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Tesoros del Templo de Jehová

Cuenta la historia de un rey que tubo un corazón perfecto en todos sus días: Asa, rey de
Judá. Luego de leer su historia hubo algo que me llamó la atención:

A los 35 años de reinado perfecto, incluyendo la victoria por sobre un ejercito 3 veces
más numeroso que el suyo, y de emplear reformas religiosas derribando casi todos los
altares a otros dioses y restituyendo el culto a Jehová, sucedió lo peor.

El reino vecino de Israel le declaró la guerra, teniendo como aliados a Siria. Y para
solucionarlo envió de regalo los tesoros de la casa de Jehová y de su propia casa a
Siria, para que se aliaran con él; y lo consiguió. Atacaron por la espalda a Israel y
lograron que se retirara, y más encima les quitaron el botín con el que estaban
fortificando una cuidad.

Jornada redonda..... ¿o no?

Luego un profeta de Jehová le dice que por apoyarse en el Rey de Siria y no en Dios,
este no le entregó a la propia Siria en sus manos. Y aún más, que iban a tener guerra por
mucho tiempo......

¿Que sucedió con aquel hombre que hacía 35 años busco a Dios y venció un ejército
mayor que el que ahora lo enfrentaba?........... No lo se.

Pero lo que me llamó la atención de esta historia fue lo que Asa hizo; tomó lo que había
dedicado a Dios y lo usó para salvar su propio pellejo. Prefirió buscar ayuda “concreta”
y palpable en vez de afirmarse en el Dios “invisible”, pero lo hizo sacrificando lo que ya
le había consagrado a Él.

Y esa es mi pregunta, ¿Cuántas veces tomamos lo que hemos consagrado a Dios


(diezmo u ofrendas, tiempo en oración o ayuno, o simplemente nuestra vida cotidiana) y
lo usamos para nuestro propio beneficio (en ropa nueva el dinero, o en jugoseo el
tiempo con Dios)?

No digo que la ropa o el jugoseo sean malos, pero si nos restan lo que de antemano
habíamos decidido que sería de Papá, es ahí donde caemos en el mismo error que
cometió Asa 900 años a.C.

¡No usemos los tesoros del templo de Jehová para nuestro propio beneficio, aunque
nuestra vida dependa de ello!

También me gustaría resaltar como terminó Asa: con un corazón endurecido y soberbio,
y sin haberse arrepentido de nada.

Es ahí donde Dios nos permite marcar la diferencia hoy mismo, ya que, si estás leyendo
esto, estoy seguro que es por una razón...... pero no soy yo el que la conoce.

Habla con Dios, y hazlo de inmediato. Pídele al Espíritu Santo que te muestre que
tesoros has sacado del Templo de Jehová, y confía en su dirección. Luego, restitúyelos
al lugar que les corresponde (ya sea tu tiempo de oración, o tus ofrendas...... o lo que
Dios te muestre que debes retomar) y verás como vuelven las victorias a tu vida.
DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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