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Título: Manifestaciones de una Fe falsa. Lugar: Iglesia Cristiana Neza


Pasaje: Santiago 2:14 Fecha: 06 de Junio de 2010
Propósito: Confrontar, Auto examinar, Exhortar.
Idea Central: La salvación es la obra de Dios, que se manifiesta por medio de la
obediencia a Su Palabra. La Fe que salva es una Fe que actúa.

Señorío No Señorío No Señorío Radical


La fe es un acto humano,
La salvación es totalmente la obra
no un regalo de Dios.
de Dios. Todo aquel que es La salvación por
Esto ocurre en un
salvado independientemente de completo, incluyendo la
momento decisivo pero
cualquier esfuerzo propio que fe es un regalo de Dios.
no necesariamente
Fe pueda hacer. Incluso la fe es un Pero la fe podría no
continúa. La verdadera fe
regalo de Dios, no una obra durar. Un creyente
puede ser destruida,
humana. Por tanto, la fe real no puede dejar de creer
derrocada, colapsada,
puede ser defectuosa o efímera completamente.
puede convertirse en
sino que perdura para siempre.
incredulidad total.
Ser “salvo” significa creer
los hechos del evangelio.
La fe salvadora “Confiar en Jesús”
El objeto de la fe es
simplemente significa significa creer los “actos
Cristo mismo, no solo un
estar convencido o dar de salvación” acerca de
credo o una promesa.
crédito a la verdad del Él, y creer todos estos
Por lo tanto la fe
Objeto de evangelio. Es tener la hechos es apropiado para
involucra un compromiso
la Fe confianza de que Cristo tener el don de la vida
personal con Cristo. En
puede quitar la culpa y eterna. Cualquiera que
otras palabras, todo
dar vida eterna, no es un añada alguna sugerencia
verdadero creyente sigue
compromiso personal de compromiso se ha
a Cristo.
con Él. apartado de la idea de
salvación del Nuevo
Testamento.
La fe real
inevitablemente produce
un cambio de vida. La Algunos frutos
salvación incluye una espirituales son Los frutos espirituales no
transformación interior inevitables en cada son una garantía en la
en las personas. La experiencia cristiana. El vida de los creyentes.
Efectos de naturaleza del creyente es fruto, sin embargo, Algunos cristianos
la Fe diferente, nueva. La puede no ser visible a pasarán su vida entera en
relación inquebrantable otros. Un cristiano puede un desierto estéril, de
de pecado y enemistad caer en un estado derrota, de confusión con
con Dios no pueden permanente de todo tipo de maldad.
continuar cuando una esterilidad espiritual.
persona ha nacido de
nuevo.
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En la actualidad existen tres enseñanzas diferentes que explican la salvación y


el papel de la fe en la salvación de las personas. Para los creyentes es necesario conocer
lo que la Biblia enseña para no ser engañados por algún tipo de falsa enseñanza.
Es necesario que preguntemos lo siguiente a la Biblia:
1. ¿Cómo obtiene la salvación el creyente: por fe o por obras? ¿Se decide
ser salvo o se recibe la salvación?
2. Si es por fe, ¿Cómo debe ser esa fe? ¿Cuál es el objeto de la fe?
3. Si es por fe, ¿Deben esperarse algunos efectos de esa fe en nosotros?

Permítame explicar brevemente las diferencias entre estas tres posturas que
mencioné hace un momento. Esta comparación ha sido tomada del libro La Fe Obra,
del Dr. John MacArthur.

Es de suma importancia que entendamos que cada aspecto de la salvación es


la total obra de Dios, pero al mismo tiempo Dios deja la responsabilidad a los
creyentes de manifestar esa fe salvadora que tienen por medio de frutos visibles.
La fe que salva no puede ser estéril, debe ser una fe que da frutos, una fe que
manifieste que realmente hay vida en su interior. Debe ser como el buen árbol del
que habló el Señor Jesús, del cual solo deben obtenerse buenos frutos.

Santiago ha presentado muchos aspectos de la salvación, y es necesario que


recordemos algunos para poder entender la relación que existen entre la fe salvadora y
el efecto que esta debe tener en la vida cristiana.

El día de hoy estudiaremos 8 características de la salvación y la relación que


ella tiene con la fe de los creyentes. El título de esta predicación es Características de
la Salvación Genuina 1ª Parte.

