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En la mañana del miércoles 21 de mayo, el bloqueo de Iquique era mantenido por la corbeta
Esmeralda y la goleta Covadonga fondeadas ambas a 2,7 Km. al norte del faro del puerto. Por su
parte el transporte Lamar se encontraba fondeado más cerca de la costa. A las seis y media de
la mañana uno de los vigías de la Covadonga, la cual se encontraba de guardia, avistó columnas
de humo acercándose desde el norte. Al reducirse la distancia, se identificó que dichas
columnas de humo correspondían a los blindados peruanos Huáscar e Independencia.
El comandante de la Covadonga, ordenó advertir la presencia del enemigo al comandante de la
Esmeralda, Arturo Prat, con un cañonazo. Este, al escuchar la señal dispuso levar el ancla,
hacer comer a la tripulación y tocar zafarrancho de combate. Además ordenó que la Covadonga
se pusiera al habla para conferenciar y que se arrojara al mar, en un saco, la correspondencia
para la escuadra chilena.
Los buques peruanos, al avistar las naves chilenas, izaron bandera de combate. El Huáscar se
encontraba más cerca al puerto. El comandante Grau arengó a su tripulación:
"Tripulantes del Huáscar: Estamos a la vista de Iquique. Allí no solo están nuestros
afligidos compatriotas de Tarapacá. Allí está el enemigo de la patria todavía impune. Ha
llegado la hora de castigarlo. Espero que lo sabréis hacer cosechando nuevos laureles y
nuevas glorias dignas de brillar al lado de Junín, Ayacucho, Abtao y el 2 de Mayo. ¡Viva
el Perú!"
Miguel Grau Seminario. 21 de mayo de 1879
Terminada la arenga, la Covadonga llegó al habla y Prat le ordenó a Condell: "¡que almuerce la
gente!, ¡reforzar las cargas!, ¡cada uno a cumplir con su deber!". Condell simplemente
respondió: "¡all right!". Terminado lo anterior se sintió una explosión y una columna de agua y
espuma se levantó cerca de ambos buques, el Huáscar había disparado su primer tiro. Se
iniciaba el combate.
Pasada una hora y media de combate, la Esmeralda no había sido impactada por ningún
proyectil del Huáscar, sus tiros pasaban largos cayendo en la playa e hiriendo a la
población.[12] [13] Cerca de las diez de la mañana, el general Juan Buendía, jefe de las
tropas peruanas en Iquique, hizo llevar a la playa 4 cañones Blakely de montaña con los
cuales empezó a disparar contra la Esmeralda.[14] Una granada mató a tres hombres y
otra hirió a otros tres. En total realizó 60 tiros y varios de fusilería. La situación se
tornó insostenible para la corbeta chilena por lo que Prat decidió cambiar su ubicación
1.000 metros más al norte. Cuando iniciaba el movimiento una granada del Huáscar
penetró por su costado de babor saliendo por estribor provocando un incendio en la
cámara de oficiales que fue prontamente controlado.
En medio del estruendo, Prat pretendió abordar el Huáscar, saltó a la cubierta del
Huáscar siendo seguido solamente por el sargento Juan de Dios Aldea y el marinero
Arsenio Canave quien perdió impulso y cayó al agua.
Una vez a bordo, Prat, armado con un sable y un revólver, avanzó hacia la torre de
mando, en el trayecto hacia ella ultimó al oficial de señales, el teniente segundo Jorge
Velarde. Al avanzar a babor de la torre de Coles, Prat recibió un balazo en la frente que
lo mató instantáneamente. A su vez el sargento Aldea cayó herido por una descarga de
fusilería sobre la cubierta.
Grau retiró su buque del costado de la Esmeralda para preparar una segunda embestida
mientras que a bordo de la Esmeralda tomó el mando el teniente Luis Uribe Orrego. Al
producirse el segundo espolonazo, se efectuó un segundo intento de abordaje por otros
doce tripulantes chilenos, al mando del teniente primero Ignacio Serrano, el cual
también resultó infructuoso.
Al tercer impacto con espolón en el sector del palo mesana y dos cañonazos que dieron a
boca de jarro, la corbeta se inclinó de proa y empezó a hundirse. A las doce diez de ese
día la Esmeralda desapareció de la superficie del mar.
Todo acabo…
Los autores peruanos incluyen los eventos hasta Punta Gruesa como parte del Combate
de Iquique.