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El documento cuenta la historia de una niña cuyo padre le muestra su herencia futura desde lo alto de una montaña. Años más tarde, cuando el padre muere, la niña ahora adulta lleva a su propio hijo al mismo lugar y le muestra que esa será su herencia también.
El documento cuenta la historia de una niña cuyo padre le muestra su herencia futura desde lo alto de una montaña. Años más tarde, cuando el padre muere, la niña ahora adulta lleva a su propio hijo al mismo lugar y le muestra que esa será su herencia también.
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Attribution Non-Commercial (BY-NC)
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El documento cuenta la historia de una niña cuyo padre le muestra su herencia futura desde lo alto de una montaña. Años más tarde, cuando el padre muere, la niña ahora adulta lleva a su propio hijo al mismo lugar y le muestra que esa será su herencia también.
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Un día mi padre me llevó hasta la cima de un monte muy alto, y
desde allí fue señalando los campos sembrados, la casa y el valle: - Algún día...Todo esto será tuyo. Volvimos en silencio. Me rebelé en contra de tan generosa entrega porque sabía lo que debería ocurrir. Bajando la cabeza, le rogué a Dios que me ayudara a entender. Y los años pasaron... Antes de ayer murió. Sin prisa y sin calma, como había pasado toda su vida de trabajo y esfuerzos. Entonces levanté a mi hijo de la cuna y corrí hasta el mismo lugar... - Esta es tu herencia, hijo mío.
Mónica Volpini
Mina
El estallido atronador lo dejó completamente sordo. De pronto sintió
el frío y agreste suelo a sus espaldas. Vio algunas figuras humanas corriendo apresuradas, unas tratando de ocultarse, otras que se le acercaban diligentes. Buscó sus sentidos y percibió que, aparte de la sordera que lentamente se iba diluyendo, todo estaba bien. Sentía su cabeza, sus manos, sus pies y sus dedos: Sentía todos sus dedos. Si, los sentía. Se felicitó por su buena suerte; después de todo había salido bien parado de la explosión. -¡Una mina! ¡Pisó una mina! – gritó un soldado. Fue a levantarse pero no lo logró. Cuando quiso ponerse en pie notó con horror que la mina le había volado un pie y hecho trizas el otro. Entonces se desmayó.
Álex E. Peñaloza Campos.
Promesa
A los dos les gustaba visitar las capillas, iglesias y catedrales.
En varias oportunidades se encontraron con misas, bautizos,
casamientos y funerales. El siempre le decía: “si yo muero antes, no quiero que uses luto el día de mi funeral, quiero que te vean realmente como eres”.
Pasaron los años. El contrajo una enfermedad que terminó
rápidamente con su vida. El día había llegado, era el momento para cumplir lo que tantas veces prometió. Detrás del ataúd ella avanza, lentamente por el campo santo completamente desnuda.