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Eres de gran valor para el

By David Wilkerson

October 24, 1996


Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas
aguas. Me libró de mi
poderoso enemigo, y de los que me aborrecían; pues eran
más fuertes que yo. Me asaltaron en el día
de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar
espacioso; me libró, porque se agradó de
mí (Salmo 18:16-19).
En este Salmo, David estaba recordando el pasado después
de una gran liberación. Él se regocijaba
porque el Señor lo había rescatado de sus enemigos:
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser
alabado, y seré salvo de mis enemigos (verso 3).
Ciertamente, David terminaba de pasar por un tiempo de
terrible prueba. Saúl había puesto un precio
sobre su cabeza y lo había perseguido sin descanso, tanto
así, que él estaba forzado a dormir en
cuevas, guaridas, y campo abierto. David dijo de ese oscuro
tiempo: Las penas del infierno me
rodeaban, y vivía en angustia. Hombres impíos me
infundían temor. Mis enemigos eran muy fuertes
para mí. ¡Todos me odiaban!
Pero Dios vino rugiendo desde los cielos a liberar a David:
Inclinó los cielos, y descendió... Tronó en
los cielos Jehová... Envió desde lo alto; me tomó, me sacó
de las muchas aguas. Me libró de mi
poderoso enemigo... (versos 9, 13, 16-17).
Poderes diabólicos habían rodeado a David. El enemigo
había entrado como un torrente. Sin
embargo, David pudo decir: Dios vino rugiendo para
sacarme del remolino. ¡Él me rescató de todos
mis problemas! Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque
se agradó de mí. (verso 19).
¡El Espíritu Santo le dio una revelación a David que es la
llave de toda liberación!David pudo decir: la
razón por cual Dios me libertó de todos mis enemigos--de
todas mis penas y del poder del infierno--es
porque soy de gran valor para l. ¡Mi Dios se agrada de mí!
Amado, si necesitas liberación--ya sea de lujuria, tentación
o prueba; sea o no de problema mental,
espiritual, emocional o físico--este verso es la llave para tu
victoria. Y la llave es simplemente esto:
¡Dios se agrada de ti! ¡Tú eres de gran valor para él!
En Cantar de los Cantares, el Señor le dice a su novia: ¡Qué
hermosa eres, y cuán suave, oh amor
deleitoso! (Cnt. 7:6). Tres de las palabras hebreas en este
verso son sinónimas: hermosa (significa
preciosa), suave (indicando placer), y deleitoso.
Estas palabras describen los pensamientos de Jesús hacia
su novia mientras él la contempla. Él la
mira y dice: ¡Cuán hermosa, dulce y deleitosa tú eres. Eres
preciosa para mí, oh amor! Y a su vez, la
novia exclama: Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su
contentamiento. (verso 10). El significado
aquí es el siguiente: ¡l corre tras de mí con deleite. Él me
persigue porque soy preciosa para él!
Estos mismos pensamientos se encuentran a través de los
Salmos: Se complace Jehová en los que le
temen, y en los que esperan en su misericordia. (Sal.
147:11). Porque Jehová tiene contentamiento en
su pueblo; hermoseará a los humildes con la salvación.
(149:4).
Ahora bien, puedo tratar de convencerte de que Dios se
deleita en ti diciéndote: ¡Tú eres de gran
valor para el Señor! Sin embargo, sólo puedes pensar:
Bueno, qué bonito pensamiento. Qué dulce.
Pero esta verdad es más que pensamiento bonito. Es la
llave misma para tu liberación de cualquier
batalla que hace estragos en tu alma. Es el secreto para
entrar en el descanso que Dios te ha
prometido. Y hasta que no eches mano de ella--hasta que
se convierta en el fundamento de verdad en
tu corazón--¡no podrás soportar lo que te espera en este
tiempo maligno!
Isaías tuvo una revelación del gran deleite de Dios sobre
nosotros. Él profetizó estas palabras del
Señor a Israel:
...oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre,
mio eres tú. Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando
pases por el fuego, no te quemarás, ni la
llama arderá en ti. (Is. 43:1-2).
