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“Políticas de exclusión/inclusión” 2° prueba.

Waldo Ortiz

1. Explicar los siguientes enunciados:


- La práctica de docilización del cuerpo instala una microfísica del poder.

La práctica de docilización del cuerpo es un mecanismo disciplinario que se caracteriza por


ejercer un control especifico y minucioso centrado en los cuerpos al interior de espacios
especialmente diseñados para esto: se trata de controlar sus movimientos, sus
comportamientos, sus gestos, sus fuerzas, sus tiempos, en función de producir cuerpos que
sean más obedientes cuanto que más útiles y productivos. En ese sentido, la docilización
conlleva necesariamente una microfísica del poder, puesto que, el poder no se entiende desde
una mirada global, como el poder centralizado del soberano sobre un pueblo unitario; sino
más bien, el poder es una red, cuya actividad es ejercer el control detallada y directamente
sobre cada cuerpo individual, localizándose diseminadamente en diversos espacios como la
prisión, la escuela o el hospital.

- La disciplina opera como anatomopolítica del cuerpo.

La disciplina opera como anatomopolítica del cuerpo justamente porque recae sobre los
cuerpos en su dimensión física: sus movimientos, sus fuerzas, sus potencias, relacionadas en
un tiempo y espacios diseñados para vigilarlos, para someterlos a una disciplina que requiere
aumentar sus fuerzas para volverlos más útiles en términos económico productivos, pero a la
vez, disminuir sus fuerzas sometiéndolos a un adiestramiento de estas, para mantenerlos
obedientes e inactivos políticamente.

- La disciplina no es ya una técnica equiparable a las técnicas de esclavitud,


domesticidad, vasallaje y ascetismo.

La disciplina se distingue de la esclavitud, porque ésta se funda en una relación de


apropiación de los cuerpos: el esclavo es una propiedad; la disciplina no se apropia del
cuerpo, sino que lo somete a ejercicio para sacarles rendimiento. Con respecto a la
domesticidad, que se trata de un tipo de dominación que depende de la voluntad del amo, de
su capricho y se caracteriza por ser global y masiva; la disciplina no depende de la voluntad
de uno, no es global sino local, y no recae de manera homogénea sobre el conjunto, sino de
manera específica sobre cada cuerpo. El vasallaje, es una técnica que se vincula con el
producto del trabajo y con una serie de rituales que tanto el señor como el vasallo deben
cumplir; La disciplina como hemos visto, se vincula con la productividad del cuerpo, no
necesariamente con lo que produce y hay una desritualización de la relación de obediencia.
Finalmente, el ascetismo renuncia a la productividad y su finalidad es el aumento del dominio
de cada cuál sobre su propio cuerpo, cuestiones que también se diferencian de la disciplina
por lo ya dicho anteriormente, puesto que la disciplina busca la maximización de la utilidad
de los cuerpos disminuyendo el dominio de cada cual sobre su cuerpo.

2. A finales del siglo XVIII aparece algo que ya no es la anatomopolítica, sino una
biopolítica de la especie humana. En qué se diferencia la biopolítica de la
disciplina. Teniendo en consideración la emergencia de los conceptos de “cuerpo
especie” y “población” en Foucault.

Si bien la disciplina y la biopolítica tienen muchas diferencias, no hay que olvidar que son
dos tecnologías de poder que operan paralelamente, pero en niveles distintos, por lo que, no
se excluyen sino más bien se articulan, van de la mano.

Ahora veamos sus diferencias. Si la disciplina es una anatomopolítica del cuerpo humano
(hombre/cuerpo), la Biopolítica se aplica a la especie humana (hombre/especie), en otras
palabras, si la disciplina se aplica a una multiplicidad de hombres en cuanto cuerpos
individualizados que se distribuyen espacialmente, organizando un campo de visibilidad y
un sistema de vigilancia para incrementar las fuerzas productivas de los cuerpos a la vez
docilizarlos mediante el adiestramiento, el ejercicio, etc. para mantener su sujeción. La
biopolítica se aplica a una multiplicidad de cuerpos en cuanto seres vivos, entendidos como
masa o población afectada por procesos biológicos de especie, como lo son el nacimiento, la
muerte, las enfermedades, etc. Hay un cambio de lente, si la disciplina domina enfocándose
en lo micro, la biopolítica domina enfocándose en lo macro, es fundamental en este cambio
de mirada la introducción del concepto de cuerpo/especie y de población. La escuela, la
prisión, etc. son espacios institucionales locales, con un número limitado de cuerpos
dispuestos para ser disciplinados. La biopolítica se ocupa de la población, que es en sí un
cuerpo de mayor envergadura, múltiple y que, al reproducirse indefinidamente, se vuelve
innumerable e imprevisible, por lo cual los mecanismos de control deben ser otros que los de
las disciplinas. Es necesario generar mecanismos reguladores y de seguridad para maximizar
y extraer las fuerzas útiles de la población, como para asegurar un equilibrio global. En este
sentido el desarrollo de la medicina y de su función higienización pública van a ser cruciales
para que nazcan los mecanismos reguladores de medición estadística tales como las tasas de
mortalidad, natalidad, morbilidad. También se introducen instituciones asistenciales de
previsión, de seguros, de ahorros, etc. bajo la idea de previsión: es necesario prever el futuro,
adelantarse a los hechos para asegurar la vida. Foucault propone para distinguir entre
disciplina y biopolitica, dos series que se aplican a cada una de estas tecnologías de poder.
Para la disciplina, la serie cuerpo – organismo – disciplina – institución; Para la biopolítica
la serie Población – procesos biológicos – mecanismos reguladores – Estado. Entonces,
existiría lo que llama una organodisciplina de la institución que corre paralelamente con una
biorregulación por el Estado.

