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LAIR - Hostilidad y Autoorganización en La Esfera Pública No-Estatal Contemporánea
LAIR - Hostilidad y Autoorganización en La Esfera Pública No-Estatal Contemporánea
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laboratorioinstitucional@gmail.com
Aquello que podríamos llamar “diagrama institucional disciplinar” del que tanto
hemos podido leer en Foucault, presentifica de manera muy clara aquello que
podemos entender como la esfera pública estatal.
Alguien podría objetar que el mercado también existía, que el capitalismo también
estaba allí latiendo en el centro del sistema disciplinario coordinado por el Estado. Y
así era. Pero hay una diferencia importante que para nosotros resulta esclarecedora:
el capitalismo en su forma moderna-industrial (no contemporánea) se servía del
sistema institucional disciplinar para lograr sus fines. Para una fábrica era esencial
que su trabajador pudiera haber incorporado la lógica disciplinar que durante toda la
* ponencia presentada en el simposio "Consideraciones sobre lo público" el día 11 de agosto de 2010 en el Centro
Cultural Rojas (UBA).
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vida afectó a un sujeto: la familia, la escuela, la cárcel. Y nutrirse además de
quienes deciden concurrir a una universidad para que a partir de allí puedan
optimizarse los recursos a los fines de aumentar la producción.
Pero la situación cambia desde mediados de los 70 (los inicios de las eras reagan o
tatcher, la gran derrota del ciclo de luchas obreras del 77 en Italia, el inicio de la
dictadura argentina en el 76, etc)
Esto configura un escenario diferente en relación al tema que nos ocupa. Lo público
deja de ser un espacio asegurado por el Estado para pasar a ser algo que es necesario
autoorganizar. Tarea nada sencilla ya que estas transformaciones han presentado
nuevas dificultades a los intentos de armar un “para todos” en este contexto de
crear una esfera pública no estatal.
Hostilidad y enemistad
El Enemigo es aquel otro que se presenta como queriendo lo mismo que yo,
disputando comigo el objeto de mi deseo. Con el enemigo, lo que se despliega es la
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agresividad regulada por el límite que hay por ser el otro un otro. Vemos con claridad
que en la enemistad hay un reconocimiento de la alteridad. Con el enemigo hay
juego, juego de guerra podríamos decir. Desde este punto de vista, tanto amistad
como enemistad son intensidades donde algo de lo afectivo circula.
Podemos decir que la hostilidad sólo cesa o bien dejando de ser hostil o bien por el
puro aniquilamiento. No hay entonces, en este punto, nada del orden de lo afectivo
en juego, más bien un despliegue de agresividad no regulado por el reconocimiento
del otro como alteridad.
En este sentido, podemos afirmar que las condiciones son lo común procesándose. Si
las condiciones son lo publico, el habitar como movimiento carga con un punto no-
realizado/no-apropiado que como resto de la operatoria va constituyendo, en lo
publico porvenir, un nuevo “para todos”.
Antes que una táctica reactiva de reclusión identitaria en la afinidad, la apuesta por
la elaboración de la hostilidad supone la posibilidad de darle otro tipo de
tratamiento a la alteridad.
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amistad y enemistad.
Después de estas elaboraciones quizás podemos decir que todo espacio público ha de
pensarse frente a la necesidad de ensayar nuevas formas de elaboración del
encuentro con la alteridad, nuevos modos-de-hacer con las dificultades inherentes a
la diferencia que todo reconocimiento del otro implica. Consideramos que esta
perspectiva abre nuevas vías para pensar lo político.
Referencias: