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Misión Cultura con la penetración a cuesta

Por: Freddy Siso*


Publicado el Jueves, 21/07/05 02:49pm

Cuando el gobierno ha anunciado la creación de una nueva misión,


no nos hemos dejado de preguntar durante días y noches: ¿Qué
entenderá el gobierno - Chávez por Misión Cultura?

Ubicarse frente a la Misión Mercal, no creo que nos lleve a tener


ningún tipo de confusión de cual es su destino, o de la Misión Ribas,
la Misión Sucre, Barrio Adentro o Vuelvan Caras. Entendemos que
detrás de ellas, nos encontramos con la intención de educar, de
formar, de proteger, pero además, la de disminuir con ingenio la
masa de desocupados.

Son cientos de miles de becas, que sumadas todas, se elevan a


cifras astronómicas. No quiero entrar a discernir, sí quienes las
reciben se las merecen o no. Lo que sí podría discutir, es cuánto de
clientelismo al estilo de la IV República hay en el otorgamiento de
esas becas.

Es por ello que me hago muchas preguntas en relación a la Misión


Cultura; porque sí el concepto es ampliar la nómina de ese INCIBA
que dirige Farruco Sexto y el otorgar otras miles de becas a través
del Banco Industrial, perdóneme, pero creo que el camino de este
llamado proceso, está absolutamente equivocado.

En un proceso revolucionario, el hecho cultural no puede


entenderse como sólo el de manifestaciones “artísticas”. Sí así
fuere, nos podríamos conformar con los “creadores y actores” de
telenovelas, es decir, con esas cosas que producen o compran
RCTV y Venevisión o con las visitas guiadas que hacen sectores
populares al Teresa Carreño.

La acción cultural del Estado, debe estar íntimamente ligada al


modo de pensar de ese nuevo venezolano que queremos ser,
es decir, la revolución cultural debe implementarse en todos y cada
uno de los habitantes de este país. No hacemos nada con
implementar una Misión Cultura, sí nuestros maestros y profesores
siguen impartiendo la educación, como la impartía el profesor Isturis
el milenio pasado o con los valores éticos y morales que muchos de
nuestros profesores universitarios tienen.
Sería un fracaso absoluto, que en medio de la Misión Cultura, nos
sigan motivando a vivir, bajo el concepto que dominó todo nuestro
siglo XX y lo que va del XXI, como por ejemplo: ...”yo quiero seguir
estudiando para comprarme un carro”

Por eso creo que la Misión Cultura, debe estar dirigida a la


formación integral del venezolano, y no puede, ni debe ser una
misión coyuntural del gobierno central. Todos los gobiernos
regionales, tienen que ser los primeros en dar un paso al frente y
dejar de considerar -como en Mérida- el hecho cultural un fenómeno
de tercera o cuarta categoría, de allí la necesidad de la
Constituyente Cultural con todas sus significaciones e
implicaciones.

Que algunos cultores se presenten en diferentes escenarios, no es


suficiente para pensar que estamos frente a una revolución cultural;
desde hace mucho tiempo lo hacemos.

Venezuela es quizás uno de los países de este continente, más


penetrado y posesionado culturalmente. Sin “violencia” nos han ido
penetrando e imponiendo parcial o totalmente valores distintos a lo
que fue nuestra idiosincrasia. En todo caso, la penetración cultural
responde a la posesión o asimilación de unos valores por otros y en
donde la resistencia cultural ha desaparecido, producto de los
mecanismos de penetración, hoy conocidos como fenómeno de la
globalización.

La aculturación y la transculturación ha sido lenta, pero constante.


Se inició con la conquista y colonización, la aparición de los medios
de comunicación –tipográfo, telégrafo- la aceleraron y la dinámica
de la penetración a través de la televisión: por cable, satelital o Web
es a velocidades vertiginosas.

La destrucción de las culturas indígenas y la formación de las


culturas mestizas – criollas, abarcó un periodo de tres siglos. La
identidad de las repúblicas latinoamericanas sumó siglo y medio.
Mientras que el concepto de globalización cultural, se inició con la
llegada a estas tierras del fenómeno televisivo.

Es impresionante escuchar en un pueblo como Los Nevados


(Estado Mérida), que con ciento cuarenta mil bolívares, ellos
(campesinos) podrían hoy ver en su casa setenta y cinco canales,
más los dos o tres pornos que ofrece el paquete de Direc-TV. He allí
reflejada la cultura planetaria, la que se sustenta en la
homogeneización cultural como valor universal: lo que se puede ver
hoy en Los Nevados, también se puede en New York o Londres.

Las culturas indígenas y las mestizas, generaron mecanismos de


resistencia cultural. Esto generó un vigor de las culturas afectadas
ante la penetración violenta del invasor. En los actuales momentos,
la penetración cultural ha encubierto su violencia, ahora la esconde
con ilimitada sutileza y opera con mecanismos subliminales,
evitando la posibilidad de un renacimiento de esa resistencia
cultural.

Es por ello que pensamos que frente a la globalización y a la


violencia con que operan los medios -especialmente la televisión-
no es suficiente que el Ministerio de la Cultura organice actos
culturales venezolanistas. La respuesta del Estado tiene que ser
mucho más profunda e inteligente.

La Misión Cultura nada tiene que ver con la Misión Robinson, ya


que no es lo mismo declarar un municipio libre de analfabetismo,
que cambiarle el modo de pensar al 90% de los venezolanos. No es
lo mismo presentar a Cristóbal Jiménez en un Aló Presidente, que
confrontar a los dueños de medios y discutir el perfil del país que
debemos construir. Para finalizar, no se puede decretar el
socialismo, rodeado por los cuatro costados de “socios” y vecinos
neoliberales.

Mejor sería quedarnos, con nuestra Democracia Participativa y


Protagónica y tratar de resolver primero los problemas de la casa,
para así tener la suficiente fuerza y embarcarnos en una Misión
Cultura que nos transforme tanto física como espiritualmente.
Freddy Siso
* Cineasta CI 4.432.080
sisofre@yahoo.com

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