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Bomba Atómica de Hiroshima
Bomba Atómica de Hiroshima
PROYECTO MANHATTAN
Durante 1942, 1943 y 1944 los Estados Unidos hicieron grandes avances en la
carrera atómica armamentística. Los estadounidenses no podían dejar que Adolf
Hitler les ganara en este campo. De hecho hasta casi la mitad de la Segunda Guerra
Mundial los alemanes iban ganando esta carrera, sin embargo cuando Hitler ordenó
que se suspendieran dichas investigaciones y unos comandos aliados destruyeron
una base de agua pesada en Telemark, Noruega, Washington obtuvo la iniciativa.
Respecto a otros países Estados Unidos no tenía por qué temer, ya que Japón o la
Unión Sovietica, los únicos con algo de idea sobre energía atómica, estaban
alejados años luz de América respecto a sus investigaciones.
Tibbets formaría parte del Grupo Mixto 506 y además lo lideraría, siendo el piloto
del B-29 encargado de la misión que hasta ese momento todavía no sabía muy bien
de que iba. Los otros miembros elegidos fueron el comandante Tom Ferebee, el
teniente Jacob Beser, el capitán William Parsons, el navegante Theodore Van Kirk,
el copiloto Robert Lewis, el mecánico Wyatt Duzenbury, el mecánico ayudante
Robert Shumard, el operador de radar Joe Stiborik, el radio telegrafista Richard
Nelson, el oficial de electrónica Morris Jeppson y el artillero de cola George Caron.
El personal de tierra de todos ellos estaría compuesto por Walter McCaleb, Leonard
Markley, Jean Cooper, Frank Duffy, John Jackson, Harold Olson y John Lesniewski.
A las 5:00 de la mañana del domingo 16 de julio de 1945, la primera bomba atómica
de la Historia hizo explosión en Alamogordo, Nuevo México. El proceso no se realizó
mediante el lanzamiento desde ningún avión, sino que la soltaron de una torreta. El
resultado fue un inmenso hongo de fuego que produjo una onda expansiva captada
a más de 400 kilómetros de distancia, pero lo más impresionante fue el resplandor
de luz que causó y que cegó a todos sus observadores.
ULTIMÁTUM A JAPÓN
Por la noche del 30 de Julio, el crucero pesado USS Indianápolis que había
transportado la bomba atómica hasta Tinian fue localizado por el submarino japonés
I-58 al mando del capitán Mochitsura Hashimoto. Sin dudarlo el sumergible lanzó
un torpedo que impactó sobre el crucero, el cual comenzó a escorarse. A causa de
la explosión murieron alrededor de 300 marineros americanos que no pudieron
escapar, hundiéndose irremediablemente a continuación el USS Indianápolis. Unos
880 hombres quedaron a la deriva flotando en las oscuras aguas. Durante dos días
permanecieron en medio del océano, en ese tiempo 301 marineros perecieron en
horribles condiciones devorados por tiburones. Hasta el 2 de Agosto no fueron
rescatados los supervivientes del agua. Culpa de ello fue el secretismo del próximo
bombardeo atómico, ya que el USS Indianápolis al haber albergado la bomba no
constaba oficialmente como barco presente en esa zona del océano, por eso nadie
se preocupó en buscar a los náufragos hasta pasadas 48 horas. Las víctimas del
crucero fueron de 600 muertos, la mitad pasto de los tiburones. Ese fue el castigo
Una de las consecuencias del hundimiento del USS Indianápolis es que agravó las
prisas estadounidenses por lanzar el arma. Como era lógico pensaron que si el
buque que cinco días antes había transportado la bomba atómica, había sido
torpedeado y hundido, los japoneses probablemente sabrían algo. Aquel suceso sin
duda causó una psicosis en los altos esferas militares y obligó al adelantamiento del
bombardeo.
OBJETIVO: HIROSHIMA
Hiroshima era una ciudad de más de medio millón de habitantes con 4 millas de
largo por casi 6 millas de largo. La urbe estaba dividida en cinco islas y que se unían
mediante puentes o franjas de tierra a una zona continental en el norte. Tal
estructura respondía a los numerosos afluentes y canales del Río Ota que la
separaban, de hecho la urbe se parecía a una mano porque los ríos le aportaban
una forma de cinco dedos al delimitar con la Bahía de Hiroshima. En el centro ciudad
se erigía el Castillo de la Carpa construido en la Edad Media durante la época
samurái, hallándose alrededor edificios importantes como el Ayuntamiento, el
Cuartel General del Ejército Regional, la Sede de la Kempei Tai (Policía Secreta),
el Salón de Promoción Industrial y la Clínica Shima. Al este se situba la Estación de
Hiroshima junto al Cuartel General y el famoso Monte Futaba. Al sur de la ciudad,
pegados a la bahía se localizaban el Parque Eba, el Aeropuerto y las Industrias
Mitsubishi sobre un dique artificial.
