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INSTITUTO HENAO Y ARRUBLA

PRUEBA DE SOCIALES GRADO 8


WE FORM GREAT,
HONEST,AUTONOMOUS AND
PEACEMAKERS CITIZENS
PREGUNTAS DE SELECCION MULTIPLE CON ÚNICA RESPUESTA -
(TIPO I)
Las preguntas de este tipo constan de UN enunciado y de CUATRO
posibilidades de respuesta entre las cuales debe escoger SOLO UNA, la
que considere correcta, y rellenar el ovalo correspondiente en la HOJA
DE RESPUESTAS.

FILOSOFÍA

PITAGORAS

…Por culpa de esta teoría de la metempsícosis se burlaron bastante de Pitágoras, no sólo sus contemporáneos,
sino también ilustres dramaturgos: Jenófanes en un escrito nos lo muestra en el momento en que agarra por el
brazo a un hombre que está pegando a un perro.
«Por favor», dice Pitágoras, «...no pegues a tu perro porque me temo que en él se encuentra el alma de un
amigo mío».
«¿Y cómo lo sabes?» preguntó el hombre.
«He reconocido su voz.»

Sin embargo, más que en la metempsícosis, la esencia del pensamiento pitagórico está en creer que el Número
es el arké, el elemento primordial del Universo. En otras palabras, lo que para Tales era el agua y para
Anaxímenes el aire, en Pitágoras es el Número y, sinceramente, la hipótesis me deja bastante perplejo: si es
posible imaginar una mesa como un algo constituido por muchas moléculas de agua o de aire, más o menos
comprimidas, ya no es tan fácil concebirla como un conjunto de números aplastados uno sobre otro. El hecho
es que para Pitágoras los números tenían grosor: en un fragmento de Espeusipo, Acerca de los números
pitagóricos111 se especifica claramente que el número Uno es un punto (una especie de átomo), el Dos una
recta, el Tres un plano y el Cuatro un sólido. Después, para demostrar todo lo anterior, precisa que dos
Unidades Punto determinan una recta, tres Unidades Punto un plano y cuatro Unidades Punto un sólido.
Entonces, dado que todas las cosas de este mundo, incluidos nosotros, tienen una forma, ésta se puede
siempre descomponer en un conjunto de puntos o de líneas y, en definitiva, de números. Aristóteles cuenta112
que Eurito, un pitagórico de la segunda generación, discípulo de Filolao, se propuso encontrar el número
característico de cada ser viviente y, con este fin, empezó a contar el número de piedrecitas que hacían falta
para formar la imagen del hombre y del caballo.

Además de las cualidades físicas de los números, a Pitágoras le había impresionado el hecho de que todos los
fenómenos naturales parecían estar regulados por una lógica superior. Concretamente, el descubrimiento de la
existencia de una relación constante entre la longitud de las cuerdas de una lira y los acordes fundamentales
de la música (1/2 para la octava, 3/2 para la quinta y 4/3 para la cuarta) le sugestionó de tal manera que creyó
que Dios era un ingeniero excepcional y que una Ley Matemática, llamada Armonía, tenía la misión de dirigir
la naturaleza. Decían los pitagóricos: «¿Qué es lo más sabio? El Número. ¿Y qué es lo más bello? La
Armonía.» Al principio de los tiempos, evidentemente, estuvo el Caos (el Desorden); después, la Mónada (el
número Uno) creó los números y de éstos surgieron los puntos y las líneas; y por fin llegó la Armonía para
consolidar las distancias adecuadas entre las cosas. Todo esto para Pitágoras era el Cosmos, es decir, el
Orden.

La salud, la virtud, la amistad, el arte, la música, no eran más que manifestaciones de la Armonía. La salud,
para Alcmeón, era el equilibrio adecuado entre el calor y el frío en los cuerpos vivientes, la virtud el control
de las pasiones, y así sucesivamente. Incluso la justicia social, decía Arquitas, es sólo un problema de
Armonía. Pero aquí, para no confundir, hay que aclarar que la justicia social para los progresistas del siglo v
era una cosa bastante diferente de lo que persiguen hoy nuestros sindicatos: para Arquipas una buena justicia
social se conseguía cuando a cada trabajador se le recompensaba según sus méritos. En el fondo creía en el
destajo: mucho dinero para los más capaces y ni un duro para los que no tenían ganas de trabajar. Ya que he
sacado a relucir a Arquitas, creo que es el momento de abrir un paréntesis y contar algo más sobre este
extraño personaje. Pero volvamos a Pitágoras y a su pasión por las matemáticas. Parece ser que también entre
los números existía una aristocracia: los había nobles y plebeyos. Aparte del 10, la tetraktýs, que para los
pitagóricos, representaba una entidad divina, el 1, el 2, el 3 y el 4 eran los números más ilustres: su suma era
igual a 10 y todos juntos formaban el triángulo divino: «Todas las cosas que podemos conocer poseen un
número»119 y cada número tiene un significado propio. Examinando con atención los textos de Espeusipo, de
Arquitas y de Filolao, se puede extraer una especie de Rostro Pitagórico en el que el 1 representa la
inteligencia, el 2 la opinión (siempre doble), el 4 la justicia, el 5 el matrimonio, el 7 el tiempo crítico (quizá
porque son siete los días de la semana) y así sucesivamente. Además, según los pitagóricos, los números
poseen cualidades terapéuticas: los cuadrados mágicos, por ejemplo, utilizados también en la Edad Media y
en el Renacimiento, se grababan sobre chapas de plata y preservaban de la peste, del cólera, y de las
enfermedades venéreas.

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