I. La Salvación es una Promesa de Dios (1:12). “Bienaventurado el hombre


que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá
la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.”

Cuando conocemos a Dios por medio de las Escrituras, podemos percibir


que Dios es personal, y tiene una relación estrecha con sus hijos. Y parte de
esa relación íntima que Dios tiene con los creyentes, es la promesa de la
salvación: Dios promete salvar a Sus hijos. No todo el mundo es hijo de
Dios, sino solo aquellos que, como lo estudiaremos más adelante, han sido
escogidos por Dios para tener el privilegio de “ser llamados hijos de Dios”.
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Pero al tiempo de que un hijo de Dios experimente el privilegio de la gracia


de Dios, debe entender que un privilegio también conlleva una obligación.
Según este texto, ¿Cuál es la característica primordial de un hijo de Dios? La
respuesta está en la parte final del versículo: le aman. Un creyente genuino
ama a Dios por sobre todas las cosas. Sin importar qué pueda vivir, o bajo
qué condiciones se encuentre física o económicamente, manifiesta un amor
genuino a Dios.

¿Cómo manifiesta su amor hacia Dios? De dos formas:


Primero, perseverando bajo la prueba. Sin importar la forma en la que Dios
permita que experimente este breve lapso de dificultades, el creyente siempre
busca actuar de acuerdo al llamado que Dios le ha hecho. Como hijo de
Dios, debe buscar la forma de honrar a Su Padre que está en los cielos.

El amor a Dios es la fuente que permite que este creyente pueda soportar las
pruebas. Amar a Dios significa confiar en Él y depender de Él; confiar en
Dios significa obedecer lo que Dios ha dicho, creyendo que de Dios, como
lo veremos más adelante, solamente proviene lo que es perfecto. Esto lo
llamamos vivir por fe.

No importa cuán dura o difícil pueda ser la prueba, el creyente genuino


siempre, bajo cualquier circunstancia amará a Dios, aún a costa de su propia
vida.

Segundo, por la aprobación de Dios. ¿Qué es lo que Dios prefiere: una


mente pasiva, o un corazón obediente? Definitivamente, un corazón que
obedezca Su Palabra. Un corazón obediente es un corazón que manifiesta la
gracia de Dios.

Solo una persona obediente a Dios puede ser aprobada por Dios. En la
Biblia nunca se encuentra a creyentes “pasivos” o “perezosos”. Siempre que
se habla de los cristianos, se habla de personas que están cumpliendo los
mandatos de Dios y Cristo.

Piense, ¿De qué otra forma se le puede llamar a la obediencia? Como lo diría
Juan el Bautista y el Señor Jesús: Frutos dignos de arrepentimiento. Solo una
persona que produce frutos puede ser aprobada por Dios.
¿Qué se necesita para enfrentarse a las pruebas y las tentaciones? ¿Es
suficiente tener una “mente” fuerte?
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Enfrentarse a las pruebas requiere tomar decisiones, actuar de alguna forma.


No es suficiente decir: “Hoy no voy a pecar”, sino que hay que tomar una
decisión en la cual nos enfrentemos a nuestro pecado. Pero debe ser una
decisión basada en las Escrituras, no en la experiencia o las creencias
personales sobre lo justo e injusto.

En resumen, la salvación es una promesa de Dios a Dios, a aquellos que le


aman. Pero solo se puede amar a Dios si Él pone el amor en nosotros. Una
vez que pone Su amor en nosotros podemos perseverar en las pruebas y
obedecer Su Palabra. No existe otra forma.

II. La Salvación es un Regalo de Dios (1:17). “Toda buena dádiva y todo don
perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay
cambio ni sombra de variación.”

Como lo habíamos estudiado hace algún tiempo, la buena dádiva se refiere a


cualquier acción que Dios haga. En otras palabras, todo acto de Dios es
bueno, porque Dios es bueno.

Aún cuando a nuestros ojos pueda parecer que las decisiones que Dios ha
tomado son para perjudicar a las personas, debemos de reconocer que
nuestra perspectiva está mal, ya que todo lo que Dios hace es perfecto
porque Él es perfecto.

Si Dios permite que tengamos sufrimiento, ¿Significa que eso es bueno? Si,
es bueno porque a través del sufrimiento aprendemos a depender y confiar
más y más de Él, y de esta forma disfrutamos más de la compañía de Dios.

