LA MUERTE DE ACTEON:eutelequia 04/08/11 10:38 Pgina 51

y Hamlet. Nos encontramos, y slo muy tardamente finales del siglo XVIII una locura tal cual es, locura en bruto,
liberada de una nocin de pecado, de miseria, de criminalidad, por lo que tiene de cercano, de prximo aterradoramente prximo a la vida de cualquier hombre:
liberada, la locura ya lo est, en el sentido en que est libre
de las viejas formas de experiencia en que se hallaba prisionera. Liberada no por alguna intervencin de la filantropa, no por un reconocimiento cientfico y finalmente
positivo de su verdad, sino por todo ese lento trabajo que
se ha efectuado en las estructuras ms subterrneas de la
experiencia: no all donde la locura es enfermedad, sino
all donde est anudada a la vida de los hombres y a su historia, all donde ellos experimentan concretamente su miseria y donde llegan a rondarles los fantasmas de la
sinrazn. En esas regiones oscuras se ha formado lentamente la nocin moderna de locura. No ha habido una adquisicin nueva de nociones, sino descubrimientos, si
se quiere, en la medida en que es debido a un retroceso,
a una distancia que se ha tomado, por lo que se ha experimentado de nuevo su presencia inquietante, en la medida en que toda una labor de separacin, muy pocos
aos antes de la reforma de Tuke y de Pinel, la hace aparecer finalmente aislada en la gran figura flagrante y arruinada de la sinrazn (Foucault, 1997a: 54, vol. 2).

No debe asombrarnos que, ante tales virajes en la mentalidad de la poca, se pase en muy pocos aos del Gran Encierro (en Pars, en una sola maana, se llega a arrestar a
6.000 personas) a una nueva tecnologa en la creacin de
hospitales, asilos y mecanismos de exclusin bien compartimentados. Bajo el marbete de locura se haban incluido una
serie de experiencias radicales que hacan tambalear el discurso imperante, la moral y el poder, como es todo aquello
que toca con la sexualidad, con la religin y el atesmo, con
el sacrilegio y el libertinaje, es decir, todo lo alienado con
respecto a un centro y orden establecido por determinadas
prcticas discursivas. La locura era el gran nombre, la gran
excusa, para instituir y admitir una serie de criterios de com51