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El correo de un biólogo
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
El correo de un biólogo
Título original: Le courrier d'un biologiste
Traductor: Inés Ortega
S • jean Rostand 9
El correo de un biólogo
herencia. Me, preguntan si tal afección, tal enfermedad,
tal tara, es transmisible a la descendencia y, en tal caso, me conteste; así, por lo menos, podré pensar que mi carta
cuál es su modo de transmisión: Esta clase de preguntas no le ha llegado... »
están generalmente motivadas por un proyecto de matri- Algunos, o algunas, no se contentan con una respuesta
inonio, ya que la carta está escrita por uno de los preten- un tanto vaga y muy poco tranquilizadora, a su juicio.
dientes o por uno de sus padres. Es fácil dar una Insisten y reclaman, en cierto modo, tina certidumbre.
contestación si se trata de una enfermedad o de una tara La ciencia, que ha progresado tanto, ¿no puede, acaso,
realmente hereditaria, sea sobre el carácter dominante o mediante un análisis de sangre, o un examen de las cé-
el recesivo. Cuando una joven pregunta qué riesgo co- lulas, garantizar que tal individuo no puede transmitir
rrerá su progenitura si se casa con un hombre acometido nada enojoso? ¿O no puede prever, en el niño, la apa-
de fragilidad ósea, se puede sin dificultad contestarle que rición de una tara temible? Con mucho gusto se presta-
tendrá uná probabilidad sobre dos de procrear un niño rían a todos los reconocimientos, a todos los análisis, a
con huesos frágiles. Pero hay casos mucho menos preci- todos los tests. Están tan habituados a los milagros de
sos, sea porque se trate de enfermedades con herencia la biología que se muestran de lo más sorprendidos y
compleja, dependiente de genes múltiples, o sea porque desilusionados cuando se enteran de que, a pesar de todo,
se trate simplemente de predisposiciones morbosas que, no es capaz de darles' satisfacción sobre estos puntos.
aunque estén condicionadas por la herencia, no desarro- En efecto, casi no hay más que un caso en el que el
llan sus enojosos efectos más que en ciertas condiciones examen de las células -y precisando más, de las cadenas
del medio ambiente. cromosómicas o núcleos- puede conducir a una previsión
Algunas veces la carta solicita algo más que un simple útil; se trata del caso de los padres de un niño mongó-
informe;, pide un consejo. Me dicen, por ejemplo: ... «Su lico, ya que uno de los dos, aunque de apariencia normal,
respuesta será decisiva; sé que la unión, examinada, tiene es, a veces, portador de una cierta anomalía cromosómica
cierto riesgo, pero ¿estima usted que este riesgo puede que acrecenta grandemente la probabilidad de procrear
aceptarse?» - otros mongólicos.
Aquí el apuro no deja de ser considerable: ¿cómo
evaluar la aceptabilidad de un riesgo? Depende de mu- El temor a los inconvenientes de la consanguinidad nu-
chas cosas: del temperamento de la persona, de su ca- tre, abundantemente, mi correspondencia.
rácter más o menos ansioso o escrupuloso, de su condi- «Estoy enamorado de mi prima carnal (o de mi primo
ción material, etc... carnal). ¿Debo, por motivos genéticos, renunciar a esta
¿Es conveniente desaconsejar la boda a esta joven, unión?» Aun en este caso, dar una respuesta no deja de
atacada de catarata congénita? ¿A esta otra que tiene dos plantear problemas, ya que si bien la consanguinidad aña-
abuelos jorobados? ¿A este joven, atacado de sordera? de, indudablemente, un ligero riesgo para la descender, cia, es penoso hacer comprender a los profanos en qué
¿Se debe disuadir de una nueva maternidad a esta mujer
que ha tenido ya tres niños que nacieron muertos? consiste ese ligero riesgo suplementario. Según el modo
Además, entre los que me. consultan, hay algunos (se en que se presente a los interesados, el asunto puede
adivina por sus cartas) que ya han tomado interiormente influir más o menos en su decisión; y confieso que, por
su decisión y que quieren, simplemente, que se les libre mi parte, tendería a presentarla de manera que no pare.
de su responsabilidad ante ellos mismos. Algunos, inclu- ciera demasiado temible. Hay, de todas maneras, tantas
so, llegan a decir: «Si su opinión no fuera favorable, no riesgos -y de todo tipo- en esa boda, que quien añade
el de la consanguinidad no creo que deba ser tomado
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ansiedad que la acongojaba entonces. Alabada sea la señora ~' servar en vida, durante un tiempo indeterminado, células,
raleza que ha proseguido serenamente su camino. tejidos, e incluso pequeños órganos, poniéndolos a muy
La vida me ha dado su regio regalo. Mi deuda hacia ella es bajas temperaturas, de manera que se suspende en ellos
grande. Gracias, querido', señor, por haber consentido en ser el todo tipo de actividad vital. Partiendo de estos hechos
tutor de nuestra esperanza.»
establecidos hay quien ha imaginado que algún día será
Algunas veces hay padres que, antes de adoptar un posible meter en - conserva. un organismo humano, como
niño, se informan sobre si existe algún medio científico en la famosa novela de Edmond' About L'homme a
para prever, en alguna medida, el destino físico y moral l'oreille cassée.
de ese niño; y, como es natural, este tipo de preguntas De momento esta operación no es realizable, pues la
se' ha hecho más frecuente desde que la prensa ha revela- congelación de un organismo entero lleva consigo unos
do la existencia de la anomalía cromosómica (duplicación daños irreparables. Sin, embargo, un físico americano,
del cromosoma Y) que predispone a una conducta cri- Ettinger, ha escrito todo un libro -¿Acaso el hombre
minal. es inmortal?- para presentar la siguiente tesis: dentro
He señalado anteriormente el estado anímico del pú- de uno o dos siglos, quizás antes, la ciencia habrá encon-
trado el método para reparar los .daños que produce la
blico que, fiándose de artículos sensacionalistas, o habien-
congelación; por tanto, no es insensato congelar, a partir
do abusado de lecturas de ciencia-ficción, tiene tenden-
de hoy, a los muertos, con la intención de resucitarlos
cia a figurarse que nada es imposible actualmente para
la ciencia y, en particular, para la biología. más urde, cuando la medicina sea capaz de curar el mal
bajo el que sucumbieron.
En consecuencia, hay muchas cartas de lo más extrañas,
que no dejan de ser conmovedoras por su ingenuidad. En esto ;hay una especie de desafío, fundado sobre la
Algunos padres, que han perdido un niño al que que- fe en la todopoderosa ciencia. .
rían muchísimo, desearían que se les concediesen los A medio camino entre la verdadera ciencia y la ciencia-
medios -o al menos las mayores probabilidades- para ficción, la obra' de Ettinger posee amplia información,
procrear' un niño que fuera semejante en todo al que está, bien redactada y rebosa un sabroso humor anglo-
perdieron. sajón. Prologué la edición francesa, sin prever la masa
Una madre una aldeana- pregunta si la ciencia, que de cartas que, me aportaría ese pequeño prefacio, sobre
todo desde que la prensa anunció que Salvador Dalí ha-
ha hecho tantas cosas casi milagrosas, no podría resucitar
a su chiquillo, víctima de un accidente... Otra, cuyo hijo bía tomado la determinación de pedirle al congelador la
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al empleo de hormonas. Exige que se lq ayude a ganar el solitario se ha presentado a seres excepcionales, como
justo «proceso de su feminidad»; incluso, si .fuera nece= a la gran poetisa Anna de Noailles, la cual en su Journal
de Jeune Filie (1893-1894), todavía inédito, escribe' que
pide a Dios un hijo nacido de ella sola: «desearía otra
sacio, para dar más peso a su reivindicación, se dirigiría a
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virgen-madre... «Queremos escucharle cuando habla sobre las ranas, pero para
Para terminar con la partenogénesis señalaré que uno
los asuntos humanos buscamos otros árbitros.»
de mis corresponsales me empuja a que experimente con La rana es, con respecto a mí, la tarta de crema; se
ovejas, donde sospecha que este tipo de generación debe «enrana» todo lo que me atañe. Pretenden que, a fuerza
de existir naturalmente: si san Juan Bautista ha dado de mirarlas, acabo pareciéndome a ellas.
a Cristo el nombre de Cordero de Dios, no es únicamente ¿Acaso debo de repetir aquí que el estudio de las ranas
porque los corderos son criaturas muy dulces, sino tam- no está presente en absoluto en las opiniones filosóficas
bién porque son engendrados, algunas veces, por medio o morales que puede uno estar tentado de reprocharme?
del Espíritu Santo... La rana no pretende en absoluto instruirnos sobre la
«.devenir»,
condición humana, el sentido de la vida, el
Recibo, como os podéis imaginar, muchas cartas que de las sociedades, la forma de los gobiernos.
conciernen a las ranas. Acepto que el espíritu científico, el espíritu biológico
Me piden informes científicos sobre su anatomía, su (rana o no), o una larga familiaridad con la cosa vital-
fisiología, sus costumbres, su alimentación, las condicio- pueda imprimirme una cierta inflexibilidad en el pena--
nes necesarias para criarlas, la instalación de un criade- miento; pero entre. los que manejan ranas hay espíritus
ro... Pero, además, estoy acometido por curiosidades de
orden menos científico. ¿Cuál es la máxima longitud de
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vocación no haya nacido de una profunda alegría ante la
Jean Rostand
sona que conociese alguna muchacha o muchacho que belleza de la naturaleza viviente».
topara con las mismas dificultades. A pesar de todas las objeciones que me ' han hecho
cuando defendí el «derecho a ser naturalista», sigo con-
«Tengo diecisiete años, y sueño con la Historia Natural, pero vencido de que, por culpa de los métodos actuales de
enseñanza, creamos un número bastante grande de gente
mi mediocridad en el plano de las. matemáticas puede frenarme
no satisfecha, de «frustrados», que guardarán siempre el
irremediablemente. Las matemáticas me inspiran un asco que no
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Por las cartas que recibo, constato con satisfacción Por poco me acusarían de aprobar el más repugnante
que la predilección por los renacuajos está todavía viva de los crímenes. Algunos llegan incluso a escribirme:
entre los niños y las niñas (hay, incluso, según mi esta-
dística personal, más niñas «renacuáfilas» que niños). «No es sorprendente que usted se ponga de la parte de los
No todos los colegiales que juegan con los renacuajos asesinos, usted, que asesina ranas a lo largo del día.»
serán naturalistas, pero pienso que, estimulando su gusto
Siempre la rana...
O también
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Jean Rostand El' correo de un , biólogo 29,
El reproche llega a veces al deseo de homicidio: los padres o de enfermeras e incluso de los propios en
fermos.
«Deseo, señor, que sea usted atacado algún día en su carne,
en sus afecciones más queridas, o en su familia por uno de esos «Si usted supiera el mal que se puede hacer empeñándose en
individuos que usted defiende. Qnizás, entonces, cambiaría de hacer durar vidas que no son más que dolor, no hablaría como
opinión.» habla...»
No me atrevería a decir que los celadores de la gui- ranzas a padres angustiados, sólo he recibido desde esa
llotina sean más feroces que estos adversarios. La maldad intervención cartas de protesta e injurias.
es de lo más extremada y la pluma, a veces, sobrepasa
al pensamiento. «¿Cómo usted abruma también a un gran investigador sólo
Imagina uno perfectamente que el asunto del cromo-
porque trabaja fuera de los cuadros oficiales? Le creía de juicio
soma supernumerario -este famoso cromosoma que
más liberal. Tal determinación es escandalosa. Debe de ser la
rencia, que la ciencia tenía el deber de prolongar lo más Así pasa uno por inhumano al haber denunciado la
posible la vida humana y que posteriormente se deberían mentira.:.
tomar medidas para impedir al acrecentamiento de la po-
blación, me han reprochado con vehemencia querer sa- Si la verdad moral es difícil de determinar frecuente-
crificar los bebés a los viejos... Por haber evocado el mente (Jankélévitch ha hablado de «indeterminación mo-
peligro que representaría para una. sociellrd tolerar la ral»), la verdad científica da lugar a debates que pueden
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30 ' Jean Rostand que si hubieran, podido saber de qué lado se hallaba me
hubieran dado la razón; pero no disponían de ningún
resultar penosos para quien se extraña de verla falsificada medio para tener una justa opinión, sólo podían seguir
por motivos ajenos a la ciencia. a los hombres de ciencia que en nombre de la dialéctica
Hacia 1948, en los medios científicos no se hablaba marxista garantizaban la verdad «michuriniana».
más que de las extraordinarias revelaciones del botánico Si hubiera estado en el lugar en que ellos estaban
soviético Lyssenko y de sus discípulos, que pretendían también hubiera sido engañado, hubiera reaccionado co-
arruinar la genética clásica (mendelianomorganiana, como mo ellos, hubiera pensado asimismo que se refutaba una
decían) para sustituirla por una genética nueva, «michuri- biología revolucionaria debido a la resistencia ideóló-
niana», de inspiración marxista y proletaria. gica...
Frente a los genéticos «burgueses», sostenían que los En muchas circunstancias he hablado del peligro ató-
caracteres adquiridos se transmiten a la descendencia, que mico. He dicho los riesgos que hace pesar sobre la huma-
los cromosomas no son más que una idea del espíritu, nidad la criminal diseminación de las armas nucleares.
que el trigo puede engendrar centeno o cebada, que las Dije que toda explosión de una bomba, cualquiera que
malas hierbas son hijas de las buenas hierbas, que las cé- sea la precaución que se tome, provoca un aumento de
lulas nacen por generación espontánea en la yema del la radiactividad ambiente, y, como consecuencia inevi-
huevo...
table, un aumento de la tasa de anomalías y taras, tales
Todo esto, que reempalmaba con las concepciones de como la leucemia y el cáncer.
la Edad Media, era presentado como la última palabra de Nada me parece más natural que mis declaraciones y
la ciencia biológica, y sostenido, apasionadamente, por to- mis intervenciones susciten objeciones y críticas. Nadie
dos los intelectuales de extrema izquierda. Un buen co- más voluntariamente que yo admite que se critiquen mis
munista debía creer en el michurinismo que, a su vez, críticas... Pero lo que me sorprende, lo que me parece
por sus descubrimientos, demostraba la fecundidad del totalmente abusivo es que pretendan regatearme el dere-
comunismo. cho a expresar con viveza, con pasión, con calor mis
Era fácil, para todo biólogo no advertido, discernir juicios sobre el armamento atómico.
que no había en esto más que un delirio colectivo. Según
mi costumbre, dije lo que pensaba y la pena con que
veía introducirse el prejuicio político en un debate pura-
«Habla usted como un partidista, y esto es indigno de un
hombre de ciencia. Todo lo que viene de usted me parecerá desde
mente científico. ¡Cuántas cartas recibí desde entonces; ahora sospechoso; incluso cuando hable de biología ya no tendré
cartas extrañadas, decepcionadas, acusadoras! confianza en usted... Más que lo que usted dice, es el tono lo
que nos decepciona y nos choca; podría usted enunciar las mis-
mas ideas con tranquilidad, sabiduría y ponderación, sin rebajarse
«¿Cómo usted, que creíamos favorable a las ideas progresistas, a hacer de tribuno... »
toma partido junto a la ciencia conservadora, burguesa, y hace el
Confieso que no veo por qué un hombre de ciencia
juego a nuestros adversarios?; no le creía tan envuelto en el
prejuicio de clase.»
(que es un hombre como todos, un ciudadano) no deberá
Estas cartas, lo confieso, me apenaron vivamente, pues tener derecho, igual que otro, a penetrar en un combate
sabía de sobra que no merecía los reproches que me di- que le parece justo, y a intervenir a fondo, enteramente,
rigían. Y me eran aún más penosas al comprender ple- con su sensibilidad, su temperamento, sus pasiones, con
namente en mi interior el sentimiento que las dictaba. todo su ser, sobre todo cuando se trata de graves cues-
Estas personas que me reprochaban, que me insultaban,
eran, sin duda, espíritus sinceros, amigos de la verdad,
pondencia.
* Fuerza o expedición de castigo, de represalia. En primer lugar hay quienes, muy cortésmente -y
Pero también hay cartas menos agradables. Entre todo este fárrago, una carta sabrosa: la de un
hombre que me asegura que en materia de relaciones
amorosas la transmisión del pensamiento es tan evidente,
que al negarlo, uno revela su penuria afectiva: «No hay
*¿Cómo se atreve usted a rechazar en bloque los resultados
irascible.
Se alza usted contra la bomba atómica, contra la demencia
guerrera... Pero ¿para qué defender penosamente la vida humana
si ésta no tiene sentido y termina en la tumba? ¿Para qué sirve
«No es usted digno de hablar de Teilhard... Está usted celoso el esfuerzo científico, el empeño en perseguir una verdad nueva?
de la influencia que ejerce sobre los jóvenes... Desde luego no En un contexto tan sombrío, sus ranas, señor, tienen un papel
le puede usted comprender ya que se halla usted para siempre ridículo y espero que usted se dé cuenta.
jamás cerrado a las realidades espirituales. Y es una felicidad para Si verdaderamente piensa lo que piensa, si su visión del hombre
Teilhard el que usted no le comprenda. Pero ha cometido una es tan sombría, tan cerrada, ¿cómo se las arregla usted para
mala acción al atacar a este gran consolador... Me ha dado usted vivir, para trabajar, para investigar? ¿En qué fuego se calienta?
mucha pena, pero nunca más abriré un libro suyo. Ya no le ¿De dónde proviene el impulso que le mantiene en pie? En fin,
admiro, ya no me gusta, ya no le creo.» ¿de qué `sombra de una sombra' vive usted?»
He aquí lo que nos lleva al último punto -el más Estas son, como pueden darse cuenta, crudas pregun-
serio, el más grave... tas, y el poco tiempo que me queda para vivir no estaría
No sorprenderé a nadie diciendo que frecuentemente de más que intentara contestarlas, aunque sólo fuese para
me han reprochado lo que llaman mi materialismo des- mí mismo. Tan rudas, tan graves, que sin duda hubiera
esperante. hecho mejor en terminar un poco antes el inventario
A lo mejor, discutiría sobre el término materialismo, de la correspondencia de un biólogo.
ya que estas antiguas catalogaciones filosóficas no tienen Este tipo de cartas no dejan de turbarme, de entriste-
mucho sentido actualmente, pero reconozco voluntaria- cerme; avivan en mí viejos escrúpulos, me repiten lo
mente que mis opiniones sobre el sentido y la amplitud que algunas veces me murmuro. Una de ellas, sobre
de la aventura humana no son especialmente tonificantes todo, me ha puesto duramente a .prueba: la de unn joven
y consoladoras. Por eso no me extraña que me valgan que me suplicaba que le dijera si estaba verdaderamente
impugnación y reprobación. convencido de la inexistencia del más allá. De mi con-
40 Jean Rostand
Presenté y Porvenir de la persona humana 41
se a ver pararse esta vida, bajo pretexto que nueve jetivo de la diversidad de necesidades económicas, afec-
hermanos y hermanas bastaban para perpetuar la familia? tivas, filosóficas, estéticas y espirituales de los hombres
Desde lo más profundo de las raíces por donde se inserta debe conducir a la sociedad del siglo xxi, a la tolerancia,
en nosotros la carrera de médico, sentimos que es impo- a la diversidad coexistente de las producciones, de las
sible consentir esta actitud. Nuestra regla simple y sin relaciones humanas, de las actividades y de los centros
más vueltas, es _ la de conservar la vida sea como sea, de interés.»
y no la vida de la colectividad, sino la vida del individuo.
Desde luego, es verdad que esta pequeña Nicole no es Acabamos de ver cómo la singularidad individual -la
absolutamente nada, nada más que un eslabón fracasado, singularidad de la persona- es objeto de curiosidad, de
nada que ofrezca un interés pragmático para la especie. sorpresa, de emoción, de amor, de preocupación, de con-,
Pero esto no quita nada para que sea irreemplazable. No sideración, de respeto; vemos cómo en el creyente puede
sé exactamente por qué tiene tanto precio y por qué asegurar la convicción religiosa; en el biólogo y en el
estoy tan afectado por la idea de su muerte, ya que sé médico, reforzar el respeto a la vida; en 'el sociólogo,
que ésta, un día u otro, será inevitable. ¿Por qué cada
-
invitar a la tolerancia y hacer legítimo el deseo de preca-
gota de esta vida es tan preciosa, cada hora ganada tan ver al individuo contra el despotismo del grupo; en el
necesaria? ¿Quizá esta pequeña Nicole es insustituible filósofo, como en todo el mundo, acentuar la confusión
por el único hecho de no ser igual a ninguna otra? Nin- frente a la muerte, que con una raya tacha el infinito...
guna niña, ni siquiera su hermana gemela, posee exac- Hora es de preguntarse de dónde proviene y cómo
tamente el alma, el pensamiento, la sensibilidad, el se constituye esta individualidad.
mundo interior de Nícole. He aquí por qué los funda- ¿Qué es lo que hace que un ser sea él mismo?
mentos de nuestra ética son sencillos. El juez puede que- Aquí no se puede dejar de aplicar algunas precisiones
jarse de que la justicia es, por definición, complicada; de orden biológico, ya que la individualidad comienza
el político puede dudar sobre los principios de su ac- desde el momento de la concepción.
ción; el arqueólogo puede elegir entre veinte programas Todo ser humano proviene de una célula inicial, el
diferentes; nuestra meta sólo tiene un objeto: la salud y huevo, formado, a su vez, por la conjunción de dos cé-
la vida del hombre tomada en tanto que individuo, como lulas procedentes, respectivamente, de dos padres: célula
individuo único. No tenemos que filosofar sobre la sig- femenina, u óvulo; célula masculina o espermatozoide.
nificación de. esta vida, sobre su valor para la comunidad, En cada una de estas células se encuentra una vesícula,
sobre su lugar en la continuidad humana. Para nosotros, el núcleo, en el que habitan, en número constante, finas
la más frágil, la más precaria, la más inútil de las vidas partículas: los cromosomas. Son 23 en cada célula; el
tiene todavía un valor infinito.» (Bruxelles Medical, 8 huevo contendrá, por tanto, 46, es decir, 23 pares, de
octubre 1961.) los cuales cada uno está formado por un elemento pater-
Para el biólogo Darlington, el reconocimiento de la no y un elemento materno.
individualidad humana debería de ser «el fundamento Los cromosomas, hoy día ni lo dudamos, son los prin-
mismo de toda legislación». En cuanto al sociólogo cipales artesanos de la herencia y, por tanto, en gran
J. Fourastié, desea que la sociedad futura, al establecer parte, los responsables de la persona. Si lo son, es debido
sus reglas, haga valer el derecho de esa originalidad de a que encierran un gran número de moléculas de cierto
cada persona, para lo cual exige una cierta individualiza- ácido muy complejo -el ácido desoxirribonucleico (abre-
ción de las soluciones colectivas. «El reconocimiento ob- viadamente, D. N. A. o A. D. N.)-, y de este A. D. N.
-del que se ha hablado mucho en estos últimos tiem- la literatura se hace con veintiséis letras y toda la música
pos, ya que su estudio está unido a las hermosas inves-
con siete notas.
tigaciones que han valido a Francia la gloria de un premio Varios millares de estas bases están presentes en un
Nobel- empezamos a penetrar en la estructura, y será huevo humano; el número de sus combinaciones, de sus
uno de los mayores éxitos de la bioquímica moderna el posibles modos de ordenarse es tan elevado, que es prác-
haber aclarado de tal modo la naturaleza de los elemen- ticamente imposible que el azar de las combinaciones
tos materiales que contribuyen, de una manera tan po- genéticas llegue a formar dos huevos de idéntica estruc-
derosa, a hacer de cada uno de nosotros lo que es.
tura molecular.
Cada una de las moléculas de A. D. N. se compone de
Por tanto, se puede afirmar que, en cada huevo hu-
dos largos, muy largos, filamentos, enrollados en espiral
mano, la dote química -o lo que viene a significar lo
y constituidos por una cadena de unidades elementales
mismo, el patrimonio hereditario- es rigurosamente ex-
(nucleótidos), que caracterizan la presencia de uno de los
clusiva de este huevo. Todo hombre, al comienzo de la
siguientes compuestos orgánicos: adenina, guanina, timi-
na, citosina. existencia, es solo, único en su tipo. Jugará el juego de la
vida con una «baza» que jamás sirvió a nadie.
La adenina y la guanina son bases llamadas púricas;
la citosina y la timina, bases pirimídicas. Incluso aunque la especie humana durara trillones de
¿Lenguaje un tanto enrevesado? De acuerdo... Pero años, no existirla repeticion genetica, no aparecerían en
el planeta dos individuos portadores de la misma heren-
no hay que temer el nombrar estas cuatro bases, nom-
brarlas y volver a nombrarlas, ya que será necesario que cia.
sus nombres sean conocidos por todos. Adenina, guanina, Este es uno de los grandes hechos de la biólogía que
timina, citosina: estas palabras deben entrar en el len- jamás será subrayado con la debida fuerza. Cuando el ser
guaje corriente, como entraron gene y cromosoma. Nadie humano se encuentra todavía en estado de célula micros-
deberá enfadarse ante este rudimento de la química, que cópica e invisible, ya está singularizado, es único; ya se
es indispensable para el esclarecimiento del hombre. hallan firmemente establecidas las bases de su yo.
