Q..22.134
JEAN BAPTISTE DE MoNeT
‘CABALLERO DE LAMARCK
FILOSOFIA.
ZOOLOGICA
Presentacién de Adria Casinos
@ 5307348503FILOSOFIA ZOOLOGICAEl presente volamen reproduce, en fax Ia primera edicion del
Lio Filosofia sole (Valencia, F-Semperey Compan, it~
rea), Las meds deca el Hbro orginal han sido respetadas
Yu ha ahadido un apéndice con a tadueion completa de le
sAdverteniany del primer para del «Discurso preliminary
Coleen «Noctulabiam»
Acids por Jaume fsa | Loree
y edit por Ala alla en colaboraion
om la revista «Mando Canton
El grabado que a idenien
rata el empleo del noctirlabio
ttizando Ie estrllany proce
4a Libre de Cosmographia.. de Apiano
Primera edicin: septiembre de 1986
Propiedad de esta ec
Editorial Alte ull, Bre 71, 08009 Bareelona
1 Eaitorial Portal, 8.4, Valencia 359, 08009 Barelona
“Teaducein del Apéndice: Jaume Serrasoeas
Impreso on Hurope, S.A
Recaredo 2, Pablenow (Barcelona)
LAMARCK, ENTRE EL OLVIDO
Y LA CONFUSION
Lamarck en su época
‘Jean Baptiste de Monet, chevalier de La Marck, tenta
‘uarenta y cuatro afos cuando en 1788 consiguié una
plaza de asistente de Boténica en el «Jardin des Plan-
tes» de Parts. Era su primera vinculacion formal con
la ciencia, si bien hacia unos veinte ahos que estaba
relacionado con aquella insttuciOn. Tras pasar su pri-
mera juventud en el seminario de los jesuitas de
Amiens y en el ejéreito, y a consecuencia de una grave
herida, abandona la milicia y toma contacto con las
ciencias naturales. Lainfluencia ideolgica de Rousseau
parece que fue en este sentido bastante determinante.
Sus primeras preocupaciones cientificas estaban rela
cionadas con la meteorologia, pero pronto Antoine-
Laurent de Jussieu lo inclin6 a la boténica. En 1778,
enn corto plazo de tiempo, culminé su Flore frangai-
se, que entusiasmé a Buffon y conquist6 el honor de
ser impresa por la “Imprimerie royale”. En dicha
‘obra, que le abrié las puertas de la Academia de Cien-
cias, realiz6 su primera aportacion destacada, de las
‘muchas que hari al desarrollo de las ciencias natur:
les: el método dicotémicoivi
Cuando la Convencién leva a cabo la reorganiza-
cién del “Jardin des Plantes”, a propuesta del propio
Lamarck, transformandolo en el “Muséum d Histoire
Naturelle”, se convierte oficialmente en zodlogo. En
efecto, el 10 de junio de 1793 el gobierno republicano
crea doce cétedras, para las que son nombrados
Brongniart (Arte quimico), Daubenton (Mineralogia),
Desfontaines (Boténica, herbario), Faujas de St. Fon
(Geologia), Fourcroy (Quimica general), E. Geoffroy
Saint-Hilaire (Animales superiores), A.L. de Jussiew
(Boténica, herborizacion), Lamarck (Animales inferio-
res), Mertrud (Anatomia animal), Portal (Anatomia
humana), Thouin (Cultivos) y Van Spaendonck (Ieo-
nografia). El “Muséum” no es sino un eslabén més de
Ia profunda renovacion de la enseftanza superior que
1 poder revolucionario leva a cabo, sobre todo como
alternativaa la decrépita y obsoleta Sorbona, la misma
que habia intentado prohibir la Historia natural de
Buffon (1,2)-*
Desde el primer momento Lamarck decidis inaugu-
rar sus cursos del “Muséum” con una especie de
leccién magistral anual que denominé discours d’ouver-
ture. Alganos de los correspondientes manuscritos han
egado total o parcialmente hasta nosotros. En ellos se
puede seguir Ia evolucién de su pensamiento, en la
medida en que va introduciendo novedades. En el
Discours de 1794 debié utilizar por vee primera la
palabra “invertebrados” como contrapuesta a “verte
brados” (3). Rebautizaba asi la clasificacion propuesta
por Cuvier de “animales de sangre blanca” y“anima-
* Los mimeros entre parénteis emiten al bibliograia que Fi
ra al final de eat presentacion
ivy
Jes de sangre roja” (Cuvier habria llegado a Paris a
‘mediados de 1795). De todas esas leeciones inaugura-
les la del ato Vill (1800) seré la mas notoria. En ella
‘esboza las lineas magistrales de sus ideas evolutivas,
que nueve afos mas tarde desarrollaré en la Filosofia
z00l6gica.
La obra de Lamarck no esté exenta de ideologismo.
La influencia de Rousseau y su Contrato social, el
ateismo solapado de Buffon, debieron marcarle pro-
fundamente, y no es nada extraito que se entusiasmar
con la revolucién. No hay razones para pensar que su
actitud no fuera sincera, que setratara de simple servi-
lismo hacia el gobierno que le habfa encurabrado. De
ser asi, quiza hubiera sido capar de repetir la mani
bra. E1 18 de brumario del general Bonaparte marca el
fin de sus buenas relaciones con el poder. El imperio y
la restauracién borbénica no le serin favorables. El
propio Napoleén le reeriminaré piblieamente durante
‘una reunién del Instituto por su obra meteorologica,
cuando Lamarck intentaba hacerle entrega de su Filo-
sofia. Es curioso que sea en su obra dedicada a los
Fenémenos fisieos (por lo demés, abundante) donde
mas deja transparentar su faceta no estrictamente cien-
tifica. En general, sus hip6tesisfisico-quimicas fueron
bastante desafortunadas y en ocasiones muy politiza-
das, atacando a.cientifieos de ideologia antirrevolucio-
naria, como Lavoisier, despues de su caida en desgra-
cia durante la Convencion. Salvando las distancias,
evoca el episodio Lysenko. Cuando en 1794 publica
sus Recherches sur les causes des principaux faits
physiques, eseribe una dedieatoria que es sin duda su
‘mas ferviente profesin de fe revolucionaria:(vin)
Al pueblo francés.
Acepta, pueblo magninimo y vietrioso de todos tus
tnemigon, pueblo que has recuperado los derechos
fradose impresriptibles que has reibido dela natura.
feza [1] y por el deseo que yo tengo de compartir ta
flora, contribuyendo al menos, gin misdébles facl-
{ades, a ser til a mis semejanten, mis hermanos, mis
iguaes,
Entre 1799 y 1810 publies los once volimenes de
sus Annuaires météorologiques. Hay que decir que
Lamarck nunca concibié sus facetas de fisico y de
zoélogo separadamente, sino que las considers com-
plementarias. Cuando en 1802 publica su Hydrogéo-
logic la concibe como la primera parte de una fisica de
la Tierra, ala que habian de seguir una “Météorologie”
yun tercer volumen dedicado alos seres vivos, para el
que acuno el neologismo “Biologie”. Nunca fueron
publicados.
La mayor parte de su obra la desarrollé como espe
cialista en invertebrados. Asi, en 1801 publicé Systé-
‘me des animaux sans vertebres; entre 1802 y 1806,
‘Mémoires sur les fossiles des environs de Paris; tam-
bien en 1806 vio la luz Discours d’ouverture du cours
des animaux sans vertébres. Entre 1815 y 1822 su
legado principal los siete volimenes de Histoire natu-
relle des animaux sans vertébres, en una parte consi-
erable dictados a una de sus hijas, ya que en 1819 se
volvi6 completamente eiego. Murié el 18 de diciembre
de 1829.
iia)
Lamarck como evolucionista
Lamarquismo, herencia de caracteres adquiridos.
Darwinismo, seleceién natural. He aqui unas pregun-
tas y respuestas del catecismo neodarwinista, en plan
fe del carbonero, que repiten eantidad de bidlogos que
no se han molestado en leer a Darwin ni, por supuesto,
a Lamarck. En realidad la cuestion es mucho més
compleja.
En primer lugar las ideas evolucionistas de Lamarck
son mucho menos esqueméticas de lo que se piensa,
Hay en ellas dos componentes diferentes (5). Por un
lado, la creencia en una supuesta tendencia progresiva
que obligaria a los seres vivos a elevarse paulatina-
‘mente en la escala vital. Por otro, lo que se ha identifi-
‘ado propiamente con el lamarquismo, la herencia de
los caracteres adquiridos. Esta supuesta capacidad he-
reditaria no se reduce al mecanismo uso-herencia, se-
‘gin el cual la voluntad del ser controlaria indirecta
‘mente su propia evolucién. El ejemplo de las jirafas y
su cuello, que responde a este fenémeno, es para mu-
chos la quintaesencia del lamarquismo. Es més, con
frecuencia se piensa también que la induccién por el
medio ambiente fue postulada por Lamarck, cuando
‘en realidad se trata de una hipétesis de Geoffroy Saint-
Hilaire que Lamarck siempre rechaz6 (6).
Lamarck era consciente de que el mecanismo uso-
herencia implicaba un acto de volicién, eosa que era
imposible en los vegetales. Asi la aparicion de nuevos
caracteres en las plantas sera simplemente una res-
puesta a nuevas condiciones ambientales, que actian @
través de los cambios provinientes de la nutricion y
ddemés aspectos fisiologicos del individuo.od
Es en conereto el primer aspecto del pensamiento
evolucionista del autor de la Filosofia zooldgica lo que
Darwin juzga errénco, es decir lo que en el bosquejo
histérico que antecede a El origen de las especies
calfica literalmente de “ley de desarrollo progresivo”
(7). La otra cuestion, la herencia de los caracteres
adquiridos, ¢s asumida por Darwin como un mec
‘mo evolutivo més, ya que su gran aportacin, la selec-
cién natural, es solamente concebida como un factor
determinante de variacién compatible con otros, aun-
que 61 lo considerara el principal. Hay que decir tam-
bien que Darwin pas6 por muchas fases en su valora-
cién de la posibilidad de herencia de los caracteres
adquiridos (8). Ya es antigua la argumentacién de que
‘esto puede apreciarse en las diferentes ediciones de El
origen de las especies en el hecho de que en La
variacién de los animales y plantas en domesticacién,
publicado en 1868, cuatro aos antes que la sexta, y
Gefinitiva, edicion del Origen, dedicara un capitulo
entero a ia defensa de la herencia de los caracteres
adquiridos,
Hay ademés otro punto de contacto entre esos dos
grandes evolucionistas que se olvida con demasiada
frecuencia y que conviene rescatar aqui, por tratarse
de un tema de rabiosa actualidad. Me refiero a su
‘reencia comin en el gradualismo, que les llevo a
adoptar una actitud nominalista respecto a la especi
biolbgica. La actitud de Darwin, plasmada en su asun-
cidn de la méxima de Leibniz natura non facit saltum,
es sobradamente conocida (8) pero lo que esté menos
divulgado es que Lamarck Hleg6 al transformismo a
partir de la hipétesis de que era posible establecer
series filéticas ininterrumpidas, entre fosiles y vivien-
ou
tes, en determinados grupos animales. En sltima i
tancia parece que fueron las colecciones de moluscos
del “Muséum” de Paris, de las que se hizo cargo en los
tltimos afios del siglo XVitt, a la muerte de Bruguiére,
las que le sugirieron la idea (6). Por estos mismos aitos,
Cuvier, al observar Ia falta de todo nexo de unién entre
las especies de mamiferos fsiles y las actuales, levaba
‘cabo una lectura discontinua del fenémeno, que le
evar a fa formalacién de su teoria de las revolucio-
nes del globo.
En los altimos anos Eldredge y Gould han desarro-
Mado una teoria que hace una lectura discontinua del
proceso evolutivo, conocida con el nombre de “equili-
brios & intervalos” (punctuated equilibria) (9). La
polémica en torno a dicha teoria ha ido més allé del
hecho puramente cientifico, de forma que han surgido
voces sfirmando que lo que habia detrés era un plan-
teamiento marxista, que implicaba el rechazo sistem4-
tico de todo punto de vista gradualista (10). No deja de
ser curioso que en los albores del siglo XIX la situacion
fuera inversa a las conclusiones del citado andlisi:
Lamarck, el personaje de ideas avanzadas, era gradus
lista: Cuvier, reaccionario y profundamente oportunis-
ta en lo politic, era rupturista. Un pensador revolu-
‘ionario tan atento al desarrollo de las ciencias natu
les como Engels, dria afios més tarde que “la teoria de
las eatéstrofes [de Cuvier] era revolucionaria en sus
palabras, pero reaccionaria en sus hechos” (11).
