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Q..22.134 JEAN BAPTISTE DE MoNeT ‘CABALLERO DE LAMARCK FILOSOFIA. ZOOLOGICA Presentacién de Adria Casinos @ 5307348503 FILOSOFIA ZOOLOGICA El presente volamen reproduce, en fax Ia primera edicion del Lio Filosofia sole (Valencia, F-Semperey Compan, it~ rea), Las meds deca el Hbro orginal han sido respetadas Yu ha ahadido un apéndice con a tadueion completa de le sAdverteniany del primer para del «Discurso preliminary Coleen «Noctulabiam» Acids por Jaume fsa | Loree y edit por Ala alla en colaboraion om la revista «Mando Canton El grabado que a idenien rata el empleo del noctirlabio ttizando Ie estrllany proce 4a Libre de Cosmographia.. de Apiano Primera edicin: septiembre de 1986 Propiedad de esta ec Editorial Alte ull, Bre 71, 08009 Bareelona 1 Eaitorial Portal, 8.4, Valencia 359, 08009 Barelona “Teaducein del Apéndice: Jaume Serrasoeas Impreso on Hurope, S.A Recaredo 2, Pablenow (Barcelona) LAMARCK, ENTRE EL OLVIDO Y LA CONFUSION Lamarck en su época ‘Jean Baptiste de Monet, chevalier de La Marck, tenta ‘uarenta y cuatro afos cuando en 1788 consiguié una plaza de asistente de Boténica en el «Jardin des Plan- tes» de Parts. Era su primera vinculacion formal con la ciencia, si bien hacia unos veinte ahos que estaba relacionado con aquella insttuciOn. Tras pasar su pri- mera juventud en el seminario de los jesuitas de Amiens y en el ejéreito, y a consecuencia de una grave herida, abandona la milicia y toma contacto con las ciencias naturales. Lainfluencia ideolgica de Rousseau parece que fue en este sentido bastante determinante. Sus primeras preocupaciones cientificas estaban rela cionadas con la meteorologia, pero pronto Antoine- Laurent de Jussieu lo inclin6 a la boténica. En 1778, enn corto plazo de tiempo, culminé su Flore frangai- se, que entusiasmé a Buffon y conquist6 el honor de ser impresa por la “Imprimerie royale”. En dicha ‘obra, que le abrié las puertas de la Academia de Cien- cias, realiz6 su primera aportacion destacada, de las ‘muchas que hari al desarrollo de las ciencias natur: les: el método dicotémico ivi Cuando la Convencién leva a cabo la reorganiza- cién del “Jardin des Plantes”, a propuesta del propio Lamarck, transformandolo en el “Muséum d Histoire Naturelle”, se convierte oficialmente en zodlogo. En efecto, el 10 de junio de 1793 el gobierno republicano crea doce cétedras, para las que son nombrados Brongniart (Arte quimico), Daubenton (Mineralogia), Desfontaines (Boténica, herbario), Faujas de St. Fon (Geologia), Fourcroy (Quimica general), E. Geoffroy Saint-Hilaire (Animales superiores), A.L. de Jussiew (Boténica, herborizacion), Lamarck (Animales inferio- res), Mertrud (Anatomia animal), Portal (Anatomia humana), Thouin (Cultivos) y Van Spaendonck (Ieo- nografia). El “Muséum” no es sino un eslabén més de Ia profunda renovacion de la enseftanza superior que 1 poder revolucionario leva a cabo, sobre todo como alternativaa la decrépita y obsoleta Sorbona, la misma que habia intentado prohibir la Historia natural de Buffon (1,2)-* Desde el primer momento Lamarck decidis inaugu- rar sus cursos del “Muséum” con una especie de leccién magistral anual que denominé discours d’ouver- ture. Alganos de los correspondientes manuscritos han egado total o parcialmente hasta nosotros. En ellos se puede seguir Ia evolucién de su pensamiento, en la medida en que va introduciendo novedades. En el Discours de 1794 debié utilizar por vee primera la palabra “invertebrados” como contrapuesta a “verte brados” (3). Rebautizaba asi la clasificacion propuesta por Cuvier de “animales de sangre blanca” y“anima- * Los mimeros entre parénteis emiten al bibliograia que Fi ra al final de eat presentacion ivy Jes de sangre roja” (Cuvier habria llegado a Paris a ‘mediados de 1795). De todas esas leeciones inaugura- les la del ato Vill (1800) seré la mas notoria. En ella ‘esboza las lineas magistrales de sus ideas evolutivas, que nueve afos mas tarde desarrollaré en la Filosofia z00l6gica. La obra de Lamarck no esté exenta de ideologismo. La influencia de Rousseau y su Contrato social, el ateismo solapado de Buffon, debieron marcarle pro- fundamente, y no es nada extraito que se entusiasmar con la revolucién. No hay razones para pensar que su actitud no fuera sincera, que setratara de simple servi- lismo hacia el gobierno que le habfa encurabrado. De ser asi, quiza hubiera sido capar de repetir la mani bra. E1 18 de brumario del general Bonaparte marca el fin de sus buenas relaciones con el poder. El imperio y la restauracién borbénica no le serin favorables. El propio Napoleén le reeriminaré piblieamente durante ‘una reunién del Instituto por su obra meteorologica, cuando Lamarck intentaba hacerle entrega de su Filo- sofia. Es curioso que sea en su obra dedicada a los Fenémenos fisieos (por lo demés, abundante) donde mas deja transparentar su faceta no estrictamente cien- tifica. En general, sus hip6tesisfisico-quimicas fueron bastante desafortunadas y en ocasiones muy politiza- das, atacando a.cientifieos de ideologia antirrevolucio- naria, como Lavoisier, despues de su caida en desgra- cia durante la Convencion. Salvando las distancias, evoca el episodio Lysenko. Cuando en 1794 publica sus Recherches sur les causes des principaux faits physiques, eseribe una dedieatoria que es sin duda su ‘mas ferviente profesin de fe revolucionaria: (vin) Al pueblo francés. Acepta, pueblo magninimo y vietrioso de todos tus tnemigon, pueblo que has recuperado los derechos fradose impresriptibles que has reibido dela natura. feza [1] y por el deseo que yo tengo de compartir ta flora, contribuyendo al menos, gin misdébles facl- {ades, a ser til a mis semejanten, mis hermanos, mis iguaes, Entre 1799 y 1810 publies los once volimenes de sus Annuaires météorologiques. Hay que decir que Lamarck nunca concibié sus facetas de fisico y de zoélogo separadamente, sino que las considers com- plementarias. Cuando en 1802 publica su Hydrogéo- logic la concibe como la primera parte de una fisica de la Tierra, ala que habian de seguir una “Météorologie” yun tercer volumen dedicado alos seres vivos, para el que acuno el neologismo “Biologie”. Nunca fueron publicados. La mayor parte de su obra la desarrollé como espe cialista en invertebrados. Asi, en 1801 publicé Systé- ‘me des animaux sans vertebres; entre 1802 y 1806, ‘Mémoires sur les fossiles des environs de Paris; tam- bien en 1806 vio la luz Discours d’ouverture du cours des animaux sans vertébres. Entre 1815 y 1822 su legado principal los siete volimenes de Histoire natu- relle des animaux sans vertébres, en una parte consi- erable dictados a una de sus hijas, ya que en 1819 se volvi6 completamente eiego. Murié el 18 de diciembre de 1829. iia) Lamarck como evolucionista Lamarquismo, herencia de caracteres adquiridos. Darwinismo, seleceién natural. He aqui unas pregun- tas y respuestas del catecismo neodarwinista, en plan fe del carbonero, que repiten eantidad de bidlogos que no se han molestado en leer a Darwin ni, por supuesto, a Lamarck. En realidad la cuestion es mucho més compleja. En primer lugar las ideas evolucionistas de Lamarck son mucho menos esqueméticas de lo que se piensa, Hay en ellas dos componentes diferentes (5). Por un lado, la creencia en una supuesta tendencia progresiva que obligaria a los seres vivos a elevarse paulatina- ‘mente en la escala vital. Por otro, lo que se ha identifi- ‘ado propiamente con el lamarquismo, la herencia de los caracteres adquiridos. Esta supuesta capacidad he- reditaria no se reduce al mecanismo uso-herencia, se- ‘gin el cual la voluntad del ser controlaria indirecta ‘mente su propia evolucién. El ejemplo de las jirafas y su cuello, que responde a este fenémeno, es para mu- chos la quintaesencia del lamarquismo. Es més, con frecuencia se piensa también que la induccién por el medio ambiente fue postulada por Lamarck, cuando ‘en realidad se trata de una hipétesis de Geoffroy Saint- Hilaire que Lamarck siempre rechaz6 (6). Lamarck era consciente de que el mecanismo uso- herencia implicaba un acto de volicién, eosa que era imposible en los vegetales. Asi la aparicion de nuevos caracteres en las plantas sera simplemente una res- puesta a nuevas condiciones ambientales, que actian @ través de los cambios provinientes de la nutricion y ddemés aspectos fisiologicos del individuo. od Es en conereto el primer aspecto del pensamiento evolucionista del autor de la Filosofia zooldgica lo que Darwin juzga errénco, es decir lo que en el bosquejo histérico que antecede a El origen de las especies calfica literalmente de “ley de desarrollo progresivo” (7). La otra cuestion, la herencia de los caracteres adquiridos, ¢s asumida por Darwin como un mec ‘mo evolutivo més, ya que su gran aportacin, la selec- cién natural, es solamente concebida como un factor determinante de variacién compatible con otros, aun- que 61 lo considerara el principal. Hay que decir tam- bien que Darwin pas6 por muchas fases en su valora- cién de la posibilidad de herencia de los caracteres adquiridos (8). Ya es antigua la argumentacién de que ‘esto puede apreciarse en las diferentes ediciones de El origen de las especies en el hecho de que en La variacién de los animales y plantas en domesticacién, publicado en 1868, cuatro aos antes que la sexta, y Gefinitiva, edicion del Origen, dedicara un capitulo entero a ia defensa de la herencia de los caracteres adquiridos, Hay ademés otro punto de contacto entre esos dos grandes evolucionistas que se olvida con demasiada frecuencia y que conviene rescatar aqui, por tratarse de un tema de rabiosa actualidad. Me refiero a su ‘reencia comin en el gradualismo, que les llevo a adoptar una actitud nominalista respecto a la especi biolbgica. La actitud de Darwin, plasmada en su asun- cidn de la méxima de Leibniz natura non facit saltum, es sobradamente conocida (8) pero lo que esté menos divulgado es que Lamarck Hleg6 al transformismo a partir de la hipétesis de que era posible establecer series filéticas ininterrumpidas, entre fosiles y vivien- ou tes, en determinados grupos animales. En sltima i tancia parece que fueron las colecciones de moluscos del “Muséum” de Paris, de las que se hizo cargo en los tltimos afios del siglo XVitt, a la muerte de Bruguiére, las que le sugirieron la idea (6). Por estos mismos aitos, Cuvier, al observar Ia falta de todo nexo de unién entre las especies de mamiferos fsiles y las actuales, levaba ‘cabo una lectura discontinua del fenémeno, que le evar a fa formalacién de su teoria de las revolucio- nes del globo. En los altimos anos Eldredge y Gould han desarro- Mado una teoria que hace una lectura discontinua del proceso evolutivo, conocida con el nombre de “equili- brios & intervalos” (punctuated equilibria) (9). La polémica en torno a dicha teoria ha ido més allé del hecho puramente cientifico, de forma que han surgido voces sfirmando que lo que habia detrés era un plan- teamiento marxista, que implicaba el rechazo sistem4- tico de todo punto de vista gradualista (10). No deja de ser curioso que en los albores del siglo XIX la situacion fuera inversa a las conclusiones del citado andlisi: Lamarck, el personaje de ideas avanzadas, era gradus lista: Cuvier, reaccionario y profundamente oportunis- ta en lo politic, era rupturista. Un pensador revolu- ‘ionario tan atento al desarrollo de las ciencias natu les como Engels, dria afios més tarde que “la teoria de las eatéstrofes [de Cuvier] era revolucionaria en sus palabras, pero reaccionaria en sus hechos” (11). Dicen que a veces la historia se repite. En el men- cionado debate actual sobre la posibilidad de los pro- cesos discontinuos en la evolucién animal, las series fileticas de moluscos han vuelto a convertirse en pie- dra de toque. En 1981 P.G. Williamson (actualmente bar en la Universidad de Harvard) publicaba un articulo sobre gaster6podos y bivalvos fosiles del lago Turka- na, en Kenia (12). En él, Williamson reconocia una serie de fendmenos de especiacién que intrepretaba ‘como sumamente répidos, separados por periodos de cestasin o de estabilidad de las especies. La polémica sigue su curso (13) en funcién de que una serie de especialistas dudan de la interpretacion, aunque algu- nos sean partidarios de la hipotesis de equilibrios intermitentes, dada la difcultad de definir buenas es- pecies cuando no son aplicables criterios como la in- terfecundidad. 