«La Herencia, único dios del que se conoce el nom- En la colección de moléculas que ha heredado de sus
bre», decía Oscar Wilde. Ahora sabemos más que el padres, una gran parte de la persona se halla irrevoca-
nombre, ¡sabemos la fórmula! blemente inscrita y determinada con anterioridad. Los
Y, partiendo de esto, podemos seguir hasta el invisible rasgos del rostro (de ese rostro cuya diversidad ha intri-
análisis de ese «yo que sé», de ese «tan poca cosa» que gado tanto a los pensadores), la coloración y la calidad
cuando produce el amor, puede tener -como decía Pas- del cabello; la forma, la longitud, el modo de implan-
cal- terribles efectos. tación de las pestañas y de las cejas; la coloración de la
¡ Una base púrica desplazada en una molécula y he piel; el dibujo y el color del iris; el volumen, la forma
aquí que la nariz de Cleopatra se hubiese hecho más y los pliegues de la lengua; las dimensiones y las líneas
corta y hubiese cambiado toda la faz de la Tierra! del pabellón de la oreja; la forma y distribución de los
Las propiedades del patrimonio hereditario dependen, dientes; la disposición de las líneas de la mano y de las
en efecto, del modo en que se encuentran arregladas y crestas de las papilas táctiles; el grupo sanguíneo, el fac-
ordenadas, en las moléculas que lo componen, estas cua- tor Rh (Rhesus), etc.
tro bases , a partir de las cuales se engendra toda la diver- La unicidad genética se expresa, principalmente, por
sidad genética de la especie, del mismo modo que toda algunos rasgos físicos, tal como las marcas digitales, que
comienzan a dibujarse desde el cuarto mes de la vida de los factores externos es también muy poderoso, aun-
,
fetal. que, respecto a esto, así como los ácidos nucleicos perso-
Toda persona poseedora de un «documento de identi- nalizan al individuo, se concibe que el espíritu, la sensibi-
dad» sabe que un pequeño rectángulo de éste se encuen- lidad, el carácter, pueden ser influidos por la educación,
tra reservado para la fijación de una huella digital -del la cultura, el medio escolar y social, el clima familiar, las
índice izquierdo, generalmente. Este proceso de iden- relaciones afectivas con los padres, hermanos y herma-
tificacíón está fundado en el hecho de que no existen nas, por las amistades, por los compañeros, los espectácu-
dos individuos que tengan las huellas totalmente seme- los, las lecturas, etc., sin olvidar el estado físico de la
jantes. madre durante el embarazo, las primeras sensaciones del
En una huella digital -nota el doctor y abogado recién nacido, los primeros rostros advertidos, el modoo
Balthazard- se pueden revelar unas cien particularida- de alimentarlo en su infancia, la manera de destetarlo ¡e
des; y para tener la suerte de dar con dos huellas que incluso. el nombre que se le da!
coincidan en dieciséis particularidades, se estima que Sobre esa influencia -posible- del nombre, citaré
será necesario examinar 4.294.967.296, número superior un fragmento curioso, poco conocido, de Bernardin de St.
al de, los habitantes del Globo... Pierre:
A partir de diecisiete coincidencias, las posibilidades se «Un niño -escribe el autor de Paul et Virginie-- se
hacen prácticamente nulas; dicho de otro modo, se puede encasilla por su nombre... He visto niños desgraciados,
afirmar que las dos huellas provienen de una misma per- tan enojados con sus compañeros, e incluso con sus pro-
sona. pios padres, a causa de sus nombres bautismales que con-
Además, las huellas digitales no constituyen el único llevaban una idea de simplicidad y campechanismo, tomar
elemento de identificación; se pueden utilizar también insensiblemente un carácter opuesto: de maldad y fero-
las huellas de las palmas de las manos y de los pies, y cidad. Dos de nuestros más famosos escritores satíricos,
aún más, un conjunto bien elegido de caracteres estruc- de teología y poesía, se llamaban, uno, Blaise Pascal, y el
turales. otro, Colin Boileau... »
Se atribuye frecuentemente a Bertillon haber sido el Así, para Bernardin de St. Pierre, la ferocidad de las
primero en tener la idea de usar las huellas digitales. Provinciales tendría por causa la benignidad del nombre:
Realmente, los promotores de este método son Faulds, ¡ Blaise!
en el Japón (1878), y Francis Galton, en Inglaterra Sin adherirme a esta interpretación, admito que todo
(1888), método al cual Bertillon se adhirió en la última puede actuar sobre un individuo, todo ¡salvo la posición
época de su vida. de los astros en el momento de su nacimiento!
Señalemos, además, que hay una interacción continua
Si la persona física depende en gran parte de la do- entre la persona física y la moral. El humor y el carácter
tación química constituida por los ácidos nucleicos ger- dependen de la cenestesia e incluso, hasta cierto punto,
minales, es evidente que también depende, en gran parte, de la imagen reflejada por el espejo. Un hombre muy
del modo de vida del sujeto, de las circunstancias que corpulento o muy grande no tendrá el mismo carácter
ha padecido. La talla, por ejemplo, depende de la canti- que un hombre débil o de talla pequeña, como tampoco
dad de alimentos recibida en edad temprana. El sistema
muscular se desarrolla con el ejercicio, etc.
Si se trata de la persona intelectual y moral, el papel * Blaise significa bobo, y Colin, merluza ( N. de la T.).
~. ROataed. 4
una mujer muy fea lo tendrá como una mújer muy gua- Además, esta identidad se conservará durante toda la
pa, etcétera. existencia, a pesar de la renovación de los tejidos, tan
A su vez lo moral no deja de influir sobre el aspecto activa para algunos de ellos; a pesar de la decadencia
físico. Se ha podido decir que, después de una cierta senil, de los cambios de aspecto, de las enfermedades,
edad, cada uno tiene el rostro que merece. Esto- es, sin de los accidentes, de los tratamientos médicos, e incluso,
duda, exagerado; pero el interior anima y modela el exte- de las transfusiones de sangre.
rior; la tontería, la maldad, la amargura, la mezquindad, Desde la concepción hasta la muerte, la personalidad .
el mal humor se graban en el rostro, así como sus con- biológica permanece invariable, constante; cada uno per-
trarios. manece fiel a sí mismo hasta el final.
Pero no se terminaría nunca de nombrar las causas, De todas formas, en algunos individuos con herencias
los factores que pueden cooperar con el patrimonio here- mosaicas *, el cuerpo contiene partes que no se hallan
ditario para moldear al individuo. conformes con el resto de su persona y no responden a la
Abreviando, cada uno de nosotros es lo que es porque determinación genética dada por la célula-huevo. Es de-
ha salido de un huevo determinado y porque ha vivido bido a que, a lo largo de su desarrollo, se ha producido
una cierta historia; es doblemente único, gracias a la un cambio en el contenido cromosómico de una de sus
singularidad de su origen y a la singularidad de su aven- células (mutación somática): toda la descendencia de la
tura personal. célula mutante habrá heredado la mutación.
Pensemos en la descripción que ha dado Novalis de Así se producen los ojos de dos colores, o los zarcas,
su joven novia: es probable que su «oído musical» se por efecto de una mutación que ha afectado a las célu-
hallase inscrito en sus genes, pero de todo lo demás, las formadoras de uno de los iris.
¿quién podría aclarar qué es lo que se debió a los áci- Accidentes de esta índole pueden alcanzar a los cro-
dos nucleicos de Clarisse y lo que se debió a las circuns- mosomas llamados sexuales, que intervienen en la deter-
tancias? minación del sexo, produciendo individuos sexualmente
heterogéneos, que presentan una mezcla de tejidos mas-
Hemos insistido en el papel que desempeña, en la culinos y femeninos, accidentes que pueden compararse
génesis de la persona, la personalidad química de la cé- a los de esas extrañas mariposas que tienen por un lado
lula original. alas de macho, y, por otro, alas de hembra.
Y esta personalidad se mantendrá a través de todas Otros mosaicos asocian tejidos normales a tejidos de
las divisiones celulares que, a partir del huevo, van a «mongólico». Incluso se han señalado algunos que aso-
efectuarse en el organismo, de tal manera que se hallará cian tres, e incluso cuatro, tipos de poblaciones celula-
en cada una de las miles de millones de células que com- res; y además sólo conocemos los mosaicos fácilmente
ponen al individuo. Los glóbulos sanguíneos de Pablo, descubribles mediante el examen de los cromosomas.
las células de su epidermis y de sus glándulas, las fibras ¡ Cuántos otros, más finos, pasarán inadvertidos!
de sus músculos, las neuronas de su cerebro, difieren, Una de las importantes novedades de la biología hu-
por sus ácidos nucleicos, de los glóbulos sanguíneos, de mana es la revelación de estos seres que son genética-
las células epidérmicas y glandulares, de las fibras mus- mente varios en uno solo.
culares, de las neuronas de Pedro.
Pablo y Pedro son ellos mismos -y únicos- hasta
en el último de sus elementos.
* Herencias en que los genes paternos predominan en un sen-
tido y -los maternos en otro.
Es verosímil que los tumores malignos --'o al menos en dos ejemplares», según la acertada fórmula del doctor
algunos de ellos- sean debidos, como los mosaicos, a Apert.
mutaciones somáticas, pero que se producirían en edad Seguramente pensaba en verdaderos gemelos cuan-
adulta. En este caso, la minoría celular de nueva forma- do Pascal escribió: «Dos rostros parecidos, de los que
ción estaría dotada 'de propiedades agresivas y tendría ninguno en particular produce risa, hacen reír juntos por
el funesto poder de destruir la mayor parte del ser. su parecido». Frase que Bergson comentaba a la luz de
su teoría sobre la risa, diciendo que «la vida bienviva
no debería repetirse jamás. Analicen ustedes su impre-
Si existen, como acabamos de ver, hombres que son sión frente a dos rostros que se parecen demasiado; ve-
varios en uno, existen también al contrario, uno en va-
rios: son los verdaderos gemelos. rán cómo piensan en dos ejemplares obtenidos con un
mismo molde, o en dos reproducciones del mismo cliché,
¿Por qué verdaderos? o en dos huellas del mismo sello; en resumen, en un
Porque los hay falsos. procedimiento de fabricación industrial. Esta tendencia
La especie humana cuenta, en efecto, dos clases de de la vida hacia la mecánica es la verdadera causa de
gemelos o individuos nacidos de un mismo parto: unos la risa'».
Xlamados falsos gemelos- proceden de dos óvulos di- Se cita el caso de dos jefes de orquesta, gemelos ver-
ferentes, que han sido fecundados por dos espermatozoi- daderos, que podían cambiarse a lo largo de un concierto
des diferentes. Los otros -los verdaderos- proceden sin que nadie en el auditorio se diera cuenta.
de un solo y mismo óvulo, fecundado por un solo esper- Cuando uno de los gemelos verdaderos es un hombre.
matozoide, que se ha dividido en dos en un cierto estado célebre, cuyo rostro y silueta son universalmente cono-
de su evolución. cidas, como en el caso de los hermanos Píccard, la iden-
La verdadera gemelidad es aproximadamente dos ve- tidad es aún más «espectacular».
ces y media menos frecuente que la falsa; desde que un Incluso en lo que se refiere a las huellas digitales
embarazo doble se produce una vez en ochenta embara- -c arácter individual entre todos-, el parecido entre
zos, el nacimiento de verdaderos gemelos se produce una verdaderos gemelos es generalmente muy acusado.
vez en doscientos embarazos. De todas formas, estas huellas pueden servir para dis-
Un huevo humano produce algunas veces más de dos tinguir verdaderos gemelos por lo demás muy parecidos.
individuos gemelos y hasta tres o cuatro, e incluso cinco, Según Ch. Sannié; una mujer, en el Estado de Indiana,
como en el famoso caso de las pequeñas Dionne, del tenía dos hijas, verdaderas gemelas, cuyo parecido era
Canadá. tal, que temía no poder reconocerlas. Se dirigió a la ofi-
Los falsos gemelos llevan, evidentemente, patrimonios cina de Investigaciones de Evansville, que hizo tomar
genéticos diferentes. Cada uno de ellos tiene su propia sus huellas y establecer sus fórmulas digitales; desde en=
personalidad, su unidad biológica. Son, a fin de cuentas, tonces, la confusión ya no era posible.
dos hermanos o hermanas ordinarios, pudiendo ser de Viene a la mente la historia de Mark Twain, que decía
sexo diferente, el uno moreno y el otro rubio, uno alto no saber si vivía aún porque, en su infancia, su madre
y el otro bajo... En cambio, los verdaderos gemelos, lo había mezclado en el baño con un hermano gemelo,
siempre del mismo sexo, se parecen de un modo que ahora muerto...
llama la atención y hasta en el más pequeño detalle de
la morfología y de la fisiología. Son «el mismo individúo ' Le Rire, p. 35.
54
Jean Rostand 55
Naturalmente, el hecho del parecido entre los gemelos
Presente y porvenir de la persona humana
no debe inducirnos a pensar que haya entre ellos una leyendas, si lo tornamos tantas veces en ridículo, es, sin
misteriosa comunicación psíquica; y nadie creerá lo que duda, para librarnos del malestar que este parecido nos
contaba hace poco un periódico de la tarde, a saber: que produce.»
cuando una gemela se corta el dedo, la otra gemela sentía Y añade: «La actitud de todo hombre con respecto a
el dolor a distancia. la idea del doble, del sosias, del gemelo, es mucho más
¿Es necesario subrayar el inmenso interés biológico, completa que una simple reacción de intolerancia. Está
psicológico e incluso filosófico que está unido al estudio formada de angustia, de deseo, de rebelión, pero también
de estos seres idénticos en su principio, y, por tanto, de una extraña fascinación. Sin duda es porque en todo
originariamente comparables? Nos permite, en algunos hombre, incluso en el menos metafísico de los hombres,
casos, desenredar lo que en la formación de la persona se plantea la cuestión de ser o no ser. La idea del doble
pertenece a la herencia y lo que pertenece al medio. Un representa una respuesta ambigua a esta cuestión... Con-
gemelo es, evidentemente, por lo que al otro se refiere, tiene a la vez la amenaza de una alienación, de una dis-
un «testigo perfecto». gregación y la promesa de un descubrimiento, de una
Además, hay que saber que, incluso cuando dos ver- toma de, posesión de sí mismo.»
daderos gemelos están criados en condiciones que pare- En lo que respecta a las relaciones psíquicas entre
los
cen idénticas, éstas no lo son jamás del todo; no ocupa- gemelos, Zazzo ha puesto de relieve las turbaciones de la
ban el mismo lugar en el útero; Lino ha tenido una personalidad que están unidas a la situación de los ge-
enfermedad, el otro no; uno ha leído un libro que el otro melos. En general, los dos gemelos están unidos por un
no ha leído... Su origen ha podido ser el mismo, pero «extraño amor», pero también se constata, a veces, reac-
su historia es personal. ciones de agresividad, incluso de rebelión frente al cóm- ,
Precisamente porque el caso de los verdaderos geme- pañero demasiado parecido. La presencia de un «doble»
los constituye una infracción y una especie de reto a la irrita el narcisismo y torna más difícil la construcción del
gran ley de la unidad biológica de la persona, dicho caso yo. Se produce el conflicto entre «el placer de parecerse
destaca, acusa esta unidad. El hecho de que sean dos los y la necesidad de ser una persona».
que se repartirán el mismo yo biológico, nos recuerda ¿No nos confía acaso Simone de Beauvoir en sus Me
que somos los únicos en poseer el nuestro, que sólo so- moires d'une jeune f ille rangée, que hubiera tenido, en; lo
mos uno en nuestro ser. Y si el tema de los gemelos ha que a ella atañe, una gran dificultad en soportar la exis-
sido tan abundantemente explotado por los escritores, tencia de una gemela, que hubiera quitado a su persona
sobre todo por los autores dramáticos, desde los griegos «lo que le daba todo su valor: su gloriosa singularidad»?
Antígonas, Anaxandrida, Aristófanes, Jenarques, Alexis, Al existencialismo no le gusta repartir...
Eufion, Posidipo, Menandro, hasta Jean Cocteau, Jean
Giraudoux, Sacha Guitry y Jean Anouilh, pasando por Hasta estos últimos años era un dogma en biología la
Menaechmi, de Plauto, no es únicamente por pro- identidad orgánica de los gemelos verdaderos.
porcionar una fuente de graciosos equívocos, sino, tam- Y sabemos que en la actualidad esta regla tiene muy
bién, porque concreta la emocionante noción de la per- pocas excepciones.
sonalidad biológica. Puede ocurrir que, en el momento en que el huevo
«Si jugamos -dice el psicólogo René Zazzo- con el se fracciona para producir dos verdaderos gemelos, su-
parecido de los gemelos en nuestras fábulas y nuestras ceda una mutación en uno de los fragmentos; por ello
el doctor Lejeune ha podido constatar por qué en una
58 Jean Rostand
Presente y porvenir de la persona humana 59
May y Huignard han contado el caso de un chico joven,
retrasado mental, que después de injertársele paratiroi- un órgano que no es suyo, que no es de él, le resta
des de un recién nacido, creció varios centímetros y pro- personalidad por poco que sea? ¿Hay que considerar el
gresó seriamente desde el punto de vista intelectual. éxito de un homoinjerto como una violación de la per-
Además, Medawar ha puesto de relieve, por una serie sona biológica?
de experiencias magistrales que le han valido el premio El problema es tanto más importante cuanto el nú-
Nobel, que los organismos muy jóvenes no rechazan los mero de quimeras humanas debe ir aumentando sin cesar,
tejidos extraños; de tal manera, que se puede aprovechar con los progresos de las técnicas de injertación y con-
esta tolerancia para acostumbrarlos a estos tejidos, los servación de órganos.
cuales, podrán, más tarde, serle injertados con éxito. Sin duda no ha lugar a pensar que un individuo pueda
Si a un humano recién nacido se le inyectan glóbulos perder personalidad porque lleve el riñón de otro; pero
blancos procedentes de sus padres, durante toda su vida ya estamos un poco más dudosos si, siendo portador de
podrá recibir injertos constituidos por tejidos paternos. una médula ósea extrañó, fabrica una sangre que no es
Por fin, para vencer la xenofobia orgánica, dicho de la suya... y, sobre todo, si lleva en él una glándula endo-
criná que no es autóctona... ¿Acaso no sabemos que es
-
otro modo, para favorecer el éxito de los homoinjertos,
se puede también aniquilar o reducir temporalmente la tas glándulas, por sus hormonas, influyen en el tempe-
resistencia inmunológica que se ' asienta en la médula ramento, en el humor, en la afectividad, en las reacciones
ósea; para esto se emplean radiaciones que penetran pro- emotivas?... Recordemos las famosas palabras de Carrel:
fundamente o algunos compuestos químicos. «Se piensa, se ama, se sufre, se reza con todo nuestro
De todos modos es ya un hecho que -mediante el cuerpo.»
empleo de uno u otro de estos métodos- se han creado Sin duda, se puede defender que esta glándula, una
un cierto número de hombres quimeras viviendo con ayu- vez integrada en otra economía y controlada por otro
da de un órgano extraído a otro individuo y que no es sistema nervioso, va a perder su personalidad glandular.
un gemelo verdadero. Por tanto, son hombres que, desde Pero el problema queda sin resolver. Lederberg se pre-
el punto de vista genético, no son enteramente ellos gunta: «¿Cuál es la identidad moral, legal y psíquica de
mismos. una quimera artificial?» El profesor Etienne Bernard se
interrogaba, en otros tiempos, de este modo: «¿Es la per-
Consideremos de cerca uno de estos hombre quimera. sona humana un todo? ¿Depende de un órgano? ¿De
El órgano, el tejido injertado, que forma ahora parte qué órgano? » Y el gran Pascal no hablaba de algo dife-
integrante del organismo extraño, no se modifica en ab- rente: «Un hombre es un depositario, pero si se le ana-
soluto en su patrimonio genético, en sus cromosomas, tomiza, acaso sería la cabeza, el corazón, el estómago, las
en sus ácidos nucleicos; no es «asimilado» absolutamente venas, cada porción de vena, la sangre, cada humor de la
por la nueva patria orgánica; conserva su personalidad, sangre.»
su alteridad; los tejidos de Pedro que viven sobre Pablo Naturalmente, el problema de la alienación biológica
no se «pablizarán»; los de Pablo, viviendo en Pedro, no de la persona se plantearía con una particular agudeza
se «pedrizarán». si por casualidad el injerto de cerebro fuera realizable,
Por tanto, una cuestión capital va a plantearse ahora como lo ha imaginado Maurice Renard en su novela Le
ante nosotros. ¿Qué ocurre con la personalidad de un
Mientras cualquier injerto de tejido nervioso sea im-
Docteur Lerne sous-dieu.
hombre quimera? Acaso el hecho de que habite en él
posible, se puede pensar que la persona humana está
ble el injerto de la mano... Por una razón cualquiera, únicamente le han amado por el perfume «de tabaco
esta mujer sacrifica su mano en favor de una amiga... rubio, de alcoba y de sala de esgrima... ».
Esto no dará lugar a ninguna dificultad jurídica... pero,
¿acaso el amor del hombre se dividirá entre Costanza y ¿Qué es, por tanto, esta verdadera persona, esta per-
Camila? » Desde luego que no; lo que se amaba era la sona central, en provecho de la cual David repudia con-
persona y po la mano, que no es más que un bien ma- juntamente el yo físico y el yo moral?
terial, aunque sea «una joya entre los bienes», y sin duda ¿Acaso sería el alma de los espiritualistas?
no se ama tanto la mano de Camila porque pertenezca a De ningún modó. Es una llamita misteriosa, y proba-
Camila y solamente mientras pertenezca a Camila, «como blemente parecida en todos los seres humanos... De
se puede amar la camelia que la dama de las camelias modo que, muy paradójicamente, ¡la persona humana es-
llevaba en su escote...» taría caracterizada por su impersonalidad!
Pero si lo que amamos en Camila no es la mano, ¿aca- Son -dice David- las máquinas corporales, que
so es el rostro, los ojos, el cuello, el busto, las piernas, son únicas, las que difieren de individuo a individuo.
la mirada, la voz, el pelo? ¿Acaso no proclama el Derecho «la igualdad de las per-
Tampoco, ya que todo esto pertenece igualmente al do- sonas, a pesar de los ojos azules y de los verdes»?
minio de las cosas. Y sin duda dentro de mucho tiempo, Hemos insistido, al comienzo de este estudio, en nom-
cuando estemos lo suficientemente evolucionados, sere- bre de la biología, sobre la unicidad de la persona. Tal y
mos capaces de una ternura tan clara y espiritual que sa- como se ve, David recusa esta noción, y uno estaría' ten-
bremos preferirla verdadera persona de Camila a su re- tado de preguntarle por qué si todas las personas son
vestimiento corporal. iguales se preferiría la persona de Costanza a la de Ca-
«Sin duda serán necesarios varios cientos de años para mila, o viceversa...
habituarse a amar a Camila y no a sus manos...» Antes de abandonar a David y su extraño «persona
¡ Extraño amor-ficción el que nos propone este jurista lismo», démonos cuenta de que el gran Pascal planteaba,
filósofo y poeta! en torno a la persona, cuestiones bastante cercanas a las
que plantea nuestro jurista. (No es una casualidad que,
Además, para David, el propio espíritu, la sensibilidad,
el corazón tampoco son parte de la persona, ya que todo por tercera o cuarta vez, vuelva a nuestra pluma el nom-
esto depende del cerebro, del sistema nervioso simpático, bre de Pascal, ya que el autor de los Pensées estaba
de las glándulas de secreción interna que, formando par- obsesionado por el problema de la persona.)
te del cuerpo, no son «persona», sino «cosa». Y Roxana Escuchémosle: «Un hombre se coloca junto a la ven-
tana para ver la gente que pasa; cuando yo paso, ¿puedo
se halla equivocada cuando, oponiendo la belleza del es-
píritu a la del rostro, se niega a amar a Cristino por decir que se ha puesto allí para verme? No; ya que no
«aquello de lo que está un momento disfrazado» y quiere piensa particularmente en mí. Pero..., el que ama a una
adorarlo por lo que le hace verdaderamente él mismo. -En persona por su belleza, ¿la ama de verdad? No, ya que
la concepción davidiana no se es más «uno mismo» por si ésta tiene viruela, lo que acabará con su belleza, aquél
ya no la amará. Y si me quieren por mi juicio, por mi
su espíritu que por su cuerpo, no se está más «disfraza-
do» con uno que con otro. memoria, ¿acaso me quieren? No, ya que puedo perder
Y para seguir con los héroes de Edmond Rostand, Don estas cualidades, aunque no me pierdan a mí. Entonces,
Juan, a fin de cuentas, no tiene por qué estar tan decep- . ¿dónde está ese yo, si no está ni en el cuerpo ni en el
cionado cuando se entera, por boca de sus amores, que alma...? Hay que deducir que no se ama nunca a nadie,
mentira que trata de imponerse ante los ojos y pretende aunque lentamente, ha «crecido a lo largo de los siglos,
ser, según el aspecto exterior, y en contra de la verdad». a traves de numerosas vicisitudes»?
