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Número 32
XXI.
3 €. S i g l o

LAS SITUACIONES DRAMÁTICAS


Juan Carlos Rubio, Fernando Doménech, Domingo Miras
S U M A R I O N.º 32. 2008

(Revista de la Asociación de Autores de Teatro) 3. Tercera [a escena, que empezamos]


DIRIGE LA REVISTA LA JUNTA DIRECTIVA DE LA AAT
PRESIDENTE DE HONOR
Del color con que se mira
Antonio Buero Vallejo JESÚS CAMPOS GARCÍA

PRESIDENTE
Jesús Campos García
VICEPRESIDENTE 4. ¿De qué escriben los autores?
Domingo Miras Molina JUAN CARLOS RUBIO
SECRETARIO GENERAL
Santiago Martín Bermúdez
TESORERO
José Manuel Arias Acedo
8. El viejo y la niña
VOCALES
FERNANDO DOMÉNECH
Fernando Almena Santiago
Ignacio Amestoy Eguiguren
María Jesús Bajo Martínez 15. Los temas teatrales
David Barbero Pérez
DOMINGO MIRAS
Fermín Cabal Riera
Poli Calle Soriano
Ignacio del Moral Ituarte
Salvador Enríquez Muñoz 18. De aquí y de allá
Miguel Murillo Gómez SELECCIÓN DE MIGUEL SIGNES
Paloma Pedrero Díaz-Caneja
Alfonso Plou Escolá
José Sanchis Sinisterra
Virtudes Serrano García 20. Libro recomendado
Miguel Signes Mengual Conversaciones con Goethe,
Rodolf Sirera Turó
CONSEJO DE REDACCIÓN
de Johan Peter Eckerman
FERMÍN CABAL
Ignacio Amestoy Eguiguren
Fermín Cabal
Jesús Campos García 23. Reseñas
Ignacio del Moral Bajo los rascacielos, de Jerónimo López Mozo. Por Magda Ruggeri
Salvador Enríquez
Santiago Martín Bermúdez
Comedia de Fausto, de Mariano Anós. Por José Luis Esteban
Domingo Miras En manos del enemigo / Vis a vis en Hawai,
Virtudes Serrano de José Luis Alonso de Santos. Por Aníbal Lozano
Miguel Signes Mengual
Els anys difícils…, de Gonzalo Pérez de Olaguer. Por Miguel Signes
EDITA
AAT
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M-6443-1999 32. Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro
ISSN JOSÉ MONLEÓN
1575-9504
DISEÑO, MAQUETACIÓN E ILUSTRACIONES
Martín Moreno y Altozano
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Las puertas del drama


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de Federico García Lorca)

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sin la previa autorización por escrito
de sus autores y de la AAT
Tercera
[A escena, que empezamos]

J
DEL COLOR CON QUE SE MIRA
unto a las situaciones dra- cualquier modo sobre cualquier cosa si no fuera por-
máticas, que permanecen que una imperceptible censura del gusto va esta-
constantes por ser indiso- bleciendo el qué, el cómo y el cuándo. El poder, esa
ciables de nuestra natura- tercera pata del banco teatral, no en la ficción sino
leza, los autores de cada en la realidad, continúa, como siempre, abriendo
época tratamos situaciones unas vías y cerrando otras. El poder que, en ocasio-
Jesús Campos García circunstanciales que, si se nes, se ejerció desde la Corte, otras desde el interés
analizan detenidamente, empresarial; más burdo cuando lo hizo manu mili-
siempre acaban remitién- tari, o más fashion cuando, como ahora, se ejerce
donos a las que nos son primordiales: la pasión y la desde el glamour oficial, no dejará que la creación se
muerte (Eros y Tanathos), que, junto con el poder en produzca fuera de su control; por más que tenga que
sus distintas variantes (ese afán desquiciante, que todo establecerlo sutilmente. Democracia obliga.
lo perturba), están en el origen de cualquier situación Rizando el rizo: la «cultura» contra la comunicación
dramática. Por tanto, más que «de qué» trata la lite- artística es hoy, en mi opinión, la mayor mordaza.
ratura dramática, sería del «cómo» se abordan las dis- Códigos que se establecen desde difusos centros de
tintas temáticas. O, refiriéndonos no al reflejo, sino poder y que dictan qué es lo que está en la onda y qué
a lo reflejado, de cómo se viven similares situaciones se considera trasnochado. Ya no es el público, o una
en distintas épocas y en distintas sociedades. clase determinada, quien sostiene al teatro. Hoy, como
Poco tienen que ver los incestos de la tragedia griega antaño, es la oficialidad quien lo sostiene, y quien,
con las posibles relaciones incestuosas del siglo XXI, en consecuencia, propicia la comunicación escénica
cuando ya el sexo no es sinónimo de procreación. Cier- que más le favorece, o menos se oponga, a sus inte-
to que el peso de la historia continúa gravitando sobre reses. Y son muchos los recursos de los que puede
nosotros, y que aún se mantiene vivo ese sentimiento valerse para establecer sus sutiles censuras. Los más
atávico vinculado a la conservación de la especie, lo evidentes son sin duda el reparto de subsidios y el
que mantiene activo el conflicto (hoy más por inercia control de los espacios; pero no es menos determi-
y puritanismo que por la degeneración hereditaria que nante el establecimiento de una categoría temática
este tipo de relaciones conlleva). Lo cierto es que el desde la que se acota lo que puede o debe decirse si
tema aún continúa vigente, aunque con distintos aca- se quiere ser «moderno». Lo curioso es que para fijar
bados. Tampoco los conflictos bélicos tienen hoy la el paradigma de la Modernidad utiliza la retrospec-
misma dimensión que tuvieron para nuestros clásicos, tiva, un modelo en auge en todos los ámbitos de la
si consideramos que una guerra nuclear podría borrar cultura. Y así, con la reposición de los clásicos o el
la vida del planeta, circunstancia tristemente novedo- repertorio, parece como si quisieran detener la evo-
sa que disfrutamos desde hace solo unas décadas. No lución temática, como si se aferraran al principio de
digamos ya el poder, antes concreto y ejercido en di- que los temas son universales y eternos, categorías
recto y hoy difuso, anónimo como las sociedades mer- inamovibles; cuando, justamente, el tratamiento ar-
cantiles. Mas sin llegar a estas situaciones extremas que tístico de un tema lo convierte en inaprensible. Y
cito aquí como máximos exponentes de la evolución esto abundando en que el valor artístico no se al-
de los conflictos, el catálogo de estos se modifica, al canza tanto por la contundencia del tema como por
tiempo que se amplía, como consecuencia de que, en la matización de su tratamiento.
ocasiones, las nuevas estructuras dramáticas tienden a Tras esta reflexión, repaso el catálogo de nuestra car-
la complejidad, y esta combinatoria interminable da telera, hago memoria del teatro reciente, y el pano-
nuevos e insospechados sabores con los que la nueva rama, siendo inabarcable, acaba reduciéndose a lo
cocina escénica nos sorprende. dicho: sexo y muerte; la vida perturbada por el poder.
Acorde con los avances de la sociedad, también cada ¿Tendrán razón los que se empecinan en el carácter
vez más compleja, los contenidos se expanden ofre- eterno y universal del arte? Seguro. Sus temas lo son.
ciendo un gran arco cromático. Podría escribirse de Pero nuestra mirada, no. Y ese es nuestro activo.

LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008 3


¿DE QUÉ ESCRIBE

Caballito del diablo, de Fermín Cabal. Círculo de Bellas Artes (Madrid), 1985.

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N LOS AUTORES?
Cuando me llamaron desde la Asociación de Autores para proponerme escribir este artículo lo primero que

vino a mi memoria, una vez que había colgado el teléfono y aceptado el ofrecimiento, fue el título de una

película de 1996, dirigida por Joaquín Oristrel: ¿De qué se ríen las mujeres? Recordaba que, en aquel año, al ir

al cine, me pregunté: «¿Cómo todas las mujeres se van a reír de lo mismo? ¡Imposible saberlo!». Ahora, una

década más tarde, debo redactar unas líneas acerca de «¿De qué escriben los autores españoles

contemporáneos?». Y debo reconocer que mis dudas son las mismas. O peores. A fin de cuentas, no soy

mujer, pero sí autor de teatro. ¿Pertenecer a un gremio te hace más conocedor de sus inquietudes? De lo que

tiene que ver con el oficio, problemas laborales, estrenos, derechos de autor, sí, claro, pero… ¿y la inspiración?

¡No tengo ni idea! Pienso en algunos compañeros (y encima amigos) que escriben (y muy bien): Ignacio del

Moral, Pedro Víllora, Julio Escalada, Antonio Álamo, Borja Ortiz de Gondra, Jesús Campos, Miguel Murillo…

¿De qué van sus obras? ¿Hay alguna in- leo la prensa, recojo noticias, pero no deja de Juan Carlos Rubio
quietud común que pueda englobar a per- ser una excusa argumental para irme ense-
sonalidades tan dispares? Y, sobre todo…, guida al ámbito de lo privado. Hace siglos
¿hay una conexión entre la realidad que los —añade— el aliento del teatro era más épico,
circunda y los personajes que pululan por recogía grandes momentos históricos, era
sus textos? No estoy para cábalas. Mejor más una crónica… Quizá eso se ha perdido
preguntárselo a ellos directamente… un poco hoy en día…». Cuelgo, reflexiono.
Ronda de llamadas. Y estamos en plena Y sigo hablando con Ignacio aunque él no
Semana Santa. Mal momento. Este país se ha pueda oírme (tengo esa costumbre, qué le
ido convirtiendo en un estado maravillosa- voy a hacer…). «De acuerdo, te interesa lo
mente laico, pero estas fiestas, antaño reli- privado, pero en tus obras has sabido reco-
giosas, son cada vez más largas y apetecibles ger como nadie un abanico de temas actua-
para todos. ¡¿Pero qué estamos celebrando?! les: la inmigración en La mirada del hombre
Habrá que tener resignación (cristiana). Con- oscuro, la incapacidad de algunos jóvenes
sigo localizar al primer incauto: «Hola, Ig- para comunicarse en La noche del oso, etc.
nacio, ¿qué tal?… Oye, tú ¿de qué escribes?». Sí, Ignacio, el tuyo es un teatro con grandes
Hay un silencio, risita nerviosa al otro lado personajes y con grandes temas, épicos en
del hilo telefónico «Buena pregunta…, je, la dimensión que la épica tiene en una so-
je…», susurra. Creo que piensa que estoy de ciedad tan acomodada. Las circunstancias
coña. Me explico. «Es para un artículo… de esta España nuestra están reflejadas per-
¿Influyen los temas actuales en tus obras? fectamente en tus obras.
¿Te sientes reflejo del momento que vives?». Decido no llamar a nadie más. No quie-
Ignacio, amable como pocos, deja claro que ro molestar. Y ahora que lo pienso, si los au-
lo que a él le interesa realmente, el gran tema tores han salido de vacaciones fuera de
de su teatro, son las relaciones humanas. Él España, me va a salir carísima la broma. Ade-
tiende a escribir de la privacidad, del en- más, ¿es el creador el más indicado para ha-
cuentro y desencuentro de personas: «Yo blar de su obra? Absolutamente no. La obra

¿De qué escriben los autores? 5


© Daniel Alonso
Hamelin, de Juan Mayorga, dirigida por Andrés Lima e interpretada por la compañía Animalario. Teatro de la Abadía, 2005.

está ahí, es ella la que habla por el autor. atrevió con la madre Iglesia, que no deja
Nosotros no tenemos nada más que añadir. de acaparar titulares en su loable defensa
Y muchas veces, cuando intentamos expli- de la familia tradicional (entre otras cosi-
carnos, la jodemos (dicho mal y pronto). llas); Baldosas, de David Desola, los pro-
No soy bueno acumulando datos, ¿qué blemas de los más jóvenes para acceder a
le voy a hacer? Leo, veo, pero olvido con fa- una vivienda; Al menos no es Navidad, de
cilidad (en algunos casos es una ventaja; Carles Alberola, el lugar que los ancianos
una misma obra me puede sorprender una, ocupan en los tiempos que corren; o, por
dos, tres veces… Pero cuando se trata de es- citar uno de los más recientes ejemplos, aún
cribir un artículo de este tipo te trae que- en cartel, Sí, pero no lo soy, donde Alfredo
braderos de cabeza). A pesar de ello, cierro Sanzol, para encontrar material dramático,
los ojos y vienen a mi memoria textos de recurre al buscador de Google (mágico eli-
ahora y de hace algunos años que tomaron xir del que todos en algún que otro mo-
como base problemas de la sociedad que mento bebemos…).
Nuestros principios cada día ocupan páginas de nuestros pe- Sí, evidentemente los autores estamos
riódicos: Caballito del diablo, de Fermín profundamente marcados por la sociedad
morales, el prisma desde Cabal, el mundo de la droga; ¡Han matado y el momento histórico con el que nos ha
a Prokopius!, de Alfonso Sastre, la política tocado apechugar. No solo por que nues-
el que creamos viene
en clave policiaca; El método Gronholm, tras obras reflejen tal o cual acontecimien-
condicionado por lo que de Jordi Galcerán, los despiadados siste- to (también recuerdo ahora los textos
mas de selección y competencia entre em- homenaje al 11-M o a las víctimas del sida),
hemos visto, sentido…, pleados que rige nuestro mercado laboral; sino porque nosotros mismos, nuestros prin-
¡por lo que hemos Hamelin, de Juan Mayorga, la pederastia; cipios morales, el prisma desde el que crea-
Electra en Oma, de Pedro Víllora, entra de mos vienen condicionados por lo que hemos
mamado, vaya! lleno en el tema de los nacionalismos más visto, sentido…, ¡por lo que hemos mama-
radicales; en Yo Satán, Antonio Álamo se do, vaya! Cada vez que releo algunos textos

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del Siglo de Oro español o asisto a su re- los autores de hoy en día?! Pues no lo sé. De
presentación me vuelvo a dar cuenta de que lo que no me cabe duda es de que el autor Los avances sociales,
lo que convierte a esos textos en «antiguos» contemporáneo tiene un abanico de posi-
económicos y políticos
(y no he dicho clásicos) no es la capa y es- bilidades mucho más amplio que nuestros
pada, sino la visión que el autor tiene de los ilustres antecesores. Los avances sociales, nos han hecho más libres
grandes temas del momento. Por ejemplo, económicos y políticos nos han hecho más
la honra y la virginidad de la mujer (tan usa- libres a la hora de escribir. Aunque muchas a la hora de escribir.
das) ha quedado (gracias a Dios) absoluta- veces no la usemos, tener la opción de ele-
mente trasnochadas. Aquellos autores, al gir da fe del buen estado democrático de
igual que nosotros, también escribían de lo este país (y, por desgracia, no de todo el pla-
que «habían mamado», de su situación his- neta, a comienzos del siglo XXI, se puede
tórica, de sus leyes, sus costumbres mora- decir lo mismo).
les… Nos queda la indudable belleza de sus Miro la cartelera y encuentro una envi-
versos y el poder de algunas historias tan diable y variopinta oferta de textos. Algu-
poderosas (La vida es sueño, por citar una) nos vinculados a la realidad más absoluta.
que van más allá de épocas o circunstancias. Pero, ¡sorpresa!, la mayor parte no están es-
Pero el resto de la producción literaria de ese critos por autores españoles… Claro que eso
momento no podría nunca ser considerada daría para otro artículo de hermoso enun-
«actual» (en sus contenidos). Por más que ciado: «¿Por qué no estrenan los autores es-
muchos reivindiquen su vigencia, no, lo sien- pañoles?». Lanzo la pregunta. Yo no voy a
to, yo no se la veo (y no digo que no la tenga, responder. Para mí también es Semana Santa
digo que YO NO SE LA VEO). y prefiero irme a ver una procesión. Igual si
Pero dejemos el Siglo de Oro y volvamos caigo presa del éxtasis pueda encontrar res-
al tema de este artículo… ¡¿De qué escriben puesta a este otro enigma…

© Daniel Alonso

Yo, Satán, de Antonio Álamo, dirgida por Álvaro Lavín e interpretada por la compañía K Producciones. Teatro Bellas Artes, 2005.

¿De qué escriben los autores? 7


EL VIEJO Y LA NIÑA
(VARIACIONES SOBRE UN TEMA)

Decía Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias:

Oye atento, y del arte no disputes;


que en la comedia se hallará de modo
que oyéndola se pueda saber todo.

¡Excesivo cometido el de la comedia, el de conseguir que el oyente pueda saberlo

todo con solo asistir al teatro! Eso estaba al alcance de Lope, que, con su

prodigiosa capacidad, podía convertir en obra dramática lo mismo una leyenda

que un hecho histórico, la rebelión de un pueblo y los íntimos matices del amor,

un proceso social o las costumbres populares en la noche de San Juan.

Fernando Doménech Rico Lo cierto es que, después de él, nadie ha en el norte de Europa fue, por ejemplo, un
Real Escuela Superior logrado encontrar la manera de contarlo hecho fundamental para acabar con las ham-
de Arte Dramático todo en los moldes de la comedia. En cam- brunas de estas regiones y propiciar el des-
bio, más ajustado me parece, como objeti- pegue económico y social de Alemania. Pero
vo de esta, la declaración de Cremes en es harto improbable que haya alguna obra de
Heautontimoroumenos, de Terencio: teatro que describa tan feliz proceso. El tea-
tro ha ido más bien a los extremos.
Homo sum: humani nil a me alienum puto.
La vida del hombre se extiende del na-
«Soy hombre: nada de lo humano consi- cimiento a la muerte. El teatro ha privile-
dero que me sea ajeno». El drama, en efec- giado uno de estos momentos, el de la
to, es el género por excelencia de lo humano. muerte, mientras que el nacimiento ha sido
La geografía, aunque pueda aparecer, está sustituido por el acto de la procreación.
siempre de más sobre las tablas. Lo natural Siendo muy simplistas podríamos decir que
e incluso lo histórico (ya lo dijo Aristóteles) la primacía dada a la muerte sobre la pro-
solo aparecen en escena cuando se ven re- creación nos lleva a la tragedia, mientras
flejados en la conciencia y en la acción de que el resaltar la procreación sobre la muer-
los personajes. No hace falta describir Moscú te da como resultado la comedia. Como
en Las tres hermanas. Moscú está dentro de siempre hay lugar para los matices, seamos
ellas y a través de sus recuerdos y sus anhe- por un momento simplistas. ¿Por qué en la
los llega la ciudad a los espectadores. comedia tienen que casarse los protagonis-
De todas maneras, el mundo de lo hu- tas y a eso lo llamamos «final feliz»? Por-
mano es también de amplitud continental. que la comedia es la celebración del coito,
Durante siglos el teatro ha aceptado algunas y no de un coito cualquiera, sino el coito
limitaciones que a menudo vienen de su pro- que conduce a la procreación y resulta en
pio origen. Los problemas de la conquista la continuidad de la vida, en la reproduc-
del pan, que tan importantes han sido siem- ción de las plantas, de los animales y del ser
pre para el hombre, han tenido poco refle- humano. Como ocurría con Aureliano Se-
jo en la escena. La introducción de la patata gundo y Petra Cotes en Cien años de sole-

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dad, la actividad sexual de la pareja exalta- La visión trágica
ba la fecundidad de los ganados, que parí- Siendo muy simplistas
an sin freno contagiados mágicamente por El matrimonio desigual puede tener una
podríamos decir que la
el frenesí erótico de los humanos. visión trágica, y los griegos ya establecieron el
La comedia tiene su origen en los komoi, modelo que se ha mantenido con plena vi- primacía dada a la muerte
coros de hombres disfrazados que recorrían gencia hasta nuestros días: la historia de Fedra.
las poblaciones griegas en las fiestas dedica- Hipólito, de Eurípides, es el primer ejem- sobre la procreación nos
das a los dioses de la agricultura. Muchos de plo y el troquel sobre el que se han mol- lleva a la tragedia,
ellos (lo podemos ver en las representacio- deado el resto de las Fedras hasta hoy. El
nes de los vasos griegos) presentaban sus triángulo amoroso entre Teseo, el hombre mientras que el resaltar
miembros enhiestos y a menudo portaban mayor, su esposa, la joven Fedra, y el hijo
la procreación sobre la
falos gigantescos, como glorificación de la de Teseo y la amazona, el también joven
potencia sexual masculina. De ahí la im- Hipólito, muestra ya todos los elementos muerte da como
portancia de las bromas sexuales, las alu- básicos de una historia que no puede sino
siones obscenas y el erotismo más o menos acabar trágicamente. Ciertamente, Teseo resultado la comedia.
velado que caracteriza a toda la comedia no es todavía un viejo caduco, pero Fedra
europea, desde Aristófanes al vodevil. e Hipólito son mucho más jóvenes, tienen
De ahí también el que se perpetúe a lo una edad parecida y no por casualidad la
largo de los tiempos un tema muy relaciona- unión entre Fedra y Teseo es estéril. Como
do con este por contraposición y que supo- contrapunto a los conflictos humanos, la
ne una ruptura del «orden natural» exaltado obra de Eurípides incorpora la clave divi-
en la comedia: la unión del viejo y la niña. na: toda la historia se resume en la rivali-

© Daniel Alonso

El castigo sin venganza, de Félix Lope de Vega, dirigida por Eduardo Vasco y producida por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro Pavón, 2005.

El viejo y la niña (Variaciones sobre un tema) 9


dad entre dos deidades, Afrodita, diosa del Batín está exponiendo, con su popular
Valle Inclán no tenía muy amor, de la fecundidad, y Artemis, la diosa agudeza, la visión «natural» del problema:
virgen, diosa blanca y terrible que lleva a el joven debe unirse con la joven. La unión
buena opinión de
los suyos a la esterilidad y la muerte. Esta entre el duque y Casandra está destinada a
Echegaray, pero compartió alcanza a los jóvenes, mientras queda vivo la esterilidad (como, en efecto, sucede)
Teseo, condenado ya a la soledad sin re- y a la muerte. Como una divinidad ofendi-
algunas cosas con él, medio: sin esposa y sin su único hijo solo da, el propio padre y esposo hace matar a
y concretamente el interés puede mirar el lento declive de su estirpe, los dos amantes y queda, como Teseo, en la
que acabará al apagarse su propia vida. soledad más absoluta.
por este viejo tema del La historia de Fedra recorre los siglos y No muy diferente es el esquema del ar-
aparece constantemente en el teatro occi- chidrama romántico Hernani. En medio de
viejo y la niña.
dental. Con su propio nombre encontramos los conflictos políticos, de las proclamas a
obras maestras, como la Fedra de Séneca, pro- favor de la libertad y las disquisiciones acer-
bablemente el modelo de todas las posterio- ca del poder y la tiranía corre una historia
res, la Fedra de Racine, seguramente la más de amor que recurre al modelo tripartito
famosa de todas y, junto con la de Eurípides, del viejo y los dos jóvenes. Don Ruy, el viejo,
la que se mantiene en el repertorio de los tea- desea casarse con su sobrina doña Sol, la
tros de todo el mundo, y la Fedra de Una- cual, como debe ser, está enamorada del
muno, descarnada y un punto metafísica. Pero joven, apuesto y noble bandido Hernani.
no solo en ellas, sino que en obras que por su Después de numerosas aventuras, reunidos
título parecen alejadas del conflicto trágico los jóvenes y felices, la venganza del cruel
de Teseo encontramos la misma estructura, a viejo los lleva a una muerte insensata.
veces en un paralelismo perfecto. Aunque la resolución es muy distinta,
Es lo que ocurre en El castigo sin ven- no lo es el planteamiento de una de las obras
ganza, de Lope de Vega, a mi entender la más celebradas en España en el siglo XIX,
mejor tragedia escrita nunca en España. El hoy despreciada por crítica y público, El
duque de Ferrara es un Teseo ya un poco gran Galeoto, de nuestro premio Nobel de
cascado por su vida de crápula; obligado por Literatura José Echegaray. En esta tragedia
la razón de estado se casa con la joven Ca- volvemos a encontrar el triángulo clásico
sandra. Inevitablemente, esta cae enamora- de Teseo, Fedra e Hipólito encarnados en el
da del joven Federico, el hijo natural del venerable don Julián, su joven esposa Teo-
duque, que la salva de morir ahogada en un dora y su ahijado Ernesto. El amor entre
río cuando se dirige a su forzado casamien- ambos jóvenes no tarda en surgir, pero no
to. También sin remedio sentirá Federico la tanto en ellos, sino en la mente de los que
herida del amor por una joven madrastra, rodean a este trío marcado por el signo de
aunque le sobren motivos para odiarla. La la tragedia. El gran Galeoto es la murmu-
tragedia se fragua con una precisión mate- ración de toda una sociedad que acaba re-
mática en el interior de los personajes, pero velando a los propios protagonistas lo que
es tan evidente a los ojos de los demás que ellos mismos no se atreven a pensar. Y es
el criado Batín la enuncia en seguida: que ya no es solo Batín quien se da cuenta
del amor que ha surgido entre los jóvenes,
BATÍN. Pues mira cómo lo acierto:
sino todo Madrid. El melodramático final,
que te agrada tu madrastra
tan del gusto —un poco depravado— de fi-
y estás entre ti diciendo…
nales del XIX, nos presenta la muerte de don
FEDERICO. No lo digas: es verdad,
Julián y a los réprobos Ernesto y Teodora
pero yo ¿qué culpa tengo,
convertidos, casi sin saberlo y a su pesar en
pues el pensamiento es libre? […]
dos amantes proscritos para siempre de la
dichoso es el duque.
«buena» sociedad.
BATÍN. Y mucho.
Valle Inclán no tenía muy buena opinión
FEDERICO. Con ser imposible, llego
de Echegaray, pero compartió algunas cosas
a estar envidioso de él.
con él, y concretamente el interés por este
BATÍN. Bien puedes, con presupuesto
viejo tema del viejo y la niña. Quizás la pre-
de que era mejor Casandra para ti.
sentación más morbosa del tema es la que apa-

10 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


© Daniel Alonso
El castigo sin venganza, de Félix Lope de Vega, dirigida por Eduardo Vasco y producida por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro Pavón, 2005.

rece en su Sonata de invierno, en donde el cimiento a lo nuevo. Se encuadra esta visión


viejo y derrotado marqués de Bradomín se- dentro de los rituales de destrucción de lo
duce a su propia hija. También encontramos, viejo para dar nacimiento a lo nuevo, de los
si no una historia, sí una imagen muy clara de que tenemos numerosos ejemplos en las ho-
los dos personajes en el encuentro de Max gueras que se encienden en los cambios de
Estrella con la Lunares en Luces de bohemia. estación y que muy a menudo comprenden
Pero el tema de Fedra tiene su mejor repre- la quema de muebles, ropas o enseres vie-
sentación en la historia triangular de don Juan jos. Y todo ello se incluye dentro de ese
Manuel de Montenegro, su hijo Cara de Plata mundo al revés que es el Carnaval, con su
y su ahijada Sabelita. La historia, eje central de gozosa violencia y su explosión de vitalidad
las Comedias bárbaras, no llevará a ninguno que rompe todas las convenciones sociales
de sus protagonistas a la muerte inmediata, para reivindicar el placer sin medida, el
pero será determinante en el proceso de des- comer hasta hartarse, el beber hasta la em-
trucción del linaje de los Montenegro. briaguez y el fornicar hasta la extenuación.
A esta raíz antropológica se le une a me-
nudo la protesta de los pobres contra los po-
La visión cómica derosos. Porque ¿quién, sino un poderoso,
Frente a esta visión trágica se alza, con puede comprar en la vejez la flor más tierna
toda la vitalidad de la desvergüenza, una vi- de la juventud? Esta protesta, que en mu-
sión cómica en donde la afirmación de la chas partes se conserva en la tradición de la
vida pasa por la burla, el engaño y a menu- cencerrada, tiene su puesto de honor en el
do los palos para el viejo, representante de mundo desvergonzado de la comedia anti-
todo lo que debe ser destruido para dar na- gua y su continuación en la farsa moderna.

