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Este documento trata sobre asumir el riesgo de expresar nuestros sentimientos hacia otra persona a pesar de la incertidumbre. Argumenta que asumir que queremos a alguien es la mejor forma de arriesgarse y que aunque haya miedo a la decepción, vale la pena intentarlo para encontrar momentáneamente la felicidad. Finalmente, concluye diciendo que aprovechemos el tiempo para vivir en lugar de soñar y que el autor extraña a la persona a la que va dirigido el mensaje.
Este documento trata sobre asumir el riesgo de expresar nuestros sentimientos hacia otra persona a pesar de la incertidumbre. Argumenta que asumir que queremos a alguien es la mejor forma de arriesgarse y que aunque haya miedo a la decepción, vale la pena intentarlo para encontrar momentáneamente la felicidad. Finalmente, concluye diciendo que aprovechemos el tiempo para vivir en lugar de soñar y que el autor extraña a la persona a la que va dirigido el mensaje.
Este documento trata sobre asumir el riesgo de expresar nuestros sentimientos hacia otra persona a pesar de la incertidumbre. Argumenta que asumir que queremos a alguien es la mejor forma de arriesgarse y que aunque haya miedo a la decepción, vale la pena intentarlo para encontrar momentáneamente la felicidad. Finalmente, concluye diciendo que aprovechemos el tiempo para vivir en lugar de soñar y que el autor extraña a la persona a la que va dirigido el mensaje.
Asumir es la mejor forma de arriesgar. Sabemos que queremos a alguien
porque es nuestra persona pasen los trenes que pasen, corran las oportunidades que corran y vuele el tiempo que vuele y, una vez asumido que queremos a esa persona; tu persona, con o sin explicacin racional alguna, damos por hecho inconscientemente que nuestra integridad emocional ya se ha visto envuelta en la inquietud de realizarse una nica pregunta generando todo tipo de alarmas: Y si...? Asummoslo, abramos los ojos, por no arriesgar no se modifica en absoluto la realidad. Es cierto que quien arriesga, siempre se halla en la incertidumbre de verse abocado al pleno xtasis lleno de alegra o a una astillada esperanza que requerir tiempo para volverse a encontrar. Es la aventura a la que nos exponemos. El miedo forma parte de la intensidad con la que queramos vivir y la adrenalina con la que estemos dispuestos a ilusionar. A partir de aqu, el ser y la propia valenta se convierten en un mismo camino con el mismo fin: encontrar momentneamente la felicidad. La felicidad no es eterna, requiere esfuerzo y todo sacrificio comienza en nosotros mismos; la personalidad se cimienta en la confianza, en nuestra capacidad de aun no viendo con claridad, saber que no andamos a ciegas y que nos estamos dejando llevar. No lo premeditemos. Nunca saltamos solos al vaco. Es cuestin de creer, de arriesgar. Aprovechemos que todava podemos vivir, que con el paso de tiempo llegar un momento en el que slo nos quede soar. [...] Slo vena a decir que te echo de menos. Te.