Isaías no se estaba refiriendo literalmente a una inundación
y a un fuego. Él se estaba refiriendo a lo
que el pueblo estaba experimentando espiritual y
mentalmente. En ese tiempo ellos estaban en
cautiverio--y las aguas eran pruebas, y el fuego era
tentaciones, sus ríos eran pruebas. La intención
del diablo era destruir y abrumar al pueblo de Dios.
Las palabras de Isaías fueron un mensaje de pura
misericordia para Israel. Estaban en cautiverio por
su propia estupidez y necedad. Ellos no merecían nada.
Pero Dios les envió un profeta llorando y con
el corazón quebrantado el cual dijo: ¡Dios quiere que yo les
diga que ustedes le pertenecen a él!
Ahora mismo, t puedes estar pasando por un remolino. Te
sentirás abrumado por una tentación que
amenaza con encenderte y consumirte. Y temes que puedes
ser consumido por eso.
Debes comprender de estos ejemplos bíblicos: Dios, no
siempre calma las aguas. Él no evita que las
inundaciones lleguen. Él no siempre apaga el fuego. Mas sin
embargo, lo que él promete es esto:
¡Caminaré contigo en todo! Esta prueba o circunstancia no
te va a destruir. No te quemará ni te
ahogará. Así, que camina hacia adelante. ¡Saldrás al otro
lado conmigo a tu lado!
Eso era todo lo que los tres jóvenes hebreos necesitaban
escuchar. Cuando fueron echados al horno
de fuego, un cuarto hombre estaba con ellos--¡Jesús! No se
quemaron. En efecto, ni sus ropas y ni sus
cabellos olían a humo. Amado, ¡este mismo tipo de
liberación es la que Dios quiere traerte a ti!
¿Cuál es la motivación de Dios para querer liberarte? ¿Será
porque has hecho algo para apaciguarlo?
¿Has aumentado tu tiempo de oración? ¿Pasas más tiempo
leyendo las escrituras? ¿Has prometido no
fallarle más? Isaías tuvo la verdadera revelación: Porque a
mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé;...no temas, porque yo estoy
contigo... (Is. 43:4-5).
Dios le estaba diciendo a Israel: Vas a pasar por fuego y
aguas--pero voy a caminar contigo en todo. Y
al final, te voy a liberar, ¡sencillamente porque eres mo! Te
conozco por nombre. ¡Y eres un deleite
para mi corazón!
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe. (Ef. 2:8-9). Si bien todos
nosotros somos como suciedad, y todas
nuestras justicias como trapo de inmundicia... (Is. 64:6).
Aunque llegaras a los quinientos años, ¡no podrás vivir
suficiente tiempo para agradar a Dios con tus
obras!No importa lo que hagas para limpiarte o purificarte a
ti mismo. Si no confías en Jesús para
salvarte a través de su gracia, toda tu justicia es como
trapo de inmundicia a los ojos de Dios. Tu
carne no es aceptada ante Dios; ni siquiera puede ser
reformada. Toda obra de la carne fue deshecha
en la cruz. Ahora un nuevo hombre está a la vista--el Cristo
hombre. ¡Y la fe verdadera es confiar en lo
que él hizo por ti!
Tú dirás: Puedo creer que Dios se deleita en pastores
santos. Ellos oran y pasan mucho tiempo en la
Palabra. Y puedo creer que los diáconos e intercesores son
preciosos para él. Ellos han sobrepasado
sufrimientos y pruebas, y han sido victoriosos."
Pero se me hace difícil creer que un cristiano turbado y con
fallas como yo pueda ser precioso o de
gran valor para Dios. Él debe estar asqueado de mí, porque
mi vida es tan inestable. Tengo
problemas que no puedo sobrepasar. Me siento como si
estuviera en la casa de los perros. Oh, aún
creo que él me ama. Pero, de seguro que el está
desilusionado conmigo, ¡porque le he fallado tan a
menudo!