Por último, recalcar que son dos tecnologías que operan al mismo tiempo en distintos niveles.
Por ejemplo, en la escuela opera la disciplina de los cuerpos en cuanto estos deben disponerse
de cierta forma en la sala de clases, deben comportarse y tomar atención, sus actividades
están totalmente organizadas espacio temporalmente, etc. Pero también hay biopoder
operando en la medida en que los colegios están facultados para administrar fármacos a los
niños, por lo tanto, ahí se está introduciendo el elemento biológico y político que define esta
tecnología.

3. Desde la clase del 17 de marzo de 1976 del curso “Hay que defender la sociedad”
explique el paso que se da desde un derecho soberano que se centra en la muerte,
a un poder que se ejerce principalmente sobre la vida.

El poder soberano es definido por Foucault con la fórmula “dejar vivir, hacer morir”. En la
medida en que el poder lo posee el soberano, entonces la vida y la muerte de sus súbditos
dependen enteramente de su voluntad. En otras palabras, vida y muerte no serían fenómenos
naturales por fuera del poder político, sino más bien, están totalmente determinados por este.
En cuanto a la muerte, es el derecho y el poder de matar -el hacer morir- del soberano, lo que
hace que pueda permitir vivir, es el derecho de matar lo que permite que haya derecho a la
vida. Es por esto que había una enorme importancia del ritual de la muerte pública en tiempos
del poder soberano: es el tránsito de un mundo a otro a través del juicio y la condena: del
juicio terrenal al divino, de la condena civil a la eterna, donde la muerte opera como pasaje
de este mundo a otro trascendente.

Con la aparición de la disciplina, comenzó un proceso de desrritualización de la muerte: había


que sacar de la luz pública la violencia de la muerte, porque había que producir cuerpos que
fueran productivos. Pero no es sino con el nacimiento del biopoder que la vida se pone en el
centro de la preocupación política. Y es en este momento donde ocurre la inversión de la
fórmula anterior. Ahora, con la aparición de este poder de regularización de la vida, se plantea
la fórmula “hacer vivir y dejar morir”. La ritualización y valoración de la muerte, su
visibilización pública desaparecen puesto que aquí se trata de administrar y controlar la vida
de los sujetos en tanto que seres vivos, por lo cual, la muerte se irá transformando en un tabú,
en algo que es necesario ocultar, en algo vergonzoso. Foucault dirá que la muerte es el
extremo del poder, puesto que la abandona, la desconoce para preocuparse en el cómo hacer
vivir, en el cómo manipular la vida de los sujetos para mantenerlos controlados y productivos.

4. Foucault desmarca la biopolítica de la tanatopolítica, desde ese desmarque:


¿Cómo se puede explicar las matanzas y la guerra, comprendiendo la
emergencia de un poder que tiene ya no la muerte, sino que la vida por objeto?

En este desmarque paradójico del biopoder, Foucault introduce la cuestión del racismo para
entender el problema de que por una parte se instale un biopoder bajo la forma de un hacer
vivir, poniendo al centro la vida y abandonando la muerte; pero, por otra parte, los hechos de
la historia nos demuestran que el siglo xx fue el siglo de las dos guerras mundiales y de la
guerra fría que desplegó múltiples enfrentamientos alrededor del globo y que aún hoy siguen
ocurriendo.

El biopoder inscribe al racismo en los mecanismos de Estado, pues este es la condición para
poder dar muerte, es la condición del derecho a matar. Puesto que el racismo, lo que hace es
en primer lugar establecer un corte en lo biológico al decidir que hay razas que deben existir
y otras que deben morir. Bajo esa lógica, entonces es necesario erradicar a aquellas razas que
son consideradas inferiores, degeneradas o anormales, en virtud de la mantención y seguridad
de la supuesta raza pura que debe seguir viviendo. Como se puede apreciar, la guerra que se
hace contra la otra raza no es una cuestión meramente política como es biológica, es
justamente biopolítica, que necesita del racismo para poder ejercer su función asesina a través
del Estado.

