 Roberto López Sánchez. El protagonismo popular en la historia de Ve-


nezuela. Raíces históricas del proceso de cambios. Escuela de Formación
Popular Nuestra América, EFPNA, Maracaibo (Venezuela): 2009, p. 61.
144 “Los sucesos recientes de lo que hablan es, entre otras cosas, de la irrup-
ción desbocada del sentimiento de exclusión tratando de hacer justicia,
intentando hacerse oír. Una clase, o mejor dicho, un sector amorfo de la
sociedad que no se siente representado ni por las direcciones sindicales,
ni por ninguno de los partidos que conforman nuestro sistema político”
(Tulio Hernández. “El tercer saqueo”, Cuadernos del Cendes nº 10. Vadell
Hermanos, Caracas (Venezuela): 1989, p. 115.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

•  Su enfrentamiento a la injerencia de los partidos en las organiza-


ciones sociales.
•  El liderazgo local o gremial que ejercían en diversos sectores popu-
lares (en el movimiento estudiantil universitario, en algunos sindi-
catos, en organizaciones culturales de los barrios).
•  El ejercicio democrático interno sobre la base de criterios autoges-
tionarios, y sus propuestas democratizadoras hacia la sociedad en
general.
•  Como rasgos negativos, su excesivo carácter local, su debilidad
organizativa, y las carencias en sus definiciones programáticas más
generales.
•  Detrás de muchos de estos movimientos sociales, principalmente
barriales y estudiantiles, se encontraban antiguos militantes de la
izquierda radical de los 70 y 80 (y en menor grado, de la izquierda
parlamentaria). No obstante, su influencia no condujo a la consolida-
ción de estructuras nacionales de coordinación política, lo que impidió
que las distintas manifestaciones regionales y locales de protesta
social se convirtieran en una referencia política a nivel del país.

Los movimientos de base no lograron mantener una actividad


y lucha social de significación luego del triunfo electoral de Rafael
Caldera en 1993. La debilidad política y organizativa de este movi-
miento social que prácticamente se inmoló en las calles venezo-
lanas en el período 1987-1992, permitió que durante el gobierno de
Caldera el sector militar-civil liderado por Hugo Chávez asumiera
su discurso y su iniciativa política, permitiendo que este sector
fuera el que cosechara los respaldos políticos provenientes del
descontento popular y de la pérdida de respaldo hacia la demo-
cracia puntofijista. En cierta forma el triunfo electoral de Chávez en
1998 fue el resultado de los sucesos del 27 de febrero de 1989.

Boaventura de Sousa Santos: pluralidades despolarizadas

Los aportes de la lucha de clases ocurrida en América Latina


en la última década también son considerados por Boaventura

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Capítulo 1

de Sousa Santos, quien enfatiza en la enorme distancia entre las


teorías clásicas del marxismo y las prácticas de la izquierda lati-
noamericana, las cuales o no fueron previstas por los teóricos o
incluso se contradicen con ellas145. El autor afirma que hay procesos
reformistas que parecen revolucionarios (Hugo Chávez), procesos
revolucionarios que parecen reformistas (zapatistas), e incluso
procesos reformistas que ni siquiera parecen reformistas (gobierno
del PT brasileño).
Para superar las diferencias en el seno de la izquierda, de Sousa
Santos plantea la estrategia de construcción de “pluralidades
despolarizadas” como síntesis entre las posiciones extremas dentro
de la izquierda latinoamericana. A partir del reconocimiento de las
diferencias para que actúe como factor de inclusión, permitiendo
la unidad de acción en la medida en que deja de ser la expresión de
una voluntad monolítica (en la concepción de la izquierda tradi-
cional) y pasa a ser el punto de encuentro duradero de una plura-
lidad de voluntades146.
Este autor identifica cuatro grandes señales de renovación en la
izquierda latinoamericana de las últimas décadas:
1. La renovación de la voluntad transformadora: Teniendo en el Che
Guevara su momento fundador, considera también la experiencia
del gobierno de Allende en Chile, la del Frente Sandinista en Nica-
ragua, los movimientos indígenas en diversos países y el Movi-
miento de los Sin Tierra (MST) en Brasil.
2. La renovación ética: al asumir la Teología de la Liberación.
3. La renovación epistemológica: que comenzó con los movimientos
indígenas y feministas, y tiene hoy su principal expresión en el
Ejército Zapatista (EZLN) y en el Foro Social Mundial (FSM).
4. La renovación organizativa: que tiene su momento fundador en el
proceso de creación del Partido de los Trabajadores brasileño, y su
manifestación más significativa en el FSM.

145 Boaventura de Sousa Santos. Una izquierda con futuro. En: La nueva iz-
quierda en América Latina, Grupo editorial Norma, Colombia: 2005, p. 437.
146 Ibídem, p. 443.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Para que este proceso de pluralidades despolarizadas pueda


llevarse a cabo en el seno de la izquierda y los movimientos sociales,
es imprescindible que cada factor evite asumir que las únicas
acciones colectivas correctas son las propias, y al mismo tiempo
desarrollar las disputas teóricas a partir del contexto mismo de las
acciones, buscando fortalecerlas y mejorando su viabilidad.
Para que este proceso de pluralidades despolarizadas se pueda
llevar a cabo, es necesario transformar profundamente o incluso
sustituir las formas organizativas convencionales de la izquierda.
Las acciones de nuevo tipo exigen organizaciones de nuevo tipo,
incluyentes, complejas, heterogéneas, flexibles147. De esta forma el
autor, aunque se distancie de las posiciones más radicales que en
lo político y organizativo sostienen otros teóricos contemporáneos
como Holloway y Tischler, termina concluyendo en la necesidad de
nuevas formas organizativas para la izquierda, y por consiguiente
para los movimientos sociales en lucha, que trasciendan los colap-
sados modelos organizativos del socialismo del siglo XX (tanto las
formas de organización promovidas por la socialdemocracia como
las impulsadas por los comunistas soviéticos).
De Sousa reivindica la emergencia de una nueva cultura polí-
tica, que impulse la democracia participativa como alternativa
ante la crisis de credibilidad de la democracia representativa
liberal148. Habiendo reivindicado y estudiado experiencias como la
de los presupuestos participativos llevados a cabo por las alcaldías
en manos del PT en Brasil (particularmente en la ciudad de Porto
Alegre), De Sousa considera la necesidad de nuevas formas de
ciudadanía vinculadas a una postura crítica tanto de los modelos
políticos liberales, como del propio sistema productivo capitalista
o “de mercado”. A partir de la autodeterminación de las comuni-
dades locales y del multiculturalismo, valora el surgimiento de
sistemas alternativos de producción, junto a nuevos modelos de

147 Ibídem, p. 457.


148 Boaventura de Sousa Santos. Una epistemología del Sur, Siglo XXI Edi-
tores-Clacso, México: 2009, p. 259.

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Capítulo 1

justicia y de organización ciudadana comunitaria, que configuran


el surgimiento de una “ciudadanía emancipadora”.
Estas ideas de De Sousa, si bien no enfatizan particularmente
en las formas de organización y de acción política de los trabaja-
dores, más allá de reconocer el advenimiento de un “nuevo interna-
cionalismo laboral” como respuesta de las organizaciones obreras
ante los efectos de la crisis mundial149, sirven como referencia en
esta investigación por su defensa de una nueva cultura política
ciudadana, que implica tanto formas de organización alternativas
a las tradicionales (partidos, sindicatos), como sistemas de produc-
ción igualmente alternativos al capitalismo neoliberal dominante.

Los movimientos sociales latinoamericanos y el surgimiento


de nuevos actores políticos

Como ya hemos comentado, toda la primera década del siglo


XXI ha significado un verdadero terremoto político en Latinoamé-
rica, en la cual se ha producido un inédito viraje hacia la izquierda
en todos o casi todos los procesos electorales del continente, viraje
que ha sido catalizado por el accionar de movimientos populares
diversos que han recreado y revitalizado las expresiones tradi-
cionales de la lucha revolucionaria que la izquierda desarrolló
desde los años 50 y 60 del siglo XX. Recordando que la izquierda
latinoamericana se había debatido hasta fines del siglo XX entre
la estrategia reformista electoral por una parte, y las formas de
lucha armada revolucionaria por la otra, la aparición contundente
de estos movimientos sociales ha permitido construir un escenario
político impensable hace apenas una década.
Estos movimientos sociales no han sido lo suficientemente
poderosos como para “conquistar” el poder por ellos mismos, pero
su accionar ha permitido que configuraciones políticas conside-
rablemente progresistas y de izquierda conquisten relevantes
triunfos electorales y “cabalguen” el proceso generado por estas

149 Ibídem, p. 263.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

luchas y conflictos nacidos de la rebeldía contenida del pueblo lati-


noamericano, como respuesta a los planes neoliberales aplicados
desde los años 70 y 80 en todo el continente. Ése ha sido el caso
del triunfo de Lula en Brasil, de Kirchner-Fernández en Argentina,
de Humala en Perú, de Correa en Ecuador, y del mismo Chávez en
Venezuela, para colocar sólo los ejemplos más relevantes.
Algunos autores, como Rubén Alayón, consideran que esta rebe-
lión latinoamericana contra la globalización neoliberal ha vuelto a
poner sobre el debate la discusión del concepto de “multitud”, el
cual es recuperado por Toni Negri150 a partir de la obra de Spinoza151.
Considerando que la multitud implica una forma radical y subver-
siva de considerar la democracia, al entenderla como la “totalidad
de los ciudadanos reunidos en asamblea”, y como mecanismo que
permite un proceso de socialización como “metamorfosis de los
individuos en comunidad”, Alayón considera también el concepto
de “anomia”, distanciándose de su interpretación negativa durkhei-
niana y reivindicando a Maffesoli152, el cual supera el concepto de
anomia en su visión peyorativa, y la postula como un medio para la
defensa del cuerpo social, como expresión de la “violencia fecunda-
dora” necesaria en todos los cuerpos sociales.
El concepto de “multitud” también es reivindicado por Roland
Denis153, quien expresa que el mismo surge de la necesidad de recrear
un marxismo fosilizado, dándole respuesta a la diversidad de sujetos
que se rebelan contra el capitalismo en el marco de los nuevos movi-
mientos sociales, de las rebeliones antineoliberales latinoameri-
canas, y de los movimientos antiglobalización en todo el mundo.

150 Toni Negri, Michael Hardt. Imperio, Harvard University Press. Cambrid-
ge, Massachussets: 2000, http://ddooss.org/articulos/textos/Imperio_Ne-
gri_Hardt.pdf.
151 Rubén Alayón. La rebelión latinoamericana a la globalización neoliberal,
Instituto de Altos Estudios “Pedro Gual”. Caracas (Venezuela): 2007, p. 172.
152 Michael Maffesoli. La tajada del diablo, Fondo de Cultura Económica.
México: 2005.
153 Roland Denis. Rebelión en proceso. Dilemas del movimiento popular luego
de la rebelión del 13 de abril, Ediciones Nuestra América Rebelde, Cara-
cas (Venezuela): 2005, p. 71.

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Capítulo 1

Para Denis, el concepto de multitud no disipa la función histórica de


la lucha de clases ni el principio de clase como tal, sino que explica
precisamente la expresión de la clase y de la lucha de clases en la
realidad que nos toca vivir. La multitud, o la “montonera”, es el surgi-
miento de un nuevo sujeto rebelde ante la tendencia constitutiva de
un gobierno imperial mundial que suprime los Estados nacionales
y se fundamenta en el gobierno de las multinacionales, partiendo
de la conocida tesis sobre el Imperio formulada por Toni Negri y
Michael Hardt154. La multitud es el nuevo sujeto de los nuevos movi-
mientos sociales: los desempleados, las mujeres, los inmigrantes, los
indígenas, los discriminados racialmente, que sin lugar a dudas son
un movimiento de productores, de obreros del mundo que buscan
el autogobierno de la cosa pública, de los recursos productivos y el
rescate de la dignidad humana que el capitalismo les ha negado.
Negri hace especial énfasis en el análisis del levantamiento
popular ocurrido en Argentina en diciembre de 2001, y que culmi-
nara con el derrocamiento del presidente Fernando de la Rúa155. En
lo que denomina el “Quilombo argentino”, considera que una nueva
figura de clases protagonizó el movimiento social: la multitud. Es en
este sentido que la multitud es un concepto de clase156. Negri afirma
que el concepto de clase obrera es un concepto limitado, al restrin-
girlo al ámbito de la producción, mientras que la multitud abarca
todas las relaciones propias del capitalismo actual.

El trabajo de hoy no es un trabajo que se haga tanto materialmente


en las fábricas como en las redes, exprimiendo inteligencia y cons-
tituyendo una cooperación. Los elementos innovadores del trabajo
se presentan en el interior de las redes, en las grandes extensiones
cooperativas del trabajo: ése es el verdadero trabajo. Son elementos

154 Toni Negri, Michael Hardt. Op. cit., 2000.


155 Antonio Negri y otros. Diálogo sobre la globalización, la multitud y la expe-
riencia argentina, Editorial Paidós, Buenos Aires (Argentina): 2003, p. 62.
156 Ibídem, p. 63.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

culturales, intelectuales, científicos, relacionales, afectivos, los que


constituyen la valorización del trabajo.157

Los explotados que surgen de esta nueva forma de valorización


del trabajo son las “multitudes” que denomina Negri. Las manifes-
taciones insurreccionales de diciembre del 2001 no sólo derribaron
un gobierno, sino que principalmente abrieron un formidable
período de experimentación e innovación social, económica y
política. Allí se dieron múltiples expresiones de lucha por parte
de grupos sociales hasta ese momento muy diferenciados: clases
medias urbanas y proletarios desempleados de la periferia. Los
primeros, desatando los cacerolazos, el asedio de los ahorristas a los
bancos, las asambleas barriales e interbarriales. Los segundos, con
los cortes de rutas por los piqueteros, la autogestión por los traba-
jadores de las fábricas quebradas, las redes de economía solidaria.
Todos confluyeron en masivas movilizaciones que derribaron
varios presidentes en pocas semanas.
Negri sacraliza el “Quilombo argentino” y ve en él una nueva era
de la confrontación de clases. Con la consigna “que se vayan todos”,
las multitudes argentinas se pronunciaron contra el modelo econó-
mico neoliberal y el sistema político representativo. La multitud
no es representable, y su política puede considerarse la verda-
dera democracia, la democracia de las multitudes. La política de
la multitud muestra que sin difusión del saber y la emergencia de
lo común, no es posible encontrar las condiciones necesarias para
que una sociedad libre pueda vivir y reproducirse158.
Aunque un análisis del posterior desarrollo de los aconteci-
mientos argentinos nos revela que las masivas movilizaciones
populares (tanto de las clases medias como de los sectores de desem-
pleados) fueron cediendo progresivamente su fuerza e impacto en
la realidad política nacional, en los últimos años se ha consolidado
nuevamente un sistema político representativo que, sin embargo,

157 Ibídem, p. 36.


158 Ibídem, p. 69.

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Capítulo 1

desarrolla un modelo económico muy distante del neoliberalismo


causante del descontento popular estallado en diciembre de 2001.
El gobierno de Kirchner-Fernández se ha estabilizado bajo una
economía neokeynesiana y un nacionalismo de izquierda enfren-
tado radicalmente (por lo menos en lo declarativo) a los factores de
poder del capitalismo global. Las multitudes argentinas parecieran
descansar, cediendo el puesto a las multitudes que hoy insurgen
con fuerza inusitada en otros países de Latinoamérica como Chile y
Colombia (rebeliones estudiantiles del 2011), en toda Europa con el
movimiento de los Indignados, en la Primavera Árabe y en los Ocupa
Wall Street de los Estados Unidos.
Pensamos que aún está por verse la potencialidad histórica y
política de las multitudes que en años recientes han estallado en
rebelión abierta contra el capitalismo global. Dado que la crisis
mundial pareciera tener todavía un largo desarrollo por delante, el
desarrollo de grandes movilizaciones sociales, la salida a la calle de
“multitudes”, necesitará de análisis más profundos a medida que
avancen los acontecimientos.
Otros autores como Carlos Walter postulan que la emergencia
de nuevos movimientos sociales implica también una ruptura epis-
temológica con el pensamiento eurocéntrico que dominó el análisis
marxista sobre la lucha de clases159. A partir de la lucha por el terri-
torio por parte de comunidades campesinas, indígenas y afro-
descendientes en diversos lugares de América, Walter expone la
confrontación de racionalidades distintas sobre la noción misma de
territorio y de propiedad, incluso sobre la forma en que la sociedad
humana establece su relación con la naturaleza. El aporte de Walter
es particularmente interesante en la medida en que permite reco-
nocer que en las luchas contra el neoliberalismo en América Latina
(y probablemente en el resto del mundo) están surgiendo nuevos
paradigmas y nuevas racionalidades vinculadas a la manera de
entender la actividad productiva, y cómo esa actividad económica

159 Carlos Walter. Territorialidades y lucha por el territorio en América La-


tina. Geografía de los movimientos sociales en América Latina, Ediciones
IVIC, Caracas (Venezuela): 2009, p. 17.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

se relaciona a su vez con la naturaleza, modificando el concepto


mismo de territorio.
Para Alayón, la rebelión latinoamericana es contra la raciona-
lización y el disciplinamiento de las instituciones sociales. Ante el
abandono por parte del Estado neoliberal de las políticas sociales,
la protesta de calle se ha convertido en el territorio de realización
del deseo emancipatorio de grandes conglomerados sociales, que
se esfuerzan por construir un nuevo tejido social que procure la
recomposición de lo justo, del bienestar como promesa por venir.160
La ofensiva neoliberal destruyó los espacios en que se mani-
festaban los derechos civiles y los derechos sociales que habían
permitido el proceso de construcción de ciudadanía en los Estados
burgueses. Con el neoliberalismo el Estado ha dejado de ser el terri-
torio de encuentro de todos los grupos sociales. El Estado “economiza”
su propio ejercicio del poder, y al dejar a la población a expensas del
mercado, impera el darwinismo social, el “capitalismo salvaje”.
Con el neoliberalismo, las grandes masas empobrecidas de Lati-
noamérica pasaron a ser ciudadanos de segunda, excluidos tanto de
las políticas de Estado como de las prioridades del mercado. Alayón
analiza particularmente este proceso dentro de las organizaciones
tradicionales de la clase obrera, los partidos y los sindicatos161. Con la
flexibilización laboral y la desregulación salarial el mundo sindical
tiende a desaparecer y con ello los trabajadores pierden peso especí-
fico dentro de las prioridades del proceso económico, político y social.
Consideramos importante esta reflexión pues implica la realidad
que se vive en todo el mundo y particularmente en Latinoamérica, en
la cual la inoperancia y debilidad tanto de los sindicatos como de los
partidos de izquierda ha permitido que las luchas sociales desatadas
espontáneamente los sobrepasen ampliamente y los dejen fuera
del proceso decisivo de las crisis políticas desatadas por la ejecución
de paquetes neoliberales. En este campo, los movimientos obreros
han reaccionado a posteriori, luego de las mayores manifestaciones

160 Rubén Alayón. Op. cit., 2007, p. 174.


161 Ibídem, p. 177.

96

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Capítulo 1

de protesta social, y han aprovechado el nuevo clima político para


avanzar en la construcción de nuevas organizaciones que les
permitan recuperar su espacio como actores políticos dentro del
contexto de cambios que se vive en el continente.
Ése ha sido el caso, por ejemplo, de los trabajadores argentinos,
los cuales han promovido numerosas experiencias de recupera-
ción autogestionaria de fábricas paradas, alcanzando importantes
éxitos en el plano productivo. Similar situación la vivida en Vene-
zuela, en donde luego del paro petrolero-patronal de 2002-2003 se
procedió a constituir una nueva central de trabajadores (la Unete:
Unión Nacional de Trabajadores), organización que pese a no
haber podido consolidarse permitió colocar de nuevo en el tapete
de la lucha política a la clase trabajadora venezolana, práctica-
mente ausente de todo el proceso de crisis política desatado entre el
27 de febrero de 1989 y el 11 de abril de 2002.
La ofensiva neoliberal en Latinoamérica, si bien ha relegado
del escenario de las grandes luchas sociales a la clase obrera indus-
trial y a la fábrica misma, ha expandido en cambio los escenarios
de sindicalización y de lucha huelguística hacia sectores deno-
minados tradicionalmente como “capas medias” (profesionales
de la salud, profesores universitarios, empleados de la Adminis-
tración Pública, etc.). Aunque el neoliberalismo haya introducido
cambios en el proceso de trabajo y en la conformación de clase de
los trabajadores, se mantiene la explotación del trabajo asalariado
por el capital, aunque esta relación se diluya o se oculte mediante
diversas manifestaciones de actividad laboral.162
Todo el escenario laboral neoliberal apunta a una mayor expo-
liación del trabajo obrero y a descargar sobre los trabajadores el
peso fundamental de la crisis económica:
•  Extensión de la jornada de trabajo.

162 Daniel Campione y Beatriz Rajland. “Piqueteros y trabajadores ocupa-


dos en la Argentina de 2001 en adelante. Novedades y continuidades en
su participación y organización en los conflictos”, Gerardo Caetano. Suje-
tos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América
Latina, Clacso, Buenos Aires (Argentina): 2006, p. 305.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

•  Disminución de salarios.
•  Presión para la no sindicalización.
•  Desconocimiento de las contrataciones colectivas.
•  Facilidades para la contratación temporal y para los despidos.
•  Diversas formas de trabajo informal o precarizado.
•  Aumento de la edad para acceder a la jubilación.
•  Modificación de los regímenes de pago por antigüedad.
•  Privatización de los fondos de pensión.
•  Abandono de las políticas sociales en salud, educación y vivienda.
•  Aumento de la tasa de desocupación.

La destrucción de las anteriores relaciones obrero-patronales


ha generado toda una gama de trabajadores por cuenta propia, de
pasantes, contratados, subcontratados (los llamados tercerizados),
cooperativistas, y un aumento significativo del desempleo abierto.
Es en este contexto socioeconómico que es imprescindible hablar
de clase trabajadora en un sentido amplio, lo que ha implicado a
su vez la aparición de nuevas modalidades de organización y de
formas de lucha renovadas163.
Partiendo del estudio de la rebelión popular en Argentina en
2001, de las rebeliones indígenas en Bolivia y Ecuador, de la elevada
conflictividad social en la Venezuela de los 90 y del crecimiento del
PT en Brasil, pero extensible a lo sucedido en otros países latinoame-
ricanos, diversos autores164 señalan la aparición de nuevas formas de
protesta social y nuevos actores políticos que se pueden resumir así:

163 Ibídem, p. 306.


164 Federico Schuster. “Izquierda política y movimientos sociales en la Argen-
tina contemporánea”, La nueva izquierda en América Latina, Grupo Edi-
torial Norma, Colombia: 2005, p. 269. Daniel Campione y Beatriz Rajland.
Op. cit., 2006. p. 308. Luis Tapia. “Izquierda y movimiento social en Bolivia”,
La nueva izquierda en América Latina, Grupo editorial Norma, Colombia:
2005, p. 339. Pablo Dávalos. “‘De paja de páramo sembraremos el mundo’,
Izquierda, utopía y movimiento indígena en Ecuador”, La nueva izquierda
en América Latina, Grupo editorial Norma, Colombia: 2005, p. 359. Leonar-
do Avritzer. “El ascenso del Partido de los Trabajadores en Brasil: la demo-
cracia y la distribución participativas como alternativas al neoliberalismo”.
La nueva izquierda en América Latina, Grupo editorial Norma, Colombia:
2005, p. 67. Roland Denis. Op. cit., 2005, p. 69.

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Capítulo 1

•  La incorporación al conflicto social de las grandes masas de desocu-


pados, a través del movimiento denominado Piqueteros, en Argen-
tina165, o los comités de desempleados petroleros en Venezuela,
que implican diversas expresiones organizadas. Hasta ahora, los
desempleados tendían a ubicarse en el llamado “lumpen proleta-
riado” y no se les asignaba cualidades para la lucha revolucionaria.
Organizaciones obreras como la CTA en Argentina han abierto
espacios para la participación organizada de los desempleados,
situación inédita en la historia anterior del movimiento obrero.
•  La incorporación de importantes sectores de las clases medias
(profesionales, pequeños empresarios) que sufren los efectos de
la crisis económica y se movilizan en demanda de reivindicaciones
específicas, pero ampliando esta lucha a escenarios de alianzas con
otros grupos sociales populares. En la crisis que derrocó a Fernando
de La Rúa, en diciembre de 2001 en Argentina, jugaron un papel
destacado las movilizaciones de estas clases medias.
•  El surgimiento de movimientos campesinos indígenas que desa-
rrollan formas de lucha abandonadas por la izquierda tradicional
(movilizaciones, corte de rutas) y que rememoran las luchas indí-
genas contra la opresión colonial. Desarrollados en Bolivia, Ecuador
y Perú principalmente (también en Colombia y México), han jugado
papeles destacadísimos en el proceso político de sus respectivos
países, han derrocado gobiernos (como el de Sánchez de Lozada en
Bolivia en 2003) y han llevado a la presidencia a líderes indígenas
como Evo Morales.
•  El surgimiento de formas de democracia directa en todas las expre-
siones organizativas de estos movimientos sociales, junto al cues-
tionamiento de la institucionalidad democrático-representativa y
de formas organizativas tradicionales como los partidos y los sindi-
catos. Se ha desarrollado un cuestionamiento general a las formas
de representación política, una lucha decidida por la desburocrati-
zación de la militancia social.

165 Toty Flores (compilador). Cuando con otros somos nosotros. La experien-
cia asociativa del Movimiento de Trabajadores Desocupados de La Matan-
za, Ediciones Continente, Buenos Aires (Argentina): 2007, p. 188.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

•  Estas nacientes formas de democracia directa se han conceptualizado


como “procesos populares constituyentes”, articulando una voluntad
popular que supera la hegemonía histórica del populismo y que dotan
al pueblo de un programa propio, un proyecto de país construido
desde la acción directa, la subversión social y la vanguardia colectiva.
•  Esta democracia directa asamblearia urbana, manifestada en la
llamada “Guerra del Agua” en Bolivia (año 2000), en el levanta-
miento de diciembre de 2001 en Argentina, en la respuesta popular
al golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002 (con expresiones
que parten del levantamiento popular de febrero de 1989), ha
tenido igualmente su corolario en el desarrollo de asambleas cons-
tituyentes que han procedido a reformular parcialmente las institu-
ciones tradicionales de la democracia liberal burguesa, tal como ha
sucedido en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador.
•  El desarrollo de expresiones organizativas acordes a los avances
tecnológicos, como lo son las llamadas redes sociales y medios alterna-
tivos, particularmente las agencias de noticias y páginas web compro-
metidas con las luchas sociales, y las radios y televisoras comunitarias.
•  La incorporación a la lucha política de movimientos sociales con
raíces religiosas, vinculados a la Teología de la Liberación, tal como
ocurrió en los orígenes del PT brasileño (ya al respecto habían
ocurrido expresiones anteriores en el FSLN de Nicaragua y el
FMLN de El Salvador).
•  El desarrollo de significativos movimientos campesinos como los
Sin Tierra (MST) en Brasil, que también jugaron un papel desta-
cado en el nacimiento y fortalecimiento del PT (aunque hoy han
roto con ese partido debido a sus veleidades neoliberales y su
inconsecuencia con el programa original).
•  La revitalización del movimiento obrero a partir del auge del
conflicto social general, como ha ocurrido con el fortalecimiento de
la CTA166 en Argentina, la creación de la Unete en Venezuela167 y la

166 Central de Trabajadores de Argentina, surgida de un desprendimiento


de la tradicional CGT.
167 En 2011 se constituyó una nueva central obrera, la CSBT, que desplaza-
ría a la Unete como la central mayoritaria del país.

100

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Capítulo 1

conducción de las centrales sindicales bolivianas en manos de diri-


gentes indígenas (a diferencia de la anterior dirigencia de izquierda
proveniente de capas medias). Han cobrado fuerza propuestas de
generar acciones sindicales “globales” en respuesta a las medidas
económicas globales que promueve el neoliberalismo, aunque por
ahora no han tenido un desarrollo efectivo168.
•  El desarrollo de nuevas organizaciones obreras como los consejos
de trabajadores, surgidas del proceso de ocupación de fábricas
paradas o en proceso de quiebra, por los trabajadores 169. Estos
consejos de trabajadores, cuyo desarrollo más extendido se ha
producido en Venezuela y en Argentina, han permitido el naci-
miento de formas de control obrero como mecanismo de poder
alternativo al poder de los patronos privados capitalistas y del
propio Estado170. En este proceso también se han ensayado formas
cooperativistas171.

Campione y Rajland señalan la circunstancia de que luego de


la enorme ofensiva neoliberal de las décadas de 1980 y 1990, la cual
buscaba desarticular las organizaciones tradicionales de los traba-
jadores (sindicatos y federaciones) y de las clases subalternas en
general, que trató de sembrar por todos los medios la ideología y
los comportamientos individualistas y el desprestigio de la acción
colectiva, con el objetivo de abrirles paso a las medidas econó-
micas neoliberales que favorecían abiertamente la acumulación
capitalista, elevaba los niveles de explotación de los trabajadores
y aumentaba la opresión contra los sectores populares, se haya

168 Rolando Baltar. “Globalización y acción sindical frente a la expansión


de las empresas trasnacionales”, revista Nueva Sociedad Nº 169, Caracas
(Venezuela): 2000, p. 79.
169 J. Reón e I. Saavedra. Empresas recuperadas. La autogestión de los traba-
jadores, Editorial Capital Intelectual, Buenos Aires (Argentina): 2006, p. 44.
170 Pablo Cormenzana. La batalla de Inveval. La lucha por el control obrero
en Venezuela, Fundación Federico Engels, Madrid (España): 2009, p. 162.
171 Graciela Di Marco y Héctor Palomino. Construyendo sociedad y política.
Los proyectos de los movimientos sociales en acción, Universidad Nacio-
nal de San Martín, Buenos Aires, (Argentina: 2004, p 94.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

generado desde estas mismas clases subalternas una respuesta


política y organizativa alternativa, expresada en toda esta diver-
sidad de movimientos sociales y acompañada de un sólido
programa político renovador que de una u otra forma viene seña-
lando el camino de los cambios suscitados en Latinoamérica en la
última década172.
Prueba más que contundente de que la lucha de clases, decla-
rada muerta por el neoliberalismo, aún goza de buena salud, y
continúa señalando el desarrollo de los procesos políticos tanto
en Latinoamérica como en el resto del mundo (las rebeliones del
2011: Indignados europeos, Ocupa Wall Street, rebelión árabe, estu-
diantes chilenos, etc).

Las tendencias políticas en la izquierda latinoamericana y su


reflejo en Venezuela

Las reflexiones teóricas referidas al ascenso de la izquierda en


América Latina se pueden ubicar en tres grandes tendencias, las
cuales van acordes a lo que existe como práctica política real en los
gobiernos y movimientos de izquierda latinoamericanos173.
Una primera tendencia que enfatiza en que las condiciones
mundiales imperantes hacen imposible el tránsito de la vía revo-
lucionaria y socialista, y que es necesario avanzar por el camino
de las reformas, mientras se acumulan fuerzas y se espera por
épocas históricas más favorables. Estas reflexiones intentan justi-
ficar el desempeño de gobiernos como los de Lula da Silva y Dilma
Rouseff en Brasil, Michelle Bachelet en Chile, y Tabaré Vásquez y
Pepe Mujica en Uruguay. En el plano interno venezolano, en esta
tendencia pueden agruparse una serie de partidos de izquierda
que no han acompañado la experiencia bolivariana o han roto con
ella recientemente, como es el caso del Movimiento al Socialismo

172 Daniel Campione y Beatriz Rajland. Op. cit., 2006, p. 326.


173 Roberto López Sánchez. Op. cit., 2009, p. 168.

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Capítulo 1

(MAS), la Causa Radical, Patria Para Todos (PPT), Podemos y


Bandera Roja.
Una segunda postura intenta acompañar los gobiernos más
radicales como son los de Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega,
Rafael Correa y, por supuesto, la Cuba revolucionaria. En esta direc-
ción se postula el llamado Socialismo del siglo XXI, basado en la
democracia participativa y en la economía social, y la superación de
las transformaciones nacionales en aras de conformar un poderoso
movimiento de integración regional que comience a desprenderse
de las ataduras dependientes con respecto a los Estados Unidos y
demás factores del capitalismo global. En esta tendencia se agrupa
en Venezuela todo el espectro de agrupaciones que comenzando
por el PSUV acompañan al proceso bolivariano, como el PCV, el
MEP, la Liga Socialista (se incorporó al PSUV), Tupamaros, UPV, etc.
Y una tercera propuesta que, saliéndose de los esquemas tradi-
cionales de la izquierda y colocándose en sintonía con la rebeldía
y la irreverencia de los nuevos movimientos sociales latinoameri-
canos, promueve la construcción de poderes alternativos al Estado
capitalista, despreocupándose de las contiendas electorales y de
la gestión institucional, y ocupándose de la vida cotidiana de los
pueblos, de sus expresiones de resistencia cultural y prácticas
alternativas en lo productivo. Esta tendencia intenta justificar
actuaciones como las del EZLN en México, y de movimientos como
los Piqueteros en Argentina. Aunque no por ello deja de abarcar
expresiones de lucha popular que están presentes en práctica-
mente todos los países del área.
Desde la última década del siglo XX autores como Carlos Lanz
señalaban el surgimiento de una “nueva cultura política” en el seno
de las organizaciones populares que implicaba una superación de
las prácticas tradicionales y el desarrollo de prácticas autogestio-
narias que se expresaban en procesos de investigación, comuni-
cación, educación y organización alternativos174. Al manifestarse

174 Carlos Lanz. Propuesta de nueva cultura política. Para una crítica de la
partidocracia, Ediciones Primera Línea, Caracas: 1998, p.38.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

como una crítica de la partidocracia, esta tendencia, que alcanzó


considerable auge en Venezuela en la segunda mitad de la década
de 1980 y continuó en los 90, sirvió de fundamento al desarrollo de
una serie de manifestaciones sociales que han tenido lugar a todo
lo largo del Gobierno Bolivariano que llega al poder en 1999.
En Venezuela, esta última tendencia se ve reflejada en las orga-
nizaciones de trabajadores que propugnan de manera autónoma el
control obrero, las que han promovido y respaldado las luchas de los
indígenas yukpas por la tierra en el Estado Zulia, las que postulan
la recuperación de tierras urbanas y rurales (movimiento de pobla-
dores y frentes campesinos), y algunas expresiones dentro del
movimiento estudiantil universitario, entre otras. En términos parti-
distas no existen organizaciones venezolanas que puedan identifi-
carse con esta tendencia (organizaciones ya desaparecidas como
el PNA-M13)175, aunque organizaciones sindicales como la Unete,
y corrientes dentro del PSUV como Marea Socialista176 y Colectivo
de Trabajadores Revolucionarios (CTR) coinciden frecuentemente
con los principios autonomistas defendidos por los ya mencionados
movimientos sociales de otros países latinoamericanos.

175 El Proyecto Nuestra América-Movimiento 13 de Abril (PNA-M13A), que


existió desde los años 90 hasta 2007, se disolvió por diferencias internas
al momento de abordar la propuesta de crear el PSUV. Una parte del
PNA se incorporó al PSUV y el resto mantuvo su militancia en las or-
ganizaciones sociales. Entre los organizadores del PNA M-13 figuraban
Carlos Lanz Rodríguez y Roland Denis, entre otros.
176 A pesar de que Marea Socialista se presenta como un movimiento de
origen trotskista, en fechas recientes ha incorporado reflexiones críti-
cas sobre conceptos fundamentales de la doctrina leninista, como lo es
el cuestionamiento hacia el modelo leninista de partido (Stalin Pérez
Borges. A cien años del ¿Qué hacer?, Marea Clasista y Socialista, Caracas:
2007.). En un texto editado con motivo de los cien años del ¿Qué hacer?,
Marea Socialista publica artículos de reconocidos críticos del leninismo
como Werner Bonefeld (“Estado, revolución y autodeterminación”, A cien
años del ¿Qué hacer?, Marea Clasista y Socialista, Caracas: 2007.) y Ser-
gio Tischler (“La crisis del sujeto leninista y la circunstancia zapatista”,
A cien años del ¿Qué hacer?, Marea Clasista y Socialista. Caracas: 2007.).
En otros grupos trotskistas como Ccura el leninismo es un aspecto “sa-
grado”, particularmente su objetivo de construir un “partido del proleta-
riado” que encabece la lucha por el socialismo en Venezuela.

104

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Capítulo 1

Los trabajadores como clase, como movimiento social, como


actores políticos en la segunda década del siglo XXI

Pretendemos concluir aquí lo analizado a lo largo de este capí-


tulo dedicado a los marcos teóricos de la investigación. A partir de
las propuestas de Holloway, Gunn y Bonefeld, y considerando los
aportes de otros como Negri, Dieterich, Denis y Alayón, reivindi-
camos el concepto de “clase” en un sentido amplio, sin pensar por
ello que entramos en contradicción con las ideas que al respecto
formulara Carlos Marx. Más bien nos distanciamos de la idea leni-
nista de clase, que los mencionados autores denominan “marxismo
sociológico”, que tiende a ubicar a la clase en un espacio cerrado y
delimitado, y no como una relación social en desarrollo que implica
entenderla en su dinámica.
En ese orden, por “clase trabajadora” entendemos toda una serie
de sectores sociales oprimidos por el capitalismo y que de diversas
formas se organizan y luchan para reivindicar sus derechos y
proponer visiones alternativas superadoras de la dominación del
capital. Allí entran no sólo los obreros fabriles, sino en general todos
los trabajadores asalariados de la ciudad y el campo, los desem-
pleados, las amas de casa, las mujeres, los jóvenes, los estudiantes,
los campesinos, los indígenas, los afrodescendientes, los inmi-
grantes, los comunicadores de medios alternativos, los activistas
culturales, incluso los pequeños productores y pequeños empresa-
rios que también sufren y se rebelan contra la opresión del capital.
Los trabajadores del siglo XXI constituyen la multitud que se
rebela contra el capitalismo neoliberal globalizado, en múltiples
escenarios y mediante diversas y novedosas formas de lucha y de
organización, asumiendo rupturas paradigmáticas que ponen
en cuestionamiento los valores del sistema político liberal y del
modelo productivo capitalista, contra la unicidad de pensamiento
de la cultura occidental y contra el mismo fundamento epistémico
de la ciencia y la tecnología dominantes.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Esta clase trabajadora, a través de sus diferentes expresiones,


se constituye en actor político en la medida en que enarbola un
proyecto alternativo de sociedad o por lo menos un proyecto reivin-
dicativo que busca paliar de alguna forma los efectos malsanos que
el capitalismo genera sobre sus condiciones de vida y de trabajo.
Esta perspectiva amplia de la clase trabajadora nos lleva a
concluir que los movimientos sociales que desde hace más de una
década pugnan en América Latina por abrir un nuevo rumbo de
construcción societal, son todos expresión de la lucha de clases, de
los intereses de clase manifestados en su diversidad de prácticas y
condiciones existenciales de vida.
Por ello, al clarificar si la clase trabajadora puede ser conside-
rada un movimiento social, nosotros respondemos afirmativamente
a esta cuestión. Y si puede ser considerada como un nuevo movi-
miento social, también respondemos afirmativamente. Hacemos
referencia a lo que Marx, utilizando una terminología hegeliana,
llamó clase en sí y clase para sí. La clase en sí es la que aún no toma
conciencia de sus intereses y permanece desorganizada. La clase
para sí es la que asume conscientemente su organización, sus luchas
y sus objetivos en la sociedad.
La clase trabajadora latinoamericana permaneció por décadas
sometida bajo los parámetros de la dominación del capital, contro-
lada al mismo tiempo por las estructuras sindicales burocrati-
zadas y por las concepciones leninistas, que la subordinaban tanto
al Estado capitalista populista reinante en este territorio, como al
“partido dirigente” que impedía la manifestación efectiva de su
autonomía y autodeterminación como clase.
El debilitamiento tanto del populismo como del leninismo,
procesos muy distintos pero que se fueron dando más o menos
simultáneamente (con las crisis políticas derivadas del fracaso
del modelo neoliberal, por una parte, y con el colapso de la refe-
rencia socialista manifestada en la URSS, por la otra), permitió que
se soltaran las amarras que mantenían sometida a la clase traba-
jadora, y la insurgencia demoledora de los nuevos movimientos

106

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Capítulo 1

sociales fue determinando lo que hasta el presente es el panorama


de cambio político en América Latina.
Los nuevos movimientos sociales expresan una perspectiva de
clase en la cual los obreros fabriles encuentran a sus iguales en los
desocupados, en los campesinos, en las mujeres, en los indígenas,
los afrodescendientes y toda la multitud de manifestaciones polí-
ticas que insurgen simultáneamente contra el neoliberalismo.
Las organizaciones obreras fundamentales ya no son las tradicio-
nales centrales y confederaciones, sino los sindicatos de base, los
consejos de fábrica, las cooperativas, los movimientos de trabaja-
dores del campo. La vocería del movimiento de trabajadores se ha
ampliado por miles, y ya no son viejos y burocratizados dirigentes
quienes asumen su representación, sino el protagonismo directo de
los colectivos de base que asumen la lucha y enarbolan programas
de acción que apuntan incluso a una perspectiva socialista177 supe-
radora del modelo productivo capitalista.
La clase trabajadora que se rebela en este siglo XXI es un nuevo
movimiento social en la medida en que, tanto cuantitativa como
cualitativamente, es distinta a la clase trabajadora conceptuali-
zada durante los siglos XIX y XX. En lo cuantitativo, como ya hemos
dicho, porque abarca e implica la movilización de diversos y múlti-
ples sectores sociales populares que sufren la expoliación del capi-
talismo neoliberal. En lo cualitativo, porque su programa político se
construye sobre la democracia directa, participativa y protagónica,
superando la antigua subordinación a vanguardias iluminadas y a
intelectuales esclarecidos.

177 Perspectiva socialista que intenta diferenciarse del llamado “socialismo


real” que imperó en la URSS y demás países del Europa del este. Para
ello Heinz Dieterich acuñó el término de “Socialismo del siglo XXI”, idea
asumida por Hugo Chávez en Venezuela y por otros gobernantes lati-
noamericanos como Evo Morales en Bolivia (El Socialismo del siglo XXI,
Editorial FICA, Bogotá: 2007, p. 22). El Socialismo del siglo XXI reivindi-
ca la democracia participativa y la economía social, en contraste con el
viejo modelo de partido único y economía estatizada que aplicaran los
soviéticos.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Es un nuevo movimiento social en la medida en que asumen su


propia voz, sin intermediarios, sin cortapisas, sin programas prees-
tablecidos ni destinos dirigentistas predeterminados. La clase
trabajadora ya no presume de su condición de “clase dirigente” del
proceso revolucionario. Menos aún, ya no se subordina a determi-
nados partidos o grupos organizados que pretendan conducirla
bajo el concepto de “partido de la clase obrera” y mucho menos de
partidos “policlasistas”.
La clase obrera del siglo XXI no asume que el socialismo cons-
tituya el futuro inexorable de la humanidad. Simplemente se rebela
contra las diferentes formas de explotación del capitalismo, e intenta
construir racionalidades distintas tanto del modelo productivo como
de los sistemas políticos y realidades socioculturales hegemónicos,
inspirándose ciertamente en valores socialistas y considerando la rica
experiencia de la lucha de los trabajadores contra el capitalismo en los
siglos pasados. Para ella el marxismo “no es dogma, sino una guía para
la acción” subversiva en contra del capital. Entiende por marxismo no
un cuerpo petrificado de teorías formuladas hace más de un siglo, sino
la sistematización de toda la lucha que los pueblos del mundo han
librado contra el capitalismo dominante hasta el presente.
Ciertamente vivimos un período de transición, cuyo destino
final no está preestablecido. Como dice Holloway, “la hora es oscura,
pero puede estar precediendo a otra más oscura aún”178. La clase
trabajadora, y con ella las diversas manifestaciones de movimientos
sociales insurgentes, continúa enfrentando intentos por someterla
bajo control, ya sea mediante la construcción de parapetos institu-
cionales del tipo de las viejas centrales sindicales, o recurriendo a
mecanismos de cooptación y/o de represión por parte del Estado. Y
esto no ocurre solamente en la realidad latinoamericana, sino que
se manifiesta en todas las luchas y conflictos que están en progreso
en Europa, en los Estados Unidos y el resto del mundo.

178 John Holloway. Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo, Edicio-


nes Herramienta, Buenos Aires (Argentina): 2011, p. 277.

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Capítulo 1

El ensayo neoliberal iniciado en los años 70 y 80, el cual buscaba


el reacomodo de las relaciones productivas capitalistas eliminando
los fundamentos del modelo keynesiano y del Estado benefactor,
para favorecer así la elevación de la tasa de ganancias reorgani-
zando los mecanismos de explotación del trabajo, ha terminado
generando una crisis cuyas dimensiones aún no terminan de
desplegarse, pero que sin duda amenaza con trastocar la estabi-
lidad del propio sistema-mundo capitalista.
El denominado “fin de la historia”, propuesto por Fukuyama en
la década de los 80 como período culminante del proceso histórico
civilizatorio, a desarrollarse bajo la hegemonía del neoliberalismo
y del modo de vida occidental179, no sólo se ha derrumbado, sino que
amenaza con arrastrar tras de sí la propia hegemonía occidental
sobre el mundo globalizado. La burguesía mundial ha disparado
(el neoliberalismo), pero el tiro le ha salido por la culata (la insur-
gencia de los movimientos sociales y su propia debacle financiera).
Lo que se anunciaba como una remodelación general de las
relaciones sociales, enfatizando los principios del lucro privado, de
la competencia, del individualismo frente a los intereses colectivos,
de los proyectos empresariales multinacionales frente a las mani-
festaciones de los Estados nacionales y los sentimientos populares,
ha terminado generando su lado contrario. Asistimos por una parte
al derrumbe general del sistema capitalista hegemonizado por el
mundo anglosajón y que ha dominado en los últimos tres siglos,
y al mismo tiempo al nacimiento de movimientos sociales que se
enfrentan a los intentos estertóricos del capital por imponer un
imperio mundial militarizado.

El marco de la crisis mundial del capitalismo

1. El capitalismo neoliberal, surgido en los años 70 y que hegemonizó


ampliamente el modelo productivo global desde inicios de los 80,

179 Francis Fukuyama. El fin de la historia. http://firgoa.usc.es/drupal/fi-


les/Francis%20Fukuyama%20-%20Fin%20de%20la%20historia%20y%20
otros%20escritos.pdf.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

entró en profunda crisis desde los primeros meses de 2008. Esta


crisis, que se inició con la ruptura de la llamada “burbuja inmobi-
liaria” a fines del 2007 y rápidamente se extendió a todo el sistema
financiero mundial, ha tenido diferentes etapas, la última de las
cuales se expresa en la crisis financiera en los propios Estados del
centro capitalista (Estados Unidos y sobre todo Europa occidental),
y el inicio de las protestas sociales derivadas de las medidas antipo-
pulares que se están imponiendo, de la mano con el Fondo Mone-
tario Internacional, como receta básica de solución a la crisis.
2. El capitalismo mundial no ha podido superar la crisis iniciada en
2008. La recaída económica suscitada en 2011 y 2012, y la perspec-
tiva de una agudización mayor para los años venideros, ratifican
nuestra tesis formulada en junio de 2008 cuando afirmamos que
se configuraba una gran crisis mundial, sólo comparable y tal vez
superior a la vivida en 1929-1939.
3. Los rescates estatales a los bancos y empresas privadas sólo han
favorecido a los mismos grandes banqueros y empresarios multi-
nacionales, pues los niveles de desempleo no se han reducido y los
índices de pobreza van en aumento en todos los países centrales
del capitalismo (USA-UE). La crisis ha hecho más ricos a los ricos
y más pobres a los pobres, lanzando a la pobreza a un considerable
porcentaje de las denominadas clases medias.
4. Las medidas que el capitalismo aplica para salir de la crisis, tanto
en Europa como en los Estados Unidos, significan la reedición de
los paquetes de “shock” neoliberales aplicados en Latinoamérica en
los años 80 y 90 del siglo pasado. Actualmente se restringen y desco-
nocen casi todos los derechos fundamentales de los trabajadores
en los países centrales del capitalismo global, echando hacia atrás
conquistas laborales que datan de más de medio siglo y que funda-
mentaron el surgimiento del Estado Benefactor en el período de la
posguerra.
5. Se comienza a desatar una rebelión popular generalizada en estos
mismos países centrales, expresada en los trabajadores de Grecia,
los Indignados de España (Movimiento 15-M), en los Ocupas de los
Estados Unidos (movimientos Somos el 99% -We are the 99%- u Ocupa

110

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Capítulo 1

Wall Street), en los ciudadanos de Israel, en los jóvenes de Londres,


en los estudiantes de Chile y Colombia, en la Primavera Árabe. Una
serie de movimientos sociales que conjugan expresiones múltiples
de la ciudadanía de dichos países, pero que coinciden en su rechazo
al sistema económico neoliberal y a los dirigentes políticos que los
representan. Todo indica que presenciaremos un mayor desarrollo
de este escenario de rebelión social mundial en años subsiguientes.
6. La agresión de la OTAN a Libia y el abierto intervencionismo en
Siria pudiera expresar el camino que tomarán los centros de poder
mundial (países del G-7) como salida a la crisis. Las constantes
amenazas de guerra contra Irán por parte de voceros del gobierno de
Israel y de los Estados Unidos, e insinuaciones veladas contra otros
países como China, Rusia e India, son síntomas de que ese plan de
guerra está siendo considerado por el imperialismo norteamericano.
7. Al igual que en la anterior crisis, entre 1914-1945, los pueblos del
mundo necesitan responder con alternativas societales distintas
a la barbarie capitalista en que nos estamos hundiendo. En ese
momento fueron las revoluciones comunistas, hoy se avizoran las
revoluciones ciudadanas, fundamentadas en la economía social y
la democracia participativa. Ése es el reto de la humanidad para
superar satisfactoriamente esta década que se anuncia como de
profunda crisis mundial en todos los órdenes.
8. La crisis mundial coincide con el auge de la izquierda latinoame-
ricana. Desde comienzos del presente siglo se abrió en América
Latina un período de auge social, de movilización popular, de
derrumbe de las viejas instituciones y de las viejas formas de repre-
sentación, y por ahora nada parece indicar que este período se esté
agotando. Los movimientos sociales parecen estar tomando un
respiro para iniciar de nuevo una presión hacia cambios de mayor
trascendencia. La rueda de la historia ha comenzado a girar en Lati-
noamérica, una circunstancia que tal vez no se presentaba regional-
mente desde la época de la independencia. Por ahora, los pueblos
de América Latina parecen decididos a determinar su futuro por sí
mismos, sin sujeciones imperiales ni tutelajes tradicionales.