Por favor entiende: la maravillosa profecía de gracia de
Isaías fue dirigida a un pueblo que había sido
robado, dañado, despojado, atrapado en hoyos o cavidades
y echados en prisión--¡todo por su
necedad e incredulidad! Fue a tal punto que Dios les dijo:
Ahora--después de todos tus
fracasos--vengo a ti con este mensaje de esperanza. ¡Y todo
esto es porque eres mo!
Nunca olvidaré el dolor que pasé cuando uno de mis hijos
adolescentes vino a mí y confesó: Papá, ni
una sola vez he sentido como que te he agradado. Nunca
me he sentido digno de tu amor. Siento
como que toda mi vida te he defraudado. Debes sentirte
muy desilusionado de mí. ¡Te he fallado
tantas veces!
Esas palabras me hirieron. Abracé a esa criatura con un
dolor profundo dentro de mí. Y pensé: ¡Cuán
equivocado! Le he demostrado mi amor a esta criatura. Lo
he expresado con palabras y lo he
demostrado con hechos una y otra vez. Todos mis otros
hijos se han sentido seguros de mi amor.
¿Cómo pudo esta criatura cargar con tal error por tanto
tiempo, y llevar esta tristeza y culpa
innecesaria?
Lloré mientras le dije a esta criatura: Pero siempre has sido
especial para mí. ¡Has sido la niña de mis
ojos! Cuando estoy dirigiendo campañas, pienso en ti y todo
mi ser se ilumina. Claro que a veces has
hecho cosas necias y equivocadas, igual que tus hermanos
y tu hermana. ¡Pero fuiste perdonado!
Estabas verdaderamente arrepentido, y nunca pensé mal
de ti. Tú eres un gozo para mí. Me has
hecho feliz toda tu vida. ¡Has sido un deleite para mí!
¡Lo mismo sucede con muchos cristianos en su relación con
el Padre celestial! El diablo los ha
convencido de que han desilusionado a Dios y que nunca
podrán agradarle. Así que no aceptan su
amor. En cambio, viven como si la ira de Dios estuviera
sobre ellos. ¡Qué manera más horrible de
vivir! Y como debe sufrir Dios al ver a sus hijos viviendo así.
Quizás fuiste criado en una familia sin afecto y cuidado.
Quizás tu madre o tu padre o tus hermanos te
hicieron sentir como si no tuvieras valor. Nunca te sentiste
especial o de gran valor para alguien en
particular. Nadie te abrazó y te dijo: ¡Te quiero! Eres
especial para mí. ¡Estoy tan orgulloso de ti!
¿Cuántos niños han crecido queriendo ser especial para su
padre o madre? ¿Y cuántos adultos luchan
con el perfeccionismo porque ellos nunca se sintieron
preciosos o un deleite para sus padres?
A través de los años he sido movido a lágrimas por las
tristes historias de hombres y mujeres
drogadictos. Muchos me han dicho que su madre o su padre
los mofaban, gritndoles: No sirves para
nada. No puedes hacer nada bien. ¡Nunca llegarás a nada
en toda tu vida! Crecieron sintiéndose
absolutamente sin valor, como si ellos no significaban nada
para nadie.
Hoy, nuestras calles estn llenas de niños que han huido de
sus hogares porque han sido robados de
todo sentido de valor. Sienten como que no son especiales
o importantes para nadie. Así que se
entregan a la primera persona en la calle que los hacen
sentir un poco especial. Ofrecen sus cuerpos
a los rufianes, hombres y mujeres gobernados por la lujuria,
y a otros adolescentes--cualquiera que
les haga pensar que tienen algn valor.
Oh, ¡gracias a Dios por Jesús! Para él, tú siempre has sido
precioso, de valor. No importa que clase de
vida hogareña tuviste, o cómo eran tus padres terrenales.
Nada de eso se puede comparar con el
amor de tu Padre celestial. Desde el día en que naciste, has
sido especial para él!
