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El simple hecho de causar dolor , sin asomo de culpa ni remordimiento, ni un poco de compasión , hasta cierto grado de satisfacción. Aquellas mujeres que tan fervientemente , eran una estadística más, un número en la lista, de seres tontos que se le habían entregado sin reparo alguno a él, este juego se convirtió con el tiempo en un "Modus operandí", y estilo de vida, una parte fundamental del crecimiento de su SUPER- EGO.
El simple hecho de causar dolor , sin asomo de culpa ni remordimiento, ni un poco de compasión , hasta cierto grado de satisfacción. Aquellas mujeres que tan fervientemente , eran una estadística más, un número en la lista, de seres tontos que se le habían entregado sin reparo alguno a él, este juego se convirtió con el tiempo en un "Modus operandí", y estilo de vida, una parte fundamental del crecimiento de su SUPER- EGO.
El simple hecho de causar dolor , sin asomo de culpa ni remordimiento, ni un poco de compasión , hasta cierto grado de satisfacción. Aquellas mujeres que tan fervientemente , eran una estadística más, un número en la lista, de seres tontos que se le habían entregado sin reparo alguno a él, este juego se convirtió con el tiempo en un "Modus operandí", y estilo de vida, una parte fundamental del crecimiento de su SUPER- EGO.
He investigado, por razones de mi clnica, el tema, y he
tomado algunos textos, entre los cuales me ha sido de gran
utilidad el libro El amor en la psicosis que rene muchos artculos, que hablan sobre este particular. Para responder a esta pregunta, Lacan sigui el mtodo clnico de Freud: el estudio exhaustivo de un solo caso de paranoia de autocastigo; su paciente Aime, quien presentaba una erotomana, tena la certeza de ser amada y dispuesta a llegar al asesinato para salir de su impasse. En el caso Aime, Lacan vuelve sobre los pasos de Freud, para quien el amor no parte del Otro, sino del narcisismo, y a continuacin muestra que en ste, est la raz de la patologa mental. El narcisismo es el amor que el sujeto experimenta, por s mismo, por su imagen, por su yo. Nada denota con mayor claridad esa fuerza del narcisismo, que la clnica de la psicosis, una psicosis, que en ocasiones Freud designaba, con la expresin neurosis narcisstica. En la psicosis, el amor est ligado al Ideal del Yo del sujeto, que cobra una fuerza tan grande que acaba por sustituir al otro de la realidad, reducido a una figura ideal. Lacan, veinte aos despus de sus estudios sobre el caso Aime, en uno de sus artculos en los Escritos, acerca del presidente Schreber, seala que este sujeto construye su delirio en torno de una erotomana divina en la cual l es el amado de Dios. Y seala entonces, que dicha erotomana divina, bordea el agujero que ha abierto en el sujeto, el rechazo del smbolo de una figura ms modesta del Otro: que es padre.
Cada uno de los casos que estn presentes en este volumen,
nos ensea algo sobre el amor, pero tambin sobre ese lazo amoroso tan particular que constituye el amor de transferencia, que algunos querran ver hoy expulsado de toda psicoterapia en nombre del cientificismo y la terapia on line. Lacan lleg a decir que el amor era posible en la psicosis, pero que era un amor muerto. Ese carcter mortfero o mortificado, est ligado al hecho de que all ms que en otra parte, el sujeto solo se ama a s mismo, o ama a un ideal, con el que sustituye, la realidad del partenaire. O acaso ese sujeto psictico ama a Otro, tan Otro que no puede encarnarse en un ser viviente, sino en una ficcin delirante? O ser, por ltimo que el sujeto no ama sino su delirio, segn lo expresado por Freud? En una carta a Fliess, le dice que en la psicosis, el delirio ocupa el lugar del ser amado, seala aman su delirio como a s mismo y ese es el secreto (de la paranoia). Pero al amor en la psicosis tambin nos ensea sobre el amor en general. Los mltiples rasgos que nos sirven para especificar el amor en la psicosis en comparacin con un amor normal no se aplican, de manera inflexible, al amor como tal? Amar es ante todo, querer ser amado y uno sacrifica su subjetividad para hacerse objeto del amor del otro El amor es
amor por el otro o goce de ese discurso tan particular, que
constituye el hecho de hablar de amor En ambos casos hay poca diferencia entre amor y erotomana. Con la salvedad de que el fallo del Otro, producido por el narcisismo, presenta consecuencias ms o menos radicales. Tambin la realidad del sujeto mengua en el amor, a veces hasta el punto de borrarse. El amor en efecto, puede ser rechazo del ser, repulsa del deseo y olvido del sexo, para quien lo experimenta. Sobre el amor podramos sealar dos tipos: 1.-Un amor coagulado, muerto que se apoya esencialmente sobre una identificacin imaginaria 2.- Un amor vivo, ajustado al deseo, en relacin a la falta. Entonces cmo hablar, del amor en la psicosis, si en ste la significacin flica queda en suspenso, la dialctica del deseo, es inaccesible y la puesta en juego de un goce localizado en un Otro est ausente. Desde este punto de vista, s es posible entender mejor las palabras de un sujeto psictico cuando dice que para l, el acto de amor es equivalente a una violacin de su propio cuerpo, o las de aquel otro sujeto a quien el amor por las mujeres lo conduce a la idea loca de transformarse en mujer, para renunciar finalmente a ese proyecto, y aceptar la idea delirante de que antes ha sido una mujer. Comentarios
