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Número 32
XXI.
3 €. S i g l o
PRESIDENTE
Jesús Campos García
VICEPRESIDENTE 4. ¿De qué escriben los autores?
Domingo Miras Molina JUAN CARLOS RUBIO
SECRETARIO GENERAL
Santiago Martín Bermúdez
TESORERO
José Manuel Arias Acedo
8. El viejo y la niña
VOCALES
FERNANDO DOMÉNECH
Fernando Almena Santiago
Ignacio Amestoy Eguiguren
María Jesús Bajo Martínez 15. Los temas teatrales
David Barbero Pérez
DOMINGO MIRAS
Fermín Cabal Riera
Poli Calle Soriano
Ignacio del Moral Ituarte
Salvador Enríquez Muñoz 18. De aquí y de allá
Miguel Murillo Gómez SELECCIÓN DE MIGUEL SIGNES
Paloma Pedrero Díaz-Caneja
Alfonso Plou Escolá
José Sanchis Sinisterra
Virtudes Serrano García 20. Libro recomendado
Miguel Signes Mengual Conversaciones con Goethe,
Rodolf Sirera Turó
CONSEJO DE REDACCIÓN
de Johan Peter Eckerman
FERMÍN CABAL
Ignacio Amestoy Eguiguren
Fermín Cabal
Jesús Campos García 23. Reseñas
Ignacio del Moral Bajo los rascacielos, de Jerónimo López Mozo. Por Magda Ruggeri
Salvador Enríquez
Santiago Martín Bermúdez
Comedia de Fausto, de Mariano Anós. Por José Luis Esteban
Domingo Miras En manos del enemigo / Vis a vis en Hawai,
Virtudes Serrano de José Luis Alonso de Santos. Por Aníbal Lozano
Miguel Signes Mengual
Els anys difícils…, de Gonzalo Pérez de Olaguer. Por Miguel Signes
EDITA
AAT
DEPÓSITO LEGAL
M-6443-1999 32. Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro
ISSN JOSÉ MONLEÓN
1575-9504
DISEÑO, MAQUETACIÓN E ILUSTRACIONES
Martín Moreno y Altozano
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J
DEL COLOR CON QUE SE MIRA
unto a las situaciones dra- cualquier modo sobre cualquier cosa si no fuera por-
máticas, que permanecen que una imperceptible censura del gusto va esta-
constantes por ser indiso- bleciendo el qué, el cómo y el cuándo. El poder, esa
ciables de nuestra natura- tercera pata del banco teatral, no en la ficción sino
leza, los autores de cada en la realidad, continúa, como siempre, abriendo
época tratamos situaciones unas vías y cerrando otras. El poder que, en ocasio-
Jesús Campos García circunstanciales que, si se nes, se ejerció desde la Corte, otras desde el interés
analizan detenidamente, empresarial; más burdo cuando lo hizo manu mili-
siempre acaban remitién- tari, o más fashion cuando, como ahora, se ejerce
donos a las que nos son primordiales: la pasión y la desde el glamour oficial, no dejará que la creación se
muerte (Eros y Tanathos), que, junto con el poder en produzca fuera de su control; por más que tenga que
sus distintas variantes (ese afán desquiciante, que todo establecerlo sutilmente. Democracia obliga.
lo perturba), están en el origen de cualquier situación Rizando el rizo: la «cultura» contra la comunicación
dramática. Por tanto, más que «de qué» trata la lite- artística es hoy, en mi opinión, la mayor mordaza.
ratura dramática, sería del «cómo» se abordan las dis- Códigos que se establecen desde difusos centros de
tintas temáticas. O, refiriéndonos no al reflejo, sino poder y que dictan qué es lo que está en la onda y qué
a lo reflejado, de cómo se viven similares situaciones se considera trasnochado. Ya no es el público, o una
en distintas épocas y en distintas sociedades. clase determinada, quien sostiene al teatro. Hoy, como
Poco tienen que ver los incestos de la tragedia griega antaño, es la oficialidad quien lo sostiene, y quien,
con las posibles relaciones incestuosas del siglo XXI, en consecuencia, propicia la comunicación escénica
cuando ya el sexo no es sinónimo de procreación. Cier- que más le favorece, o menos se oponga, a sus inte-
to que el peso de la historia continúa gravitando sobre reses. Y son muchos los recursos de los que puede
nosotros, y que aún se mantiene vivo ese sentimiento valerse para establecer sus sutiles censuras. Los más
atávico vinculado a la conservación de la especie, lo evidentes son sin duda el reparto de subsidios y el
que mantiene activo el conflicto (hoy más por inercia control de los espacios; pero no es menos determi-
y puritanismo que por la degeneración hereditaria que nante el establecimiento de una categoría temática
este tipo de relaciones conlleva). Lo cierto es que el desde la que se acota lo que puede o debe decirse si
tema aún continúa vigente, aunque con distintos aca- se quiere ser «moderno». Lo curioso es que para fijar
bados. Tampoco los conflictos bélicos tienen hoy la el paradigma de la Modernidad utiliza la retrospec-
misma dimensión que tuvieron para nuestros clásicos, tiva, un modelo en auge en todos los ámbitos de la
si consideramos que una guerra nuclear podría borrar cultura. Y así, con la reposición de los clásicos o el
la vida del planeta, circunstancia tristemente novedo- repertorio, parece como si quisieran detener la evo-
sa que disfrutamos desde hace solo unas décadas. No lución temática, como si se aferraran al principio de
digamos ya el poder, antes concreto y ejercido en di- que los temas son universales y eternos, categorías
recto y hoy difuso, anónimo como las sociedades mer- inamovibles; cuando, justamente, el tratamiento ar-
cantiles. Mas sin llegar a estas situaciones extremas que tístico de un tema lo convierte en inaprensible. Y
cito aquí como máximos exponentes de la evolución esto abundando en que el valor artístico no se al-
de los conflictos, el catálogo de estos se modifica, al canza tanto por la contundencia del tema como por
tiempo que se amplía, como consecuencia de que, en la matización de su tratamiento.
ocasiones, las nuevas estructuras dramáticas tienden a Tras esta reflexión, repaso el catálogo de nuestra car-
la complejidad, y esta combinatoria interminable da telera, hago memoria del teatro reciente, y el pano-
nuevos e insospechados sabores con los que la nueva rama, siendo inabarcable, acaba reduciéndose a lo
cocina escénica nos sorprende. dicho: sexo y muerte; la vida perturbada por el poder.
Acorde con los avances de la sociedad, también cada ¿Tendrán razón los que se empecinan en el carácter
vez más compleja, los contenidos se expanden ofre- eterno y universal del arte? Seguro. Sus temas lo son.
ciendo un gran arco cromático. Podría escribirse de Pero nuestra mirada, no. Y ese es nuestro activo.