Dicen que a veces la historia se repite. En el men-
cionado debate actual sobre la posibilidad de los pro-
cesos discontinuos en la evolucién animal, las series
fileticas de moluscos han vuelto a convertirse en pie-
dra de toque. En 1981 P.G. Williamson (actualmentebar
en la Universidad de Harvard) publicaba un articulo
sobre gaster6podos y bivalvos fosiles del lago Turka-
na, en Kenia (12). En él, Williamson reconocia una
serie de fendmenos de especiacién que intrepretaba
‘como sumamente répidos, separados por periodos de
cestasin o de estabilidad de las especies. La polémica
sigue su curso (13) en funcién de que una serie de
especialistas dudan de la interpretacion, aunque algu-
nos sean partidarios de la hipotesis de equilibrios
intermitentes, dada la difcultad de definir buenas es-
pecies cuando no son aplicables criterios como la in-
terfecundidad.
4Qué consideracién ha merecido Lamarck a la pos-
teridad? Puede afirmarse que hasta que Darwin publi-
6 en 1859 su Origen de las especies, Lamarck fue el
gran olvidado. Incluso su esquema sistematico (del
que da cumplida cuenta en la Filosofia) es arrincona-
do en beneficio del de Cuvier. Es, curiosamente, con la
cexpansin del darwinismo, hasta los primeros afios del
presente siglo, cuando el pensamiento lamarquiano
fest en su mejor momento. Muchos de los primeros
propiedater
do une fueren
‘vital eapecial 6 do una cause final orgintea; Ia procadenela de
‘tos ls orgunismos de ua sorta adimero de formes antope.
anldas por goneriéa eapoutdaea de le matory 1s
porpetuidad no iaterrsmpida de la evolucién geoldgicay Ie
‘ausonsie de revolusiones y especialmente In inadmisbilidad
e todo milagro; en une palabra, todas las propesisiones mis
{importantes dota biologia moataticn otha ya formalades 0a
1a Finosorta 200140104.
Sil admirable esfaur2o intelactanl do Lamarck fab
Aesconosido en aa tomapo ello a dabo do aaa parte Al g
‘era del pus do gignato por ol oual so adelantabe on medio
siglo & sus contemporkeecs, y por otra & que faltaba & su
obta una base expecimontal sufelonts, notindose algunes
‘tu didcultades do domostracba, Lamarck aedale muy jus
‘taments Ins condisionos do a adaptacida eotno vonstitayendo
Jas ctuans mocknicns de primer onde, que producon Ia porpo-
‘tus metamorfosis ds las formas orginicas: cuanto & la anelo-van nd1090
gla morfolbgion de Ine especies, glnoro, ts, a rolzotree con
buen derecho & une relaciin de consanguinidad y reralta,
‘lon explieada por a haroncia, Pare dl a adaptacia consisto
solamente on aha relaciéa entre le modifeasiéa lenta y cons-
‘tants del mundo oxtorior y un cambio correspondiente on laa
setivideden, y por conteowonci, laa formas do loe orgasis~
‘mos, Sin dada oe sate un agents exiremadarents importante
ele metamordous do las formas orginicas, No obstante re-
sulte imposible explioar, como hnce Lamarck, por osta sola
por au proponderancia, ie molifescién do Tas
or ejemplo, # dive quo ol largo culo dea raf
Aubido & a porpetua extaneién & quo lo eojote ol waimal_ pera
ramouoar en loa grandee deboles; porque viviendo In jirait
Grdinariaments on regiones Aridas, donde el fllajo do los
Arboles conatitaye wn nic alimenta, eat animal a» wiéobli-
edo & dosarzollar cata actividad oxpocil. Do igual manera
a longoa en forma do pico dol oto hormiguaro ha sido produ-
‘ida por ol bdbito que tinon estos animales do sucar ax all-
‘mento do hendidures 4 do eanslos ostrshoe, dalgedoa y pro-
fondos, Las mombranes natatorias do Ina vans y do otros
animales seuiticos aon debides dnicemente & sus perpetucs
afusrsos para nada dla rosltoncia que ol agua ofvece & 905
extromidedes, klon movimlentos natatorios malmaos, La
oneia tranemite rebusteidudolos tales habitos& los descon~
Aionter; ra perfecsionindose y acaban Snelioato por reul-
‘ar motamorfovendoe, Dor exicta quo sen on general esta
idea fundamental, sin embargo, Lamatek signa al hibito
‘una inflooneia domasiado excasiva; constituyo indaéablomen-
toune de les principales ceuans do In motifcncién do las for-
sas, poro no ea la Unica. No obstante oo procico reconocet
que Lamarck ba comprendido parfectamenta Ia acoién reel
proce do las doa induenoins formatricesorgéstons, ln adapta-
‘idm y la hereneia, Pero desconoce ol principio importants
smo se In snleccion natorel on la lucha por In existencian,
principio que Darwin noe hn hecho conocer cincventa aos
Aespuie,
Pnb1090 x
‘uo do loa principales méritos do Lamarck os ol de haber
‘ratedo ontonceo do probar quo Ie eapecio bomiana dexcfende
por ovolusién do otros mamffaros may préximos f los monos.
‘Aga! también os ol hibito quien figura en primer linea; a él
{quien Lamarck atiboye ol principal papel on Ia metainor-
fois, Ton hombres mis infoioree, los hombres priuitivos
provienen, aogin ldo los manos’ entropoides que se acoee
‘ambraron la posiolia vortial. HI levantamfonta del troneo,
cl perpotuo eefuerao para mantenerae on pi, prodajeron poco &
000 la motamorfoeis do los mfombros, uaa dferenciacita rake
torriles y una planta de oe ples; hasla adolente, lan extre-
midadee preonsilon do las mance, La eetacién reste dl por
reaaltedo' ol pormitir un examen mds teil del mundo ame
Diente, y do alo rorsltd un progreso intelectoal considerable,
‘Los herabros-mouos adquivieron asi una gran supariridad a
bro los otros monos y an gonsral sobre los sores orgunizadoe
t roloaben, Para consolidar oata suporiorided se aa0-
come econtace con todor los aniunales Que
‘Vivon on sociedad, so destrrll6 on ellos In neaeslded de poner
fen comin aus eefocraon y avs pe
ecetidad dol lengua, roprecantado al prinaiplo por gritow
rmionto del longuaje articulado legs & conattair ana poderoen
palanes para aysdar 4 la evolneién orghniee, y eepectalente
una ovolucién dol eorabro, hasta que lentamonte los how-
Dros mouos se transformaron en verdaderoe hombres, Quo
lon hombros primitivo, todavia gross, descendiesen real-
monte do los moves mis perfecciouatos,
Lamarck afro
nla ol apoyo de pruebas slid,
Ordinatiemonts 2» coloce dle enbozn do los naturalistas
‘Albeofos fransease, no & Lamarck, sluo & Esteban Geoffroy:x provode
StintHilalre, que nasid on 1771, Goethe Ip tenia on gran
concopto, fad, come. ya homon disho, el adverencio mAs de-
sidide de Cuvier.
‘Desde ls terminacién dol siglo XVIII, exponia ou ideas
sobro la motamorfosis do las capaci orghniens, pero las pas
Die por primera vox colaments en 1628, luego laa defends
con valentia deranto los atce sigaiontas, eapecialmente eo
1690, coutra Cuvier. Salat-Hilaro admit, en lo que tiono
‘Ge eeonciel, In doctrine do Ta dessondencia de Lasnarsk; vin
unbargo, eFeln que la motamorfosia de las eapecioe vogotales
y animales era debida monos le actividad propia del orga
bismo (hibito,ejereisio, uso 6 desuso de los Srgunoe) que &
Ja Inflaenein ol mundo ambiente, esto es, & las perpetaae
‘veriasionoe del mundo exterior, capesialmente de In atméa-
fore, Par d, ol orgeniemo eg ante las condiionee del modio
exterior, mu bien pasivo, inactive; para Tamarck, por el
‘outrario, ex mba sotivo. Geoffroy ofee, por eemplo, que por
‘lhecho de In disminuoia de la cantidad de deldo carboaico
fon Tk atméefra, las aves lun aalido de loa reptiles sau
‘porque resltando ms rico on oxigeno el aio, estar dltimos
‘suimales ae volvioron mis vivaces y mba endrgico, De ello
procedié una elovacién on Ie temperatura do at anngs
‘mayor astvidad norvioes y musonlr, y por consecuenci, I
‘acumes so enmbinron en plamar oo, Esta idea, on ol fondo,
‘may joata; poro elo cierto que una modiGencién sobrove-
aida on Is stmbafera 1o mismo quo cualquiera otra modi6
‘acién sobrovenida en las condisiones de existoncie, pusde
contvibuir divecta& inireotamonta & teanaformar ol organs
to, no obstante, ous olan causes resulta ea af nisms
rasiado poco importantes para que ao lor paeda ateibulr
‘exclusivamonto tal resultado, pues no tienen més valor quo
l gjetvcioy el Alito, invocndo oxclasivamonta tambisn por
Lamarck. Bl principal mnésito de Saint Hilaire coosiate oa
Inabor sostonid, & peaar do In poderoesinfluensia do Cavier,
Jn concepeién uniteria do In Naturale, Ia anidad del modo
do fermacién orghnica y ol {atime pareniaeco gonealdgico do
Pnéroco ey
las divorata formas orgunizadss, Ya an las procedantes loc
ones mencioné los oblobres debates de los dow grandes a4.
versarioa on It Academia de Paris, onpacialmente lo arden
ts coufictos dal 22 ao Febroro y 19 de Fulio do 1880, en los
cuales do tal manora so Interesd Gosthe, Onvieetaluatd ene
tonces en toda Ia linet, y deste aguella époce otal nada so ha
hecho on Pranela por ol progvere dele doctrina gouoalogica
ni para contribuir 4 In tarminaoidn de una teorfe ovolative
monlaticn,
Bas
sro Haoxm.INTRODUCCION
a experfencla en la ensenanza me hizo sentir do
‘qué modo una flosoffa soolégica, os decir, un euerpo
eo preseptos y do principios relativo al estudio de los
animales y basta aplicables 4 las otras partes de las
clencias natarales, nos seria atil en la actualidad, dados
tos progresos que se han realizado en estos ultimos afios
en nuestros conoclaniantos de los hechos zooldglcos.
En efecto, chay algo més interesante on el estudio
do la Naturaleza que ol estudio do los animales; que la,
consideracién de las conoxiones de su otganizacién con
Ja del hombre; que 1s del podor que tienen los habits,
Jos modos de vivir, los climas y las zonas de habitacién
para modificar sus caracteres, sus facultades y aus 6r-
‘ganos; quo ol examen de los diferentes elatemas do or-
anizacién que entre ollos se observa y segtin los cuales
etcrminan las antologias més 6 menos grandes que
Jan el rasgo do cada uno de ellos en el método natural?
Hay algo més intervsante, en suma, que le disteibuciéa
General que formamos de’ estos sotes, considerando la
‘complicacién més 6 menos grande do su organizacléa,
Aiateibuctén que puede Tevarnos & conocer el orden
mismo que ha seguido la Nataraleza al realizar cada
‘una do sas especies?xv anemnopuv0o1ox
iertamente, no ee podria nogar que todas estas con-
sideraciones y muchas otras todavia, 4 las cuales con-
uee por nevestdad el estudio de los animales, dejon do
ontrafar extraordinario interés para cualquiera que ame
1a Naturaleza y basque Ia verdad on todas las cosas.
‘YF lo que hay en ollo de mas singular os que los fo
némenos mis dignos de estudio no se ban presontado &
rnuestras meditaciones hasta 1a época on que los sabios
fe consagraron al examen de lop animales menos per-
ftoctos, y on la que las indagaciones sobre Ins diferentes
complicaciones de la organizacién de estos antmales
Mogaron & constituir el principal fandamento de su es-
tadlo.
