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Perfil

de un La-
sallista
De la Salle comprendió el valor de la niñez y la juventud, orientó su pedagogía a crear un hombre nuevo para que
fuese el protagonista del cambio de la sociedad. Aquí está la originalidad del Lasallismo. Este hombre nuevo ha
de llevar en su corazón y en su alma cinco virtudes, simbolizadas en las cinco puntas de la estrella. Estas cinco
virtudes han de señalar e imprimir carácter en todo Lasallista.
LA FE

Simbolizada por la punta de la estrella que sube de la tierra al cielo como la escala de Jacob, para ponernos en
contacto con Dios. Es luz recibida en el bautismo que se proyecta hasta la eternidad.

Nos hace ver que la vida tiene un destino: construir el reino de Cristo que es justicia y amor. Nos hace creer en el
hombre, en nuestros valores, en la sociedad, en el mundo creado por el Ser Absoluto.

La Fe no ve imposibles, no se detiene ante nada, es capaz de superar cualquier obstáculo. Le da sentido y objeti-
vos a la vida.

LA FRATERNIDAD

Simbolizada por la punta que se pierde en el horizonte infinito, como queriendo encender a todos los seres huma-
nos por el amor, la hermandad y la solidaridad. ...

Es la mano que se extiende en plan de franca igualdad, para compartir con los demás los bienes, la alegría, las
penas, los talentos. La fraternidad es exigente, pues hay que amar al prójimo como a sí mismo; tan fácil decirlo,
como difícil practicarlo.

Exige apertura, diálogo, entrega, comprensión y aceptación.

LA JUSTICIA

Es el otro brazo que equilibra y da estabilidad humana. No es el acto de juzgar, sino de amar, es actuar en forma
natural, equilibrada, razonable. Es dar a cada uno lo suyo. “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios”.

No se puede ser justo cundo no se es humano. Es respetar los derechos de cada uno. Se es justo cuando se es-
cucha el clamor de los que tienen necesidad y dependiera de nosotros. ... Cuando se evita el despilfarro, el lujo,
la moda. Cuando sonreímos y hacemos reír.

EL COMPROMISO

La punta se dirige hacia abajo porque él se hace con el hombre que vive en la tierra, que vive al lado nuestro y
donde Dios se manifiesta.

El compromiso adquirido en el bautismo nos relaciona con Dios y los hombres. Es la voluntad de poner todas las
fuerzas y el pensamiento al servicio de la causa de Dios y del hombre.

El compromiso nos hace tomar conciencia clara y reflexiva de la situación social en la que se vive; nos hace obrar
como si estuviésemos seguros de lograrlo, conociendo a la vez el riesgo que se corre. Comprometerse es firmar
una letra en blanco con Dios, sabiendo, que nunca se dejará de escribir en ella. En nuestra época se habla mucho
de compromiso, pero no hay coherencia entre teoría y praxis. El Cristiano compromete libremente su destino. El
Lasallista comprometido actúa como ser vivo y no como depósito muerto.

“Que tu vida no sea una vida estéril”.

EL SERVICIO

Es la última punta de nuestra estrella que completa el equilibrio. Se han puesto los dos pies en el suelo para afir-
marse; se han extendido los brazos y se ha erguido la cabeza, para que sea un todo armónico.

El servicio es darse sin esperar recompensa. “Yo no vine a ser servido sino a servir”.
“Porque he puesto la mira en la ....tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.

El servicio es disponibilidad, es ofrecimiento para ayudar a otro. Destierra el egoísmo para sacrificarse por los de-
más.

“Sólo una vida vivida para los demás merece la pena de ser vivida”.

“El hombre se va realizando en cuanto se va entregando”.

“La medida de capacidad de un hombre es su capacidad de entrega”.

“Dar sin amar es una ofensa”.

“La vida no se nos da, la merecemos dándola”.

CRISTO EJE DE LA ESTRELLA LASALLISTA

En el centro, en el eje, en el corazón de la Estrella Lasallista, está Cristo.

Cristo imprime sentido, motiva e irradia la vida del Lasallista.

En este mundo de transformaciones tecnológicas, de adelantos electrónicos de ideologías contradictorias, de en-


foques éticos y morales desconcertantes, la única esperanza es el evangelio, “Yo soy el camino, la verdad y la
vida”.

Cristo es el hombre lucha; para muchos el hombre contradictorio, es el profeta, es el maestro. “No es necesario
morir por Cristo, basta vivir por él”.

“No he venido a traer la paz sino la guerra”.

“Fuego he venido a traer sobre la tierra y ¿qué he de desear sino que arda?”.

“Para San Pablo la vida era Cristo, para el Lasallista quién es Cristo?”: ...

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