Caballito del diablo, de Fermín Cabal. Círculo de Bellas Artes (Madrid), 1985.
vino a mi memoria, una vez que había colgado el teléfono y aceptado el ofrecimiento, fue el título de una
película de 1996, dirigida por Joaquín Oristrel: ¿De qué se ríen las mujeres? Recordaba que, en aquel año, al ir
al cine, me pregunté: «¿Cómo todas las mujeres se van a reír de lo mismo? ¡Imposible saberlo!». Ahora, una
década más tarde, debo redactar unas líneas acerca de «¿De qué escriben los autores españoles
contemporáneos?». Y debo reconocer que mis dudas son las mismas. O peores. A fin de cuentas, no soy
mujer, pero sí autor de teatro. ¿Pertenecer a un gremio te hace más conocedor de sus inquietudes? De lo que
tiene que ver con el oficio, problemas laborales, estrenos, derechos de autor, sí, claro, pero… ¿y la inspiración?
¡No tengo ni idea! Pienso en algunos compañeros (y encima amigos) que escriben (y muy bien): Ignacio del
Moral, Pedro Víllora, Julio Escalada, Antonio Álamo, Borja Ortiz de Gondra, Jesús Campos, Miguel Murillo…
¿De qué van sus obras? ¿Hay alguna in- leo la prensa, recojo noticias, pero no deja de Juan Carlos Rubio
quietud común que pueda englobar a per- ser una excusa argumental para irme ense-
sonalidades tan dispares? Y, sobre todo…, guida al ámbito de lo privado. Hace siglos
¿hay una conexión entre la realidad que los —añade— el aliento del teatro era más épico,
circunda y los personajes que pululan por recogía grandes momentos históricos, era
sus textos? No estoy para cábalas. Mejor más una crónica… Quizá eso se ha perdido
preguntárselo a ellos directamente… un poco hoy en día…». Cuelgo, reflexiono.
Ronda de llamadas. Y estamos en plena Y sigo hablando con Ignacio aunque él no
Semana Santa. Mal momento. Este país se ha pueda oírme (tengo esa costumbre, qué le
ido convirtiendo en un estado maravillosa- voy a hacer…). «De acuerdo, te interesa lo
mente laico, pero estas fiestas, antaño reli- privado, pero en tus obras has sabido reco-
giosas, son cada vez más largas y apetecibles ger como nadie un abanico de temas actua-
para todos. ¡¿Pero qué estamos celebrando?! les: la inmigración en La mirada del hombre
Habrá que tener resignación (cristiana). Con- oscuro, la incapacidad de algunos jóvenes
sigo localizar al primer incauto: «Hola, Ig- para comunicarse en La noche del oso, etc.
nacio, ¿qué tal?… Oye, tú ¿de qué escribes?». Sí, Ignacio, el tuyo es un teatro con grandes
Hay un silencio, risita nerviosa al otro lado personajes y con grandes temas, épicos en
del hilo telefónico «Buena pregunta…, je, la dimensión que la épica tiene en una so-
je…», susurra. Creo que piensa que estoy de ciedad tan acomodada. Las circunstancias
coña. Me explico. «Es para un artículo… de esta España nuestra están reflejadas per-
¿Influyen los temas actuales en tus obras? fectamente en tus obras.
¿Te sientes reflejo del momento que vives?». Decido no llamar a nadie más. No quie-
Ignacio, amable como pocos, deja claro que ro molestar. Y ahora que lo pienso, si los au-
lo que a él le interesa realmente, el gran tema tores han salido de vacaciones fuera de
de su teatro, son las relaciones humanas. Él España, me va a salir carísima la broma. Ade-
tiende a escribir de la privacidad, del en- más, ¿es el creador el más indicado para ha-
cuentro y desencuentro de personas: «Yo blar de su obra? Absolutamente no. La obra
está ahí, es ella la que habla por el autor. atrevió con la madre Iglesia, que no deja
Nosotros no tenemos nada más que añadir. de acaparar titulares en su loable defensa
Y muchas veces, cuando intentamos expli- de la familia tradicional (entre otras cosi-
carnos, la jodemos (dicho mal y pronto). llas); Baldosas, de David Desola, los pro-
No soy bueno acumulando datos, ¿qué blemas de los más jóvenes para acceder a
le voy a hacer? Leo, veo, pero olvido con fa- una vivienda; Al menos no es Navidad, de
cilidad (en algunos casos es una ventaja; Carles Alberola, el lugar que los ancianos
una misma obra me puede sorprender una, ocupan en los tiempos que corren; o, por
dos, tres veces… Pero cuando se trata de es- citar uno de los más recientes ejemplos, aún
cribir un artículo de este tipo te trae que- en cartel, Sí, pero no lo soy, donde Alfredo
braderos de cabeza). A pesar de ello, cierro Sanzol, para encontrar material dramático,
los ojos y vienen a mi memoria textos de recurre al buscador de Google (mágico eli-
ahora y de hace algunos años que tomaron xir del que todos en algún que otro mo-
como base problemas de la sociedad que mento bebemos…).
Nuestros principios cada día ocupan páginas de nuestros pe- Sí, evidentemente los autores estamos
riódicos: Caballito del diablo, de Fermín profundamente marcados por la sociedad
morales, el prisma desde Cabal, el mundo de la droga; ¡Han matado y el momento histórico con el que nos ha
a Prokopius!, de Alfonso Sastre, la política tocado apechugar. No solo por que nues-
el que creamos viene
en clave policiaca; El método Gronholm, tras obras reflejen tal o cual acontecimien-
condicionado por lo que de Jordi Galcerán, los despiadados siste- to (también recuerdo ahora los textos
mas de selección y competencia entre em- homenaje al 11-M o a las víctimas del sida),
hemos visto, sentido…, pleados que rige nuestro mercado laboral; sino porque nosotros mismos, nuestros prin-
¡por lo que hemos Hamelin, de Juan Mayorga, la pederastia; cipios morales, el prisma desde el que crea-
Electra en Oma, de Pedro Víllora, entra de mos vienen condicionados por lo que hemos
mamado, vaya! lleno en el tema de los nacionalismos más visto, sentido…, ¡por lo que hemos mama-
radicales; en Yo Satán, Antonio Álamo se do, vaya! Cada vez que releo algunos textos
© Daniel Alonso
Yo, Satán, de Antonio Álamo, dirgida por Álvaro Lavín e interpretada por la compañía K Producciones. Teatro Bellas Artes, 2005.
todo con solo asistir al teatro! Eso estaba al alcance de Lope, que, con su
que un hecho histórico, la rebelión de un pueblo y los íntimos matices del amor,
Fernando Doménech Rico Lo cierto es que, después de él, nadie ha en el norte de Europa fue, por ejemplo, un
Real Escuela Superior logrado encontrar la manera de contarlo hecho fundamental para acabar con las ham-
de Arte Dramático todo en los moldes de la comedia. En cam- brunas de estas regiones y propiciar el des-
bio, más ajustado me parece, como objeti- pegue económico y social de Alemania. Pero
vo de esta, la declaración de Cremes en es harto improbable que haya alguna obra de
Heautontimoroumenos, de Terencio: teatro que describa tan feliz proceso. El tea-
tro ha ido más bien a los extremos.