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Capítulo 2.
El movimiento obrero venezolano y la Revolución
Bolivariana. Logros, desencuentros y contradicciones

Trayectoria del movimiento sindical en Venezuela

Consideramos imprescindible partir de una perspectiva que


considere el nacimiento y evolución contemporánea del movimiento
de trabajadores en Venezuela. La clase trabajadora venezolana tuvo
un lento crecimiento durante el siglo XIX, particularmente a partir
de su segunda mitad, y derivado de las incipientes transforma-
ciones en la economía agroexportadora que se produjeron gracias
al comienzo de las inversiones extranjeras a partir del gobierno de
Antonio Guzmán Blanco.180
Dado que este proceso de inversiones extranjeras se generó en
toda Latinoamérica, las primeras formas de organización de los traba-
jadores venezolanos coincidieron en el tiempo con las que asumían
sus pares latinoamericanos. El primer congreso obrero de Venezuela,
celebrado en 1896, se desarrolla luego de celebrarse eventos similares
en México (1876), Cuba (1887), Argentina (1892) y Uruguay (1896). Al
celebrarse en Caracas el 28 de octubre de 1896, el “primer congreso

180 Armando Córdova. Inversiones extranjeras y subdesarrollo, Universidad


Central de Venezuela. Caracas: 1979, p. 14.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de obreros” formó parte de los esfuerzos realizados por grupos de


trabajadores de la capital para constituir un partido de trabajadores,
el Partido Popular, que será fundado en diciembre del mismo año.181
Los promotores del primer congreso obrero de Venezuela
integraban el denominado Centro Popular (conformado en los
primeros meses de 1896), organización que buscó reunir a los
representantes de los diferentes gremios de la capital, con el obje-
tivo de que designaran a los respectivos delegados para su partici-
pación en el congreso obrero. De esa forma participaron los gremios
de carpinteros, sastres y zapateros, entre otros. Entre los temas
de debate de dicho congreso figuraba la necesidad de implantar
el civismo en la nación venezolana, el fomento de la instrucción
pública, la fundación de periódicos doctrinarios, el impulso de
sociedades cooperativas y sociedades benéficas, y la propuesta de
disolver el ejército permanente, así como la creación de una milicia
ciudadana que garantizara el cumplimiento de los derechos popu-
lares182. Esta iniciativa de los trabajadores desapareció de la escena
pública venezolana en 1898, debido a la represión ejercida por los
gobiernos de Joaquín Crespo e Ignacio Andrade, los cuales ejecu-
taron un fraude electoral en las elecciones de 1897. Es de señalar
que algunos historiadores del movimiento sindical venezolano
consideran que este congreso obrero de 1896 se limitó a ser una
“reunión político-partidista” y no puede considerarse como un
escenario de organización de los trabajadores.183
La clase obrera venezolana culmina su proceso de conforma-
ción a partir de la aparición de la industria petrolera en la segunda
década del siglo XX184. Los primeros grandes núcleos de trabajadores

181 Leonardo Rodríguez. “Primer Congreso Obrero de Venezuela: 1896”, re-


vista Historia del Movimiento Obrero Venezolano. Nº 2, Publicaciones El
Pueblo, Caracas (Venezuela): 1988 p. 15.
182 Ibídem, p. 22.
183 Celestino Mata. Historia sindical de Venezuela. 1813-1985, Urbina &
Fuentes Editores, Caracas (Venezuela): 1985, p. 22.
184 Salvador de La Plaza. La formación de las clases sociales en Venezuela,
Cuadernos Rocinante, Caracas (Venezuela): 1970, p. 28.

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Capítulo 2

asalariados surgieron en los propios campos petroleros, en el desa-


rrollo de la industria de la construcción a partir del impulso de las
obras públicas en diferentes regiones del país, en la ejecución de
nuevos servicios públicos por parte del Estado (salud, educación) y en
la expansión de las actividades comerciales, de importación y finan-
cieras que generó el mismo desarrollo petrolero185. La industria petro-
lera jugará a partir de allí un papel clave en la economía venezolana,
como principal generadora de divisas y en el aporte al presupuesto
nacional, situación que no ha variado desde hace más de 80 años.186
Pero antes de que los obreros petroleros comenzaran a orga-
nizarse y luchar, ya los trabajadores de los telégrafos y ferroca-
rriles desarrollaron acciones conflictivas, como lo reseña Celestino
Mata, quien menciona la huelga de marzo de 1914 realizada por los
empleados de la Estación Central de Telégrafos del Estado, huelga
que fue duramente reprimida por la dictadura gomecista con la
encarcelación de sus principales líderes. También menciona la
huelga desarrollada el 3 de julio de 1918, en Aroa, Estado Yaracuy,
por los trabajadores del ferrocarril inglés, The Bolívar Railway
Company Limited, los cuales llegaron incluso a descarrilar los trenes
de carga como medida de presión contra la empresa, lo que llevó a
ésta a otorgar parte del aumento solicitado, aunque el intento de
continuar la huelga por algunos de los líderes obreros los condujo a
las prisiones gomecistas por seis meses.187
Esta combatividad de los trabajadores ferrocarrileros proba-
blemente fue lo que permitió que el 18 de julio de 1919 se firmara en
Caracas el primer “contrato colectivo” del que se tenga noticias en
Venezuela, entre el Gran Ferrocarril Venezuela y sus trabajadores,

185 Sergio Aranda. Las clases sociales y el Estado. El caso Venezuela, Edito-
rial Pomaire, Caracas (Venezuela): 1992, p. 70.
186 Héctor Lucena. “Reestructuración productiva en Venezuela: balance labo-
ral”. E. Toledo y J. Neffa (compiladores). Trabajo y modelos productivos en
América Latina, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).
Buenos Aires (Argentina): 2010, p. 378.
187 Celestino Mata. Op. cit., 1985, P. 24.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

empresa cuya propiedad recaía en la alemana Krupp, y que era


denominado el “ferrocarril alemán”, entre Caracas y Cagua.188
En la industria petrolera la necesidad de luchar por mejorar
las condiciones de trabajo y de vida que imponían las multinacio-
nales a los trabajadores venezolanos actuó como incentivo para
que surgieran núcleos organizados de trabajadores, que progresi-
vamente comenzaron a ejecutar acciones conflictivas en contra de
las compañías. En 1925 los trabajadores petroleros de Mene Grande
realizan dos movimientos huelguísticos, el primero en el sector del
transporte y el segundo entre los obreros de campo. La primera
huelga fue de un solo día y generó el despido de varios de los parti-
cipantes. La segunda huelga abarcó a más de 10 mil trabajadores y
paralizó las actividades en toda el área de Mene Grande189. Luego
de 12 días de huelga los trabajadores conquistaron algunas reivin-
dicaciones ante la empresa, como por ejemplo aumentar en 2 Bs.
diarios el salario, que era anteriormente de 5 Bs. diarios190. En 1928 la
protesta estudiantil que insurgió contra la dictadura de Juan Vicente
Gómez, también contó con la participación de sectores obreros que
se incorporaron a jornadas de calle y huelguísticas que enarbolaban
reivindicaciones no sólo de carácter político, como lo era la exigencia
de mayor democracia, sino también de carácter social y económico,
vinculadas precisamente a los inicios de las luchas reivindicativas
obreras por mejores condiciones de trabajo y de vida.191
Es de señalar que en Venezuela tuvo escasa influencia inicial
el movimiento comunista internacional que se había organizado
en Londres, desde 1864, en la Asociación Internacional de Traba-
jadores. Debido al tardío desarrollo industrial venezolano, y a la
escasa población inmigrante europea, factores que en países como
México, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile contribuyeron a la

188 Ibídem, p. 25.


189 Héctor Lucena. El movimiento obrero petrolero. Proceso de formación y
desarrollo, Ediciones El Centauro, Caracas (Venezuela): 1998, p. 156.
190 Julio Godio. 50 años de la CTV (1936-1986), Instituto Latinoamericano de
Investigaciones Sociales, Ildis, Caracas (Venezuela): 1986, p. 61.
191 Sergio Aranda. Op. cit., 1992, p. 72.

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Capítulo 2

formación de núcleos comunistas, anarquistas y socialistas desde


finales del siglo XIX, no tuvieron expresiones organizadas en el
país hasta las primeras décadas del siglo XX. Las doctrinas políticas
vinculadas al fortalecimiento del movimiento obrero en Europa y
los Estados Unidos comenzaron a organizarse en nuestro país sólo
a partir de la llegada de exiliados luego de tener experiencias de
organización en países como México y Cuba, como fue el caso de
Pío Tamayo y Salvador de la Plaza.
El movimiento de trabajadores en Venezuela va a tener su
primer momento estelar a partir de las luchas de los trabajadores
petroleros en la década de 1930192. La primera confederación de
trabajadores de alcance nacional, la Confederación Venezolana
del Trabajo (CVT), se constituyó precisamente en el marco de la
huelga petrolera. Su congreso fundacional se efectuó entre el 26
de diciembre de 1936 y el 7 de enero de 1937193. Este movimiento
de trabajadores jugó un papel destacado en la conformación de los
llamados partidos políticos modernos, principalmente en el surgi-
miento de Acción Democrática (AD) y del Partido Comunista de
Venezuela (PCV), y en las luchas por conquistar la democracia polí-
tica luego de la caída de la dictadura gomecista (en los gobiernos de
López Contreras y de Medina Angarita).194
La muerte del dictador Juan Vicente Gómez en diciembre de
1935 abrió un período, desconocido hasta entonces, de auge del
movimiento obrero en Venezuela. Como afirma Rodolfo Quin-
tero, “los trabajadores petroleros viven en 1936 un período de gran
importancia para su desarrollo como parte de una clase social: el

192 Autores como Alberto Pla sostienen que el movimiento obrero venezo-
lano tiene sus antecedentes en las últimas décadas del siglo XIX, aunque
“no implicaba la existencia de un movimiento obrero organizado”. Alber-
to Pla y otros. Clase obrera, partidos y sindicatos en Venezuela. 1936-1950,
Ediciones Centauro, Caracas (Venezuela): 1982, p. 17.
193 José Ignacio Arrieta. El movimiento sindical en Venezuela I, Curso de For-
mación Sociopolítica, Fundación Centro Gumilla, Caracas (Venezuela):
1995, p. 21.
194 Ibídem, p. 21.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de su politización”195. Más de un centenar de sindicatos se legalizan,


uniéndose a un número similar de organizaciones obreras que
actuaron en los últimos años de la dictadura, bajo la figura de socie-
dades de mutuo auxilio. El fallecimiento de Gómez implicó que se
relajaran las medidas represivas que por décadas se ejecutaron
contra el movimiento obrero, facilitándose el proceso de confor-
mación de nuevas organizaciones sindicales. Aunque esa “aper-
tura política” duró pocos meses, porque ya a partir de junio de 1936
el gobierno de López Contreras comenzó a reprimir con fuerza al
nuevo movimiento democrático que surgía en Venezuela.
En este contexto el naciente movimiento obrero comenzó a
manifestarse contra la denominada “Ley Lara”, propuesta ante el
Congreso Nacional por el ministro lopecista Alejandro Lara, la cual
restringía considerablemente las libertades democráticas. El 10
de junio de ese año se realiza un fracasado intento huelguístico en
contra de dicha ley. El 24 de junio de 1936 una asamblea de obreros
petroleros reunida en Mene Grande para protestar contra la ley es
reprimida por fuerzas militares asesinando a 5 activistas sindicales196.
El gobierno de Eleazar López Contreras (1935-1941) restringió
la actividad sindical, sobre todo después de la huelga petrolera efec-
tuada de diciembre 1936 a enero de 1937197: y de 241 sindicatos lega-
lizados a mediados de 1936, en 1941 sólo quedaban activos 140198.
Durante su gobierno, el inciso VI del artículo 32 de la Constitución
de 1928 fue modificado en 1936 ampliando las restricciones ideo-
lógicas hacia las actividades comunistas. Anteriormente el inciso
VI prohibía la difusión de propaganda comunista en el territorio
nacional. La modificación ejecutada por López Contreras en 1936
consideró el comunismo un pensamiento pernicioso y quienes lo

195 Rodolfo Quintero. Antropología del petróleo, Siglo Veintiuno editores,


México: 1976, p. 128.
196 Alí Brett Martínez. 50 años de la huelga petrolera de 1936, Editorial Ma-
nos, Caracas (Venezuela): 1986, p. 11.
197 Pantaleón García Salazar. Aporte para la historia del movimiento sindical
zuliano, Maracaibo (Venezuela): 1982, p. 39.
198 José Ignacio Arrieta. Op. cit., 1995, p. 22.

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Capítulo 2

siguieran se consideraban traidores a la patria. Esta definición se


ampliaba a las actividades anarquistas (el inciso VI fue eliminado
en la reforma constitucional de 1945, promovida por el presidente
Medina Angarita, lo que permitió la legalización del Partido Comu-
nista de Venezuela ese año).
Fundamentándose en esa reforma constitucional, López
expulsó del país a 48 dirigentes sociales en marzo de 1937, acusán-
dolos de actividades comunistas. En el grupo de expulsados desta-
caron Rómulo Betancourt (quién paso a la clandestinidad), Carlos
Irazábal, Luis Hernández Solís, Jóvito Villalba, Alejandro Oropeza
Castillo, Miguel Acosta Saignes, Gonzalo Barrios, Juan Bautista
Fuenmayor, Rodolfo Quintero, Salvador de la Plaza, Miguel Acosta
Silva, Gabriel Bracho, Jorge Saldivia Gil, Carlos Rovatti, Germán
Herrera, Alfonso Escuraima, Ramón Quijada, Valmore Rodríguez,
Francisco José Delgado, Alfredo Jahn, Carlos D’Ascoli, Raúl Leoni,
Guillermo Mujica, Augusto Villalba, Inocente Palacios, Isidro Valles,
Miguel Otero Silva, José Antonio Mayobre, Manuel Antonio Corao,
José Hermenegildo Briceño y Gustavo Machado. Muchos de ellos
eran destacados dirigentes sindicales, como Isidro Valles, Juan
Bautista Fuenmayor, José Antonio Mayobre y Rodolfo Quintero, de
significativa participación en la huelga petrolera que recién había
ocurrido en diciembre del 36.
No obstante, la Ley del Trabajo promulgada en julio de 1936, y
que estuvo vigente hasta 1997, permitió por primera vez el derecho
a la organización de sindicatos y el derecho de huelga, aspectos que
facilitaron el desarrollo del movimiento sindical, además de reco-
nocer también por vez primera el pago por antigüedad (pago por el
patrono de quince días de salario por cada año de servicio, al fina-
lizar la relación laboral).
El principal redactor de esta Ley del Trabajo fue Rafael Caldera,
para entonces subdirector de la Oficina Nacional de Trabajo y
quien contaba con apenas veinte años de edad. Steve Ellner y
otros autores han hecho énfasis en esta característica del origen
de la legislación laboral en Venezuela, al afirmar que a diferencia
de otros países, en Venezuela las conquistas laborales no fueron

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

el producto de largos períodos de luchas obreras, sino derivadas


de concesiones otorgadas por la propia burguesía199. Las medidas
protectoras de los intereses del proletariado que aparecen tanto
en la Ley del Trabajo de 1936 como en la de 1991, superan lo que
el movimiento obrero hubiera podido conquistar con su capacidad
de lucha. Sin embargo, otra lectura nos indica que la ley de 1936
constituyó una medida “preventiva” que tomaban los sectores capi-
talistas gobernantes con el objetivo de neutralizar la conflictividad
obrera que ya se avizoraba en el país.
La huelga petrolera (1936-37) constituirá el momento culmi-
nante de este período que puede considerarse como el del naci-
miento definitivo del movimiento obrero en Venezuela200. Fue el
evento que le dio fisonomía, identidad, presencia a la clase traba-
jadora. Manifestó la existencia de un nuevo sector en la sociedad
venezolana, una clase trabajadora surgida en el contexto de una
economía primaria exportadora dominada por capitales extran-
jeros. El movimiento obrero petrolero de 1936 significó la primera
gran batalla de las luchas de los trabajadores venezolanos, y los
dirigentes formados en ese conflicto jugaron un papel protagónico
en las siguientes décadas. Los principales dirigentes de esa huelga
fueron Juan Bautista Fuenmayor, Rodolfo Quintero,Valmore Rodrí-
guez, Isidro Valles, Felipe Hernández, Dilio Marín, José Antonio
Mayobre, José Pariz María (español), Domingo Mariani (francés),
Manuel Taborda, Fernando Colina Nava, Luis Marín, Aníbal Mestre
Fuenmayor, Luis Torres Nava, Hermes Coello León, Luis Gallardo,
José Martínez Pozo, Juan José Medina, Espartaco González Pacheco,
Max García y Pantaleón García Salazar201.

199 Steve Ellner. “El movimiento sindical venezolano”, Historia para todos,
nº 24, Historiadores Sociedad Civil, Caracas (Venezuela): 1997, p. 3.
200 Luis Enrique Villegas. “La huelga petrolera”, revista Historia del Movi-
miento Obrero Venezolano, Nº1, Publicaciones El Pueblo, Caracas (Vene-
zuela): 1988, p. 10.
201 Pantaleón García Salazar. Op. cit., 1982, p. 41. Domingo Alberto Rangel.
¡Qué molleja de huelga! La huelga petrolera de 1936-37, Universidad del
Zulia, Maracaibo (Venezuela): 2007, p. 113.

120

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Capítulo 2

Autores como Pedro Castro consideran que la huelga petrolera


constituyó “una derrota” y que sus causas hay que buscarlas en la
inconsecuencia de sus dirigentes, que no estuvieron dispuestos
a enfrentar decididamente al gobierno de López Contreras y a
las multinacionales202. Luego de finalizada la huelga, López dicta
un decreto de disolución de los partidos políticos que se habían
legalizado en 1936, acusándolos de comunistas y utilizando para
ello la ya mencionada “Ley Lara”. Fueron disueltos los partidos
ORVE203 (Movimiento de Organización Venezolana), FEV-OP204
(Federación de Estudiantes de Venezuela-Organización Política),
PRP205 (Partido Republicano Progresista), Frente Obrero y Frente
Nacional de Trabajadores.
Esta medida permitió la persecución contra numerosos diri-
gentes sindicales, y la disolución de las organizaciones partidistas
redundó en la desorganización de las fuerzas sindicales vinculadas
a los partidos ilegalizados. De igual forma, condujo al decreto de
expulsión ya mencionado antes.
Aunque la huelga petrolera de 1936 no alcanzó reivindica-
ciones de gran significación (apenas el aumento de 1 bolívar en el
salario y otras medidas como la disposición de agua en las áreas
de trabajo), su impacto se extendió por décadas. De la misma
surgieron los principales líderes sindicales del Partido Comunista
y de Acción Democrática, que actuarían en los siguientes 50 años.
En los hechos fue el inicio formal de la lucha obrera en Venezuela,

202 Pedro Castro. “Movimiento obrero en años de represión. 1937-1941”,


Clase obrera, partidos y sindicatos en Venezuela. 1936-1950, Ediciones
Centauro, Caracas (Venezuela): 1982, p. 93.
203 Del cual era fundador Rómulo Betancourt, y cuyos integrantes conflu-
yeron posteriormente, en su mayoría, en la fundación del partido Acción
Democrática en 1941.
204 Fundada por Jóvito Villalba basándose en su condición de presidente de
la Federación de Estudiantes de Venezuela. Sus integrantes confluirían
posteriormente en la fundación del partido Unión Republicana Demo-
crática (URD) en 1946.
205 Organización mampara creada por los comunistas debido a la prohibi-
ción existente para actuar legalmente.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

pero posteriormente no se desarrollaron acciones huelguísticas


que la equipararan. Durante el resto del siglo XX, la clase trabaja-
dora no pudo consolidar una fuerza suficiente como para incidir de
manera determinante en el proceso político venezolano. La sombra
de la huelga del 36 cubrió toda la acción política de los trabajadores
venezolanos hasta finales de siglo, sin que pudieran reeditarse
jornadas de lucha que implicaran un mayor protagonismo político
para el movimiento sindical.
Con el gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-1945) el movi-
miento obrero va a experimentar un notable crecimiento. Para el
momento del derrocamiento de Medina, en octubre de 1945, exis-
tían 252 sindicatos legalizados. El momento más significativo de
este período fue la reunión de la Convención Nacional de Traba-
jadores en el Teatro Nacional de Caracas el 23 de marzo de 1944.
La disputa entre el Partido Comunista (que actuaba de manera
encubierta porque la Constitución no permitía legalizar activi-
dades comunistas, y que era, de manera evidente, la fuerza política
de mayor influencia dentro del movimiento obrero venezolano) y
Acción Democrática por el control de la Convención Nacional llevó
a que los sindicatos influidos por AD se retiraran de la misma, y su
dirigencia acusara a través de la prensa escrita que los sindicatos
que se habían quedado en la convención eran “comunistas”. Esta
circunstancia produjo que el gobierno de Medina disolviera las 93
organizaciones sindicales que habían permanecido en el congreso
obrero206. Somos del criterio que esta medida represiva del gobierno
medinista en marzo de 1944, contra los sindicatos influidos por
el Partido Comunista, le facilitó a Acción Democrática asumir el
control hegemónico del movimiento obrero venezolano, el cual lo
fortaleció en el llamado “trienio adeco” (1945-1948) y lo mantuvo
por más de medio siglo.
Al considerar el número de sindicatos presentes en la conven-
ción, 150, y 370 delegados en total, sólo 41 de esos sindicatos estaban

206 Steve Ellner. Los partidos políticos y su disputa por el control del mo-
vimiento sindical en Venezuela, 1936-1948, Universidad Católica Andrés
Bello, Caracas (Venezuela): 1980.

122

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Capítulo 2

influidos por AD, lo que implicaba que su exigencia de “paridad”


(entre comunistas y adecos) en la junta directiva de la Confedera-
ción de Trabajadores a elegirse y de que el secretario general de la
misma fuera un independiente, no sólo no se ajustaba a la verda-
dera correlación de fuerzas, sino que demostraba la intención de
los adecos de evitar cualquier proceso de elección democrática
que inexorablemente debía reconocer la mayoría comunista en el
seno del movimiento obrero venezolano207. Autores como Moncada
consideran que la conducta asumida por el gobierno de Medina,
es decir, la disolución de la Convención de Trabajadores, y la diso-
lución también de los 93 sindicatos comunistas, no fue un simple
error de cálculo sino una medida premeditada que favorecía abier-
tamente a las fuerzas socialdemócratas representadas en AD y
golpeaba brutalmente al sindicalismo comunista que hasta ese
entonces era mayoritario.
El gobierno revolucionario que surge del 18 de octubre de 1945
va a potenciar al movimiento obrero venezolano hasta colocarlo en
un papel significativo dentro de la lucha política nacional. El número
de sindicatos legalizados se cuadruplicó en muy poco tiempo, apro-
vechando las facilidades creadas por el Ministerio del Trabajo, cuyo
titular era Raúl Leoni208. Aunque el Partido Comunista mantuvo
cierta influencia en sectores sindicales como el petrolero y el textil,
el apoyo gubernamental a los sindicatos de Acción Democrática
favoreció que creciera enormemente la hegemonía sindical adeca.
La Constitución Nacional de 1947 va a reconocer el derecho
a la organización sindical, así como la estabilidad en el trabajo de
los directivos sindicales, el derecho a contratación colectiva y el
derecho a huelga209. Uno de los fundamentos del llamado “trienio
adeco” fue la participación del movimiento obrero como apoyo

207 Samuel Moncada y otros. “El movimiento sindical en Venezuela y la


Convención Nacional de Trabajadores de 1944.” Clase obrera, partidos y
sindicatos en Venezuela. 1936-1950, Ediciones Centauro, Caracas (Vene-
zuela): 1982, p. 182.
208 Posteriormente presidente de la República en el período 1964-1969.
209 Héctor Lucena. Op. cit., 1998, p. 312.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

social del partido gobernante Acción Democrática. Para ello se va


a fundamentar en las buenas relaciones entre el gobierno y el Buró
Sindical de AD, y en la creación del Ministerio del Trabajo, separado
del anterior despacho de Trabajo y Comunicaciones. La hegemonía
adeca en el movimiento obrero se va a construir a partir de la utili-
zación de este ministerio con fines de control político e ideológico.
El número de sindicatos pasa de 215 en 1945 a 1.053 para el
momento del golpe el 24 de noviembre de 1948. Las negociaciones
colectivas también aumentan considerablemente, de 227 en 1946
pasan a 575 en 1947, y en el primer semestre de 1948 se firman 261
contratos colectivos210.
Sin embargo, autores como Lucena consideran que el gran
número de sindicatos legalizados y de las contrataciones colectivas
firmadas obedecían no a un desarrollo autónomo del movimiento
obrero, sino al esfuerzo de Acción Democrática en fortalecer su
estructura partidista en los sindicatos y con ello ampliar la base
social de respaldo al gobierno. Esto demuestra que en contrapar-
tida el PCV encontró en ese período muchas dificultades para lega-
lizar sindicatos, sus solicitudes ante el Ministerio del Trabajo eran
negadas o ignoradas; incluso existió una considerable represión
hacia los dirigentes sindicales comunistas.
La división del movimiento obrero fue el resultado de esta
política sectaria desarrollada por Acción Democrática. En 1948
promueven la expulsión de los dirigentes comunistas de Fedepetrol,
y éstos constituyen otra federación nacional, Consutrapet. Desde
1946 se comienza a realizar celebraciones por separado del 1º de
Mayo. Sólo la posterior lucha contra la dictadura militar permitirá
unificar de nuevo las luchas del movimiento obrero venezolano.
El advenimiento de la dictadura militar a partir de noviembre de
1948, significó la implementación de una fuerte represión política
hacia los sindicatos y hacia los partidos que los dirigían (AD y PCV).
Entre 1950 y 1952 el movimiento clasista de trabajadores petroleros
intentó vanamente desarrollar jornadas de huelga en contra de la

210 Ibídem, p. 315.

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Capítulo 2

dictadura, lo que conllevó la ilegalización de prácticamente todos


los sindicatos petroleros, y a la persecución, cárcel, exilio y/o asesi-
nato de sus principales dirigentes211. Particularmente en el Zulia,
esta represión militar contra los sindicatos significó una derrota de
carácter histórico, pues durante 50 años no se volvió a levantar en
este Estado un movimiento clasista, autónomo y revolucionario de
trabajadores (sin negar que existieron en el período puntofijista
algunos sindicatos dirigidos por la izquierda, como por ejemplo el
de Enelvén).
Jesús Faría, quizás el más destacado dirigente obrero del
Partido Comunista y que además era del sector petrolero, relata
cómo la huelga de mayo de 1950 se desató debido a la negativa de
las compañías y el gobierno a discutir la contratación colectiva212.
Aunque la huelga, respaldada por 51 sindicatos petroleros de todo
el país y por el 95% de la masa laboral petrolera, se originaba en
cuestiones puramente reivindicativas, el fondo del conflicto estaba
directamente relacionado con el intento de los partidos PCV y AD
por conservar las libertades democráticas fuertemente restrin-
gidas por la dictadura militar que asaltó el poder a partir del 24 de
noviembre de 1948.
Según algunos autores, la huelga petrolera de mayo de 1950 no
fue simplemente un acto de lucha reivindicativa sino que tenía por
objetivo el generar una crisis política de grandes proporciones que
afectara la estabilidad de la Junta Militar de Gobierno. La huelga,
que duró unos 10 días y en algunos sectores alcanzó hasta 15 días
de paralización, fue promovida conjuntamente por las dos federa-
ciones petroleras existentes, Cosutrapet, respaldada por los comu-
nistas, y el Comité Pro-Federación Nacional Petrolera, respaldado
por los adecos213.

211 Jesús Faría. Mi línea no cambia, es hasta la muerte, Caracas (Venezuela):


2007, p. 169.
212 Ibídem, p. 170.
213 Rafael Dum. “Huelga petrolera nacional de mayo 1950”, Clase obrera,
partidos y sindicatos en Venezuela. 1936-1950, Ediciones Centauro, Cara-
cas (Venezuela): 1982, p. 407.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Repitiendo un esquema practicado en toda Latinoamérica, las


compañías petroleras extranjeras se aprovechaban del respaldo
incondicional que encontraban en la Junta Militar gobernante para
desconocer los derechos laborales de los trabajadores. Al rechazo
que las solicitudes sindicales habían encontrado en el Ministerio
del Trabajo, se unió la ilegalización de la huelga. El respaldo a la
huelga petrolera de 1950 fue masivo en las zonas petroleras del
Zulia, pero débil en el oriente del país, lo que facilitó su derrota. El
gobierno militar respondió con una feroz represión que incluyó la
militarización de los campos petroleros y la detención de todos los
dirigentes sindicales asociados a los partidos AD y PCV (el propio
Jesús Faría sería detenido y pasaría 8 años en prisión). Los sindi-
catos petroleros fueron disueltos, ilegalizados el PCV y su periódico
Tribuna Popular, confiscándole la dictadura todos sus bienes. Pasa-
rían décadas antes de que el movimiento obrero petrolero recupe-
rara la fuerza que había tenido hasta ese momento.
La democracia representativa que nace a partir de 1958 resu-
cita el movimiento obrero, pero lo desarrolla con una camisa de
fuerza, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV)214.
Esta central de trabajadores, firmemente controlada por Acción
Democrática, se convertirá en los 40 años de democracia puntofi-
jista en el mecanismo apaciguador de las luchas obreras, siendo a la
vez fuente de corrupción de una dirigencia vendida a los patronos
y al gobierno de turno215. Los líderes sindicales se enriquecieron

214 El control de la CTV por parte de Acción Democrática como partido de


gobierno, originará en 1963 la conformación de la CUTV (Central Uni-
taria de Trabajadores de Venezuela) por parte de los sindicatos influidos
por el Partido Comunista. José Ignacio Arrieta. El movimiento sindical en
Venezuela II, Curso de Formación Sociopolítica, Fundación Centro Gu-
milla, Caracas (Venezuela): 1995. Otras dos centrales de trabajadores, de
orientación socialcristiana, se constituyeron en el período puntofijista:
Codesa (Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela, fundada
en 1964) y la CGT (Confederación General de Trabajadores de Venezue-
la, fundada en 1971), como desprendimiento de la primera de éstas. El
partido socialcristiano Copei tuvo incidencia en la fundación de Codesa,
aunque mantuvo a la vez su participación en la CTV.
215 Rodolfo Quintero. Hacia el renacimiento obrero en Venezuela. Universi-
dad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,
Caracas (Venezuela): 1980, p. 85.

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Capítulo 2

administrando bancos y empresas cedidas por los gobiernos de


turno, y pasaron a formar parte de la élite de poder que sustentó el
período del Pacto de Punto Fijo216.
La CTV cumplió un papel estelar dentro del bloque de alianzas
sociales que condujo a la democracia nacida del 23 de enero de 1958.
Este bloque dominante en Venezuela entre el 58 y el 99 estuvo confor-
mado por: las cúpulas de los partidos AD y Copei, el alto mando
militar, la jerarquía de la Iglesia católica, la dirigencia empresarial
agrupada en Fedecámaras (incluyendo aquí a los propietarios de
los grandes medios de comunicación), la dirigencia obrera organi-
zada en la CTV.
Además de la CTV se conformarán en ese período otras
centrales sindicales. La Central Unitaria de Trabajadores de Vene-
zuela (CUTV) se conformará en 1963 por iniciativa del Partido
Comunista y otros partidos de izquierda como el MIR, como resul-
tado del proceso de represión desatada desde el gobierno accion-
democratista de Rómulo Betancourt, el cual inició una persecución
contra la dirigencia sindical de izquierda, llegando incluso hasta
el ametrallamiento de manifestaciones y el asesinato de acti-
vistas obreros. Codesa (Confederación de Sindicatos Autónomos
de Venezuela) se funda en 1964, representando corrientes sindi-
cales socialcristianas. La división de Codesa en 1971 dio origen a la
Confederación General de Trabajadores (CGT). Estas tres centrales
sindicales nunca llegaron a amenazar la hegemonía que mantuvo
la CTV sobre la mayoría del movimiento sindical organizado.
En este período se debate en el sindicalismo venezolano la
conveniencia de constituir o no varias centrales sindicales. El
criterio predominante consistía en mantener la “unidad monolítica”

216 El período del llamado Pacto de Punto Fijo, celebrado en 1958 por los
jefes de los partidos Acción Democrática (AD), Copei (socialcristiano) y
Unión Republicana Democrática (URD), abarca desde 1959 hasta 1999.
El Pacto de Punto Fijo, luego de derrocada la dictadura militar encabe-
zada por Marcos Pérez Jiménez, perseguía objetivos de gobernabilidad
mediante dos aspectos centrales: el acercamiento a los intereses de los
Estados Unidos, y el marginamiento absoluto del Partido Comunista de
cualquier participación en el nuevo Gobierno surgido de elecciones.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de la clase obrera217. Sólo que las condiciones concretas de la lucha


política venezolana a comienzos de los 60 condujeron a la divi-
sión del movimiento sindical, aunque dicha fractura no necesaria-
mente haya debilitado las luchas impulsadas por los sectores más
clasistas y revolucionarios. Más bien, probablemente la existencia
de otras centrales como la CUTV permitió canalizar gremialmente
la protesta política que nacía de sectores obreros descontentos con
el rumbo que tomaba la democracia puntofijista.
Otro elemento resaltante de este período es que se consolida
la pérdida de autonomía del movimiento de trabajadores ante los
partidos y el Estado (y por ende, ante la patronal burguesa). La
relación partido-sindicatos en Venezuela era realmente de una
subordinación del sindicato hacia el partido218. Algunos autores lo
califican de “cooptación” o supeditación de la acción sindical a las
tácticas y estrategias de los partidos, definiéndose de esa forma
la sociedad civil por medio de la sociedad política, invirtiendo los
términos de la visión tradicional contractualista que define a la
sociedad civil como partera de lo político.219
Un aspecto resaltante de esta pérdida de autonomía de la acción
de la clase trabajadora se ejemplifica históricamente en el llamado
“avenimiento obrero-patronal” acordado en 1958 entre los sindi-
catos y gremios empresariales, acuerdo aupado por los partidos
políticos incluyendo a AD y el PCV. Este acuerdo buscaba regu-
larizar las formas de solución a los conflictos laborales y desesti-
mular la lucha de clases, ante los riesgos derivados de la crisis fiscal
y de las demandas sociales represadas por el período dictatorial220.
De esta forma, la democracia de Punto Fijo nació hipotecando los

217 Pantaleón García Salazar. Op. cit., 1982, p. 83.


218 Rolando Díaz. “Sindicatos y nuevo escenario político en Venezuela”, re-
vista Nueva Sociedad, N° 169, Caracas (Venezuela): 2000. p. 158.
219 Pedro Bracho. El partido contra la sociedad. La relación Estado-Partido-
Sindicato. Venezuela 1958-1964, Universidad del Zulia, Maracaibo (Vene-
zuela): 1992, p. 179.
220 Ibídem, p. 180.

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Capítulo 2

intereses de los trabajadores, práctica que se mantendrá a lo largo


de los 40 años de hegemonía de los partidos AD y Copei.
La subordinación sindical hacia el partido estaba directamente
relacionada con el hecho de que el partido estuviera en el ejercicio
del gobierno, o que por lo menos tuviera considerable poder dentro
del Estado. Los líderes sindicales decidían sus preferencias parti-
distas buscando la resolución más fácil de sus propuestas reivin-
dicativas, incorporándose a los partidos en el poder (AD y Copei,
principalmente).
No obstante, dado que el Estado clientelar no estaba dispuesto
a satisfacer todas estas exigencias, la subordinación sindical ante
el partido y el Estado terminaba vendiendo las luchas obreras a
cambio de prebendas para los directivos de los sindicatos. Aunque
se produjeron “mejoras relativas en el nivel de vida y en la distri-
bución del ingreso” a cambio de la renuncia al desarrollo de una
opción de clase, los principales beneficios de la democracia punto-
fijista no fueron hacia el sector laboral221.
La función de la CTV como “apagafuegos” de las luchas obreras
se comprueba en el hecho de que fue sólo en mayo de 1989, luego
del levantamiento semiinsurreccional espontáneo del pueblo de
Caracas, y luego de tres décadas de predominio de su estrategia de
conciliación de clases, que esta central de trabajadores organizó
una huelga nacional en contra de un gobierno puntofijista (paro
nacional de 24 horas cumplido el 18 de mayo del 89, era presidente
Carlos Andrés Pérez del partido Acción Democrática). Antes de
esa fecha, durante treinta años, la CTV mantuvo una conducta de
permanente conciliación de clases, limitando las luchas reivindi-
cativas de los trabajadores a las migajas que sobraban del festín
petrolero. Conducta conciliadora que luego de 1989 se continuó por
una década más.
El papel hegemónico cumplido por la CTV se fortaleció luego de
la derrota que sufrió la izquierda en la lucha armada iniciada en los
primeros años de la década de 1960. En primer lugar, el recurrir a la

221 Ibídem, p. 180.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

lucha armada facilitó el alejamiento de la izquierda de los sindicatos


y movimientos de trabajadores en general. La derrota de la insur-
gencia armada generó una fragmentación de los partidos PCV y
MIR, de los cuales surgieron multitud de organizaciones partidistas
como el Movimiento al Socialismo (MAS), Vanguardia Comunista,
la Causa Radical, la Organización de Revolucionarios-Liga Socia-
lista, Bandera Roja-Comité de Luchas Populares, PRV-Ruptura, y
otros como el Movimiento Electoral del Pueblo (desprendido de
Acción Democrática), GAR, EPA y Primero de Mayo. Esta enorme
división en el seno de las tendencias de izquierda que actuaban
en el movimiento obrero, impidieron que se conformara un frente
político con poder suficiente como para capitalizar el descontento
existente hacia la dirigencia sindical adeco-copeyana.222
Como expresión significativa de la lucha de los trabajadores en
el período puntofijista, mencionamos la huelga del Aseo Urbano de
Maracaibo, ocurrida en marzo de 1968223, la cual tuvo entre sus mani-
festaciones más resaltantes la insurrección espontánea del pueblo
marabino los días 27 y 28 de marzo de dicho año, generada como
respuesta a la fuerte represión gubernamental que con el objetivo
de disolver la huelga se ejecutó en la mañana del día 27 en la sede
del Sindicato del Aseo Urbano. Este levantamiento popular poco
recordado en Venezuela generó que el gobierno de Leoni suspen-
diera las garantías constitucionales en el Zulia, declarara el toque
de queda y dejara la región bajo control militar por varios días. No
obstante, al mismo tiempo se vio obligado a satisfacer las demandas
de aumento salarial que hacían los trabajadores y que había sido la
causa del estallido huelgístico. La huelga del aseo urbano de Mara-
caibo generó la amplia solidaridad de todo el mundo sindical, de
los movimientos estudiantiles, organizaciones barriales y partidos
democráticos, y constituye en términos históricos una de las más

222 Bernard Lestienne. El sindicalismo venezolano, Centro Gumilla, Curso


de formación sociopolítica, N° 26, Caracas (Venezuela): 1981, p. 29.
223 Pedro Bracho. “La huelga del Aseo Urbano. Insurrección popular en Ma-
racaibo. 1968”, revista Historia del Movimiento Obrero Venezolano, N° 4,
Publicaciones El Pueblo, Caracas (Venezuela): 1993, p. 23.

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Capítulo 2

destacadas manifestaciones de lucha obrera de nuestra historia


reciente.
Si bien el movimiento organizado de los trabajadores cumplió
históricamente un papel importante en los procesos de cambios
sociopolíticos registrados en Venezuela a lo largo del siglo XX,
sobre todo en su aporte a la conformación de los partidos políticos
modernos y en la lucha por conquistar la democracia representa-
tiva, ese protagonismo obrero comenzó a diluirse en las últimas
décadas del siglo, particularmente durante el período del llamado
Puntofijismo224. A partir de la insurrección espontánea del 27-28 de
febrero de 1989, fueron los sectores sociales excluidos, los margi-
nales de las grandes concentraciones urbanas, quienes figuraron
como actores relevantes del proceso político venezolano. Cuando
llega al poder Hugo Chávez en 1999, el movimiento obrero se
encuentra debilitado y desorganizado225, con una dirigencia cues-
tionada, y su papel en el nuevo gobierno tendrá inicialmente una
escasa relevancia.
Durante los segundos gobiernos de Carlos Andrés Pérez (1989-
1993) y de Rafael Caldera (1994-1999) se produjeron en el país una
serie de reformas laborales que formaban parte de los planes neoli-
berales que ejecutaron ambos gobernantes. Pérez llevó adelante la
llamada Reconversión Industrial, que implicaba la modificación
de los términos contractuales con el sector laboral, introduciendo
una serie de medidas que afectaban los derechos que hasta ese
momento habían tenido los trabajadores.
La Reconversión Industrial buscaba incrementar la explota-
ción del trabajo aumentando la intensidad del ritmo de producción,
acelerando la cadencia de los equipos, extendiendo la jornada de
trabajo, redoblando los turnos, incrementando el sobretiempo. Se

224 Por Puntofijismo se entiende en Venezuela al período de gobierno del


llamado Pacto de Punto Fijo.
225 Representado principalmente por la Confederación de Trabajadores de
Venezuela (CTV), que adoptó ese nombre en el Tercer Congreso Nacio-
nal de Trabajadores celebrado en 1959. Julio Godio. 50 años de la CTV
(1936-1986), Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, Il-
dis, Caracas (Venezuela): 1986. p. 76.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

trataba en este caso de producir plusvalía absoluta con el paquete


industrial instalado. Buscaba también desvalorizar el salario a
través de la reducción de los gastos de reproducción de la fuerza
de trabajo (educación, alimentación, vivienda, salud, transporte,
etc.) mediante la manipulación inflacionaria que conduce al alza de
precios de los bienes de subsistencia diaria.226
Esta política ejecutada por Pérez y continuada por Caldera, se
fundamentaba en el modelo neoliberal de promover la “industria-
lización especializada”, en donde el capital internacional cristali-
zado en los bloques económicos (Estados Unidos, Europa y Japón),
sigue manteniendo la hegemonía sobre las tecnologías de punta
(microelectrónica, biotecnología, nuevos materiales, etc.) y delegan
un tipo de industrialización especializada en los países depen-
dientes, utilizando las llamadas ventajas comparativas: bajos sala-
rios, materia prima barata, buena infraestructura de servicios,
seguridad jurídica, etc., y buscando la utilización rentable de equipos
industriales obsoletos. Esta forma de industrialización especializada
ha tomado forma en las industrias maquiladoras, con las cuales las
transnacionales manufacturan partes y componentes en aquellos
países con salarios bajos y demás condiciones favorables.
La industria de maquila implica cambios en la organización de
la producción, en donde resalta el llamado trabajo domiciliario, en
el cual aparentemente se es un trabajador independiente, pero en
la realidad está subordinado, colocando al sector informal como
una colonia del sector formal, afectando negativamente la capa-
cidad de organización sindical y de lucha de los trabajadores.
Rafael Caldera implementó la Reforma a la Ley del Trabajo,
en junio de 1997, la cual sirvió para llevar adelante la tesis neoli-
beral de la “flexibilización” de las relaciones de trabajo. Dicha
reforma eliminó el cálculo retroactivo para el pago de las pres-
taciones sociales de los trabajadores. Igualmente abarató los
despidos al eliminar el pago o liquidación doble en caso de despido

226 Carlos Lanz Rodríguez. La reconversión industrial en el nuevo modelo de


acumulación, Ediciones Primera Línea, Caracas (Venezuela):1990, p. 56.

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Capítulo 2

injustificado. Además, las formas de pago que estableció para las


prestaciones acumuladas, sobre todo en la Administración Pública,
constituyeron una estafa a los trabajadores, pues no se definieron
claramente ni los lapsos para los pagos ni de dónde saldrían los
recursos financieros para cumplir con dichas obligaciones. Final-
mente, la nueva Ley de Seguridad Social amenazaba con terminar
de vulnerar los derechos de los trabajadores. El gobierno de Caldera
logró ejecutar las reformas flexibilizadoras del mercado laboral
que formuló Carlos Andrés Pérez en 1989.
La reconversión industrial-laboral trajo efectos desastrosos
para las clases trabajadoras227. El efecto negativo más importante
de la reestructuración industrial fue el aumento del desempleo:
1. La estrategia industrial gubernamental suponía el crecimiento de
sectores altamente intensivos de capital (actividades extractivas
y de transformación primaria) y por ende poco generadores de
empleo. A su vez, las ramas más afectadas por la crisis, los sectores
industriales tradicionales, son los más intensivos en mano de obra.
2. La primera medida tomada por los empresarios para adaptarse a la
nueva situación fue la de despedir trabajadores.
3. Como consecuencia de la caída de la demanda, se produjo una
fuerte disminución del sector comercio.
4. La política dirigida hacia el sector agrícola significó un importante
aumento del desempleo en el sector.
5. Con la introducción de nuevas tecnologías y maquinaria automati-
zada, se reducen puestos de trabajo.

La segunda tendencia negativa de la reconversión fue la infor-


malización del sector moderno, como consecuencia de la generali-
zación de formas de contratación que hasta ahora se denominaban
“atípicas” porque no correspondían con las condiciones del trabajo
formal. Basándose en la llamada “flexibilización del trabajo”,
los empresarios comenzaron a ejercer fuertes presiones para

227 Consuelo Iranzo. La política de reconversión y el sector laboral, Cuader-


nos del Cendes, Nº 17-18, Vadell Hermanos Editores Caracas (Venezuela):
1991, p. 77.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

desregularizar el mercado de trabajo, bajo el supuesto de que las


normativas legales eran las que impedían adecuarse a las nuevas
circunstancias. De allí surgió la propuesta de eliminar el cálculo
retroactivo en las prestaciones sociales y la ley sobre despidos
injustificados.
Las prácticas “flexibilizadoras” ya existían desde antes en Vene-
zuela, pero durante los gobiernos de Pérez y Caldera se multi-
plicaron: contratos por tiempo determinado, a tiempo parcial, a
domicilio, subcontratación, etc. Muchos sindicatos, ante la pers-
pectiva de desempleos masivos, las aceptaron. El crecimiento del
sector de trabajadores “flexibles”228 representaba un serio problema
social que profundizaba la precarización de las condiciones de vida
y de trabajo, ya pronunciadas con la expansión del sector informal.
Todos ellos constituían grupos sociales sin cobertura social ni
protección legal, pues la ley no amparaba a los trabajadores que no
estuvieran en condiciones de subordinación (lo que se ha superado
con la nueva constitución de 1999). El cuadro final es, entonces, el
aumento de la pobreza y de la indefensión social, factores de refor-
zamiento de las desigualdades sociales.
Otra tendencia desarrollada por la reconversión industrial fue
la intensificación del trabajo. Generada en primer lugar porque las
empresas redujeron sus plantillas al punto de que sus volúmenes
de producción no se correspondían con la cantidad de trabaja-
dores por unidad de producto que tenían previamente. Es decir, se
incrementa la productividad laboral pero no por cambio tecnoló-
gico u organizativo sino por un aumento en el ritmo y la cantidad de
trabajo individual y colectivo229.
La segunda vía de intensificación del trabajo se basa en el uso de
una mano de obra polivalente que cuenta con la capacitación nece-
saria para desplazarse por diferentes puestos de trabajo de acuerdo

228 Ibídem, p. 80. Juan Pablo Pérez Sáinz. “Los nuevos escenarios laborales
en América Latina”, revista Nueva Sociedad Nº 143, Caracas (Venezuela):
1996, p. 20.
229 Miguel Eduardo Cárdenas. “Sindicalismo y Reconversión”, revista Nueva
Sociedad, Nº 169, Caracas (Venezuela): 2000, p. 93.