El viejo y la niña (Variaciones sobre un tema) 11


Plauto, y es de suponer que sus antece- gonzada que bien podría servir de ejemplo
dentes griegos, introduce a menudo en sus a algunos ceñudos príncipes de la Iglesia ac-
comedias el trío del viejo y la pareja de jó- tual. En ella el viejo Calandro trata de con-
venes, en general el padre, el hijo y la mu- seguir a la joven Santilla, y acaba encerrado
chacha que ambos pretenden: en Cásina en un cofre, encontrándose en la cama con
son el viejo Lisídamo y su hijo Eutinicio Lidio, el hermano gemelo de la muchacha,
quienes compiten por el amor de la joven y burlado por sus criados y su mujer.
Cásina, y en Asinaria Deméneto y Argipi- Pero la obra maestra de este tiempo, y
ro, padre e hijo, desean a la joven Filenia. una de la mejores comedias de todos los
En ambos casos el resultado es el mismo: tiempos, es La mandrágora, de Maquiavelo,
vencido y burlado el senex (el viejo), los jó- una cínica y atrevida exaltación del amor
venes se unen con todo el gozo del mundo. adúltero en la que el joven Calímaco consi-
Con estos prestigiosos antecedentes gue que el viejo y tonto Nicias, casado
¿cómo no iba a reverdecer en el Renaci- —sin descendencia, claro— con la joven,
miento este tema? La comedia italiana del bella y casta Lucrecia, lo meta en la cama
Renacimiento, en efecto, nos proporciona de su mujer, en donde ella descubre los pla-
muchos y muy sabrosos ejemplos de las an- ceres y dulzores del verdadero amor. Todo
danzas del viejo y la niña. Un humanista tan ello gracias a la colaboración de varios ayu-
curioso como el cardenal Bibbiena, por citar dantes, entre los que se encuentra, ¡ay, impío
un caso significativo, ofrece en su comedia Maquiavelo!, fray Timoteo, un fraile jo-
Calandria una estupenda fábula desver- cundo y más amigo del dinero que de rezos.

© Ros Ribas

Luces de bohemia, de Ramón del Valle-Inclán, dirigida por Lluís Pasqual e interpretada por la compañía Centro Dramático Nacional. Teatro María Guerrero, 1984.

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Esta comedia renacentista, tanto en su según recomendaba Lope: así se extiende
vertiente humanística como en la de com- sobre la magnitud de la cosa, sobre cómo La herencia de estas
media dell’arte (en donde Pantolone hace el le tiemblan las carnes «por amor de la ve-
comedias ha sido larga y
papel de viejo enamoradizo, a menudo bur- cina», y termina comparando lo que siente
lado) pasó a España, donde tuvo notable con lo que le daba el viejo: «Ahora echo de llega prácticamente hasta
éxito. Lope de Vega utilizó el esquema en ver quién eres, viejo maldito, que hasta aquí
varias comedias tempranas, exaltando los he vivido engañada contigo». El potroso nuestros días sin que haya
goces del amor carnal y el poco jugo que Cañizares recibe, en pago de sus celos, una padecido merma en
podía sacarse de un matrimonio desigual. bacía de agua en los ojos y la seguridad de
En El arrogante español o Caballero de mi- que este no será el último encuentro de su su popularidad.
lagro, el pícaro y simpático Luzmán comen- mujer con el muchacho de pocas barbas
ta con su criado Tristán acerca de la bella que ha revelado a doña Lorenza los secre-
veneciana Isabela: tos del amor.
La herencia de estas comedias ha sido
TRISTÁN. ¿Qué me cuentas de Isabela,
larga y llega prácticamente hasta nuestros
la mujer del veneciano?
días sin que haya padecido merma en su
LUZMÁN. Hoy esa Lucrecia allano.
popularidad. Por citar solamente un caso,
TRISTÁN. ¿Hoy?
el del viejo y la niña (dos niñas en este caso)
LUZMÁN. Escucha la cautela.
es en esencia el argumento de la más po-
TRISTÁN. Escucho.
pular de las zarzuelas, La verbena de la Pa-
LUZMÁN. Aquesta es gallarda,
loma o El boticario y las chulapas, de Ricardo
y mujer de un viejo.
de la Vega, y con bastante seguridad una de
TRISTÁN. Bien.
las razones por las que siempre ha tenido
LUZMÁN. Gusto le falta.
tan buena acogida entre el público. El viejo
TRISTÁN. También.
don Hilarión, digno heredero de los senex
LUZMÁN. De este viejo no le aguarda.
latinos y del celoso Cañizares, tiene, como
TRISTÁN. Es imposible.
este, trastornos intestinales que se asocian
Pero si una obra representa en esa época a la decrepitud, pero «hoy las ciencias ade-
el tema del viejo y la niña con toda su carga lantan / que es una barbaridad» y, por otro
cómica es el entremés El viejo celoso, de Cer- lado, es de una credulidad asombrosa en
vantes. En esta pequeña obra maestra nos sus dotes amatorias: «Una morena y una
presenta don Miguel a un viejo rico, Cañi- rubia / hijas del pueblo de Madrid / me dan
zares, con todas las tachas físicas y morales el opio con tal gracia / que no lo puedo re-
de la vejez, tal como las describe Cristinica: sistir». Finalmente, ni la Casta ni la Susana
le darán el opio, sino que el honrado y joven
¡Jesús, y del mal viejo! Toda la noche: «Daca
cajista Julián le dará la somanta de palos
el orinal, toma el orinal; levántate, Cristinica,
que suele llevarse el viejo cuando se atreve
y caliéntame unos paños, que me muero de
a tocar a las jóvenes.
la ijada; dama aquellos juncos, que me fatiga la
piedra». Con más ungüentos y medicinas en el
aposento, que si fuera una botica; y yo, que Unas lagrimitas
apenas sé vestirme, tengo de servirle de enfer-
La modernidad aportó al teatro nuevos
mera. ¡Pux, pux, pux, viejo clueco, tan potro-
géneros, y la avanzada de ellos fue la co-
so como celoso, y el más celoso del mundo!
media lacrimosa, que unía la ambientación
Esta perla de marido tiene recluida a su urbana y burguesa típica de la comedia con
joven esposa Lorenza, pero esta, gracias a la exaltación del sentimiento y su mejor ma-
la astucia de la vecina y alcahueta Ortigo- nifestación, la lágrima. Esto suponía el
sa, logra tener un encuentro sexual en las abandono del mundo carnavalesco y el de-
mismas narices del viejo, tras una puerta sarrollo de la psicología. Los personajes su-
cerrada. Las ponderaciones del placer que fren, y el espectador llora al comprender
recibe doña Lorenza en sus escarceos con su sufrimiento, tanto si se trata de un joven
el galán son de una absoluta comicidad, como de un viejo, de una muchacha ino-
pues la muchacha «engaña con la verdad», cente o de una madre culpable.

El viejo y la niña (Variaciones sobre un tema) 13


Ningún dramaturgo puede reflejar mejor Salomé con el viejo y rijoso Herdodes y con
esta nueva visión que Leandro Fernández el joven pero seco profeta Iokanaan en la
de Moratín. En su breve producción de obra de Oscar Wilde. O la desesperanzada
cinco comedias originales, dos de ellas tra- visión de Chéjov en Tio Vania, con su inal-
tan el tema del viejo y la niña. En la prime- canzable Yelena, que es el símbolo de la ju-
ra, escrita en su juventud y que lleva este ventud y la vida que se escapa.
mismo título, El viejo y la niña, expone de Tampoco habría que olvidar el trata-
manera patética el drama de doña Isabel, ca- miento del tema en otros géneros. La nove-
sada con el mezquino, viejo y potroso don la, que desde antiguo lo venía haciendo, ha
Roque, pero enamorada del joven y apues- ofrecido en el siglo XX espléndidas versio-
to don Juan. El decoro exige que no haya ni nes de la historia del viejo y la niña. Sin duda
palos ni muerte, sino que los dos jóvenes la más estimulante es Lolita, de Nabokov,
enamorados se separen en medio de indeci- con un Humbert Humbert que no es exce-
bles sufrimientos para salvaguardar la ins- sivamente viejo, pero con una Lolita que se
titución matrimonial, lo que provoca raudales ha convertido en la niña por excelencia.
de lágrimas en los personajes y —es de su- No obstante, más que la novela es el cine
poner— en el espectador. el que ha tomado la alternativa. Desde El
Años más tarde vuelve Moratín al tema en último tango en París, que reúne en una fá-
su obra maestra, El sí de las niñas, en donde bula perversa el triángulo del viejo, la niña
da una solución razonable y decorosa al pro- y el joven con el tema de la bella y la bes-
blema, haciendo que el maduro don Diego tia, hasta la perfecta traslación de la trage-
sea el que una a los jóvenes bajo su protec- dia tradicional que supone Semilla de
ción y renuncie a los placeres que le pro- crisantemo, el cine ha ofrecido y sigue ofre-
metía una jovencísima doña Paquita para ciendo versiones del viejo tema con algu-
someterse al imperio del bien obrar. Con ello nas variantes que lo acomodan a los géneros
Moratín da un giro: ya no se trata de ahon- propios del séptimo arte. Piénsese en las
dar en los sentimientos de los jóvenes, sino, variaciones de «la chica del gánster», es-
sobre todo, en los del viejo, presentado como quema dramático con ribetes de tragedia
un ser humano digno de nuestra compren- que podemos encontrar en películas como
sión y nuestras lágrimas. El viejo ha pasado Pulp fiction o Cotton Club. O en las nume-
a ser el protagonista y, desde su punto de rosas «películas con niño» que inciden en
vista, vemos con infinita melancolía cómo se el tema, entre las cuales no puede menos
aleja el consuelo de la juventud. que recordarse El nido, de Armiñán.
Por este camino se llega a dos obras del Por el contrario, parece que ha perdido
mayor interés para el tratamiento moderno vitalidad en el teatro. Pero puede que se
del tema. Son las dos comedias de Federi- trate de una mera apariencia. Ahí están In-
co García Lorca La zapatera prodigiosa y vierno de luna alegre, de Paloma Pedrero,
Por este camino se llega
Amor de don Perlimplín con Belisa en su jar- o Noche de Reyes sin Shakespeare, de Adol-
a dos obras del mayor dín. En ellas, bajo la capa de la farsa y utili- fo Marsillach, que podrían demostrar lo con-
zando todos los recursos de la concepción trario. Y, por otra parte, el mundo actual
interés para el cómica tradicional, Lorca ahonda en el pro- parece empeñado en recuperar este esque-
tratamiento moderno del blema del amor desigual, que será básico en ma. Las revistas ilustradas y los magacines
toda su producción. Amor de don Perlim- televisivos están llenos de ricos y poderosos
tema. Son las dos plín es la más original de ellas por cuanto el carcamales que lucen colgados de su brazo
marido viejo se convierte en el joven aman- auténticos pimpollos. Lo que ha cambiado
comedias de Federico
te para conquistar a la insatisfecha Belisa, es la exclusiva del sexo: tanto como viejos
García Lorca La zapatera que se enamora de su marido sin saberlo. con niña se pueden encontrar viejas con
niño. Cuando usted lea esto todavía será no-
prodigiosa y Amor de don ticia la boda de un presidente de república
El momento actual ya talludito con una espectacular modelo
Perlimplín con Belisa
Muchas otras obras nos hemos dejado algo más joven que él.
en su jardín. en el tintero que merecerían un tratamien- La vida, a lo que parece, cambia poco. El
to detenido. La morbosa relación de la niña viejo tema está ahí. Dramaturgos, a ello.

14 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


LOS TEMAS TEATRALES
¿Los temas teatrales? ¿Hay temas específicamente teatrales, exclusivos del teatro, como puede haber

temas novelescos exclusivos de la novela, o temas líricos exclusivos de la poesía? ¿O, por el contrario,

los grandes temas son generales y comunes, y el teatro, la novela y la poesía toman esos temas

colectivos y los acomodan y adaptan a sus respectivos menesteres?

