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Francisco Javier Gil Martn

la vida adulta o que los aprendices estn en proceso de perfeccionar sus destrezas.
No obstante, en las analogas con las artes y oficios que cubren las relaciones con los aprendices pero tambin con legos,
pacientes y usuarios, el conocimiento experto suscita confianza de modo que ni la fuerza ni la persuasin son necesarias
para obtener acatamiento. Esos ejemplos de desigualdad manifiesta extrados del acervo cultural griego, sobre todo de las
experiencias habituales con las actividades del fabricar en la
vida privada, simulan mejor un modo de ejercer el gobierno
sin aduearse del poder y sin recurrir a una coaccin explcita.
Adems parecen desplazar el elemento personal en favor de una
fuente del poder que no reside en los agentes ni en la desigualdad como tal, sino en las ideas que transcienden a unos y a otra
y que se reflejan en la excelencia derivada del conocimiento de
las reglas del arte u oficio. Tales ilustraciones de la legitimidad
del gobierno revelan, pues, la sustitucin del actuar por el hacer
para justificar que la poltica es una techn cuyo dominio capacita para manejar los asuntos pblicos y regir los cuerpos polticos a la manera de la fabricacin. Ahora bien, tales comparaciones reintroducen, segn Arendt, un aspecto de la violencia
que es inherente a las actividades productivas. Todo artificio
humano resulta de violentar la naturaleza. De igual modo, la
confianza en la excelencia del saber experto ha estabilizar una
obediencia asumida que funcione a modo de sucedneo de la
libertad mientras atenta contra las propias condiciones de la
libertad. Mientras que, para los griegos, stas hacen posible el
poder comunicativo ejercido de consuno entre los hombres en
tanto que libres e iguales que regulan sus asuntos hablando y
persuadindose entre s, hablar en la forma de ordenar y escuchar en la forma de obedecer no eran libertad de palabra
[isegora], porque estaban vinculados a un proceso determinado por el hacer o el laborar. Las palabras en este sentido eran
slo el sustituto de un hacer que presupona la coaccin y el ser
coaccionado.
(2) En un clebre pasaje de la Repblica (Libro III, 414b415e), Platn elabora un mito o relato fenicio que entronca
con el ciclo tebano y que utiliza a modo de una noble ficcin

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