Y¥ no resulta menos singular verso obligado & reco-
nocer quo casi siempre del examen continuado de los
‘pequefios objetos que nos ofreco 1 Naturaleza se obtu-
‘vleron los conoclmfentos més importantes para llegar al
Aescubrimiento de sus leyes, de sus medios, y para de-
terminar su marcha, Esta verdad, comprobada ya por
muchos hechos notables, babré do recibir un macro
grado de evidencia en lat consideraciones expuestas en
Ja presente obra, persuadi¢ndonos una vex mis de quo,
con relaelén al estudio de In Naturaleza, nlogda objeto
‘cualquiera debe ser desdetado.
El asunto relativo al examen do los animales no eon-
slate tnicamento en conocer las diferentes razas ni do
‘erminar entre ollas todas las distinciones, Ajando sus
caracteres partionlares, sino también ol de llegar 4 co:
over, ademés, el origen de las facultades de que dik
fratan, las causasquo fos hacen existir y mantienen su
‘vide, y por ailtimo, las de In progresion notable que
presentan en el orden de en organizaclén, y en el nme:
rolo mismo que el desarrollo de aquellas fucultades.
sermon uocrtx xv
En su origen, 10 ftsico y 1o moral no eonstitayen, sia
dada, mis que una cose mlame, Batadlando Ia organi
zaclon de los diferentes érdenot de animales conceidos
es cuando bay posibitidad de poner en evidencia cata
‘verdad. Pues como los productos de tal origen soa efeo.
tos, y como estos efectos, apenas separados en an prin
cipio, #0 han ido diversiticando despaés ex doo érdenes
eminensemente diferentes, ambos 6rdenes de efectos nos
pavecleron, y parecen atin 4 muchas personas, sin cone:
xldn alguna entre
Sin embargo, se ba reconocido ya la tnfiuencia de lo
{sico sobre lo moral (1), pero creo que todavia no se ha,
prestado gran atenciéa 4 Ins ioftuencias de lo moral
‘sobre lo tisieo. ¥ como ambos érdenes de cosas, que ti
nen un origen comin, reobran una sobre otra, especial.
‘mente cuando mds separadas parscen, so tienen yu los
‘medics de probar que so modifica en aus varlaciones,
Para mostrar el comin origen de los dos 6rdenes do
tectos quo, en su més amplia dlstineién, eonstitayen lo
ue se llama lo ftsico y 10 moral, me parece que ge ba
elegido un camino opuesto al que se debi haber so-
guido,
Bn efecto, se ha comensado por estudiar ambas cla
ses de objetos, tan distintos en aparieneia, en el hombre
mismo, cuya organizaciéa, Negada 4 su término de
composicién y de perteccionamiento, ofrece en las causas
4e los fendmenos de lu vida, en Ins del seatimiento,
Jag de as facultades do que gota, la mayor complica:
‘ién, resultando consecuentomente més ditiell de cono-
cer él origen de tantos fenémenos
(1 Véate a obea do Cebus, Anatpan det moral yl fz
naps deo moral yl fies netxe rrnopuoowe
Dospuss de haber extudiado la organizacién del hom-
‘bre, como hoy 60 acostambra, on vex de apresurarso &
indagar en la conslderacién de esta organizaofén Ins
‘causas mismas de la vida, las de Ie sensibilidad fistca
{y moral, habla necesidad de osforzarse on conocer Ia
Srgenizacién de los otros animales; habia necesidad de
‘copslderar lav diferencias quo existen entro ellos & esto
respecto, asi como las anelogias que ge encuentran entre
Jes facultades que les son propias y Is organizacion de
que distratan,
‘x0 bubiese comparado estos objetos antro sf y con
to que se conoce acerea del bombre; si se bubiese consi-
dorado, deede Ie organizactén animal més simple hasta
1 del tor bumano, que es la més compleja y 18 més pe
feeta, In prograsién que se muestra ea olla, de igual
‘modo quo la adquisicién sacestva de los diterentes érga-
nos especiales, y por consecuencia tantas facultades
nuevas como érganos nuevos obtenidos, on tal caso
Inabria podido advertir e6mo Ins necesidades por do
pronto reducidas & la nulidad, y eayo nimero ba acre
ldo més tarde graduaimente, han producido le inelina-
cid d las acolones proplas y al medio de satistacerlas. So
Ihabeia visto también edmo las acofones, transform
das en babituales y enérgicas, han ocasiouado el des-
arrollo de los érganos qus las ojecntan, y eémo le fuerza
{que excita los movimlentos orginicos puede, on los ani-
‘males més impertectos, encontrarse fuera de ellos y
fauimarles, sin embargo. Cémo, en soguida, esta fuerza
boa sido transportada y fjada en of animal mismo; y por
‘lkimo, edmo ella ha conetituido el origen de Ia sensi
dad, yl fin el de los actos de la intaligencia.
insta afiadirse quo si se hubiose seguido este méto~
o, en tal easo no se habria considerado ol sentimianto
eraonooc16x -
como Ia eausa general 6 lomediate de los moylmtentos
orgénicos, nl a9 hublera dicho que la vide ex una euco-
sion do movimientos que se efeoatan en virtua de las
seosaclones reebidas por diterentes érganos, ¢ de otro
moto, que todos tos moviaientos vitales constituyen,
‘l producto de las impresionos reoibidas por las partes
sensiblet, (Analogias de lo flsico y de lo moral en et
hombre)
Bite causa parsceria fundads, basta clerto panto,
expecta do loa animales ms perteotoa, Pero al curries
lo propio reletivaments on todos los euerpos que gozen
do vide, todos ellos poseerfan ln facultad de sentir. Y
no podris, mostriraenos quo los vegetales #0 encuentran
en esto caso, nl slqulera que se onouontean en dl todos
Jos animales conooidos.
Yo no reconozce on modo algano en 1s suposicién
do somejante causa, presentade como general, le mareba
verdadera de la Netaraleza, quo al constitair la vide
no contd eon los madios de bacer existr esta facultad en
Jos animales imperfectos do is priaeras elases del rela0
animal.
(Con rolasién & los euszpos vivientes, Ja. Nataraleza
Ins procedido por anteos y saoesivamente. No hay post.
billdad de dadar de ello, ye
Ba efecto, entre los diferentes aeuatos que me pros
pongo exponer en la Ficosovia Zoousatoa, erataré de de-
mostrar, citando on apoyo de olle hectios conocides en
todas pactes, que al componer y oomplicar cada vez mde
1 organizacida antmal, In Nataraleza ha ereado progre-
fivamente los diferentes drganos especiales, aaf como
Ins facaltedos do que los animales distratan,
Se be pensedo, hace ya largo tiempo, que exisia
‘won espocie de escula 6 do cadena greduada entre los
ou
&xen emnop veo
‘ouorpos dotados de vida. Bonnet ba decarrollado osta
opinién, pore no pudo probarla con hechos aacados de
Ja propia organizactén, lo que ers, no obstante necesa-
lo, adbre todo relativamente ¢ los aaimalee. Y no pudo
hacerlo porque en la époea en que 6! vivia altaban
Jot hechos probatorios.
Eatudiando Joe animales de todas ne clases so en-
cuentran otras cosas que examinar que Is que se reflero
4 mu composicién, El producto de las circunstancias
como causas que ocasionan nuevas necesidades, el
o las nocesidades que crea los hébitos y las inclina:
clones, Jos resultados del empleo aumentado 6 dismi-
rnido de tal 6 cual érgano, los medios de que 1a
‘aturaleze se sirve para conservar y perfecclonar todo
lo que he sido adquirido en Ia organizacibn, eto., otes-
tera, son objetos de Ja mayor importancia para la Slos0-
1a Yacional.
Pero este estudio de los animales, especialmente el
e los menos perfectos, estuvo tan largo tiempo olvida-
o, por no sospechar siguiera el enorme laterés que en:
tranaba, que bay necesidad de continuarlo sia aguardar
nuevos datos.
Cuando so ha comenzado 4 cultivar realmente Ia
Distoria nataral y obtavo cada relno Ja atonelén do los
fabios, Ios que han fjado ospocialmente eu ateuclén
sobre él relno animal, ban estudiado con preferoneia low
animales con vértebras, es decir, los mamiferos, las
aves, los repiiles, y por tltimo, los peoes. Fn entas clases
o animales, constituyendo lee especies en general ma:
‘yores, contando con partes y fucultades més desarrolla~
{as y'slendo més féoilmente determinables, parecieron,
ofrecer més interés en au estudio que los animales in-
vertebrados, Bfectivaments, la pequefier extremada de
nnropuoaex xx
1m meyor parte de los animales sin vértebrea, sus tacul-
tades Iimitadas, y mds alejadas también las analogies
eo sus érgunos con los del hombre, fueron causa de que
se miraeen con desprecio hasta nuestrot diss, no obie-
niendo por parte de fos neturalistas més que tn medio-
cre incoree,
No obstante, se comfonza ya é renectonar contra esta
provencién perjudicial para el adelantamiento de nues-
‘ros coucelmfentos, pues desde hace pocos afies tan ba-
‘miles animales won estudiados con atenelén, vidndose
todo el mundo obligado 4 reconoeer que.u examen debe
ser considerado como uno de los més interesantes & los
ojos del naturalista flésofo. Bl estudio de los inverte-
Drados arrojs mucha luz sobre Infinitos problemas rela-
elonados con la historia natural, problemas que con ai-
‘eultad podrian estadiarso de otro modo,
Encargado de avallzar en el Museo de Historia Natu-
‘ral 6 10s animales que yo lamé sin vdrtebras, & causa
o faltarlos la columna vertebral, mis indagaciones
robre infinidad de ello, asf como laa observaciones quo
me vi obligado 4 realizar en la anatomia comparada,
mo dieron bien pronto le més alta idea del profando
interés ciontifee que inspira ¢u examen,
En efecto, el estudio de los animalar sin vértebras
debe interosar profundemente al naturalista: 1., porque
sus espeeles vesultan mucho més numerosas en la Natu-
raleza que las de los animales vertebradoy; 2,°, porque
jendo mas numerosas resultan més variadas natural:
‘mente; 2.°, porque les varlaciones de au organizacton
son mucho més grandes, més marcadas y més singula-
res; y 4°, porque el orden que emplea la Naturaleza,
para formiar sucestvamento los diferentes érganos de los
fanimaales, se encuentra mejor expresado en les imltaclo-a emopuoo6s
‘not que estos érganos sutren en los lnvertebrados y hace
au catualo mucto mis propio para hacornoe doseubrie
basta el origon mismo de le ofganizaciéa, ast come In
causa doa composioién y do sus desarrolios, que 0
{que pudioran hacerlo todas las consideratoncs que pre-
ssentan los animales més pertectos, tales como los verte-
Yorados,
Cuando me habe ponstrado do samejautes verdados
pons que para hacerlas conocer & mls alumuos, en vez
de sumergirme on los detalles do los objotos particala-
res, debia en primer término presentarles las genoralt-
Gades relativas 4 todos los waimales; mostrérsolos en.
conjanto, proponiéndome después distingatr las masas
principales quo parcoen dividir esto conjanto, para po-
norlas ontce sf en comparacida, con el objeto de davies &
conocer mejor por separado.
Bl verdadero medio, en efecto, de Hegar 4 conocer
Dien nn objeto, hasta en sus més minimos detalles, oon-
sisto on comeazar por considerarle en sa totalldad, oxa-
minando, por de pronto, yasu masa, yay extonsiéa, ya
ol conjanto de las partes que lo componon; por indagar
cull os su naturaloza y su origen, oadlos son sus rela-
clones con los otros objatos coaocidos; ox una palabra,
por considerarle desde todos los pantos de vista que pus:
an Hlastearaos sobre todas las goneralldades que le eon-
clernen. Después ae divide el objeto de que se trata en.
partes principales, para extudiarlas y considerarlas se:
paradamente bajo todas las anslogias que pusdea ins
‘ralrnos rospecto de é1, y continnando asi en dividir
subdividir tales partes, so llega & ponetrar hasta las
mds poquetias, cuyas partioularidades so indaga, sin
olvidar los monores detalles. Torminadas tales indaga-
clones, 20 provara dedaclt [as eousconenclas de ellas,
nernonvooids x
poco & poco la Mlosotia de a clencin seestablece, ve
tidhes y 4e perfecciona,
Por este dniea via es por donde ls inteligencts huma-
‘na puede adquirir loa més vastos conootmientos, los mis
s6lidos y los mejor ligados entre sf, en eusiquier ofencia,
de que se traie, Unicamente por este métode de anlisis
fs por el que progresan todas las clenclas, sin que en
elles te confundan los objetos, que Megan 4 ser conocidos
porfectaments,
Por desgracla no hay costambre de sogair este mé-
todo al estudiar Ia historia natural. La reconoclda nece-
{dad de observar bien los objetos particulares ba des-
arrollado ol bébito do limitarse 4 Ja consideraslén de
cellos y sus partes més insignidesntes, de manera que
dua Uegado & ser para la mayor parte de los nataralls-
tas el tema principal de estudio, Ello no constiulria,
sin embargo, una causa real de retraso para las clencias
naturales, sino se obstinasen en no ver en los objetes
observados més que su forme, au dimensién, sus partes
externas, su color, ete., y silos que ge entregan & 5
ante tarea no deadeftagen elevarse 4 conalderaciones
superlores, como Indagar eudl es a naturaleza de los
bjetoe de que se ocupun, cuales son las causas de Ine
‘modiffeaciones 6 de las ‘variacfones 4 las cuales estos
objetos estin sujetos, cudles son las analogias entre sf
¥¥ con los otros que se conocen, etc., etc.
