Está en la página 1de 140
CT Irvin D. Yalom El don de la terapia Tensei da Jorge Sabet Ww emece TTT rp ok - amon es ec Eine, | AMarilyn, sun alma afi por mas de cincwenta aiios. 1 la ewenta ain sigue, OO OOO’ OO DODO OR RO OOC DORADO O66 Ob ik babel Rae ee eee ee eee Sew wren Iwrropuccion, Est oscuro. Hego a su consultorio pero tno lo pueda encontrar. Su consulloro es. td vacto. Esro.y mir alrededor. Lo tisioo (nue hay ex su sombrero panama. esto. bierto de elas. Los suettos de mis pacientes han cambiado. Las telara- fas cubren mi sombrero. Mi consultorio esta oscuro y de- sierto, No me encuentran por ningéin Indo. Mis pacientes se preocupan por mi salud: gEstaré toda via aqui lo sufieiente como para el largo tiempo que supo- hne una terapia? Cuando parto de vacaciones temen que ja- ims vuelva, Se imaginan que asisten a mi funeral o que vislean mi tumba, ‘Mis pacientes no me dejan olvidar que envejezco. Pero slo cumplen con su trabajo: zNo les he pedido que de- ‘musstren sus sentimientos, sus pensamientos y sus Suenos? Incliso los pacientes potenciales se unen al coro y, de ma- ners infalible, me saludan con la pregunta: “¢Tedavia acep- 1a pacientes?" ‘Uno de nuestros principales modes de negarla muerte es In ereencia en la condicién especial dela propia persona, Ia ‘conviccion de que estamos exentos de la necesidad biol6gi spay de que la vida no nos tratard con Ia misma dureza con ‘que trata alos demas, Recuerdo una visita que hice a un op- tometrista, hace muchos aes, debido a una disminucin de Ia visiin, Me pregunté mi edad y luogo respondis: "gOuaren- tay ocho, ch? SF, [va justo con el cronogramal” Por supuesto, conscientemente, sabsa que tenfa razén pero desde el fondo de mit se alz6 un grito: “Qué cronogra Ina? gOuién se maneja por cronogramas? Me parece muy ‘bien que usted y los demés sigan un cronograma, pero yo, or supuesto que no", 'Y por eso intimida darse cuenta de que estoy entrando ‘en un perfodo tardio y bien definido de la vida. Mis metas, Intereses y ambielones estén cambiando de una manera predecible. Erik Erikson, en #4 estudio sobre el ciclo de la ‘ida, designs esta etapa tardia de la vida como genevativi- dad, una era posnarcisista en la que la atencién pasa de la ‘expansién de s{ mismo al euidado y preocupacién por las generaciones siguientes. ‘Ahora, al llegar los sctenta, puedo apreciar la claridad: de su vision, Su concepto de Is generatividad me agrada, ‘Quiero pasar alos otros lo que he aprendido. Y cuanto antes ero ofrecer consefo e inspiractén a la siguiente gene racign de psfeoterapeutas es excesivamente problemtico hoy en dia por la gran crisisen la que se encuentra nuestra profesion, Un sistema de salud manejado segdn razones ‘ccondmicas impone usa modificacién radical de Ios trata Inientos psicoldgicos y la psicoterapia ahora esté obligada ‘a modernizarse—es decir, a ser, ante todo, econémica y por fende necesariamente breve, superficial einsustancial-—~ Me preocupa dénde podré formarse la siguiente gene- racién de pricoterapeutas. No en los programas de forma. ‘i6n de las residencias en psiquiatria, La psiquiatria ests muy cerca de abandonar el campo dela psicoterapia. Los jovenes psiquiatras estin obligados a expecializarse on pst ‘cofarmacologta porque quienes pagan por los tratamientos ‘ahora reembolsan los gastos de una psicoterapia sélo sila Drindan practicantes que exijan por su trabajo remuners- ciones bajas (es decir aquellos que tienen menos forma- ‘i6n). Parece un hecho cierto que la presente generacion de Psiquiatras clinicos, especalizados tanto en psicoterapia di pémica como en tratamiento farmacol6gico, es una espe: tie en peligro de extincién. {Fr qué se puede decir de los programas de formacion, cen pricologta clinica, la eleccién logiea para Ilenar esa bre- ‘cha? Despraciadament, los psicélogos clinicos enfrentan Jas mismas presiones de mercado y la mayorta de las escue- Jas de peicologia que otorgan doctorados estén respondien- do scans presiones ensefiando una terapia orientada al sin- toma, breve y, por ello mismo, reembolsable. ‘De modo tal que me preacupo por Ia psicoterapia: 6 imo puede deformarse por presiomes econémieas y empo- ‘Greeerse con programas de formacién abreviados de mane- ta madical. No obstante, tengo fe de que en el futuro una