Un ejemplo de esto lo encontramos en nuestra propia historia. En la segunda mitad del siglo
XIX se dispuso como política de Estado la llamada “pacificación de la Araucanía”, que se
caracterizó en primer lugar por reducir y limitar los territorios mapuches a la mínima
expresión, eliminar todo tipo de resistencias, e introducir colonos en su mayoría alemanes,
bajo la idea de limpiar o mejorar la raza. Es un ejemplo bastante explícito de cómo funciona
el biopoder, teniendo al racismo como condición necesaria para dar muerte.

5. En el texto “Un nuevo cartógrafo (vigilar y castigar)” Gilles Deleuze, a propósito


de Vigilar y Castigar y de la Voluntad de Saber (cuestión que también aparece
en el curso Defender la Sociedad) Foucault nos sugeriría el abandono de 5
postulados del poder que han marcado la posición tradicional de la izquierda, a
saber: Postulado de la propiedad, Postulado de la localización, Postulado de la
subordinación, Postulado de la esencia, Postulado de la modalidad, y postulado
de la legalidad. Explique y ejemplifique cada uno de ellos.

Postulado de la propiedad: Es la idea de que el poder es detentado por una clase dominante,
pues ésta se lo habría apropiado, por lo tanto, se piensa el poder como una especie de objeto
que puede ser conquistado o apropiado. Es la clásica representación economicista del poder
bajo la figura del burgués dueño de los medios de producción que detentaría el poder.
Foucault, por el contrario, y sin negar que existan clases, piensa que el poder no puede ser
una propiedad, puesto que no se posee sino más bien se ejerce. Ese cambio de registro, hace
visible que los efectos del poder son efectos de conjunto de las técnicas, estrategias, táctica
y mecanismos que se dispongan. Además, el poder no tendría una unidad consolidada por la
propiedad, pues se ejerce en relaciones de fuerzas siempre múltiples y en constante pugna,
en constante movimiento. Por lo cual, las formas en que se dispone su ejercicio, generan
diversas formas de resistencia en las cuales el poder circula, y ya no tan sólo el binomio:
clase oprimida/clase explotada.

Postulado de la localización: El poder estaría localizado en el Estado, es decir sólo habría


poder de Estado, incluso ahí donde hay poder privado (este sería aparente solamente, pues
tendría la forma de un aparato estatal). Foucault, va a proponer que el Estado no es un aparato
unitario, sino que es un efecto de conjunto producido por una serie de engranajes entre
instituciones o aparatos de diversos tipos: desde la cárcel hasta el ministerio, desde el hospital
público hasta la corte suprema, operan en diversos niveles del campo social y relativamente
independientes los unos de las otros, constituyendo una microfísica del poder. Esto instala al
Estado en una escena del Poder que se parece más a una red o a un laberinto, que a un patio
central administrador del Poder. El Estado, visto como localización del poder, no podría
contenerlo, pues el poder entendido como ejercicio, es como un fluido que circula con
distintas intensidades y va tomando diversas formas, a través de los múltiples espacios locales
de la sociedad. No se disciplina de la misma manera ni con los mismos fines en las escuelas
públicas y en las privadas, o en las cárceles, sin embargo, el disciplinamiento es una
tecnología de Poder transversal, no le “pertenece” al Estado. Por lo tanto, el Poder es local,
en tanto no es global, pero no se puede localizar en un lugar dado, porque es más bien difuso.

Postulado de la subordinación: El Poder de Estado estaría subordinado al modo de


producción o a la estructura económica. Es la tesis básica del marxismo en la que la base
económica (las relaciones y modos de producción) subordina la superstructura (El aparato
jurídico, religioso, ideológico, etc.). Por un lado, Foucault ya ha despejado la relación del
Estado con el Poder, de la que hablamos en el punto anterior. Luego, las relaciones de poder
no pueden ser exteriores ni subordinadas a las relaciones de producción, pues estas mismas
son relaciones de poder. Dicho de otro modo, Toda relación económica presupone relaciones
de poder y por lo tanto estas no pueden subordinarse a aquellas.

Postulado de la esencia: El poder tendría una esencia que cualificaría a aquellos que lo poseen
(dominadores), diferenciándolos de aquellos que no lo poseen (dominados). Se puede
ejemplificar con esa idea de que “la realeza tiene sangre azul”, o sea, habría ciertos individuos
investidos del atributo del Poder, que los hace especiales. Pero como ya se puede adivinar, el
poder no es un atributo, no es una esencia, pues como en el primer postulado se dijo, se ejerce,
esto quiere decir que es operatorio u operativo, es una relación, no existen poderes por
separado como unidades, sino que justamente el poder es la puesta en relación de diversas
fuerzas con otras fuerzas.

