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Jean Rostand

El correo de un biólogo

El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid

El correo de un biólogo
Título original: Le courrier d'un biologiste
Traductor: Inés Ortega

Primera edición en «El Libro de Bolsillo»: 1971


Segunda reimpresión en «El Libro de Bolsillo»: 1986

Hice alusión, en una obra ya antigua, a las curiosas.


cartas que un biólogo encuentra a veces en su correo.
Curiosas, por los deseos que formulan, por las pre-
guntas que plantean, por las ilusiones que demuestran,
por los reproches que dirigen... Quiero hoy volver sobre,
este tema, pero ampliándolo al conjunto de cartas que
me llegan, y entre las cuales algunas sólo presentan una
vinculación indirecta con la biología. Así daré una idea
de las relaciones que pueden establecerse entre el público
y un-solitario, el cual, habiendo escrito mucho -quizás.
demasiado- désde hace medio siglo, ha suscitado a veces
vivas reacciones por los juicios que emitió sobre materias
muy diversas, no sólo científicas, sino también filosó-
ficas, sociales o morales.
• Editions Gallimard, París, 1970 En cuanto confíe también las reacciones que unas u
• Ed. casi.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1971, 1980, 1986 otras de estas cartas han provocado en mí, tendré una
nueva ocasión para expresarme sobre puntos que me lle-
Calle Milán, 38; teléf. 200 00 45
gan al alma.
ISBN: 84206-1332-0
Depósito legal: M. 15.834-1986

En primer lugar, y como es natural, recibo muchas


Papel fabricado por Sniace, S. A.

cartas que me consultan acerca de los problemas de la


Impreso en Artes Gráficas Ibarra, S. A.
Matilde Hernández, 31. 28019 Madrid
Printed in Spain 7

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El correo de un biólogo
herencia. Me, preguntan si tal afección, tal enfermedad,
tal tara, es transmisible a la descendencia y, en tal caso, me conteste; así, por lo menos, podré pensar que mi carta
cuál es su modo de transmisión: Esta clase de preguntas no le ha llegado... »
están generalmente motivadas por un proyecto de matri- Algunos, o algunas, no se contentan con una respuesta
inonio, ya que la carta está escrita por uno de los preten- un tanto vaga y muy poco tranquilizadora, a su juicio.
dientes o por uno de sus padres. Es fácil dar una Insisten y reclaman, en cierto modo, tina certidumbre.
contestación si se trata de una enfermedad o de una tara La ciencia, que ha progresado tanto, ¿no puede, acaso,
realmente hereditaria, sea sobre el carácter dominante o mediante un análisis de sangre, o un examen de las cé-
el recesivo. Cuando una joven pregunta qué riesgo co- lulas, garantizar que tal individuo no puede transmitir
rrerá su progenitura si se casa con un hombre acometido nada enojoso? ¿O no puede prever, en el niño, la apa-
de fragilidad ósea, se puede sin dificultad contestarle que rición de una tara temible? Con mucho gusto se presta-
tendrá uná probabilidad sobre dos de procrear un niño rían a todos los reconocimientos, a todos los análisis, a
con huesos frágiles. Pero hay casos mucho menos preci- todos los tests. Están tan habituados a los milagros de
sos, sea porque se trate de enfermedades con herencia la biología que se muestran de lo más sorprendidos y
compleja, dependiente de genes múltiples, o sea porque desilusionados cuando se enteran de que, a pesar de todo,
se trate simplemente de predisposiciones morbosas que, no es capaz de darles' satisfacción sobre estos puntos.
aunque estén condicionadas por la herencia, no desarro- En efecto, casi no hay más que un caso en el que el
llan sus enojosos efectos más que en ciertas condiciones examen de las células -y precisando más, de las cadenas
del medio ambiente. cromosómicas o núcleos- puede conducir a una previsión
Algunas veces la carta solicita algo más que un simple útil; se trata del caso de los padres de un niño mongó-
informe;, pide un consejo. Me dicen, por ejemplo: ... «Su lico, ya que uno de los dos, aunque de apariencia normal,
respuesta será decisiva; sé que la unión, examinada, tiene es, a veces, portador de una cierta anomalía cromosómica
cierto riesgo, pero ¿estima usted que este riesgo puede que acrecenta grandemente la probabilidad de procrear
aceptarse?» - otros mongólicos.
Aquí el apuro no deja de ser considerable: ¿cómo
evaluar la aceptabilidad de un riesgo? Depende de mu- El temor a los inconvenientes de la consanguinidad nu-
chas cosas: del temperamento de la persona, de su ca- tre, abundantemente, mi correspondencia.
rácter más o menos ansioso o escrupuloso, de su condi- «Estoy enamorado de mi prima carnal (o de mi primo
ción material, etc... carnal). ¿Debo, por motivos genéticos, renunciar a esta
¿Es conveniente desaconsejar la boda a esta joven, unión?» Aun en este caso, dar una respuesta no deja de
atacada de catarata congénita? ¿A esta otra que tiene dos plantear problemas, ya que si bien la consanguinidad aña-
abuelos jorobados? ¿A este joven, atacado de sordera? de, indudablemente, un ligero riesgo para la descender, cia, es penoso hacer comprender a los profanos en qué
¿Se debe disuadir de una nueva maternidad a esta mujer
que ha tenido ya tres niños que nacieron muertos? consiste ese ligero riesgo suplementario. Según el modo
Además, entre los que me. consultan, hay algunos (se en que se presente a los interesados, el asunto puede
adivina por sus cartas) que ya han tomado interiormente influir más o menos en su decisión; y confieso que, por
su decisión y que quieren, simplemente, que se les libre mi parte, tendería a presentarla de manera que no pare.
de su responsabilidad ante ellos mismos. Algunos, inclu- ciera demasiado temible. Hay, de todas maneras, tantas
so, llegan a decir: «Si su opinión no fuera favorable, no riesgos -y de todo tipo- en esa boda, que quien añade
el de la consanguinidad no creo que deba ser tomado

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10 Jean Rostand que constituiría una excepción en la regularidad de las


leyes de Mendel...
por dirimente. De tal modo que, debido a mi relativo op-' Así, sin traicionar en absoluto la verdad científica, se
timismo en la materia, he ayudado a que se lleven a cabo puede preservar la paz de un matrimonio.
un buen número de uniones consanguíneas. Esperemos
que no hayan tenido demasiados malos frutos. En.la correspondencia de un biólogo, el antiguo pre-
Sin duda, genéticamente es mejor no amar a un primo juicio, todavía arraigado, de la influencia del primer pa-
o a una prima. Pero si se le ama, ¿se debe de sacrificar dre (telegonía o impregnación) atestigua su perduración.
este amor por un escrúpulo eugenésico? Incluso para Una mujer casada por segunda vez pregunta si su se-
los niños, un matrimonio consanguíneo, por amor, pue- gundo marido tiene verdaderos motivos para torturarse
de ser mejor que un matrimonio no consanguíneo pero porque cree reconocer en" su hijo las espesas cejas, del
sin amor. primer marido.
Hay también entre mi correspondencia gran número Este prejuicio llega tan lejos que hace entrever alguna
de cuestiones que atañen a la incompatibilidad de los fac- influencia genética de la mujer sobre el marido; muchas
tores Rh (Rhesus) de los padres, a la transmisión de los mujeres me han preguntado completamente en serio si
caracteres raciales. (¿Es posible que dos mulatos claros un viudo que vuelve a casarse puede transmitir a los hi-
engendren un hijo más oscuro que ellos mismos? ¿A par- jos de su segundo matrimonio los caracteres físicos o
tir de cuántas generaciones está uno seguro de que los morales de su primera esposa.
rasgos negroides no pueden resurgir?) La excesiva prolongación de un embarazo puede des-
Y, sobre todo, son numerosas las cartas que concier- pertar dudas, inquietudes, en cuanto a la legitimidad del
nen a la determinación de la paternidad. niño. Un marido, cuya mujer ha dado a luz trescientos
Es de sobra sabido que la información genética permite treinta y dos días después de haber estado separada de él,
en muchos casos afirmar, no que un niño es hijo de tal pregunta si, a pesar de esto, tiene alguna probabilidad
hombre, sino que no puede ser el hijo de tal otro. Estas de ser el padre de ese niño tardío...
exclusiones de paternidad se hacen mediante análisis de Ocurre también que una mujer que haya tomado algu-
sangre; y no es raro que me comuniquen el resultado de na medicina en las primeras semanas del embarazo, recor-
tales análisis rogándome que indique las conclusiones que dando el drama de la talidomida, me confíe su alarma,
de ellos se deducen. la mayoría de las veces inmotivada.
A tales preguntas es siempre arriesgado responder..., Generalmente, no me dan noticias del niño por el cual
e incluso conviene mantenerse lo más circunspecto posi- habían estado angustiados; pero una vez, sin embargo,
ble frente a una carta que pregunta -por simple curio- recibí -de una madre a la que creía haber podido tran-
sidad científica, según afirma- si un hombre de ojos quilizar- esta encantadora carta, con cuya cita textual
azules, casado con una mujer de ojos azules, pueden tener no se comete ninguna indiscreción:
un hijo de ojos castaños.
Hay grandes probabilidades de que una pregunta de
este tipo no tenga como punto de partida el simple deseo
«Señor, soy más feliz que nadie al anunciarle mi acceso a la

de instruirse; por tanto, se guardará uno, si es que con-


independencia biológica.
El hándicap del punto de partida no ha estorbado, por lo menos
testa, de ser demasiado categórico. Se dejará una sali- en apariencia, mi desarrollo. Despierta del todo, sonriendo ante
da...: ¿seguro que, por ambas partes, los ojos son franca-
mis sueños, me burlaría con mucho gusto de mi madre, que le
mente azules? ¿Acaso no contienen algún rastro de gris
molestó hace algunos meses, si no fuese porque he sabido la

o verde? Además, siempre es posible una mutación, lo


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ansiedad que la acongojaba entonces. Alabada sea la señora ~' servar en vida, durante un tiempo indeterminado, células,
raleza que ha proseguido serenamente su camino. tejidos, e incluso pequeños órganos, poniéndolos a muy
La vida me ha dado su regio regalo. Mi deuda hacia ella es bajas temperaturas, de manera que se suspende en ellos
grande. Gracias, querido', señor, por haber consentido en ser el todo tipo de actividad vital. Partiendo de estos hechos
tutor de nuestra esperanza.»
establecidos hay quien ha imaginado que algún día será
Algunas veces hay padres que, antes de adoptar un posible meter en - conserva. un organismo humano, como
niño, se informan sobre si existe algún medio científico en la famosa novela de Edmond' About L'homme a
para prever, en alguna medida, el destino físico y moral l'oreille cassée.
de ese niño; y, como es natural, este tipo de preguntas De momento esta operación no es realizable, pues la
se' ha hecho más frecuente desde que la prensa ha revela- congelación de un organismo entero lleva consigo unos
do la existencia de la anomalía cromosómica (duplicación daños irreparables. Sin, embargo, un físico americano,
del cromosoma Y) que predispone a una conducta cri- Ettinger, ha escrito todo un libro -¿Acaso el hombre
minal. es inmortal?- para presentar la siguiente tesis: dentro
He señalado anteriormente el estado anímico del pú- de uno o dos siglos, quizás antes, la ciencia habrá encon-
trado el método para reparar los .daños que produce la
blico que, fiándose de artículos sensacionalistas, o habien-
congelación; por tanto, no es insensato congelar, a partir
do abusado de lecturas de ciencia-ficción, tiene tenden-
de hoy, a los muertos, con la intención de resucitarlos
cia a figurarse que nada es imposible actualmente para
la ciencia y, en particular, para la biología. más urde, cuando la medicina sea capaz de curar el mal
bajo el que sucumbieron.
En consecuencia, hay muchas cartas de lo más extrañas,
que no dejan de ser conmovedoras por su ingenuidad. En esto ;hay una especie de desafío, fundado sobre la
Algunos padres, que han perdido un niño al que que- fe en la todopoderosa ciencia. .
rían muchísimo, desearían que se les concediesen los A medio camino entre la verdadera ciencia y la ciencia-
medios -o al menos las mayores probabilidades- para ficción, la obra' de Ettinger posee amplia información,
procrear' un niño que fuera semejante en todo al que está, bien redactada y rebosa un sabroso humor anglo-
perdieron. sajón. Prologué la edición francesa, sin prever la masa
Una madre una aldeana- pregunta si la ciencia, que de cartas que, me aportaría ese pequeño prefacio, sobre
todo desde que la prensa anunció que Salvador Dalí ha-
ha hecho tantas cosas casi milagrosas, no podría resucitar
a su chiquillo, víctima de un accidente... Otra, cuyo hijo bía tomado la determinación de pedirle al congelador la

Algunos de mis corresponsales. ni siquiera esperan a


se encuentra en estado desesperado, pregunta si debería inmortalidad de su genio y de su bigote.

morir para ponerse. en conserva: consienten que se les_


embalsamarlo nada más morir, ya que ha leído en una
revista muy seria que, según un eminente profesor de
congele vivos para ser llespertados una vez que el viaje
California, se podría más adelante resucitar a los faraones
Otros, más altruistas, ven la posibilidad de congelar a
a los astros se practique corrientemente.
momificados partiendo de las moléculas contenidas en
sus células.
un conocido de cierta edad o gravemente enfermo: aun-
que sea mínima la posibilidad, ¿no es un deber resuci-
La congelación del cuerpo humano ha fomentado re-
cientemente algunas esperanzas, que ven la luz en la tarle?
correspondencia de un biólogo. ML respuesta es, sin equívocos, negativa.
Si bien presumo que algún día los progresos técnicos
Se sabe que, de ahora en _ adelante, es posible con-

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permitirán- congelar seres humanos, pienso que no hay El correo de un biólogo 15


esperanza alguna en estas congelaciones prematuras.
Mientras que la congelación del cuerpo humano es, podido dar lo mejor de sí mismo debido a las circunstan-
actualmente, un sueño, en cambio la conservación de cias y que -sustenta grandes proyectos de interés general,
células seminales constituye un hecho ya probado. Mu- piensa que sería una pena para la colectividad que su
chos niños han nacido en América gracias a sémenes inteligencia, su cultura, fueran dentro de poco reducidas
congelados durante varias semanas, incluso varios meses. a la nada. ¿No sería posible que donase su cerebro a
Estos bebés fueron perfectamente normales y todo lleva algún joven atacado por una incurable lesión cerebral?
a creer que lo hubieran sido igualmente si la refrigeración Este es, más o menos, el gran sueño de Fausto..., y
hubiese durado varios decenios e incluso varios siglos... sería desde luego maravilloso para un anciano confiar
Y éste es el punto de partida de un singular proyecto su espíritu a un cuerpo joven y, vigoroso en el que la
que me expone, en una carta certificada, un señor de juventud supiese y la vejez pudiese.
cierta edad. ¿Acaso no podría, desde este momento, De tal trasplante -y al contrario de lo que ocurre/
poner en reserva células reproductoras que serían utili- con los demás trasplantes de órganos, incluso con los de
zadas justo cincuenta años después de su muerte, en unas corazón- sale, evidentemente, siempre beneficiado el
condiciones estrictamente especificadas en cuanto a lo donador, ya que el cerebro es donde se asienta el yo, la -
físico y a lo moral de la persona a la que sería requerida memoria, la persona. Ocupando el cuerpo del receptor,
su colaboración para esta procreación póstuma? Alta, gua- el donador ganaría la prolongación y renovación de su
pa -preferentemente rubia, con ojos castaños-, inteli- ser.
gente, culta, poseedora de bachillerato o, por lo menos, Pero es imposible, como ya hemos dicho, este tipo de
habiendo acabado el sexto curso. Una cantidad de dinero trasplantes; y sin duda lo será siempre, menos mal..:
sería, desde este momento, depositada ante notario y Por una vez hay que felicitarse de que la naturaleza
protegida contra riesgos de devaluación para indemnizar a ponga límites a la osadía científica.
la futura madre y sobrevenir a las primeras necesidades También se hallan presentes en el correo los que por
del niño. cualquier procedimiento, mediante cualquier tratamiento
-incluso arriesgado y peligroso- querrían recuperar un
La publicidad dada a los trasplantes -y sobre todo poco de su juventud... Algunos años, meses o semanas...,
a los trasplantes de corazón- me trae extraños ruegos. creo, incluso, que se contentarían con un retoñar juvenil
Un hombre desesperado a causa de un desengaño amo- de algunos días.
roso querría entregar su corazón en seguida, pero no a
una mujer, sino -a otro hombre... Un individuo en exce- Además de esto se encuentran los que no están con-
lente estado de salud, pero que -estima que no le queda tentos con su sexo.
nada por hacer en esta vida, regalaría sus pulmones... En cuanto un periódico de gran tirada anuncie que
Una anciana, que conserva aún una buena vista, pondría una . persona ha cambiado de sexo, tengo por seguro que
sus ojos a disposición de una joven ciega... recibiré, en una semana, varias cartas expresando el deseo
El trasplante de cerebro, siendo aún imposible de de tal metamorfosis. Generalmente, de hombres.
realizar, excita los ánimos y hace nacer esperanzas un Uno de ellos me afirma que sabe que es mujer, o me-
tanto diabólicas. jor dicho, chica, desde su tierna infancia, y que sus apa-
Un hombre maduro que -según me dice- no ha riencias viriles, poco acentuadas por supuesto, no son
más que un error de la naturaleza que debe remediar
la ciencia, ya que posee los medios gracias a la cirugía y

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al empleo de hormonas. Exige que se lq ayude a ganar el solitario se ha presentado a seres excepcionales, como
justo «proceso de su feminidad»; incluso, si .fuera nece= a la gran poetisa Anna de Noailles, la cual en su Journal
de Jeune Filie (1893-1894), todavía inédito, escribe' que
pide a Dios un hijo nacido de ella sola: «desearía otra
sacio, para dar más peso a su reivindicación, se dirigiría a

pequeña Anna, que me consolara y comprendiera» t.


la Linea de los Derechos del Hombre.
Y añade, no sin cierto espíritu de poeta: «Todo se
compra hoy ante la perpleja ley: la salud, la belleza, la Otras mujeres, por el contrario, se sublevan con agre-
juventud y el sexo.» sividad contra la generación sin macho:
A propósito de sexo, señalaré la curiosa reacción de
un hombre que desearía que la ciencia, transformando a «Incompatible con la dignidad y el honor femeninos, nos reba-
mujeres en ovíparas, _sustituyera el tradicional embarazo jarla al rango de los animales... Es necesario ser un sabio
degenerado, como lo es usted, para tener en consideración 'tales
intrauterino por la gestación en un bocal: envi&oso del horrores... Hay macho y hembra hasta en las flores, Dios lo ha
abdomen materno, encontraría más justo que el niño se querido así, y toda su maldita ciencia será impotente para acabar
formase en «terreno neutro». con esto. Atentado contra la madre, contra el niño, la partenogé-
nesis es una invención del diablo; predice la ruina del planeta
anunciada por el Apocalipsis... Los niños sin padre quizás tengan
En cuanto a la generación virginal o partenogénesis es, cara humana, pero no tendrán alma.. Como cuentas, señor logo, sólo tendrá
como se supone, un terna preferido por mis correspon- U~es, neuróticas, acomplejadas. ¿Acaso no
sales, ya que he estudiado mucho este asunto en las ranas está usted satisfecho con su propio nacimiento para soñar con
y sapos y le he dedicado varias obras. esas maternidades extranaturales?»
Aquí, el tono de mis corresponsales se manifiesta de Pero, desde luego, como era de esperar, la crítica más
lo más variado; frecuentemente vivo y apasionado, va del vehemente emana del sexo fuerte.
entusiasmo a la reprobación furiosa. Heridos en su «complejo de castración», humillados
Algunas mujeres, creyendo que ya es realizable este en su virilidad, los machos ceden a la furia y se desahogan
tipo de reproducción, se ofrecen como voluntarias para gracias al insulto.
el ensayo desde este momento; otras, mejor informadas,
aspiran a-servir de cobayas en las futuras pruebas. «Tenga al menos el pudor, señor, de guardar el secreto de tan
Estas impacientes ven en la partenogénesis una victo repugnantes y perversas investigaciones... Quiere usted suprimir
ría moral, una conquista decisiva-para su sexo, algo pa- el macho, abolir el amor. Con un cráneo tan pelado, no es extra-
recido a una «descolonización»:. ño... El mejor descubrimiento que podría usted hacer es el de
que está usted loco.»
«Señor, usted ignora -dice una de ellas- cuántas mujeres Destacando entre este concierto hostil, una nota impre-
j es y guapas querrían permanecer puras e intactas. El deseo
besüal es lo contrario el amor, y la maternidad no debería exigir vista:
el sacrificio de la virginidad.»
«Yo estoy en favor de la partenogénesis, ya que, gracias a ella,
Otra ve en la partenogénesis «un maravilloso, un in- una mujer fea puede, a pesar de esto, tener niños y vengarse así
de la ferocidad de los hombres alejados de su fealdad.»
comparable instrumento de liberación, de emancipación»;
daría al mundo la oportunidad de una nuevas raza, exenta Como lo he dicho muchas veces, no soy en absoluto
de pecado original y- capaz de llevar, a la humanidad a su un campeón de la partenogénesis humana. Incluso he
supremo destino.
Es interesante recordar que este sueño de un embarazo ' Revue de París, enero 1956. -
J. Lo.tud, 2

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su salto? ¿Pueden ser amaestradas? ¿Le reconocen sus


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ranas? ¿Tiene usted algunas favoritas? ¿Le da nombree
sacado a la luz algunos de sus inconvenientes biológicos a cada una? ¿Tienen algún lenguaje rudimentario? ¿Pue-
mostrando, en el caso del sapo, que la generación virginal de uno confiar en ellas como barómetros? ¿Cómo se las
produce un número relativamente elevado de sujetos arreglan los tragadores de ranas? Soñar con ranas o sapos
anormales. Simplemente he dicho -ya que es la ver- ¿qué significado tiene? ¿Sueña usted frecuentemente con
dad- que, según las apariencias, la partenogénesis será ellas? ¿Se las come después de haberlas disecado?
algún día realizable en la mujer y que cabe, en teoría, Por poco me hacen opinar sobre recetas de cocina.
concebir una humanidad exclusivamente compuesta de Además, hay que decir que el tema de la rana es co-
mujeres; sin embargo, resultaría inconcebible una exclu- rriente en aquellos de mis corresponsales que quieren
sivamente compuesta de hombres. desacreditar alguno de mis juicios, cualquiera que sea la
Hace treinta años, una joven alemana en Inglaterra,
materia.
Emminarie Jones, pretendía haber procreado sin que su
embarazo fuese explicable por la causa habitual. La prensa «No porque sepa de ranas tiene usted capacidad para opinar
difundió con gran estrépito este asunto, por el cual se sobre todo. Las ranas no contestan a todo... Por favor, no se
interesaron biólogos ilustres, como Haldane. , adentre más que en la rana.»
Por la misma época, recibí una -carta de, una francesa Por haberme permitido decir que Teilhard de Chardin
que se decía también víctima de la partenogénesis espon- no era el gran filósofo que se quiere hacer de él, me
tánea. Nadie había querido creer en su procreación vir-
atraigo esta réplica:
ginal. Su novio la había dejado, como consecuencia de lo
cual tuvo un depresión nerviosa y llegó a dudar si, des-
pués de todo, no había sido embarazada como todo el
«La lección del sinantropo vale lo que vale la de la rana.»

mundo. Poco después de conocer la aventura de la joven


alemana volvía a su convicción inicial: ella también era
O

virgen-madre... «Queremos escucharle cuando habla sobre las ranas, pero para
Para terminar con la partenogénesis señalaré que uno
los asuntos humanos buscamos otros árbitros.»

de mis corresponsales me empuja a que experimente con La rana es, con respecto a mí, la tarta de crema; se
ovejas, donde sospecha que este tipo de generación debe «enrana» todo lo que me atañe. Pretenden que, a fuerza
de existir naturalmente: si san Juan Bautista ha dado de mirarlas, acabo pareciéndome a ellas.
a Cristo el nombre de Cordero de Dios, no es únicamente ¿Acaso debo de repetir aquí que el estudio de las ranas
porque los corderos son criaturas muy dulces, sino tam- no está presente en absoluto en las opiniones filosóficas
bién porque son engendrados, algunas veces, por medio o morales que puede uno estar tentado de reprocharme?
del Espíritu Santo... La rana no pretende en absoluto instruirnos sobre la
«.devenir»,
condición humana, el sentido de la vida, el
Recibo, como os podéis imaginar, muchas cartas que de las sociedades, la forma de los gobiernos.
conciernen a las ranas. Acepto que el espíritu científico, el espíritu biológico
Me piden informes científicos sobre su anatomía, su (rana o no), o una larga familiaridad con la cosa vital-
fisiología, sus costumbres, su alimentación, las condicio- pueda imprimirme una cierta inflexibilidad en el pena--
nes necesarias para criarlas, la instalación de un criade- miento; pero entre. los que manejan ranas hay espíritus
ro... Pero, además, estoy acometido por curiosidades de
orden menos científico. ¿Cuál es la máxima longitud de

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de todas las tendencias: materialistas y espiritualistas, ha recortado en un periódico, en la cual estoy manipulan-
creyentes y ateos... En cuanto a la política, la rana no ha do una rana: ha añadido el gracioso comentario qué si-
tenido nunca peso sobre una papeleta de voto. gue: «si vuelve a la tierra -ya que creo firmemente en
Por tanto, rogaría a los que no están de acuerdo con- la metempsicosis- deseo que sea bajo al aspecto de una
migo (a lo que tienen perfecto derecho) que dejen «mis rana; no sería más que lo justo; a su vez, le tocaría espa-
ranas» en paz: son totalmente inocentes de mi manera tarrarse horrorosamente bajo la mirada de un gigante
de ser. verdugo».
A decir verdad, no he practicado nunca vivisección so-
Bastantes veces me escriben extrañándose de que pase bre las ranas, por lo menos sin haberlas anestesiado antes; .
tanto tiempo ocupándome de las ranas: y quisiera estar seguro de.que estos amables defensores
de los animales sean auténticos discípulos del doctor
Schweitzer, y no esa gente que, al mismo tiempo que
«Sin quererle ofender, señor, ¿acaso no existen temas de más

se indignan de ver maltratar a un animal en un labora-


amplias consecuencias? ¿No hay investigaciones más provechosas
para el hombre?»
torio, aceptan alegremente la perspectiva de un genocidio
No es este el lugar para abogar por la rana (lo he atómico.
hecho . en otras circunstancias). Me limitaré a recordar
que todos los problemas de biología, pequeños o grandes, La gente tiende a pensar que un biólogo debe saber
pueden ser abordados en este humilde animal que ofrece todo sobre biología, e incluso sobre muchas otras cosas.
un inacabable material a la paciencia, astucia, invención De donde procede una extraordinaria y barroca diversi-
y habilidad del investigador. Es un poco para él lo que dad en las preguntas que me son dirigidas.
el barro para el escultor, el lienzo para el pintor, el papel ¿Va a fabricar pronto la ciencia un hombre artificial?
en blanco para el escritor. Por tanto, nunca se terminará ¿Por qué querer prolongar la vida si de todas maneras
con la rana: si se supiera todo sobre la rana, se sabría los electrones son eternos? ¿Es verdad que los átomos
todo sobre la vida, comprendido el todo del hombre. de Platón y Enrique VII están aún dispersos entre nos-
¿Es necesario añadir que si una vez más deseo señalar otros? En tal caso, ¿no se podrían inventar métodos
la importancia de la rana no es en absoluto por una precisos de análisis que. permitieran identificarlos? ¿Dos
preocupación de vanidad personal? La gloria de la rana gemelos tienen, necesariamente, el mismo padre? Una
no se encarna para nada en mí, que no soy más que uno mujer con la frente angulosa ¿puede tener hijos guapos?
de los innumerables investigadores que, desde el famoso ¿Un hijo natural está predispuesto a tener, a su vez, hijos
abad Spallanzani, se afanan sobre los anfibios. naturales? ¿Puede un shock psíquico bastar para pro-
«Mis ranas», como se dice demasiado frecuentemente, vocar una concepción? ¿Cómo se puede reconocer el sexo
son muy poca cosa; pero la rana es inmensa... de las cucarachas? ¿Por qué no hay más que cuatro
razas humanas? ¿No sería conveniente adormecer las
Si hay muchos que, por muy variados motivos, se com- langostas con éter antes de hervirlas? ¿Podrían servir los
placen en rebajar a mis ranas, sé de otros que, por el huevos de rana para hacer caviar? Si un platillo volante
contrario, toman su defensa contra mí. dejara un marciano sobre la Tierra, ¿podría procrear con
«Asesino de ranas, degollador de sapos»; sí,,hallo esto, una terrícola? ¿Es verdad que se fabrican en América
de vez en cuando, en mi correspondencia. medicamentos muy caros que hacen a la gente más inte-
Una señora, entre otras, me envía una foto mía que ligente? ¿Existe un cromosoma de biólogo, como existe

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un cromosoma de criminal? ¿Se podría enseñar a un El correo de un biólogo 23

mono a jugar a la petanca? ¿Es comestible el rodete del


abastecido. Se encuentran en él los que mandan sobre
caracol? ¿Tienen la culpa las explosiones nucleares de
que los hombres se vuelvan más tontos en cada gene- las nubes, los que provocan terremotos o erupciones vol-
cánicas a voluntad, los que temen que su pensamiento
ración? Las «moscas voladoras» ¿no serán los cromoso-
mas de los difuntos? ¿Acaso podríamos no haber nacido? sea todopoderoso...
Pero ahora llegamos a un grande y muy serio tema;
¿Se sabrá algún día todo sobre todo? ¿Es aceptable la
que me interesa particularmente: el de los jóvenes que
eutanasia para un perro viejo? ¿Se puede practicar el
se sienten poderosamente atraídos por las ciencias natu-
«boca a boca» con un gato? ¿Cómo se remedia el estre-
ñimiento en las tortugas? rales y se ven alejados por su insuficiencia matematica.
Suele ocurrir que me señalen por escrito hechos extra- ¡ Cuántas cartas entristecedoras me llegan casi diaria-
ordinarios. mente de colegiales, o de sus padres, exponiéndome un
Algunas veces se trata de hechos reales, atestiguados: caso que conozco demasiado bien!
renacuajo albino, rubeta azul, caracol cíclope..., pero ge- Por ejemplo:
neralmente son imaginarios, o, por lo menos, imposibles
de comprobar: un viejo ha tenido cuatro denticiones, la
«Todo lo que se refiere a la vida animal me apasiona tanto

última a la edad de ochenta y ocho años...; un enorme


como odio cuanto tiene que ver con la mecánica. Mi sueño sería

sapo cornudo y velludo fue entrevisto al borde de un bos-


orientarme hacia la biología; mas, para eso, es necesario pasar
muchos exámenes; quien dice exámenes dice matemáticas, y no'
que y escapó a todas las persecuciones. me siento capaz.»

Desde luego, hay cartas que me comunican extrañas De otro:


invenciones.
Uno ha detectado -y encontrado después el medio de
«Adoro la naturaleza desde pequeño. Sueño con flores, maripo.

acumularlo- un fluido maravilloso, una «energía nue-


sas, escarabajos, pájaros. Querría saber todo sobre ellos; des-
graciadamente, una insuficiencia característica en matemáticas me
va» que hace efecto sobre todos los seres vivos. Otro elimina prácticamente de los estudios que me haría falta prose-
prepara aguas mágicas que dan a los tomates la gordura guir. ¿Acaso no hay una vía que permita consagrarse enteramente
de calabacines y hacen parir a una marrana cerditos
al estudio de los animales?»
bassets. Otro, tras cuarenta años de búsqueda, ha creado
Otro más (es una chica) me dice:
por medio de vibraciones especiales algunos insectos de
talla ínfima, pero móviles. Otro me espera todas las ma-
ñanas, incluso los domingos, de 9 a 1, para enseñarme
«No entiendo nada de matemáticas; sólo me gusta la historia

el minúsculo cangrejo que provoca el cáncer. Otro sabe


de la naturaleza; sobre todo, los insectos; en cuanto tengo un
instante libre los observo. Mi corazón late cuando miro a las
hacer de cualquier recién nacido un gran hombre; pero
hormigas en el hormiguero. ¿Es verdad, como afirma mi profesor,
sólo un gobierno -queda por saber cuál- deberá ser
que no tengo ninguna posibilidad de éxito porque soy negada
informado de su descubrimiento. Otro ha puesto el amo¡
en `mate' y no deseo estudiarlas? ¿No hay escuelas en donde se

en fórmulas.. Otro deambula por la cuarta dimensión y


dé únicamente Historia Natural? Me aconsejan que me dirija hacia
Derecho o Letras, pero sólo me gusta la biología y nada más.
sólo depende de mí el acompañarle. ¿Qué me aconseja usted? Si usted también me desanima, trataré
Como podrán ver, hemos llegado casi sin darnos cuenta
de razonar y de no pensar más en los insectos, pero será duro.»

al capítulo de los dementes. Por desgracia no es el menos


Otra carta más, ya que el asunto es importante y me
extrañaría que entre mis lectores no hubiese alguna per-

El correo de un biólogo 25
24
vocación no haya nacido de una profunda alegría ante la
Jean Rostand

sona que conociese alguna muchacha o muchacho que belleza de la naturaleza viviente».
topara con las mismas dificultades. A pesar de todas las objeciones que me ' han hecho
cuando defendí el «derecho a ser naturalista», sigo con-
«Tengo diecisiete años, y sueño con la Historia Natural, pero vencido de que, por culpa de los métodos actuales de
enseñanza, creamos un número bastante grande de gente
mi mediocridad en el plano de las. matemáticas puede frenarme
no satisfecha, de «frustrados», que guardarán siempre el
irremediablemente. Las matemáticas me inspiran un asco que no

pesar de no haber podido demostrar de lo que eran ca-


puedo superar. ¿Realmente sin ellas no puedo consagrarme al
estudio de la vida? ¡Cómo resignarse a no hacer la carrera que
paces: además, privamos a las ciencias naturales de espí-
uno quiera, y en la que uno se encontraría a gusto!
ritus que valen, capaces de llevar a cabo un trabajo fruc-
Podría citar casos como estos hasta mañana...
tuoso.
Puede que sea como los médicos especialistas, que se Cuántas buenas intenciones desalentadas, cuánto
imaginan que la enfermedad sobre la que se los consulta entusiasmo rechazado, cuánto calor perdido... ¿Acaso
es más extensa de lo que es en realidad; y desde luego
tenemos tantos investigadores -y sobre todo «descubri-
no garantizo que todos estos jóvenes, incapaces de plegar- dores»- que podemos consentir tal despilfarro?
se a las exigencias escolares, merezcan que uno se esfuer- ¿Hace falta recordar que la mayoría de los trabajos,
ce por recuperarlos. Además, admito que pueda haber de biología fundamental han sido efectuados sin la mí-
cierta complacencia en la simpatía que despiertan dentro nima ayuda de la matemática? Cultivo de los tejidos y
de mí tales cartas, en las que vuelvo a encontrar el entu- de los órganos, trasplantes de núcleos embrionarios, trans-
siasmo y el fervor ingenuo que yo mismo sentía en mi formaciones de sexo, partenogénesis natural y artificial,
juventud por los insectos, por los renacuajos, por toda papel de las hormonas, conservación de tejidos mediante
la naturaleza. No obstante, la abundancia de pruebas con-
el frío, mecanismo inmunológico de resistencia al injer-
cordantes me persuade cada vez más de que el caso de to... Sin hablar del lenguaje de las abejas y del fenómeno
estos adolescentes a los que se' traba el camino de sus de la huella en los pájaros.
sueños representa un verdadero problema pedagógico. Por desgracia, nada permite predecir, para un próximo
Cierto que las matemáticas contribuyen a la formación porvenir, una suerte mejor para los jóvenes aprendices
del espíritu y que a lo mejor sería deseable que un natu- naturalistas. Nunca ha llegado tan lejos el esnobismo
ralista fuese también matemático; pero todos estos jó- (o la demagogia) matemática. Ignorantes que se sentirían
venes a los que se excluye de la biología ¿no pueden apurados ante una ecuación de primer grado decretan
compensar su ineptitud matemática por otra aptitud, que todo francés debe comprender el lenguaje matemá-
otras cualidades -agilidad, ingeniosidad, pe rseverancia,
tico y saber emplear una coordenada. Esto no es nada
sentido de la observación- y, en fin, por el amor ( al que tranquilizador. Incluso el juicio de los buenos matemá-
nada puede sustituir) hacia el objeto de sus estudios? ticos deja que desear en algunos casos;. ¿cuál será, por
Lo que olvidan demasiado los defensores de las ma- tanto, el de todos estos mediocres matemáticos que nos
temáticas, y se refleja en estas emocionantes cartas de
están fabricando?
adolescentes, es que la vocación de naturalista no tiene
como único punto de partida la curiosidad de la inteli- Quiero decir ahora algunas palabras sobre cartas
gencia: también se debe a la sensibilidad, a la afectividad. niños: poseen en mi correspondencia un lugar na4,1% - 0,
Como dice uno de los mayores naturalistas de nuestro preciable y no son las que acojo menos amisto1nente.
tiempo, Konrad Lorenz, «no existen buenos biólogos cuya

26 Jean Rostand

Hay algunas totalmente inesperadas: un chiquillo de El correo de un biólogo 27


nueve años pide precisiones sobre la partenogénesis. Una
niña pregunta si es verdad que descendemos del mono. innato por la vida anima¡, se podrían crear muchos más
Otra, habiendo oído hablar de la experiencia realizada naturalistas de los que se crean.
por Van Helmont, en el siglo xvii, el cual creía que Es imposible contestar a todas las cartas, al menos
poniendo un vestido de mujer usado y granos de trigo -como en mi caso- cuando no se tiene secretaria. Pero
en un recipiente hacía nacer ratas, pregunta si es nece- estimo que es imperdonable dejar sin contestación una
sario tener el recipiente abierto o cerrado para que la carta de un niño. Sobre todo cuando la torpeza de estilo
experiencia surta efecto. y la fantasía de la ortografía revelan que ha sido escrita
Pero la mayoría de estas cartas tratan de pequeños realmente por el niño solo.
descubrimientos que han hecho en la naturaleza: huevos Porque esa contestación que se le dará puede contar
de caracoles por los cuales sienten admiración y que mucho para él, influir sobre la formación de su espíritu.
quisieran dar a luz; hermosa oruga de la cual desean Le demuestra que una persona mayor ha tomado en serio
obtener una mariposa; renacuajos de rana o de sapo que su pequeña curiosidad. Esta tomará más valor ante sus
no saben cómo alimentar adecuadamente. propios ojos y también ante los ojos de sus padres, que
El renacuajo desempeña un papel predominante en el quizás tenían tendencia a juzgarla un tanto fútil.
despertar de las primeras curiosidades. Gracias a él, el En lo que a mí atañe, cuando recibo una carta de un
niño recibe frecuentemente la iniciación en los misterios niño jamás dejo de pensar en la que yo. mismo, a los
de la vida animal. nueve años, dirigí al entomólogo de Serignan, el gran
¿Quién, en su tierna infancia, no ha criado o inten- Fabre, y de recordar el día, radiante entre todos, en que
tado criar renacuajos? ¿Quién no ha aguardado el creci- me llegó la contestación del anciano.
miento de los patitos y seguido la hechicería de la
metamorfosis? ¿Quién no se ha sentido frustrado o triste Por medio de discursos, artículos, conferencias, he mi-
al constatar la dificultad de hacer sobrevivir una pequeña litado ardientemente contra la pena de muerte, pero
rana? estimo -con razón o sin ella- que la sociedad debe
¡ Cuántas carreras de naturalistas han comenzado por de dar ejemplo de respeto a la vida poniendo, según
esto! Cuando un naturalista nos cuenta sus recuerdos de palabras de Albert Camus, «a la muerte fuera de la Ley».
infancia, es extraño que no evoque las vírgulas bulliciosas Esta opinión me ha traído gran cantidad de mensajes
que animan las charcas. de reprobación y a menudo de extraña violencia:
¿Acaso no era el filósofo Gastón Bachelard el que
decía que en toda escuela se debería colocar un acua- «Entonces, no tiene ninguna piedad de las víctimas ni de sus
rio lleno de renacuajos, ya que los niños trabajan mejor
padres; toda la compasión que hay en usted la reserva a los mons-

cuando ven el espectáculo del movimiento vital?


truos.»

Por las cartas que recibo, constato con satisfacción Por poco me acusarían de aprobar el más repugnante
que la predilección por los renacuajos está todavía viva de los crímenes. Algunos llegan incluso a escribirme:
entre los niños y las niñas (hay, incluso, según mi esta-
dística personal, más niñas «renacuáfilas» que niños). «No es sorprendente que usted se ponga de la parte de los
No todos los colegiales que juegan con los renacuajos asesinos, usted, que asesina ranas a lo largo del día.»
serán naturalistas, pero pienso que, estimulando su gusto
Siempre la rana...
O también

28
Jean Rostand El' correo de un , biólogo 29,

eliminación de los bebés-monstruos y de los incurables,


he recibido protestas indignadas, algunas de las cuales
«Valdría más que se apiadara de sus ranas que de la suerte de
no dejaban de ser perturbadoras, ya que procedían de
los asesinos.»

El reproche llega a veces al deseo de homicidio: los padres o de enfermeras e incluso de los propios en
fermos.
«Deseo, señor, que sea usted atacado algún día en su carne,
en sus afecciones más queridas, o en su familia por uno de esos «Si usted supiera el mal que se puede hacer empeñándose en
individuos que usted defiende. Qnizás, entonces, cambiaría de hacer durar vidas que no son más que dolor, no hablaría como
opinión.» habla...»

O más explícitamente aún: Quizás se recuerde el siniestro asunto Naessens: un


charlatán que pretendía haber inventado un remedio con-
«Deseo que se encuentre en su camino con uno de estos mise- tra la leucemia. Tras haber dicho en la radio lo que
pensaba de sus pretensiones y de sus métodos, y también
rables, que fue perdonado por una justicia demasiado benévola, y
de una cierta prensa que al defenderle daba falsas espe-
que él no le perdone.»

