mujeres. Cuando despert, lo primero que hizo fue correr hacia la heladera. La abri. No haba once cabezas, sino doce. Solt entonces un suspiro de alivio: no faltaba ninguna. La heladera Como todas las maanas, el hombre se despert ante las insistentes lamidas del perro. Pero luego record: lo haba matado la noche anterior. Abri los ojos. Su mujer estaba encima de l, y le lama la cara. El hombre se incorpor a medias. -Amor, qu rayos Entonces se dio cuenta: a ella tambin la haba matado. Lamida -Hara lo que fuese por ser famoso. -Incluso vender tu alma al diablo? -Incluso eso. -Yo soy el diablo: acabas de hacer un trato conmigo. Y le infligi una muerte tan espantosa que al da siguiente su cuerpo desmembrado apareci en las crnicas policiales, y se hizo famoso. Delirio de fama
El mdico examinaba inquieto la mano izquierda de la mujer, que tena el dedo
ndice amputado. -Qu fue lo que sucedi, seora Olson? -Mi marido- respondi la mujer-. Discutimos y me arranc el dedo de un mordisco. Eso fue lo que pas. -Disclpeme que me entrometa, pero como profesional debo hacerlo. Hizo la denuncia en la polica? La mujer lo mir y sonri con malicia, pero no dijo nada. Dos pisos ms abajo, en la morgue del hospital, el forense extraa un dedo de la garganta del hombre muerto y escriba en el informe: Causa de muerte: Asfixia por obstruccin. "EL DEDO"
LA OVEJA MONTERROSO
NEGRA
AUGUSTO
En un lejano pas existi hace muchos aos una
Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo despus, el rebao arrepentido le levant una estatua ecuestre que qued muy bien en el parque. As, en lo sucesivo, cada vez que aparecan ovejas negras eran rpidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse tambin en la escultura.