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Capítulo 2

a las necesidades de la producción, lo que rompe con la tradicional


distribución fija de responsabilidades propia de la organización
taylorista. Esta “flexibilización” provoca la intensificación del trabajo
en la medida en que no se puede fijar de antemano el tipo y la cantidad
de tareas a realizar por parte de cada trabajador, pues ello depende
de las circunstancias; de esta forma, los mecanismos tradicionales de
regulación de la carga de trabajo se vuelven inoperantes230.
Todas estas medidas neoliberales de Pérez y Caldera no encon-
traron mayor oposición de parte de un movimiento sindical domes-
ticado por la dirigencia de la CTV, la cual dio su respaldo explícito
a la reforma de la LOT en 1997 y protestó tímidamente las medidas
inflacionarias que implicaban dichos planes económicos. A fines
del siglo XX, la clase trabajadora venezolana se encontraba total-
mente desarmada ante un sector capitalista gobernante que apli-
caba a su antojo toda una reforma económica y laboral en beneficio
del gran capital financiero multinacional, en desmedro del desa-
rrollo económico nacional independiente y a costa de la pérdida
masiva de derechos laborales por parte de la clase trabajadora.
Situación que existía a nivel continental y mundial, pues el avance
del neoliberalismo en las dos décadas anteriores había generado
todo un retroceso y crisis en el mundo sindical231.
Autores como Juan Pablo Mateo Tomé han investigado el desem-
peño de los salarios en Venezuela durante los últimos cincuenta
años232. El papel de los salarios dentro de la economía venezolana se
había expandido considerablemente en las dos primeras décadas
de la democracia representativa (1958-1980), para contraerse de
igual forma en las dos décadas siguientes (1980-1999), particular-
mente visible en la última etapa neoliberal (1989-1999).

230 Consuelo Iranzo. Op. cit., 1991, p. 83.


231 Héctor de la Cueva. “Crisis y recomposición sindical internacional”, re-
vista Nueva Sociedad, Nº 166. Caracas (Venezuela): 2000, p. 112.
232 Juan Pablo Mateo Tomé. “Estructura económica y ajuste salarial en Ve-
nezuela”, revista La Gaceta Económica. Nº 1. Universidad Bolivariana de
Venezuela. Caracas: 2011, p.126.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

La participación de los salarios en la renta nacional, que se


ubicaba en el 57% en 1957, pasó al 67% en 1980, para decaer al 44%
en 1998. El salario real de 1998 era un 52% inferior al de 1979, y
sólo un 7% superior al de 1957233. Una curva de ascenso inicial y
posterior descenso del salario real, pues para 1979 representaba
el 120% del existente en 1957. Las mayores caídas de la capacidad
adquisitiva del salario se registraron en los dos años de aplicación
de los paquetes de medidas neoliberales: 11,9% en 1989, durante el
gobierno de Pérez, y 13% en 1996, en el gobierno de Caldera.
Según datos que aporta Rubén Alayón, los planes neoliberales
generaron una alta inflación y un incremento del desempleo tanto
en el segundo gobierno de Pérez como en el segundo gobierno de
Caldera. Los alimentos tuvieron un incremento de precios de 125%
en 1989, de 47% en 1990, y de 36% en 1991234. El índice general de
inflación alcanzó hasta el 103% en 1996. El desempleo, que había
crecido a 9.86% en 1990, alcanzó al 12,4% en 1996.
De manera general, la década de aplicación de las políticas
neoliberales (1989-1998) generó una considerable caída en los
salarios reales de los trabajadores. Según la Oficina Central de
Estadística (OCEI), en 1998 la pobreza en Venezuela abarcaba
hasta un 59% de la población235.
Junto a ese descenso del salario hay que mencionar que en
los gobiernos neoliberales de los años 90 se produjo una “desa-
larización” del ingreso de los trabajadores, mediante la conver-
sión de gran parte del salario en bonos o subsidios de transporte y

233 Alayón reporta que para 1996 las remuneraciones al capital significaban
el 75% de la renta nacional, y sólo 25% las remuneraciones a los asala-
riados. Esto contrasta con la distribución de 56% - 44% dada por Mateo
Tomé para la relación capital-trabajo en 1998. Ambas cifras pudieran ser
ciertas (las de Mateo Tomé y las de Alayón), ya que corresponden a años
diferentes (1996 y 1998).
234 Rubén Alayón. “Desarrollo, industrialización y ajustes en Venezuela”,
revista La Gaceta Económica, Nº 1, Universidad Bolivariana de Venezue-
la., Caracas: 2011, p. 58.
235 Ibídem, p. 59.

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Capítulo 2

alimentación, que disminuían la base de cálculo de las prestaciones


y otros beneficios de los trabajadores236.
Toda esta pérdida salarial para los trabajadores no fue enfren-
tada por las organizaciones de trabajadores y particularmente por
la CTV, la cual en la medida en que se profundizaron los planes
neoliberales y con ellos se agudizó la pérdida de derechos para los
trabajadores, se alineó cada vez más en respaldo a dichas medidas,
colocándose a la cola de la patronal y sin asomar siquiera la posi-
bilidad de acciones conflictivas que detuvieran de alguna manera
la aplicación de dichas medidas. La conducta del sindicalismo
cetevista se encuadraba en un retroceso general del movimiento
sindical mundial ante el avance del modelo neoliberal durante los
años 80 y como efecto del colapso del socialismo real acontecido a
comienzos de los 90237.
Autores como Steve Ellner señalan que las fuerzas políticas que
en Venezuela habían defendido por décadas el modelo intervencio-
nista estatal, se hicieron neoliberales en los años 90 y respaldaron
los planes económicos aplicados durante los gobiernos de Pérez y
Caldera. Ése fue el caso de los tradicionales partidos Acción Demo-
crática (socialdemócrata) y Copei (socialcristiano), pero también
de partidos de izquierda como el Movimiento al Socialismo (MAS)
y la Causa Radical (Causa R). Este alejamiento de los principales
partidos políticos de las políticas que históricamente habían recibido
el respaldo popular, contribuyeron a fortalecer un sentimiento anti-
partido que contribuyó al triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998238.

236 Juan Pablo Mateo Tomé. “Estructura económica y ajuste salarial en Ve-
nezuela”, revista La Gaceta Económica, Nº 1. Universidad Bolivariana de
Venezuela. Caracas: 2011, p. 132.
237 Ricardo Antunes. “El mundo del trabajo y los sindicatos en la era de
la globalización”, revista Herramienta, Nº 2, Buenos Aires (Argentina):
1997, p. 50.
238 Steve Ellner. “Las reformas neoliberales y la crisis política venezolana,
1989-1999: antecedentes de la llegada de Hugo Chávez al poder”, Diez
años de Revolución en Venezuela. Historia, balance y perspectivas (1999-
2009), Editorial Maipue, Buenos Aires (Argentina): 2009, p. 41.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Los planes neoliberales de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera,


pese a presentar logros macroeconómicos relativamente desta-
cados, redundaron fundamentalmente en el aumento de los niveles
de explotación de la masa trabajadora, en el deterioro tanto de las
condiciones de trabajo como del nivel de vida de la mayoría de la
población, favoreciendo el aumento de los niveles de ganancias por
parte de los empresarios criollos y extranjeros. Los ricos se hicieron
más ricos, los pobres aumentaron su pobreza y aumentaron también
su número, pues un grueso sector de la antigua clase media se empo-
breció en la última década del siglo XX. Aumentó el desempleo y la
economía informal alcanzó el 50% de la fuerza de trabajo. El salario
real de los trabajadores se desvalorizó en más del 50%.
Nuestra economía aumentó su grado de dependencia para con
el capitalismo multinacional, debido a los procesos privatizadores
y a la apertura indiscriminada al mercado mundial. El descontento
de las grandes mayorías sociales por diez años de neoliberalismo
en Venezuela fue el detonante del comportamiento electoral que
condujo al triunfo de Hugo Chávez en las elecciones de 1998, y la
consiguiente modificación del panorama político del país. A partir
de esa nueva realidad se abrió la posibilidad de modificar el rumbo
neoliberal que llevaba nuestra economía, y que se comenzara a
superar la dependencia y el subdesarrollo.
La llegada al gobierno de Hugo Chávez en 1999 trastocaría
completamente el panorama neoliberal anterior, pues desde un
inicio se comenzaron a modificar o eliminar los planes neoliberales
en ejecución, y progresivamente se comenzó a abrir paso un nuevo
movimiento obrero que levantó reivindicaciones y banderas polí-
ticas como nunca antes había ocurrido en nuestra historia.
Autores como Alexis Adarfio239 dividen el proceso de confor-
mación y lucha de la clase trabajadora venezolana en tres grandes
períodos:

239 Alexis Adarfio. El control obrero en el nuevo modelo productivo, revista


Comuna, Nº 3. Centro Internacional Miranda, Caracas (Venezuela): 2011,
p. 44.

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Capítulo 2

1. El período del capitalismo de Estado, que ubica entre 1910 hasta


1990. Igual que otros autores, considera que el movimiento obrero
venezolano nació a partir del desarrollo de la industria petrolera,
que en su avance fue minado por el burocratismo y la corrupción,
no obstante la lucha obrera permitió obtener conquistas que se
reflejaron en las leyes laborales de ese período. Pero los grandes
negocios y privilegios que signaron a la dirigencia sindical pervir-
tieron la lucha de los trabajadores y facilitaron su desmovilización,
lo que favoreció que la propuesta neoliberal se ejecutara sin mayor
resistencia obrera.
2. El período del capitalismo salvaje y las privatizaciones (1990-1999).
La desmovilización de los trabajadores permitió sin mayor resis-
tencia los procesos de privatización de importantes empresas del
Estado (Sidor, Cantv, Viasa, etc.) y la modificación de la Ley Orgánica
del Trabajo en 1997, cuando se eliminó la retroactividad de las presta-
ciones sociales, se introdujo la reconversión industrial, se facilitaron
los despidos y en general se golpearon fuertemente las reivindica-
ciones obreras contenidas en las contrataciones colectivas.
3. La nueva etapa de nacionalizaciones y de dignificación de la lucha
obrera (1999 hasta hoy). Con la llegada al poder de Hugo Chávez se
detienen y revierten los procesos de privatización de las empresas
públicas y se comienzan a desarrollar iniciativas tendientes a
que los trabajadores dirijan la producción: cooperativas, coges-
tión en empresas públicas, toma de empresas abandonadas por
los patronos, y nacionalización de empresas por utilidad pública.
Este proceso ha permitido nacer otra dimensión de la lucha de los
trabajadores: el control obrero. El factor clave en este proceso en que
la clase trabajadora ha pasado a jugar un papel hasta ahora inédito
en la historia nacional fue el desarrollo del paro patronal-petrolero
de 2002-2003, pues allí los trabajadores venezolanos se plantearon
por primera vez asumir directamente el control productivo de las
empresas públicas y privadas.

El movimiento obrero venezolano existente para 1998 se


encontraba totalmente entregado ante las políticas neoliberales,

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

sin ofrecer la menor resistencia, y en condiciones de debilidad


política y organizativa que lo ubicaban en posiciones claramente
secundarias como actor del sistema político imperante en Venezuela.
En ese contexto laboral se inició el gobierno de Hugo Chávez en
febrero de 1999.

Los trabajadores y la Revolución Bolivariana

La llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, y el subsecuente


desmoronamiento de la estructura de poder puntofijista, abrió
a partir de ese año un proceso de renacimiento del movimiento
obrero venezolano. En los primeros meses de 1999 se fortaleció
considerablemente en todo el país una organización obrera que
se había creado al calor de la campaña electoral de Hugo Chávez,
el Frente Constituyente de Trabajadores (FCT)240. En enero del 99
el FCT realiza un gran evento obrero en Los Caracas (hoy estado
Vargas)241, con unos cinco mil delegados.
Esta gran asamblea de trabajadores se inició con una plenaria
en Parque Central, Caracas, y después continuó en mesas de
trabajo durante dos días en Los Caracas. Estaban presentes traba-
jadores de prácticamente todas las ramas de industria y del sector
público: petroleros, electricidad, educación, salud y construcción,
principalmente. Para ese entonces no había una definición clara
de corrientes políticas existentes al interior del movimiento laboral
bolivariano. Era una gran masa aluvional de directivos y activistas
de movimientos de trabajadores que no tenían muy claro ni los obje-
tivos a cumplir con el evento ni los pasos a dar al asumir el nuevo
gobierno de Chávez. Entre los directivos que destacaban estaban
Nicolás Maduro, Jose “Chino” Khan, Froilán Barrios y Aristóbulo
Istúriz. El debate en cada mesa no pudo conocerse colectivamente

240 Tuvimos la oportunidad de participar directamente en la conformación


del FCT en el Estado Zulia, a partir del segundo semestre de 1998. En
agosto de 1999 asumimos la Coordinación Regional de dicha organiza-
ción, hasta febrero-marzo de 2000.
241 Al cual asistí personalmente.

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Capítulo 2

al no realizarse la plenaria final del evento. Los resultados del


evento nunca fueron publicados en forma sistemática, y tuvieron
poco efecto en la posterior discusión que se inició al calor de la
convocatoria y desarrollo de la Asamblea Nacional Constituyente
(ANC). No obstante, esta asamblea del FCT sirvió para incentivar
el fortalecimiento de dicho frente en las distintas regiones del país,
señalando un espacio organizativo que permitía la participación de
los trabajadores en el nuevo Gobierno.
Posteriormente se desarrolla lo que sería el proceso de la
Asamblea Nacional Constituyente. Hay que resaltar que durante
esta primera etapa del Gobierno Bolivariano, los trabajadores van a
estar relativamente ausentes del protagonismo político como parte
integrante de las fuerzas sociales promotoras del llamado proceso
bolivariano.
El gobierno de Chávez tuvo escaso interés en los primeros
años por abordar la cuestión del derrumbe de la CTV y su susti-
tución por estructuras más afines al proceso bolivariano. Mi expe-
riencia personal como coordinador del FCT en el Zulia me llevó a
numerosas reuniones con los directivos de la Asamblea Nacional
Constituyente, Luis Miquilena y Aristóbulo Istúriz, además de con
el propio Nicolás Maduro que para ese entonces encabezaba la
Coordinación Nacional del FCT. Las propuestas de propiciar desde
la ANC una serie de medidas que facilitaran el definitivo despla-
zamiento de la CTV siempre fueron rechazadas por Miquilena
(quien en dichas reuniones era el que decía la última palabra, por
encima de Istúriz y Maduro), argumentando que lo que llamaba el
“entrompe” contra la CTV quedaba pospuesto por razones estraté-
gicas para un futuro inmediato.
A causa de esta posición de la dirigencia chavista, nunca se
conformó dentro del Movimiento Quinta República (MVR) una
estructura de dirección sindical o para el sector de los trabaja-
dores (por lo menos formalmente nunca existió). El FCT se inte-
graba en una estructura difusa de “movilización” unas veces, y
otras en los llamados “frentes socioconstituyentes”, los cuales, por

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

cierto, debían disolverse al concluir la ANC242. Los líderes del MVR


nunca demostraron interés por abordar el trabajo político hacia el
sector laboral. Su interés hacia las propuestas y acciones del FCT
provenía más del deseo por controlar una estructura que conside-
raban “anárquica”. La imposibilidad de controlar al FCT llevaba a
la dirigencia del MVR a insistir en la necesidad de su “disolución”
luego de concluidas las labores de la Asamblea Constituyente.
La política del Gobierno Bolivariano hacia el movimiento
sindical intentó organizarse a partir del año 2000. En agosto-
septiembre de ese año se constituyó la Fuerza Bolivariana de Traba-
jadores (FBT, que luego transformaría su nombre por FSBT), y en
diciembre del mismo año se realizó un referéndum nacional con el
objetivo de consultar sobre la conveniencia de renovar la dirigencia
sindical en todo el país. En dicho referéndum triunfó la opción afir-
mativa promovida por el Gobierno, con un 62% de los votos, y la
opción negativa defendida por la dirigencia de la CTV y partidos de
oposición resultó derrotada con el 27% de los votos.
Las elecciones de la CTV se realizaron en octubre de 2001, parti-
cipando como contendientes principales la plancha del Frente
Unitario de Trabajadores (FUT), promovida por Acción Democrática
y encabezada por Carlos Ortega, y la plancha de la Fuerza Bolivariana
de Trabajadores (FBT), encabezada por Aristóbulo Istúriz. Además
hubo otras planchas participantes como la encabezada por Alfredo
Ramos (Causa R), y otras dos que encabezaban Carlos Navarro y
Froilán Barrios. Los resultados de dichas elecciones fueron desde
un principio muy confusos, y finalmente fueron declaradas invá-
lidas por el Consejo Nacional Electoral en 2005243. Sin embargo, los
resultados parciales que se dieron a conocer daban como ganador al
FUT con aproximadamente un 60% de los votos, mientras la FBT sólo
habría obtenido menos del 15% de respaldo entre los trabajadores

242 Declaraciones a la televisión del capitán (r) Jorge Durán Centeno, coor-
dinador del MVR en el Zulia y candidato a gobernador en las elecciones
de 2000.
243 Noticia de Aporrea.org. 12/01/05. http://www.aporrea.org/trabajadores/
n54757.html. Fecha de consulta: 22/03/12.

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Capítulo 2

participantes. Según cifras dadas por la plancha de la FUT, habrían


participado unos 475.000 trabajadores.
Más allá de las irregularidades presentes en dicha elección244,
consideramos que efectivamente el sector bolivariano fue derro-
tado de manera clara en dicho proceso electoral. Las causas de
dicha derrota habría que buscarlas en lo que ya mencionamos
como ausencia de una política definida hacia el sector laboral. La
improvisación en este campo sindical durante el período 1999-2001
condujo a la derrota de los bolivarianos en las elecciones de la CTV
en octubre de 2001.
Esta derrota a su vez fue considerada por diversos sectores
de oposición como un elemento determinante que demostraba la
pérdida absoluta de liderazgo del presidente Chávez y sirvió como
aliciente interno para empujar a otras fuerzas opositoras a embar-
carse en la conspiración golpista que se inició a partir del 10 de
diciembre de 2001245

Los derechos laborales y la nueva Constitución

En la nueva Constitución aprobada el 15 de diciembre de 1999


se incorporaron una serie de conquistas laborales significativas,
que daban al traste con la ejecutoria neoliberal que había tenido
el Estado venezolano durante la última década. Estas conquistas
provinieron de las iniciativas personales de algunos constituyen-
tistas, más que de un plan político previamente acordado en la
dirección del chavismo.
Los derechos de los trabajadores consagrados en la Constitu-
ción Bolivariana de 1999 provienen principalmente de una concep-
ción ampliada del Estado benefactor surgido en el siglo XX en las
democracias liberales europeas y de Estados Unidos. La diferencia

244 En algunas regiones como Zulia no pudieron realizarse las elecciones.


245 Al respecto se puede consultar el artículo firmado por Carlos Eduardo
Ruiz, en la página analítica.com , que se titula “Fracasó el chavismo co-
munistoide”, con fecha 02/11/2001. http://www.analitica.com/va/politica/
opinion/3823277.asp. Fecha de consulta: 22/03/12.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

estriba en que fueron ratificados en un momento histórico en que el


capitalismo globalizado ya no defiende ni promueve esas conquistas
obreras, y que por el contrario predomina el modelo neoliberal,
que consiste en el desconocimiento y la restricción de esos mismos
derechos.
Entre los derechos consagrados constitucionalmente en 1999 y
que se relacionan directamente con el mundo del trabajo están:
1. El derecho de todo ciudadano a la Seguridad Social como servicio
público, y la obligación del Estado de garantizarlo (artículo 86).
2. El derecho al trabajo y la responsabilidad del Estado en fomentar y
garantizar el empleo (art. 87).
3. La igualdad y equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del
derecho al trabajo, y el reconocimiento del trabajo del hogar como
actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y
bienestar social. El derecho de las amas de casa a la seguridad social
(art. 88)246.
4. La progresividad de los derechos laborales y su carácter irrenun-
ciable (art. 89)247.
5. La reducción de la jornada de trabajo diurna de 48 a 44 horas sema-
nales (art. 90)248.
6. La responsabilidad del Estado en fijar el salario mínimo y ajustarlo
cada año de acuerdo al costo de la canasta básica (art. 91).
7. El derecho de los trabajadores al pago de antigüedad (art. 92).

246 Los derechos consagrados en este artículo fortalecen el concepto am-


pliado de “clase trabajadora” al que nos hemos referido en el primer
capítulo. Por una parte, se otorga a la mujer un papel equitativo en el
derecho a obtener empleo, y por la otra se considera a las amas de casa
como “trabajadoras”.
247 Todas las reformas laborales promovidas por el Fondo Monetario Inter-
nacional en América Latina desde finales de los 70 tienden a restringir
los derechos laborales, lo que implica la renuncia a muchas conquistas
que se mantuvieron vigentes por décadas. Esta misma restricción de los
derechos laborales es la que se aplica actualmente en los países de la
Unión Europea, en Inglaterra y en los Estados Unidos.
248 La actual reforma laboral europea ha aumentado la jornada de trabajo
(por ejemplo, en 30 minutos diarios en Portugal).

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Capítulo 2

8. La garantía de la estabilidad en el trabajo249 (art. 93).


9. El derecho de los trabajadores a conformar sindicatos y la auto-
nomía de los mismos con respecto a los patronos y el Estado (art. 95).
10. La democracia sindical entendida mediante la alternabilidad de los
directivos sindicales a través de sufragios universales, directos y
secretos (art. 95).
11. El derecho a la contratación colectiva250 (art. 96).
12. El derecho a huelga (art. 97).

Si bien la consagración constitucional de todos estos derechos


no implica su ejecución efectiva, podemos decir que en términos
históricos y políticos estas conquistas logradas en la Asamblea
Constituyente fortalecieron el espíritu de lucha de los trabajadores
venezolanos, ampliaron significativamente sus derechos y su propia
conformación numérica (al considerar, por ejemplo, a las amas de
casa como trabajadoras). No obstante, la redacción de una nueva
Ley Orgánica del Trabajo (LOT), mandato constitucional que
debía cumplirse al año de haberse instalado la nueva Asamblea
Nacional (disposición transitoria cuarta de la CRBV), no fue elabo-
rada durante los siguientes 13 años, y es solamente en 2012 que se
procedió, mediante Ley Habilitante, a aprobar una nueva LOT.
No obstante, es necesario resaltar el carácter progresista y revo-
lucionario de estos derechos consagrados constitucionalmente. Los
mismos fueron ratificados luego de más de dos décadas de aplica-
ción descarnada de las políticas neoliberales en América Latina,
caracterizadas precisamente por su desconocimiento de conquistas
laborales históricas, y apenas dos años después de que el segundo
gobierno de Rafael Caldera (1994-1999) modificara la Ley del
Trabajo introduciendo aspectos que vulneraban abiertamente los

249 Las reformas laborales española y griega ejecutadas en 2012 implican


facilitar y abaratar los despidos.
250 Las reformas neoliberales tienden al desconocimiento de las contrata-
ciones colectivas, al debilitamiento de las organizaciones sindicales, y al
fomento del contrato individual entre trabajador y patrono, rompiendo
con la fuerza negociadora que la clase trabajadora acumuló de sus expe-
riencias de lucha durante los siglos XIX y XX.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

intereses de la clase trabajadora (como la eliminación del cálculo


retroactivo para el pago de las antigüedades y la eliminación de la
ley contra despidos injustificados).

El gobierno de Chávez y su política hacia los trabajadores

Es de resaltar el rumbo contradictorio seguido por el proceso


político bolivariano, el cual a pesar de tener sus inicios en movili-
zaciones espontáneas de los trabajadores y el pueblo en general,
a partir del 27 de febrero de 1989 y continuado particularmente el
12-13 de abril de 2002, ha ido construyendo “aparatos” de control
político como lo es el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela)
y la recién conformada (noviembre de 2011) Central Socialista
Bolivariana de Trabajadores (CSBT).
En uno de sus frecuentes discursos televisivos, que por ley se
transmiten por cadena nacional, tanto en radio como en canales de
televisión estatales y privados, el presidente Chávez declaró el 26
de marzo de 2007:

Se requiere el brazo, el partido y los sindicatos, pero no cada uno


por su lado, no autónomos. Con los sindicatos pasa lo mismo que
con los partidos, que quieren autonomía y tomar decisiones; eso no
puede ser así, no venimos a hacer bochinche sino una revolución.251

En la misma época, el entonces ministro de Telecomunicaciones


y simultáneamente presidente de la empresa de telecomunicación
Cantv, Jesse Chacón, dijo en abril de 2007 en un discurso dirigido a
los empleados de esa empresa que acababa de ser nacionalizada:
“Ahora ustedes son empleados del Estado revolucionario y tienen
que subordinar sus derechos a los intereses de la revolución, y el
que no esté de acuerdo, tiene la libertad de irse de la empresa... ”252.

251 Kurt-Peter Schütt. La situación de los sindicatos en Venezuela. 2008,


http://library.fes.de/pdf-files/iez/05242.pdf. Fecha de consulta: 13/03/12.
252 Ibídem.

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Capítulo 2

Estas declaraciones de Chávez y otros funcionarios del


Gobierno Bolivariano las respondimos en su momento253. Enfati-
zamos en el análisis crítico de la propuesta de partido único que en
este entonces hiciera Chávez, desarrollando toda una argumenta-
ción tendiente a reivindicar la autonomía sindical y popular como
parte constituyente e inseparable de todo proceso de transforma-
ción social.
Al respecto consideramos que un partido único, o una serie de
partidos clientelares, no tienen cabida en un sistema que busca
superar el modelo de democracia representativa propia del libera-
lismo burgués. La democracia participativa y protagónica implica
la desaparición de los políticos profesionales como categoría inhe-
rente al modelo burgués de hacer política. La democracia protagó-
nica supone un ciudadano capaz de ejercer la política directamente,
sin intermediarios; todos los ciudadanos ejercen sus derechos y no
los delegan en “representantes”. Al desaparecer los políticos profe-
sionales, los partidos tradicionales, integrados por esos políticos
profesionales, dejan de tener vigencia como tales, pues todo ciuda-
dano debería ser capaz y tener el derecho a ejercer cualquier cargo
de representación popular, siempre sujeto a la contraloría social,
a la rendición de cuentas, al mandato específico, y al derecho a ser
revocado en cualquier momento254.
Consideramos que en un proyecto socialista tienen vigencia
formas organizativas, que pudiéndose llamar partidos, sean en
realidad representativas de tendencias políticas diferenciadas
sobre el modelo de sociedad que se pretende construir. Estas orga-
nizaciones políticas, o partidos, no tendrán semejanza alguna con
los actuales partidos clientelares que buscan repartirse cuotas de
poder dentro del Estado burgués (diputados, ministerios, alcaldías,
gobernaciones, etc.). Esta nueva manera de entender los partidos
tendrá siempre vigencia, en respeto a la diversidad que existe en

253 Roberto López Sánchez. “Autonomía sindical y soberanía popular”, Mar-


garita López Maya (Ed.), Ideas para debatir el Socialismo del siglo XXI,
Vol II, Grupo Editorial Alfa, Caracas (Venezuela): 2009, p. 157.
254 Ibídem, p. 137.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

todos los colectivos humanos, y será el fundamento de los debates


políticos a desarrollar sobre el camino a recorrer para profundizar
las transformaciones socialistas en Venezuela y otros países de
Latinoamérica.
En este sentido asumimos la propuesta de Pannekoek255 de
otorgar a los partidos la función de educar a la clase trabajadora
mediante la propaganda, pero sin asumirse como la “vanguardia”
que toma las decisiones en sustitución de la propia clase. Con el
agregado nuestro de que la función de formación debe incluir a la
diversidad política en el movimiento obrero, y no pretender que
existe “una única verdad” monopolizada por un partido o por un
grupo específico de intelectuales.
Por tanto, siempre existirán tendencias políticas diferenciadas
(que pueden o no llamarse partidos). La existencia de un preten-
dido “partido único” nunca borrará las diferencias ideológicas
y políticas propias de la compleja sociedad en que vivimos. En el
socialismo siempre existirán personas y grupos de personas que
piensen distinto, que representen la diversidad política, social y
cultural del país, del continente y del mundo entero.256
También hemos dicho que las revoluciones populares que se
han suscitado en todas partes del mundo, invocan la soberanía
constituyente de los pueblos, rompen con las estructuras de poder
constituidas, derriban las instituciones y mecanismos de domina-
ción existentes, y proceden a erigir nuevas estructuras, democrá-
ticas y participativas, que permiten el nacimiento de nuevas formas
de organización social.257
La Comuna de París, la primera revolución proletaria triun-
fante, estudiada por Carlos Marx y presentada por él como ejemplo
histórico concreto de su propuesta socialista, permitió el naci-
miento de una forma de organización social, cuyos principios han

255 Serge Bricianer. Anton Pannekoek y los consejos obreros, Editorial Ana-
grama, Barcelona (España): 1976.
256 Roberto López Sanchez. Op. cit., 2009, p. 138.
257 Ibídem, p. 132.

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Capítulo 2

sido adoptados por la Revolución Bolivariana bajo la denominación


de la democracia participativa y protagónica.
La Revolución rusa de 1917 fue ejecutada por los soviets,
por los consejos de obreros y soldados, organismos democrá-
ticos y autónomos nacidos del auge revolucionario del pueblo
ruso, estructurados bajo los mismos principios de la comuna. El
poder constituyente del soviet de Petrogrado tomó el cielo por
asalto cuando decidió derrocar al gobierno burgués de Kerenski,
en octubre-noviembre de 1917, dando paso al nacimiento de la
primera república socialista del mundo, la Unión Soviética.
En esa misma época los trabajadores de otros países europeos
organizaron soviets o consejos obreros y asumieron el control
político-militar de las zonas industriales (Turín, Italia), de algunas
ciudades (Munich, Alemania) y de países como Hungría. Pero a
diferencia de los soviets rusos, estos consejos de trabajadores no
lograron conservar el poder y fueron derrotados militarmente por
las fuerzas de la burguesía internacional.
Para la historia, las experiencias de la comuna y de los soviets o
consejos obreros quedaron como la herramienta organizativa por
excelencia para luchar contra los poderes burgueses constituidos,
para derrotarlos y superarlos en términos históricos, construyendo
un nuevo poder, verdaderamente democrático y participativo.
La historia posterior de la URSS, en la cual el poder del partido
y del Estado se colocaron por encima del poder popular de los
soviets, degenerando esa experiencia, hasta su vergonzoso colapso
en 1989-1991, no resta importancia al ejemplo de los consejos de
trabajadores como organización revolucionaria de los pueblos para
luchar y conquistar el socialismo. Distanciándonos de la afirmación
que los bolcheviques hicieran a posteriori, de que la revolución
se efectuó gracias a la existencia de un partido, la realidad histó-
rica demostró de manera contundente que el poder soviético fue
conquistado gracias a los consejos obreros, gracias a los soviets, y
el partido, contrariamente, se convirtió con el tiempo en la traba
para el desarrollo del poder popular y en un nuevo mecanismo de

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

dominación que pervirtió a la sociedad socialista y finalmente la


condujo a su destrucción.
La soberanía popular, el poder constituyente de los pueblos,
fundamento de todas las revoluciones en el mundo, se basa en la acción
autónoma de las organizaciones populares. El período histórico de
auge revolucionario que se abrió en Venezuela a partir del 27 de
febrero de 1989, y que ha tenido momentos estelares como la reac-
ción popular del 12-13 de abril de 2002 y la resistencia del pueblo
ante el paro petrolero golpista de 63 días ejecutado en 2002-2003, se
fundamenta precisamente en la acción autónoma del pueblo ante
los poderes constituidos. La acción autónoma y espontánea de las
organizaciones populares de base fue la fortaleza de la Revolución,
fue el arma oculta con la que no contaban la burguesía y el imperia-
lismo, tanto en el golpe de abril como en el paro petrolero.
La acción autónoma de las organizaciones populares de base,
incluidos los sindicatos, nunca debe subordinarse a partido alguno.
La Revolución Bolivariana es tal en la medida en que ha pasado por
encima de todas las estructuras partidistas que históricamente se
han demostrado absolutamente incapaces para conducir al pueblo
en los momentos revolucionarios, para responder ante las coyun-
turas de crisis. Reivindicamos la autonomía popular como funda-
mento de la acción revolucionaria. Nos basamos en la experiencia
histórica de la lucha de los trabajadores, y en las propias ense-
ñanzas que hiciera Marx al analizar estos procesos.
El centro del debate no debe estar entre un partido único buro-
crático y clientelar o un multipartidismo burocrático y clientelar,
porque son la misma cosa. El centro del debate está en cómo se cons-
truye una verdadera democracia, en la cual las minorías intelectuales,
con poder económico y político, no puedan avasallar a las grandes
mayorías sociales trabajadoras. Eso sólo se puede construir colo-
cando cabeza abajo nuestro actual sistema político, derribando el
Estado de los capitalistas y construyendo una organización sociopo-
lítica de abajo hacia arriba, sin partidos superpuestos que pretendan
dirigirla. La división del trabajo entre trabajadores manuales
y líderes intelectuales es uno de los fundamentos del régimen

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Capítulo 2

capitalista. Prolongar un sistema basado en partidos políticos, o en


partido único, sería prolongar la dominación del capital sobre el
pueblo trabajador, aunque el capital se disfrace de “Estado socia-
lista”, como ocurría en la URSS y ocurre hoy en China “comunista”.
Para concluir este aspecto, podemos decir que el gobierno de
Chávez ha mantenido su insistencia en fortalecer un “partido
único”, el PSUV, pero en los últimos años ha demostrado mayor
tolerancia hacia la existencia de otras conformaciones partidistas
que se negaron a integrarse en ese partido único, como es el caso del
Partido Comunista de Venezuela (PCV). La propuesta de conformar
el Gran Polo Patriótico (GPP) para el proceso de elecciones presi-
denciales que se celebraron en octubre de 2012 es una muestra de
esa amplitud que ha “regresado” al discurso chavista, luego de las
muestras de intolerancia del 2006-2007 que antes reseñamos.
En el caso particular del movimiento sindical, luego de haber
afirmado en 2007 que los sindicatos no podían ser autónomos y
tenían que subordinarse al partido, Chávez afirmo a partir del 2009
que “respetaba la autonomía sindical”258. A partir de allí se desa-
rrollaron iniciativas como el control obrero en el marco del Plan
Guayana Socialista, fundamentadas en el respeto a la autonomía de
las organizaciones de trabajadores para decidir quiénes y cómo se
deben dirigir las empresas básicas.
Aunque en los hechos ha continuado la práctica política diri-
gentista llevada a cabo por los jefes del PSUV y principales líderes
sindicales afiliados a la tendencia FSBT (sector sindical boliva-
riano que lidera Nicolás Maduro), que ha culminado en la consti-
tución “por arriba” de la nueva central socialista de trabajadores en
noviembre de 2011, en abierto desconocimiento de la existencia de
otra central bolivariana, la Unete, y sin que se produjera una etapa
de debates y consultas con las bases sindicales de todo el país.
En otra vertiente, a partir de febrero-marzo de 2012 el Gobierno
Bolivariano ha comenzado a ejecutar una política que pareciera

258 Discurso ante el Encuentro Sindical Nuestra América, en julio de 2010


en Caracas, evento al cual asistimos personalmente como delegados de
la Unete-Zulia.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

desmantelar lo que se denominó control obrero y el Plan Guayana


Socialista259, al destituir al presidente de Alcasa, Elio Sayago, quien
fuera electo por los trabajadores, y designar en el cargo a un inte-
grante del FSBT (Ángel Marcano), repudiado y acusado por las
bases obreras de Guayana por estar vinculado a grupos económicos
transnacionales que intentan dominar la industria del aluminio en
Venezuela260. De igual forma se intervino la directiva de Sidor y se
designó un triunvirato en la presidencia de dicha empresa, restán-
dole poder a Carlos de Oliveira, quien también fuera electo por las
bases trabajadores en 2010. Coincidiendo con estas medidas, el
coordinador nacional de la nueva Central Bolivariana Socialista de
Trabajadores, Carlos López, ha dicho en marzo de 2012 que “hay
que controlar al control obrero”, pues se habría tergiversado y utili-
zado por los trabajadores para satisfacer necesidades individuales
a expensas de la quiebra de las empresas del Estado261. Estas decla-
raciones de López fueron desmentidas por él mismo al momento de
la entrevista posterior que le realizáramos en mayo de 2012.262

El proceso espontáneo de abandono de la CTV y formación


de sindicatos “bolivarianos”

Hay un fenómeno espontáneo que se comenzó a dar desde los


primeros momentos del Gobierno Bolivariano: los trabajadores

259 Remitido sobre la situación del Plan Guayana Socialista. 09/03/12. Publi-
cado en Aporrea. http://www.aporrea.org/endogeno/a139877.html. fecha
de consulta: 16/03/12. Remitido público nacional desde Guayana, sobre
la situación de las empresas básicas. 02/03/12. Publicado en Aporrea.
http://www.aporrea.org/endogeno/a139521.html.
260 Elio Sayago. Es mi responsabilidad alertar que no es una persona quien
asume el cargo en Alcasa, sino un grupo económico-político. Publicado en
Aporrea. 28/02/12. http://www.aporrea.org/endogeno/n199782.html.
261 Carlos López. Empresas tendrán consejos de trabajadores, Blog de la
Federación Unitaria de la Federación de Trabajadores Petroleros de Ve-
nezuela. FUTEPV. 06/03/12. http://blog.futpv.org/2012/03/06/empresas-
tendran-consejos-de-trabajadores/ Fecha de consulta: 16/03/12.
262 Carlos López. Entrevista. Realizada en Caracas, 13/05/12. Coordinador
nacional de la CSBT y de la FSBT. Delegado venezolano ante la OIT 2012.

152

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Capítulo 2

abandonaron masivamente los sindicatos afiliados a la CTV, y


procedieron a conformar nuevos sindicatos bolivarianos, identifi-
cados con la revolución encabezada por Chávez. De esta forma, la
CTV va a perder progresivamente su fuerza y su convocatoria,
quedando cada vez más como un cascarón vacío. No obstante, desde
el gobierno chavista no existieron a lo largo de 1999 y buena parte
del 2000 mayores orientaciones políticas que incluyeran de alguna
forma al sector de los trabajadores y el movimiento sindical en el
proceso bolivariano, más allá del debate realizado en el seno de la
Asamblea Constituyente y de los logros alcanzados en materia de
derechos laborales.
Sólo cuando el FCT, encabezado por Froilán Barrios (quien
fuera miembro de la ANC por el chavismo), termina pasándose al
bando opositor, es que el chavismo oficial responde con la constitu-
ción de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT) en septiembre
del 2000. Pero esta misma FBT no va a contar con un lineamiento
definido que permita conducir al movimiento de trabajadores por
un proceso de reconstrucción y fortalecimiento en torno a la Revo-
lución Bolivariana (como de hecho no ocurrió con ningún otro
sector social: campesinos, indígenas, estudiantes, etc.).
En este aspecto sostenemos que el proceso político conducido
por Hugo Chávez ha carecido de una fundamentación organizativa
sólida. En el plano de la fuerza político-partidista, la organización
chavista (primero el MVR y ahora el PSUV) se ha construido sobre
bases aluvionales, partiendo de la confluencia de una multiplicidad
de activistas de distintos y hasta contrarios orígenes ideológicos.
El esfuerzo gubernamental en términos de organización sociopo-
lítica se ha limitado a construir estructuras que resuelvan la cues-
tión de la participación electoral. Tanto el MVR como el PSUV han
sido grandes maquinarias electorales, de eficaz actuación en casi
todos los procesos comiciales cumplidos entre 1998 y 2012, pero
que poseen al mismo tiempo unas bases sociales muy precarias,
pues no tienen raíces sólidas en sectores sociales fundamentales y
que tradicionalmente sirvieron de sustento popular a la hegemonía
adeco-copeyana, como son el sector obrero, el sector campesino y

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

el sector universitario-estudiantil (incluyendo aquí a los profesio-


nales universitarios).
Cuando el chavismo oficial263 se ha interesado por los movi-
mientos sociales, lo ha hecho con el objetivo de construir instan-
cias subordinadas a las estructuras partidistas (MVR-PSUV), que
respondan disciplinadamente a los requerimientos de la dirigencia
política y de los funcionarios del Estado.

La configuración de tendencias enfrentadas dentro


del movimiento obrero bolivariano

Desde el mismo proceso de la Asamblea Nacional Constitu-


yente se comenzó a producir una confrontación interna, en el seno
del movimiento bolivariano de trabajadores (en ese caso, dentro del
FCT), entre los sectores que propugnan una autonomía en la acción
de los trabajadores264, y quienes defienden criterios que reducen al
movimiento obrero a ser un apéndice del partido de gobierno y del
Estado bolivariano, que identificamos con las tesis leninistas. Con
el desarrollo de los acontecimientos posteriores, se comenzaron a
perfilar tendencias que progresivamente se han posicionado hasta
configurar la situación actual, como veremos más adelante. Sobre
este punto han escrito antes autores como Steve Ellner265. Por lo
alejado en el tiempo, en este trabajo todavía no se vislumbraban

263 Es decir, el Gobierno de Hugo Chávez en sus representaciones inme-


diatas a través del Poder Ejecutivo y su partido dirigente (antes MVR,
ahora PSUV).
264 “La acción autónoma de las organizaciones populares, incluidos los sindi-
catos, nunca puede subordinarse a partido alguno. Esta revolución es tal
en la medida en que ha pasado por encima de todas las estructuras par-
tidistas que históricamente se han demostrado absolutamente incapaces
para conducir al pueblo en los momentos revolucionarios”. Roberto López
Sánchez. Los consejos comunales y el Socialismo del siglo XXI, Editorial de
la Universidad del Zulia, Maracaibo (Venezuela): 2009, pp. 135 y 136.
265 Steve Ellner. “Tendencias recientes en el movimiento laboral venezo-
lano: Autonomía vs. control político”, Revista Venezolana de Economía y
Ciencias Sociales, Vol 9, nº 03, Septiembre-Diciembre 2003, Universidad
Central de Venezuela. Caracas (Venezuela).

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Capítulo 2

con claridad las corrientes dentro del chavismo (y algunos de los


sectores chavistas allí mencionados luego pasaron a la oposición),
pero en el fondo se remite el debate al mismo tema de la defensa de
la autonomía sindical versus el control partidista.
Debemos aclarar acá lo complejo de estas definiciones que
utilizamos. Los sectores sindicales que denominamos como “auto-
nomistas” mantienen una militancia política dentro de partidos o
tendencias que se ubican en las corrientes marxistas-leninistas.
Es el caso de las tendencias trotskistas como Ccura y Marea Socia-
lista, y de la Corriente Cruz Villegas vinculada al Partido Comunista
(PCV). Pero aunque en la teoría son partidarios del leninismo, en
su práctica política se oponen a la subordinación de los sindicatos
ante el partido y el Estado, defendiendo la autonomía sindical y del
movimiento obrero en general.
En el bando contrario, los que denominamos “leninistas”, son
básicamente militantes del PSUV (antes del MVR), y aunque este
partido no se define como leninista, sus prácticas políticas reproducen
la misma concepción difundida por los soviéticos y cubanos de subor-
dinar los sindicatos a las directrices del partido comunista dirigente.
La denominación “leninista” es una forma de conceptualizar a
quienes sostienen la subordinación de las organizaciones de traba-
jadores a las directrices partidistas y estatales. Aunque los trabaja-
dores no los denominan “leninistas” sino “burócratas”. En el primer
capítulo mencionamos las tesis que Lenin, apoyándose en Kautsky,
afirmara en su famosa obra Qué hacer, en las cuales sostiene que
los obreros no pueden por sí mismos adquirir conciencia socialista,
y sólo están capacitados para las luchas sindicales reivindicativas.
La conciencia socialista se la transmiten a los obreros, según Lenin,
los intelectuales pequeño-burgueses266 . De esta forma se justifica
que el partido de vanguardia, integrado por “verdaderos socia-
listas”, dirija a la clase trabajadora, y se niega la autonomía de las
organizaciones obreras.

266 Roberto López Sánchez. “Una perspectiva actual del socialismo”, revista
Cuestiones Políticas. Nº 36. Enero-Junio 2006. Instituto de Estudios Políti-
cos y Derecho Público. Universidad del Zulia. Maracaibo (Venezuela), p.17.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Crítica de la supuesta “autonomía sindical” reivindicada por


la CTV

En este punto es necesario clarificar que nuestro concepto de


“autonomía sindical” o en un sentido más amplio “autonomía del
movimiento de trabajadores y del movimiento popular” no coin-
cide exactamente con el concepto de autonomía que utilizan otros
autores como Steve Ellner, en su artículo “Tendencias recientes en
el movimiento laboral venezolano: autonomía vs control político”267.
Si bien este autor parte del principio general que rige el movi-
miento sindical mundial, al establecer que las organizaciones
obreras deben gozar de autonomía con respecto al Estado, los
patronos y los partidos políticos, al analizar la situación particular
de Venezuela en los años iniciales del gobierno de Hugo Chávez,
coloca la CTV como defensora de una supuesta “autonomía” del
movimiento sindical frente al Estado-patrón representado en este
caso por el propio chavismo.
Consideramos que la CTV en el período 1999-2003 (que analiza
Ellner en su trabajo), y en la etapa posterior hasta el presente, no
reivindica en modo alguno la autonomía que históricamente ha
formulado la clase trabajadora ante los representantes del capi-
talismo (patronos, Estado, partidos). En contrario, la CTV ha
representado precisamente los intereses del capital, claramente
demostrado en su involucramiento en la conspiración que condujo
tanto al golpe de Estado de abril de 2002 como al paro patronal-
petrolero que se realizó entre diciembre de 2002 y febrero de 2003.
Este papel de subordinarse a los intereses del capitalismo lo
cumplió la CTV en todo el período de la llamada “democracia punto-
fijista”, es decir, entre 1958 y 1999. El mismo Ellner menciona el paro
nacional de trabajadores promovido por esta central el 18 de mayo
de 1989 (primera y última huelga nacional que la CTV convocara
en todos los 40 años del puntofijismo), como medida de oposición
“relativa” ante el paquete neoliberal que entonces imponía a sangre

267 Steve Ellner. Op. cit., 2003.

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Capítulo 2

y fuego el gobierno de Carlos Andrés Pérez. En realidad, el paro del


18 de mayo fue una especie de pantomima de la dirigencia cetevista
para reivindicarse políticamente luego de los acontecimientos insu-
rreccionales del 27 y 28 de febrero de ese año 89. Una tibia protesta
para poder seguir embaucando a la clase trabajadora y que no se
amenazara su liderazgo nacional en el ámbito sindical. A diferencia
de Ellner, no valoramos esa huelga de mayo del 89 como una expre-
sión de la “autonomía” de la CTV ante las acciones del gobierno de
Pérez (tanto los dirigentes de la CTV como el presidente Pérez eran
militantes del mismo partido Acción Democrática).
El mismo Ellner reconoce que “la organización sindical no se
esforzó por movilizar a sus bases para oponerse al programa econó-
mico del gobierno”. Lo que termina de configurar nuestro análisis al
considerar como pantomima política todas esas acciones timoratas
que realizaba la central obrera en contra de un paquete de medidas
económicas que golpeaba inmisericordemente las condiciones de
trabajo y los niveles de vida de todos los trabajadores venezolanos.
Este colaboracionismo de la CTV con los intereses de la clase
empresarial se ratificó de nuevo durante el gobierno posterior
de Rafael Caldera, el cual aplicó una profunda reforma laboral al
modificar la Ley del Trabajo de 1997, quitando la retroactividad en
el pago de las prestaciones sociales y eliminando la vieja ley contra
despidos injustificados. El mismo Ellner reconoce en su trabajo que
los dirigentes de la CTV brindaron a las medidas de reforma laboral
ejecutadas por Caldera “un apoyo casi incondicional”268.
Es por ello que cuando la CTV comenzó a actuar en contra del
gobierno de Chávez estaba muy lejos de reivindicar los intereses de
la clase trabajadora venezolana, intereses que de manera general
había dejado de representar en la política interna desde hacía más
de 40 años. Mal podría decirse ahora que la conducta de la CTV ante
el gobierno de Chávez ha representado los principios históricos
de la “autonomía sindical”. Una central que nunca fue autónoma

268 Ibídem.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

y nunca fue clasista no podría reivindicar ahora su pretendido


carácter de clase ante el gobierno revolucionario de Chávez.
Las cuatro huelgas generales convocadas por la CTV en contra
del gobierno de Chávez durante el período 2001-2003 formaron
parte de una conspiración general para derrocarlo, en la que parti-
cipaban activamente organismos de inteligencia extranjeros (de
los Estados Unidos, pero aparentemente también de países como
Israel, España y Colombia) y la propia embajada de los Estados
Unidos, la dirigencia empresarial representada en Fedecámaras,
los principales medios de prensa y televisión del país, buena parte
del alto mando militar, la cúpula de la iglesia católica, los princi-
pales partidos de la oposición derechista e incluso algunos catalo-
gados como de izquierda269, y la cúpula sindical representada por la
que, hasta ese momento, era la principal central obrera del país270.
Tanto la huelga general del 10 de diciembre de 2001, como la
ejecutada entre el 8 y el 12 de abril de 2002, la de octubre de 2002, y
la huelga patronal-petrolera desarrollada desde el 2 de diciembre
de 2002 hasta los primeros días de febrero de 2003 (todas ellas
convocadas por Carlos Ortega como presidente de la CTV), perse-
guían los mismos objetivos: ensamblarse en un plan general cons-
pirativo que incluía, además de la agitación social provocada en
este caso por la CTV, la participación significativa de un sector de
las fuerzas armadas, el cual en un momento determinado se levan-
taría en armas contra el gobierno constitucional utilizando como
excusa los desórdenes callejeros y la represión gubernamental
ante los mismos, como efectivamente ocurrió el 11 de abril de 2002.
Plan que se había delineado en detalle desde agosto de 2001 y que
terminó fracasando rotundamente el 15 de agosto de 2004 cuando

269 Entre los primeros mencionamos a Acción Democrática (partido en el


cual militaba Carlos Ortega, presidente de la CTV), Copei, Primero Justi-
cia y Proyecto Venezuela, y entre los segundos a Bandera Roja, el Movi-
miento al Socialismo y la Causa R.
270 Marta Harnecker. Venezuela, una revolución sui géneris, Conac, Ministe-
rio de la Cultura, Caracas (Venezuela): 2004, p. 51.