Confesémoslo: ya no sabemos muy bien a quién mira- Raymond Las Vergnas ha evocado -a propósito de
mos, a quién admiramos, a quién amamos... Ante estas Aldous Huxley y de su terrible El mejor de los mun-
maravillas manufacturadas, ante estas Venus del bisturí dos- el peligro de las planificaciones y superpla nifica- ..
debido a lo que se desvaloriza la belleza natural. (hasta ciones que, bajo pretexto de organizar el termitero hu-
el extremo que oí decir a una joven hace poco tiempo: mano, reducen a los individuos, hasta aquí únicos e
«Ya no vale la pena ser guapa»)- se piensa en el mago irreemplazables, a ser sólo «los engranajes intercambia-
de la Eve f uture, el cual, artificio por artificio, ¡prefería bles de una relojería demente».
confeccionar una mujer enteramente pieza a pieza! «Cuidado -concluía-, ya que mañana será dema-
siado tarde. E incluso hoy mismo ya es muy tarde.»
Después de haber dicho los daños que padece la per- A las legítimas inquietudes que despierta en tantos
espíritus bondadosos el porvenir de la persona humana,
sona orgánica, e indicado de los que está amenazada,
¿puede uno dispensarse de hacer alusión a las causas de generosos moralistas no dejan de oponer un sólido opti-
despersonalización moral que parecen inherentes a nues- mismo, ya se trate de pensadores laicos como Guyau, o
tra época? cristianos como Teilhard de Chardin, niegan que la mar-
cha de nuestra civilización sea necesariamente contraria
Extensión del maquinismo, normalización, estandari-
a los intereses del individuo. Si admiten que el estrecha-
zación de las actividades, acentuación de los controles
miento de los lazos sociales, la comunicación cada vez
ejercidos por las burocracias de un Estado cada vez más
más amplia de las conciencias, la «fusión de las sensibi-
indiscreto y reparón. Todo conspira para desvalorizar al
lidades», pueden ejercer a veces un efecto de limitación,
individuo, para frustrarlo en su necesidad de especifidad,
incluso de opresión, sobre las personas, se niegan, no
para humillarlo en su narcisismo, para que sea absorbido
obstante, a ver un antagonismo esencial entre el elemento
por una masa en donde se siente impotente, anónimo,
y el todo, entre el individuo y el grupo, entre lo personal
desdeñado. Un número, un fichero, una abstracción: ¡he
y lo universal.
aquí a lo que se reduce este universo que es el ser hu-
«El proceso irreversible -escribe Teilhard- que nos
mano! «Au suivant», canta Jacques Brel; ¡y éste es el
triste refrán de nuestras existencias triviales e indiferen- reúne en una gran unidad orgánica no debe comprome-
ter, sino exaltar nuestra personalidad, ya que la unión
ciables!
verdadera, lejos de confundir a los que reúne, acusa sus
Sin hablar de los medios cada vez más perfeccionados
diferencias, hace resaltar su originalidad, los ultraperso-
de una propaganda que, dando a todos una misma «ver- naliza.»
dad de Estado», uniformiza y esclaviza las conciencias.
Acceder al plural sin renegar del singular, sumarse al
Al considerar estos rebaños en que, cada vez más, se
prójimo sin vaciarse de sí mismo, realizar con otro una
transforman las masas, al ver, cualquiera que sea la direc-
armonía sin conformidad, un acuerdo sin unión, tal es,
ción en que se mire, al hombre subyugado, condicionado,
seguramente, el ideal hacia el que se debe de tender; y,
amaestrado, gregarizado, ¿cómo no preguntarse con in-
en la misma medida que una sociedad nos permitiese
quietud, cuál es la suerte reservada a la persona humana,
acercarnos, merecería nuestra confianza y nuestro cariño.
y si un totalitarismo espiritual no acabará absorbiendo a
Cualquiera que sea el futuro del hombre, en cualquier
esta frágil «categoría del yo» de la que Mauss decía que,
sentido en que se dirija su progreso, y cualquiera que
teado de la siguiente manera: al matar el producto de una «resistente» autor de Animaux dénaturés y de Plus ou
hembra «tropi» y de un hombre, ¿acaso se ha cometido moins homme.
un crimen ante la sociedad y la conciencia humana? ¿Es Según Vercors, en cuanto uno se deja arrastrar al
la vida de un hijo de «tropi» lo suficientemente respeta- campo de la morfología, en cuanto se evoca la apariencia
ble para ser protegida por nuestras leyes? estructural, en cuanto se consiente tener en cuenta la
Entonces empieza la discusión entre los anatomistas, diagnosis física, se «abre la puerta a la contradicción ra-
entre los zoologistas, que van a comparar minuciosamen- cista». Admitir que un ser no es un hombre, o incluso
te la estructura de los «tropis» con la de los hombres. que es «menos hombre» porque ofrece tal particularidad
Y a los argumentos intercambiados por los personajes de del cráneo o del fémur, es exponerse a que el día de ma-
Vercors se añadirían muchos más. Si se tratase realmente ñana algunos autoricen una concesión semejante por '.
hoy día de situar a una especie descubierta últimamente querer excluir de la humanidad tal grupo humano, o, por
en comparación con el hombre, se podría recurrir no sólo lo menos, negarle una parte de humanidad.
a criterios morfológicos, sino a tests psicológicos, inmu- ¿Tienen los «tropis» una conciencia, una conducta hu-
nológicos, citológicos, bioquímicos: se compararían los mana? Esto bastaría para hacerlos hombres, incluso, aun-
cariotipos, es decir, los surtidos cromosómicos de las dos que tuvieran cuatro manos y una cola prensil. Es inútil,
especies, se practicarían injertos, para ver si los tejidos superfluo, interrogar su esqueleto, medir su ángulo fa-
de uno son tolerados o no por el otro..., etc. Pero cual- cial, hacer un molde de su calcáneo, buscar si su capaci-
quiera que sean los argumentos invocados por los hom- dad craneal llega a los 800 cm 3 que corresponden a lo
bres de ciencia para determinar el grado de similitud que Vallois llama el «rubicón cerebral»; es inútil escrutar
entre los dos tipos, Vercors los desecha desde el primer los arcos superciliares, los senos de la cara, los cóndilos,
momento; y en esto es donde tiene precisamente su sede las suturas. El humano no se define en absoluto por el
el sentido profundo de su obra. Lo que quiere hacernos cuerpo, sino por el espíritu.
comprender es que el criterio de lo humano no puede Hemos notado que para Vercors, la especificidad men-
ser, no debe ser, un criterio zoológico. De lo que nos tal del hombre se halla caracterizada por la secesión con
quiere persuadir es de que la dignidad de ser hombre es respecto a la naturaleza, por la actitud de insumisión; en
independiente de la forma exterior, de la estructura, in- esto se identifica con el filósofo Édouard Le Roy, que
cluso de la íntima organización. definía al hombre por su actitud insumisa. Otros lo defi-
«Intento mostrar -escribe'- que un ser de aspecto nen de otro modo: por la aptitud para el lenguaje articu-
humano, incluso angelical, pero cuyo comportamiento lado, por el arte de crear una industria intencional, por
fuese estrictamente animal, no tendría derecho a esta el sentimiento de angustia existencial, por la «distancia
dignidad; mientras que otro, por el contrario, incluso psíquica», por la facultad de vivir en su tiempo, por el
teniendo aspecto de mono o peor, pero que tuviese como sentido de , responsabilidad, por la astucia unida a la amis-
nosotros conciencia de su condición, se negaría a some- tad... A decir verdad, dudo que alguno de estos rasgos
terse a ella, se rebelaría contra sus leyes, tendría derecho pueda él solo expresar lo esencial del hombre; y también
a la misma dignidad que nosotros, ya que esta dignidad confesaré que tendría miedo que a fuerza de querer en-
consiste en esa resistencia y en ese combate.» cerrar lo humano en una palabra, se dé un pretexto a una
En esto se deja ver una de las tesis favoritas del gran especie de racismo psicológico, nada menos temible que
el otro. ¡Qué gran tentación para el fanático -y los hay
' Bref, enero 1964. siempre y en todas partes- pensar que su adversario es
menos hombre que él por tal o cual cualidad del espí- Guyau insiste complacientemente sobre este sueño, ha-
ritu!... ciendo ver que «la trompa del elefante es, junto con la
En cambio, pienso juntamente con Vercors, que ha de mano, uno de los órganos de prensión más fuertes y
ser dada la prioridad a lo psíquico sobre lo corporal, y más delicados que existen en las especies animales. Se
que los seres dotados de inteligencia, de sensibilidad, me- podría, por tanto, ver realizada en nuestra propia tierra
recerían con toda seguridad nuestras consideraciones y o en algún astro lejano una civilización gigante, muy di-
nuestro respeto, cualesquiera que fuesen sus exteriorida- ferente en su aspecto exterior, pero no en sus leyes gene-
des físicas. rales, de nuestra civilización. Hay que familiarizarse con
Tal es también la opinión del filósofo Ruyer: «Supon- la idea, tan repugnante para nuestro antropomorfismo
gamos -dice- que en un rincón de la tierra se descu- instintivo [... ], de que el orden de dignidad de las espe-
bran seres de apariencia humana, astutos, pero sin ningu- cies podría ser invertido sin que la marcha general de la
na tradición cultural, sin lenguaje e incapaces de aprender evolución fuese por eso suspendida» '.
un lenguaje, y otros poseedores de una larga cola, pero Estas ideas de Guyau no son en absoluto contradichas
que tuvieran lenguaje, cultura; los biólogos quizás duda- por el pensamiento moderno. Desde ahora, en previsión
rían más ante los segundos que ante los primeros, pero de las extrañas visitas que podrían sernos hechas el día
los etnólogos no dudarían en considerar como hombres de mañana, se afana uno en crear lenguajes cuya extrema
a los seres de larga cola en posesión de un lenguaje y de generalidad nos permitiría entrar en contacto con seres
una cultura. » que piensan de manera muy diferente a la nuestra.
Desde luego, el naturalista, el biólogo, puede que ten- La ciencia-ficción ha llegado mucho más lejos que Gu-
ga algunas dudas en cuanto a la posibilidad de esta inde- yau con sus espabilados proboscídeos; igualmente se han
pendencia, de esta disyunción entre el cuerpo y el espí- imaginado hormigas gigantes dotadas de una inteligencia
ritu; pero no la desecha sistemáticamente. A lo mejor, superior a la humana, e incluso flores capaces de refle-
después de todo, existe en otros planetas -y un día nos xionar...
llegarán en platillos volantes, o por medio de cualquier Pero aquí se impone una advertencia.
otro vehículo- seres muy inteligentes, aunque constitui- Si concedemos sin dificultad que un ser físicamente
dos de modo diferente al nuestro. diferente del hombre pueda llevar en sí lo que respeta-
«¿Acaso somos -escribía Guyau a principios de este mos en el hombre, debe de quedar bien claro, creo yo,
siglo- los únicos seres pensantes del universo? [ ... ] Se que todo ser formando parte de nuestra especie, que todo
puede [ ... ] admitir en el universo, sin demasiada inve- ser nacido de un hombre y una mujer, deberá ser consi-
rosimilitud, una infinidad de humanidades análogas a la derado como un humano, y tratado como tal, incluso si
nuestra por las facultades esenciales, aunque a lo mejor se encuentra accidentalmente destituido -por deficiencia
muy diferentes en cuanto a la forma de los órganos, y hereditaria o adquirida- de las facultades que conside-
superiores o inferiores en inteligencia. Son nuestros her- ramos características del hombre.
manos planetarios... En este país de ensueño, donde en Niños privados del contacto humano pueden ser defi-
otra época se han encontrado bien Fontenelle, Diderot y nitivamente «animalizados»; ¿habría que tratar a estos
Voltaire, imaginen una humanidad que en vez de derivar «niños-lobos» de diferente manera que a los seres huma-
de los antropoides, derivase de los animales que, con los nos? Volveremos más tarde sobre este problema.
monos, son los más inteligentes de nuestra tierra: los ele-
fantes.» ' Irreligion de ¡'avenir, pág. 446.
74 Jean Rostand 75
Los límites de lo humano
¿Quién no ve el peligro de no reconocer al hombre en municar con ellos; su inteligencia les permite fabricar
hombre? Si la forma biológica no lo es todo, ella por sí utensilios rudimentarios, pero no es apta para el perfec-
sola impone el respeto, nos alerta, nos previene. Ese ser - cionamiento.
que no tiene más que los exteriores del hombre, puede En el siglo pasado se era mucho menos categórico en
tener la hominidad simplemente adormecida, oculta en él; cuanto a esta situación insular del hombre, ya que el filó-
a lo mejor es que no ha encontrado las condiciones nece- sofo La Mettrie, refiriéndose a los prodigios realizados
sarías para la expresión de sus virtualidades humanas; de por Ammam entre los sordomudos, no dudaba de que los
todas formas debemos ser solidarios con él. monos se mostrarían mejores alumnos que estos últimos,
En los Viajes de Gulliver, Swift, terrible misántropo, a condición de elegirlos ni demasiado jóvenes ni dema-
dotó a sus caballos imaginarios de todas las virtudes que siado viejos, y teniendo una fisionomía espiritual.
negó a los yahus, espantosas caricaturas de nosotros mis- «No solamente -decía- desafío a que me citen algu-
mos. Parece bien confesar que, incluso respetando a los na experiencia verdaderamente concluyente que torne mi
hermosos y nobles houyhnhnms, incapaces de mentir y proyecto imposible y ridículo, sino que la similitud de
de hacer mal a su prójimo, no puedo odiar del todo a los la estructura y de las operaciones del mono es tal, que
miserables yahus, en los que, a pesar de su bajeza, su su- casi no dudo de que, si fuese perfectamente amaestrado,
ciedad, su crueldad, su engaño, su inhumanidad, reconoz- este animal, se llegase a enseñarle a pronunciar, y por
co unos hermanos, gente de nuestra tribu, dé nuestro consiguiente a saber una lengua. Entonces ya no sería
clan, de nuestra familia... ni un hombre salvaje ni un hombre fracasado, sería un
hombre perfecto, un pequeño hombre de ciudad, con
igual cualidad y músculos que nosotros para pensar y sa-
car provecho de su educacion.»
Hubo en otro tiempo, entre los antepasados del hom- Completamente al contrario, por la misma época, Buf-
bre, seres ambiguos, equívocos, de los que podríamos, si fon establecía una separación radical ante el hombre y el
los viéramos surgir de nuevo hoy día, dudar, como ante mono, basada en el hecho de que el primero está provisto
los «tropis», si deben ser tratados como camaradas o co- de un alma inmortal, de un principio pensante, que no
mo presas. Pero, en la hora actual, el hombre está muy tiene el segundo.
aislado en el reino animal, ya no se habla del abominable «El orangután --decía Buffon- nos hace ver clara-
hombre de las nieves, del famoso «yeti»; y según la opi- mente que el alma, el pensamiento, la palabra, no depen-
nión de todos los que han estudiado a fondo los monos de de la organización del cuerpo; son un don particular,
superiores, hay, en cuanto a facultades psíquicas se re- hecho únicamente para el hombre.»
fiere, un verdadero foso entre ellos y nosotros. Son ver- «El Creador no ha querido hacer un modelo distinto
daderamente animales; y ninguna tentativa de educación totalmente para el cuerpo del hombre y para el del ani-
-tal y como la han practicado los Kellog, por citar un mal..., pero ha llenado el cuerpo de aquél con un soplo
ejemplo, con su joven chimpancé educado del mismo mo- divino. Si hubiera hecho este mismo favor, no digo ya al
do que su hijo- ha llegado a una humanización, por mono, sino, a la especie más vil, al animal que nos pa-
ligera que sea. Si hay, como hemos visto, condiciones rezca peor organizado, esta especie pronto se hubiera
capaces de deshumanizar a un hombre, no hay, o por lo transformado en rival de la del hombre; igualmente vivi-
menos no las conocemos, condiciones capaces de humani-
ficado por el espíritu, hubiera mandado sobre las otras;
zar a un mono. Es imposible enseñarles un lenguaje, co- hubiera pensado, hubiera hablado.»
Cosa curiosa, en 1970, no es del mono, ni siquiera del mana, estarían dotados de un entendimiento parecido al
mono gigante, ni de los elefantes queridos por Guyau, de humano.
los que algunos naturalistas esperan las proezas intelec- Lilly llega incluso a prever -bastante «vercorsiense-
tuales que alcancen lo humano, sino de un mamífero ma mente»- que si los delfines consiguiesen alzarse median-
tino, primo de las ballenas: el delfín soplador o de gran te su conversación a la altura de un hombre sencillo --es
nariz (Tarsiops truncatus). decir, muy por encima de un idiota integral- plantea-
Antiguas narraciones -en particular la de Plinio, re- rían al hombre un problema ético, legal y social, ya que
ferente a un niño que, todos los días, se hacía llevar al entonces habrían franqueado el umbral que los separaba
colegio por un delfín- daban testimonio de la inteligen- de la humanidad.
cia y la bondad de este animal, pero los especialistas no «Si progresaran más aún, el problema sería cada vez
le concedieron ninguna importancia hasta que, en 1961, más agudo, y si, por fin, alcanzasen el nivel de un ser
un neurofisiólogo americano, John C. Lilly, atrajo la aten- humano normal, empezarían las verdaderas dificultades.
ción sobre las sorprendentes capacidades psíquicas del Algunos grupos se plantarían como campeones de su exis-
delfín'. tencia y pedirían que dejasen de utilizarlos en experien-
No solamente posee un cerebro tan voluminoso como cias científicas; reclamarían con insistencia que se los
tratase como seres humanos; reivindicarían para ellos una
el del hombre, y, por tanto, mucho más voluminoso que
protección médica y legal...; durante mucho tiempo, sin
el de los monos superiores, sino que, además, es capaz
de emitir los sonidos más variados e incluso pronunciar duda, estarían en la misma situación que las razas ne-
las palabras de nuestro lenguaje. Parece ser intelectual- gras de Africa, que aspiran a conocer la civilización occi
mente tan perfectible, que no se sabría poner límites a dental.»
Una anécdota divertida ilustra esta naciente dignidad
sus progresos; su rapidez para aprender, sus amables dis-
posiciones para con nosotros, su docilidad, su espíritu del delfín.
de cooperación, lo designarían para convertirse en uno En 1956, en Opanoni, Nueva Zelanda, un.delfín, que
de nuestros «interlocutores válidos», y también en un había encallado en la playa, estaba mezclado con los ba-
ñistas y había conquistado, con sus buenos modales, la
ayudante digno de aprecio en lo que concierne a la ex-
amistad de la población. Cuando murió en un accidente,
ploración de los fondos marinos.
acababa de ser objeto de un decreto que le aseguraba
Lilly prevé que podremos, un día bastante cercano, co-
una protección absoluta; fue echado de menos por todos,
municarnos provechosamente con los delfines, a condi-
ción de desembarazarnos del complejo de superioridad y se elevó un monumento a su memoria.
que vicia muy a menudo nuestros contactos con el mundo
animal.
Si las conclusiones de Lilly tienen fundamento (y hay
Si de momento no existen todavía, en tierra, animales
que decir que todavía son muy discutidas por gran nú- dotados de facultades humanas o cuasi humanas, se puede
mero de sus colegas), el delfín representaría bastante uno preguntar si alguna vez producirá la ciencia tales
bien a uno de esos seres de los que hace rato hemos ad-
criaturas.
mitido la posible existencia, y que, sin tener forma hu- Recordemos el famoso libro de Wells. La isla del doc-
tor Moreau, ese cuento fantástico en el que se ve a un
' Ver L'Homme et le Daupbin, Stock, 1962. cirujano que se afana en fabricar, a partir del animal,
seres grotescos y lastimosos, simulacros de lo humano, tipo parecen haber dado resultados positivos en' las ranas
bestias hablantes, situadas muy poco por encima del
e incluso en las ratas; todavía no han sido practicados
idiota.
con el chimpancé...
Divididos entre su bestialidad y su humanidad, medio En fin, los progresos de la biología molecular podrían
sublevados contra la naturaleza, los «tropis» moldeados
permitirnos modificar a voluntad la sustancia heredita-
por el viejo doctor inglés se esfuerzan en seguir, mal que ria, el A. D. N. de los monos superiores.
bien, la ley impuesta por su creador humano; recitan, El padre Riguet dijo un día: «No permitiremos que
por la noche, las letanías que les fueron enseñadas: no los biólogos se dediquen a la `sobrehumanización' hasta
se debe beber a lengüetadas, no se debe andar a cuatro que consigan hacer un hombre con un mono.»
patas, no se debe cazar a los demás hombres, no se debe Palabra inquietante, ya que, antes de alcanzar el éxito
arañar la corteza de los árboles... completo, cuántos resultados parciales deberán preverse
Sin duda no es de un moldeado quirúrgico, por hábil
y temerse, cuántos seres ambiguos, cuántos miserables
que sea, del que podamos esperar la génesis de estos cua-
«tropis» en perspectiva, cuántos extraños fulgores vere-
sibumanos; pero hay métodos más sutiles, y en particular mos brillar en las miradas...
el del injerto. Sí se creyó, antiguamente, que el mono no era más
Es lícito preguntarse si no estarían un tanto humani- que una forma de hombre, igualmente se ha.creído que
zados los jóvenes monos a los cuales se les injertase, por algunos hombres no eran más que formas de monos. Y
ejemplo, médula humana y que, como consecuencia, pro- gustosamente se pensaba del negro, del cafre y del boten-
dujesen sangre humana permanentemente. tote, lo que Buffon pensaba del orangután, a saber, que
El profesor Mathé, con vistas a resolver algunos pro- esos «salvajes» no tienen alma.
blemas relativos al cáncer, ha empezado ya a crear tales En 1550, Juan Ginés de Sepúlveda afirma que los in-
«quimeras», incorporando tejidos humanos a un orga- dígenas de América, desprovistos de toda razón, son «tan
nismo de mono.
diferentes de los españoles, como los hombres crueles
También se puede pensar en modificar, en los monos, pueden ser de los hombres pacíficos, y los monos, de los
la composición de los humores, mediante la introduc- hombres».
ción de hormonas provenientes del hombre, o por otros En el siglo XVIII el filósofo Robinet escribía: «Se
medicamentos químicos capaces de activar el funciona- dice que el orangután es un animal bajo una careta hu-
miento cerebral y de este • modo impulsar las facultades mana; se podría decir que un hotentote es un hombre
intelectuales'. disfrazado con los rasgos, la voz y las costumbres de un
Algunas idioteces hereditarias en el hombre, se curan animal.» Y en una Historia de Jamaica, compuesta por un
mediante determinados regímenes modificadores del me- tal Mr. Long, encontramos las siguientes lineas:
tabolismo: ¿no estará acaso el mono afectado de una es- «No se puede afirmar que los negros sean radicalmente
pecie de idiotez congénita, con respecto al hombre? ineptos para la civilización, ya que se puede enseñar a
Tampoco está vedado examinar los métodos que, apli- los monos a comer, beber, descansar y vestirse como los
cados al embrión del mono, provocarían el aumento del hombres.. Pero entre todas las especies- de seres humanos
número de células corticales del cerebro. Ensayos de este descubiertos hasta el día, son, según parece, los más inca-, paces, dado la bajeza natural de su espíritu, de llegar
' Seríg bastante acertado inyectar a los monos jóvenes molécu- (salvo por intervención milagrosa de la Divina Providen-
las de ribonucleoproteínas, sacadas del cerebro humano. cia) a pensar y actuar como hombres. No pienso que sería
deshonroso para una mujer hotentote tener por marido Incluso admitiendo la parte de exageración propia de
a un orangután.» las manifestaciones políticas, ¿no es significativo que en
Cuesta creer que este buen Mr. Long no haya mojado las afueras de Chicago, unos blancos hayan gritado a
la pluma en el humor negro que sazona la ironía venga- unos negros: «¡Monos, trepad a vuestros árboles!»?
dora de un Montesquieu... Pero es importante, al menos, hacer notar que la cien-
¿Quién no recuerda algunas líneas corrosivas sobre la cia ya no es cómplice de esas repugnantes demostraciones
esclavitud de los negros? ( Esprit des Lois, capítulo V, li- de racismo; una antropología mejor . informada nos ense-
bro XV). Siempre se siente placer al citarlas: «De aquellos ña que no hay ningún hecho positivo que justifique la
que se trata, son negros de los pies a la cabeza y tienen creencia en una jerarquía racial. Sin duda, los humanos
la nariz tan aplastada que es casi imposible compade- son diferentes según la raza; diferentes físicamente e in-
cerles.» cluso psíquicamente, y no es imposible que algunas razas
Y también: «Es imposible que supongamos que estas estén genéticamente mejor o peor adaptadas que otras a
gentes sean hombres, porque si los suponemos hombres, ciertas formas de civilización; pero una divergencia tal no
empezaríamos a creer que nosotros mismos no somos implica en absoluto una desigualdad.
cristianos.» Por ese lado no hay ningún problema en cuanto a los
Bien se sabe adónde llevó esta convicción de que «el límites de lo humano: todos los hombres son hombres
color constituye la esencia de la humanidad»; hombres totalmente.
tratados como animales, peor aún: como objetos, como
cosas, como mercancías...
