EL DESORDEN
La teoria del caos y las ciencias sociales.
Elogio de la fecundidad del movimiento
por
Georges Balandier
gedisa
2.0.10 -44
BS
PRIMERA PARTE
ORDEN Y DESORDENil
El mito proclama el orden primordial
La ciencia quiso primero 1a muerte del mito, como la raz6n la de-
saparicién de Jo irracional. Ha visto en é! el obstdculo para lograr una
verdadera comprensi6n del mundo, ha desencadenado una guerra inter-
minable contra el pensamiento mftico. Valéry ha glorificado esta lucha
iguas”: “Lo que perece por un poco
mds de precisién es un mito; bajo el rigor de la mirada y bajo los golpes
‘multiplicados y convergentes de las preguntas y las interrogaciones ca-
tegéricas con que el espfritu despiesto se arma por todas partes, veis
morir los mitos”, (1) Sin embargo, el mito no tiene una vida diffcil y sus
metamorfosis lo mantienen presente en todas partes. Asimismo, la
cciencia actual busca menos su erradicacién que su aislamiento. Cuando
ella traza sus propios Ifmites —las fronteras de lo posible, las de Io real,
segtin la formulacién de Frangois Jacob—, deja al mito—y al suefio, se
‘dice—el campo que les pertenece. Les concede lo que ella jamés podré
reivindicar; dar sentido, proponer justificaciones morales, presentar
una visién del mundo. El pensamiento cient{fico plantea las preguntas,
el pensamiento mftico da las respuestas, las explicaciones que no se si-
‘ian evidentemente en el mismo registro que la interrogacién erudita.
‘Son dos usos de Ia raz6n, dos procedimientos que permiten poner orden
e inteligibilidad en el universo y Hegar a este ultimo mediante “relatos”
absolutamente distintos por su modo de produccién, por la ldgica, la au-
toridad y 1a inscripeién en Ia duracién que les son propias. El relato
cientifico es corregible y corregido. El relato mitico, una vez estableci-
do, requiere una perennidad y no varfa realmente sino manteniendo sus
apariencias, su forma;'se inscribe en una tradici6n, echa rafces, y es la
Imigfacién lo que provoca sus metamorfosis en otros lugares.
Esta separacién niftida ha sido negada a veces, sobre todo por Ma-
nuel de Diéguez que entrevé un “relato oculto” e inconsciente “bajo el
relato descriptivo del sabio”, Este autor enuncia la siguiente pregunta:
1{Cudl es el antropomorfismo de Ia ciencia en su mito secreto, a partir
del cual el sabio conliere a su ver intcligibilidad al universo?™ Y esta
pregunta desemboca en una respuesta interrogativa y provocativa: “ZY
fuese por un relato tan ingenuo como el de los salvajes?”. (2) Los
cienifficos actuales hacen la separaci6n, pero admitiendo una doble
legitimidad: los dos. €tursos no tienen una medida comiin, son dos
caminos diferentes del pensamierito que no deben confundirse en las
tentativas de acceso a lo real; son dos précticas del conocimiento que
cengendran efectos totalmente distintos: ninguno esté equivocado, nin-
gguno tiene razén. (3) La certidumbre de esta divisién se debilita sin em-
bargo cuando se vuelve a la historia de laciencia: ala consideracién del
mito relacionado con los orfgenes de la ciencia y del mito cientifico
‘zctual; cuando el sabio se interroga sobre la realidad de los seres cient-
ficos que estudia; cuando se pregunta si existen independientemente de
toda observacién humana, como lo hace en el “gran debate de la tcorfa
ccudntica”. (4) lya Prigogine e Isabelle Stengers han sefialado el pareci-
doy la diferencia, han aproximado y disnciado: “Igual que 10s mitos y
fas cosmolog(as, 1a ciencia parece tratar de comprender la naturaleza
del mundo, la manera en que esté organizado, el lugar que ocupan los
‘hombres en €1”; pero el pensamiento cientifico se aleja de la interroga-
‘cin mitol6gica al someterse “a los procedimientos de la verificacién y
de la discusi6n crftica.” (5) El relato mitico, en cambio, se impone por
Su avloridad, depende de una hermen¢utica (interpretacién) y de una
cexégesis (explicitacion):,
‘El mito, por naturalcza, no tiene comprobacién. De ahi resulta a in-
certidumbre de su identificaci6n. El mythos gricgo remite igualmente a
1a palabra mentirosa, generadora de ilusion, como a Ja palabra capaz de
alcanzar la verdad; esto Uev6 a Arisi6icles a 1a conclusién de que “el
amor a los mitos es de alguna manera amor ala sabidurfa”. En este caso
Se le reconoce al mito el poder de inclinar el espfritu a la investigaci6n,
‘comenzando por la biisqueda de su propio sentido, pues tanto misterio y
‘oscuridad contiene. Es incluso debido aesta dificultad, a su forma enig-
‘itica, que el mito fascina, obligando al desciframiento, a a Jectura
inicidtica, Segdin la concepcién griega, el milo que no ilusiona pose
ites caracteres: se refiere a Io que est en el origen, en el comicnzo; re-
mite, por ser un relato, a la temporalidad, pero no a la de una sucesién
de acontecimientos hist6ricos sino a la de un tiempo fundante durante el
‘ual se engendra un orden; se liga con lamemoria en cuanto ésta ¢s una
revelacién que permite acceder a realidades ocultas..