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Capítulo 2

el presidente Chávez triunfó en el referéndum revocatorio solici-


tado por las fuerzas opositoras.
La derrota del plan conspirativo desarrollado entre 2001 y 2004,
y que estaba destinado a derrocar el gobierno de Hugo Chávez,
constituyó un golpe mortal para la CTV. Sobre todo la derrota del
paro patronal-petrolero implicó un enorme desprestigio entre
la clase trabajadora, al haberse aliado con el sector patronal por
objetivos que trascendían totalmente los intereses de los propios
sectores laborales. A partir de allí, la CTV no volverá a tener la
capacidad de convocatoria demostrada en los primeros años del
gobierno chavista, y hasta el presente ha vivido una profunda
crisis interna (que analizamos más adelante) que la imposibilita de
actuar como referencia para las luchas de los trabajadores, inclu-
yendo aquí a las que abiertamente se identifican o son dirigidas por
el sindicalismo que hace oposición al Gobierno.

El nacimiento de la Unión Nacional de Trabajadores

Luego del paro petrolero de 2002-2003 se constituyó en Caracas


la Unión Nacional de Trabajadores (Unete), central sindical cuyo
nacimiento indicaba el fin de la era cetevista. Utilizamos la palabra
Unete para diferenciar la Unión Nacional de Trabajadores del
partido Un Nuevo Tiempo, fundado por Manuel Rosales y otros
dirigentes provenientes de Acción Democrática, el cual utiliza las
siglas UNT (las cuales inicialmente utilizara también la Unión
Nacional de Trabajadores).
En asamblea nacional de trabajadores realizada en Caracas el
5 de abril de 2003, se aprueba la constitución de la Unión Nacional
de Trabajadores, se designa una Coordinación Nacional horizontal
con 21 miembros, representativos de los sindicatos y regiones
fundamentales, que elabora un acta constitutiva y un cuerpo
de estatutos. Se otorga a la Coordinación Nacional de la Unete el
mandato de construir las estructuras nacionales y regionales de la
nueva central. El 1 y 2 de Agosto de 2003 se realiza el 1er congreso de
Unete, que aprueba la declaración de principios, el código de ética

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

sindical, la plataforma de lucha y un acuerdo sobre la coyuntura del


país. Se constituyen las seccionales regionales de Unete en el país
y se estructuran los sectores nacionales. Igualmente se discuten las
convenciones colectivas más importantes del país.
El 1º de mayo del 2004 la marcha convocada por la Unete tuvo
como consigna central la lucha contra la injerencia imperialista en
Venezuela, y superó con creces la marcha convocada por la CTV.
Durante los primeros años luego de la creación de la Unete, el
movimiento de trabajadores se orientó hacia su fortalecimiento por
la vía de constituir y registrar numerosos sindicatos que ahora se
denominaban “bolivarianos”. Este proceso desarrollado principal-
mente de una manera espontánea, y no como producto de direc-
trices políticas que pudieran haber venido de las altas esferas del
gobierno o del MVR, se vio siempre obstaculizado por la confron-
tación entre las dos grandes tendencias antes descritas, entre los
autonomistas y los leninistas.
Esta confrontación alcanzó su clímax en el segundo congreso de
la Unete, celebrado en Caracas en mayo de 2006, generando la divi-
sión entre las tendencias bolivarianas271. Un sector para ese entonces
minoritario dentro del movimiento obrero, pero que cuenta con
fuerte apoyo dentro del gobierno chavista, y que actúa con el nombre
de Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores (FSBT), se retiró
de la Unete durante el desarrollo del mencionado congreso, y se
propuso desplazarla a partir del 2007 planteando la conformación de
otra central sindical bolivariana, la Central Bolivariana Socialista de
Trabajadores, CBST, la cual ha sido conformada el 10 de noviembre
de 2011 como central obrera “oficialista”. Ya en abril-mayo de 2011
los voceros de la FSBT insistían en convocar a los trabajadores boli-
varianos a la pronta conformación de la central “unitaria”272.

271 Tuve la oportunidad de participar en dicho congreso, como integrante


de la delegación zuliana, en mi condición de miembro asesor del comité
ejecutivo de la Unete-Zulia, organización de la cual fui fundador.
272 Declaraciones de Nicolás Maduro en la marcha de trabajadores en Cabi-
mas, el 9 de abril de 2011. http://www.aporrea.org/regionales/n178693.html.

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Capítulo 2

El segundo congreso de la Unete, celebrado en el Círculo


Militar en mayo de 2006, se inició con un poco más de mil delegados
inscritos. De esos mil delegados, entre 600 y 700 se identificaban con
la corriente Ccura, unos 300 con la corriente de Marcela Máspero
(CTR), y unos 200 se repartían entre el resto de corrientes boliva-
rianas, incluyendo la FBT. Las primeras intervenciones de Máspero
y Franklin Rondón (FBT) recibieron pitas ensordecedoras de parte
de los asistentes, hasta el punto de que Orlando Chirinos (Ccura)
debió intervenir para solicitar que dejaran hablar a Máspero. La
intervención de Oswaldo Vera (diputado y dirigente fundamental de
la FBT) no fue pitada por la circunstancia de que no era mayormente
conocido entre la masa trabajadora presente en el congreso.
La perspectiva del evento era que tanto las conclusiones como
la posterior elección de la nueva directiva de la Unete estarían
considerablemente influidas por Ccura. En ese contexto, un sector
sindical afecto a la FBT intentó subir a la tarima aduciendo que no
les permitían intervenir, lo que provocó un corto enfrentamiento a
golpes con sectores sindicales de Ccura. Aunque dicho impasse fue
rápidamente controlado (al ocurrir el hecho ni Orlando Chirinos ni
Stalin Pérez, principales dirigentes de Ccura, se encontraban en la
tarima del congreso), sirvió de pretexto para que todas las demás
corrientes excepto Ccura se retiraran del congreso. El evento
continuó y concluyó con más de 600 delegados, pero su legitimidad
quedó en entredicho por lo sucedido.
Esta división acontecida en el segundo congreso de la Unete ha
dado pie a la actual fractura del movimiento sindical bolivariano. El
movimiento obrero bolivariano, a mediados del 2012, se encuentra
dividido en varias tendencias que defienden a su vez proyectos
sindicales distintos. Unos respaldan la continuidad de la Unete
como central sindical bolivariana, aunque constituyen actual-
mente un sector bastante minoritario en número de sindicatos y
federaciones afiliadas, y la gran mayoría de las federaciones sindi-
cales bolivarianas han respaldado la constitución de la CBST como
“verdadera central unitaria” de los trabajadores bolivarianos.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Por otra parte algunos sectores de la oposición política se siguen


agrupando en la CTV, y aunque la misma llegó a estar muy dismi-
nuida en número de sindicatos afiliados y capacidad de moviliza-
ción, los desaciertos organizativos del chavismo en materia obrera,
y los efectos devastadores que la inflación de años recientes ha
tenido sobre la capacidad adquisitiva del salario real de los traba-
jadores, han creado condiciones objetivas y permitido de hecho un
cierto “respiro” y crecimiento de las fuerzas cetevistas tradicionales.
Pero esta burocracia obrera tradicional representada en la CTV
se ve actualmente confrontada por nuevas fuerzas obreras oposi-
toras que se han ido desprendiendo del chavismo y que han asumido
posiciones políticas de abierta confrontación hacia el gobierno de
Chávez. Es el caso del sector liderado por Froilán Barrios, excons-
tituyentista, distanciado del chavismo en 2001, y el grupo encabe-
zado por Orlando Chirinos, importante líder sindical de las zonas
industriales del centro del país, cuya organización Ccura (Corriente
clasista, unitaria, revolucionaria y autónoma) se alejó del gobierno
y de la Unete durante 2007. Estos dos dirigentes han confluido en
una estructura denominada Fadess273 que ha comenzado a promover
acciones de calle en contra de las políticas del Gobierno Bolivariano.
A la vez, aumenta cada día el número de sindicatos y organiza-
ciones obreras que no están afiliados a ninguna de las tendencias
mencionadas. La debilidad general de todos los sectores políticos
que actúan en el seno de los trabajadores venezolanos, y particu-
larmente las limitaciones presentes para que se pueda consolidar
una fuerza sociopolítica de trabajadores en el seno del chavismo, ha
generado un proceso de dispersión, desgano, descontento y frus-
tración en el seno de las organizaciones obreras.
La disposición de los trabajadores a romper con la tradicional
hegemonía cetevista no ha sido recompensada con la constitución
de un polo alternativo que sirva como referencia organizada para la
participación laboral en pro del fortalecimiento y avance de la Revo-
lución Bolivariana. La debilidad que ha arrastrado la Unete desde su

273 Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato.

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Capítulo 2

nacimiento, junto a la incoherencia que significa haber constituido


otra central bolivariana (como es la CBST), golpean constantemente
la fuerza sociopolítica del movimiento de trabajadores.
No obstante, debemos mencionar el surgimiento de otras referen-
cias organizativas para los trabajadores, a través de los mecanismos
de control obrero y la conformación de consejos de trabajadores en
las diversas y múltiples empresas que han pasado bajo control del
Estado. Aunque de fuerza precaria, estas iniciativas orgánicas de
los trabajadores, distintas a las estructuras sindicales tradicionales,
han cobrado auge en todo el país, realizando varios eventos nacio-
nales referidos a las fábricas autogestionadas y al control obrero.
El 21 y 22 de mayo de 2011 se celebró en la empresa estatal Sidor,
con una participación de 900 delegados, el Encuentro Nacional por
el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras,
impulsado por las organizaciones de trabajadores que participan
en el Plan Guayana Socialista y hacen suya la propuesta del control
obrero como mecanismo de participación de los trabajadores en el
proyecto socialista bolivariano. La Unete promovió y participó en
dicho encuentro, no así la FSBT. La consigna central del evento fue:
“Ni capitalistas, ni burócratas. Todo el poder para los trabajadores”.
Otro sector que ha comenzado a estructurar vínculos organi-
zativos de carácter nacional es el de los delegados de prevención,
figura que se desprende de la Ley Orgánica de Prevención, Condi-
ciones y Medio Ambiente de Trabajo (Lopcymat). Los delegados de
prevención se vienen reuniendo nacionalmente y participando de
las iniciativas que promueven las instancias del control obrero.
Como tendencia, se pudiera estar configurando en estas expe-
riencias de control obrero y delegados de prevención la fuerza
social que resucite el movimiento de trabajadores bolivariano
en un escenario organizativo que trascendería el sindicalismo y
las propuestas de la Unete274 y de la CBST, creando mecanismos

274 No obstante la Unete aparece como una de las promotoras del control
obrero. La FSBT-CBST actúa, por lo menos en Guayana, en contra de las
experiencias de control obrero, aunque formalmente no se haya deslin-
dado en su programa de alternativas como los consejos de trabajadores y

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

articuladores de los trabajadores que avanzaran por un camino


más cercano al socialismo que declarativamente dice promover el
gobierno de Chávez, y alejándose de la tradicional lucha reivindi-
cativa que antes encabezara la CTV.

Las tendencias obreras en el chavismo y sus discrepancias


sobre las formas organizativas a desarrollar

El renacimiento de la organización de los trabajadores en Vene-


zuela luego del paro petrolero fue valorado ampliamente por sus
promotores. Según las afirmaciones de Orlando Chirino275, los traba-
jadores participaron en los sucesos de abril del 2002 “diluidos como
clase”, pues no tenían instrumentos organizativos para enfrentar
a la CTV y sus posiciones golpistas y traidoras. Situación similar
se presentó durante la huelga petrolera de 2002-2003, con la dife-
rencia de que esta huelga permitió el resurgimiento de un movi-
miento obrero que había estado aletargado durante varias décadas.
Los trabajadores ejercieron por varias semanas el control obrero en
Pdvsa y otras industrias que habían sido paralizadas, y su papel en el
triunfo sobre las intenciones de los golpistas sentó las bases para la
constitución de la Unión Nacional de Trabajadores en abril de 2003276.
Según Eduardo Piñate, dirigente de la Fuerza Socialista Boli-
variana de Trabajadores (FSBT)277, los trabajadores se propusieron
desde un inicio demoler la CTV y construir una nueva central
sindical que fuera expresión de los intereses de la clase trabaja-

el control obrero (por el hecho mismo de que Chávez aún mantiene esas
consignas en su gestión de gobierno).
275 Expresadas en el libro Orlando Chirino responde, publicado en 2005 por el
equipo editorial de www.aporrea.org (Aporrea es una página web de gran
difusión nacional e internacional). Orlando Chirino es dirigente de Ccura,
y desde 2007 se ubica en la oposición política al Gobierno bolivariano.
276 Orlando Chirino, Orlando Chirino responde, Equipo editorial Aporrea.
org. Caracas (Venezuela): 2005, p. 11.
277 En un documento mimeografiado titulado Algunas tesis sobre la UNT,
firmado por Eduardo Piñate y repartido como documento central en el
congreso de la FSBT realizado en Caracas en enero de 2007.

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Capítulo 2

dora, con el objetivo de “colocar a la clase a la vanguardia de la cons-


trucción revolucionaria en el país para avanzar hacia el socialismo”.
Marcela Máspero278, dirigente del Colectivo de Trabajadores
en Revolución (CTR), coincidía con Chirino al valorar el paro de
2002-2003 como elemento crucial en el desarrollo del movimiento
de trabajadores dentro del proceso revolucionario. “En este sabo-
taje, los trabajadores sí actuamos como clase, nuestra postura fue
determinante para recuperar el país […] ante la nueva traición de
la CTV, se producen nuevos encuentros de las corrientes sindicales
progresistas” para crear una central sindical alternativa.
Piñate afirmaba en 2007 que:

... a más de tres años de creada la UNT, creo que estamos de acuerdo
en que no cumplió los objetivos para los cuales fue creada. En su
desarrollo se fue alejando de los trabajadores, y la lucha por sus
intereses políticos, económicos, sociales y culturales fue sustituida
por una pugna burocrática entre tendencias o corrientes ideoló-
gicas que se disputan el control del aparato en que se convirtió.279

Continúa diciendo Piñate que en las políticas impulsadas por el


gobierno, como la cogestión, la recuperación de empresas, la política
salarial, la Unete ha jugado un papel marginal o no ha jugado ninguno.
Según Piñate, los conflictos en los cuales han participado dirigentes
como Máspero o Chirino, han sido utilizados como factor para la
disputa interna, y coloca como ejemplos los conflictos en la Coca Cola
y entre los trabajadores de la construcción. Para este dirigente las
polémicas, realizadas en la prensa nacional y en páginas web como
Aporrea.org, entre los dirigentes de las distintas corrientes de trabaja-
dores,“nada aportan ni a los trabajadores ni a la revolución”.

278 Discurso de Marcela Máspero, coordinadora nacional de UNT ante la


Federación de Trabajadores de la Columbia Británica en Canadá. Prensa
UNT -www.aporrea.org 07/12/04 – http://www.aporrea.org/trabajado-
res/a11030.html.
279 Eduardo Piñate, Algunas tesis sobre la UNT (mimeógrafo) 2007.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Por su parte Chirino realizaba una valoración histórica distinta


del proceso que había cumplido la Unete desde su creación. Luego
del paro petrolero, los trabajadores, aupados por los sectores
democráticos y clasistas, comenzaron a romper con los burócratas,
recurriendo a construir sindicatos alternativos y luego solicitar
referéndum para legitimar sus nuevas organizaciones y disputar la
dirección del conjunto de los trabajadores280.

En breve tiempo han caído burocracias de décadas, en movimientos


iniciados por trabajadores de base en tan sólo 20 ó 30 días… Los
trabajadores se levantan contra los burócratas sindicales, los
desplazan, pero mantienen la estructura organizativa del sindicato, y
lo que terminan cambiando es el régimen interno de los sindicatos,
haciéndolos más democráticos”. … “Sin duda alguna, éste es uno
de los más hermosos procesos que se están desarrollando entre los
trabajadores. El nivel de conciencia alcanzado en tan poco tiempo es
tan grande, que los trabajadores ya desconfían de todos y exigen que
se hagan asambleas, que se hagan consultas y están pendientes de lo
que acontece en sus sindicatos. Nadie le está firmando un ‘cheque en
blanco’ a los nuevos dirigentes sindicales en los dos últimos años.281

El Colectivo de Trabajadores en Revolución (CTR), al cual


pertenece Marcela Máspero, caracterizaba que el proceso vivido
en el movimiento obrero expresaba la confrontación entre dos
concepciones antagónicas sobre los sindicatos: la socialdemócrata
(reformista) y la revolucionaria. En este punto Máspero olvida que
no sólo los socialdemócratas, sino también los comunistas sovié-
ticos y prosoviéticos, fueron promotores de esa subordinación de
los sindicatos ante los partidos:

A lo interno de la UNT, se abrió el debate acerca del modelo sindical,


y fue esta nueva central también un instrumento donde se debaten

280 Orlando Chirino. Op. cit., 2005, p. 13.


281 Ibídem, p. 14.

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Capítulo 2

las dos principales tendencias, el reformismo y las ideas de la revo-


lución; la mayoría sindical heredó la vieja práctica socialdemócrata,
poco democrática, menos autonómica, con profundo arraigo demo-
crático y con una clara tendencia de sumir al movimiento de los
trabajadores en apéndices de los partidos que apoyan el proceso,
restándole protagonismo y crecimiento cualitativo, alejándolo de la
posibilidad de convertirse en una parte esencial como sujeto histó-
rico de esta revolución.282

Existía entonces un claro contraste entre una visión negativa


del proceso vivido por la Unete, sustentada por Eduardo Piñate y
la corriente que él representa, la FSBT, y una visión positiva, en la
cual coincidían Orlando Chirino y Marcela Máspero, que valoraba lo
acontecido como un proceso de formación de conciencia y construc-
ción organizativa en los trabajadores venezolanos. Mientras unos
desvalorizaban los debates entre dirigentes, diciendo que “nada
aportan a los trabajadores ni a la revolución”, los otros consideraban
que parte del proceso de participación obrera había puesto en duda
todos los liderazgos preestablecidos, y los debates son expresión de
un nivel de conciencia superior de los trabajadores.
En el proceso de desgaste y debilitamiento de la Unión Nacional
de Trabajadores, luego de su segundo congreso en mayo de 2006, las
corrientes bolivarianas se deslindaron en dos grandes bloques:
1. Por un lado quedaron cinco corrientes de trabajadores que respal-
daron la continuidad de la Unete: la Corriente Clasista, Unitaria,
Revolucionaria y Autónoma (Ccura), el Colectivo de Trabajadores
en Revolución, la Corriente Cruz Villegas, Educadores Boliva-
rianos, y Trabajadores por la Patria, proveniente del partido Patria
Para Todos283. Ccura en 2007 se colocó en oposición a Chávez, por

282 Consolidar una corriente revolucionaria de pensamiento bolivariano y


marxista en el seno del movimiento obrero, es tarea de la Revolución.
Colectivo de Trabajadores en Revolución - www.aporrea.org 25/03/07 -
http://www.aporrea.org/trabajadores/a32396.html.
283 La cual se distanció de la Unete. Cuando hizo crisis interna el PPT, esta
tendencia se partió en varios componentes. Los que se mantuvieron res-
paldando a Chávez se han acercado a las políticas de la FSBT y a la nueva

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

no compartir el proyecto de reforma constitucional. Su principal


líder es Orlando Chirino; otro dirigente relevante de Ccura es José
Bodas, de la Federación de Trabajadores Petroleros, Futepv. Al
pasarse Ccura a la oposición, un sector de esta corriente mantuvo
el respaldo a la Revolución Bolivariana, y adoptó el nombre del
periódico obrero que se publicaba: Marea Socialista, cuyo dirigente
central es Stalin Pérez Borges, proveniente de los sindicatos valen-
cianos. La dirigente más conocida de CTR es Marcela Máspero, de
la Federación de Trabajadores Farmacéuticos. La Corriente Cruz
Villegas es promovida por el PCV; su dirigente más conocido es
Pedro Eusse. Educadores Bolivarianos ganó en 2008 las elecciones
del sindicato magisterial bolivariano Sinafun a nivel nacional,
derrotando a los representantes de la FSBT; su líder más destacado
es Orlando Pérez. En 2011, esta corriente se acercó a la FSBT y se
distanció de la Unete, incorporándose a la nueva central CBST.
2. Por el otro bando, los integrantes de la Fuerza Socialista Bolivariana
de Trabajadores (FSBT), promotores de la nueva central obrera
que inicialmente se denominó Central Socialista de Trabajadores
(ahora CBST). Aunque su líder principal es Nicolás Maduro, sus
responsabilidades en el gobierno de Chávez no le han permitido
encabezar directamente esta tendencia. Los que aparecen como
cabezas de la FSBT son Oswaldo Vera (varias veces diputado), José
Ramón Rivero (fue ministro del Trabajo en 2007), Eduardo Piñate,
Jacobo Torres, Rodolfo Ascanio, Rafael Chacón, Néstor Ovalles
y Carlos López. Exceptuando a López, todos han tenido grandes
dificultades para seguir siendo dirigentes sindicales, por haber
ocupado cargos en el ejecutivo.

Estos dos grandes bloques se pueden denominar más clara-


mente como autonomistas los primeros y leninistas los segundos.
Es decir, el primer bloque es partidario de la autonomía de clase
del movimiento de trabajadores, y en cambio, el segundo bloque

Central Socialista, encabezados por Orlando Castillo y manteniendo el


mismo nombre de Trabajadores por la Patria. Otro sector se mantuvo en
el PPT asumiendo sus políticas confrontadas con el Gobierno bolivariano.

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Capítulo 2

propicia la constitución de un movimiento obrero que se subordine


tanto a las directrices del partido “dirigente” de la Revolución, es
decir, al PSUV, como al Estado a través de sus distintas instituciones.
En Enero de 2007, directivos de la Fuerza Bolivariana de Traba-
jadores sorprendieron al mundo sindical bolivariano al poner
sobre el tapete político su propuesta de eliminar a la Unete. En una
declaración recogida por el diario Últimas Noticias284, el diputado
Oswaldo Vera, directivo de la FSBT, informaba que el recién fina-
lizado congreso de la FSBT concluyó que “el destino de la Unete
lo deben decidir los 1.500 sindicatos afiliados a la central”. Dice el
diario que Vera “reconoció que la organización […] había desvir-
tuado su objetivo, que terminó diluyéndose por los desacuerdos
entre las cinco corrientes”. Propone el 1º de mayo como fecha para
presentar “una propuesta más sólida de organización”, y desestima
el llamado unilateral a elecciones realizado por Orlando Chirino.
En el ya mencionado documento de Eduardo Piñate, se establece
que la FSBT discute: “sobre la vigencia política e histórica de la Unete
y en el fondo, sobre el papel que asignamos al movimiento sindical,
entendido como un componente (sólo un componente) del movi-
miento de trabajadores, en esta fase de la Revolución Bolivariana”.
Para Vera y Piñate, su propuesta en 2007 era que los consejos
de trabajadores, propuestos por el Ministerio del Trabajo, serían
“la organización política autónoma de la clase obrera” y se propon-
drían conquistar “la propiedad social de los medios de producción”.
De esta manera, se involucraría a los obreros en el nuevo modelo
de economía socialista. “Se trata de que, efectivamente, los traba-
jadores dirijan la sociedad y la economía”. De manera general, en
el discurso de los dirigentes de la FSBT pareciera sugerirse que la
propuesta de los consejos de trabajadores actuara como sustitui-
dora de los actuales sindicatos y de la lucha reivindicativa de los
trabajadores. Sin embargo, en 2011, los dirigentes de la FSBT se
pronunciaban exactamente por el modelo contrario en el marco de
los conflictos en las empresas básicas de Guayana: reivindicando

284 Últimas Noticias. 29/01/07. “Sindicatos decidirán si UNT se queda”, p. 26.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

a los sindicatos y cuestionando totalmente al control obrero y los


consejos de trabajadores creados en fábricas como Alcasa285. Puede
calificarse esto como expresiones de un oportunismo político y
falta de principios sólidos con respecto a la lucha obrera.
Stalin Pérez Borges, actualmente dirigente de Marea Socialista
y que en 2006 era miembro de Ccura, le respondía a la FSBT en
abril de 2006, en artículo publicado por Aporrea286, estableciendo
una versión contrapuesta sobre la crisis en la Unete, recargando
las culpas en la propia FSBT, por haberse marginado del funciona-
miento de la Coordinación Nacional de la Unete, y por haber expul-
sado de la FSBT, por razones injustificables, a Orlando Chirino y a
Marcela Máspero.
Pérez Borges señala en primera instancia a Franklin Rondón,
presidente de la Federación de Empleados Públicos, Fentrasep, de
haberse retirado de las reuniones de la Coordinación Nacional de la
Unete luego de que fuera acusado de descontar inconsultamente 5
mil bolívares a los empleados públicos cuando se firmó el Contrato
Marco del sector y de haber modificado la directiva de la federa-
ción, incluyendo la exclusión del secretario de finanzas, para poder
tener control de las finanzas de dicha federación. Con Rondón se
retiró también Francisco Torrealba de las reuniones de la Coordi-
nación Nacional de la Unete.
Luego de que Oswaldo Vera también se retirara de la Coordi-
nación Nacional de la Unete, la misma quedó en manos de Marcela
Máspero, Orlando Chirino, Rubén Linares, Stalin Pérez Borges y
Eduardo Piñate. Un sector de la FSBT, integrado por Oswaldo Vera,
Jacobo Torres, Rafael Chacón287, Néstor Ovalles288 y Rodolfo Ascanio,
intentó controlar desde afuera las decisiones en la Coordinación

285 Jorge Rivera. “La FSBT (FBT) al desnudo con el conflicto del alumi-
nio”, 2011, Artículo en Aporrea: http://www.aporrea.org/trabajadores/
a119776.html.
286 Stalin Pérez Borges. Prensa UNT - www.aporrea.org 05/04/06 - http://
www.aporrea.org/trabajadores/a20863.html.
287 Quien fuera viceministro del Trabajo en 2007-2008.
288 Viceministro del Trabajo en 2012.

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Capítulo 2

Nacional de la UNT, imponiéndoles criterios a Marcela Máspero y


Orlando Chirino, quienes eran miembros fundadores y dirigentes
fundamentales de la FSBT. Al no conseguir su objetivo, procedieron
a satanizar y expulsar de la FSBT tanto a Máspero como a Chirino.

Propuestas de solución a la crisis en la Unete

Miembros del comité ejecutivo de la Unete-Zulia respondieron


en el mes de febrero de 2007 a la propuesta de la FSBT de desapa-
recer a la Unete como confederación bolivariana de trabajadores289.
Precisaban que la FSBT era sólo una de las cinco corrientes que
existían dentro de la Unete. Y agregaban que tal vez fuera la más
pequeña en número de sindicatos y de trabajadores que agrupaba.
Este carácter minoritario de la FSBT contrasta con el gran respaldo
que recibía en las estructuras de gobierno. El propio ministro del
Trabajo, así como el viceministro, provienen de sus filas (en ese
entonces, 2007).

Esta “fuerza burocrática” coyuntural les ha hecho creer que con


el poder del Estado y del gobierno pueden apoderarse por vía de
hecho de las organizaciones de trabajadores. Descartando de plano
cualquier vía de diálogo constructivo y unitario, la FBT asume que
ellos sí son “verdaderos socialistas y revolucionarios”, y que el resto
de tendencias políticas son casi delincuentes, como se desprende de
sus documentos. Descartan de plano cualquier tipo de “acuerdos”
entre las corrientes sindicales bolivarianas … La razón de fondo de
la propuesta de la FBT es que ellos probablemente saldrían derro-
tados en cualquier elección que se realizara en el seno de la UNT.
Los dirigentes de la FBT se han ocupado de usufructuar cargos
gubernamentales, y se han olvidado de organizar sindicatos de base

289 Miembros del comité ejecutivo de la UNT-Zulia se pronuncian en con-


tra de la intención de desaparecer a la UNT. Prensa PNA-M13A. www.
aporrea.org 07/02/07 – www.aporrea.org/trabajadores/n90292.html. Este
sector de trabajadores pertenecía a la tendencia Ccura y posteriormente
integró Marea Socialista.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

y de vincularse a las luchas cotidianas de los trabajadores … Como


no pueden, por ahora, aspirar a dirigir la Unete, pues han llegado a
la conclusión de que lo mejor es acabar con la Unete y crear de la
nada otra central de trabajadores.

De manera que la versión dada inicialmente por la FSBT resul-


taba interpelada al contrastarla con la que daban otras corrientes
dentro de la Unete. Son dos visiones sobre la misma central o
confederación de trabajadores. Para la FSBT, esta confederación
había cumplido su ciclo histórico, y ante la propuesta socialista
realizada por el presidente Chávez, debería ser sustituida por una
forma “más elevada” de organización, los consejos de trabajadores.
Para otras tendencias, como Marea Socialista, la actitud de la FSBT
simplemente se derivaba de su propia debilidad como tendencia, e
intentaban sustituir a la Unete porque no podían apoderarse de su
dirección. Según Marea Socialista, la FSBT utiliza la vieja receta de
la burocracia: “Lo que no controlo lo destruyo”.
Los representantes de la Unete-Zulia le respondieron a la
FSBT de la manera siguiente:

La lucha por una sociedad socialista no es patrimonio de nadie,


y menos de un pequeño grupo burocrático que desea imponerse
por la fuerza dentro del movimiento obrero venezolano. La unidad
de los trabajadores sólo se puede conquistar mediante el debate y
el diálogo constructivo. Intentar aplastar y apartar por la fuerza a
quienes divergen y critican determinadas realidades del proceso
bolivariano, es una práctica que ya conocemos del pasado y que
signó la manera como los adecos se terminaron apoderando del
movimiento obrero en todo el país.290

290 Miembros del comité ejecutivo de la UNT-Zulia se pronuncian en con-


tra de la intención de desaparecer a la UNT. Prensa PNA-M13A. www.
aporrea.org 07/02/07 – www.aporrea.org/trabajadores/n90292.html. Este
sector de trabajadores pertenecía en ese momento a la tendencia Ccura.

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Capítulo 2

Los representantes de la Unete-Zulia ratificaron la vigencia de


la Unete “como confederación clasista de los trabajadores venezo-
lanos, que constituye una conquista histórica de la clase trabajadora,
que ha llenado un vacío político y organizativo de varias décadas
de conducción traidora y entreguista del movimiento obrero por
parte de la CTV”, valoraron el crecimiento del movimiento sindical
durante el proceso revolucionario, y planteaban el socialismo como
programa político a seguir, difiriendo poco, en este último caso, de las
ideas ya expresadas por los representantes de la FSBT291.
Lo resaltante nuevamente es la valoración positiva del proceso
de crecimiento sindical vivido entre 1999 y 2007, que contrastaba
con la valoración negativa que realizaban los personeros de la
FSBT, los cuales consideraban que los esfuerzos de construcción
de nuevos sindicatos “terminaron reproduciendo el sindicalismo
cetevista”292. Finalmente, los representantes de la Unete-Zulia
proponían la realización de elecciones por la base como meca-
nismo básico para solventar la problemática presentada.
Volviendo a las propuestas de la FSBT, las opiniones vertidas
por Eduardo Piñate en enero de 2007, contrastaban con sus propias
opiniones de diciembre de 2004.Tres años antes, Piñate opinaba que:

La desviación reformista no es la única que debemos enfrentar y


derrotar los revolucionarios. Tan peligrosa como ella es la desvia-
ción ultraizquierdista. Algunos sectores, sobre todo pero no única-
mente provenientes del trotkismo, haciendo una lectura incorrecta
del nivel alcanzado por las contradicciones de clase en el país y el
nivel de conciencia alcanzado por las masas, particularmente por
la clase obrera, pretenden que el socialismo en Venezuela es ya.293

291 Consideraciones sobre el futuro de la UNT. La Unión Nacional de Tra-


bajadores (UNT) es una conquista del proceso revolucionario boliva-
riano UNT-Zulia - www.aporrea.org 13/03/07 - http://www.aporrea.org/
trabajadores/a31877.html.
292 Eduardo Piñate. Algunas tesis sobre la UNT (mimeógrafo) 2007.
293 Los desafíos de la Revolución Bolivariana en su nueva etapa de desarro-
llo. Eduardo Piñate R., Prensa UNT - www.aporrea.org 13/12/04 - http://
www.aporrea.org/trabajadores/a11117.html.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Luego de acusar, en diciembre de 2004, de ultraizquierdistas a los


trotskystas (Orlando Chirino y Stalin Pérez militaban en organiza-
ciones trotskystas) por proponer la lucha por el socialismo como obje-
tivo de los trabajadores, en enero de 2007 el mismo personaje opinaba
que el “rasgo fundamental (de la Revolución Bolivariana) es el inicio
del proceso de transición al socialismo”294. En 2004, los defensores del
socialismo eran ultraizquierdistas para Piñate. En 2007, Piñate postu-
laba el socialismo como bandera principal de los trabajadores, y los
que antes eran acusados de ultraizquierdistas ahora eran calificados
de “reivindicativistas”. En el fondo la única explicación es la adaptabi-
lidad del propio Piñate a las consignas del presidente Chávez, aunque
esa adaptación lo lleve al más puro oportunismo político, utilizado
como arma para intentar la hegemonía en el movimiento obrero en
base a descalificaciones y manipulaciones fuera de contexto.
Para Piñate, el trabajo sindical pasaba ahora a ser secundario,
y lo fundamental era construir la organización política autónoma
de la clase obrera, avanzar hacia la destrucción de las relaciones de
producción capitalistas y la construcción de las relaciones de produc-
ción socialistas. Para lograr esto, dado que consideraba que la Unete
no era rescatable, se debían formar los consejos de trabajadores en
las fábricas y demás centros de trabajo. A la vez surgiría un nuevo
movimiento sindical que sustituiría tanto a la CTV como al sindica-
lismo burocrático en que se transformó la Unete. Esta posición de la
FSBT en 2007, defendiendo el modelo organizativo de los consejos
obreros, contrasta con las fuertes críticas y distanciamiento que en
2011 y 2012 ha realizado la FSBT contra las experiencias de control
obrero y consejos de trabajadores en Guayana y otras partes del país.

Los esfuerzos por mantener la Unete

El 26 de julio de 2007 se realizó en Caracas un acto por la Unidad


y Consolidación de la Unete, en el cual se acordó un compromiso
por el fortalecimiento de la central sindical y la realización de

294 Eduardo Piñate. Algunas tesis sobre la UNT (mimeógrafo) 2007.

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Capítulo 2

sus elecciones internas. Suscribieron este acuerdo la Corriente


Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (Ccura), el Colectivo
de Trabajadores en Revolución (CTR), Trabajadores por la Patria
(vinculada al PPT), la Corriente Cruz Villegas (vinculada al PCV), y
la corriente Educadores Bolivarianos.
El acuerdo295 ratificaba que la Unete “es una herramienta de
lucha surgida al calor del proceso revolucionario venezolano, la cual
es patrimonio de los trabajadores y de la propia Revolución Boliva-
riana”, refirma su “compromiso de lucha por la defensa del proceso
bolivariano, que lidera el presidente Hugo Chávez Frías”, y acordaba
el llamado inmediato a elecciones directas y por la base de la Unete,
designando una comisión promotora que debía abordar lo referente a
la reforma estatutaria, reglamento electoral, comisión electoral, actua-
lización de data de afiliados, para una convocatoria a elecciones en el
menor plazo posible. Finalizaba haciendo énfasis en que dicho acuerdo
es el inicio del funcionamiento unitario de la Unete. Estas elecciones en
la Unete hasta la fecha de hoy no se han realizado (julio de 2012).
La respuesta de la FSBT no se hizo esperar. El 31 de julio, el
diputado Oswaldo Vera declaraba en el vespertino El Mundo que
“la Unete no representa a los trabajadores”, y que por tanto poca
importancia podía concederse al acuerdo unitario efectuado dos
días antes entre cinco corrientes sindicales bolivarianas. Expuso
que la intención de la FSBT era fortalecer la unidad de los trabaja-
dores respaldando al dirigente Franklin Rondón, y que el 80% de los
trabajadores respaldaban la FSBT.
Quien para ese momento era dirigente de Ccura, Stalin Pérez
Borges (ahora de Marea Socialista), le respondía al día siguiente
resaltando que si realmente la FSBT contara con el respaldo del 80%
de los trabajadores, no tendría ningún inconveniente en garantizar
el funcionamiento unitario y las elecciones en el seno de la Unete:

295 Compromiso por la Unidad, el fortalecimiento y las elecciones de la


Unión Nacional de Trabajadores UNT. CTR, C-CURA, TPP, CCUT, y Edu-
cadores Bolivarianos - www.aporrea.org. 31/07/07 - http://www.aporrea.
org/trabajadores/a39085.html.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Increíblemente Vera acusa a Ccura y a la CTR de tener fuerza


mediática y no en las bases, y esto es insólito y hay que tener una
buena cara dura como la de Oswaldo para llegar a decir eso. Es él
quien está hablando para un medio que le dedica su contraportada
entera; es la FSBT la que tiene un programa semanal en VIVE TV
y otro en Radio Nacional, tiene el Ministerio del Trabajo y varios
Diputados de la Asamblea Nacional. La fuerza mediática en general
la tienen los sectores acomodados al poder, los que no van a las
empresas pero visitan a diario la Asamblea Nacional, los que no
participan de las luchas pero sí de muchos eventos oficiales, los
que ante cada problema acatan sin una sola crítica lo que viene de
arriba. La fuerza mediática, sin duda está del lado de la FSBT.296

El 5 de diciembre de 2009 la Unete inició su 1er Congreso


Extraordinario297, que abordó el debate sobre la situación y coyun-
tura nacionales-internacionales, los principios de la central obrera,
el programa político de los trabajadores con vista en la transición al
socialismo y la elección (en asamblea) de una dirección provisional.
El evento fue presidido por dirigentes de las corrientes sindicales
que hoy convergen en el seno de la Unete, como Marcela Máspero,
del Colectivo de Trabajadores en Revolución (CTR), Stalin Pérez
Borges de Marea Socialista, Orlando Pérez298 de Educadores
Bolivarianos y Pedro Eusse de la Corriente Cruz Villegas. Con
la asistencia de unos 500 delegados, hubo representación de los
trabajadores de la electricidad, farmacéuticos, educadores, medios
de comunicación, gas, petroquímica, petróleo, automotriz, indus-
trias básicas, Administración Pública, banca y finanzas, textil, hote-
lería, alimentos, salud, puertos, aeropuertos y peajes, construcción,

296 Dirigente sindical desmiente al diputado Oswaldo Vera sobre declara-


ción de que: “La UNT no representa a los trabajadores”. Prensa Marea
Clasista y Socialista - www.aporrea.org. 01/08/07 - www.aporrea.org/po-
derpopular/n98849.html.
297 http://www.aporrea.org/trabajadores/n146626.html.
298 Orlando Pérez abandonó la Unete en 2011 y se incorporó a la nueva
central CBST.

176

ElMovimientoDeTrabajadoresEnVenezuelaRoberto LopezSanchez.indd 176 27/10/14 15:07


Capítulo 2

trabajadores y trabajadoras de empresas ocupadas bajo control


obrero y de empresas expropiadas.
A diferencia de lo sucedido en el segundo congreso (mayo 2006),
este congreso extraordinario de la Unete transcurrió sin mayores
contradicciones entre sus participantes. Destacaron numerosas
intervenciones que criticaron fuertemente las actuaciones del
Ministerio del Trabajo y a la propia ministra, demostrando que los
sectores de trabajadores que se agrupan en la Unete asumen un
respaldo hacia el Gobierno Bolivariano que no es de modo alguno
un cheque en blanco para avalar todas sus actuaciones, y que las
posiciones críticas (en sentido constructivo) son lo que prevalece
entre sus principales activistas sindicales.
El congreso extraordinario de la Unete tuvo su conclusión el
24 de abril de 2010299, aprobando los estatutos de la confederación
obrera y un petitorio dirigido al presidente de la República por
parte de los trabajadores de la administración pública nacional.
Con este congreso la Unete ratificó sus principios rectores como el
clasismo (descartando la conciliación de clases), la independencia
de clase (con relación a los patronos, los partidos y el Estado), la
democracia participativa y protagónica, la solidaridad e internacio-
nalismo proletario, su vocación unitaria y la igualdad de género300.
Se aprobaron sus líneas de trabajo fundamentales, entre las que
destacan: por la aprobación de una nueva y revolucionaria Ley
Orgánica del Trabajo (LOT); las bases para la construcción de un
modelo productivo socialista; promoción de la lucha contra la viola-
ción reiterada de derechos laborales constitucionales; repudio a la
criminalización de las luchas populares y a los asesinatos de diri-
gentes campesinos y obreros. De igual forma se eligió en asamblea
la comisión electoral que se encargaría de desarrollar en 2010 las
elecciones internas en la Unete.

299 “El congreso tuvo dos momentos: 5 de diciembre de 2009 y 24 de abril de


2010.” http://www.aporrea.org/actualidad/n155949.html.
300 Publicado en Aporrea el 09/12/2009. http://www.aporrea.org/trabajado-
res/n146780.html.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Aunque hasta la fecha de hoy no se han realizado las elecciones


de la Unete, este 1er congreso extraordinario sirvió para reorganizar
la central de trabajadores a nivel nacional y mantener su vigencia
política, amenazada como está por la ofensiva de los sectores buro-
cráticos de la FSBT que con su accionar desconocían a la Unete y
promovían la constitución de otra confederación paralela, la CBST.
En 2011, algunos sectores sindicales que acompañaban a la
Unete abandonaron esta central y se acercaron a la FSBT. Tal es el
caso de la corriente Educadores Bolivarianos que domina Sinafum,
así como la Federación Eléctrica (Fetraelec) encabezada por Ángel
Navas, y la federación del sector construcción Unión Bolivariana
de Trabajadores (UBT), encabezada por Marco Tulio Díaz. Las
razones de dichos cambios hay que explicarlas como resultado
de las presiones ejercidas desde el poder del Estado por la FSBT
hacia todos los sectores sindicales que respaldan a la Unete. Hemos
dicho antes que desde el Ministerio del Trabajo, así como en toda
la Administración Pública nacional, regional y local (la controlada
por el chavismo), se torpedean todos los trámites laborales promo-
vidos por la Unete, favoreciendo en algunos casos a la FSBT, pero la
mayoría de las veces asumiendo una política abiertamente propa-
tronal y antisindical. El discurso “obrerista” de Chávez se desvanece
en las oficinas de los burócratas, y las dirigencias sindicales recién
constituidas optan por “plegarse al poder” antes de mantener situa-
ciones conflictivas que reivindiquen la autonomía de clase de los
trabajadores.
Este tipo de presiones llevaron a estas tres grandes federa-
ciones (educadores, electricidad y construcción) a salirse de la
Unete e integrarse al proceso de fundación de la CBST.

Los intentos por crear la CSBT

En agosto de 2008 se “constituyó” la Central Socialista de Traba-


jadores (CST) en asamblea sindical realizada en el Teatro Muni-
cipal de Caracas, con la participación de más de mil delegados

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Capítulo 2

provenientes de distintos estados del país301. De esta forma se


concretaba la división de la Unión Nacional de Trabajadores, culmi-
nando todo un período de fuertes disputas políticas entre las dife-
rentes corrientes sindicales bolivarianas.
Como justificación para su creación, la información publi-
cada en la página de Aporrea.org y firmada por Diego Olivera, sus
fundadores adujeron que la Unete había quedado “secuestrada su
dirección nacional en algunos voceros que aplicaron las mismas
técnicas sindicales de la IV República, con la manipulación de los
trabajadores”.302
La creación de esta central paralela fue calificada como “una
verdadera canallada en contra de los trabajadores” por el exministro
del Trabajo Roberto Hernández303. Trabajadores de sindicatos de la
salud del Distrito Capital, afiliados a la Unete, consideraron que:

... esta “nueva” central, propugnada por las cúpulas de la Futpv y de


la FSBT-CST, no es más que un torpe engendro burocrático, nacido
de la vana intención de las castas y grupos de poder de la derecha
“roja”, para domesticar y mediatizar, al movimiento de los traba-
jadores. No pudo ser más inoportuno el momento escogido por
factores y personajes como: la  Futpv y la FSBT-CST, “Un grano de
maíz”, VOS, Wills Rangel, la nueva tecnocracia de Pdvsa y algunos
diputados “obreros” encabezados por Osvaldo Vera para hacer
público este planteamiento.

No obstante, esta nueva central no se pudo legalizar debida-


mente ante el Ministerio del Trabajo, y se mantuvo entre 2008 y
2011 más como una consigna política que como una organización
realmente constituida. Pese a contar con un respaldo casi abso-
luto en las altas esferas gubernamentales, la CST no se pudo erigir

301 Diego Olivera. “Nace en Venezuela una Central Socialista de Trabajado-


res”. 04/08/08. http://www.aporrea.org/trabajadores/a61614.html
302 Ibídem.
303 http://www.aporrea.org/actualidad/n166988.html. Publicado en Apo-
rrea, 6 de octubre de 2010.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

inicialmente como la representante legítima de la clase trabajadora


venezolana, y ante los Congresos de la OIT continuó ejerciendo esa
representación la Unión Nacional de Trabajadores.
El nacimiento de la CST (ahora CBST) profundizó la división en
el seno de las corrientes sindicales bolivarianas, así como la debi-
lidad organizativa del movimiento de trabajadores en su conjunto.
Aunque en abril 2009 todavía se planteaba una posible fusión
entre la UNT y la CST, tal como lo informaba el dirigente de la CST
Franklin Rondón a Últimas Noticias304, ya desde 2010 los dirigentes
de la FSBT parecían haber descartado completamente esa posi-
bilidad, y se decidían por intentar legalizar una vez más la nueva
Central Bolivariana Socialista de Trabajadores.
Los llamados iniciales al encuentro de trabajadores previsto
para abril de 2011, y que finalmente se realizara el 2 y 3 de mayo
de 2011, indicaban la disposición de la FSBT en avanzar en la legi-
timación de la CBST, objetivo que aparentemente tuvieron que
desechar al no poder acallar los reclamos de sindicatos de la Unete
ante la actitud evidentemente divisionista asumida por este sector
(FSBT)305. Pareciera que pese a su poder burocrático, los dirigentes
de la FSBT-CST aún no se decidían a dar el paso definitivo que
implicaría el desconocimiento de la Unete como fuerza sindical boli-
variana y la ruptura oficial y pública con este importante sector del
movimiento de trabajadores venezolano. De acuerdo a lo expresado
por sus principales voceros, como Carlos López (para ese momento
coordinador nacional de la FSBT), su estrategia consistía en
acumular fuerzas progresivamente en torno al proyecto de la CBST,
continuar presionando y debilitando a la Unete, hasta que llegara el
momento propicio para dar el salto definitivo hacia una sola central
“oficialista” de trabajadores (que sería la CBST, por supuesto).

304 “No descartan fusión entre Unete y CST”, Últimas Noticias, www.apo-
rrea.org 15/04/09 - www.aporrea.org/trabajadores/n132882.html
305 http://www.nuevaprensa.com.ve/index.php?option=com_content&vie
w=article&id=7217:fsbt-invita-a-gran-encuentro-de-trabajadores-el-
proximo-9-de-abril&catid=90:laboral&Itemid=327 Publicado el domin-
go 27 de marzo de 2011.

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Capítulo 2

Finalmente, los esfuerzos de la FSBT por constituir una central


de trabajadores paralela que diera al traste con la Unete se concre-
taron el 10 de noviembre de 2011 en el Coliseo “José María Vargas”
de Maiquetía, en el marco del llamado Primer Encuentro de Traba-
jadores del Campo, la Ciudad y el Mar. Con la asistencia del presi-
dente Hugo Chávez y designando como presidente de la nueva
central al dirigente petrolero Wills Rangel, la conformación defini-
tiva de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores permitió
delinear con más claridad el rumbo asumido por quienes lideran la
Revolución Bolivariana en cuanto a su política hacia el movimiento
de trabajadores306. La disputa entre quienes defienden la autonomía
sindical y quienes postulan una subordinación de los sindicatos
ante el partido de gobierno y los órganos del Estado culminó, por
ahora, con el triunfo de estos últimos. El nacimiento de la CBST, con
la contundencia mediática del acto realizado el 10 de noviembre de
2011 y el respaldo directo del propio presidente Chávez, terminó
de desplazar a la Unete de la posición privilegiada que hasta ese
momento había ocupado como la principal central de trabajadores
del país (esa fortaleza de la Unete se había venido desmoronando
en los años inmediatamente anteriores).
La directiva de la CBST quedó constituida por los siguientes
dirigentes de distintas ramas laborales: Franklin Rondón (sector
público), Orlando Pérez (educación), Francisco Torrealba (ferro-
viario), Braulio Álvarez (campesino), Eglée Sánchez (gráfico),
Octavio Solórzano (salud), Marcos Tulio Díaz (construcción), Carlos
López (universitario), Julio Moreno (pescadores), Rubén Linares
(transporte pesado), Omar Acosta (sector público), Omar Mora
(Cantv y sectores conexos), Raúl Pinto (deporte), José Carrasco
(empresas recuperadas) y José Gil (empresas básicas).