Homo sum: humani nil a me alienum puto.
La vida del hombre se extiende del na-
«Soy hombre: nada de lo humano consi- cimiento a la muerte. El teatro ha privile-
dero que me sea ajeno». El drama, en efec- giado uno de estos momentos, el de la
to, es el género por excelencia de lo humano. muerte, mientras que el nacimiento ha sido
La geografía, aunque pueda aparecer, está sustituido por el acto de la procreación.
siempre de más sobre las tablas. Lo natural Siendo muy simplistas podríamos decir que
e incluso lo histórico (ya lo dijo Aristóteles) la primacía dada a la muerte sobre la pro-
solo aparecen en escena cuando se ven re- creación nos lleva a la tragedia, mientras
flejados en la conciencia y en la acción de que el resaltar la procreación sobre la muer-
los personajes. No hace falta describir Moscú te da como resultado la comedia. Como
en Las tres hermanas. Moscú está dentro de siempre hay lugar para los matices, seamos
ellas y a través de sus recuerdos y sus anhe- por un momento simplistas. ¿Por qué en la
los llega la ciudad a los espectadores. comedia tienen que casarse los protagonis-
De todas maneras, el mundo de lo hu- tas y a eso lo llamamos «final feliz»? Por-
mano es también de amplitud continental. que la comedia es la celebración del coito,
Durante siglos el teatro ha aceptado algunas y no de un coito cualquiera, sino el coito
limitaciones que a menudo vienen de su pro- que conduce a la procreación y resulta en
pio origen. Los problemas de la conquista la continuidad de la vida, en la reproduc-
del pan, que tan importantes han sido siem- ción de las plantas, de los animales y del ser
pre para el hombre, han tenido poco refle- humano. Como ocurría con Aureliano Se-
jo en la escena. La introducción de la patata gundo y Petra Cotes en Cien años de sole-
© Daniel Alonso
El castigo sin venganza, de Félix Lope de Vega, dirigida por Eduardo Vasco y producida por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro Pavón, 2005.
© Ros Ribas
Luces de bohemia, de Ramón del Valle-Inclán, dirigida por Lluís Pasqual e interpretada por la compañía Centro Dramático Nacional. Teatro María Guerrero, 1984.
temas novelescos exclusivos de la novela, o temas líricos exclusivos de la poesía? ¿O, por el contrario,
los grandes temas son generales y comunes, y el teatro, la novela y la poesía toman esos temas
Esos temas generales y comunes vienen dición escribirá alguna obra que robustezca Domingo Miras
a ser las ideas colectivas, las inquietudes so- y magnifique la figura del padre, que con los
ciales, los problemas compartidos por los nuevos usos sociales empieza a perder pres-
miembros de cada sociedad y cada época. tigio; hay que insistir en su condición solar,
Si tomamos como ejemplo una sociedad en su primordial papel en la procreación, en
económicamente próspera que goza de un su bondad y en su valor, al tiempo que se re-
régimen democrático de libertades, es posi- cuerda que no es bueno que la mujer se quede
ble que la vida individual tienda al hedonis- sola y goce de libertad. Y nuestro piadoso
mo y, en consecuencia, los espíritus religiosos dramaturgo, en efecto, escribe la Orestíada.
y timoratos de esa sociedad estén alarmados Y como la devaluación social del viejo
porque piensan que entra en crisis la familia patriarcado continúa en el ambiente, su con-
patriarcal que desde siempre les había cobi- dición de posible tema teatral permanece-
jado. He aquí, pues, una general inquietud rá a disposición de los dramaturgos, y así
que afecta a un colectivo de varones respe- vemos que, una generación más tarde, el
tables e influyentes: la familia peligra. El tema reaccionario Aristófanes lo aprovechará y
está servido, y no faltará quien lo aproveche. lo llevará bastante más lejos, mostrando a
Un dramaturgo piadoso y amante de la tra- hijos que apalean cómicamente a su padre.
© Chicho
La Orestíada, de Esquilo, dirigida por José Carlos Plaza e interpretada por la compañía Centro Dramático Nacional.
Solar de la Ronda de Atocha (Madrid), 1990.
v
Selección de Miguel Signes
mucho tiempo un atractivo especial. La diversidad de los «La cifra Gozzi-Goethe-Polti nos parecía ínfima, como
pueblos y de las épocas ya no nos asusta, ni a los eruditos evaluación de las posibilidades dramáticas, y de los recur-
y críticos, ni tampoco a un sector cada vez más amplio del sos de la invención teatral. ¡Todas las sonatas, todas las sin-
público general. La comprensión perspectivista termina fonías de este arte, en la secuencia de los tiempos, pasados,
tan pronto como entra en juego la política; y, sin embar- presentes o futuros fijadas en 36 leitmotivs en total, los úni-
go, en lo estético practicamos nuestra adaptación a dife- cos que podrían ser desarrollados o transformados en va-
rentes culturas y épocas durante una visita a un museo, en riaciones! ¡Qué músico no lanzaría un grito de horror si se
un concierto, a veces hasta en el cine, al hojear una revis- abatiese sobre su arte una maldición semejante!
ta ilustrada, o incluso al mirar folletos de publicidad de Pero un vuelco repentino hace que el número parezca
las agencias de viajes. Esto es historicismo, cual en el Bour- de golpe demasiado elevado si tratamos de evaluar los ele-
geois gentilhomme de Molière, la conversación diaria de mentos simples, las notas de la escala con que se compo-
Monsieur Jourdain, para gran sorpresa suya, resulta ser nen estas sinfonías dramáticas en todos sus acordes.
prosa. Pero la mayoría de nosotros tiene tan poca cons- Si 36 temas para un catálogo de motivos musicales es
ciencia de su historicismo como la tenía Monsieur Jour- poco, 36 notas en una octava, para hacer la escala, es mucho
dain de su prosa. […] (¡los dodecafonistas no piden tanto!)