...Y la mujer (ramera) caza la preciosa alma... (Proverbios
6:26)La ramera mencionada en este verso
es Satanás. ¡Él caza aquellos que son preciosos para Dios!
Existen ciertos niños que demuestran un hambre por Dios a
temprana edad. Él Señor ha puesto su mano sobre ellos, y
sienten ansias por él desde muy jóvenes. Yo creo que
Satanás está decidido a cazar a cada criatura que es tocada
con una confianza ingenua en el Señor. El diablo entiende el
poder que hay detrás de tal preciosidad en los ojos de Dios.
Él vio lo que sucedió con el pequeño
Samuel. Él observó como el corazón de este joven se
extendía hacia Dios. ¡Y él vio a Samuel crecer y convertirse
en un poderoso profeta que conmovió su reino!
Ahora el diablo trata de seducir a todo aquel que está
hambriento o siente ansias de Dios. ¿Por qué crees que
estás siendo probado? ¿Por qué crees que has sufrido
tantos ataques? Has tenido una vida de pruebas, pero no ha
sido porque eres malo. No--es porque Satanás sabe cuán
precioso eres ante los ojos de Dios. ¡Es la vida preciosa la
que el persigue!
Varios años atrás, durante una cruzada evagelística en la
costa oriental, conocí a un joven brujo. En efecto, el era el
líder de un círculo de brujas. Aunque este joven estaba
envuelto profundamente en las creencias ocultas, l no creía
que Satanás o sus demonios podían tomar posesión de él.
Una noche mientras el trataba de dormir, el vio horribles
caras satánicas arremolinarse en el techo de su habitación
con miradas de lascivia. Comenzaron a unirse como una
nube, y pronto formaron un embudo. ¡El joven se dio cuenta
de que estaban a punto de entrar a su corazón!
Estaba petrificado, paralizado. Entonces recordó algo de su
niñez. Así que clamó: ¡En el nombre de Jesús, fuera! Y todos
los demonios desaparecieron.
La próxima noche, sin embargo, esas fuerzas reunieron una
legión más poderosa. Mientras el joven se acostaba a
dormir, él escuchó un rugir. Cuando miró hacia arriba, toda
su habitación estaba llena de animales horribles y feos. Otra
vez, habían formado un embudo. Esta vez el joven se puso
de pies sobre su cama y gritó: ¡Clamo a la sangre de Jesús!
Otra vez los demonios huyeron en confusión.
El joven pensó: La próxima vez que vengan, no podré
manejarlo. Así que llamó a un cristiano que conocía y le
pidió que lo acompañara a una de mis cruzadas.
Durante el servicio, el joven líder del círculo de brujas fue
convencido por el Espíritu Santo y entregó su corazón al
Señor. La noche siguiente, trajo una maleta llena de
equipos satánicos al servicio. Él testificó que su familia tuvo
un pasado en el ocultismo. Pero, dijo l: Recuerdo otra cosa.
Cuando yo tenía como seis o siete años, yo tenía ansias por
Jesús. No sé cómo ni por qué. Pero recuerdo claramente ir al
bosque detrás de la casa y ¡predicar con todo mi corazón!
He visto este mismo deseo de Dios en mis hijos y nietos. Y
yo tenía ese tipo de corazón cuando era niño. Así que yo
sabía exactamente lo que este joven estaba diciendo.
De súbito, una luz se encendió en mí--y supe por qué el
diablo había tratado de poseer y destruir a este joven. Fue
por lo precioso que era para Dios. ¡La ramera lo había
cazado!
La Biblia nos ofrece una ilustración gráfica de como Satanás
trata de engañarnos y destruirnos ¡todo porque somos
preciosos ante los ojos de Dios! Esta ilustración aparece en
Números 13-14. Israel envió doce espías a la tierra
prometida. Cuando estos espías regresaron después de
cuarenta días, ellos sembraron tres mentiras en el corazón
del pueblo de Dios. Las tres mentiras fueron:
1. Hay demasiada gente en la tierra. ¡Y ellos son más
fuertes que nosotros!
2. Las murallas son muy altas en la ciudad. ¡Las fortalezas
son impenetrables!
3. Hay gigantes en la tierra, y no somos partido para ellos.
¡Somos impotentes, estamos vencidos!
Estas mentiras le quitaron las fuerzas a Israel--y el pueblo
pasó una noche de desesperación:
Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el
pueblo lloró aquella noche. (Números. 14:1 1 Entonces toda
la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella
noche.). ¿Puedes imaginarte esta escena? Piensa cómo
debe haber sonado. Más de dos millones de personas
llorando, lamentándose, y gimiendo--completamente
concentrados en su incapacidad. El sonido de esos lamentos
de incredulidad bombardeó el cielo.
Amado, mira esta escena atenta y profundamente. ¡Es
posible que te veas a ti mismo en medio de ella! ¿Alguna
vez has pasado una noche como esa--lamentándote y
gimiendo a causa de las mentiras satánicas que fueron
sembradas en tu espíritu? ¿Alguna vez has clamado a Dios:
¡Me rindo—No soporto más! Esta prueba es demasiado.
Existen fortalezas en mí que nunca caerán. Todo ha
terminado para mí ahora--nunca venceré. ¡Perdí la batalla!
El diablo lanza estas mismas tres mentiras a todo el pueblo
de Dios: Tus tentaciones son muy numerosas. Tus codicias
son muy abrumantes. ¡Eres muy débil para resistir la fuerza
que viene contra ti!
La palabra que Dios habló a Israel y es para nosotros
también: ...vosotros seris mi especial tesoro sobre todos los
pueblos; porque mía es toda la tierra. (Éxodo 19:5 5 Ahora,
pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro(A) sobre todos los pueblos;
porque mía es toda la tierra.). (Deuteronomio 14:2 2 Porque
eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido
para que le seas un pueblo único(A) de entre todos los
pueblos que están sobre la tierra.).
Estoy seguro que Israel se sintió precioso y especial para el
Señor cuando primero los salvó. Después que él los libertó
de la esclavitud en Egipto, abrió el Mar Rojo y los rescató
del ejército de Faraón, debieron decir: Mira los grandes
milagros que Dios ha hecho por nosotros. ¡Verdaderamente,
él nos ama!
Y muchos cristianos dirían lo mismo de su Salvador y Señor:
Oh, sí--Dios me salvó del pecado. Mira todo de lo que él me
libertó. ¡Debo ser especial para él!
Mi pregunta es: ¿Qué pasó? En pocos años, muchos
cristianos se convierten en Israel. Todos los problemas y
pruebas de la vida caen sobre ellos, y piensan: Una vez
fuimos preciosos a los ojos de
Dios--claro está, sólo para salvarnos. Pero ahora, después
de servirle estos años, no somos más que saltamontes.
¡Somos comida para nuestros enemigos!
Tales creyentes derrotados no sienten el deleite de Dios
sobre ellos. En efecto, ¡muchos creen que
Dios los ha abandonado! Cuando Israel dijo: Somos
saltamontes a los ojos de los gigantes, ellos estaban
diciendo: Dios nos ha tratado como insectos indefensos que
van a ser pisados. Nuestro enemigo nos va aplastar en
tierra. ¡Somos como los saltamontes!
¡Josué y Caleb poseían un espíritu distinto! Josué y Caleb
estaban entre los doce espías que fueron enviados. Pero
ellos regresaron llenos de esperanza. Ellos no derramaron
lágrimas, lamentándose de su condición. Al contrario, ellos
se regocijaron después de espiar la tierra. ¡Ellos estaban
llenos de fe y visión!
¿Conoces algún cristiano en esta situación? Siempre se
están regocijando. Sabes que están pasando pruebas
atroces. Sin embargo, parece que saben como alcanzar a
Dios en medio de la situación.
Sin embargo, ¿y tú? ¿Siempre estás deprimido? ¿Siempre
quejándote? Quizás tus problemas personales y familiares
han tomado posesión de ti y han carcomido tu alma.