Esos temas generales y comunes vienen dición escribirá alguna obra que robustezca Domingo Miras
a ser las ideas colectivas, las inquietudes so- y magnifique la figura del padre, que con los
ciales, los problemas compartidos por los nuevos usos sociales empieza a perder pres-
miembros de cada sociedad y cada época. tigio; hay que insistir en su condición solar,
Si tomamos como ejemplo una sociedad en su primordial papel en la procreación, en
económicamente próspera que goza de un su bondad y en su valor, al tiempo que se re-
régimen democrático de libertades, es posi- cuerda que no es bueno que la mujer se quede
ble que la vida individual tienda al hedonis- sola y goce de libertad. Y nuestro piadoso
mo y, en consecuencia, los espíritus religiosos dramaturgo, en efecto, escribe la Orestíada.
y timoratos de esa sociedad estén alarmados Y como la devaluación social del viejo
porque piensan que entra en crisis la familia patriarcado continúa en el ambiente, su con-
patriarcal que desde siempre les había cobi- dición de posible tema teatral permanece-
jado. He aquí, pues, una general inquietud rá a disposición de los dramaturgos, y así
que afecta a un colectivo de varones respe- vemos que, una generación más tarde, el
tables e influyentes: la familia peligra. El tema reaccionario Aristófanes lo aprovechará y
está servido, y no faltará quien lo aproveche. lo llevará bastante más lejos, mostrando a
Un dramaturgo piadoso y amante de la tra- hijos que apalean cómicamente a su padre.
© Chicho

La Orestíada, de Esquilo, dirigida por José Carlos Plaza e interpretada por la compañía Centro Dramático Nacional.
Solar de la Ronda de Atocha (Madrid), 1990.

Los temas teatrales 15


Los jóvenes deben ser virtuosos y practicar propicios. ¡Salve, oh diosa! Y tú, pueblo de
¡Qué riqueza temática el deporte en vez de escuchar las doctrinas Atenas, ¡ojalá que tus enemigos no puedan
disolventes de los sofistas; por eso Píndaro escapar jamás de tus golpes y que seas siem-
tiene la Orestíada! Y qué
dedica su numen poético a ensalzar la glo- pre salvo y vencedor!
oportunismo también, ria de los atletas que concurren a los juegos.
¡Qué riqueza temática tiene la Orestíada!
Pero, además, una sola obra puede tener
por qué no decirlo. Y qué oportunismo también, por qué no de-
varios temas. Sigamos con la Orestíada. No
cirlo. Solo queda por aclarar un detalle insig-
solo vela por la integridad de la familia y cen-
nificante que sin duda ya habrá advertido el
sura la excesiva libertad de las mujeres, sino
ilustrado lector: la Orestíada se estrenó en el tea-
que la memoria nos sugiere que al tiempo
tro de Dionisos el año 458 antes de Cristo, y
en que se escribía y se estrenaba esta trilo-
la Guerra del Peloponeso transcurrió desde
gía, Atenas estaba en guerra contra Esparta.
el 431 al 404, así que empezó veintisiete años
Aquella Guerra del Peloponeso tan larga,
después del estreno en cuestión. Por tanto, esa
tan dura y de tan fatales consecuencias para
guerra no pudo ser el estímulo de la famosa tri-
el mundo helénico. Así, el aludido tema fa-
logía; qué pena que empezara tan tarde. Debo,
miliar se refuerza y se hace mucho más con-
pues, disculparme por la licencia con que he
creto: las esposas de los hombres que están
adobado mi ejemplo, pero hay que reconocer
en la guerra han de ser fieles y guardar la au-
que el tal ejemplo es excelente en teoría, abs-
sencia de sus maridos sin sustituirles por los
tracción hecha de que se produjese o no en el
posibles Egistos que se quedan en la ciudad.
grosero espacio de la vida real.
Pero, por otra parte, se ha de excitar el pa-
Así que, como en el año segundo de la
triotismo de los espectadores, hay que de-
Olimpíada ochenta no había guerra, no hay
cirles que Atenas es una ciudad ilustre y libre,
tal tema patriótico en la Orestíada. Pero se da
que tiene en el Areópago una administra-
el caso de que esa tercera parte, esa Euméni-
ción de justicia como ninguna otra ciudad
des, sigue siendo todo un himno nacional en
de Grecia, que su numen tutelar, la ojizarca
toda regla, haya guerra o no la haya. Atenas
Palas Atenea, es la más sabia de las deidades,
es la patria feliz de felices ciudadanos:
la más persuasiva y, a la par, la más temible:
toda la tercera parte de la trilogía está dedi- Oíd lo que mi amor os desea. Que jamás la
cada a la expresa glorificación de la ciudad, furia de los vientos pierda los árboles; ni los
o sea, a fomentar el patriotismo de los ciu- ardores del sol abrasen las plantas e impidan
dadanos. Y, por añadidura, en estas mismas que se abran lozanos los pimpollos; ni la triste
Euménides se insinúa un tercer tema de ín- y estéril sequía os azote. Antes bien, que vues-
dole parecida: hay que alabar también a los tros ganados se multipliquen y a su tiempo os
aliados de Atenas que ayudan en la guerra, regalen con dobles crías, y que los ricos tesoros
hay que destacar y reconocer la alianza de arrancados a las entrañas de la tierra honren la
Argos, lo que se hace en la promesa ratificada liberalidad de los dioses que os los dieron.
con juramento de Orestes al despedirse tras
Este es el deseo y el vaticinio de las vie-
recibir la absolución de su crimen:
jas diosas proféticas para Atenas y los ate-
… ¡Marcho ya a mi patria, jurando a esta nienses. Un patriotismo bien edulcorado:
comarca, jurando a su pueblo, que nunca los dioses mismos os aseguran que vivís en
jamás, en los siglos de los siglos, príncipe algu- la mejor de las patrias posibles.
no de Argos vendrá aquí en son de guerra, Y Los persas, ¿qué es sino un canto de vic-
pues donde no, contra los que así quebran- toria? Este texto sí que nació directamente
taren los juramentos que yo hago, nosotros de una guerra, pero no de los esfuerzos de
mismos desde el sepulcro donde entonces una guerra presente, sino del descanso de la
yaceremos, pondrémosles dificultades tan ya pasada, aunque no es difícil ver en él insi-
invencibles; tan triste haremos su camino y nuarse el consuelo por los males padecidos
tan infaustos sus pasos, que les pese de su haciendo ver el estrago mucho mayor sufri-
empresa! Mas si con fidelidad los guardaren do por el enemigo.
y en paz y en guerra acuden siempre con su Es clásica entre nosotros la visión de Las
alianza a esta ciudad de Palas, les seremos troyanas de Eurípides como un alegato con-

16 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


tra la guerra, al trasladar a las mujeres de la El panorama es tan encantador como el
vencida Troya la inhumanidad de la guerra que las Euménides preparaban para Ate- Los temas del teatro,
presente, que ahora sí es la del Peloponeso, nas. Pero no bastaba con derramar flores
en cualquier caso,
contra la que a su vez escribió Aristófanes sobre la reina Isabel Tudor. Como el gran
reiteradamente, aunque este prefería refe- Will escribía ya en tiempos de su sucesor son los que marca
rirse no a las crueldades físicas, sino a la es- Jacobo I, el buen lord arzobispo continúa
casez de los abastecimientos: recordemos a profetizando sin intención de adular: la dirección del viento.
aquel megarense de Los acarnienses que ven-
Así, cuando el Cielo la llame de esta mansión
dió a sus dos hijas para comprar comida, y
de tinieblas, transmitirá su bendición a un
quedó después pensando en hacer lo mismo
príncipe que de las cenizas sagradas de Su
con su mujer y su madre. Naturalmente, se
Majestad se elevará como un astro tan esplen-
trata de una escena cómica.
doroso en renombre como ella misma y bri-
En todo caso, si la guerra es una cir-
llará con el mismo fijo resplandor. La paz, la
cunstancia social que brinda el tema del pa-
abundancia, el amor, la verdad, el terror, que
triotismo de una manera espontánea, la
eran los servidores de esta niña privilegiada,
guerra no es indispensable para que el tema
serán también los de su sucesor, que se adhe-
aparezca; basta con su recuerdo, como
rirán a él como una vid…
hemos visto en Los persas, o ni siquiera eso,
como en la Orestíada. La adulación a la pa- Para qué seguir. El propio cisne del Avon
tria o, por qué no, la adulación a los que debió comprender que se había pasado,
mandan como representantes o encarna- cuando hizo un Epílogo que comenzaba:
ción de la patria misma, aunque esto pueda
Van apostados diez contra uno a que esta pieza
parecer mezquino. Cuando me acuerdo de
no puede a todos los que se hallan aquí…
la última escena del Enrique VIII de Sha-
kespeare, suelo sentir un poco de vergüen- En fin, si, como decía Horacio, incluso
za ajena. Tras haber dedicado varias obras Homero se duerme, bien puede ser que, a
a exponer las guerras civiles provocadas veces, el cisne ocultara la cabeza bajo su ala
por las casas de Láncaster y York, que eran de nieve y se dejase adormecer por las tran-
un doloroso recuerdo bajo el reinado de quilas aguas de aquel manso río.
los Tudor (con lo que indirectamente se Los temas del teatro, en cualquier caso,
mostraba el contraste de la paz interior son los que marca la dirección del viento,
aportada por esta dinastía), el dramaturgo, morales cuando apuntan los cambios de cos-
por boca del lord arzobispo de Canterbury tumbres, patrióticos cuando los sentimien-
Cranmer, se lanza a profetizar el feliz rei- tos colectivos se hallan en tensión política
nado de la recién nacida Isabel I, tras haber (guerras exteriores en el caso de Atenas o
prevenido que no se tome por adulación lo temor a conflictos intestinos en el de Enri-
que va a decir, y a renglón seguido procla- que VIII) o, lo más próximo a nosotros: la
ma que aquel bebé será un modelo para alineación tridentina española y el catoli-
todos los que vengan después, y añade que cismo militante que resultó en la sociedad,
la reina de Saba no tuvo nunca tanto deseo produjo los autos sacramentales y las co-
de saber y de hermosa virtud, etc.: medias hagiográficas. Cuando las injusticias
sociales, económicas o políticas, se hacen
… La verdad se educará en su regazo; los
conscientes (lo que ocurre en un determi-
santos y divinos pensamientos se le ofrecerán
nado momento histórico y no en ningún
como perpetuos consejeros. Será amada y
otro), la conciencia social de esa iniquidad
temida; sus súbditos la bendecirán; sus ene-
es igualmente un tema que ha producido la
migos temblarán como un campo de trigo
generalidad del teatro del siglo XX.
trillado e inclinarán sus cabezas con dolor. El
Se podría continuar la búsqueda de nue-
bien de todos acrecerá con ella. Bajo su rei-
vos ejemplos que se incorporarían a lo ya
nado, cada cual sentado bajo su propia viña,
dicho sin añadirle nada nuevo. Los temas
comerá con seguridad lo que plante y canta-
del teatro, en definitiva, son los temas de
rá a todos sus vecinos las alegres canciones
la vida, simplemente.
de la paz…

Los temas teatrales 17


De aquí y de allá

v
Selección de Miguel Signes

Muchos creen que el historicismo conduce al trabajo


minucioso del anticuario, a la sobrevaloración de los mo-
tivos biográficos, al desconocimiento de la obra de arte, al
eclecticismo por falta de categorías de juicio, y al hacerlo
se olvida, sin embargo, que aun cuando el gran historicis-
mo —viquiano, herderiano-romántico o hegeliano— inspiró
la especialización filológica, no se identifica con ella. […]
Lenguaje literario y público en la baja latinidad El hecho elemental de que la obra de un hombre sea
y en la Edad Media. algo que surge de su existencia, y, así, todo lo que se puede
ERICH AUERBACH, BERNA, 1957.
averiguar sobre su vida sirve para la interpretación de la
«… [el historicismo] es, me parece, el descubrimiento obra, no pierde su valor aun cuando hombres sin suficiente
copernicano de las ciencias del espíritu. De hecho, la in- experiencia hayan sacado de ello conclusiones disparata-
fluencia de este descubrimiento, desde que se hizo uni- das. La exigencia, muy frecuente ahora, que lleva a consi-
versalmente accesible a través del Romanticismo, ha sido derar la obra independientemente de su autor solo se
enorme. El juicio dogmático absoluto según un esquema justifica por el hecho de que a menudo la obra ofrece un
fijo que había dominado incluso en el Neoclasicismo cuadro de su creador mejor integrado y más real que las
—de un modo no incondicional, pero limitado solo por informaciones, quizá casuales y engañosas, que poseemos
el buen gusto— fue destruido en sus cimientos. El hori- de su vida. Se necesitan experiencia propia, discreción y
zonte se amplió poderosamente, y el estudio de culturas una amplitud de miras adquirida sobre la base de un co-
primitivas y extrañas, tal como se lleva a cabo desde co- nocimiento profundo del material para poder establecer
mienzos del siglo XIX, se basa en la concepción histori- una relación correcta entre la vida y la obra. Pero en todo
cista. En cuestiones estéticas, nuestro historicismo se ha caso, lo que comprendemos y amamos en una obra es la
hecho tan natural que apenas tenemos ya consciencia de existencia de un ser humano, es decir una posibilidad que
él. Nosotros gozamos del arte, la poesía y la música de los se da en nosostros mismos…».
más diversos pueblos y épocas con la misma disposición
para comprender. Las culturas que llamamos primitivas y
cuya comprensión tanto esfuerzo costó a Vico (no eran ni
comprensibles ni siquiera interesantes para la mayoría de Les deux cent mille situations dramatiques.
sus contemporáneos) tienen para nosotros desde hace ÉTIENNE SOURIAU, 1950.

mucho tiempo un atractivo especial. La diversidad de los «La cifra Gozzi-Goethe-Polti nos parecía ínfima, como
pueblos y de las épocas ya no nos asusta, ni a los eruditos evaluación de las posibilidades dramáticas, y de los recur-
y críticos, ni tampoco a un sector cada vez más amplio del sos de la invención teatral. ¡Todas las sonatas, todas las sin-
público general. La comprensión perspectivista termina fonías de este arte, en la secuencia de los tiempos, pasados,
tan pronto como entra en juego la política; y, sin embar- presentes o futuros fijadas en 36 leitmotivs en total, los úni-
go, en lo estético practicamos nuestra adaptación a dife- cos que podrían ser desarrollados o transformados en va-
rentes culturas y épocas durante una visita a un museo, en riaciones! ¡Qué músico no lanzaría un grito de horror si se
un concierto, a veces hasta en el cine, al hojear una revis- abatiese sobre su arte una maldición semejante!
ta ilustrada, o incluso al mirar folletos de publicidad de Pero un vuelco repentino hace que el número parezca
las agencias de viajes. Esto es historicismo, cual en el Bour- de golpe demasiado elevado si tratamos de evaluar los ele-
geois gentilhomme de Molière, la conversación diaria de mentos simples, las notas de la escala con que se compo-
Monsieur Jourdain, para gran sorpresa suya, resulta ser nen estas sinfonías dramáticas en todos sus acordes.
prosa. Pero la mayoría de nosotros tiene tan poca cons- Si 36 temas para un catálogo de motivos musicales es
ciencia de su historicismo como la tenía Monsieur Jour- poco, 36 notas en una octava, para hacer la escala, es mucho
dain de su prosa. […] (¡los dodecafonistas no piden tanto!)

