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La muerte en La hora de la estrella.

“¿Felicidad? Nunca supe de palabra mas desdichada inventada por las norestinas que andan

por esos montes”(Linspector 14). A lo largo del relato la autora narra el resultado de las desdichas

de una vida donde confluyen la vida del narrador y de la protagonista. Pero, ¿Qué constituye el final

de estas desdichas? ¿Qué significan? El final de las desdichas, de la vida de la Macabea constituye

en la obra el recuerdo de lo importante de la vida frente a la posibilidad de la muerte.

En primer lugar, la obra de Linspector, es la de un escritor que va narrando su propia

experiencia de vida, y la vida de su protagonista, Macabea.

Ya en un principio el escritor se confiesa diciendo que “Si todavía escribo, es porque no

tengo nada más que hacer en el mundo mientras espero la muerte”. (Linspector 66) Y lo que

escribe, el relato de Macabea, es un recuerdo de la monotonía que lo embarga en la vida1.

Una vida, pusilánime, enferma que ya no encuentra impulso nuevo en que vivir, y que solo

continua sobreviviendo. Porque al igual que el narrador Macabea a penas vive, su mundo no es

solo el de la pobreza material que le aqueja, sino la de su propia persona, la cual no conoce el

afecto, ni pasión, ni deseo. En muchas partes de la historia se hace hincapié en el cuerpo plano, y

esquelético de macabea, casi como si este fuera un guiñapo.

Pero “¿Por qué tan blandos, tan poco resistentes y tan dispuestos a ceder? ¿Por qué hay

tanta negación, tanta renegación en vuestro corazón? ¿Y tan poco destino en vuestra

mirada?”(Nietzsche 139). Macabea estaba desbordada de vida, y de una razón que no comprendía

pero aceptaba, como la del programa cultural de la radio que escuchaba ortodoxamente todos los

días.

1Al igual que Macabea, el escritor vuelve a encontrar alguna liberación en la muerte, como relata en la
parte final, donde la muerte de macabea le recuerda la posibilidad de su propia muerte.

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Ella estaba sumergida en sueños que no podía realizar y que le eran esquivos, al no

encontrar su destino en sí misma, termina buscando a este donde una adivina, que le presagia que

apenas salga de su local, su vida cambiara, será rica, un hombre extranjero le propondrá matrimonio

y todo será mejor. Y si bien la fortuna de Macabea cambia al al ser atropellada a la salida del local,

ella encuentra la buena fortuna y su destino en la muerte.

Pero, ¿Qué es la muerte de Macabea?, ¿Qué significa? La escena de la joven parece

rememorar las palabra de Sócrates, pues la muerte sería según él, “la curación de la enfermedad que

es vivir”(Nietzsche 149). Pero a diferencia del filosofo Macabea no creía ni en sistema de ideas

superiores, ni en un Dios.

También, la escena, podría recordar la muerte de Ofelia, que es consiente del desierto y

monotonía que encontró en su existir luego de la muerte de su padre. Sola con Hamlet, todo se ha

vuelto igual, sin forma. Pero ella no se resigna, y encuentra en la locura y en el suicidio una salida

a esa fría existencia.

Pero Macabea esta lejos de esas dos figuras, en sus palabras finales su muerte es diferente a

la de los personajes anteriores, pues, “¿Qué existe? Repuesta: no existe”(Linspector 80). Y Para su

narrador, al igual que para ella, “la muerte es un encuentro con uno mismo”(Linspector 80). Para el

final de la novela solo queda el silencio, eso es la muerte. No hay nada más, Linspector nos

recuerda que por muy preciada que sea la vida, esta no funciona deseando mucho las cosas, y

esforzándote por ellas, y que aunque tomes todas las decisiones correctas, la vida simplemente no

funciona así.

Acaso lo que recalca la obra, es ¿qué no vale la pena vivir?. La autora, en realidad, jamás se

propone hablar de lo que es una vida. A lo largo del relato describe los limites rotos, o difusos

entre el nihilismo que incapacita, y sus efectos en la vida. Y como finalmente, la muerte es la

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única señal hasta ahora que nos vuelve a la vida, y nos saca del estancamiento en el que nos

encontramos2.

Erwin Sartore E.

Obras citadas:

Lispector, Clarice, and Ana Poljak. La hora de la estrella. Siruela, 1989.

Friederich, Nietzsche. "El crepúsculo de los ídolos." Alianza Editorial Madrid, 1973.

2 Para el narrador de la historia constituye una alarma, cuando se hace consiente de su propia muerte.

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