Conversaciones
con Goethe
de Johan Peter Eckerman
La figura de Goethe, el modelo por ex- largo de casi diez años visitó asiduamente
Fermín Cabal
celencia de los escritores cultos, nobles y al genio, conversó con él largas horas en
sensatos en Alemania, ha llegado a nosotros privado, pero también en público, y nu-
básicamente a través de dos libros: Poesía merosos testigos, que nunca han desmen-
y Verdad, las memorias del propio autor, y tido al autor, concurren en las escenas
estas Conversaciones que hoy recordamos. descritas, y ven recogidas sus críticas y sus
Curiosamente, los dos libros fueron escritos elogios sobre multitud de cuestiones divi-
al mismo tiempo: mientras Eckerman reco- nas y humanas. Pudo equivocarse aquí y
gía la palabra del ilustre prócer, este, ya cu- allí en algún momento, pero el lector puede
rado de los excesos temperamentales de su comprobar que los temas que obsesiona-
juventud, daba a luz (luz tamizada por es- ban al ya anciano escritor vuelven una y
pesos velos) sus recuerdos. De modo que otra vez a ser examinados hasta la fatiga. Y
los dos libros se complementan con solidez el libro, además, fue revisado personalmente
y de ahí surge un Goethe pétreo, estatua- por Goethe en sus dos primeras partes, que
rio, de fruncido ceño por el esfuerzo de pen- no se publicaron hasta que recibieron el
sar, y grave mirada que se posa sobre el visto bueno del homenajeado. Así pues,
mundo como el ocaso, oscura e inapelable. estas Conversaciones reflejan a un Goethe
El libro de Eckerman despierta algunas tan fiable como el de Poesía y Verdad: el
cautelas al lector menos avispado: es tan ba- Goethe público, el personaje con el que se
boso el tono admirativo que el autor emplea, mostraba a los ojos de los demás, persona-
que cabe pensar que el retrato de gestos y je cuidadosamente construido, medido,
gestas ha sido sometido a todo tipo de ex- pensado, y sostenido con extraordinario
cesos narrativos y que el Goethe que de ahí pulso: un anciano venerable, orgulloso pero
se desprende dista mucho del original. Yo, humilde; enérgico pero lleno de ternura;
personalmente, no lo dudo: el libro no re- apasionado pero respetuoso con la ley; una
fleja al Goethe «real». Pero eso no quiere persona fiel a sus superiores, y fuera de toda
Conversaciones con Goethe decir que se trate de un Goethe «irreal», un sospecha. El cortesano perfecto. Un per-
personaje inventado por la mente calentu- sonaje que Goethe sostuvo durante años y
de rienta del joven y agradecido Johan Peter. años y que le permitió mantenerse en el
Johan Peter Eckerman No. En mi opinión Eckerman hizo per- poder durante cincuenta años, algo difícil
fectamente su trabajo, con una constancia de conseguir en cualquier caso.
Edición y traducción
Rosa Sala Rose
y una abnegación bien meritorias. Con- Pero en el libro de Eckerman el persona-
vencido de la importancia de su tarea, desde je ofrece algunas fisuras interesantes, si lo exa-
Editorial el primer momento, desde la primera en- minamos con detenimiento. Algunas de las
Acantilado, trevista, se siente instado «a no dar ningún contradicciones que muestra son revelado-
Barcelona, 2005 paso por mi cuenta, sino a entregarme por ras. Por ejemplo, en el momento de la muer-
completo a su consejo y voluntad». A lo te del archiduque de Weimar, Eckerman nos
muestra a un Goethe histérico que llora en ro y resulta que Berenguer, Byron, Voltaire
público y se lamenta de la desaparición del y otros agraviados son, cuando el genio lo
ilustre caballero: «Ya antes de entrar en la quiere, merecedores de grandes elogios.
habitación lo oí sollozar y hablar en voz alta Menos calculado parece su rechazo de la
consigo mismo. Era como si un vacío insus- violencia en política, que le lleva a una con-
tituible se hubiera abierto en su existencia. dena de la revolución en general y de la fran-
Rechazó mis palabras de consuelo y dijo no cesa en particular, y sin embargo aprueba
querer oír nada de eso. “Tenía pensado irme alegremente el derrocamiento del gobierno
de este mundo antes que él. Pero Dios obra liberal español a manos de los Cien mil hijos
como mejor le parece, y a nosotros, pobres de San Luis.
mortales, no nos queda más que resignarnos En fin, el libro está lleno de comenta-
y mantener la cabeza alta todo el tiempo que rios reaccionarios, que hoy resultan ridícu-
J. W. Goethe.
nos sea posible”». los, acerca de las mujeres, la familia, las
Este planto lacayuno contrasta con su relaciones de clases, etc., por no hablar de
reacción en el momento de la muerte de sus ínfulas de científico que culminan en
su propio hijo. Eckerman nos muestra a un su delirante refutación de la teoría sobre el
Goethe bien distinto: «Lo hallé de pie, er- color de Newton, pero lo peor es el tono
guido y firme, y me tomó entre sus brazos. fatuo y pedante con que opina este hom-
Me pareció que estaba sereno y de muy bre que se considera un genio y mira al resto
buen ánimo. Nos sentamos y enseguida nos de la humanidad por encima del hombro.
pusimos a hablar de cosas serias, y me sentí «Ahora resulta que el público ya lleva vein-
feliz en extremo de volver a estar junto a él te años preguntándose quién es más gran-
[…], después hablamos de la señora archi- de: si Schiller o yo. Deberían estar contentos
duquesa, del príncipe y de varias cosas más; de que existan siquiera dos tipos sobre los
a su hijo, sin embargo, no nos referimos en que puedan discutir así». Pero al lector del
ningún momento». Curiosamente, días des- libro de Eckerman no le va a quedar duda
pués Goethe comunica a su joven colabo- de quién es más grande. Aunque no esca-
rador, a propósito de la redacción de las tima las palabras de elogio a su íntimo (y
Conversaciones: «Esto ha de ser su primer fallecido) amigo, aquí y allá deja caer pie-
trabajo y no vamos a parar hasta que lo ha- dras sobre su tumba: «No puedo dejar de
yamos dejado perfecto y en limpio». Pero pensar que la orientación filosófica de Schi-
al parecer la procesión va por dentro y ller ha dañado su poesía…»; encuentra en
Eckerman comenta: «Por lo demás hoy he él «pasajes patológicos»; cree que su idea de
visto a Goethe especialmente callado y la libertad ideal «no puede conducirnos a
como ensimismado, lo cual me pareció una nada bueno», y cree ver en su inspiración
mala señal». Y, efectivamente, cinco días un impulso «demoníaco»…
después «en plena noche, tuvo un severo Pero, entonces, ¿qué es lo que recomen-
vómito de sangre y se pasó el día entero a damos en la lectura de estas Conversaciones?
un paso de la muerte». Pues algo muy especial que gracias a Ecker-
También a lo largo del libro se deslizan man nos ha llegado. El libro recoge minu-
contradicciones sorprendentes, especial- ciosamente el proceso de creación de la
mente cuando enjuicia cuestiones políticas y segunda parte del Fausto, una de las grandes
morales. En público siempre se muestra ri- creaciones de la literatura universal, desde el
guroso con los enemigos de la religión y las momento en que el ilustre autor recibe una
buenas costumbres, llegando a veces a sor- carta de un joven escritor alemán que le pide
prendernos por su vehemencia, por ejemplo permiso para escribir una continuación del
cuando clama contra Berenguer, condenado poema, incompleto desde hace ya muchos
por la justicia francesa, cuando explica la con- años (estímulo parecido al que sufrió Cer-
ducta libertina de Byron como inevitable con- vantes en el otoño de 1614 al encontrarse
secuencia de la vida licenciosa de su padre, con la edición de la Segunda parte del Qui-
cuando denuncia la influencia nefasta de Vol- jote escrita por el tal Avellaneda). A partir
taire y de los librepensadores franceses, etc., de este momento, abundan los comenta-
pero en privado su juicio es muy poco seve- rios de Goethe sobre el asunto Fausto, y poco
a poco, muy lentamente y con interrupcio- diantes de dramaturgia y las personas inte-
nes, van llegando las escenas, que Goethe resadas en los procesos de creación. En el
lee y comenta con Eckerman minuciosa- verano de 1831. pocos meses antes de su
mente, explicando su génesis, sus claves, sus muerte, Goethe lee las últimas escenas a
dudas, etc. Un documento extraordinario y Eckerman y asegura: «A partir de ahora, lo
sin duda interesante para todos los estu- que me quede de vida será puro regalo».
«Resulta que a veces viene la gente y me pregunta qué idea he tratado de encarnar en mi
Fausto. ¡Como si yo mismo lo supiera o pudiera expresarlo! Del Cielo al Infierno pasando por el
mundo: imagino que, en el mejor de los casos, podría ser algo así. Aunque tampoco esto es una
idea, sino el mero transcurso de la acción. Por otra parte el hecho de que el diablo pierda la apues-
ta y de que un hombre que, sumido en su gravosa confusión, se afane continuamente por lo mejor
merezca ser redimido, es algo que constituye una reflexión efectiva, capaz de explicar más de un
aspecto de la obra, pero tampoco se trata de una idea que subyazca a todo el conjunto o a cada una
de las escenas en particular. Y es que ¡buena la habría hecho de haber querido reducir una vida tan
rica, multicolor y extremadamente variada como la que he plasmado en el Fausto al estrecho cordel
de una única idea que lo atravesara todo!
En general, en cuanto poeta —siguió diciendo Goethe—, no era mi estilo aspirar a la encarna-
ción de algo abstracto. Sentía en mi interior impresiones, impresiones que podían ser sensuales, lle-
nas de vida, agradables, multicolores y de cien tipos distintos, tal como pudiera ofrecérmelas mi
ardiente imaginación. Como poeta, prácticamente lo único que me quedaba por hacer era redondear
y dar una forma artística en mi interior a todas esas impresiones y puntos de vista, sacándolos a la
luz por medio de una plasmación vivaz, de modo que, al escuchar o leer lo que yo había escrito,
otros pudieran compartirlos».
w w w. a a t . e s
autor. Sabemos, en efecto, que López Mozo sin importarles si sus métodos provocan
recibe frecuentes invitaciones a dar confe- desastres de difícil reparación. Son gentes
rencias en ese país y conoce de primera mano egoístas, orgullosas de una riqueza supuesto
la opinión de los profesores que han viaja- fruto exclusivo de su ingenio y laboriosi-
do al extranjero y perciben el rechazo hacia dad. Este tío Wilson, espejo de Gary, resu-
el imperio americano, hacia su prepoten- me el cinismo y la hipocresía de corte
cia y afán por imponer su cultura. Precisa- anglosajón (WASP) que vende como virtud
mente por esto la obra traza un cuadro muy lo que no son más que intereses materiales,
veraz de la situación americana. Es cono- explotando miedos al comunismo o al
cido el pensamiento de buena parte de los terrorismo, cuya desaparición total no con-
norteamericanos sobre lo que sucede en su sidera conveniente.
tierra y su incomodidad por el papel que En el cuadro séptimo, el sueño de Peter,
juega en el mundo. En los medios de co- premonitorio como muchos de los del tea-
municación hemos visto las manifestacio- tro de Buero Vallejo, «invade el escenario».
nes de madres de soldados. Sin duda el autor refleja el efecto que dis-
En el cuadro sexto los personajes, bajo el cursos como el de Bush producen en unos
peso de varios días de encierro, deciden en- jóvenes vulnerables a las arengas patrióticas.
tretener la espera contándose historias que Las palabras que pronuncia el presidente en
no son casuales, sino que descubren toda- la obra resumen su visión del papel de Es-
vía más la personalidad de sus narradores. tados Unidos en el mundo y el apoyo que
Empieza Gary con un cuento boccaccesco, y espera de sus ciudadanos. Se trata de frases
cuando le toca el turno a Carolyn, la más reales tomadas de sus discursos. Empujado
joven, aparece con «una rara indumentaria por estas incitaciones, Peter marchará vo-
que remeda a la Estatua de la Libertad», se luntario a Irak y volverá en un ataúd.
sube a la mesa y se desnuda ante todos. Es López Mozo se inserta en la tradición de
un gesto que puede parecer sorprendente algunos señalados intelectuales europeos que
en una sociedad formalmente puritana, su- se han visto impelidos a analizar el signifi-
jeta a aparentar en público una conducta cado de la civilización norteamericana, dado
que en realidad está dispuesta a relajar en su impacto en la historia reciente. En el
privado de buena gana. En este momento la terreno literario, recoge sin duda la herencia
chica encarna el sueño de muchas jóvenes lorquiana de Poeta en Nueva York, am-
de parecerse a Marilyn Monroe, y hacer, al pliando aquel retrato de la metrópoli al de
menos una vez en su vida, lo que ella se per- un modelo de vida que ha adquirido rele-
mitía por su condición de estrella. En el curso vancia al inspirar no solo la cotidianidad de
de la obra evolucionará adoptando una pos- un país ya grande en los años treinta, sino la
tura muy consciente. ideología que marca hoy el concepto de «oc-
Los cuentos son una ocasión para co- cidental» y vertebra un imperio de ambi-
nocer casos de oportunismo como el que ciones globales.
relata Sandra, la historia de una mujer aban- La obra concluye dando noticias de la
donada con dos hijos el día anterior al aten- vuelta a la vida normal de los personajes al
tado y solo «por una cuestión de horas su salir del encierro en el refugio, pero lo más
padre no se había convertido en un héroe» relevante es el código icónico final donde
desaparecido en las Torres. Entonces ella aparece una torre rematada por una especie
se declaró viuda y pidió la partida de de- de bayoneta capaz de rasgar el mismo cielo
función de su marido para percibir las in- y hacerlo sangrar. Una imagen que recoge
demnizaciones. El cuento de Donald, tal los diferentes proyectos que se presentaron
vez tenga que ver con El flautista de Ha- cuando se planteó la reconstrucción de la
melin, pero sin duda refleja el pensamien- zona cero. Las nuevas torres debían ser el
to del autor. El tío Wilson no es sino el tío símbolo de la libertad abanderada por los
Sam, que simboliza al hombre americano. Estados Unidos, pero también de su pode-
Su narración tiene raíces en la América pro- río, un mensaje de advertencia al mundo de
funda, tan distinta a la de las grandes ciuda- que es un pueblo desafiante y orgulloso, que
des, con el egoísmo de quienes se enriquecen nunca se rendirá.
