Está en la página 1de 3

Mutilar al ángel parte1

Kevin Morán

@kevac11

—Captúralo

El ángel había salido de la protección de la casa de su ama para poder


despistar a unos demonios. Estos eran muy fuertes. No eran como
cualquier demonio al que ya se había enfrentado. Se dio cuenta de que
habían sido especialmente enviados para él, que tenía a su cargo a una
pequeña niña de once años llamada Clarisa.

Las fuertes alas de este ángel lo llevaban a velocidades increíbles por la


ciudad que lo vio descender. Clarisa dormía tranquila en su cuarto y con la
protección sobre toda su casa. La protección duraría mientras el ángel
esté vivo ya que él fue el que puso ese manto celeste para protegerla de
peligros como el de ahora.

No era tan de noche, por eso la ciudad todavía estaba llena de gente que
caminaba y compraba cositas por todos lado. Ninguno de ellos se
imaginaba lo que ocurría sobre sus cabezas en ese mismo instante. Los
demonios carecían de alas para volar así que solo lo perseguían corriendo
por las paredes de los edificios y saltando una y otra vez intentando
atrapar al ángel.

En un alto edificio y observando todo lo que sucedía se encontraba una


chica extraña de ojos saltones y de una capa muy blanca y fina. Además
portaba un sombrero que la calificaría de bruja si cualquier persona
común pudiera describirla. En su mano derecha tenía un cascabel enorme
y con inscripciones en quechua.

El ángel no podía volar más alto porque habían puesto una barrera en el
límite del edifico más alto de la ciudad. Estaba atrapado en una burbuja.

—Eres un ángel…
La joven mujer agitó su cascabel un par de veces sobre el edificio más alto
de la ciudad y logró acabar con la barrera puesta por esos demonios. La
energía de la luna por fin toco sus cabellos y su agotamiento se esfumó.

Una espada larga se materializó de la nada en la mano derecha del ángel y


arremetió contra uno de ellos, el que le pareció más débil. Parece que
ninguno de los dos demonios que lo perseguía contó con la presencia de
esa mujer. Ahora estaban atrapados y a merced de todo el poder de un
ángel tan importante como era este. Su espada cortó una y otra vez al
engendro demoniaco hasta haberlo acabado por completo. Luego fue por
el otro, que corrió la misma suerte no sin antes haberle preguntado por
quién había sido enviado.

A los demonios no les importaba su vida, eso lo tenia bien claro el ángel
quien ante ninguna respuesta degolló al demonio verde.

Vio la luna una vez más para encontrar la ubicación de la humana a la que
protegía. Notó la presencia de alguien en el edificio más alto de toda la
ciudad. La había estado escondiendo desde el inicio. Se dirigió hasta lo
más alto de inmediato y vio a la joven con una mirada perdida. No parecía
enemiga pero su presencia era casi tan fuerte como la de él. Tampoco
pareció estar poseída.

—Tú eres la que eliminó el conjuro de esos demonios.

—Así es, ángel. —replicó ella.

—Mi nombre es Travis y agradezco tu intervención. Pero no entiendo por


qué un humano como tú tiene esta clase de poder.

—Pronto lo entenderás Travis. Vuelve a tu hogar.

Las alas de Travis no le respondieron y su cuerpo pareció estar dominado


por otra voluntad. Fue directo a la casa de su dueña, clarisa, de once años.
La protección seguía en pie y este era el cuarto ataque que había
enfrentado. Lo único que quería ver en su vida, era que Clarisa creciera sin
tener que enfrentar a los demonios, porque ese era su destino.

También podría gustarte