Porque no se practica bastante ol método que seabo
de citar, ea por Jo que observamos tanta divergencia ex
To que se enseta & este respecto, ya en las obras de histo-
ria natural, ya en otras clenelas, y porque auellos que
no se han consagrado mis que al estudio de las espe
cles no perciben sino muy contusamente las conexio-
znos generales entre los objetos, ai pereiben de ningunma nrenoDuootex
modo el verdadero plan do Ia Natarale
sus leyes.
Conrencido, de una parts, de que no es preciso seguir
un método que scorta y limite de tal modo las ideas, 7
de otra parts, encontréndome ex la nocesidad de publi-
‘car una nueva edlefén de mi sistema de los animales vin.
‘vértebras, porque loa rapidos progresos de In anatoma,
comparada, los nuevos deseubrimlentos de los zo6logos
¥ mis propias observaciones me faciiltason los medios de
‘mejorar esin obra, ho crefio deber reunir on otra parti
cealar bajo! titulo de Fu.osort4 Zo0udai04 los algatentes
datos: 12, los prineipios gonerales relativor al estudio
el reino animal; 2.°, los beohos exeuclales observados
‘que importa conslderar en este estadio; 8., las conside-
rrolones quo regalan la distribucién no arbltraria de los
animales y ou més convenioato clasifioasién; y por tiie
‘mo, las consecuencias mis importantes que uataralmen-
1 fe dedueon de Ins observaciones y de los hechos reco.
idos, hectos que fandan Is vardadera flosotia de la
cieneia,
‘La Fuiosorta Zooube1va do que sotrata no coustitaye
fn realidad otra oss mis que una nueva edielén retaa-
ida, corregide y muy aumeotada do mi obra titalada
Indagaciones sobre lor cusrpes vivientes. Se divide en
tres partes principales y cada une de ellas en diferentes
eapfeuios,
Por eso, on Ia primera parte, donde ge presentan Ios
hheotos esenclales obsarvaios y los prinefpios generales
de Ins cloncias naturales, me proponge cousiderar ante
todo lo que yo ilamo las partes del arte on las clencias
do que se trata In Importancia de Ia consideraclén de
las anatogias y la idea que debs formarse de lo que
designa con ol uombre de expects entre los ouerpos vi-
sl niaguna do
meraopuea sour
‘viontes, Ba segaida, después de haber desarroliado Ins
generalidades relativas & los animales, expondré de una
parte las pruobes do la degradacién de la organtzacién
aque relaa de ua extremo d otro de Ia eseala animal, es-
‘tando colocados los més perfectos en la extromidad su-
perior de clla, y por otra parte, haré ver Ia induancta
de as civcunstanctas y de los hdbitos como constitayen-
o el origen de las causas que favorecen 6 detienen sus
Gosurrollos, Terminaré esta parte por Ia consideracién,
del orden natural de los animales y por 1a exposlolén de
tu disirtbucién y clasifeacién mds convententes,
Ta la seganda parte propondré mls ideas sobre ol
orden y cl estado de cosas quo forman la esonela de la
‘vide animal, fadicando las condiclones erenciales para
a asistencia de este admirable fenémeno, TTratars en
pgulda de dotorminar la causa exoitratria de lee movie
mlentos orginioos; las del orgasmo y de Ie irritabili-
ad, Ins propiodades del tejido cotalar; In elreunstancia
‘iniea en la cust pueden verificarse les gensvaciones es
ppontineas; Ins eonsccuencias ovidentes do loa actos de la
vida, ete.
Por dltimo, en Ia tercera parte babré de exponer mi
opinidn sobre las cnasas tisieas del sentimiento, del po:
der de obrar y de los actos de inteligencia de ofertos
animales,
‘a esta parte tratnré del orlgan y de Ie formacion
ol sistema norvioso; del Guido nerviogo que no puede
ser conocido més que indirectamente, pero cuya exis:
tenoia resulta probada por feudmenos que él slo puede
produclr; de le sensibllidad fisice y del mecanismo de
Jas sonsaciones; do la fuerza productriz de los animales;
del origen de Is voluntad 6 de Ia facultad de querer; de
Ing idons y de sus diferentes érdenes; y por fo, de algu-naw eraop von
nos actos particulares del entendimiente, come In atens
cidn, los pensamfentos, la imaginaclon y la memoria,
Las consideraciones que habrén de ser expoestas en
Ja segunda y la tercera parte, abrazaa, indudablemente,
asuntos muy dificlles de cxaminar y basta euestiones
{que parecen fsolubles; pero estos asuntos y problemas
otrecen tal interés, que cuantas tentativas se realicen
respecto de ellos pueden ser ventajosas, ya mostrando
‘verdades inadvertidas, ya abriendo el camino que pue
de conducir 4 cllas,
FILOSOFIA ZOOhOGIGA
Consderaciones sobre Ia historia natural de los animales.—
‘Sus earaeteres, sus_analoya
uel, su clasifioacién y sus especes,
CAPITULO PRIMERO
De las partes del arto on las producciones:
‘do 1a Naturaleze
Siempre que el hombre protende estudiar 1a
Naturaleza se encuentra obligado & emplear me-
jos particulares. En primer término, para poner
orden entre los objetos infnitos y variados que
trata de examinar, después para distinguir ain con-
fusién, entro la intends multitud de estos objetos,
ya los grupos de aquellos quo desea conocer, ya
eada uno de estos grupos on particular; y por al-
timo, para comunicar y tranemitir & aus semejan-
tes todo lo quo ha visto, observado y peneado en
fal estudio. Pues los medios que el hombre emplea
fen estas porspectivas oientificas constituyen 1o que
yo llamo las partes del arte on las cienciaa natura-
Jes, partes que hay que guardarse mucho8 sons tamanor
tundir con las leyes y los actos miamos de la Na-
turaleza,
De igual modo quo es preciso soparar en las
ciencias naturales lo que pertenece al arte de lo
que corresponde i la Naturaloza, do igual modo
también ee debe distinguir on estas cloncias dos
intereses muy diferentes quo nos impulaan 4 econo:
cer las produceiones naturales que podemos ob
Uno de ellos resulta, efectivaments, ol interés
que yo llamo econdmico, porque toma eu origen on
las necesidades de oste orden del hombre con rela~
cidu A las producciones de Ia Naturaleza que él
pretende emplear en su provecho. Con esta mira,
el ser bumano no so proocupa mas que de aquellat
producciones que considera ities,
El otro interés, muy diterento del anterior, es el
filoséfico, que nos {mpulsa & conocer la Naturaleza
‘on si misma y en cada una de sus producelones con
ol propésito de averiguar eu mareha, sus loyea, sus
producciones y formaruos una idea de toda lo que
por ella existe; en una palabra, tode lo que procura
‘esto género de conocimientos que coustituyen ver
daderamente la cioneia del naturaliata, Hate pro-
sito ablo puede sor porsoguido por un corto ni:
mero, por aquellos que se interesan igualmente en
todas las produeciones naturales.
Law necesidades econdmnicas y de agrado hicie-
ron imaginar sucosivamonto las diferentes partee
del arte empleadas eu las ciencias naturales, y
‘ewando legaron los hombres & ponotrarse del in-
terés de estudiar y conocer la Naturaleza, estas
partes dol arte nos ofrecieron un socorro para ayu:
darnoa on él, pues resultan de una utllidad indis-
penssble, sea pare gularnoa en ol conocimiento de
Jos objetes particulares, sea para facilitar ol eatu-
‘uosorta zooLdar0s n
dio y el adelante de tas cfonclas naturales, sea, en
fsuma, para quo pudidsomos oriontarnos entre la
enorme eantidad de objetes diferentes que consti:
tuyen el asunto principal.
Bn la actualidad, ol interés flosdjico que otrecon
Jas eiencina de que ge trata, aunque generalmente
menos sontido que ol que ed reflere & nucstras 11
cosidades evondmicas, nos fuerza 4 separar todo lo
que pertences al arts do lo que es peculiar & la
Naturaloza, y do cicunseribir, on los limites. con:
Yoniontas, {0 que se debe concoder 4 loa primeros
‘objetoe para asiguar & los seguudos toda la \mpor-
tancia que merecen.
‘Las partes del arte, on las cioncias naturales,
son las siguiente
Las distribuciones sistemsticas, sean gonerales
6 particulares;
‘Las clases;
Los drdencs;
Las familias;
Los géneros;
La nomenclatura, ya de las diversas divistones,
ya de los objetos particulares.
Hatas sels partes, generalmonte ompleadas en.
lag clencias naturales, son dnieamento productos
dol arte de que ha sido necesario hacer uso para
colocar, dividir y poueruos en estado de estudiar
do conocer, de comparar y de citar Ins. diferent
produccionos naturales obsorvadas, Nada ha hecho
te Naturaloza semojaute, y para ‘no engaftarnos
confundiendo auestraa obras con las suyus, debe-
‘mos reconocor quo las elaser, los drdenes, lus fami
Yias, los géaeros, lus nomenclaturas reapecto do
ell constituyon imedios do nuestra inveneidn, de
Joa cuales no podelawos prescindir, pero que es
forzoso emplear eon disereeién, sometiéndolos &2 san ascanca,
principios convenidos, 4 fn de evitar los cambios
arbitrarios quo destruirian todaa eua venta;
Era indiepensable, sin duda, elasifear las pro-
dueciones de la Naturaleza, éstableciendo entre
ellas diferentes especies do divisiones, tales como
Jaa clases, érdenes, familias y géneros; exiatia, en
‘uma, la necesidad do determinar lo que ee com-
prende bajo el nombre de eepectes y do asignar
hombres particulares & estos diveraos érdenes do
objetos. Los limites de nuestras facultades lo exi-
gen para fijar nuestros conocimientos sobre es
multitad prodigiosa de cuerpos naturales que nos
es dable observar, y quo resultan infinitamente dl-
‘versificadoa entre'si
Pore tales clasificaciones, muchas do las cuales
fueron tan felizmente imaginadas por los natura-
Xistas, asf como las divisiones y eubdivisiones que
presentan, sou medios artificiales en absolato. Nada,
do todo eato, vuelvo & repetir, ae encuentra en la
Naturaleza, & pesar del fundamento que parece
darles algunas porciones de Ia serie natural que
aparentan hallarse aisladas. De modo que se puede
asegurar que evtre suo producciones, Ia Natura-
Jeza no ba formado realmento ni clases, ni érde-
nes, ni especies constantes, sino sélo individace
que se euceden Jos unce 4 los otros y quo se ase
mejan 4 los que Jos han producido. Pero estos indi-
yiduos pertenecen 4 razas oxtraordinariamente
diversificadas, que eo diversifican bajo todas Ina
formas y en todos los grados de organizacién, con-
servandose eado una de ellas sin mutacién en'tanto
que no obra ninguna causa de cambio.
‘Expongamos algunos desarrollos sucintos acer-
cade cada una de ius seis partes del arte emplea-
das en las ciencine naturales,
muosorta 200100108 9
Las distribuciones sisteméticas,—Deslgno con
nombre, sea general, sea particular, toda serie
i animales $ vegetales que uo osté coatorme con
cl estado de la Naturaleza, es decir, que no repre
Senta, ya un orden en totalidad, ya alguna poreion,
do él y consscusntemente que no esti tundada
sobre la relacién ds conexiones bien determinadas.