jgoneracion de terapeutas proveniontes de una variedad de “isciplinas educacionales (psicdlogos, counselors, trabaj Gores sociales, consejeros pastorales, iésofos clinics) con: finuaiain consagrandose a una rigurosa formacién de pos- igrado e, incluso, en medio de la fiebre de la medicina propaga, encontrarin pacientes descosos de un crecimien- Toy un cambio profundes y dispuestos a realizar un com: ‘promiso de final abjerto con la terapia. Es para estos tera- Poutar y para estos pacientes que eseribo EI dom de la terapia. ‘Alolango de estas paginas prevengo a los estudiantes en outta del sectarismo ¥ es aconsejo un pluralismo terapéu- tieo en el que se extraen intervenciones efleaces de varios tafogues de terapia diferentes. Sin embargo personalmen- te trabajo, en su mayor parte, desde un marco de referen- ‘a interpersonal y existencial, De alli que la mayoris de los Consejos siguientes provengan de una w otra de estas pers- Desde que entré por primera vex en el campo de la psi= quiatrfa, siempre tuve dos intereses constantes: la terapia. n de grupo y la terapia existencial. Estos intereses son para- Jelos pero independientesm, no practico “terapin gripal cexisteneial"; de hecho, no sé qué podria ser tal cosa. Las dos ‘modalidades son diferentes, no slo a causa del formato (es decir, un grupo de aproximadamente seis a nueve miem- bros frente Ia situacion de uno a uno para la terapia exis- tencial), sino de su marco de referencia fundamental. Cuai- do veo pacientes en la terapia grupal trabajo desde un marco de referencia interpersonal y parto de la suposieién dde que los pacientes caen en la desesperacién debido a st incapacidad para desarrollar y mantener relaciones inter- personales gratificantes. ‘Sin embargo, cuando opero desde un marco existencial de referencia, parto de una suposicién muy distinta: los pa- ‘lentes eaen en la desesperacion como resultado de una ‘onfrontacién con los hechos crueles de Ia condicién hi ‘mana, las condiciones o “datos” de la existencia, Dado que ‘muchas de las propuestas de este ibro surgen de un marco cexistencial que quizé desconozean muchos lectores, corres: onde na bev inode, Definicién de psicoterapia existencial La psicoterapia existencial es wr enfoque terapéutico dindmnico que se centr en probleméticas que tienen sus raices en la existencia. Permftanme ampliar esta concisa definicion clarifican- dol término “enfoquedinamieo”. El término dindmico tie- ne tanto un sentido vulgar como un sentido téenica, El sen- {ido mas prosaico de dindmico (derivado del verbo griego dynasthai, tener fuerza 0 poder) y que implica la posesion de energia 0 vitalidad (por ejemplo euando en inglés deci- ‘mos un dynamo, un corredor enérgico de fitbol un poten- te orador politico) obviamente no resulta relevante para es- ta definicién, Pero si ése fuese ol sentido aplieado a nuestra Profesion, entonees, zqué terapeuta afimaria no ser diné- ‘ico?, oen otras palabras, gquién afirmaria ser wn terapes- ta perezoso o inerte? 2 No, yo utiliza cl término “dingmico” en su sentido tée- nico, que retiene la idea de fuerza pero enraizado en el mo- elo del funclonamiznto mental propuesto por Freud, que postula que fuerzas en conflicto en el interior del individuo fgeneran sus pensamientos, sus emociones y su comporta- Imiento, Ademas —y éste es un punto crucial—estasfuerzas en confliro exsten en distintos nivel de conciencia; de he- ‘cho algunas son completamente inconscientes. ‘De modo que la palcoterapia existencial es una terapi dindonica que, como las distintas terapias psicoanaliticas, parte del supuesto de que las fuerzas inconscientes inilu- yen en el funcionamiento consciente. Sin embargo, se apar- tae las distintas ideologias psicoanaliticas cuando formu amos la siguiente pregunta: zcudl es la naturaleza de las fuerzas internas en conflicto? "El enfogue de la psicoterapia existencial postula que el conflict interior que nos atormenta surge no sélo de nues- tra ucha con fuerzas instintivas reprimidas o con figuras ‘adultas significativas que tenemos internalizadas © con fragmentos de recuerdos traumsticos, sino también de nuestra confrontacion con los hechos de la existencia 2Y cuales son estos hechos de la existencia? Si nos per- _itimos dejar @ un lado o poner entre paréntesis las