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ALTERACIONES SENSORIALES DE PACIENTES CON PARÁLISIS CEREBRAL ATÁXICOS

PARÁLISIS CEREBRAL ATÁXICA

Es el resultado de una lesión en el cerebelo. Dado que el cerebelo se conecta con la corteza
motora y el mesencéfalo, la ataxia a menudo aparece en combinación con espasticidad y
atetosis.

Síntomas clínicos asociados a la lesión del cerebelo

La lesión del cerebelo se asocia con la ataxia. Es una forma poco frecuente de parálisis
cerebral. La lesión puede deberse a accidentes cerebro vasculares, tumores o
traumatismos craneocefalicos. El niño con parálisis cerebral que presenta ataxia suele
manifestar también espasticidad o algún síntoma de atetosis.
El cerebelo contiene representaciones motrices y sensoriales del cuerpo; por ello, las
lesiones a este nivel producen debilidad o trastornos de la percepción. El trastorno más
importante parece ser la incapacidad para regular el movimiento. El paciente parece tener
poco control sobre sus trayectorias de movimiento, es decir, la fuerza muscular es
inadecuada en relación con la trayectoria.
El cerebelo está involucrado en la regulación del tono muscular y en la iniciación y
coordinación los movimientos voluntarios, controlando el tiempo y patrón de los músculos
activados durante el movimiento. Tiene un importante papel en la adaptación, aprendizaje
y ejecución de las actividades motrices. El Neocerebelo puede estar involucrado en el
esquema e iniciación de movimiento; esta área recibe impulsos de las áreas de asociación
frontal de la corteza cerebral. Las partes intermedias del cerebelo pueden estar
involucradas en el control muscular momento a momento. El cerebelo nos dispensa de
tener que pensar en cada momento en la extremidad que movemos y nos permite actuar
automáticamente.
La diferente sintomatología que podemos observar en los niños atáxicos refleja el papel del
cerebelo en el control del movimiento. Estos signos son:
Disinergia. La disminución de la coordinación se manifiesta por una combinación de déficit
en el control motor, entre estos déficit se encuentran una amplitud y dirección inexacta del
movimiento o dismetría caracterizada por un movimiento excesivo extenso (hipermetría) o
extensión deficiente del movimiento. Esto es evidente en la marcha, cuando el niño coloca
o desplaza de forma irregular los pies. Igualmente se manifiesta el control en la producción
de fuerza, que se observa durante la manipulación de objetos, pero también con dismetría.
Los movimientos parecen tensos, y esta característica es particularmente evidente cuando
el individuo cambia de dirección.
Diadococinesia. Incapacidad para hacer movimientos alternativos rápidos. El niño tiende
a hacerlos con lentitud y de forma deliberada a pesar de estar concentrado.
Hipotonía. Un signo unido a la disfunción cerebelosa es la extensibilidad anormal al
movimiento pasivo; este signo indica un mayor esfuerzo para la contracción muscular.
Fenómeno de rebote e incapacidad para frenar el movimiento, que es la incapacidad
de mover rápidamente los miembros y pararlos. Ésta ausencia del control de frenado
(antagonista) de la actividad muscular se da, por ejemplo, al final de la fase de balanceo en
el andar, cuando la pierna no está controlada y está un poco apuntalada. Las dificultades
de frenado interfieren con los movimientos rápidos y dificultan el control de los movimientos
lentos.
Temblor. Se trata de un movimiento oscilante alrededor de una articulación, debido a la
contracción alternativa de agonistas y antagonistas. Ocurre con los movimientos de los
miembros y es más marcado al final del movimiento. Es un temblor intencional o terminal.
El temblor cerebelosa no es un temblor verdadero pero si un atendencia a hacer
correcciones que son amplias, dando lugar a la hipermetría y a la necesidad de cambiar la
dirección.
Disartria. Se trata de un trastorno de la articulación del lenguaje. Los símbolos del lenguaje
son normales, pero el lenguaje es escandido y lento, con silabas prolongadas.
Nistagma. Algunos niños presentan movimiento rítmico de los ojos, que es un signo de
disfunción vestibular y puede asociarse a la lesión cerebelosa.
Alteraciones del equilibrio. Se observa en el paso atáxico, con aumento del balanceo
postural. La marcha está caracterizada por una amplia base de soporte, que es
compensatoria, un excesivo balanceo y movimiento de brazos.
Estos síntomas dan lugar a un mal control de las actividades motrices y pueden resumirse
como: errores de amplitud; de extensión, de dirección y fuerza; perdida de la modulación
del movimiento y excesivo movimiento o, alternativamente, una restricción del movimiento
voluntario (un fenómeno compensador); control escaso de los ajustes posturales que están
normalmente interrelacionados con los movimientos voluntarios y pérdida de fluidez del
movimiento.
CONCLUSIONES
En conclusión Una atención especializada, temprana e intensiva durante los primeros años
y un tratamiento de mantenimiento posterior son muy importantes. El tratamiento debe de
ser individualizado, en función de la situación en que se encuentra el niño (edad, afectación
motriz, capacidades cognitivas, patología asociada), teniendo en cuenta el entorno familiar,
social, escolar, otorgando con ello una mejor calidad de vida, tratando de incluir al paciente
a la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

Fisioterapia en pediatría M. Lourdes Macias Merlo, Joaquín Fagoa Mata, Nuria Pastallé
Editorial EDIGRAFOS, Madrid - España

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