‘Schelling, en la Filosoffa de la mitoiog(a, le confiere al mito un va~
or elevado: lo considera suprarracional, Lo califica de relato concreto
fijado en la memoria, Ja lengua, la creaci6n, un relato que restituye me-
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diante Ia simbolizaci6n los momentos y los fenémenos originales. El
mito remite a una realidad primordial que preexiste a una profundidad
nisteriosa y que se traduce con signos, imagenes y reflejos cn nuestro
mundo, Relaciona dos mundos, manifiesta lo oculto, transmite una par-
te de la verdad. Ayuda a la conciencia a llegar al descubrimiento de un
proceso teogdnico y cosmogénico. Cassirer, refiriéadose a las formas
Simbélicas y tomando como base las adquisiciones de la antropolog(®,
‘considera que el mito es el saber colectivo originario que permite es-
tnucturar y dar sentido al universo sensible; es la expresi6n de una difl-
cil bisqueda del secreto del origen, de una puesta en orden pristina del
‘mundo de las cosas y los hombres. Pero, mas que en el mito, Cassirer
pone el acento en el pensamiento miftico, en la manera en que éste fun-
Giona y da unidad a la diversidad de sus producciones. Afirma su per-
manencia, su omnipresencia, No considera que sea un momento de a
historia del conocimiento: las formas del pensamienio mitico y las de 1a
racionalidad se desarrollan en dos planos diferentes; el sentido del mito
‘se mantiene junto a lo que puedé decir el pensamiento racional, o en su
interior.
El mito es irreductible; su interpretacién, inagotable. Los filésofos
Johan interrogado y a veces Ic han olorgado una funcién didactica. Las
iencias hummanas han multiplicado las tentativas tendientes a precisat
Su naturaleza (ise trata de un rasgo de mentalidad, un lenguaje, un dis-
curso del inconsciente?), determinar sus funciones (Jes un conocimien-
to ilusorio, una memoria que fija al pasado transfiguréndolo, una cons
titucién que rige el conformismo social, un aspecto de la creaciGn de to
‘da cultura?), precisar su historia (est4 condenado a desaparecer por lo:
progresos de la razén?), Gracias a una especie de "mito del mito”, Ic
Jmaginario se nulre incansablemente de los productos del pensamicnic
milico, El comentario mitol6gico no tiene fin, Lo que me importa, er
este texto, es la I6gica que acta para dar al mundo una unidad, un or
en, un sentido primordial; es captar eémo la creacién pensada a parti
ide un caos inicial impone sin cesar el doble juego de las fuerzas del or
den y el desorden, y las figuras mediante las cuales aquéllas aciian.
