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El amigo del narrador le preparó una cena de espaguetis picantes y vino, pero el narrador terminó vomitando mucho debido al exceso de alcohol. Mientras vomitaba, el profesor intentó tener relaciones sexuales con el narrador a pesar de su estado, diciendo que lo amaba. A la mañana siguiente, el narrador se quedó hablando con el amigo sobre sus relaciones pasadas mientras reflexionaba sobre preferir una vida deambulando en lugar de estar atada a alguien.
Descripción original:
Fragmento de "Mi sobrina Adela", del libro "La piel dura", de Andrea Blanqué.
El amigo del narrador le preparó una cena de espaguetis picantes y vino, pero el narrador terminó vomitando mucho debido al exceso de alcohol. Mientras vomitaba, el profesor intentó tener relaciones sexuales con el narrador a pesar de su estado, diciendo que lo amaba. A la mañana siguiente, el narrador se quedó hablando con el amigo sobre sus relaciones pasadas mientras reflexionaba sobre preferir una vida deambulando en lugar de estar atada a alguien.
El amigo del narrador le preparó una cena de espaguetis picantes y vino, pero el narrador terminó vomitando mucho debido al exceso de alcohol. Mientras vomitaba, el profesor intentó tener relaciones sexuales con el narrador a pesar de su estado, diciendo que lo amaba. A la mañana siguiente, el narrador se quedó hablando con el amigo sobre sus relaciones pasadas mientras reflexionaba sobre preferir una vida deambulando en lugar de estar atada a alguien.
Me esperaba con unos spaghettis picantes y un vino tinto
trado del pueblo de sus padres. El profesor lleg un rato despus pero no cen: ya lo haba hecho en su casa. Me gust estar all, con los dos. Estaba en un pas extrao, hablaba en una lengua extraa, la casa donde me hallaba tena ms de quinientos aos, estaba tomando un vino de un sabor indescriptible. Pero el vino fue excesivo y pronto pas de las risas a vomitar. Vomit mucho, el profesor me sostena los cabellos, su amigo me limpiaba. El profesor intent hacer el amor conmigo aun en aquellas condiciones: tenamos un lecho. Hice el amor y volv a sentir un placer agudo pero an experimentaba el cuerpo del profesor como ajeno y extrahumano. l deca constantemente que me amaba, yo no lo crea. Despus volv a vomitar. No pareca darle asco. Se fue de madrugada, tena que dar clase a mis compaeros, a las ocho de la maana. Yo, en cambio falt a clase, y me qued all, aquella maana, hablando con mi amigo. Estaba acostada en una cama estrecha, y al otro lado del cuarto estaba aquel hombre, a quien no conoca casi nada. Pero me gustaba hablar con l. En esa lengua distinta de la ma. Habl mucho, haba tenido una amante, cerca de cinco caos. Ella se quera casar, y l no, porque a menudo se peleaban y aullaban. Rompan cosas. Me resultaba francamente difcil imaginarme de otro modo que deambulando. Vea pasar por las calles de Siena las Vespa con el muchacho erguido conduciendo, y la chica detrs, abrazada a la cintura. Poda ser hermoso dar besos en la nuca al novio, y este girando la cabeza, arriesgndose, para rer y hablar. Poda ser hermoso dormir todas las noches de la vida abrazada a un cuerpo tibio. En cambio, yo us siempre bolsa de agua caliente y pastillas para dormir. No me preparaba la cama, haca aos que no amasaba un pastel. El profesor volvi cerca del medioda, yo ya me senta un poco mejor y recordaba vagamente las horas de la noche.
Mi sobrina Adela, en La piel dura, de Andrea Blanqu. Edit. Planeta, 1999