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HERNANDO FERNÁNDEZ GARCÍA

RAFAEL ARCHUNDIA BETANCOURT


24 LDPM

ESPERANZA DE VIDA

Entendemos a la esperanza de vida como la media de la cantidad de años que vive una
determinada población en un cierto periodo de tiempo. Se suele dividir en masculina y
femenina, y se ve influenciada por factores como la calidad de medicina, la higiene,
las guerras, etc. Si bien actualmente, se suele referir únicamente a las personas que
tienen una muerte no violenta.

Una esperanza de vida alta indica un mejor desarrollo económico y social en la


población, aunque resulta difícil de medir. Algunos economistas han propuesto usarlo
para medir el retorno sobre la inversión en el capital humano de una región o por
organismos o instituciones internacionales.

Usualmente se toma como esperanza de vida la edad promedio de fallecimiento, valor


que no es exactamente la esperanza de vida. Cuando no existen estadísticas precisas
del fallecimiento para una región concreta puede usarse el porcentaje de personas por
encima de una cierta edad, etc. Todos esos valores son aproximaciones posibles al
valor de la esperanza de vida al nacer.

Hasta el 20051 la media mundial era de 66,7 años, sin embargo, existen diferencias
abismales entre distintas zonas del planeta, por ejemplo: en Europa y América del
Norte, la media es de 73 años, en Oceanía es de 71 años, en Latinoamérica es de 70
años, en Asia de 61 años y en África es de 55 años.

Según el informe anual de la ONU, los países con menor expectativa son Zambia con
37.5 años, República Centroafricana con 39,3 años, Malawi con 39,7 años y Sierra
Leona con 40,8 años; y por otra parte, los de mayor expectativa son Andorra con 83.5,
Japón con 82, España con 81, Islandia con 80.7 y Suiza con 80.5 años.

Estas estadísticas nos hablan de la población mundial en general. En muchos casos,


los años de esperanza de vida varían mucho en función al sexo y la clase social.

En México, se logró cumplir con uno de los “objetivos del milenio”: aumentar la
esperanza de vida a 75 años. Otros de estos objetivos son: equidad de género, reducir
los contagios de VIH/SIDA, erradicar la pobreza extrema y proporcionar educación
gratuita para todos.

En el marco del Día Internacional de la Salud (7 de Abril) el Consejo Nacional de


Población (CONAPO) declaró que a través de los años México ha mejorado las
condiciones sanitarias a lo largo de la República. Uno de los mejores indicadores de
esto es el aumento en la esperanza de vida. La esperanza de vida en 1930 era cercana
a los 34 años, en el 2000 aumentó a 75 y se ha mantenido así hasta 2010. Sólo entre
1979 y 2010, subió en promedio 14.8 años. Cabe resaltar que estas cifras sólo se han

1
Dato má s actual recopilado.
logrado en 24 estados, aunque se espera que los 8 restantes lleguen a la meta para el
año 2015 sin ningún problema.

Las mujeres viven, en promedio, más años que los hombres. En 1930, la esperanza de
vida para las personas de sexo femenino era de 35 años y para el masculino de 33;
para el 2010 la tendencia cambió a 78 y 73 años respectivamente.2

El país se encuentra en una fase avanzada de la transición demográfica, la cual ha


venido acompañada de un cambio en el perfil epidemiológico, siendo más frecuentes
las enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes mellitus3 y la hipertensión
arterial4. No obstante, en algunas regiones y grupos sociales persiste un perfil
epidemiológico caracterizado por las enfermedades infecto-contagiosas y las muertes
prematuras evitables.

Entre los problemas de salud de las zonas urbanas, de acuerdo con diagnósticos de las
Naciones Unidas, se encuentran los asociados a las condiciones ambientales, al estrés
y el sedentarismo, al aumento de los riesgos de violencia, a una mayor incidencia de
enfermedades crónicas y a algunas enfermedades transmisibles como la tuberculosis y
el VIH/SIDA.

Como consecuencia del fenómenos del envejecimiento demográfico, la tasa de


mortalidad ha aumentado ligeramente para ubicarse en cinco defunciones por cada
mil habitantes en 2010, y se prevé que esta tendencia continuará, de manera que
alcanzará 5.6 por cada mil en 2020 y 6.6 en 2030. De hecho, en 2005, 74.3% de las
defunciones registradas de adultos mayores correspondió a enfermedades no
transmisibles, como padecimientos cardiovasculares (primera causa de muerte
general), tumores y diabetes mellitus (segunda causa de muerte entre hombres y
mujeres respectivamente).

La mortalidad infantil es uno de los principales indicadores sociodemográficos que


refleja las condiciones de vida y el desarrollo socioeconómico de una población, y
uno de los factores más estrechamente relacionados con el aumento de la esperanza de
vida. A nivel nacional, entre 1080 y 2005 este indicador se redujo en 68%, al pasar de
52.6 a 16.8 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos, y
actualmente se ubica en 14.2 decesos.

2
Indicadores Sociodemográ ficos de México (1930-2000), Censo de Població n y Vivienda
2010.
3
La diabetes mellitus (DM) es un conjunto de trastornos metabó licos, que afecta a
diferentes ó rganos y tejidos, dura toda la vida y se caracteriza por un aumento de los
niveles de glucosa en la sangre: hiperglucemia. Es causada por varios trastornos,
incluyendo la baja producció n de la hormona insulina, secretada por las células β del
pá ncreas, o por su inadecuado uso por parte del cuerpo, que repercutirá en el
metabolismo de los carbohidratos, lípidos y proteínas.
4
La hipertensió n arterial (HTA) es una enfermedad cró nica caracterizada por un
incremento continuo de las cifras de presió n sanguínea en las arterias. Aunque no hay
un umbral estricto que permita definir el límite entre el riesgo y la seguridad, de
acuerdo con consensos internacionales, una presió n sistó lica sostenida por encima de
139 mmHg o una presió n diastó lica sostenida mayor de 89 mmHg, está n asociadas con
un aumento medible del riesgo de aterosclerosis y, por lo tanto, se considera como una
hipertensió n clínicamente significativa.
Entre los factores asociados a la reducción en la mortalidad infantil destacan: una
mejor educación de las madres, la creciente disponibilidad de agua en la vivienda, el
aumento en las tasas de vacunación, una mejor nutrición y un mejor acceso a
atención médica oportuna y de calidad, sobre todo a servicios que modifican el curso
de las infecciones respiratorias y digestivas.

A partir del análisis de la esperanza de vida y la mortalidad infantil es posible


aseverar que México se enfrenta a una situación demográfica en que las condiciones
de vida que mermaban el desarrollo de la población desde mediados del siglo pasado
han sido superadas en gran medida, lo cual refleja los avances en materia sanitaria en
el país. Sin embargo, existe una dificultad para mejorar los niveles en los respectivos
indicadores, al enfrentarnos a nuevos riesgos para la salud que se encuentran
relacionas a un aumento en los costos de tratamiento de enfermedades crónico-
degenerativas de una población adulta creciente.

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