Hstamos actualmente aatorizados para recono:
coor que existe tn orden estableeido en Ia Naturale
zu ent cada uno de los euerpoe viviontes; este orden.
‘es aquel en el cual cada ano de ostos cusrpos ha,
sido formado en au origen.
Este inismo orden es iiuico, stn divisiéa en eada
reiug orginico, y puede sernos conocido con al auxl-
io dol couocimiento de las analogias particulaces
que existen entre los diterentes objetos que foraan
Parte de ambos reinos. Los cuorpos vivientes que
se eucuantran en las dos extremidades de esto
orden tienen esencialmente entro si las menores
analogias posibles y presontan on su organizacion
y su forma las mayores diferonoiae posibles,
Este mismo orden os el que debera reemplazar,
4 medida quo lo conozcamos, aquelias distribuclo:
nos sistemAtieas 6 artifciales que nos hemos visto
‘obligados 4 crear pura reusir de uua manera o6-
‘moda los diferontes cuorpos naturales que hayamos
observado,
Bn efecto, acerea do los cuerpoa organizados
Aiversos, reconocidos por Is observacléa, no 20 he
ponsado por de pronto mis que en 1a comodidad y
‘on la facilidad do las distinciones y a0 ha empleado
mis largo tiempo on indagar el orden mismo do le
Naturaieza para ou distribuciéa, cuanto menos 60
suponia ou exlatoneia,
‘De aqul nacieroa clasificaciones de toda eape-
cio, sistemas y métodos artificiales, tundados sobre0 yous ravance
consideraciones de tal modo arbitrarias, que estas
Gistribueiones sufrieron en sus principion y eu na
turaloza cambios tan frecuentes como autores exis
tieron que ee ocupason de ellas.
Reepecto de las plantas, el sistema seaual do
Linneo, por ingenioso que resulte, presenta una
distribuctén sistemética general y relativamente &
los insoctos do entomologia de Fabricius ofrees una
distribucién eistemdtica particular.
‘Hubo necesidad de que Ja filosofia de las cion-
clas naturales realizase en esiva iltimos tiempos
todos los progresos que nadie desconoce, para que
todo el mundo se baya convencido, por io menos
en Francia, de lan ventajae de estudiur o! método
natural, esto es, de indagar en nuestras distriba-
clones én el propio orden de la Naturaleza, pues
8 el Gnico que resulta establo, independiente do
toda arbitrariedad, y digno, por lo tanto, de Ia
atencién del naturelista.
Entre los vegotales, el método sexual extrema
aamonte dificil do establecer & causa de la obscu-
ridad que reina en los caracteres do organizaciin
interior de eatos cuerpos vivientes, en las diferen-
ins que & este respecto pueden offecer las plantas
de las diversas familias. No obstante, después de
Tae sabias obsorvaciones de M. Antonio Jussieu,
‘80 ha dado un gran paso en botiniea hacia ol mé”
todo natural, formandose familias munerosus se-
gan Is consideracion de las couexiones. Pero queda
por determinar aélidamonte la disposicién genoral
de todas estas familias eure al, y por consecuenci
la del orden entero. Cierto que se ha encontrado el
comienzo de este orden, pero el medio y especial-
mento el fin de 6] todavia ee hallan 4 meroed de lo
arbitrario,
‘No aucede Jo mismo con relacién é los animales;
‘mvosorta aoowoaroa 8
por su organizacton, mucho mejor pronuneiads,
ofreciendo diferentes’ sistemas més theiles de ad”
vertir, se pudo avanzer méa al trabajo acerca do
ellos. Por eee el orden mismo do la Naturaleza, en
elreino auimal, resulta actualmente bosquejado en
‘us masus principales, Sélo los limites de las claaes,
do sus érdeues, de las familiag y de los géneroo re-
sultan adn expuestos 4 lo arbitrario,
Si se forman todavia distribuciones slstemati-
eas entre los animales, al menos estas distribucio-
nes no son mas que particulares, como las de los
objetos que perienecen & una clase, Asi, hasta el
presente, las distribuciones quo se han hecho de
10s peces'y las aves reaultan todavia alatematiea:
Relativamente & los cuerpoa vivos, euanto ma
se descionde de lo general hacia lo particular, tan-
‘to menos los caracteres que sirven para la determi
nacién do las analogias son esenciales, y por consi-
guiente mis dificll de reconocer se noa muestra el
orden mismo de la Naturaleza,
Las clases.—Se da el nombre de clase 4 le pri
mera especie de divisiones generalea que se est
bieco en un reine. Las otras divisiones quo entre
Gataa se forma reciben entonces otres nombres;
hablaromos de ellas al instante,
Cuanito mejor conocomos Iae analogias entre los
‘objetos que componen un reino, tanto mejores re-
sultan Ine clases quo se estableeen para dividir pri-
‘merameute esto reino. Sin embargo, los limites de
ella, aun de las mas mareadas, resultan artidela
Jes; por eso sufriran siempre variacioues arbitra.
riaa de parte de los uaturalistas miontras que éstos
ho convengan 4 eu respecto ciertos prinelplos del
arte 4 los cuales se someten.
Asi, aun cuando en el orden de la Naturaleza82 sam LaManox
fuora portoctamento conocido on un reine, las cla-
fos quo eo vordn obligados 4 establocer et éleane-
titlria siempre divisiones vordadaraments artil-
cst obatante asbeo todo en ol reno aula moe
aa de esta dviiones parasea sealteate fea.
as por Ia propia. Naintalesa, y es indudable. que
dheante largo tempo couara ucho trabajo! al
que [os taamiforos, quo laa aven, no vosutten
loa bion alsladas coastituidas por la Nataraloza.
Paes esto no es me que doa flusiéa y & la vor an
reaultado de los limites de nucatros couociatentos
faoorea do los animales que oxiston 6 han exintido,
porque & medida que avanzan ndoatros eonocteaten
fos doobsorvacton, me pruobas adgatriaoa de quo
Tata las do aque que
as afsadas,roaultan borcados por nuevos
raltorinco y loa eguldeos
patesen fader la exletouola do anfaalesfarermo-
dios entre las aves y Jos mamiferos, ;Cuitnto no
ganarlan Ins cleociat naturales al conoctésemoe
fojor la vaata rogidn de Nuova Mfolandal
Silas clasos conatitayen In primera anpecto de
divisionen quo to liogs & ostablocor on ua rein, se
figuo do oll quo las divisionos quo se podeh for
mat entro los objotos qua portonecen & wna. clans
no. podrin set clases, porgao 8 ovidantomonte
Innecosario entablocer claaos on ans clase. Sin om
Dargo, eato 08 lo. quo. a0 hoo: Brisson, an a or-
nitotogin, ha dividido la elaao do Tas aven on
rontos clases particulares
Lo miamo que la Naturateza ost todas par-
tos Fogida por loyes, el arto, 4 au vod, dabe star
fujeto A regian, Ba’ taneo quo. catay no eniatan 6
Gue 20 ee lat alga, na0 productos babeia do act
Yacllantes y au objeto feustrado.
rivosorta 2o0xdar0 8
Alguncs naturalistas modernos han introducido
1 uso de dividir una clago on muchaa sibelasos, y
otros han extendido esto procedimiento los mi
mos géneros, de suerte quo forman no solamente
jubelases, sino aubgéneros. Ello conatituye un abu.
80 incopsiderado del arte, quo destruye la jorar-
quia y la simplicidad de las divisiones que habla
Propuesto Linneo y que habian sido adoptadas ge-
noralmente.
La diversidad de los objotos que pertenecon &
‘una clase, sea de animatea, aoa de vogetales, resul:
ta algunas veees tan grande, que hay entonces ni
ccesidad de establecer muchas divisiones y aubdivi
siones entre ellos, pues el interés de la ciencia
exige quo las partes del arte tengan siempre la ma:
yor simplicidad posible, 4 fin de facilitar ol eatudio,
Luogo esto interés permite todas las divisiones y
subdivisiones necesarias; poro se opone 4 que cade
divisiOn tenga una denominacién particular. Es
preciso poner un término & los abusol de la nomo1
clatura, sin Jo cual éata Negaria & constitair un
asunto mae ditfeil de conocer que los propios obje-
03 que uno debe conslderar.
Los érdenes.—Debe darse In palabra de orden &
Jas divisiones principales que coustitayen una cla:
80, y ai oatas divisiones ofrecen los medios de for.
mir obras subdividiéudolas, talea eubdivisiones ya
no son Srdones, y hasta resultaria Inconvenieate
Aarles este nombio,
Por ejemplo, la clase de los moluscos presenta,
a tacllidad de establecer entre ellos dos ‘grandes
Aivisiones principales, pueato que los unos tienen
cabeza, ojos, y 80 reproducen por acoplamiento,
mientras quo los otros carocen de cabeza y do ojos
¥ no necesitan acoplarse para la reproduczién- Los% sax tamanoe
moluseos céfalos y los moluscos acéfalos deben ser
considerados como los dos érdenes de esta clase.
No obstanto, cada uno do estos drdenes puede ee-
pararse en inuchas divisiones mareadas. Pero tal
Consideracién uo constituye un motive que pueda.
auiorizar A conceder el nombre de orden & cada
tuna de las divisiones de que ne trata. De modo que
eatas divisioues quo dividen los érdenes pueden
fer consideradus como secciones, como grandes fa-
rmilias suscoptibles de sor 4 eu vex subdividida
Couservemos, pues, en las partes del arte la
gran senciliez y la bella jerarqula establecida por
Linpoo; y si tenemos necosidad do subdividir mu-
chas veces los drdenee, esto os, as principales
Aivieiones de una clase, formemos tantas do estas
subdivisiones como sean necesarias y no les asig-
nemos de ningtin modo denominseién particular.
‘Los drdonee quo dividen una clase doben ostar
determinados por curactores importantes que s0
extlenden & todos loa objetos eomprendidos en cada
‘orden; pero uo se debe aplicar ningdu nombre es
pecial 4 los objetos mismos. Y lo mismo habra de
Yerifiearse en lau seceiones que las necesidades
obligaré 4 formar entre loo érdenes de una claso,
Las familias—Reciben el vombre de familias
ciertas Iracciones de la Naturaloza reconocidas on
uno & otro reino de los euerpos vivientes. Estas
poreiones del orden natural eon, por und parto,
menos grandes que ius clases y hasta que los érde
nos, ¥ por otra parto, resultan mayores que 1
‘genoros. Pero por naturales que sean las familias,
Jos limites que las cireunecriben resultan siempre
artificiales. Por eso, & medida que se estudien mas
Jas producciones dela Naturaleza y se encuentran
familias nuevas, voromos, por parte de los natura~
Pinosorta 20010010, 8%
listas porpetuas varisciones en Jos limites de ellas,
dividiend» Ico unos y una familia on varias, re”
uniendo otras muchas en una sola y ensanchando
algunaa los limites quo cada una de ellas tiene
asignados do antemano,
Si todas las razas (Io quo ge lama las especies)
que pertenecen & un refno de los euerpes vivientes
Inesen perfectamente conocidae, y al las verdade-
yas conexiones que se encuentran entre cada una
do estas razas lo fueson semejantemente, entonces
laa clases, los érdenes, etc., serian familias de ol-
ferentes magnitudes, pues tales divisiones. coneti-
tuivlan ‘porciones grandes 4 pequefias del orden
natural.
Ein el caso que acabo de citar nada seria mis
ificil, sin duda, que asignar limites entre ostas
diferentes divisfones; lo arbitrarlo lee haria va
vier sin tregua y sélo habria acuerdo en aquellas
en quienes los vaeios de la serie no ge mostrasen
claramente,
Por fortuna, para la ejecucién del arte que im-
porta introducir en nuestras distribuciones, hay
tantas razas de animales y vegetales que todavia
ho nos son eonocidas y que nunca eonoceremoe,
porque Jog Iugaree quo habitan lo Impiden, que los
vacios que resultan en la extensién de la serie, sea
de animales, sea de vegetales, nos facilitaran siem-
pre los medios de limitar 18 mayor parte de las
Givisiones que habré necesidad de formar.
El uso y una especie de necosidad exigen que
so asigne d cada familia, como & cada género, un
nombre particular aplicado 4 loa objetos que tor
man parte de ellos. De agul resulta que las varin-
ciones en los limites de Iae familia, su extension y
su determinacién sorén siempro una causa de eats
io en su nomenclatura,8 roux cawanor
Se llama género & las reunion
joadae con el nombre do especies,
proximadas sogin sua analogias y constituyendo
otras tantaa pequelias sories limitadaa por caracte-
tes que ee eseogon arbilrariamente con el propéaito
do cireunseribiclan.