18 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


Pero, en realidad, ¿ cuáles son las famosas treinta y seis rivalidad entre parientes, ¿por qué no también amores entre
situaciones simples, que serían las supremas «categorías» desiguales? […] Hay algo más grave. Muchas de esas en-
del pensamiento dramático? tidades, dramáticas o no, no son realmente situaciones.
Tomemos como base el diligente despojo de G. Polti. Son acciones, aventuras, más exactamente tipos de acon-
He aquí la lista: 1. Suplicar; 2. el Libertador; 3. la Ven- tecimientos. El rapto, incluso la muerte, o la imprudencia
ganza que sigue al crimen; fatal, son medios evidentemente útiles para sustentar o ali-
4. Vengar familiar con familiar; 5. Acosado; 6. Desgra- mentar la acción, para precisar y dar concreción en la prác-
cia irreparable; 7. Ser víctima; tica a los aspectos creativos de un drama…».
8. Rebelión; 9. Tentativa audaz; 10. Rapto; 11. el Enig-
ma; 12. Conseguir;
Racine. Bayaceto. (1672).
13. Odio entre parientes; 14. Rivalidades entre familias;
SEGUNDO PREFACIO, EDITORA NACIONAL. MADRID, 1982.
15. Adulterio que asesina; 16. Locura; 17. Imprudencia
fatal; 18. Crimen de amor involuntario; 19. Matar a alguien «… Algunos lectores se extrañarán de que se ponga sobre
sin saber que es uno de los suyos; 20. Sacrificarse al Ideal; las tablas una historia tan reciente; pero no observo nada
21. Sacrificarse por los allegados; en las reglas del poema dramático que me obliguen a desis-
22. Sacrificarse por la pasión; 23. Verse obligado a sa- tir de mi propósito. En verdad, yo no aconsejaría a ningún
crificar a los suyos; 24. Rivalidad entre desiguales; 25. Adul- autor el tomar como tema de una tragedia una acción
terio; 26. Crímenes por amor; 27. Conocer la deshonra de tan moderna como esta, en el caso de que hubiera ocurri-
un ser amado; 28. Amores imposibles; 29. Amar al ene- do en el país donde su tragedia se pretende representar; ni
migo; 30. La ambición; 31. Lucha contra Dios; 32. Celos introducir héroes en el teatro que pudieran ser conocidos
equivocados; 33. Errores judiciales; 34. Remordimientos; por la mayoría de los espectadores. Los personajes trági-
35. Reencontrar; 36. Perder a los suyos. cos deben ser contemplados de manera distinta a como juz-
Lista extraña, a la vez decepcionante, desordenada, pe- gamos generalmente a los personajes que hemos visto muy
netrante, paradójica. Ilustrada con numerosos ejemplos de cerca. Puede decirse que el respeto que infunden los hé-
que trazan matices a manera de subespecies de cada es- roes aumenta a medida que se alejan de nosotros: major e
pecie, esta lista etiqueta eficazmente, no hay duda, un gran longinquo reverentia (Anales. Tácito). La lejanía del país ma-
número de temas efectivamente utilizados hasta la sacie- tiza en cierta forma la excesiva proximidad en el tiempo, pues
dad por el arte teatral de todas las épocas desde la anti- el pueblo apenas establece diferencia entre lo que está a mil
güedad hasta finales del siglo XIX. años y lo que está a mil leguas de él, si es que así puede de-
¿Pero están ahí las situaciones dramáticas? ¿Son esas cirse. Esto hace, por ejemplo, que los personajes turcos, por
las situaciones y todas las situaciones? modernos que sean, posean dignidad en nuestro teatro: se
Cosa curiosa, en esta lista hay si tiramos de los hilos, les contempla sin mayor problema como antiguos. Sus hábi-
por así decir, un esfuerzo evidente por llegar al número de tos y costumbres son muy poco diferentes. Tenemos tan pocos
36 (sin embargo, tan poco elevado), propuesto por los pri- tratos con los príncipes y con las otras personas que viven ha-
meros investigadores. Porque en fin de cuentas adulterio bitualmente en un serrallo, que los consideramos, por así de-
y adulterio asesino no son dos especies, es el género y una cirlo, gentes que viven en un siglo distinto del nuestro.
de sus especies. Sacrificarse, que sea por el Ideal o por los Esta era, más o menos, la manera que tenían antiguamen-
allegados (¿por qué no también por Dios, por el honor, te los atenienses de considerar a los persas. Así, el poeta Es-
por prejuicios, etc.?) es siempre una misma situación. ¿Y quilo no tuvo inconveniente alguno en introducir en una
por qué separar el adulterio de los crímenes por amor? tragedia a la madre de Jerjes (Los persas), que tal vez estuvie-
Por otra parte, con una pizca de espíritu combinatorio ra aún viva, y hacer representar en el teatro de Atenas la de-
se percibe que muchas de esas situaciones resultan de la solación de la corte de Persia, tras la derrota de este príncipe.
suma de dos factores que podrían generar otra disposi- Sin embargo, el mismo Esquilo había estado personalmente en
ción. Si rivalidad entre desiguales merece ser separada de la batalla de Salamina, donde Jerjes había sido vencido…».

LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008 19


Libro recomendado

Conversaciones
con Goethe
de Johan Peter Eckerman

La figura de Goethe, el modelo por ex- largo de casi diez años visitó asiduamente
Fermín Cabal
celencia de los escritores cultos, nobles y al genio, conversó con él largas horas en
sensatos en Alemania, ha llegado a nosotros privado, pero también en público, y nu-
básicamente a través de dos libros: Poesía merosos testigos, que nunca han desmen-
y Verdad, las memorias del propio autor, y tido al autor, concurren en las escenas
estas Conversaciones que hoy recordamos. descritas, y ven recogidas sus críticas y sus
Curiosamente, los dos libros fueron escritos elogios sobre multitud de cuestiones divi-
al mismo tiempo: mientras Eckerman reco- nas y humanas. Pudo equivocarse aquí y
gía la palabra del ilustre prócer, este, ya cu- allí en algún momento, pero el lector puede
rado de los excesos temperamentales de su comprobar que los temas que obsesiona-
juventud, daba a luz (luz tamizada por es- ban al ya anciano escritor vuelven una y
pesos velos) sus recuerdos. De modo que otra vez a ser examinados hasta la fatiga. Y
los dos libros se complementan con solidez el libro, además, fue revisado personalmente
y de ahí surge un Goethe pétreo, estatua- por Goethe en sus dos primeras partes, que
rio, de fruncido ceño por el esfuerzo de pen- no se publicaron hasta que recibieron el
sar, y grave mirada que se posa sobre el visto bueno del homenajeado. Así pues,
mundo como el ocaso, oscura e inapelable. estas Conversaciones reflejan a un Goethe
El libro de Eckerman despierta algunas tan fiable como el de Poesía y Verdad: el
cautelas al lector menos avispado: es tan ba- Goethe público, el personaje con el que se
boso el tono admirativo que el autor emplea, mostraba a los ojos de los demás, persona-
que cabe pensar que el retrato de gestos y je cuidadosamente construido, medido,
gestas ha sido sometido a todo tipo de ex- pensado, y sostenido con extraordinario
cesos narrativos y que el Goethe que de ahí pulso: un anciano venerable, orgulloso pero
se desprende dista mucho del original. Yo, humilde; enérgico pero lleno de ternura;
personalmente, no lo dudo: el libro no re- apasionado pero respetuoso con la ley; una
fleja al Goethe «real». Pero eso no quiere persona fiel a sus superiores, y fuera de toda
Conversaciones con Goethe decir que se trate de un Goethe «irreal», un sospecha. El cortesano perfecto. Un per-
personaje inventado por la mente calentu- sonaje que Goethe sostuvo durante años y
de rienta del joven y agradecido Johan Peter. años y que le permitió mantenerse en el
Johan Peter Eckerman No. En mi opinión Eckerman hizo per- poder durante cincuenta años, algo difícil
fectamente su trabajo, con una constancia de conseguir en cualquier caso.
Edición y traducción
Rosa Sala Rose
y una abnegación bien meritorias. Con- Pero en el libro de Eckerman el persona-
vencido de la importancia de su tarea, desde je ofrece algunas fisuras interesantes, si lo exa-
Editorial el primer momento, desde la primera en- minamos con detenimiento. Algunas de las
Acantilado, trevista, se siente instado «a no dar ningún contradicciones que muestra son revelado-
Barcelona, 2005 paso por mi cuenta, sino a entregarme por ras. Por ejemplo, en el momento de la muer-
completo a su consejo y voluntad». A lo te del archiduque de Weimar, Eckerman nos

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Libro recomendado

muestra a un Goethe histérico que llora en ro y resulta que Berenguer, Byron, Voltaire
público y se lamenta de la desaparición del y otros agraviados son, cuando el genio lo
ilustre caballero: «Ya antes de entrar en la quiere, merecedores de grandes elogios.
habitación lo oí sollozar y hablar en voz alta Menos calculado parece su rechazo de la
consigo mismo. Era como si un vacío insus- violencia en política, que le lleva a una con-
tituible se hubiera abierto en su existencia. dena de la revolución en general y de la fran-
Rechazó mis palabras de consuelo y dijo no cesa en particular, y sin embargo aprueba
querer oír nada de eso. “Tenía pensado irme alegremente el derrocamiento del gobierno
de este mundo antes que él. Pero Dios obra liberal español a manos de los Cien mil hijos
como mejor le parece, y a nosotros, pobres de San Luis.
mortales, no nos queda más que resignarnos En fin, el libro está lleno de comenta-
y mantener la cabeza alta todo el tiempo que rios reaccionarios, que hoy resultan ridícu-
J. W. Goethe.
nos sea posible”». los, acerca de las mujeres, la familia, las
Este planto lacayuno contrasta con su relaciones de clases, etc., por no hablar de
reacción en el momento de la muerte de sus ínfulas de científico que culminan en
su propio hijo. Eckerman nos muestra a un su delirante refutación de la teoría sobre el
Goethe bien distinto: «Lo hallé de pie, er- color de Newton, pero lo peor es el tono
guido y firme, y me tomó entre sus brazos. fatuo y pedante con que opina este hom-
Me pareció que estaba sereno y de muy bre que se considera un genio y mira al resto
buen ánimo. Nos sentamos y enseguida nos de la humanidad por encima del hombro.
pusimos a hablar de cosas serias, y me sentí «Ahora resulta que el público ya lleva vein-
feliz en extremo de volver a estar junto a él te años preguntándose quién es más gran-
[…], después hablamos de la señora archi- de: si Schiller o yo. Deberían estar contentos
duquesa, del príncipe y de varias cosas más; de que existan siquiera dos tipos sobre los
a su hijo, sin embargo, no nos referimos en que puedan discutir así». Pero al lector del
ningún momento». Curiosamente, días des- libro de Eckerman no le va a quedar duda
pués Goethe comunica a su joven colabo- de quién es más grande. Aunque no esca-
rador, a propósito de la redacción de las tima las palabras de elogio a su íntimo (y
Conversaciones: «Esto ha de ser su primer fallecido) amigo, aquí y allá deja caer pie-
trabajo y no vamos a parar hasta que lo ha- dras sobre su tumba: «No puedo dejar de
yamos dejado perfecto y en limpio». Pero pensar que la orientación filosófica de Schi-
al parecer la procesión va por dentro y ller ha dañado su poesía…»; encuentra en
Eckerman comenta: «Por lo demás hoy he él «pasajes patológicos»; cree que su idea de
visto a Goethe especialmente callado y la libertad ideal «no puede conducirnos a
como ensimismado, lo cual me pareció una nada bueno», y cree ver en su inspiración
mala señal». Y, efectivamente, cinco días un impulso «demoníaco»…
después «en plena noche, tuvo un severo Pero, entonces, ¿qué es lo que recomen-
vómito de sangre y se pasó el día entero a damos en la lectura de estas Conversaciones?
un paso de la muerte». Pues algo muy especial que gracias a Ecker-
También a lo largo del libro se deslizan man nos ha llegado. El libro recoge minu-
contradicciones sorprendentes, especial- ciosamente el proceso de creación de la
mente cuando enjuicia cuestiones políticas y segunda parte del Fausto, una de las grandes
morales. En público siempre se muestra ri- creaciones de la literatura universal, desde el
guroso con los enemigos de la religión y las momento en que el ilustre autor recibe una
buenas costumbres, llegando a veces a sor- carta de un joven escritor alemán que le pide
prendernos por su vehemencia, por ejemplo permiso para escribir una continuación del
cuando clama contra Berenguer, condenado poema, incompleto desde hace ya muchos
por la justicia francesa, cuando explica la con- años (estímulo parecido al que sufrió Cer-
ducta libertina de Byron como inevitable con- vantes en el otoño de 1614 al encontrarse
secuencia de la vida licenciosa de su padre, con la edición de la Segunda parte del Qui-
cuando denuncia la influencia nefasta de Vol- jote escrita por el tal Avellaneda). A partir
taire y de los librepensadores franceses, etc., de este momento, abundan los comenta-
pero en privado su juicio es muy poco seve- rios de Goethe sobre el asunto Fausto, y poco

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Libro recomendado

a poco, muy lentamente y con interrupcio- diantes de dramaturgia y las personas inte-
nes, van llegando las escenas, que Goethe resadas en los procesos de creación. En el
lee y comenta con Eckerman minuciosa- verano de 1831. pocos meses antes de su
mente, explicando su génesis, sus claves, sus muerte, Goethe lee las últimas escenas a
dudas, etc. Un documento extraordinario y Eckerman y asegura: «A partir de ahora, lo
sin duda interesante para todos los estu- que me quede de vida será puro regalo».