En el comienzo era el caos
El tiempo de los comienzos remite afuera del tiempo, cuando nad:
existfa, cuando todo debia ser creado —cada elemento progresivamen
te puesto en su lugar—o, incluso, a una suspensién del tiempo hist6ri
‘co, cuando los hombres transforman 1a esperanza en ruptura del order
establecido, convierten un presente vivido, asemejedo al desorden y a
16‘mal, en un futuro portador de un orden diferente y descado. Tiempo del
nacimiento del mundo o tiempo de la espera de una nueva sociedad. La
antropologta se ocupa del primero considerando Ins cosmologtas, los
sistemas simb6licos, las definiciones de 1a persona, los juegos de pa-
labras y las précticas que fundan y mantienen una cultura de la tradi-
cin, La historia y la sociologfa de las religiones consideran los mo-
‘mentos en que una fractura rompe el acuerdo del hombre con la socie-
dad y la cultura, cuando toma forma el proyecto de un nuevo comienzo,
de una re-creacién por la cual todo se encuentra en juego: las relaciones
de los hombres con las potencias que los dominan y sus relaciones
Primer ejemplo: “una cosmogonfa tan rica como la de Hesfodo”, y,
ademés, todavia viva, a la que se refieren, por la lectura del mito y su
‘simbolismo, los trabajos de Marcel Griaule y sus colaboradores dedica-
dos a los Dogon de Malf. La narracién de las creaciones, ellas mismas
productos del ‘‘verbo” en el origen, se une a un comentario filoséfico
(una metafisica) y una teologfa. Es el resultado de fragmentos de mitos
y saberes, transmitidos en un estado disperso, relacionados y ordenados
‘seguin Ia I6gica de los comentaristas (y sabios) dogones. Es necesario
“comenzar en la aurora de las cosas”, dice el més ilustre de ellos, iden-
tificar los gérmenes o signos de los cuales ellas proceden. En los orfge-
nes, una figura divina y Unica, hecha de cuatro partes correspondientes
alos cuatro elementos, que concibe el plan del mundo en “palabras” a
fin de realizarlo en la materia, De una especie de juego césmico, resul-
1a.un primer universo —las estrellas, el sol, Ia luna y la tierra, semejan-
te a un cuerpo de mujer—, pero esta génesis fracasa, el “primer desor-
den” manifiesta las “dificultades de Dios”. Este mundo sin cohesion
debe ser destruido,
Es necesario realizar otra creaciGn, agitando y mezclando los cua-
tro elementos; el hombre seri su base. El relato que lo cuenta adquiere
entonces una riqueza enorme, Asocia una mitologfa de los movimien-
tos —Ia espiral, las vibraciones que son la forma inicial de Ja vida—,
con una mitologia de lo vegetal, del Arbol y del grano, con una mitolo-
fa del agua, relacionada con el cielo y con el pez, y una mitologta de
los seres que culmina con el advenimiento del hombre, Entonces la hu-
manidad se desarrolla y la vida se organiza en la tierra por el reparto de
Jas regiones cultivables, la institucién del matrimonio, la invencién y el
desarrollo de las técnicas. El tugar, a regla, el instrumento fundan un
orden de los hombres, pero en él el desorden trabaja, y de él procede ini-
cialmente, a través de las peripecias que relatan la gesta de los ancestros
infticos y la de los ancestros “sociol6gicos”, Se descubre siempre en ac-
cin una figura del desorden, c6smica, miftica 0 humana.
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Las primeras criaturas vivientes formadas por Dios (el Unico) son
dos parejas de gemelos andréginos con rasgos dominantes masculinos:
‘uno de ellos realiza la unin, la armonfa, el otso leva en sf el desgarra-
‘iento y la separaci6n, EI plan divino era crear dos parejas de gemclos
correspondientes;. de haberse levado a cabo, se habrfa logrado 1a for-
macién de ocho criaturas perfectas de las cuales nacerfan bajo forma
humana otros seres perfectos y, conjuntamente, un universo ilimitado y ”?
armonizado, resultante de la liberaci6n realizada por Dios de todas las,
cosas todavia concentradas en El. El proyecto de armonfa inmediata
‘malogrado por Ia falta cometida por uno de los gemelos de 1a pareja
”.
(13) Temas eetomados en ates (a0 publica, EH. ES. S) do D. Lima
Handem: Nate et fncionnanen du pouvoir ches ls Balena Bassa
(04) Foes, Mpa ond Jobin Wes ian Religion, Cambridge, Ce
bridge Univers res, 1959.
(45) Balanier,G: Anthropologie poligue, Pars. U.P. A. 1984 cap,
VII, “Tradition et modernité”. oP
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Negri, Antonio. El Poder Constituyente. Ensayo Sobre Las Alternativas de La Modernidad. Barcelona, Libertarias - Prodhufi, 1994, Cap. 7. La Constitución de La Potencia, Págs. 369 - 408.