Está en la página 1de 3

Una guía breve para hablar en público con eficacia

miércoles, 04 de mayo de 2005

por Stephen D. Boyd

Dar una presentación efectiva a 20 o a 200 personas es difícil. Porque los oyentes tienen
mejor acceso a la información desde que internet se convirtió en algo común, el público
espera más contenido de los oradores hoy en día. Además, debido a la inclinación al
entretenimiento de la mayoría de los medios de comunicación, las audiencias quieren una
presentación dada con animación, humor, y excitación.
Si prefieres mejor pasar el tiempo preparando tu contenido que leyendo un libro sobre como
hablar en público, este es un artículo pensado especialmente para ti. De mi experiencia en
dar más de 1.500 discursos durante los pasados 20 años, aquí está una guía rápida para
hacer una presentación efectiva e interesante tu primera vez.

Comienza con algo que llame la atención del público. Esto podría ser una afirmación
asombrosa, una estadística o tu propia historia. Los oyentes prestan mucha atención cuando
una persona comienza con, “Hace dos semanas, cuando iba conduciendo para ir a trabajar,
un coche paró enfrente de mi….” Podrías comenzar con un hecho real: “Puede que hayas
leído en el periódico esa mañana acerca de la inundación que….” Una pregunta es otra
manera de hacer que la gente escuche. “¿Cuántos de vosotros creéis que nuestra sociedad
gasta demasiado en cuidados médicos?” puede que haya alguna manera de comenzar una
presentación acerca de controlar los costes. Cualquiera que sea la técnica que uses, cuando
consigues la atención del público, estás cercano a conseguir un discurso de éxito.

Segundo, sé enérgico en la pronunciación. Habla con voz clara. Vete más despacio en un
punto dramático y acelera para mostrar emoción. Para ocasionalmente para causar un
efecto. No permanezcas de pie detrás del atril, sino que muévete un paso adelante para
llamar la atención. Cuando estés animando a tu público, da un paso hacia ellos. Gesticula
para mostrar como es de grande o de ancho o de ato o de pequeño un objeto que estás
describiendo. Demuestra como funciona algo o como se mueve cuando lo lo dices. Muestra
una expresión facial cuando hablas. Sonríe cuando hables de algo agradable y deja que tu
rostro muestre otras emociones cuando cuentas un acontecimiento o una actividad.
Cualquiera que sean tus movimientos, deberían tener un propósito.

Estructura tu discurso. No tengas más de dos o tres puntos principales, y adelanta al


comienzo lo que van a ser esos puntos. Con cada punto, ten dos o tres unidades de apoyo,
como ejemplos, definiciones, testimonios o algo artístico. Las ayudas visuales son
importantes cuando quieres que el público comprenda un proceso o concepto o comprenda
un objetivo financiero. Las gráficas con líneas son buenas para las tendencias. Las gráficas
con barras son mejor para las comparaciones y las gráficas de partes son mejores para
mostrar distribución y porcentajes.

Enlaza tus puntos con transiciones. Podrían ser palabras como “Primero,” “Segundo,” o "Por
último." Usa un resumen interno, simplemente incluyendo el punto que quieres incluir y
diciendo de lo próximo de lo que vas a hablar. “Ahora que hemos hablado acerca de la
estructura, pasemos a hablar del uso de las historias,” sería un ejemplo. Cuando hagas una
introducción, dos o tres puntos principales de apoyo para cada una de ellas, transiciones
apropiadas, y una conclusión; así tendrás tu discurso organizado de una manera que el
público pueda seguirlo fácilmente.

Cuenta tu propia historia en alguna parte de la presentación—especialmente en una


presentación técnica. Incluye una experiencia personal que tenga relación con el contenido
de tu discurso, y el público conectará contigo. Quieres ayudar a que el público conecte
emocionalmente con lo que estás hablando, y la experiencia personal hace eso. Con casi
cualquier tema que puedas elegir, tienes al menos una “historia de guerra” que relacionar con
el tema. Cuando cuentes la historia, simplemente comienza por el principio y muévete
cronológicamente a través de la narrativa, incluyendo respuestas a las preguntas con:
“Quién,” Qué, “Cuándo,” "Por qué," y “Dónde.”

Para añadir interés y que se comprenda mejor tu discurso, incluye una ayuda visual. Una
ayuda visual podría ser un objeto, unas diapositivas, una presentación en PowerPoint, o una
pizarra. Cualquiera que sea el visual que estés usando, asegúrate de que todo el mundo
puede verlo. La mejor manera de asegurar esto es poner lo visual donde vayas a estar
hablando, y después encontrar el asiento más alejado y determinar si puedes leerlo desde
ese asiento. Introduce lo visual apropiadamente más que como algo que dar a la audiencia,
explica lo que será antes de desvelarlo. No permitas que lo visual se vuelva una
demostración silenciosa. Continúa hablando al mismo tiempo que lo enseñas. Todavía eres
el acontecimiento principal y lo visual es una ayuda. Mira al público, no a lo visual. Cuando lo
visual no se use, ocúltalo al público. Los humanos somos muy curiosos, y tendemos a
continuar mirando al objeto y perdemos la pista del hablante.