Don perfecto se refiere al objeto o los objetos que Dios da. Por ejemplo, el
rey David dice lo siguiente en el Salmo 127:3 “He aquí, don del SEÑOR son
los hijos; y recompensa es el fruto del vientre.” Todo obsequio que Dios da,
es de lo mejor. Dios no da sobras o algo por el estilo. De Dios solo podemos
esperar y obtener lo mejor, lo perfecto, lo que edifica.
Así que la salvación es parte de estos regalos de Dios.

Pero observemos algo más, solo de Dios, únicamente de Dios desciende lo


bueno. La salvación es buena, un regalo de Dios, y solo de Dios. No hay
nadie ni nada más que pueda dar salvación.
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La salvación es un exclusiva de Dios. Solo Dios puede dar vida a los


muertos. Podemos hacer muchas buenas obrar, pero lo que cuenta es la
voluntad de Dios, nada más.

III. La Salvación es la Voluntad de Dios (1:18). “En el ejercicio de su voluntad,


El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias
de sus criaturas.”

En este punto, debemos entender lo siguiente:


Lo fundamental: La Salvación es el EJERCICIO DE LA LIBRE
VOLUNTAD DE DIOS. Nada ni nadie puede ejercer demasiada presión
para convencer a Dios de salvar a alguna persona.

Ningún factor externo o interno del hombre puede ganar el favor de Dios
para salvarlo. Así que cualquier forma de fe que no sea bíblica, no proviene
de Dios. Estudiamos anteriormente que de Dios solo provienen cosas
buenas, y parte de esas cosas buenas es la fe que Dios pone en nosotros para
creerle.

Otra forma en la que se conoce este ejercicio libre de Dios es la


SOBERANIA de Dios. Puede no gustarnos el término, puede sonar
autoritario, puede sonar esclavizante, puede sonar menospreciativo, pero es
la realidad.

Ninguno de nosotros escoge a Dios. Dios nos escoge a nosotros y lo


manifiesta a través de llamarnos al arrepentimiento, preparando nuestro
corazón para recibir Su Palabra. En otras palabras, Dios pone todos los
medios y recursos necesarios para que podamos ser hijos de Él. No hay
suficientes buenas obras para impresionar a Dios y obtener la salvación.
Ninguna persona puede decidir en sí misma escoger conocer a Dios.

Cuando Dios salva a las personas, siempre lo hace en forma de “paquete”. Es


decir, Dios da todos los recursos necesario para que no solo creamos los
hechos del evangelio de forma intelectual, sino para que vivamos la salvación
de forma experimental, por medio de dar frutos, de gozarse en la Palabra de
mandamientos de Dios, amando a Cristo más que a cualquier cosa,
renunciando al pecado, etc. Dios provee todo lo necesario para la salvación.
Si la fe es producto únicamente de la naturaleza humana, entonces es una
obra más del hombre por medio de la cual busca ganar el favor de Dios. En
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otras palabras, trata de comprar a Dios. Está chantajeando a Dios para que le
permita formar parte de su familia, o como dirían algunos, le está ofreciendo
a Dios el privilegio de ser Su hijo.

Pensar de esta forma es tonto, absurdo y satánico. Este tipo de pensamientos


deja a Dios en el papel de títere del hombre, quien puede usarlo en el
momento que desee y en la forma que quiera.

Dios toma la iniciativa para acercarse al hombre, no el hombre a Dios. En


Génesis 3 quien busca restablecer la relación rota, después de la
desobediencia de Adán y Eva, es Dios. Dios los busca, les habla, les provee
de lo necesario para cubrir su desnudez, etc. Es la misma forma en la que
Dios actúa en la salvación, acercándose primero al hombre, porque el
hombre no puede i quiere acercarse a Dios.

IV. La Salvación Demanda Humildad (1:21). “Por lo cual, desechando toda


inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra
implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas.”

Concentrémonos solo en el inicio de la segunda parte del versículo: recibid


con humildad. Veamos el texto como es: es un mandamiento.

¿Amas a Dios?, ¿Perseveras en las pruebas?, ¿Eres obediente a Dios?,


¿Reconoces que de Dios solo pueden provenir cosas buenas?, ¿Reconoces
que Dios es quien comienza y termina la salvación?

Permítanme decir algo al respecto: ninguna persona puede cumplir con todo
lo anterior a menos que sea humilde.

