PRESENTADOR: Un restaurante de media estrella. Sale el
camarero. Pone un mantel que cubre media mesa, cuchara, tenedor, cuchillo y vaso. Se retira a la parte de la cocina. Entra un cliente. Se sienta. Empieza a pegar golpes con el puño en la mesa. Al final grita.
CLIENTE : Esta carne es una porquería. No hay quien la corte.
Además huele mal. ¡Qué asco !
CAMARERO : ¡Mentira !
CLIENTE : ¡Cómo que mentira !
CAMARERO : Sí, porque es la misma que le pusimos el mes pasado
y entonces decía usted que estaba para chuparse los dedos.
CLIENTE : ¡Esto es ya demasiado ! ¿Qué hay de postre ?
CAMARERO : Frutas variadas.
CLIENTE : Tráigame una ración.
CAMARERO : ¡Marchando una de frutas variadas (Saca la carne) La guardaremos para el próximo a ver si pica. (Limpia otra vez el plato y pone unas manzanas) . ¡Aquí tiene !
CLIENTE : (Empieza a tocar la fruta con cara de asco y se tapa
la nariz) ¡Camarero ! ¡camarerooo... !
CAMARERO : ¡Qué pasa ahora, a ver ! No me deja tranquilo ni un
momento ¡estoy harto !
CLIENTE : ¡Yo sí que estoy harto !
CAMARERO : Pues si ha quedado harto, le traigo la cuenta y en
paz. Porque aquí todos los que vienen me dicen que se quedan con hambre.
CLIENTE : ¡No ! ¡si lo que estoy es harto de usted ! ¿a esto le
llama frutas variadas ? Si sólo hay manzanas y están podridas.
CAMARERO : ¡Claro ! frutas variadas... (las va cogiendo y
enseñando). Unas más grandes, otras más pequeñas. Unas con gusanos, otras con menos gusanos... ¡frutas variadas !
CLIENTE : ¡No aguanto más ! ¡Me voy y no pienso pagar ni un
duro !
CAMARERO : ¡Pues llamaré a la policía !
CLIENTE : ¡Ja, ja, ja ! ¿Y usted cree que querrá comer aquí y
después le pagará la cuenta ? (Echa a correr perseguido por el camarero).