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Cinco Cosas Que No Es Perdonar
Cinco Cosas Que No Es Perdonar
¿Fue justo que Jesucristo perdonara todo lo que has hecho mal y te dejara ir libre?
No. Pero no queremos que Dios sea justo con nosotros. Queremos que Dios tenga
misericordia de nosotros. Todos queremos justicia para todos los demás y perdón
para nosotros mismos.
La Biblia dice, “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de
recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa
de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.” (Hebreos
12:15 NTV).
La Biblia dice en Lucas 6:27-28, “Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a
quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman” (NTV). Nota estos tres
verbos: “hagan bien”, “bendigan” y “oren por”. Gran parte del perdón es responder
al mal con el bien.
¿Cómo sabes cuando has perdonado a alguien? Puedes orar para que Dios
bendiga a esa persona. También empiezas a ver la herida de esa persona.
Cuando la gente está sufriendo en el interior, lastima a otros. Las personas
heridas, hieren a las personas. Cuando aprendes a perdonar, no sólo ves tu propio
dolor, sino que también ves la herida del otro. Entonces empiezas a entender por
qué actuaron de manera tan malvada o egoísta, o hiriente o abusiva. Puedes orar
por ellos, e incluso puedes orar para que Dios los bendiga.
Tú dices: "Pero tú no sabes cómo me han hecho daño." No, no lo sé. Y lo siento
por cada herida que hayas tenido. Pero sí sé esto: Nunca vas a seguir adelante
con tu vida a menos que perdones y lo dejes ir. Eso no significa que tengas que
olvidar. Significa que renuncias a tu derecho de vengarte y respondes al mal con
bien.
¿Cómo puedes hacer esto? Solamente de una manera: Tienes que ser lleno del
amor de Jesús Cristo.
El perdón rara vez es algo de una sola vez. Así que, ¿qué tan seguido debes dejar
tu derecho a vengarte?
Hasta que dejes de sentirte herido –entonces sabrás que has perdonado a esa
persona.
Pedro pensó que estaba siendo muy generoso. En la ley judía, tenías que
perdonar a una persona tres veces, y después de que lo perdonabas tres veces,
eso era todo. Ya no tenías que perdonarlo nunca más. Así que Pedro pensaba,
“La ley dice tres veces. ¿Qué tal si lo duplico, y agrego uno de buena medida?
¿Siete veces? (¡Dios quedará impresionado con esto!)”
Y Jesús le respondió: “¡Mal! ¡Ni siquiera estás cerca! ¡Qué tal setenta veces siete!”
Él está diciendo, vas a tener que seguir haciéndolo. Continúa perdonando hasta
que el dolor termine. Cada vez que recuerdes esa herida, has la decisión
intencional para decir: “Dios, esa persona realmente me hirió, y todavía duele.
Pero a causa de que quiero estar lleno de amor y no de resentimiento, elijo dejar
mi derecho de vengarme y desearle mal a esa persona. Elijo bendecir a quien me
ha lastimado.
Dios te pido que bendigas su vida –no porque lo merezca. Porque no es así. Yo
tampoco merezco tu bendición, Dios. Pero pido que le muestres tu gracia, así
como me la has mostrado a mí”.
No es fácil. De hecho, No tengo duda que para algunos que están leyendo esto, tu
matrimonio está en auto destrucción –no debido a las heridas sino porque no se
han perdonado. No es la herida, sino el rechazo a perdonar lo que destruye un
matrimonio.
Podrás decir, “No siento perdonar” ¿Quién si lo siente? Nadie jamás está de
humor para perdonar. Lo haces porque es lo correcto, y lo haces para continuar
con tu vida. Esos pasos no son fáciles, pero con el poder de Dios, lo puedes
hacer.
Reflexiona sobre esto: