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IGLESIA METODISTA

INTRODUCCION
"Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número
cada día". Hechos 16:5

Desde hace mucho tiempo se ha hecho sentir en nuestro medio la necesidad de un


"CURSO PARA MIEMBROS DE LA IGLESIA METODISTA" El trabajo que hoy ponemos en
vuestras manos tiende a llenar esa necesidad, sin tener la pretensión de haber cubierto
todos los puntos que exige un "Curso" de esta naturaleza. Conscientes de lo dicho, y
con un profundo sentido de humildad y gratitud a Dios, encomendamos este material
de trabajo y estudio a la consideración de nuestras congregaciones.

Nos hemos propuesto cumplir un doble objetivo:

1. Entregar a todo candidato a miembro de la Iglesia los conocimientos básicos que


deben recibirse antes de ingresar cumplidamente en ella; y,

2. Incentivar en los miembros un interés creciente en los diversos temas del "Curso".

Es un hecho real que surgen muchas interrogantes en las personas nuevas que
manifiestan su propósito de relacionarse con la Iglesia. Esas preguntas deben ser
contestadas en el momento inicial, lo que hará posible que dichas personas puedan
avanzar con seguridad hacia su relación de miembros en pleno comunión, y en total
certidumbre del paso que se han propuesto dar.

Por otra parte, para nadie es un misterio la alarmante carencia de conocimientos sobre
Historia, Doctrina y Organización de la Iglesia Metodista, de que adolecen muchos
miembros. Es nuestra confianza que este "Curso" seguido con seriedad, contribuirá a un
mejor desarrollo de nuestras congregaciones locales.

La Iglesia como cuerpo es el reflejo de la acción de sus miembros laicos,


complementada con la participación pastoral en todo el contexto del quehacer
congregacional. Estos dos factores van a ser siempre decisivos en la expresión de un
testimonio consistente frente a una comunidad que observa y espera. Creemos que
este es el desafío que nos plantea el "Curso para Miembros de la Iglesia Metodista"
cuyo contenido puede y debe ser adaptado a los requerimientos locales en la forma que
sea más adecuada para aprovechar con eficacia su amplio campo de acción.

Requerimos la preocupación pastoral y del liderazgo local en la programación de los


estudios. Es importante establecer y mantener el día y horario de clases, designar en
oración a los relatores más idóneos para la presentación de los temas, fijar la fecha de
término del "Curso" y culminar las actividades con un acto de especial relevancia
espiritual.

Les deseamos éxito en la tarea y pedimos a Dios su divina dirección para guiar a las
personas que manifiestan públicamente su anhelo de ser salvos de sus pecados y vivir
sinceramente en fe y prácticas cristianos, reconociendo a Jesucristo como su Señor y
Salvador y comprometiéndose como lealtad a El, a servir activa y fielmente a través de
la Iglesia Metodista.

Comité Editor
CAPlTULO 1
HISTORIA DE LA IGLESIA

1.1. INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA IGLESIA

En el mundo moderno la Iglesia Cristiana tiene tres grandes ramas: la Ortodoxia


Oriental, el Catolicismo Romano, y el Protestantismo, todas con sus raíces históricas en
la vida y obra de Jesús de Nazaret y en la Iglesia primitiva del primer siglo. A través de
los años, ellas han sufrido considerables modificaciones en su doctrina, organización y
liturgia.

Las iglesias griega de oriente y latina de occidente, después de siglos de disputas y


recriminaciones por diferencias litúrgicas y dogmáticas, se separaron definitivamente en
el año 1054, excomulgándose mutuamente y pretendiendo ser cada una la sucesora
legítima del Colegio Apostólico. Esta separación, que perdura hasta el día de hoy, no
afectó mayormente la vida en ambas partes de la cristiandad medieval, ya que cada
una ocupaba su propio territorio.

Las iglesias orientales, severamente restringidas en su acción por la opresión


mahometana, se volvieron celosas guardianas de las tradiciones cristianas antiguas y
así se consideran hoy.

En occidente, la Iglesia latina se constituyó en heredera del imperio romano, recogió y


conservó los restos de la cultura clásica, evangelizó y educó a los pueblos paganos de
toda Europa y construyó un majestuoso edificio religioso-cultural que culminó en la obra
de Inocencio III, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís y Dante Alighieri.

Todo el mundo miraba hacia Roma como fuente y cabeza de esta estructura singular,
nadie ponla en tela de juicio el poder supremo del sumo pontífice, en lo temporal ni en
lo espiritual.

Los siglos XIV y XV presenciaron serias resquebrajaduras en el sistema, las cuales, una
tras otra, amenazaron con el derrumbe total del mismo.

El feudalismo iba desapareciendo y cedía lugar a monarquías con tendencias al


absolutismo (Francia, Inglaterra y España). Los estudiosos descubrieron en los clásicos
de la antigüedad griega verdaderos monumentos de una civilización pre-cristiana y se
dejaron seducir por su ideario y hermosura. Los críticos humanistas negaron la
autenticidad de algunos documentos sobre los que se basaban las pretensiones de la
Iglesia. En muchos círculos laicos se cultivaba una religiosidad personal que no
dependía esencialmente del monopolio sacerdotal. El gran cisma de occidente (1309-
1377), habla sacudido tremendamente la confianza de muchos en el papado. Durante
todo el siglo que precedió al nacimiento de Lutero, se hizo oír la demanda de una
reforma y renovación general de la Iglesia.
1.2. BREVE HISTORIA DEL MOVIMIENTO PROTESTANTE

El movimiento protestante del siglo XVI no surgió de improviso ni fue el resultado de la


obra de un monje rebelde. Tuvo sus precursores en la persona de hombres tales como:
Pedro Valdo, Juan Wyclif, Juan Hus y otros, que reclamaban un retorno a la simplicidad
del evangelio primitivo.

Hacia fines del siglo XII, Valdo mercader de Lyon, hizo traducir la Biblia a la lengua
vulgar y salieron él y sus discípulos, de dos en dos, para predicar el mensaje divino a
las multitudes. Ellos insistían en el sacerdocio espiritual de los laicos y negaban la
validez de los sacramentos administrados por sacerdotes de mala vida. En el siglo XIV,
Wyclif, profesor de la Universidad de Oxford, hizo traducir la Biblia al inglés y la puso en
manos de predicadores laicos que recorrían el país. Además, escribió duramente en
contra del papado y la jerarquía, rechazando la misa, la doctrina de la
transustanciación, el culto de los santos y las indulgencias. Después de su muerte, la
Iglesia lo condenó por hereje, hizo desenterrar sus restos y los quemó. Menos suerte
tuvo Hus de Bohemia, quien por doctrinas análogas fue condenado por el concilio de
Constanza (1414) y llevado a la hoguera.

Un siglo más tarde (1515-1540) el movimiento reformista prendió fuego en muchas


partes y no pudo ser apagado. Sus dirigentes fueron, en su mayor parte, sacerdotes o
monjes: Lefévre d'Etaples (1455-1537) en Francia, Martín Lutero (1483-1546) en
Alemania, Ulrico Zwinglio (1484-1531) en Zurich, Guillermo Farel (1489-1565) en
Ginebra y Martín Bucero (1491-1551) en Estrasburgo. Erasmo de Rotterdam (1466-
1536) nunca se plegó al movimiento, pero con sus escritos le abrió camino y con su
edición del Nuevo Testamento griego, le dio una poderosa arma de combate. La
traducción castellana del "Manual del Caballero Cristiano", constituyó el más grande
éxito editorial de la época. Juan Calvino (1509-1564) pertenecía a la segunda
generación de reformadores, pero la obra que realizó, si la consideramos en toda su
magnitud, posiblemente sobrepasó a la de todos los otros.

Lutero nació en en hogar humilde y piadoso de Turingia. Su padre lo envió a estudiar a


la Universidad de Erfurt para que siguiera abogacía, pero Martín, quien tenía grandes
dudas por la salvación de su alma, después de graduarse de Maestro en Artes (1505),
entró en el convento de los eremitas agustinos. Con este paso pensó que conseguiría el
"camino al cielo" dedicándose a un riguroso ascetismo, pero todo fue en vano, hasta
ser llevado gradualmente a la convicción de que ninguna obra humana podía librarlo de
la condenación divina, sino sólo la confianza o fe personal en la misericordia de Dios
revelada en Jesucristo. Esta convicción se fue confirmando y profundizando con sus
estudios bíblicos, lo que se revela claramente en los apuntes de las clases de teología
que dictó en la Universidad de Wittenberg, en Sajonia. A los 33 años, el hermano
Martín, monje obediente, hijo leal de la Iglesia era famoso como profesor de Biblia y
orador sagrado, e igualmente oía las confesiones de sus feligreses.

Un día advirtió un hecho que resultaba ser causa de grave perversión religiosa y moral
de la Iglesia romana. Mientras León X era sumo pontífice, y con motivo de la
reconstrucción de la basílica de San Pedro en Roma, el dominico Tetzel fue encargado
de promover la venta de indulgencias, que el pueblo, ignorante de las sutilezas de la
teología oficial, interpretaba como permiso para pecar o, por lo menos, como medio
fácil de evitar las consecuencias del pecado. En tales circunstancias, el 31 de octubre de
1517, Martín Lutero clavó, en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, sus noventa y cinco
tesis, que no proponían ninguna doctrina nueva. Únicamente recordaban la enseñanza
clásica de la Iglesia, según la cual las indulgencias no tienen ningún poder redentor.

Estas tesis despertaron inusitado interés y pronto circularon en latín y en alemán; no


podían las imprentas dar abasto a los pedidos que llegaban desde todas partes de
Alemania. Muy pronto se hizo sentir el efecto de las tesis, y por falta de compradores la
venta de las indulgencias casi se suspendió.

A pesar que las afirmaciones de Lutero se inspiraban en una verdadera preocupación


por las almas de los fieles, la Iglesia oficial se sintió herida en dos puntos muy
sensibles: sus ingresos y el poder doctrinal del Papa. No es extraño, entonces, que
Lutero fuese citado para comparecer en Roma. Pero en ese momento, para él
"obedecer hubiera significado la muerte".

Siguieron dos años de debates entre el reformador y los representantes de la curia


romana, debates que hicieron ver a Lutero las consecuencias teológicas de sus
afirmaciones fundamentales. En estas condiciones, la reacción de Roma no se hizo
esperar: fue preparada la bula Exsurge Domine, que condenaba 41 proposiciones,
atribuidas a Lutero, como "heréticas o escandalosas o falsas" y excomulgaba a su autor.
Lutero quemó la bula en un acto público en Wittenberg, en medio de los aplausos de
los estudiantes y del pueblo. El elector Federico de Sajonia lo apoyó en su controversia
con Roma.

En cambio, el joven emperador Carlos V, instado por los partidarios del Papa a tomar
cartas en el asunto, citó al reformador a comparecer ante la Dieta Imperial de Worms
en abril de 1521. Al término de dos días de discusiones, le exigieron que se retractara
de sus errores (según ellos), mas Lutero respondió: "Me es imposible retractarme, a
menos que se me pruebe que estoy equivocado, por el testimonio de la Escritura o por
medio del razonamiento; no puedo confiar ni en las decisiones de los concilios ni en las
de los Papas, porque está bien claro que ellos no sólo se han equivocado, sino que se
han contradicho entre sí. Mi conciencia está afirmada con la Palabra de Dios, y no es
honrado ni seguro obrar en contra de la propia conciencia. ¡Que Dios me ayude!
¡Amén!"

Desde este momento, el reformador fue puesto bajo el bando del Imperio, expuesto a
la muerte a manos de cualquiera. Pero el secretario del emperador, escribiéndole a un
amigo desde Worms, le dijo: "Allí tenéis, como algunos se imaginan, el fin de la
tragedia; sin embargo, estoy persuadido de que no es el fin sino el comienzo. Porque
mientras el Papa insiste en que Lutero debe ser condenado y quemado, yo percibo que
la totalidad de la cristiandad corre hacia la destrucción, a menos que Dios mismo nos
ayude.

Mientras viajaba de vuelta hacia Wittenberg, Lutero fue raptado por sus amigos y
llevado al castillo del Warburgo, en Sajonia, donde hizo su clásica traducción del Nuevo
Testamento del griego al alemán. Volvió a Wittenberg en medio de gran agitación
popular, el 7 de marzo de 1522; y desde esa fecha, con la eficaz colaboración de su
joven colega Felipe Melanchton, dirigió con mano firme el movimiento de reforma.

PRINCIPIOS BASICOS DEL PROTESTANTISMO

La Reforma del siglo XVI no surgió de una crítica doctrinaria. Lutero había dicho: "Nadie
puede negar que nosotros mantenemos, creemos, cantamos y confesamos todas las
cosas de acuerdo con el Credo de los Apóstoles y la fe de la Iglesia antigua; que no
hemos introducido en ello ninguna novedad ni tampoco agregado nada y que, por esta
razón, pertenecemos a la Iglesia antigua y nos sentimos unidos a ella". Las confesiones
clásicas del protestantismo (luteranismo, calvinismo y anglicanismo) confirman esta
lealtad a las doctrinas tradicionales. Los reformadores renovaron la insistencia de la
Escritura como sola norma de doctrina, la "Sola Scriptura", es decir, basta con la
revelación escritural y es sólo por la revelación escritural que se conoce a Dios.

Los principios fundamentales de la doctrina protestante son:

a) La supremacía de Jesucristo. "El (Jesucristo) es nuestra salvación"

El centro de la religiosidad protestante es Cristo, lo que necesariamente tiene por


consecuencia el rechazo de otros intermediarios o intercesores entre Dios y el hombre,
ya sea la jerarquía eclesiástica, o los santos, o la bienaventurada Virgen María. Todos
estos tienen tanta necesidad de la gracia divina como la persona más humilde del
mundo, y sólo en Cristo la pueden encontrar. (Filipenses 2:5-11).

b) La religión de gracia y fe. Por la fe sola (Sola Fide) y a Dios solo la gloria (Soli Deo
Gloria), fueron como la marca visible de la Reforma protestante. Correspondían
respectivamente a la doctrina luterana de la justificación por la fe, y a la doctrina
calvinista de la soberanía de Dios, doctrinas que expresan motivos permanentes de la
vida protestante. (Romanos 5:1-11)

e) La autoridad de la Biblia. La Biblia tiene autoridad suprema para el protestante. Ella


es el criterio o norma para juzgar de "lo cristiano" en las diversas formas históricas del
cristianismo, y es el medio por el cual el cristiano llega a conocer a Jesucristo y a
relacionarse con El. Así, la Biblia es autoridad histórica, y autoridad religiosa.
(2a.Tim.3:14-17; Heb.4:12)

d) El sacerdocio universal de los creyentes. Esto significa, según la posición protestante,


que el hombre tiene el derecho y el privilegio de acercarse directamente a Dios, sin la
intervención de otros. Sostiene el protestantismo que Dios, al revelarse en su Hijo, se
ha puesto al alcance de todo penitente humilde que lo busca con sinceridad. He ahí el
significado del "sacerdocio universal de los creyentes" (1 Pedro 2:9-10).

e) La comunidad cristiana: la Iglesia. En el concepto protestante, la Iglesia es la


"comunión de los santos" es decir, de todos los creyentes que, por su fe en el
Evangelio, tienen comunión con Cristo, el Señor viviente, por el lado divino; y por el
lado humano, con todos los demás hombres que están en comunión con Cristo. San
Pablo la llamaba "el cuerpo de Cristo", es decir, el organismo que encarna y expresa la
vida que estaba en Cristo y que se repite en sus seguidores o discípulos, "La Iglesia es
la cadena viviente que nos une a Cristo y permite que la vida de Cristo llegue a ser
nuestra vida".(1 Cor. 12:27; Colosenses 1:17-18; Efesios 5:25-27).
1.3. HISTORIA DEL METODISMO

Inicios del Metodismo

El Metodismo nació en Inglaterra en el siglo XVIII. En una época de marcada frialdad


racionalista y de formalismo ritual en la vida de la Iglesia Anglicana, y de gran
decadencia moral en el pueblo inglés, un grupo de jóvenes en la Universidad de Oxford
se propuso buscar seriamente la santidad cristiana. Tanto se distinguieron por sus
prácticas metódicas de piedad religiosa y de caridad a los presos y necesitados que sus
compañeros, en son de burla, los señalaban diciendo: "Ahí van los Metodistas." Alma de
este grupo fue el joven docente universitario, Juan Wesley, presbítero de la Iglesia
Anglicana.

El gran movimiento Metodista, sin embargo, no comenzó sino después que Wesley
dejara su residencia en Oxford para ir a Norteamérica como misionero y regresara a
establecerse en Londres. A pesar de su firme disciplina religiosa y su intenso anhelo de
santidad, Wesley no estaba realmente seguro de su salvación personal, no tenia
tranquilidad de espíritu, ni era capaz de comunicar su fe a otras personas. El momento
decisivo de su vida tuvo lugar la noche del 24 de mayo de 1738 en una reunión de
oración y testimonios que se celebraba en la calle Aldersgate en Londres. Anota Wesley
en su diario de vida:

"A la noche fui con muy pocas ganas a una Sociedad de la calle Aldersgate, donde
alguien leía el Prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos. A eso de las nueve menos
cuarto, mientras describía el cambio que Dios opera en el corazón mediante la fe en
Cristo, yo sentí un extraño ardor en mi corazón. Sentí que confiaba en Cristo, y
únicamente en Cristo, para mi salvación; y me fue dada una seguridad de que El había
quitado todos mis pecados, sí los míos, y me había librado de la ley del pecado y de la
muerte... Comencé a orar con todo mi ser por aquellos que de alguna manera particular
me habían usado desdeñosamente y me habían perseguido. Luego testifiqué
abiertamente a todos los allí reunidos lo que ahora, por primera vez, experimentaba en
mi corazón."

Wesley recibió para sí, como profunda experiencia personal, lo que Pablo y Lutero
habían recibido, "que no son las reglas y leyes ni nuestros propios esfuerzos hacia la
perfección, sino la fe en la misericordia de Dios, manifestada en Cristo, lo que permite
al hombre entrar en posesión de la vida y de la paz." Su hermano Carlos, quien habría
de convertirse en el gran poeta-himnólogo del Metodismo -autor de más de 6.000
himnos, muchos de los cuales han pasado a la himnología universal cristiana- había
tenido una experiencia similar cuatro días antes.

La fe que Wesley no había podido comunicar eficazmente antes de su experiencia en


Aldersgate ahora se expresaba con convicción y poder. En este punto, es necesario
señalar que Wesley insistió siempre en la fe como experiencia, pero lo que él está
diciendo por esa expresión no es fe como experiencia emocional, sino que fe como
experiencia de vida, es decir la manera en que uno vive, con lo que llegamos
nuevamente a lo de santidad escritural. En realidad, en vez de decirse "EXPERIENCIA"
debería decirse "PRACTICA" ya que es "experiencia" en el sentido de la "práctica" igual
que cuando uno dice que un médico tiene "experiencia", o un mecánico tiene
"experiencia".
Muy pronto otros acudieron a él para que les ayudara en el camino a la salvación. A fin
de tener más tiempo que dedicar a esta gran obra, Wesley señaló un día en que
pudieran reunirse todos, lo que hicieron desde entonces los jueves en la noche. Este
fue el comienzo de las Sociedad Unidas, las que impulsadas con extraordinaria energía
por Juan Wesley, comenzaron a multiplicarse rápidamente en Gran Bretaña.

La búsqueda de la santidad, que había sido la sublime obsesión de los jóvenes del "Club
Santo", comprendida ahora no como logro humano, sino como obra del Espíritu Santo
en la vida del creyente, se hace presente también como anhelo ferviente en los
miembros de las Sociedades, inspirados por Wesley. La santidad se entendía como una
vida de "perfeccionamiento en amor" no de mística individualista, sino como "santidad
social"; o sea, de mutua ayuda en el camino de salvación, y de amor y servicio a
nuestros semejantes. La verdadera fe, Wesley siempre insistió, es aquella "que obra por
amor". De ahí que la preocupación social se manifiesta en el Metodismo desde sus
inicios. El apodo de "Metodistas" también empezó a aplicarse a los miembros de las
Sociedades.

Wesley no se propuso fundar una nueva iglesia. Simplemente prosiguió su trabajo


dedicándose, en primer lugar, a predicar el Evangelio a los que no eran atendidos por la
Iglesia establecida y su clero, encontrando una especial receptividad entre los pobres, y
luego, a guiar a los que se habían convertido, a crecer en la vida cristiana. Desarrolló su
labor con persistencia y profundidad, sin confiar en la mera emotividad de los
convertidos. Así llegó el Metodismo a constituirse en un movimiento grande y poderoso,
transformador de la vida toda de Inglaterra. Dividió a las Sociedades en "clases" y
"bandas" nombrándoles "predicadores locales" y "guías de clase". Wesley creó las
"clases" y "bandas" inspirándose en los jesuitas (trabajo a nivel de células). No más de
cinco presbíteros ordenados de la Iglesia de Inglaterra, incluyendo su hermano Carlos,
se adhirieron al movimiento, y ningún Obispo lo apoyó -al contrario, al principio fue
duramente criticado- pero encontró en hombres sencillos, inflamados de una pasión
evangelizadora, dispuestos a ser instruidos por él, los predicadores laicos que llevaron
el mensaje evangélico no sólo a las reuniones de las Sociedades, sino también a las
calles, a campo abierto y en casas particulares. Una vez al año, Wesley los convocaba a
una "Conferencia" -verdaderas sesiones de instrucción en los énfasis doctrinales del
movimiento y sobre conductas que se esperaba de los "Metodistas". Los miembros
recibían los sacramentos, Bautismo y Santa Cena, de manos de los presbíteros
anglicanos. En tales circunstancias, Wesley creó el ministerio laico (predicadores
locales) y guías de clases, justamente por no querer romper con el orden ministerial de
la Iglesia Universal (que la propia Iglesia Católica ha retomado en nuestros días).

El propósito de las Sociedades Metodistas fue descrito por Wesley como el de


"diseminar la santidad bíblica y reformar la nación".

Esta "reforma de la nación" Wesley no la entendió como una reforma de la sociedad por
medio de cambios legislativos, salvo con respecto a la abolición del sistema de
esclavitud humana, que denominó "la más execrable de las villanías". Para ello, le dio
todo su apoyo al parlamentario Wilberforce en su lucha por lograr esa abolición. En el
siglo XIX, sin embargo, una mayoría de los Metodistas ingleses, gente de origen
campesino y de obreros industriales en su mayor parte, imbuidos por su fe evangélica
de un nuevo sentido de su dignidad humana como hijos de Dios, y el consecuente
derecho a igualdad de oportunidades para una vida plenamente humana, si bregaron
pacíficamente por otras reformas legislativas conducentes a una mayor justicia social.
Avance del Metodismo a Norteamérica y a todos los continentes

De Gran Bretaña el Metodismo pasó a las colonias inglesas en Norteamérica,


empezando en 1765, por la migración de miembros de las Sociedades, desarrollando allí
un vigoroso empuje evangelístico, adaptándose con especial eficacia a la vida de la
frontera. Con inmenso sacrificio personal los predicadores itinerantes avanzaban junto
con los pioneros en las migraciones hacia el Oeste, estableciendo puntos de predicación
y organizando Sociedades que luego formaban en "circuitos".

La ausencia de clérigos anglicanos en las fronteras y el abandono general de las


colonias durante la guerra de independencia, significó que los miembros de las
Sociedades Metodistas de las colonias en rebelión se encontraron sin acceso a los
sacramentos. En la Iglesia Anglicana sólo los obispos podían ordenar presbíteros, y sólo
los presbíteros podían oficiar la Santa Cena. Como ningún Obispo Anglicano estuvo
dispuesto a ordenar presbíteros para las Sociedades Metodistas, Wesley, después de
profundos estudios y oración, decidió iniciar ordenaciones él mismo, y consagrar a su
colaborador, el presbítero Anglicano, Tomás Coke, como superintendente general para
Norteamérica, autorizándolo para ordenar al brillante e infatigable predicador Francis
Asbury, y luego consagrarlo también como superintendente, con derecho a proceder a
realizar otras ordenaciones. Habiendo terminado la guerra con el reconocimiento de la
independencia de las colonias, y convocados los predicadores itinerantes en la nueva
nación, el 24 de Diciembre de 1784, presididos por Tomás Coke, las Sociedades
Metodistas de los Estados Unidos se convirtieron en la primera Iglesia Metodista del
mundo. Asbury insistió, antes de ser consagrado superintendente, en que él debiera ser
elegido para el cargo por los presbíteros, acordándose también para él el título de
Obispo. En la nueva nación americana el Metodismo logró un desarrollo extraordinario,
cubriendo todo el territorio. Junto con su crecimiento dentro del país, el año 1819 la
Iglesia Metodista de los Estados Unidos inició un formidable programa de acción
misionera al extranjero, que habría de llevar al Metodismo americano a mas de 50
países en todos los continentes.

Poco después de la muerte de Wesley, acontecida en Londres en 1791 a los 88 años de


edad, las Sociedades Unidas de Gran Bretaña también se convirtieron en Iglesia.
Aunque sobrevinieron divisiones, el extraordinario celo evangelístico que había hecho
crecer el movimiento continuó manifestándose, convirtiendo al Metodismo británico en
el conjunto religioso evangélico más numeroso de Inglaterra, después de la Iglesia
Anglicana. El Metodismo inglés, sin embargo, no adoptó el sistema episcopal, la única
diferencia importante entre las dos principales corrientes del Metodismo mundial. A
consecuencia de las grandes migraciones de ciudadanos británicos a Canadá, Australia,
Nueva Zelandia, Sud-África, etc., que llevaron a muchos Metodistas a estos lugares, y a
la gran obra evangelística y misionera del Metodismo inglés, especialmente en los
países y colonias del Imperio Británico, unida a la americana, el Metodismo se
encuentra establecido hoy en más de 90 países, formando una comunidad religiosa de
cerca de 50 millones de personas.
1.4. EL METODISMO EN CHILE

William Taylor inicia el Metodismo en Chile

El Metodismo llegó a Chile en 1878 en las personas de un grupo de heroicos


misioneros, reclutados por el gran evangelista mundial William Taylor, a participar en
un audaz proyecto de avance misionero sobre la base de sostén propio en el país a
servir -un método cuyo modelo Taylor creía encontrar en San Pablo y que él ya había
ensayado en la India. En un viaje exploratorio por la costa occidental de América del
Sur en 1877, Taylor habla quedado profundamente impresionado al comprobar una
gran decadencia espiritual y moral en estos países, y la ausencia de una verdadera
proclamación de Jesucristo como Señor y Salvador personal. La Iglesia Católica estaba
sumida en un formalismo ritual, usando un idioma desconocido por el pueblo,
invocando a los santos y a María en el culto popular más bien que a Jesucristo,
tolerante frente a las supersticiones populares, pero tremendamente intolerante
respecto a la libertad de cultos y de pensamiento. Taylor percibió a la Iglesia oficial
como responsable en gran medida por esta situación de decadencia, estimando que
ésta sólo podría ser superada por la predicación del verdadero Evangelio de Jesucristo
por medio de misioneros Protestantes.

La Iglesia Católica a esa fecha era la aliada política del Partido Conservador, defensor
de los intereses de los terratenientes y de las pretensiones monopólicas de la Iglesia,
derivadas de su tradición hispánica. Como reacción al Partido Conservador, surgieron
partidos anti-clericales que llegaron al poder introduciendo reformas legislativas que
decretaban libertad de religión y de pensamiento, aunque sin llegar a la separación de
la Iglesia y el Estado. Taylor también encontró que había un gran interés por escuelas a
las cuales los ciudadanos británicos y los elementos liberales de la nación pudieran
enviar a sus hijos, para quienes deseaban enseñanza de inglés, y, una alternativa a la
educación dogmática impartida por las escuelas católicas, las cuales, además, eran
escasas, y las fiscales de calidad aún más.

Habiendo constatado la posibilidad de auto-sostén, que ofrecía el establecimiento de


estas escuelas, Taylor volvió a los Estados Unidos a reclutar a los educadores-
evangelistas que habrían de iniciar la obra Metodista. A esa fecha la única obra
evangélica misionera que se estaba realizando en Chile se debía a David Trumbull y un
pequeño grupo de misioneros de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos. Las
Iglesias Anglicanas y Luteranas entendían su labor como destinada exclusivamente a los
ciudadanos británicos y alemanes residentes en el país, y en el idioma de su origen. Así
nació la "Misión William Taylor de Sostén Propio en la Costa Occidental de Sud-
América".

Los años difíciles

Aunque los Comités, organizados por Taylor en Chile y Perú como auspiciadores de los
colegios que habrían de iniciar los misioneros, habían prometido enviar los fondos
necesarios para costear el viaje, cuando el primer grupo llegó a Nueva York para
embarcarse, estos fondos no habían llegado, el grupo tomó la decisión de seguir
adelante de todas maneras, usando sus propios fondos para viajar en cubierta. El
establecimiento de los colegios resultó ser para los misioneros una obra de inmenso
sacrificio. Aunque las leyes garantizaban libertad de acción, había gran hostilidad en el
ambiente, instigada por el clero católico. Con fe y perseverancia, sin embargo, los
misioneros siguieron adelante. Grupos adicionales llegaron en 1878 y 1879. ¡Entonces
estalló la Guerra del Pacífico, desbaratando completamente la obra ya iniciada en Tacna
Iquique y Antofagasta!. Sin embargo, los colegios iniciados en Santiago y Concepción
lentamente comenzaron a afirmarse, y el Colegio Inglés de Iquique pudo restablecerse
en 1885, ahora en territorio chileno. Tan difícil fue la obra de estos años, que el
propósito central de establecer congregaciones en castellano no pudo iniciarse
seriamente hasta 1890. Anota el Rev. Goodsil F. Arms, autor de "La Historia de las
Misiones de Auto-Sostén William Taylor en la Costa Occidental de Sud-América":
"Durante la primera década 1878-1888 más de cien misioneros viajaron a Chile. Del
primer grupo que arribó en Julio de 1878, el Rev. Ira La Fetra es el único que
permanece". De este número, tres murieron después de cortos meses de servicio y más
de 60 habían abandonado el país.

Entre los primeros misioneros debe destacarse en forma especial al Rev. Ira H. La
Fetra, el cual, designado por Taylor como Superintendente de la Misión, fue el
verdadero fundador del Metodismo en Chile. Más que ningún otro, dice el Dr. Arms, "él
fue el constructor de la Misión Metodista en Chile". Su primera labor en el país fue
como pastor a los marinos de habla inglesa en Valparaíso, donde residió en el hogar del
Rev. David Trumbull, iniciándose así la buena relación que siempre existió entre los
obreros presbiterianos y metodistas. En 1880 se trasladó a Santiago. Aquí contrajo
matrimonio con la Srta. Adelaide Whitfield, enviada a Chile en 1881 por Taylor para
servir como Directora fundadora del Santiago College para señoritas. Los esposos La
Fetra llevaron al Santiago College al más alto sitial de prestigio entre los colegios de
Sud-América. El Dr. La Fetra permaneció en Chile por 25 años, guiando la obra con
gran sabiduría, regresando a los Estados Unidos en 1904 con su salud totalmente
quebrantada por el exceso de trabajo. También en el primer grupo estuvo el Rev.
Lucius Smith, el primer misionero Metodista en predicar en castellano en Chile, primero
en Copiapó, y luego en Santiago. En ambos lugares sufrió persecuciones de turbas
fanáticas. El Rev. Goodsill F. Arms y Sra. Ida Taggard de Arnis, llegaron a Chile en
1888, asignados a Concepción donde ayudaron a consolidar la obra educacional. Como
Superintendente para la zona sur, el Dr. Arms dirigió el desarrollo y avance de la obra
evangelizadora en los pueblos y ciudades de esa región. Los esposos Arms laboraron en
Chile por 39 años.

Los primeros pastores y congregaciones Chilenas

El crecimiento de la obra en castellano fue más rápido comenzando con el año 1890.
Los misioneros educadores vivían con escaso sueldo. Consolidado el éxito de los
colegios en Iquique, Santiago y Concepción, estos produjeron fondos de superávit de
operación que permitieron afrontar los salarios, tanto de misioneros como de
predicadores chilenos que se dedicaron enteramente a la evangelización y a la dirección
de las primeras congregaciones. Entre estos pastores debe destacarse al misionero
Willis C. Hoover, quien dejó la dirección del Iquique English College para asumir la
dirección de la Iglesia recientemente formada.

El primer pastor-evangelista no norteamericano fue el Rev. Juan Canut de Bon, español


ex-jesuita, invitado por La Fetra a colaborar con la obra de la Misión, nombrado en
1890 a iniciar obra en Coquimbo y La Serena. Fogoso y polémico predicador, la obra del
Dr. Canut de Bon provocó tanto revuelo que todos los chilenos evangélicos comenzaron
a ser conocidos por el sobre-nombre de "canutos", hecho que destaca la importancia
del Metodismo en los comienzos del movimiento evangélico en Chile. Otros pastores no
enviados de los Estados Unidos e incorporados a la obra en Chile antes de 1900 son: el
ciudadano alemán Carlos Beutelspacher (funcionario del ferrocarril de Antofagasta a La
Paz) quien se destaca como fundador de la Iglesia de Antofagasta y de la primera obra
Metodista en Bolivia; el Rev. Indalecio Romero, también nacido en España; el Rev.
Cecilio Venegas, primer pastor Metodista nacido en Chile; el aguerrido adalid evangélico
Rev. José Torregrosa, nacido y convertido en España, trasladado a Argentina y
reclutado por La Fetra para la obra Metodista en Chile; el ciudadano italiano, Rev.
Cayetano Signorelli, y el joven chileno Julio Samuel Valenzuela. Ya existían
congregaciones a las cuales se hicieron nombramientos, en Coquimbo, La Serena,
Iquique, Arica, Tacna, Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Concepción, Angol y Temuco.

Organización y desarrollo de la Iglesia hasta la autonomía

A pesar de que Taylor había reclutado a todos sus misioneros dentro de la Iglesia
Metodista Episcopal de los Estados Unidos, con la idea de que los frutos de su obra
fueran incorporados a esa Iglesia allá, la labor de la Misión no tuvo conexión oficial con
ella hasta 1890, cuando fue incorporada como el Distrito de Chile de la Conferencia
Anual de Cincinnati, Estado de Ohio. En 1893 todo el Distrito fue trasladado para formar
parte de la Conferencia Misionera de Sudamérica. Ese año la labor de la Misión también
fue incorporada a la supervisión de la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista
Episcopal, continuándose por un tiempo más, sin embargo, con la responsabilidad del
sostén propio de los misioneros, asumiendo la Sociedad responsabilidad por los viajes y
ayuda a construcciones. En 1898 la obra Metodista en Perú y Chile fue reconocida como
la Conferencia Misionera Occidental de Sudamérica, y luego el 8 de febrero de 1901, la
obra de Chile y Bolivia fue constituida como la Conferencia Anual Andina, cambiándose
su nombre a Conferencia Anual de Chile en 1909, cuando la pequeña obra de Bolivia
quedó separada de ella.

Al organizarse en Conferencia Anual en 1901, la Iglesia Metodista de Chile contaba ya


con 32 pastores, de los cuales 17 eran misioneros y 15 nacionales. Había 1.279
miembros en plena relación y 1.168 probandos, con 3.045 alumnos inscritos en las
Escuelas Dominicales y cerca de 1.000 alumnos en los colegios. El Metodismo se había
convertido ya en fuerza autóctona, haciéndose responsable, en esfuerzo nacional, de la
tarea de hacer llegar la voz del Evangelio a muchos lugares en Chile donde no existía
obra evangélica.

En 1910 la Iglesia Metodista de Chile sufrió el éxodo de numerosos miembros en


Valparaíso y Santiago cuando el avivamiento Pentecostal, iniciado en la Iglesia de
Valparaíso y liderado por el pastor misionero Willis C. Hoover, fue rechazado por el
liderazgo de la Iglesia en esa época. Se intentó obligar al Pastor Hoover a regresar a los
Estados Unidos. Su respuesta fue la de renunciar a la Iglesia Metodista junto con los
adherentes al movimiento. Ese fue el principio del gran movimiento Pentecostal de
Chile, el cual hoy, aunque fragmentado en numerosos grupos separados, abarca a
cientos de miles de miembros. Con el éxodo referido, el Metodismo chileno perdió un
dinamismo que aún no ha recuperado del todo. No obstante la Iglesia continuó
creciendo en número y madurez. En la sesión de la Conferencia Anual de enero de 1969
se informó que había más de 5.000 miembros en plena relación y 2.000 probandos
distribuidos en 68 iglesias y congregaciones a lo largo del país. La Conferencia tenia 45
miembros ministeriales, 35 nacionales y 10 misioneros. De los pastores nacionales 18
eran graduados de la Facultad Evangélica de Teología de Buenos Aires, como se
llamaba en aquel entonces el actual ISEDET (Instituto Superior de Estudios Teológicos).
Obra Educacional y social

Desde los comienzos su obra educacional le ha dado a la Iglesia Metodista una


influencia en el ámbito nacional muy superior al número de sus miembros activos. Esta
obra ha tenido sus reveses: cuando el prestigioso Colegio Americano de Concepción,
escuela para varones fundada en 1880, tuvo que ser clausurada en 1933 a raíz de la
gran depresión, fusionándose con el Concepción College; este, a la vez, fue destruido
por el gran terremoto de 1939 y no pudo ser reconstruido. El Santiago College fue
reorganizado como institución independiente de la Iglesia en 1932, aunque
manteniendo una relación fraternal con representación de delegados de la Iglesia en su
Directorio. Sin embargo, el Iquique English College sigue bajo la tutela directa de la
Iglesia Metodista de Chile, y la Primera Iglesia Metodista de Concepción y la Primera
Iglesia Metodista de Temuco, desde la década de 1950, mantienen colegios que han
logrado un sólido prestigio. Escuelas gratuitas de educación básica, con importante
matricula, también funcionan en Coquimbo y en Coronel, en la población Camilo
Olavarría.

Con fondos reunidos en la celebración del Centenario de las Misiones Metodistas en los
Estados Unidos, la Iglesia Metodista de Chile, en 1919, adquirió el fundo modelo "El
Vergel" en Angol, donde estableció una Escuela Agrícola y programas de mejoramiento
de cultivos, con prácticas agrícolas y de forestación que han ayudado significativamente
al agro chileno. En 1925 se fundó la Institución Sweet en Santiago, llamada así en
honor a sus benefactores, piadosos Metodistas de Kansas, Estados Unidos,
estableciéndose un instituto de capacitación de obreras cristianas y luego también una
sala cuna y jardín infantil que llegó a ser reconocido como modelo en su género en todo
el país. En la provincia de Cautín, la Junta de Obra Rural ha realizado una hermosa
labor educacional, médica y de extensión agrícola de gran importancia que se inició en
la década de 1930, y que se mantiene hasta hoy. La Federación Nacional de Mujeres
Metodistas inició el "Hogar Remanso de Paz" que hoy cobija a más de 20 ancianas.
Muchas congregaciones locales han mantenido programas de ayuda médica y asistencia
social a lo largo de los años, mostrando el acendrado espíritu de servicio al prójimo
necesitado, sin limitar la caridad a los "de casa".

La preocupación social de la Conferencia Anual no se limitó a la asistencia caritativa. La


Conferencia General de la Iglesia Metodista Episcopal de la cual dependía nuestra
Conferencia, adoptó en 1908 una declaración de principios generales relacionados con
la justicia social y la paz internacional conocida como el "Credo Social". Este Credo, con
sus posteriores revisiones, recibió amplia difusión año tras año en nuestra Iglesia,
ayudando a orientar la posición asumida por la Conferencia Anual en repetidas
ocasiones frente a la realidad chilena, especialmente en tiempos de crisis.

Dirección Episcopal

La dirección episcopal de la Iglesia Metodista de Chile, al ser ésta incorporada a la


estructura de la Iglesia Metodista mundial de origen norteamericano, estuvo desde
1890 a cargo de obispos designados por la Conferencia General de la Iglesia en los
Estados Unidos. El primer Obispo en celebrar una Conferencia Anual en Chile fue el
Obispo Henry W. Warren quien lo hizo en las sesiones de la Conferencia Misionera
Occidental en Concepción en 1897. Le siguieron los Obispos McCabe, Joyce, Neely,
Bristol, Stuntz, Oldham, Thirkield y Miller. En 1932 la Conferencia Central de la Iglesia
Metodista de América Latina, un cuerpo formado por delegados de las Iglesias
Metodistas de Argentina, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Panamá y Chile, pasó a ser
el organismo autorizado para elegir obispos para las Iglesias componentes de la
Conferencia Central. En 1936 el presbítero chileno Roberto Elphick Valenzuela fue
elegido Obispo del Area del Pacifico, comprendiendo a Chile, Perú, Costa Rica y
Panamá. Le siguieron los Obispos Enrique C. Balloch, Julio M. Sabanes y B. Foster
Stockwell y el segundo Obispo chileno, Rev. Pedro Zóttele C.

Paso a la autonomía y nuevas relaciones

La relación de la Iglesia Metodista de Chile como Conferencia Anual de la Iglesia


Metodista mundial con sede en los Estados Unidos (hoy conocida como "Iglesia
Metodista Unida"), significaba tener como autoridad máxima la Conferencia General de
esa Iglesia, de la cual emanaba la constitución eclesiástica y toda su reglamentación
general, aunque con plena representación de voz y voto en esa Conferencia. Esta
relación directamente conexional permitía realzar el carácter mundial y misionero del
Metodismo, en una relación fraternal de gran valor. Colocaba, sin embargo, a la Iglesia
de Chile como a las demás Iglesias pertenecientes a la Conferencia Central dentro de
una estructura demasiado rígida, y una reglamentación diseñada primordialmente para
las necesidades de las Iglesias de los Estados Unidos (que forman cerca del 90% de las
congregaciones de la Iglesia Metodista Unida como organismo mundial). La Conferencia
Anual, aún teniendo muchas atribuciones, no tenía, sin embargo, suficiente autoridad
para tomar decisiones propias respecto a organización y gobierno que le permitieran
adaptarse en mejor forma a la realidad nacional.

Por tal motivo, la Conferencia Anual de Chile, en su sesión de enero de 1968, acordó,
en conjunto con las demás Iglesias pertenecientes a la Conferencia Central, solicitar a la
Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida, a reunirse en los Estados Unidos en
abril de ese año, autorización para constituirse como Iglesia Autónoma Afiliada, de
acuerdo con disposiciones legislativas recientemente vigentes en esa Iglesia. Concedida
la autorización, la nueva Iglesia Autónoma se constituyó como tal el 2 de febrero de
1969. Como Iglesia Autónoma, la Iglesia Metodista de Chile adquirió plena libertad para
adoptar su propia legislación y sus propias autoridades. Como Iglesia Afiliada sigue
ligada a la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos, mediante un acuerdo de
comunión fraternal y de cooperación en misión, pactado al momento de recibir su
autonomía. Sus delegados siguen invitados a participar en la Conferencia General de
esa Iglesia, tan sólo con derecho a voz. El paso a la autonomía de las Iglesias
componentes de la Conferencia Central, significó la disolución de ese organismo como
estructura subalterna de la Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida, pero de
inmediato, se formó el Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de América Latina
(CIEMAL). Este Consejo de carácter fraternal, está formado por las mismas Iglesias que
integraban la Conferencia Central, más las previamente autónomas Iglesias Metodistas
de México, Brasil y Cuba, fundadas por el Metodismo de los Estados Unidos, y también
la Iglesia Metodista del Caribe, fundada por las Iglesias Metodistas de Inglaterra,
ampliándose así la cooperación Metodista Latinoamericana. Además, la nueva Iglesia
Metodista de Chile, como era propio, ingresó al Concilio Mundial Metodista (cuerpo que
une a todas las iglesias que reconocen su origen en la obra de Juan Wesley), y fiel a su
tradición ecuménica, ingresó también al Consejo Mundial de Iglesias, el máximo
organismo de comunión cristiana en el mundo que relaciona a las principales
confesiones con excepción de la Iglesia Católica Romana, que se excluye a sí misma.

Dentro de Chile la Iglesia Metodista sigue buscando una relación fraternal con todas las
confesiones cristianas, incluyendo a la Iglesia Católica, la cual, con los cambios
introducidos por el Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano Segundo, se ha abierto a la
comunión fraternal y a la cooperación con otras iglesias en lo que se refiere a promover
la paz, la justicia y la ayuda a los necesitados. Sin embargo, diferencias doctrinales
importantes, aún impiden toda consideración inmediata de unidad orgánica.

Situación de la Iglesia Autónoma

El nuevo Reglamento acordado por la Asamblea General, ha establecido la práctica del


episcopado como función de un presbítero elegido a la superintendencia general de la
Iglesia por un período de 4 años, y no como una orden permanente separada del resto
del ministerio. El primer Obispo elegido por la Asamblea General de la nueva Iglesia fue
el presbítero Raimundo Valenzuela Arms, hijo del pastor chileno Julio Samuel
Valenzuela y nieto de los esposos Goodsil Clarín y Sra. Ida Taggard de Arms, misioneros
fundadores. El período episcopal del Obispo Valenzuela se extendió desde el 3 de
febrero de 1969 hasta el 2 de febrero de 1973, cuando fue elegido el presbítero Juan
Vásquez del Valle, quien, reelegido en enero de 1977, sirvió hasta enero de 1981, fecha
en que fue elegido el presbítero Isaías Gutiérrez Vallejos, reelegido en 1985 por un
nuevo período.

La transición a la Autonomía Afiliada no constituyó dificultad para el Metodismo chileno.

El carácter del ministerio, con excepción del diaconado que se transformó en función
transitoria y no una orden, y las estructuras básicas de la Iglesia, se mantuvieron sin
alteración. La Conferencia Anual anterior, se transformó en la Asamblea General,
investida ahora como la máxima autoridad, con plenos poderes legislativos y resolutivos
a nivel nacional. Se continuó, como cuerpos de decisión en sus respectivos niveles, con
poderes otorgados por la Asamblea General, con las Asambleas de Distrito, y las
Asambleas de Iglesia local, ambas presididas por el Superintendente de Distrito.

El apoyo financiero fraternal de la Iglesia Metodista Unida, especialmente para las obras
de asistencia social iniciadas con el apoyo de esa Iglesia y para la capacitación de
líderes continúa, aunque en forma disminuida, evitando así una crisis en las
instituciones de servicio. En cambio, la Iglesia Autónoma ha asumido plena
responsabilidad por el sostén de su ministerio de tiempo completo. La Iglesia recibe
ayuda solamente para situaciones de emergencia.

También acordó continuar con el "Credo Social" de la Iglesia Metodista mundial,


mientras uno, redactado enteramente en Chile, no fuera adoptado por la Asamblea
General de la Iglesia Metodista de Chile, algo que a esta fecha (1986) aún no se ha
hecho.

Además del apoyo de la Iglesia Metodista Unida, la Iglesia Autónoma también está
recibiendo ayuda para su misión de parte de la Iglesia Metodista de Inglaterra, la
Iglesia Unida del Canadá, la Iglesia Unida de Australia y de varios organismos
ecuménicos.

Problemas y desafíos de la nueva Iglesia

El periodo de autonomía ha coincidido con una época de severas tensiones y conflictos


en la vida nacional y, al mismo tiempo con una grave crisis financiera. Las tensiones,
conflictos y divisiones que han asolado a nuestra sociedad, también se han manifestado
en el interior de nuestra Iglesia, debido esto a la heterogénea composición social y
económica de ella. Sin embargo, a pesar de las diferencias, no se produjeron por este
motivo rupturas de importancia.

En la última década, la Iglesia Metodista de Chile se unió a la Iglesia Católica, la


Ortodoxa, el Rabinato Judío y otras Iglesias evangélicas en el esfuerzo de protección de
los derechos humanos, a través del Comité de Cooperación por la Paz y la Comisión
Nacional de Ayuda a los Refugiados y, una vez disueltas estas organizaciones, lo ha
hecho a través de la Fundación de Asistencia Social de las Iglesias Cristianas (FASIC).
Esfuerzos por ayudar a paliar las situaciones de gran necesidad, especialmente las de
desnutrición infantil, producida por la falta de trabajo y los bajos ingresos, llevó a la
Iglesia a instaurar programas para socorrer a los hogares más necesitados. El mayor
esfuerzo de ayuda infantil, sin embargo, es aquel realizado por la Obra Social Metodista.

La autonomía de la Iglesia se inició en 1969, requiriendo de todos sus miembros en


plena relación, la renovación de sus votos de lealtad a Cristo y a la Iglesia Metodista.
Esta decisión llevó a una reducción substancial de los miembros en el registro como
miembros activos y, en 1985 la lista de miembros es similar a la de 1968. El desafío
permanente ante la Iglesia es mantener su celo evangelístico, la prioridad de la
proclamación del Evangelio respaldada por la evidencia del amor cristiano, que es la
verdadera razón de ser de toda la Iglesia Cristiana. Sí ha tenido lugar un importante
aumento en el número de Iglesias organizadas en el país -de 58 en 1968 a 74 en 1985.
También ha aumentado el número de pastores nacionales en tiempo completo al
servicio de la Iglesia, de 35 en 1968 a 51 en 1985; habiendo ingresado 33 pastores
nuevos a la Asamblea en este período, 25 de ellos egresados de la Comunidad
Teológica Evangélica de Chile (institución interdenominacional de estudios de alto nivel
que la Iglesia Metodista ayudó a fundar en 1964). Comparado con 9 misioneros con
nombramiento a obra pastoral en 1968, en 1986 hay sólo dos misioneros extranjeros en
tal función, otra evidencia de progreso en la vida de la Iglesia Metodista de Chile como
institución nacional.

Es de esperar que el hecho que hay un mayor número, no sólo de Iglesias, sino de
pastores con buena preparación para atender a aproximadamente al mismo número de
miembros que antes de la autonomía, unido a la labor de los laicos -pastores y laicos
todos impulsados por el poder del Espíritu Santo- ha de significar que la Iglesia
Metodista de Chile está en víspera de un avance significativo y sostenido. Dios espera
de cada Metodista una nueva consagración y apostolado.

NOTA: Excelente material adicional sobre este tema, puede encontrarse en las
lecciones, UN PUEBLO LLAMADO METODISTA
CAPITULO II
DOCTRINA

2.1. CRITERIOS WESLEYANOS DE DOCTRINA

Juan Wesley, y todos los fundadores del metodismo, siempre se sintieron herederos de
la fe universal de la Iglesia (catolicidad) y, a la vez, continuadores de los postulados de
la Reforma protestante.

¿Cuál es el valor de revisar la posición teológica de Wesley?

No es para encontrar la autoridad única, sino para extraer lo esencial y entender la


identidad de la Iglesia Metodista y comprender los principios que motivaron al
movimiento.

Si conocemos y dominamos esto, podemos crecer y movernos hacia adelante, sin


ataduras, de acuerdo a los retos propios de cada época.

Es menester reconocer y valorar nuestros principios para saber hacia donde vamos. En
esto debemos reconocer primeramente que Juan Wesley no fue un teólogo al estilo de
los grandes teólogos de la cristiandad, sin embargo, encontramos valiosos fundamentos
en su pensamiento, que sirven para elaborar un planteamiento a la luz de sus mensajes
y de su actividad.

Si fuera necesario dar un título a Juan Wesley, sería el de "intérprete del pueblo".
Desde joven fue un verdadero estudioso, recibió junto a sus amigos el apodo de "polilla
de bibliotecas", esto por la manera de "devorar los libros" pero su singularidad consiste
en que él presentó los libros ya digeridos e interpretados al pueblo. Por esa razón lo
llamamos el intérprete del pueblo.

Juan Wesley, nunca fue un teólogo de escritorio, porque nunca se desarraigó del
pueblo. En su época fue un verdadero hijo del pueblo. Vibró con sus mensajes a los
pobres, a los niños explotados, a los mineros del carbón, a los encarcelados, etc. El
problema de la Iglesia moderna es la facilidad con que se desarraiga de su comunidad.

Por otra parte, en su pensamiento Wesley entrega un concepto de Dios como Aquel que
comprende al ser humano en sus debilidades, un Dios que actúa con amor frente a la
humanidad. El Dios cercano que acompaña al hombre en todas sus realidades.

En el pensamiento de Wesley, subyacen dos conceptos básicos, importantes para el


carácter y la experiencia de un metodista. Ver al ser humano tal como es en su realidad
y presentar a Dios como el Dios cercano y perdonador.
¿Cuales son las fuentes básicas del enfoque Wesleyano?.

La Biblia

Wesley es un clásico protestante en el sentido que su punto de partida para toda


reflexión doctrinal es la Biblia, como palabra inspirada por Dios. Siempre se remitió a
ella, y con mucha autoridad, ya que conoció y dominó los idiomas originales del texto
bíblico.

La razón

Wesley dio verdadera importancia a la razón, llegando a afirmar que una religión
irracional es una religión diabólica. En este intento de valorar la razón humana, él
siempre combinó razón con revelación.

Para Wesley la "razón" implica toda la actividad intelectual, incluyendo los más altos
niveles de preparación. Por supuesto, nadie se salva mediante una razón esclarecida,
pero la ignorancia no constituye tampoco ningún mérito especial para la salvación.

La revelación bíblica es para él una verdad que el ser humano capta de manera
intuitiva. Es una verdad que la alcanzamos y hacemos nuestra porque la razón descubre
que es verdad, sin embargo ello no es suficiente. Tiene que transformarse en
experiencia, pero no en términos emocionales, sino que en términos de vida y práctica,
y lo que se practica es justamente, la ética del Nuevo Testamento.

En su sermón "El caso de la razón considerada imparcialmente" afirma: "Dejad a la


razón hacer todo lo que pueda: empleadla tan lejos como llegue. Pero al mismo tiempo
reconoced que es completamente incapaz de dar fe, esperanza o amor, y
consecuentemente de producir bien, la virtud real o la felicidad".

La experiencia

Una tercera fuente de pensamiento que encontramos en Wesley, es la experiencia. El


siempre insistió en la fe como experiencia, no en la fe como experiencia emocional, sino
fe como experiencia de vida, es decir, la manera como uno vive. Experiencia en el
sentido de "práctica" que se manifiesta en una santidad escritural, a partir del Sermón
del Monte y el resto de la ética del Nuevo Testamento.

Wesley jamás separa su propia experiencia de la revelación escritural. Siempre insistió


que toda conversión, para ser auténtica, tenia que demostrarse en "santidad de vida",
de acuerdo a la escritura. Su argumento fue que cuando el Espíritu Santo toca una vida,
también la santifica, y esa santificación tiene que estar en absoluta concordancia con la
Revelación de la Escritura, ya que el Espíritu Santo no puede contradecirse en el sentido
de ser el medio para la revelación escritural o descuidarla en beneficio de sentimientos
y emociones. Así, Wesley combatió enérgicamente, y durante toda su vida, al
movimiento llamado "Entusiasta" que otorgaba primacía a lo emocional. Wesley siempre
dio primacía a la Escritura, y acostumbraba a ser hasta brusco con sus preguntas sobre
diezmos, pagos de deudas, dineros para templos, una vida ordenada, cada vez que
alguien se entusiasmaba. Su actitud invariable fue la de insistir en que una vida tocada
por el Espíritu Santo lo demuestra en la santidad, es decir, en el buen uso de los
recursos, en una vida familiar ordenada, etc.
Lo destacado para Wesley era que esta experiencia de conversión se expresara en
forma auténtica, en santidad de vida, de acuerdo al Nuevo Testamento.

La Tradición

No cabe duda que la tradición tuvo importancia en el pensamiento de Wesley, él


siempre respetó a los padres cristianos. Manifestó gran preocupación por el estudio en
sus pastores, especialmente en lo concerniente al pasado de la Iglesia, es decir su
historia.

En cuanto a las bases del pensamiento de Wesley, bien podemos decir que por su fe en
Cristo logró superar y romper las barreras teológicas de su tiempo. Fue un hombre
escogido por Dios, como profeta, para armonizar los valores del pensamiento cristiano
de su tiempo. El hace teología en el contacto de la experiencia cristiana, evangelizando
al hombre en su realidad. En la base de su experiencia y acción encontramos los
elementos para elaborar una teología Wesleyana.

El consideraba que el amor de Dios está presente en la creación del mundo, en la


creación del ser humano y de manera más claramente precisa en la presencia de
Jesucristo en el mundo, a través de todo su ministerio y resurrección.

En su sermón No. 36 señala "Cosas excelentes se dicen de la fe.... sin embargo, cuando
la fe se compara con el amor, desaparece su excelencia. Más aún, toda la gloria de la
fe, antes que desaparezca, consiste en saber, si sirve al amor... Antes de la fundación
del mundo no había necesidad de fe en su acepción general o especial. Empero había
lugar para el amor... Dios ordenó originalmente que la fe restableciese la ley del amor".

"Debemos constantemente proclamar que la fe misma, la fe cristiana, la fe de los


elegidos de Dios, la fe en la obra de Dios, es aún la ayuda del amor: "El amor es lo que
constituye el fin de todos los mandamientos de Dios. El amor es el objeto, el único fin
de todas las dispensaciones de Dios".

Wesley, al igual que Pablo, deja sentada la preeminencia del amor. La fe, sin embargo,
es el instrumento que el ser humano necesita para sentir el amor de Dios manifestado
en sí mismo.

Wesley no olvida la justicia de Dios, Dios es justo y su justicia es a través de Cristo. "Mi
palabra juzgará al mundo". La acción de este Dios de justicia y amor trae el acto de
redención a la humanidad. Dios redime al ser humano por su amor.