306 “Nace la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores y Trabajado-


ras”. http://www.chavez.org.ve/temas/noticias/nace-central-bolivaria-
na-socialista-trabajadores-trabajadoras-2/. 11/11/2011. Consultado el
09/03/12.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Estado de la cuestión. Las distintas tendencias que existen


en el espectro de los trabajadores bolivarianos

El análisis de la disputa entre las diferentes tendencias boliva-


rianas enfrentadas en el movimiento de trabajadores en Venezuela,
en torno a la conducción de la Unión Nacional de Trabajadores, su
posterior división, y el proceso de conformación de otra central
revolucionaria, la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores,
nos adentra en una crisis que de una u otra forma incide en el desa-
rrollo del proceso político venezolano.
Los dirigentes obreros bolivarianos tienen valoraciones muy
distintas sobre el proceso vivido por las organizaciones sindicales
desde 1999 hasta el presente:
•  Los que reivindican la vigencia de la Unión Nacional de Trabaja-
dores y proponen su fortalecimiento, ven en el proceso de organi-
zación sindical de los últimos años un hecho sin precedentes que
ha potenciado la conciencia y la fuerza organizativa de la clase
trabajadora. A partir de la acción autónoma de la clase trabajadora,
quienes promueven la Unete la conciben como una herramienta
fundamental para convertir a los trabajadores en actores políticos
de relevancia dentro del proceso transformador bolivariano y sus
metas socialistas. Las corrientes que hoy componen la Unete son:
Colectivo de Trabajadores en Revolución (CTR); Corriente Clasista
Cruz Villegas (CCCV); Corriente Marxista Revolucionaria (CMR),
esta última dividida en dos o más fracciones.
•  Quienes justifican la organización de una verdadera central
socialista y revolucionaria de los trabajadores, que se concreta en
la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST). Esta
segunda tendencia defiende que las organizaciones obreras se
subordinen tanto al partido dirigente (al PSUV, en este caso) como
al Estado. Aunque no aparezca explícitamente en su programa, toda
su práctica política determina claramente esta concepción.
•  Existe una tercera posición, que si bien proviene de corrientes
políticas que participaron en la Unete hasta 2012 (Marea Socia-
lista), sostiene que la unidad de la clase trabajadora debe pasar por

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Capítulo 2

encima de la actual división en centrales distintas, y formula la idea


de una Constituyente de los Trabajadores como mecanismo que
permita superar las diferencias y fortalecer un único espacio orga-
nizativo nacional de la clase trabajadora venezolana.

Son visiones contrapuestas que se enfrentan en el movimiento


obrero venezolano, y cuyo conflicto perdurará probablemente
hacia el futuro. Las tendencias probables en esta disputa no son
claramente visualizables, pues las debilidades y fortalezas de cada
una de las tendencias pueden mover la balanza a favor de una u
otra dependiendo de factores externos y del desarrollo mismo de la
Revolución Bolivariana.
Aunque se presentan aparentes concepciones contrapuestas
sobre el papel de los sindicatos en la coyuntura actual, sobre la nece-
sidad de otro tipo de organizaciones como los consejos de traba-
jadores, y la valoración distinta de procesos como la cogestión y el
control obrero de la producción, hemos visto cómo algunas de estas
valoraciones se modifican de un año para otro, particularmente en
los integrantes de la FSBT. En el caso de esta tendencia (la FSBT), su
respaldo o crítica hacia las formas de organización de la clase traba-
jadora pareciera depender de situaciones coyunturales, respaldando
siempre las estructuras que más se acerquen a los mecanismos de
control y subordinación hacia el PSUV y hacia el Estado, y cuestio-
nando las formas organizativas que tiendan a salirse de ese control.
Para la FSBT, los sindicatos y los consejos obreros serán conve-
nientes políticamente siempre que se mantengan en la línea de
subordinación hacia la burocracia dirigente del PSUV y de las
instituciones del Estado. Cuando algunas de estas formas organiza-
tivas asumen políticas autónomas en el sentido de clase, proceden
a estigmatizarlas “teóricamente” y a defender las estructuras que
conserven la docilidad ante la “vanguardia socialista”.
En contraste, las corrientes que permanecían en la Unete a
comienzos del 2012307 parecen ser más coherentes al defender la

307 Las corrientes políticas Marea Socialista, CTR y Cruz Villegas.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

vigencia de los sindicatos mientras existan relaciones capitalistas


de producción, y a la vez promover los consejos de trabajadores y el
control obrero como nuevas formas de organización que permiten a
los trabajadores las herramientas para avanzar en la modificación de
las relaciones capitalistas de producción y avanzar hacia el socialismo.
El debate entre los grupos bolivarianos de trabajadores se ha mani-
festado en la forma de relacionarse con el Gobierno y con las estruc-
turas del Estado. Mientras unos defienden la autonomía de la clase
trabajadora y que su respaldo a la Revolución Bolivariana no implica
apoyo incondicional a todas sus ejecutorias, otros se subordinan ciega-
mente ante las instituciones y los líderes gubernamentales, repitiendo
conductas ya vistas en la vieja práctica de la CTV puntofijista.
Los trabajadores venezolanos han emergido en el marco
de la Revolución Bolivariana sustituyendo a los viejos actores,
ampliando los niveles de participación social, dinamizando y multi-
plicando su fuerza transformadora. Pero la existencia de diversas
corrientes políticas y liderazgos en el seno del movimiento obrero
bolivariano han generado una situación que se resume en:
•  Dispersión y fragmentación en el movimiento de trabajadores a
partir de la existencia de dos centrales sindicales (Unete y CBST) y
de numerosos sindicatos independientes.
•  Diferencias sobre la valoración del papel de los sindicatos y de los
consejos de trabajadores en el momento actual (transición al socia-
lismo).
•  Diferencias sobre la forma como las organizaciones de trabajadores
se relacionan con el partido (PSUV) y el Estado, resumiéndose en la
dicotomía: autonomía o subordinación.
•  Predominio de personalismo, pragmatismo, oportunismo, inten-
ciones hegemónicas e intereses subalternos que atraviesan el
debate planteado.
•  Podemos concluir aquí que en el seno del movimiento obrero boli-
variano se ha desarrollado la misma polémica que atraviesa al
movimiento comunista-marxista internacional desde el siglo XIX,
tal como lo analizamos en el capítulo 1 del presente trabajo. En
Venezuela también está presente la confrontación entre quienes

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Capítulo 2

defienden que la liberación de la clase obrera debe ser obra de ella


misma, sin intermediarios ni representantes, y los que asumen que
debe existir una vanguardia representativa de los trabajadores,
el partido (y por derivación, el Estado), que conduzca la lucha por
transformar el capitalismo.

Las tendencias obreras que se agrupan en la CTV-Fadess

Sin pretender realizar un recuento histórico de lo que ha sido la


trayectoria de la CTV durante el período de la Revolución Boliva-
riana308, podemos decir que luego de su participación protagónica
tanto en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 como en el paro
patronal de diciembre 2002-febrero 2003, esta central sindical entró
en virtual colapso. Como dijimos con anterioridad, los sindicatos
cetevistas se quedaron vacíos de trabajadores, produciéndose una
migración masiva de los mismos hacia los nuevos sindicatos boliva-
rianos creados en los primeros años del Gobierno de Chávez. Esto
no respondió a estrategia alguna del chavismo, fue simplemente un
proceso espontáneo en el cual los mismos trabajadores decidieron
abandonar los sindicatos y federaciones a los cuales habían estado
afiliados por años y hasta décadas, y constituir nuevos sindicatos
que en la mayoría de los casos se identificaron con el proceso boli-
variano (en muchos casos la palabra “bolivariano” estaba incluida
en sus siglas).
Tan sólo en los años 2003 y 2004 el número de sindicatos reco-
nocidos por el Ministerio del Trabajo aumentó de 2.974 a unos
4.000309. La CTV habría perdido en 13 años de Gobierno Bolivariano,
el 90% de los trabajadores que tenían afiliados para 1998, según

308 Al respecto se puede consultar el trabajo de Steve Ellner “Tendencias


recientes en el movimiento laboral venezolano: autonomía vs. control
político”. Publicado en 2003, Revista Venezolana de Economía y Ciencias
Sociales. En dicho trabajo se analiza todo el proceso inicial de la pugna
entre la CTV y el Gobierno de Chávez en los años 1999 al 2003.
309 Kurt Peter Schütt. “La situación de los sindicatos en Venezuela”, IEZ/
Referat Lateinamerika und Karibik. Febrero 2008. http://library.fes.de/
pdf-files/iez/05242.pdf. Fecha de consulta: 14/03/12. 2008)

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

declaraciones del presidente de la Comisión Electoral Permanente


de la CTV, Daniel Santolo, de la Causa R310.
La CTV perdió la poca capacidad organizativa y de movilización
que pudo tener en 2001-2002, quedando prácticamente un cascarón
vacío que se comenzaron a disputar diferentes directivos identifi-
cados con Acción Democrática o provenientes de ese partido. Las
otrora pequeñas centrales de trabajadores Codesa y CGT se inte-
graron a la CTV en un proceso desarrollado a partir del 2008. La
CTV aunque minoritaria, sigue siendo reconocida por la Central
Sindical Internacional (CSI), máximo representante del sindica-
lismo socialdemócrata mundial y de fuerte influencia dentro de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El presidente de la CTV durante el golpe de abril y el paro petro-
lero, Carlos Ortega, se exilió en 2004, regresó clandestinamente en
2005, fue detenido y condenado a 16 años de prisión, logrando esca-
parse al poco tiempo, huyendo a Perú primero y luego a Costa Rica.
En su ausencia, la CTV continuó bajo la dirección de Manuel Cova,
quien se disputa actualmente la dirección de la misma con otros
directivos a los cuales se ha enfrentado.
Quienes hoy aparecen al frente de la CTV son: Carlos Ortega
(desde el exilio); Manuel Cova; el “Chino” Navarro; Esperanza
Hermida (sindicato tribunalicio); el Buró Sindical de AD; el Frente
de Trabajadores Copeyanos; Andrés Velásquez y Alfredo Ramos
(Nuevo Sindicalismo-Causa R); Pablo Castro (Un Nuevo Tiempo);
Rodrigo Penzo (MAS); Dick Guanique (Bandera Roja).
Según la opinión de un dirigente del sindicalismo opositor, Eleu-
terio Benítez311, en la CTV, en vez de plantearse la unidad del movi-
miento sindical, la lucha se ha reducido a pelear por el patrimonio
y los espacios de esa organización. En declaraciones dadas al diario
Correo del Caroní (04/03/12), este dirigente afirma que el movimiento
de trabajadores “está igual o más grave que hace un año”. En la

310 Daniel Santolo. 2012, “Denuncian corrupción en la CTV”, http://www.


aporrea.org/contraloria/n200777.html. Fecha de consulta: 14/03/12.
311 http://laclase.info/movimiento-obrero/movimiento-sindical-afronta-
embates-internos

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Capítulo 2

misma entrevista, Orlando Chirino, antiguo sindicalista bolivariano


y ahora ferviente opositor, también reconoce que el movimiento
sindical “está igual o peor”, con la CTV jugando un triste papel por los
forcejeos entre las dos fracciones que se disputan su dirección.
Daniel Santolo, secretario general del partido opositor Causa R
(y como ya dijimos, presidente de la comisión electoral de la CTV),
sostiene que la dirigencia de la CTV está divorciada de la realidad
sindical, que desde 2005 se está esperando un nuevo proceso elec-
toral interno. Defiende que sean los trabajadores quienes elijan una
nueva directiva de la CTV, para permitir vincularla con los trabaja-
dores que están en la calle exigiendo sus derechos312. Denuncia a
Manuel Cova, quien tendría 23 años como directivo de la CTV, por
actuar en contra de los trabajadores y a favor de los patronos.
Alfredo Ramos, quien integrara la directiva de la CTV por el
Nuevo Sindicalismo (Causa R), considera igualmente que el sindi-
calismo venezolano está muy debilitado, que las organizaciones
sindicales no dan respuesta a los trabajadores. En lo particular,
considera a la CTV un “cascarón vacío” y acusa a Manuel Cova de
querer vender el edificio donde funciona la central. Solicita a la
actual directiva de la CTV que ponga sus cargos a la orden, de la
misma forma en que él lo hiciera al cumplirse su período en 2005313.
Pablo Castro, coordinador de los Trabajadores Por La Demo-
cracia Social, una fachada del partido Un Nuevo Tiempo, y secre-
tario de reclamos del comité ejecutivo de la CTV, considera que
todos los directivos de la CTV deben poner sus cargos a la orden,
para facilitar una renovación de la dirigencia mediante la reali-
zación de elecciones transparentes314. Específicamente solicita la
renuncia de Manuel Cova y una investigación sobre el manejo de
los recursos de la central sindical315.

312 Daniel Santolo. Op. cit., 2012.


313 Alfredo Ramos. “Gobierno fomenta el sicariato sindical”, semanario La
Razón. Caracas, 11/03/2012. pag. 5.
314 Declaraciones al semanario La Razón. 18/03/2012.
315 Pablo Castro. 2012. “Cova debe irse de la CTV”, semanario La Razón,18
de marzo de 2012, p. 5.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Castro menciona el problema planteado con la solicitud hecha


por la CTV (por parte de Manuel Cova) y Coracrevi para el desalojo
de las oficinas de Inaesin (Instituto de Altos Estudios Sindicales), a
pesar de ser éste un instituto al servicio de todos los trabajadores
afiliados a la central. Menciona también la irregular situación de
Coracrevi, organización que también pertenece a la CTV y que
está irregularmente dirigida por una persona que según Castro no
proviene del mundo sindical, como es Nicolás Espinoza. El presi-
dente de Coracrevi expulsó de dicha institución a Pablo Castro
cuando éste se opuso a la liquidación de dicha institución. Fina-
liza Castro afirmando que “la primavera sindical está a la vuelta
de la esquina”, y que la transformación de la CTV pasa por rendir
cuentas y dar paso a nuevas generaciones de directivos sindicales.
En contraste con estas opiniones, otros sindicalistas opositores
reivindican que la detención y condena de Rubén González (secre-
tario general del Sindicato de Ferrominera, una de las empresas
básicas de Guayana, quien fuera sometido a juicio en 2010 por
promover una huelga en su empresa), sirvió para conformar el
Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato
(Fadess). Emilio Campos, secretario general de Sindicato Único de
Trabajadores de CVG Carbonorca (Sutracarbonorca), considera
que la ofensiva de lucha desarrollada por el Fadess ha servido para
frenar la política del gobierno de Chávez, que consiste en desco-
nocer los sindicatos y los contratos colectivos316. “Hay avances y
estamos más fortalecidos que nunca”.
El Fadess, constituido en enero de 2011, ha organizado marchas
de sindicatos opositores, como las del 5 de febrero y el 20 de octubre
de 2011, con escasa participación de algunos centenares de traba-
jadores, pero sin distanciarse mucho de la capacidad movilizadora
que tanto la Unete como la CBST han demostrado por separado
cuando han asumido iniciativas de calle sin contar con el respaldo
del aparato estatal chavista.

316 En el mismo artículo publicado en el Correo del Caroní. 04/03/2012 y


reflejado en la web www.laclase.info.

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Capítulo 2

Entre los organizadores del Fadess están: Froilán Barrios


(CTV); Rodrigo Penzo (MAS-CTV); Dick Guanique y Pedro Arturo
Moreno (Bandera Roja-CTV); Jhonny Magdaleno (Copei); Henry
Arias (Causa R); Orlando Chirino y José Bodas (Ccura-USI); Frank
Quijada (sindicatos del grupo Polar); Juan Crespo (federación de la
harina). Tanto Arias como Chirino, Bodas, Crespo y Barrios respal-
daron en un comienzo al Gobierno, para ser ahora fervientes oposi-
tores al mismo.
En marzo de 2012, el Fadess convocó a movilizaciones de calle
para protestar contra la eventual aprobación de una nueva Ley
Orgánica del Trabajo en cuya discusión y decisión no estarían parti-
cipando las bases de los trabajadores, ni representante alguno del
movimiento sindical opositor317. El 17/03/12 se realizó una marcha
hasta la Asamblea Nacional convocada por el Fadess, participando
trabajadores de Alcasa, Carbonorca, Bauxilum, Sidor, Pdvsa y otros
sectores laborales318.
Según las declaraciones de José Bodas, secretario general de
la Futpv (Federación Petrolera Unificada) y miembro de Ccura, la
marcha se realizó exigiendo las discusiones de los contratos colec-
tivos en Pdvsa y Sidor, y en defensa de las empresas básicas de
Guayana, además de las propuestas referidas a la nueva LOT. La
marcha no fue recibida por diputado alguno, y se encontró con una
barrera policial que le impidió acercarse a la Asamblea Nacional319.

317 Declaraciones de Juan Crespo, de Fetraharina, informando que el sá-


bado 17 de marzo el Fadess marchará hasta la Asamblea Nacional para
rechazar la imposición de una nueva Ley del Trabajo, http://www.extra-
demonagas.com.ve/noticias/nacionales/frente-en-defensa-del-empleo-
marchara-contra-ley-del-trabajo.html “Frente en defensa del empleo
marchará contra la Ley del Trabajo”.
318 Publicado en la web la clase.info. 18/03/12. http://laclase.info/naciona-
les/en-repudio-la-contrarreforma-laboral-por-el-rescate-de-las-em-
presas-basicas-y-por-un-aume. Fecha de consulta: 22/03/12.
319 José Bodas. “Pdvsa se cae a pedazos”, Sábado, 17 de Marzo del 2012.
http://www.primicia.com.ve/nacion/jose-bodas-pdvsa-se-cae-a-peda-
zos.html. Fecha de consulta: 28/05/12. 2012)

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Según Froilán Barrios, presidente del denominado Movimiento


Laborista, y miembro del Fadess320, la marcha del 17 de marzo
demostró que no existe consenso con relación al contenido de la
nueva Ley del Trabajo, afirmando que el sector que representa
rechaza que sea aprobada una nueva LOT por medio de la ley habi-
litante. Según Barrios, a 40 días de su aprobación, los trabajadores
no conocían el contenido de esta nueva ley, y expresó que el Fadess
ha solicitado por escrito la suspensión de dicho proceso propuesto
por el presidente Chávez, porque niega una verdadera consulta
participativa entre los trabajadores321.
Para Orlando Chirino, otro dirigente del Fadess, el movimiento
sindical está en el peor momento de su historia, porque ha aumen-
tado la burocracia, se ha corrompido y es antisindical y antiobrero.

El año pasado (2011) hubo más de 338 protestas en el país, de las


cuales el 40% fueron laborales. Los médicos, los docentes y las
enfermeras salieron a la calle, porque estamos en presencia de un
gobierno que viola abiertamente la libertad sindical, que ha crimi-
nalizado y ha judicializado la protesta, ha encarcelado a la gente, y
como no hay democracia sindical, a las Inspectorías del Trabajo las
convirtieron en sucursales del partido de este gobierno autoritario,
militarista y profundamente antidemocrático, que tiene una política
de prisión a los derechos civiles y políticos de la población; en eso
hemos retrocedido.322

320 Publicado en la página web del diario Región. 19/03/12. http://www.


diarioregion.com/2012/03/19/froilan-barrios-es-falso-lo-del-consenso/.
Fecha de consulta: 22/03/12.
321 Froilán Barrios. “Fadess. Tenemos una Ley del Trabajo cercenadora
de la libertad sindical”, http://primicias24.com/nacionales/fadess-
%E2%80%9Ctenemos-una-ley-del-trabajo-cercenadora-de-la-liber-
tad-sindical%E2%80%9D/. Primicias 24. 11/05/2012. Fecha de consulta:
28/05/12. 2012).
322 Orlando Chirino, “Trabajadores defenderán las prestaciones sociales
el 1º de mayo”, Notitarde, 14/04/12, http://www.notitarde.com/notitarde/
plantillas/notitarde/inota.aspx?idart=1614058&idcat=9856&tipo=2.

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Capítulo 2

Podemos concluir en este punto que el movimiento de trabaja-


dores en oposición al Gobierno Bolivariano, inicialmente nucleado
en torno a la CTV, ha ido derivando hacia una agrupación unitaria,
el Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato
–Fadess, la cual ha retomado en el último año (2011-2012) la movi-
lización de calle que antes ejerciera la CTV durante los primeros
años del Gobierno chavista. Esto ha sucedido por la crisis interna
que atraviesa la propia central obrera, otrora mayoritaria, crisis
reconocida por numerosos de sus directivos, la cual la mantiene
en la inoperancia ante las situaciones conflictivas que vive la clase
trabajadora venezolana.
El Fadess hasta ahora no logra movilizar gruesos contingentes
de trabajadores, como sí lo hiciera la CTV en el período 2001-2002.
Sin embargo, su relativo crecimiento en los últimos años puede
explicarse por la misma situación de dispersión y división presente
en el bando de los trabajadores bolivarianos. A la vez, y pese a lo
avanzado que es el programa de gobierno que dice ejecutar el presi-
dente Chávez, en su aplicación práctica suceden numerosas incon-
secuencias que analizamos en el capítulo siguiente, que afectan a
las condiciones laborales y el nivel de vida de los trabajadores, y
que permiten que algunos sectores obreros que antes se identifi-
caban con el proceso bolivariano hayan derivado hasta colocarse
en la oposición política al chavismo.

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Capítulo 3.
El movimiento de trabajadores luego de 13 años de
revolución. Un balance de los procesos más resaltantes

Las cooperativas como política de Estado y como forma de


organización del trabajo productivo

El Gobierno de Hugo Chávez promovió con fuerza en sus


primeros años el desarrollo del cooperativismo como modelo
económico alternativo. Según algunos autores, el impulso del
cooperativismo buscaba disminuir la influencia del sector privado
en la economía venezolana323. Como buena parte de la gestión
pública implicaba contratar con empresas privadas, el Gobierno
se propuso impulsar las cooperativas para que “compitieran” con
el capital privado en el suministro de diversos servicios al Estado,
incluyendo el aspecto productivo.
En el año 2001 se promulgó la Ley Especial de Asociaciones
Cooperativas (LEAC), con la intención de crear un tejido de organi-
zaciones de economía social, en el marco de la nueva Constitución
aprobada en 1999, que consagraba el cooperativismo, las empresas

323 Luis Vargas y Cristina Núñez. “Cooperativismo y economía social en la


República Bolivariana de Venezuela”, revista Comuna, N° 3, Centro In-
ternacional Miranda, Caracas (Venezuela): 2011, p. 104.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

comunitarias y toda forma asociativa que se guíe por los valores de


la mutua cooperación y la solidaridad324.
El impulso del cooperativismo se desarrolló fundamentalmente
a través de la Misión Vuelvan Caras, creada en 2004. En apoyo a
esta iniciativa se creó el Ministerio para la Economía Popular, que
ahora se denomina Ministerio del Poder Popular para la Economía
Comunal. A este Ministerio se adscribieron una serie de institu-
ciones fomentadoras de las cooperativas, como el Banco del Pueblo
Soberano, el Fondo de Desarrollo Microfinanciero, el Banco de la
Mujer, el Fondo de Desarrollo para el Fomento de la Agricultura y
la Pesca, el Instituto Nacional para la Pequeña y Mediana Empresa,
y el Fondo de Crédito Industrial. Se crea también la Superinten-
dencia Nacional de Cooperativas (Sunacoop), con el objetivo de
regular la creación y funcionamiento de las mismas. Y como entes
de capacitación se adscribieron el Instituto para el Desarrollo Rural
y el Instituto Nacional de Capacitación Educativa Socialista.325
El objetivo general de la Misión Vuelvan Caras fue el de contri-
buir a la construcción de un nuevo modelo económico-social326. Esta
misión consistía en un plan de formación profesional para desem-
pleados. Los beneficiarios, llamados “lanceros”, fueron organizados
en cooperativas desde las mismas aulas de talleres. Al terminar
la formación, podían tener acceso a un crédito para financiar un
proyecto productivo.327
La constitución de cooperativas tuvo a partir de esta iniciativa
un crecimiento verdaderamente explosivo. Para 1999 existían 820
cooperativas registradas, las cuales se elevaron levemente a 1.000

324 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. art. 70.


325 Luis Vargas y Cristina Núñez. Op. cit., 2011, p. 105.
326 Edgardo Lander y Pablo Navarrete. “La política económica de la izquier-
da latinoamericana en el gobierno: El caso de la República Bolivariana
de Venezuela (1999-2006)”, Diez años de Revolución en Venezuela. Histo-
ria, balance y perspectivas (1999-2009), Editorial Maipue, Buenos Aires
(Argentina): 2009, p. 82.
327 Alí Colina Rojas. “El nuevo cooperativismo venezolano: Una caracteriza-
ción basada en estadísticas recientes”, revista Cayapa, Año 6. Nº 12. Julio-
Diciembre 2006. Universidad de los Andes, Trujillo (Venezuela), p. 231.

194

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Capítulo 3

cooperativas registradas para el año 2002 Luego se llegó a 104.070


registradas para enero de 2006, una cifra enorme en el contexto
mundial, si se compara con un país como Brasil, el cual para 2005
tenía sólo 7.518 cooperativas registradas328. Para el 2007, Sunacoop
tenía 193.113 cooperativas registradas en todo el país, aunque la
misma superintendencia informaba que de ellas 124.598 se encon-
traban inactivas.329
Esta cifra de cooperativas inactivas revelaba las dificultades
profundas que atravesó la iniciativa gubernamental de crear una
economía social alternativa al empresariado privado. Las coope-
rativas eran asignadas en muchos casos a los llamados Nudes
(núcleos de desarrollo endógeno), los cuales tuvieron muchas difi-
cultades en su funcionamiento debido a las trabas existentes para
la transferencia de activos del Estado y de créditos para completar
la infraestructura productiva.330
Vargas y Núñez consideran que uno de los factores que dificultó
la actividad de las cooperativas fue la eliminación de la norma que
prohibía registrar dos cooperativas de la misma actividad en una
circunscripción331. Con esto se vulneró el principio de cooperación y
se dio cabida a la competencia entre cooperativas, cuando lo ideal es
que se refuercen mutuamente, para poder contrarrestar la presencia
de empresas capitalistas en un sector. Los autores proponen que una
futura reforma de la ley de cooperativas debería corregir esta falla.
Por otra parte, muchas de las cooperativas constituidas se
contentaron con funcionar mediante los créditos que recibían
del Estado, sin generar procesos productivos que condujeran a
la autosuficiencia y fomentaran a la vez la organización popular
autónoma. Proliferaron las cooperativas “de maletín”, que permi-
tieron el despilfarro de recursos del Estado a niveles considerables
(aparte de la corrupción inherente a esta práctica).

328 Ibídem, p. 228.


329 Luis Vargas y Cristina Núñez. Op. cit., 2011, p. 108.
330 Alí Colina Rojas. Op. cit., 2006, p. 235.
331 Luis Vargas y Cristina Núñez. Op. cit., 2011, p. 110.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

El fomento del cooperativismo también se encontró con trabas


dentro de la propia Administración Pública. En las prácticas tradi-
cionales del Estado venezolano, la contratación con el empresa-
riado privado implicaba jugosas “comisiones” para los funcionarios
que decidían con cuál empresa contratar. Como la entrada de las
cooperativas en la escena socioeconómica no permitía la conti-
nuación de dichas prácticas corruptas, no pocas veces los mismos
funcionarios del Estado sabotearon solapadamente el desarrollo de
la contratación con cooperativas. Esta situación se extendió a otras
manifestaciones cuando las anteriores empresas privadas que
contrataban con el Estado asumieron ellas mismas la conformación
como falsas cooperativas, para poder continuar contratando como
antes lo hacían.
Resultando entonces que el propio Estado favorecía la perver-
sión del cooperativismo. Una práctica deformante que también
comenzó a manifestarse consistió en la burla de los derechos labo-
rales de los trabajadores mediante el mecanismo ya mencionado
de asumir las empresas capitalistas una figura jurídica de coope-
rativa. De esta forma, el cooperativismo comenzó a ser visto como
una figura repudiada por las masas de trabajadores, puesto que sus
derechos laborales consagrados en la CRBV y la LOT están excep-
tuados de cumplirse dentro de una cooperativa.
El explosivo crecimiento del número de cooperativas implicó
también que se modificara la distribución sectorial de las mismas.
Durante casi 30 años, desde 1960 hasta 1999 las cooperativas más
numerosas en Venezuela fueron las de ahorro y crédito, las cuales
significaban el 32% del total de cooperativas para 1997. Para el
2005 ese porcentaje se había reducido al 1%, pasando entonces a
ocupar el papel principal las cooperativas de servicios (53%) y las
de producción de bienes (30%).
Pero esta característica positiva (el crecimiento de las coopera-
tivas de producción) tiende a diluirse cuando se analiza el tamaño
de cada una de ellas medido por el número de miembros. En 1997
el número promedio de asociados en las cooperativas venezolanas
era de 263. Actualmente las cooperativas venezolanas tienen un

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Capítulo 3

promedio de diez (10) asociados; mientras en los países europeos


ese promedio es de 631 y en Brasil de 903.
Igual ocurre al considerar el cociente, es decir, número de
asociados sobre el total de habitantes. Mientras en Europa casi la
cuarta parte de la población pertenece a algún tipo de cooperativa,
en el caso venezolano ese cociente apenas alcanza el 2%, siendo
inferior al de otros países latinoamericanos, como Brasil (4%), Chile
(8%) y Colombia (7%).
El pequeño número de asociados en las cooperativas venezo-
lanas se produce incluso en sectores como las de ahorro y crédito
y las de consumo, en las cuales se necesita un gran número de
asociados para un funcionamiento efectivo. Para 2005, las coope-
rativas de ahorro y crédito tenían un promedio de asociados de sólo
20 personas, y las de consumo apenas 8 personas332.
Estas cifras son reveladoras de mecanismos tal vez demasiado
apresurados e improvisados para la creación de nuevas coopera-
tivas. En muchos casos pareciera que la formación de cooperativas
se produjo por el deseo de pocas personas por acceder en muy
corto plazo a créditos del Estado. Las cifras de cooperativas inac-
tivas (64% del total) indica que probablemente muchas de ellas se
limitaron a recibir el crédito oficial, sin desarrollar posteriormente
actividad alguna.
Se hace necesario recordar aquí la defensa hecha por Marx
del cooperativismo, y al mismo tiempo sus críticas hacia deter-
minadas formas de desarrollarse el cooperativismo. Para Marx,
el gran mérito del movimiento cooperativo consistía en “mostrar
que el sistema actual de subordinación del trabajo al capital,
sistema despótico que lleva al pauperismo, puede ser sustituido
por el sistema republicano de asociación de productores libres e
iguales”333. A la vez recomendaba a los obreros impulsar las coope-
rativas de producción en vez de las cooperativas de consumo, pues

332 Alí Colina Rojas. Op. cit., 2006, p. 242.


333 Carlos Marx. “Instrucción sobre diversos problemas a los delegados del
Consejo Central Provisional”, Carlos Marx y Federico Engels. Obras es-
cogidas en tres tomos, Tomo 2, Editorial Progreso, Moscú: 1973, p.82.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

ésta última “ataca solamente la superficie del sistema mientras que


la primera socava sus cimientos”.
Marx cuestionó que se promovieran cooperativas de produc-
ción con la ayuda del Estado, tal como proponía el Programa de
Gotha (del Partido Socialdemócrata Alemán). Para él las sociedades
cooperativas no tienen valor “si no son creaciones autónomas de los
trabajadores sin la protección del Gobierno ni de los burgueses”.334
La propuesta y defensa que Marx hace del cooperativismo
está concebida en la medida en que “la cooperación tome carácter
nacional y en consecuencia sea apoyada por medios nacionales”335.
Esto implica que el Estado sea manejado por los mismos produc-
tores, es decir, por los trabajadores, y ya hemos visto en su análisis
sobre la Comuna de París, cuál tipo de Estado era el concebido por
Marx para poder cumplir esas tareas de transición entre el capita-
lismo y el socialismo.
El cooperativismo marxista no es una forma de acción política
reformista, sino que se inscribe en una transformación general
tanto de la estructura política del Estado burgués como del modo
de producción capitalista. En ese marco de revolución social es
que Marx concibe la existencia de las cooperativas como instru-
mentos que los trabajadores pueden y deben utilizar para iniciar
el proceso de sustitución de las relaciones de producción capita-
listas. Consideramos que estas referencias teóricas son imprescin-
dibles al momento de analizar la forma como se planificó y ejecutó
el impulso del cooperativismo dentro de la Revolución Bolivariana.
Las razones que llevaron al relativo fracaso de la propuesta
cooperativista impulsada desde el Estado durante los primeros
años del Gobierno de Chávez pueden resumirse en:
•  El haber permitido el registro de más de una cooperativa de la misma
actividad en cada circunscripción territorial, lo que estableció formas

334 Ivon Bourdet, Teoría y práctica de la autogestión, El CID Editor, Buenos


Aires (Argentina): 1978, p. 221.
335 Carlos Marx. “Mensaje inaugural de la Asociación Internacional de Tra-
bajadores”, Ivon Bourdet. Teoría y práctica de la autogestión, El CID Edi-
tor, Buenos Aires (Argentina): 1978, p 59.

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Capítulo 3

de competencia entre cooperativas, abandonando el principio de


complementariedad.
•  El haber permitido la creación de miles de cooperativas que care-
cían de la más elemental formación en los principios del cooperati-
vismo. Esta situación dio pie a la tergiversación del cooperativismo,
introduciendo prácticas reñidas con el mismo que generaron entre
la población un relativo desprestigio de las cooperativas como
forma de organización social. La práctica más común consistió en
disfrazar las anteriores empresas contratistas de cooperativas, para
poder seguir contratando con el Estado.
•  El fomentar la dependencia de las cooperativas del financiamiento
por parte del Estado, debilitando su capacidad productiva y su auto-
nomía.
•  Una de las prácticas perversas introducidas en esta forma de
cooperativismo promovido desde el Estado fue la violación desca-
rada de los derechos laborales de los trabajadores contratados por
las cooperativas, lo que generó un repudio general entre la masa
trabajadora hacia la existencia de cooperativas, pues terminaron
siendo sinónimo de corrupción y manejos fraudulentos para burlar
la legislación laboral.

Las condiciones de pobreza existentes en Venezuela llevaron al


Gobierno Bolivariano a plantearse la inclusión social y la redistri-
bución de la riqueza como objetivos de la política económica. En
el marco de esa política la Misión Vuelvan Caras terminó concen-
trando el gran esfuerzo cooperativista del Gobierno, intentando
construir una economía social como modelo alternativo al predo-
minio de la empresa privada capitalista. Pero los errores en la
implementación de esa política, junto a la escasa madurez “coope-
rativista” del pueblo venezolano, influyeron en el fracaso relativo de
esta política, aunque las experiencias aportadas servirán induda-
blemente en los esfuerzos futuros por alcanzar un modelo econó-
mico alternativo ante una globalización neoliberal que parece
tragarse la soberanía de las naciones y los derechos de los pueblos
del mundo.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Los delegados de prevención y los comités de seguridad y


salud laboral

La defensa de la salud y seguridad en el trabajo desarrolló su


base legal a partir de la Constitución de 1999 (artículos 83 y 87).
Esta base legal permitió la reforma integral de la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Lopcymat)
en 2005, que supuso un salto cualitativo vital, al conquistar meca-
nismos de participación e instituciones que contribuyeran a garan-
tizar la vida y la salud en el trabajo.336
A partir de la reforma de la Lopcymat, se creó la figura de los
delegados de prevención, quienes se conciben como “representantes
de los trabajadores en la promoción y defensa de la seguridad y salud
en el trabajo” (art. 49 del Reglamento de la Lopcymat). Los delegados
se eligen de acuerdo a la cantidad de trabajadores de la empresa, y
aproximadamente son cuatro delegados para una empresa que
tenga 500 trabajadores, y cinco delegados para las que tengan mil
trabajadores. Estos delegados en conjunto con los representantes
patronales conforman los denominados comités de seguridad y
salud laboral (CSSL); en dichos comités, el número de delegados de
prevención será igual al de los representantes patronales.
La elección de los delegados de prevención ha estado en
manos del Inpsasel, instituto adscrito al Ministerio del Trabajo y
que ha sido reactivado a partir del 2002, el cual realiza visitas en
las empresas, y mediante charlas introductorias elige a los dele-
gados y los instruye en la seguridad y prevención para el trabajo.
Algunos sectores sindicales de oposición, y principalmente repre-
sentantes de los empresarios, han denunciado públicamente que

336 En la entrevista que le hiciéramos a Jesús Rondón (08/06/2012), tuvi-


mos acceso al original de un texto que será próximamente publicado
por Fundacite-Zulia, en el cual el autor reflexiona sobre la realidad ac-
tual de los delegados de prevención y en general sobre la lucha obrera
por la salud y seguridad laborales. El texto se titula: “La participación de
los trabajadores y trabajadoras en la lucha por la salud y seguridad en
el trabajo”. Jesús Rondón. Entrevista. Realizada en Maracaibo, 08/06/12.
Funcionario de Inpsasel y fue militante de la Juventud Obrera Católica.

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Capítulo 3

Inpsasel ideologiza a los trabajadores en estos cursos de formación,


suministrándoles “valores socialistas”, según una serie de artículos
publicados en el 2009 en el diario El Universal.337
Según Inpsasel, en los dos primeros años de aplicación del plan
de elección y formación de delegados de prevención (2007-2008) se
habían organizado 80.900 delegados, según cifras que aporta Héctor
Lucena. Jesús Rondón habla de 70.544 delegados de prevención
existentes para 2011, extrayendo datos de una ponencia de la direc-
tora general del Inpsasel, María E. Sanabria, realizada en 2011.338
Sin embargo, la efectividad de estos delegados no ha tenido el
impacto que pudiera pensarse de acuerdo a la cantidad de traba-
jadores designados para tal fin. Ha pesado la escasa cultura orga-
nizacional presente en nuestros trabajadores, y la reticencia de los
patronos (tanto privados como públicos) a respetar las exigencias
legales derivadas de la Lopcymat y reivindicadas por los delegados.
Para algunos analistas como Héctor Lucena, las facultades
otorgadas a los delegados de prevención abarcan áreas de acción
propias de los sindicatos, “sobre las cuales históricamente han
acumulado un patrimonio de conquistas”339. Estas áreas son: condi-
ciones y medio ambiente de trabajo, programas e instalaciones
para la recreación, utilización del tiempo libre y de descanso. De
esta forma, según Lucena, los delegados de prevención introducen
elementos de “fragmentación laboral”, al promoverse múltiples
formas de representación en los mismos espacios productivos340.

337 El Universal. 17/11/09. http://todocaracas.com.ve/blog/index.php?blog


=1&title=inpsasel_induce_a_trabajadores_a_llevar_&more=1&c=1&tb=
1&pb=1.
338 Rondón, Jesús (2012). La participación de los trabajadores y trabajadoras
en la lucha por la salud y seguridad en el trabajo. http://www.fundacite-
zulia.gob.ve/download/liblojesusarondondigital.pdf.
339 Héctor Lucena. “Reestructuración productiva en Venezuela: balance la-
boral”, E. toledo y J. Neffa (compiladores). Trabajo y modelos productivos
en América Latina. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clac-
so). Buenos Aires (Argentina): 2010, p. 400.
340 Ibídem, p. 428.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Estas consideraciones de Lucena aplican de igual forma para los


consejos de trabajadores.
No obstante, el propio Lucena reconoce que en las pequeñas
empresas, en las cuales generalmente no existen sindicatos, la
figura de los delegados de prevención tiende a cumplir el papel
defensor de los derechos laborales de los trabajadores, siendo de
esta forma un elemento positivo. Pero las críticas de Lucena, simi-
lares a otras formuladas por voceros del sindicalismo opositor341,
tienden a sugerir que los delegados de prevención, junto a los
consejos de trabajadores, serían parte de una estrategia guberna-
mental destinada a debilitar la figura de los sindicatos y lograr su
desplazamiento como representantes de la masa laboral. Observa-
ción que se cae por su propio peso al constatar que tanto en el acto
de constitución de la nueva central bolivariana (CSBT), celebrado
el 10 de noviembre de 2011, como en el acto de promulgación de la
nueva Ley del Trabajo, el 30 de abril de 2012, prácticamente la tota-
lidad de las representaciones obreras allí presentes era de sindi-
catos y federaciones.
A diferencia de las opiniones de Lucena, defensores de la figura
de los delegados de prevención como Jesús Rondón argumentan
que la Lopcymat fue conquistada inicialmente en 1985, período
en el cual tenía la hegemonía política la CTV y las fuerzas políticas
socialdemócratas (Gobierno de Jaime Lusinchi, del partido Acción
Democrática). Surgida como bandera de lucha de sectores sindi-
cales de izquierda, entre los principales promotores de la Lopcymat
estuvieron Pedro Pascual Abarca, Emigdio Cañizales Guédez y
Pedro Ortega Díaz. El interés del movimiento sindical clasista y
revolucionario por normatizar lo referente a la salud y seguridad
laboral no vendría entonces del actual Gobierno de Chávez, sino
que tendría antecedentes desde los años 80.342

341 Pablo Castro. “Gobierno se vale de Inpsasel para cercar al sector priva-
do”, El Nacional, 02/10/2008. http://www.guia.com.ve/noti/29411/gobier-
no-se-vale-de-inpsasel-para-cercar-al-sector-privado. Fecha de consul-
ta: 28/05/12. 2008.
342 Jesús Rondón. Entrevista. Realizada en Maracaibo, 08/06/12.

202

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Capítulo 3

Las figuras de los delegados de prevención, al igual que los


consejos de trabajadores (como veremos más adelante), han
tendido más bien a colocarse al margen de la conducción política
de la burocracia del PSUV y del Ministerio del Trabajo, asumiendo
posiciones sumamente críticas y participando activamente en
marchas y conflictos desarrollados en años recientes. Se ha cons-
tituido una Coordinadora Nacional de Salud y Seguridad en el
Trabajo (Conasat), integrada por los delegados de prevención,
que se reúne regularmente en diferentes estados del país. Sus
propuestas y acciones movilizadoras se han ubicado en coinci-
dencia con la Unete y el Movimiento Nacional de Control Obrero, y
bastante alejados de las instancias “oficialistas” de la CSBT.
La importancia del escenario de la seguridad y la salud laboral
cobra validez si consideramos que la cifra de accidentes de trabajo
mortales sólo del año 2007 se eleva a 325, en una progresión ascen-
dente desde 95 accidentes mortales en 2005 y 224 en 2006343. El total
de accidentes laborales del 2007 asciende, según el citado boletín, a
57.646, entre leves, moderados, graves y mortales, en una relación
igualmente ascendente, pues en 2005 habrían ocurrido 8.308 acci-
dentes laborales, y 34.202 en 2006. Es probable que el crecimiento
registrado se deba a la mejor estadística que se deriva de la misma
existencia del Inpsasel y de los delegados de prevención a partir del
2005. Pero no por ello dejan de ser muy relevantes las cifras regis-
tradas y valoriza la existencia misma de los delegados de preven-
ción como un importante instrumento organizativo de la clase
trabajadora para velar por la salud y la seguridad laborales.

343 Boletín Epidemiológico del Inpsasel, correspondiente al año 2007 (publi-


cado en 2009). Citado por Jesús Rondón. “La participación de los trabaja-
dores y trabajadoras en la lucha por la salud y seguridad en el trabajo”.
Texto original que será publicado en 2012 por Fundacite-Zulia.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Las tomas de fábricas por los trabajadores luego del paro


patronal-petrolero. El caso de Inveval

El paro patronal-petrolero de 2002-2003 implicó, además de


la paralización de la industria petrolera, el cierre de numerosas
empresas privadas, las cuales paralizaron sus actividades y dejaron
de cancelarles los salarios y demás beneficios contractuales a sus
trabajadores. Esta situación generó un movimiento de parte de los
trabajadores de dichas empresas paradas dirigido a tomar las insta-
laciones de la fábrica y exigir su expropiación por parte del Estado,
para retomar su funcionamiento bajo control de sus propios traba-
jadores. Esta situación ocurrió en Venepal (empresa fabricante de
papel, ubicada en los estados Carabobo y Aragua), en Sanitarios
Maracay (Aragua) y en la Constructora Nacional de Válvulas (CNV)
en el estado Miranda.
La ofensiva golpista desatada por la derecha venezolana y sus
aliados internacionales durante 2002 y 2003 había generado como
respuesta el nacimiento embrionario de formas de control obrero.
En los hechos, la recuperación de la industria petrolera nacional
(Pdvsa), luego de la deserción masiva de más de 20.000 trabaja-
dores de la llamada “nómina mayor” (ingenieros, profesionales
en general y personal de confianza), fue producto de mecanismos
espontáneos de control obrero. Miles de trabajadores ocuparon
las instalaciones petroleras para retomar el funcionamiento de
la industria, y basándose en sus conocimientos sobre las diversas
fases del trabajo petrolero, lograron retomar de nuevo la produc-
ción de petróleo y con ello salvaron al Gobierno de su colapso inmi-
nente.
Progresivamente, a lo largo del 2003, el Gobierno Bolivariano
reconstituyó la estructura de dirección de Pdvsa, y las formas de
control obrero en la industria petrolera dieron paso a la consolida-
ción del actual esquema de gestión, el cual no se distingue mayor-
mente del que funcionaba antes del paro. Pero los embriones de
control obrero que habían nacido en torno a las fábricas privadas

204

ElMovimientoDeTrabajadoresEnVenezuelaRoberto LopezSanchez.indd 204 27/10/14 15:07


Capítulo 3

que se encontraban cerradas, se mantuvo y se desarrolló a lo largo


de esos años, pues para los trabajadores de dichas empresas no
existían alternativas distintas a la necesaria reactivación produc-
tiva.
Las luchas de los trabajadores llevaron a que el propio presi-
dente Chávez, en 2005, repitiera la consigna que enarbolaban los
movimientos de trabajadores que buscaban recuperar las fábricas
paradas por los patronos: “Fábrica cerrada, fábrica tomada”344. La
ocupación por los trabajadores de las fábricas en paro encontró
innumerables trabas de parte de la burocracia gubernamental. En
los años siguientes al paro patronal-petrolero, 2003 y 2004, todavía la
Revolución Bolivariana no se había definido como socialista, y preci-
samente los argumentos que los burócratas gubernamentales daban
para no respaldar las ocupaciones de fábricas eran que “ésta no es
una revolución socialista” y que no existían instrumentos legales que
respaldaran la toma de las fábricas por sus trabajadores.345
Esta conducta gubernamental de no respaldar las ocupaciones
de fábricas condujo al abandono de las tomas obreras que se reali-
zaban en la Industrial de Perfumes-Cristine Carol, en Caracas, y
Textiles Fénix, en el estado Guárico. Sus trabajadores, agotados
por largos meses de ocupación de la fábrica sin recibir respuesta
gubernamental, optaron por abandonar las empresas y retirarse
decepcionados a sus casas346. Pero la perseverancia de los trabaja-
dores que ocupaban otras empresas, como Venepal, condujo a que
la política gubernamental se modificara.
En el segundo semestre del 2004, luego de la victoria electoral
en el referéndum revocatorio celebrado en agosto, el presidente

344 Alan Woods. “Inveval: cómo los trabajadores pueden dirigir la sociedad”,
La batalla de Inveval. La lucha por el control obrero en Venezuela, Funda-
ción Federico Engels, Madrid: 2009, p. 12.
345 W. Sanabria y Y. Moreno. “La batalla de Inveval. Un ejemplo y una fuente
de lecciones para todo el movimiento obrero venezolano”, La batalla de
Inveval. La lucha por el control obrero en Venezuela, Fundación Federico
Engels, Madrid: 2009, p. 21.
346 Ibídem, p. 22.

205

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Chávez aprobó la expropiación de Venepal, empresa productora


de papel que se encontraba paralizada por decisión de sus dueños
capitalistas y cuyos trabajadores habían ocupado desde comienzos
de ese año. En su programa dominical “Aló Presidente”, Chávez soli-
citó que el máximo poder estuviera en la asamblea de trabajadores,
que el objetivo de la empresa no debía ser el beneficio capitalista
sino la satisfacción de las necesidades sociales, y que el próximo
presidente de la fábrica debía ser uno de sus trabajadores347
La expropiación de Venepal en 2004 marcó un punto de
inflexión en el proceso político bolivariano, pues el Estado comenzó
a tomar decisiones influido por las luchas y propuestas de los
trabajadores (como ocurriría cuatro años después con la renacio-
nalización de Sidor). A las medidas hacia Venepal se unieron otras
expropiaciones, como la de la Constructora Nacional de Válvulas
(CNV), empresa paralizada desde el paro petrolero y ocupada por
sus trabajadores durante más de dos años, la cual fue expropiada
por el Gobierno Bolivariano en abril de 2005, llamándose a partir de
allí Inveval (Industria Venezolana Endógena de Válvulas).
La propuesta de control obrero surgida inicialmente hacia
Venepal (denominada ahora Invepal) no tuvo mayor desarrollo por
las trabas impuestas desde varios ministerios del Gobierno. Pero en
Inveval, gracias a condiciones propicias allí presentes (entre otras,
la poca cantidad de trabajadores, apenas el centenar, y la exis-
tencia de mayores consensos entre los trabajadores para el impulso
del control obrero), se logró consolidar una experiencia que aún
prosigue en la cual los trabajadores han asumido directamente la
conducción de la fábrica, mediante la existencia de un consejo de
trabajadores. En esta experiencia de Inveval ha tenido una conside-
rable influencia política el grupo denominado Corriente Marxista
Revolucionaria (CMR), que respalda al proceso bolivariano pero
que tiene un escaso desarrollo y limitada influencia dentro del
movimiento de trabajadores venezolano.