Querido santo, no importa lo que estés pasando; tú eres
precioso para Dios. Y si vienes a él con un corazón
arrepentido y un alma hambrienta, ¡él te dará su visión y
esperanza!
Josué y Caleb tuvieron una revelación de su preciosidad a
los ojos de Dios. Y ellos sabían que Israel era precioso para
el Señor. Esa es la llave de un espíritu victorioso y lleno de
esperanza. Josué dijo: Si
Jehová se agradare de nosotros, el nos llevará a esta tierra,
y nos la entregará... (Números 14:8 8 Si Jehová se agradare
de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará;
tierra que fluye leche y miel.). En otras palabras: Porque él
se deleita en nosotros, ¡podemos decir que ya estamos en
la tierra!
Esta es la misma revelación que tuvo David: Él me sacó y
me libertó--¡porque soy su deleite! De igual manera, todo
cristiano victorioso tiene esta misma revelación del amante
Padre celestial: ¡No podemos fallar! Todos nuestros
enemigos son carne para nosotros, porque somos preciosos
para el Señor. ¡Él se deleita en nosotros!
Déjame revelarte la gran misericordia de Dios en la
predicación sobre Josué y Caleb. Israel había pasado la
noche en rebeldía--revolcándose en incredulidad, llorando
como si Dios los hubiese abandonado, y finalmente
nombrando un capitán para que los guiara nuevamente a
Egipto. Sin embargo, el Señor les envió a Josué y Caleb. Y
ellos les dijeron al pueblo: A pesar de su noche de
confusión--a pesar de su miseria y quejas--Dios se deleita
en ustedes. Él los llevará hacia delante. No teman--¡porque
ustedes son un deleite para él!
Sin embargo, también existe una advertencia. Como puedes
ver, Israel rehusó creer el mensaje de
Dios acerca de cuán valiosos ellos eran ante sus ojos. En
cambio, prefirieron concentrarse en su condición--sus
problemas, sus debilidades e incapacidades. Y se rindieron
a sus temores.
Finalmente, Dios perdió la paciencia con ellos. Él le dijo a
Israel: ... ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo?
¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he
hecho en medio de ellos? Yo los heriré... y los destruiré...
(Números 14:11-1211 y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de
irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que
he hecho en medio de ellos? 12 Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y
a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos.).
El Señor perdonó a Israel a causa de Moisés. Pero no les fue
permitido entrar a la tierra prometida. En cambio, se les
asignó una existencia en el desierto--una vida entregada a
un temor constante y dudas destructoras. Fueron
perdonados, ¡pero fueron miserables! Perdieron la
esperanza, el descanso y la paz que recibimos cuando
aceptamos y creemos cuán especiales los hijos de Dios son
para él.
Amado, la única vez que Dios pierde la paciencia con
nosotros es cuando rehusamos una y otra vez aceptar
cuánto él nos ama y que él quiere estar con nosotros a
través de las batallas. Ciertamente, muchos cristianos hoy
en día han regresado a un desierto de su propia creación.
No tienen gozo, ni victoria. Al verlos, ¡cualquiera diría que
hace años que Dios los ha abandonado! ¡No! ¡Es que él los
ha entregado a sus propias quejas y murmuraciones!
Gracias a Dios, Josué y Caleb entraron a la tierra prometida.
¡Y qué gozo tuvieron! Dios los bendijo de manera increíble.
Estuvieron como árboles verdes en su casa hasta su
muerte. Fueron hombres de poder y visión--¡porque ellos
sabían que eran preciosos para Dios!
Tú también eres precioso para Dios, a pesar de todos tus
problemas y fracasos. Y no importa cuales sean tus pruebas
o luchas, puedes ser un árbol verde en la casa de Dios,
como lo fueron Josué y
Caleb. Simplemente confía en lo que su palabra promete:
Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de
mí. (Salmo 18:19). Esa es la base de una fe verdadera.
Amén!

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