Wesley considera al hombre creado por Dios a su imagen, con la capacidad de razonar
y libre albedrío, con amor por la santidad, justicia, amor y perfección, amor que el
hombre perdió en su caída.

Estima, además, dudoso el hecho de que el hombre escogiera el mal por sí mismo,
sabiendo que era mal. La explicación es que el mal entra por satanás (instigador), que
para seducir a Eva, confunde la verdad con la falsedad y así la persuade para que no
crea en Dios. De esta manera ella cedió a la tentación que le fue presentada así: "Al
deseo de la carne, porque era algo bueno para comer... al deseo de los ojos porque era
agradable a la vista... y al orgullo, porque era codiciable para alcanzar sabiduría y, por
lo tanto, honorabilidad (Génesis 3).
He aquí tres cosas que propiciaron que la falsedad se convirtiera en verdad y sobrevino
la caída.

El pecado original consiste en haber perdido el amor por la santidad, la justicia, el amor
y la perfección. Wesley no discurre de cómo se hereda el pecado original, sino que lo
da por hecho. Esta naturaleza del hombre caído lo mantiene en una situación en la que
es indiferente a Dios, no se preocupa de Dios, ni por Su verdad, ni por la santidad. Vive
de acuerdo a los principios que ha aprendido y asimilado en el mundo.

Wesley nos presenta tres situaciones del hombre: el hombre natural, el hombre bajo la
ley, y el hombre bajo la gracia.

1.- El hombre natural

Es el ser humano que vive fuera de la ley de Dios. No tiene aguda conciencia del bien y
del mal, ni propósito de acercarse a Dios.

No teme a Dios ni lo ama. Su alma está sumergida en un profundo sueño y por lo tanto
no puede discernir entre el bien y el mal. Vive en completa ignorancia respecto a Dios y
su ley le parece extraña. De este modo, el ser humano está ciego y por eso se siente
seguro. Aún más, no tiene inteligencia suficiente para abrigar temores. Cree vivir en
una absoluta libertad y no se da cuenta que es esclavo del pecado.

2.- El hombre bajo la ley

Es el hombre que ha despertado a la conciencia de Dios y de su ley. Se da cuenta que


Dios es "justo y terrible, que recompensa a cada hombre conforme a sus obras". Se
encuentra abrumado ante el peso de toda la ley que ahora descubre, siente
remordimientos por haber vivido sin esta ley y tiene miedo de la ira de Dios.

Se esfuerza por romper con el pecado, pero mientras más lucha y se esfuerza, descubre
que el pecado es más fuerte. De este hombre, atormentado por la fuerza del mal
dentro de si mismo, lleno de remordimientos por su situación, sale la exclamación:
"Miserable hombre, pobre de mi".

El hombre bajo la ley siente una pesada carga que no puede arrastrar. Tiene sed de
libertad, poder, amor, pero aún permanece en la servidumbre y el temor. Cuando
percibe la gracia de Dios por medio de Jesucristo, su clamor obtiene respuesta.

3.- El hombre bajo la gracia

Bajo la gracia, el ser humano puede experimentar el amor y la misericordia de Dios.


Goza ahora del consuelo que le da la luz de ese amor manifestado en Jesucristo. Ahora
se siente libre de remordimientos y culpas. El pecado no tiene ya dominio sobre él,
goza ahora de la libertad que Dios le ha otorgado. Es el hombre que vive en la paz de
Dios por medio de Jesucristo.

El hombre bajo la gracia es aquel que se regocija en la esperanza del Reino de Dios, y
teniendo poder para dominar el pecado, es un testimonio viviente de la libertad de los
hijos de Dios.
¿Cómo puede el ser humano obtener su salvación?

Wesley considera que la salvación es para el hombre la plenitud de su humanidad. Al


dejar de ser un hombre meramente natural y serle dado vivir bajo la gracia, recupera
así el amor por la santidad, la justicia, el amor y la perfección.

A diferencia de algunas comunidades cristianas que predicaban la salvación como algo


del futuro, Wesley proclamó la salvación a partir del "aquí y ahora". Señala que es una
salvación con "Justificación y Santificación" y dice: "Empero hablamos ahora de esta
salvación a la que el apóstol se refiere, la cual consta de dos partes principales: la
Justificación y la Santificación En su sermón sobre la salvación indica: "La Justificación
es sinónimo de perdón, es el lavamiento de todos nuestros pecados, los que
necesariamente se incluyen en este perdón".

Para Wesley, la Justificación y la Santificación vienen de manera consecutiva. La


Santificación es un proceso en crecimiento constante y de toda la vida, es una lucha
interna del cristiano por su natural condición de pecado que no lo abandona por el resto
de sus días. El conocimiento de esta realidad es lo que mantiene al cristiano alerta: "El
que cree estar firme, mire que no caiga". Debe estar consciente de su dependencia de
Dios para superar su condición e ir conformándose más a la imagen de Cristo.

¿Por medio de qué fe somos salvos?

Junto a la declaración de que somos salvos por la gracia de Dios, debemos declarar que
somos salvos por fe. Un tema inherente a todo cristiano es preguntar por la fe.

¿Por medio de qué fe somos salvos? Es la fe en Cristo, la fe cuyos dos objetos son
Jesucristo y Dios, por medio de Jesús de Nazareth. Y en esto se distingue la fe, en que
no es solamente una fe especulativa, fría y racional, un asentimiento inerte, una
sucesión mental de ideas, sino una disposición del corazón, una decisión de vida.

En la disposición del corazón, frente a estas verdades, se ve nuestra verdadera fe; otra
vez en Wesley el acento es la experiencia.

La justificación es algo que Cristo hace por nosotros, la santificación es algo que Cristo
hace en nosotros.

Es verdad que Wesley no quiere una religión irracional, sino una en que la razón tenga
lugar, pero también quiere que esa religión sea experimentada en el sentimiento y en el
corazón del creyente. No sólo pide que la razón se dé cuenta de su fe, sino exige que la
experiencia también dé cuenta de nuestra fe. La razón y la experiencia al servicio de la
fe, nos permite poner bien nuestros pies sobre la tierra y, a la vez, gozar plenamente
de la experiencia con Dios. Lo valioso en revisar la posición teológica de Juan Wesley,
no consiste en hallar una autoridad final, sino en comprender los principios que
motivaron el movimiento histórico que se produjo en su época. Tratándose de Wesley,
y del metodismo, el valor es aún mayor, pues nos ayuda a re-descubrir nuestra
identidad y entender la posición de la Iglesia Metodista.
2.2. LOS ARTICULOS DE FE DE LA IGLESIA METODISTA

¿De dónde surgen estas expresiones de fe?

Estas son las únicas afirmaciones formales que la Iglesia Metodista posee. Su carácter y
formación debe ser entendido a la luz de la historia de la Iglesia Cristiana, de donde se
extraen muchos de sus significados así como también sus limitaciones.

Juan Wesley seleccionó 24 Artículos de Fe de los 39 Artículos de Fe en la Iglesia


Anglicana.

Los 39 Art. de Fe anglicanos se formaron en la época de la Reforma Inglesa; son el


resultado de un largo período de trabajo y agitación que duró 35 años (1536-1571).

A diferencia de Alemania, la Reforma en Inglaterra fue un movimiento más bien de


carácter político que religioso, aunque posteriormente se desarrolló el movimiento
propiamente religioso.

Los 39 Art. de Fe, siguen la trayectoria de la reforma de Lutero, Melanchton, Calvino,


Zwinglio. Esta idea de reconciliar diversas tendencias del protestantismo hizo posible
que muchos hombres y grupos se mantuvieran en la Iglesia Anglicana.

Carácter de los Artículos de Fe.

Los Art. de Fe de nuestra Iglesia Metodista, pueden ser identificados y explicados por
medio de tres ideas centrales:

a) En ciertas doctrinas importantes de nuestros artículos se enfatiza la fe común que


nos une a todo el cristianismo. El metodismo no es separatista ni divisionista. Se siente
parte de la fe histórica del cristianismo. Es parte del cristianismo católico (universal).

b) Los 39 Art. de Fe, surgieron en una época de polémica, por lo cual en nuestros
actuales 24 Art. subyacen expresiones fuertes en contra de algunas doctrinas de la
Iglesia católica romana, que deben interpretarse a la luz de la historia.

e) La Iglesia nunca le ha dado el carácter de dogma o credo a estas doctrinas


esenciales de la vida cristiana, es así que no observamos los 24 Art. de Fe como la
totalidad de la doctrina cristiana, ni las bases de fe para los énfasis doctrinales. Son una
carta abierta a la creatividad del Espíritu Santo, son el punto de partida para el
cristiano. Representan, en resumen, las afirmaciones de fe de las doctrinas universales
y la posición distintiva de la herencia protestante.

¿Cuál es el lugar de los Artículos de Fe en la Iglesia?

Aunque no significan una autoridad de tipo dogmático, sin embargo, son el criterio
nivelador de una posición doctrinal en la Iglesia. Ellos han tenido su lugar de
importancia desde que fueron adoptados en 1784.

A todos los predicadores metodistas antes de ser admitidos como miembros en plena
conexión, se les pregunta: ¿Has estudiado las doctrinas de la Iglesia Metodista?, Art.
363 del Reglamento.
El significado de los Artículos de Fe

Puede ser que el vocabulario de los Art. de Fe no sea el más adecuado para la época
presente, pero el contenido y la fe doctrinal que tienen en su trasfondo es tan válido
para los metodistas contemporáneos como para los fundadores.

A continuación se detalla un breve comentario a los 24 Artículos de Fe que además,


están señalados en el Reglamento de la Iglesia Metodista de Chile.

1.- De la fe en la Santísima Trinidad

Hay un solo Dios vivo y verdadero, eterno, sin cuerpo ni partes, de infinito poder,
sabiduría y bondad; creador y conservador de todas las cosas. Y en la unidad de este
Dios hay tres personas, de una misma substancia, poder y eternidad, el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo.

2.- Del Verbo o Hijo de Dios

Jesucristo es el Verbo, la Palabra de Dios, hecho hombre.

En El se unen, en forma armónica, la naturaleza divina y la naturaleza humana, esto


hace posible que su obra redentora en beneficio de la humanidad, sea una obra
perfecta. Desconocer una de sus dos naturalezas, significa desvirtuar el verdadero
propósito de su obra salvadora. La historia de la Iglesia nos muestra que cuando se ha
cometido este error, surgen fuertes movimientos herejes que ocasionan serios daños a
la verdadera doctrina cristiana y, por lo tanto, al cuerpo visible de Jesucristo, la Iglesia.

A través de este artículo se declara, además, que Jesucristo es la Palabra eterna del
Padre para reconciliarnos consigo mismo y para que ejerzamos el ministerio de la
reconciliación (11 Corintios 5:17-19, Juan 1:1-14).

3.- De la resurrección de Cristo

La doctrina de la resurrección del Señor, es de suma importancia para la fe cristiana.


Este Art. declara que Cristo verdaderamente resucitó de entre los muertos y volvió a
tomar su cuerpo, con todo lo perteneciente a la integridad de la naturaleza humana, la
cual continúa en el Señor resucitado. Queda establecido que Jesucristo, como vencedor
del pecado y de la muerte, se ha transformado en el Señor de la vida.

4.- Del Espíritu Santo

El Espíritu Santo, el cual procede del Padre y del Hijo, es de una misma substancia,
majestad y gloria con el Padre y con el Hijo, verdadero y eterno Dios.

El Espíritu Santo es la tercera manera en que Dios revela a los hombres Su actuar, Sus
beneficios y Sus frutos en la vida de la Iglesia.

S.- De las Sagradas Escrituras

Las Sagradas Escrituras contienen todas las cosas necesarias para la salvación. Este es
uno de los postulados fundamentales de la Reforma.
El ser humano puede, por si mismo, acercarse a la Palabra escrita y encontrar, a través
de ella, el camino de la vida y salvación.

Bajo el nombre de Sagradas Escrituras comprendemos aquellos libros canónicos del


Antiguo y del Nuevo Testamento, de cuya autoridad nunca hubo duda alguna en la
Iglesia.

6.- Del Antiguo Testamento

Este Art. expresa el valor del A. Testamento en relación con el N. Testamento. Señala
que en ambos se ofrece la salvación al género humano, por medio de Jesucristo, único
mediador entre Dios y los hombres, siendo que El es Dios y Hombre.

7.- Del Pecado Original

El pecado original no consiste en la imitación de Adán, sino que es la corrupción de la


naturaleza de todo ser humano engendrado en el orden natural de la estirpe de Adán,
por lo cual el hombre está muy apartado de la justicia original, y por su misma
naturaleza se inclina al mal.

8.- Del libre Albedrío

En este Art. no se trata del uso libre que el hombre tiene de su voluntad, sino más bien
que esa voluntad sea orientada por la gracia divina. Es cierto que el metodismo ha
sostenido la libertad de la voluntad humana contra el determinismo y la predestinación,
sin embargo, esta libre voluntad del hombre solamente determina en sí mismo la
aceptación o el rechazo de la gracia de Dios. En este Art. se trata de preveer la doctrina
extrema de Pelagio que enseñaba que era la voluntad sola del hombre la que aceptaba
o rechazaba a Dios.

9.- De la Justificación del hombre

Esta es la gran doctrina de Pablo, que fue enfatizada por los Reformadores. Es
importante señalar que los conceptos de gracia y de fe deben ir juntos. "Porque por
gracia sois salvos, por medio de la fe"Efesios 2:8: La Salvación por la gracia es un don
libre de Dios y sólo puede ser aceptado por el hombre como un don de Dios, lo cual
produce nueva vida en el creyente. "Por medio de la fe" significa que esto no es el
resultado de obras, ya que ellas no nos capacitan para la salvación.

10.- De las buenas obras

Aunque no somos justificados por las buenas obras, la verdadera fe debe producir una
vida santa y fructífera. Si la fe es un rendirse a Dios, entonces toda la vida del creyente
debe ser cambiada por el Espíritu Santo. Las buenas obras son una consecuencia de la
fe.

11.- De las obras de supererogación


Este Art. condena el sistema de méritos de la Iglesia Católica Romana, que llevó a la
promoción de indulgencias y otros abusos. La Iglesia romana enseñó que existía un
tesoro de méritos en el cual se depositaba todas las obras de los santos que eran
hechas más allá de lo que ordenaba Dios. Así la Iglesia podía disponer de este tesoro y
transferirlo a los creyentes a cambio de una suma de dinero.

12.- Del pecado después de la Justificación

Al comienzo del movimiento cristiano existió un grupo de seguidores de Montano (los


Montanistas), los cuales sostenían que aquellos que voluntariamente pecaban después
de recibir el bautismo, no eran restituidos por la gracia de Dios. Debido a esta razón, un
número significativo de cristianos se negaban a ser bautizados y sólo recibían el
sacramento bautismal en la hora de su muerte.

13.- De la Iglesia

La Iglesia visible de Cristo es una congregación de fieles, en la cual se predica la


palabra pura de Dios, y se administran debidamente los sacramentos, conforme a la
institución de Cristo, en todo aquello que forma parte necesaria y esencial de los
mismos.

14.- Del Purgatorio

A través de este Art. se rechaza categóricamente la doctrina del purgatorio, como así
también las doctrinas de la absolución, la veneración y adoración de imágenes e
invocación de santos. Cada una de estas doctrinas no tiene fundamento bíblico alguno.

15.- Del uso en la congregación de una lengua que el pueblo entienda

Este Art., fiel al propósito de la Palabra de Dios revelada en Cristo y a la práctica de la


Iglesia primitiva, establece que la celebración del culto y la administración de los
sacramentos deberá hacerse en un lenguaje que el pueblo entienda.

16.- De los Sacramentos

Este es un Art. netamente protestante. Va entre los conceptos de los reformadores


Lutero y Zwinglio.

Establece que los sacramentos instituidos por Cristo no son sólo señales o signos de
profesión de los cristianos, sino más bien testimonios seguros de la gracia y buena
voluntad de Dios para con nosotros, por los cuales El obra en nosotros, y no sólo aviva
nuestra fe en El, sino que también la fortalece y confirma.

Los sacramentos instituidos por nuestro Señor Jesucristo son dos: EL BAUTISMO Y LA
CENA DEL SEÑOR.

17.- Del Bautismo

Es un sacramento porque fue instituido por Jesucristo. El bautismo no es solamente


signo de profesión y nota distintiva, por la cual se distinguen los cristianos de los no
bautizados, sino también signo de regeneración o renacimiento.
Establece, además, que el bautismo de párvulos y niños debe mantenerse en la Iglesia,
considerando que la gracia de ser admitido en el pueblo de Dios también se
experimenta al ser hijo de un hogar cristiano.

18.- De la Cena del Señor

La Cena del Señor es, principalmente, sacramento de nuestra redención por la muerte
de Cristo; de modo que, para los que responsablemente y con fe reciben estos
elementos, el pan que partimos es una participación del cuerpo de Cristo, y asimismo la
copa de bendición es una participación de la sangre de Cristo. El cuerpo de Cristo se da,
se toma y se come en la Cena sólo de un modo espiritual. Y el medio por el cual el
cuerpo de Cristo se recibe y se come en la Cena es por la fe.

19.- De las dos especies

Estos dos artículos son el resultado de la gran controversia que existió entre los
Reformadores y la Iglesia Católica Romana. La Transustanciación sostiene la idea que,
aunque uno "ve" pan y vino, estos elementos se han transformado totalmente en carne
y sangre del Señor. Esta doctrina es sostenida por la Iglesia Católica Romana.

La Consubstanciación, doctrina de los Reformadores, establece que en la Cena el pan y


el vino siguen siendo tales y, a la vez, son también verdadera carne y sangre del Señor
(y no meramente en sentido espiritual).

Simbólicamente, el pan y el vino son símbolos espirituales de la carne y sangre del


Señor.

20.- De la única oblación de Cristo consumada en la cruz

Este Art. señala que Jesucristo murió una vez y que su sacrificio es válido para todos,
en toda época y es único.

21.- Del matrimonio de los ministros

Este Art. indica que la Palabra de Dios no manda a los ministros del evangelio hacer
voto de celibato, ni abstenerse del matrimonio. Lícito es, pues para ellos, igual que para
los demás cristianos, contraer matrimonio a su discreción, como juzguen más
conducente a la santidad.

22.- De los ritos y ceremonias

Este Art. es una protesta contra todas las iglesias o movimientos religiosos que hacen
del ritualismo y las ceremonias algo rígido. Es así como algunas tratan de perpetuar
experiencias cúlticas y uniformar a sus adeptos para este fin.

Nuestra Iglesia, basada en el sentir de este Art., ha mantenido una tradición doble de
culto, uno ordenado, con 4 partes bien señaladas, otro más espontáneo que permite
adaptación a las necesidades y expresiones propias de cada medio ambiente.

23.- De los bienes de los cristianos


Este Art. defiende, más que el sentido comunitario de los bienes, el don de administrar
y ser buenos mayordomos de lo que el Señor nos ha dado. La mayordomía cristiana,
nos enseña a reconocer que Dios nos brinda la oportunidad de tener bienes personales
pero para que sean administrados en favor de otros.