No me atrevería a decir que los celadores de la gui- ranzas a padres angustiados, sólo he recibido desde esa
llotina sean más feroces que estos adversarios. La maldad intervención cartas de protesta e injurias.
es de lo más extremada y la pluma, a veces, sobrepasa
al pensamiento. «¿Cómo usted abruma también a un gran investigador sólo
Imagina uno perfectamente que el asunto del cromo-
porque trabaja fuera de los cuadros oficiales? Le creía de juicio
soma supernumerario -este famoso cromosoma que
más liberal. Tal determinación es escandalosa. Debe de ser la

cuando se halla duplicado predispone a la conducta cri-


Academia Francesa la que le ha producido la esclerosis... Francia
lamentará dentro de poco su conducta hacia Naessens; llevará a
minal- sea tratado en la correspondencia de un biólogo otro lugar su genio, y su gloria resplandecerá sobre el mundo
enemigo de la pena de muerte.
mientras `sus ranas' habrán sido olvidadas desde hace mucho
tiempo.»
«Otro golpe ideado por los sabios para salvar las cabezas de Es inútil decir que cuando Naessens fue acusado de
impostura nadie me escribió para decir que me hallaba
los malvados.... No creemos ni una palabra de su historia de los

en lo cierto... Peor todavía: muchos han llegado a escri-


cromosomas... Si se pone uno a examinar todo -la sangre, las
orinas, la saliva, las células-, siempre se encontrará algo que no
marcha bien y entonces nadie será responsable... ¿Está usted se- birme:
guro, señor, que no es a usted a quien le falta el cromosoma del
sentido común?»
«Aunque Naessens era un charlatán, no tenía usted por qué
¡ Ay, qué difícil es, en estos asuntos morales, satisfa-
decirlo, ya que de todas formas era un bienhechor; daba espe-

cer a todo el mundo!... Por haber dicho, en una confe-


ra= a los que la habían perdido.»

rencia, que la ciencia tenía el deber de prolongar lo más Así pasa uno por inhumano al haber denunciado la
posible la vida humana y que posteriormente se deberían mentira.:.
tomar medidas para impedir al acrecentamiento de la po-
blación, me han reprochado con vehemencia querer sa- Si la verdad moral es difícil de determinar frecuente-
crificar los bebés a los viejos... Por haber evocado el mente (Jankélévitch ha hablado de «indeterminación mo-
peligro que representaría para una. sociellrd tolerar la ral»), la verdad científica da lugar a debates que pueden

El correo de un biólogo 31
30 ' Jean Rostand que si hubieran, podido saber de qué lado se hallaba me
hubieran dado la razón; pero no disponían de ningún
resultar penosos para quien se extraña de verla falsificada medio para tener una justa opinión, sólo podían seguir
por motivos ajenos a la ciencia. a los hombres de ciencia que en nombre de la dialéctica
Hacia 1948, en los medios científicos no se hablaba marxista garantizaban la verdad «michuriniana».
más que de las extraordinarias revelaciones del botánico Si hubiera estado en el lugar en que ellos estaban
soviético Lyssenko y de sus discípulos, que pretendían también hubiera sido engañado, hubiera reaccionado co-
arruinar la genética clásica (mendelianomorganiana, como mo ellos, hubiera pensado asimismo que se refutaba una
decían) para sustituirla por una genética nueva, «michuri- biología revolucionaria debido a la resistencia ideóló-
niana», de inspiración marxista y proletaria. gica...
Frente a los genéticos «burgueses», sostenían que los En muchas circunstancias he hablado del peligro ató-
caracteres adquiridos se transmiten a la descendencia, que mico. He dicho los riesgos que hace pesar sobre la huma-
los cromosomas no son más que una idea del espíritu, nidad la criminal diseminación de las armas nucleares.
que el trigo puede engendrar centeno o cebada, que las Dije que toda explosión de una bomba, cualquiera que
malas hierbas son hijas de las buenas hierbas, que las cé- sea la precaución que se tome, provoca un aumento de
lulas nacen por generación espontánea en la yema del la radiactividad ambiente, y, como consecuencia inevi-
huevo...
table, un aumento de la tasa de anomalías y taras, tales
Todo esto, que reempalmaba con las concepciones de como la leucemia y el cáncer.
la Edad Media, era presentado como la última palabra de Nada me parece más natural que mis declaraciones y
la ciencia biológica, y sostenido, apasionadamente, por to- mis intervenciones susciten objeciones y críticas. Nadie
dos los intelectuales de extrema izquierda. Un buen co- más voluntariamente que yo admite que se critiquen mis
munista debía creer en el michurinismo que, a su vez, críticas... Pero lo que me sorprende, lo que me parece
por sus descubrimientos, demostraba la fecundidad del totalmente abusivo es que pretendan regatearme el dere-
comunismo. cho a expresar con viveza, con pasión, con calor mis
Era fácil, para todo biólogo no advertido, discernir juicios sobre el armamento atómico.
que no había en esto más que un delirio colectivo. Según
mi costumbre, dije lo que pensaba y la pena con que
veía introducirse el prejuicio político en un debate pura-
«Habla usted como un partidista, y esto es indigno de un
hombre de ciencia. Todo lo que viene de usted me parecerá desde
mente científico. ¡Cuántas cartas recibí desde entonces; ahora sospechoso; incluso cuando hable de biología ya no tendré
cartas extrañadas, decepcionadas, acusadoras! confianza en usted... Más que lo que usted dice, es el tono lo
que nos decepciona y nos choca; podría usted enunciar las mis-
mas ideas con tranquilidad, sabiduría y ponderación, sin rebajarse
«¿Cómo usted, que creíamos favorable a las ideas progresistas, a hacer de tribuno... »
toma partido junto a la ciencia conservadora, burguesa, y hace el
Confieso que no veo por qué un hombre de ciencia
juego a nuestros adversarios?; no le creía tan envuelto en el
prejuicio de clase.»
(que es un hombre como todos, un ciudadano) no deberá
Estas cartas, lo confieso, me apenaron vivamente, pues tener derecho, igual que otro, a penetrar en un combate
sabía de sobra que no merecía los reproches que me di- que le parece justo, y a intervenir a fondo, enteramente,
rigían. Y me eran aún más penosas al comprender ple- con su sensibilidad, su temperamento, sus pasiones, con
namente en mi interior el sentimiento que las dictaba. todo su ser, sobre todo cuando se trata de graves cues-
Estas personas que me reprochaban, que me insultaban,
eran, sin duda, espíritus sinceros, amigos de la verdad,

32 Jean Rostand El correo de un biólogo 33


tiones morales que, sobrepasando el plano de la política
propiamente dicha, implican, a fin de cuentas, elecciones ¡ Qué satisfecho de sí mismo debía de estar el «profe-
afectivas y no puramente racionales. sor» cuando se le ocurrió eso... !
No es mi culpa, no soy un templado...
De entre los reproches que dirigen a mis opciones Dejemos la política por las ciencias ocultas, a las que
políticas hay otro que rechazo y que consiste en decir: he atacado durante toda mi vida en todos sus aspectos,
«Es desleal poner al servicio de una causa política un en todas sus formas, desde la metapsíquica hasta la astro-
renombre que se ha hecho en otro dominio.» logía, pasando por la radiestesia.
Confieso que me cuesta admitir que un modesto re- Ustedes pueden imaginar que los brujos y los magos
nombre como naturalista sea considerado como un bozal. no han permanecido en silencio con respecto a mí.
Otra objeción más, y que considero indigna de ser Hace medio siglo se hablaba mucho, en ciertos círculos
recibida: ¿Es decente tener tales opiniones cuando se es intelectuales, de los «mediums», a partir de resultados
el' hijo de Edmond Rostand?
físicos. Grandes sabios (William Crookes, Charles Richet)
Primeramente, no sé -y nadie sabe- lo que pensaría afirmaban haber constatado, en sujetos excepcionales, la
hoy mi padre; su obra es lo bastante amplia para que existencia de poderes por encima de lo normal, que se
haya muchos modos de serle fiel. hacían patentes mediante la producción de fenómenos
Además, por muy grande que sea mi piedad filial, no extraordinarios que violaban todas las leyes de la física:
sabría poner trabas al ejercicio de una independencia y traslado de objetos a distancia, golpes, apariciones lumi-
una franqueza de las que he tomado ejemplo en Cyrano nosas, emisiones de sustancias viscosas o ectoplasmas qúe
de Bergerac. tomaban la forma de un pie, de una mano, de un rostro._
En la hora actual, este modo de ocultismo, que ha
Hay, por fin, reproches más divertidos; primero, los durado demasiado, está pasado de moda; esto es, sin
que deseando ser crueles se refieren a mi edad; pasado ya duda, una ganancia considerable para los amigos de la
el séptimo decenio no es aconsejable sostener una opinión razón; pero, sobre todo, que no se crea que la locura
subversiva. Se ridiculiza mi ímpetu senil, se entristecen ocultista está desarticulada: si se ha hecho silencio sobre
de que comprometa mis cabellos blancos con furias de las proezas de la intermediación espiritista, si ya no
mal augurio... Un psiquiatra de buena voluntad me acon- oímos hablar de las levitaciones, de fantasmas o de ecto-
seja retirarme y me indica una casa de reposo para inte- plasmas, en cambio la opinión se muestra más compla-
lectuales cansados. ciente que nunca con respecto a los fenómenos llamados
O también, un llamado profesor de Historia me es- intelectuales de la metapsíquica -telepatía o transmisión
cribe: del pensamiento, premonición, videncia- y también con
respecto a falsas ciencias, tales como la radiestesia y la
astrología. Los gabinetes de los magnetizadores y de los
videntes no se vacían, y los periódicos, para no ver bajar
«En sus críticas a la torce de f rappe *, pretende usted que el

su tirada, están obligados a procurar a sus lectores el ver-


acrecentamiento de la radiactividad atmosférica puede producir
una generación de monstruos. Por lo que me parece, cuando usted
nació no había ocurrido todavía ninguna polución atómica, y, sin gonzoso pasto de los horóscopos.
Este neoocultismo figura abundantemente en mi corres.
embargo, ¡mírese usted en un espejo!»

pondencia.
* Fuerza o expedición de castigo, de represalia. En primer lugar hay quienes, muy cortésmente -y

34 Jean Rostand El correo de un biólogo 35

muy lealmente-, quieren que me beneficie de su saber'


o se ofrecen como sujetos para los experimentos: están ' Se interpreta mi escepticismo como síntoma del carác-
tan seguros de poseer facultades por encima de lo normal, ter:
que se prestan a todos los controles y se comprometen a
convencerme si acepto únicamente verificar sus decires. «Es usted un negador nato, un incrédulo constitucional. Ante
Una joven se compromete, manejando un péndulo de el hecho más demostrado le buscaría las pulgas. No es culpa suya,.
su fabricación, a detectar todas las enfermedades (lo ha , esto pertenece a la psiquiatría, pero se cura.»
hecho oscilar sobre una foto mía tomada de un periódico O más severamente todavía:
y podría darme valiosas indicaciones sobre el estado de
mi corazón e hígado). Un hombre -un «clarividente»-
adivinará, una vez de cada tres, las cartas cuyo dorso le
«Su intelecto limitado le impide la comprensión de lo inmaterial

enseñe (traerá su juego de cartas, pero éste podrá ser


y de lo imponderable. A pesar de su saber no es más que un
ignorante engreído, un materialista incorregible, un racionalista
examinado por un prestidigitador). Otro calma los dolores primario, un bedel de laboratorio, un Monsieur Homais de la bio-
más rebeldes, sea cual sea su origen, aplicando en la re-
logía que rechaza el misterio para proteger su terrosa filosofía.

gión dolorosa una compresa de algodón hidrófilo que ha


Además, ¿sabe usted que su intransigencia es una actitud sobre
pasada, expirada? Lea Planéte, se instruirá usted... Aprenda que
«magnetizado» anteriormente con la mano izquierda . (si tal doctor de la Universidad de Pensilvania ha demostrado la
lo' hubiese magnetizado con la mano derecha habría, por realidad de la telepatía y que los propios soviéticos utili7An ésta
el contrario, agravado el dolor). Otro, gracias a la virtud
para dirigir sus submarinos.»
de su «fluido», acelerará el crecimiento de un jacinto en Inevitablemente, he aquí la alusión a Edmond Ros-
un tiesto (éste será tratado todos los días, preferente- tand:
mente por la mañana). Otro propone enviarme una vez
por semana -entre las 18 y las 19 horas- un mensaje «Niega usted lo maravilloso porque no ha heredado de su padre
telepático, del que ruega que acuse recibo. Otro -que es el don de la poesía, que es el único que permite acceder a las
guardia y está lleno de solicitud- me conjura, sabiéndo-
más altas esferas del pensamiento. El sabía encantamos con sus .
me nativo de Escorpión, a que desconfíe en los meses
águilas y sus gallos que, confiéselo, tenían más porte que sus

venideros del cuadrado de Saturno...


sapos o ranas.»

Pero también hay cartas menos agradables. Entre todo este fárrago, una carta sabrosa: la de un
hombre que me asegura que en materia de relaciones
amorosas la transmisión del pensamiento es tan evidente,
que al negarlo, uno revela su penuria afectiva: «No hay
*¿Cómo se atreve usted a rechazar en bloque los resultados

en esto nada deshonroso, señor, pero permita que le


de estas ciencias esotéricas, de las que no sabe ni una palabra?
Rechazar todo el ocultismo es indigno de un espíritu que se
pretende libre y científico. Usted prueba con esto un dogmatismo, compadezcan.»
Y al fin ésta, proveniente de una joven que, con su
un sectarismo, una estrechez de espíritu, que dan una pésima idea

triste dulzura, confieso me ha apenado un poco:


del valor de su juicio en otras materias. Usted no es más que
un falso sabio, un biólogo de pacotilla, tan sólo al nivel de los
conferenciantes de los Anales. ¿Qué diría usted de un ignorante
que decidiera así en genética, en embriología, y que se permitiera «Acabo de leer su artículo sobre la astrología. Es posible que
tener una opinión sobre todo lo que ocurre en sus ranas? Sin Paul Courdec y usted tengan una opinión exacta en lo que
embargo, es lo que usted hace al opinar sobre radiestesia, sobre concierne a los horóscopos. Pero ¿por qué quieren ustedes qui
astrología.» tarme mis ilusiones? Para vivir no necesito verdades, pero sí
ilusiones. Habiéndome anunciado mi horóscopo un período favo-
rable en abril de 1952, contaba los días y esperaba ansiosamente.

36 Jean Ros El correo de un biólogo 37

Ahora, por su culpa, estoy como alguien al que le hubieran quitado


su razón de ser. Muy hermosos los científicos, pero prefiero a los
poetas, los astrólogos se hallan entre ellos.» «Nos reduce usted a la condición ^animal..., quiere que no
seamos más que un poco de polvo. Su creencia en la nada es
Verdad, ilusión: ya hemos visto esto cuando hablába-7
una ofensa a la dignidad humana, un convite a la desesperación...
mos del asunto Naessens. Siempre es el mismo problema:
Es verdaderamente vergonzoso ostentar tales opiniones. Si cree

¿merece consoladoras contemplaciones la ilusión?


usted cosas tan deprimentes, tenga al menos la caridad de guar-
dárselas para usted... No lleve la duda a las almas; no haga la
vida más difícil a los que sufren. Piense usted lo que quiera, lo
He cometido un crimen más grave que el de ridiculi- que pueda (no es su culpa si está usted hecho así). Pero si úni-
zar a los magos. He criticado la filosofía de Teilhard'
camente tiene esto que contarnos, valdría más guardar silencio...
de Chardin.
¿No ama usted a nadie para aceptar la idea de la separadón

No es que no admire al autor del Phenoméne Humain:


definitiva? ¿Es una buena obra de la ciencia el añadir a toda la
desesperación humana la negación de toda esperanza?
le estimo como paleontólogo, como moralista, como es- ¿Cree usted hacer un buen trabajo propagando un nihilismo
_ critor profundo y lírico, pero me he tomado la libertad filosófico al que usted mismo no resiste más que por algún pri-
de decir que su concepción de la evolución no nos apor-
vilegio y que se arriesga a mostrarse más nocivo en otros espí-

taba nada nuevo, y que había una cierta falta de mesura


ritus? Se lo ruego, guarde su veneno para usted.
Gustosamente arremete usted contra cierta literatura des~
en la importancia concedida a su pensamiento. lizante, pero ¿qué hay más desmoralizante que sus pensamientos?
Fue como si hubiera metido el pie en una colmena:
Más vale la abyección que la desesperación, tanto más peligrosa,

el teilhardiano y sobre todo la teilhardiana son gente


ya que puede ocurrir que sea noblemente aceptada.

irascible.
Se alza usted contra la bomba atómica, contra la demencia
guerrera... Pero ¿para qué defender penosamente la vida humana
si ésta no tiene sentido y termina en la tumba? ¿Para qué sirve
«No es usted digno de hablar de Teilhard... Está usted celoso el esfuerzo científico, el empeño en perseguir una verdad nueva?
de la influencia que ejerce sobre los jóvenes... Desde luego no En un contexto tan sombrío, sus ranas, señor, tienen un papel
le puede usted comprender ya que se halla usted para siempre ridículo y espero que usted se dé cuenta.
jamás cerrado a las realidades espirituales. Y es una felicidad para Si verdaderamente piensa lo que piensa, si su visión del hombre
Teilhard el que usted no le comprenda. Pero ha cometido una es tan sombría, tan cerrada, ¿cómo se las arregla usted para
mala acción al atacar a este gran consolador... Me ha dado usted vivir, para trabajar, para investigar? ¿En qué fuego se calienta?
mucha pena, pero nunca más abriré un libro suyo. Ya no le ¿De dónde proviene el impulso que le mantiene en pie? En fin,
admiro, ya no me gusta, ya no le creo.» ¿de qué `sombra de una sombra' vive usted?»

He aquí lo que nos lleva al último punto -el más Estas son, como pueden darse cuenta, crudas pregun-
serio, el más grave... tas, y el poco tiempo que me queda para vivir no estaría
No sorprenderé a nadie diciendo que frecuentemente de más que intentara contestarlas, aunque sólo fuese para
me han reprochado lo que llaman mi materialismo des- mí mismo. Tan rudas, tan graves, que sin duda hubiera
esperante. hecho mejor en terminar un poco antes el inventario
A lo mejor, discutiría sobre el término materialismo, de la correspondencia de un biólogo.
ya que estas antiguas catalogaciones filosóficas no tienen Este tipo de cartas no dejan de turbarme, de entriste-
mucho sentido actualmente, pero reconozco voluntaria- cerme; avivan en mí viejos escrúpulos, me repiten lo
mente que mis opiniones sobre el sentido y la amplitud que algunas veces me murmuro. Una de ellas, sobre
de la aventura humana no son especialmente tonificantes todo, me ha puesto duramente a .prueba: la de unn joven
y consoladoras. Por eso no me extraña que me valgan que me suplicaba que le dijera si estaba verdaderamente
impugnación y reprobación. convencido de la inexistencia del más allá. De mi con-

38 Jean Rostand Presente y porvenir de la persona humana

testación dependería todo el sentido que daría a su vida...


Por esas pocas lineas se sustituía de repente al lector
vago y anónimo un ser humano de carne y hueso que me
convertía, por así decirlo, en responsable de lo que iba
a hacer con mi pensamiento.
Desde luego hubiera preferido no contestar.

Es penoso ser un arruinador de esperanzas. Es duro


ser considerado como un desolador. Y soporto bastante
mal el hacer la vida más difícil a algunos.
Pero también estimo que toda convicción sincera, des-
interesada, tiene derecho a ser expresada. Más aún, pien-
so que crea el deber de ser expresada. ¿Acaso no es
necesario que los que piensen como nosotros sepan que
tienen hermanos?
Espero haber dado, en estas pocas páginas, una no-
ción bastante acertada de lo que puede ser la correspon-
dencia de un biólogo. La palabra persona viene del latín persona, palabra de
Se ve que es variada, curiosa, extraña, a veces pertur- origen desconocido, que según el Gran Larousse «signifi-
badora caba propiamente la máscara que llevaban los actores y
Contiene muchos reproches y no es extraño, visto el posteriormente, por metonimia, papel de un actor, per-
número de cosas que he atacado o impugnado a lo largo sonaje representado por él. Por fin, la palabra ha termi-
de mi vida. Sin duda, he concedido una parte demasiado nado por significar generalmente la idea de individuali-
i mportante a las críticas, es decir, a las injurias, y esto dad, de personalidad».
no es debido a un masoquismo, sino porque son más Esta noción de personalidad, de individualidad, ocupa,
sabrosas que las alabanzas. como se sabe, un lugar importante en medicina, en psi-
De todas maneras, de tarde en tarde, me llega una car- cología, en pedagogía, en criminología, en moral, en filo-
ta amistosa, confortándome y tranquilizándome. Alguien sofía, en política, en literatura y, sobre todo, en la
me confía que ha encontrado en uno de mis libros el experiencia cotidiana de la vida, donde domina las rela-
punto de partida de una vocación que se ha transformado ciones interhumanas.
en su razón de ser, o una similitud de pensamiento que De esta experiencia trivial es de la que queremos partir
le ha sido bienhechora. hoy, dejando deliberadamente de lado los antiguos deba-
Esto da ganas de seguir, compensa. tes tes de los realistas y nominalistas sobre el principio de
La carta de un estudiante, de un viejo maestro, de una individuación, sobre la ecceídad *Ja ipseidad ** y otros
joven enfermera -si llega en el buen momento- nos escolasticismos.
da la palabra que necesitábamos.
Pero esto hay que guardarlo para sí mismo, ¿no es
verdad?
* Individualidad metafísica o lo que hace que un ser sea dis-
tinto a otro.
** Lo que hace que un ser sea él mismo y no otro.
39

40 Jean Rostand
Presenté y Porvenir de la persona humana 41

¿Qué es, por tanto, para todo el mundo, una persona


signo sobre su mejilla. Sus platos preferidos: la sopa de
humana?
Es un extraordinario compuesto de cuerpo y alma, una hierbas,-la carne de buey, las judías, la anguila. Gustosa-
mente bebe vino. Le gusta el espectáculo, la comedia.
mezcla psicosomática; es un rostro, unas expresiones, una
sonrisa, una mirada, el timbre de una voz, los gestos fa- Medita mucho más sobre los otros que sobre sí misma... »
miliares, una manera de andar, una escritura (este «re- Sí, confieso que este pasaje me parece extraordinaria-
mente evocador, ya que es el rudimento de lo que podría
trato vivo», como decía Marceline Desbordes-Valmore);
es una sensibilidad, un carácter, un cambio de ánimo, una ser el retrato completo, exhaustivo de una persona. En
esta seca enumeración, en la que todo se pone en el
gracia, un . pasado... Es, en resumen, todo un mundo, un
microcosos inagotable: ¿quién osaría, incluso con el mismo plano, el mental y el carnal," lo importante y lo
accesorio, lo profundo y lo superficial; en esta corta diag-
talento minucioso de un Marcel Proust, ensayarse en el
inventario completo de una persona, aunque fuese la nosis que hubiera podido seguir Novalis sin que jamás se
agotara, aunque fuesen 10.000 páginas el contenido de la
más sencilla, la más corriente, la más trivial, la más
pequeña Clarisse, veo algo semejante a la ilustración del
transparente, la más legible?
Y quiero citar, a este propósito, como preámbulo, una pensamiento de Leibniz: «La individualidad contiene en
sí misma, por así decir, lo infinito en germen.»
página que siempre me ha parecido extremadamente cho-
cante y emocionante en su desnudez, una página en la ¿Es necesario añadir que tales líneas no podrán haber
que el gran escritor místico Novalis ha esbozado la des- sido escritas más que por un enamorado? Sólo un ena-
cripción de una joven: se trata de su pequeña prima morado puede valorizar hasta tal punto los mínimos
Qarisse, a la que considera como su novia y que por rasgos, dar un destino a las ínfimas particularidades de
aquel entonces no contaba más de catorce años; ¡debía un ser. En lo que uno ama no se elige, se toma todo en
morir un año más tarde, en 1797! Pocos fragmentos conjunto. El amor es el más seguro y más sensible reac-
literarios nos dan tan bien como éste la sensación de tivo de la individualidad. Lo que no quiere decir, por lo
penetrar en ese minúsculo universo que constituye un demás, que se quiere todo lo del ser amado, y de aquí
es de donde provienen la mayor parte de los equívocos
ser humano. y las tragedias del amor.
«Su madurez precoz..., su actitud en la enfermedad,
sus visiones. ¿De qué habla con gusto?... Sus juicios,
sus opiniones, su manera de vestirse. Baile. Su actividad En lo que atañe a la personalidad humana, cuántas
citas acuden a nuestra mente; y será una hermosa anto-
en casa..., oído musical. Su gusto. Sus rasgos. Su rostro.
logía la que esté consagrada a la singularidad del ser.
Su vitalidad, su salud, su situación política. Sus ' movi-
Montaigne: «Porque era él, porque era yo... »
mientos. Su lenguaje. Su mano... ¿Qué te gusta comer?
Su modo de regocijarse, de entristecerse. Lo que más le Pascal: «La diversidad es tan amplia como todos los
gusta en un ser humano, en un objeto... El tabaco que tonos de voz, todos los andares, las formas de toser, de
sonarse, de estornudar.»
fuma... El miedo a los espectros. Su espíritu de econo-
Vigny: «Ama lo que nunca se verá dos veces.»
mía, su cara cuando se dicen frescuras. Su talento de
imitación. Su generosidad... Es irritable, susceptible... Bernard Shaw rebaja la singularidad individual: «Amar
Su temor a las bromas. Su preocupación por los juicios a una mujer es sobreestimar la diferencia entre una mu-
jer y otra.» Mientras que William James la exalta: «Hay
de otros. Su espíritu de observación. Tiene un miedo
poca diferencia entre un hombre y otro, pero esta diferen-
atroz a las ratas y a las arañas. No se deja tutear... Un
cia lo es todo.»

Presente y porvenir de la persona humana- 43


42 Jean Rostand
Mauriac, en una obra, en la que nos ha confiado lo más
La diversidad de rostros humanos ha excitado la cu- profundo de su pensamiento -Lo que creo-, cuenta
riosidad de los pensadores e inspirado a los escritores la extraordinaria emoción que suscita en él el espectáculo
toda la vida. de la diversidad de los rostros: «Un milagro que ya ni
Plinio: «Aunque en el hombre el rostro no esté com- siquiera vemos, por ser tan corriente como es, el que
puesto más que de diez partes, sin embargo, no existen ningún rostro humano, de tantos como existen y han
entre tantos miles de individuos dos rostros de parecido existido,, reproduzca a otro... No se encuentran dos ros-
perfecto; y el arte, a pesar de sus esfuerzos, no puede tros semejantes en la naturaleza. No hay ningún rostro
alcanzar esta diversidad en el número muy limitado de que reproduzca rasgo por rasgo uno de los millares
sus combinaciones.» de vivientes que nos han precedido. Un ser humano es
Fontenelle preguntaba: «¿Qué secreto tendrá la natu- sacado en ejemplar único y nunca jamás repetido desde
raleza para hacer tantas variaciones de una cosa tan que el mundo es mundo. Este rasgo singular, irreempla-
simple como un rostro?» zable, de la más humilde criatura humana, es un hecho,'
Por su lado, el anatomista Lemery se extasiaba de una evidencia..., y nos impide confundir la gente entre
hasta dónde puede llegar la diferencia de los rostros sí, nos los hace reconocer entre la masa..., este carácter
aunque estén formados todos sobre el mismo modelo, es singular me ayuda a comprender que cada uno pueda
decir sobre el mismo número, la misma naturaleza, la ser el héroe de este drama de la salvación, cuya apuesta
misma forma, la misma colocación de partes. Esta dife- es la eternidad.»
rencia es tal, que si en la multitud de hombres que De la singularidad de cada ser humano el biólogo Van-
pueblan el universo el azar pudiera encontrar dos rostros del saca una leccion moral:
que, colocados uno al lado del otro, se pareciesen en «Un hombre no es uno de los representantes inter-
todo perfectamente para no dejar apercibir ninguna dife- cambiables de una especie, sino una persona diferente a
rencia que pudiese servir para distinguirlos, sería uno cualquier otra, y, por consiguiente, irreemplazable. Supri-
de los fenómenos de la naturaleza más singular y curioso mir un solo hombre es, más o menos, empobrecer la
por su novedad.
humanidad de una manera segura.»
Según Lemery, la variedad de la figura humana estaba Ya el filósofo Schopenhauer había escrito:
ya en el plan, en la intención de la naturaleza; es querida «El profundo deber que nos hace sentir la muerte de
por el Creador, ya que es necesaria al orden social. Si, en un amigo proviene del sentimiento de que en cada indi-
efecto, todos los hombres fueran «tan perfectamente viduo hay algo indefinible, propio únicamente de él y,
parecidos que no se pudiese percibir nada de particular,
por consiguiente, absolutamente insustituible. Omne in
¿cómo se reconocerían? Tendrían los ojos abiertos los
dividum irreparabile. »
unos frente a los otros sin verse, o, por lo menos, sin Es el mismo sentimiento que encontramos de nuevo en
distinguirse; tendrían tan pocos medios de hacerlo, cual una página admirable en la que un eminente médico, el
si fuesen ciegos; se perderían en todo momento sin en- profesor Hamburger, ha anotado las reflexiones que le
contrarse, y este martirio continuo les haría detestar aún
inspira una niña, Nicole, sobre la que va a intentar la
más la sociedad, que entonces no podría procurarles los arriesgada operación del trasplante de riñón:
bienes que les procura en la situación contraria.» «Recuerdo -escribe- a esta niña enclenque, su mi-
El delicado Joubert se contenta con decir: «Solamente
rada atemorizada, su pálida tez, sus rasgos tan profunda-
por el rostro se es uno mismo.» mente marcados por el sufrimiento. ¿Había que resignar-
Uno de nuestros ilustres contemporáneos, Francois

44 Jean, Rostand Presente y porvenir de la persona humana . 45

se a ver pararse esta vida, bajo pretexto que nueve jetivo de la diversidad de necesidades económicas, afec-
hermanos y hermanas bastaban para perpetuar la familia? tivas, filosóficas, estéticas y espirituales de los hombres
Desde lo más profundo de las raíces por donde se inserta debe conducir a la sociedad del siglo xxi, a la tolerancia,
en nosotros la carrera de médico, sentimos que es impo- a la diversidad coexistente de las producciones, de las
sible consentir esta actitud. Nuestra regla simple y sin relaciones humanas, de las actividades y de los centros
más vueltas, es _ la de conservar la vida sea como sea, de interés.»
y no la vida de la colectividad, sino la vida del individuo.
Desde luego, es verdad que esta pequeña Nicole no es Acabamos de ver cómo la singularidad individual -la
absolutamente nada, nada más que un eslabón fracasado, singularidad de la persona- es objeto de curiosidad, de
nada que ofrezca un interés pragmático para la especie. sorpresa, de emoción, de amor, de preocupación, de con-,
Pero esto no quita nada para que sea irreemplazable. No sideración, de respeto; vemos cómo en el creyente puede
sé exactamente por qué tiene tanto precio y por qué asegurar la convicción religiosa; en el biólogo y en el
estoy tan afectado por la idea de su muerte, ya que sé médico, reforzar el respeto a la vida; en 'el sociólogo,
que ésta, un día u otro, será inevitable. ¿Por qué cada
-
invitar a la tolerancia y hacer legítimo el deseo de preca-
gota de esta vida es tan preciosa, cada hora ganada tan ver al individuo contra el despotismo del grupo; en el
necesaria? ¿Quizá esta pequeña Nicole es insustituible filósofo, como en todo el mundo, acentuar la confusión
por el único hecho de no ser igual a ninguna otra? Nin- frente a la muerte, que con una raya tacha el infinito...
guna niña, ni siquiera su hermana gemela, posee exac- Hora es de preguntarse de dónde proviene y cómo
tamente el alma, el pensamiento, la sensibilidad, el se constituye esta individualidad.
mundo interior de Nícole. He aquí por qué los funda- ¿Qué es lo que hace que un ser sea él mismo?
mentos de nuestra ética son sencillos. El juez puede que- Aquí no se puede dejar de aplicar algunas precisiones
jarse de que la justicia es, por definición, complicada; de orden biológico, ya que la individualidad comienza
el político puede dudar sobre los principios de su ac- desde el momento de la concepción.
ción; el arqueólogo puede elegir entre veinte programas Todo ser humano proviene de una célula inicial, el
diferentes; nuestra meta sólo tiene un objeto: la salud y huevo, formado, a su vez, por la conjunción de dos cé-
la vida del hombre tomada en tanto que individuo, como lulas procedentes, respectivamente, de dos padres: célula
individuo único. No tenemos que filosofar sobre la sig- femenina, u óvulo; célula masculina o espermatozoide.
nificación de. esta vida, sobre su valor para la comunidad, En cada una de estas células se encuentra una vesícula,
sobre su lugar en la continuidad humana. Para nosotros, el núcleo, en el que habitan, en número constante, finas
la más frágil, la más precaria, la más inútil de las vidas partículas: los cromosomas. Son 23 en cada célula; el
tiene todavía un valor infinito.» (Bruxelles Medical, 8 huevo contendrá, por tanto, 46, es decir, 23 pares, de
octubre 1961.) los cuales cada uno está formado por un elemento pater-
Para el biólogo Darlington, el reconocimiento de la no y un elemento materno.
individualidad humana debería de ser «el fundamento Los cromosomas, hoy día ni lo dudamos, son los prin-
mismo de toda legislación». En cuanto al sociólogo cipales artesanos de la herencia y, por tanto, en gran
J. Fourastié, desea que la sociedad futura, al establecer parte, los responsables de la persona. Si lo son, es debido
sus reglas, haga valer el derecho de esa originalidad de a que encierran un gran número de moléculas de cierto
cada persona, para lo cual exige una cierta individualiza- ácido muy complejo -el ácido desoxirribonucleico (abre-
ción de las soluciones colectivas. «El reconocimiento ob- viadamente, D. N. A. o A. D. N.)-, y de este A. D. N.

46 Jean Rostand Presente y porvenir de la persona humana 47

-del que se ha hablado mucho en estos últimos tiem- la literatura se hace con veintiséis letras y toda la música
pos, ya que su estudio está unido a las hermosas inves-
con siete notas.
tigaciones que han valido a Francia la gloria de un premio Varios millares de estas bases están presentes en un
Nobel- empezamos a penetrar en la estructura, y será huevo humano; el número de sus combinaciones, de sus
uno de los mayores éxitos de la bioquímica moderna el posibles modos de ordenarse es tan elevado, que es prác-
haber aclarado de tal modo la naturaleza de los elemen- ticamente imposible que el azar de las combinaciones
tos materiales que contribuyen, de una manera tan po- genéticas llegue a formar dos huevos de idéntica estruc-
derosa, a hacer de cada uno de nosotros lo que es.
tura molecular.
Cada una de las moléculas de A. D. N. se compone de
Por tanto, se puede afirmar que, en cada huevo hu-
dos largos, muy largos, filamentos, enrollados en espiral
mano, la dote química -o lo que viene a significar lo
y constituidos por una cadena de unidades elementales
mismo, el patrimonio hereditario- es rigurosamente ex-
(nucleótidos), que caracterizan la presencia de uno de los
clusiva de este huevo. Todo hombre, al comienzo de la
siguientes compuestos orgánicos: adenina, guanina, timi-
na, citosina. existencia, es solo, único en su tipo. Jugará el juego de la
vida con una «baza» que jamás sirvió a nadie.
La adenina y la guanina son bases llamadas púricas;
la citosina y la timina, bases pirimídicas. Incluso aunque la especie humana durara trillones de
¿Lenguaje un tanto enrevesado? De acuerdo... Pero años, no existirla repeticion genetica, no aparecerían en
el planeta dos individuos portadores de la misma heren-
no hay que temer el nombrar estas cuatro bases, nom-
brarlas y volver a nombrarlas, ya que será necesario que cia.
sus nombres sean conocidos por todos. Adenina, guanina, Este es uno de los grandes hechos de la biólogía que
timina, citosina: estas palabras deben entrar en el len- jamás será subrayado con la debida fuerza. Cuando el ser
guaje corriente, como entraron gene y cromosoma. Nadie humano se encuentra todavía en estado de célula micros-
deberá enfadarse ante este rudimento de la química, que cópica e invisible, ya está singularizado, es único; ya se
es indispensable para el esclarecimiento del hombre. hallan firmemente establecidas las bases de su yo.
«La Herencia, único dios del que se conoce el nom- En la colección de moléculas que ha heredado de sus
bre», decía Oscar Wilde. Ahora sabemos más que el padres, una gran parte de la persona se halla irrevoca-
nombre, ¡sabemos la fórmula! blemente inscrita y determinada con anterioridad. Los
Y, partiendo de esto, podemos seguir hasta el invisible rasgos del rostro (de ese rostro cuya diversidad ha intri-
análisis de ese «yo que sé», de ese «tan poca cosa» que gado tanto a los pensadores), la coloración y la calidad
cuando produce el amor, puede tener -como decía Pas- del cabello; la forma, la longitud, el modo de implan-
cal- terribles efectos. tación de las pestañas y de las cejas; la coloración de la
¡ Una base púrica desplazada en una molécula y he piel; el dibujo y el color del iris; el volumen, la forma
aquí que la nariz de Cleopatra se hubiese hecho más y los pliegues de la lengua; las dimensiones y las líneas
corta y hubiese cambiado toda la faz de la Tierra! del pabellón de la oreja; la forma y distribución de los
Las propiedades del patrimonio hereditario dependen, dientes; la disposición de las líneas de la mano y de las
en efecto, del modo en que se encuentran arregladas y crestas de las papilas táctiles; el grupo sanguíneo, el fac-
ordenadas, en las moléculas que lo componen, estas cua- tor Rh (Rhesus), etc.
tro bases , a partir de las cuales se engendra toda la diver- La unicidad genética se expresa, principalmente, por
sidad genética de la especie, del mismo modo que toda algunos rasgos físicos, tal como las marcas digitales, que

Presente y po enir de la persona humana 49


48 , ¢ Jean Rostand

comienzan a dibujarse desde el cuarto mes de la vida de los factores externos es también muy poderoso, aun-
,
fetal. que, respecto a esto, así como los ácidos nucleicos perso-
Toda persona poseedora de un «documento de identi- nalizan al individuo, se concibe que el espíritu, la sensibi-
dad» sabe que un pequeño rectángulo de éste se encuen- lidad, el carácter, pueden ser influidos por la educación,
tra reservado para la fijación de una huella digital -del la cultura, el medio escolar y social, el clima familiar, las
índice izquierdo, generalmente. Este proceso de iden- relaciones afectivas con los padres, hermanos y herma-
tificacíón está fundado en el hecho de que no existen nas, por las amistades, por los compañeros, los espectácu-
dos individuos que tengan las huellas totalmente seme- los, las lecturas, etc., sin olvidar el estado físico de la
jantes. madre durante el embarazo, las primeras sensaciones del
En una huella digital -nota el doctor y abogado recién nacido, los primeros rostros advertidos, el modoo
Balthazard- se pueden revelar unas cien particularida- de alimentarlo en su infancia, la manera de destetarlo ¡e
des; y para tener la suerte de dar con dos huellas que incluso. el nombre que se le da!
coincidan en dieciséis particularidades, se estima que Sobre esa influencia -posible- del nombre, citaré
será necesario examinar 4.294.967.296, número superior un fragmento curioso, poco conocido, de Bernardin de St.
al de, los habitantes del Globo... Pierre:
A partir de diecisiete coincidencias, las posibilidades se «Un niño -escribe el autor de Paul et Virginie-- se
hacen prácticamente nulas; dicho de otro modo, se puede encasilla por su nombre... He visto niños desgraciados,
afirmar que las dos huellas provienen de una misma per- tan enojados con sus compañeros, e incluso con sus pro-
sona. pios padres, a causa de sus nombres bautismales que con-
Además, las huellas digitales no constituyen el único llevaban una idea de simplicidad y campechanismo, tomar
elemento de identificación; se pueden utilizar también insensiblemente un carácter opuesto: de maldad y fero-
las huellas de las palmas de las manos y de los pies, y cidad. Dos de nuestros más famosos escritores satíricos,
aún más, un conjunto bien elegido de caracteres estruc- de teología y poesía, se llamaban, uno, Blaise Pascal, y el
turales. otro, Colin Boileau... »
Se atribuye frecuentemente a Bertillon haber sido el Así, para Bernardin de St. Pierre, la ferocidad de las
primero en tener la idea de usar las huellas digitales. Provinciales tendría por causa la benignidad del nombre:
Realmente, los promotores de este método son Faulds, ¡ Blaise!
en el Japón (1878), y Francis Galton, en Inglaterra Sin adherirme a esta interpretación, admito que todo
(1888), método al cual Bertillon se adhirió en la última puede actuar sobre un individuo, todo ¡salvo la posición
época de su vida. de los astros en el momento de su nacimiento!
Señalemos, además, que hay una interacción continua
Si la persona física depende en gran parte de la do- entre la persona física y la moral. El humor y el carácter
tación química constituida por los ácidos nucleicos ger- dependen de la cenestesia e incluso, hasta cierto punto,
minales, es evidente que también depende, en gran parte, de la imagen reflejada por el espejo. Un hombre muy
del modo de vida del sujeto, de las circunstancias que corpulento o muy grande no tendrá el mismo carácter
ha padecido. La talla, por ejemplo, depende de la canti- que un hombre débil o de talla pequeña, como tampoco
dad de alimentos recibida en edad temprana. El sistema
muscular se desarrolla con el ejercicio, etc.
Si se trata de la persona intelectual y moral, el papel * Blaise significa bobo, y Colin, merluza ( N. de la T.).
~. ROataed. 4

50 / Jean Rostand Presente y rvenir de la persona humana 5t

una mujer muy fea lo tendrá como una mújer muy gua- Además, esta identidad se conservará durante toda la
pa, etcétera. existencia, a pesar de la renovación de los tejidos, tan
A su vez lo moral no deja de influir sobre el aspecto activa para algunos de ellos; a pesar de la decadencia
físico. Se ha podido decir que, después de una cierta senil, de los cambios de aspecto, de las enfermedades,
edad, cada uno tiene el rostro que merece. Esto- es, sin de los accidentes, de los tratamientos médicos, e incluso,
duda, exagerado; pero el interior anima y modela el exte- de las transfusiones de sangre.
rior; la tontería, la maldad, la amargura, la mezquindad, Desde la concepción hasta la muerte, la personalidad .
el mal humor se graban en el rostro, así como sus con- biológica permanece invariable, constante; cada uno per-
trarios. manece fiel a sí mismo hasta el final.
Pero no se terminaría nunca de nombrar las causas, De todas formas, en algunos individuos con herencias
los factores que pueden cooperar con el patrimonio here- mosaicas *, el cuerpo contiene partes que no se hallan
ditario para moldear al individuo. conformes con el resto de su persona y no responden a la
Abreviando, cada uno de nosotros es lo que es porque determinación genética dada por la célula-huevo. Es de-
ha salido de un huevo determinado y porque ha vivido bido a que, a lo largo de su desarrollo, se ha producido
una cierta historia; es doblemente único, gracias a la un cambio en el contenido cromosómico de una de sus
singularidad de su origen y a la singularidad de su aven- células (mutación somática): toda la descendencia de la
tura personal. célula mutante habrá heredado la mutación.
Pensemos en la descripción que ha dado Novalis de Así se producen los ojos de dos colores, o los zarcas,
su joven novia: es probable que su «oído musical» se por efecto de una mutación que ha afectado a las célu-
hallase inscrito en sus genes, pero de todo lo demás, las formadoras de uno de los iris.
¿quién podría aclarar qué es lo que se debió a los áci- Accidentes de esta índole pueden alcanzar a los cro-
dos nucleicos de Clarisse y lo que se debió a las circuns- mosomas llamados sexuales, que intervienen en la deter-
tancias? minación del sexo, produciendo individuos sexualmente
heterogéneos, que presentan una mezcla de tejidos mas-
Hemos insistido en el papel que desempeña, en la culinos y femeninos, accidentes que pueden compararse
génesis de la persona, la personalidad química de la cé- a los de esas extrañas mariposas que tienen por un lado
lula original. alas de macho, y, por otro, alas de hembra.
Y esta personalidad se mantendrá a través de todas Otros mosaicos asocian tejidos normales a tejidos de
las divisiones celulares que, a partir del huevo, van a «mongólico». Incluso se han señalado algunos que aso-
efectuarse en el organismo, de tal manera que se hallará cian tres, e incluso cuatro, tipos de poblaciones celula-
en cada una de las miles de millones de células que com- res; y además sólo conocemos los mosaicos fácilmente
ponen al individuo. Los glóbulos sanguíneos de Pablo, descubribles mediante el examen de los cromosomas.
las células de su epidermis y de sus glándulas, las fibras ¡ Cuántos otros, más finos, pasarán inadvertidos!
de sus músculos, las neuronas de su cerebro, difieren, Una de las importantes novedades de la biología hu-
por sus ácidos nucleicos, de los glóbulos sanguíneos, de mana es la revelación de estos seres que son genética-
las células epidérmicas y glandulares, de las fibras mus- mente varios en uno solo.
culares, de las neuronas de Pedro.
Pablo y Pedro son ellos mismos -y únicos- hasta
en el último de sus elementos.
* Herencias en que los genes paternos predominan en un sen-
tido y -los maternos en otro.