Hace apenas cien años, un eminente hombre de cien-
cia, el profesor Gratiolet, admitía una jerarquía entre las Y eso nos lleva a decir unas palabras sobre un pan-
razas, en que las menos elevadas formaban la transi- fleto, bastante acertado, de humor swiftiano, Lettre sur
ción con los monos t. Por otra parte, llegaba a la conclu- les chmipanzés, escrita por Clement Rosset (1965).
sión -ya que era un buen anatomista y no un negrero- En este opúsculo, el autor finge defender con toda su
de que se podía no estar exento de cualquier escrúpulo alma la causa del chimpancé, raza oprimida, escandalosa-
hacia esos subhombres. mente desconocida y esclavizada por los hombres; la más
«La ley de humanidad, que protege y rodea con cui- desheredada de las poblaciones de Africa, que tiene las
dados maternales a los idiotas más monstruosos, a los mismas razones que cualquiera otra para hacer valer sus
más degradados cretinos, se extiende a todas las razas derechos y reivindicar una promoción justa.
humanas. No hay contra ellas ni derecho a la violencia, Esta ironía, por supuesto, se dirige a los antirracistas,
ni derecho a la mentira, ni derecho de muerte. Contra entre los que me encuentro, y mi nombre no está ausente
los débiles, no hay más que el derecho de caridad.» de esas páginas, en las que convive con los de Jean-Paul
No todo el mundo -incluso hoy día- tiene un ra- Sartre y Teilhard de Chardin.
cismo tan benévolo... Todavía hay en la tierra regiones El chimpancé -dice Rosset- participa como nosotros
en las que se practican odiosas discriminaciones y segre- de la noosfera; tiende hacia la cristosfera, y sería pura
gaciones que deshonran a los segregacionistas. barbarie contrariar su ascensión.
«Se cree en la imbecilidad del chimpancé como se ha
Memoria sobre los pliegues cerebrales del hombre y de los pri- creído, durante largo tiempo, en la falta de inteligencia
mates. de algunas poblaciones ecuatoriales. Pero si el chimpan-
J. Ro.asd, 6
82 .
Los límites de lo humano 83
Jean Rostand
cé continúa siendo como es, si parece incapaz de progre- jado de lo humano y si, en tal caso, merece todavía todos
sar, es por nuestra culpa: ¿acaso no lo tenemos en mino- los respetos debidos a esta especifidad.
ridad, bajo tutela, en servidumbre? Incluso los más El gran biólogo Alexis Carrel se preguntaba «si algu-
liberales de entre nosotros, ¿no ceden ante ciertas pre- nas criaturas nacidas de un hombre y una m poseen
venciones que los injuria? ¡Cuán pocas de nuestras jóve- del todo la personalidad humana» y, por mplo, «si se
nes aceptarían sin resistirse elegir un esposo entre los debía considerar como una verdadera persona a un idiota
chimpancés! » cuyas actividades mentales son sumamente inferiores a
Así, a fuerza de distanciar al chimpancé, a fuerza de las de un perro».
considerarlo como un 'ser inferior, el chimpancé ha aca-' Llegó hasta a proponer la supresión de estos deficien-
bado por sentirse chimpancé, se ha asentado, se ha hecho tes porque, decía, se debe «ordenar la sociedad moderna
chimpancé; en una palabra: se «achimpanceó». con relación al individuo sano. Los sistemas filosóficos y
Pero todo esto debe cambiar. Se trata, desde ahora,_ de los prejuicios sentimentales deben desaparecer ante esta
hacer participar al chimpancé en el gran movimiento de necesidad... Un esfuerzo de lo más inocente es realizado
liberación que agita al planeta. Hay que tratar de sobre- por las naciones civilizadas para la conservación de seres
pasar el anticuado humanismo burgués para sustituirlo inútiles y dañinos. Los anormales impiden el desarrollo
por un «primatismo» ampliado, gracias al cual recupera- de los normales. Es necesario afrontar este problema.
remos a toda una familia cercana a nosotros. Se trata de ¿Por qué no dispone la sociedad de los criminales y de
tomar conciencia del carácter ilusorio y ya caducado de los alienados de un modo más económico?».
ciertas exclusiones que no tienen otro fundamento que Era, nada menos, la cámara de gas a lo que apuntaba
el de «un prejuicio del egoísmo y del orgullo». Carrel para la eliminación de los locos juzgados como
Se ve el tono, el estilo, se adivina la segunda inten- incurables.
ción... Es divertido, y no está prohibido divertirse gra- Dos autores alemanes, Karl Binding y Alfred Hoche,
cias a él, pero con la condición de que no haya ni la som- lo ven de la misma forma, pues reivindican para la socie-
bra de un equívoco en la sonrisa que se concede, con la dad, «el derecho de suprimir la vida que no merece ser
condición de que se tomen las bromas de Rosset como vivida».
simples pasatiempos, y que ni por un segundo se nos Por muy ofensivas que sean para nuestra sensibilidad
ocurra la idea -que sería monstruosa y estúpida- de tales ideas, encuentran a veces defensores entre los que,
que pueda-haber la más pequeña relación entre los que por haber frecuentado esos lugares infernales en donde
se niegan a toda discriminación racial y los que reclaman se hallan amontonados hidrocéfalos, microcéfalos y otras
el derecho de voto para los chimpancés. víctimas de graves atrasos, saben hasta qué extremos pue-
A pesar de las piruetas de Rosset, los monos no son de llegar la decadencia humana. Incluso un filósofo cató-
más que monos, y todos los hombres son hombres. lico como René Poirier está de acuerdo en que, tratán-
dose' de algunas categorías de incurables, «el carácter
sagrado de la persona humana plantea tremendos pro-
blemas de conciencia».
Hemos evocado hace un. momento algunas de las ma- En cambio, la mayoría de los médicos permanecen fie-
neras en que lo humano podría existir fuera del hombre. les al principio de la inviolabilidad de la vida humana.
Queda por examinar cómo puede el hombre ser despo- «Abundan los ejemplos -escribe Francois Lhermitte-,
84 85
Jean Ros Los límites de lo humano
desde la demencia profunda hasta las aencefalias, en don- no asegurarles los cuidados que su estado requiere» (F.
de persiste una vida privada de todos los atributos huma ' Lhermitte).
nos y que, sin embargo, no sabríamos dejar de socorrer.» La Iglesia Católica es menos absolutista en el respeto a
El problema de conciencia, para el médico, es aún más la vida, ya que, para ella, el hombre no debe solidarizarse
delicado si se trata de ciertos sujetos «sin cerebro» debido a toda costa con su destino biológico, y de
a un coma prolongado, o a una irreparable lesión de los interrumpir una reanimación podrá ser lícita cuando, ha-
centros superiores. Se puede prolongar muy largamente biendo sido abolida toda relación con el mundo exterior,
su vida mediante el empleo de técnicas de lo más com- ; «se pueda suponer la desaparición de la persona» (R. P.
plejas, requiriendo la asistencia de un personal competen-'', Durand).
te. ¿Acaso es un deber empeñarse en hacer durar artifi- ¿Quién no ve la gravedad y la inmensa dificultad de
cialmente sujetos que, hablando pronto y claro, no son-' estos problemas? Dificultad que se hace mayor por el
ya humanos? Y si es cierto, como dice Ruyer, que el hecho de que los progresos de la técnica médica ponen,
hombre no es más que un cerebro animado, ¿es un deber . en algunos casos, a la curación y a la vida un precio tan
prolongar una existencia reducida a las únicas manifesta- elevado que «llega el día -como dice el profesor Ham-
ciones de la vida animal o incluso de la vida vegetativa? burger- en el que hay que decidir los que deben dejarse
Los esfuerzos gastados, los medios puestos en práctica, morir» 1 .
¿no son desproporcionados con el resultado obtenido? Si, desde este momento, el médico se halla sometido a
A estos casi cadáveres -escribe Alfred Fabre-Luce en esa prueba de «la obligación desgarradora» acaso a
su último libro, discutible pero importante, La mort a elegir entre dos vidas, ¿no estar obligadoea dar
changé- «se los trata como hombres cuando se han trans- J preferencia a la vida menos estropeada, a la menos de-
formado en máquinas. Aún más: se les sacrifica implíci- gradada? Y, haciendo esto, lejos de manifestar un menor
tamente otros hombres al inmovilizar a su alrededor respeto a la vida, ¿acaso no se decidirá por on respeto
equipos y utensilios que. podrían ser empleados de mejor mejor entendido
modo. ¿Es razonable poner al servicio de cadáveres vi- Pero, por otra parte, comenzar a dar asentimiento a la
¿acaso no supone un
vientes preciados especialistas? ¿Es razonable que un noción de indignidad biológica,
hombre con el cerebro destruido sea rodeado de curado- riesgo moral, y, en cierto modo, una derrota del espíritu
res enmascarados que intentan evitarle cualquier riesgo médico? ¿De quién se fiará uno para que fije el punto
de enfermedad suplementaria? Evidentemente, no» 1 . de integridad, el mínimo corporal o psíquico, traspasado
Y a pesar de todo, incluso en este caso extremo, el el cual se pierde o se atenúa el derecho a vivir? ¿A qué
espíritu médico tiende a obstinarse en su vocación de deslices no se hallará uno expuesto, en cuanto se haya
socorro, mientras hay esperanza de vida, mientras que admitido que un ser humano puede ser matado, o por
«manifestaciones motrices atestiguan la persistencia fun- lo menos se le puede. dejar que muera?
cional de un sistema nervioso vivo, mientras la vida ve- «Si empezamos -dice Paul Chauchard-, ¿ dónde ter-
getativa continúe; estos pacientes, cuyo estado inspira minaremos? En interés incluso de los sanos, el respeto a
piedad, viven meses, incluso años; no puede pensarse en ' la vida humana debe de ser absoluto.»
Sin hablar de los móviles, conscientes o inconscientes,
' Algunos médicos reivindican el derecho de tomar prestados de
' Progrés de la medicine et responsabilités. Segundo Congreso
estos «cadáveres vivientes» órganos destinados a servir de injertos. Internacional de Moral Médica. Mayo de 1966.
86 humano
Jean Rostand Los límites de lo
que podrían pesar sobre la fatal decisión,. influir en el mía la responsabilidad de un asesinato (Spaemann); Ra-
terrible diagnóstico de «deshumanización». Sin hablar dio Vaticano ha declarado «que una herida acababa de
de los intereses, de las codicias de los vivos, molestos ser hecha al más sagrado, al más inviolable de los dere-
por la persistencia del casi cadáver... No vivimos entre chos, el derecho a la vida».
ángeles... Desde luego, está uno llevado, en cierta medida, a
Y como ha dicho con acierto Robert Spaemann, si hu- excusar la conducta criminal de la madre; pero ¿acaso
biese que esperar del Estado la autorización para vivir, no es necesario, por principio, condenarla, aunque des-
¿acaso no resultaría de esto, para todos, un doloroso sen- pués se le gracie?
timiento de inseguridad, de abandono, de soledad? Para justificar el asesinato, se alegan los sufrimientos
que esperan al bebé anormal, el insano y penoso espec-
táculo que ofrecería a los otros niños, etc. Pero ¿acaso
Un problema semejante, que da lugar a los mismos no se mezclan a estos honrosos y bondadosos sentimien-
litigios, a los mismos debates de conciencia, concierne tos otros de peor augurio? Cobardía de los padres,. ma-
a la eliminación de bebés monstruosos. gulladura del amor, propio...
Aquí, el derecho a no respetar absolutamente la vida No hay que olvidar que estos «bebés monstruos» tie-
ha sido reivindicado por algunos con tanto o más vigor, nen un cerebro normal y, por esto, son plenamente hu-
así) -
ya que el homicidio atañe a un ser apenas existente, to- manos; algunos de ellos -como Denise Legrix, autor
davía sin conciencia clara y sin personalidad espiritual. de un emocionante libro, Née comme ca (Nacido
¿Quién no recuerda el dramático proceso de Lieja, en han conseguido, a fuerza de coraje, sobreponerse, a su
el cual fue absuelta, con aplauso del jurado, una madre desgracia, y llevar una vida activa, fecunda, casi feliz... e
que con la ayuda del médico había matado a un bebé Y también, como en los casos de los incurables,
gravemente malformado? La malformación -llamada fo- el espantoso peligro de deslizarse. Si se admite que se
comelia- que implica una atrofia completa de los miem- puede, que se debe destruir un niño focomélico; ¿acaso
bros superiores e inferiores, había sido provocada por este derecho, este deber de matar no se extenderá ma-
el empleo de un tranquilizante -talidomida- que ñana a seres malformados menos severamente?
había tomado la madre durante el tiempo de su emba- «¿A quién se deberá sacrificar? ¿Cuáles son los límites
razo. del hombre normal?», pregunta Georges Duhamel. Y
El veredicto de absolución había sido pronunciado, añade Chauchard: «¿Acaso no es siempre uno el mons-
igualmente, con respecto al médico, cómplice del infan- truo de alguien?»
ticidio. Podría ocurrir que el problema de los bebés mons-
Fueron numerosos los que en nombre de una caridad truosos fuera uno de los que, por no tener ninguna
pretendidamente superior, y justificando a Nietzsche por solución totalmente satisfactoria y tranquilizadora, perte-
medio del Evangelio, aprobaron la decisión del tribunal nezcan al dominio de lo que se ha llamado «indetermina-
y alabaron a esta madre que tuvo el atroz coraje de ción moral».
segar, en su comienzo, una vida que se hallaba prome- Morvan Lebesque, en la Semana de los Intelectuales
no sa-
tida al desamparo y que no era digna de ser vivida. Católicos, conviene en que «tras siglos de moral,
las que
Otros, en cambio, han condenado la parodia de justi- bemos qué contestar a preguntas tales como
cia que «rebaja al hombre a la altura de los animales» ha planteado el asunto de Lieja: ¿Es necesario matar a
(doctor Hindermeger) y mediante la cual el Estado asu- los deformes? ¿Dónde empieza el hombre?».
88 89
Jean Rostand Los límites de lo humano -
A lo que el padre Jolif respondía: «Nadie sabe ya lo una terapéutica teratógena- serán probablemente ataca-
que es el hombre.» dos de monstruosidad.
De todas formas es interesante recordar que si en la Algunos sostienen, que, en tal caso, el aborto es lícito;
antigüedad griega y romana la eliminación del monstruo otros estiman que una probabilidad de monstruosidad por
recién nacido parece haber sido practicada constante- grande que sea no podría justificarlo; otros piensan que
mente, que si en 1778 Auguste Leyser estima que «los incluso una certidumbre de monstruosidad' no lo haría
monstruos deben ser sacrificados impunemente», las opi- aceptable.
niones de los juristas y de los moralistas han divergido Tal y como vemos, hay todos los matices en el respeto
seriamente, a este respecto, a partir del siglo xix. a la vida en lo que al embrión se refiere.
Para Raubert (1836) no hay homicidio al matar a un René Poirier concede que el aborto podría ser autoriza-
monstruo cuya personalidad está «tan ausente como en do si hay una cuasicertidumbre de monstruosidad; pero
un cadáver». En cambio, para Erschbach, profesor en la ¿qué es una cuasicertidumbre? ¿Es un 99 %, 95 % o
Escuela de Derecho de Strasburgo (1847), «todo ser que 90 %?
sale del seno de una mujer es humano y, por tanto, in- Nos damos cuenta que el terreno es movedizo...
violable».
Ante los ojos de algunos, el derecho a la vida del mons- No es únicamente el derecho a eliminar el embrión
truo depende de la gravedad de la deformación y parti-
cularmente del aspecto -humanó o animal- del rostro,
monstruoso -o que se presume que es monstruoso- lo
que ha sido reivindicado, sino el derecho a eliminar el
no bastando la condición anormal de los órganos para embrión normal.
excluir a un ser de la humanidad. Para la conciencia católica, ningún problema: el ser
Siempre está presente ese terrible problema de «los humano es inviolable desde el momento de la concepción;
límites de lo humano»; éstos no son fáciles de trazar... dicho de otro modo, desde que se han unido., para formar
El doctor Martín, del que tomamos estas citas, está el huevo, las dos células reproductoras. Según el sacerdo-
convencido de que ningún tribunal europeo «no dejaría te Francois Maire, no hay diferencia esencial entre el
sin castigo un crimen de infanticidio de monstruo si la niño que está por nacer, que es un huevo, y el niño ya
intención criminal quedase claramente establecida»'. nacido: «tanto el uno como el otro son seres humanos».
Estas lineas datan de 1880, y hay que convenir tras Y la biología, por su lado, reconoce que el ser hu-
el proceso de Lieja que el respeto al monstruo está en mano existe ya en potencia en la primera célula, fuerte-
vías de decaer en nuestra civilización. mente estructurada y ya individualizada, con persona-
lidad.
Otra opinión extrema, en sentido contrario, es la que
reconoce a la madre un derecho de muerte sobre el feto
Junto al problema de la eliminación de los recién na- que lleva, ya que el niño que está por nacer es parte de
cidos monstruosos se halla el de la eliminación de los ella misma. «No tiene ni nombre, ni rostro, ni existencia
embriones que por una u otra razón -influencia de una autónoma, mientras que el niño nacido es otro.» (Fran-
enfermedad infecciosa y teratógena como la rubeola o de coise Giroud, Expres, 25 de agosto de 1962.)
Ineludiblemente, se quiera o no, el respeto suscitado
' Histoire des monstres depuis Z'antiquité, Reinwald, 1880.
' Como podría determinarse por una radiografía del feto.
1
90 Los límites de lo humano `
Jean Rostand
por el futuro ser humano está en función de su edad y 1, a la pobre chica un niño no deseado que le recuerde el ;
del punto de desarrollo al que ha llegado. Aquí tenemos atentado»., (Pasteur de Pury.)
Se sabe, además, que se produce en Francia un consi-
aún alguna dificultad en fijar los límites de lo humano. s
derable número de abortos ilícitos: de ochocientos mil a
¿Se medirá el respeto.a la vida según el peso del em-
brión, según las células que lo constituyen? ¿Se volverá un millón por año; igual que nacimientos. Las causas de
estos asesinatos prenatales son muchas veces de orden
inmatable el embrión cuando se halle fijado en la pared
económico y social: insuficiencia de salarios, dificultad
uterina? ¿Cuando la forma humana haya empezado a 1
para encontrar casa, o, cuando se trata de clases altas,
dibujarse en él? ¿Cuando el rostro se moldee?
la respetabilidad burguesa: ¡cuántos fetos inmolados por
Aunque el derecho penal reconoce la existencia del
el honor familiar!
embrión desde el momento de la concepción y lo pro- Es cierto que expandiendo medidas anticonceptivas se
tege teóricamente desde ese instante, la conciencia colec-
reduciría notablemente el número de estos crímenes. Los
tiva admite grados en la dignidad humana del embrión. abortos voluntarios son netamente menos enos frecuentes en
Si se juzga la mayor o menor gravedad de un crimen , los países donde la anticoncepción se practica
por la cantidad - de individuos capaces de cometerlo, se- ;
corrientemente (Estados Unidos). Pero hay que saber que, entre
guro que son mucho más numerosas las madres capaces
de eliminar un feto que las madres capaces de matar a los métodos que fueron propuestos para enrarecer l* pro-
creación involuntaria, hay algunos que consisten, no en
un recién nacido, y todavía mucho más numerosas las '
suprimir la producción de óvulos, sino en impedir la
que son capaces de destruir un embrión muy joven sin
tener casi más escrúpulos que los que tendrían al ahogar a fijación del huevo fecundado, o, más bien, del joven em-
brión sobre la mucosa uterina. Por tanto, aunque no lo
un gatito. Quizás esto provenga de la falta de imaginación,
parezca, se trata de un aborto muy precoz lo que se
o incluso de información: generalmente se ignora que
un feto de algunas semanas es ya un hombrecito bien intenta provocar.
formado. Crimen minúsculo, quizás, es matar a un ser humano
de pocos días, que no mide más que unos milímetros,
Algunas legislaciones, en los países del Este, por ejem- y todavía no tiene nada de la forma humana. Pero, de
plo, establecen diferencia entre los abortos según sean
anteriores o posteriores al tercer mes'. todas formas, crimen, y al que el respeto a lo humano
puede tener algo que decir...
Los propios médicos reconocen en cierta medida esta
dignidad atenuada del feto, ya que estiman que la madre
no debe ser sacrificada al niño, y esto es debido a «que
representa un ser humano cuya vida interior ha adquirido
-
La experimentación sobre el embrión humano plantea
una personalidad afianzada que el feto no posee más
problemas de conciencia.
que como promesa». (Hamburger.)
Se tendrá en cuenta que los cristianos, o por lo menos
En algunos laboratorios, embriones humanos sirven
algunos de ellos, reconocen a una joven violada el dere-
como objetos de estudio; y en esto no hay ningún crimen,
cho al aborto, bajo pretexto. de «que no se podría imponer
propiamente dicho, ya que estos seres no son viables;
pero ¿acaso se acomodaría el respeto a lo humano a- ver
manipular de esta manera un tanto atrevida, como sii
' Según el código de deontología francés, el aborto no está auto- fueran animalitos, a estos «productos del hombre y de
la mujer»?
rizado más que cuando la salud de la madre esté amenazada si
continuase el embarazo.
Incluso se ha pensado en la eventual utilización de los que una carga para el Estado. Y, además, y sobre todo,
embriones humanos, en caso de que puedan ser sacados la pena de muerte da ejemplo, intimida a los candidatos
productos que tengan un valor terapéutico. ¿Sería acaso al crimen de tal forma, que en definitiva protege la vida
moralmente admisible producir y cultivar en serie em- de los inocentes.
briones humanos para fines utilitarios? En verdad, las estadísticas muestran que el castigo su-
Paul Valéry ya se había planteado una pregunta simi- premo no tiene el poder de intimidación que se le atri-
lar: ¿qué ocurriría si se pudiese sacar de los recién na- buye gratuitamente; la criminalidad no ha aumentado en
cidos un remedio contra el cáncer? los numerosos países donde la pena de muerte ha sido
abolida, es decir, en todos los de Europa, con excepción
Ahora es preciso que nos ocupemos de una cuestión de Francia.
completamente diferente y fuertemente debatida: la de De esto proviene, al parecer acertadamente, la conclu-
la pena de muerte. sión de los abolicionistas: si la pena de muerte no es
Un hombre, por el hecho de haber cometido algunos un medio eficaz contra el crimen, si no hay que temer
actos antisociales, ¿puede perder su cualidad de humano, que víctimas inocentes padezcan de un abusivo sentimen-
hasta el punto que se le declare indigno de vivir y se talismo o de una ideología de lo real demasiado despreo-
decida que debe ser abatido como un animal nocivo? cupada, sí la sociedad evita, sin por ello debilitarse, res-
En una palabra, el que es considerado como un «mons- ponder al mal por el mal, al crimen por el crimen, ¿por
truo moral» ¿puede ser matado? ¿Incluso debe ser ma- qué no darle este ejemplo?
tado? Los abolicionistas -entre los que me encuentro-
Platón estimaba que un culpable no deja por eso de piensan que es bueno, en toda ocasión, y cada vez que se
ser hombre. Pero en el siglo xviii, Maupertuis, que no pueda sin que se dañe al prójimo, manifestar un respeto
era más que un bestia, no veía ninguna objeción en que, a la vida humana tan determinado, tan resuelto, que no
para las necesidades de la ciencia, se practicase la vivi- se deje disuadir por los aspectos más repugnantes de lo
sección sobre los criminales. humano.
«A lo mejor se harían muchos descubrimientos sobre Como dice Paul Chauchard, «ya sea que se trate de
esta maravillosa unión del alma y del cuerpo, si se bebés monstruosos o de criminales, el asesinato es la
atreviese uno a ir a buscar los lazos de unión en el ce- solución más fácil... No hay nada más contrario a la dig-
rebro de un hombre vivo. No hay que dejarse conmover nidad humana que el espanto de las ejecuciones, cual-
por la crueldad que parezca haber aquí: un hombre no quiera que sea el medio: Cada vez más se da uno cuenta
es nada comparado con la especie humana; un criminal de que la pena de muerte es algo que queda del pasado,
es aún menos que nada.» un mal menor que no debería ser tolerado hoy día».