4Qué consideracién ha merecido Lamarck a la pos- teridad? Puede afirmarse que hasta que Darwin publi- 6 en 1859 su Origen de las especies, Lamarck fue el gran olvidado. Incluso su esquema sistematico (del que da cumplida cuenta en la Filosofia) es arrincona- do en beneficio del de Cuvier. Es, curiosamente, con la cexpansin del darwinismo, hasta los primeros afios del presente siglo, cuando el pensamiento lamarquiano fest en su mejor momento. Muchos de los primeros propiedater do une fueren ‘vital eapecial 6 do una cause final orgintea; Ia procadenela de ‘tos ls orgunismos de ua sorta adimero de formes antope. anldas por goneriéa eapoutdaea de le matory 1s porpetuidad no iaterrsmpida de la evolucién geoldgicay Ie ‘ausonsie de revolusiones y especialmente In inadmisbilidad e todo milagro; en une palabra, todas las propesisiones mis {importantes dota biologia moataticn otha ya formalades 0a 1a Finosorta 200140104. Sil admirable esfaur2o intelactanl do Lamarck fab Aesconosido en aa tomapo ello a dabo do aaa parte Al g ‘era del pus do gignato por ol oual so adelantabe on medio siglo & sus contemporkeecs, y por otra & que faltaba & su obta una base expecimontal sufelonts, notindose algunes ‘tu didcultades do domostracba, Lamarck aedale muy jus ‘taments Ins condisionos do a adaptacida eotno vonstitayendo Jas ctuans mocknicns de primer onde, que producon Ia porpo- ‘tus metamorfosis ds las formas orginicas: cuanto & la anelo- van nd1090 gla morfolbgion de Ine especies, glnoro, ts, a rolzotree con buen derecho & une relaciin de consanguinidad y reralta, ‘lon explieada por a haroncia, Pare dl a adaptacia consisto solamente on aha relaciéa entre le modifeasiéa lenta y cons- ‘tants del mundo oxtorior y un cambio correspondiente on laa setivideden, y por conteowonci, laa formas do loe orgasis~ ‘mos, Sin dada oe sate un agents exiremadarents importante ele metamordous do las formas orginicas, No obstante re- sulte imposible explioar, como hnce Lamarck, por osta sola por au proponderancia, ie molifescién do Tas or ejemplo, # dive quo ol largo culo dea raf Aubido & a porpetua extaneién & quo lo eojote ol waimal_ pera ramouoar en loa grandee deboles; porque viviendo In jirait Grdinariaments on regiones Aridas, donde el fllajo do los Arboles conatitaye wn nic alimenta, eat animal a» wiéobli- edo & dosarzollar cata actividad oxpocil. Do igual manera a longoa en forma do pico dol oto hormiguaro ha sido produ- ‘ida por ol bdbito que tinon estos animales do sucar ax all- ‘mento do hendidures 4 do eanslos ostrshoe, dalgedoa y pro- fondos, Las mombranes natatorias do Ina vans y do otros animales seuiticos aon debides dnicemente & sus perpetucs afusrsos para nada dla rosltoncia que ol agua ofvece & 905 extromidedes, klon movimlentos natatorios malmaos, La oneia tranemite rebusteidudolos tales habitos& los descon~ Aionter; ra perfecsionindose y acaban Snelioato por reul- ‘ar motamorfovendoe, Dor exicta quo sen on general esta idea fundamental, sin embargo, Lamatek signa al hibito ‘una inflooneia domasiado excasiva; constituyo indaéablomen- toune de les principales ceuans do In motifcncién do las for- sas, poro no ea la Unica. No obstante oo procico reconocet que Lamarck ba comprendido parfectamenta Ia acoién reel proce do las doa induenoins formatricesorgéstons, ln adapta- ‘idm y la hereneia, Pero desconoce ol principio importants smo se In snleccion natorel on la lucha por In existencian, principio que Darwin noe hn hecho conocer cincventa aos Aespuie, Pnb1090 x ‘uo do loa principales méritos do Lamarck os ol de haber ‘ratedo ontonceo do probar quo Ie eapecio bomiana dexcfende por ovolusién do otros mamffaros may préximos f los monos. ‘Aga! también os ol hibito quien figura en primer linea; a él {quien Lamarck atiboye ol principal papel on Ia metainor- fois, Ton hombres mis infoioree, los hombres priuitivos provienen, aogin ldo los manos’ entropoides que se acoee ‘ambraron la posiolia vortial. HI levantamfonta del troneo, cl perpotuo eefuerao para mantenerae on pi, prodajeron poco & 000 la motamorfoeis do los mfombros, uaa dferenciacita rake torriles y una planta de oe ples; hasla adolente, lan extre- midadee preonsilon do las mance, La eetacién reste dl por reaaltedo' ol pormitir un examen mds teil del mundo ame Diente, y do alo rorsltd un progreso intelectoal considerable, ‘Los herabros-mouos adquivieron asi una gran supariridad a bro los otros monos y an gonsral sobre los sores orgunizadoe t roloaben, Para consolidar oata suporiorided se aa0- come econtace con todor los aniunales Que ‘Vivon on sociedad, so destrrll6 on ellos In neaeslded de poner fen comin aus eefocraon y avs pe ecetidad dol lengua, roprecantado al prinaiplo por gritow rmionto del longuaje articulado legs & conattair ana poderoen palanes para aysdar 4 la evolneién orghniee, y eepectalente una ovolucién dol eorabro, hasta que lentamonte los how- Dros mouos se transformaron en verdaderoe hombres, Quo lon hombros primitivo, todavia gross, descendiesen real- monte do los moves mis perfecciouatos, Lamarck afro nla ol apoyo de pruebas slid, Ordinatiemonts 2» coloce dle enbozn do los naturalistas ‘Albeofos fransease, no & Lamarck, sluo & Esteban Geoffroy: x provode StintHilalre, que nasid on 1771, Goethe Ip tenia on gran concopto, fad, come. ya homon disho, el adverencio mAs de- sidide de Cuvier. ‘Desde ls terminacién dol siglo XVIII, exponia ou ideas sobro la motamorfosis do las capaci orghniens, pero las pas Die por primera vox colaments en 1628, luego laa defends con valentia deranto los atce sigaiontas, eapecialmente eo 1690, coutra Cuvier. Salat-Hilaro admit, en lo que tiono ‘Ge eeonciel, In doctrine do Ta dessondencia de Lasnarsk; vin unbargo, eFeln que la motamorfosia de las eapecioe vogotales y animales era debida monos le actividad propia del orga bismo (hibito,ejereisio, uso 6 desuso de los Srgunoe) que & Ja Inflaenein ol mundo ambiente, esto es, & las perpetaae ‘veriasionoe del mundo exterior, capesialmente de In atméa- fore, Par d, ol orgeniemo eg ante las condiionee del modio exterior, mu bien pasivo, inactive; para Tamarck, por el ‘outrario, ex mba sotivo. Geoffroy ofee, por eemplo, que por ‘lhecho de In disminuoia de la cantidad de deldo carboaico fon Tk atméefra, las aves lun aalido de loa reptiles sau ‘porque resltando ms rico on oxigeno el aio, estar dltimos ‘suimales ae volvioron mis vivaces y mba endrgico, De ello procedié una elovacién on Ie temperatura do at anngs ‘mayor astvidad norvioes y musonlr, y por consecuenci, I ‘acumes so enmbinron en plamar oo, Esta idea, on ol fondo, ‘may joata; poro elo cierto que una modiGencién sobrove- aida on Is stmbafera 1o mismo quo cualquiera otra modi6 ‘acién sobrovenida en las condisiones de existoncie, pusde contvibuir divecta& inireotamonta & teanaformar ol organs to, no obstante, ous olan causes resulta ea af nisms rasiado poco importantes para que ao lor paeda ateibulr ‘exclusivamonto tal resultado, pues no tienen més valor quo l gjetvcioy el Alito, invocndo oxclasivamonta tambisn por Lamarck. Bl principal mnésito de Saint Hilaire coosiate oa Inabor sostonid, & peaar do In poderoesinfluensia do Cavier, Jn concepeién uniteria do In Naturale, Ia anidad del modo do fermacién orghnica y ol {atime pareniaeco gonealdgico do Pnéroco ey las divorata formas orgunizadss, Ya an las procedantes loc ones mencioné los oblobres debates de los dow grandes a4. versarioa on It Academia de Paris, onpacialmente lo arden ts coufictos dal 22 ao Febroro y 19 de Fulio do 1880, en los cuales do tal manora so Interesd Gosthe, Onvieetaluatd ene tonces en toda Ia linet, y deste aguella époce otal nada so ha hecho on Pranela por ol progvere dele doctrina gouoalogica ni para contribuir 4 In tarminaoidn de una teorfe ovolative monlaticn, Bas sro Haoxm. INTRODUCCION a experfencla en la ensenanza me hizo sentir do ‘qué modo una flosoffa soolégica, os decir, un euerpo eo preseptos y do principios relativo al estudio de los animales y basta aplicables 4 las otras partes de las clencias natarales, nos seria atil en la actualidad, dados tos progresos que se han realizado en estos ultimos afios en nuestros conoclaniantos de los hechos zooldglcos. En efecto, chay algo més interesante on el estudio do la Naturaleza que ol estudio do los animales; que la, consideracién de las conoxiones de su otganizacién con Ja del hombre; que 1s del podor que tienen los habits, Jos modos de vivir, los climas y las zonas de habitacién para modificar sus caracteres, sus facultades y aus 6r- ‘ganos; quo ol examen de los diferentes elatemas do or- anizacién que entre ollos se observa y segtin los cuales etcrminan las antologias més 6 menos grandes que Jan el rasgo do cada uno de ellos en el método natural? Hay algo més intervsante, en suma, que le disteibuciéa General que formamos de’ estos sotes, considerando la ‘complicacién més 6 menos grande do su organizacléa, Aiateibuctén que puede Tevarnos & conocer el orden mismo que ha seguido la Nataraleza al realizar cada ‘una do sas especies? xv anemnopuv0o1ox iertamente, no ee podria nogar que todas estas con- sideraciones y muchas otras todavia, 4 las cuales con- uee por nevestdad el estudio de los animales, dejon do ontrafar extraordinario interés para cualquiera que ame 1a Naturaleza y basque Ia verdad on todas las cosas. ‘YF lo que hay en ollo de mas singular os que los fo némenos mis dignos de estudio no se ban presontado & rnuestras meditaciones hasta 1a época on que los sabios fe consagraron al examen de lop animales menos per- ftoctos, y on la que las indagaciones sobre Ins diferentes complicaciones de la organizacién de estos antmales Mogaron & constituir el principal fandamento de su es- tadlo. Y¥ no resulta menos singular verso obligado & reco- nocer quo casi siempre del examen continuado de los ‘pequefios objetos que nos ofreco 1 Naturaleza se obtu- ‘vleron los conoclmfentos més importantes para llegar al Aescubrimiento de sus leyes, de sus medios, y para de- terminar su marcha, Esta verdad, comprobada ya por muchos hechos notables, babré do recibir un macro grado de evidencia en lat consideraciones expuestas en Ja presente obra, persuadi¢ndonos una vex mis de quo, con relaelén al estudio de In Naturaleza, nlogda objeto ‘cualquiera debe ser desdetado. El asunto relativo al examen do los animales no eon- slate tnicamento en conocer las diferentes razas ni do ‘erminar entre ollas todas las distinciones, Ajando sus