Presente y porvenir de la persona humana 53


52 Jean Rostaad

Es verosímil que los tumores malignos --'o al menos en dos ejemplares», según la acertada fórmula del doctor
algunos de ellos- sean debidos, como los mosaicos, a Apert.
mutaciones somáticas, pero que se producirían en edad Seguramente pensaba en verdaderos gemelos cuan-
adulta. En este caso, la minoría celular de nueva forma- do Pascal escribió: «Dos rostros parecidos, de los que
ción estaría dotada 'de propiedades agresivas y tendría ninguno en particular produce risa, hacen reír juntos por
el funesto poder de destruir la mayor parte del ser. su parecido». Frase que Bergson comentaba a la luz de
su teoría sobre la risa, diciendo que «la vida bienviva
no debería repetirse jamás. Analicen ustedes su impre-
Si existen, como acabamos de ver, hombres que son sión frente a dos rostros que se parecen demasiado; ve-
varios en uno, existen también al contrario, uno en va-
rios: son los verdaderos gemelos. rán cómo piensan en dos ejemplares obtenidos con un
mismo molde, o en dos reproducciones del mismo cliché,
¿Por qué verdaderos? o en dos huellas del mismo sello; en resumen, en un
Porque los hay falsos. procedimiento de fabricación industrial. Esta tendencia
La especie humana cuenta, en efecto, dos clases de de la vida hacia la mecánica es la verdadera causa de
gemelos o individuos nacidos de un mismo parto: unos la risa'».
Xlamados falsos gemelos- proceden de dos óvulos di- Se cita el caso de dos jefes de orquesta, gemelos ver-
ferentes, que han sido fecundados por dos espermatozoi- daderos, que podían cambiarse a lo largo de un concierto
des diferentes. Los otros -los verdaderos- proceden sin que nadie en el auditorio se diera cuenta.
de un solo y mismo óvulo, fecundado por un solo esper- Cuando uno de los gemelos verdaderos es un hombre.
matozoide, que se ha dividido en dos en un cierto estado célebre, cuyo rostro y silueta son universalmente cono-
de su evolución. cidas, como en el caso de los hermanos Píccard, la iden-
La verdadera gemelidad es aproximadamente dos ve- tidad es aún más «espectacular».
ces y media menos frecuente que la falsa; desde que un Incluso en lo que se refiere a las huellas digitales
embarazo doble se produce una vez en ochenta embara- -c arácter individual entre todos-, el parecido entre
zos, el nacimiento de verdaderos gemelos se produce una verdaderos gemelos es generalmente muy acusado.
vez en doscientos embarazos. De todas formas, estas huellas pueden servir para dis-
Un huevo humano produce algunas veces más de dos tinguir verdaderos gemelos por lo demás muy parecidos.
individuos gemelos y hasta tres o cuatro, e incluso cinco, Según Ch. Sannié; una mujer, en el Estado de Indiana,
como en el famoso caso de las pequeñas Dionne, del tenía dos hijas, verdaderas gemelas, cuyo parecido era
Canadá. tal, que temía no poder reconocerlas. Se dirigió a la ofi-
Los falsos gemelos llevan, evidentemente, patrimonios cina de Investigaciones de Evansville, que hizo tomar
genéticos diferentes. Cada uno de ellos tiene su propia sus huellas y establecer sus fórmulas digitales; desde en=
personalidad, su unidad biológica. Son, a fin de cuentas, tonces, la confusión ya no era posible.
dos hermanos o hermanas ordinarios, pudiendo ser de Viene a la mente la historia de Mark Twain, que decía
sexo diferente, el uno moreno y el otro rubio, uno alto no saber si vivía aún porque, en su infancia, su madre
y el otro bajo... En cambio, los verdaderos gemelos, lo había mezclado en el baño con un hermano gemelo,
siempre del mismo sexo, se parecen de un modo que ahora muerto...
llama la atención y hasta en el más pequeño detalle de
la morfología y de la fisiología. Son «el mismo individúo ' Le Rire, p. 35.

54
Jean Rostand 55
Naturalmente, el hecho del parecido entre los gemelos
Presente y porvenir de la persona humana

no debe inducirnos a pensar que haya entre ellos una leyendas, si lo tornamos tantas veces en ridículo, es, sin
misteriosa comunicación psíquica; y nadie creerá lo que duda, para librarnos del malestar que este parecido nos
contaba hace poco un periódico de la tarde, a saber: que produce.»
cuando una gemela se corta el dedo, la otra gemela sentía Y añade: «La actitud de todo hombre con respecto a
el dolor a distancia. la idea del doble, del sosias, del gemelo, es mucho más
¿Es necesario subrayar el inmenso interés biológico, completa que una simple reacción de intolerancia. Está
psicológico e incluso filosófico que está unido al estudio formada de angustia, de deseo, de rebelión, pero también
de estos seres idénticos en su principio, y, por tanto, de una extraña fascinación. Sin duda es porque en todo
originariamente comparables? Nos permite, en algunos hombre, incluso en el menos metafísico de los hombres,
casos, desenredar lo que en la formación de la persona se plantea la cuestión de ser o no ser. La idea del doble
pertenece a la herencia y lo que pertenece al medio. Un representa una respuesta ambigua a esta cuestión... Con-
gemelo es, evidentemente, por lo que al otro se refiere, tiene a la vez la amenaza de una alienación, de una dis-
un «testigo perfecto». gregación y la promesa de un descubrimiento, de una
Además, hay que saber que, incluso cuando dos ver- toma de, posesión de sí mismo.»
daderos gemelos están criados en condiciones que pare- En lo que respecta a las relaciones psíquicas entre
los
cen idénticas, éstas no lo son jamás del todo; no ocupa- gemelos, Zazzo ha puesto de relieve las turbaciones de la
ban el mismo lugar en el útero; Lino ha tenido una personalidad que están unidas a la situación de los ge-
enfermedad, el otro no; uno ha leído un libro que el otro melos. En general, los dos gemelos están unidos por un
no ha leído... Su origen ha podido ser el mismo, pero «extraño amor», pero también se constata, a veces, reac-
su historia es personal. ciones de agresividad, incluso de rebelión frente al cóm- ,
Precisamente porque el caso de los verdaderos geme- pañero demasiado parecido. La presencia de un «doble»
los constituye una infracción y una especie de reto a la irrita el narcisismo y torna más difícil la construcción del
gran ley de la unidad biológica de la persona, dicho caso yo. Se produce el conflicto entre «el placer de parecerse
destaca, acusa esta unidad. El hecho de que sean dos los y la necesidad de ser una persona».
que se repartirán el mismo yo biológico, nos recuerda ¿No nos confía acaso Simone de Beauvoir en sus Me
que somos los únicos en poseer el nuestro, que sólo so- moires d'une jeune f ille rangée, que hubiera tenido, en; lo
mos uno en nuestro ser. Y si el tema de los gemelos ha que a ella atañe, una gran dificultad en soportar la exis-
sido tan abundantemente explotado por los escritores, tencia de una gemela, que hubiera quitado a su persona
sobre todo por los autores dramáticos, desde los griegos «lo que le daba todo su valor: su gloriosa singularidad»?
Antígonas, Anaxandrida, Aristófanes, Jenarques, Alexis, Al existencialismo no le gusta repartir...
Eufion, Posidipo, Menandro, hasta Jean Cocteau, Jean
Giraudoux, Sacha Guitry y Jean Anouilh, pasando por Hasta estos últimos años era un dogma en biología la
Menaechmi, de Plauto, no es únicamente por pro- identidad orgánica de los gemelos verdaderos.
porcionar una fuente de graciosos equívocos, sino, tam- Y sabemos que en la actualidad esta regla tiene muy
bién, porque concreta la emocionante noción de la per- pocas excepciones.
sonalidad biológica. Puede ocurrir que, en el momento en que el huevo
«Si jugamos -dice el psicólogo René Zazzo- con el se fracciona para producir dos verdaderos gemelos, su-
parecido de los gemelos en nuestras fábulas y nuestras ceda una mutación en uno de los fragmentos; por ello
el doctor Lejeune ha podido constatar por qué en una

Presente y porvenir de la persona humana 97


56 Jean Rostand
de un autoinjerto, es decir, de un injerto practicado en-
pareja de gemelos verdaderos, uno era sexualmente nor- tre dos «territorios» de un mismo sujeto, y los de un
mal (de tipo masculino), mientras el otro presentaba el homoinjerto, es decir, de un injerto practicado entre dos
tipo femenino. La célula de donde nació este último ha- individuos distintos. Si se quita un trozo de piel del
bía perdido un cromosoma sexual --el cromosoma X- muslo de un individuo, para trasplantarlo sobre la espal-
que determina la masculinidad. Se trata, en resumidas da o la frente, el éxito de la operación es casi seguro.
cuentas, del mismo accidente que hemos visto que acae- Incluso se puede pegar un lóbulo de la oreja, un trozo
cía en la formación de los seres mosaicos. de nariz, a condición de que el injerto sea hecho sin
Si en el interior de un mismo individuo es posible la demora.
pluralidad genética, ¿cómo extrañarse de que lo sea en En cambio, el homoinjerto casi no conoce más que
una pareja de verdaderos gemelos? fracasos. Un pedazo de piel, un órgano, trasplantados
Dos verdaderos gemelos, no idénticos, constituyen un de un sujeto a otro, se necrosan rápidamente y-terminan
«mosaico disociado», fenómeno rarísimo, ya que exige por ser eliminados. El organismo de Pedro se opone a
la concurrencia de dos sucesos que resultan improbables los tejidos de Pablo, se defiende contra ellos, manifes-
que se den separadamente: el fraccionamiento del huevo tando así una especie de xenofobia biológica.
y una mutación. Si uno recuerda lo que hemos dicho sobré los gemelos.
verdaderos -que son «el mismo individuo en dos ejem-
La diferencia genética, creadora de la diversidad indi- plares»-, se comprenderá que un injerto de uno a' otro
vidual en la especie, tiene amplias consecuencias. En deba de salir bien, fácilmente, ya que el homoinjerto se
primer lugar, ofrece la ventaja de ser un seguro contra transforma, en este caso, en un autoinjerto. Mediante,
un cambio de circunstancias. Si una población estuviera esto mismo se dispone de un medio para «tratar» la ver-
únicamente constituida por individuos genéticamente igua- dadera gemelidad. Si un microinjerto de piel se realiza
les, correría el riesgo de perecer toda ella bajo el efecto de un sujeto a otro con éxito, se puede concluir que se
de un cambio en el medio externo que les fuera contra- trata de dos gemelos verdaderos.
rio. Pero, precisamente por su variedad, para algunos de Tener un gemelo verdadero es, por tanto, en cierto
ellos existen oportunidades de sobrevivir y de crear una modo, una garantía biológica, ya que es poseer, en: caso

visto a un hombre atravesar el Atlántico en avión para


descendencia mejor adaptada a las nuevas circunstancias. de necesidad, un depósito de órganos o de— tejidos. Se ha
Algunos teóricos de la evolución han llegado a pensar
que si la generación sexuada se ha desarrollado en las llevar a su hermano gemelo, que resultó con graves que-
estirpes vivientes, es precisamente porque es creadora 2
maduras, los pocos dm de piel que necesitaba, ya que
de esta diversidad individual, que resulta ventajosa para era el único en el mundo que podía suministrárselos.
la especie. La ciencia dispone, desde hace algún tiempo, de me-
Pero esta diversidad tiene sus inconvenientes: cuando dios capaces de superar el obstáculo que representa la
se pretende injertar un órgano o un tejido de un indivi- intransigencia dee la persona orgánica hacia el homoin
duo a otro, el injerto tiene pocas probabilidades de éxito. jerto.
Todo pasa como si cada unidad individual, cada per- En primer lugar, si el injerto proviene de un organis-
sona biológica --cada «patria orgánica», por emplear la mo muy joven, y mejor aún de un embrión, será aceptado
expresión del gran fisiólogo Paul Bert- se negase a a veces. Tal es la base del método llamado brefoplastia,
adoptar el material celular proveniente de otra patria. que cuenta en medicina con algunos éxitos importantes.
Totalmente diferentes son, de hecho, los resultados

58 Jean Rostand
Presente y porvenir de la persona humana 59
May y Huignard han contado el caso de un chico joven,
retrasado mental, que después de injertársele paratiroi- un órgano que no es suyo, que no es de él, le resta
des de un recién nacido, creció varios centímetros y pro- personalidad por poco que sea? ¿Hay que considerar el
gresó seriamente desde el punto de vista intelectual. éxito de un homoinjerto como una violación de la per-
Además, Medawar ha puesto de relieve, por una serie sona biológica?
de experiencias magistrales que le han valido el premio El problema es tanto más importante cuanto el nú-
Nobel, que los organismos muy jóvenes no rechazan los mero de quimeras humanas debe ir aumentando sin cesar,
tejidos extraños; de tal manera, que se puede aprovechar con los progresos de las técnicas de injertación y con-
esta tolerancia para acostumbrarlos a estos tejidos, los servación de órganos.
cuales, podrán, más tarde, serle injertados con éxito. Sin duda no ha lugar a pensar que un individuo pueda
Si a un humano recién nacido se le inyectan glóbulos perder personalidad porque lleve el riñón de otro; pero
blancos procedentes de sus padres, durante toda su vida ya estamos un poco más dudosos si, siendo portador de
podrá recibir injertos constituidos por tejidos paternos. una médula ósea extrañó, fabrica una sangre que no es
Por fin, para vencer la xenofobia orgánica, dicho de la suya... y, sobre todo, si lleva en él una glándula endo-
criná que no es autóctona... ¿Acaso no sabemos que es
-
otro modo, para favorecer el éxito de los homoinjertos,
se puede también aniquilar o reducir temporalmente la tas glándulas, por sus hormonas, influyen en el tempe-
resistencia inmunológica que se ' asienta en la médula ramento, en el humor, en la afectividad, en las reacciones
ósea; para esto se emplean radiaciones que penetran pro- emotivas?... Recordemos las famosas palabras de Carrel:
fundamente o algunos compuestos químicos. «Se piensa, se ama, se sufre, se reza con todo nuestro
De todos modos es ya un hecho que -mediante el cuerpo.»
empleo de uno u otro de estos métodos- se han creado Sin duda, se puede defender que esta glándula, una
un cierto número de hombres quimeras viviendo con ayu- vez integrada en otra economía y controlada por otro
da de un órgano extraído a otro individuo y que no es sistema nervioso, va a perder su personalidad glandular.
un gemelo verdadero. Por tanto, son hombres que, desde Pero el problema queda sin resolver. Lederberg se pre-
el punto de vista genético, no son enteramente ellos gunta: «¿Cuál es la identidad moral, legal y psíquica de
mismos. una quimera artificial?» El profesor Etienne Bernard se
interrogaba, en otros tiempos, de este modo: «¿Es la per-
Consideremos de cerca uno de estos hombre quimera. sona humana un todo? ¿Depende de un órgano? ¿De
El órgano, el tejido injertado, que forma ahora parte qué órgano? » Y el gran Pascal no hablaba de algo dife-
integrante del organismo extraño, no se modifica en ab- rente: «Un hombre es un depositario, pero si se le ana-
soluto en su patrimonio genético, en sus cromosomas, tomiza, acaso sería la cabeza, el corazón, el estómago, las
en sus ácidos nucleicos; no es «asimilado» absolutamente venas, cada porción de vena, la sangre, cada humor de la
por la nueva patria orgánica; conserva su personalidad, sangre.»
su alteridad; los tejidos de Pedro que viven sobre Pablo Naturalmente, el problema de la alienación biológica
no se «pablizarán»; los de Pablo, viviendo en Pedro, no de la persona se plantearía con una particular agudeza
se «pedrizarán». si por casualidad el injerto de cerebro fuera realizable,
Por tanto, una cuestión capital va a plantearse ahora como lo ha imaginado Maurice Renard en su novela Le
ante nosotros. ¿Qué ocurre con la personalidad de un
Mientras cualquier injerto de tejido nervioso sea im-
Docteur Lerne sous-dieu.
hombre quimera? Acaso el hecho de que habite en él
posible, se puede pensar que la persona humana está

Presente y porvenir de la persona humana 61


60 Jean Rostand

indispensable disociarla, desolidarizarla de la noción del


bien defendida por la naturaleza; pero, con los progresos
de la ciencia, jamás se sabe. Y no olvidemos que Mar- cuerpo?
En este aspecto, el problema de los injertos no se
tínovitch ha realizado, en las aves, injertos de cerebros
embrionarios... plantea como lo hemos planteado hace un rato. Nos pre-
guntábamos si la persona se hallaba mermada por el in-
Para la mayoría de los fisiólogos es en el cerebro en jerto; pero para David no se plantea esta cuestión, siendo
donde se encuentra la sede de la persona. Si se pudiera, precisamente su postulado el que no puede ser mermado:
dice Chauchard, separar el cerebro del cuerpo, «seguro por tanto, si el cuerpo se modifica por el injerto, es de-
que la personalidad no seguiría al cuerpo, sino al cerebro, bido a que es extraño a la persona, porque no es más
ya' que éste, órgano de integración y de person aliz ación, que una agregación de cosas, una «panoplia de órganos»,
conserva en sus estructuras los recuerdos, bases de nues-
tro yo». una «muñeca de carne», un «robot protoplásmico».
Sin duda, nuestros órganos, nuestros miembros, nues-
Idéntica opinión sostiene el filósofo Raymond Ruyer,
tras manos y nuestros ojos nos pertenecen ni más ni me-
que coloca lo esencial de la persona humana en el cere- nos .que nos pertenecen nuestros zapatos, nuestros guan
bro y en .las células germinales; el resto no son más que tes o nuestras gafas: son nuestros, pero no de nosotros.
órganos auxiliares, de sostén o de nutrición, teóricamente En el plano del Derecho -y David es buen jurista---,
reemplazables por prótesis o imitables por autómatas. la separación del cuerpo y de la persona es desde siem-
Si Ruyer, Chauchard y muchos otros más reducen al
pre una evidencia:
cerebro lo esencial de la persona humana, un jurista filó- «Jaime cede su riñón a Pablo. Yo debo cien francos
sofo, Aurel David, se dedica con tanto arte como pasión a Jaime. Después de la operación, ¿acaso deberé no-
a persuadirnos de que la persona humana -la verdadera venta y' nueve francos a Jaime, y por lo menos uno a
persona- es perfectamente independiente del cuerpo fí- Pablo? La experiencia jurídica basta para responder: sigo
sico en su totalidad, perteneciendo éste al dominio de debiendo cien francos a Jaime y nada a Pablo. Se debe
los bienes o de las cosas. concluir que con quien estoy comprometido es con Jaime,
Tesis subversiva, extraña, que requiere ser comentada. menos un riñón. No me he comprometido con el riñón
¿Acaso la cibernética -observa David- no imita cada que Jaime `llevaba' ese día, como tampoco con su cha-
vez mejor en estructura y funcionamiento a los órganos queta, que desde entonces ha regalado a un pobre.»
humanos? ¿No se fabrican ya aparatitos capaces de regu- Este mismo razonamiento podría ser mantenido, teó-
lar la marcha del corazón? ¿Acaso no se habla de con- ricamente al menos, para cualquier otra zona del cuerpo
feccionar corazones artificiales? de Jaime.
En cuanto a las operaciones de injerto -que se reali- Aurel David llega incluso a dudar si el amor que siente
zan con un éxito cada vez mayor-, ¿no tratan al órgano un hombre por una mujer no debe liberarse del cariño
vivo, semejante a un postizo interno, como un objeto que siente a la muñeca de carne, hacia el «harapo» fe-
inanimado? menino...
Si cada órgano particular es asimilable a una cosa, La cuestión es aún más pertinente, dado que el amor
¿puede acaso ese órgano funcionar diferentemente que el es -corno hemos dicho- el «test» más sensible de la
conjunto de los órganos, es decir, del cuerpo? personalidad.
Y, por tanto, ya que el derecho, la moral, el huma- «Un.hombre se halla apasionadamente enamorado de
una mujer, y los progresos de la ciencia han hecho posi
nismo exigen que se salve la noción de.persona, ¿no es

62 Presente y porvenir de la persona humana 63


Jean Rostand

ble el injerto de la mano... Por una razón cualquiera, únicamente le han amado por el perfume «de tabaco
esta mujer sacrifica su mano en favor de una amiga... rubio, de alcoba y de sala de esgrima... ».
Esto no dará lugar a ninguna dificultad jurídica... pero,
¿acaso el amor del hombre se dividirá entre Costanza y ¿Qué es, por tanto, esta verdadera persona, esta per-
Camila? » Desde luego que no; lo que se amaba era la sona central, en provecho de la cual David repudia con-
persona y po la mano, que no es más que un bien ma- juntamente el yo físico y el yo moral?
terial, aunque sea «una joya entre los bienes», y sin duda ¿Acaso sería el alma de los espiritualistas?
no se ama tanto la mano de Camila porque pertenezca a De ningún modó. Es una llamita misteriosa, y proba-
Camila y solamente mientras pertenezca a Camila, «como blemente parecida en todos los seres humanos... De
se puede amar la camelia que la dama de las camelias modo que, muy paradójicamente, ¡la persona humana es-
llevaba en su escote...» taría caracterizada por su impersonalidad!
Pero si lo que amamos en Camila no es la mano, ¿aca- Son -dice David- las máquinas corporales, que
so es el rostro, los ojos, el cuello, el busto, las piernas, son únicas, las que difieren de individuo a individuo.
la mirada, la voz, el pelo? ¿Acaso no proclama el Derecho «la igualdad de las per-
Tampoco, ya que todo esto pertenece igualmente al do- sonas, a pesar de los ojos azules y de los verdes»?
minio de las cosas. Y sin duda dentro de mucho tiempo, Hemos insistido, al comienzo de este estudio, en nom-
cuando estemos lo suficientemente evolucionados, sere- bre de la biología, sobre la unicidad de la persona. Tal y
mos capaces de una ternura tan clara y espiritual que sa- como se ve, David recusa esta noción, y uno estaría' ten-
bremos preferirla verdadera persona de Camila a su re- tado de preguntarle por qué si todas las personas son
vestimiento corporal. iguales se preferiría la persona de Costanza a la de Ca-
«Sin duda serán necesarios varios cientos de años para mila, o viceversa...
habituarse a amar a Camila y no a sus manos...» Antes de abandonar a David y su extraño «persona
¡ Extraño amor-ficción el que nos propone este jurista lismo», démonos cuenta de que el gran Pascal planteaba,
filósofo y poeta! en torno a la persona, cuestiones bastante cercanas a las
que plantea nuestro jurista. (No es una casualidad que,
Además, para David, el propio espíritu, la sensibilidad,
el corazón tampoco son parte de la persona, ya que todo por tercera o cuarta vez, vuelva a nuestra pluma el nom-
esto depende del cerebro, del sistema nervioso simpático, bre de Pascal, ya que el autor de los Pensées estaba
de las glándulas de secreción interna que, formando par- obsesionado por el problema de la persona.)
te del cuerpo, no son «persona», sino «cosa». Y Roxana Escuchémosle: «Un hombre se coloca junto a la ven-
tana para ver la gente que pasa; cuando yo paso, ¿puedo
se halla equivocada cuando, oponiendo la belleza del es-
píritu a la del rostro, se niega a amar a Cristino por decir que se ha puesto allí para verme? No; ya que no
«aquello de lo que está un momento disfrazado» y quiere piensa particularmente en mí. Pero..., el que ama a una
adorarlo por lo que le hace verdaderamente él mismo. -En persona por su belleza, ¿la ama de verdad? No, ya que
la concepción davidiana no se es más «uno mismo» por si ésta tiene viruela, lo que acabará con su belleza, aquél
ya no la amará. Y si me quieren por mi juicio, por mi
su espíritu que por su cuerpo, no se está más «disfraza-
do» con uno que con otro. memoria, ¿acaso me quieren? No, ya que puedo perder
Y para seguir con los héroes de Edmond Rostand, Don estas cualidades, aunque no me pierdan a mí. Entonces,
Juan, a fin de cuentas, no tiene por qué estar tan decep- . ¿dónde está ese yo, si no está ni en el cuerpo ni en el
cionado cuando se entera, por boca de sus amores, que alma...? Hay que deducir que no se ama nunca a nadie,

64 Jean Rostand Presente y porvenir de la persona humana 65


sino solamente alguna de sus cualidades. Por tanto, que cirugía de la personalidad») y toda la farmacopea, bas-
no se rían de los que se hacen honrar por cargos y pues- tante preocupante, de la «psicoquímica»?
tos, ya que no se ama a nadie más que por cualidades Todo esto es bastante magnífico; y si uno de estos
tomadas en préstamo.» medios pudiese curar o prolongar la vida del -ser que
A decir verdad, la demarcación entre el verdadero yo, amamos, nuestras objeciones filosóficas no tendrían mu-
entre la verdadera persona y todo lo tomado en préstamo cho peso ante la esperanza de ver persistir un poco más ,
y añadido es bastante vaga. Por tanto, ¿qué es amar a tiempo a esta persona que cada vez nos es más difícil
un ser por sí mismo? ¿Cómo abstraer -si se trata de definir, pero cuya misteriosa realidad se impone a nos-
una mujer- el peinado, el adorno, las vestiduras, el per- otros en cuanto estamos amenazados de perderla.
fume? Y si se trata de un hombre, su situación social, su Esto no impide que, en frío, sintamos una extraña
fama o, sencillamente, la marca de su coche. Pero, ¿acaso molestia cuando vemos a la ciencia inmiscuirse hasta tal
a' todas esas cosas, que no son él, no se les trasmite un punto en lo más candente de la persona física y moral.
poco de sí mismo? ¿Hasta dónde se llegará por esa vía?
De todas formas, a pesar de las objeciones de Pascal Mañana, tal vez, se habrá acabado con el cansancio, la
y de los ingeniosos sofismas de David, pensemos que no angustia, el dolor moral. Se terminará con las penas, co-
hay otra realidad humana, salvo este cuerpo que se ve mo se acaba con un dolor de muelas. Se distribuirá quí-
y que se toca, este robot protoplásmico, este maniquí de micamente el placer, la alegría, la felicidad. Se mandará
carne, esta «panoplia de órganos», esta «maquinaria cor- sobre los sentimientos, las opiniones, las ideas. Se bo-
poral»; en resumidas cuentas, esta persona física, tan cri- rrarán ciertos recuerdos para reemplazarlos por otros. Se
ticable, tan equívoca, tan ambigua, tan comprometida, falsificará hasta el pasado.
tan mal protegida, tan mal separada del mundo de las Mañana, no satisfechos con actuar sobre los cuerpos,
cosas. .
se actuará directamente sobre los gérmenes; se modifi
Y, ciertamente, en alguna medida compartimos la pre- cará la persona en su comienzo, alterando la composición
ocupación de David, sentimos igual que él cierta emoción de los ácidos nucleicos que determinan la herencia. Ma-
al convenir que la persona humana -sagrada para nos- ñana, realizando el «trasplante humano» y sin considera-
otros- es divisible, desmontable, fragmentable, despeda- ción al narcisismo de estos hombres fabricados en serie,
zable, parcialmente reemplazable, fabricable e imitable... se sacará de una persona excepcional tantos ejemplares,
Pero, ¿qué medio hay para proceder de otro modo? Y tantas copias como puedan desearse...
cada vez más, lo queramos o no, tendremos que habituar- Y por ligeras y superficiales que sean, ¿dejaremos sin
nos a ver la persona tratada por la ciencia y por la téc- decir nada sobre las falsificaciones ,infligidas actualmente
nica como una cosa, ya que cada vez serán más eficaces a la persona corporal por medio de la cirugía estética y
los medios de que se disponga para adulterarla y recti-
otras técnicas de belleza?
ficarla. Teñidos, ondulaciones, pestañas postizas (¡las parisien-
Esqueletos hechos de vitalio, tráqueas de silicona, cór- ses compran, al parecer, 18.000 pares cada año!), lentillas
neas de plástico, válvulas cardíacas de metal. Y no nos que modifican el color de los ojos, rectificación de la
hallamos más que en las premisas de esta «cosificación» forma de la' nariz (todas las semanas vemos en la tele-
del cuerpo humano.
visión «mutarse» el rostro de los artistas)...
¿Es necesario mencionar, también, los tratamientos Que diría hoy día La Bruyére, que condenaba el car-
hormonales, la cirugía del cerebro (que se ha llamado «la
mín y el colorete, porque -decía- es una «especie de
1. Runand, s

66 Jean Rostand Presente y porvenir de la persona humana 67

mentira que trata de imponerse ante los ojos y pretende aunque lentamente, ha «crecido a lo largo de los siglos,
ser, según el aspecto exterior, y en contra de la verdad». a traves de numerosas vicisitudes»?
Confesémoslo: ya no sabemos muy bien a quién mira- Raymond Las Vergnas ha evocado -a propósito de
mos, a quién admiramos, a quién amamos... Ante estas Aldous Huxley y de su terrible El mejor de los mun-
maravillas manufacturadas, ante estas Venus del bisturí dos- el peligro de las planificaciones y superpla nifica- ..
debido a lo que se desvaloriza la belleza natural. (hasta ciones que, bajo pretexto de organizar el termitero hu-
el extremo que oí decir a una joven hace poco tiempo: mano, reducen a los individuos, hasta aquí únicos e
«Ya no vale la pena ser guapa»)- se piensa en el mago irreemplazables, a ser sólo «los engranajes intercambia-
de la Eve f uture, el cual, artificio por artificio, ¡prefería bles de una relojería demente».
confeccionar una mujer enteramente pieza a pieza! «Cuidado -concluía-, ya que mañana será dema-
siado tarde. E incluso hoy mismo ya es muy tarde.»
Después de haber dicho los daños que padece la per- A las legítimas inquietudes que despierta en tantos
espíritus bondadosos el porvenir de la persona humana,
sona orgánica, e indicado de los que está amenazada,
¿puede uno dispensarse de hacer alusión a las causas de generosos moralistas no dejan de oponer un sólido opti-
despersonalización moral que parecen inherentes a nues- mismo, ya se trate de pensadores laicos como Guyau, o
tra época? cristianos como Teilhard de Chardin, niegan que la mar-
cha de nuestra civilización sea necesariamente contraria
Extensión del maquinismo, normalización, estandari-
a los intereses del individuo. Si admiten que el estrecha-
zación de las actividades, acentuación de los controles
miento de los lazos sociales, la comunicación cada vez
ejercidos por las burocracias de un Estado cada vez más
más amplia de las conciencias, la «fusión de las sensibi-
indiscreto y reparón. Todo conspira para desvalorizar al
lidades», pueden ejercer a veces un efecto de limitación,
individuo, para frustrarlo en su necesidad de especifidad,
incluso de opresión, sobre las personas, se niegan, no
para humillarlo en su narcisismo, para que sea absorbido
obstante, a ver un antagonismo esencial entre el elemento
por una masa en donde se siente impotente, anónimo,
y el todo, entre el individuo y el grupo, entre lo personal
desdeñado. Un número, un fichero, una abstracción: ¡he
y lo universal.
aquí a lo que se reduce este universo que es el ser hu-
«El proceso irreversible -escribe Teilhard- que nos
mano! «Au suivant», canta Jacques Brel; ¡y éste es el
triste refrán de nuestras existencias triviales e indiferen- reúne en una gran unidad orgánica no debe comprome-
ter, sino exaltar nuestra personalidad, ya que la unión
ciables!
verdadera, lejos de confundir a los que reúne, acusa sus
Sin hablar de los medios cada vez más perfeccionados
diferencias, hace resaltar su originalidad, los ultraperso-
de una propaganda que, dando a todos una misma «ver- naliza.»
dad de Estado», uniformiza y esclaviza las conciencias.
Acceder al plural sin renegar del singular, sumarse al
Al considerar estos rebaños en que, cada vez más, se
prójimo sin vaciarse de sí mismo, realizar con otro una
transforman las masas, al ver, cualquiera que sea la direc-
armonía sin conformidad, un acuerdo sin unión, tal es,
ción en que se mire, al hombre subyugado, condicionado,
seguramente, el ideal hacia el que se debe de tender; y,
amaestrado, gregarizado, ¿cómo no preguntarse con in-
en la misma medida que una sociedad nos permitiese
quietud, cuál es la suerte reservada a la persona humana,
acercarnos, merecería nuestra confianza y nuestro cariño.
y si un totalitarismo espiritual no acabará absorbiendo a
Cualquiera que sea el futuro del hombre, en cualquier
esta frágil «categoría del yo» de la que Mauss decía que,
sentido en que se dirija su progreso, y cualquiera que

68 Jean Rostand Los limites de lo humano

sean las ganancias de las que se vanaglorie, en el orden


del poder, de la eficacia, del saber o incluso de la felici-
dad, todo esto sería pagado a un precio demasiado caro
si el rescate consistiese en la reducción definitiva de la
persona humana.
Mientras nos es todavía posible formar y expresar una
opinión personal, démonos prisa en proclamar que prefe-
rimos una humanidad descontenta a un rebaño de «rino-
cerontes» satisfechos.

En una obra muy curiosa -Zoo, ou l'assassin philan-


thrope'-, representada
2,
hace dos años con mucho éxito,
el escritor Vercors autor del inolvidable Silence de la
mer, imagina que en un lugar de la tierra inexplorado,
una misión científica ha descubierto una especie particu-
lar de antropoides, lo bastante semejantes a la especie
humana para que se pueda preguntar uno si son animales
u hombres.
Una hembra de estos «tropis» -así es como se les ha-
bía denominado- fue fecundada con semen humano; de
esto resultó un producto, fue llevado a Londres, declara-
do en el registro civil y matado poco después por su
padre mediante una inyección de estricnina.
El asunto -legal y moral a la vez- se encuentra plan-

Vercors -macizo montañoso de los Alpes septentrionales-


'2 Comedia judicial, zoológica y moral.
fue zona guerrillera en 1944 contra los alemanes, cuyos habitantes
se alzaron en una batalla que duró dos meses; Vercors fue tam-
bién el jefe guerrillero de aquella zona, autor de La Marche i
1'Etoile y Silence de la Mer.
69

70 Jean Rostand Los límites de lo humano 71

teado de la siguiente manera: al matar el producto de una «resistente» autor de Animaux dénaturés y de Plus ou
hembra «tropi» y de un hombre, ¿acaso se ha cometido moins homme.
un crimen ante la sociedad y la conciencia humana? ¿Es Según Vercors, en cuanto uno se deja arrastrar al
la vida de un hijo de «tropi» lo suficientemente respeta- campo de la morfología, en cuanto se evoca la apariencia
ble para ser protegida por nuestras leyes? estructural, en cuanto se consiente tener en cuenta la
Entonces empieza la discusión entre los anatomistas, diagnosis física, se «abre la puerta a la contradicción ra-
entre los zoologistas, que van a comparar minuciosamen- cista». Admitir que un ser no es un hombre, o incluso
te la estructura de los «tropis» con la de los hombres. que es «menos hombre» porque ofrece tal particularidad
Y a los argumentos intercambiados por los personajes de del cráneo o del fémur, es exponerse a que el día de ma-
Vercors se añadirían muchos más. Si se tratase realmente ñana algunos autoricen una concesión semejante por '.
hoy día de situar a una especie descubierta últimamente querer excluir de la humanidad tal grupo humano, o, por
en comparación con el hombre, se podría recurrir no sólo lo menos, negarle una parte de humanidad.
a criterios morfológicos, sino a tests psicológicos, inmu- ¿Tienen los «tropis» una conciencia, una conducta hu-
nológicos, citológicos, bioquímicos: se compararían los mana? Esto bastaría para hacerlos hombres, incluso, aun-
cariotipos, es decir, los surtidos cromosómicos de las dos que tuvieran cuatro manos y una cola prensil. Es inútil,
especies, se practicarían injertos, para ver si los tejidos superfluo, interrogar su esqueleto, medir su ángulo fa-
de uno son tolerados o no por el otro..., etc. Pero cual- cial, hacer un molde de su calcáneo, buscar si su capaci-
quiera que sean los argumentos invocados por los hom- dad craneal llega a los 800 cm 3 que corresponden a lo
bres de ciencia para determinar el grado de similitud que Vallois llama el «rubicón cerebral»; es inútil escrutar
entre los dos tipos, Vercors los desecha desde el primer los arcos superciliares, los senos de la cara, los cóndilos,
momento; y en esto es donde tiene precisamente su sede las suturas. El humano no se define en absoluto por el
el sentido profundo de su obra. Lo que quiere hacernos cuerpo, sino por el espíritu.
comprender es que el criterio de lo humano no puede Hemos notado que para Vercors, la especificidad men-
ser, no debe ser, un criterio zoológico. De lo que nos tal del hombre se halla caracterizada por la secesión con
quiere persuadir es de que la dignidad de ser hombre es respecto a la naturaleza, por la actitud de insumisión; en
independiente de la forma exterior, de la estructura, in- esto se identifica con el filósofo Édouard Le Roy, que
cluso de la íntima organización. definía al hombre por su actitud insumisa. Otros lo defi-
«Intento mostrar -escribe'- que un ser de aspecto nen de otro modo: por la aptitud para el lenguaje articu-
humano, incluso angelical, pero cuyo comportamiento lado, por el arte de crear una industria intencional, por
fuese estrictamente animal, no tendría derecho a esta el sentimiento de angustia existencial, por la «distancia
dignidad; mientras que otro, por el contrario, incluso psíquica», por la facultad de vivir en su tiempo, por el
teniendo aspecto de mono o peor, pero que tuviese como sentido de , responsabilidad, por la astucia unida a la amis-
nosotros conciencia de su condición, se negaría a some- tad... A decir verdad, dudo que alguno de estos rasgos
terse a ella, se rebelaría contra sus leyes, tendría derecho pueda él solo expresar lo esencial del hombre; y también
a la misma dignidad que nosotros, ya que esta dignidad confesaré que tendría miedo que a fuerza de querer en-
consiste en esa resistencia y en ese combate.» cerrar lo humano en una palabra, se dé un pretexto a una
En esto se deja ver una de las tesis favoritas del gran especie de racismo psicológico, nada menos temible que
el otro. ¡Qué gran tentación para el fanático -y los hay
' Bref, enero 1964. siempre y en todas partes- pensar que su adversario es

72 Jean Rostand Los límites de lo humano . 73

menos hombre que él por tal o cual cualidad del espí- Guyau insiste complacientemente sobre este sueño, ha-
ritu!... ciendo ver que «la trompa del elefante es, junto con la
En cambio, pienso juntamente con Vercors, que ha de mano, uno de los órganos de prensión más fuertes y
ser dada la prioridad a lo psíquico sobre lo corporal, y más delicados que existen en las especies animales. Se
que los seres dotados de inteligencia, de sensibilidad, me- podría, por tanto, ver realizada en nuestra propia tierra
recerían con toda seguridad nuestras consideraciones y o en algún astro lejano una civilización gigante, muy di-
nuestro respeto, cualesquiera que fuesen sus exteriorida- ferente en su aspecto exterior, pero no en sus leyes gene-
des físicas. rales, de nuestra civilización. Hay que familiarizarse con
Tal es también la opinión del filósofo Ruyer: «Supon- la idea, tan repugnante para nuestro antropomorfismo
gamos -dice- que en un rincón de la tierra se descu- instintivo [... ], de que el orden de dignidad de las espe-
bran seres de apariencia humana, astutos, pero sin ningu- cies podría ser invertido sin que la marcha general de la
na tradición cultural, sin lenguaje e incapaces de aprender evolución fuese por eso suspendida» '.
un lenguaje, y otros poseedores de una larga cola, pero Estas ideas de Guyau no son en absoluto contradichas
que tuvieran lenguaje, cultura; los biólogos quizás duda- por el pensamiento moderno. Desde ahora, en previsión
rían más ante los segundos que ante los primeros, pero de las extrañas visitas que podrían sernos hechas el día
los etnólogos no dudarían en considerar como hombres de mañana, se afana uno en crear lenguajes cuya extrema
a los seres de larga cola en posesión de un lenguaje y de generalidad nos permitiría entrar en contacto con seres
una cultura. » que piensan de manera muy diferente a la nuestra.
Desde luego, el naturalista, el biólogo, puede que ten- La ciencia-ficción ha llegado mucho más lejos que Gu-
ga algunas dudas en cuanto a la posibilidad de esta inde- yau con sus espabilados proboscídeos; igualmente se han
pendencia, de esta disyunción entre el cuerpo y el espí- imaginado hormigas gigantes dotadas de una inteligencia
ritu; pero no la desecha sistemáticamente. A lo mejor, superior a la humana, e incluso flores capaces de refle-
después de todo, existe en otros planetas -y un día nos xionar...
llegarán en platillos volantes, o por medio de cualquier Pero aquí se impone una advertencia.
otro vehículo- seres muy inteligentes, aunque constitui- Si concedemos sin dificultad que un ser físicamente
dos de modo diferente al nuestro. diferente del hombre pueda llevar en sí lo que respeta-
«¿Acaso somos -escribía Guyau a principios de este mos en el hombre, debe de quedar bien claro, creo yo,
siglo- los únicos seres pensantes del universo? [ ... ] Se que todo ser formando parte de nuestra especie, que todo
puede [ ... ] admitir en el universo, sin demasiada inve- ser nacido de un hombre y una mujer, deberá ser consi-
rosimilitud, una infinidad de humanidades análogas a la derado como un humano, y tratado como tal, incluso si
nuestra por las facultades esenciales, aunque a lo mejor se encuentra accidentalmente destituido -por deficiencia
muy diferentes en cuanto a la forma de los órganos, y hereditaria o adquirida- de las facultades que conside-
superiores o inferiores en inteligencia. Son nuestros her- ramos características del hombre.
manos planetarios... En este país de ensueño, donde en Niños privados del contacto humano pueden ser defi-
otra época se han encontrado bien Fontenelle, Diderot y nitivamente «animalizados»; ¿habría que tratar a estos
Voltaire, imaginen una humanidad que en vez de derivar «niños-lobos» de diferente manera que a los seres huma-
de los antropoides, derivase de los animales que, con los nos? Volveremos más tarde sobre este problema.
monos, son los más inteligentes de nuestra tierra: los ele-
fantes.» ' Irreligion de ¡'avenir, pág. 446.

74 Jean Rostand 75
Los límites de lo humano

¿Quién no ve el peligro de no reconocer al hombre en municar con ellos; su inteligencia les permite fabricar
hombre? Si la forma biológica no lo es todo, ella por sí utensilios rudimentarios, pero no es apta para el perfec-
sola impone el respeto, nos alerta, nos previene. Ese ser - cionamiento.
que no tiene más que los exteriores del hombre, puede En el siglo pasado se era mucho menos categórico en
tener la hominidad simplemente adormecida, oculta en él; cuanto a esta situación insular del hombre, ya que el filó-
a lo mejor es que no ha encontrado las condiciones nece- sofo La Mettrie, refiriéndose a los prodigios realizados
sarías para la expresión de sus virtualidades humanas; de por Ammam entre los sordomudos, no dudaba de que los
todas formas debemos ser solidarios con él. monos se mostrarían mejores alumnos que estos últimos,
En los Viajes de Gulliver, Swift, terrible misántropo, a condición de elegirlos ni demasiado jóvenes ni dema-
dotó a sus caballos imaginarios de todas las virtudes que siado viejos, y teniendo una fisionomía espiritual.
negó a los yahus, espantosas caricaturas de nosotros mis- «No solamente -decía- desafío a que me citen algu-
mos. Parece bien confesar que, incluso respetando a los na experiencia verdaderamente concluyente que torne mi
hermosos y nobles houyhnhnms, incapaces de mentir y proyecto imposible y ridículo, sino que la similitud de
de hacer mal a su prójimo, no puedo odiar del todo a los la estructura y de las operaciones del mono es tal, que
miserables yahus, en los que, a pesar de su bajeza, su su- casi no dudo de que, si fuese perfectamente amaestrado,
ciedad, su crueldad, su engaño, su inhumanidad, reconoz- este animal, se llegase a enseñarle a pronunciar, y por
co unos hermanos, gente de nuestra tribu, dé nuestro consiguiente a saber una lengua. Entonces ya no sería
clan, de nuestra familia... ni un hombre salvaje ni un hombre fracasado, sería un
hombre perfecto, un pequeño hombre de ciudad, con
igual cualidad y músculos que nosotros para pensar y sa-
car provecho de su educacion.»
Hubo en otro tiempo, entre los antepasados del hom- Completamente al contrario, por la misma época, Buf-
bre, seres ambiguos, equívocos, de los que podríamos, si fon establecía una separación radical ante el hombre y el
los viéramos surgir de nuevo hoy día, dudar, como ante mono, basada en el hecho de que el primero está provisto
los «tropis», si deben ser tratados como camaradas o co- de un alma inmortal, de un principio pensante, que no
mo presas. Pero, en la hora actual, el hombre está muy tiene el segundo.
aislado en el reino animal, ya no se habla del abominable «El orangután --decía Buffon- nos hace ver clara-
hombre de las nieves, del famoso «yeti»; y según la opi- mente que el alma, el pensamiento, la palabra, no depen-
nión de todos los que han estudiado a fondo los monos de de la organización del cuerpo; son un don particular,
superiores, hay, en cuanto a facultades psíquicas se re- hecho únicamente para el hombre.»
fiere, un verdadero foso entre ellos y nosotros. Son ver- «El Creador no ha querido hacer un modelo distinto
daderamente animales; y ninguna tentativa de educación totalmente para el cuerpo del hombre y para el del ani-
-tal y como la han practicado los Kellog, por citar un mal..., pero ha llenado el cuerpo de aquél con un soplo
ejemplo, con su joven chimpancé educado del mismo mo- divino. Si hubiera hecho este mismo favor, no digo ya al
do que su hijo- ha llegado a una humanización, por mono, sino, a la especie más vil, al animal que nos pa-
ligera que sea. Si hay, como hemos visto, condiciones rezca peor organizado, esta especie pronto se hubiera
capaces de deshumanizar a un hombre, no hay, o por lo transformado en rival de la del hombre; igualmente vivi-
menos no las conocemos, condiciones capaces de humani-
ficado por el espíritu, hubiera mandado sobre las otras;
zar a un mono. Es imposible enseñarles un lenguaje, co- hubiera pensado, hubiera hablado.»