La humildad es el elemento distintivo de los creyentes. Cristo en su


ministerio terrenal mostró el gran ejemplo de humildad que cada uno de sus
seguidores debe observar.

La Palabra de Dios debe ser recibida con un corazón sencillo, no debe haber
en el corazón ningún tipo de actitud de autosuficiencia. La Palabra de Dios
debe ocupar un lugar importante en la vida del creyente, de ahí la
importancia de recibirla con sencillez, creyendo que en verdad es la Palabra
de Dios, sometiendo su voluntad a la de Dios vertida en las Escrituras,
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entendiendo que la Biblia es la única fuente en la cual podemos encontrar el


conocimiento del Dios Verdadero.

No puedes amar a Dios si no tienes un corazón sencillo que renuncia a los


deseos engañosos que el mundo ofrece.

No puedes vencer en las pruebas a menos que renuncies a tus propias fuerzas
y dependas del poder de Dios para liberarte de los deseos pecaminosos que
batallan dentro de ti.

No puedes obedecer a Dios a menos que renuncies a tu arrogancia


intelectual. Si hay arrogancia intelectual, el corazón está endurecido y no
puede comprender espiritualmente los mandatos de Dios., y si no
comprendes los mandatos de Dio, ¡NO PUEDES OBEDECERLOS!

Necesitar renunciar a cualquier actitud arrogante, autosuficiente, orgullosa


que hay en tu corazón, y para que puedas renunciar necesitas humildad.
Necesitas reconocer tu bancarrota espiritual, reconocer que no puedes
luchar con tu pecado a menos que Dios te provea las herramientas para
hacerlo. No puedes vencer el pecado a menos que Dios lo haga por ti.

No puedes reconocer las bendiciones de Dios a menos que seas humilde. Sin
humildad tenemos miopía espiritual que no nos permite ver más allá de
nuestra nariz. Creemos que lo que tenemos lo merecemos o lo ganamos en
base a nuestros esfuerzos.

¿Tienes un buen trabajo?, ¿Tienes casa?, ¿Tienes hijos, dinero, salud, auto,
etc.? Dime, ¿Cómo lo obtuviste? Lo ganaste por mérito propio, te has
esforzado lo suficiente a lo largo de la vida y crees que es tu recompensa.

Si tú crees que mereces algo, te recomiendo que examines tu fe. ¿Es una fe
bíblica, o es un producto de tu corazón?

La fe bíblica produce humildad, pero si en tu vida, en tu corazón hay


arrogancia, piensa ¿de dónde proviene tu fe? Seguramente es el tipo de fe
que explica Santiago en 2:14.
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V. La Salvación es por medio de la Palabra de Dios (1:18, 21). “El nos hizo
nacer por la palabra de verdad… la palabra implantada, que es poderosa para
salvar vuestras almas.”

Hemos visto que Dios es soberano al escoger a algunos para salvación. Ahora
veamos el medio que utiliza para salvar a las personas.

¿Qué dice el texto bíblico? Dos textos diferentes, una sola idea. La Palabra de
verdad o la Palabra implantada se refieren al mismo objeto: las Escrituras.
Dios nunca ha salvado por experiencias, o algún otro medio. Solo Su
Palabra. Así que si Dios utiliza solo Su Palabra para salvar, ¿Deberemos
añadir algo más para que nuestra salvación se complete?

Muchas personas tratan de añadir experiencias, revelaciones, tradiciones,


etc., sin embargo el principio es muy claro: solo por medio de la Biblia es la
salvación de Dios a los hombres.

Piense por ejemplo en Romanos 10:17 “Así que la fe viene del oír, y el oír,
por la palabra de Cristo.” Según este texto, ¿Cómo llega la fe a los creyentes?
Por medio de la Palabra de Dios.

Entonces parece que son 2 ideas diferentes, ya que Pablo explica que la fe
viene por oír la Palabra de Dios, y Santiago explica que es la Biblia la que
salva ¿es contradictorio?

No. David el rey dijo esto: “La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el
alma”, restaura, convierte, transforma, da vida al alma.

La Palabra de Dios está viva y puede dar vida a las personas, tal como
también es ejemplificado en Ezequiel 37:4 “Entonces me dijo: Profetiza
sobre estos huesos, y diles: "Huesos secos, oíd la palabra del SEÑOR.” ¿Qué
es lo que los huesos tenían que escuchar? La Palabra de Dios.