Para Maupertuis, el criminal ni siquiera es tan digno Los abolicionistas hacen resaltar que la pena de muer-
de respeto como un animal útil. «Unicamente -decía- te, si es inútil, sólo puede ser nociva, como lo es toda
los animales nocivos pueden ser tratados como asesinos terapéutica ilusoria que nos aleja de buscar las verdaderas
o ladrones.» Actualmente hay mucha gente que se apia- causas del crimen: causas genéticas, causas psicológicas y,
daría de un buen perro antes que de un estrangulador. sobre todo, causas sociales.
Los argumentos de los partidarios de la pena capital La miseria, el cuchitril, el alcoholismo, la ostentación
se conocen: el criminal no es digno de vivir; incluso de un lujo ganado de manera poco clara, la exhibición
encarcelado a perpetuidad constituiría un peligro, a la,vez de la violencia y del erotismo, la publicidad concedida a
los crímenes más atroces: ¡he aquí lo que hay que denun=í verdad, ya que muchas veces hay que elegir entre valores
ciar sin más tardar y contra lo que sería más útil im- igualmente respetables e incomparables entre sí.
plantar castigos que consolarse con la matanza de algunos Confieso que soy, como he dejado ver a lo largo de
miserables! esta relación, de los que defienden hasta el último extre-
mo -casi hasta el fetichismo- el respeto a la vida
humana. Pertenezco a esa categoría de espíritus o de sen-
¿Es necesario recordar que todavía hay, en algunas
sibilidades que Alfred Fabre-Luce califica de «vitalistas»
regiones, hombres esclavizados, vendidos como viles mer-
(término discutible, ya que es empleado en otra acepción,
cancías; que todavía hay, en países que se pretenden civi-
pero que se puede emplear, a condición de evitar todo,
lizados, hombres que son maltratados, perseguidos, tortu-
tipo de equívocos).
rados, ejecutados, porque no tienen las mismas ideas que
sus verdugos? Sí, sin duda alguna, ardiente «vitalista»...
Pero, desde luego, sabemos que una postura de esta
«El racismo -escribe Pierre Gascar- no representa clase no sabría ser inconmoviblemente mantenida.
el único procedimiento de selección que permite arrojar
Se ha visto que, en algunos casos, el respeto integral,
fuera a.algunos seres humanos, considerarlos como cria-
turas muy por debajo del animal.» sistemático, a la vida humana puede llevar a callejones
sin salida, a incoherencias, e incluso, en tal o cual circuris-
Pero éste es un asunto demasiado amplio y que aquí
tancia, inspirar conductas que irían contra los intereses,
no tocaremos.
mejor comprendidos, de esta vida. Hemos visto que era
necesario que el vitalista, incluso el más decidido, el más
intransigente, se resolviera a admitir concesiones cuando
se encuentra acorralado y obligado a optar entre defender
Acabamos de pasar revista a algunos de los problemas una vida muy menoscabada o una vida mejor. Está fuera
morales que atañen a la dificultad en delimitar lo hu- de duda que Fabre-Luce acierta cuando dice (y el doctor
mano, o, por lo menos, lo que, en el hombre, pide
Hamburger diría lo mismo): si hay más candidatos que
respeto. riñones artificiales disponibles, éstos deben de ser reser-
¿Qué conducta tener con los hombres a los que la vados a los enfermos que pueden curarse. Lo único que
enfermedad ha situado por debajo de los animales? ¿Y se puede desear es que a la escasez actual suceda un
con los hombres cuyo cerebro está irreparablemente des- período de abundancia técnica en el que todos los en-
truido? ¿Y con los bebés monstruosos? ¿Y con los que, fermos puedan gozar de los aparatos necesarios.
por el crimen, están excluidos de la humanidad? Sea: el respeto a la vida humana no es un absoluto, 'y
Sobre todas estas graves cuestiones las opiniones di- los que lo profesan no deben dejarse cegar por el deseo
fieren, según la mayor o menor cabezonería y terquedad de salvar a toda costa una existencia particular. Pero
con la que se quiera defender, mantener, salvar, conservar apenas hemos proferido esta frase, estamos tentados de
una vida que puede parecer indigna de ser conservada. corregirla, añadiendo que si el respeto a la vida humana
Y hay que decir que estas diferentes opiniones son no es un absoluto, es, de todas formas, lo que más se
sostenidas por gentes de igual buena fe, del mismo nivel parece a un absoluto en nuestra civilización.
moral, e incluso, a veces, profesando doctrinas filosófica- Estas concesiones, estas capitulaciones, a las que, c k
mente comparables. Quizás sea imposible decidir, dogmá- más fervoroso de los vitalistas está, a veces, obliZpdo a
ticamente, en cada circunstancia dónde se encuentra la dar su asentimiento, al menos querría estar searo de
5.
que no dejarán de ser acompañadas de alguna resistencia, derecho a la vida, dar testimonio de su dignidad orgáni-
molestia, pesar, escrúpulo e incluso de un cierto remor- ca..., confieso que no me quedo nada tranquilo cuando
dimiento. leo escrito por un Fabre-Luce que «toda vida alienada,
En lo que a mí respecta, pienso que no hay ninguna menguada, degradada, es una profanación», y que en el
vida, por muy degradada, deteriorada, rebajada, empo- futuro estará uno «llevado a ser cada vez más exigente
brecida que esté, que no merezca que se la defienda con en las condiciones de la dignidad humana»; y me siento
celo y convicción. Incluso pienso que, aunque se tengan aún menos tranquilo al pensar que quizás no sean los
valiosas razones para sacrificar la vida de un hombre por Fabre-Luce quienes fijarán, el día de mañana, el umbral
otra, teniendo en cuenta la insuficiencia de los medios de esta dignidad mínima. Confieso que el autor, el bri-
materiales de que se dispone, hay en este sacrificio como llante autor de La mort a changé, me da un poco de
una derrota, porque conlleva la aceptación de esta insufi- miedo (y no únicamente porque yo mismo soy un septpa ,
ciencia. Sobre todo, pienso que es un terrible precedente genario) cuando escribe que «para los de noventa años,
admitir que se pueda dejar acabar una vida bajo el pre- el médico no debería ser más que un comadrón de la
texto de que es indigna de durar, ya que la noción de muerte, preparado a cazar la primera ocasión favorable».
indignidad biológica, al principio muy circunscrita, no Confieso que siento un malestar al oír proclamar «el
tardará en ampliarse y en difuminarse; y después de ha- derecho del más vivo sobre el menos vivo», ya que este
ber eliminado lo que ya no es humano, ¿acaso no acaba- derecho se parece un poco demasiado al derecho del más
rán por suprimir también lo que no lo es suficientemente, fuerte o del más apto.. Confieso que percibo en todo esto
para no agraciar, en resumidas cuentas, más que a lo que un ligero vestigio de nietzscheísmo, que no es de mi
adula la idea que uno se hace de lo humano? agrado, e igualmente lo percibo en algunos pasajes de
Tengo la flaqueza de pensar que supone un honor Teilhard de Chardin, en los que el Padre nos deja entente
para la sociedad asumir, querer este lujo pesado que der que hay que saber abandonar, a veces, a los rezagados
representa para ella el encargarse de los incurables, de para correr más de prisa al punto omega...
los inútiles, de los incapaces, y casi llegaría a medir su Sí, confieso que no veré sin repugnancia y sin tristeza
grado de civilización por la cantidad de molestia y de instituirse una ética social en la que, al haber dejado de
vigilancia que se impone por puro respeto a la vida. Es ser infinito el valor de cualquier existencia, pareciera de
hermoso que se dispute con animosidad, y como si se le lo más lógico y natural interrumpir una transfusión sal-
tuviera cariño, la existencia de un ser que, objetivamente, vadora o no reanimar a un recién nacido. Confieso que _
no tiene ningún valor, y que incluso no es amado por temería a esta sociedad demasiado racional, demasiado
nadie... - realista, que se nos anuncia, a esta sociedad que valora
Confieso que estoy un poco desconcertado por el espí- ría matemáticamente la cuantía de protección y de cui-
ritu de algunos textos que caen bajo mi vista, y cuando dados.que merece cada individuo, teniendo en cuenta
veo que hay quien se empeña en desdramatizar la muerte su edad, su salud, su standing vital, su eficiencia social,
(«La muerte -como decía un moralista- es la única su aptitud en gozar de la existencia; a esta sociedad en
cosa mayor que la palabra que la nombra»), cuando veo la que cada uno no recibiría más que la porción convenida
que se piensa en hacer intervenir, entre los motivos ale-
de asistencia médica, en la que, después de haber decla-
gados para prolongar a un ser, la utilidad que éste ser
rado la decadencia de un hombre, expertos concienzudos,
puede tener para su familia, o para su país, cuando com-
prendo que todo hombre podría tener que justificar su pero anónimos, firmarían fríamente el pasaje para la nada,
/. Rwned, 7
98 Jean Rostand
Los límites de lo humano `9
como un funcionario de hospital firma un boletín de sa-
lida... acabada. Pero todavía puede cambiar de ruta, y la acti-
Sería fácil, sin duda- y algunos menos «vitalistas» tud de la opinión pública en el momento del proceso
que nosotros no lo niegan-, oponer el furioso desprecio de Lieja nos brinda algo sobre que reflexionar.
de esta vida que en todo momento estalla en nuestra Después de todo, no es imposible que la humanidad
civilización, al respeto tradicional y un tanto fariseo por se meta en la vía que le indican los menos «vitalistas»
la vida humana. de entre nosotros. No es imposible que sean ellos los
Carreteras encharcadas de sangre, monstruosos medios que tengan razón si tener razón es pensar como pen-
puestos a la disposición del asesinato militar, preparación sará el porvenir...
de la espantosa guerra atómica, incluso de la guerra bac- Quizás la humanidad se deshará de ciertos tabús de
teriológica: cuando hay todo esto, ¿no es acaso una ri- los que hoy se honra. Y se puede prever que si alguna
dícula paradoja empeñarse en hacer durar a algunos in- vez se esbozase un movimiento en este sentido las cosas
curables, en prolongar a un descerebrado, en salvar a un podrían ir de prisa y el cambio llegar lejos...
. Cuando se esté acostumbrado a eliminar los mons-
bebé monstruoso, en arrancar a la horca algunas cabezas
de criminales? truos, otras taras menores parecerán monstruosidades.
«Si se piensa -escribe Binding- en un campo de ba- De la supresión de lo horrible a la de lo indeseable no -
talla cubierto por miles de jóvenes muertos, o en una hay más que un paso; cuando se haya uno habituado en
mina en la que un derrumbamiento ha matado a cientos enrarecer a los de noventa años, los de ochenta años
de buenos trabajadores, y se evocan al mismo tiempo serán considerados como unos vejestorios en espera de
nuestros asilos para idiotas, donde se vigila con cuidado que lo fuesen considerados los' de setenta años... Poco
a sus pensionarios, ¿cómo no se sentirá uno turbado por a poco la mentalidad colectiva y la óptica social se mo-
el tremendo contraste entre el sacrificio de tantos de los dificarían. Toda decadencia, física o moral, conllevaría
mejores elementos de la humanidad y el celo consagrado, una reducción del derecho de vivir.
por un lado, en conservar existencias que no están única- Cada año que pasa, cada prueba, cada enfermedad
mente desprovistas de todo valor positivo, sino que, in- sería sentida como una destitución; a la tristeza de enve-
cluso, tienen un valor que debemos juzgar como nega- jecer, de deteriorarse se añadiría una especie de ver-
tivo?» güenza de estar todavía aquí...
Concedido. Pero, como lo hace notar Spaemann, «es En cambio, para una colectividad así ¡cuántas ganan-
característico que este impresionante contraste no sugiera cias de todo tipo! ¡Qué rendimiento tan estupendo,'
a Binding que, puesto que uno se ocupa de los idiotas, qué ganancia de productividad y de eficacia! ¡Qué eco-
no hay que sacrificas a los jóvenes que gozan de buena nomía de estéril fatiga, de fealdad, de dolor!... Ofre-
salud, sino, por el contrario, ya que se sacrifican jó- cería, sin lugar a dudas, un espectáculo más acogedor
venes, se deben sacrificar también a los idiotas». y agradable que el nuestro. Ya no habría locos en los
¿Por qué alinearse sobre el mal en vez de sobre el asilos, incurables en los hospitales, monstruos en los
bien? hospicios, asesinos en las prisiones, ancianos que den
pena verlos en las calles...
Parece, en conjunto, que la evolución humana ha Pero esta sociedad limpiada y saneada, esta sociedad
significado un retroceso gradual de los límites de lo hu- más dinámica, más tónica, más viril, más robusta, más
mano, y algunos piensan que esta evolución no está sana y más agradable de contemplar, esta sociedad en
la que la piedad ya no se emplearía, en donde la com-
100
jean Rostand La evolución genética'
Jean 109
108 t La evolución genética
que se desespera de poder desenredarlo y ordenarlo. El', A decir verdad, Van Beneden no sacaba él mismo estas
eminente zoólogo Yves Delage, ¿no formulaba este es- consecuencias.»
céptico axioma: «En materia de herencia. todo es posible, «Por tanto -escribe Weismann-, sólo la sustancia nu-
nada es seguro»? clear puede ser el vehículo de las tendencias heredita-
En cambio, si el examen de los hechos parece hasta rias... La esencia de la herencia es la transmisión de una
entonces muy decepcionante y digno de justificar todos sustancia nuclear dotada de una estructura molecular es-
los escepticismos, un cierto número de biólogos no han pecífica. »
dejado de dar por esto opiniones precisas e incluso cons- Además, gana terreno desde hace algún tiempo la idea
truido teorías de lo más ingeniosas en cuanto a la sede, de que la propia sustancia hereditaria es heterogénea y
naturaleza y propiedades del patrimonio hereditario. particular, ya que estaría constituida por un gran número
Tras las revelaciones hechas por los embriólogos y los de elementos separables, distintos, más o menos indepen-
dientes los unos de los otros. Esta concepción atomista
citólogos -sobre todo por Van Beneden en 1883, sobre
la fecundación en el ascaris-, la opinión más extendida o micromerista (como decía Delage) de la herencia ha
es que el patrimonio hereditario -el idioplasma, decían tomado formas muy variadas: Las «gémulas» de Carlos
por aquella época- está situado en el núcleo de la cé- 1 Darwin, las «unidades fisiológicas» de Herbert Spencer,
lula generadora y, con más precisión, en aquellas partícu-1 los «idioblastos» de Níigeli y Hertwíg, los «pangenes»
las que se hallan en número constante en una misma de Vries, los «plastídulos» de Haeckel y Erlsberg, los
especie y que advertidas por Hofmeister en 1848 han «determinantes» de Weismann: tales son los principales
sido en 1888 denominadas cromosomas por Waldeyer, nombres atribuidos a estas partículas cuyas propiedades
ateniéndose a la facultad que tienen de absorber electiva- y funciones difieren grandemente según los autores.
mente ciertas materias colorantes. De esta manera, Oscar Hertwig -en su libro La célula
(1892)- escribirá: «Los idioblastos hipotéticos son las
Strasburger, Weismann, Nágeli, Oscar Hertwig, princi-
palmente, han formulado una teoría cromosómica de la pequeñas partículas materiales en las que se deja des-
herencia que, a grandes rasgos, prefigura la actual teoría
componer la sustancia hereditaria o idioplasma. Son, se-n gún la diversidad de su naturaleza material, los portado-
cromosómica.
res de los caracteres morfológicos y fisiológicos que per-
Hay que señalar, ante todo, la importancia mayor de cibimos en el mundo animado. Para utilizar dos metáfo-
la obra, verdaderamente profética, de Weismann, al que
ras diré que los idioblastos son comparables a las letras
no siempre se le concede su justo lugar en la historia de
del alfabeto, que, aunque poco numerosas, pueden for-
la genética, ya que, frecuentemente, sólo se ve en él al
mar, combinándose de varios modos, palabras diferentes,
campeón de la oposición soma-germen y al gran negador palabras que, a su vez, combinándose diferentemente for-
de la calidad de transmisible de lo adquirido. man frases de sentidos diferentes. Los idioblastos son
«El hecho -dice expresamente- de que los núcleos también comparables a los sonidos que engendran las
del óvulo y de la célula seminal, más que fundirse el uno diversas armonías cuando se combinan de mil modos.»
en el otro con cierta irregularidad, disponen regularmente No hablaríamos de muy diferente manera hoy de nues-
sus asas (es decir, sus cromosomas) de dos en dos, uno tros cistrones y de nuestros codones...
frente al otro y forman así un nuevo núcleo, el núcleo de
segmentación, demuestra que la sustancia nuclear orga- En resumen, se puede decir que hacia 1900, varios teó-
nizada es el agente único de las tendencias hereditarias... ricos de la herencia han accedido, meditando sobre los
Esta memoria, que dará lugar a dos comunicaciones sobre los híbridos vegetales fuera sacada del olvido, y qui-
hechas con un mes de intervalo (8 de febrero y 8 de mar- zás no hubiera salido de él jamás si una breve mención
zo de 1865), era nada menos que una de las más no hubiese sido hecha. por Wilhelm Focke, en una obra
asombrosas obras maestras que hayan jamás salido de sobre las plantas híbridas.
un cerebro humano. En unas cincuenta páginas, en las La exhumación del mendelismo hizo sensación en el
que el, autor liberaba el fruto de ocho años de pacientes mundo científico.
búsquedas, toda una ciencia se revelaba y más aún, una Estos tres hombres de ciencia, que poco más o menos
nueva manera de pensar en biología. al mismo tiempo e independientemente hacen de nuevo
Como muy bien dice Jacques Picquemal en una nota- el descubrimiento que mucho tiempo antes, sin conoci-
bilísima conferencia (Aspects de la pensée de Mendel, miento de nadie, había realizado un desconocido religio-
Palais de la Decouverte, 1965), «el mendelismo no es so; este monje aficionado a la botánica, que, gracias al
simplemente una teoría, aunque sea profunda y exten- poder de su genio, había distanciado a las más grandes
sible; es un sistema de conceptos y principios creando un autoridades de la época; esta maravillosa memoria ente-
nuevo campo científico, haciendo aparecer la unidad y la rrada en la revista de una pequeña Sociedad local: había
autonomía relativa de cierto dominio, definiendo antici- lo suficiente para asombrar y conmover los espíritus.
padamente, en los términos de sus conceptos y de sus Redescubierto, el mendelismo iba a suscitar una gran
principios, el tipo de un número ilimitado de investiga- cantidad de trabajos. De todas partes afluyen las confir-
ciones a emprender y el método para buscar su solución». maciones. Las leyes de la hibridación -inmediatamente
Sólo se puede comparar este trabajo, por la importancia denominadas leyes de Mendel- serán extendidas al reino
y por sus consecuencias, al de Louis Pasteur sobre la animal por William Bateson en Inglaterra, por Lucien
fermentación butírica, el cual además aparecía más o me- Cuénot en Francia.
nos en la misma época. Todo lo que actualmente consti- ¿En qué consistía el alcance excepcional de la revela- -
tuye lo esencial en la ciencia de la herencia, todo lo que ción, de la revolución mendeliana?
en ella continúa desenvolviéndose en las direcciones más En primer lugar, Mendel había sabido escoger,,
diversas se encontraba ya contenido explícita o implícita- unirlos entre sí, variedades de guisantes totalmente esta-
mente en aquel texto memorable del cual ni una sola bles y presentando caracteres diferenciados bien,.defini-
línea ha envejecido, ya que no hace alusión más que a dos; diferencias en la forma (rugosa o lisa) o en la colo-
experiencias irreprochablemente dirigidas, y no adelanta ración (verde o amarilla) de la simiente madura, en la
más que hipótesis de las que el porvenir debía confirmar forma de la vaina madura, en la coloración de la vaina,
su validez. en la longitud de los tallos. Tuvo, además, la genial in-
Desgraciadamente, la propia grandeza y la extraordina- tuición de que para saber por dónde se andaba en el em-
ria novedad de esta obra, la harán incomprensible ante brollo de los hechos hereditarios, era necesario preocu-
sus contemporáneos. A pesar de los esfuerzos de Mendel parse no del parecido global entre el antecesor y el
para atraer sobre ella la atención de los especialistas ofi- descendiente, sino de la presencia o ausencia de tal carác-
ciales -y principalmente de este Nágeli, que había edi- ter particular. En lugar de pensar en «organismos», Men-
ficado una ingeniosa teoría de la herencia-, no recibirá del piensa en «carácter».
de ellos ningún ánimo y acabará por abandonar la inves- De los resultados de sus cruces sabe deducir leyes que
tigación. le permiten prever los resultados de cruces posteriores.
Treinta y cinco años pasarán antes de que la memoria Por ejemplo, puede proclamar que, si une dos guisan-
,. Rma.d, a
L16
Jean Roatsud La evolución genética 117
Toda una «mecánica factorial», a menudo muy comple- Boveri sobre el huevo del erizo de mar, mientras que
ja iba así a ser revelada, que esclarecería, poco a poco, Mc. Clug y Stevens destacan el papel especial que des-
el dominio tanto tiempo oscuro de la herencia orgánica. empeña un cierto cromosoma en la determinación del
Se había pretendido, al principio, que las leyes de Men- sexo de los insectos.
del no se aplicaban más que a los caracteres superficiales, Finalmente -nueva etapa y ésta decisiva- serán, a
a los caracteres de ornamentación. (¡Le Dantec compara- partir de 1910, las admirables investigaciones de Thomas
ba los caracteres mendelianos a los treinta y seis chalecos Hunt Morgan y de su famoso equipo (Calvin B. Bridges,
del clown, que después de haber sido quitados dejan aún A. H. Sturtevant, H. J. Muller) sobre la mosca del vina-
un hombre completo!) Pero el descubrimiento de los fac- gre o Drosophila de vientre negro que, en razón de la
tores letales (por Cuénot, 1905) muestra que los factores brevedad de su ciclo vital, de la farilidad de su crianza,
mendelianos pueden jugar un papel fisiológico esencial; del pequeño número de sus cromosomas y de- otras cir-
Garrod, en 1909, constata que una perturbación del me- cunstancias favorables, constituían el material ideal, el
tabolismo, determinando el ennegrecimiento de la orina objeto soñado para investigaciones de este tipo. Propor
(alcaptonuria), se transmite al modo mendeliano, mien= donan a la teoría cromosómica de la herencia el apoyo
tras que Von Dungern e Hirszfeld hacen ver que la he- de pruebas directas, fundadas en el análisis minucioso de
re la de los grupos sanguíneos obedece a las leyes de una gran cantidad de, cruces experimentales que han ' po-
Meadel. , dido ser llevados a cabo entre el tipo normal, salvaje, de
este insecto y las numerosas mutaciones halladas en su
especie o entre las mutaciones mismas. Los «drosophilis-
Mendelismo y cromosomas tas» utilizaron también en su laboriosa encuesta ciertas
anomalías cromosómicas (por exceso o por defecto), que
Desde el establecimiento de la noción de «factor», la aparecen en ciertas estirpes y provocan en la transmisión
cuestión iba a plantearse: ¿qué son los factores mende- de los caracteres las propias irregularidades que deja pre-
lianos y dónde se encuentran alojados en la célula? ver la teoría. Esta será comprobada en todo momento
la respuesta fue dada pronto. Pues era sorprendente por la verificación de sus consecuencias.
el alelismo entre el comportamiento de estos factores
y el. de los organitos o cromosomas que se encuentran en
los núcleos de los seres vivos y de los que ciertos biólo- Teoría cromosómica de la herencia
gos, como recordaremos, habían hecho la sede de la hi-
potética sustancia hereditaria. En seguida se cayó en la La mosca del vinagre lleva en sus células cuatro pares
cuenta de que la disyunción de los caracteres mendelianos de cromosomas (un par de cromosomas en forma de bas-
corresponde a la reducción cromática en las células re- tón, dos pares en forma de V, un par en forma de punr
productoras, y la disyunción independiente de los carac- tos). Si los factores, si los genes están bien situados en
teres a la independencia de los cromosomas. los cromosomas, los que pertenecen a un mismo cromo-
Desde 1902, un alumno de E. B. Wilson, William A. soma deben mostrarse, en su transmisión, solidarios los
Sutton, destaca esta correlación. unos de los otros. Y, de hecho, ciertos genes están liga`
Hacia la misma época, la individualidad de los cromo- dos (linked); forman un grupo y hay precisamente cuatro
somas, su continuidad genética, la especificidad de su grupos de genes que manifiestamente corresponden a los
función en el desarrollo, resaltan de las experiencias de cuatro cromosomas.
118
Jean Rostand
119
pos presentan un tipo de herencia muy particular (heren- Casi al mismo tiempo que Muller sobre la drosofila,
cia ligada al sexo); y precisamente uno de los pares de Stadler llegaba a conclusiones análogas sobre plantas.
cromosomas difiere según el sexo (dos cromosomas rectos Unos quince años más tarde, Charlotte Auerbach pro-
en la hembra, un cromosoma recto y otro curvo en el vocará -sobre la mosca del vinagre- mutaciones arti-
macho).
ficiales mediante el empleo de sustancias químicas tales
Además de la experiencia que lleva a admitir que se como el gas mostaza (iperita).
producen intercambios de genes en el momento de la Paralelamente a las investigaciones sobre las mutacio-
reducción cromática entre cromosomas homólogos (cros- nes se desarrolla una «genética fisiológica» o estudio de
sing over o entrecruzamiento: ¡a pesar de Etiemble no los procedimientos por los cuales los genes producen
temamos demasiado el «franglais» en biología! ), se utili- sus efectos: es necesario aquí mencionar particularmente
zará la hipótesis de la «quiasmatipia» (Janssens) y se su- las investigaciones de Beadle y Ephrussi, sobre el modo
pondrá que dos genes llevados por un mismo cromosoma por el cual los genes «bermellon» y «cinabrio» modifican,
se separan tanto más frecuentemente cuanto más aparta- rigiendo la producción de sustancias difusibles, la pig-
dos se hallan el uno del otro: así se determinará aproxi- mentación de los bosquejos oculares en la drosofila.
madamente el emplazamiento de los genes en la longitud
del cromosoma. Imposible en esta rápida historia seguir al detalle la
Desde 1913, esta cartografía cromosómica de la Dro- evolución de la noción de gene. Esta ha variado necesa-
sophila (que es en gran parte la obra de Sturtevant) será riamente desde el origen, pero quizás menos de lo que
levantada en sus grandes rasgos. Será corregida, precisada, se pretende ordinariamente, pues, ya en los primeros
completada tras el descubrimiento de los cromosomas tiempos de la genética mórganiana -y aún antes, desde
gigantes, presentes en las células de las glándulas salivares el período especulativo-, se hablaba de buena gana de
de la larva, y a los que Painter (1933) consagrará minu- partículas hereditarias como de moléculas químicas.
ciosos estudios.
En 1925, Sturtevant señala el efecto de posición, Si Morgan titubea en identificar gene y molécula, se
es percibe que sólo está frenado por la prudencia científica.
decir, que muestra que la acción de un gene depende del Es innegable en todo caso que, desde el período mor-
lugar que ocupa en el cromosoma; y en 1927 Muller se da ganiano, la distinción entre el gene y la «partícula repre-
cuenta de que es posible aumentar considerablemente la sentativa de estilo weismaniano es formalmente recono-
frecuencia de las mutaciones sometiendo a las moscas al cida». Por eso pensamos que Darlington no es del todo
efecto de radiaciones ionizantes. justo con Morgan cuando le reprocha (al mismo tiempo
Descubrimiento fundamental, no solamente porque que le excusa) el haber tenido una concepción del gene
aportaba a los investigadores un medio de procurarse mu- demasiado poco concreta («los genes de Morgan -dice-
taciones a voluntad, sino también porque conducía a eran tan vacíos como los elementos de Mendel y las ideas
precisar la naturaleza del fenómeno de la mutación y hacía de Weismann»); no se sabe cómo Morgan, en su época,
resaltar el peligro que pueden constituir para el patroci- hubiera podido concebir el gene con mayor precisión de
nio hereditario humano las radiaciones de débil longitud la que dio. Tampoco creyó nunca que esta concepción
de onda: hecho que los médicos tardaron en tener en fuese definitiva; siempre reservó al porvenir respecto a
cuenta y que toma, en nuestra época de «peligro atómi- la evolución de la idea del gene.
co», una importancia mayor.
Si la teoría cromosómica debe a la mosca del vinagre
uno. de sus más bellos campos de aplicación, otros ma- hecho enteramente nuevo e inesperado.
teriales de estudio son los que van a permitir a la gené- Los caracteres así transferidos se mantenían posterior-
tica desarrollarse en nuevas direcciones. mente en cultivo: se trataba de una variación heredita-
Así es como la poliploidía y la heteroploidía serán es- ria, de una mutación.
tudiadas por Blakeslee en una planta, la Datura, en la Más tarde se demostró que este singular fenómeno po-
que este investigador revelará la existencia de tantas día ser provocado, no ya en el organismo de la rata, sino,
mutaciones a causa de la adyunción de un cromosoma in vitro, mediante la mezcla de microbios muertos y mi-
supernumerario, como cromosomas hay en el genoma; crobios vivos en una probeta. Después se vio que los
como Beadle y sus colaboradores, gracias al profundo microbios muertos pueden ser reemplazados por extrac-
estudio de un vulgar moho (Neurospora), van a esclare- tos microbianos; finalmente -ésta será la obra de Avery
cer el campo de la actividad bioquímica de los genes y de sus colaboradores (Mc. Leod y Mc. Carty, 1944)—
haciendo ver que cada uno de ellos preside una serie de se inducirá la mutación haciendo actuar sobre los micro-
reacciones que pueden referirse a la acción de un fer- bios vivos una sustancia purificada, a saber el ácido deso-
mento especifico. xirribonucleico o, por abreviatura, A.D.N.
Tras los mohos son las bacterias las que llegarán a ¿En qué consiste este A.D.N. capaz de provocar va-
ser, para el genético, un material de primera clase, pri- riaciones específicas del patrimonio hereditario y en el
meramente porque su rapidez de multiplicación facilita que, de la manera más natural, se va a ver desde ese mo-
el estudio de las mutaciones, y también porque han su- mento la sustancia responsable de la herencia?
ministrado los primeros ejemplos -hasta este momento Una variedad de ácido nucleico.
los únicos- de ciertas mutaciones de un tipo muy espe- El ácido nucleico había sido descubierto en 1871,
cial a las que se ha llamado mutaciones inducidas o diri- por un joven químico balés, Friedrich Miescher, que lo
gidas. había puesto en evidencia en las células del pus; más
El descubrimiento de estas mutaciones se debe a una tarde, Kossel distinguirá dos clases de ácido nucleico --el
experiencia sencillísima, descubrimiento cuya importan- ribonucleico (en la levadura) y el desoxirribonucleico (en
cia no fue comprendida inmediatamente, pero que marca las mollejas de ternera)-, difiriendo el uno del otro. por
un' nuevo giro en la evolución de la genética. la naturaleza del azúcar que encierran. Precisas técnicas
de coloración (Feulgen) revelaron que todo el A.D.N. de
la célula pertenece al núcleo, y más precisamente a los
La hibridación por el cadáver y el A.D.N. cromosomas.
Fuera de los hechos revelados por Avery, todo con-
En 1928, el bacteriólogo inglés Griffith inyecta a una curría para atribuir al A.D.N. un papel privilegiado en
rata, simultáneamente, neumococos vivos de raza no vi- la transmisión a los caracteres hereditarios. Se encuentra
rulenta y neumococos de raza virulenta, pero matados en cantidad aproximadamente constante en las células,
por el calor:' tiene la sorpresa de ver morir al animal y y siempre proporcional al número de stocks cromosó-
retira de su sangre neumococos vivos y virulentos. micos (C. y R. Vendrely).
Repetida la experiencia, siempre con idéntico resul- A propósito del papel genético de los ácidos nucleicos
tado, era necesario admitir que los microbios muertos señalaremos un pasaje, muy curioso, de Jacques Loeb
pueden comunicar algunos de sus caracteres -en el caso (Dinámica de los fenómenos de la vida, traducción fran-
presente, la virulencia- a microbios vivos: esto era,
estos pares se hallan en.número de veintitrés (y no de recibimos la visita de un cirujano de Oxford, Mr. Malo-
veinticuatro), sino que se descubre, en sujetos anormales, ney, el cual se interesaba por las preparaciones de ~os
anomalías en el número cromosómico. Turpin, Lejeune y seminíferos que hacíamos a partir de stocks de ratas
Gautier encuentran en las células de los mongólicos un Carter (translocaciones ); y nos propuso proporcionarnos
cromosoma supernumerario (cuarenta y siete cromosomas material humano. Le di las gracias, como es natural, pero
por trisomia del cromosoma veintiuno). Después, sucesi- por mi parte pensaba algo como esto: sería muy intere-
vamente, se pone en evidencia la adjunción de un cromo- sante ver cromosomas humanos cuando tengamos un ~
soma sexual en el síndrome de Klinefelter, caracterizado menos de trabajo, pero todo el mundo sabe que el nú-
por el cariotipo XXY, la supresión de un cromosoma mero diploide de estos cromosomas es de cuarenta y ocho;
sexual en el síndrome de Turner (cariotipo XO), una pe- y seguramente hay muy poco más que saber sobre ellos
queña deficiencia cromosómica en el síndrome del cri du en la hora actual (1959).»
ehat («grifo del gato»), y en ciertas leucemias (cromosoma El estudio de la genética humana ha alcanzado desde
«Filadelfia»), etc. ahora el grado al que había llegado la escuela de Morgan
Los descubrimientos «se suceden a la cadencia de uno hacia 1920.
o dos por mes», hacían notar Lejeune y Turpin en 1960; ¿Es necesario decir que por esta nueva vía los mé-
la cadencia ciertamente no se ha debilitado desde enton- dicos, hasta ahora distanciados por los biólogos, han
ces, sino al contrario. vuelto a tomar alguna ventaja y se han destacado parti-
Toda una teratología, toda una patología cromosómica cularmente?
humana -evocando la de la Drosophila- va a edificarse
prontamente. Promete ser fecunda, no solamente en me-
dicina propiamente dicha, sino en antropología, en biolo- Enseñanzas de la historia de la genética
gía humana: gracias a ella, han emergido nociones total-
mente nuevas y desconocidas, especialmente la de «mo- En este breve esquema, necesariamente muy, incoar
saico» o coexistencia en un mismo individuo de varias pleto, sobre la historia de la genética, hemos tenido que
poblaciones celulares, difiriendo del punto de vista cario- dejar de lado todas las prolongaciones de esta- ciencia
típico, el de la gemelidad monocigótica y dicariótica (co- en los dominios de la citología, de la serología, de la
rrespondiente a un mosaico disociado), etc. inmunología, de la genética evolutiva, etc... Pero redu-
Aquí todavía tocamos la ciencia de hoy día, en plena cidas a su más simple expresión esta historia comporta
evolución. Simplemente quiero señalar la sorpresa que ya múltiples lecciones.
supone para un hombre de mi edad que ha conocido el En primer lugar, hay que indicar la importancia de
período de resignación, incluso de derrotismo con res- las conclusiones de la genética en lo que concierne .a al-
pecto a los cromosomas humanos, cuando se entera de gunos de los problemas esenciales de la biología.
que un clínico, al oír el vagido de un bebé puede diagnos- Todo el pasado de esta ciencia ha sido atravesado por
ticar la destrucción de un eslabón de cierto cromosoma... la gran querella que oponía los preformistas a los epige-
Hasta qué punto los recientes desarrollos de la citoge- nistas. Los desarrollos de la genética nos han enseñado
nética humana parecían imprevisibles hace una quincena cómo los caracteres hereditarios se hallan inscritos en. la
de años es lo que el eminente genetista inglés Ford ha estructura de los ácidos nucleicas y son teóricamente
manifestado, evocando un recuerdo personal: lisibles en ellos a condición de que se posea la «clave»
«Mi propia actitud a este respecto es típica. Un día de este lenguaje molecular: sin duda en esto no hay una
sobre todo ante jóvenes, hasta dónde puede llegar la mendelomorganiana. por parte de. los biólogos soviéticos
ceguera y la suficiencia de algunos pontífices. de la escuela michuríniana, agrupados alrededor de Lys-
Ahora, desde que la genética ha hecho una alianza, y senko.
de lo más fecunda, con la bioquímica, es interesante dar- A continuación de un largo y tumultuoso debate que
se cuenta de que los adversarios de la teoría cromosómica tuvo lugar ante las Sociedades sabias de Rusia, el comité
de la herencia -notablemente Etienne Rabaud- recla- central del partido comunista votó una moción conde-
maban una interpretación química de los hechos de la nando el mendelo-morganismo. Fue oficialmente decreta-
herencia. Era necesario, según ellos, optar entre morfo- do que no hay sustancia hereditaria, que «el gene es un
logía y química. Creer en estos «elementos figurados», mito, lo mismo que la fuerza vital», que las leyes de
como son los cromosomas y que no tienen más derecho Mendel -«las leyes de los guisantes»- son engañosas,
a la atención del biólogo que cualquiera de los demás que los morganianos no son más que «criadores de mos-
constituyentes celulares, era pensar en morfólogo y en cas» y todos los partidarios de la genética clásica son
vitalista... horribles reaccionarios, fascistas, encubridores, idealistas,
Y ¿qué es lo que vemos actualmente? servidores de la burguesía, militaristas, clericales, 4alsa-
En contra de las previsiones de los antimorgánicos, ríos, envenenadores del espíritu, enemigos del pueblo, y
la teoría cromosómica ha conducido al estudio bioquí- me dejo algunos.
mico de la herencia y ha dirigido correctamente los es- ¡ Pobres cromosomas, helos desde ahora «politizados»,
fuerzos de los químicos mostrando el papel privilegiado enrolados y tratados como peligrosos adversarios del ma-
del A.D.N. contenido en los cromosomas. Para llegar terialismo dialéctico!
a una química válida y fecunda era necesario pasar por ¡ Ya no son repudiados en nombre de Descartes, sino
la fase morfológica, por la fase del cromosoma. en nombre de Carlos Marx!
Y aquí pensamos que hay una importante lección. La Fue una triste época la de la dictadura stalo-lyssen-
química, por supuesto, acaba por tener siempre la última koístá, pero de la que hay que guardar el recuerdo de
palabra; pero no debe manifestar sus exigencias demasia- un deplorable ejemplo de la ingerencia del prejuicio po-
do pronto, al menos en biología. lítico en el dominio de la ciencia.
¡ Qué es lo que entonces no hemos oído afirmar por
También es muy curioso ver cuántos argumentos ex- ignorantes apasionados! La vida nacía en la yema del
tracientíficos -e incluso, diré, de orden afectivo- han huevo, granos de centeno se formaban sobre espigas de
sido producidos en contra de la teoría cromosómica. El trigo, la avena producía la avena loca, las buenas hierbas
mecanismo de la herencia no puede ser tan simple, tan criaban las malas hierbas, etc.
matemático, la vida es más compleja que esto... Lo que se Incluso en Francia, el «lyssenkoísmo» era glorificado
ve, lo que se colorea en la célula no es más importante por el poeta Aragón, que improvisándose biólogo ante
que lo que no se ve y que no se colorea... No hay sus- los bellos ojos de Elsa, hendía en dos mitades las leyes
tancia noble, sustancia privilegiada en la célula; todos de Mendel, inventadas por un monje, mientras que el
sus constituyentes tienen un mismo rango, una misma filósofo Garaudy ¡confundiendo las leguminosas colocaba
dignidad funcional... en su modesto lugar los resultados obtenidos sobre las
«judías»!
Es imposible, en fin, no recordar brevemente la ruda Hoy día todo está en orden, al menos en apariencia.
ofensiva ideológica que sufrirá hacia .1948 la genética Lyssenko, caído en desgracia; pero la genética de Rusia
134 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 135
siguen convencidas de que las lombrices son producidas (354-430), se debe a la persistencia de los poderes divinos
por la carne podrida, y los gusanos por el estiércol; que en la materia; todos los seres que produce fueron creados
los pulgones nacen de rosales descuidados, y que los en potencia y materialmente desde el quinto y sexto día;
piojos se forman en los cabellos muy largos... estas «razones seminales» tardarán un tiempo más o me-
En nuestra relación histórica no nos remontaremos más nos largo en manifestarse; cada vez que aparece espontá-
allá de Aristóteles, el primero de los grandes naturalis- neamente un ser viviente, es porque una de ellas ha en-
tas (384-322). contrado las condiciones favorables a su desarrollo.
Hace una distinción entre los animales que provienen El espontaneísmo de Santo Tomás de Aquino (1226-
de padres semejantes a ellos y los que no tienen padres, 1274) es de otro tipo; para él no existe una «razón semi-
tales como las anguilas, que nacen directamente del limo nal», y el nacimiento espontáneo de un ser vivo es un
de los ríos; los peces que nacen de los pantanos secos y verdadero principio, ya que la vida no aparece más que
luego rehumedecidos; los piojos, que se engendran en la cuando se ha constituido un organismo que pueda reci-
carne; las orugas, que se forman en las plantas; los in- birla.
sectos, hijos del rocío; los gusanos del intestino, produ- Dejemos las sutilidades de la teología y lleguemos al
cidos por la transformación de los excrementos. siglo xvi.
Según Diodoro de Sicula (nacido en el 90), el sol hace Van Helmont (1577-1644) da recetas precisas para
fecundo el limo del Nilo; los animales producidos de hacer nacer a voluntad pulgas u otros animales partiendo
esta manera son frecuentemente incompletos; se puede de «fermentos» contenidos en la materia.
ver su tronco que se debate, mientras que la parte de Primera experiencia: en un recipiente impregnado de
atrás se confunde con el barro. olor de los fermentos, echar agua pura de una fuente;
Avicena (980-1037) llega a suponer que nuevas razas se producirán mohos, gusanos, mosquitos.
de hombres son engendradas por los cadáveres humanos Segunda experiencia: los fermentos de los charcos en-
que abandonan las aguas. ` gendran moluscos, caracoles, sanguijuelas y hierbas.
En el siglo xvi, Jeróme Cardan (1542) todavía dirá Tercera experiencia: hojas de albahaca apiladas exhalan
que el agua engendra a los peces y que las ratas nacen un fermento generador de escorpiones.
de la putrefacción. La experiencia más famosa de Van Helmont es la si-
Todo esto es bastante monótono... guiente: una camisa sucia de mujer exhala un fermento
Es importante anotar la opinión que tenía antaño la que, operando sobre los granos de trigo, transforma a
Iglesia sobre la generación espontánea. Bastante ambigua, éstos en ratas adultas, de uno u otro sexo. Para esta trans-
se modificará en el transcurso de los años. formación se necesitan veintiún días.
Sin duda la Biblia enseña la creación particular de cada Con el Padre Atanasio Kircher (1602-1680) vamos a
especie viviente, pero, en el Libro de los jueces, se dice hallar una nueva forma de concebir la generación espon-
que las abejas provienen de las entrañas de un león. De tánea: se trata de una extraña y divertida «novela física»,
ahí procede el enigma propuesto por Sansón a los filis- como decía Réaumur.
teos: de lo que devora ha salido la comida; de la fuerza, Según Kircher, todas las partes de un animal están
la dulzura. llenas de pequeños cuerpos muy volátiles: espíritus ani-
Varios Padres de la Iglesia han admitido, cada uno a males o seminales. Cuando el animal muere, se escapan
su modo, la generación espontánea. Según San Agustín del cadáver y, uniéndose a una cierta cantidad de materia
136 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 137
fija, vuelven a formar animales vivos, pero más pequeños veremos cómo el arca de Noé ocupa un lugar en la his-
y menos nobles qué del que proceden. toria de la generación espontánea.
De este modo «espíritus» liberados por la muerte de Hay que decir unas palabras del gran fisiólogo Harvey
un caballo podrían bastar para formar una mosca o hasta (1578-1657), considerado como oponente a la tesis de
una rana. la generación espontánea; pero, en verdad, el famoso
Como se ve, el proceso imaginado por Kircher está a axioma que ha enunciado, Ex ovo omnia, no tenía en su
medio camino entre la generación espontánea propiamen- mente la significación que se le ha dado generalmente.
te dicha y la generación normal. Para él, el huevo -ovum- es sencillamente un primor-
dium más o menos oviforme, y que puede formarse direc-
Kircher afirmaba, además, haber visto nacer miles de
tamente partiendo de materia animada. Así es como, se-
hormigas del cadáver de una sola hormiga. Si los cami-
gún Harvey, las lombrices intestinales, los piojos y las
nos, después de un chaparrón, están llenos de gusanos
es debido a que la lluvia ha regado los cadáveres resecos. . cresas nacen de nuestro cuerpo o de sus deyecciones.
Francois Bacon (1561-1626) tampoco pone en duda la
De donde, por analogía, sale una buena receta para hacer
generación espontánea, al menos con respecto a una gran
nacer serpientes.
cantidad de plantas y de animales inferiores. Y opina
Tomad tantas serpientes como queráis, dejadlas secar- que el estudio de esta modalidad de generación se re-
se, cortadlas en trocitos que colocaréis en la tierra hú-
velará como fructífera al físico y al filósofo. Si la natura-
meda, y a los que regaréis abundantemente con agua de
leza forma seres vivos, el hombre también debe de conse-
lluvia; luego dejad actuar al sol primaveral. Al cabo de
guirlo, ya que, según la concepción general de Bacon,.
ocho días aparecerán los gusanitos que, alimentados de
el hombre puede hacer todo lo que hace la naturaleza e
leche y tierra, pasado un tiempo se tornarán en unas incluso más.
maravillosas serpientes, capaces de propagarse hasta el Por tanto, se esforzará uno en hallar, mediante la expe
infinito por generación regular.
riencia, cuáles son las condiciones de esta «vivificación
En el siglo xviii el gran entomólogo Réaumur nos con- natural» que es la generación espontánea, y cuáles con-
fesará, en sus famosas Memoires, que ha probado algunas
vienen a las diferentes especies; qué animales se forman
de las experiencias propuestas por Kircher: en la madera viva, cuáles en una rama cortada, cuáles en
«Confieso que siento vergüenza al decir que he sem- tal o cual clase de madera, cuáles en las diferentes esta-
brado polvo de gusano, con todas las precauciones indi- ciones del año, si necesitan lluvia, sombra o sol.
cadas por Kircher; y que he plantado en tierra, cual es- Este estudio experimental de la generación espontánea
quejes, trozos de gusanos muy secos, sin que jamás haya debe, además de ayudarnos a penetrar en las causas del
nacido un solo gusano. Era necesario tener el completo fenómeno, darnos - un gran número de verdades que se
derecho de decir que estos hechos son falsos, para respon- relacionen con la configuración y con la naturaleza de los
der de manera satisfactoria a las gentes que piensan que animales perfectos.
ningún tipo de evidencia puede ser opuesto a hechos Thomas Browne (1605-1682), médico y escritor inglés,
que se mantienen como verdaderos.» admite que las ranas nacen de la podredumbre, y los pio-
Kircher ha descrito larga y minuciosamente el arca de jos de los humores de los excrementos. A propósito de
Noé y desde luego se ha preocupado de anotar que era estos últimos, se pregunta por qué, ya que salen de nos-
perfectamente innecesario atestar este barco, metiendo otros mismos, no los amamos tanto como a nuestros pro-
animales que eran capaces de nacer espontáneamente. Ya pios hijos... Browne cree en la generación espontánea
138 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 139
entre los grandes animales: «Si la muerte poblara en vez res. Incluso intentó reproducir las experiencias del pa-
de destruir, si, las tumbas fueran las matrices más fecun- dre Kircher sobre tallos vegetales que al meterse en el
das, entonces el arca de Noé hubiera sido inútil... » agua se transforman en animales.
Por su lado, Sinibaldi negará la existencia de la gene-
Pero un día releyó cierto pasaje de la Ilíada, en el que
ración espontánea diciendo que si los animales pudieran Aquiles, abrazando el cadáver de Patroclo, expresa el
engendrarse de esta forma, Dios no hubiera ordenado a temor de que insectos voladores penetren en las carnes
Noé tomar en su arca una pareja de todas las criaturas
heridas de su amigo y siembren la corrupción. A lo que
vivas... En cuanto al padre Mersenne, cuando calcule
su madre, Thetis, contesta en estos términos: «Hijo mío,
muy concienzudamente el tonelaje del arca, tendrá cui- aléjate del ardiente enjambre que consume a las víctimas
dado de hacerlo con la mayor corrección, excluyendo to- de Marte. »
dos los animales que puedan nacer de la corrupción, tales ¡ Iluminación para Red¡!... «El ardiente enjambre»,
como piojos, moscas y ratas... ¿no sería acaso el de las moscas que producen las lom-
brices que se pretendía que salían de la corrupción de las
carnes?
Todo el mérito estriba en plantearse la cuestión. La
Hagamos ahora recuento, ya que la fecha principal se
preparación de la experiencia iba por su propio pie.
acerca.
En cuatro frascos de boca ancha, Redi coloca, respec-
Hacia la mitad del siglo XVII, la generación espontánea
tivamente: una culebra, algunos peces de agua dulce,
es admitida por todo el mundo en cuanto a animales
cuatro anguilas del Arno y un filete de ternera. Después
pequeños se refiere: gusanos, insectos, caracoles, etc. Mu-
cierra los frascos sólidamente con papel atado y bien
chos lo admiten en los peces y algunos hasta en las ratas; sujeto.
así surge Ross, que hacía objeción al escepticismo de
En otros cuatro frascos que sirven de «testigos» coloca
Browne: «También se podría dudar de que los gusanos
objetos similares, pero éstos los deja abiertos. Al cabo
nacen en el queso, los caracoles, las anguilas o las avispas
de unos días los gusanos han aparecido bullendo sobre
en la podredumbre... Discutir la generación espontánea
la culebra, los peces y la carne; y en todo momento se
de las ratas es levantarse contra la razón, el sentido co- verán salir y entrar moscas.
mún y la experiencia. El que dude, que vaya a Egipto;
Por el contrario, en los frascos muy cerrados no apa-
verá los campos repletos de ratas nacidas del limo del
recerá ni un gusano, incluso después de muchos meses.