76 Jean Rostand Los límites de lo humano 77

Cosa curiosa, en 1970, no es del mono, ni siquiera del mana, estarían dotados de un entendimiento parecido al
mono gigante, ni de los elefantes queridos por Guyau, de humano.
los que algunos naturalistas esperan las proezas intelec- Lilly llega incluso a prever -bastante «vercorsiense-
tuales que alcancen lo humano, sino de un mamífero ma mente»- que si los delfines consiguiesen alzarse median-
tino, primo de las ballenas: el delfín soplador o de gran te su conversación a la altura de un hombre sencillo --es
nariz (Tarsiops truncatus). decir, muy por encima de un idiota integral- plantea-
Antiguas narraciones -en particular la de Plinio, re- rían al hombre un problema ético, legal y social, ya que
ferente a un niño que, todos los días, se hacía llevar al entonces habrían franqueado el umbral que los separaba
colegio por un delfín- daban testimonio de la inteligen- de la humanidad.
cia y la bondad de este animal, pero los especialistas no «Si progresaran más aún, el problema sería cada vez
le concedieron ninguna importancia hasta que, en 1961, más agudo, y si, por fin, alcanzasen el nivel de un ser
un neurofisiólogo americano, John C. Lilly, atrajo la aten- humano normal, empezarían las verdaderas dificultades.
ción sobre las sorprendentes capacidades psíquicas del Algunos grupos se plantarían como campeones de su exis-
delfín'. tencia y pedirían que dejasen de utilizarlos en experien-
No solamente posee un cerebro tan voluminoso como cias científicas; reclamarían con insistencia que se los
tratase como seres humanos; reivindicarían para ellos una
el del hombre, y, por tanto, mucho más voluminoso que
protección médica y legal...; durante mucho tiempo, sin
el de los monos superiores, sino que, además, es capaz
de emitir los sonidos más variados e incluso pronunciar duda, estarían en la misma situación que las razas ne-
las palabras de nuestro lenguaje. Parece ser intelectual- gras de Africa, que aspiran a conocer la civilización occi
mente tan perfectible, que no se sabría poner límites a dental.»
Una anécdota divertida ilustra esta naciente dignidad
sus progresos; su rapidez para aprender, sus amables dis-
posiciones para con nosotros, su docilidad, su espíritu del delfín.
de cooperación, lo designarían para convertirse en uno En 1956, en Opanoni, Nueva Zelanda, un.delfín, que
de nuestros «interlocutores válidos», y también en un había encallado en la playa, estaba mezclado con los ba-
ñistas y había conquistado, con sus buenos modales, la
ayudante digno de aprecio en lo que concierne a la ex-
amistad de la población. Cuando murió en un accidente,
ploración de los fondos marinos.
acababa de ser objeto de un decreto que le aseguraba
Lilly prevé que podremos, un día bastante cercano, co-
una protección absoluta; fue echado de menos por todos,
municarnos provechosamente con los delfines, a condi-
ción de desembarazarnos del complejo de superioridad y se elevó un monumento a su memoria.
que vicia muy a menudo nuestros contactos con el mundo
animal.
Si las conclusiones de Lilly tienen fundamento (y hay
Si de momento no existen todavía, en tierra, animales
que decir que todavía son muy discutidas por gran nú- dotados de facultades humanas o cuasi humanas, se puede
mero de sus colegas), el delfín representaría bastante uno preguntar si alguna vez producirá la ciencia tales
bien a uno de esos seres de los que hace rato hemos ad-
criaturas.
mitido la posible existencia, y que, sin tener forma hu- Recordemos el famoso libro de Wells. La isla del doc-
tor Moreau, ese cuento fantástico en el que se ve a un
' Ver L'Homme et le Daupbin, Stock, 1962. cirujano que se afana en fabricar, a partir del animal,

Los límites de lo humano 79


78 Jean Rostand

seres grotescos y lastimosos, simulacros de lo humano, tipo parecen haber dado resultados positivos en' las ranas
bestias hablantes, situadas muy poco por encima del
e incluso en las ratas; todavía no han sido practicados
idiota.
con el chimpancé...
Divididos entre su bestialidad y su humanidad, medio En fin, los progresos de la biología molecular podrían
sublevados contra la naturaleza, los «tropis» moldeados
permitirnos modificar a voluntad la sustancia heredita-
por el viejo doctor inglés se esfuerzan en seguir, mal que ria, el A. D. N. de los monos superiores.
bien, la ley impuesta por su creador humano; recitan, El padre Riguet dijo un día: «No permitiremos que
por la noche, las letanías que les fueron enseñadas: no los biólogos se dediquen a la `sobrehumanización' hasta
se debe beber a lengüetadas, no se debe andar a cuatro que consigan hacer un hombre con un mono.»
patas, no se debe cazar a los demás hombres, no se debe Palabra inquietante, ya que, antes de alcanzar el éxito
arañar la corteza de los árboles... completo, cuántos resultados parciales deberán preverse
Sin duda no es de un moldeado quirúrgico, por hábil
y temerse, cuántos seres ambiguos, cuántos miserables
que sea, del que podamos esperar la génesis de estos cua-
«tropis» en perspectiva, cuántos extraños fulgores vere-
sibumanos; pero hay métodos más sutiles, y en particular mos brillar en las miradas...
el del injerto. Sí se creyó, antiguamente, que el mono no era más
Es lícito preguntarse si no estarían un tanto humani- que una forma de hombre, igualmente se ha.creído que
zados los jóvenes monos a los cuales se les injertase, por algunos hombres no eran más que formas de monos. Y
ejemplo, médula humana y que, como consecuencia, pro- gustosamente se pensaba del negro, del cafre y del boten-
dujesen sangre humana permanentemente. tote, lo que Buffon pensaba del orangután, a saber, que
El profesor Mathé, con vistas a resolver algunos pro- esos «salvajes» no tienen alma.
blemas relativos al cáncer, ha empezado ya a crear tales En 1550, Juan Ginés de Sepúlveda afirma que los in-
«quimeras», incorporando tejidos humanos a un orga- dígenas de América, desprovistos de toda razón, son «tan
nismo de mono.
diferentes de los españoles, como los hombres crueles
También se puede pensar en modificar, en los monos, pueden ser de los hombres pacíficos, y los monos, de los
la composición de los humores, mediante la introduc- hombres».
ción de hormonas provenientes del hombre, o por otros En el siglo XVIII el filósofo Robinet escribía: «Se
medicamentos químicos capaces de activar el funciona- dice que el orangután es un animal bajo una careta hu-
miento cerebral y de este • modo impulsar las facultades mana; se podría decir que un hotentote es un hombre
intelectuales'. disfrazado con los rasgos, la voz y las costumbres de un
Algunas idioteces hereditarias en el hombre, se curan animal.» Y en una Historia de Jamaica, compuesta por un
mediante determinados regímenes modificadores del me- tal Mr. Long, encontramos las siguientes lineas:
tabolismo: ¿no estará acaso el mono afectado de una es- «No se puede afirmar que los negros sean radicalmente
pecie de idiotez congénita, con respecto al hombre? ineptos para la civilización, ya que se puede enseñar a
Tampoco está vedado examinar los métodos que, apli- los monos a comer, beber, descansar y vestirse como los
cados al embrión del mono, provocarían el aumento del hombres.. Pero entre todas las especies- de seres humanos
número de células corticales del cerebro. Ensayos de este descubiertos hasta el día, son, según parece, los más inca-, paces, dado la bajeza natural de su espíritu, de llegar
' Seríg bastante acertado inyectar a los monos jóvenes molécu- (salvo por intervención milagrosa de la Divina Providen-
las de ribonucleoproteínas, sacadas del cerebro humano. cia) a pensar y actuar como hombres. No pienso que sería

80 Los límites de lo humano 81


Jean Rostand

deshonroso para una mujer hotentote tener por marido Incluso admitiendo la parte de exageración propia de
a un orangután.» las manifestaciones políticas, ¿no es significativo que en
Cuesta creer que este buen Mr. Long no haya mojado las afueras de Chicago, unos blancos hayan gritado a
la pluma en el humor negro que sazona la ironía venga- unos negros: «¡Monos, trepad a vuestros árboles!»?
dora de un Montesquieu... Pero es importante, al menos, hacer notar que la cien-
¿Quién no recuerda algunas líneas corrosivas sobre la cia ya no es cómplice de esas repugnantes demostraciones
esclavitud de los negros? ( Esprit des Lois, capítulo V, li- de racismo; una antropología mejor . informada nos ense-
bro XV). Siempre se siente placer al citarlas: «De aquellos ña que no hay ningún hecho positivo que justifique la
que se trata, son negros de los pies a la cabeza y tienen creencia en una jerarquía racial. Sin duda, los humanos
la nariz tan aplastada que es casi imposible compade- son diferentes según la raza; diferentes físicamente e in-
cerles.» cluso psíquicamente, y no es imposible que algunas razas
Y también: «Es imposible que supongamos que estas estén genéticamente mejor o peor adaptadas que otras a
gentes sean hombres, porque si los suponemos hombres, ciertas formas de civilización; pero una divergencia tal no
empezaríamos a creer que nosotros mismos no somos implica en absoluto una desigualdad.
cristianos.» Por ese lado no hay ningún problema en cuanto a los
Bien se sabe adónde llevó esta convicción de que «el límites de lo humano: todos los hombres son hombres
color constituye la esencia de la humanidad»; hombres totalmente.
tratados como animales, peor aún: como objetos, como
cosas, como mercancías...
Hace apenas cien años, un eminente hombre de cien-
cia, el profesor Gratiolet, admitía una jerarquía entre las Y eso nos lleva a decir unas palabras sobre un pan-
razas, en que las menos elevadas formaban la transi- fleto, bastante acertado, de humor swiftiano, Lettre sur
ción con los monos t. Por otra parte, llegaba a la conclu- les chmipanzés, escrita por Clement Rosset (1965).
sión -ya que era un buen anatomista y no un negrero- En este opúsculo, el autor finge defender con toda su
de que se podía no estar exento de cualquier escrúpulo alma la causa del chimpancé, raza oprimida, escandalosa-
hacia esos subhombres. mente desconocida y esclavizada por los hombres; la más
«La ley de humanidad, que protege y rodea con cui- desheredada de las poblaciones de Africa, que tiene las
dados maternales a los idiotas más monstruosos, a los mismas razones que cualquiera otra para hacer valer sus
más degradados cretinos, se extiende a todas las razas derechos y reivindicar una promoción justa.
humanas. No hay contra ellas ni derecho a la violencia, Esta ironía, por supuesto, se dirige a los antirracistas,
ni derecho a la mentira, ni derecho de muerte. Contra entre los que me encuentro, y mi nombre no está ausente
los débiles, no hay más que el derecho de caridad.» de esas páginas, en las que convive con los de Jean-Paul
No todo el mundo -incluso hoy día- tiene un ra- Sartre y Teilhard de Chardin.
cismo tan benévolo... Todavía hay en la tierra regiones El chimpancé -dice Rosset- participa como nosotros
en las que se practican odiosas discriminaciones y segre- de la noosfera; tiende hacia la cristosfera, y sería pura
gaciones que deshonran a los segregacionistas. barbarie contrariar su ascensión.
«Se cree en la imbecilidad del chimpancé como se ha
Memoria sobre los pliegues cerebrales del hombre y de los pri- creído, durante largo tiempo, en la falta de inteligencia
mates. de algunas poblaciones ecuatoriales. Pero si el chimpan-
J. Ro.asd, 6

82 .
Los límites de lo humano 83
Jean Rostand

cé continúa siendo como es, si parece incapaz de progre- jado de lo humano y si, en tal caso, merece todavía todos
sar, es por nuestra culpa: ¿acaso no lo tenemos en mino- los respetos debidos a esta especifidad.
ridad, bajo tutela, en servidumbre? Incluso los más El gran biólogo Alexis Carrel se preguntaba «si algu-
liberales de entre nosotros, ¿no ceden ante ciertas pre- nas criaturas nacidas de un hombre y una m poseen
venciones que los injuria? ¡Cuán pocas de nuestras jóve- del todo la personalidad humana» y, por mplo, «si se
nes aceptarían sin resistirse elegir un esposo entre los debía considerar como una verdadera persona a un idiota
chimpancés! » cuyas actividades mentales son sumamente inferiores a
Así, a fuerza de distanciar al chimpancé, a fuerza de las de un perro».
considerarlo como un 'ser inferior, el chimpancé ha aca-' Llegó hasta a proponer la supresión de estos deficien-
bado por sentirse chimpancé, se ha asentado, se ha hecho tes porque, decía, se debe «ordenar la sociedad moderna
chimpancé; en una palabra: se «achimpanceó». con relación al individuo sano. Los sistemas filosóficos y
Pero todo esto debe cambiar. Se trata, desde ahora,_ de los prejuicios sentimentales deben desaparecer ante esta
hacer participar al chimpancé en el gran movimiento de necesidad... Un esfuerzo de lo más inocente es realizado
liberación que agita al planeta. Hay que tratar de sobre- por las naciones civilizadas para la conservación de seres
pasar el anticuado humanismo burgués para sustituirlo inútiles y dañinos. Los anormales impiden el desarrollo
por un «primatismo» ampliado, gracias al cual recupera- de los normales. Es necesario afrontar este problema.
remos a toda una familia cercana a nosotros. Se trata de ¿Por qué no dispone la sociedad de los criminales y de
tomar conciencia del carácter ilusorio y ya caducado de los alienados de un modo más económico?».
ciertas exclusiones que no tienen otro fundamento que Era, nada menos, la cámara de gas a lo que apuntaba
el de «un prejuicio del egoísmo y del orgullo». Carrel para la eliminación de los locos juzgados como
Se ve el tono, el estilo, se adivina la segunda inten- incurables.
ción... Es divertido, y no está prohibido divertirse gra- Dos autores alemanes, Karl Binding y Alfred Hoche,
cias a él, pero con la condición de que no haya ni la som- lo ven de la misma forma, pues reivindican para la socie-
bra de un equívoco en la sonrisa que se concede, con la dad, «el derecho de suprimir la vida que no merece ser
condición de que se tomen las bromas de Rosset como vivida».
simples pasatiempos, y que ni por un segundo se nos Por muy ofensivas que sean para nuestra sensibilidad
ocurra la idea -que sería monstruosa y estúpida- de tales ideas, encuentran a veces defensores entre los que,
que pueda-haber la más pequeña relación entre los que por haber frecuentado esos lugares infernales en donde
se niegan a toda discriminación racial y los que reclaman se hallan amontonados hidrocéfalos, microcéfalos y otras
el derecho de voto para los chimpancés. víctimas de graves atrasos, saben hasta qué extremos pue-
A pesar de las piruetas de Rosset, los monos no son de llegar la decadencia humana. Incluso un filósofo cató-
más que monos, y todos los hombres son hombres. lico como René Poirier está de acuerdo en que, tratán-
dose' de algunas categorías de incurables, «el carácter
sagrado de la persona humana plantea tremendos pro-
blemas de conciencia».
Hemos evocado hace un. momento algunas de las ma- En cambio, la mayoría de los médicos permanecen fie-
neras en que lo humano podría existir fuera del hombre. les al principio de la inviolabilidad de la vida humana.
Queda por examinar cómo puede el hombre ser despo- «Abundan los ejemplos -escribe Francois Lhermitte-,

84 85
Jean Ros Los límites de lo humano

desde la demencia profunda hasta las aencefalias, en don- no asegurarles los cuidados que su estado requiere» (F.
de persiste una vida privada de todos los atributos huma ' Lhermitte).
nos y que, sin embargo, no sabríamos dejar de socorrer.» La Iglesia Católica es menos absolutista en el respeto a
El problema de conciencia, para el médico, es aún más la vida, ya que, para ella, el hombre no debe solidarizarse
delicado si se trata de ciertos sujetos «sin cerebro» debido a toda costa con su destino biológico, y de
a un coma prolongado, o a una irreparable lesión de los interrumpir una reanimación podrá ser lícita cuando, ha-
centros superiores. Se puede prolongar muy largamente biendo sido abolida toda relación con el mundo exterior,
su vida mediante el empleo de técnicas de lo más com- ; «se pueda suponer la desaparición de la persona» (R. P.
plejas, requiriendo la asistencia de un personal competen-'', Durand).
te. ¿Acaso es un deber empeñarse en hacer durar artifi- ¿Quién no ve la gravedad y la inmensa dificultad de
cialmente sujetos que, hablando pronto y claro, no son-' estos problemas? Dificultad que se hace mayor por el
ya humanos? Y si es cierto, como dice Ruyer, que el hecho de que los progresos de la técnica médica ponen,
hombre no es más que un cerebro animado, ¿es un deber . en algunos casos, a la curación y a la vida un precio tan
prolongar una existencia reducida a las únicas manifesta- elevado que «llega el día -como dice el profesor Ham-
ciones de la vida animal o incluso de la vida vegetativa? burger- en el que hay que decidir los que deben dejarse
Los esfuerzos gastados, los medios puestos en práctica, morir» 1 .
¿no son desproporcionados con el resultado obtenido? Si, desde este momento, el médico se halla sometido a
A estos casi cadáveres -escribe Alfred Fabre-Luce en esa prueba de «la obligación desgarradora» acaso a
su último libro, discutible pero importante, La mort a elegir entre dos vidas, ¿no estar obligadoea dar
changé- «se los trata como hombres cuando se han trans- J preferencia a la vida menos estropeada, a la menos de-
formado en máquinas. Aún más: se les sacrifica implíci- gradada? Y, haciendo esto, lejos de manifestar un menor
tamente otros hombres al inmovilizar a su alrededor respeto a la vida, ¿acaso no se decidirá por on respeto
equipos y utensilios que. podrían ser empleados de mejor mejor entendido
modo. ¿Es razonable poner al servicio de cadáveres vi- Pero, por otra parte, comenzar a dar asentimiento a la
¿acaso no supone un
vientes preciados especialistas? ¿Es razonable que un noción de indignidad biológica,
hombre con el cerebro destruido sea rodeado de curado- riesgo moral, y, en cierto modo, una derrota del espíritu
res enmascarados que intentan evitarle cualquier riesgo médico? ¿De quién se fiará uno para que fije el punto
de enfermedad suplementaria? Evidentemente, no» 1 . de integridad, el mínimo corporal o psíquico, traspasado
Y a pesar de todo, incluso en este caso extremo, el el cual se pierde o se atenúa el derecho a vivir? ¿A qué
espíritu médico tiende a obstinarse en su vocación de deslices no se hallará uno expuesto, en cuanto se haya
socorro, mientras hay esperanza de vida, mientras que admitido que un ser humano puede ser matado, o por
«manifestaciones motrices atestiguan la persistencia fun- lo menos se le puede. dejar que muera?
cional de un sistema nervioso vivo, mientras la vida ve- «Si empezamos -dice Paul Chauchard-, ¿ dónde ter-
getativa continúe; estos pacientes, cuyo estado inspira minaremos? En interés incluso de los sanos, el respeto a
piedad, viven meses, incluso años; no puede pensarse en ' la vida humana debe de ser absoluto.»
Sin hablar de los móviles, conscientes o inconscientes,
' Algunos médicos reivindican el derecho de tomar prestados de
' Progrés de la medicine et responsabilités. Segundo Congreso
estos «cadáveres vivientes» órganos destinados a servir de injertos. Internacional de Moral Médica. Mayo de 1966.

86 humano
Jean Rostand Los límites de lo
que podrían pesar sobre la fatal decisión,. influir en el mía la responsabilidad de un asesinato (Spaemann); Ra-
terrible diagnóstico de «deshumanización». Sin hablar dio Vaticano ha declarado «que una herida acababa de
de los intereses, de las codicias de los vivos, molestos ser hecha al más sagrado, al más inviolable de los dere-
por la persistencia del casi cadáver... No vivimos entre chos, el derecho a la vida».
ángeles... Desde luego, está uno llevado, en cierta medida, a
Y como ha dicho con acierto Robert Spaemann, si hu- excusar la conducta criminal de la madre; pero ¿acaso
biese que esperar del Estado la autorización para vivir, no es necesario, por principio, condenarla, aunque des-
¿acaso no resultaría de esto, para todos, un doloroso sen- pués se le gracie?
timiento de inseguridad, de abandono, de soledad? Para justificar el asesinato, se alegan los sufrimientos
que esperan al bebé anormal, el insano y penoso espec-
táculo que ofrecería a los otros niños, etc. Pero ¿acaso
Un problema semejante, que da lugar a los mismos no se mezclan a estos honrosos y bondadosos sentimien-
litigios, a los mismos debates de conciencia, concierne tos otros de peor augurio? Cobardía de los padres,. ma-
a la eliminación de bebés monstruosos. gulladura del amor, propio...
Aquí, el derecho a no respetar absolutamente la vida No hay que olvidar que estos «bebés monstruos» tie-
ha sido reivindicado por algunos con tanto o más vigor, nen un cerebro normal y, por esto, son plenamente hu-
así) -
ya que el homicidio atañe a un ser apenas existente, to- manos; algunos de ellos -como Denise Legrix, autor
davía sin conciencia clara y sin personalidad espiritual. de un emocionante libro, Née comme ca (Nacido
¿Quién no recuerda el dramático proceso de Lieja, en han conseguido, a fuerza de coraje, sobreponerse, a su
el cual fue absuelta, con aplauso del jurado, una madre desgracia, y llevar una vida activa, fecunda, casi feliz... e
que con la ayuda del médico había matado a un bebé Y también, como en los casos de los incurables,
gravemente malformado? La malformación -llamada fo- el espantoso peligro de deslizarse. Si se admite que se
comelia- que implica una atrofia completa de los miem- puede, que se debe destruir un niño focomélico; ¿acaso
bros superiores e inferiores, había sido provocada por este derecho, este deber de matar no se extenderá ma-
el empleo de un tranquilizante -talidomida- que ñana a seres malformados menos severamente?
había tomado la madre durante el tiempo de su emba- «¿A quién se deberá sacrificar? ¿Cuáles son los límites
razo. del hombre normal?», pregunta Georges Duhamel. Y
El veredicto de absolución había sido pronunciado, añade Chauchard: «¿Acaso no es siempre uno el mons-
igualmente, con respecto al médico, cómplice del infan- truo de alguien?»
ticidio. Podría ocurrir que el problema de los bebés mons-
Fueron numerosos los que en nombre de una caridad truosos fuera uno de los que, por no tener ninguna
pretendidamente superior, y justificando a Nietzsche por solución totalmente satisfactoria y tranquilizadora, perte-
medio del Evangelio, aprobaron la decisión del tribunal nezcan al dominio de lo que se ha llamado «indetermina-
y alabaron a esta madre que tuvo el atroz coraje de ción moral».
segar, en su comienzo, una vida que se hallaba prome- Morvan Lebesque, en la Semana de los Intelectuales
no sa-
tida al desamparo y que no era digna de ser vivida. Católicos, conviene en que «tras siglos de moral,
las que
Otros, en cambio, han condenado la parodia de justi- bemos qué contestar a preguntas tales como
cia que «rebaja al hombre a la altura de los animales» ha planteado el asunto de Lieja: ¿Es necesario matar a
(doctor Hindermeger) y mediante la cual el Estado asu- los deformes? ¿Dónde empieza el hombre?».

88 89
Jean Rostand Los límites de lo humano -

A lo que el padre Jolif respondía: «Nadie sabe ya lo una terapéutica teratógena- serán probablemente ataca-
que es el hombre.» dos de monstruosidad.
De todas formas es interesante recordar que si en la Algunos sostienen, que, en tal caso, el aborto es lícito;
antigüedad griega y romana la eliminación del monstruo otros estiman que una probabilidad de monstruosidad por
recién nacido parece haber sido practicada constante- grande que sea no podría justificarlo; otros piensan que
mente, que si en 1778 Auguste Leyser estima que «los incluso una certidumbre de monstruosidad' no lo haría
monstruos deben ser sacrificados impunemente», las opi- aceptable.
niones de los juristas y de los moralistas han divergido Tal y como vemos, hay todos los matices en el respeto
seriamente, a este respecto, a partir del siglo xix. a la vida en lo que al embrión se refiere.
Para Raubert (1836) no hay homicidio al matar a un René Poirier concede que el aborto podría ser autoriza-
monstruo cuya personalidad está «tan ausente como en do si hay una cuasicertidumbre de monstruosidad; pero
un cadáver». En cambio, para Erschbach, profesor en la ¿qué es una cuasicertidumbre? ¿Es un 99 %, 95 % o
Escuela de Derecho de Strasburgo (1847), «todo ser que 90 %?
sale del seno de una mujer es humano y, por tanto, in- Nos damos cuenta que el terreno es movedizo...
violable».
Ante los ojos de algunos, el derecho a la vida del mons- No es únicamente el derecho a eliminar el embrión
truo depende de la gravedad de la deformación y parti-
cularmente del aspecto -humanó o animal- del rostro,
monstruoso -o que se presume que es monstruoso- lo
que ha sido reivindicado, sino el derecho a eliminar el
no bastando la condición anormal de los órganos para embrión normal.
excluir a un ser de la humanidad. Para la conciencia católica, ningún problema: el ser
Siempre está presente ese terrible problema de «los humano es inviolable desde el momento de la concepción;
límites de lo humano»; éstos no son fáciles de trazar... dicho de otro modo, desde que se han unido., para formar
El doctor Martín, del que tomamos estas citas, está el huevo, las dos células reproductoras. Según el sacerdo-
convencido de que ningún tribunal europeo «no dejaría te Francois Maire, no hay diferencia esencial entre el
sin castigo un crimen de infanticidio de monstruo si la niño que está por nacer, que es un huevo, y el niño ya
intención criminal quedase claramente establecida»'. nacido: «tanto el uno como el otro son seres humanos».
Estas lineas datan de 1880, y hay que convenir tras Y la biología, por su lado, reconoce que el ser hu-
el proceso de Lieja que el respeto al monstruo está en mano existe ya en potencia en la primera célula, fuerte-
vías de decaer en nuestra civilización. mente estructurada y ya individualizada, con persona-
lidad.
Otra opinión extrema, en sentido contrario, es la que
reconoce a la madre un derecho de muerte sobre el feto
Junto al problema de la eliminación de los recién na- que lleva, ya que el niño que está por nacer es parte de
cidos monstruosos se halla el de la eliminación de los ella misma. «No tiene ni nombre, ni rostro, ni existencia
embriones que por una u otra razón -influencia de una autónoma, mientras que el niño nacido es otro.» (Fran-
enfermedad infecciosa y teratógena como la rubeola o de coise Giroud, Expres, 25 de agosto de 1962.)
Ineludiblemente, se quiera o no, el respeto suscitado
' Histoire des monstres depuis Z'antiquité, Reinwald, 1880.
' Como podría determinarse por una radiografía del feto.

1
90 Los límites de lo humano `
Jean Rostand

por el futuro ser humano está en función de su edad y 1, a la pobre chica un niño no deseado que le recuerde el ;

del punto de desarrollo al que ha llegado. Aquí tenemos atentado»., (Pasteur de Pury.)
Se sabe, además, que se produce en Francia un consi-
aún alguna dificultad en fijar los límites de lo humano. s
derable número de abortos ilícitos: de ochocientos mil a
¿Se medirá el respeto.a la vida según el peso del em-
brión, según las células que lo constituyen? ¿Se volverá un millón por año; igual que nacimientos. Las causas de
estos asesinatos prenatales son muchas veces de orden
inmatable el embrión cuando se halle fijado en la pared
económico y social: insuficiencia de salarios, dificultad
uterina? ¿Cuando la forma humana haya empezado a 1
para encontrar casa, o, cuando se trata de clases altas,
dibujarse en él? ¿Cuando el rostro se moldee?
la respetabilidad burguesa: ¡cuántos fetos inmolados por
Aunque el derecho penal reconoce la existencia del
el honor familiar!
embrión desde el momento de la concepción y lo pro- Es cierto que expandiendo medidas anticonceptivas se
tege teóricamente desde ese instante, la conciencia colec-
reduciría notablemente el número de estos crímenes. Los
tiva admite grados en la dignidad humana del embrión. abortos voluntarios son netamente menos enos frecuentes en
Si se juzga la mayor o menor gravedad de un crimen , los países donde la anticoncepción se practica
por la cantidad - de individuos capaces de cometerlo, se- ;
corrientemente (Estados Unidos). Pero hay que saber que, entre
guro que son mucho más numerosas las madres capaces
de eliminar un feto que las madres capaces de matar a los métodos que fueron propuestos para enrarecer l* pro-
creación involuntaria, hay algunos que consisten, no en
un recién nacido, y todavía mucho más numerosas las '
suprimir la producción de óvulos, sino en impedir la
que son capaces de destruir un embrión muy joven sin
tener casi más escrúpulos que los que tendrían al ahogar a fijación del huevo fecundado, o, más bien, del joven em-
brión sobre la mucosa uterina. Por tanto, aunque no lo
un gatito. Quizás esto provenga de la falta de imaginación,
parezca, se trata de un aborto muy precoz lo que se
o incluso de información: generalmente se ignora que
un feto de algunas semanas es ya un hombrecito bien intenta provocar.
formado. Crimen minúsculo, quizás, es matar a un ser humano
de pocos días, que no mide más que unos milímetros,
Algunas legislaciones, en los países del Este, por ejem- y todavía no tiene nada de la forma humana. Pero, de
plo, establecen diferencia entre los abortos según sean
anteriores o posteriores al tercer mes'. todas formas, crimen, y al que el respeto a lo humano
puede tener algo que decir...
Los propios médicos reconocen en cierta medida esta
dignidad atenuada del feto, ya que estiman que la madre
no debe ser sacrificada al niño, y esto es debido a «que
representa un ser humano cuya vida interior ha adquirido
-
La experimentación sobre el embrión humano plantea
una personalidad afianzada que el feto no posee más
problemas de conciencia.
que como promesa». (Hamburger.)
Se tendrá en cuenta que los cristianos, o por lo menos
En algunos laboratorios, embriones humanos sirven
algunos de ellos, reconocen a una joven violada el dere-
como objetos de estudio; y en esto no hay ningún crimen,
cho al aborto, bajo pretexto. de «que no se podría imponer
propiamente dicho, ya que estos seres no son viables;
pero ¿acaso se acomodaría el respeto a lo humano a- ver
manipular de esta manera un tanto atrevida, como sii
' Según el código de deontología francés, el aborto no está auto- fueran animalitos, a estos «productos del hombre y de
la mujer»?
rizado más que cuando la salud de la madre esté amenazada si
continuase el embarazo.

92 Jean Rostand Los limites de lo humano


93
.

Incluso se ha pensado en la eventual utilización de los que una carga para el Estado. Y, además, y sobre todo,
embriones humanos, en caso de que puedan ser sacados la pena de muerte da ejemplo, intimida a los candidatos
productos que tengan un valor terapéutico. ¿Sería acaso al crimen de tal forma, que en definitiva protege la vida
moralmente admisible producir y cultivar en serie em- de los inocentes.
briones humanos para fines utilitarios? En verdad, las estadísticas muestran que el castigo su-
Paul Valéry ya se había planteado una pregunta simi- premo no tiene el poder de intimidación que se le atri-
lar: ¿qué ocurriría si se pudiese sacar de los recién na- buye gratuitamente; la criminalidad no ha aumentado en
cidos un remedio contra el cáncer? los numerosos países donde la pena de muerte ha sido
abolida, es decir, en todos los de Europa, con excepción
Ahora es preciso que nos ocupemos de una cuestión de Francia.
completamente diferente y fuertemente debatida: la de De esto proviene, al parecer acertadamente, la conclu-
la pena de muerte. sión de los abolicionistas: si la pena de muerte no es
Un hombre, por el hecho de haber cometido algunos un medio eficaz contra el crimen, si no hay que temer
actos antisociales, ¿puede perder su cualidad de humano, que víctimas inocentes padezcan de un abusivo sentimen-
hasta el punto que se le declare indigno de vivir y se talismo o de una ideología de lo real demasiado despreo-
decida que debe ser abatido como un animal nocivo? cupada, sí la sociedad evita, sin por ello debilitarse, res-
En una palabra, el que es considerado como un «mons- ponder al mal por el mal, al crimen por el crimen, ¿por
truo moral» ¿puede ser matado? ¿Incluso debe ser ma- qué no darle este ejemplo?
tado? Los abolicionistas -entre los que me encuentro-
Platón estimaba que un culpable no deja por eso de piensan que es bueno, en toda ocasión, y cada vez que se
ser hombre. Pero en el siglo xviii, Maupertuis, que no pueda sin que se dañe al prójimo, manifestar un respeto
era más que un bestia, no veía ninguna objeción en que, a la vida humana tan determinado, tan resuelto, que no
para las necesidades de la ciencia, se practicase la vivi- se deje disuadir por los aspectos más repugnantes de lo
sección sobre los criminales. humano.
«A lo mejor se harían muchos descubrimientos sobre Como dice Paul Chauchard, «ya sea que se trate de
esta maravillosa unión del alma y del cuerpo, si se bebés monstruosos o de criminales, el asesinato es la
atreviese uno a ir a buscar los lazos de unión en el ce- solución más fácil... No hay nada más contrario a la dig-
rebro de un hombre vivo. No hay que dejarse conmover nidad humana que el espanto de las ejecuciones, cual-
por la crueldad que parezca haber aquí: un hombre no quiera que sea el medio: Cada vez más se da uno cuenta
es nada comparado con la especie humana; un criminal de que la pena de muerte es algo que queda del pasado,
es aún menos que nada.» un mal menor que no debería ser tolerado hoy día».
Para Maupertuis, el criminal ni siquiera es tan digno Los abolicionistas hacen resaltar que la pena de muer-
de respeto como un animal útil. «Unicamente -decía- te, si es inútil, sólo puede ser nociva, como lo es toda
los animales nocivos pueden ser tratados como asesinos terapéutica ilusoria que nos aleja de buscar las verdaderas
o ladrones.» Actualmente hay mucha gente que se apia- causas del crimen: causas genéticas, causas psicológicas y,
daría de un buen perro antes que de un estrangulador. sobre todo, causas sociales.
Los argumentos de los partidarios de la pena capital La miseria, el cuchitril, el alcoholismo, la ostentación
se conocen: el criminal no es digno de vivir; incluso de un lujo ganado de manera poco clara, la exhibición
encarcelado a perpetuidad constituiría un peligro, a la,vez de la violencia y del erotismo, la publicidad concedida a

94 . Los limites de lo humano 95


lean Ros

los crímenes más atroces: ¡he aquí lo que hay que denun=í verdad, ya que muchas veces hay que elegir entre valores
ciar sin más tardar y contra lo que sería más útil im- igualmente respetables e incomparables entre sí.
plantar castigos que consolarse con la matanza de algunos Confieso que soy, como he dejado ver a lo largo de
miserables! esta relación, de los que defienden hasta el último extre-
mo -casi hasta el fetichismo- el respeto a la vida
humana. Pertenezco a esa categoría de espíritus o de sen-
¿Es necesario recordar que todavía hay, en algunas
sibilidades que Alfred Fabre-Luce califica de «vitalistas»
regiones, hombres esclavizados, vendidos como viles mer-
(término discutible, ya que es empleado en otra acepción,
cancías; que todavía hay, en países que se pretenden civi-
pero que se puede emplear, a condición de evitar todo,
lizados, hombres que son maltratados, perseguidos, tortu-
tipo de equívocos).
rados, ejecutados, porque no tienen las mismas ideas que
sus verdugos? Sí, sin duda alguna, ardiente «vitalista»...
Pero, desde luego, sabemos que una postura de esta
«El racismo -escribe Pierre Gascar- no representa clase no sabría ser inconmoviblemente mantenida.
el único procedimiento de selección que permite arrojar
Se ha visto que, en algunos casos, el respeto integral,
fuera a.algunos seres humanos, considerarlos como cria-
turas muy por debajo del animal.» sistemático, a la vida humana puede llevar a callejones
sin salida, a incoherencias, e incluso, en tal o cual circuris-
Pero éste es un asunto demasiado amplio y que aquí
tancia, inspirar conductas que irían contra los intereses,
no tocaremos.
mejor comprendidos, de esta vida. Hemos visto que era
necesario que el vitalista, incluso el más decidido, el más
intransigente, se resolviera a admitir concesiones cuando
se encuentra acorralado y obligado a optar entre defender
Acabamos de pasar revista a algunos de los problemas una vida muy menoscabada o una vida mejor. Está fuera
morales que atañen a la dificultad en delimitar lo hu- de duda que Fabre-Luce acierta cuando dice (y el doctor
mano, o, por lo menos, lo que, en el hombre, pide
Hamburger diría lo mismo): si hay más candidatos que
respeto. riñones artificiales disponibles, éstos deben de ser reser-
¿Qué conducta tener con los hombres a los que la vados a los enfermos que pueden curarse. Lo único que
enfermedad ha situado por debajo de los animales? ¿Y se puede desear es que a la escasez actual suceda un
con los hombres cuyo cerebro está irreparablemente des- período de abundancia técnica en el que todos los en-
truido? ¿Y con los bebés monstruosos? ¿Y con los que, fermos puedan gozar de los aparatos necesarios.
por el crimen, están excluidos de la humanidad? Sea: el respeto a la vida humana no es un absoluto, 'y
Sobre todas estas graves cuestiones las opiniones di- los que lo profesan no deben dejarse cegar por el deseo
fieren, según la mayor o menor cabezonería y terquedad de salvar a toda costa una existencia particular. Pero
con la que se quiera defender, mantener, salvar, conservar apenas hemos proferido esta frase, estamos tentados de
una vida que puede parecer indigna de ser conservada. corregirla, añadiendo que si el respeto a la vida humana
Y hay que decir que estas diferentes opiniones son no es un absoluto, es, de todas formas, lo que más se
sostenidas por gentes de igual buena fe, del mismo nivel parece a un absoluto en nuestra civilización.
moral, e incluso, a veces, profesando doctrinas filosófica- Estas concesiones, estas capitulaciones, a las que, c k
mente comparables. Quizás sea imposible decidir, dogmá- más fervoroso de los vitalistas está, a veces, obliZpdo a
ticamente, en cada circunstancia dónde se encuentra la dar su asentimiento, al menos querría estar searo de
5.