Cuando un género até blon hecho, todas las
species 6 razas que comprende, asemejindose por
fos earacteres mAs esenciales y' numerosos, deben
ser colocadas, naturalmento, dnas al lado’ do Ias
irae y no deben diferir oniro al mas que por ca-
Tacteres de menor Importancie, pero que basten
pare distinguirias,
‘Asi, los géneros bien definidos son verdaderas
tamilige pequelies, ce dectr, verdaderas porclones
dol orden mismo do In Naturaleza,
Poro de igual modo quo las series 4 las cuales
damoa el nombro de familias son susceptibles de
Varlar en aa limites y on su extonsién, por las
opiniones de los autores que eambian arbitraria-
onto. las coneideraciones que emplean para for-
arias, do igual modo también los limites que
Cireunseriben les géneros estén expucstos & varia
lones fnlaitas, porque loo diferontes autores eam
bblan, aegin a0 antojo, los caracteres empleados
para'determinarlas, Y como los géneros exigon quo
hn nombre particular sea asignado & cada uno de
Silos y como cada varlacion en Ia doterminacton
fo.an génore arrastra casi slempre un earmblo de
nombre, e@ diflell expresar euAnto perjadiean al
adelante de las cienoiaa las imitaciones perpetu
fo los génoros y cudnto sobrecargan le uomencl
ara, Hiacionde ingrato y desagradable el estudio
do las ciencias.
{Cando consentirhn los naturalisias en auje
tarde & prinolpios de conveneién para regula ge de
vixotorta 2oozdoi08 a
una manera uniforme en el establecimlento de los
géneros, ete.? Pues seducldoe por la consideracién
do las conoxiones naturales que reconocen entre
os objetos quo ellos han aproximado, cast todos
creen todavia que los géncros, 1as familias, los
Ordenes y Ine clases que establecen se encuentran
roalmenie en la Naturaleza, y no prestan aten-
ibn & quo las buenas series, les cuales consiguen
formar con ayuda de las analogias, estin oleria~
mente en Ja Naturaleza, pero quo las Uneas. do
separaciOn que establecen para dividir el orden
natural no to estan.
‘Conseouentemente, Jos géneros, las familias, las
veroas y haste lee mismas clases, ‘son
fen verdad Jas partes. del arte. Su establecimlento
fe necesario y eu objeto indispensable; pero para
no destruir por abusos siempre renacientes todas
sua ventajas, es preciso que la sustitucién de cada
tuna de ellaa esté sujeta & principios y que lot natu
rallstae go sometan 4 su autoridad.
La nomenclatura.—Se llama asl al slatema de
los nombres que se asigna, ya 4 los objetos parti-
culares como cada raza, ya 4 los diferentes gra-
pos de talea objetos como & cada familia.
‘A fin de designar claramente el objeto de In
nomenelatura, quo no abraza mAs que loa nombres
dados & las eapectes, géneroo, familias y clases, ae
le debe distinguir de esta otra parto del arte que
se llama tecnologia, refiriéndose ésta tinfeamente &
denominaciones quo ee da 4 laa partes de los euer-
pos naturales.
«Todos los descubrimfentos, todas las observa-
ciones de los naturalistas habrian caido en el ol-
‘vido y sorfan perdidas para el uso de Ia sociedad,
al Jos objetos que han observado y determinado no8 oan nano,
hhubiesen recibido un nombre que puede sorvir para
Aesignarlos cuando se habla de ollos 6 cuando se
los cita.» (Diccionario de Botdnica, artioulo Nomen-
elatura.)
Resulta de toda ovidoneta quo on historia natu-
ral la nomonclatura os una parte del arto, y que
constituye un modio que ha aldo nocosaria em-
plear para jar nucstras ideas rospocto de las pro-
ducctones naturales obsorvadas y para poder trans-
mitirlas.
Cierto que esta parte del arte debe estar aujeta
como las demas & roglas convenidas; pero 3 pre:
clo hacer notar quo los abuses quo ella otroce por
todaa partes provienen de los que ee hau cometido
en las otras partes del arto ya eftadas.
Ba efecto, la falta de roglas convenidas, rola
clouadas con la formacién do los géneros, de las
familias y de las clases miamas, exponiendo estas
partes del arte & todas las variacionos arbitrarias,
Ia nomenclatura sutro por ello mutactones ain limi:
tes, y uanea podré fijarse en tanto quo esto de-
fecls subsista.
Si se hubiese considerado que todas las lineas
do separacién que es dable trazar en ta earie do
‘objetos que componen un reino do los cuerpes vi-
vientes son en realidad artidciulea, oxcopto aquo-
Mas que reaultan de los vacios que falta por llenar,
no hublera ocuerido esto. Pero no 80 ha pensadd
en ello, como voy 4 tratar de ponor de reliove:
«Efectivamonte, para Hogar 4 procurarnos el
uso de todos los cuerpos naturales que ealia &
nuestro aleanee y quo podemos emplear para nuos:
tras necesidades, go ba sontido que una determi-
naeién exacta y procisa do los caracteres propioa
de cada uno de estos cuerpos era necesarla, y por
coneecuencia que habia necesidud de indagar y
riiosorta 200180104 %
dotermiuar las particularidades do organtzacién,
do estructura, de formas que diferencian los diver.
803 cuerpos naturales, é fin de poder reconocerlos
Y¥ distinguirlos en todo tiempo. Hato os lo que los:
aturalisias, en fuerza de examinar los objetos,
hhan llegado’& ejecutar hasta elerto punto,
‘+Eata parto de los trabajos do los naturalistas
ea 1a que resulta més avanzada, So realizaron con
vazén desde hace cerea do siglo y medio eatuerzoa
inmensos para perteccfonarla, porque nos ayuda &
eonocer lo que ha sido nuevamente observado y
porque fija lon conocimientos do los objetes euyas
ropiodades son 6 habran de sor reconocidas en el
ea20 de gernos dities,
»Pero los naturalistas se detonlan demasiado
sobre el empleo de estas conslderaciones, respecto
de las lineas de separacion que pueden obtener
paradividie 1a serie general, ya de animales, ya
de plantas, entregéudose casi exlusivamente 4 esto
solo género de trabajo, sin considerarlo desde su
verdadero punto de vista y sin peusar en entender-
se, es dectr, on establecer proviamento las reglas
convencionsles para limitar la extensién de cada
parte de cata gran empresa y para jar los prinel-
ioe do enda determinaciéu; por todas eataa razo-
hesse comolteron muchos abusos. Camblando eada
uno de ellos arbitrariamente Iss consideraciones
para Is formacién de las elsgos, do lov drdence y
Je lov géneros, infiuidad do clasi@eaclones diteren-
tea ve ofrecen a1 piblico, on laa cuales Ins produc
slonca de I Nataralozamudan_perpetuamente do
nombre.
»De ello resalta que ya la sinonimia, en historia,
natural, e8 de una extensidu atorradora, qne cada
dla la cleucia so obscuroce méa y mis, que so on-
vuelve de diffcultades casi insuperables y que elrr ay rasanor
‘més gallardo estuerze dal hombre para reconocer
y distinguir todo Jo que 1a Naturaleza ofreee & su
Dbecrvacién ¥ pura au uso resulta cambiado en un.
Qbdalo inmense en el cual todo el mundo tiembla
fen sumergirse.» (Discurso de apertura del curso de
11808.) :
‘He aqul las consecuencias del olvido de diatin-
guts lo que portenoco reaimento al arte, do lo que
fs pecullar de la Naturaleza, y de no haberse ocu-
pado de hallar reglas convenientes para determi-
Rar con menos arbitrariedad las divisiones que im-
portaba establecer.
caPiTuLo 11
Amportaneia do 1a consideraeién de las
‘conexionon:
Entre los cuerpos vivientes so ha dado el nombre
de conezién, entre dos objetos determinados com-
parativamente, 4 los rasgos de analogia 6 de seme-
janza, tomados en el conjanto 6 la generalidad de
Sus partes, pero concodiendo mayor valor & las
mAs esonciales. Cuanto més conformidad y exten-
n tienen estos Tasgos, tanto més conslderables
n las eonexiones entre ios objetos quo loa otre-
cen, pues indican una especie de parenteaco entre
los cwerpos de la Naturaleza que se encuentran en
este caso y hacen sentir 1a necesidad de aproxi-
marlos en nuestras distribuefones proporcional-
mente & sus semejantes. (Cudles cambios no han
experimentado en su marcha y en su progreso las
clencins naturales desde que se ba comenzado &
prestar atenciOn seria & las conexiones, y especial
mente desde que han sido determinades los verda-
deros principios que conciernen al valor de ellas!
‘Antes de este cambio, nuestras distribuciones
dotiuicas estin on absoluto 4 merced do lo arbi
trario y dol concurao de los sistemas artifcisles do
todos los autores. En ol reino animal, los inverto-
brados, que abrazen In mayor parto de todos los
animales conoeldos, ofrecian en su distribucién laso yoay tasanor
divisiones més dispares, loa unos bajo el nombre
do insectos y los otros bajo ol de gusanos, prosen-
tando juntos los animales més diferentes y mia
alejados entro af deade el punto de vista do las co-
nexiones
Por fortuna, el aspecto de las cosas ha cambiado
en la actualidad acerca de ellos, y ai se continta
‘en estudiar Is historia natural por esta vie, sus
progresos seréa ciertos.
Las consideraciones de 1as analogias naturales
implden toda arbitrariedad por parte nuestra, pues
08 muestran la ley de la Naturaloza, y tal ley
‘obliga 4 los naturalistas 4 agrupar las masas prin-
cipales segin sus principios, ea decir, 4 recorrer
tun eamino idéatico al que empleé Is Naturaleza al
dar Ia existoncta 4 eus producciones.
Por eso todo lo quo concterne 4 las conextones
que tienen entre ai los diferentes animales dobi
constituir el objeto més importanto do nuestras in-
dagaciones. Pero al citar aqui la consideraciéa de
Tag coueriones no 89 trata solamente de las que
existen entro las espocies, sino de Ia cuestién de
fjar las de todos los érdones que aproximan é ale-
jn las masas quo se deben considerar compara
Las analogias, aunquo muy diforentes en valor,
sogiu la importaneia de las partes quo 1
pueden extenderso, sin embargo, hasta on la cont
formacién de las partes extoriores. Si resultan de
tal modo considerables que no solamente las partes
eaenciales, sino hasta las exteriores no ofrecen
ninguna diferencia determinable, en tal caso los
objetos considerados no son més que individuos de
‘una misma especie; pero ei, & posar do la extensldn,
de las analogias, las partes exteriors prosontan,
diferencias pereeptibles, siempre monores, no obs
rinosorta zoouar04 “6
tanto, quo las semojanzas ezonclales, entonces los
objets considerados son especies diferentes do un
mismo géuer
HL importante estudio do las conextoues no se
salta & comparar clases, familias y hasta especies
‘entre si, para determinar las analogias que ee en
cuentran eutro estos objetos, pues abraza también
la consideracién de las partes que componen los
individuos, y compardndolas entre al, este eatudlo
halla an medio adlido de recouocer, soa la identi-
dad de los individuos de una miama raza, soa la
diferencia quo existe ontre las razae distintas,
En efecto, se ha obsoryado quo laa proporelo-
nos y disposiciones de las partes de todos los inc
vidwos que componen una especie ¢ usa raza so
mostraban siempre las mismaa, y por ello pareeian
conservarse siempre, eoncluyendo, con razén, que,
después del examen de un individuo, 86 podla de:
terminar 4 cudl ospocie, conocida 6 nueva para
nosotros, pertenecian estas partes.