Si estás pronunciando un discurso persuasivo, además de tus propias historias incluye


testimonios de expertos que la audiencia respete, y cuyos puntos de vista refuercen los
tuyos. Añade un factor estadístico cuando sea posible para mostrar la seriedad de lo que
estás discutiendo. Por ejemplo, si estuviera discutiendo la necesidad de mejorar la manera
de escuchar para servir mejor a nuestros clientes, añadiría que aunque gastamos la mitad de
nuestro tiempo de comunicación en escuchar, nuestra eficiencia es sólo de un 25%. Al usar
historias, testimonios y estadísticas en tu charla de persuasión, añades profundidad a tu
evidencia.

Mira al público cuando hablas. Si es un público reducido, puedes mirar a cada persona
durante un corto periodo de tiempo. Si es un público más amplio, míralo en pequeños
“grupos” y muévete de un grupo a otro. Una manera de asegurarse un buen contacto visual
es mirar al público antes de empezar a hablar. Vete hacia el atril y haz una pausa, sonríe,
mira al público, y después habla. Esto te ayudará a mantener un buen contacto visual
durante toda tu presentación así como un dominio inmediato de la atención.

Una de las maneras de tener un buen contacto visual consistentemente es que no leas tu
discurso. Usa tarjetas con anotaciones que tengan palabras clave. La palabra o frase debería
provocar el pensamiento en tu mente y después poder expresarlo. Si estás incluyendo una
cita o una estadística compleja, leerla de la tarjeta verdaderamente le da credibilidad. Si
escribes tu discurso tenderás a leerlo y a perder contacto visual con el público, y no serás tan
entusiasta al hacerlo como cuando hablas con las tarjetas.

Incluye un factor “wow”(caramba) en tu discurso. Algo en tu discurso debería hacer que la


audiencia pensara, “¡Caramba!” Podría ser una historia, un punto dramático, una estadística
inusual o algo visual efectivo, que ayudara al público a entenderlo inmediatamente. Con un
factor “caramba”, tienes algo que esperas con impaciencia pues sabes que tendrá un
impacto en la audiencia. Te convertirás en un orador cada vez más entusiasta porque el
factor “caramba” te atrapará tanto a ti como a tu audiencia.

Considera usar un toque de humor en tu discurso. No te pongas nervioso con esta


sugerencia; no te vas a convertir en un cómico sino que estás animando un discurso serio
para que la gente lo acepte mejor y se interese por tus ideas. El humor te ayudará a que te
perciban como una persona amable, y es difícil para la gente estar en desacuerdo o estar
aburrido si están sonriendo. Hasta que tengas mucha experiencia, no utilices mucho el
humor. Quizás introduce un chiste corto o una cita. Yogi Berra decía un montón de cosas
divertidas. “Puedes sacar mucho sólo con mirar” por ejemplo. Cuenta un momento
embarazoso de tu vida que pensabas que no era divertido en ese momento. Ahora que
puedes reírte de la experiencia, entiendes el antiguo refrán, “El humor es simplemente la
tragedia separada por el tiempo y el espacio.” No des diversión a tu audiencia, deberías ser
el objeto de cualquier defecto, demostrando que te puedes reír de ti mismo. Evita las
historias o los chistes largos. Incluso los oradores más experimentados saben que las
historias divertidas lo son menos si se hacen demasiado largas. Probablemente el uso
menos arriesgado del humor es una viñeta. La viñeta está separada de ti y si la gente no se
ríe, no te sientes responsable. (Asegúrate de que tienes permiso para usarla.)

Finalmente, deja al público con algo con lo que pensar. Las personas recuerdan mejor lo
último que dices. Deberías resumir tus puntos principales, completar la frase, “Lo que quiero
que hagan como resultado de esta presentación es....” Pero más allá de eso, haz de tus
últimas palabras un pensamiento para reflexionar. Por ejemplo, podría terminar un discurso y
convertirme en un orador mejor con “Como Cicerón dijo hace siglos, "La habilidad de hacer
viene con el hacer."”

Una guía más moderna para hablar en público con eficacia fue escrita por algún sabio
desconocido: "Conoce tu material. Conoce a quien se lo vas a dar. Conoce cuando están
llenos."

Uno nunca se convierte en un orador“perfecto”; desarrollar las habilidades para hablar en


público es una experiencia que dura toda la vida. Pero los puntos discutidos aquí te harán
comenzar a convertirte en el orador que quieres ser y el orador que tu público quiere oir.

Stephen D. Boyd, es catedrático de comunicación en la Northern Kentucky University en


Highland Heights, Kentucky. Trabaja con organizaciones que quieren hablar y escuchar con
más efectividad para incrementar la actuación personal y profesional. Se puede contactar
con él en el 800-727-6520 o visitar http://www.sboyd.com para conseguir artículos o
información para mejorar tus habilidades de comunicación.

Fuente: The CEO Refresher


www.refresher.com
Traducción: todomba.com

También podría gustarte