96 Los limites -de lo humano 97


Jean Rostand

que no dejarán de ser acompañadas de alguna resistencia, derecho a la vida, dar testimonio de su dignidad orgáni-
molestia, pesar, escrúpulo e incluso de un cierto remor- ca..., confieso que no me quedo nada tranquilo cuando
dimiento. leo escrito por un Fabre-Luce que «toda vida alienada,
En lo que a mí respecta, pienso que no hay ninguna menguada, degradada, es una profanación», y que en el
vida, por muy degradada, deteriorada, rebajada, empo- futuro estará uno «llevado a ser cada vez más exigente
brecida que esté, que no merezca que se la defienda con en las condiciones de la dignidad humana»; y me siento
celo y convicción. Incluso pienso que, aunque se tengan aún menos tranquilo al pensar que quizás no sean los
valiosas razones para sacrificar la vida de un hombre por Fabre-Luce quienes fijarán, el día de mañana, el umbral
otra, teniendo en cuenta la insuficiencia de los medios de esta dignidad mínima. Confieso que el autor, el bri-
materiales de que se dispone, hay en este sacrificio como llante autor de La mort a changé, me da un poco de
una derrota, porque conlleva la aceptación de esta insufi- miedo (y no únicamente porque yo mismo soy un septpa ,
ciencia. Sobre todo, pienso que es un terrible precedente genario) cuando escribe que «para los de noventa años,
admitir que se pueda dejar acabar una vida bajo el pre- el médico no debería ser más que un comadrón de la
texto de que es indigna de durar, ya que la noción de muerte, preparado a cazar la primera ocasión favorable».
indignidad biológica, al principio muy circunscrita, no Confieso que siento un malestar al oír proclamar «el
tardará en ampliarse y en difuminarse; y después de ha- derecho del más vivo sobre el menos vivo», ya que este
ber eliminado lo que ya no es humano, ¿acaso no acaba- derecho se parece un poco demasiado al derecho del más
rán por suprimir también lo que no lo es suficientemente, fuerte o del más apto.. Confieso que percibo en todo esto
para no agraciar, en resumidas cuentas, más que a lo que un ligero vestigio de nietzscheísmo, que no es de mi
adula la idea que uno se hace de lo humano? agrado, e igualmente lo percibo en algunos pasajes de
Tengo la flaqueza de pensar que supone un honor Teilhard de Chardin, en los que el Padre nos deja entente
para la sociedad asumir, querer este lujo pesado que der que hay que saber abandonar, a veces, a los rezagados
representa para ella el encargarse de los incurables, de para correr más de prisa al punto omega...
los inútiles, de los incapaces, y casi llegaría a medir su Sí, confieso que no veré sin repugnancia y sin tristeza
grado de civilización por la cantidad de molestia y de instituirse una ética social en la que, al haber dejado de
vigilancia que se impone por puro respeto a la vida. Es ser infinito el valor de cualquier existencia, pareciera de
hermoso que se dispute con animosidad, y como si se le lo más lógico y natural interrumpir una transfusión sal-
tuviera cariño, la existencia de un ser que, objetivamente, vadora o no reanimar a un recién nacido. Confieso que _
no tiene ningún valor, y que incluso no es amado por temería a esta sociedad demasiado racional, demasiado
nadie... - realista, que se nos anuncia, a esta sociedad que valora
Confieso que estoy un poco desconcertado por el espí- ría matemáticamente la cuantía de protección y de cui-
ritu de algunos textos que caen bajo mi vista, y cuando dados.que merece cada individuo, teniendo en cuenta
veo que hay quien se empeña en desdramatizar la muerte su edad, su salud, su standing vital, su eficiencia social,
(«La muerte -como decía un moralista- es la única su aptitud en gozar de la existencia; a esta sociedad en
cosa mayor que la palabra que la nombra»), cuando veo la que cada uno no recibiría más que la porción convenida
que se piensa en hacer intervenir, entre los motivos ale-
de asistencia médica, en la que, después de haber decla-
gados para prolongar a un ser, la utilidad que éste ser
rado la decadencia de un hombre, expertos concienzudos,
puede tener para su familia, o para su país, cuando com-
prendo que todo hombre podría tener que justificar su pero anónimos, firmarían fríamente el pasaje para la nada,
/. Rwned, 7

98 Jean Rostand
Los límites de lo humano `9
como un funcionario de hospital firma un boletín de sa-
lida... acabada. Pero todavía puede cambiar de ruta, y la acti-
Sería fácil, sin duda- y algunos menos «vitalistas» tud de la opinión pública en el momento del proceso
que nosotros no lo niegan-, oponer el furioso desprecio de Lieja nos brinda algo sobre que reflexionar.
de esta vida que en todo momento estalla en nuestra Después de todo, no es imposible que la humanidad
civilización, al respeto tradicional y un tanto fariseo por se meta en la vía que le indican los menos «vitalistas»
la vida humana. de entre nosotros. No es imposible que sean ellos los
Carreteras encharcadas de sangre, monstruosos medios que tengan razón si tener razón es pensar como pen-
puestos a la disposición del asesinato militar, preparación sará el porvenir...
de la espantosa guerra atómica, incluso de la guerra bac- Quizás la humanidad se deshará de ciertos tabús de
teriológica: cuando hay todo esto, ¿no es acaso una ri- los que hoy se honra. Y se puede prever que si alguna
dícula paradoja empeñarse en hacer durar a algunos in- vez se esbozase un movimiento en este sentido las cosas
curables, en prolongar a un descerebrado, en salvar a un podrían ir de prisa y el cambio llegar lejos...
. Cuando se esté acostumbrado a eliminar los mons-
bebé monstruoso, en arrancar a la horca algunas cabezas
de criminales? truos, otras taras menores parecerán monstruosidades.
«Si se piensa -escribe Binding- en un campo de ba- De la supresión de lo horrible a la de lo indeseable no -
talla cubierto por miles de jóvenes muertos, o en una hay más que un paso; cuando se haya uno habituado en
mina en la que un derrumbamiento ha matado a cientos enrarecer a los de noventa años, los de ochenta años
de buenos trabajadores, y se evocan al mismo tiempo serán considerados como unos vejestorios en espera de
nuestros asilos para idiotas, donde se vigila con cuidado que lo fuesen considerados los' de setenta años... Poco
a sus pensionarios, ¿cómo no se sentirá uno turbado por a poco la mentalidad colectiva y la óptica social se mo-
el tremendo contraste entre el sacrificio de tantos de los dificarían. Toda decadencia, física o moral, conllevaría
mejores elementos de la humanidad y el celo consagrado, una reducción del derecho de vivir.
por un lado, en conservar existencias que no están única- Cada año que pasa, cada prueba, cada enfermedad
mente desprovistas de todo valor positivo, sino que, in- sería sentida como una destitución; a la tristeza de enve-
cluso, tienen un valor que debemos juzgar como nega- jecer, de deteriorarse se añadiría una especie de ver-
tivo?» güenza de estar todavía aquí...
Concedido. Pero, como lo hace notar Spaemann, «es En cambio, para una colectividad así ¡cuántas ganan-
característico que este impresionante contraste no sugiera cias de todo tipo! ¡Qué rendimiento tan estupendo,'
a Binding que, puesto que uno se ocupa de los idiotas, qué ganancia de productividad y de eficacia! ¡Qué eco-
no hay que sacrificas a los jóvenes que gozan de buena nomía de estéril fatiga, de fealdad, de dolor!... Ofre-
salud, sino, por el contrario, ya que se sacrifican jó- cería, sin lugar a dudas, un espectáculo más acogedor
venes, se deben sacrificar también a los idiotas». y agradable que el nuestro. Ya no habría locos en los
¿Por qué alinearse sobre el mal en vez de sobre el asilos, incurables en los hospitales, monstruos en los
bien? hospicios, asesinos en las prisiones, ancianos que den
pena verlos en las calles...
Parece, en conjunto, que la evolución humana ha Pero esta sociedad limpiada y saneada, esta sociedad
significado un retroceso gradual de los límites de lo hu- más dinámica, más tónica, más viril, más robusta, más
mano, y algunos piensan que esta evolución no está sana y más agradable de contemplar, esta sociedad en
la que la piedad ya no se emplearía, en donde la com-

100
jean Rostand La evolución genética'

pasión ya no se daría, esta sociedad sin basura, sin faltas


en donde los normales y los fuertes se beneficiarían de
todas las cosas que hoy acaparan los anormales y los
débiles, esta sociedad que reempalmaría con Esparta y
encantaría a los discípulos de Nietzsche, no estoy segu-
ro de que mereciera llamarse una sociedad humana.

La genética, como ciencia experimental de la heren-


cia, no se ha constituido hasta hace apenas un siglo,
pero existe desde hace mucho más tiempo. Desde la
antigüedad griega, incluso antes, el hecho de que los
hijos se parezcan a los padres había excitado la curio-
sidad de médicos, naturalistas y filósofos que se esfor-
zaban, con los medios muy escasos de que disponían,
en imaginar las causas de tal parecido.
Parménides, Empédocles, Hipócrates, Aristóteles, Ga-
leno, tuvieron cada uno su modo de concebir el fenóme
no de la herencia, y a lo largo del tiempo fueron nume-
rosos los que se ufanaron de resolver el misterio, ya sea
que tomaron de nuevo, más o menos fielmente, las tesis
ingenuas de sus predecesores, ya sea porque añadieron
alguna novedad de su magín.
Mientras que los teóricos divagaban a gusto, espíritus
más positivos recopilaban hechos concernientes a la

' Conferencia pronunciada en la Sorbonne, en el marro del ciclo


«Genética», organizado por la Casa de las Ciencias.
101

La evolución genética 103


102 - Jean Rostand
tuar- su especie, parece que deberemos esperar hechos
transmisión de algunos caracteres, tanto en el reino ani- que decidirán dicha cuestión, ya que, suponiendo como
mal como en la especie humana. hemos supuesto que el germen existe antes del empare-
Desde 1645, sir Kenelm Digby señala la transmisión jamiento y que sólo estábamos preocupados de saber si
de madre a hija, durante cinco generaciones, de un pulgar existía en el macho o en la hembra, los pollos de los que
más en la mano izquierda (polidactilia). hablamos deben mostrarnos en razón de las partes que
Este Digby era un hombre extraño, instruido en la posean o de las partes que les falten si es a la hembra
magia. Habiendo tomado por esposa a una mujer de ex- o al macho al que originariamente ha pertenecido el ger-
traordinaria belleza, Venetia Anastasia, pretendía conser- men.» ( Art de (aire éclore, vol. II, pág. 366.)
varle su juventud sometiéndola a un régimen especial, Excelente programa, que Réaumur, durante varios
consistente en jóvenes capones alimentados con serpien- años, se aplicó en ejecutar lo mejor posible tomando mu-
tes. Venetia murió joven. chas precauciones para prever los emparentamientos ile-
Un poco más tarde -en 1669-, Becker, habiendo gítimos. Pero el gran naturalista no publicó jamás los re-
unido una paloma blanca con un palomq negro, se da ; sultados de estos cruces, y además se felicitó de no haber-
cuenta de que los engendrados son: o enteramente ne- lo hecho (2.a ed. del Art....), ya que «las consecuencias
gros, o enteramente blancos, y unidos entre ellos vuelven -dice- que era natural deducir, no han sido tan inva-
a dar negros o blancos. riablemente apoyadas por nuevas experiencias como se
Leeuwenhoek -el ilustre científico holandés- da a a hubiera esperado».
conocer -en 1683- un cruce de conejos: hembra blan- No nos extrañaría que Réaumur tuviera dificultades en
ca, macho con pelo oscuro. Saca como conclusión que el :j sacar la conclusión de sus ensayos, puesto que la polidac-
germen pertenecía al macho. Porque en esta época los tilia y la falta de rabadilla son caracteres mendelianos,
biólogos se dividían en dos bandos: unos partidarios del cuyo modo de transmisión no podía ser interpretado por
germen materno u ovistas, y otros, partidarios del ger- el saber de su época.
men paterno o animalculistas. j Por la misma época, observaciones muy notables se
. En el siglo XVIII citaremos, entre los promotores de hacían en la especie humana relativas a la transmisión de
la genética animal, a Daubenton, colaborador de Buffon. ,: los dedos supernumerarios. Fue precisamente Réaumur
Habiéndose propuesto crear una raza de corderos de lana quien en 1751 mostró una de ellas, que le venía de Go-
fina, alcanza el éxito practicando una selección metódica, deheu de Riville, comendador de Malta, correspondiente
es decir, escogiendo como reproductores en cada gene- de la Academia de Ciencias. Se refiere a una familia de
ración los carneros que tienen el más hermoso vellón. malteses donde la anomalía (seis dedos en las manos y en
Más significativas y precursoras verdaderamente de la los pies) fue transmitida por un individuo varón, Gratio
genética moderna son las experiencias de Réaumur sobre Kalleia, a tres de sus cuatro hijos (dos hijos y una hija);
la hibridación de las razas de aves. estos tres anormales procrearon anormales y normales;
«Hagamos convivir -escribe el ilustre entomólogo- el hijo normal, a su vez, sólo tuvo hijos normales.
gallinas corrientes con un gallo de cinco dedos y gallinas Por su lado, el geómetra Maupertuis da a conocer
de cinco dedos con gallos normales. Hagamos convivir (1752) un pedigree de polidactilia humana que ha descu-
gallinas comunes con un gallo sin rabadilla, o gallinas sin bierto en la familia de un cirujano de Berlín, Jacobo,
rabadilla con un gallo corriente. Si nacen pollos de em- Ruhe. La anomalía tomó aquí su punto de partida en un
parejamientos entre gallinas y pollos así combinados, y sujeto del sexo femenino, Elisabeth Hortsmann, que la -
de hecho nacen, e incluso algunos son capaces de perpe-

104 Jean Roatand ;,y


La evolución genética 105
había transmitido a su hija, la cual la transmitió a cuatro'
de sus seis hijos, entre los que se hallaba el cirujano ciones vendrán a enriquecer nuestro saber en lo que se
en cuestión. refiere a la herencia de las taras; se señalará el carácter
«Se ve -escribe Maupertuis, que considera esos fenó familiar del daltonismo (1777) y de la hemofilia (1793).
menos como «verdaderas experiencias naturales»-, gra- Las ideas sobre la generación animal no progresarán
cias a esa genealogía que he seguido con exactitud, que casi antes de la aparición de la teoría celular (1839); e
el sexdigitismo se transmite por el padre y por la madre.» :~ incluso ésta no tendrá fruto más que a la larga en lo que
(Lettres, 1753.) atañe a la embriología y a la genética.
En 1770, S. F. Morand, en una notable memoria rica Mencionaremos las curiosas tentativas de un farma-
3
mente ilustrada, describirá nuevos casos de anomalías céutico de Ginebra, Jean-Antoine Colladon, que hacia
digitales por excesos, y recordando los ejemplos anterior- 1820 se dedicó a investigaciones sistemáticas sobre la
mente citados, que dejan temer la fastidiosa formación hibridación de las ratas, blancas y grises. Este trabajo,
de una «nueva especie de hombres», preguntará «si no que introducía en genética animal un material tan fre-
sería conveniente oponerse a los matrimonios entre chi- cuente y fructuosamente utilizado, luego no ha sido pu-
cos y chicas de seis dedos». Según Grato Kalleia y Elisa- ' blicado; pero fue presentado a la Sociedad de Física de
beth Hortsmann, he puesto en difícil situación a varios Ginebra y lo conocemos por las menciones detalladas
jurisconsultos, que no han contestado todavía a mi pre- que dieron el fisiólogo Edwards y, por su lado, el quí-
gunta. mico Jean Baptiste Dumas en una memoria escrita en
La transmisión de otro tipo de tara genética es co- colaboración con Prévost (Annales des Sciences Nato-
mentada en 1757 por H. Baker: se trata de un joven, relles).
Edward Lambert, por apodo «Hombre puercoespín», a No está excluido que Mendel haya podido ser infor-
causa de que tenía recubierta toda la superficie de su mado de los ensayos de Colladon, y se haya inspirado
cuerpo de una especie de caparazón verrugoso. en ellos más o menos directamente.
. Presentado en 1731 a la Sociedad Real de Londres,
había procreado, veintiséis años más tarde, seis niños, Se señalan todavía en esta primera mitad del último
todos de sexo masculino y herederos de su anomalía. siglo, algunas experiencias de Girou de Buzareingues so-
Uno solo de entre ellos sobrevivía entonces, pero -ad- bre el hocico de los perros de caza y sobre la cola de las
vierte Baker- parecía fuera de dudas que un tal indi- aves; de Isidoro Geoffroy Saint-Hilaire sobre la transmi-
viduo anormal «podría llegar a ser el tronco de una raza sión de la polidactilia, de la ectromelia en el perro, de la
en la que todos los representantes tendrían la misma na- notomelia en los bóvidos, etc.
turaleza de tegumentos. Si esto ocurriese, y se hubiese En 1850, el apicultor silesiano Dzierzon, que descu-
olvidado el origen accidental de esta raza, es bastante brió la partenogénesis de la abeja doméstica, realiza en
probable que se llegase a considerarla formando en el este mismo insecto una experiencia digna de mención.
género humano una especie diferente». Habiendo cruzado reinas alemanas con falsos zánganos
Así, Baker, como Morand y Maupertuis --cuyas ideas italianos, comprueba que una reina, nacida de esta hibri-
prefiguraban en cierto modo las de nuestros «mutacionis- dación produce --en cantidades iguales- falsos zánganos
tas»-, entreveían la formación de razas nuevas a partir de tipo alemán y falsos zánganos de tipo italiano.
de anomalías individuales. Como ha hecho notar Whiting, éste era un resultado
En el último cuarto del siglo XVIII, algunas observa- de gran significación, ya que Dzierzon había hecho apa-
recer de esta manera, en la descendencia de la hembra

La evolución genérica - 107


106 Jean Rostand
Kóhlreuter, en el siglo XVIII, había realizado cruces
híbrida, lo que más tarde se llamaría la «disyunción men- de tabacos que hacían ver la influencia del polen .sobre
deliana». En efecto, los machos, producidos por vía de los caracteres de la descendencia.
partenogénesis, expresaban las potencialidades de los óvu- En 1824 aparece una nota de Goss y Seton, presentada
los de esta hembra, y la producción de dos tipos de ma- a la Sociedad de Horticultura de Londres; trata de los
chos denunciaba la formación de dos tipos de óvulos: cruces de guisantes de semilla verde con guisantes de
los que habían recibido los caracteres «raza italiana» y semilla amarilla. La primera generación de híbridos pro-
los que habían recibido los caracteres «raza alemana». duce semillas uniformemente amarillas; pero en la segun-
Citemos además, hacia finales de siglo, las investiga- da vuelvenn a aparecer plantas de semillas verdes y de se-
ciones de Guaita y, sobre todo, las de Haacke (1893) millas amarillas. Aislando las semillas de cada color para
sobre los cruces de ratas jaspeadas y bailadoras con ratas sembrarlas separadamente, se constata que las semillas
blancas. También aquí, el experimentador registra hechos verdes no producen más que plantas de semillas verdes,
notables que habrían podido ponerle sobre la pista del mientras que las semillas amarillas, no solamente produ-
mendelismo, pero de los que no sabrá sacar partido. cen plantas de semillas amarillas, sino también plantas
En cuanto a la medicina, proporciona un precioso con- de semillas verdes y plantas de semillas mixtas (amarillas
tingente de hechos a la genética naciente. Las observa- y verdes).
ciones de los practicantes se multiplican y la noción de Muy notables también son las investigaciones de Sage-
la herencia mórbida toma una amplitud considerable, ret (1826) sobre cruces de melones, las de Gartner
bien se trate de taras, de monstruosidades, de enferme- (1849), de Lecoq (1862), de Godron sobre las Datura
dades, de diatesias, de predisposiciones. (1863), de Naudin sobre las Datura, las Linaria y las
Se pone de relieve la herencia de la ectrodactilia o ca- Nicotiana (1863), de Wichura sobre los sauces (1865), de
rencia de dedos (Bechet, 1829), de la sordomudez (Portal, Carlos Darwin sobre las bocas de dragón (1868), de Vil-
1808), de la hemeralopia o ceguera nocturna (Cunier), de morin (1886) sobre la mejora de las plantas por selec-
la catarata, de las mamas supernumerarias, del labio le- ción individual de los reproductores, etc.
porino, de sindactilia, de la fisura esternal, de la luxa-
ción del cristalino, de la retinitis pigmentaría, de la ten-
dencia a procrear gemelos, etc. El núcleo, sede del patrimonio hereditario
El Dr. Sedgwick estudia especialmente (1861-1863)
la «limitación sexual de las enfermedades hereditarias», Veamos, por tanto, cómo se presentaba el problema
dicho de otro modo, lo que llamamos hoy herencia mor- de la herencia a comienzos de 1900, fecha en que, como
bosa ligada al sexo o al cromosoma sexual. El doctor se sabe, la genética propiamente dicha va a emerger del
Prosper Lucas, en su Traité de l'Heredité naturelle insis- hecho del redescubrimiento de las leyes de Mendel.
te sobre la transmisión de los caracteres psíquicos y, en Una masa de hechos de observación o de expe-
particular, de la predisposición a los actos criminales. riencia se amontonan; pero no sale de ahí ninguna visión
Finalmente, el doctor Méniére, y, sobre todo, el doctor de conjunto, ninguna noción general. Se tiene la impre-
Boudin, llaman la atención sobre los peligros de la con- sión de encontrarse, en este dominio de la herencia, fren-
sanguineidad. te a fenómenos demasiado complejos o demasiado capri-
Pero no hay que olvidar a los botánicos, cuya contri- chosos para que se conserve la esperanza de someterlos
bución a la genética premendeliana no es nada despre- a un análisis preciso. Inmenso caos, enorme batiburrillo
ciable.

Jean 109
108 t La evolución genética

que se desespera de poder desenredarlo y ordenarlo. El', A decir verdad, Van Beneden no sacaba él mismo estas
eminente zoólogo Yves Delage, ¿no formulaba este es- consecuencias.»
céptico axioma: «En materia de herencia. todo es posible, «Por tanto -escribe Weismann-, sólo la sustancia nu-
nada es seguro»? clear puede ser el vehículo de las tendencias heredita-
En cambio, si el examen de los hechos parece hasta rias... La esencia de la herencia es la transmisión de una
entonces muy decepcionante y digno de justificar todos sustancia nuclear dotada de una estructura molecular es-
los escepticismos, un cierto número de biólogos no han pecífica. »
dejado de dar por esto opiniones precisas e incluso cons- Además, gana terreno desde hace algún tiempo la idea
truido teorías de lo más ingeniosas en cuanto a la sede, de que la propia sustancia hereditaria es heterogénea y
naturaleza y propiedades del patrimonio hereditario. particular, ya que estaría constituida por un gran número
Tras las revelaciones hechas por los embriólogos y los de elementos separables, distintos, más o menos indepen-
dientes los unos de los otros. Esta concepción atomista
citólogos -sobre todo por Van Beneden en 1883, sobre
la fecundación en el ascaris-, la opinión más extendida o micromerista (como decía Delage) de la herencia ha
es que el patrimonio hereditario -el idioplasma, decían tomado formas muy variadas: Las «gémulas» de Carlos
por aquella época- está situado en el núcleo de la cé- 1 Darwin, las «unidades fisiológicas» de Herbert Spencer,
lula generadora y, con más precisión, en aquellas partícu-1 los «idioblastos» de Níigeli y Hertwíg, los «pangenes»
las que se hallan en número constante en una misma de Vries, los «plastídulos» de Haeckel y Erlsberg, los
especie y que advertidas por Hofmeister en 1848 han «determinantes» de Weismann: tales son los principales
sido en 1888 denominadas cromosomas por Waldeyer, nombres atribuidos a estas partículas cuyas propiedades
ateniéndose a la facultad que tienen de absorber electiva- y funciones difieren grandemente según los autores.
mente ciertas materias colorantes. De esta manera, Oscar Hertwig -en su libro La célula
(1892)- escribirá: «Los idioblastos hipotéticos son las
Strasburger, Weismann, Nágeli, Oscar Hertwig, princi-
palmente, han formulado una teoría cromosómica de la pequeñas partículas materiales en las que se deja des-
herencia que, a grandes rasgos, prefigura la actual teoría
componer la sustancia hereditaria o idioplasma. Son, se-n gún la diversidad de su naturaleza material, los portado-
cromosómica.
res de los caracteres morfológicos y fisiológicos que per-
Hay que señalar, ante todo, la importancia mayor de cibimos en el mundo animado. Para utilizar dos metáfo-
la obra, verdaderamente profética, de Weismann, al que
ras diré que los idioblastos son comparables a las letras
no siempre se le concede su justo lugar en la historia de
del alfabeto, que, aunque poco numerosas, pueden for-
la genética, ya que, frecuentemente, sólo se ve en él al
mar, combinándose de varios modos, palabras diferentes,
campeón de la oposición soma-germen y al gran negador palabras que, a su vez, combinándose diferentemente for-
de la calidad de transmisible de lo adquirido. man frases de sentidos diferentes. Los idioblastos son
«El hecho -dice expresamente- de que los núcleos también comparables a los sonidos que engendran las
del óvulo y de la célula seminal, más que fundirse el uno diversas armonías cuando se combinan de mil modos.»
en el otro con cierta irregularidad, disponen regularmente No hablaríamos de muy diferente manera hoy de nues-
sus asas (es decir, sus cromosomas) de dos en dos, uno tros cistrones y de nuestros codones...
frente al otro y forman así un nuevo núcleo, el núcleo de
segmentación, demuestra que la sustancia nuclear orga- En resumen, se puede decir que hacia 1900, varios teó-
nizada es el agente único de las tendencias hereditarias... ricos de la herencia han accedido, meditando sobre los

110 Jean Rostand


La evolución genética 11'1.
supuestos de la citología y la embriología, a visiones cer-
canas de las concepciones de la genética contemporánea; ¿Quién era este Mendel, cuya obra acababa de ser de
pero desde el punto de vista experimental no tienen ni esta manera triplemente redescubierta?
un solo hecho que alegar en favor de sus afirmaciones, o Su vida había sido simple y sin resplandor.
Nacido en Heinzendorf, en Moravia, el 22 de julio de
por lo menos, si los tienen, no saben reconocerlos e in-
terpretarlos de manera que salga a la luz su valor de- 1822 -el mismo año en que Louis Pasteur-; Johann
Mendel provenía de una familia de aldeanos. A los once
mostrativo.
Hemos mencionado la experiencia de Dzierzon sobre años entra en la escuela de Leipnik; después de haber
las abejas, las de Goss y Seton sobre los guisantes..., pasado por la de Troppau, y haber seguido cursos en la
experiencias casi mendelianas..., pero nadie, al menos Universidad de Viena, opta por la vida monástica. Admi-
que yo sepa, había intentado explicar estos hechos tan tido en 1843 como novicio en el convento de los agus-
notables a la luz de la teoría cromosómica de la herencia. tinos de Brünn llegará a ser tonsurado en 1847. Su nom-
bre religioso era hermano Gregor.
Unicamente Weismann, en escasos puntos de su obra,
Aun careciendo de diplomas universitarios enseñará las
esboza un tímido acercamiento entre sus visiones especu-
lativas y algunos datos de observación o de experiencia. ciencias naturales y la física elemental en la Escuela mo-
derna de Brünn. Dos veces, pero en vano, afrontará las
oposiciones que hubieran podido calificarlo para un pues-
to más elevado.
La revolución mendeliana Nombrado prelado en 1868, murió en 1884.
En 1856 -a la edad de treinta y cuatro años- em
Es en 1900 cuando todo va a cambiar con el estallido prendió en el jardín del monasterio investigaciones sobre
mendeliano. la hibridación de los guisantes. Sus miras en un primer
El año apenas acaba de comenzar cuando un botánico tiempo son muy modestas: sólo tiene intención de rea-
holandés, Hugo de Vries, publica dos notas sobre la hi- lizar, sobre plantas de adorno, polinizaciones artificiales
bridación de diversas plantas. En una de ellas -editada que deben de suministrarle nuevos coloridos. Pero a me-
en Alemania- declara que lo esencial de lo que ha en- dida que multiplica sus cruces, que extiende sus cultivos,
contrado. había sido enunciado ya hace mucho tiempo por su ambición progresa; comprende que es todo el proble-
un monje llamado Mendel, pero en una memoria. tan ma de la herencia el que se plantea ante él y que hace
raramente citada que sólo ha conocido su existencia des- falta aclararlo para interpretar los resultados que obtiene.
pués de haber terminado casi por completo su propio Estos resultados le sorprenden en seguida por su regula-
trabajo. ridad, su nitidez, su constancia, tales que se dejan expre
En abril del mismo año, es un botánico alemán, Karl sar de manera matemática. Dos hipótesis se le ocurren,
Correns, el que anuncia, por su parte, resultados en todo que exigen nuevas experiencias para verificarlas.
punto comparables a los de Mendel: él también, en un A fin de cuentas, Mendel =-después de haber realizado
primer momento, había creído ser un innovador. millares de fecundaciones artificiales, después de haber
Por fin, en junio de 1900, un botánico austríaco, Erich examinado decenas de millares de simientes- se cree a
Tschermak, corrobora, a su vez, las experiencias de Men- la altura de iniciar conclusiones generales, teniendo for-
del, de las que no ha tenido conocimiento más que una ma y valor de leyes; éstas son las que expondrá ante la
vez terminadas las suyas. Sociedad de Historia Natural de Brünn en la memoria
titulada Investigaciones sobre los híbridos vegetales.

112 Jean Rostand La evolución genética ,

Esta memoria, que dará lugar a dos comunicaciones sobre los híbridos vegetales fuera sacada del olvido, y qui-
hechas con un mes de intervalo (8 de febrero y 8 de mar- zás no hubiera salido de él jamás si una breve mención
zo de 1865), era nada menos que una de las más no hubiese sido hecha. por Wilhelm Focke, en una obra
asombrosas obras maestras que hayan jamás salido de sobre las plantas híbridas.
un cerebro humano. En unas cincuenta páginas, en las La exhumación del mendelismo hizo sensación en el
que el, autor liberaba el fruto de ocho años de pacientes mundo científico.
búsquedas, toda una ciencia se revelaba y más aún, una Estos tres hombres de ciencia, que poco más o menos
nueva manera de pensar en biología. al mismo tiempo e independientemente hacen de nuevo
Como muy bien dice Jacques Picquemal en una nota- el descubrimiento que mucho tiempo antes, sin conoci-
bilísima conferencia (Aspects de la pensée de Mendel, miento de nadie, había realizado un desconocido religio-
Palais de la Decouverte, 1965), «el mendelismo no es so; este monje aficionado a la botánica, que, gracias al
simplemente una teoría, aunque sea profunda y exten- poder de su genio, había distanciado a las más grandes
sible; es un sistema de conceptos y principios creando un autoridades de la época; esta maravillosa memoria ente-
nuevo campo científico, haciendo aparecer la unidad y la rrada en la revista de una pequeña Sociedad local: había
autonomía relativa de cierto dominio, definiendo antici- lo suficiente para asombrar y conmover los espíritus.
padamente, en los términos de sus conceptos y de sus Redescubierto, el mendelismo iba a suscitar una gran
principios, el tipo de un número ilimitado de investiga- cantidad de trabajos. De todas partes afluyen las confir-
ciones a emprender y el método para buscar su solución». maciones. Las leyes de la hibridación -inmediatamente
Sólo se puede comparar este trabajo, por la importancia denominadas leyes de Mendel- serán extendidas al reino
y por sus consecuencias, al de Louis Pasteur sobre la animal por William Bateson en Inglaterra, por Lucien
fermentación butírica, el cual además aparecía más o me- Cuénot en Francia.
nos en la misma época. Todo lo que actualmente consti- ¿En qué consistía el alcance excepcional de la revela- -
tuye lo esencial en la ciencia de la herencia, todo lo que ción, de la revolución mendeliana?
en ella continúa desenvolviéndose en las direcciones más En primer lugar, Mendel había sabido escoger,,
diversas se encontraba ya contenido explícita o implícita- unirlos entre sí, variedades de guisantes totalmente esta-
mente en aquel texto memorable del cual ni una sola bles y presentando caracteres diferenciados bien,.defini-
línea ha envejecido, ya que no hace alusión más que a dos; diferencias en la forma (rugosa o lisa) o en la colo-
experiencias irreprochablemente dirigidas, y no adelanta ración (verde o amarilla) de la simiente madura, en la
más que hipótesis de las que el porvenir debía confirmar forma de la vaina madura, en la coloración de la vaina,
su validez. en la longitud de los tallos. Tuvo, además, la genial in-
Desgraciadamente, la propia grandeza y la extraordina- tuición de que para saber por dónde se andaba en el em-
ria novedad de esta obra, la harán incomprensible ante brollo de los hechos hereditarios, era necesario preocu-
sus contemporáneos. A pesar de los esfuerzos de Mendel parse no del parecido global entre el antecesor y el
para atraer sobre ella la atención de los especialistas ofi- descendiente, sino de la presencia o ausencia de tal carác-
ciales -y principalmente de este Nágeli, que había edi- ter particular. En lugar de pensar en «organismos», Men-
ficado una ingeniosa teoría de la herencia-, no recibirá del piensa en «carácter».
de ellos ningún ánimo y acabará por abandonar la inves- De los resultados de sus cruces sabe deducir leyes que
tigación. le permiten prever los resultados de cruces posteriores.
Treinta y cinco años pasarán antes de que la memoria Por ejemplo, puede proclamar que, si une dos guisan-
,. Rma.d, a

La evolución genética 115


`114 Jean Rostand
El mendelismo da al investigador la facultad de pre-
tes que se diferencian por ciertos caracteres -A en uno, ver los resultados de un determinado cruce y esto, desde
a en el otro-, todos los productos de la primera genera- luego, era cosa capital. Pero además -y por esto la revo-
ción y cualquiera que sea el sentido del cruce presentarán lución mendeliana iba a tener consecuencias de incalcula-
el carácter A, calificado de dominante. Además puede ble alcance-, las relaciones numéricas halladas por el
predecir que, cuando estos productos híbridos se unan monje de Brünn tenían una significación profunda, en
entre sí, darán origen a sujetos de tipo A y a sujetos de tanto en cuanto revelaban el juego de mecanismos esen-
tipo a, siendo estos últimos, por término medio, tres ve- ciales e invisibles.
ces menos numerosos que los otros. En efecto, para rendir cuentas de una tal regularidad
Sin duda, las previsiones dadas por el análisis mende- en los resultados de los cruces, Mendel estaba, por así ,
liano son de orden estadístico, no valen más que a condi- decir, obligado a hacer un cierto número de hipótesis:
ción de actuar sobre un número de productos suficiente- había que suponer que cada uno de los caracteres diferen-
mente elevado para que hayan podido darse las leyes de ciales de sus guisantes estaba en relación con un «elemen
la probabilidad; ¿pero quién no ve el inmenso progreso to» que le determina y que es transmitido por la célula
realizado por Mendel? reproductora; era necesario admitir también que estos
Por primera vez en la historia de las investigaciones «elementos», heredados de cada padre y asociados en el
sobre la herencia aparece la posibilidad de prever. El ca- híbrido, se separan -se divorcian- en las células repro-
pricho aparente del fenómeno ha sido vencido. ductoras de éstos; en resumen, que cada pareja de ele-
Ya no se puede decir juntamente con Delage: todo es mentos se separa por su cuenta.
posible, nada es seguro. A partir de ahora hay imposibi- He aquí que se imponía, y esta vez con toda la auto-
lidad genética y también certidumbre, al menos estadísti- ridad del hecho experimental, la noción de discontinuidad
camente. del patrimonio hereditario, el cual aparecía como si estu-
Algunos meticulosos exégetas, volcándose sobre los viera formado de elementos separables, más o menos aná-
números dados por Mendel han pretendido que era im- logos a los átomos del químico.
probable, hasta el punto de ser casi imposible, que la El mendelismo, en una palabra, daba ser a la concep-
experiencia haya dado proporciones tan cercanas a las ción particular, micromerista, de la herencia, concepción
proporciones teóricamente previsibles. En una palabra, la a la cual, como nosotros hemos dicho, habían llegado,
unión de los hechos con la teoría era demasiado perfecta, desde fines del siglo XIX, pero por vías puramente es
los resultados experimentales demasiado rigurosamente peculativas, un buen número de biólogos.
mendelianos para ser del todo posibles... Quizás un Así, de la manera más natural, la unión debía hacerse
ayudante demasiado trabajador, sabiendo a dónde quería entre la teoría y la investigación experimental a partir
llegar Mendel, habría dado un empujoncito a la esta- del redescubrimiento del mendelismo. .
dística...
Llamados factores antes de tomar, en 1903, el nombre
Según J. Picquemal, casi no sería dudoso el que «los
de genes que será dado por Johannsen, los «elementos»,
números reales hayan sido, por razones didácticas o no, mendelianos serán objeto de gran cantidad de investiga-
conscientemente o no, retocados en función de la teoría ciones, que por una parte establecerán la universalidad
previa». de las leyes de Mendel, y por otra precisarán el modo de
Desde luego, esta advertencia no atañe en nada al va- acción de esos factores, la forma en que cooperan en la
lor de las experiencias ni de las concepciones mende- producción de caracteres hereditarios.
lianas.

L16
Jean Roatsud La evolución genética 117

Toda una «mecánica factorial», a menudo muy comple- Boveri sobre el huevo del erizo de mar, mientras que
ja iba así a ser revelada, que esclarecería, poco a poco, Mc. Clug y Stevens destacan el papel especial que des-
el dominio tanto tiempo oscuro de la herencia orgánica. empeña un cierto cromosoma en la determinación del
Se había pretendido, al principio, que las leyes de Men- sexo de los insectos.
del no se aplicaban más que a los caracteres superficiales, Finalmente -nueva etapa y ésta decisiva- serán, a
a los caracteres de ornamentación. (¡Le Dantec compara- partir de 1910, las admirables investigaciones de Thomas
ba los caracteres mendelianos a los treinta y seis chalecos Hunt Morgan y de su famoso equipo (Calvin B. Bridges,
del clown, que después de haber sido quitados dejan aún A. H. Sturtevant, H. J. Muller) sobre la mosca del vina-
un hombre completo!) Pero el descubrimiento de los fac- gre o Drosophila de vientre negro que, en razón de la
tores letales (por Cuénot, 1905) muestra que los factores brevedad de su ciclo vital, de la farilidad de su crianza,
mendelianos pueden jugar un papel fisiológico esencial; del pequeño número de sus cromosomas y de- otras cir-
Garrod, en 1909, constata que una perturbación del me- cunstancias favorables, constituían el material ideal, el
tabolismo, determinando el ennegrecimiento de la orina objeto soñado para investigaciones de este tipo. Propor
(alcaptonuria), se transmite al modo mendeliano, mien= donan a la teoría cromosómica de la herencia el apoyo
tras que Von Dungern e Hirszfeld hacen ver que la he- de pruebas directas, fundadas en el análisis minucioso de
re la de los grupos sanguíneos obedece a las leyes de una gran cantidad de, cruces experimentales que han ' po-
Meadel. , dido ser llevados a cabo entre el tipo normal, salvaje, de
este insecto y las numerosas mutaciones halladas en su
especie o entre las mutaciones mismas. Los «drosophilis-
Mendelismo y cromosomas tas» utilizaron también en su laboriosa encuesta ciertas
anomalías cromosómicas (por exceso o por defecto), que
Desde el establecimiento de la noción de «factor», la aparecen en ciertas estirpes y provocan en la transmisión
cuestión iba a plantearse: ¿qué son los factores mende- de los caracteres las propias irregularidades que deja pre-
lianos y dónde se encuentran alojados en la célula? ver la teoría. Esta será comprobada en todo momento
la respuesta fue dada pronto. Pues era sorprendente por la verificación de sus consecuencias.
el alelismo entre el comportamiento de estos factores
y el. de los organitos o cromosomas que se encuentran en
los núcleos de los seres vivos y de los que ciertos biólo- Teoría cromosómica de la herencia
gos, como recordaremos, habían hecho la sede de la hi-
potética sustancia hereditaria. En seguida se cayó en la La mosca del vinagre lleva en sus células cuatro pares
cuenta de que la disyunción de los caracteres mendelianos de cromosomas (un par de cromosomas en forma de bas-
corresponde a la reducción cromática en las células re- tón, dos pares en forma de V, un par en forma de punr
productoras, y la disyunción independiente de los carac- tos). Si los factores, si los genes están bien situados en
teres a la independencia de los cromosomas. los cromosomas, los que pertenecen a un mismo cromo-
Desde 1902, un alumno de E. B. Wilson, William A. soma deben mostrarse, en su transmisión, solidarios los
Sutton, destaca esta correlación. unos de los otros. Y, de hecho, ciertos genes están liga`
Hacia la misma época, la individualidad de los cromo- dos (linked); forman un grupo y hay precisamente cuatro
somas, su continuidad genética, la especificidad de su grupos de genes que manifiestamente corresponden a los
función en el desarrollo, resaltan de las experiencias de cuatro cromosomas.

118
Jean Rostand
119

Además, los genes pertenecientes a uno de estos gru-


La evolución genética

pos presentan un tipo de herencia muy particular (heren- Casi al mismo tiempo que Muller sobre la drosofila,
cia ligada al sexo); y precisamente uno de los pares de Stadler llegaba a conclusiones análogas sobre plantas.
cromosomas difiere según el sexo (dos cromosomas rectos Unos quince años más tarde, Charlotte Auerbach pro-
en la hembra, un cromosoma recto y otro curvo en el vocará -sobre la mosca del vinagre- mutaciones arti-
macho).
ficiales mediante el empleo de sustancias químicas tales
Además de la experiencia que lleva a admitir que se como el gas mostaza (iperita).
producen intercambios de genes en el momento de la Paralelamente a las investigaciones sobre las mutacio-
reducción cromática entre cromosomas homólogos (cros- nes se desarrolla una «genética fisiológica» o estudio de
sing over o entrecruzamiento: ¡a pesar de Etiemble no los procedimientos por los cuales los genes producen
temamos demasiado el «franglais» en biología! ), se utili- sus efectos: es necesario aquí mencionar particularmente
zará la hipótesis de la «quiasmatipia» (Janssens) y se su- las investigaciones de Beadle y Ephrussi, sobre el modo
pondrá que dos genes llevados por un mismo cromosoma por el cual los genes «bermellon» y «cinabrio» modifican,
se separan tanto más frecuentemente cuanto más aparta- rigiendo la producción de sustancias difusibles, la pig-
dos se hallan el uno del otro: así se determinará aproxi- mentación de los bosquejos oculares en la drosofila.
madamente el emplazamiento de los genes en la longitud
del cromosoma. Imposible en esta rápida historia seguir al detalle la
Desde 1913, esta cartografía cromosómica de la Dro- evolución de la noción de gene. Esta ha variado necesa-
sophila (que es en gran parte la obra de Sturtevant) será riamente desde el origen, pero quizás menos de lo que
levantada en sus grandes rasgos. Será corregida, precisada, se pretende ordinariamente, pues, ya en los primeros
completada tras el descubrimiento de los cromosomas tiempos de la genética mórganiana -y aún antes, desde
gigantes, presentes en las células de las glándulas salivares el período especulativo-, se hablaba de buena gana de
de la larva, y a los que Painter (1933) consagrará minu- partículas hereditarias como de moléculas químicas.
ciosos estudios.
En 1925, Sturtevant señala el efecto de posición, Si Morgan titubea en identificar gene y molécula, se
es percibe que sólo está frenado por la prudencia científica.
decir, que muestra que la acción de un gene depende del Es innegable en todo caso que, desde el período mor-
lugar que ocupa en el cromosoma; y en 1927 Muller se da ganiano, la distinción entre el gene y la «partícula repre-
cuenta de que es posible aumentar considerablemente la sentativa de estilo weismaniano es formalmente recono-
frecuencia de las mutaciones sometiendo a las moscas al cida». Por eso pensamos que Darlington no es del todo
efecto de radiaciones ionizantes. justo con Morgan cuando le reprocha (al mismo tiempo
Descubrimiento fundamental, no solamente porque que le excusa) el haber tenido una concepción del gene
aportaba a los investigadores un medio de procurarse mu- demasiado poco concreta («los genes de Morgan -dice-
taciones a voluntad, sino también porque conducía a eran tan vacíos como los elementos de Mendel y las ideas
precisar la naturaleza del fenómeno de la mutación y hacía de Weismann»); no se sabe cómo Morgan, en su época,
resaltar el peligro que pueden constituir para el patroci- hubiera podido concebir el gene con mayor precisión de
nio hereditario humano las radiaciones de débil longitud la que dio. Tampoco creyó nunca que esta concepción
de onda: hecho que los médicos tardaron en tener en fuese definitiva; siempre reservó al porvenir respecto a
cuenta y que toma, en nuestra época de «peligro atómi- la evolución de la idea del gene.
co», una importancia mayor.
Si la teoría cromosómica debe a la mosca del vinagre

lea evolución genética


12
1

como dirá Mirsky, una «hibridación por el cadáver»,


120 Jean Rostand

uno. de sus más bellos campos de aplicación, otros ma- hecho enteramente nuevo e inesperado.
teriales de estudio son los que van a permitir a la gené- Los caracteres así transferidos se mantenían posterior-
tica desarrollarse en nuevas direcciones. mente en cultivo: se trataba de una variación heredita-
Así es como la poliploidía y la heteroploidía serán es- ria, de una mutación.
tudiadas por Blakeslee en una planta, la Datura, en la Más tarde se demostró que este singular fenómeno po-
que este investigador revelará la existencia de tantas día ser provocado, no ya en el organismo de la rata, sino,
mutaciones a causa de la adyunción de un cromosoma in vitro, mediante la mezcla de microbios muertos y mi-
supernumerario, como cromosomas hay en el genoma; crobios vivos en una probeta. Después se vio que los
como Beadle y sus colaboradores, gracias al profundo microbios muertos pueden ser reemplazados por extrac-
estudio de un vulgar moho (Neurospora), van a esclare- tos microbianos; finalmente -ésta será la obra de Avery
cer el campo de la actividad bioquímica de los genes y de sus colaboradores (Mc. Leod y Mc. Carty, 1944)—
haciendo ver que cada uno de ellos preside una serie de se inducirá la mutación haciendo actuar sobre los micro-
reacciones que pueden referirse a la acción de un fer- bios vivos una sustancia purificada, a saber el ácido deso-
mento especifico. xirribonucleico o, por abreviatura, A.D.N.
Tras los mohos son las bacterias las que llegarán a ¿En qué consiste este A.D.N. capaz de provocar va-
ser, para el genético, un material de primera clase, pri- riaciones específicas del patrimonio hereditario y en el
meramente porque su rapidez de multiplicación facilita que, de la manera más natural, se va a ver desde ese mo-
el estudio de las mutaciones, y también porque han su- mento la sustancia responsable de la herencia?
ministrado los primeros ejemplos -hasta este momento Una variedad de ácido nucleico.
los únicos- de ciertas mutaciones de un tipo muy espe- El ácido nucleico había sido descubierto en 1871,
cial a las que se ha llamado mutaciones inducidas o diri- por un joven químico balés, Friedrich Miescher, que lo
gidas. había puesto en evidencia en las células del pus; más
El descubrimiento de estas mutaciones se debe a una tarde, Kossel distinguirá dos clases de ácido nucleico --el
experiencia sencillísima, descubrimiento cuya importan- ribonucleico (en la levadura) y el desoxirribonucleico (en
cia no fue comprendida inmediatamente, pero que marca las mollejas de ternera)-, difiriendo el uno del otro. por
un' nuevo giro en la evolución de la genética. la naturaleza del azúcar que encierran. Precisas técnicas
de coloración (Feulgen) revelaron que todo el A.D.N. de
la célula pertenece al núcleo, y más precisamente a los
La hibridación por el cadáver y el A.D.N. cromosomas.
Fuera de los hechos revelados por Avery, todo con-
En 1928, el bacteriólogo inglés Griffith inyecta a una curría para atribuir al A.D.N. un papel privilegiado en
rata, simultáneamente, neumococos vivos de raza no vi- la transmisión a los caracteres hereditarios. Se encuentra
rulenta y neumococos de raza virulenta, pero matados en cantidad aproximadamente constante en las células,
por el calor:' tiene la sorpresa de ver morir al animal y y siempre proporcional al número de stocks cromosó-
retira de su sangre neumococos vivos y virulentos. micos (C. y R. Vendrely).
Repetida la experiencia, siempre con idéntico resul- A propósito del papel genético de los ácidos nucleicos
tado, era necesario admitir que los microbios muertos señalaremos un pasaje, muy curioso, de Jacques Loeb
pueden comunicar algunos de sus caracteres -en el caso (Dinámica de los fenómenos de la vida, traducción fran-
presente, la virulencia- a microbios vivos: esto era,