Este medio os muy favorable para el adelanto
o nuestros conocimientos aobre el estado de la
produociones de la Naturaleza en la époea en que
observainos. Pero las determinaciones que de ello
resultan no pueden ser vdlidas més quo durante
un tiempo limitado, porque las mismas razas cam-
dian on el estado de sus partes A medida que las
clreunataneias que influyen sobre ellas cambian
considerablemente. Eis verdad que como estos cam-
‘bios se ojecutan con una lentitud enorme, las pro-
porciones y las disposiciones de las partes parecen,
Siempre lis mismaa al observador, el oual, efec-
tivamente, no lag ve nunea cambiar, y cuando
encusntra que han sutrido modificaciones, supo-
no que las diferencias observadas ban éxistido
siempre.“ Juan caaancs
No es menos verdadero quo comparando de
Igual suerto las partes que pertenecen & diferentes
Individues se determina fAeilmonto las analogias
proximas 6 elegidas quo so encuentran entre estas
arias y que, por capaceuencia, ao reconoce al tales
partes pertenecen a Individuas do una misma raga
Side razas diferentes,
Sélo on esto la consecuencia general es deteo-
tuosa, come tondré ocasién de probar en el eurso
do la obra.
Las analogise resultan sicmpre incomplotas
cuando no se fundan més que sobre una conside
racion aislada, es decir, cuando no son determi
Gas més quo segin In consideracién de una parte
tomada soparadamente. Poro aunque incompletas,
son sin embargo tanto més grandes cuanto que Ia
parte que las faciita es més esencial, y vicoverea
Hey, pues, grados determinables entre las co:
nexiones recdnocidas y valores do importancia
entre laa partes que pueden faciiitarlas, iu ver~
ad, cote conocimlento hubicra permaneeide sin
aplieacién y sin utilldad al, en los euerpos vivien
tes, no so hubiesen distingulde las partos mAs im-
portantes, que son de varias clases, y no s0 hubio-
fe encontrado el principio propio para establecer
fontre sl valores no arbitrarios.
Las partes més importantes y Ia que deben
facilitar las principales conexiones son, en los ani-
males, aquellas que resultan més esenelales ‘para
Ja cobservacién de eu vide, y on los vogetales
aquellas que son esenciales & cu regeneracion.
0, en log primeros serA siempre sogin su
organizacién como te determinara las principale
cobexiones, y en los vegetales alompre sera cn la
partes de la fructificacion donde se habra de bus
ar las que puoden existir entre ello
mvosorta zoorbaica “6
Pero como en unos y otros las partes que hay
que considerar en la indagaciéa de laa analogias
sn de diferente especie, ef nico principio que ro-
sulta de uso conveniente, para determinar el grado
de importancia de cada una de sus partes, eonsiate
on considerar, ya el mayor empleo que hace de él
Ia Naturaleza, ya la importancia misma de la fa-
cultad que de &i resulta para los animales que po-
seen dicha parte,
En Jos animaies on quo la organizactén interior
facilita las principales aualogias 4 considerar, tres
clases do érganos especiales han sido con razéa
elegidos como los mAs propios para indicar las
mAs importantes. He agui la indicacién segin el
orden de su finportancia:
1. El drgano del sentimiento.—Los nervios, te-
niendo un centro do relaciéu, sea ‘nico, como en
Jos animales que cuentan con cerebro, sea milti-
plo, como on aquellos que tienen una médula lon-
gitudinal nudosa;
2° Et érgano de la respiracién.—Los pulmon
Jas branquias y ias traqueas;
8.° El érgano de la circulacién,—Las arteriaa y
na venas, teniendo con gran frecuencia un centro
de aceidn, que es al corazén.
‘Los dos primeros de estos érganos son mas ge-
noralmente empleados por la Naturaleza, y por
consscuencia més importantes que el torcero, esto
68, que el érgano do la ciroulacién, porque dito 80
pierde 4 partir de los erustéceos, miontras quo los
doe primoros eo extionden todavia 4 las dos clases
de animales que siguon & éstos.
Por altimo, de los dos primeros, ol érgano del
sentimfento es el que debe llevar ventaja para ol
valor do las relaciones, puos 6l ba. producido la
‘més eminente do las tacultades animales, y ade-ry sean Lasance,
mas, sin este drgano la accién muscular no podria.
veriticarse.
Si tuviese que hablar de los vogetales, en quie-
nes las partes egenciales para su regeneracién son
Jas dnicas que facilitan los principales caracteres
ena determinacién de las relaciones, preeéntant
estas partes en su orden de valor 6.d@ importanela
en Ja alguiente gradaciér
1° Elembrién, sus accesorios (los cotiledones,
1 perispermo) y 14 semilia que contiene;
2.° Las partes sexuales de las flores, tales come:
l pistilo y los estambres;
° Las cubiertas de
rola, el efliz, ete.;
4.5” Las envolluras do Ia somilla, 6 el perfearpos
6° Los ewerpos reproductives que no han exi-
gido fecundacién.
Tales principios, reconoeidos en su mayor par
to, dan 4 las cionciae naturales una consistenoia y
una solidez quo antos no poseian. Las conexiones.
que se determinan conformandose 4 ellos, no estan
sujetas 4 las variaciones de ia opinién; nuestras
Gistribuctones gonorales reeultan forzadae, y & me-
dida que las perfecefonames con ayuda’ de estos
‘medios, se aproximan més y mds al orden dela
Naturaleza,
Por haber sentido la importaneia de 1a conside
racién de las analogias fué por lo quo 80 hicieron
Joe primoros ensayes para detorminar el método
que. so Hama natural, método que aélo constituye
Un bosquejo trazado ‘por ol hombre de In marcha.
que sigue la Naturaleza para dar vida & sus pro-
dueciones.
Ho le actaalidad ya no so haco caso, por lo mo-
‘nos en Francia, de eaos elotemas artificiaies funda-
dos sobre los caracteres que comprometan 186 co-
partes sexuales: Ia co-
uotorta zo0Lbarca a
nexiones naturales, Relativamente & los animales,
todo el mundo esté convencide de que sélo por stt
organizacién pueden legar 4 ser determinadas laa
cconexiones entro ellos; cousecuentemento, la ana-
tomia comparada es 1a que facilitard principal
mento & la zoologia todas las luces queexige la de-
terminacién de aguellas conexionea, Pero importa
observar que debemos limitarnos 4 los hechos de
Jos anatémicos y no 4 las consecueneias que dedw-
cen de ellos, pues con frecuencia mantienen puntos
de vista que podrian extraviarnos, impidiéndonos
conocer las leyes y el verdadero plan de la Natu-
raloza, Paroco que cada vez que el hombre observa,
un hecho nuevo cualquiera, eaté condenado 4 In-
currir en error al asignarle eu cauaa, de tal modo
es fecunda su imaginacién en crear idens y de tal
modo se olvida de guiar eu juiclo por las conside
raciones de conjunto,
‘Cuando uno ee ocupa de las conextones natura-
lea entre Joa objetos, las especies forman lo que se
Maman géneros, érdenes, familiaa, ofe., pues en
todas partes debon guiarnos para realizar este tra-
bajo, Y entonces estamos perfectamente tundados
para pensar quo Ja gorio total do los seros quo for=
imam parte de un reino estando distribufda en un
orden sujeto 4 la consideracién de las conexiones,
representa el orden mismo dela Naturaleza; pero
como ya hice ver en el precedente capitulo, {mpor:
a tener en cuenta que las diferentes clases de di:
visiones que hay neceaidad de establecer en enta
serie, no pertenscen en modo alguno é la Naturale
za y son verdaderamente artificiales.
Sige aflade 4 estas consideraciones que, en ol
reino animal, las conexiones debon ser detatmina-
das principalmente segin 1a organizacién, y que
los principios que se debe emplear para fjatias no8 soar uancanoe
dobon dojar In menor dada sobre au fundanento,
te toudr& on todas eatas conalderaciones las bases
Aélldaa para a Flosofta Zool
‘Nadie ignora. que toda elencia debe toner su
‘lozatia, y quo e6le por esto eamsino puede hacer
progresoa foals. Eu vaso consumiria lon natura:
Tita todo su lompo oa deseribir nuovaa’cepocies
yen marear toon tos matiees do aus. variagiones
para aumonsar In fies iomenen do. Ins eepecies
Toscritas, porque a la Hlostin en olvidada, aaa pro:
reaos resbltarkn sia realidad y in obra entera que-
fara impertects
Hasta deapuée quo eo ba conseguldo far las
rolaslonee proximas 6 remolan que existen entre
Ing divereaa produecionce do fa Naturaleza, no haa
obtontdo les clonoiaa naturales alguna solider ea
sus prineipios yuna Slosotia que lae couslituye en
Yordaderas elenolas, ;Cuantas ventajas par si
Derfoecionamiento no obtendran nuestra distribae
Sones del estudio eontinuado de las analogias en-
tre los objoton!
Batadléndolas detonidamente ta come yo lo-
gud 4 roconocar que los antmalesinfosorioe to po:
ian asoetureo & toe pstipes on la alsa elaas; ue
fos radiados tampoce debian ser contuadidos eon
fatos, x que aquellos que son blandoe, por ejemplo,
In mlcdua yotron géneroe vesiuos que
Brugibre mismo colocaben entre. los mol
Aprovimaban essneiatments & los equinidon y do
‘lan Tormar con elloy una clase particular.
Batadlando las coneziones fue como’ mo con-
nel de que fos gusnnos formaban usa divisén
Ulslada, comprendiondo auimalea muy diferentes
4o aquellos quo. consttuyen os radiados y con
Iayor razin los polos: quo 100 arculdes no:po-
Gian ya formar parto de la clase de lor ingecton
mvosorta zoo.daia «
¥ quo los cirripedos no eran uf anélidos ni mo
Tusbos.
Por altimo, estudiando las conexiones, he Ne+
gado & opsrar gran niimero de rectifieaciones esen-
iales on la propia distribuctén de los moluacos,
como reconoel que los ptordpodos que por sus di-
‘vorsas analogias eon vecinos, aunque distintos, de
los gastordpodos, no deben ser colocados entre los
gasterdpodos y lds eotalépodos, aino que es preciso
Colocarios onite los moluscos’ acétalos. (Véase en
el capitulo VIL, con que termina esta primera par-
to, la distribucién particular de los moluscos.)
Cuando entre los vegotalos ol estudio de las co-
noxiones entre las diferentes familias reconoetdas
nos haya ilustrado més y nos haya hecho conocer
mejor el rango que cada una de ellas debe ocupar
en la sorle general, ontonces la distribucién de
estos cuerpos vivientes no tondré ya nada de arbl-
traria y legaré 4 star més contorme on el orden
mismo do la Naturaleza.
‘Asi, Ia tmportancia del estudio de las conexio-
nos entre los objetos obsorvados es tan evidente,
que ya se debe mirar tal estudio como et principal
de aquollos que pueden realizar el adelantamiento
de las cfencias naturales,CAPITULO IIT
Do 1a especte entre los cuerpos viviente
y do la idea que debemos atribuir 4 esta
palabra,
No resulta un objoto fatit el de determinar po-
sitivamente la idea quo debemos formarnos de lo
que se llama especies entre los cuerpos vivos ni el
de indagar si es cierto quo las eapecies tienen una,
constancia absoluta, y revultan tan antiguas coo
Ja Naturaleza, y si han existido on au origen en la
forma quo hoy Jas vemos; 6 si sujetas & los eambios
do cireumstancias que han podido obrar A su res:
pecio, aunque con lentitud, llegaron cambiar do
‘cardcler y de forma por Ia suceaién del Lempo.
La aclaracién de este problema no interesa sélo
A nuestros conoeimiontos zoolégiees y_otinieos,
sino quo resulta también esonelal para Ja historia
el globo.
Procuraré hacer ver en uno do Jos eapltules que
siguen que cada especio ha recibido de ia iufluen-
cla de Ins cireunstancias en que se ha encontrado
los habitos que le conocemos, y que estos habitos &
su vez han ojercido influencias sobre laa partes de
cada individuo de elias, hasta el punto de modis.
fear estas partes poniéndolas en relactén con los
hébitos contraldos. Veamos, ante todo, Ia idea que
Picororta sv0x0an
se ha formado por regla general de lo que se llama,
epecio.
Se hia designado con el nombre de especie toda
eoleccién de individues semejantes que fueron pro-
ducides por otros individuos parecides 4 ello
Hota definicién ea exsets, pues todo individuo
que gozs de vida se ascmeja slempre, en muy ee
casus diferencias, & aquel 6 aquellos de quienes
procede. Pero av aflade A esta definiclén la suposi-
‘eldn de que los individues que componon una es-
pecle no varius nunca en eu eurdetor eapeeitico, 7
que congccuentomente la especie tiene une eons.
fanela nbsoluta en la Naturaleza,
‘Univamente eta suposieién es Ia que me pro-
pongo combatir, porque infioidad do pruebas evi-
Gentes obtenidas por Ia observacién demuestran
que iio resulta tundada.