24.- Del juramento del cristiano

Este Art. señala que el cristiano debe rechazar el juramento en vano y temerario (Mateo
5:33-37, Santiago 5:12). Es decir, jurar sin razón y hacerlo con el propósito malsano de
tentar a Dios. Por el contrario, el cristiano puede ser demandado a jurar para afirmar
una verdad, para hacer justicia y juicio, aquí la referencia es Jeremías 4:2.

CONCLUSION

Los Artículos de Fe no contienen toda la doctrina de nuestra Iglesia, sino más bien, los
énfasis esenciales. Es de suma importancia profundizar en su estudio y promover el uso
de ellos en la vida de nuestras congregaciones. Es más, cada miembro al recibirse como
tal, debe conocerlos.

2.3. METODISTAS EN AMERICA LATINA Y CHILE HOY

Así como los Artículos de Fe dan cabida a críticas Protestantes a la doctrina Católica
Romana, hoy día en América Latina la fe y la presencia de los Metodistas aparece sobre
un fondo mayoritario de catolicismo. ¿Es el mismo catolicismo?

Las reuniones del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de la Iglesia Católica en


Medellín y Puebla, después del Concilio Vaticano II dieron al catolicismo latinoamericano
una nueva cara. Particularmente la Conferencia de Medellín trató de aplicar los
principios del Concilio Vaticano II a las realidades del Continente. La explotación de las
masas ha sido desenmascarada y los obispos han resuelto claramente ponerse al lado
de los pobres. También ha quedado al descubierto la inadecuación de estructuras
clericales anteriores y la jerarquía católica se ha dado cuenta de que la misión cristiana
en América Latina sólo puede ser enfrentada incorporando a los laicos, invitándolos a
asumir su cuota de responsabilidad. Por ello la formación de Comunidades de Base se
ha convertido en la orden del día.

Según los documentos de Medellín, la Iglesia Católica Latinoamericana ha reformulado


su responsabilidad pastoral en tres áreas:

a) El cuidado pastoral se entiende ahora como promoción humana;

b) La evangelización se ha convertido en un proceso de maduración de la fe, tanto por


las masas populares católicas como en los grupos de creyentes de clase media y alta;

e) Manifestar creciente unidad en las estructuras visibles, adaptándolas a las nuevas


condiciones.

Al mismo tiempo, muchas denominaciones protestantes y evangélicas llegadas


mediante la obra misionera norteamericana y europea, ahora han alcanzado un nivel
importante de indigenización y autonomía frente a los grupos extranjeros que les dieron
origen. Un buen número de ellas participan en el Concilio Latinoamericano de Iglesias
(CLAI). Desde su constitución los propósitos del CLAI son:
-La unidad del pueblo de Dios en América Latina, ya sea dentro o fuera de la Iglesia.

-Profundizar esta unidad que ya poseemos en Cristo, teniendo en mente la identidad y


la realidad latinoamericana en sus momentos particulares.

Ayudar a las membresías para que asuman como su campo misionero la realidad en
que vive el pueblo latinoamericano.

-Optar por una fidelidad total a Cristo en una situación como esta.

-Promover un diálogo pastoral y teológico entre las Iglesias y con las Iglesias en otras
partes del mundo para desarrollar una presencia misionera relevante en el Continente.

La Iglesia Metodista de Chile, goza de su autonomía nacional desde 1969, y forma parte
de CIEMAL (Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de América Latina) desde su
fundación ese mismo año. En todo este tiempo, hasta ahora, ha venido surgiendo una
reformulación del rol del Metodismo en América Latina y en Chile en particular. Este rol
surge de las marcas que nuestra herencia nos ha dado aplicadas a la realidad histórica
que determina las prioridades de nuestro testimonio. Por ello se dialoga en la Iglesia
sobre algunas tesis para la unidad en la misión:

1.- La Iglesia Metodista como una Iglesia Puente. Los Metodistas estamos llamados a
ser instrumento eficaz para la unidad y la reconciliación. Los Metodistas somos
Ecuménicos, y encontramos nuestra identidad en aquella tarea iniciada por Cristo de
producir un acercamiento entre los creyentes y, más allá, entre aquellas personas de
buena voluntad, sensibles hacia sistemas de vida más acordes con la promesa de vida
en plenitud con que Jesús dio contenido al Evangelio: la Buena Nueva de vida en su
Reino.

2.- La Iglesia Metodista es Promotora de la Santidad Social. Los Metodistas están


dedicados crecientemente al desarrollo integral de la persona humana. En medio de un
pueblo ricamente equipado por Dios, pero progresivamente empobrecido víctima de
abusos externos e internos, los Metodistas inician y apoyan acciones que atacan los
trastornos morales, laborales y espirituales, exigiendo una mayor responsabilidad y
sacrificio entre quienes gozan de condiciones privilegiadas de vida con el fin de impulsar
el desarrollo y dignidad de aquellos que sufren los efectos de esta postración.

3.- La Iglesia Metodista inició una nueva forma de cristianismo, centrado en la Doctrina
del Espíritu Santo. Más que con doctrinas intelectuales o formas litúrgicas, los
Metodistas se encuentran unidos en acción. La Iglesia Metodista se encuentra muy
ligada al movimiento evangélico mundial y a las iglesias pentecostales. A su manera, la
Iglesia Metodista es una Iglesia Pentecostal, que ha aprendido la lección de abandonar
una piedad de autocomplacencia para convertirse en testimonio de un Dios vivo, quien,
por Su Espíritu, está produciendo cambios históricos. Un Espíritu Santo que se revela en
mensaje y martirio de aquellos hijos que toman la cruz del Maestro de Nazareth.

4.- La Iglesia Metodista es un pueblo organizado democráticamente. Diversas culturas,


razas, idiomas y espiritualidades se encuentran en la Iglesia Metodista alrededor del
mundo. El único modo de conservar y desarrollar estructuras unidas pero respetuosas
de esta diversidad es el diálogo. La Iglesia Metodista es, por lo tanto, una Iglesia
Ministerial en la cual sus pastores aportan el conocimiento, la técnica y la visión
universal de una comunidad cristiana que participa de la Iglesia Universal. Y, al mismo
tiempo, la Iglesia Metodista está compuesta por innumerables comunidades locales de
raíces profundas, que en diálogo transformador, son enriquecidas por un mensaje y
orientación pastoral cercano a sus luchas y necesidades. Los Metodistas pueden así
pronunciarse autorizadamente sobre cualquier asunto que afecte la vida humana a
través de Juntas y Asambleas que no entorpecen, sino estimulan el compromiso de
laicos y ministros en una pluralidad creciente de testimonios y servicios, (según los
dones y recursos de cada comunidad).

Esta contribución ecuménica, social, pentecostal, y democrática es un aporte que se


añade al testimonio de tantos otros latinoamericanos y chilenos que han puesto su fe
en Jesucristo el Señor. De allí que la identidad o particularidad de los Metodistas no
está centrada en ellos mismos, sino en un servicio eficiente en la obra del Señor, en la
cual con gozo somos co-partícipes junto a aquellos que también le siguen desde otras
comunidades.

2.4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL CREYENTE

La acción del cristiano en el día de hoy es distinta a la de tiempos pasados. En la


sociedad moderna hay responsabilidades sociales que antes no existían. El mundo
actual es tan complejo que la mayoría de nosotros dependemos de influencias y
factores que no podemos controlar y que en algunos casos no conocemos.

Cuando vamos a la Biblia, tenemos algunas dificultades si queremos encontrar


respuestas para nuestra sociedad industrial, para las complicadas relaciones
internacionales, para resolver las tensiones creadas por la Radio, la T.V. y la
propaganda moderna.

¿Cómo entender los consejos éticos y morales en la Biblia, donde se nos presenta una
sociedad primitiva, con hombres que se mueven al influjo de sus impulsos, de una
sociedad organizada en forma tribal, con leyes de tipo rural?

De hecho, no podemos agrupar las leyes que encontramos en la Biblia en un código


fijo, que resuelva todas las situaciones que la sociedad nos presenta y que se adapte a
nuestro tiempo.

Debemos interpretar el mensaje bíblico a la luz de las nuevas situaciones, siempre


cambiantes y ahora complejas.

Hoy día, no es suficiente mostrar una solución puramente individual, por ejemplo a
través de la salvación de las almas. Hoy se nos exige un testimonio de vida en la
sociedad y por la sociedad, de lo contrario corremos el peligro de apartarnos y no ser la
"sal y la luz de la tierra".

La búsqueda de pasajes bíblicos al azar es infructuosa sin centrarnos en la persona y


obra redentora de Dios, esto es Jesucristo nuestro Señor. El encuentro con el Señor de
señores es la experiencia básica que antecede al estudio de las escrituras. Cualquier
estudio de las enseñanzas bíblicas, desconectadas de su persona viviente, llevará a un
mero biblicismo. La revelación del Reino de Dios, es el mismo Cristo para el presente
como para el futuro.
2.5. EL CREDO SOCIAL DE LA IGLESIA METODISTA

Nuestra Herencia

El interés de la Iglesia Metodista por el bienestar social tiene su origen en el Evangelio,


(Mateo 25:31-46, 10:42, 21:28-32; Lucas 4:18-19; Juan 17:18, etc.) y en la obra
personal de Juan Wesley.

Wesley insistió permanentemente en que todos aquellos que son perdonados por el
Señor, son también equipados por El para amar. Y, esto, de la manera más práctica en
todas las relaciones humanas. Para Wesley la santidad no sólo se limita a los deberes
religiosos sino que compromete todo el diario vivir. El invirtió una inmensa cantidad de
tiempo atacando las necesidades físicas y mentales de los necesitados. Para ello abrió
dispensarios, escribió sobre medicina poniendo al alcance de los pobres conocimientos
elementales, organizó programas de alivio para los reclusos, se opuso a la esclavitud, y
sobre todo abrió escuelas y colegios.

La historia del Metodismo ratifica esta posición de seguir a Cristo en la tarea de


armonizar toda la vida, con sus actividades, posesiones y relaciones con la voluntad de
Dios. Cuando Gran Bretaña era la primera potencia mundial y nacieron los primeros
sindicatos, hubo preclaros Metodistas en la lucha por la reglamentación del trabajo de
la mujer, en la defensa de la niñez abandonada y abolición del trabajo infantil, en el
combate al tráfico del alcohol, la prostitución y el tabaquismo. Recordemos que de los
seis mártires de Tolpuddle, cinco fueron Metodistas. Aquel fue el primer movimiento por
crear un sindicato agrícola, siendo sus impulsores relegados desde Inglaterra a la lejana
y en aquella época inhóspita Australia. Junto a ellos recordemos al pastor Samuel
Fielden, quien fuera también obrero textil, y uno de los mártires de Chicago, por
participar en la famosa jornada por las ocho horas de trabajo.

En América Latina, y particularmente en Chile, los Metodistas han aportado


innumerables colegios, iniciaron la campaña contra el tráfico de bebidas embriagantes
enfrentando fuertes intereses creados, han preparado a miles de ciudadanos para
actuar en las más diversas actividades nacionales: en la administración pública,
empresas privadas, la educación y la cultura, en sindicatos y gremios. Recordemos que
en 1938, cuando las puertas se cerraron a los sindicatos y gremios, la Iglesia Metodista
les abrió sus templos en momentos particularmente difíciles.

Esta preocupación, por parte de los Metodistas en las consecuencias sociales de la fe en


Cristo, se ha concretado en una tradición iniciada a comienzos del siglo XX, EL CREDO
SOCIAL DE LA IGLESIA METODISTA. En Diciembre de 1907 se fundó la Federación
Metodista de Acción Social con la intención de reclutar a hermanos de las
congregaciones comprometidos en dar testimonio cristiano en las diversas áreas del
mundo de las relaciones humanas y sociales. El propósito de esta Federación es el de
proveer un grupo de Metodistas "especializados" (más que académicamente, por su
compromiso cotidiano) que pueda educar, influir y unificar a la Iglesia en su
responsabilidad Social. Fruto del trabajo de la Federación, la Conferencia General
realizada en Baltimore en 1908, adoptó el Primer Credo Social Metodista. Desde
entonces, cada Conferencia General, ya sea en Estados Unidos o alrededor del mundo
ha declarado sus principio sociales en forma actualizada y pertinente. Estos Credos
tienen una parte Teológica más permanente y una parte llamada "Declaración de
intereses sociales" más variable, según las circunstancias.
Bases teológicas del Credo Social

Creemos en Dios Padre, Creador y Sustentador del universo y de la vida. Reconocemos,


que en su inmenso amor, Dios ha provisto abundantemente los recursos naturales, las
capacidades humanas, y un proceso histórico para que Su Reino se establezca sobre la
tierra.

Creemos en Jesucristo el Redentor de la humanidad y del universo. Con dolor y seria


preocupación constatamos situaciones de injusticia y explotación que han distorsionado
la relación armoniosa entre el ser humano y la naturaleza, y al mismo tiempo han
engendrado el odio y la violencia entre los hombres. Aceptamos a Jesucristo y sus
enseñanzas como el único camino para establecer la convivencia humana basada en el
amor; la justicia sostenida en la verdad, el respeto a la dignidad humana y en un trato
equitativo a todos por igual; y, en el servicio solidario entre los hombres obedeciendo la
Voluntad divina.

Creemos en el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad y en la Palabra de Dios contenida en


las Sagradas Escrituras, que nos enseñan el camino del amor, nos comprometen con la
justicia, y nos conceden el coraje para ser firmes frente a las fuerzas que intentan el
sometimiento de la persona humana.

Creemos que la Iglesia es de Cristo y ha sido llamada para predicar con su palabra y su
vida las riquezas del Reino de Dios. Por amor a Dios, quien nos ofrece la redención en
Jesucristo, la Iglesia busca diligentemente aquellas condiciones espirituales sociales y
naturales que respondan a las aspiraciones más elevadas que como dones de Dios
anidan en el espíritu humano.

Por lo tanto, gozosamente nos entregamos en forma responsable a vivir el


mandamiento de Cristo en un compromiso por impedir la existencia de toda situación o
fuerza que atente contra el hombre, su vida, su dignidad y su libertad de conciencia.
Confiados en el triunfo presente y final de la Palabra de Dios, asumimos para nosotros,
nuestra iglesia y los demás la misión de vivir el Evangelio en el mundo. Amén.

PRINCIPIOS SOCIALES

Recursos Naturales

Toda creación es del Señor y somos mayordomos de ella. El aire, el agua, la, tierra, los
minerales, las plantas, la vida animal y el espacio se deben valorar, respetar y
mantener, en primer lugar, porque pertenecen a Dios, y en segundo lugar, porque han
sido puestos para servir a la vida humana. Apoyamos en consecuencia aquellas
medidas que los protegen, y la investigación científica para su mejor utilización. Sin
embargo, nos oponemos a toda devastación, contaminación e investigación que
destruyan esta creación o pretendan avances de investigación a expensas de no
satisfacer las necesidades humanas normales.

Relaciones Humanas

La comprensión del Evangelio nos señala el valor infinito de cada persona como Hijo de
Dios y hermano nuestro. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de evaluar, fomentar
y desarrollar aquellas formas de comunidad en las que el ser humano nazca, se
eduque, trabaje y desarrolle su espíritu, en respeto y libertad.
Uso del Poder

Todos los poderes: económicos, culturales, políticos y militares están bajo el juicio de
Dios. Es responsabilidad de quienes administran el poder, establecer y desarrollar
reglamentos, modificar o derogar leyes inoperantes y gestar aquellas que tiendan al
bienestar comunitario e individual de las personas sin someterlas a criterios arbitrarios,
o a la explotación, o a su utilización interesada.

Tarea Social de la Iglesia

Los cristianos metodistas chilenos buscamos armonizar toda la vida, con sus
actividades, posesiones y relaciones con la Voluntad de Dios. En consecuencia, es
nuestro deber pronunciarnos en relación a los problemas sociales, y estructurar nuestro
comportamiento individual como nuestra tarea institucional en obediencia a estos
Principios Sociales.

Declaración de Interés Social

Ha sido preocupación permanente en los Credos Sociales pronunciarse sobre:

La Familia;

El Orden Económico; (derecho a la propiedad, uso responsable del poder, desocupación


y pobreza, uso de las riquezas, condiciones de trabajo, beneficios sociales para los
trabajadores, el derecho a organizarse para convenios, la vida urbana y rural, etc.)

Temperancia;

Tratamiento del crimen;

Libertad en pluralidad;

La Paz y el Orden Mundial; (opción por la interdependencia fraterna de los pueblos en


oposición a nacionalismos cerrados, opción por la búsqueda pacifica de solución a
conflictos en oposición a la guerra, apoyo a la Organización de las Naciones Unidas,
etc.)

Respeto de las autoridades debidamente constituidas;

Respeto a los objetores de conciencia en su posición al enrolamiento para el servicio


militar;

Libertad y Derechos Humanos.

En nuestro país, la Iglesia está considerando aspectos particulares de la convivencia


ciudadana, como son:

La Familia

- protección a la niñez abandonada, la madre sin recursos y la ancianidad;

- eliminación del trabajo infantil;


- eliminación del trabajo o actividades de la mujer, en cuanto representan menoscabo
de su personalidad, o una práctica forzada por la pobreza de su situación personal o
familiar;

- promover programas que provean viviendas dignas a las familias que carecen de ellas;

- colaborar en servicios educacionales para mejorar tanto las condiciones como la


calidad de la educación en el país;

- promover el acceso a la salud, de tal manera que este servicio deje de ser un campo
propicio para el rápido enriquecimiento de unos pocos;

- promover el ejercicio responsable de los medios de comunicación social, ejerciendo un


severo control sobre difusión de pornografía, violencia y consumismo;

- participar decididamente en la búsqueda de soluciones a conflictos matrimoniales que


estén contribuyendo a la desintegración de la familia.

Economía

- denunciar el desenfrenado afán de lucro que afecta a la economía nacional, lo que


está haciendo imposible una normal supervivencia familiar;

- promover la creación de fuentes ocupacionales que integren a todos los ciudadanos a


un proceso productivo y de mercado nacional del trabajo;

- denunciar aquellas políticas arancelarias que hacen del país un proveedor de materias
primas baratas, lo que disminuye los recursos para el desarrollo integral de la vida de
todos los habitantes;

- promover una política salarial que no disminuya la capacidad económica de las


familias para atender sus necesidades fundamentales con dignidad;

- denunciar aquellas políticas previsionales que ponen en peligro un nivel de vida digno
para quienes terminan su vida activa como trabajadores;

- profundizar el proceso de Reforma Agraria como lo recomiendan la FAO y las


Naciones, para dignificar la vida del campesino y aumentar la productividad de la tierra.

Los Derechos Humanos

- promover el derecho a opinar, a organizarse libremente y a dar a conocer las propias


ideas en forma responsable; promover el derecho a reunión y libertad religiosa;

- promover el derecho a disentir y a defender, pacíficamente, un ordenamiento


constitucional y político que sea garantía de representatividad democrática para todos
los ciudadanos.

El Panamericanismo

- Abogar por la unidad, sin reservas, de la América de habla española;


- Promover aquellas coincidencias culturales, económicas y políticas que acerquen a los
pueblos de nuestro Continente;

- Denunciar todo intento por activar diferendos fronterizos o territoriales, cuyo notorio
propósito sería dividir al pueblo latinoamericano, en beneficio de intereses foráneos.

