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Cinco Cosas que No es Perdonar

“El amor no es descortés ni egoísta. No se enoja fácilmente. El amor no


lleva cuenta de las ofensas,” 1 Corintios 13:5 (PDT)

Hay muchas creencias equivocadas acerca del perdón. El acto de perdonar se


diluye. Se abusa. Se desvaloriza.

¿Qué es realmente el perdón? Toma un cuestionario rápido y contesta “verdadero”


o “falso” a las siguientes preguntas:

1. Las personas no deben perdonar hasta que se les pida.


2. El perdón incluye minimizar la ofensa y el dolor que fue causado.
3. El perdón incluye restaurar la confianza y reestablecer una relación.
4. No has perdonado realmente hasta que olvides la ofensa.
5. Cuando veo a alguien lastimado, entonces es mi responsabilidad perdonar
al ofensor.
Si estudias la Biblia, encontrarás que la respuesta a esas cinco preguntas es:
falso.

Antes de descubrir lo que realmente es el perdón, tenemos que hablar acerca de


lo que no es. Aquí hay cinco cosas de lo que no es el perdón:

1. El perdón no es condicional. En otras palabras, no está basado en la


respuesta de alguien más. El perdón verdadero es incondicional. No se
gana. No se merece. No se negocia. No se paga. No está basado en la
promesa de que nunca lo volverás a hacer. Si le dices a alguien “Te
perdonaré si…”, eso no es perdón. Eso es negociación.
2. El perdón no minimiza la seriedad de la ofensa. Hay una gran diferencia
entre ser herido o ser perjudicado. El ser herido es algo que fue accidental y
no requiere perdón. Cuando eres perjudicado, alguien intencionalmente
quería lastimarte, y eso requiere perdón.
3. El perdón no es continuar una relación sin cambios. La Biblia enseña
que perdonar y restaurar la relación son dos cosas diferentes. El perdón es
instantáneo. La confianza se debe construir por un largo periodo de tiempo.
El perdón es tu parte en la reconciliación. Pero una relación para ser
restaurada, el ofensor tiene que hacer otras tres cosas que no están
relacionadas con el perdón: Demostrar arrepentimiento genuino, hacer la
restitución cuando sea posible, y reconstruir tu confianza al probar que él o
ella ha cambiado con el tiempo.

4. El perdón no es olvidar lo que pasó. Es imposible intentar olvidar algo.


Cuando estás intentando olvidar algo, ¿En qué piensas? Precisamente en
lo que quieres olvidar. Y en lo que pienses, es hacia donde te diriges. La
clave no es olvidar. La clave es aprender a ver a través de los ojos de la
gracia y soberanía de Dios y descubrir como él puede cambiar las cosas
malas en buenas en tu vida, si confías en él y respondes de la manera
correcta.

5. Perdonar no es un derecho cuando no eres la persona lastimada.Sólo


la víctima tiene el derecho de perdonar. Tú no puedes perdonar a personas
que no te han herido. Siempre hay un costo por el pecado. Y siempre hay
un costo por el perdón. Eso es lo que tienes que entender sobre lo que no
es el perdón antes de que puedas saber lo que en realidad sí es.
Reflexiona sobre esto:

 ¿Es más fácil perdonar a alguien cuando consideras que el perdón es


incondicional? ¿Por qué si o no?
 De las cinco cosas de lo que el perdón no es, ¿Con cuál batallas más?
Explica por qué.
 ¿Cómo crees que Dios puede usar tu experiencia de ser perjudicado para
ayudar a otros?
Deja la Necesidad de Vengarte
“Nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de
Dios.” Romanos 12:19a (NTV)

El corazón del perdón real es negarse el derecho a desquitarse. La Biblia dice en


Romanos 12:19,“Nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de
Dios” (NTV).

Dices, "Si renuncio a mi derecho de desquitarme con alguien que me lastimó,


entonces eso es injusto." ¡Tienes razón! Es injusto. ¿Pero quién ha dicho que el
perdón es justo?

¿Fue justo que Jesucristo perdonara todo lo que has hecho mal y te dejara ir libre?
No. Pero no queremos que Dios sea justo con nosotros. Queremos que Dios tenga
misericordia de nosotros. Todos queremos justicia para todos los demás y perdón
para nosotros mismos.

La verdad es que la vida no es justa. Y el perdón no es justo. Se llama gracia, y


Dios te lo ha mostrado. Un día, Dios va a tener la última palabra. Él va a resolver
la cuenta. Va a corregir el error. Deje esa parte de justicia a Dios. Sólo preocúpate
por perdonar para que pueda haber paz en tu corazón y puedas seguir adelante
con tu vida.

Si no lo haces, caerás en la trampa de la amargura. El resentimiento y la amargura


son emociones sin valor. De hecho, los médicos nos dicen que son emociones
que no son saludables. Te comerán vivo como el cáncer. Todo tu resentimiento y
amargura hacia las personas que te han lastimado en el pasado, no van a cambiar
el pasado, y ciertamente, no cambiarán el futuro. Todo lo que logras con ellos es
estropear tu presente.

Cuando te aferras al resentimiento permites que la gente de tu pasado continúe


lastimándote hoy. ¡Y eso no es inteligente! La gente de tu pasado ha pasado. No
pueden seguir lastimándote a menos que elijas aferrarte. En su lugar, deja a an
lado la necesidad de vengarte o tratar de hacer que las cosas sean justas.
Déjaselo a Dios.