caracteres partionlares, sino también ol de llegar 4 co: over, ademés, el origen de las facultades de que dik fratan, las causasquo fos hacen existir y mantienen su ‘vide, y por ailtimo, las de In progresion notable que presentan en el orden de en organizaclén, y en el nme: rolo mismo que el desarrollo de aquellas fucultades. sermon uocrtx xv En su origen, 10 ftsico y 1o moral no eonstitayen, sia dada, mis que una cose mlame, Batadlando Ia organi zaclon de los diferentes érdenot de animales conceidos es cuando bay posibitidad de poner en evidencia cata ‘verdad. Pues como los productos de tal origen soa efeo. tos, y como estos efectos, apenas separados en an prin cipio, #0 han ido diversiticando despaés ex doo érdenes eminensemente diferentes, ambos 6rdenes de efectos nos pavecleron, y parecen atin 4 muchas personas, sin cone: xldn alguna entre Sin embargo, se ba reconocido ya la tnfiuencia de lo {sico sobre lo moral (1), pero creo que todavia no se ha, prestado gran atenciéa 4 Ins ioftuencias de lo moral ‘sobre lo tisieo. ¥ como ambos érdenes de cosas, que ti nen un origen comin, reobran una sobre otra, especial. ‘mente cuando mds separadas parscen, so tienen yu los ‘medics de probar que so modifica en aus varlaciones, Para mostrar el comin origen de los dos 6rdenes do tectos quo, en su més amplia dlstineién, eonstitayen lo ue se llama lo ftsico y 10 moral, me parece que ge ba elegido un camino opuesto al que se debi haber so- guido, Bn efecto, se ha comensado por estudiar ambas cla ses de objetos, tan distintos en aparieneia, en el hombre mismo, cuya organizaciéa, Negada 4 su término de composicién y de perteccionamiento, ofrece en las causas 4e los fendmenos de lu vida, en Ins del seatimiento, Jag de as facultades do que gota, la mayor complica: ‘ién, resultando consecuentomente més ditiell de cono- cer él origen de tantos fenémenos (1 Véate a obea do Cebus, Anatpan det moral yl fz naps deo moral yl fies net xe rrnopuoowe Dospuss de haber extudiado la organizacién del hom- ‘bre, como hoy 60 acostambra, on vex de apresurarso & indagar en la conslderacién de esta organizaofén Ins ‘causas mismas de la vida, las de Ie sensibilidad fistca {y moral, habla necesidad de osforzarse on conocer Ia Srgenizacién de los otros animales; habia necesidad de ‘copslderar lav diferencias quo existen entro ellos & esto respecto, asi como las anelogias que ge encuentran entre Jes facultades que les son propias y Is organizacion de que distratan, ‘x0 bubiese comparado estos objetos antro sf y con to que se conoce acerea del bombre; si se bubiese consi- dorado, deede Ie organizactén animal més simple hasta 1 del tor bumano, que es la més compleja y 18 més pe feeta, In prograsién que se muestra ea olla, de igual ‘modo quo la adquisicién sacestva de los diterentes érga- nos especiales, y por consecuencia tantas facultades nuevas como érganos nuevos obtenidos, on tal caso Inabria podido advertir e6mo Ins necesidades por do pronto reducidas & la nulidad, y eayo nimero ba acre ldo més tarde graduaimente, han producido le inelina- cid d las acolones proplas y al medio de satistacerlas. So Ihabeia visto también edmo las acofones, transform das en babituales y enérgicas, han ocasiouado el des- arrollo de los érganos qus las ojecntan, y eémo le fuerza {que excita los movimlentos orginicos puede, on los ani- ‘males més impertectos, encontrarse fuera de ellos y fauimarles, sin embargo. Cémo, en soguida, esta fuerza boa sido transportada y fjada en of animal mismo; y por ‘lkimo, edmo ella ha conetituido el origen de Ia sensi dad, yl fin el de los actos de la intaligencia. insta afiadirse quo si se hubiose seguido este méto~ o, en tal easo no se habria considerado ol sentimianto eraonooc16x - como Ia eausa general 6 lomediate de los moylmtentos orgénicos, nl a9 hublera dicho que la vide ex una euco- sion do movimientos que se efeoatan en virtua de las seosaclones reebidas por diterentes érganos, ¢ de otro moto, que todos tos moviaientos vitales constituyen, ‘l producto de las impresionos reoibidas por las partes sensiblet, (Analogias de lo flsico y de lo moral en et hombre) Bite causa parsceria fundads, basta clerto panto, expecta do loa animales ms perteotoa, Pero al curries lo propio reletivaments on todos los euerpos que gozen do vide, todos ellos poseerfan ln facultad de sentir. Y no podris, mostriraenos quo los vegetales #0 encuentran en esto caso, nl slqulera que se onouontean en dl todos Jos animales conooidos. Yo no reconozce on modo algano en 1s suposicién do somejante causa, presentade como general, le mareba verdadera de la Netaraleza, quo al constitair la vide no contd eon los madios de bacer existr esta facultad en Jos animales imperfectos do is priaeras elases del rela0 animal. (Con rolasién & los euszpos vivientes, Ja. Nataraleza Ins procedido por anteos y saoesivamente. No hay post. billdad de dadar de ello, ye Ba efecto, entre los diferentes aeuatos que me pros pongo exponer en la Ficosovia Zoousatoa, erataré de de- mostrar, citando on apoyo de olle hectios conocides en todas pactes, que al componer y oomplicar cada vez mde 1 organizacida antmal, In Nataraleza ha ereado progre- fivamente los diferentes drganos especiales, aaf como Ins facaltedos do que los animales distratan, Se be pensedo, hace ya largo tiempo, que exisia ‘won espocie de escula 6 do cadena greduada entre los ou & xen emnop veo ‘ouorpos dotados de vida. Bonnet ba decarrollado osta opinién, pore no pudo probarla con hechos aacados de Ja propia organizactén, lo que ers, no obstante necesa- lo, adbre todo relativamente ¢ los aaimalee. Y no pudo hacerlo porque en la époea en que 6! vivia altaban Jot hechos probatorios. Eatudiando Joe animales de todas ne clases so en- cuentran otras cosas que examinar que Is que se reflero 4 mu composicién, El producto de las circunstancias como causas que ocasionan nuevas necesidades, el o las nocesidades que crea los hébitos y las inclina: clones, Jos resultados del empleo aumentado 6 dismi- rnido de tal 6 cual érgano, los medios de que 1a ‘aturaleze se sirve para conservar y perfecclonar todo lo que he sido adquirido en Ia organizacibn, eto., otes- tera, son objetos de Ja mayor importancia para la Slos0- 1a Yacional. Pero este estudio de los animales, especialmente el e los menos perfectos, estuvo tan largo tiempo olvida- o, por no sospechar siguiera el enorme laterés que en: tranaba, que bay necesidad de continuarlo sia aguardar nuevos datos. Cuando so ha comenzado 4 cultivar realmente Ia Distoria nataral y obtavo cada relno Ja atonelén do los fabios, Ios que han fjado ospocialmente eu ateuclén sobre él relno animal, ban estudiado con preferoneia low animales con vértebras, es decir, los mamiferos, las aves, los repiiles, y por tltimo, los peoes. Fn entas clases o animales, constituyendo lee especies en general ma: ‘yores, contando con partes y fucultades més desarrolla~ {as y'slendo més féoilmente determinables, parecieron, ofrecer més interés en au estudio que los animales in- vertebrados, Bfectivaments, la pequefier extremada de nnropuoaex xx 1m meyor parte de los animales sin vértebrea, sus tacul- tades Iimitadas, y mds alejadas también las analogies eo sus érgunos con los del hombre, fueron causa de que se miraeen con desprecio hasta nuestrot diss, no obie- niendo por parte de fos neturalistas més que tn medio- cre incoree, No obstante, se comfonza ya é renectonar contra esta provencién perjudicial para el adelantamiento de nues- ‘ros coucelmfentos, pues desde hace pocos afies tan ba- ‘miles animales won estudiados con atenelén, vidndose todo el mundo obligado 4 reconoeer que.u examen debe ser considerado como uno de los més interesantes & los ojos del naturalista flésofo. Bl estudio de los inverte- Drados arrojs mucha luz sobre Infinitos problemas rela- elonados con la historia natural, problemas que con ai- ‘eultad podrian estadiarso de otro modo, Encargado de avallzar en el Museo de Historia Natu- ‘ral 6 10s animales que yo lamé sin vdrtebras, & causa o faltarlos la columna vertebral, mis indagaciones robre infinidad de ello, asf como laa observaciones quo me vi obligado 4 realizar en la anatomia comparada, mo dieron bien pronto le més alta idea del profando interés ciontifee que inspira ¢u examen, En efecto, el estudio de los animalar sin vértebras debe interosar profundemente al naturalista: 1., porque sus espeeles vesultan mucho més numerosas en la Natu- raleza que las de los animales vertebradoy; 2,°, porque jendo mas numerosas resultan més variadas natural: ‘mente; 2.°, porque les varlaciones de au organizacton son mucho més grandes, més marcadas y més singula- res; y 4°, porque el orden que emplea la Naturaleza, para formiar sucestvamento los diferentes érganos de los fanimaales, se encuentra mejor expresado en les imltaclo- a emopuoo6s ‘not que estos érganos sutren en los lnvertebrados y hace au catualo mucto mis propio para hacornoe doseubrie basta el origon mismo de le ofganizaciéa, ast come In causa doa composioién y do sus desarrolios, que 0 {que pudioran hacerlo todas las consideratoncs que pre- ssentan los animales més pertectos, tales como los verte- Yorados, Cuando me habe ponstrado do samejautes verdados pons que para hacerlas conocer & mls alumuos, en vez de sumergirme on los detalles do los objotos particala- res, debia en primer término presentarles las genoralt- Gades relativas 4 todos los waimales; mostrérsolos en. conjanto, proponiéndome después distingatr las masas principales quo parcoen dividir esto conjanto, para po- norlas ontce sf en comparacida, con el objeto de davies & conocer mejor por separado. Bl verdadero medio, en efecto, de Hegar 4 conocer Dien nn objeto, hasta en sus més minimos detalles, oon- sisto on comeazar por considerarle en sa totalldad, oxa- minando, por de pronto, yasu masa, yay extonsiéa, ya ol conjanto de las partes que lo componon; por indagar cull os su naturaloza y su origen, oadlos son sus rela- clones con los otros objatos coaocidos; ox una palabra, por considerarle desde todos los pantos de vista que pus: an Hlastearaos sobre todas las goneralldades que le eon- clernen. Después ae divide el objeto de que se trata en. partes principales, para extudiarlas y considerarlas se: paradamente bajo todas las anslogias que pusdea ins ‘ralrnos rospecto de é1, y continnando asi en dividir subdividir tales partes, so llega & ponetrar hasta las mds poquetias, cuyas partioularidades so indaga, sin olvidar los monores detalles. Torminadas tales indaga- clones, 20 provara dedaclt [as eousconenclas de ellas, nernonvooids x poco & poco la Mlosotia de a clencin seestablece, ve tidhes y 4e perfecciona, Por este dniea via es por donde ls inteligencts huma- ‘na puede adquirir loa més vastos conootmientos, los mis s6lidos y los mejor ligados entre sf, en eusiquier ofencia, de que se traie, Unicamente por este métode de anlisis fs por el que progresan todas las clenclas, sin que en elles te confundan los objetos, que Megan 4 ser conocidos porfectaments, Por desgracla no hay costambre de sogair este mé- todo al estudiar Ia historia natural. La reconoclda nece- {dad de observar bien los objetos particulares ba des- arrollado ol bébito do limitarse 4 Ja consideraslén de cellos y sus partes més insignidesntes, de manera que dua Uegado & ser para la mayor parte de los nataralls- tas el tema principal de estudio, Ello no constiulria, sin embargo, una causa real de retraso para las clencias naturales, sino se obstinasen en no ver en los objetes observados més que su forme, au dimensién, sus partes externas, su color, ete., y silos que ge entregan & 5 ante tarea no deadeftagen elevarse 4 conalderaciones superlores, como Indagar eudl es a naturaleza de los bjetoe de que se ocupun, cuales son las causas de Ine ‘modiffeaciones 6 de las ‘variacfones 4 las cuales estos objetos estin sujetos, cudles son las analogias entre sf ¥¥ con los otros que se conocen, etc., etc. Porque no se practica bastante ol método que seabo de citar, ea por Jo que observamos tanta divergencia ex To que se enseta & este respecto, ya en las obras de histo- ria natural, ya en otras clenelas, y porque auellos que no se han consagrado mis que al estudio de las espe cles no perciben sino muy contusamente las conexio- znos generales entre los objetos, ai pereiben de ningun ma nrenoDuootex modo el verdadero plan do Ia Natarale sus leyes. Conrencido, de una parts, de que no es preciso seguir un método que scorta y limite de tal modo las ideas, 7 de otra parts, encontréndome ex la nocesidad de publi- ‘car una nueva edlefén de mi sistema de los animales vin. ‘vértebras, porque loa rapidos progresos de In anatoma, comparada, los nuevos deseubrimlentos de los zo6logos ¥ mis propias observaciones me faciiltason los medios de ‘mejorar esin obra, ho crefio deber reunir on otra parti cealar bajo! titulo de Fu.osort4 Zo0udai04 los algatentes datos: 12, los prineipios gonerales relativor al estudio el reino animal; 2.