Comedia de Fausto
de Mariano Anós
dad individual de los tres personajes, ese pero comprenderás que con el tiempo esta
trío calavera capaz de mezclar el verso de continua mascarada
largo aliento con el picor genital de corto es más que nada peso de rutina […]
alcance. Así se presenta Margarita: Ni a ángeles ni a demonios nos divierte este
gastado jugar a policías y ladrones».
«Contactos: busco Fausto calentito que calme
los picores que me agitan en vilo por los siglos. Mefistófeles, Fausto y Margarita se ovi-
Date prisa, mi amor, que me consumo en la llan en un acceso de incontinencia verbal
espera de tus dulces potencias varoniles. que se agarra al universo para explicar la
Devórame la entraña, mi héroe caníbal, que aldea. Su proceso de búsqueda e imposi-
volverá a crecer eternamente para tu desme- ble redención se sustenta en un diálogo des-
dida saciedad. carnado, cuidadosamente medido por el
Derrámate en el vaso sagrado de mi vientre autor, y enfáticamente desmedido por los
arrullado por el arte exquisito de los gemi- personajes:
dos, bárbaros al tiempo que armoniosos, que
FAUSTO. ¡Calla, bufón!
han labrado mi sólido prestigio en los mer-
MEFISTÓFELES. No puedo.
cados de Eros».
FAUSTO. Yo tampoco.
FAUSTO. Pensaba que si vienen al teatro es «Más acción se vuelve menos vida», decías
por estar saturado de su propio actuar. hace una rato.
MEFISTÓFELES. Y así es, pero esperan justamen- FAUSTO. Y tú me respondías obediente: «¿Qué
a estos fantasmas.
Una de las recientes obras de Alonso de infelices de Vis a vis en Hawai. Personajes
Aníbal Lozano
Santos, En manos del enemigo, se ve acom- —continúa— que, en una palabra, sufren el
pañada en esta edición por otra que dista de hostigamiento de la sociedad que les ha to-
ella casi quince años, Vis a vis en Hawai. Sin cado vivir, contra la que, en ocasiones, reac-
entrar a considerar aspectos lógicos o no res- cionan con frustración, violencia o de forma En manos del enemigo /
pecto de este hecho, me parece muy acerta- delictiva». Antuñano acierta en su excelen- Vis a vis en Hawai
da la publicación de ambas por cuanto, entre te análisis. El teatro de Alonso de Santos gira
de
otras cosas, nos ofrece una buena oportuni- en torno a estos ejes, y el caso de estas dos José Luis Alonso de Santos
dad para explorar el teatro de un maestro obras, como se desprende de su lectura com-
que se mueve como pez en el agua en lo que parada —reitero que nos invita—, es un Prólogo
a la reflexión de los géneros —drama y co- buen ejemplo. José Gabriel López Antuñano
media, según este orden de edición— se Si En manos del enemigo encontramos el Edita
refiere. Además, este libro es una buena diálogo de dos emigrantes y la solitaria soli- Editorial Fundamentos,
oportunidad para acercarse desde la obser- daridad que desprenden —alienta uno ecos 2007
vación y estudio en paralelo a la literatura de Albee y su Historias del zoo, más que de
dramática de un experto en la composición Los emigrados de Mrozeck, incluso del Diá-
escénica, la personificación y en la atribu- logo de fugitivos de Brecht—, en Vis a vis en
ción de diálogos. Si bien entre ambas piezas Hawai lo que nos despierta es el comporta-
no hay un nexo que detalle relación alguna, miento de una inexistente pareja cuya ternu-
es curioso que la lectura nos invite a realizar ra los convertirá en ella misma, desdoblando
un viaje a través de una literatura compara- algo de sumo interés en el teatro de este gran
da en lo que cada una de ellas nos aproxima. autor. ¿Hay salida tras la soledad? Reconoz-
Tanto es así que en esta inmersión encontra- camos que en Alonso de Santos hay reflexión
mos el asunto de los géneros literarios, drama y también motivo de esperanza.
y comedia, bajo el denominador común del Es un escritor en cuya comedia el dibujo
taller que los enmarca como teatro cotidia- de Buero —permítaseme— escapa entre los
no, realista, de una proyección universal por poros de la humanidad, en los entresijos de
cuanto tema y personajes se nos muestran donde no todo está perdido, en la veladura
cara a cara frente a la cruda realidad. de una puerta que aún parece quedar abier-
En el espléndido prólogo de José Gabriel ta ante una situación desesperada, donde si
López Antuñano que acompaña esta edi- bien los personajes aparentemente nada tie-
ción, se nos desvela este concepto: «Vis a vis nen que perder, es cierto que conseguirán del
en Hawai y En manos del enemigo repre- espectador —del lector— una complicidad
sentan el haz y el envés de una misma mo- tierna. Claro, la clave está en el hecho dra-
neda […] Alonso de Santos gusta subir al mático que trasciende en la obra de Alonso
escenario a seres desvalidos o marginados de Santos y que no es otra cosa que un humor
(los emigrantes de En manos del enemigo o inteligente, un diálogo realista (se le puede
pasar que un emigrante ruso, aunque hable desde los personajes secundarios aparentes,
muy bien el castellano de Valladolid, diga: el funcionario de prisiones que vigila un en-
«Llevo mucho tiempo aquí. Hace que me vine cuentro sexual o los vecinos de celda que
de Ucrania la tira»), por cuanto incluso ese comparten el mismo rato en la pieza del vis
hecho detalla acaso incluso una ironía veraz. a vis o los policías que se aprovechan de la
Hay una línea de este comicismo inteligente miseria de los más indefensos en el drama
en ambas obras que flota en su propio intes- del enemigo. Tal es la construcción que se
tino como resolución dramática: la amistad, nos antoja intensa e impecable.
en la primera, como eje de la parábola soli- Y, concluyendo, uno quisiera regresar a la
daria, y el sueño que escapa de la realidad, otra motivación que este teatro desprende:
en la segunda, y que acabará creando un pál- esa comicidad tiene, indudablemente, que ver
pito de esperanza en el amor recuperado. con la estructura dramática, de la que Alon-
Otro de los ejes por donde gravita el sen- so de Santos es un experto y de la que Antu-
timiento —que no el sentimentalismo— y la ñano nos refiere dos ejes, dos técnicas sobre
emoción de este teatro se apoya en las articu- las que analizar la misma, «unas técnicas de-
laciones dramáticas y, en especial, en algo rivadas de la palabra; otras de los efectos có-
en lo que agradablemente incide Antuñano en micos visuales». Así pues, si existe un espacio
su prólogo y que debería ser objeto de un es- de quince años entre una y otra obra, que
tudio preciso: el de los receptores externos e ahora felizmente vemos publicadas, entre uno
internos del teatro de Alonso de Santos. Es- y otro tratamiento, entre la comedia irónica y
pecialmente en estas dos piezas tienen una el drama ironizado, deberíamos observar que
aparición muy evidente, por significativa y este teatro tiene una vigencia incluso vertigi-
por necesaria en el resultado final de cada nosa, por cuanto la realidad en este tiempo
una de ellas. Antuñano argumenta con acier- no ha fluido tan deprisa como los personajes
to que el receptor interno de la obra dra- que se nos antojan inmediatos, como el len-
mática, de los que se podría prescindir sin guaje, como las palabras y las superficies
distorsionar el tema de esta, cumplen una mi- donde el conflicto humano tiene lugar.
sión de importancia: «Distanciar al especta- Quizás porque estamos ante un espejo de
dor para que este disponga de la necesaria la realidad cotidiana, tan diáfano, que en el
perspectiva para analizar con mayor profun- teatro de José Luis Alonso de Santos adquiere
didad las propuestas que encierran todas las una denominación especialmente personal,
obras de este autor». imbuida por aquel teatro de Plauto donde
Así es. Ya se trate de la odisea de los emi- ya se confería el dibujo de la personificación
grantes —un ruso y un marroquí— que y en cuyo conocimiento la madurez de Alon-
plantea En manos del enemigo, ya de la ten- so de Santos se gesta con impecable oficio.
sión de un hombre y una mujer en una celda Pasa la vida por nuestros ojos mientras lee-
en la que compartir en Vis a vis en Hawai, mos una pieza teatral de cuya lectura dra-
lo que adquiere la notoriedad del plantea- mática no podemos desprendernos. Reímos,
miento común no solo es la reflexión de la lloramos, e incluso nos dirigimos en el espa-
condición humana que Alonso de Santos cio y el tiempo a nosotros mismos por cuan-
nos desmenuza, sino el enviado especial al to el teatro, mientras leemos, nos conmueve.
que hace referencia en cada una de ellas, He ahí la seducción.
Decía Ortega y Gasset (En torno a Gali- modo especial, durante tres décadas —los
leo) que el hombre vive en un mundo de sesenta, setenta y ochenta— de nuestra his- Miguel Signes
convicciones, que en su mayor parte son con- toria. Me gustaría que los que lean estas lí-
vicciones comunes a todos los hombres que neas pensaran que no me excedí al traerlas
conviven en su época, y que eso es el espí- aquí, y espero que así suceda cuando ten- Els anys difícils del teatre
ritu del tiempo. Y seguía escribiendo: a esto gan la oportunidad de leer el libro, cosa catalá. Memòria crítica
hemos llamado el mundo vigente, para in- que les recomiendo vivamente.
de
dicar que no solo tiene la realidad que le El lector de esta Memoria crítica com-
Gonzalo Pérez de Olaguer
presta nuestra convicción, sino que se nos probará muy pronto que tiene en sus manos
impone, queramos o no, como ingrediente un modo crítico de trabajar, proyectado Edita
principalísimo de la circunstancia. Ese sobre un cúmulo de materiales, que es poco Arola Editors
mundo vigente —«ese espíritu del tiem- frecuente. Y lo es porque, acostumbrados
po»— hacia el cual y en función del cual vi- como estamos a ver descalificar o velar todo
vimos y en vista del cual decidimos nuestras lo que no coincide con las convicciones pro-
más simples acciones, es el elemento varia- pias (en este caso estéticas o políticas) o las
ble de la vida humana. Cuando cambia él, del grupo emergente al que se pertenece,
cambia el argumento del drama vital. Pero el encontrarse con alguien que, como Ola-
ese mundo cambia con cada generación, guer, trabaje sin apriorismos excluyentes es
porque la anterior ha hecho algo en el digno de agradecer. Es posible que a ello
mundo, lo ha dejado más o menos distinto hayan contribuido, y no es restarle méritos
de como lo encontró. Cada generación hu- al autor, el momento y las circunstancias de
mana lleva en sí todas las anteriores y es pre- la realidad teatral narrada, que sufrió y pa-
ciso reconocer que el pasado es presente, deció la persecución y la penuria intelec-
somos su resumen, que nuestro presente está tual de los gobernantes del franquismo y
hecho con la materia de ese pasado. Este pa- de sus correligionarios y que por contra es-
sado es actual, es la entraña, el entresijo de timaba todo lo que se hacía por la libertad,
lo actual. Es, pues, en principio indiferente viniera de donde viniera. Lo que es indu-
que una generación nueva aplauda o silbe a dable es que cuando uno termina la lectu-
la anterior —haga lo uno o haga lo otro—, la ra de esta suma de artículos comprende, a
lleva dentro de sí. pesar de todos los pesares, el formidable
El «hoy» envuelve tres tiempos distin- éxito y empuje del teatro catalán entonces
tos, tres «hoy» diferentes o, dicho de otro y hoy en día, tanto en lengua catalana como
modo, el presente es rico en tres grandes en lengua castellana.
dimensiones vitales que conviven en él. El Los trabajos recogidos en el libro se dis-
hoy es para unos veinte años, para otros tribuyen en ocho grandes apartados:
cuarenta y para otros sesenta. 1. Nombres propios (artículos sobre
Estas palabras de Ortega, que yo no he Vázquez Montalbán, Puigserver,
querido disfrazar con las mías, las tuve muy Shroeder…).
presentes durante la lectura del libro de 2. Espacios (La Cúpula Venus, El Grec,
Gonzalo Pérez de Olaguer Els anys difícils CAPSA, el Saló Diana…).
del teatre català. Memòria crítica, recopila- 3. Grupos, compañías (El Grup d’Es-
ción de casi cincuenta artículos publicados tudis Teatrals d’Horta, Dagoll Dagom,
desde 2003 a 2007 en la revista Teatre BCN Els Joglars, el GAT de l’Hospitalet, El * Con la revista ya en prensa nos llega
sobre la actividad teatral en Cataluña y, de Lliure, El Talleret de Salt…). la noticia de su fallecimiento.