347 Ibídem, p. 24.

206

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Capítulo 3

La organización de los trabajadores en Inveval se ha desarro-


llado sobre la base de un comité de gestión general conformado por
delegados de los trabajadores (una especie de consejo de fábrica
creado en enero de 2007) cuyo objetivo principal es el control
obrero de la empresa, y que tiene entre sus funciones:348
1. Controlar el desarrollo de la producción de la empresa en todos sus
aspectos.
2. Solicitar y recibir la información de los balances financieros reali-
zados por la junta directiva.
3. Supervisar y vigilar la actuación de la junta directiva.
4. Supervisar el cumplimiento del presupuesto aprobado por la asam-
blea general de accionistas.
5. Evaluar la gestión de los gerentes y hacer las recomendaciones
pertinentes a la junta directiva y a la asamblea general de accio-
nistas.
6. Solicitar y recibir toda la información que considere necesaria
sobre el funcionamiento de la empresa.
7. Defender los derechos laborales, sociales y económicos de los
trabajadores de la empresa, velando porque se cumplan las norma-
tivas legales y constitucionales al respecto.

La experiencia exitosa de Inveval se ha mantenido hasta el


presente, sobreviviendo a las trabas y dificultades que desde
el mismo Estado se formularon en ocasión del desarrollo de la
propuesta de “cogestión” que cobró fuerza en los años 2005 y 2006. La
consigna lanzada por Chávez de “fábrica cerrada, fábrica expropiada”
se continuó desarrollando todos estos años, y en cada una de las
empresas recuperadas se han ensayado distintas formas de gestión,
pero prevaleciendo en casi todas el predominio fundamental de los
gerentes y directores designados por el Estado, con un escaso desa-
rrollo de instancias efectivas de participación y control por parte de
los trabajadores de dichas empresas. Estos mecanismos burocráticos

348 Pablo Cormenzana. La batalla de Inveval. La lucha por el control obrero


en Venezuela, Fundación Federico Engels, Madrid (España): 2009, p. 87.

207

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de control impuestos desde el Estado han dificultado el desarrollo


mismo de la capacidad productiva de muchas de estas empresas
recuperadas, como sucedió con Invetex, experiencia de cogestión
entre el Estado y el empresariado privado, en donde los trabaja-
dores no pudieron asumir instancias de decisión propia, y estuvieron
subordinados a las directrices emanadas desde la burocracia estatal
y el empresario capitalista, y cuya producción ni siquiera llegó a
iniciarse en los años posteriores a su nacionalización.349
A iniciativa de los trabajadores de Inveval y Venepal se consti-
tuyó en febrero de 2006 el Frente Revolucionario de Trabajadores
de Empresas Recuperadas y Ocupadas (Freteco), en una asamblea
de trabajadores realizada en las instalaciones de Inveval, Municipio
Carrizal del estado Miranda, y a la cual asistieron representantes
de los trabajadores que en ese momento mantenían ocupaciones
de varias empresas abandonadas por los patronos (Sel-Fex,
empresa textil de Caracas; Invepal Maracay; Gotcha; Invetex; Frica-
teca; Caigua) así como de diferentes cooperativas de producción. El
Freteco no logró consolidar su estructura organizacional debido a
las debilidades presentes en casi todos los movimientos de traba-
jadores que ocuparon empresas durante esos años. No obstante,
constituyó una iniciativa significativa que sirve de ejemplo en el
futuro inmediato como posible instancia de organización de los
trabajadores que intentan asumir un modelo productivo alterna-
tivo al capitalismo. El desarrollo a partir de 2011 de los encuentros
por el control obrero constituye en cierta forma la continuidad de
los objetivos que se formuló el Freteco en sus inicios.
El encuentro de Freteco celebrado en octubre de 2006 formuló
las siguientes propuestas referidas al control obrero en las
empresas donde se aplicaba lo que en ese momento se denominaba
“cogestión” (y que desde 2008-2009 se ha denominado sencilla-
mente “control obrero”):
1. Las empresas cogestionarias deben ser propiedad del Estado.

349 Ibídem, p. 94.

208

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Capítulo 3

2. La producción y la administración de estas empresas debe estar


bajo control de sus trabajadores.
3. En la dirección de las empresas cogestionarias deben participar,
junto con los trabajadores, las comunidades organizadas (consejos
comunales) de los sectores donde estén radicadas dichas empresas.
4. En cada empresa debe conformarse un consejo de trabajadores
compuesto por voceros elegibles y revocables en todo momento,
designados por la asamblea de trabajadores y que respondan
periódicamente ante ésta.
5. Toda la producción de las empresas cogestionadas debe ser previa-
mente planificada de acuerdo a las necesidades del Estado.350
Como afirmamos anteriormente, la experiencia de los trabaja-
dores de Inveval y del Freteco ha servido de insumo para el actual
movimiento por el control obrero que cobró fuerza durante 2011 en
diversas regiones del país.

Las nacionalizaciones como política de Estado

A partir del segundo mandato de gobierno de Hugo Chávez


(2007-2012), se inició una política de múltiples nacionalizaciones
en diversas áreas estratégicas. Estas medidas hay que enmarcarlas
en las definiciones existentes en el Plan Nacional de Desarrollo
Simón Bolívar 2007-2013, el cual establece entre sus siete objetivos
centrales el desarrollo de un nuevo modelo productivo socialista
(Proyecto Nacional Simón Bolívar, 2007).
La política gubernamental para el desarrollo de un modelo
productivo socialista se ha fundamentado en la creación de las
llamadas EPS, empresas de producción social, las cuales estarían
destinadas a liberar a los trabajadores asalariados de la explotación
capitalista351. Para autores como Álvarez y Rodríguez, el trabajo en
las EPS superaría la alienación propia del sistema capitalista y se

350 Ibídem, p. 177.


351 Víctor Alvarez y Davgla Rodríguez. Guía teórico-práctica para la creación
de empresas de producción socialista, La Pupila Insomne, Barquisimeto
(Venezuela): 2008, p. 73.

209

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

convertiría en un trabajo creador, cuyas características se pueden


resumir así:
1. Modificación en el tipo de propiedad, que deja de ser privada para
asumir tres modalidades: colectiva, comunitaria o estatal.
2. Se busca la inversión social del excedente y se abandona el lucro
privado.
3. La producción alienada de mercancías deja lugar a la producción
de bienes destinados a satisfacer necesidades básicas y esenciales.
4. La competencia capitalista se elimina por la solidaridad, la coope-
ración, la complementación.
5. La explotación deja de existir por el desarrollo humano integral.
6. La división social entre trabajo manual e intelectual es modificada
eliminando privilegios derivados del tipo de trabajo o jerarquía.
7. Se involucra a la comunidad para que asuma formas de control de
la producción.
8. Se corrige y se previene la contaminación ambiental, cuidando la
salud integral de los trabajadores y comunidades.
9. Se establece con el Estado una relación de apoyo y complementa-
ción, combatiendo el clientelismo, la dependencia y la corrupción.352

El proceso de nacionalizaciones llevado a cabo desde 2007


podemos resumirlo así:
•  Renacionalización de la CANTV (enero de 2007). El mecanismo se
efectuó mediante la compra de acciones en el mercado de capitales.
•  Nacionalización de las operaciones petroleras en la Faja Petrolífera
del Orinoco (mayo de 2007). Este proceso encontró divergencias con la
compañía Exxon Mobil, la cual retiró sus inversiones en Venezuela y
procedió a demandar al país ante instancias internacionales.También
se retiró la Conoco-Phillips. En 2009 se nacionalizaron 76 empresas
medianas que prestaban servicios en la zona de la costa oriental del
lago de Maracaibo. Se nacionaliza el servicio de transporte de gas.
•  Nacionalización de las empresas eléctricas (mayo de 2007). La
Electricidad de Caracas, mediante compra de acciones. Se crea

352 Ibídem, p. 75.

210

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Capítulo 3

Corpoelec como corporación nacional para reorganizar todo el


sector eléctrico del país. En 2008 se fusionan todas las empresas
eléctricas en seis grandes: Electricidad de Caracas, Cadafe, Edelca,
Enelbar y Enagen. Luego se crea el Ministerio del Poder Popular
para la Energía Eléctrica.
•  Renacionalización de Sidor (abril de 2008). Estaba controlada por el
grupo argentino Techint.
•  Nacionalización de las empresas cementeras (junio de 2008). Se
adquirieron las unidades locales de la mexicana Cemex, la suiza
Holcin y la francesa Lafarge.
•  Nacionalización de empresas de alimentos como La Gaviota
(sardinas), Fama de América (café), Lácteos Los Andes.
•  Nacionalización del Banco de Venezuela, que era filial del grupo
español Santander. También fueron pasados bajo control del
Estado los bancos privados intervenidos durante la crisis bancaria
de finales de 2009.
•  Nacionalización de tierras ociosas. Se produjo en 2010 una inter-
vención del Estado expropiando grandes extensiones de tierras en
el sur del lago de Maracaibo.

En todos estos procesos de nacionalización se ha propuesto el


desarrollo de mecanismos de participación mediante los consejos de
trabajadores y el control obrero. Se ha desarrollado en Venezuela en
estos últimos años todo un debate sobre cómo organizar el proceso
económico de forma menos burocrática, y garantizando a la vez el
proceso de transición al socialismo, la soberanía productiva, tecno-
lógica, alimentaria y financiera de la nación. Al asumir el Estado el
control de todas estas empresas productivas se genera un enorme
reto para no repetir las experiencias llevadas a cabo en el período de
la democracia representativa o IV República (1958-1999).
El capitalismo de Estado implementado por el puntofijismo no
logró resolver los problemas de la economía venezolana, no superó
la dependencia financiera y tecnológica con respecto a las multi-
nacionales, no diversificó nuestro aparato productivo ni satisfizo

211

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

las necesidades populares353. Por ello es imprescindible un amplio


debate para no volver a repetir el camino ya trillado por la burguesía
parasitaria venezolana durante la segunda mitad del siglo XX.
En estos procesos de nacionalizaciones destacó lo sucedido
en Sidor, proceso que fue conquistado gracias a la ardua y firme
lucha de sus trabajadores, y pese a que la nacionalización como tal
no figuraba en los planes gubernamentales debido a los acuerdos
económicos existentes entre el Gobierno Bolivariano y el Gobierno
argentino de Néstor Kichner. Luego de más de 15 meses de luchas,
los trabajadores de Sidor con el respaldo del pueblo de Guayana
forzaron al Gobierno a tomar el paso trascendental de pasar nueva-
mente dicha empresa a manos del Estado venezolano. Este proceso
efectuado en la Siderúrgica abrió paso a lo que se conoce actual-
mente como el Plan Guayana Socialista.354
La lucha de los trabajadores de Sidor generó un verdadero
terremoto en la región de Guayana y en el interior del propio
Gobierno Bolivariano. El triunfo de los trabajadores obligó a la
salida del para entonces ministro del Trabajo, José Ramón Rivero
(militante del FSBT), quien había calificado a los trabajadores sido-
ristas como “contrarrevolucionarios” y había respaldado amplia-
mente a la empresa argentina Techint en el conflicto que mantenía
con la masa laboral de la siderúrgica.
La lucha sidorista había sido reprimida fuertemente por la
Guardia Nacional y la policía del estado Bolívar el 14 de marzo de
2008, sucesos a raíz de los cuales se le abrió averiguaciones por
Fiscalía a más de una decena de líderes obreros, procesos que aún
continúan abiertos en 2012 (una muestra de los procesos de crimi-
nalización de la lucha obrera que se han venido desarrollado a
pesar de la retórica obrerista del Gobierno Bolivariano). La deci-
sión de renacionalizar Sidor la toma el presidente Chávez cuando
el conflicto de los trabajadores sidoristas por conquistar mejores

353 Ignacio Purroy. Estado e industrialización en Venezuela, Vadell Herma-


nos, Valencia, Venezuela: 1986, p. 49.
354 Stalin Pérez y otros. “La nacionalización de Sidor”, revista Comuna, Nº 1,
Centro Internacional Miranda, Caracas (Venezuela): 2009, p. 23.

212

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Capítulo 3

condiciones de trabajo amenazaba con extenderse a todo el país,


pues ya contaban con el apoyo de más de 100 sindicatos que en
reuniones preparaban la convocatoria a un paro nacional en soli-
daridad con la lucha de los siderúrgicos.
Esta forma combativa de lograr la renacionalización de la prin-
cipal empresa siderúrgica del país sentó las bases para el naci-
miento del denominado proceso de control obrero, que ha tenido su
fuerte en el estado Bolívar pero se ha extendido a otras regiones de
Venezuela.

Las empresas socialistas y el socialismo burocrático de


Corpivensa

A comienzos de 2007 el Gobierno Bolivariano modifica la


propuesta de “cogestión” impulsada durante los dos años ante-
riores, y lanza el proyecto de las “nuevas fábricas socialistas”, las
cuales estarían a cargo de Corpivensa (Corporación de Industrias
Intermedias de Venezuela, S.A.). Pablo Cormenzana (miembro de
la Corriente Marxista Internacional (CMR) y asesor de Inveval)
cuestiona el papel cumplido por esta corporación estatal, seña-
lando su énfasis en reproducir el modelo capitalista de gestión en
las fábricas.355
La dirección de estas fábricas socialistas era designada por
el Gobierno (por el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio,
Milco), sin que existiera ningún tipo de participación de los traba-
jadores en la elección de dicha directiva. Incluso la evaluación del
desempeño de los trabajadores quedaba en manos del ministerio
respectivo. La figura del consejo de trabajadores queda reducida
a funciones menores que no implican poder de decisión alguno
sobre la gestión de las empresas, particularmente su papel se
orientaría a garantizar la formación sociopolítica de los trabaja-
dores, a “combatir el burocratismo y la corrupción”, a participar en

355 Pablo Cormenzana. La batalla de Inveval. La lucha por el control obrero


en Venezuela, Fundación Federico Engels, Madrid (España): 2009, p. 178.

213

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

la vinculación de la empresa con las comunidades organizadas, y a


velar por el cumplimiento de las condiciones de trabajo y la calidad
de vida de los trabajadores y sus familias.
La actividad cumplida por Corpivensa terminó pervirtiendo la
propuesta socialista inicial realizada por el presidente Chávez, y
se constituyeron empresas “híbridas” que reproducían las mismas
relaciones de producción capitalistas. Se aplicó un modelo de
propiedad mixta en el cual el Estado tenía la mayoría (51%), y la
parte privada el 49%. Esa parte privada era en unos casos coope-
rativas (con todos los problemas organizativos descritos cuando
abordamos el punto sobre cooperativismo en el Gobierno Boliva-
riano) y en otros, empresas particulares.
La mayoría de las 200 fábricas socialistas previstas por el
Gobierno no llegaron a conformarse como tales. Las que se consti-
tuyeron se han desarrollado como empresas bajo control del Estado
con un gran peso burocrático en su dirección y dependientes casi
absolutamente de los subsidios gubernamentales para poder
mantener niveles de productividad.
Cormenzana reivindica la necesidad de que la política del
Estado hacia las fábricas recuperadas y nacionalizadas se funda-
mente en el control obrero y los consejos de fábrica como expre-
sión de la voluntad de los trabajadores en asumir directamente la
gestión de las empresas socialistas356.

La experiencia del control obrero en el Plan Guayana Socialista


y otras empresas del Estado

En mayo de 2009 se realizó en Ciudad Guayana el Encuentro de


los Trabajadores de las Industrias Básicas de Guayana, en el cual
se contó con la participación del presidente Hugo Chávez. Allí se
aprobó el Plan Guayana Socialista 2009-2019, el cual sólo comenzó
a ejecutarse al año siguiente, por la resistencia de las gerencias
burocráticas enquistadas en las empresas básicas propiedad del

356 Ibídem, p. 186.

214

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Capítulo 3

Estado venezolano. Con la designación por parte de las asambleas


de trabajadores de los nuevos presidentes y juntas directivas de
dichas empresas, ocurrido a comienzos del 2010, se reimpulsó el
plan inicial que se ha dado en llamar control obrero.
El control obrero se concibió como un mecanismo que permi-
tiera avanzar hacia la construcción de un nuevo modelo productivo
socialista. Para ello se elaboró durante 2009 un plan de desarrollo
denominado Plan Guayana Socialista 2019, contando con la parti-
cipación de trabajadores de las empresas básicas que habían sido
electos por las asambleas de las distintas fábricas estatales de la
región357. Dicho plan definió varios lineamientos estratégicos
propuestos y aprobados por los trabajadores:
1. Control de la producción por parte de los trabajadores.
2. Praxis revolucionaria para colocar a los trabajadores en forma
unitaria y protagónica en el control de la producción.
3. Visión integrada de los procesos productivos del hierro-acero y del
aluminio.
4. Formación ideológica y técnico-productiva de los trabajadores.
5. Patrimonio tecnológico colectivo de los trabajadores.
6. Saneamiento ambiental, condiciones de trabajo y previsión social.
7. Viabilidad financiera de los proyectos.
8. Disponibilidad energética para los proyectos.
9. Ejercicio de la contraloría y auditoría pública de las unidades
productivas y de los proyectos.
10. Establecer una dirección política colectiva para continuar con el
proceso de control obrero, que trascienda las unidades productivas
y vaya al encuentro de toda la sociedad.
11. Definir y aplicar el marco jurídico que permita la incorporación
efectiva de los trabajadores en la toma de decisiones.
12. Proceder a la unificación de las empresas del sector aluminio bajo
una sola unidad productiva y hacerlo también para el sector hierro
y acero.

357 Alexis Adarfio. El control obrero en el nuevo modelo productivo, revista Co-
muna, Nº 3, Centro Internacional Miranda. Caracas (Venezuela): 2011, p. 51.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

El impulso de esta política de control obrero socialista tiene


por objetivo lograr el ejercicio pleno de la democracia participa-
tiva y protagónica por parte de los trabajadores, dentro y fuera de la
fábrica. Como instrumento organizativo de esta política se plantearon
los consejos de trabajadores, para romper con la división capitalista
que siempre nos agrupa por separado en mecánicos, electricistas,
lubricadores, instrumentistas y operadores por gerencia, pasando a
la democracia directa que junte a la militancia revolucionaria en el
debate y la acción política358.
Para Carlos Carcione, esta experiencia de control obrero cons-
tituye un experimento colosal en la batalla de los trabajadores por
reemplazar el actual Estado burgués por un nuevo Estado de tran-
sición al socialismo, que no repita los errores fatales de la expe-
riencia soviética. Tres circunstancias incidieron en 2009 para que
resurgiera en Venezuela la propuesta de control obrero: la lucha
obrera por la renacionalización de Sidor; la crisis presente en el
sector eléctrico y la lucha de sus trabajadores por el contrato colec-
tivo; y la crisis mundial que irrumpió en el sistema capitalista.359
La lucha de los trabajadores por el control obrero generará la
convicción de que se hace necesario construir un régimen polí-
tico esencialmente diferente al actual, que acabe con la propiedad
privada de los medios de producción y las relaciones de produc-
ción capitalistas, y liquide el viejo Estado burgués para construir un
nuevo Estado de transición al socialismo.360

Los consejos de trabajadores en el proceso bolivariano

Según Cormenzana, los consejos de fábrica se han consti-


tuido en empresas ocupadas por sus trabajadores como Inveval
(el cual se mantiene en funcionamiento) y en otras fábricas donde

358 Ibídem, p. 52.


359 Carlos Carcione. “Experiencias de democracia obrera en la Venezuela
Bolivariana”, revista Comuna, Nº 2, Centro Internacional Miranda, Cara-
cas (Venezuela): 2010, p. 65.
360 Ibídem, p. 70.

216

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Capítulo 3

los trabajadores han luchado por asumir directamente la gestión


productiva, como Sanitarios Maracay (derrotada en agosto de
2007), INAF (Industria Nacional de Artículos de Ferretería, ubicada
en Cagua), la procesadora de tomates Caisa (Altagracia de Orituco),
y Cemento Andino. Casi todos estos consejos de fábrica se confor-
maron en torno al Freteco.
Para los integrantes de la Corriente Marxista Revolucionaria
(CMR) los consejos de fábrica revisten importancia por:
•  Poner en práctica la democracia directa entre los trabajadores, que
se concreta en la elección de los delegados y representantes obreros.
•  Se cumple el principio de revocabilidad del mandato, mediante las
asambleas de trabajadores de la empresa respectiva.
•  Se proponen superar la división social del trabajo existente entre
empleados y obreros, entre sindicalizados y no sindicalizados, entre
trabajadores manuales y trabajadores intelectuales.
•  Permite que la dirección de la lucha obrera se ubique en la fábrica
misma.
•  Intentan demostrar que es posible prescindir de los capitalistas
propietarios de los medios de producción para llevar a cabo la
gestión directa de las fábricas.361

El ensayo más significativo (dado el tamaño de la empresa) por


la constitución de los consejos de trabajadores se desarrolló a partir
de 2005 a raíz de la designación de Carlos Lanz Rodríguez como
presidente de Alcasa (Aluminios del Caroní, S.A., principal fábrica
de aluminio en Guayana). La conformación del consejo de fábrica
en Alcasa se desarrolló bajo diez premisas:362
1. La organización, funcionamiento y acción del consejo de fábrica se
rige conforme a los principios de corresponsabilidad, cogestión, auto-
gestión, cooperación, solidaridad, transparencia, rendición de cuentas.

361 Pablo Cormenzana. Op. cit. 2009, p. 188.


362 Carlos Lanz. “Consejo de fábricas, construcción del socialismo, control
obrero, cooperativismo, nacionalización, autogestión, producción socia-
lista”, Dossier, publicado en Aporrea. 01/02/07 - http://www.aporrea.org/
ideologia/a30181.html. Fecha de consulta: 19/03/12.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

2. En el consejo de fábrica se concreta tanto la democracia política


como la democracia económica. Aquí aparece la vinculación de la
democracia en el terreno político con la democracia social y econó-
mica. El consejo de fábrica prefigura los rasgos del nuevo Estado de
la V República.
3. El consejo de fábrica coloca la economía al servicio del hombre,
rompiendo con la lógica mercantil, ya que no se trata del afán de
lucro y la máxima ganancia como móvil de la producción, sino la
satisfacción de necesidades colectivas.
4. El consejo de fábrica asume también como tarea la superación del
trabajo alienado que surge en el régimen de producción capitalista,
donde el trabajador está separado y enfrentado con los medios
de producción, pero también con sus productos convertidos en
mercancías.
5. En el consejo de fábrica, al dirigirse a superar las relaciones de
producción capitalistas, se plantea la abolición de la jerarquía y el
despotismo de fábrica, colocando en cuestión la división social del
trabajo, es decir, la separación entre el trabajo manual e intelectual,
la cual es una de las principales relaciones de dominación que se
coloca en entredicho a través del ejercicio de la democracia de los
trabajadores:
5.1 Crítica al monopolio y la jerarquía del saber, que se materializa
en la expertocracia o en las modalidades tecnocráticas.
5.2 Cuestionamientos a la fragmentación del saber que surge de la
especialización.
5.3 Darle dignidad teórica al trabajo manual, reivindicando el
saber popular, propugnando el diálogo de saberes.
5.4 Asumir la democratización del saber y el pensar con cabeza
propia, como requisitos básicos de la democracia en la fábrica.
5.5 Abolición de los secretos tecnológicos, apertura de los libros de
contabilidad, humanización de las jornadas y puestos de trabajo.
5.6 Conocimiento de la relación salarial, la seguridad y la salud
ocupacional.
6. La delegación y descentralización de la capacidad de decisión y
de las funciones, concretado en un nuevo modelo de gestión con

218

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Capítulo 3

planificación democrática y elaboración participativa del presu-


puesto. En esa dirección, el cambio gerencial forma parte de la
profilaxis antiburocrática, la cual está signada por:
6.1 La democratización del saber y el diálogo permanente.
6.2 La transparencia informativa y libre acceso a los documentos
restringidos.
6.3 El trabajo en equipo y colegiación de las decisiones.
6.4 La delegación de funciones para aplanar las estructuras geren-
ciales.
6.5 La simplificación de trámites y combate a la cultura del papeleo.
7. En el consejo de fábrica se elabora el presupuesto participa-
tivo, donde se materializan los diversos puntos de vista sobre los
problemas a resolver, iniciativas de cambio, aportes e innovaciones
del colectivo:
7.1 Se trata de que los trabajadores participen en los debates y
consultas sobre ingresos y gastos, naturaleza de las inversiones y
áreas prioritarias en la empresa.
7.2 Promueve el combate de la burocracia, permite evaluar la
maquinaria administrativa, ubicando sus principales fallas:
papeleo, recaudos inútiles, pasos innecesarios.
7.3 Favorece también el combate a la corrupción, ya que la parti-
cipación del conjunto de los obreros y empleados de nuestra
empresa neutraliza el clientelismo, el tráfico de influencia en los
cupos, licitaciones, compras o inversiones.
7.4 El presupuesto participativo genera condiciones propicias
para el seguimiento y control de gestión.
7.5 El presupuesto participativo permite combatir la parcelación y
fragmentación del conocimiento.
8. La producción no se rige por el mercado, sino que es regulada cons-
cientemente por los trabajadores, en función de necesidades colec-
tivas. El ejercicio de la democracia participativa y protagónica, los
mecanismos de contraloría social, exigen también una “planifica-
ción participativa” en el proceso económico-social.
9. Reparto equitativo de los excedentes de la producción como
esfuerzo colectivo. Las formas de distribución del excedente, que

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

no persigue la apropiación individual del trabajo ajeno o la acumu-


lación de capital, se guían por principios de solidaridad, equidad y
cooperación. En tal sentido, en el consejo de fábrica los excedentes
se reparten en una serie de fondos:
9.1 Un fondo de carácter social, dirigido a devolverle a la sociedad
en su conjunto parte de la riqueza generada por el trabajo colectivo.
Con estos aportes se apoyan las EPS, Cooperativas y Nudes, igual-
mente las misiones educativas, planes de vivienda y desarrollo
territorial.
9.2 Otro fondo dirigido a cubrir gastos asociados a deudas, compras
de equipos y materias primas.
9.3 Un tercer fondo para la seguridad social y la remuneración
básica de los trabajadores.
9.4 Y finalmente, un fondo rotatorio para las contingencias.
10. La contraloría social es ejercida por los trabajadores a través de
organismos específicos creados para tales fines. Se trata de una
práctica para realizar la contraloría social en el manejo de los
recursos asignados a la empresa, así como sobre los programas y
proyectos de inversión pública presupuestada. La contraloría social
tiene como objetivo:
10.1 Dar seguimiento al funcionamiento del consejo de fábrica en
su conjunto.
10.2 Promover una práctica permanente de vigilancia y control
de la administración en la empresa. Ejercer el control en la ejecu-
ción del plan estratégico de la empresa y los diversos programas y
proyectos.

Quienes defienden la existencia de los consejos de fábrica


o consejos de trabajadores consideran que son la mejor escuela
de formación para que la clase trabajadora conozca todos los
aspectos referentes a la planificación y administración de la acti-
vidad productiva, y que sirven de aprendizaje para poder asumir la
conducción del Estado.
Intentando asumir una perspectiva más societaria, proponen
que en los consejos de fábrica participen delegados de los consejos

220

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Capítulo 3

comunales y comunas cercanas geográficamente a las empresas, y


que en estas mismas comunas y consejos comunales existan repre-
sentantes de las fábricas existentes en su territorio. De igual forma,
en los consejos de fábrica también deberían existir delegados de otras
empresas cercanas cuya gestión esté conducida por sus trabajadores.

El control obrero según varios dirigentes

Exponemos de seguidas las diversas concepciones sobre el


control obrero entre los dirigentes de las tendencias del campo
bolivariano, y algunos sectores de la llamada oposición.
Según Stalin Pérez Borges, el control obrero es la participación
directa y el control social de los trabajadores sobre los procesos
productivos y administrativos en sus centros de trabajo. Implica el
ejercicio por parte de los trabajadores de la dirección sobre las acti-
vidades productivas, administrativas, económicas, contractuales,
de seguridad e higiene, ambientales, sociales, culturales y hasta
militares. El propósito del control obrero es crear nuevas relaciones
sociales de producción, eliminando la división social del trabajo con
sus estructuras jerárquicas sobre las que se soporta la explotación
y alienación de los trabajadores. Con la implementación del control
obrero se busca mejorar las condiciones de trabajo y desarrollar el
proceso productivo para garantizar la satisfacción de las necesi-
dades sociales de los trabajadores, sus familias y toda la sociedad.
Pérez Borges considera que el control obrero debe respetar la
existencia de los sindicatos en las distintas empresas. Para él, los
consejos de trabajadores y demás estructuras del control obrero no
sustituyen las funciones propias de las organizaciones sindicales,
aunque es partidario de la unidad de acción y la complementa-
riedad de funciones entre ambas instancias (sindicatos y consejos).
Las funciones del control obrero se deben centralizar, en cada
empresa, según Pérez Borges, en un consejo general de gestión
del control obrero, en donde haya representantes electos de todos
los organismos creados en la respectiva empresa, como mesas
técnicas, comités de base, comisiones de trabajo, etc. La asamblea

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de trabajadores debe convocarse en forma regular y permanente


como la máxima instancia decisoria de los trabajadores de cada
empresa.
Al ser consultado sobre la vinculación del control obrero en
las empresas con los organismos de poder popular territoriales
(consejos comunales, comunas), Pérez Borges opinó que deberían
constituirse instancias que permitan que la planificación general
que realicen los órganos del control obrero cuenten siempre con una
representación de las comunas, consejos comunales y otras formas
de poder popular que existan a nivel parroquial y municipal.363
Por su parte el colectivo Areópago publicaba en 2008 su concepto
sobre el control obrero de la producción364. Consideraban que el
control de la producción es una necesidad de los trabajadores para
“pasar a ejercer una influencia determinante en todas las fases del
proceso productivo”, es decir, en la planificación, gestión y admi-
nistración de la producción. Para ello proponían que previamente
se debían crear las condiciones políticas para que los trabajadores
respalden y se conviertan en los principales impulsores del control
obrero. Este objetivo se podía lograr mediante la propaganda pública
realizada por dirigentes obreros de reconocido prestigio, pues de lo
contrario se corría el riesgo de que la propuesta cayera en el vacío o
se viera simplemente como algo para ejecutar burocráticamente.
El control obrero, para el colectivo Areópago, implica la orga-
nización de la actividad en la fábrica sobre una nueva base. Una
contabilidad pública, a los ojos de todos los trabajadores y la comu-
nidad, permite el control social de la actividad productiva. Pero las
transformaciones no son concebidas sólo al interior de las fábricas,
es imprescindible unir a todas las empresas básicas (refiriéndose
al proceso productivo en Guayana) y vincularlas a un único plan de
desarrollo nacional.

363 Stalin Pérez Borges. Entrevista, realizada en Maracaibo los días 06, 07 y
08 de febrero de 2012. Dirigente de Marea Socialista.
364 Areópago, Grupo de Reflexión. Consejo de fábrica y control obrero de la
producción. Caracas (Venezuela): 2008, p. 15.

222

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Capítulo 3

Para resolver la contradicción planteada al momento de decidir


sobre darle continuidad al régimen de trabajo asalariado o susti-
tuirlo por un mecanismo transicional que facilite avanzar hacia
un modelo productivo socialista, Areópago propone establecer el
principio del tiempo de trabajo social medio para determinar la
participación del trabajador individual en los bienes producidos en
común365. A la vez, los trabajadores deben tomar en sus manos el
control de la producción social bajo la dirección de los consejos de
fábrica. En este punto, las propuestas de este colectivo se comple-
mentan con la experiencia ya desarrollada en Alcasa y formulada
por Carlos Lanz Rodríguez.
Tambien el Encuentro Nacional de Control Obrero realizado en
Sidor en mayo de 2011 puntualizó una serie de criterios sobre el control
obrero y su desarrollo en el marco de la Revolución Bolivariana:366
•  En primer lugar se reconoce la existencia de un Estado burgués,
donde la burocracia excesiva y con tinte reformista ha venido
jugando un papel de contención del avance revolucionario. Parti-
cularmente esta burocracia viene actuando como obstáculo en la
organización del control obrero.
•  Se identifica la contradicción capital-trabajo como aspecto que
caracteriza el actual sistema. El enemigo principal del control
obrero es el capitalismo y la burocracia.
•  Se cuestiona la división social del trabajo impuesta por el sistema
capitalista. Se deben promover estructuras organizativas horizon-
tales, para disminuir los niveles jerárquicos.
•  Al considerar el sujeto social de la revolución, se plantea tras-
cender la unidad de la tradicional clase obrera hacia la unidad con
el campesinado y con las comunidades organizadas en general367,

365 Ibídem, p. 19.


366 Control Obrero. “Conclusiones del Encuentro Nacional de Control Obre-
ro”, revista Comuna, Nº 3: Nuevo modelo productivo bajo control obrero y
comunitario, Fundación Centro Internacional Miranda, Caracas (Vene-
zuela): 2011, p. 186.
367 En concordancia con la perspectiva “ampliada” de clase trabajadora a la
cual hicimos referencia en el primer capítulo del presente trabajo.

223

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

para que el control social se vaya convirtiendo en poder social revo-


lucionario.
•  El control obrero no debe encasillarse en el control por parte de
los trabajadores de una determinada unidad productiva, sino que
debe apuntar al desarrollo del control social que debe ejercer el
pueblo organizado para construir el nuevo poder, para construir el
poder popular. Debemos hablar de control obrero y comunal (en esa
misma perspectiva ampliada de “clase trabajadora”).
•  Se identifica como aspecto central para la elevación de la conciencia
la formación de los cuadros y la formación en general.
•  Se plantea la conformación de las milicias obreras de defensa y
avance.
•  Se reivindica la necesidad de la planificación socialista como
premisa de un nuevo modelo productivo en fase incipiente de cons-
trucción.
•  Necesidad de un plan de lucha para la acción (programa mínimo).
•  No debe haber contradicciones entre los sindicatos y los consejos
de trabajadores. Se reivindica la vigencia de los sindicatos.
•  La gerencia de las empresas debe ser electa por los trabajadores.
•  Reconocimiento a las asambleas de trabajadores como mecanismo
fundamental para ejercer la participación protagónica en el control
obrero. Revocatoria de cargos en todos los niveles organizativos.
•  El control obrero debe avanzar a la modificación de las relaciones
de producción.
•  Los consejos de trabajadores constituyen el instrumento funda-
mental para el control obrero.
•  Distribución equitativa de los excedentes económicos provenientes
del proceso productivo anual368.
•  Proponen crear un consejo de planificación de la economía nacional
desde la clase trabajadora.
•  Actualmente el modelo de gestión de las empresas “socialistas”
reproduce la dominación capitalista.

368 No especifican los términos de esa “distribución equitativa”.

224

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Capítulo 3

Este primer encuentro nacional por el control obrero tuvo como


consigna principal “Ni capitalistas ni burócratas, todo el poder para
los trabajadores”, y “La emancipación de la clase obrera es obra de
la clase obrera misma”369. Por una parte, identifican que la lucha
por transformar las relaciones de producción capitalistas enfrenta
a la clase trabajadora contra la clase capitalista (burguesa), pero
al mismo tiempo contra la burocracia del Estado que se resiste a
los cambios y que actúa como representante insospechada de esos
mismos intereses burgueses. Y la segunda consigna repite una
vez más la idea formulada por Marx en 1864 al fundar la Primera
Internacional Comunista, constituyendo una clara toma de partido
dentro del panorama político venezolano, al distanciarse de las
tendencias que como la FSBT-CBST propugnan una subordinación
de los movimientos obreros ante el Estado y el partido dirigente.
En opinión de Carlos Carcione y Martín Poliak370, el Plan
Guayana Socialista se encuentra en una encrucijada debido al
permanente boicot que tanto la burocracia del Estado como los
sindicatos han realizado contra las experiencias de control obrero.
Pero ambos activistas no creen que esa situación explique total-
mente lo que está pasado en Guayana. Consideran que las nuevas
administraciones electas por los trabajadores se han limitado a
seguir administrando las empresas con la lógica del capital371. Ha
imperado el criterio de aumentar la eficiencia productiva, atacando
algunos focos de corrupción e impulsando algunas instancias de
participación, pero sin generar cambios de fondo en las estruc-
turas jerárquicas ni en el manejo de las empresas. El concepto de
control obrero como embrión de un nuevo modelo productivo se
fue desvirtuando y diluyendo en concepciones como que simple-
mente sería una “administración más transparente” y una forma de
“contraloría social”.

369 Subrayados del autor.


370 Carlos Carcione y Martín Poliak. “El Plan Guayana Socialista en la en-
crucijada”, revista Comuna, Nº 3, noviembre de 2011. Centro Internacio-
nal Miranda, Caracas (Venezuela).
371 Ibídem, p. 59.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

De esta forma, la clase trabajadora ha terminado convirtién-


dose en Venezuela en administradora de la propia crisis capitalista.
Asemejándose a una política promovida por la burguesía europea
en la década de 1970, a raíz del Mayo francés (1968) y la oleada de
huelgas en Italia en 1969, que consistía en darle participación a los
trabajadores en la dirección de las empresas (pero sin poder tomar
decisiones fundamentales) con el objetivo de mejorar la produc-
ción y al mismo tiempo desarticular las luchas de la clase traba-
jadora. Las nuevas administraciones electas en el Plan Guayana
Socialista, al respetar y asimilar las estructuras capitalistas de las
empresas y del propio Estado, terminan subordinando el control
obrero al capital y a la burocracia, convirtiendo a los trabajadores
en administradores de la crisis capitalista.372
Carcione y Poliak denuncian cómo se ha desarrollado el
problema o confrontación entre los sindicatos y los consejos de
trabajadores. Diversos sectores de la burocracia sindical, al ver peli-
grar sus privilegios ante el protagonismo de las bases obreras, han
salido a denostar los consejos de trabajadores y a sabotear todas
las políticas destinadas a hacer realidad el control obrero. Desde el
Estado, sectores gerenciales han propuesto que con los consejos de
trabajadores ya no hacen falta sindicatos, cuestión que ven como
inadmisible en un país en que la contradicción capital-trabajo
está muy lejos de desaparecer. Pero también desde los sectores de
trabajadores que impulsan el control obrero, se ha caído en el error
de desvalorizar a los sindicatos por ser herramientas solamente
reivindicativas que no cuestionan el poder burgués, y al hacer esto
dejan a los sindicatos en manos de corrientes reformistas y buro-
cráticas que posteriormente actúan en contra del mismo control
obrero. Proponen la formación de equipos políticos para el rescate
de los sindicatos y que a la vez impulsen el control obrero y los
consejos de fábrica.373

372 Ibídem, p. 60.


373 Ibídem, p. 61.

226

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Capítulo 3

Concluyen su análisis planteando que el control obrero se debe


transformar en un instrumento de defensa del proceso revolucio-
nario, o de lo contrario el Estado terminará por liquidar el control
obrero. Algo parecido a esto último ha ocurrido en febrero-marzo
de 2012, cuando una serie de decisiones del Gobierno Boliva-
riano han descabezado las directivas de las empresas básicas de
Guayana que habían sido electas por los trabajadores en 2010, y se
han designado representantes de la burocracia anticontrol obrero
como nuevos presidentes de dichas empresas, procediendo los
mismos a una modificación general de toda la cúpula gerencial
que en esas empresas venía adelantando todo lo relacionado con el
Plan Guayana Socialista.

Las contradicciones entre los sindicatos y los consejos de


trabajadores

Con el surgimiento de los consejos de trabajadores en distintas


fábricas del país, y la propuesta realizada por diversas corrientes
políticas para que los consejos de fábrica se constituyan en el
fundamento de la política por el control obrero de la producción,
otros sectores del movimiento de trabajadores han formulado sus
discrepancias hacia estas propuestas y han reivindicado la figura
del sindicato como organismo principal de las luchas obreras.
Entre los sectores de la oposición política al Gobierno Bolivariano,
estas críticas han favorecido la creación del ya mencionado Fadess
(Frente Amplio de Defensa del Salario y del Sindicato).
Tendencias bolivarianas como Marea Socialista, CTR, PCV
y CMR consideran la existencia dual de los consejos de fábrica y
de los sindicatos. Otros sectores bolivarianos, como es el caso de la
FSBT, no promueven abiertamente el control obrero ni han organi-
zado hasta ahora consejos de trabajadores en las empresas donde
tienen influencia; pero sus críticas hacia el control obrero y los
consejos de trabajadores no llegan al nivel de cuestionamiento que
ha realizado el Fadess.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

El Partido Comunista de Venezuela (PCV) sostiene que los


consejos socialistas de trabajadores “no sustituirán ni desplazarán
a las organizaciones sindicales”. Considera que “ambos instru-
mentos tienen propósitos y funciones diferentes” y que en su
accionar pueden apoyarse mutuamente.374
Para los activistas de la Corriente Marxista Revolucionaria
(CMR), los sindicatos no han dejado de ser útiles como instrumento
de lucha de los trabajadores para defender sus intereses. Rememo-
rando a Gramsci, consideran que los sindicatos cumplen un papel
de resistencia al capitalismo, mientras la burguesía controle el
Estado y los medios de producción. En la actual etapa del proceso
bolivariano, consideran que se desarrollan simultáneamente una
lucha contra el capitalismo y una lucha contra la burocracia que
dirige el Estado. En este contexto, ambas formas de organización,
sindicatos y consejos de fábrica, son necesarias para desarrollar las
luchas de los trabajadores.375
Marea Socialista sostiene posiciones parecidas al afirmar que
los sindicatos y los consejos de trabajadores se complementan.
Para esta tendencia, los sindicatos estarán vigentes mientras “haya
venta de la fuerza de trabajo, mientras haya salario, mientras exista
explotación y alienación”376. Consideran a la vez que los consejos
de trabajadores son los nuevos organismos autónomos de la clase
obrera, destinados a promover el control obrero y la lucha por el
nuevo modelo productivo socialista.
En el campo de la oposición a Chávez, dirigentes como Orlando
Chirino han denunciado la figura de los consejos de trabajadores
como un ardid del Gobierno para desconocer los derechos labo-
rales y debilitar la acción de los sindicatos. Pero hasta 2007, el
mismo dirigente opinaba favorablemente sobre estos consejos
laborales, y los entendía “como parte de un nuevo parlamento

374 Tribuna Popular, 2009, p. 4.


375 Pablo Cormenzana. Op. cit. 2009, p. 208.
376 Stalin Pérez Borges. “Hacia un nuevo modelo sindical”, revista Comuna
Nº 3: Nuevo modelo productivo bajo control obrero y comunitario, Fun-
dación Centro Internacional Miranda, Caracas (Venezuela): 2011, p. 89.

228

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Capítulo 3

popular”, junto a otras formas de organización similares como los


consejos comunales377.
Pero en 2012 Chirino ha cambiado su opinión sobre los consejos
de trabajadores, de la misma forma en que ha cambiado desde
respaldar al Gobierno hasta ubicarse en las filas de la oposición.
Como representante del Fadess, sostiene que “el objetivo político
fundamental del chavismo es imponer los consejos de trabajadores
[…] para mutilar los sindicatos”. Para él se trata de una intromisión
y de un abuso de poder, porque son los trabajadores quienes deben
decidir soberanamente cómo se organizan. Y esos consejos vienen
impuestos por los poderes constituidos, son un arma política como
lo son los consejos comunales.378
Chirino sostiene que no se conoce cómo serán elegidos esos
consejos de trabajadores, y alerta hacia la posibilidad de que se
aplique un mecanismo similar al existente en Cuba, en donde
afirma que los “consejos de defensa de la revolución” están asimi-
lados al partido de Gobierno. En el caso venezolano, considera
que estos consejos pudieran terminar siendo apéndices del PSUV,
cuestión que rechaza totalmente.

Los sindicatos existentes en 2012

El miembro de la Coordinación Nacional de la Unete y de la


corriente Marea Socialista, Stalin Pérez Borges, realiza un profundo
análisis de la realidad actual del movimiento sindical venezolano,
desentrañando los vicios y debilidades que lo carcomen, y termina
proponiendo un “nuevo modelo sindical” que se implementaría a
través de una “constituyente de los trabajadores”.379

377 Orlando Chirino. “Concebimos los consejos laborales como parte de un


nuevo Parlamento Popular”, Publicado en Rebelión, 07/03/2007. http://
www.rebelion.org/noticia.php?id=47830.
378 Orlando Chirino. “Trabajadores defenderán las prestaciones sociales el
1º de mayo”, Notitarde, 14/04/12, http://www.notitarde.com/notitarde/
plantillas/notitarde/inota.aspx?idart=1614058&idcat=9856&tipo=2.
379 Stalin Pérez Borges. Op. cit. 2011, p. 63.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Para este dirigente, el movimiento de trabajadores en Vene-


zuela se caracteriza por su actual atomización, por la prevalencia
de posiciones sectarias entre las mismas corrientes sindicales
bolivarianas, por la debilidad para exigir la vigencia de sus dere-
chos (como el de la contratación colectiva en muchos sectores de
la Administración Pública), y por el fortalecimiento de corrientes
sindicales propatronales (como las que han respaldado recien-
temente al grupo empresarial Polar en su enfrentamiento con el
Gobierno Bolivariano).
Apoyándonos en el diagnóstico que realiza Pérez, esquema-
tizamos un balance sobre lo que hoy en día (2012) es el mundo
sindical en Venezuela, considerando todo el amplio espectro de
sindicatos aliados o enfrentados con el Gobierno Bolivariano, y a
los que se pueden considerar como ni-ni:380
•  En base a una cifra de 12 millones de trabajadores activos, de los
cuales un 55 % son trabajadores formales y un 45 % informales, el
porcentaje de sindicalización es inferior al 20 % de los trabajadores
activos.
•  No existen mecanismos de participación democrática de los traba-
jadores en las decisiones, acciones y luchas de sus sindicatos. La
participación de los trabajadores se reduce a las firmas cuando se
procede a inscribir el sindicato, y cuando vota en las elecciones para
elegir nueva junta directiva. El resto del tiempo, la relación entre
directivos y afiliados sindicales se reduce a suministrarles algunas
informaciones. Las decisiones fundamentales, sobre todo en cues-
tiones neurálgicas como las discusiones de contrataciones colec-
tivas, son tomadas sólo por las directivas sindicales, y muchas veces
por algunos pocos miembros de esas directivas.
•  A lo anterior se une la escasa relación entre los sindicatos de base
con las respectivas federaciones nacionales por rama de industria
y las mismas centrales de trabajadores. Existe muy poco poder de
decisión de los trabajadores de base sobre los procedimientos en
que se debaten y deciden sus derechos laborales.

380 Ibídem, p. 67.

230

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Capítulo 3

•  Predomina la figura de los “sindicatos de empresa”, que constituyen


una mayoría ante los sindicatos por rama de industria. Esta realidad
es la causante de la poca fuerza de lucha que posee la clase trabaja-
dora venezolana.
•  A esto se une el llamado “paralelismo sindical”, es decir, la existencia
de varios sindicatos en una misma empresa, que Pérez caracteriza
como una “enfermedad” derivada del alto grado de intolerancia que
se ha propagado dentro del movimiento sindical. Los sindicatos
paralelos son promovidos incluso por corrientes sindicales boli-
varianas minoritarias que han sido derrotadas por otras corrientes
bolivarianas mayoritarias dentro de las empresas.
•  La intolerancia llega al punto de que los grupos de trabajadores que
conquistan un sindicato de empresa, hacen despedir a las minorías
que participaron y perdieron en las elecciones, o en el mejor de los
casos, optan por no tomar en cuenta a dichas minorías para las deci-
siones de la organización sindical.
•  La disputa intersindical alcanza su punto máximo en el sector cons-
trucción, en el cual la lucha por incidir en determinadas obras se
hace con frecuencia a punta de pistola, con métodos violentos y
sicariato. El saldo de muertos y heridos es muy alto y vergonzoso.
Aunque esta grave situación es competencia de la Fiscalía y los
cuerpos policiales, también es responsabilidad de la dirigencia de
los trabajadores, en conjunto con el Ministerio del Trabajo, el diseño
de una estrategia que derrote políticamente y expulse del sindi-
calismo a quienes han desarrollado esta forma criminal de acción
sindical.
•  La venta de empleos es otro problema que arrastra el sindicalismo
venezolano. En ramas como la construcción se ha hecho norma la
venta de empleos y el ejercicio de múltiples “delegaturas” por parte
de los directivos sindicales, los cuales terminan cobrando 5,10 y más
salarios sin trabajar, pervirtiendo el oficio sindical. Esta práctica de
los sindicatos de la construcción es uno de los elementos que incide
en la elevación del costo de la propiedad inmobiliaria en los últimos
años. La venta de empleos afecta también a otras ramas laborales
como petróleo, y en este caso incorpora a sectores gerenciales de

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Pdvsa en estas prácticas abominables, que permite el lucro fácil


apoyándose en las necesidades de los trabajadores desempleados.
•  A todas las disputas anteriores hay que sumar los conflictos que las
directivas sindicales desarrollan contra otras formas de organiza-
ción y representación de los trabajadores, como son los consejos
obreros y los delegados de prevención (estos últimos resultantes de
la aplicación de la Lopcymat, Ley Orgánica de Prevención, Condi-
ciones y Medio Ambiente de Trabajo). Los líderes sindicales no ven
estos organismos como complementarios y necesarios, sino como
peligrosas competencias, y en consecuencia tratan de bloquear
y sabotear las actuaciones de estos delegados de prevención y/o
consejos de trabajadores.
•  Otra expresión problemática de la práctica sindical actual es
el “encierro” que adoptan muchas directivas sindicales, que se
desligan de una perspectiva general de la lucha de clase, incluso
perdiendo hasta la visión propia de lo local, y se limitan a mantener
una gestión directa con el patrono. Se aíslan de las federaciones y
centrales, y de otros sindicatos, importándoles poco los problemas
de los demás trabajadores. Cuando se plantean situaciones conflic-
tivas, este precario modelo de sindicalismo hace crisis por la inca-
pacidad del sindicato de recurrir a la solidaridad general de la clase
trabajadora por el mismo aislamiento que ellos han mantenido en
su gestión puramente reivindicativista.
•  La práctica política del movimiento de trabajadores es funda-
mentalmente economicista. La lucha se centra en las condiciones
mercantiles de la fuerza de trabajo y se le da poca o nula relevancia
a la lucha por la eliminación de la condición mercantil del ser
humano.381
•  La corrupción de no pocos directivos sindicales también es un
cáncer que carcome al movimiento sindical. Muchos dirigentes
sucumben ante las prebendas de los patronos privados y del mismo

381 Incluimos la cita “Control Obrero” para referirnos a la sistematización


del Encuentro Nacional de Control Obrero y los Consejos de Trabaja-
dores y Trabajadoras, celebrado en Sidor del 20 al 22 de mayo de 2011.
Publicado en la revista Comuna, Nº 3, Control Obrero, op. cit., 2011.