Fragmento de Conversaciones con Goethe

«Resulta que a veces viene la gente y me pregunta qué idea he tratado de encarnar en mi
Fausto. ¡Como si yo mismo lo supiera o pudiera expresarlo! Del Cielo al Infierno pasando por el
mundo: imagino que, en el mejor de los casos, podría ser algo así. Aunque tampoco esto es una
idea, sino el mero transcurso de la acción. Por otra parte el hecho de que el diablo pierda la apues-
ta y de que un hombre que, sumido en su gravosa confusión, se afane continuamente por lo mejor
merezca ser redimido, es algo que constituye una reflexión efectiva, capaz de explicar más de un
aspecto de la obra, pero tampoco se trata de una idea que subyazca a todo el conjunto o a cada una
de las escenas en particular. Y es que ¡buena la habría hecho de haber querido reducir una vida tan
rica, multicolor y extremadamente variada como la que he plasmado en el Fausto al estrecho cordel
de una única idea que lo atravesara todo!
En general, en cuanto poeta —siguió diciendo Goethe—, no era mi estilo aspirar a la encarna-
ción de algo abstracto. Sentía en mi interior impresiones, impresiones que podían ser sensuales, lle-
nas de vida, agradables, multicolores y de cien tipos distintos, tal como pudiera ofrecérmelas mi
ardiente imaginación. Como poeta, prácticamente lo único que me quedaba por hacer era redondear
y dar una forma artística en mi interior a todas esas impresiones y puntos de vista, sacándolos a la
luz por medio de una plasmación vivaz, de modo que, al escuchar o leer lo que yo había escrito,
otros pudieran compartirlos».

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w w w. a a t . e s

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reseñas

Bajo los rascacielos


de Jerónimo López Mozo

Ya nos hemos ocupado de Jerónimo Es en el cuadro cuarto donde se retratan


Magda Ruggeri
López Mozo en múltiples ocasiones y nos los diferentes personajes, en particular por la
Marchetti
parece redundante citar los numerosos pre- diferencia de punto de vista entre Donald,
mios recibidos que muestran hasta qué punto que considera a los Estados Unidos un «país
su producción es una de las más importan- arrogante» y está convencido de que, evitan- Bajo los rascacielos
tes del teatro español contemporáneo. Re- do esa actitud, el odio «estaría menos exten-
cordaremos aquí el significativo homenaje dido», y Gary, que los considera «poderosos» de
Jerónimo López Mozo
que se le ha tributado en Alicante en no- y aptos para gobernar el mundo, al estar acos-
viembre de 2006 como reconocimiento a su tumbrados a mirarlo desde arriba por su Edita
trayectoria artística. En respuesta a quien poder, ejemplaridad democrática y modé- Junta de Castilla-León,
proclamaba su pertenencia a una generación lico estilo de vida. La tensión entre ambos Salamanca, 2006
superada que se había limitado a escribir un se mantiene durante casi toda la obra. Para
teatro de oposición durante el franquismo, re- el primero, «Nueva York es un blanco»
cordaremos que, al contrario, López Mozo enorme, imposible de proteger, «un gigan-
ha continuado ocupándose de los problemas te con pies de barro», mientras que el se-
más candentes de nuestros días: el paro (Eloi- gundo espera que se pueda encontrar
des), la violencia contra la mujer (Ella se alguna utilidad al miedo de los ciudadanos.
va), la emigración (Ahlán) y, en la pieza que El sentido patriótico de este es muy prácti-
nos ocupa, del asunto más preocupante: el co y proyecta negocios inmobiliarios a la
terrorismo y sus consecuencias. sombra de la zona cero, vender banderas y
Bajo los rascacielos se estructura en diez gallardetes de barras y estrellas, y explotar
cuadros y consiste en el relato de un em- un mercado de posibles futuros atentados,
pleado de una compañía de seguros que ha sacando «algún provecho».
estipulado una póliza con un grupo de ciu- Donald es seguramente el personaje más
dadanos temerosos para garantizarles un interesante. Es un veterano de Vietnam, ga-
refugio equipado para la supervivencia en nador de un «corazón púrpura», y en sus
el caso de otro atentado. Las palabras del palabras hay citas de otros grandes drama-
agente, dirigidas al público, introducen seis turgos. En efecto, afirma: «Pobre país el que
de estos cuadros antes de dar paso a la ac- para ser grande necesita del coraje de sus
ción que en el cuarto comienza directa- hijos», en evidente recuerdo del Galileo de
mente. Ya desde el principio se informa que Brecht, así como el rechazo de todo heroís-
los clientes están visitando el profundo bún- mo recuerda sin duda el pensamiento de Sas-
ker subterráneo cuando el ascensor, por tre, en particular en Escuadra hacia la muerte.
una activación accidental de la alarma má- Según Donald, morir por la patria no es «¡ni
xima, se bloquea y los deja encerrados. En dulce, ni honorable!» y las medallas «no de-
los tres primeros cuadros no se revelan to- bieran existir». Su postura contra las guerras
davía los caracteres de los personajes y do- desencadenadas por Estados Unidos, tanto
mina el campo semántico del nerviosismo, la de Vietnam como la de Irak, es muy níti-
tanto en la acotación («visiblemente ner- da: «Entonces se hablaba mucho de frenar la
vioso, con el nudo de la corbata aflojado, amenaza comunista. Ahora, de terrorismo»,
abatimiento, gesto de fastidio, caminar de en el cual Bush ha encontrado «una buena
un lado a otro, etc.») como en la conversa- tabla de salvación». Tiene muy claro que «de-
ción, en la que cada uno relata dónde se trás de tantas guerras está el control de los
encontraba el 11 de septiembre y resalta la recursos mundiales […] el apoyo a políticas
casualidad de estar todavía vivos, como Ca- criminales». En nuestra opinión es el per-
rolyn que había tenido la suerte de haber sonaje ejemplar de la obra y por ello pensa-
sido despedida del trabajo el día anterior. mos que es el portador del pensamiento del

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reseñas

autor. Sabemos, en efecto, que López Mozo sin importarles si sus métodos provocan
recibe frecuentes invitaciones a dar confe- desastres de difícil reparación. Son gentes
rencias en ese país y conoce de primera mano egoístas, orgullosas de una riqueza supuesto
la opinión de los profesores que han viaja- fruto exclusivo de su ingenio y laboriosi-
do al extranjero y perciben el rechazo hacia dad. Este tío Wilson, espejo de Gary, resu-
el imperio americano, hacia su prepoten- me el cinismo y la hipocresía de corte
cia y afán por imponer su cultura. Precisa- anglosajón (WASP) que vende como virtud
mente por esto la obra traza un cuadro muy lo que no son más que intereses materiales,
veraz de la situación americana. Es cono- explotando miedos al comunismo o al
cido el pensamiento de buena parte de los terrorismo, cuya desaparición total no con-
norteamericanos sobre lo que sucede en su sidera conveniente.
tierra y su incomodidad por el papel que En el cuadro séptimo, el sueño de Peter,
juega en el mundo. En los medios de co- premonitorio como muchos de los del tea-
municación hemos visto las manifestacio- tro de Buero Vallejo, «invade el escenario».
nes de madres de soldados. Sin duda el autor refleja el efecto que dis-
En el cuadro sexto los personajes, bajo el cursos como el de Bush producen en unos
peso de varios días de encierro, deciden en- jóvenes vulnerables a las arengas patrióticas.
tretener la espera contándose historias que Las palabras que pronuncia el presidente en
no son casuales, sino que descubren toda- la obra resumen su visión del papel de Es-
vía más la personalidad de sus narradores. tados Unidos en el mundo y el apoyo que
Empieza Gary con un cuento boccaccesco, y espera de sus ciudadanos. Se trata de frases
cuando le toca el turno a Carolyn, la más reales tomadas de sus discursos. Empujado
joven, aparece con «una rara indumentaria por estas incitaciones, Peter marchará vo-
que remeda a la Estatua de la Libertad», se luntario a Irak y volverá en un ataúd.
sube a la mesa y se desnuda ante todos. Es López Mozo se inserta en la tradición de
un gesto que puede parecer sorprendente algunos señalados intelectuales europeos que
en una sociedad formalmente puritana, su- se han visto impelidos a analizar el signifi-
jeta a aparentar en público una conducta cado de la civilización norteamericana, dado
que en realidad está dispuesta a relajar en su impacto en la historia reciente. En el
privado de buena gana. En este momento la terreno literario, recoge sin duda la herencia
chica encarna el sueño de muchas jóvenes lorquiana de Poeta en Nueva York, am-
de parecerse a Marilyn Monroe, y hacer, al pliando aquel retrato de la metrópoli al de
menos una vez en su vida, lo que ella se per- un modelo de vida que ha adquirido rele-
mitía por su condición de estrella. En el curso vancia al inspirar no solo la cotidianidad de
de la obra evolucionará adoptando una pos- un país ya grande en los años treinta, sino la
tura muy consciente. ideología que marca hoy el concepto de «oc-
Los cuentos son una ocasión para co- cidental» y vertebra un imperio de ambi-
nocer casos de oportunismo como el que ciones globales.
relata Sandra, la historia de una mujer aban- La obra concluye dando noticias de la
donada con dos hijos el día anterior al aten- vuelta a la vida normal de los personajes al
tado y solo «por una cuestión de horas su salir del encierro en el refugio, pero lo más
padre no se había convertido en un héroe» relevante es el código icónico final donde
desaparecido en las Torres. Entonces ella aparece una torre rematada por una especie
se declaró viuda y pidió la partida de de- de bayoneta capaz de rasgar el mismo cielo
función de su marido para percibir las in- y hacerlo sangrar. Una imagen que recoge
demnizaciones. El cuento de Donald, tal los diferentes proyectos que se presentaron
vez tenga que ver con El flautista de Ha- cuando se planteó la reconstrucción de la
melin, pero sin duda refleja el pensamien- zona cero. Las nuevas torres debían ser el
to del autor. El tío Wilson no es sino el tío símbolo de la libertad abanderada por los
Sam, que simboliza al hombre americano. Estados Unidos, pero también de su pode-
Su narración tiene raíces en la América pro- río, un mensaje de advertencia al mundo de
funda, tan distinta a la de las grandes ciuda- que es un pueblo desafiante y orgulloso, que
des, con el egoísmo de quienes se enriquecen nunca se rendirá.