122 Jean Rostand


La evolución genética 123
cesa 1908, pág. 324): «Para poder decir si es el ácido
nucleico o la protamina el factor importante de la heren- El estudio de la herencia se ha convertido esencialmen-
cia, sería necesario saber si ... el núcleo del óvulo con- te en un asunto de bioquímica molecular. Estamos lejos
tiene igualmente protamina...; por lo que sabemos hasta del corral de Réaumur, de los guisantes de Mendel, de
ahora, no parece que sea así; y, por otra parte, parece las moscas de Morgan... Y los biólogos chapados a la
que hay muchas más variedades isómeras de ácido nu- antigua, los biólogos que únicamente son biólogos, se
cleico que de protamina o histona.» sienten un poco desconcertados y sobrepasados por este
nuevo aspecto de la genética que se aleja de ellos cada
A partir de la experiencia de Avery abandonamos la vez más y hacia la cual sienten un respeto mezclado con
historia de la genética propiamente dicha para alcanzar alguna melancolía...
el período moderno de esta ciencia.
Nos limitaremos a señalar que en 1953, J. D. Watson
y F. H. C. Crick proponen un modelo de estructura La genética cromosómica humana
molecular del A.D.N.: estructura filamentosa en doble
hélice, estando constituido cada filamento por una cade- Otra sorpresa esperaba a los genéticos; y hay que fe-
na de unidades o nucleótidos, formados cada uno por char en 1956 el desarrollo fulminante de la genética
una base púrica o pirimídica de un azúcar en C5 y de cromosómica humana.
un grupo fosforado. Por aquel entonces sólo se sabía muy poca cosa sobre
Para el establecimiento de este modelo, Watson y los cromosomas del hombre. Era corriente admitir que
Crick se fundaban a la vez sobre datos químicos (Char- se hallaban en número de cuarenta y ocho (veinticuatro
gaff había demostrado en 1951 que las frecuencias res- pares), pero se pensaba que hasta pasado mucho tiempo
pectivas de las diferentes bases obedecían a ciertas leyes: apenas se sabría algo nuevo sobre ello, debido a muchas
en particular, las relaciones ademina/timina y guanina/ razones: dificultad de obtener material celular en buen
citosina son siempre vecinas de la unidad) y sobre datos estado, número elevado y pequeño de los cromosomas
cristalográficos (espectros de difracción de los rayos X, que hacían la numeración difícil e incierta... De tal modo
obtenidos en 1953 por Wilkins y su equipo). que se estudiaba, se escrutaba con éxito los cromosomas
Desde entonces, en todos los países, investigadores es- de la mosca del vinagre, los del maíz, los de la datura,
pecializados se esforzarán en comprender cómo las pro- de los iris..., etc.; pero los cromosomas del Hombre, los
piedades tan complejas de la sustancia hereditaria -del nuestros, los que queremos ante todo conocer y que
idioplasma- pueden resultar de la variedad de ordena- teníamos tanto interés en conocer, se sustraían a la in-
ción de algunos constituyentes relativamente simples; y vestigación precisa, permanecían en un dominio casi pro-
ya se prevé el desciframiento del «código genético» ins- hibido.
crito en el A.D.N.; se empiezan a conocer los medios Pero he aquí que una nueva técnica de examen -o,
por los cuales el A.D.N. nuclear interviene en el fun- más bien, un perfeccionamiento de las técnicas ya exis-
cionamiento de la célula y dirige, por intermedio del tentes- es dada por Tjio y Levan, que han realizado
mensajero A.R.N., la síntesis de las proteínas; y nadie cultivos a partir de pulmones de feto humano. Desde ese
ignora la magnífica recompensa que han obtenido por momento es posible y relativamente fácil contar los cro-
sus investigaciones tres investigadores franceses: Lwoff, mosomas en las células humanas e incluso diferenciar
Monod y Jacob. entre sí los pares de cromosomas, o por lo menos la
mayoría de ellos. No sólo se cae en la cuenta de que

124 Jean Rostand La evolución genética 12S

estos pares se hallan en.número de veintitrés (y no de recibimos la visita de un cirujano de Oxford, Mr. Malo-
veinticuatro), sino que se descubre, en sujetos anormales, ney, el cual se interesaba por las preparaciones de ~os
anomalías en el número cromosómico. Turpin, Lejeune y seminíferos que hacíamos a partir de stocks de ratas
Gautier encuentran en las células de los mongólicos un Carter (translocaciones ); y nos propuso proporcionarnos
cromosoma supernumerario (cuarenta y siete cromosomas material humano. Le di las gracias, como es natural, pero
por trisomia del cromosoma veintiuno). Después, sucesi- por mi parte pensaba algo como esto: sería muy intere-
vamente, se pone en evidencia la adjunción de un cromo- sante ver cromosomas humanos cuando tengamos un ~
soma sexual en el síndrome de Klinefelter, caracterizado menos de trabajo, pero todo el mundo sabe que el nú-
por el cariotipo XXY, la supresión de un cromosoma mero diploide de estos cromosomas es de cuarenta y ocho;
sexual en el síndrome de Turner (cariotipo XO), una pe- y seguramente hay muy poco más que saber sobre ellos
queña deficiencia cromosómica en el síndrome del cri du en la hora actual (1959).»
ehat («grifo del gato»), y en ciertas leucemias (cromosoma El estudio de la genética humana ha alcanzado desde
«Filadelfia»), etc. ahora el grado al que había llegado la escuela de Morgan
Los descubrimientos «se suceden a la cadencia de uno hacia 1920.
o dos por mes», hacían notar Lejeune y Turpin en 1960; ¿Es necesario decir que por esta nueva vía los mé-
la cadencia ciertamente no se ha debilitado desde enton- dicos, hasta ahora distanciados por los biólogos, han
ces, sino al contrario. vuelto a tomar alguna ventaja y se han destacado parti-
Toda una teratología, toda una patología cromosómica cularmente?
humana -evocando la de la Drosophila- va a edificarse
prontamente. Promete ser fecunda, no solamente en me-
dicina propiamente dicha, sino en antropología, en biolo- Enseñanzas de la historia de la genética
gía humana: gracias a ella, han emergido nociones total-
mente nuevas y desconocidas, especialmente la de «mo- En este breve esquema, necesariamente muy, incoar
saico» o coexistencia en un mismo individuo de varias pleto, sobre la historia de la genética, hemos tenido que
poblaciones celulares, difiriendo del punto de vista cario- dejar de lado todas las prolongaciones de esta- ciencia
típico, el de la gemelidad monocigótica y dicariótica (co- en los dominios de la citología, de la serología, de la
rrespondiente a un mosaico disociado), etc. inmunología, de la genética evolutiva, etc... Pero redu-
Aquí todavía tocamos la ciencia de hoy día, en plena cidas a su más simple expresión esta historia comporta
evolución. Simplemente quiero señalar la sorpresa que ya múltiples lecciones.
supone para un hombre de mi edad que ha conocido el En primer lugar, hay que indicar la importancia de
período de resignación, incluso de derrotismo con res- las conclusiones de la genética en lo que concierne .a al-
pecto a los cromosomas humanos, cuando se entera de gunos de los problemas esenciales de la biología.
que un clínico, al oír el vagido de un bebé puede diagnos- Todo el pasado de esta ciencia ha sido atravesado por
ticar la destrucción de un eslabón de cierto cromosoma... la gran querella que oponía los preformistas a los epige-
Hasta qué punto los recientes desarrollos de la citoge- nistas. Los desarrollos de la genética nos han enseñado
nética humana parecían imprevisibles hace una quincena cómo los caracteres hereditarios se hallan inscritos en. la
de años es lo que el eminente genetista inglés Ford ha estructura de los ácidos nucleicas y son teóricamente
manifestado, evocando un recuerdo personal: lisibles en ellos a condición de que se posea la «clave»
«Mi propia actitud a este respecto es típica. Un día de este lenguaje molecular: sin duda en esto no hay una

La evolución genética 127


126 Jean Rostand
A 1o largo de esta breve relación hemos anotado las
verdadera preformación, pero no se atrevería uno anegar intervenciones igualmente fructuosas de la experiencia,
que hay una preorganización, una predeterminación ger- de la teoría, de la técnica.
minal. El papel de la experiencia bien concebida y bien reali-
Además, Wilson, en su célebre obra sobre La célula zada aparece en cualquier momento: en la obra de Men-
(3. - edición, 1925), hablaba ya de una «preformación nu- del, de Morgan, de Muller, de Griffith, de Avery. Pero
clear» que a lo largo del desarrollo se expresa «por un la aportación de la teoría no fue menos necesaria. Las
proceso de epigénesis citoplásmica». ilusiones especulativas de finales del siglo xix sobre la
Nadie duda que los Weismann, los Nágeli, etc., no herencia permanecieron prácticamente estériles hasta que
reconociesen en nuestros «codones» a los herederos de Mendel nos dio el medio para establecer su unión conos
sus «bioforos» o de sus «micelias» moleculares, de los hechos. En cambio, estos hechos sólo adquirían todo su
que se burlaban los Delage y los Dantec y en donde valor al estar iluminados por hipótesis y encuadrados
éstos denunciaban un «homúnculo vergonzoso y disfra- por una teoría general.
zado... » Y el gran campeón de la epigénesis integral, El papel de la técnica está ilustrado por el descubri-
Paul Wintrebert, ¿no la toma con el embriólogo Louis miento de Tjio y Levan, que ha sido el que ha dado el
Gallien porque este último admite que hay que dar su arranque a toda la genética cromosómica humana.
parte a una cierta «preformación germinal, representados También hemos visto la importancia que supone la
por los genes»? introducción de un material nuevo en una investigación
Parece que en este debate, la genética ha apartado que ha agotado o parece haber agotado sus posibilidades.
argumentos decisivos, sino en favor de una verdadera pre- La genética científica ha nacido de los cruces de gui-
formación, al menos de una preorganización, de una «pre- santes, ya que el guisante se prestaba particularmente
ordenación», bastante análoga a la que imaginaba Charles al estudio de la hibridación; pero toda la genética no
Bonet cuando escribía acerca del «germen»: «Esta pala- hubiese podido montarse sobre el guisante. Decisiva fue
bra no designará únicamente un cuerpo organizado redu- la utilización de la mosca del vinagre, que convenía ma-
cido; designará todo tipo de preformación original de la ravillosamente para verificar la teoría cromosómica; y
que puede resultar un todo, así como de su prinpicio más tarde tendría lugar la feliz intervención de los mohos,
inmediato.» (Palingénésie philosophique.) seguida de la de los microbios, y finalmente de la del
Sin duda es igualmente lícito decir que las enseñanzas hombre...
de la genética han acabado definitivamente con la creen- Botánica, zoología, bacteriología y medicina han coope-
cia, tan tenaz, de la transmisibilidad de los caracteres rado estrechamente.
adquiridos. Si ya era muy difícilmente concebible el que Además, hay que tener en cuenta el papel que han
una modificación local determinase en la célula germinal desempeñado y que seguirán desempeñando las ciencias
la mutación misma que se traspasaría a la generación fisicoquímicas en el ahondamiento de nuestro saber ge-
siguiente por una modificación somática de igual natu- nético.
raleza, ¿quién podrá suponer hoy que tal transmisión La obra de Crick y Watson no hubiera sido posible
pueda efectuarse por intermedio del A.D.N.? sin la aportación de los químicos e incluso de los cris-
El lamarckismo ha recibido verdaderamente la puntilla. talógrafos.
Por último, tendremos en cuenta que en la historia de
Algunas advertencias se imponen finalmente al histo- la genética hay pocos descubrimientos fortuitos.
riador de las ciencias.

128 3e Rostand La evolución genérica 129


Casi todo el desarrollo de esta ciencia se ha hecho re-
ha hallado en Francia la genética morganiana. Mientras
gularmente, lógicamente, armoniosamente, sin sacudidas,
sin notable colaboración del azar. que se elevaba al otro lado del Atlántico el 'espléndido
edificio del que acabamos de hablar, y que es una de
Como todo progreso científico, está agradecido a las
cualidades más diversas de los investigadores que han las gloriosas adquisiciones de la ciencia moderna,, espíri-
contribuido a él: a la paciencia de un Morgan, que crió tus simples, engreídos de su falso saber, negaban aquí la,
evidencia experimental en nombre de la lógica cartesiana.
Drosopbilas durante años antes de darse cuenta de las
En 1937, Etienne Rabaud, profesor de la Facultad de
primeras mutaciones; a la sutilidad visual de un Bridges,
que distinguía una pequeña variación de color en el ojo Ciencias, en un libro sobre La Matiére vivante et l'héré
dité, se permitía ironizar sobre «el candor americano» de
de la mosca, allí donde sus colegas no veían nada; a la
Morgan, sobre «la mentalidad extrañamente inquietante»
intuición de un Griffith, que, ante un resultado tan ines-
perado como la transferencia de una cualidad hereditaria de este inocente que ignora las dificultades, multiplica
de un microbio muerto a uno vivo, no saca como conse- las afirmaciones arbitrarias, contradictorias, frecuentemen-
te ridículas, y construye con detestables hipótesis arcaicas,
cuencia que es un error del experimento; al espíritu inge-
parásitas y grotescas un sistema del que no queda nada...
nioso de los que han imaginado la estructura de la mo-
«¿Cómo calificar, desde el punto de vista científico --es-
lécula de A.D.N. y a tantos otros «factores del descu-
cribía textualmente Rabaud-, a un autor que crea un
brimiento» donde el carácter no ocupa menos lugar que
sistema sobre bases tan poco seguras, y que expone con
la inteligencia y la afectividad menos que la razón.
tan gran ligereza pretensiones excesivas?»
Artesano de regresión, teórico que se mueve en el va-
cío y cuya influencia es debilitadora, descorazonadora;
constructor de hipótesis que no son más que actos de fe
Resistencias a la genética
y,que no merecen ningún crédito en el país de Descartes
El desarrollo de la genética no se ha producido sin
y de Claude Bernard; espíritu simplista y retardatario
choques, sin levantar resistencias de diversos tipos, inclu-
que emplea un lenguaje engañoso, se satisface con un
so, a veces, con una gran vehemencia; y en esto también
hay materia de enseñanza. estéril chasquido de palabras y se confía a métodos cuya
aplicación equivaldría a un verdadero suicidio científico...
Cuando se constata, dice Darlington, por medio de qué
arduas luchas se batieron en retirada los biólogos eu- Sí, ¡he aquí cómo apenas hace treinta años, un profesor
de la Sorbona juzgaba a uno de los creadores de la cien-
ropeos ante la noción del determinante (dicho de otro
cia de la herencia!...
modo, ante la noción del gene), permanece uno confuso;
Si insisto en evocar esta época tan desconsoladora para
«lucharon contra este progreso con la misma energía que
se-desplegó en el siglo xvii para combatir los descubri- la biología francesa y que nos ha costado algunas decenas
mientos de la mecánica; en el siglo xviii, la teoría flo- de años de retraso en genética, es porque la he conocido
Rística, y en la misma época, la existencia de animácu- personalmente, la he vivido, padecido, cuando empezaba
a frecuentar hace poco más de medio siglo los anfiteatros
ios... ». Como dijo un día al autor de estas páginas uno de
ellos, «una noción tan simplista no habría podido ver la de la Sorbona... Recuerdo el aspecto lastimoso de un
luz en Europa». émulo de Rabaud cuando le confesé que los trabajos
de los morganianos me parecían no carecer de todo inte-
Por mi parte evocaré -ya que tales recuerdos no de-
rés... rés... Como todos los hombres de mi edad, fui engañado
jan de ser instructivos- las vehementes oposiciones que
por los maestros de entonces. Siempre es bueno recordar,
/. Roed. 9

130 Jean Rostand La evolución genética 131

sobre todo ante jóvenes, hasta dónde puede llegar la mendelomorganiana. por parte de. los biólogos soviéticos
ceguera y la suficiencia de algunos pontífices. de la escuela michuríniana, agrupados alrededor de Lys-
Ahora, desde que la genética ha hecho una alianza, y senko.
de lo más fecunda, con la bioquímica, es interesante dar- A continuación de un largo y tumultuoso debate que
se cuenta de que los adversarios de la teoría cromosómica tuvo lugar ante las Sociedades sabias de Rusia, el comité
de la herencia -notablemente Etienne Rabaud- recla- central del partido comunista votó una moción conde-
maban una interpretación química de los hechos de la nando el mendelo-morganismo. Fue oficialmente decreta-
herencia. Era necesario, según ellos, optar entre morfo- do que no hay sustancia hereditaria, que «el gene es un
logía y química. Creer en estos «elementos figurados», mito, lo mismo que la fuerza vital», que las leyes de
como son los cromosomas y que no tienen más derecho Mendel -«las leyes de los guisantes»- son engañosas,
a la atención del biólogo que cualquiera de los demás que los morganianos no son más que «criadores de mos-
constituyentes celulares, era pensar en morfólogo y en cas» y todos los partidarios de la genética clásica son
vitalista... horribles reaccionarios, fascistas, encubridores, idealistas,
Y ¿qué es lo que vemos actualmente? servidores de la burguesía, militaristas, clericales, 4alsa-
En contra de las previsiones de los antimorgánicos, ríos, envenenadores del espíritu, enemigos del pueblo, y
la teoría cromosómica ha conducido al estudio bioquí- me dejo algunos.
mico de la herencia y ha dirigido correctamente los es- ¡ Pobres cromosomas, helos desde ahora «politizados»,
fuerzos de los químicos mostrando el papel privilegiado enrolados y tratados como peligrosos adversarios del ma-
del A.D.N. contenido en los cromosomas. Para llegar terialismo dialéctico!
a una química válida y fecunda era necesario pasar por ¡ Ya no son repudiados en nombre de Descartes, sino
la fase morfológica, por la fase del cromosoma. en nombre de Carlos Marx!
Y aquí pensamos que hay una importante lección. La Fue una triste época la de la dictadura stalo-lyssen-
química, por supuesto, acaba por tener siempre la última koístá, pero de la que hay que guardar el recuerdo de
palabra; pero no debe manifestar sus exigencias demasia- un deplorable ejemplo de la ingerencia del prejuicio po-
do pronto, al menos en biología. lítico en el dominio de la ciencia.
¡ Qué es lo que entonces no hemos oído afirmar por
También es muy curioso ver cuántos argumentos ex- ignorantes apasionados! La vida nacía en la yema del
tracientíficos -e incluso, diré, de orden afectivo- han huevo, granos de centeno se formaban sobre espigas de
sido producidos en contra de la teoría cromosómica. El trigo, la avena producía la avena loca, las buenas hierbas
mecanismo de la herencia no puede ser tan simple, tan criaban las malas hierbas, etc.
matemático, la vida es más compleja que esto... Lo que se Incluso en Francia, el «lyssenkoísmo» era glorificado
ve, lo que se colorea en la célula no es más importante por el poeta Aragón, que improvisándose biólogo ante
que lo que no se ve y que no se colorea... No hay sus- los bellos ojos de Elsa, hendía en dos mitades las leyes
tancia noble, sustancia privilegiada en la célula; todos de Mendel, inventadas por un monje, mientras que el
sus constituyentes tienen un mismo rango, una misma filósofo Garaudy ¡confundiendo las leguminosas colocaba
dignidad funcional... en su modesto lugar los resultados obtenidos sobre las
«judías»!
Es imposible, en fin, no recordar brevemente la ruda Hoy día todo está en orden, al menos en apariencia.
ofensiva ideológica que sufrirá hacia .1948 la genética Lyssenko, caído en desgracia; pero la genética de Rusia

132 Jean Rostand -Historia de las ideas sobre el origen de la vida

ha perdido muchos años, como ayer la genética francesa.


Y cada vez que en un país la ciencia retrocede o marca
el paso, el mundo entero es el que pierde.
¡ Qué escuela para los espíritus libres, para todos los
espíritus libres! Ya que es seguro que el responsable, el
culpable, no es el comunismo, sino mucho más general-
mente el sectarismo político o filosófico, el fanatismo
ideológico bajo todas sus formas.
Ayer este fanatismo estaba teñido de rojo; mañana,
a- lo mejor, tomará otro color, y en nombre de otro
delirio se..negará la verdad científica, siempre hija de la
libertad de espíritu.
En este año de 1965 se ha conmemorado con es-
plendor el centenario de la publicación de la Introduction
d l'étude de la médicine expérimentale, de Claude Ber-
nard. Es a este libro inmortal, brevario de la probidad
científica, biblia de los que no quieren biblia, al que
tomaremos prestadas las palabras para concluir: «El pa-
pel del fisiólogo, como el de todo sabio, es buscar la
verdad por ella misma, sin querer hacerla servir de con- Estamos hechos, hoy día, a la idea de que todo ser
trol a tal o cual sistema de filosofía. Cuando el sabio viviente deriva de uno o dos padres, dicho de otro modo,
prosigue la investigación científica tomando como base que una vida no puede nacer más que de una vida ya
un sistema filosófico, se pierde en regiones muy lejanas existente. Pero esto es una adquisición relativamente
de la realidad, o bien el sistema da a su espíritu una reciente del pensamiento científico.
especie de seguridad engañosa y una inflexibilidad que se Durante toda la antigüedad se ha creído, e incluso has-
lleva mal con la libertad y la flexibilidad que siempre ta los últimos decenios del siglo xix sabios reputados
debe de conservar el experimentador en sus investiga- lo han seguido creyendo, que la vida podía formarse di-
ciones.» rectamente a partir de los elementos de la materia.
Esta creencia, hay que decirlo, era la más sencilla y la
más natural, la que acudía antes a la mente; parecía tener
a su favor la evidencia, el sentido común, como ocurrió
con la creencia en la planitud y en la inmovilidad de la
Tierra.
¿No se ven, en todo momento, seres vivos que apa-
recen sin que hayan sido precedidos por otros vivientes
parecidos a ellos?
La prueba de que esta opinión se da espontáneamente
en el intelecto se apoya en que, incluso en nuestros días
y en naciones de avanzada cultura, numerosas, personas
133

134 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 135

siguen convencidas de que las lombrices son producidas (354-430), se debe a la persistencia de los poderes divinos
por la carne podrida, y los gusanos por el estiércol; que en la materia; todos los seres que produce fueron creados
los pulgones nacen de rosales descuidados, y que los en potencia y materialmente desde el quinto y sexto día;
piojos se forman en los cabellos muy largos... estas «razones seminales» tardarán un tiempo más o me-
En nuestra relación histórica no nos remontaremos más nos largo en manifestarse; cada vez que aparece espontá-
allá de Aristóteles, el primero de los grandes naturalis- neamente un ser viviente, es porque una de ellas ha en-
tas (384-322). contrado las condiciones favorables a su desarrollo.
Hace una distinción entre los animales que provienen El espontaneísmo de Santo Tomás de Aquino (1226-
de padres semejantes a ellos y los que no tienen padres, 1274) es de otro tipo; para él no existe una «razón semi-
tales como las anguilas, que nacen directamente del limo nal», y el nacimiento espontáneo de un ser vivo es un
de los ríos; los peces que nacen de los pantanos secos y verdadero principio, ya que la vida no aparece más que
luego rehumedecidos; los piojos, que se engendran en la cuando se ha constituido un organismo que pueda reci-
carne; las orugas, que se forman en las plantas; los in- birla.
sectos, hijos del rocío; los gusanos del intestino, produ- Dejemos las sutilidades de la teología y lleguemos al
cidos por la transformación de los excrementos. siglo xvi.
Según Diodoro de Sicula (nacido en el 90), el sol hace Van Helmont (1577-1644) da recetas precisas para
fecundo el limo del Nilo; los animales producidos de hacer nacer a voluntad pulgas u otros animales partiendo
esta manera son frecuentemente incompletos; se puede de «fermentos» contenidos en la materia.
ver su tronco que se debate, mientras que la parte de Primera experiencia: en un recipiente impregnado de
atrás se confunde con el barro. olor de los fermentos, echar agua pura de una fuente;
Avicena (980-1037) llega a suponer que nuevas razas se producirán mohos, gusanos, mosquitos.
de hombres son engendradas por los cadáveres humanos Segunda experiencia: los fermentos de los charcos en-
que abandonan las aguas. ` gendran moluscos, caracoles, sanguijuelas y hierbas.
En el siglo xvi, Jeróme Cardan (1542) todavía dirá Tercera experiencia: hojas de albahaca apiladas exhalan
que el agua engendra a los peces y que las ratas nacen un fermento generador de escorpiones.
de la putrefacción. La experiencia más famosa de Van Helmont es la si-
Todo esto es bastante monótono... guiente: una camisa sucia de mujer exhala un fermento
Es importante anotar la opinión que tenía antaño la que, operando sobre los granos de trigo, transforma a
Iglesia sobre la generación espontánea. Bastante ambigua, éstos en ratas adultas, de uno u otro sexo. Para esta trans-
se modificará en el transcurso de los años. formación se necesitan veintiún días.
Sin duda la Biblia enseña la creación particular de cada Con el Padre Atanasio Kircher (1602-1680) vamos a
especie viviente, pero, en el Libro de los jueces, se dice hallar una nueva forma de concebir la generación espon-
que las abejas provienen de las entrañas de un león. De tánea: se trata de una extraña y divertida «novela física»,
ahí procede el enigma propuesto por Sansón a los filis- como decía Réaumur.
teos: de lo que devora ha salido la comida; de la fuerza, Según Kircher, todas las partes de un animal están
la dulzura. llenas de pequeños cuerpos muy volátiles: espíritus ani-
Varios Padres de la Iglesia han admitido, cada uno a males o seminales. Cuando el animal muere, se escapan
su modo, la generación espontánea. Según San Agustín del cadáver y, uniéndose a una cierta cantidad de materia

136 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 137

fija, vuelven a formar animales vivos, pero más pequeños veremos cómo el arca de Noé ocupa un lugar en la his-
y menos nobles qué del que proceden. toria de la generación espontánea.
De este modo «espíritus» liberados por la muerte de Hay que decir unas palabras del gran fisiólogo Harvey
un caballo podrían bastar para formar una mosca o hasta (1578-1657), considerado como oponente a la tesis de
una rana. la generación espontánea; pero, en verdad, el famoso
Como se ve, el proceso imaginado por Kircher está a axioma que ha enunciado, Ex ovo omnia, no tenía en su
medio camino entre la generación espontánea propiamen- mente la significación que se le ha dado generalmente.
te dicha y la generación normal. Para él, el huevo -ovum- es sencillamente un primor-
dium más o menos oviforme, y que puede formarse direc-
Kircher afirmaba, además, haber visto nacer miles de
tamente partiendo de materia animada. Así es como, se-
hormigas del cadáver de una sola hormiga. Si los cami-
gún Harvey, las lombrices intestinales, los piojos y las
nos, después de un chaparrón, están llenos de gusanos
es debido a que la lluvia ha regado los cadáveres resecos. . cresas nacen de nuestro cuerpo o de sus deyecciones.
Francois Bacon (1561-1626) tampoco pone en duda la
De donde, por analogía, sale una buena receta para hacer
generación espontánea, al menos con respecto a una gran
nacer serpientes.
cantidad de plantas y de animales inferiores. Y opina
Tomad tantas serpientes como queráis, dejadlas secar- que el estudio de esta modalidad de generación se re-
se, cortadlas en trocitos que colocaréis en la tierra hú-
velará como fructífera al físico y al filósofo. Si la natura-
meda, y a los que regaréis abundantemente con agua de
leza forma seres vivos, el hombre también debe de conse-
lluvia; luego dejad actuar al sol primaveral. Al cabo de
guirlo, ya que, según la concepción general de Bacon,.
ocho días aparecerán los gusanitos que, alimentados de
el hombre puede hacer todo lo que hace la naturaleza e
leche y tierra, pasado un tiempo se tornarán en unas incluso más.
maravillosas serpientes, capaces de propagarse hasta el Por tanto, se esforzará uno en hallar, mediante la expe
infinito por generación regular.
riencia, cuáles son las condiciones de esta «vivificación
En el siglo xviii el gran entomólogo Réaumur nos con- natural» que es la generación espontánea, y cuáles con-
fesará, en sus famosas Memoires, que ha probado algunas
vienen a las diferentes especies; qué animales se forman
de las experiencias propuestas por Kircher: en la madera viva, cuáles en una rama cortada, cuáles en
«Confieso que siento vergüenza al decir que he sem- tal o cual clase de madera, cuáles en las diferentes esta-
brado polvo de gusano, con todas las precauciones indi- ciones del año, si necesitan lluvia, sombra o sol.
cadas por Kircher; y que he plantado en tierra, cual es- Este estudio experimental de la generación espontánea
quejes, trozos de gusanos muy secos, sin que jamás haya debe, además de ayudarnos a penetrar en las causas del
nacido un solo gusano. Era necesario tener el completo fenómeno, darnos - un gran número de verdades que se
derecho de decir que estos hechos son falsos, para respon- relacionen con la configuración y con la naturaleza de los
der de manera satisfactoria a las gentes que piensan que animales perfectos.
ningún tipo de evidencia puede ser opuesto a hechos Thomas Browne (1605-1682), médico y escritor inglés,
que se mantienen como verdaderos.» admite que las ranas nacen de la podredumbre, y los pio-
Kircher ha descrito larga y minuciosamente el arca de jos de los humores de los excrementos. A propósito de
Noé y desde luego se ha preocupado de anotar que era estos últimos, se pregunta por qué, ya que salen de nos-
perfectamente innecesario atestar este barco, metiendo otros mismos, no los amamos tanto como a nuestros pro-
animales que eran capaces de nacer espontáneamente. Ya pios hijos... Browne cree en la generación espontánea

138 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 139
entre los grandes animales: «Si la muerte poblara en vez res. Incluso intentó reproducir las experiencias del pa-
de destruir, si, las tumbas fueran las matrices más fecun- dre Kircher sobre tallos vegetales que al meterse en el
das, entonces el arca de Noé hubiera sido inútil... » agua se transforman en animales.
Por su lado, Sinibaldi negará la existencia de la gene-
Pero un día releyó cierto pasaje de la Ilíada, en el que
ración espontánea diciendo que si los animales pudieran Aquiles, abrazando el cadáver de Patroclo, expresa el
engendrarse de esta forma, Dios no hubiera ordenado a temor de que insectos voladores penetren en las carnes
Noé tomar en su arca una pareja de todas las criaturas
heridas de su amigo y siembren la corrupción. A lo que
vivas... En cuanto al padre Mersenne, cuando calcule
su madre, Thetis, contesta en estos términos: «Hijo mío,
muy concienzudamente el tonelaje del arca, tendrá cui- aléjate del ardiente enjambre que consume a las víctimas
dado de hacerlo con la mayor corrección, excluyendo to- de Marte. »
dos los animales que puedan nacer de la corrupción, tales ¡ Iluminación para Red¡!... «El ardiente enjambre»,
como piojos, moscas y ratas... ¿no sería acaso el de las moscas que producen las lom-
brices que se pretendía que salían de la corrupción de las
carnes?
Todo el mérito estriba en plantearse la cuestión. La
Hagamos ahora recuento, ya que la fecha principal se
preparación de la experiencia iba por su propio pie.
acerca.
En cuatro frascos de boca ancha, Redi coloca, respec-
Hacia la mitad del siglo XVII, la generación espontánea
tivamente: una culebra, algunos peces de agua dulce,
es admitida por todo el mundo en cuanto a animales
cuatro anguilas del Arno y un filete de ternera. Después
pequeños se refiere: gusanos, insectos, caracoles, etc. Mu-
cierra los frascos sólidamente con papel atado y bien
chos lo admiten en los peces y algunos hasta en las ratas; sujeto.
así surge Ross, que hacía objeción al escepticismo de
En otros cuatro frascos que sirven de «testigos» coloca
Browne: «También se podría dudar de que los gusanos
objetos similares, pero éstos los deja abiertos. Al cabo
nacen en el queso, los caracoles, las anguilas o las avispas
de unos días los gusanos han aparecido bullendo sobre
en la podredumbre... Discutir la generación espontánea
la culebra, los peces y la carne; y en todo momento se
de las ratas es levantarse contra la razón, el sentido co- verán salir y entrar moscas.
mún y la experiencia. El que dude, que vaya a Egipto;
Por el contrario, en los frascos muy cerrados no apa-
verá los campos repletos de ratas nacidas del limo del
recerá ni un gusano, incluso después de muchos meses.
Nilo, para mayor desgracia de los habitantes.»
Como se podía objetar que la obturación, impidiendo
la entrada del aire, dificultaba la producción de las lom-
El gran golpe de esta creencia secular va a ser dado
brices, Redi mejora su experiencia. Cierra los recipientes,
en 1663, fecha memorable, capital, que todo el mundo
no con papeles, sino con un tejido de malla bastante fina
debería conocer, y que es mucho más importante en la
para obstaculizar la entrada de las moscas, sin que se im-
historia del hombre que las fechas de las batallas o de
pida la entrada del aire. El resultado será exactamente
los tratados. igual al anterior.
Francesco Red¡ (1626-1698), médico, naturalista, epis-
Como nota Jules Caries, Red¡ acababa de inventar la
tolario y poeta, comenzó participando del prejuicio de su
fresquera...
época. Como todo el mundo, creyó en la generación es-
Pero había hecho, sobre todo, un gran descubrimiento,
pontánea -al menos en el caso de los animales inferio-
ya que podría concluir que las lombrices no se engendran

Jean Rostand Historia de las idees sobre el origen de la vida 141


140

espontáneamente en las carnes, sino que nacen de hue- alimento, se abren camino royendo los tejidos y llegando
así a la médula interior del fruto o, del árbol; o es la
vos depositados por las moscas.
Experimento de una magnífica sencillez y que es ex- misma alma o la misma fuerza que engendra las flores y
traño que no se le haya ocurrido antes a nadie, pero cuya los frutos, la que engendra los gusanos.
idea no podía llegar más que a un espíritu libre, indepen- El problema de los insectos que habitan las plantas, y
diente, capaz de poner en duda las ideas recibidas habi- principalmente el de los productos de «agallas» había de
tualmente. ser resuelto por Marcello Malpighi (1628-1694), gran
El libro en el que Red¡ ha anotado sus resultados anatomista y micrógrafo, autor del tratado De gallis et
(Esperienze in torno alla generazione degli insetti) apa- plantarum tumoribus et excrescentüs.
Malpighi observó que pequeñas moscas dejaban sus
reció en 1668. Tuvo un gran éxito, siete ediciones en
veinte años. puestas en los brotes o en las hojas de los árboles; sacó,
como consecuencia, que la agalla no es más que un tumor
En 1687, el gran micrógrafo Leeuwenhoek confirmará
la experiencia utilizando trozos de carne humana. formado alrededor del huevo por el crecimiento de los
Las ideas de Red¡ fueron en un principio combatidas, tejidos de la planta. Habiendo sorprendido a una de estas
especialmente por los que le reprochaban el haber contra- moscas cuando acababa de hacer penetrar su aguijón en
el brote de un roble, se aseguró de que llevaba en, su
dicho a las Escrituras.
He aquí un' extracto del texto -histórico- en el abdomen los mismos huevos que los que había encontrado
que Red¡ hace su acto de fe antiespontaneísta: en el brote.
«Esforzándome, en esto y- en todo, en dejarme corre- Otros hechos de índole parecida serán aportados por
gir por los más sabios que yo cuando me equivocaba, no - Antonio Vallisnieri (1661-1730), médico y naturalista de,
quiero callar que, tras las numerosas objeciones que fre- Módena, que había seguido, en Bolonia, la enseñanza de
cuentemente me eran hechas, me sentí dispuesto a creer Malpighi y que, a partir de 1689, ejerció su profesión en
que la tierra, desde las primeras plantas y los primeros' Scandiano.
animales que produjo en los primeros días bajo el mando Un gran adversario de la generación espontánea será
del Creador soberano y todopoderoso, ya no ha producido el naturalista holandés Jan Swammerdam (1637-1680).
nunca más ni hierba, ni árbol, ni animal cualquiera, per- Disector de una gran habilidad, se maravilla ante la
fecto o imperfecto, y que lo que ha nacido en los tiempos organización tan compleja de los animalillos más peque-
pasados y sigue naciendo ahora en ella o de ella, procede: ños: el piojo, la efímera, el acaris, la abeja, serán escru-
de la verdadera y real simiente de las plantas y de los tados por él con el fervor apasionado de un escrupuloso
animales mismos que, mediante su propia simiente, con- y religioso anatomista que cree advertir en la perfección
servan su especie.» (Esperienze, pág. 14.) del detalle orgánico la marca de la creación divina...
Estas maravillas, estas obras maestras de delicadeza es-
A pesar de todo, Francesco Redí estimará que la prue- tructural, ¿acaso no es insensato- pretender que pueden
ba del antiespontaneísmo es insuficiente en lo que respec- nacer fortuitamente de la podredumbre? Admitir que en.
ta a las larvas que habitan en las frutas y en las legum- un abrir y cerrar de ojos el azar puede componer estas
bres, en las hojas, en los árboles... Para explicar la pre- geniales máquinas animadas, de las que el sabio, tras
sencia de estas larvas en los tejidos vegetales piensa en' tantas noches en vela, no consigue conocer todos los
dos hipótesis, entre las cuales no se atreve a elegir: o secretos, «es más bien una opinión de bestia que de ser
bien los gusanos, provenientes del exterior y buscando un humano». Para él, que sabe ver y razonar, no hay dife<

142 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 143

rencia entre lo grande y lo minúsculo; no hay animales de estas ínfimas criaturas eran más de mil veces más pe-
perfectos y otros imperfectos, animales nobles y otros que queñas que las menores que he visto en el queso, en la
no lo son: si un piojo puede nacer del sudor, entonces harina, en los mohos o en otra parte... »
un hombre puede igualmente nacer del estiércol... Leeuwenhoek volverá, en diciembre de 1675, sobre
estos animalillos tan «increíblemente pequeños», y en
De un modo general, se puede decir que a finales del 1676 hablará de nuevo de animalillos de este tipo encon-
siglo xvii, en lo que se refiere a insectos, gusanos y, ge- trados en el agua de lluvia, en la infusión de pimienta y
neralizando, animales visibles, la tesis espontaneísta está en otras infusiones.
mal considerada, a pesar de que la tesis contraria levanta En 1677,
aún algunas dificultades, principalmente en lo que atañe
haciendo alusión a la dificultad que se en-a cuentra en admitir que una sola gota de agua pueda estar
al origen de los gusanos intestinales. poblada hasta tal punto, reconoce que es difícil «com-
Pero he aquí que el espontaneísmo, tras el descubri- prender tales cosas si no se han visto»; para hacer pesar
miento de los seres microscópicos, va a tener de nuevo su propio juicio, hará testificaciones firmadas por «gente
gran aceptación. noble» que conocía.
Hemos dicho que, bajo la influencia de Swammerdam, Esforzándose en numerar aproximadamente el número
el empleo de la lupa había contribuido a hacer retroceder de los animalillos, da la cifra de dos millones setecientos
el espontaneísmo en la medida en que el agrandamiento' treinta mil en una gota de agua e incluso ocho millones
revelaba la complejidad de organización de los pequeños doscientos ochenta mil... ¡Diez mil o cuarenta y cinco
seres. Pero esta misma lupa, este mismo microscopio, iba mil en una gotita del mismo volumen que un grano de
a dar a los espontaneístas la ocasión de guerrear sobre un mijo, veintisiete millones en el volumen de un grano de
nuevo terreno. arena!
En 1674 -otra fecha importante- el holandés Leeu- Estas observaciones provocaron alguna emoción en -los
wenhoek (1632-1723), examinando en el microscopio medios científicos e incluso en todos los medios intelec-
una gotita de agua de una charca, descubre con gran estu-
tuales.
por el bullicio de la vida. En lo que respecta al origen de estos seres infinita-
He aquí un extracto de la carta que dirige desde Delft mente pequeños, Leeuwenhoek tendrá como primer pen-
a Mr. Oldenburg, secretario de la Royal Society (7 sep samiento el que se forman por «segregación fortuita de
tiembre 1674): las partículas del agua», pero no tarda en desechar esta
«A dos horas del pueblo, hay un lago llamado Berkelse explicación para suponer que los animalillos o sus simien-
Mere, cuyo fondo se halla, en numerosas partes, lleno de tes preexisten en el agua de lluvia. Llegará incluso a ex-
barro. El agua es muy clara durante el invierno, pero al perimentarlo a fin de esclarecer el problema.
principio o mediados de verano se torna blancuzca y flo- En su carta 32 (14 junio 1680) escribe: «Cuando tuve
tan en ella pequeñas nubes verdes... He recogido un conocimiento de las diversas opiniones expresadas en tor-
poco en un frasco de cristal, y, habiéndola examinado, no a la génesis de los animalillos, y cuando supe que
he advertido partículas terrosas y filamentos verdes... cierto gentilhombre había afirmado que ninguna criatura
Contenía también un gran número de pequeños animali- viviente puede ser producida si el recipiente o la botella
llos, variados en forma y color... Y el movimiento de en el que ha sido colocada la carne o el moho ha sido
estos animalillos en el agua era tan rápido, tan variado, cuidadosamente cerrado, decidí hacer experimentos de
que era un espectáculo maravilloso. Pienso que algunás este tipo.»

144 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 145.