Siempre la vida en Hiroshima había sido muy tranquila. Sus habitantes eran de un
carácter conservador, humilde y familiar. Lo que estaba a punto de ocurrirles nunca
se lo hubieran merecido.
CAUSAS
Tomar la decisión de lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima no fue fácil para
muchos estadounidenses. El Presidente Truman dudó en diversas ocasiones. Sin
embargo los norteamericanos no se podían permitir otra sangría como la Batalla de
Okinawa (Mayo-Julio de 1945) en la cual los Aliados habían sufrido 12.513 muertos,
además de pérdidas materiales enormes en barcos y aviación por culpa de los
aviones japoneses suicidas kamikaze. Y Okinawa no era la única experiencia, antes
habían tenido lugar batallas igual de sangientas como Guadalcanal (1942), Tarawa
(1943), las Islas Marshall (1944), Islas Marianas (1944), Peleliu (1944) e Iwo Jima
(1945). Más de 100.000 estadounidenses habían muerto en estas islitas diminutas
diseminadas a lo largo de todo el Océano Pacífico. Si una porción de tierra tan
insignificante había causado tales pérdidas humanas, invadir enteramente Japón
con sus cuatro grandes islas de Honshu, Kyushu, Shikouku y Hokkaido costaría al
menos más de 1 millón de vidas estadounidenses y varios millones de vidas
japonesas. Y eso sin contar los territorios aún muy grandes del Imperio Japonés en
China, Manchuria, Corea, Sajalín, Formosa, Nueva Guinea, Indonesia, Malasia
Singapur, Indochina, Islas Bonin, numerosos archipiélagos del Pacífico, etcétera, de
donde tenían que ser desalojados.
Otra de las razones del lanzamiento de la bomba fue la cada vez más rivalidad con
la Unión Soviética. A pesar de las advertencias de Churchill, Estados Unidos no hizo
caso del futuro peligro que podría suponer Stalin y la URSS. Inesperadamente
El 5 de Agosto de 1945, el coronel Paul Tibbets pintó bajo la cabina de su B-29 las
palabras de “Enola Gay”, significado en honor al nombre de su madre que causó
algunas risas entre la Policía Militar de alta seguridad que custodiaba al aparato.
Por la tarde, a las 16:15, Tibbets y sus compañeros asistieron a una sala de
instrucción secreta, en donde se les mostró el plan de bombardeo que tenían fijado
para la mañana del día 6 de Agosto. Simplemente les dijeron que lanzarían una
bomba de un nuevo tipo de alto explosivo sin especificar en más detalles. Sin
sentirse preocupados por ello, los tripulantes fueron a ponerse manos a la obra
antes de la misión y a tomarse sus últimos descansos.
A medianoche la tripulación del “Enola Gay” recibió sus últimas instrucciones. Aquel
fue el último cielo estrellado para muchas personas, faltaban pocas horas para uno
de los días más cruciales en la Historia.
Sobre las 2:27 el “Enola Gay” encendió los cuatro motores de hélice. Lentamente
rodó por la pista y a las 2:35 se colocó en posición de despegue. Los motores
estuvieron calentando largo rato hasta que a las 2:45 Tibbets expresó “¡Vámonos!”.
El “Enola Gay” de repente se puso a rodar velozmente por la pista. Aquel momento
era esencial para las miles de vidas que había en Tinian, ya que si el avión sufría
algún accidente en el despegue la isla entera volaría en pedazos. Como si de un
mal presagio se tratase a medida que el “Enola Gay” avanzaba las revoluciones
indicaron que no tenía suficiente pista para despegar. El copiloto Lewis al ver que
su jefe no subía la palanca se desesperó y puso las manos sobre los mandos, pero
entonces Tibbets le gritó y le apartó. Justo en ese instante, Tibbets bruscamente
accionó el volante al borde del agua y el avión cogió el vuelo para ascender hacia
el cielo 3.500 metros y perderse en la oscuridad de la noche. Aquella maniobra de
Tibbets salvó muchas vidas en Tinian, pero condenó a otras.
