0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
106 vistas3 páginas
En este mundo prístino de estado de naturaleza el hombre se considera feliz, pues está libre de las angustias que agobian al hombre moderno, libre de apremio y de apegos, vive su vida un día por vez, pues el futuro es algo que no tiene trascendencia dada la clara conciencia de finitud que concibe el hombre en ese estadio de pureza. Allí no hay convenciones, arreglos sociales, simplemente el hombre actúa conforme a su naturaleza, a sus instintos primarios; en consecuencia cabría la pregunta, ¿el hombre al abandonar este cómodo estado de libertad por naturaleza se podría concebir como un hombre feliz?
En este mundo prístino de estado de naturaleza el hombre se considera feliz, pues está libre de las angustias que agobian al hombre moderno, libre de apremio y de apegos, vive su vida un día por vez, pues el futuro es algo que no tiene trascendencia dada la clara conciencia de finitud que concibe el hombre en ese estadio de pureza. Allí no hay convenciones, arreglos sociales, simplemente el hombre actúa conforme a su naturaleza, a sus instintos primarios; en consecuencia cabría la pregunta, ¿el hombre al abandonar este cómodo estado de libertad por naturaleza se podría concebir como un hombre feliz?
En este mundo prístino de estado de naturaleza el hombre se considera feliz, pues está libre de las angustias que agobian al hombre moderno, libre de apremio y de apegos, vive su vida un día por vez, pues el futuro es algo que no tiene trascendencia dada la clara conciencia de finitud que concibe el hombre en ese estadio de pureza. Allí no hay convenciones, arreglos sociales, simplemente el hombre actúa conforme a su naturaleza, a sus instintos primarios; en consecuencia cabría la pregunta, ¿el hombre al abandonar este cómodo estado de libertad por naturaleza se podría concebir como un hombre feliz?
Cuando Rousseau enunci que el hombre nace bueno pero la sociedad lo
corrompe (Vaccaro, 2007, 360) trajo a colacin el llamado mito del Buen Salvaje, pues mientras el hombre se mantiene aislado de todo contacto con el mundo, - especialmente con otros hombres-, existe menos riesgo de que este se corrompa, y de que se convierta en un ser egosta, fro y calculador. La descripcin ms remota del buen salvaje, entendiendo por este al individuo desprovisto de todas las angustias existenciales que agobian al hombre moderno, que vive en estado de prosperidad, dado su arraigo a la naturaleza, es el mito de las razas, el cual se refiere a la creacin de la raza aurea de hombres mortales, los cuales vivan como dioses con un corazn sin preocupaciones, sin trabajo y miseria, ni siquiera la terrible vejez estaba presente, tenan toda clase de bienes y la tierra produca abundantes frutos (Hesodo, 1993, 73). El hombre moderno se alej de la visin del buen salvaje, en la medida en que se dej permear por los diferentes discursos disciplinarios que se generaron dentro de la sociedad, que si bien fue creada por los hombres para limitar sus egosmos y evitar defender intereses propios en detrimento del bien comn, fue utilizada por el propio hombre para imponerse a los dems, creando diferentes discursos con contenido alienante como una forma eficaz de ejercer control y dominio sobre los otros. El hombre marc distancia de la idea del buen salvaje, del hombre de la raza aurea, tal y como le sucedi a Adn y a Eva al comer el fruto prohibido del rbol de la sabidura, pues ellos tambin dejaron de ser buenos salvajes y decidieron contaminarse con la influencia que provena del otro mundo,diferente del paraso-, como una forma de extraamiento del mundo propio en beneficio de lo desconocido.
En este mundo prstino de estado de naturaleza el hombre se considera
feliz, pues est libre de las angustias que agobian al hombre moderno, libre de apremio y de apegos, vive su vida un da por vez, pues el futuro es algo que no tiene trascendencia dada la clara conciencia de finitud que concibe el hombre en ese estadio de pureza. All no hay convenciones, arreglos sociales, simplemente el hombre acta conforme a su naturaleza, a sus instintos primarios; en consecuencia cabra la pregunta, el hombre al abandonar este cmodo estado de libertad por naturaleza se podra concebir como un hombre feliz? La respuesta a esa pregunta ha tolerado que muchos rboles hayan tenido que ofrendar su vida, para permitir que de su pulpa se elabore el papel suficiente para escribir acerca del gran reto de la humanidad, ser felices y adicionalmente establecer cules son las reglas que se deben seguir para alcanzar la tan preciada felicidad, habindose despojado el hombre de la libertad que ofrece su estado prstino de naturaleza. No est dems afirmar que la idea de felicidad se encuentra estructurada, una vez que abandonamos el cmodo estado de buenos salvajes, en relacin con el otro y no en relacin con nosotros mismos. Se busca la felicidad en el exterior de cada individuo, se trata de reconocer en el otro, pues parece que es difcil reconocerla en la interioridad de cada quien, y ello es consecuencia de que al parecer no sabemos cmo es o qu es
realmente; en razn de ello recurrimos al conocimiento fctico que
produce la experiencia, realizamos una observacin en el otro de todas
aquellas actitudes que parecen aportar una idea general de lo que es la felicidad, y de all la contextualizamos concluyendo que si actuamos parecido a aquello que observamos, y que parece ser una conducta feliz, entonces somos felices. Entonces naci algo as como principios rectores de la felicidad, que implican crear un ideal de felicidad en base al conocimiento emprico, en
consecuencia todo lo que se aparte de esa nocin idealizada, genera una
conducta impropia, llamada infelicidad acompaada de todos los valores agregados que implica: tristeza, abulia, letargo, melancola, depresin, soledad, ensimismamiento, aversin, envidia, tedio, pesimismo, y continua una larga lista de procederes angustiosos y lamentaciones que el hombre catalog como lo contrario a ser feliz. De la observacin consecuente de la realidad se ha inferido que la primera causa de infelicidad es el amor, pues se tiene una nocin grandilocuente del mismo, que raya entre el xtasis y la cima de la felicidad. Sentir amor para muchos es el nirvana de la felicidad, es utilizar una vieja y ridcula expresin, un lugar comn: tocar el cielo con la punta de los dedos. Cada poca genera un canon de la felicidad diferente, lo cual implica agregarle cualidades a la nocin de amor, y consecuencialmente a la accin y efecto de sentirlo, es decir, a su forma verbalizada llamada amar.