°, los beohos exeuclales observados ‘que importa conslderar en este estadio; 8., las conside- rrolones quo regalan la distribucién no arbltraria de los animales y ou més convenioato clasifioasién; y por tiie ‘mo, las consecuencias mis importantes que uataralmen- 1 fe dedueon de Ins observaciones y de los hechos reco. idos, hectos que fandan Is vardadera flosotia de la cieneia, ‘La Fuiosorta Zooube1va do que sotrata no coustitaye fn realidad otra oss mis que una nueva edielén retaa- ida, corregide y muy aumeotada do mi obra titalada Indagaciones sobre lor cusrpes vivientes. Se divide en tres partes principales y cada une de ellas en diferentes eapfeuios, Por eso, on Ia primera parte, donde ge presentan Ios hheotos esenclales obsarvaios y los prinefpios generales de Ins cloncias naturales, me proponge cousiderar ante todo lo que yo ilamo las partes del arte on las clencias do que se trata In Importancia de Ia consideraclén de las anatogias y la idea que debs formarse de lo que designa con ol uombre de expects entre los ouerpos vi- sl niaguna do meraopuea sour ‘viontes, Ba segaida, después de haber desarroliado Ins generalidades relativas & los animales, expondré de una parte las pruobes do la degradacién de la organtzacién aque relaa de ua extremo d otro de Ia eseala animal, es- ‘tando colocados los més perfectos en la extromidad su- perior de clla, y por otra parte, haré ver Ia induancta de as civcunstanctas y de los hdbitos como constitayen- o el origen de las causas que favorecen 6 detienen sus Gosurrollos, Terminaré esta parte por Ia consideracién, del orden natural de los animales y por 1a exposlolén de tu disirtbucién y clasifeacién mds convententes, Ta la seganda parte propondré mls ideas sobre ol orden y cl estado de cosas quo forman la esonela de la ‘vide animal, fadicando las condiclones erenciales para a asistencia de este admirable fenémeno, TTratars en pgulda de dotorminar la causa exoitratria de lee movie mlentos orginioos; las del orgasmo y de Ie irritabili- ad, Ins propiodades del tejido cotalar; In elreunstancia ‘iniea en la cust pueden verificarse les gensvaciones es ppontineas; Ins eonsccuencias ovidentes do loa actos de la vida, ete. Por dltimo, en Ia tercera parte babré de exponer mi opinidn sobre las cnasas tisieas del sentimiento, del po: der de obrar y de los actos de inteligencia de ofertos animales, ‘a esta parte tratnré del orlgan y de Ie formacion ol sistema norvioso; del Guido nerviogo que no puede ser conocido més que indirectamente, pero cuya exis: tenoia resulta probada por feudmenos que él slo puede produclr; de le sensibllidad fisice y del mecanismo de Jas sonsaciones; do la fuerza productriz de los animales; del origen de Is voluntad 6 de Ia facultad de querer; de Ing idons y de sus diferentes érdenes; y por fo, de algu- naw eraop von nos actos particulares del entendimiente, come In atens cidn, los pensamfentos, la imaginaclon y la memoria, Las consideraciones que habrén de ser expoestas en Ja segunda y la tercera parte, abrazaa, indudablemente, asuntos muy dificlles de cxaminar y basta euestiones {que parecen fsolubles; pero estos asuntos y problemas otrecen tal interés, que cuantas tentativas se realicen respecto de ellos pueden ser ventajosas, ya mostrando ‘verdades inadvertidas, ya abriendo el camino que pue de conducir 4 cllas, FILOSOFIA ZOOhOGIGA Consderaciones sobre Ia historia natural de los animales.— ‘Sus earaeteres, sus_analoya uel, su clasifioacién y sus especes, CAPITULO PRIMERO De las partes del arto on las producciones: ‘do 1a Naturaleze Siempre que el hombre protende estudiar 1a Naturaleza se encuentra obligado & emplear me- jos particulares. En primer término, para poner orden entre los objetos infnitos y variados que trata de examinar, después para distinguir ain con- fusién, entro la intends multitud de estos objetos, ya los grupos de aquellos quo desea conocer, ya eada uno de estos grupos on particular; y por al- timo, para comunicar y tranemitir & aus semejan- tes todo lo quo ha visto, observado y peneado en fal estudio. Pues los medios que el hombre emplea fen estas porspectivas oientificas constituyen 1o que yo llamo las partes del arte on las cienciaa natura- Jes, partes que hay que guardarse mucho 8 sons tamanor tundir con las leyes y los actos miamos de la Na- turaleza, De igual modo quo es preciso soparar en las ciencias naturales lo que pertenece al arte de lo que corresponde i la Naturaloza, do igual modo también ee debe distinguir on estas cloncias dos intereses muy diferentes quo nos impulaan 4 econo: cer las produceiones naturales que podemos ob Uno de ellos resulta, efectivaments, ol interés que yo llamo econdmico, porque toma eu origen on las necesidades de oste orden del hombre con rela~ cidu A las producciones de Ia Naturaleza que él pretende emplear en su provecho. Con esta mira, el ser bumano no so proocupa mas que de aquellat producciones que considera ities, El otro interés, muy diterento del anterior, es el filoséfico, que nos {mpulsa & conocer la Naturaleza ‘on si misma y en cada una de sus producelones con ol propésito de averiguar eu mareha, sus loyea, sus producciones y formaruos una idea de toda lo que por ella existe; en una palabra, tode lo que procura ‘esto género de conocimientos que coustituyen ver daderamente la cioneia del naturaliata, Hate pro- sito ablo puede sor porsoguido por un corto ni: mero, por aquellos que se interesan igualmente en todas las produeciones naturales. Law necesidades econdmnicas y de agrado hicie- ron imaginar sucosivamonto las diferentes partee del arte empleadas eu las ciencias naturales, y ‘ewando legaron los hombres & ponotrarse del in- terés de estudiar y conocer la Naturaleza, estas partes dol arte nos ofrecieron un socorro para ayu: darnoa on él, pues resultan de una utllidad indis- penssble, sea pare gularnoa en ol conocimiento de Jos objetes particulares, sea para facilitar ol eatu- ‘uosorta zooLdar0s n dio y el adelante de tas cfonclas naturales, sea, en fsuma, para quo pudidsomos oriontarnos entre la enorme eantidad de objetes diferentes que consti: tuyen el asunto principal. Bn la actualidad, ol interés flosdjico que otrecon Jas eiencina de que ge trata, aunque generalmente menos sontido que ol que ed reflere & nucstras 11 cosidades evondmicas, nos fuerza 4 separar todo lo que pertences al arts do lo que es peculiar & la Naturaloza, y do cicunseribir, on los limites. con: Yoniontas, {0 que se debe concoder 4 loa primeros ‘objetoe para asiguar & los seguudos toda la \mpor- tancia que merecen. ‘Las partes del arte, on las cioncias naturales, son las siguiente Las distribuciones sistemsticas, sean gonerales 6 particulares; ‘Las clases; Los drdencs; Las familias; Los géneros; La nomenclatura, ya de las diversas divistones, ya de los objetos particulares. Hatas sels partes, generalmonte ompleadas en. lag clencias naturales, son dnieamento productos dol arte de que ha sido necesario hacer uso para colocar, dividir y poueruos en estado de estudiar do conocer, de comparar y de citar Ins. diferent produccionos naturales obsorvadas, Nada ha hecho te Naturaloza semojaute, y para ‘no engaftarnos confundiendo auestraa obras con las suyus, debe- ‘mos reconocor quo las elaser, los drdenes, lus fami Yias, los géaeros, lus nomenclaturas reapecto do ell constituyon imedios do nuestra inveneidn, de Joa cuales no podelawos prescindir, pero que es forzoso emplear eon disereeién, sometiéndolos & 2 san ascanca, principios convenidos, 4 fn de evitar los cambios arbitrarios quo destruirian todaa eua venta; Era indiepensable, sin duda, elasifear las pro- dueciones de la Naturaleza, éstableciendo entre ellas diferentes especies do divisiones, tales como Jaa clases, érdenes, familias y géneros; exiatia, en ‘uma, la necesidad do determinar lo que ee com- prende bajo el nombre de eepectes y do asignar hombres particulares & estos diveraos érdenes do objetos. Los limites de nuestras facultades lo exi- gen para fijar nuestros conocimientos sobre es multitad prodigiosa de cuerpos naturales que nos es dable observar, y quo resultan infinitamente dl- ‘versificadoa entre'si Pore tales clasificaciones, muchas do las cuales fueron tan felizmente imaginadas por los natura- Xistas, asf como las divisiones y eubdivisiones que presentan, sou medios artificiales en absolato. Nada, do todo eato, vuelvo & repetir, ae encuentra en la Naturaleza, & pesar del fundamento que parece darles algunas porciones de Ia serie natural que aparentan hallarse aisladas. De modo que se puede asegurar que evtre suo producciones, Ia Natura- Jeza no ba formado realmento ni clases, ni érde- nes, ni especies constantes, sino sélo individace que se euceden Jos unce 4 los otros y quo se ase mejan 4 los que Jos han producido. Pero estos indi- yiduos pertenecen 4 razas oxtraordinariamente diversificadas, que eo diversifican bajo todas Ina formas y en todos los grados de organizacién, con- servandose eado una de ellas sin mutacién en'tanto que no obra ninguna causa de cambio. ‘Expongamos algunos desarrollos sucintos acer- cade cada una de ius seis partes del arte emplea- das en las ciencine naturales, muosorta 200100108 9 Las distribuciones sisteméticas,—Deslgno con nombre, sea general, sea particular, toda serie i animales $ vegetales que uo osté coatorme con cl estado de la Naturaleza, es decir, que no repre Senta, ya un orden en totalidad, ya alguna poreion, do él y consscusntemente que no esti tundada sobre la relacién ds conexiones bien determinadas. Hstamos actualmente aatorizados para recono: coor que existe tn orden estableeido en Ia Naturale zu ent cada uno de los euerpoe viviontes; este orden. ‘es aquel en el cual cada ano de ostos cusrpos ha, sido formado en au origen. Este inismo orden es iiuico, stn divisiéa en eada reiug orginico, y puede sernos conocido con al auxl- io dol couocimiento de las analogias particulaces que