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Siete ideas refrescantes para un matrimonio ideal

Escrito por Mitch Temple

Una de las ceremonias de bodas más lindas que he oficiado tuvo lugar en un embarcadero que
se adentraba en la bahía de Pensacola en el noroeste de la Florida. El clima era perfecto.
Mientras una suave brisa tropical ondulaba sobre el agua, y el sol se bañaba en un mar azul y
tranquilo, esta joven pareja se entregó el uno al otro con votos que salieron de lo profundo de
sus corazones.

Conocí a Jerry y Beth Anne en la iglesia. Jerry era el conductor de un camión de refrescos que
hacía las entregas de los pedidos de gaseosa y otras bebidas en el edificio administrativo de
nuestra iglesia. Tuve la oportunidad de conocer mejor a Jerry todos los jueves alrededor de las
tres de la tarde, junto a la máquina dispensadora. Terminamos siendo buenos amigos. En poco
tiempo, la pareja empezó a asistir con regularidad a la iglesia.

No solo tuve la oportunidad de darles la consejería prematrimonial, sino que también tuve el
privilegio de compartirles el evangelio. Una semana antes de casarlos, los bauticé. Qué gran
bendición.

Hice un gran esfuerzo mental para inventarme una ceremonia única pero sencilla para esta
pareja a la que le encanta pasar un buen rato, pero lo que se me ocurrió fue simplemente
dedicarles un mensaje titulado: «Siete ideas refrescantes para tener un matrimonio ideal». A
Jerry y Beth les encantó.

No piense nunca que usted y su cónyuge no lo lograrán, ni que el matrimonio es demasiado


difícil. El matrimonio bien vale la pena todos sus esfuerzos. Nada más pregúntele a Jerry y
Beth.

1. Deléitense el uno en el otro. Para que el fuego no se apague, cada vez que alguno entre
por la puerta, deje que su rostro se le encienda de alegría. En el transcurso de los años que
pasen juntos, envíense mutuamente el mensaje de cuánto les deleita estar en la presencia del
otro (Cnt. 2:14; Pr. 15:13).

2. Cuiden su aspecto. No caigan en la apatía. Manténganse en buen estado físico. Presenten


a su cónyuge lo mejor que tienen. Por supuesto que pueden relajarse, pero no permitan que el
relajamiento se convierta en una excusa para vivir en un estado de desidia. Esposo, tome un
buen baño o una ducha. Esposa, póngase algo de maquillaje.

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Escrito por Mitch Temple

3. Defiéndanse el uno al otro. Conviértase cada uno en el apoyo más fuerte y el defensor
más leal del otro. Jamás hablen negativamente del otro frente a amigos, compañeros de
trabajo o familiares. Den por sentado lo mejor sobre el otro. Confíen el uno en el otro hasta que
tengan razones sólidas para no confiar, e incluso entonces, aprendan a confiar de nuevo.
Permanezcan el uno al lado del otro cuando los tiempos sean buenos y cuando no lo sean,
cuando sea popular hacerlo y cuando no lo sea. Póngase al lado de su cónyuge cuando nadie
más esté dispuesto a hacerlo. Crean lo mejor el uno del otro aunque no sea lo más fácil (1 Co.
13:5-7).

4. Empiecen bien el día. Empiecen cada día con oración y tiempo a solas. Las parejas que
empiezan su día orando juntas tendrán ventaja sobre todas las demás. Contarán con más
fuerzas, mejores actitudes y perspectivas más claras en cuanto a los retos de cada día. La
oración enmarca el día y sus sucesos en una perspectiva celestial. Las parejas que hacen esto
cada día, cuentan con la compañía de Dios en su recorrido juntos por la vida. Y no hay mejor
compañero que Él.

5. Guarden silencio. Aprendan cuándo hablar y cuándo callar (Stg. 1:19). Cuenten hasta diez
antes de responder a algo hiriente que haya dicho el otro. Aprendan cuándo apartarse y
cuándo volver a juntarse (Pr. 10:19; 12:18; 16:24). Que sus palabras resuenen con tonos que
endulcen sus almas. El tono que usen puede ser tan importante como las palabras que digan.

6. Dense ánimos. Cada vez que uno se desanime, el otro debería ser su animador más
entusiasta. Conviértanse en dispensadores de esperanza en su matrimonio. Cuando las
emociones, las experiencias y la vida les digan que no vale la pena esforzarse, asegúrenle a su
cónyuge todo lo contrario. Encuentren todos los días al menos un motivo por el cual alentarse
el uno al otro. Esta inversión tendrá dividendos al mil por uno (1 Ts. 5:11; He. 3:13).

7. Levanten la mirada. No dependan de sus propias fuerzas para hacer que su matrimonio
sea exitoso. Miren al Dios que hizo el mar, el cielo y las montañas. Si Él puede crear tales
maravillas, también puede crear algo maravilloso dentro de ustedes. Cuando no sepan qué
hacer o qué decir, recuerden que Dios siempre lo sabe. Pregúntenle. Algunos días no sentirán
ganas de ser amables y serviciales el uno con el otro, pero si ambos sirven al Señor, lo harán
de todas maneras, «como al Señor» (Ef. 5:22).

Cuando usted haya intentado todo lo que sabe hacer, cuando haya leído todos los libros sobre
el matrimonio que pueda conseguir, y siga luchando, muy seguramente Dios le está llamando a

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Escrito por Mitch Temple

levantar la mirada. Cada vez que levante la mirada, Dios proveerá la revelación y las fuerzas
que usted no puede conseguir de otra manera (Pr. 3:5-6; Fil. 4:13).

Mi oración es que estas siete ideas refresquen su matrimonio y se lleven con su efervescencia
todo el cansancio, el aburrimiento y la falta de dirección.

También ruego a Dios que usted pueda cambiar su manera de pensar, sacando a la luz
algunos de los mitos que discutimos en este libro. Los mitos pueden ser muy engañosos
porque parecen correctos y muy naturales. Tal vez usted los haya oído una y otra vez, en
diversas ocasiones y circunstancias. Pero una mentira sigue siendo una mentira, sin importar
cuántas veces sea dicha, y los mitos en el matrimonio pueden causar mucho daño y grandes
desastres.

No trate de corregir todo mito y todo pensamiento inválido en una sola tarde. Trabaje en uno a
la vez. Dé pasos de bebé hacia un matrimonio mejor. Si mete la pata o comete un error, no se
rinda. Siga bailando. No podrá bailar el valse si no lo sigue intentando.

--Extracto tomado del libro Transforme su matrimonio por Mitch Temple, publicado por Editori
al Portavoz
. Usado con permiso.

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