A las 2:47, dos minutos después del “Enola Gay” despegó el “Great Artiste” y a las
2:49 el “Número 91”. Los diez primeros minutos de vuelo el viaje se realizó con una
excesiva tranquilidad, pudiendo encontrarse en formación los tres B-29 sobre la
brisa nocturna del Pacífico.
Sobre las 3:00 en punto el capitán Parsons junto al mecánico Duzenbury empezaron
a manipular la bomba y activar sus cargas. Jeppson se unió al trabajo insertando la
pólvora. Más a menos a las 3:20 horas la “Little Boy” quedó lista.
Con normalidad el vuelo continuó pasando por encima de las Islas Bonin. Cerca de
las 5:52 el “Enola Gay” sobrevoló la Isla de Iwo Jima, instante en el que junto al
“Great Artiste” y al “Número 91” adoptó una formación en V, también conocida como
“punta de flecha”.
Incómodo a las 6:30, Jeppson de nuevo fue a revisar la bomba para no dejarse
ningún cabo suelto. Manipulando el artefacto profesionalmente desatornilló los
obturadores verdes e insertó los rojos. De ese modo la bomba atómica quedó
activada, Sin pensar en ello durante ese instante, las manos de Jeppson fueron las
últimas que tocaron la “Little Boy”.
Kyushu apareció ante el morro del “Enola Gay” cuando el Sol empezaba a asomar
por el horizonte. Por seguridad ante la posible caza enemiga Tibbets ascendió el
aparato hasta los 9.000 metros de altura.
Ignorando lo que iba a pasar, las alarmas aéreas en Hiroshima empezaron a sonar
a las 7:09 horas cuando el B-29 “Straight Flush” de reconocimiento aéreo al mando
del comandante Claude Eatherley sobrevoló la ciudad. La gente acudió a los
refugios al oír el aviso. Pero el “Straigh Flush” no era peligroso, simplemente siguió
volando sobre la ciudad para informar por radio al “Enola Gay” de que el objetivo
estaba despejado con un magnífico Sol y sin nubes con visibilidad de entre 15 y 20
kilómetros. Tibbets recibió el mensaje con optimismo y comunicó a toda la
tripulación que el objetivo era Hiroshima. Sobre las 7:31 horas la alarma dejó de
sonar en Hiroshima y la gente empezó a salir de los refugios.
Justo a las 8:11 horas, los ciudadanos de Hiroshima vieron aparecer a lo lejos los
tres B-29 en la ciudad. Eran el “Great Artiste” y el “Número 91” en los flancos,
escoltando al “Enola Gay” que avanzaba hacia el centro ciudad.
esposa, hijos y su nieta. Fatalmente para la población la alarma aquella vez no sonó
porque los vigilantes pensaron que se trataba de otro reconocimiento aéreo.
Con toda claridad los tripulantes del “Enola Gay” vieron la ciudad de Hiroshima bajo
sus pies. El objetivo para el lanzamiento era el Puente Aioi sobre el Río Ota.
Tibbets nervioso ordenó a todos los miembros de la tripulación ponerse las gafas
protectoras contra rayos ultravioletas. Repentinamente se activó la luz verde por
todo el avión que indicó la señal de ataque. A las 8:15 horas se abrieron las
compuertas de carga, quedando colgando mediante los enganches el “Little Boy”.
Casi al mismo tiempo los aviones dejaron caer unos calibradores de onda expansiva
en paracaídas. Ahora sólo quedaba lanzar el artefacto, misión asignada al piloto
bombardero Ferebee que mediante la mirilla intentó calibrar el disparo lo más
certeramente posible. Finalmente, cuando estuvo seguro y el punto de mira fijó el
Puente Aioi, Ferebbe apretó el gatillo y la bomba atómica de 10.000 libras de peso
se soltó de sus cables a las 8:15:17.
A mitad del recorrido de la “Little Boy”, un diminuto objeto negro que caía en picado
empezó a verse desde la ciudad. A 1.500 metros del suelo el interruptor barómetrico
del “Little Boy” se disparó, la presión del aire accionó el detonador contra las cargas
de TNT convecionales, al mismo tiempo que la cápsula cónica de uranio 235 golpeó
a un barril de explosivo que se fusionó con esta. La fuerza del impacto hizo que el
primer átomo de uranio fuera bombardeado, después el segundo y el tercero,
provocando así una reacción en cadena. La situación en el interior de la bomba se
volvió tan inestable que a las 8:16 horas estalló a 250 metros del suelo comenzando
de esta manera la Edad Atómica.