Hebreos 4:12 dice “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante
que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del
espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los
pensamientos y las intenciones del corazón.” La Biblia tiene vida, y solo por
medio de ella el alma del hombre puede tener vida.
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Entonces una persona solo puede ser salva si ha sido escogida por Dios,
cuando ha sido preparada por Dios y es expuesta a la Palabra de Dios. No
hay lugar para la obra humana. Dios lo está haciendo todo.

Así como Dios solo puede ser conocido a través de Su Palabra, Su salvación
solo se experimenta al recibir Su Palabra.

VI. La Salvación Demanda Obediencia (1:22). “Sed hacedores de la palabra y


no solamente oidores que se engañan a sí mismos.”
La parte final del v. 21 dice que la Biblia es poderosa para salvar vuestras
almas.

La pregunta es, ¿en qué momento se manifiesta el poder de las Escrituras


para salvar nuestras almas?, ¿Cuándo las Escrituras salvan o dan vida al alma
del hombre?

La respuesta está en el v. 22: cuando se escucha la Biblia y se obedece.


Ningún texto bíblico enseña ni apoya la falsa idea de que es suficiente
escucharla Biblia para ser salvo o cristiano.

Revise su boletín, en la parte final del área de notas hay 3 preguntas, y una
de ellas dice: ¿Cuál de mis creencias quiere Dios que cambie?

¿Qué?, ¿Es que acaso la Biblia requiere que tome una acción o una decisión
como resultado de haberla escuchado? SI. Cada vez que leemos la Biblia o la
escuchamos a través de una predicación, una clase, conferencias debemos
hacernos esta pregunta: ¿Qué debo cambiar?

Debemos de responder como los judíos cuando salieron al río Jordán,


mientras Juan el Bautista bautizaba en Lucas 3:10, 12 y 14. Debemos de
preguntar ¿Qué debo hacer?

Solo escuchar la Biblia sin obedecerla, es muestra de un corazón muerto, que


no ha entendido la necesidad de someterse a la voluntad de Dios.

Una persona que escucha y no hace, es solamente un hablador que se grabó


un par de versículos, o algunas frases de algunas personas y las repite, pero
sin entender lo que está diciendo porque él mismo no se las aplica.
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Un oidor es una persona que trata de aplicarles a los demás lo que la Biblia
enseña, pero no se percata de la futilidad y esterilidad de su propia vida. Un
oidor es una persona que solo llena su cabeza de conocimiento intelectual
sin entender que lo que honra a Dios es un corazón que se muere a sí mismo
todos los días, que renuncia a su autosuficiencia.

Un oidor es una persona que solo observa los defectos de los demás, pero no
se examina a sí mismo. Un oidor no es una persona humilde. No depende
de Dios ni se alimenta de él.

Su comida es criticar, hablar y hablar palabras que hieren con el pretexto de


“edificar” a los demás hermanos. Se disfrazan de piedad, pero por dentro lo
que lo controla es la ira, el enojo, la amargura, los celos, mentira, hipocresía,
ambición personal.

Un oidor es una persona que se engaña a sí misma, creyendo que es hijo de


Dios cuando en realidad no lo es, creyendo que hace lo correcto, creyendo
que le hace un favor a Dios.

Dios no es glorificado cuando escuchamos Su Palabra. Dios es glorificado


cuando OBEDECEMOS Su Palabra. Samuel lo tuvo que repetir a Saúl
después de no haber matado a Amalec en 1 Samuel 15:22.

Dios demanda nuestra obediencia por completo, no a medias. Así como no


hay medios embarazos, ni medios cristianos, tampoco existe media
obediencia.

La obediencia debe ser total y con gozo. Obedecer a Dios debe producirnos
gozo, alegría, contentamiento. Si vamos a obedecer a Dios debemos hacerlo
con todo nuestro ser, todo nuestro corazón, empeñándonos en hacer lo
mejor posible dentro de las posibilidades que tengamos.

VII. La Salvación Demanda Compromiso (1:25). “Pero el que mira atentamente


a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose
vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado
en lo que hace.”
La vida cristiana es un compromiso de por vida con Cristo.
Este compromiso incluye 4 elementos:
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Primero, se debe prestar atención a la ley perfecta. En otras palabras, esto es


esforzarse por poner toda mi atención en lo que ella enseña.
No solo se trata de venir a la iglesia, sentarse, tomar la Biblia entre las manos
y ya. Se trata de disponer todos mis sentidos para estar seguro de poner la
mejor atención posible a la exposición y lectura de la Biblia.
Implica pasar tiempo a solas con Dios mientras estudio la Biblia, implica
tomar un texto y meditar en él, tal como lo expone Josué en 1:8. Meditar en
él día y noche. Meditar en la Biblia todo el tiempo.

