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Muchas personas dicen que es imposible lograr esto, pero el presidente Harold B.
Lee enseñó la importancia del seguir el ejemplo del Salvador al esforzarnos por
alcanzar la perfección. Él dijo:
El Pdte. Thomas S. Monson dijo: “La vida está llena de dificultades, algunas más
penosas que otras. Parecería que hay una infinidad de pruebas para todos. El
problema es que muchas veces esperamos soluciones instantáneas para las
dificultades, olvidando que frecuentemente es necesario que pongamos en
práctica la virtud celestial de la paciencia”.
Una de los grandes ejemplos de las recompensas que Nuestro Padre Celestial ha
dado a sus hijos al desarrollar la paciencia lo podemos encontrar en el libro de
Alma, cuando Ammón y sus hermanos fueron a la tierra de Nefi a predicar a los
lamanitas. Sufrieron burlas de parte de las personas de Zarahemla cuando
expresaron su anhelo de ir a predicar a los lamanitas, y en su prédica sufrieron
muchas aflicciones, pero Ammón relato:
Y he aquí, hemos venido y hemos estado entre ellos, y hemos sido pacientes en
nuestros padecimientos, y hemos soportado todo género de privaciones; sí,
hemos viajado de casa en casa, confiando en las misericordias del mundo; no
solamente en las misericordias del mundo, sino en las de Dios.
Y hemos entrado en sus casas y les hemos enseñado; y los hemos instruido en
sus calles, sí, y los hemos instruido sobre sus collados; y también hemos entrado
en sus templos y sus sinagogas y les hemos enseñado; y nos han echado fuera, y
hemos sido objeto de burlas, y han escupido sobre nosotros y golpeado nuestras
mejillas, y hemos sido apedreados y aprehendidos y atados con fuertes cuerdas y
puestos en la prisión; y por el poder y sabiduría de Dios hemos salido libres otra
vez.
Y hemos sufrido toda clase de aflicciones, y todo esto para que tal vez pudiéramos
ser el medio de salvar a algún alma; y nos imaginamos que nuestro gozo sería
completo, si quizá pudiéramos ser el medio de salvar a algunos.
He aquí, ahora podemos extender la vista y ver los frutos de nuestra labor; y,
¿son pocos? Os digo que no; son muchos. Sí, y podemos testificar de su
sinceridad, por motivo de su amor por sus hermanos y por nosotros también.
Porque, he aquí, prefieren sacrificar sus vidas antes que arrebatar la vida aun a su
enemigo; y han enterrado sus armas de guerra profundamente en la tierra a causa
de su amor por sus hermanos.
Y he aquí, ahora os pregunto: ¿Ha habido amor tan grande en toda la tierra? He
aquí, os digo que no, no lo ha habido, ni aun entre los nefitas.”
El Señor también dijo a José Smith y a Oliverio Cowdery: “Se paciente en las
aflicciones, porque tendrás muchas; pero sopórtalas, pues he aquí, estoy contigo
hasta el fin de tus días”
Como padres es importante desarrollar este atributo para así poder transmitirlo a
nuestros hijos. El Pdte. Joseph F. Smith enseño acerca de la responsabilidad de
enseñar este atributo de Cristo a los hijos. El enseño lo siguiente:
“Los métodos que Dios emplea para educar nuestros deseos son siempre, desde
luego, los más perfectos; y si quienes tienen en sus manos la facultad para educar
y guiar a los hijos imitaran la prudencia que Él ejerce, éstos tendrían más éxito en
combatir las dificultades que afligen a la gente de todas partes en su lucha por
subsistir. Y, ¿cuáles son los métodos de Dios? En todos los aspectos de la
naturaleza se nos enseñan lecciones de paciencia y de espera. Queremos las
cosas mucho antes de recibirlas, y el hecho de que las hayamos deseado por
largo tiempo las vuelve más preciadas cuando las obtenemos. En la naturaleza,
tenemos la temporada de siembra y la de siega, y si a los hijos se les enseñara
que los deseos que siembran podrán cosecharlos con el tiempo mediante la
paciencia y el trabajo, aprenderán a apreciar el haber alcanzado una meta por
largo tiempo esperada”
Quizás uno de los mejores ejemplos de paciencia que nos presenta una
perspectiva eterna de la aplicación personal que debemos dar a esta virtud se
encuentre en lo que dijo Pedro: