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CUENTO: EL BOTN DORADO Natalia Francais -Soldado Lpez! -S mCapitn! -Es la forma de presentarse al Capitn? -Por qu mCapitn?!

-Falta un botn en su chaqueta soldado! El soldado baj su brazo (elevado para el saludo), baj su cabeza y baj su mirada. De esta forma pudo observar un vaco en la hilera de botones dorados que ajustaban su gastada y polvorienta chaqueta azul. Pens un momento. El destino del botn era desconocido, el origen de su desprendimiento tambin pero el Capitn no tena porqu saberlo, o s?. -Sucedi mCapitn, -comenz a explicar el soldado- que cuando me detuve a observar una huella sobre el campo su mano extendida se desliz de izquierda a derecha, simulando una llanura, esa llanura que venan viendo y sufriendo da tras da esos meses, - el botn se enganch en los pastos mCapitn tironi se sali mCapitn. Minti, pero el Capitn no tena porqu saberlo. El destino del botn era tan incierto como la petaca del soldado Alonso, el facn del soldado Prez y el mismsimo reloj del General Levalle. Un botn, en definitiva, era solo un botn. El Capitn lo observ confundido. Finalmente sentenci: -Cuide su indumentaria soldado Lpez!. Y cosa el botn!. No podemos esperar en esas fachas al Doctor Alsina!. -Si mCapitn! grit el soldado. El hambre, el cansancio, extraar la chinita Siempre pensaba que una cosa ms y regresaba a sus pagos. Esto del botn era esa cosa. -Benjamn en qu piensas? pregunt la maestra. Benjamn observ el botn que se exhiba en una de las vitrinas del museo. Esa en particular inclua objetos de los primeros pobladores. El botn era dorado, como el oro, y la leyenda Unin y Libertad rodeaban un escudo de armas. Era similar a las monedas de un peso que le daba su mam para comprar caramelos en el kiosco. De fondo se escuchaba la voz de Carlos, el encargado del museo, que contaba las vicisitudes de los soldados en el primer fortn de la ciudad de Carhu.

-Nada seo -dijo pensativo-, solo me preguntaba de dnde habr salido ese botn FIN

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