Es responsabilidad de la Asamblea General de la Iglesia Metodista de Chile, o de la


Junta General, representar las aspiraciones sociales de los metodistas chilenos ante la
opinión pública, las demás comunidades cristianas y las autoridades.
CAPITULO III
ORGANIZACION

Nota : se presenta aquí una síntesis del Estatuto de la Iglesia Metodista de


Chile, considerando aquellos aspectos más relevantes que toda persona que
recién entra a la Iglesia debería conocer.

TITULO SEGUNDO: De los miembros de la Iglesia, sus derechos y sus


obligaciones

CAPÍTULO I: De los miembros.

ART. 6 : Podrán ser miembros de la Iglesia Metodista de Chile, las personas naturales,
que reúnan los requisitos establecidos por estos Estatutos. Habrá dos tipos de
miembros: a) a prueba, y b) en plena comunión.

a) Miembros a Prueba:

ART. 7 : Serán miembros a prueba: 1) Los menores de doce años que hayan sido
bautizados en la Iglesia Metodista, y hayan sido anotados en sus registros de bautismo.
Cumplida dicha edad, sino solicitaren ser mantenido a prueba, perderán esa condición.
2) Aquellas personas que habiendo sido bautizada en otras Iglesias Cristianas,
participaren activamente en la Iglesia Metodista, manifestaren su deseo de ser recibidos
como miembros o a prueba, y fueren ingresados al registro de miembros a prueba de la
Iglesia . 3) Aquellas personas mayores de 12 años que no hubieren sido bautizadas, y
que habiendo recibido de Dios el llamado a una nueva vida participaren activamente en
la Iglesia Metodista, y manifestaren sus deseos de ser bautizados, fueren ingresados al
Registro de Miembros a Prueba de la Iglesia, y 4) Aquellas personas que siendo
mayores de 12 años, y habiendo recibido el bautismo de la Iglesia Metodista, iniciaren
un conocimiento más directo de la Iglesia, y previa aceptación de los votos bautismales,
fueren enrolados en el Registro de Miembros a Prueba de la Iglesia, a la espera de una
decisión personal de su experiencia de fe y comunión cristiana.

b) Miembros en Plena Comunión:

ART. 8 : Serán miembros en plena comunión , las personas mayores de 15 años, que
habiendo permanecido a lo menos 6 meses como miembros a Prueba, hubieren
cumplido la etapa de capacitación, que la Iglesia les otorgue a través del curso para
miembros, y adquirido una formación y experiencia personal cristiana, que tomaren la
decisión de servir junto a sus hermanos, al Señor de la Iglesia, Jesucristo, que
aceptaren voluntariamente los votos de miembros en plena comunión con la Iglesia, y
que manifestando públicamente su deseo de unirse a la Iglesia Metodista de Chile,
fueren incorporadas al Registro de Miembros en Plena Comunión con la Iglesia.
CAPÍTULO II: De los derechos y obligaciones de los miembros :

ART. 9 : Los miembros a Prueba, por cortesía, tendrán derecho a voz en las
Asambleas de Congregación si fueren contribuyentes y participaren
activamente en la vida de la Iglesia; no tendrán derecho a voto en las
Asambleas, y no podrán ser elegidos para servir cargos en las Iglesias. Con
todo, podrán asistir a éstas , y participarán de todos los servicios, asistencia y
los beneficios espirituales y materiales que la Iglesia prestare a sus
miembros. Como contrapartida, deberán colaborar activamente en las tareas
que determinare la Iglesia, por medio de sus instancias de dirección; deberán
así mismo, respetar y cumplir estos Estatutos, y los Reglamentos de la
Iglesia Metodista de Chile, como también, las resoluciones y acuerdos
adoptados por las respectivas instancias de dirección de la Iglesia; del mismo
modo deberán contribuir al sostenimiento de la Iglesia, mediante ofrendas y
aporte oportuno y sistemático de diezmos o contribuciones.

ART. 10: Los miembros en plena comunión con la Iglesia Metodista de Chile, que se
encontraren al día en el cumplimiento de sus obligaciones para con ésta, y cumplieren
los requisitos generales y especiales, establecidos en estos Estatutos, así como los
contenidos en el Reglamento de la Iglesia Metodista de Chile, se denominarán
“habilitados”, y tendrán los siguientes derechos: a) elegir y ser elegidos para servir
cargos en los distintos ámbitos e instancias de la Iglesia. b) participar en las Asambleas
de Congregación de su respectiva Iglesia Local, con derecho a voz y voto. c) ser electos
delegados en representación de su Iglesia Local con derecho a voz y voto a la Asamblea
de Distrito, a la Asamblea General, y a otras instancias eclesiales. d) recibir y participar
de todos los servicios, asistencia, y beneficios espirituales y materiales que la Iglesia
presta a sus miembros. e) representar a la Iglesia en otras instancias eclesiales
nacionales e internacionales, y f) hacer proposiciones y participar en proyectos de
buena administración, como también solicitar por los medios establecidos, informes
sobre la marcha administrativa y social de la Iglesia; todo ello en las formas y
oportunidades establecidas por estos Estatutos y el Reglamento de la Iglesia Metodista
de Chile.

ART. 11 : Como contrapartida, todo miembro en Plena Comunión con la Iglesia, para
estar en la condición de habilitado, deberá cumplir las siguientes obligaciones: a) Servir
los cargos para los cuales hubiere sido designado o elegido de conformidad a estos
Estatutos y Reglamento de la Iglesia, y colaborar activamente en las tareas acordadas
en las respectivas instancias de dirección de la Iglesia, a saber: Asambleas Generales o
Juntas Generales, Asambleas Distritales o Juntas Distritales, o bien su propia Asamblea
de Congregación o Junta de Oficiales, como así mismo en aquellas que estas entidades
determinen y le encomienden. b) Respetar y cumplir el Estatuto y Reglamento de la
Iglesia Metodista de Chile y las resoluciones y acuerdos adoptados por las entidades o
instancias de dirección antes relacionadas. c) Asistir a las reuniones estatutariamente
citadas, fueren de Asambleas, Juntas, comisiones, agencias, comités, consejos, u otra
entidad de la Iglesia, a la que perteneciere en calidad de miembro, y d) Contribuir al
sostenimiento de la Iglesia con sus ofrendas y aporte oportuno y sistemático de
diezmos o contribuciones.
CAPITULO III: De la suspensión o inhabilidad, y de la pérdida de los derechos
de los miembros.

ART. 12 : Quedarán inhabilitados en sus derechos a ser elegibles para los cargos de la
Iglesia en cualquiera de sus niveles e instancias, en el derecho de ejercer el o los
cargos y representaciones para los cuales hubieren sido electos, y en su derecho de
participar en las votaciones de Asambleas (General, Distrital y de la Congregación) y
Juntas (General, Distrital y de Oficiales) de la Iglesia: a) los miembros que no
estuvieren al día en sus obligaciones pecuniarias con la Iglesia, situación que será
determinada por la respectiva Comisión de Nombramientos . Esta suspensión o
inhabilidad cesará de inmediato una vez cumplida la obligación morosa que le hubiere
dado origen. b) los miembros que sin causa justificada dejaren de asistir con
regularidad a los cultos y actividades generales de la Iglesia, o perturbaren el estado de
armonía con el pastor y hermanos de la Iglesia, y c) los miembros que
injustificadamente se negaren a servir los cargos en los que hubieren sido elegidos, a
colaborar en las tareas acordadas por la Iglesia, y a asistir a las reuniones de la
instancia en que le correspondiere participar.

ART. 13 : La Comisión de Nombramientos respectiva informará a la más próxima


Asamblea o Junta que se realice, la situación de inhabilidad o suspensión que afectare a
los miembros.

ART. 14 : La calidad de miembro de la Iglesia se perderá: a) por transferencia a otra


Iglesia Metodista del extranjero, o a otra Iglesia distinta de la Iglesia Metodista de
Chile, b) por fallecimiento; c) por renuncia escrita, d) por expulsión decretada por la
instancia judicial respectiva, de conformidad al procedimiento señalado en estos
Estatutos y fundada en una de las siguientes causales: UNO: causar grave daño de
palabra, o por escrito a los intereses de la Iglesia. DOS: haber sido sancionado durante
un año calendario, con tres inhabilidades o suspensiones de derechos. TRES : Haber
sido condenado por crimen o simple delito que merezca pena aflictiva. CUATRO :
arrogarse la representación de la Iglesia o derechos en ella que no poseyere, con el
objeto de obtener beneficios personales, o bien causar con tal actitud daño o perjuicio a
la Iglesia. CINCO : afectar gravemente el prestigio de la Iglesia, afirmando falsedades
respecto de sus actividades o conducción de sus dirigentes. SEIS : tratándose de
administradores de entidades, directores de instituciones, miembros de comités
ejecutivos u otros entes administrativos de la Iglesia, por extralimitarse en sus
funciones, o que en uso de sus atribuciones, comprometan gravemente la integridad
social o económica de la Iglesia, causando injustificadamente daño o perjuicio a los
bienes de esta, o en la persona de alguno de sus miembros, con motivo u ocasión del
desempeño del cargo. SIETE : desobediencia al Estatuto y Reglamento de la Iglesia
Metodista de Chile. OCHO : por diseminar doctrinas contrarias a los artículos de fe, a la
enseñanza bíblica o las normas y doctrinas establecidas por la Iglesia Metodista de
Chile. NUEVE : por mala administración o descuido habitual de los deberes propios de
un miembro de la Iglesia en su calidad de servidor o funcionario rentado de la Iglesia.
DIEZ : por palabras o acciones impropias de un cristiano, tales como: practicar el
comercio de bebidas alcohólicas, cigarrillos, drogas, prostitución y juegos de azar.

ART. 15 : Respecto de la medida de expulsión, dispuesta por el Consejo Judicial


Distrital respectivo, podrá el afectado apelar al Consejo Judicial Nacional de la Iglesia, el
cuál se pronunciará en definitiva sobre ella.

TITULO TERCERO: De Artículos de Fe de la Iglesia Metodista de Chile


(el lector aquí puede ver la sección que correspondiente del capítulo II de este mismo
link)

TITULO CUARTO: De los Órganos de Administración y Gestión

Capitulo I: Las Asambleas

ART. 17 : El carácter democrático de la Iglesia Metodista de Chile, deberá ser


representado en las Asambleas. Ellas serán de tres tipos, según el ámbito de acción que
les correspondiere: A) Asamblea de la Congregación, cuya jurisdicción radicará en cada
Iglesia Local; B) Asamblea de Distrito, cuya jurisdicción radicará en cada Distrito, y C)
Asamblea General, cuya jurisdicción radicará en todo el ámbito nacional.

A) Asamblea de la Congregación

ART. 18 : La Asamblea de la Congregación , será el órgano máximo resolutivo


dentro del ámbito de un cargo pastoral o de una Iglesia Local, y a su vez, constituirá el
cuerpo de control básico que unirá a cada Iglesia Local con la Iglesia Metodista de
Chile, persona jurídica de derecho público. Estará compuesta por el pastor o los
pastores del cargo, los pastores jubilados residentes, los pastores designados en
ministerios especializados en su jurisdicción y los miembros en plena comunión
habilitados de la Iglesia Local.

ART. 19 : Presidirá la Asamblea de la Congregación él o la Superintendente de Distrito


o un presbítero designado por él o ella para tal efecto. Se reunirá, en forma ordinaria,
por lo menos dos veces en el año, la primera entre los meses de febrero y marzo y la
segunda entre noviembre y diciembre.

El pastor del cargo podrá, con el consentimiento por escrito del Superintendente,
convocar a Asambleas Extraordinarias.

ART. 20: Las atribuciones y deberes de la Asamblea de la Congregación serán las


siguientes: a) Elaborar , promover, y supervisar el programa integrado de la Iglesia
Local; b) Establecer el presupuesto de la Iglesia Local, y velar por el cumplimiento
oportuno de las obligaciones financieras con el fondo conexional nacional y Distrital y
del presupuesto de la Iglesia Local; c) Recibir y pronunciarse sobre el informe del
pastor, y todos los otros informes que dispongan el presente Estatuto y el Reglamento
de la Iglesia ; d) Elegir el liderazgo local; e) Establecer los Reglamentos y
procedimientos de administración de las Comisiones e Instituciones que dependieren de
la Iglesia Local.

B) Asamblea de Distrito:

ART. 21: La Asamblea de Distrito , será el órgano máximo resolutivo dentro de la


jurisdicción del Distrito respectivo, y le corresponderá fundamentalmente velar por que
el principio de solidaridad y conexionalidad sea una práctica en las Iglesias Locales del
Distrito. Será presidida por el Superintendente o el Presbítero que este designare. Se
reunirá en forma ordinaria una vez al año, en la fecha y lugar que fije la Asamblea
inmediatamente anterior, para evaluar y promover el Programa de la Iglesia Nacional y
del Distrito, y para considerar aspectos de la Misión, de Servicio y Comunión, Legales,
Jurídicos, Financieros, Sociales y Administrativos tomando en cuenta el multifacético
Ministerio de la Iglesia.
En forma extraordinaria se reunirá cuando lo requiera el interés de la Iglesia, en la
fecha y lugar que fije la Junta Distrital. Al iniciar su sesión elegirá un Secretario(a) de
Actas.

ART. 22 : La Asamblea de Distrito estará compuesta, por: a) El Superintendente de


Distrito; b) Los Presbíteros, Pastores y Diáconos del Distrito que tengan nombramiento
de tiempo completo, y los Pastores Suplentes Aprobados de Tiempo Parcial; c) Tres
Delegados Laicos por cada Iglesia Local organizada; d) Los Presidentes de los
Organismos Federados Distritales o un Representante de estos; e) El o los Delegados
Laicos de Distrito a la Junta General; f) Un Representante elegido por cada Ministerio
existente en el Distrito, y g) El Secretario de Vida y Misión, el Secretario de
Administración y Tesorero Distrital; h) Los miembros de la Junta Distrital que no fueren
Pastores o Delegados de Iglesias locales; todos ellos con derecho a voz y voto en la
misma. Con derecho a asiento y voz participarán:, el Presidente del Consejo Judicial
Distrital, junto a Presidentes de las Comisiones y Agencias del Distrito, los Misioneros
Laicos y los Predicadores Laicos residentes en el Distrito.

ART. 23 : Serán atribuciones y deberes de la Asamblea de Distrito: a) Elaborar y


desarrollar la estrategia y programa integral para el distrito; b) Votar las modificaciones
a los Estatutos; c) Asignar los aportes conexiónales a cada Iglesia local; d) Establecer
el Fondo Conexional Distrital; e) Elegir los integrantes de las comisiones distritales de:
Vida y Misión, Nombramientos, Calificación Ministerial y las otras Agencias y Comisiones
que establecieren los Estatutos y el Reglamento de la Iglesia; f) Elegir al Secretario
Eclesiástico o Coordinador de Vida y Misión del Distrito, al Secretario de Finanzas y
Administración del Distrito y Tesorero Distrital y cualquier otra comisión que
considerare conveniente la Asamblea de Distrito; g) Conceder y renovar licencias a los
predicadores laicos del distrito; h) Recomendar nuevos candidatos para el ministerio
integral de la Iglesia; i) Elegir la terna que se presentará al Obispo para designar
Superintendentes de Distritos; j) Elegir él o los delegados del Distrito a la Junta General
y a la Comisión Nacional de Nombramientos; k) Realizar las tareas y ejercer las
atribuciones que le delegare la Asamblea General y , l) Todas aquellas otras facultades
que le confirieren el Estatuto y el Reglamento de la Iglesia.

C) La Asamblea General:

ART. 24 : La Asamblea General será el Órgano de máxima autoridad en la Iglesia


Metodista de Chile, su función será administrar, coordinar, organizar, legislar y dirigir la
Iglesia Metodista de Chile, elegir su liderazgo nacional, hablar en nombre de la Iglesia y
representarla en el ámbito jurídico y social, pudiendo delegar dicha facultades mediante
poderes especiales. Se reúne bajo la presidencia del Obispo o quien lo represente, en
forma ordinaria cada dos años en el mes de Enero, en el lugar fijado en la Asamblea
inmediatamente anterior, y en forma extraordinaria cuando lo requiera el interés de la
Iglesia, en la fecha y lugar que fijare la Junta General. Elegirá entre sus integrantes un
Secretario (a) de Actas.

ART. 25 : Componen la Asamblea General, con derecho a voz y voto: a) El obispo; b)


los presbíteros en plena conexión con la Asamblea General; c) los pastores suplentes
aprobados que estuvieren ejerciendo un ministerio pastoral de tiempo completo; d) Un
Delegado Laico elegido por cada Iglesia local organizada, que tuviere hasta cien
miembros, o dos delegados por cada Iglesia Local organizada que contare con más de
cien miembros; e) Los Presidentes de las Federaciones u Organismos Nacionales
debidamente reconocidos o sus representantes; f) Los Presidentes de los Ministerios
Nacionales reconocidos o sus representantes; g) El Delegado Laico Nacional al
Gabinete; h) El Presidente de la Comisión de Actividades Laicas, y i) Un Delegado Laico
a la Junta General por Distrito.

Participarán en la Asamblea General con derecho a asiento y voz: El Secretario General


o Representante Legal; el Consejo Judicial Nacional, el Presidente de la Comisión
Nacional de Estudios y Promoción de Proyectos, el Tesorero Nacional o Secretario
Nacional de Finanzas y Administración y el Secretario Eclesiástico o Secretario Nacional
de Vida y Misión.

ART. 26 : Las atribuciones y deberes de la Asamblea General son las siguientes: a)


Aprobar todos los cuerpos legales y normativos-reglamentarios de la Iglesia Metodista
de Chile; b) Recibir y aprobar el informe episcopal; c) Elegir a todas las autoridades
ministeriales y laicas que le correspondiere en conformidad al presente Estatuto , a
saber: Obispo, Delegado Laico Nacional al Gabinete, Secretario Nacional Eclesiástico o
Secretario Nacional de Vida y Misión, Tesorero Nacional o Secretario Nacional de
Finanzas y Administración, el Secretario General o Representante Legal, los miembros
de Agencias y Comisiones Nacionales, y en general elegir todos los otros cargos
establecidos en el Reglamento de la Iglesia; d) Aprobar el Presupuesto y Programa
Integrado de la Iglesia; e) Determinar la participación de la Iglesia Metodista de Chile
en otros cuerpos eclesiásticos o para eclesiásticos nacionales y extranjeros ; f) Adoptar
el himnario y ritual de la Iglesia Metodista de Chile; g) Determinar las calificaciones y
deberes de los miembros ministeriales y los asuntos relativos al carácter y ordenación
de los presbíteros y pastores; h) Atender todas las consultas y asuntos que fueren
llevados a su conocimiento; i) Constituir nuevas personas jurídicas de derecho publico y
aprobar sus estatutos; j) Determinar el número de los Distritos y sus limites
respectivos, así como el número de Obispos y sus respectivas áreas; k) Establecer
capellanías en Instituciones Públicas Cárceles, Hospitales, Fuerzas Armadas, Servicios
Públicos e Instituciones Metodistas: l) Delegará en el Obispo y Gabinete la facultad de
recomendar Profesores de Religión, de conformidad a la Ley, en Establecimientos
Educacionales Públicos y Confesionales, y m) Todas aquellas otras facultades que le
otorgaren este Estatuto y el Reglamento de la Iglesia Metodista de Chile.

CAPÍTULO II: Las Juntas .

