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Las barreras geográficas marcan la distribución de

microorganismos marinos
La distribución de los microorganismos marinos se ve afectada por barreras
geográficas, según un estudio realizado en el Océano Ártico por
investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la
Universidad de Delaware y la Universidad Laval de Québec.
16 Feb 2010 | EUROPA PRESS

I
El trabajo, publicado en 'PNAS', afirma que estos seres son "pequeños,
resistentes y muy abundantes". En concreto, explica que estos
microorganismos son los habitantes más antiguos de la Tierra ya que tienen
más de 3.500 millones de años de antigüedad y además son capaces de
colonizar tierra, el mar y el aire.

gualmente, indica que estos se encuentran en concentraciones de hasta


millones de individuos en un gramo de suelo o de una gota de agua. Según
los expertos, hasta ahora se pensaba que su dispersión en cualquier tipo de
ambiente era ilimitada, pero este estudio ha puesto de relevancia que los
frentes oceánicos, originados al mezclarse masas de agua de diferente
densidad, constituyen barreras físicas que aíslan a las poblaciones de
bacterias y 'archaea' (otro tipo de microorganismos) y dificultan su
dispersión, creando islas de microorganismos incomunicadas entre sí.

El investigador del CSIC en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes y uno


de los autores del estudio, Emilio Ortega Casamayor, explica que ya se sabía
que esto pasaba con otros componentes del plancton, pero no con las
bacterias y 'archaea', de las que, dado su reducido tamaño, su abundancia
astronómica, sus bajas tasas de extinción y su gran resistencia, se pensaba
que podían sortear cualquier tipo de barrera física de los ecosistemas".

De hecho, la teoría más extendida entre los microbiólogos postula que todos
los microorganismos están en todas partes y que el ambiente local
selecciona cuáles se desarrollan y cuáles no, pero este trabajo parece indicar
que esto no es exactamente así.

"Este hallazgo implica que a los mecanismos de especiación y evolución de


los microorganismos asexuados basados en mutaciones y reordenaciones
internas de su material genético o en la adquisición externa de genes habría
que añadir el aislamiento geográfico: al igual que en otros seres vivos, una
misma especie puede quedar separada por una barrera física y evolucionar
así hacia especies distintas", aclaró Casamayor.
En este sentido, especificó que esta situación implica que muchos de los
conceptos de la ecología general desarrollada con animales y plantas podría
también aplicarse a las bacterias y otros microorganismos, es decir, "que las
leyes de la ecología podrían ser universales", agregó.

Concretamente, esta es una de las líneas en la que los investigadores


trabajan ahora, buscando la existencia de mecanismos ecológicos que
dificulten o inhiban la aparente dispersión ilimitada de los microorganismos.
"Esto tiene, aparte del aspecto ecológico, indudable interés para la
microbiología clínica y ambiental", apostilló el investigador del CSIC.

MUESTREO EXTENSIVO E INTENSIVO

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han analizado la


presencia y distribución de los microorganismos raros (entendidos como
poco abundantes) en el Océano Ártico mediante un muestreo extensivo de
más de 750.000 fragmentos del gen ribosómico de bacterias y 'archaea'
utilizando novedosas técnicas de pirosecuenciación masiva y análisis
bioinformático.

"Nuestro objetivo era identificar si todos estos microorganismos poco


abundantes eran verdaderamente especies nuevas desconocidas hasta
ahora o restos de especies conocidas, y ver si su distribución seguía o no
algún tipo de patrón. Las nuevas técnicas de pirosecuenciación nos han
permitido abordar esta pregunta con una resolución impensable cinco años
atrás", comentó Casamayor.

Para ello han analizado el Oceáno Ártico (en la imagen figura el rompehielos
canadiense utilizado para recoger las muestras) como si se tratase de un
súper-organismo, dentro del que han buscado el mayor número posible de
genes ribosómicos, muy importantes para identificar y trazar la historia
evolutiva de bacterias y 'archaea', en un amplio conjunto de muestras
árticas de diferente temperatura y salinidad.

"En principio parece que la inmensa mayoría de estos microorganismos


menos abundantes, aunque filogenéticamente próximos a los abundantes,
son siempre raros pero se comportan igual que los más abundantes
(estarían sometidos, por tanto, a las mismas leyes ecológicas)", declara el
investigador.

"Los resultados descartan una distribución aleatoria e ilimitada de los


microorganismos, pero también indican que en este nuevo universo existen
genes ribosómicos sin correspondencia en las bases de datos actuales y que
nos habían pasado desapercibidos hasta ahora debido a su muy baja
abundancia", añade Casamayor.

En cualquier caso, no es posible aún afirmar con rotundidad si esta biosfera


rara contiene o no especies nuevas para la ciencia, aunque los
investigadores confían en tener una respuesta dentro de los próximos cinco
años.

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