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Cultura Arizpe
Cultura Arizpe
México:CRIM/Ed. MA Porrúa.
La Cultura es interactividad
Lourdes Arizpe
La banalización de la cultura
La cultura se encuentra hoy en todas las agendas nacionales e internacionales. Se le cita con
frecuencia en relación con la diversidad cultural, con los conflictos étnicos o religiosos, con
los contenidos de los medios masivos de comunicación, con el capital social o con los
bienes de contenido cultural en el comercio internacional. Se invoca el término de
“cultura”, porque —y cito de memoria lo dicho en muchas reuniones internacionales—
“representa el corazón de la sociedad”, “nos otorga conciencia de nosotros mismos”, “nos
otorga identidad frente al otro”, y así sucesivamente.
De hecho, este término se ha reificado en el discurso político, es decir, se le ha
convertido en un objeto, como si pudiera existir en la realidad algo que correspondiera a
“cultura”. Hay que evitar esta “cosificación” de la cultura y hablar, en cambio de individuos
o grupos que deciden asumir, portar o transmitir ciertos rasgos culturales a los que se otorga
coherencia y derivación histórica en el discurso. Varios autores, entre ellos Eric
Hobsbawm, han anotado que una historia cultural involucra siempre una invención, porque
se seleccionan distintos rasgos culturales en diferentes épocas para construir una historia
apropiada para cada tiempo.
Por lo anterior, resulta equivocado atribuir a la cultura una naturaleza “esencialista”,
es decir, ahistórica e inmutable. Este “esencialismo” se coloca como el centro de una
“tradición” que ha fortalecido a las doctrinas fundamentalistas en muchos países. Los
serbios la han invocado para la aberrante “limpieza étnica” durante las guerras en lo que
fuera Yugoslavia, y los talibanes, para justificar el trato discriminatorio hacia las mujeres
afganas, sin derecho a estudiar en la universidad ni ejercer profesión liberal alguna.
También invocaron la “pureza religiosa” para perpetrar un ataque deliberado al patrimonio
cultural de la humanidad, con la destrucción de los Budas de Bamiyan.
El fundamentalismos, que también existe en el Cristianismo, el Judaismo y el
Hinduismo, es el que provocará conflictos perenes entre religiones, entre culturas y entre
naciones por ello hay que rechazar todo fanatismo, en especial si se presenta como
pseudociencia. Baste señalar que el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU) consideró
necesario poner de manifiesto su preocupación por la frase “sistemas tradicionales” que
intenta dar validez a las creencias tradicionales. La importancia del conocimiento empírico
acumulado durante generaciones y basado en evidencias prácticas se reconoce, pero debe
distinguirse de los enfoques que buscan promover la anticiencia y la pseudociencia, y que
degradan los valores de la ciencia tal como la entiende la comunidad del Consejo
Internacional para la Ciencia, que reafirma su compromiso con los valores y los métodos de
la ciencia verificable.”