La Bomba Atómica
A las 8:16:43 horas del 6 de Agosto de 1945, a 250 metros del Puente Aioi y sobre
la Clínica Shima, una diminuta luz roja y violácea se expandió en milésimas de
segundos en una cegadora luz de colores que dejó sin vista a cientos de personas.
Acto seguido se produjo una colosal detonación equivalente a 12.500 toneladas de
TNT que rompió los tímpanos de la gente y provocó hemorragias en sus narices.
decenas de metros del suelo y murieron con el impacto al chocar contra cualquier
obstáculo.
El Monte Futaba fue sacudido violentamente por la onda expansiva, siendo su jefe
al mando, Kakuzo Oya, junto al resto de oficiales lanzados contra las paredes del
cuartel. Asombrosamente Oya sobrevivió, pero centenares de militares japoneses
perdieron la vida sin poder hacer nada.
Mientras tanto en el cielo, los tripulantes del “Enola Gay” creyeron que sufrían fuego
antiaéreo, pues la onda expansiva agitó todo el avión. Por un momento pensaron
que era su fin, pero en cuanto cesó la fuerza del impacto al pasar de largo. George
Caron, ametrallador de cola del B-29 fue el único que con las gafas protectoras miró
al punto cero en el instante de la explosión, ante su asombro sus palabras fueron:
“¡Dios mío ¿Qué hemos hecho?!”. Sin embargo el resto no mostró remordimientos,
simplemente se preocuparon en abandonar esos cielos y poner rumbo a Tinian.
Todavía no había cesado de llover las gotas negras, cuando un fuerte viento
apareció de improviso más de 1.500 kilómetros por hora. El potente huracán
generado por la presión arrancó árboles de raíz, provocó inmensas olas en los ríos
que ahogaron a personas y levantaron los barcos por los aires que aterrizaron en
calles de la ciudad. Aquel vendaval atómico destruyó otros 2 kilómetros más de
Hiroshima.
Una columna de polvo y humo de color rojo anaranjado empezó a ascender sobre
Hiroshima. Se trataba de una nube radioactiva que hizo la forma de un perfecto
hongo hasta alcanzar los 6′ 5 kilómetros de altura.
Desde la ciudad de Kure, sobre las 10:00 de la mañana, un oficial de una base pudo
ver a lo lejos algo parecido a un hongo humeante procedente de Hiroshima. Aquello
hizo saltar las alarmas en todo Japón, pues nadie podía contactar por la ciudad ni
por teléfono ni por radio, era como si hubiese desaparecido de la faz del mundo.
Más lejos todavía, en otras partes de Japón e incluso en China, algunas personas
pudieron distinguir un haz de luces y una serie de colores en el cielo que pasaron
muy rápidamente como si fuesen auroras boreales.
A las pocas horas de marcharse el piloto Yasuzawa, este regresó desde Kyushu
con un avión de transporte, heroicamente lo aterrizó donde pudo y se dedicó a
evacuar a los heridos más graves. Esa misma mañana llegó también en avión el
capitán Mitsuo Fuchida, uno de los mejores pilotos de Japón y héroe de Pearl
Harbor. Fuchida al aterrizar en la ciudad no daba crédito a lo que veían sus ojos, se
puso a vagar y no le quedó mas remedio que organizar entre el ejército y fuerzas
de seguridad un plan de ayudas al máximo número de heridos posibles.
Todos los civiles todavía con vida en Hiroshima habían perdido a familia o a seres
queridos, pero eso no fue un impedimento para ponerse a ayudar en la ciudad a la
gente que lo necesitaba y a sacar heridos de los escombros. La férrea voluntad de
la cultura japonesa soportó el dolor y admirablemente todos juntos supieron
encontrar hasta el último superviviente del subsuelo.
Consecuencias
Hiroshima fue un ejemplo de que en una guerra nadie es el bueno ni el malo, sino
el que dispara. Los Aliados acusaron durante años a Alemania y al Japón de ser
naciones genocidas por asesinar experimentando con seres humanos. Pero el 6 de
Agosto de 1945 los Estados Unidos se sumaron a esa lista, aunque en este caso
para poner fin al conflicto.
Bibliografía: