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EL DESCANSO DE DIOS

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al


Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien
el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te agradó. Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 27-30)
1. Descansar, ¿de qué?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar”:
Muchos han interpretado este pasaje desde una perspectiva natural,
creyendo que lo que quiere decir es que si se recibe a Cristo, uno obtendrá
en esta tierra y en este tiempo un descanso, prácticamente en cuanto a lo
físico o natural.
Como consecuencia de ello, podrán dejar de preocuparse de los problemas,
y que todo será fácil y llevadero de ahí en adelante, a diferencia de los
impíos, que seguirán preocupándose y seguirán sin descanso.
¡La realidad es que muchas veces los impíos lo pasan mejor en esta vida
que los verdaderos creyentes!
No creo, por tanto, que el Señor estuviera hablando de un descanso en lo
natural (aunque Dios siempre nos ayuda). Creo que el Señor hablaba de
otra cosa.
La razón en cuanto a lo que digo, está en las mismas palabras de Jesús en
otro momento, cuando dijo:
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”
(Juan 16: 33)
Veo que la aflicción está servida en este mundo, aunque podemos tener
confianza en el Vencedor de la cruz.
Buscando el sentido cabal
Buscando el sentido cabal de las palabras de Jesús, entiendo que se podría
definir el asunto del modo siguiente:
(Recordemos que el Señor se dirigía en primera instancia a las ovejas
perdidas de Israel)
¿Quiénes estaban trabajados y cargados en el tiempo de Jesús,
espiritualmente hablando?
Obviamente, los que intentaban una y otra vez cumplir con las exigencias
de la ley de Moisés, y no podían.
Todos aquellos que buscaban salvarse a sí mismos por cumplir con los
mandamientos de esa ley, pero se hallaban en perpetua frustración, ya que
no lo lograban.
El descanso espiritual que buscaban encontrar, no lo hallaban según la
revelación veterotestamentaria. Eso era sumamente frustrante.
No obstante, justamente para eso vino Jesús a este mundo, porque “En él
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres Juan 1:4” “Aquella
luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo Juan
1:9” (Juan 1: 4, 9)
Jesús vino a este mundo a ser salvación para los que iban a creer, los judíos
primeramente, después los griegos (Romanos 1: 16 16 Porque no me
averg:uenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y
también al griego.). Ese es el Evangelio y su poder.
Así que estas palabras del Señor las hemos de entender desde una
perspectiva espiritual.
Venid a mí
“Venid a mí todos los que los que buscan la paz, los que buscan la
felicidad, los que buscan la aceptación de alguien, los que buscan un amigo
fiel, venid todos los que estén cargados y cansados de las pretensiones de tu
corazón y yo te are descansar…”:
En primer lugar, el llamamiento es el de ir a Él. Esto implica fe. Debe haber
una voluntad de ir a Él.
Para que hablemos de fe verdadera, deberemos contar con un esfuerzo de la
propia voluntad del individuo, lo cual la Biblia lo llama: obra.
“ Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no
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tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2: 14)


En otras palabras, la verdadera fe se manifiesta o se apercibe, o se conoce,
por la obra. La primera obra es la de la voluntad: Si tu no vas a Jesús, nada
ocurre.
Lo contrario justamente es lo que les pasa a los impíos. Muchos dicen creer
en Jesús, pero no van a Jesús. Es una falsa fe.
Pero hay otro ingrediente necesario en esta fórmula: la obra de Dios.
2. Y AQUEL A QUIEN EL HIJO LO QUIERA REVELAR
“…nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te
agradó”:
Esta es la obra de Dios: el Hijo, el revelar al Padre. Quien revela al Padre es
el Hijo.
Esto es así, porque previamente es el Padre quien le da las ovejas al Hijo:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar
de la mano de mi Padre” (Juan 10: 27-29)
Nadie puede venir a Cristo, sino le fuere dado del Padre:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le
resucitaré en el día postrero” (Juan 6: 44)
“Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere
dado del Padre” (Juan 6: 65)
3. ¿Qué podemos aprender nosotros directamente de esto?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar"
La mayoría de nosotros los cristianos, somos de origen gentil, y hemos sido
injertados, aun y siendo ramas de olivo silvestre, en el olivo bueno:
“Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo
silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante
de la raíz y de la rica savia del olivo” (Romanos 11: 17)
Por la misericordia del Señor, nosotros los creyentes de origen gentil,
manteniéndonos en la fe y en el temor de Dios, así como en Su bondad
(Romanos 11: 20, 22 20 BIEN; POR SU INCREDULIDAD
FUERON DESGAJADAS, PERO TÚ POR LA FE ESTÁS EN
PIE. NO TE ENSOBERBEZCAS, SINO TEME. 22 MIRA,
PUES, LA BONDAD Y LA SEVERIDAD DE DIOS; LA
SEVERIDAD CIERTAMENTE PARA CON LOS QUE
CAYERON, PERO LA BONDAD PARA CONTIGO, SI
PERMANECES EN ESA BONDAD; PUES DE OTRA
MANERA TÚ TAMBIÉN SERÁS CORTADO.), hemos sido
salvos, y por tanto, estamos participando del descanso- no natural – sino
espiritual, que Cristo nos da, por haber ido a Él.
Ese descanso es el de saber desde nuestro interior, que somos salvos ahora,
y que un día veremos y experimentaremos del todo esta salvación:
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3: 1, 2)
Aprendiendo más
No obstante, y siempre en el contexto de la salvación y consecuente
santificación, ¿qué más podemos aprender de esas palabras de Jesús?
¿Qué es lo que busca la gente que no conoce a Jesús?
En su espíritu materialista, la gente busca saciar su alma con cosas, cosas y
más cosas.
Están convencidos que al tener lo que desean, serán felices. Sabemos que
eso es mentira. El corazón del hombre jamás se sacia:
“El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca
están satisfechos” (Proverbios 27: 20)
Nada creado puede dar descanso al alma y al espíritu del hombre, sólo
Dios.
La sola búsqueda de la satisfacción en lo material es el primer movimiento
de la codicia.
La codicia jamás da descanso al corazón del hombre.
De las palabras de Jesús, aprendemos a saciar nuestra alma en Él, el único
que puede hacerlo.
“Este espíritu materialista-nuestro deseo de cosas en preferencia a la
voluntad de Dios-es la causa de todo nuestro descontentamiento y
desasosiego…La actitud de mansedumbre y humildad es contentamiento,
junto con un espíritu de alabanza a Dios”
Así que, de todo ello, aprendemos que si de veras queremos agradar al
corazón de Dios, aprendamos a no poner nuestros ojos en las cosas para así
obtener satisfacción, sino que disfrutando de lo que Dios nos concede, y por
tanto, siendo agradecidos y contentados, prosigamos este Camino de la vida
hasta el final.
Valora hermano el favor que dios te dio al conducirte, al darte como una
oveja mas de la majada al señor Jesucristo, recuerda muchos serán los
llamados mas pocos los escogidos. Mateo 22:14 14 Porque muchos son
llamados, y pocos escogidos.
Gloria a dios.

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