ART. 27 : Las Juntas serán entidades esencialmente ejecutivas y, eventualmente


resolutivas; funcionarán entre Asambleas y deberán administrar la Iglesia por mandato
de las Asambleas respectivas, velando por que se cumplan los acuerdos y resoluciones
de estas.

ART. 28 : Al igual que las Asambleas , las Juntas funcionarán en tres niveles o ámbitos,
a saber: a) En el ámbito de la Iglesia Local, funcionará como ente ejecutivo la Junta de
Oficiales; b) En el ámbito del Distrito, funcionará como ente ejecutivo la Junta Distrital,
y c) En el ámbito nacional funcionará como ente ejecutivo la Junta General.

La Junta de Oficiales

ART. 29 : Atribuciones y deberes: La Junta de Oficiales, será el cuerpo o instancia


colegiada y ejecutiva encargada de hacer cumplir los acuerdos, el programa integrado,
el presupuesto y, en general, todo tipo de resoluciones adoptadas por la Asamblea de la
Congregación ante la cual responderá. Se reúne en forma ordinaria, a lo menos, cada
dos meses, y en forma extraordinaria cada vez que lo requiera el interés de la Iglesia.
Sus miembros elegidos durarán un año en sus cargos, excepto el o los delegados a la
Asamblea General que duran dos, pudiendo sus integrantes ser reelegidos. En su
primera reunión del año elegirá entre sus miembros, un presidente (a), un
vicepresidente (a), y un secretario (a) de actas.

ART. 30 : La Junta de Oficiales está compuesta por: a) El pastor o pastora del cargo;
b) Los diáconos si los hubiere; y c) Los siguientes oficiales electos en la Asamblea de la
Congregación: uno o dos Delegados a la Asamblea General, los Delegados a la
Asamblea de Distrito, el Secretario de Vida y Misión, el Secretario de Administración, el
Sindico, el Tesorero, el Director o Directora de la Escuela Dominical, los Oficiales de
Comunión y cualquier otro Oficial que establecieren este Estatuto y el Reglamento de la
Iglesia.

La Junta Distrital

ART. 31 : Atribuciones y Deberes: La Junta Distrital, será el cuerpo o instancia


colegiada y ejecutiva encargada de hacer cumplir los acuerdos, el programa integrado,
el presupuesto, y en general, todo tipo de resoluciones adoptadas por la Asamblea de
Distrito, ante la cual responderá, de acuerdo con las normas del presente Estatuto y del
Reglamento de la Iglesia. Se reúne en forma ordinaria bajo la presidencia del
Superintendente de Distrito, tres veces al año, en fecha y lugar que la propia Junta fija
en su primera reunión del año, y en forma extraordinaria cuando sea conveniente a los
intereses de la Iglesia.

ART. 32 : Serán miembros de la Junta Distrital con derecho a voz y voto: a) El


Superintendente de Distrito; b) Dos presbíteros y dos representantes laicos elegidos en
la Asamblea de Distrito, en conformidad con éste Estatuto y el Reglamento de la
Iglesia, quienes durarán un año en sus cargos, pudiendo ser reelegidos; c) Un
representante laico por cada Federación u Organismo y Ministerios reconocidos en el
Distrito; d) El Tesorero y Secretario de Finanzas y Administración del Distrito, quien
durará un año en su cargo pudiendo ser reelegido; e) El Secretario Eclesiástico o de
Vida y Misión del Distrito, quien durará un año en su cargo pudiendo ser reelegido, y f)
El o los Delegados del Distrito a la Junta General. Serán miembros de la Junta Distrital
con derecho a asiento y voz: el Presidente del Consejo Judicial Distrital, un
representante de la Contraloría y el Presidente de la Comisión Distrital de Estudios y
Promoción de Proyectos. En su primera reunión elegirá entre sus miembros a un
secretario(a) de actas.

La Junta General

ART. 33 : Atribuciones y Deberes: La Junta General, será el cuerpo o instancia


colegiada, ejecutiva y, eventualmente resolutiva, encargada de hacer cumplir los
acuerdos, el programa integrado, el presupuesto y, en general, todo tipo de
resoluciones adoptadas por la Asamblea General, dentro de los límites de su función, y
ejercer las facultades administrativas y de gestión que le delegare esta Asamblea, ante
la cual responderá, de acuerdo con las normas del presente Estatuto y del Reglamento
de la Iglesia.

ART. 34 : Serán integrantes de la Junta General con derecho a voz y voto: a) El


Obispo que la presidirá; b) Los Superintendentes de Distrito; c) Los Delegados Laicos
de los Distritos; d) El Presidente o el Representante de cada Federación u Organismo
Laico reconocido; e) Los Consejeros Nacionales de Juveniles y Menores; f) El
Presidente o Representante de cada Ministerio Nacional reconocido; g) El Delegado
Laico al Gabinete, y h) El Presidente Nacional de la Comisión de Actividades Laicas.

Serán miembros de la Junta General con derecho a asiento y voz: El Presidente del
Consejo Judicial Nacional o la persona en quien este delegare; el Contralor Nacional de
la Iglesia Metodista de Chile; el Presidente del Consejo de Finanzas y Economía; el
Presidente de la Comisión Nacional de Estudio y Promoción de Proyectos; el Tesorero
Nacional o Secretario Nacional de Finanzas y Administración; el Secretario Nacional
Eclesiástico o Secretario Nacional de Vida y Misión; el Representante Legal o Secretario
General de la Iglesia Metodista de Chile; los Directores de Instituciones Nacionales, y
los Presidentes de los Comités creados por la Asamblea General que fueren
especialmente invitados para tratar materias específicas.

De los Cargos de la Junta General:

Del Obispo :

ART. 35 : El Obispo, quien representará la conexionalidad y la unidad de la Iglesia


Nacional, será elegido por la Asamblea General de una terna de presbíteros, por un
período de cuatro años, y podrá ser reelegido por un período más. Dicha terna será
elaborada mediante votación directa de los miembros habilitados de todas las Iglesias
Locales. El Obispo será el Presidente de la Asamblea General y la Junta General, así
como también del Comité Ejecutivo Nacional. Representará a la Iglesia Metodista de
Chile en toda instancia eclesiástica dentro y fuera de ella, tanto en actos oficiales como
religiosos. Tendrá dedicación exclusiva a su oficio, y deberá residir en Santiago.

De los Superintendentes:

ART. 36 : Los Superintendentes, serán presbíteros que representarán al


Obispo en cada Distrito, y serán elegidos por el Obispo de una terna que
entregarán los Distritos. Durarán en su cargo cuatro años, y podrán ser
reelegidos sólo una vez. El Superintendente será el Presidente de la
Asamblea de Distrito y la Junta Distrital. Representará a la Iglesia en toda
instancia eclesial dentro y fuera de ella, tanto en actos oficiales como
religiosos en su jurisdicción.

Del Delegado Laico Nacional al Gabinete y del Presidente Nacional de la


Comisión de Actividades Laicas.

ART. 37 : El Delegado Laico Nacional al Gabinete será elegido por la Asamblea General
por un periodo de cuatro años, y el presidente de la Comisión de Actividades Laicas,
será elegido por los delegados laicos de la Asamblea General, por un período de dos
años; podrán ser reelegidos solo una vez. Ambos delegados laicos deberán, a lo menos,
tener estudios teológicos reconocidos, ser miembros en plena comunión por un plazo
no menor a diez años, y no podrán pertenecer a ninguna institución o entidad de la
Iglesia Metodista de Chile para la cual prestaren servicios remunerados; asimismo no
podrán ocupar cargos directivos en directorios de Federaciones ni Ministerios Nacionales
o en el ámbito del Distrito; no podrán pertenecer a otra Agencia o Comisión de la
Iglesia y no podrán ser familiares directos de un miembro del Gabinete.
De los Delegados Laicos de los Distritos:

ART. 38 : Los Distritos hasta mil miembros podrán enviar un Delegado Laico a la Junta
General y aquellos con más de mil miembros podrán enviar dos delegados. Estos son
electos en la Asamblea de Distrito respectiva y duran dos años en sus cargos pudiendo
ser reelegidos. Un Delegado de cada Distrito será miembro de la Comisión Nacional de
Nombramiento.

Del Tesorero Nacional o Secretario Nacional de Finanzas y Administración.

ART. 39 : El Tesorero Nacional o Secretario Nacional de Finanzas y Administración, es


elegido por la Asamblea General y dura dos años en su cargo pudiendo ser reelegido
sólo una vez. Le corresponde llevar la Tesorería Nacional de la Iglesia, velar por el
cumplimiento del presupuesto e informar a la Asamblea General y la Junta General del
movimiento de la Tesorería Nacional en el período respectivo, y presidir la Comisión
Nacional de Tesorería, además de las otras facultades y obligaciones que le confieran
estos Estatutos y el Reglamento de la Iglesia.

Del Secretario Eclesiástico o de Vida y Misión:

ART. 40: El Secretario Eclesiástico o de Vida y Misión, es elegido por la Asamblea


General y dura cuatro años en su cargo, pudiendo ser reelegido. Le corresponde velar
por el cumplimiento del programa integrado nacional de la Iglesia y presidir la Comisión
Nacional de Vida y Misión, además de las otras facultades y obligaciones que le
confieran estos Estatutos y el Reglamento de la Iglesia.

De los Presidentes y representantes de los Federaciones u Organismos


Nacionales Reconocidos y de los Ministerios reconocidos.

ART. 42 : Los Presidentes de las Federaciones u Organismos Nacionales Reconocidos y


de los Ministerios reconocidos por la Iglesia son miembros de la Junta General por el
periodo por el cual hayan sido elegidos en el respectivo Organismo o Ministerio. Para el
evento que no pudiere participar el Presidente en las reuniones de la Junta General
podrá ser suplido por quien corresponda reemplazarlo según el ordenamiento interno
del respectivo Organismo o Ministerio.

De los Consejeros de Juveniles y Menores.

ART. 43 : Los Juveniles y Menores serán representados en la Junta General por sus
Consejeros Nacionales, por el período para el que hayan sido designados, y a falta de
estos, por el Secretario Nacional Eclesiástico o Secretario Nacional de Vida y Misión.

CAPÍTULO III: Reglas de Aplicación General.

De las Citaciones:

ART. 46 : Finalmente las citaciones a Asamblea de la Congregación serán efectuadas


por el Superintendente de Distrito mediante carta circular enviada a la Iglesia respectiva
con a lo menos treinta días de anticipación a la reunión, cuando corresponda según
estos Estatutos o el Reglamento de la Iglesia, o bien cuando la convoque el pastor
debidamente autorizado, o lo solicitare por escrito, al Superintendente, un tercio de los
miembros de la Junta de Oficiales; respecto de las citaciones a la reuniones de Junta de
Oficiales, la realizará el Presidente de la misma, por carta circular entregada a los
miembros de ésta, con a lo menos quince días de anticipación a la sesión.

Del quórum para sesionar y para adoptar acuerdos.

ART. 47 : Las Asambleas General y de Distrito, y las Juntas General, Distritales y Junta
de Oficiales requerirán para constituirse y sesionar el quórum de dos tercios de sus
miembros. La Asamblea de la Congregación requerirán para constituirse y sesionar el
quórum de mayoría absoluta de sus miembros habilitados. De no reunirse dicho quórum
se dejará constancia de ello en el acta y se deberá disponer de una nueva citación a
sesión.

ART. 48 : Las Asambleas General, de Distrito y de la Congregación, y las Juntas


General, Distritales y de Oficiales, requerirán para adoptar acuerdos el quórum de la
mayoría absoluta de sus miembros presentes votantes, salvo que el presente Estatuto
estableciere otro quórum o mayoría especial o calificada para determinadas materias.

De las Actas de Sesiones .

ART. 49 : De las deliberaciones y acuerdos adoptados por las Asambleas y Juntas se


deberá dejar constancia en el Libro de Actas llevado al efecto por el Secretario de la
Asamblea o Junta respectiva. Dichas actas deberán ser firmadas por quien presidió la
respectiva sesión y por el secretario de la misma. En ellas podrán sus miembros con
derecho a voz y voto estampar las reclamaciones convenientes a sus derechos por
vicios de procedimiento relativos a citación a reuniones, al funcionamiento de la
respectiva Asamblea o Junta, y a los acuerdos adoptados, salvando así su
responsabilidad en ellos.

ART. 50 : Cada acta de reuniones de Asambleas o Juntas deberá contener: a) El día,


hora y lugar de la sesión; b) Nombre de quien preside; c) La cantidad de miembros
asistentes; d) Materias tratadas y acuerdos adoptados, y e) Resumen de deliberaciones.

CAPÍTULO IV: Del Comité Ejecutivo Nacional.

TÍTULO QUINTO: Del Patrimonio

ART. 53 : El Patrimonio de la Iglesia Metodista de Chile estará conformado por: a) Las


donaciones y contribuciones voluntarias de particulares e instituciones públicas o
privadas, nacionales o extranjeras; por colectas entre sus fieles; por aportes de sus
miembros en forma extraordinaria; por las herencias y legados recibidos, con beneficio
de inventario, por la Iglesia provenientes de personas nacionales o extranjeras; por
bienes muebles o inmuebles que la Iglesia adquiriere a cualquier título, y los frutos
civiles o naturales que ellos produzcan; todo ello para los fines de sostenimiento del
Culto y de sus ministros u otros fines propios de su Misión. b) Por las erogaciones o
subvenciones recibidas de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, de
derecho público o privado, de Municipalidades u Organismos Fiscales o de
administración autónoma, para proyectos específicos de servicios comunitarios
elaborados o realizados por la Iglesia, y c) Por aportes y donaciones de Instituciones de
la Iglesia o relacionadas con esta.
TÍTULO SEXTO: De las Agencias

ART. 54 : La Iglesia Metodista de Chile tendrá agencias que se desempeñarán en el


ámbito Nacional, y en el ámbito de los Distritos. Dichas agencias serán: a) El Gabinete;
b) El Consejo Judicial; c) La Contraloría; d) El Consejo de Finanzas y Economía, y e) El
Tribunal Electoral.

CAPÍTULO I: El Gabinete

ART. 55 : La Asamblea General será responsable de que se establezca el Gabinete, el


cual estará integrado por: a) El Obispo quien lo presidirá; b) Los Superintendentes de
los respectivos Distritos; c) Un(a) Delegado Laico Nacional, y d) El Presidente (o
Presidenta) de la Comisión Nacional de Actividades Laicas.

Como Agencia de la Iglesia, el Gabinete tendrá las facultades y obligaciones que


establezcan estos Estatutos y el Reglamento de la Iglesia.

CAPITULO II: De la Administración Judicial o Consejo Judicial .

De la Toma de Razón Acuerdos y Resoluciones y de su conformidad al


Estatuto y Reglamento.

ART. 63 : De los acuerdos adoptados en la jurisdicción de un Distrito, por una


Asamblea de Congregación o de Distrito, por una Junta de Oficiales o Junta Distrital,
por un organismo o institución distrital , por un pastor o laico, y en general por
cualquier ente de la Iglesia sujeto a supervisión territorial dentro de un Distrito, o
incumplimiento de los asuntos mismos, conocerá el Consejo Judicial Distrital en pleno,
quien no tomará razón de aquellos que fueren contrarios a los Estatutos y Reglamentos
de la Iglesia. Con todo se podrá apelar de su resolución ante el Consejo Judicial
Nacional, quien verá en pleno la apelación.

ART. 64 : De los acuerdos adoptados por la Asamblea y Junta General, por cualquier
comisión, agencia, organismo, institución o entidad nacional de la Iglesia, o del
incumplimiento de los mismos, conocerá el Consejo Judicial Nacional, entidad
autónoma, única autorizada por los Estatutos para interpretar estos acuerdos junto con
los Reglamentos, en forma definitiva. Dicho Consejo tomará razón, observando y
anulando el acuerdo contrario a estatutos y reglamentos.

ART. 65 : Sólo el pleno del Consejo Judicial Nacional podrá sancionar o tomar razón
respecto de acuerdos de Juntas y Asambleas que importaren la constitución de
entidades jurídicas, fueren estas de derecho público o privado, teniendo como
obligación primera el velar por la situación legal y patrimonial de la Iglesia en dichas
gestiones; de igual forma, le corresponderá el control preventivo y a posteriori de toda
actuación con repercusiones legales y jurídicas de las Asambleas, Juntas, Consejos,
Distritos, Entidades, Organismos e Instituciones de la Iglesia o relacionadas con ésta,
Comisiones, Federaciones, Ministerios, Pastorales e Iglesias Locales, así como dar fe de
actos, documentos y gestiones propias de la entidad jurídica.

CAPÍTULO III: La Contraloría

ART. 66 : Habrá una Contraloría, Agencia funcional y autónoma en su gestión, cuyos


miembros serán elegidos por la Asamblea General de la Iglesia Metodista de Chile, y
que responderá ante ésta. Su finalidad será ejercer el control, preventivo y a posteriori,
respecto de toda actuación financiera, económica, administrativa, de mérito, jurídica y
legal ejercida por instituciones, ministerios, comisiones, distritos, organismos,
federaciones y cualquier otra entidad o persona jurídica creada por la Iglesia Metodista
de Chile; todo ello en relación con el cumplimiento de las políticas financieras,
administrativas, y de gestión, aprobada por la Asamblea General.

CAPITULO IV: Del Consejo de Finanzas y Economía

ART. 71 : La Asamblea General constituirá el Consejo de Finanzas y Economía, con el


objetivo fundamental de coordinar las decisiones y acciones financieras orientadas a
generar recursos en beneficio de la labor evangelizadora de la Iglesia Metodista de
Chile.

ART. 72 : El Consejo de Finanzas y Economía estará formado por cuatro laicos y dos
pastores, quienes deberán ser profesionales en esas materias, o con amplia experiencia
y conocimiento financiero.

Los laicos y los pastores serán elegidos cuadrienalmente por la Asamblea General, a
propuesta de la Comisión Nacional de Nombramientos, y podrán ser reelegidos por un
nuevo período.

CAPITULO V: Del Tribunal Electoral

ART. 74 : Habrá un Tribunal Electoral, constituido por dos instancias: Una distrital,
compuesta por los Tribunales Electorales de cada Distrito, y otra nacional, compuesta
por el Tribunal Electoral Nacional. Su integración, requisitos y forma de elección será la
misma del Consejo Judicial.

ART. 75 : Corresponderá a los Tribunales Electorales Distritales, supervisar y asesorar


todos los procesos eleccionarios realizados dentro de su ámbito jurisdiccional, y resolver
sobre las reclamaciones interpuestos con relación a dichos procesos. Trabajará en
estrecha relación con la Comisión de Nombramientos. De sus resoluciones se podrá
apelar al Tribunal Electoral Nacional.

ART. 76 : Corresponderá al Tribunal Electoral Nacional supervisar y asesorar en los


procesos eleccionarios realizado a nivel Nacional (elección directa de terna para obispo,
elecciones realizadas por la Asamblea General y, eventualmente, por la Junta General).
Trabajará en relación con la Comisión Nacional de Nombramientos, y resolverá las
consultas y apelaciones interpuestas respecto de resoluciones de los Tribunales
Electorales Distritales. Respecto de sus resoluciones se podrá recurrir ante el Consejo
Judicial Nacional, quien verá en pleno dicho recurso.