De: Gloria Varn al artculo de Qu pasa con el amor en la
psicosis? de Nora Guerrero de Medina(aparecido en NRS N 36) El ser del hombre no solamente no puede ser comprendido sin la locura sino que no sera el ser del hombre sino llevara en s la locura como lmite de su libertad Acerca de la causalidad psquica(Lacan,1946) Las preguntas que se discuten en el libro de El amor en la psicosis, Ese carcter mortfero o mortificado est ligado al hecho de que, all ms que en otra parte, el sujeto slo se ama a s mismo, o un ideal por el que sustituye la realidad del partenaire? O acaso el sujeto psictico ama a Otro, tan Otro que no puede encarnarse en un ser viviente sino en una ficcin delirante? O ser, por ltimo, que el sujeto psictico no ama sino su delirio, segn lo expresado por Freud?, son consideradas en el texto para ser abiertas a la discusin. Pretendo entonces en mi comentario dar una vuelta que pudiera dar otra mirada al desarrollo del tema. En la neurosis, el amor intenta suplir la ausencia de la relacin sexual; para el sujeto, lo que est en juego es el Otro como objeto y sujeto, la localizacin de su ser en relacin al Otro. As, el amor hace de representacin sustantiva del tener y no del ser: es dar lo que no se tiene, son las palabras que Platn pone en boca de Scrates cuando expresa que el amor es amor de una cosa que falta, con lo cual pone en juego la prdida, la castracin. Entonces, cmo hablar de amor en la psicosis? El amor parte del narcisismo, como deca Freud, es lo que el sujeto experimenta por s mismo, por su imagen, por su yo. Entonces, no se debe perder de vista que, en la psicosis, el amor est ligado al Ideal del Yo del sujeto que viene a reducir
al otro de la realidad a una figura ideal. De ah que, para
Freud, el psictico ama su delirio como a s mismo. En el Seminario 3, Lacan habla de que el eros del psictico es un amor muerto, lo que supone decir que en la psicosis falta un lugar en el amor del Otro, as en los momentos de constitucin subjetiva se da una falla, no hay un S1 que opere como marca. Entonces, afirma que donde la palabra est ausente, all se sita el Eros del psictico, all se encuentra su supremo amor. Lacan tambin habla del amor en trminos de metfora, de sustitucin: quien est en posicin de amado pasa a la de amante y viceversa (por eso se remonta a El banquete de Platn, donde aparecen esas dos posiciones de amante y amado). Pero si el psictico tiene el objeto a en el bolsillo, permanece en el sitio del amado y entonces su amor no alcanza el cumplimiento de la metfora. En la psicosis, el amor suple la falta-de-ser, es evocado para evitar la inminencia de una relacin mortfera que implica una carencia en la elaboracin de la falta. Es un amor muerto, sin alma, entendiendo por alma, el efecto del amor, es decir, suponer el objeto a al Otro, soportar lo intolerable. Tras estos planteamientos de Lacan se observan elementos que permiten entonces ver la presencia del amor normal en la psicosis. No es algo que se suela subrayar: el psicoanlisis favorece el amor y el trabajo. Entonces si vamos a aceptar un yugo, porque eso s, parece que los seres humanos no podemos vivir sin l, digo, si vamos a aceptar uno, por qu tiene que ser el del Otro? Est claro que hay muchos que se atropellan por proponerse como ejemplos a seguir (polticos, capitalistas, gures, cientficos, grandes profesores, estrellas de rock y la televisin, sexlogos, terapeutas especializados en tal o cual cosa, etc.) cual amos victoriosos de turno que parecen haber conquistado algn fragmento de la realidad. Venden su logro
como un paraso conquistado. Puede ser, por qu no? El
asunto es que, como dice Lacan, no aceptar el yugo del propio inconsciente, desconocer aquello que nos habita, trae un problema: es eso, o peor. As que por qu no hacer del propio inconsciente el propio maestro en vez de seguir el de algn Otro? Sepa disculpar el lector la violencia de lo que voy a decir: reproducimos lo que rechazamos. Y lo hacemos habiendo en ello una satisfaccin inconfesable, es el ms all del principio del placer, o acaso no suele ocurrirnos que daamos lo que ms queremos? Es as, es la subversin freudiana, el descubrir que bien puede haber satisfaccin en el malestar.
EL PERFIL DEL PSICOANALISTA
Exitoso ,medido,y meticuloso..Con la Perfeccin de un Neurocirujano, la pericia del mejor de los Abogados, la superficialidad que le otorgaba el estatus econmico y social. Un gozo especial le causaba su profesin, en lmite con el Sadismo. Aquella extraa fascinacin por romper corazones que surgi de las relacin enfermizas del pasado. El simple hecho de causar dolor , sin asomo de culpa ni remordimiento, ni un poco de compasin , hasta cierto grado de satisfaccin. Aquellas mujeres que tan fervientemente , eran una estadstica ms, un nmero en la lista, de seres tontos que se le haban entregado sin reparo alguno a l, este juego se convirti con el tiempo en un "Modus operand", y estilo de vida, una parte fundamental del crecimiento de su SUPER- EGO.
"Se me objetar: puede ser, pero por qu habla de
satisfaccin? Es que para cualquiera de nosotros un tropezn no es cada, dos empieza a ser enigmtico, pero ya al tercero nos hacemos reos de nuestra propia desconfianza y las preguntas y las imputaciones que nos dirigimos tienen ese sesgo que denota la clave de lo que se pone en juego: qu clase de persona soy que dao persistentemente a los que amo!? En otros trminos qu se satisface ah?" Apartes del placer del Psicoanlisis