‘Lu euposictin casi generalmente admitida de
que los cuerpes vivientes constituyen especies
constantemonto distintas por caraeteres invaria-
bles, y que js existencia de ellas es tan antigua
como In do la propia Naturaleza, fué establecide,
en un tiempo en que falteban los inodiog de obser:
vacidn y en que las eiencias naturales resultaban
casi nulas. Puee tal suposicién resulta onal dlavia:
mente desmentida & lot ojos de los experimenta-
dores, que han seguido largo tiempo la marcha do
Ja Naturaleza y que han consultado con fruto las
Grandes y ricas coleeciones do loa muscos.
‘Todos Jos quo se han ocupado con interés de la
historia natural, saben que en la actualidad los
haturalistas se encuentran muy embaraeados para.
determinar los objotos que deben rairar como expe-
cies. En efecto, no sabiendo que éstas no tlenen
realmente mis que una constaneia relative, rela-
cionada con la duracién de las cireuustancias en52 as canoe
Ina cuales se han encontrado sometidos todos loa
individuos que las representan, y que algunos de
cllos hablendo variado constiluyen razas quo se
Giferoneian do los de otra especie vecina, proson-
tan como variedades y otros como ospocios & cior-
toa individuos observades en diferentes paises y en
Givorsas situaciones, De ello resulta quo la parte
ol trabajo qua eoneiore 4 la determinacién de
Jas especies, llega & aor de dia en dia mas detec:
tuoso, o2 dectr, ins ombarazado y mis contuso.
Ba verdad, se ba observado desde hace ya
argo tiempo que exision coleectones de individuos
{que ae asemojan de tal modo por ou organizacion
‘Asi como por el eonjunto do sus partes, y quo 8°
conservan on ul mismo estado de generactonos on
goneraciones doade que so loa conoce, que algunos
‘80 han creido autorizados & mirar estas volocciones
de individuos semejantes como constituyendo otras
tantas especies invariables.
Porque no hablendo prstado atancién al hecho
do que loa individuos do una eapecio deben perpe-
‘tuarso siu variar, on tanto que las eirounstancias
que influyen sobre ea mancra de vivie no varien
esencialmente, sc ha supuesto quo cada cepecio
ra invariable y tan antigua como 1a Naturaleza,
y quo habia debido ea croacién particular al su-
premo Autor do todo lo quo existe. Nada oxiste, on
efecto, sino por su voluntad; pero gpodemos asig-
narle Teglas en la ejecucién de olla'y Hjar ol modo
que ha soguido 4 este respecto? gSu poder inBnito
no pudo crear un orden de cosas quo dicae snceai-
‘vamento la existencia 4 todo lo quo vemos como &
todo lo quo existe y no conocemos?
Ciertamente, cualquiera que haya sido ea vo-
luntad, la inmenaidad de gu poder ea siempre el
mismo, y de cualquier manera que se haya ejecu-
‘iLosorta 200160104 8
tado esta voluntad suprema, nada ha podido ais
minuir eu graudeza,
Respetando, pues, los decretos de esta sabidu-
ria infnita, yo me eircunscribo & encerrarme en
los limites de un simple observader de la Natura:
jeza. En esto cago, si lego & vislumbrar alguna,
cova en Ja marcha que ella ha seguido para operar
tus produceiones, dir6, sin temor de equiveearme,
gue plugo & eu Autor que la Naturaleza tenga esta
faeultad y esto poder.
La idea que te habla formado de la especie entro
Jos cuerpos vivientes era bastante simple, facil de
percibir, y purecia confirmada por Ia ccustancia
en Is fornia xemejante do los individuos que Ia re-
produceién 6 la generacién perpetuaba, No obs-
tanto, cuanto més avanzamos en el concelmiento
do los diferentes euerpos crgunizados, de que estan
easi cubjertaa todas Jas partes del globo, més 60
aerece nueslzo embarazo para determinar lo quo
debe cer considerade como especie, y con mayor
motive ain para Iimitar y distinguir los géneros
A medida que se reedgen las produceiones de
Ja Naturateza, 4 medida que se enriquecen nues-
tras colecciones, vemos llenarge casi todos los vax
cios y borrarse todas nuestras lineas de separaciép,
encentrindencs redueides & una determinaclén
arbitraria, que tan pronto nos leva 4 percibir las
menores diferencias de las variedades para con:
tituir el carfeter que designames con el nombre
de especie, y tan pronto nos hace declarar varie:
Gad tel clase de individuos un poco diferentes que
tres consideran como constituyendo una especie
particular.
‘Nuesiras coleceiones, vuelvo 4 repotirlo, cuanto
més se enriquecen mas pruebas encontramos do
que todo esté més 6 menos matizudo, que lae dife-5 an cauanoe,
rencias notables se desvauecen, y que con mucha
feocuoncia lt Nataralora no deja'& nuestra dope.
siclon para ostablecer dstiueloues ite que alga:
hhas partcularidades mlnuelosae yen cierto modo
paeriee
: {Cudntos géneros entre ios animales y vegeta-
tos Son de’ una oxteneldn tal, por la onttidad do
estos quo ao Tee rolusionaay que el eatudlo y
Ta doterminaetéu do llaa resltan Roy taal im
Draciloublet La expesies do eatoe géneroe, coloca:
Eadas on series yaprosimadas entre st sogia la
onsidaracidn do aud eanexionee naturale, presen:
fan con aquellas quo se les sprosimaa diferencias
fn ligoras, que oo confunden, en elero modo, unas
nn oftan, be cejanto eas! miegun modio 6 jar
Ine poquelia ditoronetaa que las dstinguen
elo aquellos naturalists quo’ 20 han, coupado
rmucho ola determinacign do. la especies y que
Han conaultade laa mda leas ealeccioucs, pueden
saber hasta qud panto las expecies,entro fos cusr
os viviontot, a8 fuaden lag tas’ on las olrae, y
fon tos Guicos quo han podigo eonvenceres de que
fn las parioa donde. vosios eapectes isladas os
Porque nos faltan otras que se aproximan & ollas
F'quo aun no han sido recegians.
Nolprtendo dees sou ext quo los animales
quo oxiston Tormon usa sorle muy simple, pero
digo ‘que forman ‘uni sorlo namifeada, leregular-
‘monte graduads,y que no existe en mavera aigana
iscontinuldad on sus partes, 6 quo por lo menos
ho a oxistido siempre. De’ ello resulta. que Ins
‘opecies quo tormiaan eada rama do la norle gene:
Fal tienen por fo manos de ua lado 4 otras expectes
préximas que so confunden con elias, Ho ayul lo
{us ol conatimfente do laa cosas tno coloca ya on
Gatado de demontrar. Paca ello no tengo necestdad
Pinosorla 200460104 6
de ninguna hipétesis nf do ninguna supostetén; me
Dasia cou el ‘estimonto do todos los naturalistas
obsorvadores.
No solamente muchos génores, sino érdenes en-
hasta las clases mismas nos
idad porciones casi complotae
@ol estado do cosas que cabo de indlear. Pues
‘euando on estos easos 8e han eolocado Ins eapecies
fen series bien conexionadas, si escogemos una de
‘lias, saltando por encima de muchas otras, y to:
amos otra bastante alejada de le primera, ambas
especies, puestas en comparacién, nos ofrecerin
enionees grandes desemejunzas entre sl. Ast fu
Come comenzamos & ver las produesionea de. 1a
Naturaloza que hemos encontrado & nuestro ale
snes. En este caso las distinclones genéricas
resultaban muy tAeilos do establecer. Pero hoy que
niugstras coleccionos son may ricas, al se sigue le
forie que citaba hace un momento’ desde 1a, espe:
cie elegida primera basta Ia sogunda, so llogaré
de matiz en matiz & coutuadiring, ain quo 90 obser:
ven distinciones dignas de ser ‘notadas. Y ahora
pregunto: geudl es of zoblogo 6 el boldnico experi:
meptado que no se haya penetrado del tundamento
de lo que acabo do oxpanee? jCémo estudiar en la
actualidad, 6 cbmo podor doterminar de una ma-
era eblida las especies, eatro esta multitud de
pélipos de todos los érdones, do radiados, de gusa-
hos, y especlaimonte de insectos, en que elo loa
géneros maripora, faleno, noctuela, iqueneumn, ex
carabajo, ete. ote, ofrocen ya tantas eepectes quo
se ayoeihian nas'A otras, comprendiéndose algu-
nna veces entre eff {Cuduta mullitud de ofscaras
zo nos presentan los moluscos do todos los palsoa
Ydo todos los mares que agotan nuestros’ medios
4e distineién respocte de ellos!% sour Lacan,
Ascended hasta los peces, 4 los reptiles, A las
aves, & los propios mamiferos, y veréis por todas
artes matices que ligan entro al las especies pro:
ximas, los géueros mismos, sin dejarnos medios
para establecer buenas diatinciones.
La botdnica, quo considera la otra eerie que
componen los végetalee, no ofrece también en sus
diversas partes un estado de cosae perfectaments
semojante? En efecto, jeudntas difcultades no se
experimentan en la actoalidad para el estudio y la
determinacién de Jas especies on los géueros liguen,
fucus, eufordia, erica, solanum, geranium, mimosa,
etostera, oto.?
Cuando fueron formadoa estos géneros 10 s0
conccia mas que un corto numero de eapecies, ¥
entonces era fécil distivguirlas; pero al presente,
que se han Ilenado casi todos los vacioa existentes
entre elias, nuestras diferencias especificas resul-
tan necesariamente minucfosas y la mayor parte
do Jas veces insuficientes. Veamos euiles son las
causas que pueden haber dado motivo d eete estado
de cozas, y veamos también ei la observacién puc-
de iTustrarnos 4 esto reepecto,
Innumerables hechos nos enseftan que A medida,
que los individuos de una de nucatras especies
cambian de situacién, de clima, de manera de ser
6 de bébito, reciben ‘por ello las influenctas que
eambian poco 4 poco la consistencia y las propor.
tones de sus partos, de wu forma, aus fueultades y
hasta eu misma organizacién; de auerte que todo
60 tales individues participa, con el tiempo, de las
mautaciones experimentadas, En el mismo clima,
situaciones y exposiciones muy diferentes hacen
por de pronto simplemente & los individuos que 6
en2uentran expuestos 4 ellas; pero con Ia sucesion
de Jos tiempos 1a continua diferencia de las situa
viuosorta oouaica or
clones de los individuos de quienes bablo, que vi-
Yen y so reprodacen sucesivamente en lat mismas
condiciones, produce en elles diferencias que llo-
fon eer, en clorto modo, eseucialen & au ter; de
Suerte que al se han sucedido Jos unos & 10s otros,
fates individues, que pertonecen ariginariuments
otra eapecto, se cieuentran al fin transformadoe
en una especie nueva, distinia de Ja otra
Por ejemplo, que lao aemuillas do una graminea
6 de toda otra planta natural on una pradera hi
swede scan trunsportadas, por una cireunslanela
cualquiera, por d® pronto ‘sobre Ia ladera de ana
colina proxima en quo el suelo, aunque mae eleva:
do, restlte todavia baetauto freaco pare permilir A
Ja planta conservar su existenela, y que en segui-
da, después de haber vivido en ella y de baberao
regenorade muchas veces, aleance paulatinamente
el auelo seco ¥ cast Aride de una ereata montatioes;
pues ai a planta llega & aclimatarse y @ aubsiatir
en esto lugar, habré eambiado tanto, que los botae
nicos que ia. encueatren constituirdh Gon ella une
especie particular.
Lo propio acontece con los animales & quienes
Jas circunstanciae obligaron & cambler do elima,
do manera de vivir y de hibites. Pero en éetos lad
eausas que acabe do eitar oxigen mayor tiempo
para operar cambios notables sobre los individuee.
La idea de abarear, bajo ol nombre de copecie,
una coleccién de individuos semejantes, que se per:
petian loa mismos por la generaciox y que han
existido siendo los mismoe tan antiguamente como
Ja Naturaleza, Uovaba en af la necesidad de que
Jos individuos’ de un misma especie no pudtesen
aliarge de ningun mode, eu sus actos de” gener
én, cou indivicuos de una especie ditoronto, Por
Acegracia, In obscrvacién ha: probado y_ prueba