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Comedia de Fausto
de Mariano Anós

Hace poco menos de un siglo, Jan Sklovs- y de convertirla en un riguroso y a la vez


José L. Esteban
ki dejaba al descubierto uno de los meca- ameno maridaje entre poesía y escena.
nismos que mueven el motor del lenguaje ¿Amena la poesía? ¿Ameno Fausto? ¿Ese
poético: a saber, la desautomatización del curioso ser secuestrado por la mitología cul-
signo lingüístico, la supresión de una correa tista? ¿El mismo que consagró Goethe, el ge- Comedia de Fausto
de transmisión única entre significante y sig- nial y germanísimo escritor que todo el
nificado. Las palabras son relativas, y su de- mundo venera, al que nadie ha leído, y que de
Mariano Anós
finición en texto escrito, una partitura que está siendo ya tragado por la bruma de los
sugiere múltiples interpretaciones más allá de tiempos? ¿El que hemos tenido que sopor- Prólogo
la semántica formal. La intención poética li- tar en tediosas y ampulosas traducciones que Alfonso Plou
bera a las palabras del corsé de las conven- no tienen nada que ver con nosotros? Ma-
Colección
ciones y las convierte en pequeñas turbinas riano Anós nos propone su Fausto en cui-
Titirilibros-Serie Roja
generadoras de universos. dadoso verso blanco —en su práctica
El teatro construido con materiales poé- totalidad—, de variada procedencia y ca- Editorial
ticos constituye un rara avis en nuestros dencia rítmica. ¿Eso es ameno? Arbolé
días. Pocos autores se aproximan a esa ex- Lo es. No en vano la titula el autor Co-
traña confluencia de caminos donde con- media de Fausto. Porque está muy bien es-
vergen dos viejos amigos que no siempre crita, y porque la intención poética está
se han llevado del todo bien: el teatro y la sabiamente resaltada por un sentido del
poesía. Para el espectador medio, el rótu- humor cínico y descarnado, que recorre la
lo teatro poético constituye más un aviso de propia escritura del autor, y que surge, por
que el perro muerde, que un estímulo para un lado, del contraste entre distintos tipos
visitar el patio de butacas. de registros dentro de un mismo segmen-
to, y, por otro, de la propia autoconciencia
«Eppur, si muove».
irónica y metateatral de los personajes.
Porque el escenario, lugar poético en sí
FAUSTO. […] Pues nada cuenta, amor,
mismo, en el que la palabra se convierte en
sino el estrago de apurar tus cepos.
acción —a no ser que quede convertida
MARGARITA. Es cuestión de entropía. ¿No has
en foto fija, en una subespecie de zombi
estudiado la termodinámica?
deambulando por el mundo con una pola-
MEFISTÓFELES. Traigo grandes noticias, mi señor.
roid entre los dientes—, siempre ha admiti-
FAUSTO. ¡Fuera de aquí, fantoche! ¿Es que
do con agrado y con eficacia los recursos
no ves que estorbas? ¿Es que no ves conmo-
prestados por la poesía para construir sus fic-
vido a nuestro público ante la escena del
ciones. Otra cosa es la confusión que en al-
fatal destino de los enamorados?
gunos momentos haya podido haber entre
Ve ahora mismo a limpiar los camerinos o te
intención poética y mirada lánguida. El poé-
saco a patadas de la escena.
tico es un acto conflictivo, como el dramáti-
co. La poesía surge de una oposición violenta Dentro del juego de contrastes que Ma-
entre la mirada y lo mirado. riano Anós va desarrollando dentro de la
Mariano Anós, un hombre de teatro dramaturgia, no es el menor su utilización
comprometido con el lenguaje y con la esen- de la realidad histórica en la que los perso-
cialización de las fórmulas escénicas, nos najes se incrustan —rigurosamente con-
ofrece en esta Comedia de Fausto un ejem- temporánea y plagada de electrodomésticos,
plo de cómo reformular una antiquísima bombas de racimo y consejos de adminis-
peripecia, desde una perspectiva contem- tración— como un telón de fondo que su-
poránea en cuanto a tratamiento de los per- braya, por oposición, la realidad que al autor
sonajes y en cuanto a su plasmación textual, más le interesa contarnos, y que es la reali-

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reseñas

dad individual de los tres personajes, ese pero comprenderás que con el tiempo esta
trío calavera capaz de mezclar el verso de continua mascarada
largo aliento con el picor genital de corto es más que nada peso de rutina […]
alcance. Así se presenta Margarita: Ni a ángeles ni a demonios nos divierte este
gastado jugar a policías y ladrones».
«Contactos: busco Fausto calentito que calme
los picores que me agitan en vilo por los siglos. Mefistófeles, Fausto y Margarita se ovi-
Date prisa, mi amor, que me consumo en la llan en un acceso de incontinencia verbal
espera de tus dulces potencias varoniles. que se agarra al universo para explicar la
Devórame la entraña, mi héroe caníbal, que aldea. Su proceso de búsqueda e imposi-
volverá a crecer eternamente para tu desme- ble redención se sustenta en un diálogo des-
dida saciedad. carnado, cuidadosamente medido por el
Derrámate en el vaso sagrado de mi vientre autor, y enfáticamente desmedido por los
arrullado por el arte exquisito de los gemi- personajes:
dos, bárbaros al tiempo que armoniosos, que
FAUSTO. ¡Calla, bufón!
han labrado mi sólido prestigio en los mer-
MEFISTÓFELES. No puedo.
cados de Eros».
FAUSTO. Yo tampoco.

Este Fausto que Mariano Anós nos pro-


Y en efecto no se callan. Y anuncian tur-
pone es un Fausto distanciado. El cinismo,
bulencias, cataclismos y maremotos en la
el sentido autoparódico, el tratamiento del
«Bolsa de Valores» del mundo, mientras tejen
lenguaje, el propio desengaño de los perso-
una red de palabras que representan imáge-
najes hacia la historia que nos quieren con-
nes interiores de una realidad desbocada.
tar, que dan por archisabida y autoliquidada,
Mariano Anós utiliza la capacidad alegórica
nos obliga a separarnos de la fábula y con-
del verso para conducir a Fausto, Mefistófe-
templarla no como quien recorre un bosque,
les y Margarita en su paseo por sus infiernos,
sino como quien lo sobrevuela. La desola-
sus miedos, sus impotencias y sus contradic-
dora incapacidad de Fausto para trascender
ciones. Somos los invitados a un viaje interior
la testaruda fugacidad de sus empeños y sus
en el que lo que importa no es el destino, sino
anhelos no nos es ofrecida como un acto de
el paisaje que recorremos. «Pasto soy del es-
catarsis emocional, sino como un delicado
panto crujiente de los días, pasto del torbe-
juego de oposiciones —más formales que
llino de los signos», nos anuncia este Fausto
psicologistas— que atraen nuestra atención
consciente de su contradicción: es, a la vez,
y nos provocan una subterránea sensación
epígono mítico de nuestro antiguo debate in-
de divertimento. Siempre agrada ver a gente
terior entre deseo y conciencia; y actor malo
pasándolo mal, mientras no seas tú.
de guardarropía.
«La palabra es el vértigo», proclama
Fausto en su monólogo inicial. La palabra «Ahora no me queda más remedio que hilar
convoca a todos los fantasmas que lo ace- un buen monólogo
chan, en especial ese Mefistófeles macarra, que, aunque forzado por las circunstancias,
chulo y malandro, más próximo a algunos pueda pasar con dignidad la prueba.
personajes de los hermanos Coen que al Ante todo una pausa bien medida. […]
diablo de cuerno y tridente de la imagine- Yo, Fausto, pues así queréis llamarme,
ría gore tradicional. yo, sombra de una ausencia,
impostor de mi propio personaje,
MEFISTÓFELES. «No sobreestimes mi poder,
sin miedo ni esperanza
amigo.
me dirijo al vacío
Se trata simplemente de disfraces que mi
como representante de una tregua,
papel exige:
la que el teatro ofrece
no pienses que la cosa va más allá del mero
para al instante resolverse con el viento».
travestismo.
Jugar al bicho inmundo o a la estrella de cine Y eso que no hay acción.
me divertía, sí, en mis comienzos, recién lle- ¿No la hay?
gado al reino de las sombras,

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reseñas

FAUSTO. Pensaba que si vienen al teatro es «Más acción se vuelve menos vida», decías
por estar saturado de su propio actuar. hace una rato.
MEFISTÓFELES. Y así es, pero esperan justamen- FAUSTO. Y tú me respondías obediente: «¿Qué

te reposar en la acción de quienes creen otros, te habías creído?».


y están en su derecho de exigir movimiento MEFISTÓFELES. Pues claro, mamarracho.

a estos fantasmas.

En manos del enemigo / Vis a vis en Hawai


de José Luis Alonso de Santos

Una de las recientes obras de Alonso de infelices de Vis a vis en Hawai. Personajes
Aníbal Lozano
Santos, En manos del enemigo, se ve acom- —continúa— que, en una palabra, sufren el
pañada en esta edición por otra que dista de hostigamiento de la sociedad que les ha to-
ella casi quince años, Vis a vis en Hawai. Sin cado vivir, contra la que, en ocasiones, reac-
entrar a considerar aspectos lógicos o no res- cionan con frustración, violencia o de forma En manos del enemigo /
pecto de este hecho, me parece muy acerta- delictiva». Antuñano acierta en su excelen- Vis a vis en Hawai
da la publicación de ambas por cuanto, entre te análisis. El teatro de Alonso de Santos gira
de
otras cosas, nos ofrece una buena oportuni- en torno a estos ejes, y el caso de estas dos José Luis Alonso de Santos
dad para explorar el teatro de un maestro obras, como se desprende de su lectura com-
que se mueve como pez en el agua en lo que parada —reitero que nos invita—, es un Prólogo
a la reflexión de los géneros —drama y co- buen ejemplo. José Gabriel López Antuñano
media, según este orden de edición— se Si En manos del enemigo encontramos el Edita
refiere. Además, este libro es una buena diálogo de dos emigrantes y la solitaria soli- Editorial Fundamentos,
oportunidad para acercarse desde la obser- daridad que desprenden —alienta uno ecos 2007
vación y estudio en paralelo a la literatura de Albee y su Historias del zoo, más que de
dramática de un experto en la composición Los emigrados de Mrozeck, incluso del Diá-
escénica, la personificación y en la atribu- logo de fugitivos de Brecht—, en Vis a vis en
ción de diálogos. Si bien entre ambas piezas Hawai lo que nos despierta es el comporta-
no hay un nexo que detalle relación alguna, miento de una inexistente pareja cuya ternu-
es curioso que la lectura nos invite a realizar ra los convertirá en ella misma, desdoblando
un viaje a través de una literatura compara- algo de sumo interés en el teatro de este gran
da en lo que cada una de ellas nos aproxima. autor. ¿Hay salida tras la soledad? Reconoz-
Tanto es así que en esta inmersión encontra- camos que en Alonso de Santos hay reflexión
mos el asunto de los géneros literarios, drama y también motivo de esperanza.
y comedia, bajo el denominador común del Es un escritor en cuya comedia el dibujo
taller que los enmarca como teatro cotidia- de Buero —permítaseme— escapa entre los
no, realista, de una proyección universal por poros de la humanidad, en los entresijos de
cuanto tema y personajes se nos muestran donde no todo está perdido, en la veladura
cara a cara frente a la cruda realidad. de una puerta que aún parece quedar abier-
En el espléndido prólogo de José Gabriel ta ante una situación desesperada, donde si
López Antuñano que acompaña esta edi- bien los personajes aparentemente nada tie-
ción, se nos desvela este concepto: «Vis a vis nen que perder, es cierto que conseguirán del
en Hawai y En manos del enemigo repre- espectador —del lector— una complicidad
sentan el haz y el envés de una misma mo- tierna. Claro, la clave está en el hecho dra-
neda […] Alonso de Santos gusta subir al mático que trasciende en la obra de Alonso
escenario a seres desvalidos o marginados de Santos y que no es otra cosa que un humor
(los emigrantes de En manos del enemigo o inteligente, un diálogo realista (se le puede

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reseñas

pasar que un emigrante ruso, aunque hable desde los personajes secundarios aparentes,
muy bien el castellano de Valladolid, diga: el funcionario de prisiones que vigila un en-
«Llevo mucho tiempo aquí. Hace que me vine cuentro sexual o los vecinos de celda que
de Ucrania la tira»), por cuanto incluso ese comparten el mismo rato en la pieza del vis
hecho detalla acaso incluso una ironía veraz. a vis o los policías que se aprovechan de la
Hay una línea de este comicismo inteligente miseria de los más indefensos en el drama
en ambas obras que flota en su propio intes- del enemigo. Tal es la construcción que se
tino como resolución dramática: la amistad, nos antoja intensa e impecable.
en la primera, como eje de la parábola soli- Y, concluyendo, uno quisiera regresar a la
daria, y el sueño que escapa de la realidad, otra motivación que este teatro desprende:
en la segunda, y que acabará creando un pál- esa comicidad tiene, indudablemente, que ver
pito de esperanza en el amor recuperado. con la estructura dramática, de la que Alon-
Otro de los ejes por donde gravita el sen- so de Santos es un experto y de la que Antu-
timiento —que no el sentimentalismo— y la ñano nos refiere dos ejes, dos técnicas sobre
emoción de este teatro se apoya en las articu- las que analizar la misma, «unas técnicas de-
laciones dramáticas y, en especial, en algo rivadas de la palabra; otras de los efectos có-
en lo que agradablemente incide Antuñano en micos visuales». Así pues, si existe un espacio
su prólogo y que debería ser objeto de un es- de quince años entre una y otra obra, que
tudio preciso: el de los receptores externos e ahora felizmente vemos publicadas, entre uno
internos del teatro de Alonso de Santos. Es- y otro tratamiento, entre la comedia irónica y
pecialmente en estas dos piezas tienen una el drama ironizado, deberíamos observar que
aparición muy evidente, por significativa y este teatro tiene una vigencia incluso vertigi-
por necesaria en el resultado final de cada nosa, por cuanto la realidad en este tiempo
una de ellas. Antuñano argumenta con acier- no ha fluido tan deprisa como los personajes
to que el receptor interno de la obra dra- que se nos antojan inmediatos, como el len-
mática, de los que se podría prescindir sin guaje, como las palabras y las superficies
distorsionar el tema de esta, cumplen una mi- donde el conflicto humano tiene lugar.
sión de importancia: «Distanciar al especta- Quizás porque estamos ante un espejo de
dor para que este disponga de la necesaria la realidad cotidiana, tan diáfano, que en el
perspectiva para analizar con mayor profun- teatro de José Luis Alonso de Santos adquiere
didad las propuestas que encierran todas las una denominación especialmente personal,
obras de este autor». imbuida por aquel teatro de Plauto donde
Así es. Ya se trate de la odisea de los emi- ya se confería el dibujo de la personificación
grantes —un ruso y un marroquí— que y en cuyo conocimiento la madurez de Alon-
plantea En manos del enemigo, ya de la ten- so de Santos se gesta con impecable oficio.
sión de un hombre y una mujer en una celda Pasa la vida por nuestros ojos mientras lee-
en la que compartir en Vis a vis en Hawai, mos una pieza teatral de cuya lectura dra-
lo que adquiere la notoriedad del plantea- mática no podemos desprendernos. Reímos,
miento común no solo es la reflexión de la lloramos, e incluso nos dirigimos en el espa-
condición humana que Alonso de Santos cio y el tiempo a nosotros mismos por cuan-
nos desmenuza, sino el enviado especial al to el teatro, mientras leemos, nos conmueve.
que hace referencia en cada una de ellas, He ahí la seducción.