232

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Capítulo 3

Estado Bolivariano actuando como patrono. En consecuencia, los


derechos e intereses de los trabajadores son vulnerados en el marco
de las negociaciones oscuras entre patronos y directivos sindicales.
•  Pérez Borges culmina su diagnóstico, al que califica como un
“doloroso cuadro de división, retroceso y atraso que vive la clase
trabajadora y el movimiento sindical de base”, denunciando los
mecanismos de rompimientos, descalificaciones, zancadillas e into-
lerancia que alimentan muchos de los principales dirigentes de las
distintas centrales obreras y corrientes sindicales.382

La situación de la clase trabajadora venezolana luego de 13


años de revolución

Complementando esta sistematización de las características


del sindicalismo en el momento actual diferentes dirigentes coin-
ciden en la valoración de los principales problemas por los cuales
atraviesa la clase trabajadora en cuanto a las reivindicaciones labo-
rales se refiere:
•  Una porción significativa de los trabajadores apenas recibe el
salario mínimo, incluso en algunos sitios devengan salarios por
debajo de éste.
•  El alto grado de inflación de los últimos años ha reducido la capa-
cidad de compra del salario real, generando una distribución regre-
siva del ingreso, que se ha ocultado con el auge de la renta petrolera
y la existencia de las distintas misiones383. La inflación erosiona el
poder adquisitivo de los trabajadores, contrae el consumo privado
y es una de las causas de la recesión que ha afectado a la economía
venezolana en años recientes.
•  El dato anterior se complementa comparando la participación en
el ingreso producido entre los trabajadores y los capitalistas. En
1998 al trabajo le tocaba el 39,7% del producto nacional, mientras

382 Stalin Pérez Borges. Op. cit., 2011, p. 71.


383 Víctor Álvarez R. “Del control obrero al empoderamiento popular”, Re-
vista Comuna, Nº 3, Centro Internacional Miranda. Caracas (Venezuela):
2011, p. 118.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

al capital le correspondía sólo el 36,2%. En 2008, según cifras del


Banco Central de Venezuela, al trabajo le correspondió una parti-
cipación del 32,85% del producto interno, y la parte que le toca al
capital se elevó hasta 48,8%.384
•  Según investigadores como Víctor Álvarez, la voraz inflación que ha
vivido Venezuela en este período de Gobierno Bolivariano vuelve
sal y agua no sólo los aumentos salariales del 20% que decreta anual-
mente el Ejecutivo nacional (este año de 2012 el reciente decreto de
aumento de salario mínimo alcanzó hasta un 30,25%), sino que se
traga también un porcentaje del ingreso real anterior.
•  Los patronos se aprovechan de la debilidad sindical para imponer
condiciones de trabajo que deberían haberse superado en el marco
de la Revolución Bolivariana.
•  El sicariato patronal y las disputas intersindicales han asesinado a
numerosos e importantes líderes obreros.
•  La protesta de los trabajadores se criminaliza al ejercer sobre ella
una serie de acciones judiciales.
•  Las inspectorías del trabajo y los tribunales laborales se pliegan en
no pocas ocasiones a los intereses patronales, dejando en la inde-
fensión a numerosos sindicatos y trabajadores.
•  Muchas contrataciones colectivas del sector público están vencidas
y no existe disposición de parte del Estado para iniciar las discu-
siones de una nueva contratación laboral.

La nueva Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los


Trabajadores (Lottt)

El 30 de abril de 2012 el presidente Chávez promulgó la nueva


Lottt, y al día siguiente, la movilización bolivariana del 1º de mayo
sacó a la calle a unas 400.000 personas en Caracas, además de otras
movilizaciones en varias ciudades del país (Maracaibo, Ciudad
Guayana), demostrando el enorme respaldo de los trabajadores y

384 Ibídem, p. 120.

234

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Capítulo 3

todo el pueblo a la ley como tal y de manera general a la política


laboral del Gobierno Bolivariano.385
La movilización del 1º de mayo de 2012 acabó con la incertidumbre
existente dentro del movimiento de trabajadores con relación al rumbo
que asumiría la nueva propuesta de Ley del Trabajo, y sorprendió
incluso a sus organizadores por la gran cantidad de personas que ese
día salieron a la calle y el entusiasmo con el cual salieron.386
En comparación, la marcha del 1º de mayo convocada simultá-
neamente por la CTV y el Fadess en Caracas apenas logró movilizar
a unas 1.000 personas y constituyó un rotundo fracaso político para
sus organizadores. El discurso desarrollado durante meses por
los sectores sindicales oposicionistas, cuestionando el pretendido
carácter antiobrero que estaría implícito en la nueva ley, quedó en
el aire al promulgarse la misma y comprobarse de manera pública y
notoria que su articulado constituye un escenario de recuperación
y avance de las conquistas laborales.
La aprobación de la Lottt puede decirse que fue producto de
varias circunstancias presentes en el momento político que se
configura en los años recientes:
•  La presión ejercida por la Unete y otros sectores sindicales, que reali-
zaron numerosas marchas y peticiones entre 2009 y 2011 exigiendo
a la Asamblea Nacional el debate y aprobación de la Ley del Trabajo
tal como lo ordenaba la Constitución de 1999 (Rincón, 2012).
•  La necesidad de consolidar la creación de la nueva central obrera
(la CSBT) implicaba utilizar una especie de “oferta política” que
agrupara a los trabajadores, y para ello se recurrió a la aprobación
de la Lottt.387
•  La campaña electoral presidencial de 2012, que se complica a partir
de la enfermedad del presidente Chávez desde junio de 2011. Esto
parece haber impulsado al Gobierno a radicalizar su política laboral

385 Luis Vargas. Entrevista. Realizada en Maracaibo, 17/05/12. Miembro de


la Juventud Obrera Católica.
386 Carlos Carcione. Entrevista. Realizada en Caracas, 14/05/2012. Investi-
gador del Centro Internacional Miranda.
387 Ibídem.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

como mecanismo para garantizar un elevado respaldo electoral


entre los trabajadores.
•  La no existencia de contradicciones de fondo entre la política
general desarrollada por el Gobierno Bolivariano y lo aprobado en
la nueva Lottt. El Gobierno de Chávez ha sido más keynesiano que
socialista, más defensor del Estado de bienestar que del modelo
neoliberal. Las reformas incluidas en la nueva ley del trabajo se
orientan más hacia lo que fueron las conquistas laborales del Estado
de bienestar, aunque ese modelo actualmente no sea suscrito por el
capital internacional.

Entre los aspectos que más destacan de la nueva Lottt, mencio-


namos:
•  Se revierte la reforma legislativa de 1997, al restablecer el cálculo en
base al último salario para cancelar las prestaciones de antigüedad
a los trabajadores (art. 142).
•  Se recupera igualmente el pago doble de prestaciones por despidos
injustificados, que también había sido eliminado en la reforma del
97 (art. 92, 141 y 142).
•  Inamovilidad de dos años a la trabajadora después del parto.
•  Inamovilidad de dos años al padre trabajador después del parto.
•  Descanso pre y postnatal: 6 semanas antes del parto y 20 semanas
después del parto.
•  Guarderías: desde los 3 meses hasta los 6 años. Pago de matrícula y
mensualidades por el patrono.
•  Jornada laboral de 5 días a la semana, dos días de descanso conti-
nuos y remunerados. Jornada diurna de 8 horas diarias y 40
horas semanales (antes eran 44 horas semanales, y un solo día de
descanso oficial).
•  Nuevos días feriados: Lunes y Martes de carnaval, 24 y 31 de
diciembre.
•  Bono vacacional: 15 días de salario normal más 1 día por cada año de
servicio, hasta 30 días (antes eran 7 días de salario hasta 21).
•  Bonificación de fin de año: 30 días de salario (antes eran 15 días de
salario).

236

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Capítulo 3

•  Los reclamos por prestaciones sociales prescribirán a los 10 años


(antes era 1 año). El resto de reclamos laborales prescribirán a los 5
años (antes era un año).
•  Queda prohibida la tercerización. En un lapso no mayor de 3 años
los patronos se ajustarán a ella, incorporando a la nómina a los
trabajadores tercerizados.
•  Las garantías a la estabilidad laboral (art. 86 y 87).
•  La pena de prisión de 6 a 15 meses ante el desacato de una orden
judicial de reenganche (art. 89).

En aspectos como el pago de las prestaciones de antigüedad, los


reposos por gravidez y la estabilidad, esta nueva Lottt se coloca al
frente de las legislaciones laborales en América Latina superando a
países como Argentina.388
Los aspectos positivos de la ley inciden principalmente en los
trabajadores no sindicalizados o que no gozan de contrataciones
colectivas. Para los trabajadores que forman parte de la Adminis-
tración Pública o de sectores laborales regulados por contrata-
ciones colectivas, la mayoría de las reivindicaciones contempladas
en la ley ya habían sido superadas desde décadas anteriores. Pero
se debe tomar en cuenta que un porcentaje mayoritario de los
trabajadores venezolanos no está sindicalizado o no está amparado
en contratos colectivos.
De manera general constituye una ley progresiva, que va en
contra del capital mundial, y que destaca más aún por el contexto de
paquetes neoliberales que acentúan las políticas de flexibilización
laboral, que se vienen implementando tanto en la Unión Europea
como en los Estados Unidos.389
Algunos sectores sindicales ubicados en el campo bolivariano
han expresado objeciones hacia aspectos contemplados en la Lottt.
Es el caso de Pedro Eusse (miembro de Unete y representante de

388 Ibídem.
389 Ibídem, Alberto Salcedo, Entrevista. Realizada en Maracaibo, 11/06/12.
Miembro de la Coordinación Nacional de la Unete y de la Corriente CTR.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

la Corriente Cruz Villegas, vinculada al PCV), quien cuestiona artí-


culos de la nueva ley, como el 423, referido a la posibilidad de retirar
por 48 horas del centro de trabajo a un trabajador investido de fuero
sindical que “haya incurrido en violencia que ponga en peligro la
integridad” de otros trabajadores o del patrono; el 476 y 484, que
establecen limitaciones para la admisión de pliegos conflictivos y el
ejercicio del derecho a huelga.390
Si bien Eusse saluda los avances contemplados en la nueva Lottt,
particularmente la incorporación de la figura de los consejos de
trabajadores y las medidas sancionatorias en multas y arrestos para
los patronos que incumplan providencias de reenganche de traba-
jadores, enfatiza en la necesidad de estudiarla a fondo y compararla
con la legislación anterior, para poder establecer con claridad los
avances, estancamientos y retrocesos de los derechos laborales. En
este punto lamenta que las propuestas realizadas por el PCV “supe-
raban, casi en su totalidad, lo aprobado en la nueva Lottt”.391
Dirigentes de otra corriente de la Unete, la CTR, respaldan
también las conquistas de la nueva Lottt y en una visión más opti-
mista que la de Eusse, promueven escenarios de debate de la ley
en los sindicatos y movimientos de trabajadores392. Expresan su
respaldo a las figuras de los consejos de trabajadores y delegados
de prevención, con los cuales han hecho causa común en las luchas
y movilizaciones impulsadas por la Unete. Reivindican una vez más
la autonomía sindical que pudiera estar en peligro por la intromi-
sión del Consejo Nacional Electoral en los procesos de elecciones
sindicales, aunque en este punto reconocen que la Lottt ha sido

390 Pedro Eusse. “Análisis clasista de la Lottt”, Tribuna Popular. Órgano del
Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, N° 205 / Año LXV /
XI ÉPOCA. 1 al 21 de junio de 2012. Caracas (Venezuela).
391 Ibídem.
392 Lilí Rincón. Entrevista. Realizada en Maracaibo, 11/06/12. Miembro de
la Coordinación Nacional de la Unete y de la Corriente CTR. Alberto
Salcedo. Op. cit., 2012.

238

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Capítulo 3

menos intervencionista que lo contemplado en el artículo 293393 de


la Constitución Nacional.
Juan García, directivo de Marea Socialista, corriente sindical
participante en la Unete, considera que la aprobación de la nueva
Lottt se convirtió en el mecanismo legitimador de la nueva central
bolivariana de trabajadores (la CSBT). Reconociendo sus avances,
considera también que el paso decisivo a nivel gubernamental fue
influido por las movilizaciones de la Unete y otros sectores laborales
que presionaron fuerte en los últimos dos años para que la Asam-
blea Nacional discutiera y aprobara la nueva Ley del Trabajo.394
La imagen general que expone ante el mundo la nueva Ley
Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores, es que
mientras en Europa se reducen los salarios, se alarga la jornada de
trabajo, se rebajan las pensiones y se alarga la edad mínima para
poder jubilarse, se recortan los gastos gubernamentales en salud
y educación, se abaratan los despidos y se reducen o eliminan
los subsidios al desempleo y la pobreza, en Venezuela vienen
ocurriendo cambios en sentido contrario, de aumento de salarios,
reducción de la jornada de trabajo, ampliación de la base social para
optar a las pensiones de vejez, encarecimiento de los despidos (y
establecimiento de multas e incluso arrestos contra los patronos
que no acaten una medida judicial de reenganche), ampliación por
cuatro del número de ciudadanos con acceso a la educación univer-
sitaria, políticas generales de construcción de viviendas para los
sectores populares y de fortalecimiento del sistema de salud pública.
Los miembros del Fadess por su parte han reconocido algunos
aspectos positivos de la nueva Lottt, como lo referido a los permisos
por gravidez y la inamovilidad postnatal, pero a la vez han denun-
ciado una serie de aspectos que consideran violatorios de la libertad
sindical, como los siguientes:

393 El cual establece entre las funciones del Poder Electoral “organizar las
elecciones de sindicatos y gremios”.
394 Juan García. Entrevista. Realizada en Caracas, 14/05/2012. Miembro de
la Coordinación Nacional de Marea Socialista.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

•  Froilán Barrios cuestiona que exista el Registro Nacional de Orga-


nizaciones Sindicales (Art. 374 y disposición transitoria cuarta),
pues permite al Estado inmiscuirse en los asuntos internos de los
sindicatos395. Sobre este punto también cuestiona que las organiza-
ciones sindicales tengan que adecuar sus estatutos a la Ley, cuando
eso sería un asunto interno de cada sindicato (los estatutos) en el
cual no debería intervenir el Estado.
•  Jacqueline Ritcher rechaza que los servicios mínimos para ejercer el
derecho a huelga sean determinados según el criterio del inspector
del trabajo, lo que considera un aspecto que limita las posibilidades
de realizar huelgas legales.396
•  Pablo Castro considera que la normativa aprobada en la Lottt para
regular el trabajo de las domésticas y de los trabajadores para servi-
cios personales en general, limitarán la contratación de este tipo de
empleados por parte de los jefes y jefas de hogar, debido a lo engo-
rroso de los trámites a realizar ante el Ministerio del Trabajo.397
•  Juan Crespo cuestiona que los sindicalistas tengan que presentar
una declaración jurada de bienes, cuando la Organización Interna-
cional de Trabajo se ha opuesto en el pasado a medidas de este tipo,
que califica de intromisión del Estado en los asuntos internos de los
sindicatos.398

395 Froilán Barrios. “Fadess. Tenemos una Ley del Trabajo cercenado-
ra de la libertad sindical”, http://primicias24.com/nacionales/fadess-
%E2%80%9Ctenemos-una-ley-del-trabajo-cercenadora-de-la-liber-
tad-sindical%E2%80%9D/. Primicias 24. 11/05/2012. Fecha de consulta:
28/05/12., 2012-b)
396 Jacqueline Ritcher. “Señalan que Ley del Trabajo lesiona el derecho a
huelga”. http://www.eluniversal.com/economia/120523/senalan-que-ley-
del-trabajo-lesiona-derecho-a-la-huelga. El Universal. 23/05/12. Fecha
de consulta: 28/05/12.
397 Pablo Castro. “Regulaciones del oficio”, http://www.talcualdigital.com/
Nota/visor.aspx?id=70784&tipo=AVA. Tal Cual digital. 21/05/12. Fecha de
consulta: 28/05/12.
398 Juan Crespo. “Exigen declaración jurada de bienes a sindicalistas”,
http://www.el-nacional.com/noticia/35982/18/Exigen-declaracion-jura-
da-de-bienes-a-sindicalistas.html. El Nacional, 23/05/12. Fecha de con-
sulta: 28/05/12.

240

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Capítulo 3

Ni el Fadess ni la CTV399 han dado a conocer un documento


público que cuestione globalmente la nueva Lottt, sino que se han
limitado a dar una serie de declaraciones como las aquí recogidas,
las cuales de modo alguno pueden considerarse como un cues-
tionamiento integral al contenido de la ley. Ciertamente pueden
existir aspectos de la ley que configuren una intromisión del Estado
en la autonomía sindical, los cuales se ubican en las concepciones
que hemos señalado en el presente trabajo que predominaron en
años recientes tanto en el propio Presidente de la República como
en muchos de sus ministros y subalternos inmediatos.
Sobre esto es bueno recordar cómo los actos de gobierno
en cuanto al tema laboral han ido modificándose de acuerdo a la
presión ejercida por el propio movimiento de trabajadores (el caso
Sidor es uno de los más emblemáticos). La lucha obrera ha llevado
al Gobierno Bolivariano a una situación de menos a más, lo ha obli-
gado a profundizar sus definiciones políticas y a cumplir incluso
con promesas electorales formuladas por Chávez en 1998 y que
habían permanecido congeladas por 12 años, como ha sucedido con
la recuperación del cálculo de la prestación de antigüedad en base
al último salario y con la restitución del pago doble por despido
injustificado.
La cuestión de hacer valer la autonomía sindical depende direc-
tamente de los propios sindicatos, de la capacidad del movimiento
de trabajadores para impedir que desde el Ministerio del Trabajo
se intervenga a favor o en contra de determinadas corrientes sindi-
cales, como ha ocurrido muchas veces en este Gobierno y como fue
práctica común durante todo el período de la democracia repre-
sentativa (1958-1999). Dada la experiencia que hemos visto en esta
etapa bolivariana, un fuerte y unido movimiento sindical estaría en
condiciones de impedir cualquier maniobra intervencionista que
pretendieran realizar sectores burocráticos del Gobierno chavista.
La posibilidad de que se continúe con la violación de la autonomía

399 A fines de mayo de 2012.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

sindical se fortalece en la medida en que perdure la actual disper-


sión de fuerzas sindicales en Venezuela.
Descartamos casi totalmente que desde la burocracia guberna-
mental exista un plan destinado a dividir al movimiento sindical
para lograr a partir de allí su control burocrático desde el Estado
y el PSUV. No concebimos que la nueva Lottt sea parte de este
pretendido plan, como quieren hacer ver los voceros del Fadess.
Nuestra interpretación se orienta a considerar que la falta de direc-
cionalidad política en el campo laboral ha llevado al Gobierno
chavista a estar improvisando constantemente, a definir sobre la
marcha políticas que muchas veces se contradicen unas a otras y
que no guardan coherencia en el tiempo. Los errores de la política
laboral chavista son más producto de la incapacidad de la buro-
cracia que del supuesto carácter “antiobrero” que le endilgan a
Chávez el Fadess y la CTV. Los hechos analizados en este trabajo así
lo demuestran.
A pesar de algunos gazapos que se hayan colado en la nueva
Lottt, valoramos la misma como un avance significativo en la legisla-
ción laboral venezolana. Por ejemplo, al considerar que: “... el proceso
social de trabajo tiene como objetivo esencial superar las formas
de explotación capitalista, la producción de bienes y servicios que
aseguren nuestra independencia económica, satisfagan las necesi-
dades humanas mediante la justa distribución de la riqueza” (art. 25).
Con esto, la nueva Lottt se distancia de las concepciones tradi-
cionales que concebían las leyes del trabajo como reguladoras
o “suavizadoras” de la explotación del trabajo asalariado por el
capital, y se pronuncia abiertamente por la superación de la explo-
tación capitalista, reconociendo que son los trabajadores los únicos
productores de la riqueza social (artículo 1). De igual forma incor-
pora como principio del derecho del trabajo el pensamiento boli-
variano y como fuentes del derecho laboral el ideario bolivariano,
zamorano y robinsoniano, valorando así las raíces fundamentales
de nuestra nacionalidad y vinculándolas a las relaciones sociales
de producción que intenta normatizar la Lottt.

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Capítulo 3

Por supuesto, la bondad de una ley puede quedar en letra muerta


si no existe un movimiento obrero organizado que la haga cumplir.
En esa dirección la nueva Lottt pudiera jugar un papel destacado
como motivadora de procesos de reorganización unitaria del movi-
miento de trabajadores venezolano, en la dirección de las propuestas
que incorporamos en el capítulo cuarto del presente trabajo.
Dado que las conquistas obreras no pueden ser consideradas
como dádivas otorgadas por el Estado y los patronos, estos logros de
la nueva Lottt representan el resultado de una década de grandes
movilizaciones obreras en Venezuela, y de procesos organizativos
un tanto espontáneos que sin embargo han modificado el pano-
rama de inmovilidad y entrega ante el capital que existía hasta 1998.
Las políticas laborales que adelantan actualmente los Gobiernos
de la Unión Europea constituyen el mejor espejo para valorar lo que
ha venido siendo el desempeño del Gobierno Bolivariano en este
ámbito. Mientras en la vieja Europa se desmonta el Estado de bien-
estar y se desconocen derechos de los trabajadores conquistados y
ejercidos por más de medio siglo, aquí en Venezuela se avanza cada
vez más en los principios de progresividad de los derechos laborales.
Analizamos, por ejemplo, la cuestión de la jornada de trabajo.
El Gobierno español aprobó a fines del 2011 una ampliación de la
jornada de trabajo de los funcionarios públicos, desde 35 horas sema-
nales a 37,5400. Junto a esto se han producido en dicho país sendos
decretos de reducción de salarios en 2010 y 2012401, y se han abaratado
los despidos anulando normas que los limitaban402. En Venezuela se
avanza en dirección contraria: se acorta la jornada de trabajo (de 44 a
40 horas), se aumentan los salarios y se encarecen los despidos.

400 Los funcionarios trabajarán 37,5 horas y su sueldo sigue congelado. El


País. 30/12/11. http://politica.elpais.com/politica/2011/12/30/actuali-
dad/1325267082_718015.html.
401 La reducción de los salarios. La Voz de Galicia. 24/03/12. http://
www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2012/03/24/reduccion-
salarios/0003_201203G24P36992.htm.
402 Una contrarreforma laboral para bajar los salarios.Nuevatribuna.es. 15/02/12.
http://www.nuevatribuna.es/opinion/manuel-lago/2012-02-14/una-con-
trarreforma-laboral-para-bajar-los-salarios/2012021420091300333.html

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

La edad de jubilación ha sido llevada en España hasta los 67


años, con 37 años de cotización mínima para poder cobrar una
pensión completa403, en contraste con las leyes venezolanas que
establecen 55 años para la mujer y 60 para los hombres y un tiempo
de cotización que no supera los 14 años (700 semanas de cotiza-
ción) para poder disfrutar de la pensión de jubilación equiparada al
salario mínimo vigente.
En el caso de los profesores universitarios, el Gobierno español
acaba de dictar en 2012 un aumento de las horas de clase desde
24 hasta 32 horas semanales, para los profesores que no tienen
proyectos de investigación en desarrollo404. Si se lo compara con
las leyes vigentes en Venezuela, los profesores universitarios con
máxima dedicación (dedicación exclusiva) sólo estamos obligados
a dictar 16 horas de clase semanales, tengamos o no proyectos de
investigación activos.
Con estos ejemplos pensamos que basta para demostrar la
enorme diferencia entre la política laboral que el capitalismo
mundial impone actualmente en la Unión Europea, y lo que por
voluntad soberana aplica en nuestro país el Gobierno Bolivariano.
Tal vez esta realidad es la que ha dificultado el crecimiento de las
fuerzas sindicales oposicionistas en Venezuela, las cuales no han
podido aprovechar las profundas divisiones y conflictos que han
vivido internamente los sectores sindicales bolivarianos en esta
última década.

403 España aumentó la edad de jubilación. Latinhub.com.au. 23/07/11. http://


www.latinhub.com.au/internacionales/secciones/iberoamerica/3813-
espana-aumento-la-edad-de-jubilacion.html.
404 El Gobierno emprende la reforma del sistema universitario. Nue-
vatribuna.es. 19/04/12. http://www.nuevatribuna.es/articulo/econo-
mia/2012-04-13/el-gobierno-pone-en-marcha-la-reforma-de-la-
universidad/2012041318310700451.html.

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Anexos sintéticos del capítulo 3

CUADRO 1:
DISTINTAS POSICIONES ANTE LOS ESCENARIOS DE INTERVENCIÓN DE LOS TRABAJADORES
(Dirigentes entrevistados o cuyas declaraciones fueron obtenidas en la investigación)

Posición ante
Posición ante
Tendencia política Central Sindical los consejos de
Nombre Organización los delegados
(gobierno/oposición) / Organización trabajadores y
de prevención
control obrero

Stalin Pérez
Marea Socialista Apoyo crítico al Gobierno UNETE Los respalda Los respalda

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Borges

Colectivo de
Marcela
Trabajadores en Apoyo crítico al Gobierno UNETE Los respalda Los respalda
Máspero
Revolución

Fuerza Socialista Los cuestiona


Carlos López Bolivariana de Apoyo pleno al Gobierno CBST sin rechazarlos
Trabajadores completamente

245
Capítulo 3

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246
CUADRO 1:
DISTINTAS POSICIONES ANTE LOS ESCENARIOS DE INTERVENCIÓN DE LOS TRABAJADORES
(Dirigentes entrevistados o cuyas declaraciones fueron obtenidas en la investigación)

Corriente Clasista,
Orlando Unitaria, Revolu-
Oposición al Gobierno Fadess Los rechaza
Chirinos cionaria y Autó-
El movimiento de trabajadores en Venezuela

noma Ccura

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Federación de
Heriberto Bello Trabajadores Apoyo crítico al Gobierno CBST Los rechaza Los rechaza
Roberto López Sánchez

Petroleros FUTPV

Movimiento Labo-
Froilán Barrios Oposición al Gobierno Fadess Los rechaza
ralista

Colectivo de Traba-
Lilí Rincón jadores en Revo- Apoyo crítico al Gobierno UNETE Los respalda Los respalda
lución

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CUADRO 1:
DISTINTAS POSICIONES ANTE LOS ESCENARIOS DE INTERVENCIÓN DE LOS TRABAJADORES
(Dirigentes entrevistados o cuyas declaraciones fueron obtenidas en la investigación)

Fuerza Socialista Los cuestiona


Oswaldo Vera Bolivariana de Apoyo pleno al Gobierno CBST sin rechazarlos
Trabajadores completamente

Juventud Obrera
Luis Vargas Apoyo crítico al Gobierno UNETE Los respalda Los respalda
Católica JOC

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Trabajadores Por
Pablo Castro La Democracia Oposición al Gobierno CTV - Fadess Los rechaza Los rechaza
Social

Corriente Cruz
Pedro Eusse Apoyo crítico al Gobierno UNETE Los respalda Los respalda
Villegas

Pablo Corriente Marxista No apoyan central


Apoyo crítico al Gobierno Los respalda Los respalda
Cormenzana Internacional alguna.

247
Capítulo 3

27/10/14 15:07
248
CUADRO 2: PROPUESTAS SOBRE EL CONTROL OBRERO:

AUTOR ORGANIZACIÓN APORTES


Define las funciones de los consejos de fábrica: rompe la lógica
Principal dirigente del
mercantil, supera el trabajo alienado, realiza la democracia polí-
Carlos Lanz Rodríguez M13-PNA cuando dirigió
tica y económica, impone la transparencia administrativa, presu-
Alcasa en 2005-2007
puesto y planificación participativa, dignifica el trabajo manual.
Control obrero como mecanismo superador de la división social
Alexis Adarfio Intelectual del estado Bolívar
del trabajo.
El movimiento de trabajadores en Venezuela

Trabajador y presidente de Los funcionarios del Estado ¿están dispuestos a compartir el


Elio Sayago
Alcasa en 2010-2012 poder con los trabajadores y las comunidades organizadas?
El control obrero debe obligar a los patronos a permitir el acceso a
Víctor Álvarez Investigador del CIM la información sobre los procesos productivos, administrativos y
tecnológicos de las empresas, tanto privadas como públicas.

ElMovimientoDeTrabajadoresEnVenezuelaRoberto LopezSanchez.indd 248


Control obrero para no repetir los errores de la URSS. Tanto
Roberto López Sánchez

Carlos Carcione Investigador del CIM la burocracia del Estado como los sindicatos han realizado un
permanente boicot contra las experiencias de control obrero.
Los trabajadores dirigen las actividades productivas, administra-
Principal dirigente de Marea
Stalin Pérez Borges tivas, económicas, contractuales, de seguridad e higiene, ambien-
Socialista
tales, sociales, culturales y hasta militares.

Pablo Cormenzana Principal dirigente de CMR Cuestiona el “socialismo burocrático” de Corpivensa.

Hay que decidir sobre darle continuidad al régimen de trabajo


Integrado entre otros por Oscar
Colectivo Areópago asalariado o sustituirlo por un mecanismo transicional que facilite
Battaglini. Se disolvió en 2009
avanzar hacia un modelo productivo socialista.

27/10/14 15:07
CUADRO 2: PROPUESTAS SOBRE EL CONTROL OBRERO:

AUTOR ORGANIZACIÓN APORTES


Son un ardid del Gobierno para desconocer los derechos laborales
y debilitar la acción de los sindicatos. Pero hasta 2007 opinaba
Orlando Chirino Principal dirigente de Ccura
favorablemente y los entendía “como parte de un nuevo parla-
mento popular”.

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249
Capítulo 3

27/10/14 15:07
El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

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Capítulo 4.
Propuestas y alternativas al movimiento de
trabajadores en Venezuela

Recogemos a continuación ideas que han sido formuladas


públicamente en función del desarrollo del movimiento de traba-
jadores en Venezuela. Existen también algunas posiciones políticas
que parten de la “eliminación de los contrarios” como condición
básica para alcanzar una nueva situación en la correlación de
fuerzas sociales dentro del mundo laboral venezolano405, pero las
mismas en vez de fortalecer la lucha de los trabajadores contri-
buyen a acentuar el caos y la división en el seno de la clase obrera.

Propuestas para una nueva cultura política en los sindicatos

Con motivo de nuestra incorporación al Frente Socialista de


Trabajadores del PSUV (estructura que se constituyó en Mara-
caibo a fines de 2009 y luego no tuvo funcionamiento alguno
hasta el presente), propusimos una serie de principios para la

405 Tanto en las posiciones extremas de la FSBT como en organizaciones como


el Fadess se pueden recabar declaraciones que insinúan que el estado ideal
a alcanzar en el movimiento obrero sería la desaparición de las fuerzas que
les son contrarias. No hay en ellos posiciones conciliadores, constructivas,
que tiendan puentes hacia la unificación democrática del movimiento de
trabajadores. Por lo menos, no las conocemos públicamente.

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transformación de las prácticas sindicales tradicionales introdu-


ciendo elementos de la democracia participativa:406
•  La rendición de cuentas: Los directivos sindicales están en la obliga-
ción de rendir cuentas periódicamente ante las asambleas de todos
los trabajadores afiliados al sindicato (al respecto se puede rela-
cionar con el art. 66 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (CRBV).
•  La revocatoria del mandato: Para ejercer este principio de organiza-
ción se ha establecido constitucionalmente el referéndum revoca-
torio. Cuando los trabajadores no están satisfechos con la actuación
de sus representantes, pueden revocarlos de sus cargos mediante
referéndum (arts. 70 y 72 de la CRBV).
•  El mandato imperativo (o delegación funcional del poder): Consiste
en que la designación de representantes sindicales no implica un
cheque en blanco para que esos directivos hagan lo que les parezca.
El mandato imperativo significa la subordinación del directivo
sindical a un programa político muy concreto, tangible, y decidido
en asambleas de trabajadores.
•  La rotación en los cargos de los directivos sindicales: No puede
seguirse aceptando la eternización en sus cargos de los secretarios
generales y otros directivos de sindicatos, federaciones y centrales
obreras. El artículo 95 de la CRBV establece la alternabilidad de
las directivas sindicales. No debería permitirse la reelección de un
directivo por más de dos períodos consecutivos. Es una forma de
combatir a los especialistas, pues toda especialización encierra la
posibilidad de dominación sobre grandes mayorías “no especiali-
zadas”. Quien siempre ejerce en instancias de poder se acostumbra
a mandar y quien siempre recibe órdenes se acostumbra a ser
dominado. No se puede aspirar a una sociedad igualitaria si no se
combate mediante principios de organización lo que funciona y se
reproduce de manera espontánea, por la fuerza de la costumbre.

406 Roberto López Sánchez. “La nueva cultura política en los sindicatos”.
Volante mimeografiado. Septiembre de 2009. Maracaibo.

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Capítulo 4

•  El carácter electivo de todos los cargos de representación sindical: Para


evitar el “dedo” del clientelismo político, todos los cargos de repre-
sentación de los trabajadores deben ser elegidos por las bases, por
la votación de todos los trabajadores que serán representados.
•  La asamblea de todos los trabajadores como máxima instancia de
decisión: La democracia se ejerce practicándola. Las asambleas de
trabajadores dentro de cada empresa son para debatir las cues-
tiones más relevantes que afecten a todos y que necesitan decidirse.
No debe continuar la práctica de las directivas de los sindicatos
tomando decisiones a espaldas de las bases de los trabajadores.
•  La libertad de tendencias político-ideológicas dentro del movimiento
sindical: Es fundamental el respeto a la diversidad de concepciones
político-ideológicas sobre cómo debe desarrollarse la lucha de
los trabajadores. Este respeto debe extenderse a los sectores de la
oposición política al Gobierno Bolivariano que actúan en el seno
del movimiento sindical. En el movimiento de trabajadores pueden
y deben coexistir todas las tendencias políticas que se han consti-
tuido a través de la experiencia de lucha de la clase obrera venezo-
lana y mundial. Este respeto a la diversidad no niega el debate y la
lucha política entre tendencias, la cual debe desarrollarse mediante
los mecanismos democráticos antes expuestos.
•  La creación de medios de comunicación de los trabajadores: La demo-
cracia nunca será completa si los trabajadores no pueden transmitir
sus ideas y los objetivos de sus luchas a toda la sociedad. Para ello
es fundamental que el movimiento de trabajadores cuente con sus
propios medios de comunicación: periódicos, emisoras de radio
y televisoras comunitarias, además de exigir pleno acceso a los
medios públicos y privados.

Propuestas para reconstruir el movimiento sindical


venezolano

Existen sectores dentro del mundo sindical bolivariano que


intentan trascender la “polarización fundamentalista” que muchas
veces termina pervirtiendo los principios y fundamentos de la lucha

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histórica de la clase trabajadora, y realizan propuestas dirigidas a


resolver el problema de organización de los trabajadores venezolanos
rompiendo con los bloques hasta ahora presentes. Mencionamos
dentro de ellos a Stalin Pérez Borges, de la corriente sindical boliva-
riana Marea Socialista, quien realiza una serie de propuestas dirigidas
a resolver el “gran problema de división” existente en la clase trabaja-
dora venezolana. Parte de la necesidad de una instancia que denomina
constituyente de los trabajadores407, destinada a refundar el movimiento
sindical y conformar una poderosa central. Concibe este “parlamento
clasista” como un espacio para el debate y toma de decisiones sobre los
problemas fundamentales que afectan a los trabajadores y a los otros
sectores o clases sociales, al país en general y al resto del planeta.408
La propuesta de la constituyente la complementa con la nece-
sidad de una intersindical para impulsar, apoyar y acompañar los
justos reclamos y luchas de los trabajadores. Este mecanismo
permitiría la unidad de acción entre las distintas centrales sindi-
cales y de sindicatos y federaciones no afiliados a ninguna central.
Sería una organización ad hoc donde participen dirigentes de todos
los sindicatos o centrales.
Pérez Borges considera que ante la amenaza de destruc-
ción ambiental del planeta debida al productivismo irracional
que promueve el capitalismo, la clase trabajadora está obligada a
presentar un proyecto de organización económica y social que evite
el desastre ecológico y desarrolle una verdadera revolución cultural
que avance hacia nuevos paradigmas para las sociedades humanas.

407 Otros sectores, encabezados por el que fuera ministro del Trabajo, Ro-
berto Hernández Wohnsiedler, plantearon en 2008 la idea de una cons-
tituyente sindical como fórmula política para unificar al movimiento de
trabajadores en Venezuela. Esta propuesta tuvo escasa difusión. Her-
nández encabezaba un sector del Partido Comunista de Venezuela que
se integró al PSUV. En los últimos años no han tenido mayor notoriedad
en el mundo sindical. Roberto Hernández W. “Retos y perspectivas de
la unidad sindical”, revista Cuadernos Proletarios. Ministerio del Poder
Popular para el Trabajo y la Seguridad Social, año 1, N° 1. Noviembre de
2008, Caracas (Venezuela).
408 Stalin Pérez Borges. Op. cit., 2011, p. 86.

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Capítulo 4

La necesaria reconstitución del movimiento sindical, considera


Borges, debe respetar una serie de condiciones y principios:
•  La existencia de organizaciones de los trabajadores que sean autó-
nomas del Estado, de los partidos y de los patronos. Esta autonomía
sindical debe existir incluso cuando los directivos del sindicato sean
a la vez militantes del partido de Gobierno.
•  Estimular la participación adoptando estructuras horizontales.
•  Respeto a las prácticas democráticas y a la necesaria información
previa como condición para la toma colectiva de decisiones.
•  Búsqueda de la unidad de fuerzas.
•  Abordar la necesaria formación sociopolítica de los trabajadores.
Promover conferencias, talleres y escuelas de formación.
•  Combatir la discriminación hacia las mujeres en el mundo laboral.
•  Promover los sindicatos de tipo Frente Único. Esto implica unificar
la diversidad de sindicatos existentes por cada rama de industria
(incluye la unificación de los sindicatos controlados por el sector
bolivariano con los que están controlados por la oposición), y
conformar sindicatos únicos o por lo menos que tiendan hacia la
unidad de los trabajadores. Deben promoverse sindicatos nacio-
nales y/o regionales por ramas de industrias.
•  Enfrentar a quienes pretenden eliminar los sindicatos para crear
consejos de trabajadores, o viceversa. Pues hay quienes defen-
diendo la figura sindical rechazan cualquier propuesta dirigida a
constituir consejos de fábrica.
•  Ampliar los organismos de base de los sindicatos y federaciones,
constituyendo cuerpos de delegados a razón de un (1) delegado por
cada 40 trabajadores.
•  Rechazar cualquier tipo de privilegios para los dirigentes de los
sindicatos, salvo el llamado fuero sindical. Los permisos sindicales
no deben ser excusa para que los directivos no trabajen directa-
mente en la producción. Los salarios de los directivos deben ser
equivalentes al de los trabajadores de su misma calificación laboral.
Ningún dirigente sindical debe utilizar autos de la empresa o taxis
para su uso personal.

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•  Rechazar el apoliticismo, así como la desconfianza hacia dirigentes


que militan en determinadas corrientes políticas.

En resumen, la propuesta de Borges es por la construcción


de sindicatos que contribuyan al proceso de liberación de la clase
obrera.También deja una serie de interrogantes y debates que aún no
culminan: si podrán convivir sindicatos y consejos de trabajadores;
qué papel juegan los sindicatos y los consejos de trabajadores en la
empresas donde se desarrolla el control obrero; y si podrá la clase
trabajadora venezolana ponerse a la altura de las exigencias en estos
próximos años y formar a miles de nuevos dirigentes que le permitan
convertirse en actor fundamental del proceso revolucionario.

El sindicalismo ciudadano

Mencionamos la propuesta de “sindicalismo ciudadano”, que


hemos encontrado en autores costarricenses, la cual encuadra en
la visión ampliada de clase trabajadora que hemos venido utili-
zando en el presente trabajo409. Ésta consiste en el desarrollo de una
práctica sindical que se vincule permanentemente con las comu-
nidades de las cuales provienen los trabajadores y trabajadoras, en
la comprensión de que las relaciones sociales de los oprimidos por
el capital no se agotan en el escenario laboral, sino que se desem-
peñan fundamentalmente en una dimensión ciudadana.

… el sindicalismo ciudadano parte de los intereses y aspiraciones


económicas y sociales de esta diversidad trabajadora que ante todo
es ciudadana, y que por tanto, no se agota en sus relaciones labo-
rales, sino que se expresa multidimensionalmente en muy diversos
aspectos de sus vidas.410

409 Albino Vargas Barrantes. El sindicalismo en tiempos de TLC. Asociación


Nacional de Empleados Públicos y Privados-ANEP. Universidad Nacio-
nal. Heredia, (Costa Rica): 2009, p. 14.
410 Ibídem, p. 15.

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Capítulo 4

El sindicalismo ciudadano concibe una interacción entre la


comunidad organizada y el sindicato, para formular propuestas en
el ámbito de los derechos políticos, sociales, económicos y cultu-
rales, intentando construir un sujeto político que enfrente al capi-
talismo global y avance hacia la justicia social.
En el marco de la actual experiencia venezolana una propuesta
como la del sindicalismo ciudadano debe integrar no sólo a los
sindicatos, sino también a los consejos de trabajadores y delegados
de Prevención, vinculándolos a los consejos comunales, comunas
y cualquier otra forma de organización que se desarrolle en las
comunidades populares que territorialmente se relacionan con los
centros productivos y de trabajo, para el desarrollo de formas de
intervención social en común que potencien la fuerza del pueblo y
permitan su desempeño como actores políticos de gran relevancia
en el plano local, regional y nacional.

Propuestas para el control obrero y el poder popular

Partimos en este punto de ideas propias y de los aportes de


Víctor Álvarez al desarrollar sus propuestas sobre el control
obrero.411
1. El control obrero debe obligar a los patronos a permitir el acceso
a la información sobre los procesos productivos, administrativos y
tecnológicos de las empresas, tanto privadas como públicas.
2. Los consejos de fábrica deben convertirse en los órganos y meca-
nismos para materializar la alianza de los trabajadores y la comu-
nidad en el poder. El control de los centros de trabajo tiene que ser
también social, popular, comunitario.
3. Lo anterior implica que a los consejos comunales y comunas se les
reconozca su condición de copropietarios sociales, para que en
conjunto con los trabajadores y los consejos de fábrica, asuman las
políticas para mejorar la productividad, las condiciones de trabajo y el
entorno comunitario, a través de la inversión social de las ganancias.

411 Víctor Álvarez R. Op. cit., 2011.

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4. Se entiende entonces por control obrero y comunitario el ejercicio


pleno de la democracia participativa y protagónica por los traba-
jadores y las comunidades, tanto dentro de la fábrica como en el
entorno comunitario en el que está ubicada la empresa.
5. El nuevo modelo productivo socialista basado en el control obrero
y comunitario debe desarrollar nuevas formas de propiedad social
que trasciendan la propiedad estatal. En este aspecto juegan un
papel las denominadas Empresas de Propiedad Social (EPS).
6. El desarrollo de los consejos de trabajadores y el control obrero
debe reflejarse en la Ley de Consejos de Trabajadores que ordena
la recién aprobada Ley Orgánica del Trabajo, enfatizando clara-
mente su carácter autónomo y las funciones contraloras que deben
cumplir en las empresas públicas y privadas.
7. Entre las funciones de los consejos de trabajadores deben estar: la
elaboración de un presupuesto participativo, elección por la base
de gerentes de las empresas públicas, implementar mecanismos
alternos de distribución de excedentes que incluyan las necesi-
dades comunitarias.
8. Buscando el objetivo de dar poder al pueblo (a los trabajadores y la
comunidad), el control obrero debe asumir el control de los procesos
productivos, la inversión de excedentes y el impacto de la actividad
productiva sobre el ambiente y la comunidad. Los poderes sociales
que ha ejercido el Estado deben ser devueltos a la sociedad profun-
dizando el autogobierno de los productores directos y la comunidad.
9. Los consejos de fábrica, consejos de trabajadores y otras formas
de organización del control obrero deben mantener su auto-
nomía política y organizativa con respecto al Estado, los patronos
y los partidos políticos (igual que los sindicatos). Unos consejos
de fábrica que estén dirigidos por el partido, o subordinados a los
gerentes de las empresas estatales, no podrán cumplir el papel
transformador del proceso socioproductivo que se propone el
Proyecto Nacional Simón Bolívar.
10. Los consejos de fábrica deben actuar complementariamente
con los sindicatos y con los delegados de prevención. El papel de
los sindicatos debe seguir mientras se mantengan las relaciones

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Capítulo 4

salariales capitalistas. Es cuestión de saber distribuir funciones,


de no solapar ámbitos de acción, y de fomentar la unidad de acción
de la clase trabajadora (incluyendo la necesaria unidad con las
organizaciones populares existentes en el seno de la comunidad).
En la medida en que se profundice y generalice el desarrollo de
un modelo productivo socialista, perderá vigencia la organización
sindical y terminará extinguiéndose, dando paso a una nueva lógica
de las organizaciones obreras y comunitarias (pero para ello deben
pasar años, y tal vez, décadas).
11. Asumiendo una concepción amplia sobre lo que se entiende por
clase trabajadora, la alianza entre los consejos de trabajadores y
los consejos comunales (o comunas) buscará transformar la tradi-
cional lucha reivindicativa de las organizaciones obreras y veci-
nales en una nueva labor de construcción de la sociedad socialista.
12. El control obrero supera la vieja concepción “obrerista” de las
revoluciones socialistas del siglo XX, y asume una perspectiva
más amplia y acorde con la realidad de la lucha de clases del siglo
XXI, entendiendo que los sectores sociales interesados en superar
la explotación capitalista no se reducen a los obreros fabriles, ni
tampoco a los trabajadores asalariados exclusivamente.
13. El control obrero debe contribuir a la superación de las problemá-
ticas propias del modelo productivo capitalista:
•  La contradicción entre la naturaleza cada vez más social de la
producción, y la apropiación privada de los medios de producción y
de los excedentes del trabajo productivo.
•  Las diferencias entre trabajo manual y trabajo intelectual.
•  Las contradicciones entre la actividad agrícola y la industrial, el
desarrollo desigual entre el campo y la ciudad.
•  El burocratismo y el secuestro de la propiedad estatal.
•  Las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión
social.
•  Contribuir a la construcción de saberes sociales como semillas de la
autonomía y la independencia científica y tecnológica.
•  Desarrollar un modelo socioproductivo sustentable, mediante el
aprovechamiento racional de los recursos naturales, sin amenazar

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el equilibrio ambiental ni comprometer la existencia de las genera-


ciones futuras.
•  Promover la recuperación de tecnologías tradicionales, la invención
popular y la apropiación de la ciencia y la tecnología pertinentes,
con un sentido humanista, especialmente las tecnologías de infor-
mación y comunicación para usos sociales, colectivos, comunitarios.

Propuestas para los delegados de prevención y el area de


salud y seguridad laborales

Incorporamos aquí una serie de reflexiones que realiza el soció-


logo y funcionario de Inpsasel, Jesús Rondón, a partir del denomi-
nado “modelo obrero”, generado por los trabajadores de la empresa
FIAT en Turín, Italia, durante la década de 1960:412
•  Autonomía del conocimiento, a partir de la experiencia de los traba-
jadores y trabajadoras que desarrollan el trabajo. Supone conocer
lo elaborado y superar esto sobre la base de diálogo de los grupos
homogéneos. Implica tal grado de avance que partir de la expe-
riencia italiana supuso “construir un lenguaje nuevo a partir del
conocimiento de las trabajadoras y trabajadores de sus condiciones
de trabajo”.
•  No delegación, entendida como la participación activa de los trabaja-
dores y trabajadoras en los asuntos relativos a la salud y la seguridad
en cualquier nivel y que se constituye en la base de la prevención, es
decir, sin participación no hay prevención. Significa no delegar ni
en los patronos o patronas, ni en los técnicos el análisis, la identifi-
cación e implementación de medidas para garantizar la salud y la
seguridad en el trabajo.
•  No monetarización de la salud. En un sistema que privilegia la rela-
ción mercantil, la salud y la vida se convierten en mercancía que es
susceptible de un valor. Desde esta perspectiva la salud y la vida no

412 Rondón, Jesús (2012). La participación de los trabajadores y trabajadoras


en la lucha por la salud y seguridad en el trabajo. http://www.fundacite-
zulia.gob.ve/download/liblojesusarondondigital.pdf

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Capítulo 4

se venden o transan, se conservan y esto implica asumir la preven-


ción como canon.
•  Validación consensual. Significa que el conocimiento de los traba-
jadores y trabajadoras es la base para comprender y clarificar los
problemas de la salud en el trabajo, es decir, que sólo lo vivido y la
experiencia es lo real.