Sección autónoma
de la Asociación
Colegial de Escritores
C/ Benito Gutiérrez 27, 1.o izqda. 28008 Madrid. Telf.: 915 43 02 71. Fax: 915 49 62 92. http://www.aat.es
Puede ayudar a romper la alienación de unos seres huma- la imposición ideológica, como en Camino del cielo, la fal-
nos respecto de otros a que aboca el mercado». sedad de tantas imágenes supuestamente «históricas» y
Es evidente que la cultura del mercado está muy poco prefabricadas interesadamente o, en La paz perpetua, el uso
interesada en las ideas de Mayorga. Como acabamos de «preventivo» del conflicto entre seguridad y libertad pres-
ver en los análisis de los resultados de las últimas eleccio- cindiendo de sus causas.
nes, prima el juicio acerca de los posibles errores o aciertos Hay en Juan Mayorga, aparte de sus virtudes dramáti-
estratégicos de los contendientes, el destino del perdedor o cas y de su dominio de la escritura, una coherencia ética y
las quinielas ministeriales, sobre el juicio de los progra- un rigor de pensamiento que se alzan frente a todos los
mas, de sus carencias, sus valores o sus contradicciones. Y productores de cultura —en su más amplio sentido y no
muchos votantes han asumido el papel de disciplinados solo en términos de teatro— que cifran su gloria en saber
altavoces, lejos de esa cultura crítica que reclamaba Ma- vender su ingenio o su ideología. En ganar a cualquier pre-
yorga. Y a la que él ha sido siempre fiel, mostrando, como cio, sin que importe la mercancía. El Premio a Juan Ma-
en Cartas de amor a Stalin, la rebelión del escritor frente a yorga es un respiro.
© Maite Onetti
Empecemos por resumir los datos esenciales de su bio- a su vez, sigue dando pasos hacia delante en su investiga-
grafía profesional. Juan Mayorga entró en el teatro español ción y su afirmación como autor. Años atrás, en el semina-
con Siete hombres buenos (Accésit del Premio Marqués de Bra- rio Teatro y Sociedad, organizado por la Asociación Cultural
domín, 1989). Desde entonces ha escrito numerosas obras, Sociedad y Progreso en la SGAE, intervino con una ponen-
entre las que merecen ser destacadas: Más ceniza (Premio cia, titulada «Cultura global y barbarie global», donde, a mi
Calderón de la Barca, 1992; estrenada en el 94), El traductor modo de ver, hacía varias declaraciones substanciales para
de Blumemberg (estrenada en Buenos Aires en el 2000), El entender en buena parte su valor y su vigencia. Frente a los
sueño de Ginebra (estrenada en 1996), El jardín quemado, discursos personalistas en los que determinados autores
Cartas de amor a Stalin (Premio Born, 1998; estrenada en el ponen el acento en sus convicciones y en la necesidad de
CDN, en 1999), El Gordo y el Flaco (estrenada en el 2000), proyectarlas a través de su obra, Mayorga apela a su inser-
Camino del cielo (Premio Enrique Llovet, 2003; estrenada ción en la sociedad, a un acercamiento al espectador, que
en Málaga ese mismo año y en el CDN el año siguiente), So- debe ser, en definitiva, quien interprete, complete y dé un
námbulo (estrenada en el 2003), Animales nocturnos (estrenada sentido último a la representación. Si, a menudo, el autor
en el 2003), Últimas palabras de Copito de Nieve (estrena- literario se ha visto aureolado por el poder propio de quien
da en el 2004), Job (estrenada en el 2004), Hamelin (es- se dirige a los que guardan silencio, Mayorga retomaría la
trenada en el Teatro de la Abadía, en el 2005) hasta llegar a idea, a la que debe el teatro clásico griego buena parte de
La paz perpetua, cuyo estreno está previsto esta temporada su grandeza, de que los personajes son algo así como re-
en el CDN. Varios de estos títulos han sido representados en presentantes de los espectadores que han subido al esce-
varios países de Europa y América Latina —Cartas de amor nario para hacerse preguntas e intentar afrontarlas con los
a Stalin y Camino del cielo en primer lugar— y muchos de comportamientos. El gran teatro no estaría tanto en la es-
ellos han sido traducidos al francés, griego, italiano, inglés, cena como en lo que sucede en el interior del público, al
portugués y serbocroata. Guillermo Heras y Andrés Lima igual que el pensamiento político debería fluir de la refle-
son los dos directores más vinculados a su obra, merecedo- xión de las audiencias mucho antes que de las afirmaciones
ra de varios premios que culminan ahora con el Premio Na- categóricas de los líderes. Transcribiré unas líneas de la ci-
cional. Importante es también en su currículo Alejandro y tada intervención de Mayorga en el Simposio del 99, para
Ana. Lo que España no pudo ver del banquete de la boda de precisar mejor su alcance:
la hija del Presidente, que escribió con Juan Cavestany y pre- «El verdadero creador de una cultura crítica es la co-
sentó en el Salón Lady Ana de Madrid. Completemos esta munidad. Una cultura crítica es una cultura sin guardianes.
apresurada ficha recordando su autoría de muy celebradas No hay en ella nombres sagrados, ni lugares sagrados, ni
versiones, que incluyen los nombres de Calderón, Lope de tiempos sagrados. No hay en ella santos ni iglesias. No hay
Vega, Durrenmatt, Lessing, Dostoyewski, Ibsen, Eurípides en ella ámbitos fuera del alcance de la crítica. De ahí que
y Shakespeare. Fedra y El rey Lear serían los títulos corres- una cultura crítica pueda encontrar resistencias en el nar-
pondientes a estos dos últimos autores, estrenados ambos con cisismo de los productores de cultura. Pero una comuni-
una excelente acogida, respectivamente, en los festivales del dad crítica sabe que la cultura es demasiado importante
pasado verano y en el María Guerrero, bajo la dirección de para dejarla solo en manos de sus productores. Una comu-
Mario Gas y de Gerardo Vera. Añadamos aún que forma nidad crítica sabe que, llegado el momento, los líderes de
parte del prestigioso colectivo El Astillero, de Madrid, y que la producción de cultura pueden ser líderes de la barbarie.
es profesor de Filosofía y Dramaturgia en la Real Escuela En cambio si es capaz de contener su infantil propen-
Superior de Arte Dramático. sión al egoísmo, el productor de cultura puede contribuir
Estamos, pues, y de ahí la pertinencia de la ficha prece- muy activamente a la formación de una comunidad cuyo eje
dente, ante alguien que posee una amplia experiencia y que, sea el diálogo crítico. Puede ayudar a hacer democracia.
(Sigue en página 31)