Tema 1 – Naturaleza, finalidad y legitimación de la educación religiosa
en la escuela.
Sobre la naturaleza, finalidad y legitimación de la ERE, es preciso establecer
una primera distinción entre los términos fundamentales que estructuran esta propuesta: Educación, religión y escuela: Educación obedece al proceso de instrucción de un saber que le permita interactuar en un contexto o cultura; la religión a tradiciones y creencias particulares de una comunidad en un Dios o divinidad específica; y la escuela al lugar físico en el que la persona aprende y aprehende elementos vitales para la construcción de su personalidad. Estos tres elementos constituyen el factor de construcción de un proceso educativo concretizado en la experiencia religiosa, en donde, éste último es facilitado de acuerdo a las situaciones y realidades en las que se encuentra.
El proceso educativo religioso depende del factor antropológico, ya que la
comprensión de la realidad y acontecer humano son los medios por los cuales es posible comprender las diferentes dimensiones humanas y cómo estas influyen en la cotidianidad del sujeto (dimensión afectiva, sociopolítica, trascendental y natural).
Si el proceso educativo religioso se fundamenta en la comprensión de la
realidad trascendental del sujeto dentro de las demás dimensiones que estructuran al mismo, es necesario hacer la distinción entre este proceso de educación religiosa y el proceso catequético y de enseñanza de la fe. Siendo esto así, la ERE se fundamenta principalmente según los siguientes elementos: es ofrecida en una escuela, por un profesor, puede ser o no ser confesional, ahonda en la pregunta por cómo y por qué el sujeto cree, hace referencia a las ciencias religiosas y a las pedagógicas, y es gestora de una dimensión de comprensión y respeto confesional. Esta ERE debe ser totalmente distinta al proceso catequético, ya que este tiene como fin fortalecer la fe y por tanto se origina desde la parroquia, desde las comprensiones teológicas y favorece la construcción y fortalecimientos de las comunidades de fe, en este caso, en torno, a la confesión cristiano-católica.
Vista la naturaleza de la ERE, es preciso comprender su legitimación. Esta
legitimación parte del hecho religioso como tal, es decir, de la realidad religiosa que es propia a cada ser humano y que se diferencia totalmente de la religión. Siendo esto así, se fundamenta a partir de los siguientes elementos: o Antropológica: Lo religioso como dimensión humana. o Existencial: Pregunta por el sentido de vida. o Histórica: Lugar de gestación del ser humano y sus dimensiones fundamentales. o Cultural: Las culturas están asociadas a experiencias religiosas. o Intercultural: Comprensión y vivencia propia y diversa de la realidad religiosa. o Sociológica: Contribuye a la construcción y supervivencia de la especie. o Lingüística: Espacios simbólicos, mitológicos y litúrgicos. o Pedagógica: Apuesta por la formación del homo religiosus que está en cada sujeto.
Los ambientes en los que se mueve la ERE deben permitir el desarrollo
de los elementos anteriores, de manera que a partir de ellos se logre el objetivo principal de una formación en la pregunta y en la realidad particular del hombre por lo religioso en cuanto tal, en cuanto propio de la persona. Así, los horizontes de legitimación de la ERE son: o Eclesial: La ERE es asumida por la Iglesia o Antropológico: Validar la dimensión religiosa del sujeto es fundamental. o Cultural: La cultura construye los propios elementos religiosos. o Escuela: Pluralismo religioso. Esta opción, apuntará fundamentalmente hacia la estructuración de una relatividad concreta al nivel de las confesiones religiosas, desde las cuales pueda ser posible conversar y aportar para la construcción de esa dimensión religiosa del ser humano y el enriquecimiento de la misma desde la diversidad de confesiones posibles.