Las Noches Son Más Oscuras Antes Del Amanecer

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Tal vez esa tarde de aquel día que prefiero olvidar, no debí buscar diversión en lugares

extraños para el ojo humano.

Recuerdo que esa tarde dios lloraba tanto que la gente moría ahogada, el cielo era gris y
el pálido rostro del anciano señor que me vende el pan me decía que algo malo tramaba
dios para mí.

Ya son dos años que vi morir un inocente, Setecientos treinta días que vi como
disfrutaban de ese festín y preferiría olvidarlo pero al parecer contarlo es un deber.

Y es así como todo paso hace dos años o al menos esta es la versión original:

Esa tarde dios lloraba y hacia de sus lagrimas látigos que una a una desaparecían
ciudades y se convertían en solo recuerdos frágiles como los cristales.

Ya era como las dos de la tarde, al menos eso parecía, quizás me equivoque pero aquel
olor a humedad y la tranquilidad que se vivía hacia presentir la extinción de
cuantiosas existencias. A esa hora y cubierto con un manto gris que pienso que
simulaba la muerte se encontraba aquel desdichado que incansablemente clamaba
piedad. Que jamás recibió.

El panorama era realmente impresionante, indescriptible tal vez… Pero la realidad


saltaba a la luz. Para muchos ese panorama hubiera resultado nauseabundo y demasiado
criminal pero luego de un par de horas me encontraba intoxicado y extasiado del mismo
fervor de los demás asistentes a ese sacrificio.

El alcohol y el baile hacían delirar a todos los presentes. Algunos adultos como el amo
del perro tuerto que acostumbra hablar con la luna a media noche y la señora que
acababa de parir a su desdicha según ella... Estos casi ni se podían sostener en pie.
Gracias a estos dos personajes el ambiente era de bailetón y conversaciones sobre política
y otros temas q realmente no tendrían relevancia de contar... A la par de este suceso
otros seres comían con los pies y en rincón muy arrinconado había un grupo de
personas que hacían de la pista de baile un polvorín.

El calor que no se hacía esperar calentó los corazones de los asistentes. Puesto que
algunos estaban muy pasionalmente carnales. Esto se podía notar al momento de ver
sus pasos algo exagerados al momento de bailar.

Alrededor de las cuatro de la tarde... el calor intenso y tal vez una llamada telefónica,
según yo. Hizo que mujeres con escasa ropa sobre el cuerpo también se unan a tan vil
acto que estaba a punto de ser perpetuado.

Asumo que pasó una hora luego del arribó de estos personajes nuevos con escasa ropa en
el cuerpo cuando dirigí la mirada a estos y la sorpresa fue que ya eran parte de la lujuria
y desenfreno que se vivía en ese ambiente. Y poco a poco yo perdía los sentidos pero fue
en ese instante donde todo se paralizo en mi interior y pude ver como el sacrificado me
pedía casi a gritos que lo libere. Por supuesto que no lo hice; ya que ese día no llevaba
conmigo valores y mucho menos corazón.
Confundido me encontraba, intoxicado era lo que estaba. Pero jamás pensé que esa
inamovible existencia a punto de ser sacrificada pudiese dirigirse a mí con tanta
urgencia.

Solo cerré los ojos dos segundos y cuando los abrí nuevamente. Aquellas mujeres con
escasa ropa sobre el cuerpo ya se habían convertido en objetos sexuales. Jamás supe de
ellas hasta el día de hoy cuando vi a dos de esas mujeres que aquel día hace setecientos
treinta días escaseaban en ropa sobre el cuerpo. Cuando las vi, llevaban en brazos a su
respectivo crío y juntas amamantaban sincronizada mente a su respectivo
primogénito. No quiero sacar ninguna conclusión pero a lo mejor la fiesta que me perdí
debió estar muy buena.

Cuando volví a cerrar los ojos por otros dos segundos mas. Al momento de abrirlos el
ambiente era ya un campo de concentración nazi, digo esto por el caminar de los
asistentes llevando de un lado a otro sus cantimploras llenas del elixir para los
bohemios…

Justo ahí me encontraba sosteniendo el ala de un ave entre los dientes. No entendía el
porque y eso me hizo pensar por otros dos segundos que el almuerzo había llegado por
fin.

A la par de ese ambiente de esclavitud. No, ante ningún Hitler, sino ante la dependencia
de seguir llevando alcohol a sus organismos, misteriosamente alguien besaba mis labios.
No entendía el porque. Y no eras más que estar siendo lamido por un canino de la
familia de los perros callejeros…

Tenía inexplicablemente la cara llena de aderezo rojizo y con un sabor algo


indescriptible de narrar, al menos eso parecía hasta que supe la verdad horas después.
Cuando el canino me hecho una mano para ocultar y limpiar lo evidente en mí.

Rápidamente me puse en pie y sacudí mi traje. Ya eran las ocho de la noche hace
Setecientos treinta días. Y el cuerpo hecho cadáver de aquel Ent. Ya era leña y ya todo
era lujuria y desenfreno.

Nadie lloraba la pérdida reciente, solo algunas muchachas lloraban por algún des amor.

En el suelo había sangre y no recuerdo ninguna escena salvaje, debió ser mientras
tomaba un receso y la que aquel canino interrumpió muy amablemente. No necesitaba
ser algún tipo de físico matemático para darme cuenta de las catorce facciones que se
transformo aquel Ent de la familia de los árboles que jamás acostumbran intercambiar
palabras con humanos simples como yo pero el lo hizo hace Setecientos treinta días
antes de ir a viaje sin retorno.

Para cuando entendí y comprendí la magnitud del problema en el que me encontraba


ya era demasiado tarde. La sangre en el piso resultó ser mía y no recordaba nada porque
algún tipo de objeto causó una gran confusión en mí, claro, luego de su impacto sobre
mí frente. Eso explica no el aderezo en mi cara sino mi sangre en ella.

Agradezco al canino que se convirtió en mi amigo aquel día hace Setecientos treinta
días.

De las demás personas no se nada. Muchas de ellas no recuerdan mi rostro y algunas


que si lo hacen se atreven a decir que las noches son mas oscuras antes del amanecer.

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