El «cierto gentilhombre» era, como se figura uno, Este Needham pretendía nada menos que haber visto
Francesco Red¡, del que Leeuwenhoek -que ignoraba el nacer pequeñas anguilas -anguílulas- de la harina de
italiano- no conocía la obra más que de oídas. trigo con cornezuelo.
Leeuwenhoek pone un poco de agua de lluvia en dos Observación que encantaba a Buffon, al apoyar su teo-
tubos de cristal; hace una infusión añadiendo un poco ría según la cual todo ser vivo está formado por «molé-
de pimienta al agua que había sido recogida (a Leeuwen- culas orgánicas» capaces tras la muerte de producir 'otros
hoek le gustaban estos detalles pintorescos) «en un plato seres vivos de orden inferior.
de porcelana viejo que no había sido utilizado en diez Para Buffon, que a fin de cuentas enlazaba con Atana-
años». sio Kircher, había tantos seres vivos producidos por la
Después destruye, quemándolo, el borde de uno de descomposición o corrupción como nacidos por genera-
estos dos tubos, mientras que el otro lo deja abierto. ción normal; de este modo se producen los gusanos, los
Tras unos días, los animalillos pululan tanto en uno como saltamontes, las orugas, los piojos, las pequeñas anguilas
en otro. De lo que Leeuwenhoek infiere que las conclu- y, por supuesto, todos los animalillos de las infusiones
siones de Red¡ son válidas en cuanto a insectos se refiere, -animalillos de los que es totalmente inútil ocuparse
pero no sirven con respecto a los animalillos. separadamente, lo que hará perder menos tiempo a los
No prosiguió estos experimentos, que además no po- que creen hacer, con su microscopio, observaciones que
dían darle una respuesta clara, ya que comportaban mu- merezcan ser llamados descubrimientos...
chos errores que no podía ni imaginar.
El enunciado de tales ideas en pleno siglo xvui supo-
nía una extraordinaria regresión.
Si las pequeñas anguilas de Needham habían recibido
El problema del origen de los animáculos no estaba la adhesión entusiasta de Buffon, fueron, por el contra-
aún cerca de ser resuelto. rio, vivamente atacadas por Voltaire, que persiguió con
Dos partidos iban a seguir existiendo; y hay que con- sus sarcasmos al «jesuita de las anguilas»:
venir que ambas partes disponían de argumentos válidos. «El que primero ha dicho que no hay tontería alguna
Desde luego, la generación espontánea constituía una de la que no sea capaz el espíritu era un gran profeta...
excepción a la gran ley de la continuidad de la vida. Pero Un jesuita irlandés, llamado Needham, que viajaba por
¿cómo explicar la aparición de los animalillos en , las Europa vestido de seglar..., creyó advertir en la harina
infusiones? ¿Cómo admitir que, en todo lugar, en todo del trigo espolonado... anguilas que pronto parían otras
momento preexisten simientes -«gérmenes»- en el pro- anguilas... Al momento, varios filósofos se esforzaron
pio líquido, en la materia que se pone en infusión, o en en gritar ¡milagro!, y en decir que no había germen...
la atmósfera? »Físicos buenos fueron engañados por un jesuita... No
Como ocurre frecuentemente en ciencia, se estaba obli- se dudó de que si la harina de trigo malo formaba angui-'
gado a elegir entre dos hipótesis, cada una de las cuales las, la del trigo bueno formaría hombres.»
tenía materia suficiente para turbar los espíritus. Ciertamente tiene razón Voltaire; pero para ser justos
Pero he aquí que hacia 1740 se lanza una ruda ofensiva con el «de las anguilas» hemos de recordar que fue
por los espontaneístas, bajo el mando del gran Buffon autor de una experiencia de gran alcance. Habiendo ta-
en persona y de su colaborador el jesuita irlandés padre pado con algodón un recipiente lleno de jugo de cor-
Needham. dero, Needham lo mantuvo durante cierto tiempo sobre
1. R0.naa, 10

146 Jean Rostand Historia de las' ideas sobre el origen de la vida 147

cenizas calientes, de forma que quedaran destruidos los hecho morir todos los gérmenes. Si se repite el experi-,
gérmenes que, de existir, hubiesen podido encontrarse mento con las máximas precauciones que permitan excluir
allí. A pesar de este calentamiento que debía asegurar toda -aportación de gérmenes provenientes del exterior, el
lo que hoy llamaríamos la esterilidad del líquido, los resultado será totalmente diferente: el líquido ya no se
animalillos aparecían en masa. ¿No era esta la prueba enturbia y no es invadido por los animalillos.
de que nacen por generación espontánea a pesar de la No estaba por esto la cuestión resuelta, y Needham'
materia puesta en infusión? no se daría por vencido por el biólogo italiano. Discu-
Por supuesto, la conclusión de Needham era falsa, pero tirá, criticará el valor de la experiencia así modificada.
el procedimiento, la técnica que había utilizado por pri- Pretenderá que al calentar demasiado la materia puesta
mera vez -en 1745- había de tornarse muy fecunda. en infusión se destruirá la «fuerza vegetativa» necesaria
Durante todo el debate sobre la generación espontánea, para la agregación de las moléculas orgánicas en seres
es decir, hasta 1870, la experiencia de Needham es la que vivos; mantendrá que torturando a la naturaleza «se le
volverá constantemente a resurgir; es la que será repetida obliga a falso testimonio». Spallanzani, a su vez, respon-
hasta la saciedad modificando las condiciones y esforzán- derá mediante nuevos experimentos, cada vez más afina-
dose en perfeccionar y en eliminar las causas del error. dos, molestos para Needham y los espontaneístas.
, Rindamos, sobre este punto, homenaje «al de las an- Incluso entonces el debate no terminará; no podía serlo
guilas»: le debemos la técnica mediante la cual sus pro- en una época en la que se ignoraba casi todo sobre las
pias afirmaciones serían arruinadas. condiciones de vida de los animalillos y, sobre todo, de
sus necesidades de oxígeno. Aunque los experimentos de
Spallanzani dejasen subsistir algunos errores, no por ello
eran menos ciertos y hermosos en conjunto: tan ingenio-
El experimento de Needham fue criticado con viveza samente imaginados y hábilmente llevados a cabo como
por los antiespontaneístas, que levantaban en contra suya
era posible con los conocimientos y las técnicas de que
todo tipo de objeciones teóricas.
se disponían, eran dirigidas en el buen sentido, y ten
«Nos hemos reído de Epicuro -escribía Charles Bon-
net-, que con átomos formaba un mundo; hacer un dían a hacer válida una hipótesis de la que el porvenir
animal conjugo de cordero ¿sería chocar en menor gra- iba a demostrar su gran fecundidad.
do con la sana filosofía?» El debate entre espontaneístas y antiespontaneístas ha-
Pero los partidarios de los gérmenes se limitaban a bía tomado la forma que conservaría durante largo
rechazar las conclusiones del adversario sin denunciar el tiempo.
punto débil de sus alegaciones. Todas las veces que los antiespontaneístas realicen
Hubo que esperar a Spallanzani para que el debate experimentos en los que los animalillos no aparezcan en
fuese por fin llevado al plano experimental, que a partir el conjunto, los espontaneístas les objetarán que al que-
de este momento ya no iba a abandonar.
rer impedir la intervención de los gérmenes han turbado
Spallanzani, hacia 1770, demuestra que el experimento
las condiciones que permiten que una vida se forme. Y,
de Needham lleva en sí un doble error. En primer lugar,
los frascos son tapados imperfectamente por el algodón; por el contrario, cada vez que los espontaneístas presen-
además, el tiempo de calentamiento y el grado de calor ten hechos que atestigüen una génesis espontánea, los
no son suficientes para que esté uno asegurado de haber antiespontaneístas les echarán en cara el que no han sa-

148 Jean Rostand i W


llistoris de lis ideas sobre el origen de la vida
bido tomar todas las precauciones debidas para asegurar
taneístas, la prueba de que las sustancias eminentemente
la exclusión de los gérmenes'.
putrescibles permanecen imputrescibles cuando han sido
Y, a decir verdad, era muy difícil salir de este callejón esterilizadas por el calor, es decir, desembarazadas de gér-
sin salida, pues era cierto que los procedimientos capaces menes.
de impedir la intrusión de los gérmenes eran de tal natu- Pero he aquí que, en 1810, al gran químico Gay-Lussac
raleza que podrían crear condiciones artificiales a las que,
se le ocurrió analizar el aire contenido en los recipientes
teóricamente, se podía acusar de obstaculizar el nacimien- de Appert. No encontrando oxígeno, dedujo que la au-
to de la vida. sencia de este gas es una condición necesaria para la
conservación de las sustancias orgánicas. ¡Y con esta sola
advertencia ya había base para relanzar todo el debate
sobre la generacion espontánea!
En torno a 1800, un antiguo confitero parisino, Nico-
El padre Needham, como se recordará, defendía que
, las Appert, domiciliado en la calle des Lombards, había
cuando Spallanzani calentaba durante largo tiempo sus
perfeccionado y vulgarizado de modo astuto un procedi- probetas con infusiones modificaba la atmósfera interior;
miento propuesto hacía mucho tiempo para la preparación de tal forma que la vida ya no podía aparecer... Como
de conservas alimenticias 2 .
consecuencia de la advertencia de Gay-Lussac, ¿acaso no
Appert colocaba las frutas o las legumbres en recipien- era posible suponer que estas probetas permanecían obs-
tes cerrados herméticamente, que posteriormente calenta- tinadamente desiertas porque el oxígeno había desapa-
ba en agua hirviendo. Gracias a este tratamiento tan
recido?
sencillo los alimentos podían permanecer en perfecto es- Por tanto, fue importante que los antiespontaneístas
tado de conservación y de comestibilidad durante años.
tornasen de nuevo las experiencias de Spallanzani tenien-
«M. Appert -escribía el 10 de febrero de 1809 Le do en cuenta la nueva objeción. Fue importante que ob-
Courrier de PEurope- ha encontrado el arte de fijar
tuviesen los mismos resultados que Spallanzani -es de-
las estaciones. En su casa, la primavera, el verano, el cir, la esterilidad definitiva de las infusiones-, pero en
otoño viven en botellas, semejantes a delicadas plantas condiciones que no impidan a éstos permanecer en con-
que el jardinero protege con una cristalera de las incle- tacto con un aire de composición normal, un aire que,
mencias de las estaciones.»
contenga oxígeno.
Los recipientes del astuto confitero no eran más que Mientras no se haya demostrado que la vida es incapaz
los frascos de Spallanzani adaptados a las necesidades de de aparecer espontáneamente incluso en presencia del oatf-
la economía doméstica. Eran, ante los ojos de los espon- geno,los espontaneístas tendrán derecho a conservar sus
' El problema principal era el de la resistencia de los gérmenes posiciones. -
al calor. Cuando aparecía la vida en un ambiente caldeado, los
antiespontaneístas decían que no había sido calentado lo suficiente Fue un alemán, Frank Schulze, el que, en 1836 (en
para destruir todos los gérmenes. A lo que los espontaneístas esta época la ciencia no daba las zancadas que da hoy),
respondían: ¿Qué sabéis acerca de la temperatura necesaria para realizó el experimento en cuestión.
destruir los gérmenes, si encerrados en un círculo vicioso no podéis Colocó la infusión en un matraz totalmente cerrado, lo
hacer conclusiones tanto en torno a su destrucción como en torno
a que la vida no aparece después del calentamiento...? hizo hervir; después hizo llegar una corriente de aire nor-
Livre de tous les menages, l'art de conserver pendant plusieurs mal, que anteriormente ha barboteado en ácido sulfúrico,
2

années toutes les substances animales et végétales. cuyo papel -según el experimentador- era destruir los
j

150 Historia de las ideas sobre el origen de la vida 151


Jean Rostand

gérmenes eventualmente presentes en el aire, sin que por Por tanto se puede decir que hasta este momento el es-
ello modificase el contenido de éste en oxígeno. pontaneísmo o ha progresado mucho, pero no ha obtenido
Resultado: la infusión no se enturbió, permaneció inha- la decisión. Sus adversarios se repliegan, pero en posicio-
bitada. Schulze creyó poder sacar como conclusión que la nes todavía defendibles.
vida no se formaba si faltaban gérmenes. A partir de 1858 son los espontaneístas los que van a
El antiespontaneísmo marcaba un punto. intentar la contraofensiva con Felix-Archiméde Pouchet,
Marcará otro cuando, casi al mismo tiempo -en director del Museo de Historia Natural de Rouen, hombre
1837-, el biólogo Schwann (uno de los fundadores de entusiasta, apasionado, con cierto valor como fisiólogo,
la teoría celular) presentó una experiencia de la misma naturalista y erudito, pero que no está nada preparado
índole que la de Schulze, pero que se diferenciaba en para tocar un sujeto tan delicado y con tantas complica-
que el aire que llegaba a la infusión atravesó no un baño ciones como el de la generación espontánea.
de ácido sulfúrico, sino un metal al rojo vivo. Pouchet hace, en primer lugar, un experimento de lo
La infusión (al menos cuando se trata de caldo de car- más sencillo y, para él, convincente.
ne, ya que con jugo de levadura los resultados son muy Habiendo llenado un frasco con agua hirviendo y ha-'
inconstantes) permanece inhabitada -al menos en la ma- biéndolo cerrado herméticamente después, lo vuelca so-
yoría de los ensayos. bre una tina de mercurio y, una vez que se ha enfriado
Schwann, de un modo muy prudente, concluyó, sin pro- el agua, lo destapa para introducir al mismo tiempo oxí-
nunciar la comprometedora palabra «germen», que el geno puro y un pequeño montón de heno calentado a
nacimiento de la vida exige la presencia de un principio cien grados, es decir, carbonizado, durante treinta minu-
que sea destruido por el calor -termolábil diríamos hoy tos. Al cabo de algunos días la infusión de heno es inva-
día. dida por organismos vivos que, según él, no pueden tener
Por fin, en 1854, es efectuada una tercera experiencia otro origen que el de la generacion espontánea.
por Schroeder y Dusch, que esta vez, en lugar de zambu- Pouchet no se daba cuenta de las múltiples causas de
llir el aire en un ácido o ponerlo a una temperatura muy error que enviciaban su experimento...
alta, simplemente lo filtran por algodón. Presentará muchas otras, más o menos ingeniosas, pero
La idea era buena, pero los resultados no serán lo su- igualmente criticables. Desarrollará ampliamente -su teo-
ficientemente claros como para imponer una conclusión ría en una gran obra escrita en un estilo enfático: Heté
formal,
rogenie ou Traité de la Génération spontanée (1859).
¿Se dará por vencido el espontaneísmo?
Para que aparezca la vida -dice Pouchet- son nece-
Desde luego que no, y hay que reconocer que por el
sarias y suficientes tres condiciones: un cuerpo putresci-
momento los resultados no le obligan a ello.
ble, agua y aire.
En primer lugar no son constantes, los experimentos
El cuerpo putrescible se puede hervir, carbonizar... El
no salen bien todas las veces, con todos los medios de
cultivo. Además, incluso aceptando los experimentos po , agua se puede filtrar, destilar, prepararla por vía de sín-
tesis química... En cuanto al aire, se le puede calentar,
sitivos, pueden interpretarse de otra manera que median-
hacerlo pasar por un ácido, incluso se puede emplear un
te la hipótesis de los gérmenes. Podría ocurrir que el
aire artificial. Cualquiera que sean los tratamientos infli-
ácido sulfúrico, el calor, el algodón privasen al aire nor-
mal de «algo» que ignoramos, y que podría ser indispen- gidos al cuerpo putrescible, al agua y al aire, cada vez ,
sable para la generación espontánea. que sean reunidos, la vida se manifestará.

152 Jean Rostand


Historia de las ideas sobre el origen de la vida 153

¿Qué más se quiere?


ventaja de provocar varias veces la imaginación de
Pasteur.
En 1861 éste comunica al Instituto su Mémoire sur le'
corpuscules organisés qui existent dans l'atmosphére. So-
Es en este momento cuando interviene, para aclarar
lamente el título de este trabajo indica que Pasteur ha
todo, para explicar todo y para resolver el problema con
advertido én la atmósfera la presencia de estos gérmenes
tanta fineza como genio, un químico, Louis Pasteur.
Nacido en 1822 en Dó1e, en la calle de Curtidores (su de los que se ha hablado mucho, pero sin haber todavía
probado su existencia.
padre era curtidor), Pasteur fue educado en Arbois. Al
En efecto, Pasteur ha hecho pasar una corriente de
principio muestra grandes disposiciones para el dibujo,
aire sobre un filtro de piroxilina o pólvora de algodón y -
para el pastel (Pasteur estuvo a punto de ser pintor, co-
ha recogido los restos retenidos por el filtro. Los «cor-
mo Claude Bernard autor dramático), pero tentado por
púsculos organizados» -los «gérmenes»- son reconoci-
la ciencia prepara la Escuela Normal Superior. A los vein-
bles en la piroxilína mediante el microscopio; se puede,
ticinco años hace un maravilloso descubrimiento sobre la
además, sembrarlos con precaución en un matraz esterili-
disimetría de las formas cristalinas. En 1857 aborda el
zado, conteniendo un medio putrescible o incluso un me-
problema de los fermentos y -en contra de la escuela
dio de composición mineral, pero apto para mantener la
química de la época, en contra de los Berzelius y los
vida de los fermentos: los medios así sembrados se en-
Liebig- demuestra que la fermentación, alcohólica o
turbian y se pueblan de microorganismos.
láctica, es producida por seres organizados o levaduras;
Pasteur reproducirá, pero con muchas más precaucio-
desde este instante, sin haberlo buscado ni querido, está
nes, los experimentos de sus antecesores, principalmente
obligado,. al interrogarse sobre el origen de los fermentos,
a_ abordar el problema de las generaciones espontáneas, los de Schwann, y obtendrá constantemente los resulta-w
dos que permiten prever la hipótesis de los gérmenes.
ya que la fermentación se produce a menudo espontánea-
mente, es decir, sin que se hayan introducido deliberada- Sobre todo, imagina y ejecuta experimentos nuevos. El
del «matraz de cuello de cisne» es célebre.
mente levaduras en el medio fermentable.
Estira al calor dé la lámpara el cuello de un matraz
¿De, dónde vienen estas levaduras?
para hacer un largo tubo sinuoso, que deja en comunica-
Pasteur aborda el problema sin ninguna idea precon-
cebida; incluso en 1859, una vez que ha demostrado que ción con el aire exterior. El matraz contiene un líquido
fermentable que se hace hervir. Pero este líquido, a pesar
se puede cultivar la levadura láctica en un medio de com- de estar en permanente comunicación con el aire normal,
posición definida, acordará que la cuestión de la genera- con el aire natural que no ha sido ni calentado ni filtrado
ción espontánea está aún «entera y virgen, de pruebas de- ni químicamente modificado, no se enturbia.
cisivas». ¿Por qué no se enturbia? Porque el aire, cuando ha
Pero en 1860 -es decir, dos años después de la entrado bruscamente en el matraz tras la ebullición, ha
primera publicación de Pouchet-, Pasteur ha tomado sido esterilizado por el calor del tubo y porque, después,
firme decisión a favor del antiespontaneísmo; a partir de atravesando suavemente las sinuosidades de éste, depo-
entonces, un apasionado combate va a enfrentar a los dos sita sus gérmenes en las paredes de cristal.
hombres. Combate desigual, si es que lo hubo, y no «com- Basta cortar con una lima el cuello del matraz y poco
bate de gigantes» como se ha dicho, pero que tendrá la después el líquido se enturbia.
Dentro de su gran sencillez, el experimento es muy

154 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 155

hermoso, ya que, por primera vez, se verá un liquido pu- atmósfera está llena de semillas de adormideras, de caña
trescible, dejado en contacto con un aire perfectamente mones o de lentejas y no pudiese enseñar ni una sola a
natural, mantenerse indefinidamente estéril debido a que nadie? Se daría uno media vuelta sonriendo.»
se interceptaba la llegada de los gérmenes. Porque Pouchet ha examinado polvo de todo tipo, re-
Todavía hoy se puede ver en el Palais de la Décou- cogido en muchos lugares y en todo tiempo: ni un ger-
verte, algunos de estos matraces que han permanecido men, y si por casualidad se encuentra alguno, son «una
estériles durante casi un siglo. Respetables reliquias que, verdadera y rara excepción» entre los granos de fécula y
tanto tiempo después de la muerte del sabio, atestiguan los gránulos de sílice. «Pasteur siembra lo invisible y no
el valor de sus afirmaciones. cosecha más que lo que debe de surgir espontáneamente.»
Pasteur, por añadidura, hará ver cómo los gérmenes no ¿Qué hay más ridículo que esta hipótesis sobre la «pa-
están uniformemente esparcidos en la atmósfera: «Algu- nespermia»? Reto al sentido común,, escándalo espiri-
nas porciones de aire no contienen gérmenes». Si tras tual... Si se la lleva más allá hay que admitir que cada
haber hervido la infusión con la que se les ha llenado se milímetro cúbico de aire encierra seis mil doscientos cin-
abren varios matraces para que entre aire, se constata cuenta millones de gérmenes: «El aire en el que vivimos
que unos se pueblan mientras otros no. tendría, por tanto, la densidad del hierro.»
Si se hace la experiencia en la cumbre de una montaña, Además, ¿por qué el Creador habría esparcido los gér-
la proporción de matraces turbios se reduce considerable- menes s tan profusamente con la única idea de poblar, al-
mente, debido a que los gérmenes son más escasos en gunas charcas? ¿Acaso no supone una injuria a la sabidu-
la atmósfera de las alturas. ría suprema el atribuirle tal prodigalidad?
En Montenvers, en el mar de Hielo, entre veinte ma- En cuanto a la hipótesis de la «panespermia limitada», .'
traces, diecinueve permanecerán sin enturbiarse. no es más que una triste derrota; no es cierto que los
Por fin, en 1863, Pasteur realiza un experimento aún matraces no se enturbian cuando se destapan en la cima
más concluyente que todos los precedentes. Recoge un de un glaciar: para infligir, sobre este punto, una derrota
líquido orgánico fresco -sangre, orina- y lo pone en a Pasteur, Pouchet hará la ascensión al Maladetta.
contacto con aire estéril, sin que por ello aparezcan ani- Es muy instructivo, para un historiador científico, re-
máculos o fermentos. leer la Heterogenie de Pouchet; en cada una de cuyas
Pasteur, entonces, y solamente entonces, estará plena- páginas estalla la falsa lógica, la falsa precisión, el falso
mente satisfecho, ya que hasta este momento se pregun- rigor. Así, para probar que la especie de los animalillos
taba sin decirlo, si el calentamiento de la materia fermen- varía según la naturaleza de las sustancias puesta en infu-
table no aportaba alguna alteración sutil capaz de impedir sión, Pouchet hace macerar fragmentos de cráneos huma-
el nacimiento de la vida. nos de diferentes naciones y diferentes épocas; y triunfa
Según su propia expresión, acababa de darse la punti- al ver que una maceración de cráneo de un egipcio -traí-
lla a la doctrina de las generaciones espontáneas. do de la necrópolis de Sakhara- produce epístilos, en-
quélidos y vibriónidos, mientras que una maceración de
Por supuesto, Pouchet no se rendía ante las claras de- cráneo merovingio, proveniente de las sepulturas con-
mostraciones de Pasteur. Discutía la realidad de los he- temporáneas de Mérovée y de Chilpéric, se puebla de
chos. Estos famosos gérmenes de la atmósfera, que se- glaucoma y de vorticelas, y que una maceración de cráneo
gún parece Pasteur ha mostrado a todo París, ¿quién los actual no se llena más que de colpodios...
ha visto? «¿Qué pensar de un sabio que dijera que la Pouchet llega en sus escrúpulos a utilizar un «aire

156 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 157

artificial», mezcla de oxígeno y de nitrógeno; y estima El padre Moigno no dejaba de comprometer a Pasteur
conquis-
quetal experiencia «habla con tal autoridad que es im- al elogiarle, en el diario Les Mondes, por haber
posible ofrecer un desmentido más audaz a los partida- tado al espiritualismo a «los incrédulos y a los materia-
rios de la panespermia aérea». listas» y por haber tomado «conciencia de su misión»
En cuanto a uno de sus discípulos, Musset, empleará comprendiendo que «tenía almas a su cargo».
aire tamizado a través de membranas animales -intestino Oradores católicos -como el padre Félix, desde la
ciego-, y mejor aún, aire tomado de la vegiga natatoria cátedra de Notre-Dame- felicitaban a Pasteur por la or-
de, los peces o del interior de una calabaza... todoxia de su doctrina y abominaban de la heterogenia,
Todos estos espontaneístas eran inteligentes, ingenio- teoría malsana, impía, monstruosa, ateísmo encarnado,
sos, de buena fe: incluso, a veces, eran buenos natura- Belcebú en persona...
listas, pero no tenían ni la mínima idea de cómo podía Con ello, naturalmente, en respuesta, se desencadena-
ser resuelto el problema. Ni siquiera sospechaban qué ban contra Pasteur los liberales, los anticlericales, los ra
clase de precauciones deberían ser indispensables para cionalistas.
que sus resultados fuesen válidos. No imaginaban que en «Se trenzan coronas al señor Pasteur porque piensa
cada momento de su experimento abrían las puertas a los bien; se dan correazos a los señores Pouchet, Musset y
gérmenes que era necesario excluir y que todos sus se- J oly porque piensan», escribía Edmond About, mientras
veros esfuerzos se aniquilaban ante sus tremendas faltas Eugéne Noi'1 dirigía el mensaje siguiente a Pouchet: -«No
de método. hay, ni en el fondo de Asia, un espíritu sano y recto que
no deba interesarse en su obra tanto como sus compatrio-
Se hubiera necesitado, en este rudo combate, que toda tas de Rouen y Toulouse. Se trata de la libertad de con-
la opinión científica hubiera dado su apoyo a Pasteur. ciencia para todo el género humano. ¿Y sobre qué puede
El fisiólogo italiano Mantegazza escribe: «Siempre creí establecerse la libertad política y social si no es sobre la'
en la generación espontánea, pero, después de haber visi- libeetad- de conciencia? No solamente los heterogenistas
tado a Pouchet en sus laboratorios y visto la exactitud tienen los ojos en usted, sino todos cuantos quieren
con que hacía sus experiencias, después de ver los inge- conservar el derecho de pensar libremente.»
niosos aparatos que utilizaba, creo en la heterogenia dos Por- una vez, eran los bien pensantes los que pensaban
veces más.» bien...
El prejuicio filosófico y hasta la prevención política
intervienen, encima, en la querella falseando los argu-
mentos.
Aunque evitó mezclar ciencia y metafísica, ¿no había Después de estos grandes debates hubo todavía entre
cometido Pasteur la imprudencia de lanzar, en plena con- espontaneístas y antiespontaneístas numerosas controver-
ferencia en la Sorbona, estas palabras provocativas? sias, de las que algunas serían fecundas.
Onimus (1867) creyó ver nacer espontáneamente' gló-
-
«Qué conquista, señores, qué conquista para el mate-
rialismo si pudiera protestar que se apoya sobre el hecho bulos blancos en la linfa; el químico Fremy (1871) afir-
revelado de una materia que se organiza por sí misma. mará la generación espontánea en la levadura alcohólica;
¿Para qué recurrir a la idea de una Creación primordial, y, lo más importante, el inglés Charlton Bastian (1876)
ante cuyo misterio hay que inclinarse? ¿Para qué la idea aportará nuevos hechos que estará obligado a tener en
de un Dios creador?» cuenta Pasteur. Son, en efecto, las experiencias de Bas-

158 Jean Rostand historia de las ideas sobre el origen de la vida 159

tian las que darán la ocasión de descubrir que el calenta-


miento a cien grados es insuficiente para destruir los gér- La última tentativa del espontaneísmo coincide con el
menes; de ahí la necesidad de llegar hasta ciento veinte delirio michuriniano, que sacudió, hacia 1948, a la bio-
grados, y la creación de la técnica del autoclave. logía soviética: recuerda uno las extrañas afirmaciones de
Por fin, en 1878, Pasteur tuvo que defender sus ideas los Lepechinskaia y de los Bochian, que veían nacer mi-
frente a Marcelin Berthelot, que tenía en cuenta un ma- crobios de la yema de huevo, mientras que Lyssenko veía
nuscrito póstumo de Claude Bernard, en el que estaba formarse en espigas de trigo granos de centeno...
explícitamente afirmada la generación espontánea de la
levadura alcohólica. Naturalmente, las irrefutables demostraciones de Pas-
teur no podían valer más que para los seres que conocía:
Pasteur, a fin de cuentas, quedaba como vencedor ab- infusorios, levaduras, microbios. No está prohibido pen-
soluto de la gran lucha. Podía concluir con firmeza: «La sar que el problema de la generación espontánea podría,
generación espontánea es una quimera... No, no hay nin- en cierta medida, plantearse una vez más al tratar de los
guna circunstancia conocida en la que se pueda afirmar virus; pero entonces sería otro debate totalmente distin-
que han venido al mundo seres microscópicos sin gérme- to, ya que ni siquiera sabemos si el virus debe ser con-
nes, , sin padres semejantes a ellos. Los que pretenden siderado como un ser vivo.
esto, han sido burlados por experimentos mal realizados, Para el historiador científico es una historia muy apa-
manchados de errores que no han sabido percibir o evi- sionante la de las ideas concernientes a la generación
tar.» espontánea. Historia clara, sin dudas, transparente, recti-
Si Pasteur ha conseguido resolver el problema de las línea, si nos atrevemos a decirlo, ya que aquí no ocurre
generaciones espontáneas, es debido a que siendo un quí- como en muchos otros casos en los que la verdad se ha-
mico hábil en los métodos de las ciencias exactas, estaba lla dividida en dos campos contrarios y la batalla termina
técnicamente adelantado por lo menos treinta años sobre por una especie de compromiso entre las tesis opuestas.
sus contemporáneos. En esto vemos un verdadero error mantenerse testaru-
Como dijo Étienne Wolff, «la genialidad de Pasteur damente durante varios siglos. Error vivaz, obstinado,
no está en haber negado la generación espontánea..., sino renaciente a cada instante, que, cada vez que parece
en haber encontrado el modo de responder a la cuestión, arruinado, toma nuevo vigor en otro terreno.
en haber concebido todo un plan de experimentos, de- Error mantenido por grandes espíritus -Buffon, La-
mostrando que en la naturaleza actual, a escala de los marck, jean-Baptiste Dumas-, error que según el mo-
organismos visibles por el microscopio, no hay generación mento encontrará apoyo en el sentido común, en la ló-
espontánea». gica, en la evidencia, en el respeto a las autoridades, en
Los experimentos de Pasteur son sencillos; provienen la tradición religiosa o, por el contrario, en el libre pensa-
directamente de la técnica inaugurada en el siglo xviii por miento, incluso en el sectarismo político.
Needham y Spallanzani; pero para ejecutarlos correcta- Este error no fue desenmascarado más que poco a poco;
mente era necesaria una clarividencia, una perseverancia por etapas sucesivas. Primero se creyó en la generación
lógica, una exigencia. de precisión, un presentimiento de espontánea de las ratas; después sólo en la de los piojos
las causas de error, un olfato táctico, si se puede decir y babosas; tras esto, sólo en la de los microbios, infuso-
esto, que no pertenece más que a los muy grandes inves- rios y levaduras... Fue necesario, para hacer emerger la
tigadores. verdad, que de época en época la experimentación se hi-

Historia dealas ideas sobre el origen de la vida 161


160 Jean Rostand
tiniana de los «espíritus seminales», concepción tomista
ciese más cuidadosa, más sutil, más minuciosa; hubo que
de una «psyque» apareciendo de novo en cuanto la ma-
perfeccionar los métodos y que se hiciesen más firmes los
teria ha` adquirido la capacidad de recibirla.
escrúpulos del investigador.
No se quiere decir con esto que los adversarios no
En fin, queda el gran problema de la creación artificial
hayan desempeñado también un papel positivo en la aven-
de la vida.
tura, obligando, por su cabezonería y obstinación, a los
De cualquier forma o por cualquier proceso que hayan
antiespontaneístas a aclarar y definir mejor las condí-
aparecido, a lo largo de los años, la complejidad y la.
ciones de sus experimentos, presionandolos en sus trin-
ordenación estructural capaces de dar lugar a las manifes-
cheras, forzándolos a apretar cada vez más las mallas de
taciones de la vitalidad, no hay ninguna razón para negar
sus redes, y concurriendo con ello al progreso del saber. al genio humano la facultad de recrear de nuevo esta
Como dice Euggne Bataillon, la obra de Pasteur, «de-
complejidad y ordenación.
bido a, los ataques que ha padecido, ha sido moldeada y
Tal ambición, un poco al estilo prometeico, no levanta
remoldeada por su autor, tomando bajo cada objeción una
hoy ninguna objeción doctrinal incluso en los sabios cris=
forma más precisa».
tianos como Paul Chauchard, que admite que la ciencia
Omne vivum e vivo... No hay vida sin vida anterior... pueda un día encontrar «los procesos mediante los cuales
la vida ha surgido de lo inanimado hace millones de
Verdad de un gran alcance, no sólo teórico, sino prác-
años».
tico, ya que es sobre la . certidumbre antiespontaneísta
Siempre hay provecho para la ciencia cuando un pro-
sobre la que se funda, como se sabe, una gran parte de
blema se encuentra de tal modo desapasionado y «desfilo-
nuestra medicina, de nuestra higiene, de nuestra biolo-
gía e incluso de nuestra civilización. sofado».
Personalmente no creo que la recreación de la vida en
Debe de quedar claro, además, que si el problema del
el laboratorio sea para mañana..., pero ésta es una opi-
origen actual de la vida parece resuelto sin ninguna ambi-
nión puramente intuitiva, y hombres mucho más califi-
güedad, el inmenso problema del primer origen de la
cados en bioquímica que yo son más optimistas a este
vida queda aún planteado.
respecto.
No porque la vida no se forme, hoy día, en nuestro
Por tanto, a lo mejor un día, y no muy lejano, la vida
planeta de la materia inanimada se puede afirmar que,
saldrá de las manos del hombre... A lo mejor un día
en un lejano pasado, no ha empezado de esta forma.
recibimos por radio la gran noticia, entre un debate po-
En el estado actual de nuestros conocimientos - nadie
lítico y una canción de moda... Este sería sencillamente
cree ya en una fuerza vital añadida a los elementos de la
el hecho más importante, más significativo, más conmo-
materia; se tiende a pensar que las propiedades, los atri-
vedor, más dramático de toda la historia de la humani-
butos de la vida se manifiestan cuando la materia presen-
dad, dejando muy detrás de él los viajes a la Luna y de-
ta un cierto grado de complejidad ordenada, una cierta
más proezas cósmicas.
organización estructural, bien porque los elementos ma-
Esto no tendría ninguna aplicación militar o industrial,
teriales poseen una cierta vida rudimentaria, una «previ-
no influiría en las cotizaciones de la Bolsa, no enrique-
da», o porque ésta les falte completamente.
Estas dos tesis -de la adición o de la emergencia- cería a nadie, no aventajaría a ninguna nación; per%dd-®,,
grandecería al hombre, que, fabricando esta humee ar-
se unen, en cierta medida, a las dos tendencias metafísi-
tícula asimilable y reproducible, haciendo que,°por se-
cas que hemos señalado en el pasado: concepción agus- ). Round, 11 ¡~

162 Jean Rostand


Sobre la biogénesis-'
gunda vez, la vida haya nacido no de sí misma, habría
acabado con el gran y misterioso lazo. Producto de la
vida, se habría convertido a su vez en productor de vida.
Se habría acercado un poco a la imagen que se hacía
de Dios.

...Antes de especular sobre el*origen de la vida, que-


rría hacer una advertencia en cuanto al empleo del tér-
mino biogénesis se refiere.
Es perfectamente aceptable, por supuesto, el sentido
en que será empleado a lo largo de estas jornadas.
Jules Larles, en su excelente volumen sobre Les ori-
gines de la vie (P.U.F., 1950), lo prefiere al de genera-
ción espontánea, ya que -dice como buen filósofo-
«para gozar de la espontaneidad es necesario al menos
existir, y no se entiende a la espontaneidad de quién se
debería esta generación, puesto que, por definición, el
que es de tal modo engendrado no existía en el momento
de haber, espontáneamente, decidido nacer. ¿Sería de la
espontaneidad de otro ser vivo? Evidentemente, no, pues
en tal caso sería necesario hablar de creación o fabrica-
ción. ¿Se apelará a la espontaneidad de la materia bru-
ta? Pero ¿pueden ser yuxtapuestas ambas palabras?».
En resumidas cuentas, el padre Caries adopta la pala-

' Discurso inaugural en el coloquio sobre los Sistemas Biológicos


Elementales y la Biogénesis (París, noviembre 1965).
163

164 Jean Rostand Sobre la biogénesis 165

bra «biogénesis» para designar todo nacimiento que no Bichat: La vida es el conjunto de funciones que resisten
ocurre de modo normal: cuando un ser vivo proviene de a la muerte... Dugés: La vida es la actividad especial
otro ser vivo -es decir, cuando hay continuación, con- de los seres organizados... Claude Bernard: La vida es la
tinuidad de la vida-, se trata de generación: si no creación... Spencer: La vida es la combinación definida
proviene de otro ser vivo -es decir, si es un comienzo de los cambios heterogéneos a la vez simultáneos y suce.
absoluto- se trata, o mejor ejor dicho se trataría, de biogé- sivos... Blainville: La vida es un doble movimiento in-
nesis. terno de descomposición a la vez general y continuo...
Pero es importante recordar -para prever posibles Béclard: La vida es la organización en acción... La Enci-
malentendidos- que la palabra biogénesis ha sido em- clopedia: La vida es lo contrario de la muerte..., etc. Se
pleada anteriormente por Thomas Huxley -el famoso podría continuar así indefinidamente sin que por ello
discípulo de Darwin- en un sentido totalmente opuesto avanzásemos más.
al que se le dará en este coloquio: para Huxley («Biogé- Por suerte, hemos renunciado a estos estériles juegos
nesis o Abiogénesis», en Problemes de la Vie, Balliére, de palabras, para dedicarnos, más modestamente (y no
1892), la biogénesis era «la hipótesis según la cual la sin dificultad), a caracterizar el fenómeno vital por sus
materia viva nace siempre por la acción de una materia atributos esenciales: en primer lugar, la facultad de asi-
viva preexistente», mientras que la abiogénesis es la hi- milación y, como consecuencia, la facultad de crecimiento
pótesis según la cual la materia viva puede derivar de la y reproducción.
materia no viva, es decir, lo que más o menos hoy lla- Quizás sea conveniente desde el principio indicar que
mamos biogénesis. nadie, o casi nadie, pensaría actualmente en hacer inter-
Basta con entenderse. venir, para explicar las manifestaciones de la vida, la ac-
ción de un principio particular distinto de la materia:
fuerza vital, psique, alma orgánica, u otra entelequia...
Creo que todos los biólogos, cualquiera que, sean sus
Para ' debatir sobre el origen de la vida -sobre la opiniones filosóficas e incluso sus creencias religiosas, ad-
biogénesis- sería conveniente saber lo que es la vida; miten ahora -y esta unanimidad debe ser subrayada-
pero sobre este punto, la biología no puede, desgraciada- que el fenómeno de la vida está ligado a un cierto arre-
mente, más que recusarse, lo que además no le supone glo estructural, a un modo de organización, de lo más
ningún impedimento para adentrarse en la comprensión complejo, de la materia: cuando esta organización, cuan-
de las estructuras y funcionamientos orgánicos, ni para do esta ordenación se realizan es cuando se manifiestan
ganar cada vez más poder sobre los fenómenos de la vita- las llamadas propiedades vitales. El problema de la vida
lidad. es, por tanto, un problema de forma, de estructura. En
Hay que tener en cuenta que en otro tiempo, en los este sentido puede decirse con Kahane que «la vida no
siglos xvin y xix, cuando se ignoraba casi todo sobre las
existe».
manifestaciones de la vida y se era impotente con respecto
a ellas, se jactaban de definirla; y he aquí algunas de En lo que difieren los biólogos -o al menos los que
esas definiciones que no son más que trivialidades o pa- se permiten filosofar un poco- es en que, para unos,
radojas: esta forma necesaria para el desarrollo de la vida ha
Kant:.La vida es un principio interior de acción... podido establecerse por el juego de las fuerzas naturales
Buffon: La vida es un minotauro, devora el organismo... únicamente, mientras que, para otros, tendría un origen

Sobre la biogénesis 167


166 Jean Rostand
vida propiamente dicha se reduciría a un efecto de intima-
sobrenatural, o al menos resultaría de la combinación de ción.
ciertas energías misteriosas. Es interesante, para el historiador de las ciencias, dar-
Para Lecomte de Nouy, por ejemplo, es imposible su- se cuenta de que esto es una* concepción muy antigua
poner que una molécula viva haya podido formarse sim- que se une al hilozoísmo.
plemente por el azar de las combinaciones químicas, ya Ya en el siglo xviii, Diderot discutía que la vida y el
que hubiera sido necesario, para que pudiera ocurrir un pensamiento pudiesen surgir de la ordenación de la ma-
suceso tan improbable, que transcurriesen un número de teria; y el texto en el que expresa su convicción merece
años tan grande que se expresaría por un número de 253 ser citado entero:
cifras... La improbabilidad sería tan grande que su verda- «Suponer que poniendo junto a una partícula muerta
dero nombre sería imposibilidad. [en tiempos de Diderot, se decía partícula y no átomo]
Muy imparcialmente, no creo que consideraciones y su- unas, dos o tres partículas muertas, se forme un sistema
posiciones de este tipo, a pesar de su especiosa precisión, de cuerpo vivo, es adelantar, a mí parecer, un gran ab-
sirvan para aclarar algo el problema, pues nos es impo- surdo, o no sé por dónde ando. La partícula' A colocada
sible evaluar, aunque fuera muy someramente, muy apro- a la izquierda de la partícula B no tenía conciencia de
ximativamente, cuál era el orden de improbabilidad en su existencia, no sentía, estaba inerte y muerta; y he aquí
cuanto a la formación de una molécula viva en el mo- que colocando la que estaba a la derecha, a la izquierda,
mento en que se hubiera formado. Ignoramos todo de todo vive, se conoce, se siente... Esto no es posible.
las condiciones que reinaban en nuestro globo hace dos ¿Qué tiene que ver aquí la derecha o Uizquierda? ¿Hay
millones de años y del estado en el que se encontraba la un lado u otro en el espacio? Será que el sentimiento
materia, etc. Quizás entonces la formación de la vida
y la vida no dependerán de ello. Lo que tiene estas
fuese mucho más probable de lo que nos atreveríamos cualidades siempre las ha tenido y las tendrá siempre.»
a imaginar trasladando al pasado los datos del presente. La idea de la vitalidad esencial de la materia provenía
A lo mejor la. materia poseía propiedades hoy extinguidas
del geómatra Maupertuis, que atribuía un psiquismo ele-
y unidas 'a un cierto estado del cosmos, correspondiente
mental (aversión, deseo, memoria), un principio de inteli-
a un cierto estado de la expansión del universo... gencia, a los corpúsculos más sencillos, principio que
En todo caso, todos nuestros hermosos razonamientos y formaba parte de las propiedades materiales al tiempo
cálculos arriesgan el dejar a un lado lo esencial. que la extensión, el movimiento v la gravedad.
Explicaba la formación del feto por una especie de
«memoria» de las partículas contenidas en los gérmenes
de los padres.
Otra divergencia entre teóricos de la biogénesis trata
«Nunca -dice- se explicará la formación de un cuer-
sobre la manera en que las propiedades vitales derivan
po organizado únicamente por las propiedades físicas de
de la arquitectura material que las condiciona. la materia... ¿Cómo la organización, que no es más que
La mayoría de los biólogos sostienen que los elementos una disposición de las partes, podría hacer nacer un
de la materia carecen totalmente de vida y que, posterior- sentimiento? »
mente, emerge la propiedad «vida» al manifestarse un
Kant ha hecho justicia sobre este punto a Maupertuis
cierto modo de organización; en cambio, otras tienden a -demasiadas veces olvidado- citándolo entre los res-
pensar que estos elementos están ya dotados de una for- tauradores del antiguo hilozoísmo.
ma de vida -previda o infra-vida-, de manera que la

