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Centro para el Desarrollo Humano y Habilidades Sociales, S.C.

Envejecemos sin cambios bruscos o repentinos.


Platicando con los abuelos decíamos que –según la “teoría de
la continuidad en el envejecimiento”- nuestro paso a la vejez
debe ser una prolongación de nuestras experiencias, proyectos
y hábitos de vida.
Comentábamos que la importancia y valor de estas “teorías
sobre el envejecimiento” es que a través de ellas podemos 1

conocer la personalidad y comportamiento ante el


envejecimiento, de muchas otras abuelas y abuelos cuya
conducta ha sido observada, estudiada y registrada a través
de largos años de investigación.
Por ejemplo, la “teoría de la continuidad”, surgió al
observar que en la vida de muchas abuelas y abuelos –de
hecho- no se registraron rupturas radicales ni transiciones
bruscas entre los 45 años (adulto maduro) y al llegar o
rebasar los 60 (adulto mayor).
Lo que sí se observa y registra, es que a partir de los 40s
comienzan los llamados 'cambios constructivos y progresivos
del envejecimiento', que son, por una parte, para reorganizar
y preparar nuestros órganos y sistemas para la maravillosa
etapa de la vejez y, por la otra, para que dichos cambios se
vayan dando de manera paulatina y gradual, de tal suerte que
nadie envejezca de un día para otro.
Por lo anterior descubrimos que la naturaleza es benigna y
nos da un promedio de 20 años para ir asimilando dichos
cambios que, en la mayoría de los casos, suelen darse sin
producir crisis mayores. Por lo que podemos hablar -con toda
propiedad- de “continuidad y estabilidad” en la transición de
ser adulto maduro (45 o +) a ser adulto mayor (+60).

Centro Crehas Mérida


Av. Yucatán no. 411 A entre 44 y 48 Jardines de Mérida
943 13 78 y 999 346 6206
aalonzo@crehas.org / www.crehas.org
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Esta “teoría de la continuidad” –comentamos- genera tres


postulados:
1) El paso a la vejez es una prolongación de experiencias,
proyectos y hábitos de vida ya adquiridos en el pasado. No
tienen porqué existir rupturas ni cambios bruscos o
repentinos.
2) Tanto la personalidad como el sistema de valores de la 2

persona, permanecen intactos, lo que le permite continuar


sin mayores cambios su dinámica y actividades sociales
durante el envejecimiento.
3) La experiencia que dan los años, ayuda a reaccionar de
manera más eficaz y exitosa ante los cambios propios de la
vejez, evitando ideas o sensaciones de pérdida o de
ruptura que pueden venir al envejecer.

En conclusión, la experiencia nos ha enseñado que un joven es


lo suficientemente viejo para morir y que un viejo es lo
suficientemente joven para continuar –sin sobre saltos- su
vida. Y recuerda, envejecer es la mejor manera que se conoce
hasta hoy, para estar vivo por más tiempo.

Antonio Alonzo Ruiz, Psicoestimulación y psicoterapia.


aalonzo@crehas.org

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