preo- ‘Supaciones cotidianas de Ia vida y reflexionar profunda- mente sobre nuestra situacién en el mundo, llegamos inevitablemente alas estructuras més fundamentales de la texistencia (alas cuestiones o “preacupactones tltimas”, pa- tm utilizar los términos del teélogo Paul Tiich). Cuatro ‘cuestiones sltimas, a mi parecer, son especialmente rele- vantes para la psicoterapia: la muerte el aislamiento, el sen- {ido de la vida y la libertad. (Cada una de estas cuestiones ‘Skimas seré definida y discutida en una seccién especial.) ‘A menude los estudiantes me han preguntado por aus no abogo por programas de formacion en psicoterapia exis- tencial, La razén es que nunca he considerado ala psicote- 18 rapia existencial como una escuela ideoligica separada ein- dependiente. En vez de intentar desatrollar una formacién, ‘curricular en psicoterapia existencial, prefiero complemen: tarla educacién de todos los terapeutas dinémieos con una buena formacién, incrementando su sensibilidad para los temas exstenciales. Proceso y contenido. ¢Cémo es en Ia préctica la terapla cexistencial? Para responder a esa pregunta se debe tener en {cuenta tanto el “contenido” como el “proceso”, los dos as- pectos finndamentales del discurso terapeutico, El “conte nido” es lo que el término mismo indica: las palabras exac- ss que se dicen, los temas sustanciales que se tocan, El ‘proceso” se refiere a una dimensién enteramente distinta| y de una importancia enorme: la relaciéa interpersonal en- tee paciente y el terapeuta, Cuando preguntamos por el “proceso” de una interac- lon, lo que queremos decir es: Qué nos dicen Iss palabras (y también el comportamiento no verbal) sobre la natura Jeza de la relacién entre las partes involicradas en la inte accion?’ Stalguien observara mis sesiones de terapia, quiz bus- ccarfaen vano largas discusiones explicit sobre la muerte, Jalibertad, el significado de la vida oe ailamiento existe. cial. Tal contenido existencial quizé solo sea importante pa- ra algunos pacientes (no para todos) en determinada etapa dea terapia (no en todas). De hecho, un terapeuta eflcien- te no deberia nunca forzar la diseusidn de ninguna de las reas del contenido: No es la teoria la que debe gir la tera- a, sino la relacin. ?Pero si se observan las mismas sesiones en busca de al- gan proceso caracteristico derivado de tna orientacion ccxisteneial, entonces la historia sera completamente distin- ‘a, Una sensibildad exacerbada porlos temas existenciales| “ influcncia profuandamente en la naturaleza de a relacién en- tre elterapeutay el pacienteyafecta cada wna de ls sesiones de terapia. . ‘Yo mismo me sorprendo de la forma peculiar que ha to- mado este libro, Nunca pensé que alguna vez escribirfa un libro que contuviese una serie de consejos para terapeutas. ‘Sin embargo, al mirar atrés, reconozco cl momento preci- ss de su concepelén. Hace dos anos, después de visitar los jandines Japoneses Huntington, en Pasadena, vi que en la biblioteca habia una exhibicién sobre los bros del Rena- cimiento més vendidos en Gran Bretafa y me di una vuel- ts. Tres delos diez volimenes exhibidos eran libros listados Daj el rotulo de "consejos": sobre cria de animales, cost nny Jardineria, Me sorprendi6 que incluso’ entonces, cien- os de afios antes, justo después de la invencién de In im- pprenta, una lista de consejos atrajese la atencién de las ‘multitudes. lace afi tratéa tna eseritora que, tras haber fracas do en Iaesoritura de dos libros consecutivos, decidi6 no vol- ver a emprender ningtin otro hasta que no spareciese una jdea de un libro que realmente “le mordiese el trasero”. Me ref del comentatio pero no comprenat realmente a lo que Cla se referia hasta ese momento en la Biblioteca Hunting- ton cuando Ia idea de escribir un ibro de consejos “me mor- i6elteasera.Deinmedito desl postrear tos prover tos Iiterarios, comenzar a revisar mis notss clinicas y ‘cseribir una carta ablerta a los terapeutas principiantes. "Bl fantasma de Rainer Maria Rilke estuvo rondando du rante Ia eseritura de este libro. Poco antes de mi experien- tia de la Biblioteca Huntington, haba releido su Cartas a tun joven poeta y conselentemente haba intentado elevar- ‘me asu estindar de honestidad, amplitud y generosidad de spirit. ‘Los consejos de este libro