existen entre los diterentes objetos que foraan Parte de ambos reinos. Los cuorpos vivientes que se eucuantran en las dos extremidades de esto orden tienen esencialmente entro si las menores analogias posibles y presontan on su organizacion y su forma las mayores diferonoiae posibles, Este mismo orden os el que debera reemplazar, 4 medida quo lo conozcamos, aquelias distribuclo: nos sistemAtieas 6 artifciales que nos hemos visto ‘obligados 4 crear pura reusir de uua manera o6- ‘moda los diferontes cuorpos naturales que hayamos observado, Bn efecto, acerea do los cuerpoa organizados Aiversos, reconocidos por Is observacléa, no 20 he ponsado por de pronto mis que en 1a comodidad y ‘on la facilidad do las distinciones y a0 ha empleado mis largo tiempo on indagar el orden mismo do le Naturaieza para ou distribuciéa, cuanto menos 60 suponia ou exlatoneia, ‘De aqul nacieroa clasificaciones de toda eape- cio, sistemas y métodos artificiales, tundados sobre 0 yous ravance consideraciones de tal modo arbitrarias, que estas Gistribueiones sufrieron en sus principion y eu na turaloza cambios tan frecuentes como autores exis tieron que ee ocupason de ellas. Reepecto de las plantas, el sistema seaual do Linneo, por ingenioso que resulte, presenta una distribuctén sistemética general y relativamente & los insoctos do entomologia de Fabricius ofrees una distribucién eistemdtica particular. ‘Hubo necesidad de que Ja filosofia de las cion- clas naturales realizase en esiva iltimos tiempos todos los progresos que nadie desconoce, para que todo el mundo se baya convencido, por io menos en Francia, de lan ventajae de estudiur o! método natural, esto es, de indagar en nuestras distriba- clones én el propio orden de la Naturaleza, pues 8 el Gnico que resulta establo, independiente do toda arbitrariedad, y digno, por lo tanto, de Ia atencién del naturelista. Entre los vegotales, el método sexual extrema aamonte dificil do establecer & causa de la obscu- ridad que reina en los caracteres do organizaciin interior de eatos cuerpos vivientes, en las diferen- ins que & este respecto pueden offecer las plantas de las diversas familias. No obstante, después de Tae sabias obsorvaciones de M. Antonio Jussieu, ‘80 ha dado un gran paso en botiniea hacia ol mé” todo natural, formandose familias munerosus se- gan Is consideracion de las couexiones. Pero queda por determinar aélidamonte la disposicién genoral de todas estas familias eure al, y por consecuenci la del orden entero. Cierto que se ha encontrado el comienzo de este orden, pero el medio y especial- mento el fin de 6] todavia ee hallan 4 meroed de lo arbitrario, ‘No aucede Jo mismo con relacién é los animales; ‘mvosorta aoowoaroa 8 por su organizacton, mucho mejor pronuneiads, ofreciendo diferentes’ sistemas més theiles de ad” vertir, se pudo avanzer méa al trabajo acerca do ellos. Por eee el orden mismo do la Naturaleza, en elreino auimal, resulta actualmente bosquejado en ‘us masus principales, Sélo los limites de las claaes, do sus érdeues, de las familiag y de los géneroo re- sultan adn expuestos 4 lo arbitrario, Si se forman todavia distribuciones slstemati- eas entre los animales, al menos estas distribucio- nes no son mas que particulares, como las de los objetos que perienecen & una clase, Asi, hasta el presente, las distribuciones quo se han hecho de 10s peces'y las aves reaultan todavia alatematiea: Relativamente & los cuerpoa vivos, euanto ma se descionde de lo general hacia lo particular, tan- ‘to menos los caracteres que sirven para la determi nacién do las analogias son esenciales, y por consi- guiente mis dificll de reconocer se noa muestra el orden mismo de la Naturaleza, Las clases.—Se da el nombre de clase 4 le pri mera especie de divisiones generalea que se est bieco en un reine. Las otras divisiones quo entre Gataa se forma reciben entonces otres nombres; hablaromos de ellas al instante, Cuanito mejor conocomos Iae analogias entre los ‘objetos que componen un reino, tanto mejores re- sultan Ine clases quo se estableeen para dividir pri- ‘merameute esto reino. Sin embargo, los limites de ella, aun de las mas mareadas, resultan artidela Jes; por eso sufriran siempre variacioues arbitra. riaa de parte de los uaturalistas miontras que éstos ho convengan 4 eu respecto ciertos prinelplos del arte 4 los cuales se someten. Asi, aun cuando en el orden de la Naturaleza 82 sam LaManox fuora portoctamento conocido on un reine, las cla- fos quo eo vordn obligados 4 establocer et éleane- titlria siempre divisiones vordadaraments artil- cst obatante asbeo todo en ol reno aula moe aa de esta dviiones parasea sealteate fea. as por Ia propia. Naintalesa, y es indudable. que dheante largo tempo couara ucho trabajo! al que [os taamiforos, quo laa aven, no vosutten loa bion alsladas coastituidas por la Nataraloza. Paes esto no es me que doa flusiéa y & la vor an reaultado de los limites de nucatros couociatentos faoorea do los animales que oxiston 6 han exintido, porque & medida que avanzan ndoatros eonocteaten fos doobsorvacton, me pruobas adgatriaoa de quo Tata las do aque que as afsadas,roaultan borcados por nuevos raltorinco y loa eguldeos patesen fader la exletouola do anfaalesfarermo- dios entre las aves y Jos mamiferos, ;Cuitnto no ganarlan Ins cleociat naturales al conoctésemoe fojor la vaata rogidn de Nuova Mfolandal Silas clasos conatitayen In primera anpecto de divisionen quo to liogs & ostablocor on ua rein, se figuo do oll quo las divisionos quo se podeh for mat entro los objotos qua portonecen & wna. clans no. podrin set clases, porgao 8 ovidantomonte Innecosario entablocer claaos on ans clase. Sin om Dargo, eato 08 lo. quo. a0 hoo: Brisson, an a or- nitotogin, ha dividido la elaao do Tas aven on rontos clases particulares Lo miamo que la Naturateza ost todas par- tos Fogida por loyes, el arto, 4 au vod, dabe star fujeto A regian, Ba’ taneo quo. catay no eniatan 6 Gue 20 ee lat alga, na0 productos babeia do act Yacllantes y au objeto feustrado. rivosorta 2o0xdar0 8 Alguncs naturalistas modernos han introducido 1 uso de dividir una clago on muchaa sibelasos, y otros han extendido esto procedimiento los mi mos géneros, de suerte quo forman no solamente jubelases, sino aubgéneros. Ello conatituye un abu. 80 incopsiderado del arte, quo destruye la jorar- quia y la simplicidad de las divisiones que habla Propuesto Linneo y que habian sido adoptadas ge- noralmente. La diversidad de los objotos que pertenecon & ‘una clase, sea de animatea, aoa de vogetales, resul: ta algunas veees tan grande, que hay entonces ni ccesidad de establecer muchas divisiones y aubdivi siones entre ellos, pues el interés de la ciencia exige quo las partes del arte tengan siempre la ma: yor simplicidad posible, 4 fin de facilitar ol eatudio, Luogo esto interés permite todas las divisiones y subdivisiones necesarias; poro se opone 4 que cade divisiOn tenga una denominacién particular. Es preciso poner un término & los abusol de la nomo1 clatura, sin Jo cual éata Negaria & constitair un asunto mae ditfeil de conocer que los propios obje- 03 que uno debe conslderar. Los érdenes.—Debe darse In palabra de orden & Jas divisiones principales que coustitayen una cla: 80, y ai oatas divisiones ofrecen los medios de for. mir obras subdividiéudolas, talea eubdivisiones ya no son Srdones, y hasta resultaria Inconvenieate Aarles este nombio, Por ejemplo, la clase de los moluscos presenta, a tacllidad de establecer entre ellos dos ‘grandes Aivisiones principales, pueato que los unos tienen cabeza, ojos, y 80 reproducen por acoplamiento, mientras quo los otros carocen de cabeza y do ojos ¥ no necesitan acoplarse para la reproduczién- Los % sax tamanoe moluseos céfalos y los moluscos acéfalos deben ser considerados como los dos érdenes de esta clase. No obstanto, cada uno do estos drdenes puede ee- pararse en inuchas divisiones mareadas. Pero tal Consideracién uo constituye un motive que pueda. auiorizar A conceder el nombre de orden & cada tuna de las divisiones de que ne trata. De modo que eatas divisioues quo dividen los érdenes pueden fer consideradus como secciones, como grandes fa- rmilias suscoptibles de sor 4 eu vex subdividida Couservemos, pues, en las partes del arte la gran senciliez y la bella jerarqula establecida por Linpoo; y si tenemos necosidad do subdividir mu- chas veces los drdenee, esto os, as principales Aivieiones de una clase, formemos tantas do estas subdivisiones como sean necesarias y no les asig- nemos de ningtin modo denominseién particular. ‘Los drdonee quo dividen una clase doben ostar determinados por curactores importantes que s0 extlenden & todos loa objetos eomprendidos en cada ‘orden; pero uo se debe aplicar ningdu nombre es pecial 4 los objetos mismos. Y lo mismo habra de Yerifiearse en lau seceiones que las necesidades obligaré 4 formar entre loo érdenes de una claso, Las familias—Reciben el vombre de familias ciertas Iracciones de la Naturaloza reconocidas on uno & otro reino de los euerpos vivientes. Estas poreiones del orden natural eon, por und parto, menos grandes que ius clases y hasta que los érde nos, ¥ por otra parto, resultan mayores que 1 ‘genoros. Pero por naturales que sean las familias, Jos limites que las cireunecriben resultan siempre artificiales. Por eso, & medida que se estudien mas Jas producciones dela Naturaleza y se encuentran familias nuevas, voromos, por parte de los natura~ Pinosorta 20010010, 8% listas porpetuas varisciones en Jos limites de ellas, dividiend» Ico unos y una familia on varias, re” uniendo otras muchas en una sola y ensanchando algunaa los limites quo cada una de ellas tiene asignados do antemano, Si todas las razas (Io quo ge lama las especies) que pertenecen & un refno de los euerpes vivientes Inesen perfectamente conocidae, y al las verdade- yas conexiones que se encuentran entre cada una do estas razas lo fueson semejantemente, entonces laa clases, los érdenes, etc., serian familias de ol- ferentes magnitudes, pues tales divisiones. coneti- tuivlan ‘porciones grandes 4 pequefias del orden natural. Ein el caso que acabo de citar nada seria mis ificil, sin duda, que asignar limites entre ostas diferentes divisfones; lo arbitrarlo lee haria va vier sin tregua y sélo habria acuerdo en aquellas en quienes los vaeios de la serie no ge mostrasen claramente, Por fortuna, para la ejecucién del arte que im- porta introducir en nuestras distribuciones, hay tantas razas de animales y vegetales que todavia ho nos son eonocidas y que nunca eonoceremoe, porque Jog Iugaree quo habitan lo Impiden, que los vacios que resultan en la extensién de la serie, sea de animales, sea de vegetales, nos facilitaran siem- pre los medios de limitar 18 mayor parte de las Givisiones que habré necesidad de formar. El uso y una especie de necosidad exigen que so asigne d cada familia, como & cada género, un nombre particular aplicado 4 loa objetos que tor man parte de ellos. De agul resulta que las varin- ciones en los limites de Iae familia, su extension y su determinacién sorén siempro una causa de eats io en su nomenclatura, 8 roux cawanor Se llama género & las reunion joadae con el nombre do especies, proximadas sogin sua analogias y constituyendo otras tantaa pequelias sories limitadaa por caracte- tes que ee eseogon arbilrariamente con el propéaito do cireunseribiclan. Cuando un género até blon hecho, todas las species 6 razas que