Nilo, para mayor desgracia de los habitantes.»
Como se podía objetar que la obturación, impidiendo
la entrada del aire, dificultaba la producción de las lom-
El gran golpe de esta creencia secular va a ser dado
brices, Redi mejora su experiencia. Cierra los recipientes,
en 1663, fecha memorable, capital, que todo el mundo
no con papeles, sino con un tejido de malla bastante fina
debería conocer, y que es mucho más importante en la
para obstaculizar la entrada de las moscas, sin que se im-
historia del hombre que las fechas de las batallas o de
pida la entrada del aire. El resultado será exactamente
los tratados. igual al anterior.
Francesco Red¡ (1626-1698), médico, naturalista, epis-
Como nota Jules Caries, Red¡ acababa de inventar la
tolario y poeta, comenzó participando del prejuicio de su
fresquera...
época. Como todo el mundo, creyó en la generación es-
Pero había hecho, sobre todo, un gran descubrimiento,
pontánea -al menos en el caso de los animales inferio-
ya que podría concluir que las lombrices no se engendran
espontáneamente en las carnes, sino que nacen de hue- alimento, se abren camino royendo los tejidos y llegando
así a la médula interior del fruto o, del árbol; o es la
vos depositados por las moscas.
Experimento de una magnífica sencillez y que es ex- misma alma o la misma fuerza que engendra las flores y
traño que no se le haya ocurrido antes a nadie, pero cuya los frutos, la que engendra los gusanos.
idea no podía llegar más que a un espíritu libre, indepen- El problema de los insectos que habitan las plantas, y
diente, capaz de poner en duda las ideas recibidas habi- principalmente el de los productos de «agallas» había de
tualmente. ser resuelto por Marcello Malpighi (1628-1694), gran
El libro en el que Red¡ ha anotado sus resultados anatomista y micrógrafo, autor del tratado De gallis et
(Esperienze in torno alla generazione degli insetti) apa- plantarum tumoribus et excrescentüs.
Malpighi observó que pequeñas moscas dejaban sus
reció en 1668. Tuvo un gran éxito, siete ediciones en
veinte años. puestas en los brotes o en las hojas de los árboles; sacó,
como consecuencia, que la agalla no es más que un tumor
En 1687, el gran micrógrafo Leeuwenhoek confirmará
la experiencia utilizando trozos de carne humana. formado alrededor del huevo por el crecimiento de los
Las ideas de Red¡ fueron en un principio combatidas, tejidos de la planta. Habiendo sorprendido a una de estas
especialmente por los que le reprochaban el haber contra- moscas cuando acababa de hacer penetrar su aguijón en
el brote de un roble, se aseguró de que llevaba en, su
dicho a las Escrituras.
He aquí un' extracto del texto -histórico- en el abdomen los mismos huevos que los que había encontrado
que Red¡ hace su acto de fe antiespontaneísta: en el brote.
«Esforzándome, en esto y- en todo, en dejarme corre- Otros hechos de índole parecida serán aportados por
gir por los más sabios que yo cuando me equivocaba, no - Antonio Vallisnieri (1661-1730), médico y naturalista de,
quiero callar que, tras las numerosas objeciones que fre- Módena, que había seguido, en Bolonia, la enseñanza de
cuentemente me eran hechas, me sentí dispuesto a creer Malpighi y que, a partir de 1689, ejerció su profesión en
que la tierra, desde las primeras plantas y los primeros' Scandiano.
animales que produjo en los primeros días bajo el mando Un gran adversario de la generación espontánea será
del Creador soberano y todopoderoso, ya no ha producido el naturalista holandés Jan Swammerdam (1637-1680).
nunca más ni hierba, ni árbol, ni animal cualquiera, per- Disector de una gran habilidad, se maravilla ante la
fecto o imperfecto, y que lo que ha nacido en los tiempos organización tan compleja de los animalillos más peque-
pasados y sigue naciendo ahora en ella o de ella, procede: ños: el piojo, la efímera, el acaris, la abeja, serán escru-
de la verdadera y real simiente de las plantas y de los tados por él con el fervor apasionado de un escrupuloso
animales mismos que, mediante su propia simiente, con- y religioso anatomista que cree advertir en la perfección
servan su especie.» (Esperienze, pág. 14.) del detalle orgánico la marca de la creación divina...
Estas maravillas, estas obras maestras de delicadeza es-
A pesar de todo, Francesco Redí estimará que la prue- tructural, ¿acaso no es insensato- pretender que pueden
ba del antiespontaneísmo es insuficiente en lo que respec- nacer fortuitamente de la podredumbre? Admitir que en.
ta a las larvas que habitan en las frutas y en las legum- un abrir y cerrar de ojos el azar puede componer estas
bres, en las hojas, en los árboles... Para explicar la pre- geniales máquinas animadas, de las que el sabio, tras
sencia de estas larvas en los tejidos vegetales piensa en' tantas noches en vela, no consigue conocer todos los
dos hipótesis, entre las cuales no se atreve a elegir: o secretos, «es más bien una opinión de bestia que de ser
bien los gusanos, provenientes del exterior y buscando un humano». Para él, que sabe ver y razonar, no hay dife<
142 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 143
rencia entre lo grande y lo minúsculo; no hay animales de estas ínfimas criaturas eran más de mil veces más pe-
perfectos y otros imperfectos, animales nobles y otros que queñas que las menores que he visto en el queso, en la
no lo son: si un piojo puede nacer del sudor, entonces harina, en los mohos o en otra parte... »
un hombre puede igualmente nacer del estiércol... Leeuwenhoek volverá, en diciembre de 1675, sobre
estos animalillos tan «increíblemente pequeños», y en
De un modo general, se puede decir que a finales del 1676 hablará de nuevo de animalillos de este tipo encon-
siglo xvii, en lo que se refiere a insectos, gusanos y, ge- trados en el agua de lluvia, en la infusión de pimienta y
neralizando, animales visibles, la tesis espontaneísta está en otras infusiones.
mal considerada, a pesar de que la tesis contraria levanta En 1677,
aún algunas dificultades, principalmente en lo que atañe
haciendo alusión a la dificultad que se en-a cuentra en admitir que una sola gota de agua pueda estar
al origen de los gusanos intestinales. poblada hasta tal punto, reconoce que es difícil «com-
Pero he aquí que el espontaneísmo, tras el descubri- prender tales cosas si no se han visto»; para hacer pesar
miento de los seres microscópicos, va a tener de nuevo su propio juicio, hará testificaciones firmadas por «gente
gran aceptación. noble» que conocía.
Hemos dicho que, bajo la influencia de Swammerdam, Esforzándose en numerar aproximadamente el número
el empleo de la lupa había contribuido a hacer retroceder de los animalillos, da la cifra de dos millones setecientos
el espontaneísmo en la medida en que el agrandamiento' treinta mil en una gota de agua e incluso ocho millones
revelaba la complejidad de organización de los pequeños doscientos ochenta mil... ¡Diez mil o cuarenta y cinco
seres. Pero esta misma lupa, este mismo microscopio, iba mil en una gotita del mismo volumen que un grano de
a dar a los espontaneístas la ocasión de guerrear sobre un mijo, veintisiete millones en el volumen de un grano de
nuevo terreno. arena!
En 1674 -otra fecha importante- el holandés Leeu- Estas observaciones provocaron alguna emoción en -los
wenhoek (1632-1723), examinando en el microscopio medios científicos e incluso en todos los medios intelec-
una gotita de agua de una charca, descubre con gran estu-
tuales.
por el bullicio de la vida. En lo que respecta al origen de estos seres infinita-
He aquí un extracto de la carta que dirige desde Delft mente pequeños, Leeuwenhoek tendrá como primer pen-
a Mr. Oldenburg, secretario de la Royal Society (7 sep samiento el que se forman por «segregación fortuita de
tiembre 1674): las partículas del agua», pero no tarda en desechar esta
«A dos horas del pueblo, hay un lago llamado Berkelse explicación para suponer que los animalillos o sus simien-
Mere, cuyo fondo se halla, en numerosas partes, lleno de tes preexisten en el agua de lluvia. Llegará incluso a ex-
barro. El agua es muy clara durante el invierno, pero al perimentarlo a fin de esclarecer el problema.
principio o mediados de verano se torna blancuzca y flo- En su carta 32 (14 junio 1680) escribe: «Cuando tuve
tan en ella pequeñas nubes verdes... He recogido un conocimiento de las diversas opiniones expresadas en tor-
poco en un frasco de cristal, y, habiéndola examinado, no a la génesis de los animalillos, y cuando supe que
he advertido partículas terrosas y filamentos verdes... cierto gentilhombre había afirmado que ninguna criatura
Contenía también un gran número de pequeños animali- viviente puede ser producida si el recipiente o la botella
llos, variados en forma y color... Y el movimiento de en el que ha sido colocada la carne o el moho ha sido
estos animalillos en el agua era tan rápido, tan variado, cuidadosamente cerrado, decidí hacer experimentos de
que era un espectáculo maravilloso. Pienso que algunás este tipo.»
144 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 145.
El «cierto gentilhombre» era, como se figura uno, Este Needham pretendía nada menos que haber visto
Francesco Red¡, del que Leeuwenhoek -que ignoraba el nacer pequeñas anguilas -anguílulas- de la harina de
italiano- no conocía la obra más que de oídas. trigo con cornezuelo.
Leeuwenhoek pone un poco de agua de lluvia en dos Observación que encantaba a Buffon, al apoyar su teo-
tubos de cristal; hace una infusión añadiendo un poco ría según la cual todo ser vivo está formado por «molé-
de pimienta al agua que había sido recogida (a Leeuwen- culas orgánicas» capaces tras la muerte de producir 'otros
hoek le gustaban estos detalles pintorescos) «en un plato seres vivos de orden inferior.
de porcelana viejo que no había sido utilizado en diez Para Buffon, que a fin de cuentas enlazaba con Atana-
años». sio Kircher, había tantos seres vivos producidos por la
Después destruye, quemándolo, el borde de uno de descomposición o corrupción como nacidos por genera-
estos dos tubos, mientras que el otro lo deja abierto. ción normal; de este modo se producen los gusanos, los
Tras unos días, los animalillos pululan tanto en uno como saltamontes, las orugas, los piojos, las pequeñas anguilas
en otro. De lo que Leeuwenhoek infiere que las conclu- y, por supuesto, todos los animalillos de las infusiones
siones de Red¡ son válidas en cuanto a insectos se refiere, -animalillos de los que es totalmente inútil ocuparse
pero no sirven con respecto a los animalillos. separadamente, lo que hará perder menos tiempo a los
No prosiguió estos experimentos, que además no po- que creen hacer, con su microscopio, observaciones que
dían darle una respuesta clara, ya que comportaban mu- merezcan ser llamados descubrimientos...
chos errores que no podía ni imaginar.
El enunciado de tales ideas en pleno siglo xvui supo-
nía una extraordinaria regresión.
Si las pequeñas anguilas de Needham habían recibido
El problema del origen de los animáculos no estaba la adhesión entusiasta de Buffon, fueron, por el contra-
aún cerca de ser resuelto. rio, vivamente atacadas por Voltaire, que persiguió con
Dos partidos iban a seguir existiendo; y hay que con- sus sarcasmos al «jesuita de las anguilas»:
venir que ambas partes disponían de argumentos válidos. «El que primero ha dicho que no hay tontería alguna
Desde luego, la generación espontánea constituía una de la que no sea capaz el espíritu era un gran profeta...
excepción a la gran ley de la continuidad de la vida. Pero Un jesuita irlandés, llamado Needham, que viajaba por
¿cómo explicar la aparición de los animalillos en , las Europa vestido de seglar..., creyó advertir en la harina
infusiones? ¿Cómo admitir que, en todo lugar, en todo del trigo espolonado... anguilas que pronto parían otras
momento preexisten simientes -«gérmenes»- en el pro- anguilas... Al momento, varios filósofos se esforzaron
pio líquido, en la materia que se pone en infusión, o en en gritar ¡milagro!, y en decir que no había germen...
la atmósfera? »Físicos buenos fueron engañados por un jesuita... No
Como ocurre frecuentemente en ciencia, se estaba obli- se dudó de que si la harina de trigo malo formaba angui-'
gado a elegir entre dos hipótesis, cada una de las cuales las, la del trigo bueno formaría hombres.»
tenía materia suficiente para turbar los espíritus. Ciertamente tiene razón Voltaire; pero para ser justos
Pero he aquí que hacia 1740 se lanza una ruda ofensiva con el «de las anguilas» hemos de recordar que fue
por los espontaneístas, bajo el mando del gran Buffon autor de una experiencia de gran alcance. Habiendo ta-
en persona y de su colaborador el jesuita irlandés padre pado con algodón un recipiente lleno de jugo de cor-
Needham. dero, Needham lo mantuvo durante cierto tiempo sobre
1. R0.naa, 10
146 Jean Rostand Historia de las' ideas sobre el origen de la vida 147
cenizas calientes, de forma que quedaran destruidos los hecho morir todos los gérmenes. Si se repite el experi-,
gérmenes que, de existir, hubiesen podido encontrarse mento con las máximas precauciones que permitan excluir
allí. A pesar de este calentamiento que debía asegurar toda -aportación de gérmenes provenientes del exterior, el
lo que hoy llamaríamos la esterilidad del líquido, los resultado será totalmente diferente: el líquido ya no se
animalillos aparecían en masa. ¿No era esta la prueba enturbia y no es invadido por los animalillos.
de que nacen por generación espontánea a pesar de la No estaba por esto la cuestión resuelta, y Needham'
materia puesta en infusión? no se daría por vencido por el biólogo italiano. Discu-
Por supuesto, la conclusión de Needham era falsa, pero tirá, criticará el valor de la experiencia así modificada.
el procedimiento, la técnica que había utilizado por pri- Pretenderá que al calentar demasiado la materia puesta
mera vez -en 1745- había de tornarse muy fecunda. en infusión se destruirá la «fuerza vegetativa» necesaria
Durante todo el debate sobre la generación espontánea, para la agregación de las moléculas orgánicas en seres
es decir, hasta 1870, la experiencia de Needham es la que vivos; mantendrá que torturando a la naturaleza «se le
volverá constantemente a resurgir; es la que será repetida obliga a falso testimonio». Spallanzani, a su vez, respon-
hasta la saciedad modificando las condiciones y esforzán- derá mediante nuevos experimentos, cada vez más afina-
dose en perfeccionar y en eliminar las causas del error. dos, molestos para Needham y los espontaneístas.
, Rindamos, sobre este punto, homenaje «al de las an- Incluso entonces el debate no terminará; no podía serlo
guilas»: le debemos la técnica mediante la cual sus pro- en una época en la que se ignoraba casi todo sobre las
pias afirmaciones serían arruinadas. condiciones de vida de los animalillos y, sobre todo, de
sus necesidades de oxígeno. Aunque los experimentos de
Spallanzani dejasen subsistir algunos errores, no por ello
eran menos ciertos y hermosos en conjunto: tan ingenio-
El experimento de Needham fue criticado con viveza samente imaginados y hábilmente llevados a cabo como
por los antiespontaneístas, que levantaban en contra suya
era posible con los conocimientos y las técnicas de que
todo tipo de objeciones teóricas.
se disponían, eran dirigidas en el buen sentido, y ten
«Nos hemos reído de Epicuro -escribía Charles Bon-
net-, que con átomos formaba un mundo; hacer un dían a hacer válida una hipótesis de la que el porvenir
animal conjugo de cordero ¿sería chocar en menor gra- iba a demostrar su gran fecundidad.
do con la sana filosofía?» El debate entre espontaneístas y antiespontaneístas ha-
Pero los partidarios de los gérmenes se limitaban a bía tomado la forma que conservaría durante largo
rechazar las conclusiones del adversario sin denunciar el tiempo.
punto débil de sus alegaciones. Todas las veces que los antiespontaneístas realicen
Hubo que esperar a Spallanzani para que el debate experimentos en los que los animalillos no aparezcan en
fuese por fin llevado al plano experimental, que a partir el conjunto, los espontaneístas les objetarán que al que-
de este momento ya no iba a abandonar.
rer impedir la intervención de los gérmenes han turbado
Spallanzani, hacia 1770, demuestra que el experimento
las condiciones que permiten que una vida se forme. Y,
de Needham lleva en sí un doble error. En primer lugar,
los frascos son tapados imperfectamente por el algodón; por el contrario, cada vez que los espontaneístas presen-
además, el tiempo de calentamiento y el grado de calor ten hechos que atestigüen una génesis espontánea, los
no son suficientes para que esté uno asegurado de haber antiespontaneístas les echarán en cara el que no han sa-
années toutes les substances animales et végétales. cuyo papel -según el experimentador- era destruir los
j
gérmenes eventualmente presentes en el aire, sin que por Por tanto se puede decir que hasta este momento el es-
ello modificase el contenido de éste en oxígeno. pontaneísmo o ha progresado mucho, pero no ha obtenido
Resultado: la infusión no se enturbió, permaneció inha- la decisión. Sus adversarios se repliegan, pero en posicio-
bitada. Schulze creyó poder sacar como conclusión que la nes todavía defendibles.
vida no se formaba si faltaban gérmenes. A partir de 1858 son los espontaneístas los que van a
El antiespontaneísmo marcaba un punto. intentar la contraofensiva con Felix-Archiméde Pouchet,
Marcará otro cuando, casi al mismo tiempo -en director del Museo de Historia Natural de Rouen, hombre
1837-, el biólogo Schwann (uno de los fundadores de entusiasta, apasionado, con cierto valor como fisiólogo,
la teoría celular) presentó una experiencia de la misma naturalista y erudito, pero que no está nada preparado
índole que la de Schulze, pero que se diferenciaba en para tocar un sujeto tan delicado y con tantas complica-
que el aire que llegaba a la infusión atravesó no un baño ciones como el de la generación espontánea.
de ácido sulfúrico, sino un metal al rojo vivo. Pouchet hace, en primer lugar, un experimento de lo
La infusión (al menos cuando se trata de caldo de car- más sencillo y, para él, convincente.
ne, ya que con jugo de levadura los resultados son muy Habiendo llenado un frasco con agua hirviendo y ha-'
inconstantes) permanece inhabitada -al menos en la ma- biéndolo cerrado herméticamente después, lo vuelca so-
yoría de los ensayos. bre una tina de mercurio y, una vez que se ha enfriado
Schwann, de un modo muy prudente, concluyó, sin pro- el agua, lo destapa para introducir al mismo tiempo oxí-
nunciar la comprometedora palabra «germen», que el geno puro y un pequeño montón de heno calentado a
nacimiento de la vida exige la presencia de un principio cien grados, es decir, carbonizado, durante treinta minu-
que sea destruido por el calor -termolábil diríamos hoy tos. Al cabo de algunos días la infusión de heno es inva-
día. dida por organismos vivos que, según él, no pueden tener
Por fin, en 1854, es efectuada una tercera experiencia otro origen que el de la generacion espontánea.
por Schroeder y Dusch, que esta vez, en lugar de zambu- Pouchet no se daba cuenta de las múltiples causas de
llir el aire en un ácido o ponerlo a una temperatura muy error que enviciaban su experimento...
alta, simplemente lo filtran por algodón. Presentará muchas otras, más o menos ingeniosas, pero
La idea era buena, pero los resultados no serán lo su- igualmente criticables. Desarrollará ampliamente -su teo-
ficientemente claros como para imponer una conclusión ría en una gran obra escrita en un estilo enfático: Heté
formal,
rogenie ou Traité de la Génération spontanée (1859).
¿Se dará por vencido el espontaneísmo?
Para que aparezca la vida -dice Pouchet- son nece-
Desde luego que no, y hay que reconocer que por el
sarias y suficientes tres condiciones: un cuerpo putresci-
momento los resultados no le obligan a ello.
ble, agua y aire.
En primer lugar no son constantes, los experimentos
El cuerpo putrescible se puede hervir, carbonizar... El
no salen bien todas las veces, con todos los medios de
cultivo. Además, incluso aceptando los experimentos po , agua se puede filtrar, destilar, prepararla por vía de sín-
tesis química... En cuanto al aire, se le puede calentar,
sitivos, pueden interpretarse de otra manera que median-
hacerlo pasar por un ácido, incluso se puede emplear un
te la hipótesis de los gérmenes. Podría ocurrir que el
aire artificial. Cualquiera que sean los tratamientos infli-
ácido sulfúrico, el calor, el algodón privasen al aire nor-
mal de «algo» que ignoramos, y que podría ser indispen- gidos al cuerpo putrescible, al agua y al aire, cada vez ,
sable para la generación espontánea. que sean reunidos, la vida se manifestará.
154 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 155
hermoso, ya que, por primera vez, se verá un liquido pu- atmósfera está llena de semillas de adormideras, de caña
trescible, dejado en contacto con un aire perfectamente mones o de lentejas y no pudiese enseñar ni una sola a
natural, mantenerse indefinidamente estéril debido a que nadie? Se daría uno media vuelta sonriendo.»
se interceptaba la llegada de los gérmenes. Porque Pouchet ha examinado polvo de todo tipo, re-
Todavía hoy se puede ver en el Palais de la Décou- cogido en muchos lugares y en todo tiempo: ni un ger-
verte, algunos de estos matraces que han permanecido men, y si por casualidad se encuentra alguno, son «una
estériles durante casi un siglo. Respetables reliquias que, verdadera y rara excepción» entre los granos de fécula y
tanto tiempo después de la muerte del sabio, atestiguan los gránulos de sílice. «Pasteur siembra lo invisible y no
el valor de sus afirmaciones. cosecha más que lo que debe de surgir espontáneamente.»
Pasteur, por añadidura, hará ver cómo los gérmenes no ¿Qué hay más ridículo que esta hipótesis sobre la «pa-
están uniformemente esparcidos en la atmósfera: «Algu- nespermia»? Reto al sentido común,, escándalo espiri-
nas porciones de aire no contienen gérmenes». Si tras tual... Si se la lleva más allá hay que admitir que cada
haber hervido la infusión con la que se les ha llenado se milímetro cúbico de aire encierra seis mil doscientos cin-
abren varios matraces para que entre aire, se constata cuenta millones de gérmenes: «El aire en el que vivimos
que unos se pueblan mientras otros no. tendría, por tanto, la densidad del hierro.»
Si se hace la experiencia en la cumbre de una montaña, Además, ¿por qué el Creador habría esparcido los gér-
la proporción de matraces turbios se reduce considerable- menes s tan profusamente con la única idea de poblar, al-
mente, debido a que los gérmenes son más escasos en gunas charcas? ¿Acaso no supone una injuria a la sabidu-
la atmósfera de las alturas. ría suprema el atribuirle tal prodigalidad?