TÍTULO SEPTIMO: De las Comisiones

ART. 77 : La Iglesia Metodista de Chile, constituirá Comisiones que deberán funcionar


en el ámbito nacional y en el ámbito distrital. Dichas Comisiones, en el ámbito nacional,
serán las siguientes: Comisión Nacional de Nombramientos; Comisión Nacional de Vida
y Misión; Comisión de Tesorería Nacional; Comisión Nacional de Actividades Laicas;
Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial; Comisión de Estadísticas, Registro e
Historia, y, Comisión Nacional de Estudios y Promoción de Proyectos.
Son Comisiones en el ámbito Distrital, las siguientes: Comisión Distrital de
Nombramientos; Comisión Distrital de Vida y Misión; Comisión de Tesorería Distrital;
Comisión Distrital de Actividades Laicas; Comisión Distrital de Calificación Ministerial, y
Comisión Distrital de Estudio y Promoción de Proyectos .

CAPITULO I: Comisión Nacional de Nombramientos .

ART. 80 : La Comisión Nacional de Nombramientos estará conformada por el Obispo,


quien la presidirá y convocará; por los Superintendentes de Distrito; por el Presidente
de la Comisión Nacional de Actividades Laicas ; por el Delegado Laico Nacional al
Gabinete , y por un Delegado Laico de cada Distrito a la Junta General. Su finalidad
consistirá en proponer los nombres de miembros de la Iglesia que cumplieren con los
requisitos estatutarios y reglamentarios para ser candidatos a los diversos cargos de
elección dentro de la Iglesia Metodista de Chile. Esta Comisión deberá funcionar en
estrecha relación con la Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial.

ART. 81 : La Comisión Distrital de Nombramientos estará conformada por el


Superintendente del respectivo Distrito, quien la convocará y presidirá; por dos Laicos y
dos Pastores electos en la Asamblea de Distrito por un período de dos años; podrán ser
reelegidos sólo en una oportunidad. La finalidad de esta comisión consistirá en
proponer los nombres de los miembros de la Iglesia que cumplieren con los requisitos
estatutarios y reglamentarios para ser candidatos a los diversos cargos de elección
dentro de la Iglesia Metodista de Chile a nivel del respectivo Distrito. Esta Comisión
deberá trabajar en estrecha relación con la Comisión de Calificación Ministerial del
Distrito.

CAPITULO II: Comisión de Tesorería

ART. 82 : La Comisión de Tesorería Nacional, será la encargada de promover,


desarrollar y administrar los recursos del Fondo Conexional a Nivel Nacional,
implementando las políticas adecuadas para generar excedentes en instituciones
relacionadas y en instituciones nacionales. Deberá presentar a la Asamblea General el
presupuesto del Fondo Conexional.

CAPITULO III: De la Comisión Nacional de Vida y Misión

ART. 86 : La Comisión Nacional de Vida y Misión estará conformada por: a) El


Secretario Eclesiástico o Secretario Nacional de Vida y Misión, quien la presidirá y citará;
b) los Secretarios Distritales de Vida y Misión; c) los Presidentes de las Federaciones
Nacionales u Organismos Nacionales reconocidos o sus Representantes; d) los
Consejeros Nacionales de Juveniles y Menores; e) Un representante del Seminario
Metodista; f) los Presidentes de los Ministerios Estatutariamente reconocidos o sus
representantes, y g) El presidente de la Comisión Nacional de Actividades Laicas.

CAPITULO IV: De la Comisión de Actividades Laicas

ART. 88 : Su propósito será aunar los objetivos que persiguieren las Federaciones,
Instituciones y el movimiento Laico en General de la Iglesia Metodista de Chile, tanto en
el ámbito nacional como en el Distrital.

En el ámbito Nacional estará constituida con derecho a voz y voto por: El Presidente de
la Comisión Nacional de Actividades Laicas, todos los Presidentes o sus Representantes
de los Organismos o Federaciones Nacionales, de los Ministerios, de las Comisiones y
Agencias de la Iglesia (si fueren laicos) a nivel Nacional y los delegados laicos a la Junta
General.

En el ámbito Distrital estará constituida con derecho a voz y voto por: El Presidente de
la Comisión Distrital de Actividades Laicas, todos los Presidentes o sus Representantes
de los Organismos o Federaciones Distritales, de los Ministerios, de las Comisiones y
Agencias de la Iglesia (si fueren laicos) a nivel Distrital, y los delegados laicos a la Junta
Distrital.

CAPITULO V: De la Comisión de Estudios y Promoción de Proyectos

CAPITULO VI: De la Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial y de la


Comisión Distrital de Calificación Ministerial.

Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial.

ART. 90 : La Asamblea General Establecerá la Comisión de Preparación e idoneidad


Ministerial, la que estará compuesta por no menos de seis ni más de doce presbíteros
propuestos por la Comisión Nacional de Nombramientos, y con opción de dos
presbíteros propuesto por la Asamblea General. Además, la Asamblea General elegirá,
cuadrienalmente, dos miembros laicos titulares y dos suplentes. Los requisitos de estos
representantes Laicos serán los establecidos en el Reglamento de la Iglesia.

ART. 91 : La Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial establecerá los


procedimientos y examinará a:

• los candidatos a pastores suplentes aprobados

• Los candidatos para admisión a prueba

• Los candidatos para admisión en plena conexión.

Además presentará y recomendará a la Asamblea General a: Candidatos a la


consagración de diáconos; Candidatos a la ordenación de Presbíteros; Los que hallan de
ser recibidos de otras Iglesias Evangélicas; Los transferidos a la Asamblea General que
no sean presbíteros en plena conexión, y los estudiantes que no sean todavía
presbíteros en plena conexión, que hayan de ser designados para asistir a un seminario
y asignados a una Asamblea de Congregación.

Esta Comisión incentivará y promoverá las vocaciones ministeriales en todo el ámbito


de la Iglesia Metodista de Chile, y mantendrá un registro permanente de los estudiantes
que dependieren de ella.

La Comisión de Calificación Distrital.

ART. 92 : En todo Distrito, cuyo número de presbíteros lo permita, habrá una


Comisión Distrital de Calificación, presidida por el Superintendente, quien la cita, y
compuesta de no menos de tres ni más de cinco presbíteros itinerantes, más un laico,
elegidos, anualmente, por la Asamblea de Distrito, a propuesta del Comité de
Nombramientos. Sus deberes y obligaciones estarán establecidos en el Reglamento de
la Iglesia.
CAPÍTULO VII: De la Comisión de Estadística, Registro e Historia.

TÍTULO OCTAVO: De los Distritos.

ART. 94 : Para la debida administración y supervisión de su obra, la Iglesia Metodista


de Chile se dividirá en Distritos formados por un mínimo de cuatro Iglesias, organizadas
y con un mínimo de doscientos miembros en plena Comunión, salvo en el caso de
distritos Misioneros donde no se requiere este número.

Cada Distrito tendrá su Asamblea de Distrito, presidida por su Superintendente


respectivo. Sus atribuciones serán llevar adelante el programa, presupuesto, acuerdos y
resoluciones adoptados por la Asamblea General, manteniendo respecto de otros
distritos un espíritu conexional.

TÍTULO NOVENO: De las Iglesias Locales.

ART. 95 : Para todos los propósitos, se entenderá por Iglesia Local a aquella
congregación de personas que hayan profesado su fe en Cristo, hayan sido bautizadas,
hayan asumido los votos de miembros de la Iglesia Metodista de Chile, y estén
asociadas fraternalmente como una Iglesia Metodista local a fin de oír la palabra de
Dios, recibir los Sacramentos y llevar adelante la obra que Cristo ha encomendado a su
Iglesia. Tal congregación de creyentes, por el solo hecho de estar dentro de la Iglesia
Metodista de Chile y sujeta a estos Estatutos y Reglamento, se considerará también
parte inherente a la Iglesia Universal, la cual está compuesta por todos aquellos que
aceptan a Cristo como Señor y Salvador, y a la que en el Credo de los Apóstoles
declaramos la Santa Iglesia Universal.

TÍTULO DÉCIMO: De los Organismos Laicos reconocidos.

ART. 96 : Si bien la Iglesia Metodista de Chile constituye un solo cuerpo en su


expresión local y conexional, de las Federaciones, los organismos laicos locales, de
Distrito y Nacionales serán los canales oficiales mediante los cuales las mujeres, los
hombres, los jóvenes, los juveniles e incluso los menores se organicen para encauzar su
acción de acuerdo a sus características propias. De esta manera los Organismos Laicos
serán elementos básicos de la Iglesia Metodista de Chile, y continuarán siéndolo, aparte
de los ajustes internos que puedan realizar sobre sus metas y formas de Trabajo.

ART. 97 : Los Reglamentos de estos Organismos deben ser autorizados y aprobados


por la Asamblea o Congreso respectivo, por la Junta General y el Consejo Judicial
Nacional , y quedaran sujetos en su gestión a las entidades resolutivas y normativas de
la Iglesia Metodista de Chile.

Las actividades de los Organismos deberán tender a la unidad de sus miembros, y a


cultivar su vida espiritual y el desarrollo de sus capacidades, preparándolos para ejercer
en forma más eficaz la Misión Integral de la Iglesia. Asimismo deberán cultivar la
Mayordomía Integral y el efectivo compromiso con la Iglesia, buscarán apoyar y hacer
cumplir el programa integrado de la Iglesia y su presupuesto, apoyando a las entidades
respectivas, y promoverán entre sus miembros un espíritu de estudio y capacitación
doctrinal.

TÍTULO DÉCIMO PRIMERO: De las Instituciones y Entidades Relacionadas.


ART. 98 : Serán consideradas Instituciones de la Iglesia Metodista de Chile, las
entidades, jurídicas o no jurídicas a nivel local distrital o nacional, encargadas de
desarrollar trabajos específicos en áreas de las pastorales de la Iglesia, servicio y
desarrollo social, canalizadas por medio de los Ministerios, como testimonio de amor
cristiano a la comunidad.

ART. 99 : Serán entidades relacionadas aquellas instituciones de propiedad exclusiva


de la Iglesia o sobre las cuales esta tuviere algún grado de propiedad, que, teniendo
personalidad jurídica propia, de derecho privado, complementan y apoyan el giro de la
Iglesia en su ámbito misional.

TÍTULO DÉCIMO SEGUNDO: Los Ministerios.

ART. 100 : Los Ministerios de la Iglesia Metodista de Chile, serán entidades que
agruparán a las instituciones y pastorales de la Iglesia, según sus fines e intereses. Su
tarea será coordinar el trabajo de todas ellas, y aportar desde sus respectivas áreas, al
trabajo misional integral de la Iglesia.

ART. 101 : La Iglesia establecerá, para los fines que se indican, los siguientes
Ministerios: a) Ministerio de Salud, que agrupará a las pastorales e instituciones de la
Iglesia Metodista de Chile relacionadas con el área de la Salud. b) Ministerio de
Educación, que agrupará a las pastorales e Instituciones de la Iglesia Metodista de Chile
que atienden el área de educación, y c) Ministerio Social, que agrupará a las pastorales
e instituciones de Servicio y Acción Social de la Iglesia.

ART. 102 : Los Ministerios trabajarán con carácter nacional, aunque tendrán su base
de acción en los Distritos. Aquí radicarán los respectivos Consejos Superiores Directivos,
los cuales representarán, administrarán y coordinarán la gestión de los Ministerios, de
las Instituciones Nacionales y de las entidades relacionadas en los respectivos Distritos.

TÍTULO DECIMOTERCERO: El Cuerpo Pastoral.

ART. 103 : El cuerpo pastoral estará formado por todos los pastores en
servicio activo y jubilados de la Iglesia Metodista de Chile.

El cuerpo pastoral tendrá como principal objetivo velar por todas aquellas situaciones
que conciernen directamente a los pastores, con respecto al ejercicio de su función
ministerial.

TÍTULO DECIMOCUARTO: De las Ordenes, Consagraciones y Oficios.

ART. 104 : La Iglesia Metodista de Chile instituirá un ministerio: ordenado y otro


consagrado: el Presbiterado y el Diaconado respectivamente; y reconocerá los
siguientes oficios: el Episcopado, la Superintendencia, la Capellanía, y el Pastorado.

Capítulo I: De las Órdenes y Consagraciones .

ART. 105 : En cuanto a las Ordenaciones y consagraciones: a) El Presbiterado será


ejercido por pastores que, habiéndose desempeñado como diáconos, sean recibidos en
plena conexión y ordenados presbíteros por el voto favorable de a lo menos tres
cuartas partes de los presbíteros asistentes a la Asamblea General, a proposición de la
Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial. El Presbiterado constituirá la única
orden permanente de la Iglesia Metodista de Chile.

b) El Diaconado será un ministerio laico consagrado que ejercerá el ministerio de la


Palabra, de la dirección del Culto, de la Enseñanza y del Asesoramiento Pastoral. El
Diaconado será ejercido por pastores que hayan sido recibidos en dicha condición como
miembros a prueba de la Asamblea General, por votación favorable de, a lo menos, tres
cuartas partes del total de los presbíteros asistentes a dicha Asamblea, a
recomendación de la Comisión de Preparación e Idoneidad Ministerial, y luego de haber
sido propuestos para tal oficio por el Comité de Calificación Distrital respectivo, esto es
aquel donde ejerció como pastor a lo menos durante tres años consecutivos, con
dedicación exclusiva y a tiempo completo. Su relación con esta Asamblea será a prueba
y esencialmente temporaria.

De los requisitos, condiciones, y deberes del Diácono y del Presbítero tratará en forma
detallada el Reglamento de la Iglesia Metodista de Chile.

Capítulo II: De los Oficios .

ART. 106 : Los Oficios consistirán en el desempeño temporal, por un Presbítero o


eventualmente un Diácono, de uno de los siguientes cargos, cuyas condiciones y
requisitos, serán establecidos por el Reglamento de la Iglesia: a) Al episcopado serán
llamados los presbíteros electos como Obispos de la Iglesia en las Asambleas Generales
respectivas, cumplidas que fueren las condiciones y requisitos establecidos por el
presente Estatuto y el Reglamento de la Iglesia Metodista de Chile, los que
determinarán además sus facultades y deberes. El Obispo representará la
conexionalidad de la Iglesia en el ámbito nacional e internacional, ejercerá la
supervisión plena en todo ámbito de la obra, y apoyará al cuerpo pastoral y al liderazgo
laico. Del mismo modo, presidirá las sesiones de la Asamblea General, la Junta General,
el Comité Ejecutivo Nacional y todas las entidades que estos Estatutos señalaren; b) A
la Superintendencia serán llamados los presbíteros electos como Superintendentes de
Distrito de la Iglesia cumplidas que fueren las formalidades y requisitos establecidos por
el presente Estatuto y el Reglamento de la Iglesia, instrumentos que también
determinarán sus facultades y deberes, y c) Al Pastorado y Capellanías serán llamados
los pastores que reúnen los requisitos y las condiciones establecidas por el presente
Estatuto y el Reglamento de la Iglesia, instrumentos que también determinarán sus
deberes y facultades.

TÍTULO DECIMOQUINTO: Inhabilidades e Incompatibilidades.

ART. 107: Sin perjuicio de las establecidas para algunos cargos, y para el correcto y
transparente funcionamiento de las diversas entidades de la Iglesia, deberán
observarse las siguientes inhabilidades e incompatibilidades: a) En ninguna Junta,
Entidad, Directorio, Comisión, Agencia o Comité de la Iglesia, fuere en el ámbito local,
distrital o nacional, podrá haber más de dos integrantes de una misma familia con
derecho a voz y voto ; b) No podrán tener cargos de representación de la Iglesia local,
o del Distrito en Juntas de Oficiales, de Distrito o General, las personas que prestaren
servicios remunerados bajo contrato de trabajo, para entidades relacionadas o
instituciones de la Iglesia; c) No podrán prestar servicios remunerados bajo contrato de
trabajo u honorarios, más de dos personas de una familia, en una misma entidad o
institución de la Iglesia o relacionada con esta; d) No podrá desempeñarse como
director o administrador de cualquier Institución de la Iglesia, la persona que no fuere
miembro en plena comunión con ella; e) El director o administrador de una institución
Metodista no podrá sugerir para prestar servicio bajo contrato para su institución a
familiar consanguíneo o colateral, según se establezca en el Reglamento de la Iglesia.

TÍTULO DECIMOSEXTO: Modificaciones de los Estatutos.

ART. 108 : Cualquier miembro, Iglesia Local, Organismo, Ministerio, o Entidad de la


Iglesia, tendrá el derecho de proponer modificaciones a estos Estatutos o una parte de
los mismos. A fin de que se cumpla ese derecho, la Junta General constituirá, a lo
menos ciento ochenta días antes de una Asamblea General Legislativa, una Comisión de
Memoriales, la cual deberá recibir las proposiciones o Memoriales, y velará porque en
ellos se cumplan los requisitos formales de presentación; de ningún modo esta
Comisión podrá entrar a decidir sobre el fondo o el contenido del Memorial. No podrán
integrar esta Comisión de Memoriales los miembros de los Consejos Judiciales
Distritales o del Consejo Judicial Nacional.

Los Requisitos para la presentación de Memoriales a la Comisión, serán los siguientes:


a) Los Memoriales deberán ser presentados por escrito, y dirigidos a la Comisión de
Memoriales, a lo menos , noventa días antes del comienzo de una Asamblea General
Legislativa. b) Los Memoriales podrán referirse a un artículo o a parte de un artículo, a
un capítulo completo o a parte de el, a un título completo o a parte del mismo, o
incluso a toda la parte Orgánica Estructural de los Estatutos; asimismo, podrán referirse
a los Antecedentes Históricos o a los Artículos de Fe. c) La persona que enviare un
Memorial deberá señalar con claridad la parte de los Estatutos que propone cambiar,
como quedaría la nueva redacción o parte cambiada, así como los antecedentes que
fundamenten el cambio.

La Asamblea General se constituirá, cada cuatro años como Asamblea Legislativa, y le


corresponderá a ella, por mayoría de dos tercios del total de los miembros presentes
votantes, el pronunciarse sobre el fondo de los memoriales recibidos, y modificar o no
bajo el quórum señalado estos Estatutos.

TÍTULO DECIMOSEPTIMO: De la Disolución

ART 109 : En el eventual caso de que las entradas anuales de la Iglesia Metodista de
Chile no alcanzaren para cubrir sus gastos, de forma tal que la Iglesia no pudiere
cumplir sus objetivos y Misión Evangelizadora, la Junta General por mayoría de tres
cuartos del total de sus miembros presentes votantes, podrá acordar citar a una
Asamblea General Extraordinaria para resolver lo que conviniere a la Iglesia. En el caso
de que dicha Asamblea acordare la disolución de la Iglesia Metodista de Chile, este
acuerdo deberá ser adoptado por la unanimidad de los miembros presentes votantes en
esa Asamblea General Extraordinaria. El acto que diere cuenta de la disolución de la
Iglesia y de las condiciones de dicha disolución, se reducirá a escritura pública. Por otra
parte, la Iglesia Metodista de Chile también podrá disolverse, en cumplimiento de
sentencia judicial firme, recaída en juicio incoado a requerimiento del Consejo de
Defensa del Estado, dictada por la Corte de Apelaciones respectiva. Disuelta que fuere
la Iglesia Metodista de Chile, sus bienes pasarán a la Corporación Metodista, persona
jurídica de derecho privado y personalidad jurídica, vigente según Decreto número dos
mil novecientos veintinueve del quince de septiembre de mil novecientos seis.-

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