Segundo, permanecer en ella. Santiago toma la imagen de un sendero.


Mientras caminamos sobre el sendero, el camino nos indica la dirección que
debemos seguir, sin embargo cuando no seguimos el sendero, nos perdemos
fácilmente.

En otras palabras, lo que Santiago quiere transmitir es la idea de caminar en


ella, la ley perfecta. No significa que debo pararme sobre ella, sino que debo
dejar que la Biblia sea quien me indique los pasos que debo realizar.

Por ejemplo, piense ¿Cuál es el mejor camino para llegar a Dios?, ¿Cuál es el
camino que Dios ha establecido para la vida cristiana? La respuesta es: el
camino que está en la Biblia. La Ley de Dios (Salmo 119:9). Debemos de
seguir a Cristo, porque solo Él nos puede llevar al Padre.

Tercero, debo recordar continuamente la Palabra de Dios. Como se ha


estado señalando constantemente en este estudio, no es bíblico solo escuchar
la Palabra de Dios.

Lo que sí es bíblico, es meditar en la Biblia, recordando lo que ella enseña y


el tipo de comportamiento que Dios demanda de todos los creyentes.

¿Cómo puedo enfrentarme al pecado? Con la Palabra de Dios. Pero qué


éxito podré tener si no me he preocupado por meditar en la Biblia y
recordar algunos textos bíblicos.

Es necesario que dediquemos tiempo a memorizar textos bíblicos, pero no


con el objetivo de llenarnos solo la mente de conocimiento, sino con la
intención de vivir lo que memorizamos a través de enfrentarnos a nuestro
pecado.
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Cuarto, debo ser un hacedor eficaz de la Palabra. Esto solo puede lograrse
por un medio: dependiendo de Dios. Ninguna persona puede tener éxito en
la obediencia a la Palabra de Dios, a menos que dependa de Dios mismo.

La eficacia en la obediencia a la Palabra, depende directamente de la relación


que tengamos con Dios. Si mi relación con Dios es fuerte, y estable,
entonces puedo tener éxito en someterme a Su Verdad.

Sin embargo, si por el contrario tengo una relación con Dios fría, inestable,
desnutrida, dominguera, es porque no estoy poniendo mi vida a los pies de
Cristo, por lo tanto no estoy buscando honrar a Dios con mi obediencia.

VIII. La Salvación Demanda Santidad (1:21, 27). “…desechando toda


inmundicia y todo resto de malicia… La religión pura y sin mácula delante
de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

¿Cómo es glorificado Dios?, ¿Qué tipo de conducta honra y exalta a Dios?,


¿Cuál es el tipo de religión que glorifica a Dios?

Tenemos 2 posibilidades para responder estas preguntas:


La Primera está en el v.26 “Si alguno se cree religioso, pero no refrena su
lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.” La
religión que no honra a Dios, tiene un concepto erróneo de la salvación.
Creer que tener una actitud de “religioso” es suficiente para satisfacer a
Dios, es tener un concepto falso de la vida cristiana. Esto implica participar
de forma religiosa o farisaica en actividades dentro de la iglesia, participar en
activismo religioso sin entender el propósito de la iglesia y sin entender las
actividades mismas que se realizan.

Además de esto, no pone un alto a su lengua. Un religioso es una persona


que siempre está hablando. Pero, ¿qué es lo que dice? Observe por favor
2:14, que dice “¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe,
pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?” lo único que hace es
presumir de tener fe.

Lo único que hace es hablar de la fe que tiene en Cristo, habla de compasión


sin mostrarla en verdad, habla del amor de Dios si entender que hablar del
amor de dios implica tener preocupación por los hermanos; habla de la
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justicia de Dios pero sin practicarla; en fin habla de Dios, sin embargo no lo
conoce.

Aparenta piedad, pero no vive el tipo de piedad que Dios enseña en Su


Palabra. Una persona que actúa de esta forma, vive engañada en sus propios
razonamientos, creyente que lo que hace es correcto, es justo, es veraz, es
obedecer a Dios.

