Está en la página 1de 3

Te comparto mi esperanza

Te comparto mi esperanza de aguardar cada mañana


con la misma fuerza y ganas de la primera mañana.
Volver a sonreír y a regalar buen humor,
jovialidad y entusiasmo,
para seguir, como dicen, para "seguir tirando".
Para adelante mirar sin volver la vista atrás,
confiando en lo que vendrá,
construyendo el porvenir y un futuro que ya es hoy.
Caminando sin cesar, avanzando una vez más.
Intentar en cada paso ir sembrando el optimismo,
las ganas de cambiar, y las fuerzas para luchar.
No dejarse derrotar por el inmovilismo,
la indiferencia, el egoísmo.
Saber que las cosas pueden cambiar
si tú cambias desde adentro y comienzas a vivir
con un nuevo horizonte.
Poner el corazón y el esfuerzo cotidiano
en vivir para ser más, en lugar de tener
cada un día un poco más;
en vivir para los demás en lugar de sólo para mí;
en pensar en el bien de todos,
como tarea primera y compromiso diario.
Ofrecer alegría en cada sonrisa
y colaboración generosa en cada mano abierta.
Estar atento al otro,
sus problemas, sus dudas, sus necesidades.
Y acompañar con nuestra presencia,
con a palabra amiga, con el abrazo cálido.
Compartir lo bueno de cada día, intentar ser más buenos cada día.
Comenzar cada jornada dando gracias por la vida,
y al concluirla, en la noche,
ofrecer nuestra labor con alegría.
Las cosas pueden cambiar,
si tú, y yo, y nosotros todos
colaboramos unidos.
Dos que luchan juntos pueden más que uno solo.
Imaginate cuanto podemos lograr entre todos...
Los ideales más altos pueden tornarse realidad
si tú sumas tu esfuerzo y empeñas la vida en ello.
Es cierto, hay mucho que cambiar,
no de un día para otro, muchos años va a tomar,
pero al final del camino, la meta se va a alcanzar.
En nuestros días
el egoísmo, la violencia, la opresión y la injusticia
se han metido en muchos corazones
y han forjado muchas estructuras.

Urge reconstruir una civilización


de vida y no de muerte,
donde el hombre sea lo primero
y no el dinero o la ganancia...
Un mundo de libertad, de paz,
y de justicia para todos.
Es posible hacerlo juntos.
Viviendo honestamente,
sin engañar al vecino
ni aventajarlo suciamente.
Viviendo solidariamente,
preocupado por el destino de todos
y ocupado en que todos vivamos mejor.
Generando alegría y encuentro
allí donde nos toque estar.
Participando activamente en todos los niveles
que nos ofrece la sociedad.
Sembrando expectativas de cambio
y trabajando activamente por ellas.
Desarrollando la creatividad
y el espíritu crítico
para saber mirar la realidad del mundo,
sin contentarnos con las excusas viejas, "gastadas",
promoviendo soluciones nuevas
a los problemas "de siempre".
Actuando por la paz, en beneficio de todos,
partiendo de los de abajo
para llegar a todos sin exclusiones,
como lo hizo Jesús,
con preferencias, los que sufren...
Viviendo con coherencia y valentía,
sin miedo a las crisis,
los conflictos, asumirlos como fermento para avanzar.
Aceptando el riesgo de presentarse distinto,
de vivir ideales diferentes de los que presenta el mundo.
Esperanza es sinónimo de tiempo y de paciencia,
pero también de lucha activa y entrega generosa.
Lo que se espera se lo consigue con esfuerzo,
poniendo el hombro en lo que haga falta.
Dando la vida en forma concreta
que es tiempo y trabajo, sudor, sonrisa
y a veces lágrimas.
Al compartir contigo
la esperanza de un mundo mejor
te estoy invitando a sumarte al trabajo.
A caminar el sendero
que muchos otros han abierto antes que nosotros,
y que caminarán después que tú y yo.
Seguramente habrá muchísimos
que han dado y darán más que nosotros.

Sin embargo, tu aporte y el mío son únicos,


originales e irrepetibles.
Por eso valen y vale la pena intentarlo.
Te comparto mi esperanza
de esperar cada mañana
con la misma fuerza y ganas
de la primera mañana.
De empezar cada jornada
con una sonrisa ancha;
de ofrecerte cada día,
de crecer y superarte,
de darte y entregar lo mejor que tú posees
para lograr lo que buscamos.
Que esta esperanza soñada,
esta semilla de humanidad nueva,
eche raíces firmes, crezca sólida y frondosa,
y sus frutos tan ansiados:
paz, libertad, justicia, vida plena
al alcance ya de todos,
sea algo cotidiano.
Como decía el profeta,
poeta, portavoz del Dios de la vida,
"que la justicia sea un torrente inagotable".

Marcelo A. Murúa

Del libro "Ver la Vida con la mirada del Evangelio",


Marcelo A. Murúa, Ed. San Pablo.

También podría gustarte