comprende, asemejindose por fos earacteres mAs esenciales y' numerosos, deben ser colocadas, naturalmento, dnas al lado’ do Ias irae y no deben diferir oniro al mas que por ca- Tacteres de menor Importancie, pero que basten pare distinguirias, ‘Asi, los géneros bien definidos son verdaderas tamilige pequelies, ce dectr, verdaderas porclones dol orden mismo do In Naturaleza, Poro de igual modo quo las series 4 las cuales damoa el nombro de familias son susceptibles de Varlar en aa limites y on su extonsién, por las opiniones de los autores que eambian arbitraria- onto. las coneideraciones que emplean para for- arias, do igual modo también los limites que Cireunseriben les géneros estén expucstos & varia lones fnlaitas, porque loo diferontes autores eam bblan, aegin a0 antojo, los caracteres empleados para'determinarlas, Y como los géneros exigon quo hn nombre particular sea asignado & cada uno de Silos y como cada varlacion en Ia doterminacton fo.an génore arrastra casi slempre un earmblo de nombre, e@ diflell expresar euAnto perjadiean al adelante de las cienoiaa las imitaciones perpetu fo los génoros y cudnto sobrecargan le uomencl ara, Hiacionde ingrato y desagradable el estudio do las ciencias. {Cando consentirhn los naturalisias en auje tarde & prinolpios de conveneién para regula ge de vixotorta 2oozdoi08 a una manera uniforme en el establecimlento de los géneros, ete.? Pues seducldoe por la consideracién do las conoxiones naturales que reconocen entre os objetos quo ellos han aproximado, cast todos creen todavia que los géncros, 1as familias, los Ordenes y Ine clases que establecen se encuentran roalmenie en la Naturaleza, y no prestan aten- ibn & quo las buenas series, les cuales consiguen formar con ayuda de las analogias, estin oleria~ mente en Ja Naturaleza, pero quo las Uneas. do separaciOn que establecen para dividir el orden natural no to estan. ‘Conseouentemente, Jos géneros, las familias, las veroas y haste lee mismas clases, ‘son fen verdad Jas partes. del arte. Su establecimlento fe necesario y eu objeto indispensable; pero para no destruir por abusos siempre renacientes todas sua ventajas, es preciso que la sustitucién de cada tuna de ellaa esté sujeta & principios y que lot natu rallstae go sometan 4 su autoridad. La nomenclatura.—Se llama asl al slatema de los nombres que se asigna, ya 4 los objetos parti- culares como cada raza, ya 4 los diferentes gra- pos de talea objetos como & cada familia. ‘A fin de designar claramente el objeto de In nomenelatura, quo no abraza mAs que loa nombres dados & las eapectes, géneroo, familias y clases, ae le debe distinguir de esta otra parto del arte que se llama tecnologia, refiriéndose ésta tinfeamente & denominaciones quo ee da 4 laa partes de los euer- pos naturales. «Todos los descubrimfentos, todas las observa- ciones de los naturalistas habrian caido en el ol- ‘vido y sorfan perdidas para el uso de Ia sociedad, al Jos objetos que han observado y determinado no 8 oan nano, hhubiesen recibido un nombre que puede sorvir para Aesignarlos cuando se habla de ollos 6 cuando se los cita.» (Diccionario de Botdnica, artioulo Nomen- elatura.) Resulta de toda ovidoneta quo on historia natu- ral la nomonclatura os una parte del arto, y que constituye un modio que ha aldo nocosaria em- plear para jar nucstras ideas rospocto de las pro- ducctones naturales obsorvadas y para poder trans- mitirlas. Cierto que esta parte del arte debe estar aujeta como las demas & roglas convenidas; pero 3 pre: clo hacer notar quo los abuses quo ella otroce por todaa partes provienen de los que ee hau cometido en las otras partes del arto ya eftadas. Ba efecto, la falta de roglas convenidas, rola clouadas con la formacién do los géneros, de las familias y de las clases miamas, exponiendo estas partes del arte & todas las variacionos arbitrarias, Ia nomenclatura sutro por ello mutactones ain limi: tes, y uanea podré fijarse en tanto quo esto de- fecls subsista. Si se hubiese considerado que todas las lineas do separacién que es dable trazar en ta earie do ‘objetos que componen un reino do los cuerpes vi- vientes son en realidad artidciulea, oxcopto aquo- Mas que reaultan de los vacios que falta por llenar, no hublera ocuerido esto. Pero no 80 ha pensadd en ello, como voy 4 tratar de ponor de reliove: «Efectivamonte, para Hogar 4 procurarnos el uso de todos los cuerpos naturales que ealia & nuestro aleanee y quo podemos emplear para nuos: tras necesidades, go ba sontido que una determi- naeién exacta y procisa do los caracteres propioa de cada uno de estos cuerpos era necesarla, y por coneecuencia que habia necesidud de indagar y riiosorta 200180104 % dotermiuar las particularidades do organtzacién, do estructura, de formas que diferencian los diver. 803 cuerpos naturales, é fin de poder reconocerlos Y¥ distinguirlos en todo tiempo. Hato os lo que los: aturalisias, en fuerza de examinar los objetos, hhan llegado’& ejecutar hasta elerto punto, ‘+Eata parto de los trabajos do los naturalistas ea 1a que resulta més avanzada, So realizaron con vazén desde hace cerea do siglo y medio eatuerzoa inmensos para perteccfonarla, porque nos ayuda & eonocer lo que ha sido nuevamente observado y porque fija lon conocimientos do los objetes euyas ropiodades son 6 habran de sor reconocidas en el ea20 de gernos dities, »Pero los naturalistas se detonlan demasiado sobre el empleo de estas conslderaciones, respecto de las lineas de separacion que pueden obtener paradividie 1a serie general, ya de animales, ya de plantas, entregéudose casi exlusivamente 4 esto solo género de trabajo, sin considerarlo desde su verdadero punto de vista y sin peusar en entender- se, es dectr, on establecer proviamento las reglas convencionsles para limitar la extensién de cada parte de cata gran empresa y para jar los prinel- ioe do enda determinaciéu; por todas eataa razo- hesse comolteron muchos abusos. Camblando eada uno de ellos arbitrariamente Iss consideraciones para Is formacién de las elsgos, do lov drdence y Je lov géneros, infiuidad do clasi@eaclones diteren- tea ve ofrecen a1 piblico, on laa cuales Ins produc slonca de I Nataralozamudan_perpetuamente do nombre. »De ello resalta que ya la sinonimia, en historia, natural, e8 de una extensidu atorradora, qne cada dla la cleucia so obscuroce méa y mis, que so on- vuelve de diffcultades casi insuperables y que el rr ay rasanor ‘més gallardo estuerze dal hombre para reconocer y distinguir todo Jo que 1a Naturaleza ofreee & su Dbecrvacién ¥ pura au uso resulta cambiado en un. Qbdalo inmense en el cual todo el mundo tiembla fen sumergirse.» (Discurso de apertura del curso de 11808.) : ‘He aqul las consecuencias del olvido de diatin- guts lo que portenoco reaimento al arte, do lo que fs pecullar de la Naturaleza, y de no haberse ocu- pado de hallar reglas convenientes para determi- Rar con menos arbitrariedad las divisiones que im- portaba establecer. caPiTuLo 11 Amportaneia do 1a consideraeién de las ‘conexionon: Entre los cuerpos vivientes so ha dado el nombre de conezién, entre dos objetos determinados com- parativamente, 4 los rasgos de analogia 6 de seme- janza, tomados en el conjanto 6 la generalidad de Sus partes, pero concodiendo mayor valor & las mAs esonciales. Cuanto més conformidad y exten- n tienen estos Tasgos, tanto més conslderables n las eonexiones entre ios objetos quo loa otre- cen, pues indican una especie de parenteaco entre los cwerpos de la Naturaleza que se encuentran en este caso y hacen sentir 1a necesidad de aproxi- marlos en nuestras distribuefones proporcional- mente & sus semejantes. (Cudles cambios no han experimentado en su marcha y en su progreso las clencins naturales desde que se ba comenzado & prestar atenciOn seria & las conexiones, y especial mente desde que han sido determinades los verda- deros principios que conciernen al valor de ellas! ‘Antes de este cambio, nuestras distribuciones dotiuicas estin on absoluto 4 merced do lo arbi trario y dol concurao de los sistemas artifcisles do todos los autores. En ol reino animal, los inverto- brados, que abrazen In mayor parto de todos los animales conoeldos, ofrecian en su distribucién las o yoay tasanor divisiones més dispares, loa unos bajo el nombre do insectos y los otros bajo ol de gusanos, prosen- tando juntos los animales més diferentes y mia alejados entro af deade el punto de vista do las co- nexiones Por fortuna, el aspecto de las cosas ha cambiado en la actualidad acerca de ellos, y ai se continta ‘en estudiar Is historia natural por esta vie, sus progresos seréa ciertos. Las consideraciones de 1as analogias naturales implden toda arbitrariedad por parte nuestra, pues 08 muestran la ley de la Naturaloza, y tal ley ‘obliga 4 los naturalistas 4 agrupar las masas prin- cipales segin sus principios, ea decir, 4 recorrer tun eamino idéatico al que empleé Is Naturaleza al dar Ia existoncta 4 eus producciones. Por eso todo lo quo concterne 4 las conextones que tienen entre ai los diferentes animales dobi constituir el objeto més importanto do nuestras in- dagaciones. Pero al citar aqui la consideraciéa de Tag coueriones no 89 trata solamente de las que existen entro las espocies, sino de Ia cuestién de fjar las de todos los érdones que aproximan é ale- jn las masas quo se deben considerar compara Las analogias, aunquo muy diforentes en valor, sogiu la importaneia de las partes quo 1 pueden extenderso, sin embargo, hasta on la cont formacién de las partes extoriores. Si resultan de tal modo considerables que no solamente las partes eaenciales, sino hasta las exteriores no ofrecen ninguna diferencia determinable, en tal caso los objetos considerados no son més que individuos de ‘una misma especie; pero ei, & posar do la extensldn, de las analogias, las partes exteriors prosontan, diferencias pereeptibles, siempre monores, no obs rinosorta zoouar04 “6 tanto, quo las semojanzas ezonclales, entonces los objets considerados son especies diferentes do un mismo géuer HL importante estudio do las conextoues no se salta & comparar clases, familias y hasta especies ‘entre si, para determinar las analogias que ee en cuentran eutro estos objetos, pues abraza también la consideracién de las partes que componen los individuos, y compardndolas entre al, este eatudlo halla an medio adlido de recouocer, soa la identi- dad de los individuos de una miama raza, soa la diferencia quo existe ontre las razae distintas, En efecto, se ha obsoryado quo laa proporelo- nos y disposiciones de las partes de todos los inc vidwos que componen una especie ¢ usa raza so mostraban siempre las mismaa, y por ello pareeian conservarse siempre, eoncluyendo, con razén, que, después del examen de un individuo, 86 podla de: terminar 4 cudl ospocie, conocida 6 nueva para nosotros, pertenecian estas partes. Este medio os muy favorable para el adelanto o nuestros conocimientos aobre el estado de la produociones de la Naturaleza en la époea en que observainos. Pero las determinaciones que de ello resultan no pueden ser vdlidas més quo durante un tiempo limitado, porque las mismas razas cam- dian on el estado de sus partes A medida que las clreunataneias que influyen sobre ellas cambian considerablemente. Eis verdad que como estos cam- ‘bios se ojecutan con una lentitud enorme, las pro- porciones y las disposiciones de las partes parecen, Siempre lis mismaa al observador, el oual, efec- tivamente, no lag ve nunea cambiar, y cuando encusntra que han sutrido modificaciones, supo- no que las diferencias observadas ban éxistido siempre. “ Juan caaancs No es menos verdadero quo comparando de Igual suerto las partes que pertenecen & diferentes Individues se determina fAeilmonto las analogias proximas 6 elegidas quo so encuentran entre estas arias y que, por capaceuencia, ao reconoce al tales partes pertenecen a Individuas do una misma raga Side razas diferentes, Sélo on esto la consecuencia general es deteo- tuosa, come tondré ocasién de probar en el eurso do la obra. Las analogise resultan sicmpre incomplotas cuando no se fundan més que sobre una conside racion aislada, es decir, cuando no son determi Gas més quo segin In consideracién de una parte tomada soparadamente. Poro aunque incompletas, son sin embargo tanto més grandes cuanto que Ia parte que las faciita es més esencial, y vicoverea Hey, pues, grados determinables entre las co: nexiones recdnocidas y valores do importancia entre laa partes que pueden faciiitarlas, iu ver~ ad, cote conocimlento hubicra permaneeide sin aplieacién y sin utilldad al, en los euerpos vivien tes, no so hubiesen distingulde las partos mAs im- portantes, que son de varias clases, y no s0 hubio- fe encontrado el principio propio para establecer fontre sl valores no arbitrarios. Las partes més importantes y Ia que deben facilitar las principales conexiones son, en los ani- males, aquellas que resultan més esenelales ‘para Ja cobservacién de eu vide, y on los vogetales aquellas que son esenciales & cu regeneracion. 