La Biblia dice, “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de
recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa
de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.” (Hebreos
12:15 NTV).

Reflexiona sobre esto:

 ¿Qué herida de tu pasado tienes dificultad para dejar ir?


 ¿Qué puedes hacer hoy para salir de tu dolor?
 ¿Cómo has visto la amargura afecta a alguien emocionalmente, físicamente
y espiritualmente?
Responde al Mal con el Bien
“Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen. Oren
por aquellos que los lastiman.” Lucas 6:27b-28 (NTV)

La Biblia dice en Lucas 6:27-28, “Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a
quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman” (NTV). Nota estos tres
verbos: “hagan bien”, “bendigan” y “oren por”. Gran parte del perdón es responder
al mal con el bien.

¿Cómo sabes cuando has perdonado a alguien? Puedes orar para que Dios
bendiga a esa persona. También empiezas a ver la herida de esa persona.
Cuando la gente está sufriendo en el interior, lastima a otros. Las personas
heridas, hieren a las personas. Cuando aprendes a perdonar, no sólo ves tu propio
dolor, sino que también ves la herida del otro. Entonces empiezas a entender por
qué actuaron de manera tan malvada o egoísta, o hiriente o abusiva. Puedes orar
por ellos, e incluso puedes orar para que Dios los bendiga.

Tú dices: "Pero tú no sabes cómo me han hecho daño." No, no lo sé. Y lo siento
por cada herida que hayas tenido. Pero sí sé esto: Nunca vas a seguir adelante
con tu vida a menos que perdones y lo dejes ir. Eso no significa que tengas que
olvidar. Significa que renuncias a tu derecho de vengarte y respondes al mal con
bien.

¿Cómo puedes hacer esto? Solamente de una manera: Tienes que ser lleno del
amor de Jesús Cristo.

Cuando guardas un registro de lo malo, no eres una persona amorosa. Pero


cuando lo dejas ir y bendices a los que te hacen daño, entonces estás dejando
que el amor de Dios funcione a través de ti. Dices: "¡No puedo hacer eso!" ¡Tienes
razón! Por eso necesitas a Jesucristo. Sólo puedes hacerlo con Su ayuda.

Reflexiona sobre esto:

 ¿Cómo modeló Jesús para nosotros en Lucas 6:27-28?


 ¿Puedes identificar a alguien que necesites perdonar y pedirle a Dios que lo
bendiga?
 ¿Cómo te ayuda bendecir a alguien que te ha herido a ver más claramente
la herida de esa persona?
¿Con qué Frecuencia debes
Perdonar?
“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que
perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? No te digo
que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces le contestó
Jesús.” Mateo 18:21-22 (NVI)

El perdón rara vez es algo de una sola vez. Así que, ¿qué tan seguido debes dejar
tu derecho a vengarte?

Hasta que dejes de sentirte herido –entonces sabrás que has perdonado a esa
persona.

Mateo 18:21-22 dice, “Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, ¿cuántas


veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?
No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces le contestó
Jesús” (NTV).

Pedro pensó que estaba siendo muy generoso. En la ley judía, tenías que
perdonar a una persona tres veces, y después de que lo perdonabas tres veces,
eso era todo. Ya no tenías que perdonarlo nunca más. Así que Pedro pensaba,
“La ley dice tres veces. ¿Qué tal si lo duplico, y agrego uno de buena medida?
¿Siete veces? (¡Dios quedará impresionado con esto!)”

Y Jesús le respondió: “¡Mal! ¡Ni siquiera estás cerca! ¡Qué tal setenta veces siete!”
Él está diciendo, vas a tener que seguir haciéndolo. Continúa perdonando hasta
que el dolor termine. Cada vez que recuerdes esa herida, has la decisión
intencional para decir: “Dios, esa persona realmente me hirió, y todavía duele.
Pero a causa de que quiero estar lleno de amor y no de resentimiento, elijo dejar
mi derecho de vengarme y desearle mal a esa persona. Elijo bendecir a quien me
ha lastimado.

Dios te pido que bendigas su vida –no porque lo merezca. Porque no es así. Yo
tampoco merezco tu bendición, Dios. Pero pido que le muestres tu gracia, así
como me la has mostrado a mí”.

No es fácil. De hecho, No tengo duda que para algunos que están leyendo esto, tu
matrimonio está en auto destrucción –no debido a las heridas sino porque no se
han perdonado. No es la herida, sino el rechazo a perdonar lo que destruye un
matrimonio.

Podrás decir, “No siento perdonar” ¿Quién si lo siente? Nadie jamás está de
humor para perdonar. Lo haces porque es lo correcto, y lo haces para continuar
con tu vida. Esos pasos no son fáciles, pero con el poder de Dios, lo puedes
hacer.
Reflexiona sobre esto:

 ¿Hay una relación lastimada en la cual has declarado “diferencias


irreconciliables”? ¿Cómo podría la falta de perdón jugar una parte en el
colapso de la relación?
 ¿Qué herida del pasado todavía te duele? ¿Cómo podría ayudarte el
perdonar para avanzar hacia adelante?
 Cuando se trata de tus relaciones, ¿Qué significa tener el poder de Dios a
favor en tu vida?

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