Postulado de la modalidad: el Poder actúa a través de la violencia o de la ideología. Este


postulado restringe la acción del Poder a dos modalidades: o bien el poder se presenta como
violencia sobre los cuerpos, y entonces es la policía el organismo encargado de reprimir; o
bien, se presenta como ideología sobre las almas, y entonces habría una serie de aparatos
ideológicos del Estado como diría Althusser, que intervienen con propaganda y engaños, para
ocultar las condiciones reales de existencia de los sujetos, produciendo una relación abstracta
con las mismas. Pero Foucault dirá que más bien el Poder produce realidad más que reprime,
y produce verdad más que ideologiza, y esto en la medida en que siempre se produce en
relaciones de fuerza, como efecto de ellas. Ni la violencia ni la ideología pueden expresar las
relaciones de poder, son simples elementos, pero no los modos determinados en los que el
Poder se expresa. Por ejemplo, la disciplina expresa el Poder bajo los modos de adiestrar,
vigilar, castigar, normalizar, etc.

Postulado de la legalidad: El Poder de Estado es expresado por el orden jurídico,


entendiéndose que la ley se instala como fin de la guerra y tiempo de paz, oponiéndose a la
ilegalidad que la misma ley define y excluye. El Marxismo piensa la revolución a partir de
aquí también: la revolución estaría llamada a pensar otra legalidad, debiendo tomar el Poder
para instalar otra forma de Estado. Para Foucault, El orden jurídico se establece con el fin de
darle apariencia de unidad al Poder, para ocultar sus estrategias y movimientos. La ley no es
el establecimiento de la paz, sino que la continuación de la guerra por otros medios, es una
estrategia del Poder.
6. Roberto Esposito en “El enigma de la Biopolítica” expone, como antecedentes
de la noción de biopolítica introducida por Foucault, los enfoques organicista,
antropológico y naturalista, caracteriza cada uno de ellos y aplica un ejemplo
para cada uno.

Enfoque organicista: Es un enfoque que se opone a las concepciones contractualistas del


Estado que plantean que éste es producto de la unión de las voluntades de los hombres en un
contrato, y por lo tanto, la sociedad civil superaría o dejaría fuera de sus límites el estado de
naturaleza. Por el contrario, el enfoque organicista concibe que el Estado es un organismo
viviente, dependiente de las leyes de la vida, compuesto por un conjunto de hombres
entendido como un individuo orgánico único. Según esta idea, el Estado no podría superar el
estado natural, sino más bien sería su continuación. El Estado es un organismo vivo que debe
protegerse de las enfermedades y los parásitos que puedan atacarlo. Debe generar sus propios
anticuerpos frente a enfermedades sociales como el sindicalismo, el derecho a huelga, el
comunismo, el anarquismo, etc. que amenazan con enfermar al Estado hasta llevarlo a su
muerte. Podemos ejemplificar este enfoque con los regímenes totalitarios, cuyas políticas
siempre apuntan a la inmunización y limpieza del cuerpo político. Es la frase “el cáncer
marxista” tan repetida por personas de derecha. No está demás decir que este enfoque fue
desarrollado por teóricos alemanes en el periodo de entreguerras, muy cerca del advenimiento
del régimen nazi.

Enfoque antropológico: Este enfoque nace en relación al anterior, en Francia en la década de


los 60, con un marcado sesgo neohumanista producto del desastre que supuso la segunda
guerra mundial. Es un enfoque conciliador que busca debilitar el carácter organicista,
incorporando el elemento espiritual en la vida política, como un elemento que debe dirigir
las fuerzas de la vida sin negar las fuerzas naturales, hacia la construcción de un sentido.

Enfoque naturalista: Este enfoque también nace en los años 60, pero en EEUU, poniendo
énfasis en la ligazón necesaria entre la naturaleza y la política. Se rechaza la idea moderna
de que la esfera de lo político debe separarse y superar a la esfera natural, puesto que la
política pertenece al plano natural, de ésta nace y a ésta regresa. Se concibe al cuerpo humano
como condicionado por su anatomía, fisiología y su información genética. Las acciones
humanas y los acontecimientos sociales no se explicarían mediante planteamientos históricos
o culturales, sino más bien, por las necesidades evolutivas de la humanidad en tanto especie
natural. La propensión del ser humano a la guerra y a la violencia se explicarían por la
condición instintiva animal del hombre. Todo lo anterior, permite que desde este enfoque
pueda pensarse lo político como deducible de la naturaleza, de los procesos biológicos que
participan en el hombre, y que este no puede negar. Finalmente, la historia del hombre se
reduce a la historia de la naturaleza y la ciencia debe velar porque estos ámbitos no se separen.

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