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Y una vez creado el sujeto físicamente masculino, vive en ese rol con tal
convicción histriónica que, en ese universo de nieblas y espejos, termina
creyéndose sus propias mentiras: una personalidad caracterizada por metas
masculinas, gustos y desagrados masculinos, valores masculinos, hobbies
masculinos, perfectamente actuados, como si se tratase de su auténtica
realidad. Pero ese tinglado no es auténtico, para nada! Apenas es su pasaporte
y su visa para “pasar” por lo que no es. Qué fatigante esa vida de permanente
actor por obligación!
Tener en cuenta que no se trata de una carrera rectilínea, divertida. Sino que
es una competencia de obstáculos peligrosos sobre terreno accidentado. Se
trata de un parto y como en todo parto cabe la posibilidad cierta de que se
trate de un proceso largo, difícil, muy doloroso y plagado de dudas, por
momentos. Además implica la muerte de un viejo personaje, muy poco
querido, pero que nos acompañó durante tantos años. En esta galería de
suplicios, que desnuda la falacia de “es una elección de estilo de vida”, nadie
puede negar que al final del túnel brilla la alegría que produce la expectativa
de una nueva vida, un comienzo tan esperado como tantas veces fuese
amenazado y postergado.
Considero que hemos llegado al punto apropiado de esta exposición para
expresarme respecto de los rótulos: travesti (TV) (o crossdresser (CD)),
transgénero (TG) y transexual (TS): Al margen de sus definiciones técnicas
(sólo-ropa, pre-op, post-op) tengo la certeza, basada en muchos casos
observados, de que se trata de ajustes negociados del conflicto entre el natural
y subjetivo género femenino (la identidad de género) y el imperativo social de
ser “normal”; el CÓMO, CUÁNTO Y HASTA DÓNDE correr la frontera entre “la
chica que no se aguanta más el encierro” y la “persona masculina” que con
tanto dolor y esfuerzo construyó en su adolescencia. Al respecto, cabe
comentar que no existe una solución óptima, sólo puede haber una
solución personal, subjetiva: una frontera móvil, dinámica, que se re-define día-
a-día. Durante la afirmación sexual surgen dudas y también revelaciones. Lo
que un día fue así, otro día podrá ser un error, (“demasiado”), o una etapa
superada (“hay que seguir avanzando”). Distintas actitudes se imponen en los
distintos momentos de la demolición.
Así que antes de dar pasos por cuenta propia, conviene conversar
extensamente con un clínico de confianza, como primera aproximación. Luego
con un psicólogo (NO CON UN SACERDOTE) que nos aporte una visión
imparcial, objetiva. Porque tras pasar toda una vida engañando al universo (lo
que nos incluye), llega un momento que no se sabe qué es real y qué es
ilusorio. Si bien es cierto que sólo el personaje central de la novela sabe hacia
dónde y hasta dónde ir, justo será admitir que en la polvareda del combate
interior reina una confusión paradigmática. Además, ante cualquier decisión
trascendental en la vida (y esta lo es!) conviene consultar con un profesional
experimentado y confiable que pueda percibir nuestro verdadero rostro y
nuestra verdadera situación. También nos puede ayudar a decidir el cómo y
el cuándo “anunciar la buena nueva”.
Difícilmente me creerán si afirmo con toda seriedad que algunos pocos casos
se diluyen en medio de estas consultas. Y menos aún (afortunadamente)
resultan casos psiquiátricos, donde la familia tendrá que llorar otro tipo de
inesperada tragedia. Una familia culta o extremadamente comprensiva podrá
resolver la situación sin implicar la destrucción del hogar. No en todos los casos
es imprescindible pasar por la terapia de reemplazo hormonal.(TRH) Para no
hablar de cirugía, que para nada es imperativa. Pero psicoterapia
necesitamos todos! Eso seguro!
1.-El DARSE CUENTA de que el género cerebral es diferente del género físico.
En la obsoleta jerga de los años 50 (los “stollerianos”) es percibirse como “una
mujer atrapada en el cuerpo de un hombre” (o…”en un cuerpo equivocado”.)
Esta etapa pasa por actitudes característicamente adolescentes (no incidiendo
en esto la edad cronológica del individuo en cuestión) y que atienden
particularmente a lo superficial: la ropa, el maquillaje, las pelucas,
generalmente a nivel ritual, es decir en la soledad del hogar, cuando los papis
y/o la esposa no están se exhuma una misteriosa maleta de entre los trastos
del garaje. Dependiendo de las circunstancias familiares, puede darse el uso
cotidiano de prendas íntimas femeninas bajo ropa de calle masculina o
ambigua (unisex). Hay mucho de transgresión, de aventura, de juego secreto
(con riesgo calculado) y es la hora de la culpa y la expiación, del conflicto y la
confusión, del pánico y el closet. Siente que algo está mal en él: no en la óptica
de la sociedad, los demás, los otros.