fueron extrafdos de notas de ‘cuarenta y cinco afios de prictca. Es una mélange idosiners 15 rereereeeeeeee Sea de ideas y tSeniens que me resultaron Giles en el ejerck- cio de mi profesion, Estas ideas son tan personales, tan em- pecinadamente subjetivas y en ocasiones tan originales que es improbable que el lector las encuentre en otra parte. Por ‘eso, este ibro no intenta ser un mania sistemtico; preten- do, por el contrario, que sia como un suplemento aun pro- tgrama de formacién abareativo.Seleccloné Ins ochenta y cin- co catogorias que contiene este volumen al az guiado mas ‘por la pasién que siento por mi trabajo que por cualquier or- den sistema en particular: Comencé con ua lista de mis de doscientos consejos y inalmente deseatté todas aquellos que ‘no me entusiasmaban demasiado, tro factor mas influy6 en mi seleoeén de estos ochenta, cinco puntos. Mis novelas y eventos reclentes contienen des ‘ripciones de procedimientos terapéaticos que me han rest ‘ado titles en el trabajo linico pero, dado que mi ficcn tie ne un tono eémico ya menudo burlesco, no queda claro para _muchos lectores si hablo en serio acerea de los procedimien- tos terapéutions que allt describo, Eldon dela terapia me ofr ce la oportunidad de poner las cosas en clare, ‘Como se trata de una coleccisn basica de intervencio- nes 0 afirmaciones favoritas, este libro es largo en técnica y corto en teorfa. A los lectores que busquen mis funda- mento te6rico tal vez les agrade leer mis textos Psicoterapia existencialy Teoria y prdctica de la psicoterapia de grupo, los Libros madre de este trabajo Habigndome formado en medicina y psiquiatria, me he Inabituado al término paciente (del latin patiens: el que fre o soporta) pero lo utilign como sindnima de cliente, la * tn inglés se denomina con laplabra clint a quien contrat fos servicios de as profesionesIiberales, las agencias eaten me dca y las oficihas del gobierno, a diferencia de quien reali lx ‘compra dealin bien que so designa con el termino decustomer (edn) 16 | | apclacién comtn de Ia tradicion psicol6gica y de counse- Ting, Para algunos el término paciente sugiere una postisra terapéutica autortaria, descomprometida, desinteresada y altiva. Pero sigan leyendo: mi propésito es alentar todo el tiempo una relacién terapéutica basada en el compromiso, Ia apertura y la igualdad. ‘Muchos libros, el mio ineluido, consisten en un néme- ro limitado de puntos fundamentales y luego bastante Teno que conecta los puntos de una manera elegante, Co- mo he seleccionado un gran nimero de stgerencias, ‘muchas independientes, y he agregado poco relleno y tran sictones, la lectura del texto resultars necesatiamente epi- sédica y algo entrecortada ‘Aunque escogt esta seleccion al azar, y espero que los lectores caten estas propuestes de una manera asistemati ca, he tratado a posteriori de agruparlas de un modo que fa vorezea st lectura 1La primera secci6n (I-40) estd dedicada a la naturaleza della relacién terapeuta-paciente, con un énfasis particular fenel ‘aqufy ahora’, el uso que hace de sf mismo l trapeu- tay la apertura” dl terapesta siguiente seccion (41-51) pasa del proceso al conte snido y sugiere métodos para explorar las cuestiones dltimas dde la muerte, el significado de la vida y Ia libertad (inche- yendo la responsabilidad y la decisin. ‘La tereera seceién (52-76) abordla una variedad de temas ‘que surgen durante la conducei6n cotidiana de una terapia ‘Ena cuarta seccién (77-83) abordo a utlizacién de los suefios en la terspia, * La palabra en ings es disclosure, de del traduceién. Ea tn- les expres cl acto de revel algo y ol contenido de dicha reve- Tacidn, de exponerio, de hacerto pablic, verbo del cual pro- viene este nomen actionis es disclose (des-corear) y desiga la accion de hacer suber descubrs;revlar:(N. del) = La secci6n final (8485) diseute los obstéculos y los pri- vilegios de ser un terapeuts. Fl texto esta salpicado con muchas de mis frases ¢ in- tervenciones favorites. Al mismo tiempo tro de alentar Ia ‘espontaneidad y Ia creatividad. Por lo tanto no considere iis intervenciones idiosinerésicas como la receta de un procedimiento especifico; representan mi propio estilo y mi propia vor. Muchos estudiantes encontraysn que otras pos- tras tedrieas y otros estilo téenicos son mas compatibles con ellos. Los consejos do est libro derivan de mi préctica eliniea con pacientes de funcionamiento alta o moderado (nas que con aquellos que son psicoticos 6 marcadamente iscapacitados) en reuniones de una vez, 0 menos comuin= ‘mente, dos o tres veces por semana durante nos meses 0 Ihasta dos 0 tres afios. Mis metas terapéuticas con estos pa- lentes son ambiciosas: ademss de la desaparicidn del sin- toma y el alivio del dolor, intento facilitar el crecimiento personal yun cambio bisico de career Sé que muchos de los lectores pueden tener tna situacién clinica diferente, un distinto entomo con una poblacién de pacientes diferente yuna duracién més breve de las terapias. Sin embargo, es- pero que los lectores encuentren sus propias formas creat ‘vas de adaptar y aplicar lo que he aprendide a su particu- Ir situacidin de trabajo. 18 Ackapecnmnnres ‘Muchos me han asistido en I eseritura de este libro, Pri- ‘mero, como siempre, estoy enteramente en deuda con mi fesposa, Marilyn, mi primera y més minuciosa lector. Vac os coleyas leyeron y erticaron expertamente toxlo ell ma snuscrito: Murray Bilmes, Peter Rosenbatim, David Spiegel, Ruthellen Josselson y Saul Spiro. Muchos cologas'y estdian. ‘es criticaron partes del mismo: Neil Brast, Rick Van Rheenen, ‘Martel Bryant, Ivan Gandzel, Randy Weingarten, Ines Roe, Evelyn Beck, Susan Goldberg, Tracy Larue Yalom y Scott Higley Algunos miembros de mi grupo de apoyo profesio- znal me brindaron su tiempo para diseutir seeciones de este libro. Varios de mis pacientes me permitieron inchsir inci denies ysuettos de sus terapias. A tos, mi gratitud, 19 Cartroto 1 Quite 16s obstaculos al crecimiento ‘Cuando cra un joven estudiante de psicoterapia y trata- ba de encontrar mi camino en esos estudios, el bro mas ‘itll que lef fue Neurosis y crecimiento humano de Karen Horney. ¥el concepto mas sencillo y ttl de ese libro era Ia nocidn de que el ser humane tiene tuna propensiéa inna hhacia Ia autorrealizacién. Si se quitan los obstéeulos, ereia Homey, el individuo se desarrollaré hasta convertirse en un adulto plenamente realizado, del mismo modo que wna be- Iota se desarrollara hasta converte en un roble, "Del mismo modo que uns bellota se desarrollaré hasta ccomvertrse en un roble...” (Qué imagen tan maravillosay li beradora! Cambié para siempre mi enfoque de la terapi offeciéndome una nueva visién de mi trabajo: mi tarea era ‘quitar los obstéculos que bloqueaban el camino del pacten- te. Yo no tenia que hacer todo el trabajo; no tenia que insu far en el paciente el desco de crecer, a euriosidad, la volun- tad, el celo por la vida, el culdado, Ia lealtad o wna mirfada de caracteristicas que nos vuelven humanos de una manera total No, lo que tenfa que hacer era identificar y quitar obs- ‘culos. El resto seguiria automaticamente, alimentado por Jas fuerzas interiores de autorrealizacion del paciente. Recuerdo a una joven viuda con, como ella misma de- fa, un “eoraz6n fallado”: una incapacidad para volver a ‘amar otra vez en sa vida. Me resultaba intimidante abordar Ia incapacidad de amar: No sabfa cémo hacerlo, Pero dedi- ‘céndome a identificar y arrancar de raiz sus muchos blo- ‘queos para amar, logré hacerlo. a Pronto supe que ella sents el amor como una traicion, Amar otro ora traicionar a su esposo muerte; sentia que cera como dar los limos martillazos a los claves dl ataid do su marido, Amar a otro tan profundamente como ama- ‘ba a su marido (y no se conformaria con menos) significa- ‘ba que el amor por su marido habia sido de agin modo in- ‘sufleiente o imperfecto. Amar a otro seria autodestructivo ‘porque la pérdida y el dolor de la pérdida eran inevitables, Sentia quc amar a otro era una irresponsebilidad: ella era ‘mala y trafa mala suerte ysu beso era el beso dela muerte. ‘Trabajamos duro durante meses para identificar todos estos obsticulos para amar a otro hombre, Durante meses Itichamos de uno en uno con cada obsticuloirracional. Pe- +o una vez que lo hicimos, los procesos internos de la pa- ‘iente tomaron el control: conoci6 a un hombre, seenamo- 16 y volvié a casarse. No tuve que ensefiacle a buscar, a dar, ‘ brindar carino y a amar; no habria sabido eémo hacerlo. ‘Unas pocas palabras sobre Karen Horney: su nombre es

También podría gustarte