168 Jean . Rostand' 169


Sobre la biogénesis

«El hilozoísmo -escribe el gran filósofo= anima to- dad no existe sin materia ni energía. Materia, energía y
do; el materialismo, por el contrario, lo destruye todo. sensibilidad son los tres atributos esenciales e insepara-
Maupertuis atribuye el menor grado posible de vida a las blemente unidos en el universo.
partículas orgánicas vitales de los animales. Otros filóso- Otros biólogos, no menos materialistas que Haeckel,
fos no ven en ellas más que masas sin vida, no sirviendo han compartido su opinión en cuanto a la infraconciencia
más que para aumentar las palancas de las máquinas de la materia.
animales.» (Antropología.) «Es natural -escribía Félix Le Dantec en Le determi-
Paul Janet, en cambio, omite citar a Maupertuis entre nisme biologique et la personalité humaine- admitir que
los pocos materialistas más profundos que los otros tal o cual combinación de átomos está dotada de una
( Diderot y Cabanis, por ejemplo), que «viendo claramente conciencia resultante de las conciencias elementales de los
la imposibilidad de hacer salir lo que piensa de lo que no átomos componentes, más que considerar la conciencia
piensa, y hacer del pensamiento un accidente, una resul- de un cuerpo complejo como resultante de su propia
tante de las combinaciones de la extensión, han sostenido construcción por medio de elementos desprovistos de
que el pensamiento, bajo forma de sensibilidad, es una conciencia.»
propiedad esencial, como la gravedad, el movimiento y la Se encuentra de nuevo esta idea en diversos filósofos
impenetrabilidad». de finales del xrx o principios del xx.
Esta idea de la vitalidad de las partículas de la ma- Albert Fouillée, por ejemplo:
teria atraviesa toda la historia de la filosofía. «Los elementos de la vida psíquica deben existir en;
El célebre naturalista Ernest Haeckel escribía, a fines
los elementos de la materia en apariencia inerte. La mis-
del siglo pasado, en los volúmenes donde exponía su ma ley de continuidad, siendo aplicable al mundo psíquico
transformismo agresivo y su monismo militante: «Nues- y al mundo físico, debemos aplicar hasta el final *la
tra convicción es que los átomos ya poseen en su forma teoría de la causalidad tanto a uno como a otro, de ma-
más sencilla la sensación y la voluntad o más bien el
nera que hagamos proceder el psiquisnno más desarrolla-
sentimiento (aesthesis) y el esfuerzo (tropesis), es decir, do de un psiquismo más rudimentario. Este método de
un alma universal bajo la forma más primitiva.» análisis, según nosotros, lleva a reconocer el proceso ape-
Y aún: «Todos estos cambios, ya sea en la naturaleza
titivo como elemento universal: sentimiento-apetición...
orgánica, ya sea en el mundo inorgánico, nos parecen
en el que una excitación sentida lleva a una reacción
comprensibles únicamente si consideramos los átomos, no
más o menos consciente.» (Mouvement positiviste, pá-
como pequeñas masas de materia muerta, sino como par-
ginas 292, 293.)
tículas elementales vivas, provistas de fuerzas de atracción Aún más: «¿No sería extraño suponer que existe un
y de repulsión. El placer y el desagrado, el amor y el
abismo entre los seres no organizados y los organizados
odio de los átomos, no son más que expresiones diferen-
que proceden de ellos, y que los fenómenos de conciencia
tes de esta fuerza de atracción y de repulsión.»
vienen a añadirse, cayendo del cielo, a movimientos de
Haeckel estimaba que el materialismo teórico había
materia totalmente insensible?»
hecho mal en negar toda sensación a la materia y que
Por último, Louis Bourdeau (Le probleme de la vie,
atribuir un alma a los átomos era indispensable para ren-
1901): «La sensibilidad que se manifiesta en la sustan-
dir cuenta de los fenómenos físicos y químicos más sen-
cia proteica no surge milagrosamente, ex nihilo... Hay
cillos. Para él no hay materia sin energía ni sensibilidad;
que admitir que estas partículas de materia (moléculas,
tampoco energía sin materia ni sensibilidad, y la sensibili-
átomos) representan, no pequeñas masas inertes y como

Sobre la biogénesis 171


170 Jean Rostand
estoy de acuerdo con mi amigo Paul Chauchard, pues no
muertas, sino elementos activos, brillantes, de una espe- pienso que los últimos progresos de la biología, en lo que
cie de vida inferior... Cuando se ve a la razón más alta
concierne a la biogénesis, desemboquen científicamente
provenir poco a poco de un óvulo, aparentemente incons-
«sobre la evidencia de una finalidad», cuya significación
ciente, no se tienen ya más dificultades para creer que filosófica deba, lógicamente, aparecer ante nosotros...
este óvulo, así provisto de un principio de espiritualidad
Los finalistas quizás tengan razón, y desde luego tienen
trascendente, lo ha tomado él mismo de los elementos
derecho a pensar como mejor les parezca, pero no pue-
que lo componen.»
den afirmar que la evidencia científica está de su lado.
Quizás se iba demasiado lejos antiguamente cuando se
Si hemos multiplicado las citas es para mostrar cómo
sostenía que la ciencia arruina el finalismo, pero desde
la idea que atribuye una especie de vitalidad rudimentaria luego se llega demasiado lejos hoy al pretender que lo
a los elementos que componen la materia es antiguo y
demuestra.
trivial.
Ya se sabe el destino que le ha sido dado por los
Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre el
«teilhardianos» que atribuyen su paternidad a su gran origen natural de la vida no se podría, al parecer, excluir
hombre.
la posibilidad de hacerla nacer por medios artificiales, lo
«Si es posible -escribe Paul Chauchard- pasar brus-
que por fin nos permitiría decir que la comprendemos, si
camente de lo inanimado a la célula, por el contrario se es verdad, según la frase de un pensador, que no se com-
debe de prever toda una complexificación progresiva de prende más que lo que se sabe rehacer.
lo inanimado, conduciendo hacia el paso de la vida. Es
Se dispone de recursos técnicos cada vez mayores y se
exactamente el concepto teilhardiano de 'previda'. Uno
tiene el poder de combinar a gusto los efectos de las más
de los que más ha hecho para hacernos comprender esta potentes energías. ¿Por qué entonces el hombre no con-
cuestión es el bioquímico ruso Oparin. Hay que agrade-
seguiría reconstruir en el laboratorio las condiciones res-
cer a P. Gavaudan el habernos dado la traducción francesa
ponsables de los biogénesis iniciales?
de su hermoso libro El origen de la vida en la tierra. Ha
Incluso los que sostienen el origen trascendente de la
añadido un importante prólogo con notas, comentarios.
vida no pueden negar a priori que el hombre logre, gra-
La lectura de este libro, que se asemeja al de Kahane
cias a su genio inventor, realizar una operación que la
(La vida no existe, Ed. Rationalistes), nos muestra cómo
matería bruta librada a sí misma hubiera sido incapaz de
el progreso científico obliga a cambiar a los materialistas
realizar.
y a los espiritualistas. Los primeros reducían a un me-
En resumen, para unos, el hombre al crear la vida imi-
canismo simplista las propiedades de la vida, los segun-
taría a la antigua naturaleza; para otros, imitaría al
dos querían achacarlas a una fuerza vital sobreañadida.
Creador.
Hipótesis inútil, pues el materialismo actual debe de re-
Así es como Chauchard, biólogo cristiano, discute el
conocer que la especialidad de la vida se debe a la com-
que la fabricación artificial de la vida, sueño de todos los
plejidad de la materia viva. De esta manera desemboca
bioquímicos, pueda ser puesta al servicio del ateísmo y
científicamente en la evidencia de una finalidad de pro-
ofuscar a los creyentes bien informados. «Si esto ocurre
greso inscrita en los poderes de la materia. Esto, lógica-
-dice- será que la ciencia ha hallado los procesos me-
mente, debería incitar a una reflexión completa sobre la
diante los cuales la vida ha surgido de lo inanimado hace
significación filosófica de esta finalidad... »
millares de años, o cualquier otra posibilidad dentro de
No necesito deciros que, en este último punto, no

172 lean Rostanti Sobre Sobre la bic is 173,

las propiedades de la materia. Al descubrir un secreto de mos, no de definir, sino de caracterizar potablemente la
la naturaleza, el científico creyente rendirá homenaje al vida.
Creador responsable de estas propiedades y de su inteli- ¿Los cloroplastos de las células vegetales son o no
gencia de sabio.» vivos?
El problema de la creación artificial de la vida no pro- Separados de la célula pueden desprender oxígeno de-
duce, o al menos no debería producir, ninguna pasión; la bido a la acción de la luz, es decir pueden resilizar, la
síntesis de una partícula viva no traería confirmación o in- función dorofílica (Hill, 1937).
validación a ninguna tesis filosófica. Luigi Califano tampoco duda en llamarlos «vivos», por-
que según él «es vivo lo que transforma energía, ya sea
captándola en el mundo exterior o liberándola de los
compuestos orgánicos o inorgánicos» (El mundo de los,
microbios, Kister, pág. 92).
¿Es necesario recordar que, a pesar de todo lo que se Quizás mañana, otros organitos podrán ser conservados
haya podido decir a este respecto en la prensa, este éxito en vida o cultivados fuera de la célula y manifestar in
todavía no se deja entrever? Lo más que se puede decir vitro propiedades más o menos vitales, e incluso en este
es que se han realizado, en condiciones relativamente co- caso darían lugar a discutir sobre la buena ley de su «vi-
rrientes, síntesis de algunos constituyentes de la materia talidad» si se les da, en el medio de supervivencia o de
viva, y que los progresos realizados en este dominio tie- cultivo, substancias preparadas por organismos vivos.
nen lo suficiente para dar ánimos a los investigadores. Gavaudan, en los notables comentarios que ha hecho
Cuando se habla de crear la vida, no se plantea la cues- a la obra de Oparin, nos recuerda, con confianza, los
tión de fabricar en probeta una célula que, con su núcleo, progresos ya realizados por la bioquímica en la conser-
sus cromosomas, sus ácidos nucleicos es ya todo un mun- vación de algunas propiedades de los organitos aislados,
do organizado; sino mucho más modestamente, una gran se trate de mitocondrios o de cloroplastos. ¿Se puede
molécula que fuese capaz de aumentar su masa a expen- afirmar que estamos llegando al final de los perfecciona-
sas del medio exterior, algo bastante análogo a un virus, mientos experimentales?... El éxito de tales investiga-
pero que sería autótrofo, es decir, capaz de vivir y mul- ciones no depende a veces más que de un factor de crea.:
tiplicarse de otra forma que como parásito de una célula, miento, de un material para empezar bien elegido. Es
mientras que todos los virus que conocemos son incapa- evidente que la multiplicación in vitro de organitos celu-
ces de reproducirse por sí mismos y se hacen reproducir lares tales como los mitocondrios sería una revolución.
por la célula que los alberga. ¿Seremos menos audaces que Meissner y Hauser, inves-
tigadores citados por Yves Delage..., que intentaron cul-
tivar «bioblastos» en el bello e inocente ímpetu de los
innovadores a los que no detienen las dificultades? ¿No
En la medida en que estos virus son ineptos para una es la vía por la que se adelantaron una vez Brachet y sus
vida autónoma, se puede dudar si merecen ser clasificados colaboradores, intentando probar por diversos medios
como vivos. La misma cuestión puede plantearse a pro- que las partículas elementales del citoplasma podrían ser
pósito de ciertos organitos que se encuentran en la célula' sacadas de la célula y cultivadas en una membrana corio-
normal. Y la dificultad que tenemos en responder a una dantoidea de pollo? Se sabe que estos experimentos sólo
y a otra, marca bien la dificultad en que nos encontra- han conducido desgraciadamente a una presunción a favor,

174 Jean Rostand


Sobre la biogénesis 175

la «vida elemental», ya que es incapaz, solo, de asimilar


de una propagación de «microsomas» por «división»

y reproducirse.
(L'origine de la vie sur la terre, Masson, 1965, páginas
466-467).
¿Quién no ha pensado en la posibilidad de reproducir «Los elementos capaces de asegurar la reproducción
genes in vitro? son incapaces de reproducción.» ( Traité de Biologie, pá-
gina 132.)
Pero dejemos esta objeción un tanto especial.
Ya en 1936, con Lucien Cuénot, hacíamos 'alusión a
Vamos a ver cómo se puede practicar, en la célula
ello: «Nada impide pensar que se encontrará un día el
espermática, una especie de disección, de vivisección
medio de cultivar genes como se cultivan células. `Si se
-aún más sutil de la que innovaba Claude Bernard con
pudiera realizar en cada momento un medio idéntico al
los peces o con los anestésicos-, que nos va a permitir
que la acción de las partes vecinas crea continuamente
disociar unas de otras ciertas propiedades generalmente
a un organismo elemental dado, éste viviría en libertad
unidas a la vida.
igual que en sociedad.' Esta frase que Claude Bernard
Se puede, por ejemplo, tratando el espermatozoide
escribía sobre la célula hace tres cuartos de siglo se
con ciertas sustancias, principalmente con glicerina diluí -
podría escribir hoy sobre el gene.» (Lucien Cuénot y J.
da, quitarle el poder de fecundar sin alterar en absoluto
Rostand, Introduction á la Génétique, Centro de Docu-
su motilidad.
mentación Universitaria, 1936.)
Y más recientemente, en su Química de la herencia,
Este espermatozoide, que ya no puede fecundar, que
Stephen Zamenhoff idea la síntesis del A.D.N., que per-
ya no puede penetrar en un huevo, pero que se mueve
mitirá constatar «la reproducción de los genes desnudos
activamente, ¿tenemos derecho a llamarlo vivo?
en una probeta, lo que sería un resultado fantástico y qui-
Boris Ryback, a propósito de espermatozoides de erizos
zás aterrador...».
de mar, escribía (Historia de la espermiología de los eri-
zos de mar, Biología Médica, diciembre 1955): «Una ob-
servación de orden general debe ser hecha previamente;
es notable que la mayoría de los autores han estimado la
Si nos sentimos a veces molestos, desconcertados al vida del espermatozoide por su motilidad. Pero insisto
decidir de la vida o la no-vida de tales o cuales elementos desde este instante en que la motilidad no es el criterio
constituyentes de la célula, tales como cloroplastos, mi- de la vida, aunque sea el de una cierta vitalidad.»
crosomas, etc., ocurre que también lo estamos cuando se Prosigamos nuestro análisis.
trata de una célula entera, tras haber despegado a ésta Si estos mismos espermatozoides de ranas son trata-
de algunas de sus funciones o propiedades. dos con diversos agentes físicos (rayos X, rayos de ra-
Sobre este punto me gustaría insistir un poco, ya que dium, rayos ultravioletas) o químicos (tripaflavina, azul
me lleva a un terreno que me es más familiar que el de de toluidina, etc.) conservan la aptitud normal de pe-
la biogénesis en general. netrar en el óvulo y determinar la regulación del aster
que provoca la bicentría, condición de la primera mitosis
,
Tomemos como ejemplo una célula muy conocida: el
espermatozoide de la rana... de desarrollo, pero han perdido totalmente su competen-
El biólogo-filósofo Le Dantec -que gustaba de em- cia genética: dicho de otro modo, su A.D.N., sus genes,
plear una terminología particular- habría dicho que el habiendo perdido su poder de autorreproducción no pue-
espermatozoide no es vivo o al menos no está dotado de den colaborar ya de ningún modo en el desarrollo del
huevo, el cual se efectuará sin amfimixia, según el modo

176 Jean Rostand Sobre la biogénesis 177

llamado ginogenético, para producir un organismo pura- Es curioso ver cómo el estudio del factor mitó
mente maternal. está mucho menos avanzado que el de la sustancia
De tal espermatozoide móvil, capaz de penetrar en el ditaria.
huevo y de provocar su desarrollo, pero inepto para co- Desde Oscar Hertwig, es clásico disociar, en la fecun-
operar en este desarrollo, se dirá sin duda que está vivo; dación natural, el efecto de estimulación producido por
pero ¿qué se diría de un espermatozoide que es inmóvil el espermatozoide sobre el óvulo y el efecto genético. Se
y no puede penetrar en el huevo por sus propios medios, hubiera podido creer, y efectivamente se ha creído --so-
pero que, con tal de que se le introduzca artificialmente bre todo tras el éxito de la fecundación química- que
con un fino estilete, provocará, como un espermatozoide el primero de estos efectos iba a ser fácilmente reducid
normal, como un espermatozoide intacto, la regulación a factores físico-químicos, mientras que el segundo --más
del aster iniciadora del desarrollo? «vital»- retaría mucho tiempo, y quizás siempre, al
Y este es el caso de un espermatozoide desecado, liofi- análisis fisicoquímico.
lizado, o tratado con glicerina diluída durante dos meses, Y ¿qué ha ocurrido?
o llevado a una temperatura de 45°, etc. En 1965 empezamos a estar bien documentados sobre
Se admite bastante generalmente -y principalmente la constitución molecular del A.D.N., portador de la
tras las investigaciones de Shaver sobre el huevo de información genética, y continuamos ignorando todo de
rana-- que el poder de la regulación del aster está unido la base química del factor mitógeno.
en su mayor parte a los microsomas citoplasmáticos más Todo ocurre como si, contrariamente a las suposiciones
grandes, a las mitocondrias ricas en fermentos variados, iniciales, el efecto mitógeno fuese más «vital» que el
principalmente en fermentos respiratorios, y teniendo un efecto genético.
papel importante en la síntesis de las proteínas. En esto hay una paradoja que merecería ser subra-
Entonces ¿están vivos estos microsomas dotados del yada por un historiador de las ciencias.
poder ' mitógeno? O por lo menos, para hablar como
de dar sobre la independencia -la disociación posible—
Ryback, ¿están dotados de «cierta vitalidad»? Teniendo en cuenta algunas advertencias que acabamos

de las diversas propiedades del espermatozoide de la rana


Lo cierto es que hasta nueva orden no se les puede
-motilidad, aptitud de penetración, poder mitógeno, ca-
sustituir ninguna sustancia inorganica, ninguna hormona,
pacidad genética-, me parece que se puede estar de
ningún enzima.
acuerdo con Gavaudan cuando, descartando la esperanza
Si se niega uno a conceder alguna vitalidad a estos
de «hallar una propiedad específicamente característica de
microsomas, hay que admitir que se puede aislar, en
la vida, ya sea que se trate de la auto-reproductividad o
estado no vivo, las sustancias dotadas del poder mitóge-
de la irritabilidad», escribe: «La vida no tiene una defi-
no; y como, por otra parte, también se puede aislar
nición unívoca... No hay ninguna uniformidad en las ma.
bajo formas no vivas -en estado de A.D.N.- las sustan-
nifestaciones tan diferentes, y, sin embargo, calificadas
cias dotadas de la competencia genética, tenderá uno a
todas de vivas, que observamos y describimos como tales
concluir que las dos propiedades más esenciales del esper-
matozoide -poder mitógeno y poder genético- son in-
dependientes de la vida'.
dos de muerte y, lo veremos en este libro, grados de supérviven-
' Cf. Thomas: «Debemos distinguir grados de vida, es decir, cia.» (Supervivencia y conservación biológica, pág. 29, Masson,
grados de organización y de actividad de la materia, así como gra- 1963.)
l. R.oswd, 12

178 Jean Rostand Sobre la historia de las ciencias'

en un pollo o en una rata, en una célula aislada de un


embrión de estas últimas, igualmente en un árbol o en
una hoja separada de él desde hace meses, en un hombre
en estado de coma o que conduce un coche. Los estados
de vida de un corazón aislado, de un fibroblasto en cul-
tivo, de un espermatozoide, de un hematíe nucleado o no
nucleado, de una mitocondría oxidante ácidos grasos in
vitro, de un corpúsculo virulento que infecta una célula,
se traducen por fenómenos muy diferentes, que a veces
no tienen común denominador.» (¡bid.)

Para volver a la creación artificial de la vida, pienso


que no estamos lejos -y quizás ya lo hemos conseguido
en una cierta medida- de hacer la síntesis de los fac-
tores o de las sustancias dotadas de propiedades más o
menos vitales. Mañana, sin duda, se fabricará lo que
en el espermatozoide de rana provoca la división del
huevo; se fabricará lo que en los cromosomas de la
rana transmite tales o cuales caracteres. ¿Se dirá por
esto que se ha rehecho un poco la vida de la rana? En un tiempo en que la actualidad nos oprime por
No lo sé, y será el tema de este coloquio tratar de todas partes, en que los éxitos de la ciencia y de la
contestar a esta pregunta que quizás es sólo puramente técnica nos invitarían a dar cara al porvenir mucho más
verbal, pero tal vez esencial.
que volver hacia el pasado, en un tiempo en que se pre-
para el viaje a los astros y se prevé para mañana la;
confección de corazones artificiales, la síntesis de los vi-
rus, la corrección del cerebro humano, ¿se puede razona-
blemente pensar que la historia de las ciencias conserva
aún poderosos atractivos?
La respuesta a esta pregunta es dada hoy, creo, por
el feliz éxito del presente Congreso, que cuenta cerca de
ochocientos participantes, venidos de todos los azimuts y
ha recibido no menos de quinientas comunicaciones.
La importancia intelectual de la historia de las ciencias
no es. discutida por nadie: forma, seguramente, un capí-
tulo primordial en la historia del pensamiento'y de la civi-
lización. Como escribe George Sarton, «un verdadero hu-

' Discurso inaugural en el XII Congreso Internacional de His-


toria de las Ciencias (París, 26 de agosto de 1968).
179

X80 Jean Rostand lal


Sobre la historia de las den sa
manista debe conocer la vida de la ciencia, como conoce valente de historia de la conciencia.» En esto toma s
la del' arte y la de la religión». en efecto, la emocionante noción de la continuidad de la .
¡ Qué tarea más instructiva, en efecto, más rica en obra humana, de la solidaridad de los espíritus a través-
temas de reflexión para el psicólogo, el epistemólogo, el del tiempo y a través del espacio. Pues la verdad es dan-
filósofo, la de seguir, a lo largo de los años, la lenta y dora de un largo pasado y nacida de un concurso ínter-
laboriosa embriogénesis de la verdad! «ciudad*- -
nacional. Todo investigador es, quiera o no, un
¿Por qué medios, por qué pasos el espíritu del hom- no del mundo».
bre gana la madurez que le permitirá hacerse una repre- La historia de las ciencias nos revela, además,' la dig-
sentación cada vez más fina del mundo real y, por tanto, nidad del más humilde esfuerzo, pues no hay ningún
más propia para extender su poder de acción sobre las gran descubrimiento que no haya sido precedido y prepa- .
cosas? ¿Es necesario pensar, con Jean Piaget, que las rado por oscuras tentativas. De todo gran investigador, -
funciones de conocimiento prolongan, en el plano intelec- se puede decir lo que decía Edmond Rostand de los gran-
tual, - las funciones orgánicas de regulación, de modo que des capitanes:
tocaría a la biología el esclarecer los mecanismos puestos Y no seríais nadie sin el ejército oscuro y negro.
en juego por la adquisición del saber? ¿Cuáles son las
condiciones personales o colectivas que favorecen esta
adquisición? ¿Qué papel le corresponde a la técnica, na- ¿Qué hace falta para componer una página de his-
cida de la ciencia, pero más poderosa, para venir en toria?
su ayuda? ¿Cómo, unas sobre otras, incluyen las dife- En fin, es una enseñanza de confianza y de modestia
resites disciplinas, y cómo la ciencia, en su conjunto, se la que se saca de la historia de las ciencias.
beneficia de la emancipación que debe a la reflexión filo- Confianza en los poderes del intelecto, puesto que, en
sófica? ¿La evolución del pensamiento científico va siem-e pre en «el sentido de la historia»? ¿Admitiremos, junta- definitiva, la obra de todos tiene de qué hacer honor al
hombre; pero también modestia, pues vemos cuán fali-
mente con Michel Foucault, que el análisis del progreso bles son los obreros, y cómo, hasta en el espíritu de los
de -las ciencias, y singularmente de la biología, puede mejores, a la verdad le cuesta triunfar sobre los prejui-
hacerse cómplice de esta «destrucción del hombre» que se cios, el amor propio, las testarudeces doctrinales, los:
nos anuncia desde hace poco, no sin una secreta compla- «obstáculos epistemológicos», como decía Bachelard.
cencia?` Considerando la riqueza y la diversidad de su conte-
Independientemente de su trascendencia especulativa, nido, nido, no se ha podido nunca decidir -al menos entre
la historia de las ciencias no deja de ofrecer un valor nosotros- si la enseñanza de la historia de las ciencias
propiamente estético, pues es «un bello espectáculo, digno pertenecía a las ciencias o a las letras.
de arrebatar el pensamiento», el de la edificación de esta
majestuosa catedral de verdades y de errores que constitu- Mientras el alcance educativo y humanista de la histoo-
ye el saber de una época y donde, sin descanso, artesanos ria de las ciencias no es puesto en duda por nadie, en
cada vez más numerosos aportan la corrección, el retoque revancha, la opinión permanece dividida en cuanto a la
o la novedad. apreciación del provecho que puede sacar el investigador.
Espectáculo altamente moral, por añadidura. «Histo- Algunos llegan a decir que habría incompatibilidad entre
ría de las ciencias -dice Boris Ryback-, no puedo im- el espíritu de erudición, vuelto hacia el pasado, y el
pedir el ser transtornado por estas palabras: es el equi- espíritu de investigación, vuelto hacia el porvenir,.ente€

182 Jean Rostand 193


Sobre la historia de las ciencias
las curiosidades que conducen al estudio directo de la
naturaleza y las que se dirigen hacia las bibliotecas. imborrables de un largo pasado hereditario», deduce que
todo sabio debe conocer el pasado de su disciplina, como
Así juzgaban Magendie y Littré, que negaban que la
ciencia tuviera raíces en las edades anteriores, y el gran el anatomista debe conocer la embriogénesis de las estruc-
Claude Bernard, que teniendo por vana la exhumación turas que componen su estudio.
Es indiscutible que, entre los investigadores contem-
de observaciones mal hechas o de teorías apolilladas, temía
poráneos, se manifiesten actitudes muy dispares atañendo
que se hiciese retroceder la ciencia orientando a los jó-
venes hacia el estudio de los libros antiguos. Para el autor al interés que sienten por la historia. Muchos de ellos
de Introduction a l'étude de la médecine experimentale, no ven más que un entremés, una especie de lujo inte-,
incluso el conocimiento de la producción científica mo- lectual. El problema que les solicita, lo abordan de la
derna no debía ser llevado demasiado lejos, ya que reseca manera que se presenta ahora, en su estado más avanzada
el` espíritu, sofoca la imaginación y perjudica la originali- y sin inquietarse de las transformaciones que pudo su-
dad. frir al filo de los años. No sintiendo ninguna necesidad
Un punto de vista análogo es compartido en nuestros de unir el pensamiento de hoy al de ayer, estiman tener
días por el filósofo Yvon Belaval: «¿Toda cultura se bastante con asimilar el saber que les es directamente
apoya sobre estudios históricos? No. El matemático,,el útil, para preparar el trabajo experimental, para iniciarse
en las mejores técnicas. Y se puede prever, creo yo,' que .
sabio no tienen que preocuparse del pasado de su cien-
cia, para ellos muerto, y, por consiguiente, inútil: apren- esta categoría de investigadores, voluntariamente ence-
den 'lo que se puede hacer hoy día en su disciplina; rrados en el presente, se hará cada vez más numeroso,
teniendo en cuenta la masa de información que les es
ahora bien, este hacer, aunque nuevo, está llamado a des-
aparecer rápidamente y a devenir histórico para el histo- necesaria adquirir para llevar a bien únicamente el traba-
riador de las ciencias, se cumple, por así decir, en el indi- jo jo de laboratorio. Cuando se está ya desbordado por las
olas, cada vez más grandes, de lá producción científica
cativo presente del intemporal, como el enunciado de
un teorema o de una ley.» en todos los países, cuando se está perseguido por el
temor de dejarse aventajar por el prójimo y de perder
Opuestamente se sitúan las opiniones del químico
así la prioridad de un descubrimiento o de un invento,
Jean-Baptiste Dumas, que dudaba que la ciencia pudiese
ser bien comprendida a menos que nos remontásemos aa ¿cómo podría uno, incluso pasajeramente, desviarse de
sus fuentes; de Isidoro Geoffroy Saint-Hilaire, que veía la actividad inmediatamente fecunda para consultar viejas
en el conocimiento del pasado la condición indispensable memorias?.
Raros, excepcionales, en efecto, son los casos donde un
para la inteligencia del presente; de Pasteur («No se
investigador ha podido encontrar, en una obra antigua,
conoce bien un problema más que cuando se ha seguido su
el punto de partida de una inspiración provechosa; y, por
desarrollo desde el origen»); de Gley («Las grandes cues-
muy loco que se esté por la historia de las ciencias, se
tiones científicas, y en particular las cuestiones biológicas,
debe convenir que la mayor parte de los problemas cien-
no se comprenden bien, así como los seres vivos, más
tíficos pueden ser bastante bien abordados, a pesar de una
que si se conoce la evolución a partir de su primer ori-
perfecta ignorancia de la evolución de las ideas que les
gen»); de Bachelard («No nos parece que se pueda com-
han llevado al punto en el que se les encuentra hoy.
prender el átomo de la física moderna sin evocar la his-
Sería licito también preguntarse si el conocimiento del
toria de su imaginación»); de Louis de Broglie, finalmente,
pasado no aporta alguna vez trabas a la libertad de juicio.
que, observando que «cada ciencia lleva en ella los trazos
¿No ha ocurrido que una tesis bien fundada reciba una

Sobre la ~ría de las ciencias


í Jean Rostand
-y me excuso por citar sobre todo obras francesas, pero
acogida injusta porque se vea en ella la heredera de una la causa es mi ignorancia y no mi parcialidad la Intro,
antigua creencia? Del mismo modo ocurre con la teoría duction, de Claude Bernard; la Autobiograpbie, de Char-
atómica, tan aparentemente combatida por Dumas, luego
por Berthelot -los dos, grandes eruditos-; del mismo les Darwin; los Souvenirs d'un physiologiste, de Garles
Richet; la Biologie de l'Invention, de Charles Nicolle; los
modo, con el transformismo de Lamarck, con la teoría Souvenirs entomologiques, de Fabre; la Enquéte sur la
pasteuriana de los gérmenes e incluso con la genética na-
ciente. generation, de Bataillon; los Chemins de la vie, de Eticn
ne Wolff.
¿No hemos visto a hombres de ciencia rechazar la Y yo añadiría a esta lista algunos libros escritos sobre
teoría cromosómica de la herencia porque creían descu- sabios por sabios ---o incluso por escritores respetuosa~t,'
brir en ella un resto de «preformismo»? de su tema-: Pierre Curie, por Marie Curie; Pasteur
Le Dantec acusaba a Weismann de imaginar, en el ger- René Dubos; La vie de Pasteur, por René Vallery- ;
men, «el equivalente, no figurado, de un homúnculo in- Histoire d'un esprit, por Emile Duclaux; Tbéodore
visible»; y Morgan ha repetido pertinentemente que «era Schwann, por Marcel Florkin; Fleming, por l ndré
el do superficial de la teoría del gene y la teoría
de partículas representativas lo que da a los oponentes Maurois...
Obras así contribuyen a animar y hnmaniyar la cien-
del mendelismo la ocasión de atacarlo». Muy reciente- cia: al saber estático e inerte, infunden el din»mismo de
mentC se ha visto al embriólogo. Paul Wintrebert em- la verdad vivida. Por su mediación llegamos a ün orden
prenderla con las nociones de gene y de organizador por- de emociones -que no se experimenta en ningún otro
que las juzgaba impregnadas de preformismo. ¿Y no ha escrito; sentimos la grandeza, incluso la poesía, de esta -
sido usado el término «homúnculo químico» a propósito lucha con lo desconocido -y alguna vez con uno mis-
de las° moléculas de ácidos nucleicos portadores del men-
mo- en que consiste la aventura de la invest gación-
saje hereditario? Compartimos las decepciones y satisfacciones del investi-
gador, le acompañamos en los tanteos de sus dilige s;
A decir verdad, nosotros pensamos que, para un inves- nos identificamos con estos hombres singulares que col.
tigador, el principal valor de la historia de las ciencias can por encima de toda satisfacción el poseer una verdad
está en la potencia emotiva que emana. que todavía no se había ofrecido a nadie.
Es por lo que -como muy bien lo ha dicho Etienne El espíritu ilumina el espíritu. Cuando un joven, ten-
Wolff, él mismo gran investigador, y que ha meditado tado por la ciencia, oye a Claude Bernard hablar de la
profundamente sobre los caminos de los descubrimientos: «alegrías insuperables» que se encuentran en la búsqueda
«Nunca se aconsejará demasiado el leer y hacer leer la de la verdad, cuando oye a Pasteur confesar la espacie
vida y la obra de los sabios. Junto a los manuales, los
de borrachera que le invadió después de haber verificado,
tratados clásicos, un poco áridos, si no ariscos, son nece- en el.polarímetro, su hipótesis sobre el dimorfismo de los
sarias las lecturas científicas vivas. Desgraciadamente son cristales, cuando oye a Madame Curie contar el «arre-
escasas. Los mejores de estos textos son los que han sido bato» siempre renovado que sentía al ver lucir, en la
escritos por los mismos sabios. Tales lecturas son sus- sombra del famoso hangar, las primeras preparaciones
ceptibles de despertar en los jóvenes el gusto por la radiactivas, cuando oye a Bataillon evocar las noches de
investigación, de suministrar a la ciencia nuevos adeptos, insomnio que siguieron al descubrimiento de la parteno-
brevemente, de suscitar vocaciones.» génesis traumática, -¿cómo no soñaría este joven conocer,
Entre estos textos despertadores o instigadores citaré

186 Jean Rostand


Sobre la historia de las ciencias 187
él también, estas alegrías, estas exaltaciones, estos arre-
batos, estos insomnios? que el autor de L'origine des espéces fue un alumno muy
Contrariamente a lo que decía Paul Bert, no es total- mediocre, que no se concedía a sí mismo más que cua-
mente exacto que, si las ciencias desarrollan la inteligen- lidades medianas de inteligencia y que había manifestado,
cia, «únicamente las letras hacen latir el corazón», dando en su juventud, una tendencia a la fantasía...
al pensamiento «ese desinterés sublime que hace apren- Yo querría también subrayar el valor, muy particular,
der, reflexionar, emocionarse por la pura satisfacción de de ciertos textos muy antiguos, que, 'aunque no tienen
saber.» apenas ya casi ningún interés científico, conservan un
Cuando marcaba esta oposición, el fisiólogo olvidaba gran valor para la formación de la sensibilidad del inves-
las virtudes propias de la historia de las ciencias. Esta, tigador.
restableciendo el «yo» en la ciencia, donde siguiendo una Me parece que alguna cosa faltaría a un naturalista que
fórmula clásica no reina más que el «nosotros», hace no hubiera leído las páginas en las que Réaumur describe
de ella no una simple colección de hechos, sino una el nacimiento de una libélula; donde Charles Bonnet re-
galería de rostros y una sucesión de esfuerzos perso- lata que ha puesto un pulgón bajo una campana para
nales. hacerle procrear en soledad; donde Trembley explica
Por la identificación con tal o cual sabio del pasado, cómo ha descubierto el poder regenerador del pólipo de
un joven puede consolidar una vocación, una ambición. agua dulce; donde Spallanzani expone las experiencias que
Según' el psicoanalista Raymond de Saussure, el joven le han llevado a practicar la inseminación artificial de los
Sigmund Freud se identificaba con algunos «gigantes» de sapos.
la ciencia, y principalmente con Darwin. ¡ Cómo no estar sacudido ante la grandiosa simplicidad
Estas «megalomanías de adolescente», a base de nar de estas observaciones, de, estos descubrimientos, que in-
cisismo, pueden ser provechosas para la colectividad. flaman tanto más la imaginación al haber sido realizados
De ahí «el valor energético de la biografía», como dice sin aparato técnico y mediante los únicos poderes del
André Maurois, experto en la materia: ingenio, de la destreza o de la paciencia!
«Nada tiene más influencia sobre las acciones de los Son estos viejos autores la juventud de la ciencia -su
hombres que el conocimiento de las acciones de otros infancia- y, por tanto, son los más próximos al apren-
hombres... El lector se asemeja al héroe para intentar diz de investigador. Yo los compararía de buena gana
actuar como él... La imitación de un hombre importante a los «primitivos» en arte.
es una forma de educación moral.» «Estos que nosotros llamamos antiguos -decía Pas
Sin duda, se puede, junto con el padre Russo, poner cal- eran verdaderamente nuevos en todas las cosas, y
objeciones a una concepción de la historia de las ciencias formaban la infancia de los hombres propiamente di-
que valoriza demasiado el papel de algunos hombres chos.» Cuando Pascal se expresaba así era para excusar
importantes a los que hace «héroes», «gigantes del espí- los errores, la ignorancia de los antiguos. Pero nosotros
ritu». Pero, al menos, da con ello honorables ídolos si los llamamos «niños» es para manifestar su frescor de
a los que sienten la necesidad de admirar y respetar. espíritu, su bella ingenuidad, de la que podemos -can-
Es bueno que de estos grandes desaparecidos -fósiles sados por saber mucho- recibir enseñanza y estímulo.
más calientes, algunas veces, que los vivos- conozcamos Así se unen, a través de los siglos, amistades fundadas
hasta sus insuficiencias y debilidades: instruyen y dan co- sobre una hermandad de interés y de gusto. ¿No es un
raje. Un joven aprendiz naturalista puede ganar si sabe hermano lejano este hombre que contemplaba los mis-
mos organismos que tenemos bajo los ojos, que enuncia

188 Jean Rostand Sobre la historia de las ciencias 1s

he, para su persona, preguntas tan cercanas a las que que -alguna vez- ha rechazado como imposible tal o
hoy nos ocupan? ¿Y no sería ingratitud con él ignorar cual realidad, contraria a las ortodoxias del momento. La
el don que nos ha hecho mostrándonos el camino? lista de las «locuras» que han tomado rango de verdades
es larga: la ciencia oficial ha rehusado creer que las pie-
Se habla gustosamente de las lecciones doctrinales que dras puedan caer del cielo; en la audición del primer
se pueden sacar de la historia de las ciencias. fonógrafo sospechó la presencia oculta de un ventrílocuo;
Sin llegar a decir, con Paul Valéry, que la historia ha ridiculizado a Boucher de Perthes, que 'afirma la
-*el más peligroso producto que la química del inte- existencia del hombre fósil, y a Freud, que ha descifrado
lecto haya elaborado»- está incapacitada para enseñar el lenguaje del inconsciente, y a Von Frisch, que ha dilu-
nada, pues «contiene todo y da ejemplos de todo», admi-
Desde luego, la resistencia a las verdades subversivas
cidado el lenguaje de las abejas... .
tiremos, sin embargo, que las enseñanzas de la historia
de las ciencias deben ser utilizadas con circunspección. forma un capítulo muy nutrido de la historia de las
ciencias, y que no es el menos sabroso. Un ilustre guerri
llero ha sacado de ello un volumen entero, Les Fossoyeurs
Es muy instructivo, sin duda, el aprender, gracias a
ella, que la verdad se encuentra raramente en su totalidad
de un solo lado y que, para la mayoría, las grandes du Progrés...
querellas teóricas han concluido con un compromiso entre Pero, una vez más, conviene ser mesurado.
l a dos concepciones antagonistas: así ocurrió con la Estas groseras equivocaciones de la verdadera ciencia
epigénesis y la preformación, con el origen exógeno de
ciencias falsas -ocultistas, astrólogos, magos—, que, re-
no debemos dejarlas explotar por los mantenedores de
las enfermedades y su origen endógeno, con la teoría
celular y la teoría humoral de la inmunidad, etc. cordándolas sin cesar, procuran dar mala conciencia a
Toda verdad es, desde luego, incompleta y provisional, nuestro "rigor crítico cuando descartamos sus bobadas.
no está sujeta más que a correcciones. ¡Qué de errores Todo juicio comparte su riesgo, y es tener espíritu -ti-
hemos proferido en nuestra juventud! morato el abstenerse de juzgar por temor al error. Aquí
Pero no pienso que haya en esto motivo, cada vez ocurre como en el terreno del arte, donde el miedo a
que se desarrolla un debate, para refugiarse en una espe- ofender «la belleza desconocida» -así hablaba Anetok
cie de «neutralismo» perezoso donde el espíritu pierde France -no debe tornarnos complacientes a todas las co-
su fuerza y su ardor combativo. He conocido biólogos de sas insanas y a todas las chifladuras.
esta dase, que previendo conciliaciones futuras, vacilaban
en pronunciarse por el michurinismo o por el mendelo- Si hay alguna noción que se desprende claramente de
morganismo; conozco también quién espera una conci- la historia de las ciencias, y de la que tenemos que sacar
liación entre el lamarckismo y el neodarwinismo. lección, es, me parece, la extrema diversidad de cualidades
La ciencia, me parece, no gana nada con estas negativas y de facultades que han contribuido a hacer avanzar nues-
a comprometerse. No olvidemos que hay querellas en tro saber.
las que uno de los adversarios tiene francamente razón; Qué disparidad entre los investigadores, qué variedad
e incluso si la verdad no está totalmente de un solo lado, de aptitudes, de gustos, de tendencias, de estilos de espí-
hay generalmente un partido que, mejor que el otro, ritu, de sensibilidades, de temperamentos...
trabaja para ella. . Se encuentran, entre ellos, lógicos e intuitivos, experi
Todavía se permite uno, gustosamente, emplear la his- mentadores y teóricos, aficionados de pequeños hechos y
toria de las ciencias para combatir cierto dogmatismo creadores de grandes sistemas, temerarios y prudentes, há-

Sobre la historia de las ciencias 191


190 Jean Rostand
más variadas posibles, so pena de desembocar en un enfa-
biles y torpes, rigurosos y enredadores, pacientes e im-
doso empobrecimiento del pool intelectual y en la crea-
pacientes, conformistas e insumisos, doctos y autodidac-
ción de «estirpes puras», lo que es siempre contrario a la
tas, eruditos e ingenuos, dubitativos y afirmadores... Se
fecundidad.
encuentran hombres de análisis y hombres de síntesis,
Con nuestros presentes métodos de reclutamiento, no
hombres que sueñan y hombres escrutadores, hombres
solamente se crea un gran número de insatisfechos que
que adivinan y hombres que demuestran...
conservan siempre la amargura de no haber podido obrar
De ahí una preciosa indicación para el pedagogo, a
siguiendo sus gustos, sino que, además, se priva segura-
saber, que se debería dejar acceder a los estudios supe-
mente a la ciencia - y, pienso en primer término en la
riores un cierto número de espíritus que, actualmente, son
biología- de buenos espíritus que podrían haber hecho
descartados por no satisfacer ciertas normas fijadas desde
un trabajo fructífero.
un principio, porque no están introducidos en un cierto
¿Hay verdaderamente tantos investigadores y entre
molde intelectual.
ellos tantos «halladores» que haya fundamento para des-
Para tomar un ejemplo preciso -y sin querer volver
corazonar tantas buenas voluntades bajo pretexto de que
a iniciar aquí un debate del que muchas veces he subra-
no están adornados de las cualidades requeridas por la
yado la importancia- mencionaría el prejuicio, tan tenaz
enseñanza oficial?
aún, y por el cual toda búsqueda biológica exigiría el em-
Pensemos en el empobrecimiento que en los terrenos
pleo de las matemáticas. Sería muy fácil mostrar, por la
de las letras y de las artes resultaría de una selección
historia de las ciencias, que una gran cantidad de los des-
tan parcial como la que se practica en el terreno de las
cubrimientos biológicos -por no decir la mayoría- han
ciencias.
sido hechos sin la ayuda de las matemáticas y gracias 5a
Mostrándonos la extrema variedad de las condiciones
cualidades, a disposiciones a las que no se da importan-
de la «creatividad» científica, la historia de las ciencias
cia, o muy poca, en el reclutamiento de los investigadores.
nos incitaría a abrir más ampliamente las puertas de los
El célebre genético Bridges tenía un «ojo» exquisita-
laboratorios. De este modo, nuestra reflexión sobre el
mente agudo, que le permitía descubrir las más sutiles
pasado tendría una feliz repercusión sobre el porvenir.
mutaciones de color en el ojo de la drosófila; Morgan le
asocia a su trabajo sin preguntarle si sabía resolver ecua-
ciones.
Otro ha debido el éxito de sus empresas a una rara
destreza y otro a su inagotable paciencia o la fuerza de
los motivos afectivos que le impulsaban a la investiga-
ción. Recordemos que Darwin colocaba en primera fila,
en las condiciones de su propio éxito, «su amor constante
y ardiente por las ciencias naturales». No estaría muy
alejado de pensar, junto con Senebier, que se «está hecho
para la verdad cuando se es capaz de buscarla con pa-
sión».
Abreviando, si se hace una selección entre los postu-
lantes a la investigación -y sin duda hace falta una-,
sería deseable que fuese hecha en varias direcciones y lo
El correo de un biólogo 7
Presente y porvenir de la persona humana 39
Lps limites de lo humano 69

la evolución genética 101

Historia de las ideas sobre el origen de la vida 133

Sobe~ la biogénesis 163

Sobre la historia de las ciencias 179

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