Una persona con tal actitud cree que le hace un favor a Dios al llegar a la
iglesia, estudios, servicios, etc. Cree que Dios es afortunado al tenerlo como
hijo. Esa es la falsa religión, no conoce a Dios y lo más triste, es que tampoco
quiere conocerle genuinamente.

Esta sección final rompe con cualquier objeción de que la salvación no


requiere cambios de conducta o manifestación de fruto espiritual. La
salvación de Dios no puede estar relacionada con el pecado. Sin importar el
tipo de pecado o la frecuencia des mismo, no puede estar conviviendo en el
corazón del creyente.

Dios es absoluto al llamarnos a la santidad. Debido a que la vida cristiana es


una unión entre Dios y el creyente, no pueden coexistir en el mismo espacio
la santidad y perfección de Dios con la maldad e imperfección del pecado.
Ser cristiano debe ser sinónimo de ser santo.

Por otro lado, La primera parte del v.21 y el v.27 nos explican lo opuesto. El
tipo de religión que sí honra a Dios.

El v.21 enseña que debemos eliminar 2 cosas de nosotros:


Primero, desechar toda inmundicia. Esta expresión se refiere a cualquier
actitud o comportamiento que ensucia la santidad de Dios. Debido a que la
santidad de Dios es perfecta, no puede estar cerca de ninguna especie de
pecado.

Santiago no está diciendo que todo lo que está putrefacto, en


descomposición debe ser eliminado del creyente. Malos hábitos, malas
actitudes, malas acciones, todo esto debe ser erradicado de los cristianos.
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Segundo, todo resto de malicia. En otras palabras, está refiriéndose a los


deseos de nuestro corazón. En mi interior no debe existir ningún tipo de
maldad.

Cada pensamiento de ser puro, debe ser limpio. Cada vez que venga una
idea a nuestra mente debe ser santa, no debe existir impiedad en ella. No
debe existir un deseo escondido, o un motivo doble. Debe haber honestidad
y transparencia. Debemos tener un corazón sincero.

Finalmente el v.27 culmina la declaración de Santiago “La religión pura y sin


mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las
viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

Dios demanda pureza de los creyentes. El cristiano no debe comprometer la


santidad de Dios por una mentira del pecado. Todo creyente debe esforzarse
a lo máximo por guardarse a sí mismo del pecado. Debe buscar la forma y los
medios para alejarse del pecado. Debe entender que solo dependiendo de
Dios puede vencer el pecado, pero no por su propio poder, sino por el poder
de Dios.

Dos acciones manifiestan un corazón regenerado:


Primero, tener misericordia de las personas con menos recursos. A
diferencia del tipo de persona que explica Santiago en 2:15-16, un creyente
manifiesta la gracia de Dios en su vida a través de tener misericordia y
compasión por otras personas.
La razón por la que existen orfanatos, asilos y muchos hospitales, es porque
precisamente los cristianos han puesto en práctica el mandato de Santiago:
muestra compasión por los más débiles, por las personas que no pueden
regresarte el favor, por las personas que tienen necesidad física, pero
principalmente espiritual.
Segundo, guardarse del mundo… nuevamente la santidad. Vez tras vez Dios
nos recuerda que debemos vivir bajo la marca de la santidad. No puede
haber corazones divididos entre Dios y el pecado, entre Dios el mundo.
Si en algún momento una persona busca la amistad con el mundo, dice
Santiago que se convierte en enemigo de Dios. Lo mejor que le puede
suceder a una persona es tener la amistad de Dios.
Si usted tiene la mejor amistad que jamás encontrará, ¿Por qué vuelve
nuevamente a buscar la suciedad de la amistad del mundo, creyente que allí
encontrará satisfacción a todos sus deseos?
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En Dios hay total y plena satisfacción. Todo lo que el hombre necesita está
en Dios.

En resumen, la salvación es la obra de Dios en la cual Él ejercita su voluntad


de manera libre sobre algunas personas que Él ha escogido. Él pone en el
corazón de estas personas amor por Dios y su Palabra, y el resultado de este
amor hacia Dios es la obediencia incondicional a cada mandato de Su
Palabra, creyendo que toda la Biblia es Palabra de Dios, haciendo a un lado
el pecado y buscando siempre la santidad de Dios.

El creyente genuino produce frutos, porque Dios está obrando en su


interior.

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