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LOS VIAJES DE

GULLIVER
Sus padres de Gulliver tenían una
propiedad en el condado él era el
tercero de los 5 hijos. A los 14 años lo
enviaron al colegio “Emanuel” en uno
de sus viajes fue a parar a una isla
desierta donde vivían unos pequeños
hombrecitos. Cuando vio que tenía un
hombrecito por su nariz le hablaba,
pero Gulliver no le entendía. Gulliver
no le entendía lo que decía pero el
hombrecito le hablaba con señas y asi
se comunicaban, pusieron escaleras
para poder subirle la comida varias
cestas de comida. Hizo otro gesto
indicando que quería beber. Eran
gente muy ingeniosa unos de sus
mayores toneles lo hicieron rodar
asía su manos para que se lo
bebieran cuando se tomó el vino el
hizo señas que quería más, pero ya se
había agotado las reservas. Gulliver
estuvo tentado en muchas ocasiones
aplastar con su cuerpo a más de 40 o
50. Estrellarlos contra el suelo,
después que lo tuvieron atado lo
llevaron a la capital. Eran unos
excelentes matemáticos habían
alcanzado una gran perfección en la
mecánica, para transportarlo
buscaron 500 carpinteros y mecánicos
para preparar un vestidor de madera
que levantaba unos siete centímetros
del suelo rodaba sobre 22 ruedas.
Para subirlo al vehículo se pusieron
postes y por medio de gancho lo
subieron al vehículo. A unos
docientos metros de la ciudad salió al
encuentro el emperador y la corte,
había un templo considerado el mas
grande de todo el reino. En el templo
viejo se había decidido que Gulliver se
alojara. La gran puerta quedaba al
norte a lado de la puerta. Había una
pequeña ventana a unos quince
centímetros del suelo los herreros del
rey introdujeron noventa y unas
cadenas. Parecidas a las que en
Europa venden de los relojes de
señoras. Y tan largas que fijaron a su
pierna izquierda. Con treinta y seis
candados. Se pudo levantar y andar
caminando las cadenas eran de dos
metro de largo. Pasando tres
semanas de prisionero, el emperador
lo Honró frecuentemente con su
visita. El emperador y sus maestros le
enseñaban su lenguaje y l primera
frases que aprendió expresarles su
deseo que lo pusieran en libertad, se
lo repetía todos los días de rodillas
que lo dejaran en libertad y el
emperador le decía que era cuestión
de tiempo. Algunas veces surgieron
dejarme morir de hambre o al menos
herirme en la cara y en las manos con
flechas con veneno, eso acabaría
rápidamente conmigo. Pero tenían
que el hedor de un cadáver tan
grande podría originar un apeste en
la capital y todo el reino, tanto insistir
hasta que lo liberaron pero con
cláusulas que bajo juramento debería
cumplir

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