En Montenvers, en el mar de Hielo, entre veinte ma- En cuanto a la hipótesis de la «panespermia limitada», .'
traces, diecinueve permanecerán sin enturbiarse. no es más que una triste derrota; no es cierto que los
Por fin, en 1863, Pasteur realiza un experimento aún matraces no se enturbian cuando se destapan en la cima
más concluyente que todos los precedentes. Recoge un de un glaciar: para infligir, sobre este punto, una derrota
líquido orgánico fresco -sangre, orina- y lo pone en a Pasteur, Pouchet hará la ascensión al Maladetta.
contacto con aire estéril, sin que por ello aparezcan ani- Es muy instructivo, para un historiador científico, re-
máculos o fermentos. leer la Heterogenie de Pouchet; en cada una de cuyas
Pasteur, entonces, y solamente entonces, estará plena- páginas estalla la falsa lógica, la falsa precisión, el falso
mente satisfecho, ya que hasta este momento se pregun- rigor. Así, para probar que la especie de los animalillos
taba sin decirlo, si el calentamiento de la materia fermen- varía según la naturaleza de las sustancias puesta en infu-
table no aportaba alguna alteración sutil capaz de impedir sión, Pouchet hace macerar fragmentos de cráneos huma-
el nacimiento de la vida. nos de diferentes naciones y diferentes épocas; y triunfa
Según su propia expresión, acababa de darse la punti- al ver que una maceración de cráneo de un egipcio -traí-
lla a la doctrina de las generaciones espontáneas. do de la necrópolis de Sakhara- produce epístilos, en-
quélidos y vibriónidos, mientras que una maceración de
Por supuesto, Pouchet no se rendía ante las claras de- cráneo merovingio, proveniente de las sepulturas con-
mostraciones de Pasteur. Discutía la realidad de los he- temporáneas de Mérovée y de Chilpéric, se puebla de
chos. Estos famosos gérmenes de la atmósfera, que se- glaucoma y de vorticelas, y que una maceración de cráneo
gún parece Pasteur ha mostrado a todo París, ¿quién los actual no se llena más que de colpodios...
ha visto? «¿Qué pensar de un sabio que dijera que la Pouchet llega en sus escrúpulos a utilizar un «aire
156 Jean Rostand Historia de las ideas sobre el origen de la vida 157
artificial», mezcla de oxígeno y de nitrógeno; y estima El padre Moigno no dejaba de comprometer a Pasteur
conquis-
quetal experiencia «habla con tal autoridad que es im- al elogiarle, en el diario Les Mondes, por haber
posible ofrecer un desmentido más audaz a los partida- tado al espiritualismo a «los incrédulos y a los materia-
rios de la panespermia aérea». listas» y por haber tomado «conciencia de su misión»
En cuanto a uno de sus discípulos, Musset, empleará comprendiendo que «tenía almas a su cargo».
aire tamizado a través de membranas animales -intestino Oradores católicos -como el padre Félix, desde la
ciego-, y mejor aún, aire tomado de la vegiga natatoria cátedra de Notre-Dame- felicitaban a Pasteur por la or-
de, los peces o del interior de una calabaza... todoxia de su doctrina y abominaban de la heterogenia,
Todos estos espontaneístas eran inteligentes, ingenio- teoría malsana, impía, monstruosa, ateísmo encarnado,
sos, de buena fe: incluso, a veces, eran buenos natura- Belcebú en persona...
listas, pero no tenían ni la mínima idea de cómo podía Con ello, naturalmente, en respuesta, se desencadena-
ser resuelto el problema. Ni siquiera sospechaban qué ban contra Pasteur los liberales, los anticlericales, los ra
clase de precauciones deberían ser indispensables para cionalistas.
que sus resultados fuesen válidos. No imaginaban que en «Se trenzan coronas al señor Pasteur porque piensa
cada momento de su experimento abrían las puertas a los bien; se dan correazos a los señores Pouchet, Musset y
gérmenes que era necesario excluir y que todos sus se- J oly porque piensan», escribía Edmond About, mientras
veros esfuerzos se aniquilaban ante sus tremendas faltas Eugéne Noi'1 dirigía el mensaje siguiente a Pouchet: -«No
de método. hay, ni en el fondo de Asia, un espíritu sano y recto que
no deba interesarse en su obra tanto como sus compatrio-
Se hubiera necesitado, en este rudo combate, que toda tas de Rouen y Toulouse. Se trata de la libertad de con-
la opinión científica hubiera dado su apoyo a Pasteur. ciencia para todo el género humano. ¿Y sobre qué puede
El fisiólogo italiano Mantegazza escribe: «Siempre creí establecerse la libertad política y social si no es sobre la'
en la generación espontánea, pero, después de haber visi- libeetad- de conciencia? No solamente los heterogenistas
tado a Pouchet en sus laboratorios y visto la exactitud tienen los ojos en usted, sino todos cuantos quieren
con que hacía sus experiencias, después de ver los inge- conservar el derecho de pensar libremente.»
niosos aparatos que utilizaba, creo en la heterogenia dos Por- una vez, eran los bien pensantes los que pensaban
veces más.» bien...
El prejuicio filosófico y hasta la prevención política
intervienen, encima, en la querella falseando los argu-
mentos.
Aunque evitó mezclar ciencia y metafísica, ¿no había Después de estos grandes debates hubo todavía entre
cometido Pasteur la imprudencia de lanzar, en plena con- espontaneístas y antiespontaneístas numerosas controver-
ferencia en la Sorbona, estas palabras provocativas? sias, de las que algunas serían fecundas.
Onimus (1867) creyó ver nacer espontáneamente' gló-
-
«Qué conquista, señores, qué conquista para el mate-
rialismo si pudiera protestar que se apoya sobre el hecho bulos blancos en la linfa; el químico Fremy (1871) afir-
revelado de una materia que se organiza por sí misma. mará la generación espontánea en la levadura alcohólica;
¿Para qué recurrir a la idea de una Creación primordial, y, lo más importante, el inglés Charlton Bastian (1876)
ante cuyo misterio hay que inclinarse? ¿Para qué la idea aportará nuevos hechos que estará obligado a tener en
de un Dios creador?» cuenta Pasteur. Son, en efecto, las experiencias de Bas-
158 Jean Rostand historia de las ideas sobre el origen de la vida 159
bra «biogénesis» para designar todo nacimiento que no Bichat: La vida es el conjunto de funciones que resisten
ocurre de modo normal: cuando un ser vivo proviene de a la muerte... Dugés: La vida es la actividad especial
otro ser vivo -es decir, cuando hay continuación, con- de los seres organizados... Claude Bernard: La vida es la
tinuidad de la vida-, se trata de generación: si no creación... Spencer: La vida es la combinación definida
proviene de otro ser vivo -es decir, si es un comienzo de los cambios heterogéneos a la vez simultáneos y suce.
absoluto- se trata, o mejor ejor dicho se trataría, de biogé- sivos... Blainville: La vida es un doble movimiento in-
nesis. terno de descomposición a la vez general y continuo...
Pero es importante recordar -para prever posibles Béclard: La vida es la organización en acción... La Enci-
malentendidos- que la palabra biogénesis ha sido em- clopedia: La vida es lo contrario de la muerte..., etc. Se
pleada anteriormente por Thomas Huxley -el famoso podría continuar así indefinidamente sin que por ello
discípulo de Darwin- en un sentido totalmente opuesto avanzásemos más.
al que se le dará en este coloquio: para Huxley («Biogé- Por suerte, hemos renunciado a estos estériles juegos
nesis o Abiogénesis», en Problemes de la Vie, Balliére, de palabras, para dedicarnos, más modestamente (y no
1892), la biogénesis era «la hipótesis según la cual la sin dificultad), a caracterizar el fenómeno vital por sus
materia viva nace siempre por la acción de una materia atributos esenciales: en primer lugar, la facultad de asi-
viva preexistente», mientras que la abiogénesis es la hi- milación y, como consecuencia, la facultad de crecimiento
pótesis según la cual la materia viva puede derivar de la y reproducción.
materia no viva, es decir, lo que más o menos hoy lla- Quizás sea conveniente desde el principio indicar que
mamos biogénesis. nadie, o casi nadie, pensaría actualmente en hacer inter-
Basta con entenderse. venir, para explicar las manifestaciones de la vida, la ac-
ción de un principio particular distinto de la materia:
fuerza vital, psique, alma orgánica, u otra entelequia...
Creo que todos los biólogos, cualquiera que, sean sus
Para ' debatir sobre el origen de la vida -sobre la opiniones filosóficas e incluso sus creencias religiosas, ad-
biogénesis- sería conveniente saber lo que es la vida; miten ahora -y esta unanimidad debe ser subrayada-
pero sobre este punto, la biología no puede, desgraciada- que el fenómeno de la vida está ligado a un cierto arre-
mente, más que recusarse, lo que además no le supone glo estructural, a un modo de organización, de lo más
ningún impedimento para adentrarse en la comprensión complejo, de la materia: cuando esta organización, cuan-
de las estructuras y funcionamientos orgánicos, ni para do esta ordenación se realizan es cuando se manifiestan
ganar cada vez más poder sobre los fenómenos de la vita- las llamadas propiedades vitales. El problema de la vida
lidad. es, por tanto, un problema de forma, de estructura. En
Hay que tener en cuenta que en otro tiempo, en los este sentido puede decirse con Kahane que «la vida no
siglos xvin y xix, cuando se ignoraba casi todo sobre las
existe».
manifestaciones de la vida y se era impotente con respecto
a ellas, se jactaban de definirla; y he aquí algunas de En lo que difieren los biólogos -o al menos los que
esas definiciones que no son más que trivialidades o pa- se permiten filosofar un poco- es en que, para unos,
radojas: esta forma necesaria para el desarrollo de la vida ha
Kant:.La vida es un principio interior de acción... podido establecerse por el juego de las fuerzas naturales
Buffon: La vida es un minotauro, devora el organismo... únicamente, mientras que, para otros, tendría un origen
«El hilozoísmo -escribe el gran filósofo= anima to- dad no existe sin materia ni energía. Materia, energía y
do; el materialismo, por el contrario, lo destruye todo. sensibilidad son los tres atributos esenciales e insepara-
Maupertuis atribuye el menor grado posible de vida a las blemente unidos en el universo.
partículas orgánicas vitales de los animales. Otros filóso- Otros biólogos, no menos materialistas que Haeckel,
fos no ven en ellas más que masas sin vida, no sirviendo han compartido su opinión en cuanto a la infraconciencia
más que para aumentar las palancas de las máquinas de la materia.
animales.» (Antropología.) «Es natural -escribía Félix Le Dantec en Le determi-
Paul Janet, en cambio, omite citar a Maupertuis entre nisme biologique et la personalité humaine- admitir que
los pocos materialistas más profundos que los otros tal o cual combinación de átomos está dotada de una
( Diderot y Cabanis, por ejemplo), que «viendo claramente conciencia resultante de las conciencias elementales de los
la imposibilidad de hacer salir lo que piensa de lo que no átomos componentes, más que considerar la conciencia
piensa, y hacer del pensamiento un accidente, una resul- de un cuerpo complejo como resultante de su propia
tante de las combinaciones de la extensión, han sostenido construcción por medio de elementos desprovistos de
que el pensamiento, bajo forma de sensibilidad, es una conciencia.»
propiedad esencial, como la gravedad, el movimiento y la Se encuentra de nuevo esta idea en diversos filósofos
impenetrabilidad». de finales del xrx o principios del xx.
Esta idea de la vitalidad de las partículas de la ma- Albert Fouillée, por ejemplo:
teria atraviesa toda la historia de la filosofía. «Los elementos de la vida psíquica deben existir en;
El célebre naturalista Ernest Haeckel escribía, a fines
los elementos de la materia en apariencia inerte. La mis-
del siglo pasado, en los volúmenes donde exponía su ma ley de continuidad, siendo aplicable al mundo psíquico
transformismo agresivo y su monismo militante: «Nues- y al mundo físico, debemos aplicar hasta el final *la
tra convicción es que los átomos ya poseen en su forma teoría de la causalidad tanto a uno como a otro, de ma-
más sencilla la sensación y la voluntad o más bien el
nera que hagamos proceder el psiquisnno más desarrolla-
sentimiento (aesthesis) y el esfuerzo (tropesis), es decir, do de un psiquismo más rudimentario. Este método de
un alma universal bajo la forma más primitiva.» análisis, según nosotros, lleva a reconocer el proceso ape-
Y aún: «Todos estos cambios, ya sea en la naturaleza
titivo como elemento universal: sentimiento-apetición...
orgánica, ya sea en el mundo inorgánico, nos parecen
en el que una excitación sentida lleva a una reacción
comprensibles únicamente si consideramos los átomos, no
más o menos consciente.» (Mouvement positiviste, pá-
como pequeñas masas de materia muerta, sino como par-
ginas 292, 293.)
tículas elementales vivas, provistas de fuerzas de atracción Aún más: «¿No sería extraño suponer que existe un
y de repulsión. El placer y el desagrado, el amor y el
abismo entre los seres no organizados y los organizados
odio de los átomos, no son más que expresiones diferen-
que proceden de ellos, y que los fenómenos de conciencia
tes de esta fuerza de atracción y de repulsión.»
vienen a añadirse, cayendo del cielo, a movimientos de
Haeckel estimaba que el materialismo teórico había
materia totalmente insensible?»
hecho mal en negar toda sensación a la materia y que
Por último, Louis Bourdeau (Le probleme de la vie,
atribuir un alma a los átomos era indispensable para ren-
1901): «La sensibilidad que se manifiesta en la sustan-
dir cuenta de los fenómenos físicos y químicos más sen-
cia proteica no surge milagrosamente, ex nihilo... Hay
cillos. Para él no hay materia sin energía ni sensibilidad;
que admitir que estas partículas de materia (moléculas,
tampoco energía sin materia ni sensibilidad, y la sensibili-
átomos) representan, no pequeñas masas inertes y como
las propiedades de la materia. Al descubrir un secreto de mos, no de definir, sino de caracterizar potablemente la
la naturaleza, el científico creyente rendirá homenaje al vida.
Creador responsable de estas propiedades y de su inteli- ¿Los cloroplastos de las células vegetales son o no
gencia de sabio.» vivos?
El problema de la creación artificial de la vida no pro- Separados de la célula pueden desprender oxígeno de-
duce, o al menos no debería producir, ninguna pasión; la bido a la acción de la luz, es decir pueden resilizar, la
síntesis de una partícula viva no traería confirmación o in- función dorofílica (Hill, 1937).
validación a ninguna tesis filosófica. Luigi Califano tampoco duda en llamarlos «vivos», por-
que según él «es vivo lo que transforma energía, ya sea
captándola en el mundo exterior o liberándola de los
compuestos orgánicos o inorgánicos» (El mundo de los,
microbios, Kister, pág. 92).
¿Es necesario recordar que, a pesar de todo lo que se Quizás mañana, otros organitos podrán ser conservados
haya podido decir a este respecto en la prensa, este éxito en vida o cultivados fuera de la célula y manifestar in
todavía no se deja entrever? Lo más que se puede decir vitro propiedades más o menos vitales, e incluso en este
es que se han realizado, en condiciones relativamente co- caso darían lugar a discutir sobre la buena ley de su «vi-
rrientes, síntesis de algunos constituyentes de la materia talidad» si se les da, en el medio de supervivencia o de
viva, y que los progresos realizados en este dominio tie- cultivo, substancias preparadas por organismos vivos.
nen lo suficiente para dar ánimos a los investigadores. Gavaudan, en los notables comentarios que ha hecho
Cuando se habla de crear la vida, no se plantea la cues- a la obra de Oparin, nos recuerda, con confianza, los
tión de fabricar en probeta una célula que, con su núcleo, progresos ya realizados por la bioquímica en la conser-
sus cromosomas, sus ácidos nucleicos es ya todo un mun- vación de algunas propiedades de los organitos aislados,
do organizado; sino mucho más modestamente, una gran se trate de mitocondrios o de cloroplastos. ¿Se puede
molécula que fuese capaz de aumentar su masa a expen- afirmar que estamos llegando al final de los perfecciona-
sas del medio exterior, algo bastante análogo a un virus, mientos experimentales?... El éxito de tales investiga-
pero que sería autótrofo, es decir, capaz de vivir y mul- ciones no depende a veces más que de un factor de crea.:
tiplicarse de otra forma que como parásito de una célula, miento, de un material para empezar bien elegido. Es
mientras que todos los virus que conocemos son incapa- evidente que la multiplicación in vitro de organitos celu-
ces de reproducirse por sí mismos y se hacen reproducir lares tales como los mitocondrios sería una revolución.
por la célula que los alberga. ¿Seremos menos audaces que Meissner y Hauser, inves-
tigadores citados por Yves Delage..., que intentaron cul-
tivar «bioblastos» en el bello e inocente ímpetu de los
innovadores a los que no detienen las dificultades? ¿No
En la medida en que estos virus son ineptos para una es la vía por la que se adelantaron una vez Brachet y sus
vida autónoma, se puede dudar si merecen ser clasificados colaboradores, intentando probar por diversos medios
como vivos. La misma cuestión puede plantearse a pro- que las partículas elementales del citoplasma podrían ser
pósito de ciertos organitos que se encuentran en la célula' sacadas de la célula y cultivadas en una membrana corio-
normal. Y la dificultad que tenemos en responder a una dantoidea de pollo? Se sabe que estos experimentos sólo
y a otra, marca bien la dificultad en que nos encontra- han conducido desgraciadamente a una presunción a favor,
y reproducirse.
(L'origine de la vie sur la terre, Masson, 1965, páginas
466-467).
¿Quién no ha pensado en la posibilidad de reproducir «Los elementos capaces de asegurar la reproducción
genes in vitro? son incapaces de reproducción.» ( Traité de Biologie, pá-
gina 132.)
Pero dejemos esta objeción un tanto especial.
Ya en 1936, con Lucien Cuénot, hacíamos 'alusión a
Vamos a ver cómo se puede practicar, en la célula
ello: «Nada impide pensar que se encontrará un día el
espermática, una especie de disección, de vivisección
medio de cultivar genes como se cultivan células. `Si se
-aún más sutil de la que innovaba Claude Bernard con
pudiera realizar en cada momento un medio idéntico al
los peces o con los anestésicos-, que nos va a permitir
que la acción de las partes vecinas crea continuamente
disociar unas de otras ciertas propiedades generalmente
a un organismo elemental dado, éste viviría en libertad
unidas a la vida.
igual que en sociedad.' Esta frase que Claude Bernard
Se puede, por ejemplo, tratando el espermatozoide
escribía sobre la célula hace tres cuartos de siglo se
con ciertas sustancias, principalmente con glicerina diluí -
podría escribir hoy sobre el gene.» (Lucien Cuénot y J.
da, quitarle el poder de fecundar sin alterar en absoluto
Rostand, Introduction á la Génétique, Centro de Docu-
su motilidad.
mentación Universitaria, 1936.)
Y más recientemente, en su Química de la herencia,
Este espermatozoide, que ya no puede fecundar, que
Stephen Zamenhoff idea la síntesis del A.D.N., que per-
ya no puede penetrar en un huevo, pero que se mueve
mitirá constatar «la reproducción de los genes desnudos
activamente, ¿tenemos derecho a llamarlo vivo?
en una probeta, lo que sería un resultado fantástico y qui-
Boris Ryback, a propósito de espermatozoides de erizos
zás aterrador...».
de mar, escribía (Historia de la espermiología de los eri-
zos de mar, Biología Médica, diciembre 1955): «Una ob-
servación de orden general debe ser hecha previamente;
es notable que la mayoría de los autores han estimado la
Si nos sentimos a veces molestos, desconcertados al vida del espermatozoide por su motilidad. Pero insisto
decidir de la vida o la no-vida de tales o cuales elementos desde este instante en que la motilidad no es el criterio
constituyentes de la célula, tales como cloroplastos, mi- de la vida, aunque sea el de una cierta vitalidad.»
crosomas, etc., ocurre que también lo estamos cuando se Prosigamos nuestro análisis.
trata de una célula entera, tras haber despegado a ésta Si estos mismos espermatozoides de ranas son trata-
de algunas de sus funciones o propiedades. dos con diversos agentes físicos (rayos X, rayos de ra-
Sobre este punto me gustaría insistir un poco, ya que dium, rayos ultravioletas) o químicos (tripaflavina, azul
me lleva a un terreno que me es más familiar que el de de toluidina, etc.) conservan la aptitud normal de pe-
la biogénesis en general. netrar en el óvulo y determinar la regulación del aster
que provoca la bicentría, condición de la primera mitosis
,
Tomemos como ejemplo una célula muy conocida: el
espermatozoide de la rana... de desarrollo, pero han perdido totalmente su competen-
El biólogo-filósofo Le Dantec -que gustaba de em- cia genética: dicho de otro modo, su A.D.N., sus genes,
plear una terminología particular- habría dicho que el habiendo perdido su poder de autorreproducción no pue-
espermatozoide no es vivo o al menos no está dotado de den colaborar ya de ningún modo en el desarrollo del
huevo, el cual se efectuará sin amfimixia, según el modo
llamado ginogenético, para producir un organismo pura- Es curioso ver cómo el estudio del factor mitó
mente maternal. está mucho menos avanzado que el de la sustancia
De tal espermatozoide móvil, capaz de penetrar en el ditaria.
huevo y de provocar su desarrollo, pero inepto para co- Desde Oscar Hertwig, es clásico disociar, en la fecun-
operar en este desarrollo, se dirá sin duda que está vivo; dación natural, el efecto de estimulación producido por
pero ¿qué se diría de un espermatozoide que es inmóvil el espermatozoide sobre el óvulo y el efecto genético. Se
y no puede penetrar en el huevo por sus propios medios, hubiera podido creer, y efectivamente se ha creído --so-
pero que, con tal de que se le introduzca artificialmente bre todo tras el éxito de la fecundación química- que
con un fino estilete, provocará, como un espermatozoide el primero de estos efectos iba a ser fácilmente reducid
normal, como un espermatozoide intacto, la regulación a factores físico-químicos, mientras que el segundo --más
del aster iniciadora del desarrollo? «vital»- retaría mucho tiempo, y quizás siempre, al
Y este es el caso de un espermatozoide desecado, liofi- análisis fisicoquímico.
lizado, o tratado con glicerina diluída durante dos meses, Y ¿qué ha ocurrido?
o llevado a una temperatura de 45°, etc. En 1965 empezamos a estar bien documentados sobre
Se admite bastante generalmente -y principalmente la constitución molecular del A.D.N., portador de la
tras las investigaciones de Shaver sobre el huevo de información genética, y continuamos ignorando todo de
rana-- que el poder de la regulación del aster está unido la base química del factor mitógeno.
en su mayor parte a los microsomas citoplasmáticos más Todo ocurre como si, contrariamente a las suposiciones
grandes, a las mitocondrias ricas en fermentos variados, iniciales, el efecto mitógeno fuese más «vital» que el
principalmente en fermentos respiratorios, y teniendo un efecto genético.
papel importante en la síntesis de las proteínas. En esto hay una paradoja que merecería ser subra-
Entonces ¿están vivos estos microsomas dotados del yada por un historiador de las ciencias.
poder ' mitógeno? O por lo menos, para hablar como
de dar sobre la independencia -la disociación posible—
Ryback, ¿están dotados de «cierta vitalidad»? Teniendo en cuenta algunas advertencias que acabamos
he, para su persona, preguntas tan cercanas a las que que -alguna vez- ha rechazado como imposible tal o
hoy nos ocupan? ¿Y no sería ingratitud con él ignorar cual realidad, contraria a las ortodoxias del momento. La
el don que nos ha hecho mostrándonos el camino? lista de las «locuras» que han tomado rango de verdades
es larga: la ciencia oficial ha rehusado creer que las pie-
Se habla gustosamente de las lecciones doctrinales que dras puedan caer del cielo; en la audición del primer
se pueden sacar de la historia de las ciencias. fonógrafo sospechó la presencia oculta de un ventrílocuo;
Sin llegar a decir, con Paul Valéry, que la historia ha ridiculizado a Boucher de Perthes, que 'afirma la
-*el más peligroso producto que la química del inte- existencia del hombre fósil, y a Freud, que ha descifrado
lecto haya elaborado»- está incapacitada para enseñar el lenguaje del inconsciente, y a Von Frisch, que ha dilu-
nada, pues «contiene todo y da ejemplos de todo», admi-
Desde luego, la resistencia a las verdades subversivas
cidado el lenguaje de las abejas... .
tiremos, sin embargo, que las enseñanzas de la historia
de las ciencias deben ser utilizadas con circunspección. forma un capítulo muy nutrido de la historia de las
ciencias, y que no es el menos sabroso. Un ilustre guerri
llero ha sacado de ello un volumen entero, Les Fossoyeurs
Es muy instructivo, sin duda, el aprender, gracias a
ella, que la verdad se encuentra raramente en su totalidad
de un solo lado y que, para la mayoría, las grandes du Progrés...
querellas teóricas han concluido con un compromiso entre Pero, una vez más, conviene ser mesurado.
l a dos concepciones antagonistas: así ocurrió con la Estas groseras equivocaciones de la verdadera ciencia
epigénesis y la preformación, con el origen exógeno de
ciencias falsas -ocultistas, astrólogos, magos—, que, re-
no debemos dejarlas explotar por los mantenedores de
las enfermedades y su origen endógeno, con la teoría
celular y la teoría humoral de la inmunidad, etc. cordándolas sin cesar, procuran dar mala conciencia a
Toda verdad es, desde luego, incompleta y provisional, nuestro "rigor crítico cuando descartamos sus bobadas.
no está sujeta más que a correcciones. ¡Qué de errores Todo juicio comparte su riesgo, y es tener espíritu -ti-
hemos proferido en nuestra juventud! morato el abstenerse de juzgar por temor al error. Aquí
Pero no pienso que haya en esto motivo, cada vez ocurre como en el terreno del arte, donde el miedo a
que se desarrolla un debate, para refugiarse en una espe- ofender «la belleza desconocida» -así hablaba Anetok
cie de «neutralismo» perezoso donde el espíritu pierde France -no debe tornarnos complacientes a todas las co-
su fuerza y su ardor combativo. He conocido biólogos de sas insanas y a todas las chifladuras.
esta dase, que previendo conciliaciones futuras, vacilaban
en pronunciarse por el michurinismo o por el mendelo- Si hay alguna noción que se desprende claramente de
morganismo; conozco también quién espera una conci- la historia de las ciencias, y de la que tenemos que sacar
liación entre el lamarckismo y el neodarwinismo. lección, es, me parece, la extrema diversidad de cualidades
La ciencia, me parece, no gana nada con estas negativas y de facultades que han contribuido a hacer avanzar nues-
a comprometerse. No olvidemos que hay querellas en tro saber.
las que uno de los adversarios tiene francamente razón; Qué disparidad entre los investigadores, qué variedad
e incluso si la verdad no está totalmente de un solo lado, de aptitudes, de gustos, de tendencias, de estilos de espí-
hay generalmente un partido que, mejor que el otro, ritu, de sensibilidades, de temperamentos...
trabaja para ella. . Se encuentran, entre ellos, lógicos e intuitivos, experi
Todavía se permite uno, gustosamente, emplear la his- mentadores y teóricos, aficionados de pequeños hechos y
toria de las ciencias para combatir cierto dogmatismo creadores de grandes sistemas, temerarios y prudentes, há-