0, en log primeros serA siempre sogin su organizacién como te determinara las principale cobexiones, y en los vegetales alompre sera cn la partes de la fructificacion donde se habra de bus ar las que puoden existir entre ello mvosorta zoorbaica “6 Pero como en unos y otros las partes que hay que considerar en la indagaciéa de laa analogias sn de diferente especie, ef nico principio que ro- sulta de uso conveniente, para determinar el grado de importancia de cada una de sus partes, eonsiate on considerar, ya el mayor empleo que hace de él Ia Naturaleza, ya la importancia misma de la fa- cultad que de &i resulta para los animales que po- seen dicha parte, En Jos animaies on quo la organizactén interior facilita las principales aualogias 4 considerar, tres clases do érganos especiales han sido con razéa elegidos como los mAs propios para indicar las mAs importantes. He agui la indicacién segin el orden de su finportancia: 1. El drgano del sentimiento.—Los nervios, te- niendo un centro do relaciéu, sea ‘nico, como en Jos animales que cuentan con cerebro, sea milti- plo, como on aquellos que tienen una médula lon- gitudinal nudosa; 2° Et érgano de la respiracién.—Los pulmon Jas branquias y ias traqueas; 8.° El érgano de la circulacién,—Las arteriaa y na venas, teniendo con gran frecuencia un centro de aceidn, que es al corazén. ‘Los dos primeros de estos érganos son mas ge- noralmente empleados por la Naturaleza, y por consscuencia més importantes que el torcero, esto 68, que el érgano do la ciroulacién, porque dito 80 pierde 4 partir de los erustéceos, miontras quo los doe primoros eo extionden todavia 4 las dos clases de animales que siguon & éstos. Por altimo, de los dos primeros, ol érgano del sentimfento es el que debe llevar ventaja para ol valor do las relaciones, puos 6l ba. producido la ‘més eminente do las tacultades animales, y ade- ry sean Lasance, mas, sin este drgano la accién muscular no podria. veriticarse. Si tuviese que hablar de los vogetales, en quie- nes las partes egenciales para su regeneracién son Jas dnicas que facilitan los principales caracteres ena determinacién de las relaciones, preeéntant estas partes en su orden de valor 6.d@ importanela en Ja alguiente gradaciér 1° Elembrién, sus accesorios (los cotiledones, 1 perispermo) y 14 semilia que contiene; 2.° Las partes sexuales de las flores, tales come: l pistilo y los estambres; ° Las cubiertas de rola, el efliz, ete.; 4.5” Las envolluras do Ia somilla, 6 el perfearpos 6° Los ewerpos reproductives que no han exi- gido fecundacién. Tales principios, reconoeidos en su mayor par to, dan 4 las cionciae naturales una consistenoia y una solidez quo antos no poseian. Las conexiones. que se determinan conformandose 4 ellos, no estan sujetas 4 las variaciones de ia opinién; nuestras Gistribuctones gonorales reeultan forzadae, y & me- dida que las perfecefonames con ayuda’ de estos ‘medios, se aproximan més y mds al orden dela Naturaleza, Por haber sentido la importaneia de 1a conside racién de las analogias fué por lo quo 80 hicieron Joe primoros ensayes para detorminar el método que. so Hama natural, método que aélo constituye Un bosquejo trazado ‘por ol hombre de In marcha. que sigue la Naturaleza para dar vida & sus pro- dueciones. Ho le actaalidad ya no so haco caso, por lo mo- ‘nos en Francia, de eaos elotemas artificiaies funda- dos sobre los caracteres que comprometan 186 co- partes sexuales: Ia co- uotorta zo0Lbarca a nexiones naturales, Relativamente & los animales, todo el mundo esté convencide de que sélo por stt organizacién pueden legar 4 ser determinadas laa cconexiones entro ellos; cousecuentemento, la ana- tomia comparada es 1a que facilitard principal mento & la zoologia todas las luces queexige la de- terminacién de aguellas conexionea, Pero importa observar que debemos limitarnos 4 los hechos de Jos anatémicos y no 4 las consecueneias que dedw- cen de ellos, pues con frecuencia mantienen puntos de vista que podrian extraviarnos, impidiéndonos conocer las leyes y el verdadero plan de la Natu- raloza, Paroco que cada vez que el hombre observa, un hecho nuevo cualquiera, eaté condenado 4 In- currir en error al asignarle eu cauaa, de tal modo es fecunda su imaginacién en crear idens y de tal modo se olvida de guiar eu juiclo por las conside raciones de conjunto, ‘Cuando uno ee ocupa de las conextones natura- lea entre Joa objetos, las especies forman lo que se Maman géneros, érdenes, familiaa, ofe., pues en todas partes debon guiarnos para realizar este tra- bajo, Y entonces estamos perfectamente tundados para pensar quo Ja gorio total do los seros quo for= imam parte de un reino estando distribufda en un orden sujeto 4 la consideracién de las conexiones, representa el orden mismo dela Naturaleza; pero como ya hice ver en el precedente capitulo, {mpor: a tener en cuenta que las diferentes clases de di: visiones que hay neceaidad de establecer en enta serie, no pertenscen en modo alguno é la Naturale za y son verdaderamente artificiales. Sige aflade 4 estas consideraciones que, en ol reino animal, las conexiones debon ser detatmina- das principalmente segin 1a organizacién, y que los principios que se debe emplear para fjatias no 8 soar uancanoe dobon dojar In menor dada sobre au fundanento, te toudr& on todas eatas conalderaciones las bases Aélldaa para a Flosofta Zool ‘Nadie ignora. que toda elencia debe toner su ‘lozatia, y quo e6le por esto eamsino puede hacer progresoa foals. Eu vaso consumiria lon natura: Tita todo su lompo oa deseribir nuovaa’cepocies yen marear toon tos matiees do aus. variagiones para aumonsar In fies iomenen do. Ins eepecies Toscritas, porque a la Hlostin en olvidada, aaa pro: reaos resbltarkn sia realidad y in obra entera que- fara impertects Hasta deapuée quo eo ba conseguldo far las rolaslonee proximas 6 remolan que existen entre Ing divereaa produecionce do fa Naturaleza, no haa obtontdo les clonoiaa naturales alguna solider ea sus prineipios yuna Slosotia que lae couslituye en Yordaderas elenolas, ;Cuantas ventajas par si Derfoecionamiento no obtendran nuestra distribae Sones del estudio eontinuado de las analogias en- tre los objoton! Batadléndolas detonidamente ta come yo lo- gud 4 roconocar que los antmalesinfosorioe to po: ian asoetureo & toe pstipes on la alsa elaas; ue fos radiados tampoce debian ser contuadidos eon fatos, x que aquellos que son blandoe, por ejemplo, In mlcdua yotron géneroe vesiuos que Brugibre mismo colocaben entre. los mol Aprovimaban essneiatments & los equinidon y do ‘lan Tormar con elloy una clase particular. Batadlando las coneziones fue como’ mo con- nel de que fos gusnnos formaban usa divisén Ulslada, comprendiondo auimalea muy diferentes 4o aquellos quo. consttuyen os radiados y con Iayor razin los polos: quo 100 arculdes no:po- Gian ya formar parto de la clase de lor ingecton mvosorta zoo.daia « ¥ quo los cirripedos no eran uf anélidos ni mo Tusbos. Por altimo, estudiando las conexiones, he Ne+ gado & opsrar gran niimero de rectifieaciones esen- iales on la propia distribuctén de los moluacos, como reconoel que los ptordpodos que por sus di- ‘vorsas analogias eon vecinos, aunque distintos, de los gastordpodos, no deben ser colocados entre los gasterdpodos y lds eotalépodos, aino que es preciso Colocarios onite los moluscos’ acétalos. (Véase en el capitulo VIL, con que termina esta primera par- to, la distribucién particular de los moluscos.) Cuando entre los vegotalos ol estudio de las co- noxiones entre las diferentes familias reconoetdas nos haya ilustrado més y nos haya hecho conocer mejor el rango que cada una de ellas debe ocupar en la sorle general, ontonces la distribucién de estos cuerpos vivientes no tondré ya nada de arbl- traria y legaré 4 star més contorme on el orden mismo do la Naturaleza. ‘Asi, Ia tmportancia del estudio de las conexio- nos entre los objetos obsorvados es tan evidente, que ya se debe mirar tal estudio como et principal de aquollos que pueden realizar el adelantamiento de las cfencias naturales, CAPITULO IIT Do 1a especte entre los cuerpos viviente y do la idea que debemos atribuir 4 esta palabra, No resulta un objoto fatit el de determinar po- sitivamente la idea quo debemos formarnos de lo que se llama especies entre los cuerpos vivos ni el de indagar si es cierto quo las eapecies tienen una, constancia absoluta, y revultan tan antiguas coo Ja Naturaleza, y si han existido on au origen en la forma quo hoy Jas vemos; 6 si sujetas & los eambios do cireumstancias que han podido obrar A su res: pecio, aunque con lentitud, llegaron cambiar do ‘cardcler y de forma por Ia suceaién del Lempo. La aclaracién de este problema no interesa sélo A nuestros conoeimiontos zoolégiees y_otinieos, sino quo resulta también esonelal para Ja historia el globo. Procuraré hacer ver en uno do Jos eapltules que siguen que cada especio ha recibido de ia iufluen- cla de Ins cireunstancias en que se ha encontrado los habitos que le conocemos, y que estos habitos & su vez han ojercido influencias sobre laa partes de cada individuo de elias, hasta el punto de modis. fear estas partes poniéndolas en relactén con los hébitos contraldos. Veamos, ante todo, Ia idea que Picororta sv0x0an se ha formado por regla general de lo que se llama, epecio. Se hia designado con el nombre de especie toda eoleccién de individues semejantes que fueron pro- ducides por otros individuos parecides 4 ello Hota definicién ea exsets, pues todo individuo que gozs de vida se ascmeja slempre, en muy ee casus diferencias, & aquel 6 aquellos de quienes procede. Pero av aflade A esta definiclén la suposi- ‘eldn de que los individues que componon una es- pecle no varius nunca en eu eurdetor eapeeitico, 7 que congccuentomente la especie tiene une eons. fanela nbsoluta en la Naturaleza, ‘Univamente eta suposieién es Ia que me pro- pongo