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EVALUACIÓN FINAL
Ética, profesión y ciudadanía
Alumno: Samuel Jediael Bautista Sosa Matrícula: 509143
Espiritualidad y rentabilidad
Introducción
Vivimos en un mundo difícil y complejo. Un mundo que a su vez encierra
otros mundos para los cuales desempeñamos diferentes roles según la
situación nos los exija. Sin embargo, tal parece ser que de un tiempo
para acá ciertas dimensiones han intentado acaparar la mayoría de
nuestra existencia; más precisamente, parece ser que la dimensión
espiritual ha quedado subordinada a la material, y esto se percibe de
manera cada vez más evidente en el discurso de los medios de
comunicación, en los hábitos de consumo, los estilos de vida, los
arquetipos sociales e incluso en el ámbito laboral. Pareciera ser que el
hombre (en su sentido más amplio) ha quedado reducido solamente al
ámbito de lo físico y lo que se puede ver y nada más. Sin embargo esta
cosmovisión resulta sumamente obtusa e insuficiente pues es
incuestionable el hecho de que nuestra existencia reconoce un
componente espiritual el cual es inherente e inseparable del humano y
por ende de cualquier actividad que éste realice, incluyendo las
prácticas empresariales y de negocios.
Estamos acostumbrados a hablar de indicadores económicos y
numéricos cuando hablamos del desempeño de las organizaciones
económicas, enfocándonos en el concepto preponderante que supone la
rentabilidad, olvidándonos de aspectos que parecieran menos
importantes como lo son la espiritualidad y todo lo que implica (virtudes,
creencias, etc.) sin embargo la espiritualidad es un concepto no sólo no
antagónico a la rentabilidad sino también complementario como se
pretende demostrar en las siguientes líneas.
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¿Qué es rentabilidad?
Como inicio será recomendable definir el concepto de rentabilidad. La
Real Academia de la Lengua Española define el término en su primera
acepción como “cualidad de rentable” siendo rentable aquello que
“produce renta suficiente o remuneradora” y remunerar significa
“recompensar, premiar, galardonar” así pues en el sentido más amplio y
con base en la semántica podemos definir la rentabilidad como aquella
cualidad que poseen ciertas actividades de dejarnos algo como
recompensa. Sin embargo en la práctica cotidiana consideramos el
término “rentabilidad” como un concepto meramente económico, es
decir, es rentable aquello que nos deja más dinero del que invertimos.
Sin embargo se pueden distinguir tres enfoques diferentes del concepto
de rentabilidad:
• Explotación: obtener el máximo beneficio en el menor tiempo
posible
• Estabilidad: mantener un flujo estable de beneficios a largo plazo
• Inversión: invertir para “comprar” participación de mercado
(“Objetivo: Rentabilidad”, 1995).
¿Qué es espiritualidad?
Espiritualidad deriva de espíritu, y espíritu se refiere a ese aspecto más
grande de nosotros y al mundo visto como algo más que la naturaleza
exacta de la ciencia. Por ende la espiritualidad abarca todo tipo de
puntos de vista cósmicos y personales. Acepta el ecologismo en su
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¿Antagónicas o complementarias?
Una vez revisado conceptualmente estos dos conceptos pareciera ser
que pertenecen a ámbitos sumamente dispares. Sin embargo la realidad
social y económica que vivimos nos obliga de cierta forma a
aventurarnos en nuevas esferas del pensamiento. Esta realidad presenta
un panorama en el que las empresas, principales promotoras de la
rentabilidad, han adquirido un desaforado poder tanto económico como
social; para muestra basta considerar que el setenta por ciento del
comercio mundial es controlado por solamente 500 empresas, que a su
vez controlan el 80% de la inversión extranjera y 30% del PIB mundial
(Rodríguez, 2003-2004). Un claro ejemplo de este extremismo son los
ingresos ($132 mil millones) de “Shell Oil’s”, que en 1990 fueron
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Beneficios
¿Cómo es posible que la espiritualidad y sus derivados como la virtud y
la ética no sólo no sean consideradas piedras de tropiezo sino como
colaboradoras en el logro de la tan anhelada rentabilidad?
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Conclusión
Este ensayo está dirigido a todas aquellas personas que de una o de otra
forma interactúan con las empresas; ya sea como empresarios,
administradores, ejecutivos, operarios, etc.
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Referencias