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EL PROGRAMA DE SALUD REPRODUCTIVA

Y PLANIFICACION FAMILIAR
Boletín Interno Nº 10 Año 2009

A
quel don divino de engendrar vidas y ser
además nuestras compañeras en la lu-
cha por un futuro mejor, constituyen ra-
zones más que suficientes para recono-
cer y respetar a todas las mujeres. Lamentable-
mente, nuestra sociedad “machista” mantuvo a
un importante sector femenino marginado de la
vida nacional, desamparado ante la violencia fa-
miliar y encerrado en la prisión de la ignorancia.

Resultaba tan común la imagen de una mujer


humilde con un hijo a la espalda que pocas veces
nos pusimos a pensar sobre el drama existente
detrás de ella. En 1990 - según el Instituto Nacional de Estadística e Informática –
la mujer del campo había gestado entre 6 a 7 hijos antes de cumplir los 42 años de
edad y en numerosos casos la concepción se originó por: 1. la violencia, 2. el des-
conocimiento de métodos anticonceptivos o 3. por la falta de dinero para adquirir-
los.

Víctimas de un “embarazo no deseado” muchas madres pobres se desespera-


ban y optaban por el camino más peligroso, convirtiéndose en uno de los 300 mil
abortos clandestinos realizados anualmente en Perú y quizá en parte de los 6 mil
casos fatales.

A pesar de todo, la mayoría de las madres peruanas decidían dar la lucha y


cuando llegaba el momento se ponían en manos de una “comadrona”. Así, en su
domicilio, sin la higiene ni los medios necesarios, llegaba al mundo un nuevo pe-
ruano. A inicios de la década pasada, sólo el 32% de las mujeres alumbró en algún
establecimientos de salud (sólo 3,700 a nivel nacional) que no se abastecían para
atender a los poblados alejados, no disponían de medicinas ni equipos y el perso-
nal era escaso o por último se encontraba en huelga.

Por estos problemas, 365 mujeres murieron por cada 100 mil alumbramientos
producidos, lo que nos colocó – junto con Haití (1,000/100,000) y Bolivia
(390/100,000) – entre los países con mayor mortalidad materna en América Latina
y el Caribe, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Con la creación del “Programa de Salud Reproductiva y Planificación Fami-


liar” se brindó información adecuada y acceso gratuito y voluntario a píldoras, in-
yecciones, condones, operaciones de ligaduras de trompas y vasectomías.
Esta decisión fue reconocida y apoyada por el Fondo para la Población de las
Naciones Unidas (FNUAP), la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) de
los EE.UU. y la Nippon Foundation del Japón, que brindaron ayuda técnica y eco-
nómica por 20 millones de dólares. Pronto se obtuvo cifras alentadoras como la re-
ducción de la fecundidad rural de 6.6 a 4.8 hijos.

Por otra parte, aquellas mujeres que antes acudían a la comadrona comenzaron
a asistir a alguno de los 6,210 establecimientos de salud, (casi el doble de lo que
existía en 1990). Los Puestos de salud pasaron de 2,896 a 4,958 con mejor equi-
pamiento, personal y medicinas, ocasionando que la capacidad de atención se
quintuplicara (de 4 millones 400 mil pacientes en 1990 a 20 millones 400 mil en
1999). Para inicios del milenio cerca del 70% de mujeres gestantes acudía a un
centro de salud.

A pesar de todo, desde fines del año 2000, una tremenda campaña denunciaba
que Fujimori había cometido delitos contra 1. la libertad individual, 2. contra la vida,
el cuerpo y la salud, 3. lesiones graves, 4. coacción, 5. contra la administración de
justicia, 6. asociación ilícita para delinquir y 7. “genocidio”, en perjuicio de “300
mil mujeres sometidas forzosamente a ligaduras de trompas, con el propósito
de desaparecer a todo un sector social de la población peruana, particular-
mente en la región de la selva”.

Parece increíble que el entonces congresista Héctor Chávez Chuchón haya


lanzado esta calumnia cuando en los 90´ se logró reducir la mortalidad materna en
casi 50% (De 365 a 185/100,000) y se incrementó la esperanza de vida de la mujer
peruana de 68 años a 71 años. ¿Las escasas once (11) operaciones de ligaduras
de trompas practicadas en la selva le revelaron una intención genocida? ¿Cómo
puede explicar el ex Ministro de Salud Luís Solari, que la mortalidad infantil se re-
dujera en casi 40% (de 62/1000 a 39/1000)?. ¿Qué pensaba su sucesor Fernando
Carbone sobre los puestos de salud, colegios, agua, desagüe y luz eléctrica, entre-
gados a los más pobres?. ¿Qué eran entregados a la población antes de ser exter-
minada?.

La propia Defensoría del Pueblo – en su informe No 27 sobre irregularidades en


la ejecución del Programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar: 1996 y
2000 - reconoció que como consecuencia de las 215,634 operaciones de esterili-
zación se produjeron 17 fallecimientos entre los cuales incluye 3 casos de muertes
por reacciones adversas e inusuales a medicinas o anestesia, 4 casos por males
no vinculados (aneurisma cerebral, obstrucción intestinal, meningitis y alcoholismo).
Sólo 10 casos podrían señalarse como de probable responsabilidad médica y que
han dado lugar a juicios y incluso sentencias de carcelería contra los responsables.

El “Programa de Salud Reproductiva y de Planificación Familiar” brindó la


oportunidad a la mujer peruana de elegir de manera consciente y responsable el
número de hijos que estaba en capacidad de mantener. Con ello no sólo se contri-
buyó a elevar su autoestima sino que se le facilitó el acceso a mayores posibilida-
des de realización personal y calidad de vida
WALTER JIBAJA ALCALDE
Según estadísticas internacionales (OMS), 20 de cada 100 mujeres que se someten a una operación de ligadura de
trompas pueden tener complicaciones.

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