combatir, porque infioidad do pruebas evi- Gentes obtenidas por Ia observacién demuestran que iio resulta tundada. ‘Lu euposictin casi generalmente admitida de que los cuerpes vivientes constituyen especies constantemonto distintas por caraeteres invaria- bles, y que js existencia de ellas es tan antigua como In do la propia Naturaleza, fué establecide, en un tiempo en que falteban los inodiog de obser: vacidn y en que las eiencias naturales resultaban casi nulas. Puee tal suposicién resulta onal dlavia: mente desmentida & lot ojos de los experimenta- dores, que han seguido largo tiempo la marcha do Ja Naturaleza y que han consultado con fruto las Grandes y ricas coleeciones do loa muscos. ‘Todos Jos quo se han ocupado con interés de la historia natural, saben que en la actualidad los haturalistas se encuentran muy embaraeados para. determinar los objotos que deben rairar como expe- cies. En efecto, no sabiendo que éstas no tlenen realmente mis que una constaneia relative, rela- cionada con la duracién de las cireuustancias en 52 as canoe Ina cuales se han encontrado sometidos todos loa individuos que las representan, y que algunos de cllos hablendo variado constiluyen razas quo se Giferoneian do los de otra especie vecina, proson- tan como variedades y otros como ospocios & cior- toa individuos observades en diferentes paises y en Givorsas situaciones, De ello resulta quo la parte ol trabajo qua eoneiore 4 la determinacién de Jas especies, llega & aor de dia en dia mas detec: tuoso, o2 dectr, ins ombarazado y mis contuso. Ba verdad, se ba observado desde hace ya argo tiempo que exision coleectones de individuos {que ae asemojan de tal modo por ou organizacion ‘Asi como por el eonjunto do sus partes, y quo 8° conservan on ul mismo estado de generactonos on goneraciones doade que so loa conoce, que algunos ‘80 han creido autorizados & mirar estas volocciones de individuos semejantes como constituyendo otras tantas especies invariables. Porque no hablendo prstado atancién al hecho do que loa individuos do una eapecio deben perpe- ‘tuarso siu variar, on tanto que las eirounstancias que influyen sobre ea mancra de vivie no varien esencialmente, sc ha supuesto quo cada cepecio ra invariable y tan antigua como 1a Naturaleza, y quo habia debido ea croacién particular al su- premo Autor do todo lo quo existe. Nada oxiste, on efecto, sino por su voluntad; pero gpodemos asig- narle Teglas en la ejecucién de olla'y Hjar ol modo que ha soguido 4 este respecto? gSu poder inBnito no pudo crear un orden de cosas quo dicae snceai- ‘vamento la existencia 4 todo lo quo vemos como & todo lo quo existe y no conocemos? Ciertamente, cualquiera que haya sido ea vo- luntad, la inmenaidad de gu poder ea siempre el mismo, y de cualquier manera que se haya ejecu- ‘iLosorta 200160104 8 tado esta voluntad suprema, nada ha podido ais minuir eu graudeza, Respetando, pues, los decretos de esta sabidu- ria infnita, yo me eircunscribo & encerrarme en los limites de un simple observader de la Natura: jeza. En esto cago, si lego & vislumbrar alguna, cova en Ja marcha que ella ha seguido para operar tus produceiones, dir6, sin temor de equiveearme, gue plugo & eu Autor que la Naturaleza tenga esta faeultad y esto poder. La idea que te habla formado de la especie entro Jos cuerpos vivientes era bastante simple, facil de percibir, y purecia confirmada por Ia ccustancia en Is fornia xemejante do los individuos que Ia re- produceién 6 la generacién perpetuaba, No obs- tanto, cuanto més avanzamos en el concelmiento do los diferentes euerpos crgunizados, de que estan easi cubjertaa todas Jas partes del globo, més 60 aerece nueslzo embarazo para determinar lo quo debe cer considerade como especie, y con mayor motive ain para Iimitar y distinguir los géneros A medida que se reedgen las produceiones de Ja Naturateza, 4 medida que se enriquecen nues- tras colecciones, vemos llenarge casi todos los vax cios y borrarse todas nuestras lineas de separaciép, encentrindencs redueides & una determinaclén arbitraria, que tan pronto nos leva 4 percibir las menores diferencias de las variedades para con: tituir el carfeter que designames con el nombre de especie, y tan pronto nos hace declarar varie: Gad tel clase de individuos un poco diferentes que tres consideran como constituyendo una especie particular. ‘Nuesiras coleceiones, vuelvo 4 repotirlo, cuanto més se enriquecen mas pruebas encontramos do que todo esté més 6 menos matizudo, que lae dife- 5 an cauanoe, rencias notables se desvauecen, y que con mucha feocuoncia lt Nataralora no deja'& nuestra dope. siclon para ostablecer dstiueloues ite que alga: hhas partcularidades mlnuelosae yen cierto modo paeriee : {Cudntos géneros entre ios animales y vegeta- tos Son de’ una oxteneldn tal, por la onttidad do estos quo ao Tee rolusionaay que el eatudlo y Ta doterminaetéu do llaa resltan Roy taal im Draciloublet La expesies do eatoe géneroe, coloca: Eadas on series yaprosimadas entre st sogia la onsidaracidn do aud eanexionee naturale, presen: fan con aquellas quo se les sprosimaa diferencias fn ligoras, que oo confunden, en elero modo, unas nn oftan, be cejanto eas! miegun modio 6 jar Ine poquelia ditoronetaa que las dstinguen elo aquellos naturalists quo’ 20 han, coupado rmucho ola determinacign do. la especies y que Han conaultade laa mda leas ealeccioucs, pueden saber hasta qud panto las expecies,entro fos cusr os viviontot, a8 fuaden lag tas’ on las olrae, y fon tos Guicos quo han podigo eonvenceres de que fn las parioa donde. vosios eapectes isladas os Porque nos faltan otras que se aproximan & ollas F'quo aun no han sido recegians. Nolprtendo dees sou ext quo los animales quo oxiston Tormon usa sorle muy simple, pero digo ‘que forman ‘uni sorlo namifeada, leregular- ‘monte graduads,y que no existe en mavera aigana iscontinuldad on sus partes, 6 quo por lo menos ho a oxistido siempre. De’ ello resulta. que Ins ‘opecies quo tormiaan eada rama do la norle gene: Fal tienen por fo manos de ua lado 4 otras expectes préximas que so confunden con elias, Ho ayul lo {us ol conatimfente do laa cosas tno coloca ya on Gatado de demontrar. Paca ello no tengo necestdad Pinosorla 200460104 6 de ninguna hipétesis nf do ninguna supostetén; me Dasia cou el ‘estimonto do todos los naturalistas obsorvadores. No solamente muchos génores, sino érdenes en- hasta las clases mismas nos idad porciones casi complotae @ol estado do cosas que cabo de indlear. Pues ‘euando on estos easos 8e han eolocado Ins eapecies fen series bien conexionadas, si escogemos una de ‘lias, saltando por encima de muchas otras, y to: amos otra bastante alejada de le primera, ambas especies, puestas en comparacién, nos ofrecerin enionees grandes desemejunzas entre sl. Ast fu Come comenzamos & ver las produesionea de. 1a Naturaloza que hemos encontrado & nuestro ale snes. En este caso las distinclones genéricas resultaban muy tAeilos do establecer. Pero hoy que niugstras coleccionos son may ricas, al se sigue le forie que citaba hace un momento’ desde 1a, espe: cie elegida primera basta Ia sogunda, so llogaré de matiz en matiz & coutuadiring, ain quo 90 obser: ven distinciones dignas de ser ‘notadas. Y ahora pregunto: geudl es of zoblogo 6 el boldnico experi: meptado que no se haya penetrado del tundamento de lo que acabo do oxpanee? jCémo estudiar en la actualidad, 6 cbmo podor doterminar de una ma- era eblida las especies, eatro esta multitud de pélipos de todos los érdones, do radiados, de gusa- hos, y especlaimonte de insectos, en que elo loa géneros maripora, faleno, noctuela, iqueneumn, ex carabajo, ete. ote, ofrocen ya tantas eepectes quo se ayoeihian nas'A otras, comprendiéndose algu- nna veces entre eff {Cuduta mullitud de ofscaras zo nos presentan los moluscos do todos los palsoa Ydo todos los mares que agotan nuestros’ medios 4e distineién respocte de ellos! % sour Lacan, Ascended hasta los peces, 4 los reptiles, A las aves, & los propios mamiferos, y veréis por todas artes matices que ligan entro al las especies pro: ximas, los géueros mismos, sin dejarnos medios para establecer buenas diatinciones. La botdnica, quo considera la otra eerie que componen los végetalee, no ofrece también en sus diversas partes un estado de cosae perfectaments semojante? En efecto, jeudntas difcultades no se experimentan en la actoalidad para el estudio y la determinacién de Jas especies on los géueros liguen, fucus, eufordia, erica, solanum, geranium, mimosa, etostera, oto.? Cuando fueron formadoa estos géneros 10 s0 conccia mas que un corto numero de eapecies, ¥ entonces era fécil distivguirlas; pero al presente, que se han Ilenado casi todos los vacioa existentes entre elias, nuestras diferencias especificas resul- tan necesariamente minucfosas y la mayor parte do Jas veces insuficientes. Veamos euiles son las causas que pueden haber dado motivo d eete estado de cozas, y veamos también ei la observacién puc- de iTustrarnos 4 esto reepecto, Innumerables hechos nos enseftan que A medida, que los individuos de una de nucatras especies cambian de situacién, de clima, de manera de ser 6 de bébito, reciben ‘por ello las influenctas que eambian poco 4 poco la consistencia y las propor. tones de sus partos, de wu forma, aus fueultades y hasta eu misma organizacién; de auerte que todo 60 tales individues participa, con el tiempo, de las mautaciones experimentadas, En el mismo clima, situaciones y exposiciones muy diferentes hacen por de pronto simplemente & los individuos que 6 en2uentran expuestos 4 ellas; pero con Ia sucesion de Jos tiempos 1a continua diferencia de las situa viuosorta oouaica or clones de los individuos de quienes bablo, que vi- Yen y so reprodacen sucesivamente en lat mismas condiciones, produce en elles diferencias que llo- fon eer, en clorto modo, eseucialen & au ter; de Suerte que al se han sucedido Jos unos & 10s otros, fates individues, que pertonecen ariginariuments otra eapecto, se cieuentran al fin transformadoe en una especie nueva, distinia de Ja otra Por ejemplo, que lao aemuillas do una graminea 6 de toda otra planta natural on una pradera hi swede scan trunsportadas, por una cireunslanela cualquiera, por d® pronto ‘sobre Ia ladera de ana colina proxima en quo el suelo, aunque mae eleva: do, restlte todavia baetauto freaco pare permilir A Ja planta conservar su existenela, y que en segui- da, después de haber vivido en ella y de baberao regenorade muchas veces, aleance paulatinamente el auelo seco ¥ cast Aride de una ereata montatioes; pues ai a planta llega & aclimatarse y @ aubsiatir en esto lugar, habré eambiado tanto, que los botae nicos que ia. encueatren constituirdh Gon ella une especie particular. Lo propio acontece con los animales & quienes Jas circunstanciae obligaron & cambler do elima, do manera de vivir y de hibites. Pero en éetos lad eausas que acabe do eitar oxigen mayor tiempo para operar cambios notables sobre los individuee. La idea de abarear, bajo ol nombre de copecie, una coleccién de individuos semejantes, que se per: petian loa mismos por la generaciox y que han existido siendo los mismoe tan antiguamente como Ja Naturaleza, Uovaba en af la necesidad de que Jos individuos’ de un misma especie no pudtesen aliarge de ningun mode, eu sus actos de” gener én, cou indivicuos de una especie ditoronto, Por Acegracia, In obscrvacién ha: probado y_ prueba

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