Rondón enfatiza que la participación de los trabajadores en la


lucha por la vida y la seguridad en el trabajo se debe desarrollar a
través de escenarios organizativos diversos, como:
•  Los sindicatos. Éstos tienen la capacidad de incluir en las discu-
siones de las contrataciones o convenciones colectivas aspectos que
determinen útiles para la mejora de las condiciones de salud y segu-
ridad en el trabajo. Asimismo las organizaciones sindicales parti-
cipan en ámbitos más amplios de carácter sectorial que pueden ser
espacios para examinar realidades comunes y proponer medidas
sectoriales.
•  Los consejos socialistas de trabajadoras y trabajadores. Siendo que el
espíritu genuino de los consejos de trabajadores y trabajadoras es
asumir la direccionalidad de las empresas, mediante la organiza-
ción emancipada de los trabajadores y trabajadoras, como un meca-
nismo de superación de la relación de trabajo capitalista, el asunto
de la salud y la seguridad en el trabajo debe ser un tema funda-
mental.
•  Las organizaciones por la salud y la vida en el trabajo: Inicialmente
estos espacios de denominaron Coordinadoras por la Salud y la Vida
en el trabajo y fueron creadas desde los años 80, en su haber tienen
el crédito del impulso de cambios en la CRBV (1.999), la reforma de
la Lopcymat en atención a los nuevos elementos constitucionales y
la activación de Inpsasel. Después muchas de estas organizaciones
se autodenominaron Frente de Delegados y Delegadas de Preven-
ción, los cuales en algunos casos estuvieron vinculados a la ejecu-
ción de elementos de la política de salud y seguridad en el Trabajo
y generar espacios de defensa colectiva frente a las empresas. Unos
de los saldos del Frente Socialista de Delegados de Prevención del

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estado Carabobo, ha estado vinculado con la lucha de los familiares


de trabajadores fallecidos en la Procesadora de Grasas Venezolana
en 1993, la cual ha tenido como resultado un juicio que ha conde-
nado a los representantes legales de la empresa.
•  Participación en el sistema de Gestión de Salud y Seguridad Laboral
(SSL) en los centros de trabajo. El sistema de gestión en SSL previsto
en la Lopcymat establece la interacción de varios componentes,
a saber: delegados o delegadas de Prevención, Comité de Salud y
Seguridad Laboral, Programa de Salud y Seguridad en el Trabajo,
Servicio de Salud y Seguridad Laboral y el Sistema de Vigilancia
Epidemiológica. Este sistema debe estar presente en cada centro de
trabajo.

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Capítulo 5.
Cambios y continuidades en el movimiento de
trabajadores en venezuela: 1999-2012

El período de la llamada Revolución Bolivariana ha significado


importantes cambios en el movimiento de trabajadores de Venezuela,
los cuales enumeramos:
1. La tradicional hegemonía de la Confederación de Trabajadores de
Venezuela ha sido desplazada completamente en este proceso boli-
variano. Aunque la CTV mantuvo su vigencia en los primeros años
del bolivarianismo (como hemos analizado en la presente inves-
tigación), su participación tanto en el golpe de Estado de abril de
2002 como en la huelga patronal de 2002-2003 significó un punto
de inflexión a partir del cual los trabajadores abandonaron masi-
vamente los sindicatos afiliados a la CTV y procedieron a constituir
sindicatos denominados “bolivarianos”. Progresivamente la CTV
quedó como un “cascarón vacío”, según palabras de algunos de sus
propios dirigentes. La asistencia de los trabajadores a las marchas
sindicales convocadas el primero de mayo de 2012 es prueba
contundente de este proceso político suscitado en los últimos años.
Mientras la marcha convocada por la nueva central de trabajadores
“oficialista”, la CBST, reunió a unas 400.000 personas en Caracas, la
marcha convocada por la CTV en otro lugar de la capital no reunió a
más de mil trabajadores; una tercera marcha en Caracas, convocada

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por varias tendencias de la Unete, tampoco logró reunir a más de


mil asistentes. Esta asistencia a la marcha de la CBST se produce
a pesar del malestar existente en el seno de los trabajadores y
sus organizaciones (situación también analizada anteriormente)
debido a las incongruencias presentes entre el discurso radical y
“obrerista” de Chávez y sus principales voceros gubernamentales, y
la ejecución contraria que se observa en las instituciones del Estado
y el propio Ministerio del Trabajo.
2. La hegemonía de la CTV fue desplazada inicialmente por la Unión
Nacional de Trabajadores (Unete), constituida en 2003 como central
de trabajadores respaldada por las fuerzas políticas que respaldan
al Gobierno Bolivariano. Esta central representó al movimiento de
trabajadores venezolano ante la OIT y diversos escenarios inter-
nacionales entre 2003 y 2011. Las profundas diferencias entre las
tendencias bolivarianas que integraban la Unete llevó a que en
2006 la corriente de trabajadores más ligada al oficialismo, la FBT,
abandonara esta central y comenzara esfuerzos para construir otra
central paralela, esfuerzos que finalmente cristalizaron en 2011 con
la constitución de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores
(CBST), que ha logrado agrupar a la casi totalidad de las federa-
ciones sindicales de carácter nacional ligadas al bolivarianismo.
3. La CBST se configura cada día más como la central de trabaja-
dores ampliamente mayoritaria de Venezuela. En agosto de 2012
la corriente sindical Marea Socialista, que hasta ahora participaba
en la Unete, anunció públicamente su respaldo a la nueva central
CBST. Con ello, la Unete queda aún más debilitada (proceso que
analizamos en páginas anteriores) y la cantidad de federaciones
y sindicatos que reúne a nivel nacional es mínima. No obstante,
dentro de la CBST existen corrientes políticas que mantienen
importantes diferencias sobre la forma de concebir el movimiento
de trabajadores y sobre sus formas de organización y lucha, lo que
presagia que dentro de ella se producirán importantes debates y
contradicciones sobre la marcha del movimiento obrero boliva-
riano en los meses y años próximos.

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Capítulo 5

4. A lo largo del proceso bolivariano han surgido dos nuevas expre-


siones organizativas del movimiento de trabajadores: los dele-
gados de prevención, y los consejos de trabajadores. Los primeros,
derivados de la reforma de la Lopcymat en 2005, y los segundos,
contemplados en la recién aprobada Ley del Trabajo en mayo de
2012 (Lottt). Aunque los consejos de trabajadores no tuvieron exis-
tencia jurídica hasta mayo de 2012, los mismos comenzaron a cons-
tituirse desde el 2003, como expresión de grupos de trabajadores
que deseaban mantener en funcionamiento empresas paradas por
los patronos durante el paro de 2002-2003, o empresas que habían
sido abandonadas por esos mismos patronos y que se encontraban
sin actividad. Posteriormente, los consejos de trabajadores comen-
zaron a ser promovidos desde el mismo Estado, por el Ministerio del
Trabajo y otros ministerios ligados a la administración de fábricas
recuperadas, aunque sin responder a una política única y coherente
(la nueva Lottt establece que se elaborará una ley especial para los
consejos de trabajadores). En el caso de los delegados de prevención
y los comités de seguridad y salud laboral (CSSL), la promoción de
los mismos ha corrido por cuenta del Inpsasel, instituto adscrito al
Ministerio del Trabajo, y su expansión por todo el país y por diversas
empresas e instituciones públicas y privadas los ha convertido en
una herramienta organizativa casi tan generalizada como los propios
sindicatos. Aunque sectores sindicales oposicionistas consideran
que tanto los delegados de prevención como los consejos de trabaja-
dores son estrategias políticas del Gobierno Bolivariano destinadas
a debilitar la capacidad de representación y lucha de los sindicatos,
en la realidad estas formas de organización han fortalecido la capa-
cidad de los trabajadores para hacer valer sus derechos consti-
tucionales y legales, a la vez que han permitido configurar nuevas
propuestas de transformación del modelo económico imperante en
el país, al proponer por ejemplo el control obrero como un escenario
de reorganización democrática de las empresas del Estado.
5. Un último aspecto no menos significativo de los cambios susci-
tados en el movimiento de trabajadores venezolano ha sido su
considerable movilización y confrontación contra las políticas

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de corte neoliberal que permanecían en la gestión del Gobierno


Bolivariano (y que en algunos casos todavía se mantienen). Un
ejemplo resaltante ha sido la movilización de los trabajadores de
Sidor por lograr la renacionalización de esta empresa, privatizada
en la década de los 90 en el marco de los paquetes neoliberales
aplicados por Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Luego de
varios años de masivos y violentos conflictos, en 2008 el Gobierno
de Chávez finalmente accedió a nacionalizar a Sidor, a pesar de
los problemas internacionales que esto traía debido a los acuerdos
económicos existentes entre el Gobierno y Argentina. Fue un
considerable y significativo triunfo de los trabajadores, el cual
abrió paso al posterior proceso por el control obrero que ha abar-
cado a todas las empresas básicas de Guayana (el denominado
Plan Guayana Socialista). Otro ejemplo de significación ha sido
la promulgación definitiva de la nueva Ley del Trabajo, las Traba-
jadoras y los Trabajadores (Lottt) en mayo de 2012; es de resaltar
que en los años 2009, 2010 y 2011 se realizaron varias y masivas
movilizaciones de trabajadores exigiendo al Gobierno la aproba-
ción de la nueva ley (marchas convocadas principalmente por la
Unete y los promotores del control obrero). Aunque el Gobierno
retardó por más de una década esta nueva ley del trabajo, final-
mente aceptó promulgarla, echando para atrás todas las medidas
neoliberales que promulgara Rafael Caldera en 1997 al reformar
la LOT (principalmente lo referido al cálculo de las prestaciones
sociales y la indemnización por despido). En contraste con un
movimiento de trabajadores que en la década del 90 no pudo
realizar jornadas de lucha que detuvieran las reformas laborales
neoliberales, el movimiento de trabajadores constituido a lo largo
del proceso bolivariano ha logrado enfrentar victoriosamente
varios aspectos fundamentales de las reformas neoliberales
impuestas por Pérez y Caldera.

En cuanto a las continuidades presentes dentro del movi-


miento de trabajadores venezolano, enumeramos en forma siste-
mática lo que ya antes hemos analizado, expresiones negativas que

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Capítulo 5

lamentablemente se han mantenido y desarrollado en las formas


de organización de los trabajadores surgidas en la última década:
•  Aunque la nueva dirigencia de los trabajadores ha reivindicado una
democracia participativa y protagónica como bandera de acción, en
el escenario concreto de las organizaciones sindicales (salvo excep-
ciones) se mantienen las prácticas “dirigentistas”, el accionar unila-
teral de los directivos y la ausencia de mecanismos de participación
democrática que permitan hacer valer la opinión de las bases de
trabajadores. Escasas asambleas, casi inexistentes referendos
consultivos, ausencia de equipos de trabajo, ésta es la realidad
que impera dentro de los sindicatos, federaciones, e incluso en los
consejos de trabajadores y delegados de prevención.
•  La motivación principal de las luchas obreras sigue siendo el
“economicismo” (lucha por reivindicaciones económicas) y el loca-
lismo (lucha exclusiva por sus propios intereses sin tomar en cuenta
al resto de la clase trabajadora). A pesar del discurso socialista de
los dirigentes, en su práctica cotidiana los movimientos de trabaja-
dores expresan considerables limitaciones políticas en sus plata-
formas de lucha, repitiendo en muchos casos las viejas tendencias
reformistas que caracterizaron al modelo cetevista.
•  El paralelismo sindical, llevado a niveles extremos, se ha forta-
lecido en este proceso bolivariano. Si inicialmente pudiera tener
justificación el que los trabajadores abandonaran los sindicatos de
la CTV y conformaran sindicatos “bolivarianos”413, este proceso se
ha extendido al extremo que cada dirigente bolivariano que pueda
tener diferencias con otros, procede a constituir su propio sindicato.
Sectores de la FBT promovieron estas prácticas en años recientes
como mecanismo de confrontación y debilitamiento hacia los sindi-
catos afiliados a la Unete. Esta situación ha debilitado considera-
blemente la capacidad de lucha de la clase trabajadora. Tal vez el
consenso creciente hacia la nueva CBST como central de trabaja-

413 La CTV nunca facilitó la realización de prácticas democráticas en su


seno cuando estaba en disputa su control hegemónico sobre el movi-
miento obrero, recordemos la intervención por la CTV del sindicato de
Sidor en 1981 luego del triunfo de la Causa R en dicho sindicato.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

dores mayoritaria, pueda contribuir a desmontar las prácticas del


paralelismo sindical y contribuir a la unificación organizativa de los
obreros venezolanos.
•  El sicariato dentro de las pugnas intersindicales se ha manifestado
particularmente en el sector construcción. Los sindicatos y federa-
ciones de la construcción, de organizaciones de trabajadores han
pasado a perfilarse como mafias delictuales que controlan violen-
tamente los centros de trabajo y aterrorizan a los trabajadores. Poco
ha hecho el Gobierno Bolivariano por enfrentar esta situación. La
recién aprobada Lottt, al suprimir la posibilidad de que los sindi-
catos incorporen trabajadores en las empresas, pudiera comenzar a
vislumbrar salidas a esta grave situación.
•  La corrupción en el movimiento de trabajadores sigue estando
presente, tal vez no tan descarada como lo fue en el período hege-
mónico de la CTV. Las prácticas de corrupción son promovidas
por la patronal, tanto del sector privado como del público. Los
patronos “compran” a los directivos sindicales para evitar situa-
ciones conflictivas y garantizar así una “paz laboral”, ofreciéndoles
vehículos, viviendas, préstamos y otras facilidades para mejorar
sus condiciones personales de vida. La escasa formación de estos
nuevos directivos sindicales, y la ausencia de mecanismos demo-
cráticos en los sindicatos que faciliten el desarrollo de una contra-
loría social, favorece que sucumban ante las prebendas que les
ofrecen los patronos. En la medida en que mejore la formación de
los líderes obreros y avance la unificación de sus organizaciones,
existirán condiciones más favorables para derrotar estas prácticas
de corrupción414.

414 En esa dirección hemos desarrollado desde el 2005 tres cursos de For-
mación Sindical y Sociopolítica (en 2005, 2006 y 2011) y tres cohortes
del diplomado en Formación Sindical, Consejos de Trabajadores y Pre-
vención Laboral (en 2009, 2010 y 2012), con el aval de la Universidad
del Zulia. En lo organizativo, contribuimos a la constitución de la Unión
Nacional de Trabajadores en el Zulia, en 2006, y fuimos parte de su Co-
mité Ejecutivo hasta 2012. Antes de eso, entre 1998 y 2000, fundamos y
actuamos en el Zulia en el Frente Constituyente de Trabajadores, vincu-
lado al proceso de la Asamblea Nacional Constituyente y a los derechos
laborales allí contemplados.

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Capítulo 5

•  Existen prácticas neoliberales por parte del Gobierno Bolivariano


que aún no han sido enfrentadas victoriosamente por el movimiento
de trabajadores. Una de estas cuestiones es la negativa del Gobierno
a la discusión de contrataciones colectivas en algunos sectores de la
Administración Pública, como el de empleados públicos, el univer-
sitario, y el sector salud. Es de esperar que la progresiva consolida-
ción de la nueva central socialista de trabajadores (CBST) permita
organizar con mayor efectividad las luchas por lograr la discusión
de estas contrataciones colectivas y otros derechos que han venido
siendo desconocidos por el Gobierno.

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Conclusiones

El proceso político desarrollado en Venezuela entre 1999 y 2012,


bajo la presidencia de Hugo Chávez y más conocido como Revolu-
ción Bolivariana, ha permitido la irrupción protagónica de la clase
trabajadora venezolana, convirtiéndola en actor político de primer
orden, a pesar de las numerosas dificultades presentadas en sus
instancias de representación social.
De una clase trabajadora que en 1998 se encontraba totalmente
subordinada a los mandatos del capital nacional e internacional,
que aceptó sumisamente la modificación en 1997 de la Ley Orgá-
nica del Trabajo, lo que implicaba la pérdida de derechos signi-
ficativos tanto para el pago de la prestación de antigüedad como
para la remuneración ante los despidos, hemos pasado a una clase
que, pese a su relativa desorganización, impone y respalda masi-
vamente cambios sustanciales en las relaciones de trabajo y en las
formas de propiedad prevalecientes en el país.
La reciente aprobación de una nueva Ley Orgánica del Trabajo,
los Trabajadores y las Trabajadoras, (Lottt) que no sólo restituye
los derechos conculcados en 1997, sino que incorpora y profundiza
nuevas reivindicaciones laborales y políticas, y el masivo respaldo a
dicha ley manifestado en la movilización de centenares de miles de
trabajadores el 1º de mayo de 2012, nos presenta un cuadro político

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

en el cual los trabajadores venezolanos han comenzado a jugar un


papel muy destacado en el sistema político del país.
La nueva Lottt es la más reciente respuesta del Gobierno Boliva-
riano a un proceso continuado de protagonismo de los trabajadores
desarrollado como respuesta al paro patronal-petrolero realizado
por Fedecámaras y la CTV en 2002-2003. A partir de allí, los traba-
jadores comenzaron a movilizarse ensayando nuevos escenarios
de producción mediante la recuperación de empresas paradas y
exigiendo la nacionalización o renacionalización de empresas en
manos privadas, imponiendo formas novedosas de organización de
la actividad productiva mediante los consejos de trabajadores y el
control obrero, propuestas que encontraron eco en el Gobierno y
avanzaron a convertirse en políticas de Estado.
Aunque la política laboral y el modelo productivo desarrollado
por el Gobierno han padecido numerosas deficiencias y deforma-
ciones, la participación de los trabajadores ha continuado a través
de diversas expresiones organizativas, algunas de las cuales se
suceden unas a otras, y el panorama laboral actual que se visualiza
en el país es considerablemente distinto al que existía para 1999.
Las formas de representación de los trabajadores venezolanos
se han desplazado en este período (1999-2012) desde la anterior
conducción hegemónica que ejercía la CTV, hasta la actual direc-
ción bolivariana sobre la abrumadora mayoría del movimiento
de trabajadores venezolano, expresado en la existencia de dos
centrales obreras que se asumen revolucionarias, la CSBT y la
Unete, la primera de las cuales reúne a la gran mayoría de federa-
ciones sindicales existentes en el país y concentra la mayor capa-
cidad de movilización (demostrado en la marcha del 1º de mayo de
2012, cuyos cálculos aproximados son de 400.000 personas movi-
lizadas ese día, contra unas 1.000 que participaron en la marcha
convocada por la CTV).
De igual forma han surgido nuevos espacios de organización
de los trabajadores como los consejos de fábrica y los delegados
de prevención. Los consejos de fábrica o consejos de trabaja-
dores han resultado de los esfuerzos desarrollados por diferentes

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Conclusiones

colectivos obreros para imponer el llamado control obrero, que no


es otra cosa que un mecanismo de democratización de los niveles
de dirección del aparato productivo desde los propios centros de
trabajo. Los delegados de prevención han resultado de la aplica-
ción de la Lopcymat (Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo) y su desarrollo ha corrido por cuenta
del Ministerio del Trabajo a través de Inpsasel (Instituto Nacional
de Prevención, Salud y Seguridad Laboral).
Ambas formas de organización se han unido a la estructura
sindical existente para conformar espacios complejos de partici-
pación de la masa trabajadora en todas las cuestiones inherentes
al proceso productivo. De esta forma la cultura política de los
trabajadores venezolanos se ha ampliado considerablemente, ya
que cuestiones como la participación masiva de los trabajadores
en la conducción de las empresas o su incidencia en lo referente
a la regulación de las condiciones ambientales y de seguridad en
el trabajo eran aspectos poco desarrollados por la vieja dirigencia
sindical cetevista y permanecían excluidos de las normativas labo-
rales de la llamada IV República (1958-1999).
Las expresiones políticas organizadas en el movimiento
de trabajadores que se identifican como fuerzas opositoras al
Gobierno Bolivariano se mantienen con una muy limitada capa-
cidad de movilización y prácticamente nula posibilidad de desatar
conflictos obreros de envergadura. Tanto los remanentes de la
CTV como el más reciente Fadess representan una porción ínfima
de los trabajadores sindicalizados, y sus dirigentes principales se
muestran incapaces de enarbolar un programa de acción por los
derechos de los trabajadores que pueda equipararse al desarro-
llado por el bolivarianismo. Esto se comprueba fácilmente cuando
ellos mismos afirman que “los conflictos obreros los desarrollan
los propios chavistas”, dejando implícito el reconocimiento de su
precariedad organizativa y escasa influencia política.
Hoy se puede afirmar que el liderazgo de la CTV es cosa del
pasado. Que bien puede caracterizarse con las mismas palabras que
algunos de sus integrantes la califican: como un “cascarón vacío”,

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

que se quedó sin trabajadores debido a sus reiteradas conductas


de abierta traición a las más elementales reivindicaciones obreras.
Una constante política de conciliación de clase desarrollada en las
últimas décadas del siglo XX, la cual culminó en la entrega desca-
rada de las prestaciones en la reforma de la LOT en el 97, unida a su
participación activa en la conspiración golpista que el capital inter-
nacional desató entre 2001 y 2004 intentando derrocar al Gobierno
de Chávez y acabar con el proceso revolucionario bolivariano, sirvió
para que amplios y mayoritarios sectores de los trabajadores vene-
zolanos le retiraran su apoyo y la dejaran como simple marioneta
declarativa que poco aporta a los esfuerzos opositores por derrotar
al chavismo.
Dentro del movimiento de trabajadores bolivarianos se ha
desarrollado desde hace una década una fuerte confrontación
interna entre tendencias que defienden por una parte la subor-
dinación de las organizaciones de trabajadores a los dictados del
partido (en este caso, el PSUV, antes el MVR) y del Estado, y por la
otra quienes enarbolan la bandera de la autonomía de clase como
principio que garantice su acción revolucionaria y transformadora.
Esta confrontación ha conducido en años recientes a la existencia
de dos centrales obreras bolivarianas, una de las cuales (la CSBT)
cuenta con el respaldo oficial del Gobierno de Chávez y pareciera
avanzar a constituirse en el espacio centralizador de las distintas
organizaciones obreras de todo el país.
El triunfo momentáneo de esta tendencia que ha organizado
la nueva central CSBT, defensora de una subordinación casi abso-
luta de los trabajadores ante el partido y el Estado, puede significar
en el corto plazo que algunos escenarios de confrontación política
se trasladen al mismo interior de esta central “oficialista”, pues
muchas de las federaciones sindicales que antes formaron parte
de la Unete (y que ahora se han integrado a la CSBT) continúan
reivindicando las banderas de la autonomía de clase y mantienen
posiciones muy críticas ante la “burocracia” que dirige y encabeza
la CSBT.

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Conclusiones

Por otra parte, sigue sin resolverse la cuestión de la unidad


entre las dos centrales bolivarianas. Las corrientes sindicales de la
Unete (por lo menos dos de ellas, CTR y CCV) han declarado su
disposición a mantener la existencia de la central como verda-
dera garante de la autonomía sindical y de la lucha por las reivin-
dicaciones obreras, y no asoman propuestas que tiendan a lograr
espacios inmediatos de unidad con la otra central. Por su parte los
dirigentes principales de la CSBT tampoco han propuesto públi-
camente fórmula alguna que permita avanzar hacia la tan ansiada
unidad de la clase trabajadora, demostrado claramente en que
para la realización de la marcha obrera del 1º de mayo de 2012 no
llegaron a realizarse reuniones conjuntas en función de unificar las
iniciativas de ambas centrales en una sola marcha unitaria, resul-
tando, como ya es conocido, en la realización simultánea de dos
marchas bolivarianas (aunque la marcha de la Unete escasamente
reunió a pocos miles de trabajadores, frente a los 400.000 movili-
zados por la convocatoria de la CSBT).
Con el desarrollo de expresiones novedosas como el control
obrero y los consejos de trabajadores, prácticas organizacionales
surgidas espontáneamente en las fábricas recuperadas luego del
paro patronal-petrolero y que progresivamente se convirtieron
en bandera de acción en las empresas básicas de Guayana y otras
partes del país, unido al desarrollo de propuestas también nove-
dosas que partieron de lineamientos gubernamentales, como
el fomento del cooperativismo primero y de la cogestión obrera
después, los trabajadores venezolanos han irrumpido en el siglo
XXI intentando superar los mecanismos de la explotación capita-
lista y haciendo realidad las propuestas programáticas que desde
el Gobierno se han realizado en la dirección de un socialismo reno-
vado, que no repita los errores del llamado “socialismo real”, y que
se ha denominado Socialismo del siglo XXI.
El fomento del cooperativismo por parte del Gobierno en la
primera etapa de este período no logró los resultados esperados,
pues la gran mayoría de las cooperativas constituidas no llegaron
a generar procesos productivos ni de servicios y se limitaron a un

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

precario funcionamiento inicial que pronto se detuvo por dife-


rentes trabas que se resumen en: la existencia de una escasa cultura
o formación “cooperativista” en el seno de los trabajadores invo-
lucrados, situación que también se reflejaba en la escasa prepara-
ción cooperativista de los funcionarios del Estado que promovieron
esta política en las dificultades para acceder a los créditos de las
instituciones estatales, en la dependencia misma hacia el Estado
y la incapacidad para establecer una autosuficiencia presupues-
taria; en haber permitido que surgieran cooperativas del mismo
tipo en el mismo espacio territorial, fomentando una competencia
no acorde a los principios mismos del cooperativismo. No obstante,
el esfuerzo realizado sirvió para difundir el cooperativismo como
un espacio de organización económica alternativo al capitalismo
privado, y muchas de las cooperativas constituidas en ese entonces
continúan su funcionamiento y amplían su capacidad productiva y
de servicios.
El desarrollo de la cogestión obrera encontró de igual forma
limitaciones, derivadas fundamentalmente de las deficientes defi-
niciones realizadas desde el Gobierno, y en la escasa formación
de los funcionarios encargados de su implementación a través de
los ministerios. Pero la práctica organizativa de los propios movi-
mientos de trabajadores pronto desplazó los escenarios de coges-
tión propuestos por el Gobierno y se ubicó en la consigna del control
obrero como la principal reivindicación política que comenzaron a
levantar diferentes organizaciones obreras en todo el país.
Aunque iniciativas exitosas415 como los consejos de fábrica en
Alcasa y en Inveval hayan corrido por cuenta de los propios movi-
mientos obreros, el mismo Estado asumió el control obrero como
política al definir el Plan Guayana Socialista en 2009 y comenzar
su implementación en 2010. Con todo lo errático que ha sido este

415 Por lo menos durante un tiempo, esos consejos de fábrica permitieron


estabilizar un nivel de dirección obrera en dichas empresas, aunque la
falta de respaldo gubernamental y la lucha constante entre fracciones
del movimiento obrero chavista y dentro del propio Estado bolivariano,
hayan debilitado esas experiencias y amenazado su continuidad hacia
el futuro.

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Conclusiones

proceso, fallas en donde hay que considerar la incapacidad de las


propias masas de trabajadores en crear liderazgos sólidos y asumir
firmemente la dirección de esas importantes empresas del Estado,
la formulación misma de una política de control obrero por parte de
los movimientos de trabajadores y a la vez respaldada por el Estado,
constituye un gran salto adelante en el programa revolucionario de
la clase trabajadora venezolana.
Ya quedó como cosa del pasado la simple lucha por reivindi-
caciones económicas que caracterizó al sindicalismo venezolano
desde sus orígenes a comienzos del siglo XX. Por primera vez en la
historia, los trabajadores venezolanos han asumido como norte polí-
tico inmediato la superación de las relaciones capitalistas de produc-
ción y el avance hacia un nuevo modelo productivo socialista.
Incluso en la esfera de las reivindicaciones económicas propias
de las negociaciones entre trabajo asalariado y capital, la realidad
presente en la Revolución Bolivariana ha profundizado derechos
y conquistas sin parangón en la vida política anterior del país.
Comenzando por la recuperación de lo perdido por los trabajadores
en la Reforma de la LOT en 1997: el cálculo del pago de la pres-
tación de antigüedad en base al último salario, y el pago doble de
prestaciones por despido injustificado, que se ha concretado con la
aprobación de la nueva Ley del Trabajo de abril-mayo de 2012.
Las conquistas contempladas en la nueva Lottt se suman a una
serie de aspectos desarrollados en estos 13 años de Gobierno Boli-
variano, siendo los más resaltantes:
1. El decreto de inamovilidad que se ha mantenido desde 2003 y que
protege al trabajador de ser despedido injustificadamente.
2. La considerable modernización llevada a cabo en el Ministerio del
Trabajo, en donde se ha ampliado el personal de cada Inspectoría
y se ha fortalecido la capacidad de asistencia a los trabajadores a
través de las Procuradurías del Trabajo, de los desempleados que
son atendidos en las Agencias de Empleo, y de la seguridad laboral
a través del Inpsasel. Otras políticas contra el desempleo han sido
la Misión Vuelvan Caras, y actualmente la Misión Saber y Trabajo.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

3. El aumento del número de trabajadores sindicalizados y de sindi-


catos y federaciones.416

Además, la nueva Lottt ha creado la figura de los consejos de


trabajadores, los cuales tendrán atribuciones propias distintas a los
sindicatos, y su organización y funcionamiento se establecerá en
leyes especiales.
La definición contemplada en el artículo 25 de la Lottt, que dice:
“El proceso social de trabajo tiene como objetivo esencial superar
las formas de explotación capitalista”, constituye un aspecto que
además de novedoso es radicalmente avanzado con respecto a toda
la anterior legislación laboral venezolana, la cual, como ya dijimos,
siempre se limitó a regular las formas de explotación del trabajo
asalariado por el capital.
Son una serie de aspectos reivindicativos unos y políticos otros
(en el sentido de propuesta de transformación política y socioeco-
nómica), que reunidos constituyen un avance histórico formidable
con relación a lo que venían siendo las conquistas de los trabaja-
dores venezolanos desde que comenzaron sus primeras formas de
organización en los albores del siglo XX.
Esta realidad no ha estado exenta de contradicciones, tropiezos
y conflictos. Como analizamos en el desarrollo de este trabajo, la
política del Gobierno hacia el movimiento de trabajadores se carac-
terizó desde un comienzo por la ausencia de definiciones claras y
de propuestas organizativas unificadas. En los primeros años no
se llegó a constituir una especie de “buró sindical”, al estilo de los
viejos partidos de la IV República, ni se trazó una línea partidista
con relación a qué hacer con la CTV y su posible desplazamiento
por otra central de trabajadores (en la actualidad aún no existe
un organismo sindical o laboral que centralice las directrices en
el PSUV; sólo existen las estructuras de cada una de las corrientes
sindicales que actúan dentro del partido de Gobierno).

416 Según información aportada por Ricardo Dorado, quien fuera ministro
del Trabajo en 2005-2006. Entrevista, 07/05/12.

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Conclusiones

Fue la circunstancia del golpe de Estado de abril de 2002 y el


paro patronal-petrolero de diciembre 2002-febrero 2003, lo que
aceleró procesos de transformación en el seno del movimiento de
trabajadores. La conformación de la Unión Nacional de Trabaja-
dores en abril de 2003 fue una consecuencia directa del paro petro-
lero y del rechazo de amplios sectores sindicales a la conducta
asumida por la CTV. A partir de allí, la lucha interna dentro del
chavismo por alcanzar la hegemonía del movimiento de trabaja-
dores ha caracterizado la última década.
En una situación general en la que hace peso el descono-
cimiento que pueda tener Hugo Chávez con relación al movi-
miento obrero y sus tradiciones de lucha en Venezuela y el mundo,
y el carácter aluvional del MVR-PSUV, en donde sus dirigentes
tampoco responden en su gran mayoría a una práctica político-
organizativa que se relacione con el mundo laboral-sindical, las
políticas del Gobierno Bolivariano hacia este sector se fueron desa-
rrollando como reacción a las luchas y propuestas de los mismos
trabajadores, en ausencia de una perspectiva clara que orientara el
rumbo gubernamental en esta esfera política.
Este desconocimiento del mundo laboral llevó al propio presi-
dente Chávez a pronunciarse en contra de la autonomía sindical
(marzo de 2007) y solicitar que los sindicatos se subordinaran a las
directrices del PSUV y las líneas del Estado, opinión repetida en
ese momento por buena parte del tren directivo gubernamental. La
reacción interna e internacional que dentro del mundo sindical se
generó en contra de estas opiniones llevó a que pocos años después
el Presidente terminara reconociendo la legitimidad histórica de
la autonomía sindical417 (julio de 2010), reivindicada incluso en la
recién promulgada Lottt (art. 354).
Estas circunstancias de confusión sobre qué política laboral
desarrollar pudieran explicar la razón de que la nueva Lottt se
haya retrasado por más de una década, cuando el mandato de la

417 En su intervención ante el Encuentro Sindical Nuestra América, cele-


brado en el Hotel Alba Caracas, julio de 2010.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

Constituyente era de que se promulgara en el plazo de un año, es


decir, en el trascurso del año 2000418.
No obstante, el rumbo general que ha mantenido la acción
gubernamental bolivariana hacia el movimiento de trabajadores no
confirma sino desmiente las acusaciones que desde el campo de la
oposición se han hecho al Gobierno de Chávez. Mientras los voceros
del oposicionismo sindical al Gobierno en cuestión insisten en cali-
ficarlo de antiobrero y represivo, el avance sustancial y progresivo
de las legislaciones y normas laborales por una parte, y el respaldo
prácticamente masivo de los trabajadores venezolanos a las ejecu-
torías que en materia laboral ha adelantado el proceso bolivariano,
señalan una realidad que descalifica a quienes parecen colocarse al
margen de los procesos históricos que se vienen sucediendo en el
país.
El accionar del movimiento obrero venezolano a lo largo del
proceso político bolivariano (1999-2012) se ha desarrollado tras-
grediendo las tradicionales formas de representación y partici-
pación política que habían ejercido los trabajadores durante las
cuatro décadas anteriores (1958-1999). Ocupando la escena polí-
tica como un movimiento social que se desplegaba al margen de los
sindicatos, federaciones y centrales existentes hasta ese momento,
los trabajadores venezolanos se han constituido en actores políticos
por medio de luchas y formas organizativas que no han surgido
de directrices partidistas o estatales, sino del propio crecimiento
contradictorio de sus organizaciones sindicales y políticas.
Desde la aparición del Frente Constituyente de Trabajadores
(FCT, año 1998), pasando por la fundación de la Fuerza Bolivariana
de Trabajadores (FBT, año 2000), el movimiento de trabajadores
identificado con el chavismo ha generado multitud de corrientes
político-sindicales, siendo las más significativas la Fuerza Socialista
Bolivariana de Trabajadores (FSBT), el Colectivo de Trabajadores
en Revolución (CTR), la Corriente Cruz Villegas (CCV), la Corriente

418 El mandato constitucional se refería específicamente a una “Reforma”


de la vigente Ley Orgánica del Trabajo (Punto nro. 3 de la disposición
transitoria cuarta de la CRBV).

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Conclusiones

Marxista Revolucionaria (CMR), Marea Socialista (MS), los Educa-


dores Bolivarianos (EB) y Trabajadores por la Patria (TPP).
La existencia de estas corrientes ha estado atravesada por la
circunstancia de que en todo este período el gran convocante de los
trabajadores ha sido el presidente Chávez, y el crecimiento y predo-
minio de una de estas tendencias (la FSBT) se debe precisamente al
mayor acercamiento de sus líderes al entorno presidencial. Nicolás
Maduro, fundador y dirigente principal de la FSBT, ha permane-
cido desde incluso antes de llegar Chávez al Gobierno como parte
del círculo más cercano al presidente, y sus funciones como presi-
dente de la Asamblea Nacional primero y luego como ministro de
Relaciones Exteriores han contribuido a que la tendencia sindical
que representa se constituya progresivamente en la que domina la
esfera sindical del chavismo organizado.
La realidad del movimiento de trabajadores en Venezuela
durante el proceso de la llamada Revolución Bolivariana ha replan-
teado las viejas discusiones que desde el siglo XIX y XX se desarro-
llaron sobre las formas de lucha y de organización de los trabajadores
y sobre el concepto mismo de clase obrera. En un contexto mundial
de auge de poderosos movimientos sociales que derriban viejas
dictaduras en el llamado Tercer Mundo (como en Túnez y en Egipto)
o generan conflictos de relevancia en los propios países industriali-
zados (como los Indignados en España y los Ocupas en los Estados
Unidos), las luchas desarrolladas por los trabajadores venezolanos
en estos últimos 13 años han reabierto un rico debate teórico que
considera la vigencia de viejas tesis organizativas o la necesidad de
asumir nuevas perspectivas de análisis para entender y actuar ante
una realidad variable y compleja, considerablemente distinta a la
que enfrentaron los clásicos del marxismo.
El mismo concepto de clase obrera ha sido puesto en cuestio-
namiento, así como el pretendido “carácter dirigente” de esa clase
obrera al momento de asumir propuestas de revolución social. Al
incorporar a las organizaciones de desempleados como actores
políticos relevantes dentro de los procesos orgánicos suscitados en
los últimos 13 años en Venezuela, al considerar como trabajadoras

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

a las amas de casa, al considerar como sujetos de las leyes laborales


y de la seguridad social a los trabajadores informales, y al convocar
políticamente a todos los sectores desposeídos para que acom-
pañen el proceso de cambios sociopolíticos que se desarrolla en el
país, se ha ampliado el concepto de clase trabajadora y se ha incor-
porado una visión que asume los diversos movimientos sociales
como la verdadera expresión de la lucha de clases en el siglo XXI.
En este debate se han incorporado aspectos que teniendo un
considerable desarrollo en el movimiento obrero de los países
europeos de hace un siglo (durante la Primera Guerra Mundial y
posteriormente a ella), como lo son los consejos obreros o consejos
de trabajadores como formas de organización para llevar a cabo la
transición al socialismo, nunca se habían tratado con anterioridad
en nuestro país (y por tanto, nunca se habían intentado experien-
cias prácticas de consejos obreros), e incluso habían quedado olvi-
dados en el debate marxista y socialdemócrata desde hace ya medio
siglo.
El proceso político vivido en Venezuela desde 1999 no ha hecho
más que reafirmar la justeza de las elaboraciones teóricas que se
fundamentan en una concepción ampliada de lo que se entiende
por clase trabajadora y en la consideración de los movimientos
sociales, diversos y heterogéneos, como centro principal de la lucha
de clases mundial que se desarrolla en pleno siglo XXI.
Pero a pesar de la amplitud del debate realizado en estos años,
y de las múltiples experiencias de organización asumidas por los
trabajadores venezolanos, la realidad actual de sus expresiones
orgánicas no constituye reflejo adecuado del rico proceso vivido.
Pese a la existencia de una central obrera mayoritaria, que reúne
a las principales federaciones sindicales del país, y que tiene una
considerable potencialidad si consideramos la enorme marcha
realizada el 1º de mayo de 2012, las estructuras de base de esta
central sindical no poseen mayor organicidad y perviven en ellas
numerosos vicios que amenazan su desarrollo inmediato.
Considerando el relativo crecimiento de las experiencias de
control obrero y de organización de consejos de trabajadores, y

282

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Conclusiones

el amplio desarrollo de los delegados de prevención, las formas


de organización del movimiento de trabajadores en Venezuela
implican hoy una complejidad que aún no es asimilada por sus
principales dirigentes. Se manifiestan recelos y conflictos entre los
trabajadores ubicados en cada una de estas tres formas de orga-
nización: sindicatos, consejos y delegados de prevención. Si bien
las leyes laborales (Lottt y Lopcymat) integran las tres expresiones
organizativas enfatizando sus funciones complementarias y espe-
cíficas, en los hechos es vista cada una como competidora de los
espacios ocupados por las otras, y el escenario político inmediato
augura posibles conflictos por la preeminencia de una u otra forma
organizativa, lo que sumado a los vicios y deficiencias prevale-
cientes, configura un futuro inmediato bastante contradictorio y
exigente para el movimiento de trabajadores en su conjunto.
En los inicios de la segunda década del siglo XXI, los trabaja-
dores venezolanos debaten todavía si sus organizaciones deben
estar subordinadas al Estado y al partido (o partidos) de Gobierno,
o si deben actuar manteniendo su autonomía de clase. También
debaten sobre si el proceso de transformación social anticapitalista
se puede desarrollar a partir de las verdades esclarecidas apor-
tadas por un grupo de “revolucionarios profesionales” (el “partido
de vanguardia”), o si ese proceso de cambios sólo podrá desarro-
llarse a partir de la propia acción autónoma de los trabajadores
como clase. Es una vieja discusión que proviene del siglo XIX, pero
que pareciera que aún no está saldada ni en Venezuela ni en el resto
del mundo419.
Resaltando en este proceso de organización, movilización,
lucha y reflexión teórica del movimiento de trabajadores susci-
tado en Venezuela durante la última década, destaca la mayoritaria
voluntad de la clase trabajadora decidida a transitar los caminos

419 En los debates surgidos en las recientes luchas sociales tanto en Gre-
cia como en España se ha replanteado este tema de las vanguardias di-
rigentes versus la autodeterminación de los movimientos sociales. Las
diferencias existentes en este terreno limitan incluso la posibilidad de
acuerdos unitarios para el desarrollo de conflictos, luchas y hasta parti-
cipaciones electorales. Carlos Carcione. Op. cit., 2012.

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El movimiento de trabajadores en Venezuela Roberto López Sánchez

de profundas transformaciones políticas, económicas, sociales y


culturales, afirmando que su norte es la construcción de un nuevo
modelo productivo socialista que acabe con la explotación del
trabajo asalariado por el capital y siente las bases de una verdadera
justicia social.
Pero la actual hegemonía de tendencias políticas que no
respaldan la “autonomía sindical” y que en contrario promueven
la subordinación de las organizaciones obreras ante el Estado y el
partido dirigente, pudiera convertirse en un elemento que entrabe
el futuro crecimiento del movimiento de trabajadores o que lo
desvíe hacia caminos burocráticos que repetirían la experiencia
de la vieja CTV durante el período de democracia representativa
(1958-1999).
Ante esta realidad, al propio movimiento de trabajadores le
corresponde reivindicar la autonomía de clase y promover escena-
rios de intervención sociopolítica que mantengan la confrontación
simultánea contra las manifestaciones de explotación capitalista y
contra las expresiones de burocratización en sentido negativo.
Para los trabajadores venezolanos, el camino a recorrer no
puede ser ni el que vive hoy la vieja Europa, con sus medidas
desconocedoras de los derechos laborales y sociales, ni tampoco el
de la burocratización estalinista que se observó en la URSS y que
condujo a su colapso político hace dos décadas.
Siguiendo a diversos autores como Holloway, Negri, Dieterich,
Denis, Alayón y otros, el Socialismo del siglo XXI como norte de las
luchas de los trabajadores implica una ruptura radical con muchos
dogmas fosilizados que debilitaron las experiencias socialistas del
siglo XX. Una clase trabajadora en donde entran no sólo los obreros
fabriles, sino en general todos los trabajadores asalariados de la
ciudad y el campo, los desempleados, las amas de casa, las mujeres,
los jóvenes, los estudiantes, los campesinos, los indígenas, los afro
descendientes, los inmigrantes, los comunicadores de medios alter-
nativos, los activistas culturales, incluso los pequeños productores
y pequeños empresarios que también sufren y se rebelan contra
la opresión del capital. Un modelo económico alternativo que se

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Conclusiones

distancia tanto del capitalismo neoliberal que hoy se derrumba en


Europa y los Estados Unidos, como del capitalismo de Estado que
colapsó hace 20 años en la Europa del Este, y que se fundamenta en
la economía social, el cooperativismo, el crecimiento de los órganos
de poder popular y el control obrero de la producción. Un concepto
de vanguardia política que rompe con el viejo concepto de “partido
dirigente” e incluso se distancia de esa pretendida cualidad innata
y predeterminada de “clase dirigente” que se les atribuía a los
sectores obreros. Una visión de la democracia que enfatiza en la
participación y el protagonismo popular más que en la conducción
mesiánica de determinadas individualidades.
Entrada ya la segunda década del siglo XXI, los trabajadores
han vuelto al escenario político venezolano como actores clave que
influyen y determinan el rumbo de los procesos en curso, un esce-
nario del cual se habían alejado considerablemente desde hace más de
medio siglo, y cuyo desenvolvimiento actual expresa nuevamente los
riesgos de recorrer experiencias que impidan el cumplimiento de las
expectativas que hoy movilizan a centenares de miles de compatriotas.
El presente trabajo ha sido un esfuerzo que intenta aportar ideas
y reflexiones para el mejor desempeño futuro de este movimiento
de trabajadores venezolano, entendiendo incluso que nuestros inte-
reses como clase social están por encima de las diferencias coyuntu-
rales derivadas de la polarización que ha vivido el país en la última
década, y que los anhelos por una sociedad de justicia y de equidad
no son ajenos a los seres humanos comunes y silvestres que con su
trabajo crean la riqueza social que ha llevado a la humanidad a los
elevados niveles de desarrollo científico-técnico que hoy existen,
logros que sin embargo no son capaces de resolver problemas tan
elementales como el hambre de los pueblos y la progresiva destruc-
ción del ambiente natural que hasta hoy nos ha acobijado.
Si el presente trabajo puede servir para profundizar la conciencia
de los trabajadores venezolanos y hacer más efectivos sus procesos
de intervención social, nos sentiremos satisfechos.

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Indice:

Nota editorial 9

Introducción 13
Sobre el método científico utilizado
para el presente trabajo 16

Capítulo 1
Los trabajadores como clase social, como actores políticos
y su ubicación ante los nuevos movimientos sociales 23
Sobre el concepto de clase social 23
Los trabajadores como actores políticos 31
Los trabajadores: conductores de su liberación o tutelados
por vanguardias. Una polémica entre marxistas 37
La comuna como instrumento para la construcción del
socialismo 39
Lenin: una vanguardia que dirija a los obreros 42
Rosa Luxemburgo reivindica el protagonismo obrero y
el espontaneísmo en las luchas 46
Gramsci y los consejos de fábrica 50
El triunfo socialista en la URSS y la deformación del
marxismo 51
La reinvindicación del protagonismo obrero 57
El estudio de los movimientos sociales 64
Los trabajadores como clase y como movimiento social 76
Sutherland y la reivindicación actual del leninismo 83
Boaventura de Sousa Santos: pluralidades despolarizadas 88
Los movimientos sociales latinoamericanos y el surgimiento
de nuevos actores políticos 91
Las tendencias políticas en la izquierda latinoamericana
y su reflejo en Venezuela 102

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Los trabajadores como clase, como movimiento social, como
actores políticos en la segunda década del siglo XXI 105
El marco de la crisis mundial del capitalismo 109

Capítulo 2
El movimiento obrero venezolano y la Revolución Bolivariana.
Logros, desencuentros y contradicciones 113
Trayectoria del movimiento sindical en Venezuela 113
Los trabajadores y la Revolución Bolivariana 140
Los derechos laborales y la nueva Constitución 143
El gobierno de Chávez y su política hacia los trabajadores 146
El proceso espontáneo de abandono de la CTV y formación
de sindicatos “bolivarianos” 152
La configuración de tendencias enfrentadas dentro
del movimiento obrero bolivariano 154
Crítica de la supuesta “autonomía sindical” reivindicada
por la CTV 156
El nacimiento de la Unión Nacional de Trabajadores 159
Las tendencias obreras en el chavismo y sus discrepancias
sobre las formas organizativas a desarrollar 164
Propuestas de solución a la crisis en la Unete 171
Los esfuerzos por mantener la Unete 174
Los intentos por crear la CSBT 178
Estado de la cuestión. Las distintas tendencias que
existen en el espectro de los trabajadores bolivarianos 182
Las tendencias obreras que se agrupan en la CTV-Fadess 185

Capítulo 3
El movimiento de trabajadores luego de 13 años de revolución.
Un balance de los procesos más resaltantes 193
Las cooperativas como política de Estado y como forma de
organización del trabajo productivo 193
Los delegados de prevención y los comités de seguridad y
salud laboral 200

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Las tomas de fábricas por los trabajadores luego del paro
patronal-petrolero. El caso de Inveval 204
Las nacionalizaciones como política de Estado 209
Las empresas socialistas y el socialismo burocrático de
Corpivensa 213
La experiencia del control obrero en el Plan Guayana
Socialista y otras empresas del Estado 214
Los consejos de trabajadores en el proceso bolivariano 216
El control obrero según varios dirigentes 221
Las contradicciones entre los sindicatos y los consejos de
trabajadores 227
Los sindicatos existentes en 2012 229
La situación de la clase trabajadora venezolana luego
de 13 años de revolución 233
La nueva Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los
Trabajadores (Lottt) 234
Anexos sintéticos del capítulo 3 245

Capítulo 4
Propuestas y alternativas al movimiento de
trabajadores en Venezuela 251
Propuestas para una nueva cultura política en
los sindicatos 251
Propuestas para reconstruir el movimiento sindical
venezolano 253
El sindicalismo ciudadano 256
Propuestas para el control obrero y el poder popular 257
Propuestas para los delegados de prevención y el area de
salud y seguridad laborales 260

Capítulo 5
Cambios y continuidades en el movimiento de trabajadores
en venezuela: 1999-2012 263

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Conclusiones 271

Bibliografía 287

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Edición digital
mayo de 2017
Caracas - Venezuela

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