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28 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


reseñas

Els anys difícils del teatre catalá.


Memòria crítica
Gonzalo Pérez de Olaguer*

Decía Ortega y Gasset (En torno a Gali- modo especial, durante tres décadas —los
leo) que el hombre vive en un mundo de sesenta, setenta y ochenta— de nuestra his- Miguel Signes
convicciones, que en su mayor parte son con- toria. Me gustaría que los que lean estas lí-
vicciones comunes a todos los hombres que neas pensaran que no me excedí al traerlas
conviven en su época, y que eso es el espí- aquí, y espero que así suceda cuando ten- Els anys difícils del teatre
ritu del tiempo. Y seguía escribiendo: a esto gan la oportunidad de leer el libro, cosa catalá. Memòria crítica
hemos llamado el mundo vigente, para in- que les recomiendo vivamente.
de
dicar que no solo tiene la realidad que le El lector de esta Memoria crítica com-
Gonzalo Pérez de Olaguer
presta nuestra convicción, sino que se nos probará muy pronto que tiene en sus manos
impone, queramos o no, como ingrediente un modo crítico de trabajar, proyectado Edita
principalísimo de la circunstancia. Ese sobre un cúmulo de materiales, que es poco Arola Editors
mundo vigente —«ese espíritu del tiem- frecuente. Y lo es porque, acostumbrados
po»— hacia el cual y en función del cual vi- como estamos a ver descalificar o velar todo
vimos y en vista del cual decidimos nuestras lo que no coincide con las convicciones pro-
más simples acciones, es el elemento varia- pias (en este caso estéticas o políticas) o las
ble de la vida humana. Cuando cambia él, del grupo emergente al que se pertenece,
cambia el argumento del drama vital. Pero el encontrarse con alguien que, como Ola-
ese mundo cambia con cada generación, guer, trabaje sin apriorismos excluyentes es
porque la anterior ha hecho algo en el digno de agradecer. Es posible que a ello
mundo, lo ha dejado más o menos distinto hayan contribuido, y no es restarle méritos
de como lo encontró. Cada generación hu- al autor, el momento y las circunstancias de
mana lleva en sí todas las anteriores y es pre- la realidad teatral narrada, que sufrió y pa-
ciso reconocer que el pasado es presente, deció la persecución y la penuria intelec-
somos su resumen, que nuestro presente está tual de los gobernantes del franquismo y
hecho con la materia de ese pasado. Este pa- de sus correligionarios y que por contra es-
sado es actual, es la entraña, el entresijo de timaba todo lo que se hacía por la libertad,
lo actual. Es, pues, en principio indiferente viniera de donde viniera. Lo que es indu-
que una generación nueva aplauda o silbe a dable es que cuando uno termina la lectu-
la anterior —haga lo uno o haga lo otro—, la ra de esta suma de artículos comprende, a
lleva dentro de sí. pesar de todos los pesares, el formidable
El «hoy» envuelve tres tiempos distin- éxito y empuje del teatro catalán entonces
tos, tres «hoy» diferentes o, dicho de otro y hoy en día, tanto en lengua catalana como
modo, el presente es rico en tres grandes en lengua castellana.
dimensiones vitales que conviven en él. El Los trabajos recogidos en el libro se dis-
hoy es para unos veinte años, para otros tribuyen en ocho grandes apartados:
cuarenta y para otros sesenta. 1. Nombres propios (artículos sobre
Estas palabras de Ortega, que yo no he Vázquez Montalbán, Puigserver,
querido disfrazar con las mías, las tuve muy Shroeder…).
presentes durante la lectura del libro de 2. Espacios (La Cúpula Venus, El Grec,
Gonzalo Pérez de Olaguer Els anys difícils CAPSA, el Saló Diana…).
del teatre català. Memòria crítica, recopila- 3. Grupos, compañías (El Grup d’Es-
ción de casi cincuenta artículos publicados tudis Teatrals d’Horta, Dagoll Dagom,
desde 2003 a 2007 en la revista Teatre BCN Els Joglars, el GAT de l’Hospitalet, El * Con la revista ya en prensa nos llega
sobre la actividad teatral en Cataluña y, de Lliure, El Talleret de Salt…). la noticia de su fallecimiento.

LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008 29


reseñas

4. Ciclos, congresos, festivales (Ciclos ción de documentos (hay abundancia de fo-


de Teatro Latino, Sitges, la Marató…). tografías, reproducciones de prensa y de
5. Conflictos, luchas (la huelga de 1975, programas de mano de las representacio-
Flotats contra Segarra…). nes), aunque el autor de esta reseña, desti-
6. Ámbito público y ámbito privado nada a ser publicada en una revista de los
(Teatro Nacional de Barcelona, Anexa autores de teatro, hubiera querido ver am-
y Focus, Centre Dramàtic de la Ge- pliada la nómina de autores tratados en el
neralitat, L’Institut del Teatre). primer apartado, pero confiesa que es queja
7. De actores y de directores (la Asocia- partidista. Estamos, pues, ante un notable
ción de Actores y Directores, Tenorio trabajo de documentación hecho por un cua-
al Born, El Marat-Sade de Marsillach). lificado crítico teatral, que resulta esclarece-
8. Público, prensa, críticos (las reacciones dor y que nos descubre ante todo el gran
del público ante Nuria Espert-Hamlet, amor que por el teatro profesa Pérez de Ola-
Bob Wilson, Handke, Living…, revis- guer. Lo que a primera vista puede parecer
tas especializadas y periódicos…). casi como una enumeración de nombres, ci-
fras y datos traídos a colación con la técnica
Es fácil deducir después de esta enu- propia de los medios de comunicación —el
meración que el lector no accede al conte- mismo autor lo hace notar— se va convir-
nido de los artículos en el mismo orden tiendo con el pasar de las páginas en una
cronológico con el que fueron publicados abrumadora e imprescindible información
en Teatre BCN, pero lo que en un principio acompañada de breves y acertados comen-
me hizo pensar que dificultaba su lectura, tarios críticos sobre un periodo de la histo-
puesto que muchos datos, referencias y ria del teatro en Cataluña.
menciones en ocasiones y en parte se en- Pérez de Olaguer, para los que no estén
cabalgan unos con otros en los distintos ar- al corriente de su personalidad, aparte de
tículos, después se me fue imponiendo su labor crítica en la prensa catalana, fue el
como la mejor manera de trasladarle al lec- fundador y director de la revista de teatro
tor una visión de conjunto de la importan- Yorick, colaborador asiduo de la también
cia de los esfuerzos, de muy distinto signo, desaparecida revista Público del Ministerio
que se hicieron durante esos años por li- de Cultura y colaborador asiduo de la re-
brarse de las riendas de la censura política vista Primer Acto. Ejerce la crítica teatral
y por definirse con características propias. en la prensa catalana.
Poco, muy poco, queda fuera de la aten- Solamente me resta decir que al final del
ta mirada del cronista avezado que es Pérez libro hay una muy útil cronología teatral
de Olaguer, y de su meticulosa recopila- y política.

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30 LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008


(Viene de contraportada, página 32)

Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro José Monleón

Puede ayudar a romper la alienación de unos seres huma- la imposición ideológica, como en Camino del cielo, la fal-
nos respecto de otros a que aboca el mercado». sedad de tantas imágenes supuestamente «históricas» y
Es evidente que la cultura del mercado está muy poco prefabricadas interesadamente o, en La paz perpetua, el uso
interesada en las ideas de Mayorga. Como acabamos de «preventivo» del conflicto entre seguridad y libertad pres-
ver en los análisis de los resultados de las últimas eleccio- cindiendo de sus causas.
nes, prima el juicio acerca de los posibles errores o aciertos Hay en Juan Mayorga, aparte de sus virtudes dramáti-
estratégicos de los contendientes, el destino del perdedor o cas y de su dominio de la escritura, una coherencia ética y
las quinielas ministeriales, sobre el juicio de los progra- un rigor de pensamiento que se alzan frente a todos los
mas, de sus carencias, sus valores o sus contradicciones. Y productores de cultura —en su más amplio sentido y no
muchos votantes han asumido el papel de disciplinados solo en términos de teatro— que cifran su gloria en saber
altavoces, lejos de esa cultura crítica que reclamaba Ma- vender su ingenio o su ideología. En ganar a cualquier pre-
yorga. Y a la que él ha sido siempre fiel, mostrando, como cio, sin que importe la mercancía. El Premio a Juan Ma-
en Cartas de amor a Stalin, la rebelión del escritor frente a yorga es un respiro.

© Maite Onetti

El chico de la última fila, de Juan Mayorga. Dirigido por Helena Pimenta.

LAS PUERTAS DEL , n.º 32. 2008 31


Juan Mayorga,
Premio Nacional de Teatro
José Monleón

Empecemos por resumir los datos esenciales de su bio- a su vez, sigue dando pasos hacia delante en su investiga-
grafía profesional. Juan Mayorga entró en el teatro español ción y su afirmación como autor. Años atrás, en el semina-
con Siete hombres buenos (Accésit del Premio Marqués de Bra- rio Teatro y Sociedad, organizado por la Asociación Cultural
domín, 1989). Desde entonces ha escrito numerosas obras, Sociedad y Progreso en la SGAE, intervino con una ponen-
entre las que merecen ser destacadas: Más ceniza (Premio cia, titulada «Cultura global y barbarie global», donde, a mi
Calderón de la Barca, 1992; estrenada en el 94), El traductor modo de ver, hacía varias declaraciones substanciales para
de Blumemberg (estrenada en Buenos Aires en el 2000), El entender en buena parte su valor y su vigencia. Frente a los
sueño de Ginebra (estrenada en 1996), El jardín quemado, discursos personalistas en los que determinados autores
Cartas de amor a Stalin (Premio Born, 1998; estrenada en el ponen el acento en sus convicciones y en la necesidad de
CDN, en 1999), El Gordo y el Flaco (estrenada en el 2000), proyectarlas a través de su obra, Mayorga apela a su inser-
Camino del cielo (Premio Enrique Llovet, 2003; estrenada ción en la sociedad, a un acercamiento al espectador, que
en Málaga ese mismo año y en el CDN el año siguiente), So- debe ser, en definitiva, quien interprete, complete y dé un
námbulo (estrenada en el 2003), Animales nocturnos (estrenada sentido último a la representación. Si, a menudo, el autor
en el 2003), Últimas palabras de Copito de Nieve (estrena- literario se ha visto aureolado por el poder propio de quien
da en el 2004), Job (estrenada en el 2004), Hamelin (es- se dirige a los que guardan silencio, Mayorga retomaría la
trenada en el Teatro de la Abadía, en el 2005) hasta llegar a idea, a la que debe el teatro clásico griego buena parte de
La paz perpetua, cuyo estreno está previsto esta temporada su grandeza, de que los personajes son algo así como re-
en el CDN. Varios de estos títulos han sido representados en presentantes de los espectadores que han subido al esce-
varios países de Europa y América Latina —Cartas de amor nario para hacerse preguntas e intentar afrontarlas con los
a Stalin y Camino del cielo en primer lugar— y muchos de comportamientos. El gran teatro no estaría tanto en la es-
ellos han sido traducidos al francés, griego, italiano, inglés, cena como en lo que sucede en el interior del público, al
portugués y serbocroata. Guillermo Heras y Andrés Lima igual que el pensamiento político debería fluir de la refle-
son los dos directores más vinculados a su obra, merecedo- xión de las audiencias mucho antes que de las afirmaciones
ra de varios premios que culminan ahora con el Premio Na- categóricas de los líderes. Transcribiré unas líneas de la ci-
cional. Importante es también en su currículo Alejandro y tada intervención de Mayorga en el Simposio del 99, para
Ana. Lo que España no pudo ver del banquete de la boda de precisar mejor su alcance:
la hija del Presidente, que escribió con Juan Cavestany y pre- «El verdadero creador de una cultura crítica es la co-
sentó en el Salón Lady Ana de Madrid. Completemos esta munidad. Una cultura crítica es una cultura sin guardianes.
apresurada ficha recordando su autoría de muy celebradas No hay en ella nombres sagrados, ni lugares sagrados, ni
versiones, que incluyen los nombres de Calderón, Lope de tiempos sagrados. No hay en ella santos ni iglesias. No hay
Vega, Durrenmatt, Lessing, Dostoyewski, Ibsen, Eurípides en ella ámbitos fuera del alcance de la crítica. De ahí que
y Shakespeare. Fedra y El rey Lear serían los títulos corres- una cultura crítica pueda encontrar resistencias en el nar-
pondientes a estos dos últimos autores, estrenados ambos con cisismo de los productores de cultura. Pero una comuni-
una excelente acogida, respectivamente, en los festivales del dad crítica sabe que la cultura es demasiado importante
pasado verano y en el María Guerrero, bajo la dirección de para dejarla solo en manos de sus productores. Una comu-
Mario Gas y de Gerardo Vera. Añadamos aún que forma nidad crítica sabe que, llegado el momento, los líderes de
parte del prestigioso colectivo El Astillero, de Madrid, y que la producción de cultura pueden ser líderes de la barbarie.
es profesor de Filosofía y Dramaturgia en la Real Escuela En cambio si es capaz de contener su infantil propen-
Superior de Arte Dramático. sión al egoísmo, el productor de cultura puede contribuir
Estamos, pues, y de ahí la pertinencia de la ficha prece- muy activamente a la formación de una comunidad cuyo eje
dente, ante alguien que posee una amplia experiencia y que, sea el diálogo crítico. Puede ayudar a hacer democracia.
(Sigue en página 31)

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